El ibero era una lengua paleohispánica hablada por los íberos en

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Tema 17.- El léxico castellano: elementos constitutivos, procedimientos de formación léxica y relaciones
semánticas entre las palabras (elementos constitutivos del idioma: palabras patrimoniales y préstamos;
procedimientos morfológicos de formación léxica: derivación, composición, parasíntesis, acronimia, …;
derivación semántica; sinonimia, homonimia, polisemia y anonimia)
1.- Elementos constitutivos
1.1. Base latina.
El léxico español está formado mayoritariamente por las palabras procedentes del latín. El porcentaje de
palabras de procedencia latina se estima en un 73%. Ahora bien, no todas han sufrido los mismos cambios,
ni se han incorporado a la lengua de la misma forma. Se distinguen dos vías:
Vía patrimonial: Son aquellas palabras que han estado presentes siempre en nuestra lengua, desde que los
romanos llegaron a la Península hasta hoy. Todas ellas se conocen como palabras patrimoniales.
Vía culta: Otras palabras han sido introducidas en la lengua en diferentes épocas de la historia,
generalmente por escritores cultos que necesitaban vocablos para designar conceptos nuevos o por
necesidades expresivas o artísticas. Estas palabras se denominan cultismos. Así, la palabra latina fraternus
es hoy fraterno.
Doblete o par románico. En muchos casos, una misma palabra o étimo latino ha dado lugar a dos palabras
castellanas, una patrimonial y un cultismo. Son los dobletes o pares románicos: áncora/ancla (del latín
ancora). ánima/alma (del latín anima). circo/cerco (del latín circus, círculo). coagular/cuajar (del latín
coagulare). concilio/concejo (del latín concilium). concha/cuenca (del latín conchula).
1.2. Préstamos.
A esa base latina, se han ido incorporando otros préstamos léxicos. Unos se fueron incorporando al latín,
desde donde han sufrido los mismos cambios que cualquier otra palabra latina. Por ello, son difíciles de
reconocer. Se trata fundamentalmente de voces prerromanas y germanismos. Otros se incorporaron ya al
naciente castellano, como los arabismos. Otros, finalmente, son de incorporación más o menos reciente.
1.2.1. Las lenguas prerromanas
Al Norte, desde Cantabria a los Pirineos, se hablan lenguas preeuskéricas, de origen preindoeuropeo (tal
vez caucásico), que se conservan frente al latín, aunque reciben un fuerte influjo de la civilización romana.
Al Sur de Andalucía y Portugal se desarrolló hacia el 1100 a. C. la cultura de los tartesios, que disponía de
alfabeto escrito, muy semejante al de los iberos; estuvo muy relacionada con los pueblos del Mediterráneo
y Oriente: fenicios, griegos. Esta cultura desapareció hacia el 500 a. C. y su lengua no ha sido descifrada.
En el Levante, desde Andalucía oriental hasta Valencia, Cataluña y más allá de los Pirineos, se asentaban los
iberos, conglomerado de pueblos con una lengua y cultura semejantes; se extendieron también por el
interior de Iberia, nombre con el que los griegos denominaron a la Península. Su bilingüismo está
atestiguado por las inscripciones de sus monedas en ibero y en latín (s. I a. C.). Pueblo cazador y pacífico,
orgulloso de su raza, entró muy tempranamente, procedente, según alguna teoría, del Norte Africano y de
origen camita. Disponían ya de su propio alfabeto y se conservan textos redactados en su idioma que no se
han podido interpretar todavía.
Todo este grupo ibero estuvo sometido a las siguientes influencias lingüísticas:
Los fenicios fundaron diversas ciudades Gádir (Cádiz) en el siglo X a. C. Tenían un alfabeto, del que procede
el nuestro y la mayor parte de los europeos, que representaba solamente las consonantes; los griegos le
añadieron las vocales. Otras colonias fenicias eran Asido, hoy Medinasidonia, relacionable con el Sidón
asiático; Málaka (Málaga), probablemente ’factoría’; y Abdera, hoy Adra
Los cartagineses comienzan la colonización a mediados del siglo VII y en en el 206 a. C. son expulsados por
los romanos. Tal vez el nombre Hispania ("tierra de conejos") sea cartaginés, así como el de Ebusus (Ibiza),
que originariamente querría decir ’isla o tierra de pinos’ o ’isla del dios Bes’, divinidad egipcia, cuyo culto,
muy popular en el mundo púnico, se halla atestiguado en monedas y figurillas de la isla. A los cartagineses,
se debe la fundación de la nueva Cartago (Cartagena), capital de sus dominios en España, y la de Portus
Magonis (Mahón), que lleva el nombre de un hijo de Asdrúbal.
