las identidades arquitectónicas y urbanas latinoamericanas en la

Anuncio
LAS IDENTIDADES ARQUITECTÓNICAS Y URBANAS LATINOAMERICANAS
EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN. UN RETO INSOSLAYABLE
Rafael López Rangel
Frente a este tema, planteado en el marco de las actuales reflexiones de la
arquitectura latinoamericana, surgen de inmediato algunas preguntas – que
podríamos llamar conductoras- para penetrar en el complejo conjunto de ideas
que implica:
¿Es válido y pertinente, a principios del siglo XXI, el tema de la búsqueda de la
identidad o de las identidades de la arquitectura y las ciudades latinoamericanas?
¿Existe una identidad de la arquitectura latinoamericana, o un conjunto de
identidades que tienen también rasgos que identifiquen a América Latina en el
ámbito de la cultura arquitectónica?
¿La búsqueda de identidad debe necesariamente ser “aislada” o meramente
formal-estética o tiene que estar involucrada en un conjunto de demandas de
carácter socioeconómico, cultural y medioambiental?
Y ahora, de manera especial ¿Cómo tenemos que abordar la problemática de la
identidad de la arquitectura y el urbanismo latinoamericanos con la estrategia
adecuada, que es la del pensamiento complejo?
Intentaremos responder a estas preguntas, de manera somera e insoslayable,
sintética:
Para iniciar, surge la cuestión de la pertinencia del tema, porque ahora – en plena
entrada de nuestros países a las redes de la llamada globalización económica surgen no pocas objeciones y dudas.
El carácter histórico de la polémica.
Habría que recordar que la discusión acerca de la identidad arquitectónica en
América Latina no es nueva ya que ha estado presente desde la implantación del
funcionalismo, y aún durante etapas previas, aquellas en las cuales se han dado
imposiciones culturales, que se toman como “exógenas”. En rigor se van dando
simbiosis de diversos matices, salvo algunos casos extremos. Hay que reconocer
también, que las preocupaciones por la identidad cobran una significativa
intensidad cuando la cultura que se pretende hegemónica e institucionalizada, la
niega, soslaya o minimiza.
Si alguna etapa histórica de nuestra cultura urbana y arquitectónica ha tenido en
nuestros países una particular insistencia en la suerte de la identidad, ha sido la
de la implantación y desarrollo de las “formas de la cultura tecno-industria” –
expresión
fehaciente
de
un
Modernidad
no suficientemente definida- que intentaron reducir las propuestas
arquitectónicas, e incluso urbanísticas, a la “funcionalidad” escueta, Y, como se
sabe, en muchos de los países latinoamericanos, las proclamas funcionalistas
llegaron a justificarse en términos de las “necesidades sociales” (aunque en rigor
lo que se estaba impulsando era la rentabilidad y la producción en masa, en un
medio en el cual se imponía la racionalidad económica de esa rentabilidad y la
necesidad de consenso político en sociedades masificadas y aceleradamente
urbanizadas).
Sin embargo, tales transformaciones no se daban de manera simple. Surgen con
disyunciones complejas, que se manifestaba de diversas maneras: una, frecuente,
aceptaba el funcionalismo aunque agregándole intentos “identitarios”: creando
propuestas con referentes históricos –prehispánicos, “neocoloniales” o de la
arquitectura popular - de diversa intensidad (López R, de Anda, Segre, Gutiérrez,
Saldarriaga, etc.). También se fueron produciendo arquitecturas barriales urbanas
regionales, tanto por parte de arquitectos profesionales o por constructores
anónimos; las ciudades pequeñas, el medio rural dan buena cuenta de esto. Se
genera así, durante la etapa del funcionalismo, una complejidad cultural que es
necesario profundizar en el nivel analítico, que se afianza por la persistencia de
formas y soluciones tradicionales.