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Los griegos, a partir del siglo VI a. C., dejaron numerosas muestras de su cultura y de su lengua;
denominaron Iberia a nuestra Península. Fundaron Emporion (Ampurias), Lucentum (Alicante),
Hemeroscopion (Denia) y Rhode (Rosas)
En el Centro y el Noroeste de la Península encontramos la presencia lingüística de los celtas, pueblo que
llega desde el sur de Alemania en varias oleadas desde el siglo VIII hasta el siglo I a. C. Se instalan en
Cataluña, Aragón, Galicia, el sur de Portugal y las regiones altas del Centro (cuenca del Duero) y de Sierra
Morena. Su lengua es indoeuropea pero su cultura es inferior a la de los iberos. El espíritu guerrero de los
celtas aparece en los nombres de ciudades formados por briga y dunum 'fortaleza' o sego, segi 'victoria':
Conimbriga (Coimbra, Portugal), Mirobriga (Ciudad Rodrigo), Brigantium (Betanzos), Brigaetium
(Benavente), Navardún (Zaragoza), Segovia, Segisamo (Sasamón, Burgos). Son celtas alondra, añicos
(pedazo de pan), centollo (grande), berro, beso, colmena (hecha de paja), comba (valle profundo)
1.2.2. Las aportaciones de los godos
La influencia germana.- Sobre los dominios de Roma, incumbía la amenaza de los peligrosos germanos,
procedentes de las regiones del Rin y norte del Danubio. A finales del siglo IV, comienzan las invasiones
bárbaras, que culminan en el 476 con la destrucción del Imperio Romano de Occidente. En España,
entraron los suevos, vándalos, alanos y visigodos, que adoptan el latín, aunque adaptándolo a sus hábitos
articulatorios. Los germanos o godos introdujeron, en el latín vulgar peninsular, algunas palabras que
subsisten en el uso diario: aspa, espía, agasajar, eslabón, recodo, escote, ropa, galardón, guerra, heraldo,
robar, ganar, guiar. Hay además numerosos patronímicos y sus apellidos correspondientes de origen
germánico: Álvaro (paz atrevida), Fernando (rico y poderoso), Rodrigo (en dirección al poder), Ramiro,
Ramírez, Rosendo, Gonzalo (luchador), Bermudo, Elvira (alegre), Alfonso (preparado para todo).
1.2.3. El influjo árabe.- En el año 711, tras derrotar a don Rodrigo, en la batalla del Guadalete, los árabes,
procedentes del norte de África, al invadir la Península, abren una nueva perspectiva histórico-lingüística
con la ruptura de la relativa unidad del latín hablado en el reino visigodo. El territorio queda dividido en dos
grandes zonas: por una parte, el sur y centro dominado por los árabes, donde los cristianos sometidos, los
mozárabes, mantuvieron su lengua, el latín hispano, a lo largo de más de dos siglos; y, por otra, la cornisa
cantábrica, de clima áspero y relieve tortuoso, que sirvió de refugio a los cristianos, en su repliegue. Los
hispanos se replegaron hacia las montañas septentrionales, muy pronto liberadas y fácilmente defendidas,
y se hicieron fuertes en núcleos aislados de resistencia que, en un proceso secular, dieron lugar a los
distintos reinos cristianos con sus lenguas y dialectos. Los árabes, en su larga convivencia, impregnaron el
naciente castellano de gran número de usos léxicos, que se calculan en algo más de cuatro mil (palabras).
Alcantarilla (puente), alfajor (relleno), alfil (elefante), alhaja (necesario), almadraba (donde se golpean los
atunes), almohada (mejilla).
1.2.4. Galicismos: Las voces procedentes del francés (galicismos) se han incorporado abundantemente al
castellano en dos épocas, la Edad Media y el siglo XVIII.
En la Edad Media, y a través del Camino de Santiago, se incorporaron muchos galicismos: alemán, batalla,
barón (título), ciprés, coraje, hereje, pincel, escote, jamón, joya, manjar, mantel.
En el Siglo XVIII, con la llegada de una nueva dinastía reinante, los Borbones (de origen francés), se
incorporan palabras como bayoneta, bufanda, brigada, gabinete,espectro, cadete, funcionario, espectador,
petimetre.
1.2.5. Americanismos: Hasta la conquista de América, nadie fumaba tabaco, ni se podían comer patatas,
tomates, maíz, cacao, cacahuetes, ni tampoco se podía tomar café, ni chocolate. Colón descubrió un Nuevo
Mundo, al que llevamos nuestra lengua. A cambio, América aportó muchas plantas y frutos desconocidos
por los europeos, tantas como había en la tierra de Jauja . Los ríos servían de comunicación por medio de
las canoas, pero tenían que tener cuidado con las pirañas. En el mar acechaban los tiburones y los
tremendos huracanes.
Cada tribu tenía su jefe o cacique. Las lenguas y pueblos eran numerosos. Desde México hasta la Patagonia
vivían aztecas, mayas, aimaras, araucanos, incas, etc.
1.2.6. Anglicismos: El mundo anglosajón domina hoy. Desde esa situación de privilegio ha impuesto su
lengua a otros muchos pueblos. Y ha dado innumerables préstamos desde en todo el siglo XX: bistec,
cheque, club, ponche., pijama, guisqui, champú, túnel, vagón, yate. A ellos habría que sumar algunos que
no están admitidos por la Real Academia Española, pero de uso común: long-play, trust, living, etc
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1.2.7. Otros préstamos: A otras varias lenguas debe préstamos el castellano (como ellas deben al
castellano). He aquí un breve muestrario de algunos de tales préstamos:
Italianismos: aguantar, apoyar, arsenal, asalto, bazofia, bicoca, bisoño, bizarro, campeón, capricho,
cabriola, embestir, mostacho, escopeta, piloto, centinela, fragata, novela, etc.
Lusismos: (del portugués) biombo, virar, buzo, mermelada, caramelo, catre, carambola, bandeja, brincar,
banda, pleamar, mejillón, ostra, etc.
Galleguismos: alguien, morriña, macho, chubasco, achantarse, vigía, arisco, payo, etc.
Catalanismos: paella, nao, seo, anguila, anís, armatoste, bandolero, barraca, butifarra, capicúa, cartel,
entremés, faena, forastero, grúa, etc.
Vasquismos: izquierda, ascua, pizarra, chaparro, boina, zamarra, cencerro, aquelarre, chabola, etc.
2. Procedimientos morfológicos para la creación de palabras: Se trata de crear términos con mecanismos
morfológicos y partiendo de elementos existentes en la lengua o provenientes de fuera.
2.1. Composición: Participan dos o más unidades léxicas que pueden aparecer libres en la lengua.
Encontramos las siguientes posibilidades:
2.1.1. Sinapsia: si la unión de los términos es de naturaleza sintáctica, no morfológica: betún de Judea,
goma de mascar, silla de ruedas, toro de lidia, conferencia de prensa, traje de luces…
2.1.2. Disyunción: si la unión entre los términos se ha lexicalizado, aunque los componentes no se hayan
fundido gráficamente: guerra civil, cuento chino, tinta china, goma arábiga, pez espada, cabra montés, oso
hormiguero, pájaro carpintero, pájaro bobo, pájaro loco…
2.1.3. Yuxtaposición: Si la fusión gráfica y la lexicalización es total: artimaña, pasatiempo, bocamanga,
aguardiente, maniatado, pelirrojo, clarividente, ciempiés, cascanueces…
2.2. Derivación: Al menos uno de los componentes no aparece libre en la lengua.
2.2.1. Prefijación: El prefijo se antepone a la palabra base. Puede coincidir con una preposición: predominio,
previsible, siquiera, entretejer, anteponer, conque, desde, encaminar, recoger…
2.2.2. Sufijación: Es el más importante de los procedimientos de derivación: labranza, creador,
alegremente, plantear, tolerancia, aburrimiento, goleador, tersura, berrea, cocinero, mudanza… Un caso
especial es el de los sufijos apreciativos (aumentativos y diminutivos): becerrillo, boquilla, perrito, banderín,
palomita, cochazo, garrafón, pisazo, nubarrón…
2.2.3. Afijación culta: Los afijos cultos pueden aparecer como primer o segundo elemento de la nueva
formación: biográfico, cronológico, televisión, cromografía, monocromo, fotografía, telefoto, logopeda,
filólogo…
2.2.4. Interfijación: Los interfijos sirven de enlace a la base léxica y al sufijo: Torrejoncillo, andariego,
espumarajo…
2.3. Parasíntesis: Si se hace uso de la prefijación y la sufijación, o de la composición y la derivación al
mismo tiempo: antibacteriano, contrafecundidad, descafeinado, precocinado, retroexcavadora,
quinceañero…
2.4. Acortamiento: Reviste diversas modalidades:
2.4.1. Abreviamiento: Consiste en la reducción del cuerpo fónico de una palabra. Se produce por la pérdida
de sílabas completas: cine, foto, profe, zoo, bus…
2.4.2. Abreviatura: Es la representación en la escritura de una palabra con una o varias de sus letras, bien
sea por apócope: d. (don), s. (san), tel. (teléfono)… o por síncopa: admón. (administración), dr. (doctor), sr.
(señor)…
2.4.3. Acronimia: si se une el comienzo de una palabra con el final de otra, viceversa o combinaciones
intermedias: autobús (automóvil omnibús), Banesto (Banco Español de Crédito), bit (binary digit),
informática (información automática), motel (motorist hotel), transistor (transfer resistor)…
2.4.4. Sigla: es una unidad léxica formada por las letras iniciales de los componentes de un sintagma: Ave
(Alta velocidad española), Acude (Asociación de consumidores y usuarios de España), Idea (Instituto de
estudios asturianos). A veces la sigla llega a lexicalizarse: Renfe, talgo, ovni, radar, delco…
2.5. Palabras inventadas: gas, suripanta, chupóptero…
3. Procedimientos léxicos para la creación del significado
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3.1. Revitalización: Cuando se toma una palabra que ha caído en desuso para emplearla con otro
significado nuevo. Azafata: ‘criada de la reina’ pasa a significar ‘mujer que atiende a los pasajeros’. Una
variante de este uso es la utilización de términos para designar plantas y animales: santateresa, tijereta,
zapatero, carbonero, herrerillo, lavandera, escribano, herrerillo, diente de león, uña de gato, ombligo de
Venus, abadejo, bonito, emperador, dorada, gallo…
3.2. Creación onomatopéyica: La onomatopeya es la conversión de los sonidos naturales en una palabra
que imita la realidad extralingüística: aupar, nana, tictac, zigzag, cataplum, quiquiriquí…
3.3. Incorporación de voces ajenas:
3.3.1. Préstamos directos: Las palabras tomadas directamente de ora lengua, sin ninguna alteración se
llaman ‘palabras cita’: masacre, graffiti, saudade, pizza… En otras ocasiones los términos sufren
adaptaciones, bien sea para adaptarlos fonética o gráficamente: aeróbic < aerobics, aligátor < alligator
(palabra inglesa que a su vez viene del español: ‘el lagarto’), anfetamina < amphetamine… bien sea para
modificar su extensión: básquet < basketball, váter < water-closet… o por la adición de un morfema en la
lengua que recibe el préstamo: croissantería, windsurfista, escanear, zapear…
3.3.2. Calcos semánticos: Traducción de un término extranjero por palabras ya existentes en una lengua:
cuarto de estar, aire acondicionado, buque escuela, perro guardián, ciudad dormitorio, encuentro [en la]
cumbre, hombre rana, horas punta, madre patria, cine club, misión rescate, año luz, hora cero, tiempo
récord…
3.3.3. Cultismos léxicos: Son términos que proceden de una lengua clásica y han sido adoptadas
directamente, con una leve asimilación al sistema fonológico receptor: déficit, dómine, médula, bautizar,
hipopótamo, imbécil, proteína, termómetro…
Entre las palabras que forman el vocabulario de una lengua se establecen diversas relaciones de
significado.
3.4. SINONIMIA: Es un tipo de relación semántica que se establece entre palabras que tienen un significado
igual o semejante. Aunque existen algunos casos de sinonimia total (isleño l insular, avalancha / alud,
colindante l limítrofe), la mayor parte de las palabras que se utilizan como sinónimos presentan diferencias
de significado de distintos tipos:
Diferencias diatópicas: son diferencias de significado entre palabras que se asocian a diferentes
variantes geográficas del castellano (col, repollo y berza).
Diferencias diastráticas: diferencias de significado entre palabras que tienen el mismo significado
pero se asocian a diferentes variantes sociales (dinero, estándar; pasta, juvenil; y guita, marginal).
Diferencias diafásicas: diferencias de significado entre palabras que tienen el mismo significado
pero se asocian a distintos usos funcionales de la lengua; por ejemplo, dentista pertenece al uso coloquial
de la lengua y odontólogo se asocia con usos especiales.
Existe relación de hiponimia entre dos palabras cuando el significado de una (hiperónimo) incluye el de la
otra (hipónimo). Por ejemplo, casa, apartamento, piso, chabola son hipónimos de vivienda. Entre las
palabras que comparten un mismo hiperónimo existe una relación de co-hiponimia.
Las relaciones de hiponimia se utilizan de forma sistemática para las definiciones científicas y técnicas. Por
ejemplo, el término mamífero aparecerá en las definiciones de todos los animales que comparten esta
cualidad. En el vocabulario de una lengua son frecuentes las lagunas léxicas -ausencia de hiperónimos- y
para llenarlas se recurre al uso de palabras comodín, con significado muy vago: chisme, cosa, trasto...
3.5. HOMONIMIA: Las palabras homónimas son las que coinciden en la forma, pero presentan diferentes
significados, que no tienen nada en común. Las palabras homónimas suelen tener un origen etimológico
diferente, aunque por evolución sus formas hayan coincidido.
Ejemplos: vino < venit
vino < vinum
En los diccionarios, las palabras homónimas aparecen en entradas diferentes. Hay dos clases de palabras
homónimas:
Homónimas homófonas: son aquellas que coinciden en la forma oral, pero no en la escrita.
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Ejemplos: vaca - baca, hasta - asta, hecho - echo...
Homónimas homógrafas: son las que coinciden tanto en la forma oral como en la gráfica.
Ejemplos: vino - vino, hinojo - hinojo, don - don...
A veces es difícil saber si dos palabras son polisémicas u homónimas, puesto que los hablantes no siempre
somos conscientes del origen de una palabra.
3.6. POLISEMIA: Es un fenómeno que se produce cuando un mismo significante presenta varios
significados.
La mayoría de las palabras de una lengua son polisémicas, es decir, presentan varios significados, que
generalmente tienen algo en común.
Ejemplo: estrella 1. Cuerpo celeste con luz propia. 2. Persona que sobresale en su
profesión. 3. Sino, hado, destino.
En los diccionarios, los distintos significados de una palabra polisémica aparecen en una única entrada,
numerándose las acepciones (los significados).
3.7. ANTONIMIA: Es un tipo de relación semántica que se establece entre palabras con significado
contrario. Hay tres tipos de antónimos:
Complementarios: vivo l muerto, verdadero l falso, cuando la afirmación de uno de los términos
supone la negación del otro. Si decimos: El pájaro está vivo, expresamos también que el pájaro no está
muerto.
Recíprocos: comprar/ vender, tío l sobrino; si la existencia de un término implica la del otro.
Graduales: bueno l malo, caliente l frío, si es posible interponer un término intermedio: bueno l
regular l malo; caliente l templado l frío.
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