Otra de las características de la complejidad de ese proceso es que en la medida
en que los actores y grupos sociales que van asumiendo la vida moderna
transforman sus expresiones simbólicas (Habermas), pero tal hecho es un camino
sinuoso, no lineal y progresivo, sino dentro de disyunciones, incertidumbres y
certidumbres, orden y desorden, que obligan a quienes queremos desentrañarlas,
a la utilización de estrategias cognoscitivas de alto rango de complejidad en las
que se combinan y entrelazan las múltiples reacciones frente a una “modernidad”
impuesta en forma desfasada con respecto a los valores objetivos e intersubjetivos
de grupos sociales de muy diversa conformación (Habermas, Giménez,
Thompson, Tena)
La disyunciones cobran otro tinte, con la presencia más agresiva de la
globalización (siendo este término, como lo señala un G. Giménez “un abuso del
lenguaje” (Giménez). Siguiendo, en principio, un esquema –delicado de manejar
pero insoslayable en nuestro caso y por ello habría que modificarlo, al mismo
tiempo que se ritmo toma en cuenta otras determinaciones del proceso-,
encontramos en el ámbito de la arquitectura, que después del preludio del Estilo
Internacional, la Arquitectura “High Tech”, los denominados Postmodernismos, el
deconstructivismo, etc. y los movimientos de las arquitecturas y territorios
inteligentes, de las redes globales y las ciudades digitales (Vegara y de las Rivas),
se van entrecruzando nuevas visiones y propuestas que intentan
ubicarse en el mundo de la planetarización desde la perspectiva de las culturas
locales, nacionales y latinoamericanas, y también desde las demandas del mas
del cincuenta por ciento de latinoamericanos que viven en la pobreza rural, las
periferias y barrios urbanos tugurizados. En esas demandas se van afianzando las
propuestas medioambientales y las más intelectualizadas como las del “desarrollo
sustentable” (Este último avalado por la preocupación de la degradación
ecosistema del entorno de nuestras grandes ciudades). En esa situación, cobra
pertinencia histórica la polémica sobre la identidad arquitectónica y urbana de
América Latina, pero también, por lo advertido, cambia de contenido, y como diría
Marina Waissman, se “descentra”. (Waissman, Piaget). Naturalmente, no emerge
sola, aislada. Forma parte de un vuelco problemático, de la emergencia de nuevos
temas y preocupaciones –como el de la sustentabilidad, la ciudadanización de la
cultura y la cultura urbana (J.Borja, R. Tena), el patrimonio extendido al territorio,
etc. – y de ese gran cisma de la ciencia contemporánea, que aún está en proceso
y que está en la conquista del pensamiento complejo.
Advirtamos de una vez que para alcanzar la naturaleza de la complejidad, se
requiere una concurrencia transdisciplinaria, lo que significa la presencia
abarcadora de un conjunto de disciplinas, que evite cualquier tipo
de fragmentación del conocimiento (Piaget, García, Morin; Giménez)
La polémica actual en torno a la identidad
Ya centrados en la polémica acerca de la identidad, vayamos a las
argumentaciones comunes que se esgrimen en su contra. Una de ellas, bastante
extendida en la ya abundante literatura acerca de la globalización, afirma que en
un mundo globalizado, tienden a borrarse fronteras nacionales, regionales y
locales, y que se va produciendo una reorganización del conjunto de las
actividades sociales, de tal magnitud, que torna obsoletas muchas de las
preocupaciones que habían surgido en torno al nacionalismo, la soberanía, etc. En
esa línea, la búsqueda y reforzamiento de las “culturas nacionales” y en
consecuencia, de las identidades arquitectónicas y urbanas tienden a convertirse
en un obstáculo a la incorporación de nuestros países al “mundo moderno”.
En esa línea de argumentación –basada en un paradigma de simplicidad (Edgar
Morin) y vinculada a los círculos financieros internacionales y a las políticas
neoliberales– se piensa que los actuales avances de la ciencia, la tecnología y la
informática, facilitan de tal manera los intercambios económicos y socioculturales
que generan la posibilidad del establecimiento de un lenguaje y una cultura
universales. Y llegan a concluir que en esta “nueva” situación, “lo global” y “lo
local”
se
tornan procesos mutuamente excluyentes, en el momento en que problemas y
acciones relevantes del desarrollo y la vida contemporánea, no pueden explicarse
y mucho menos “resolverse” dentro de los límites tradicionales.
Desde otros ámbitos ideológicos, las objeciones y dudas al respecto, se producen
cuando se plantea que la prioridad social y política, consiste en la superación de
relaciones sociales, ya históricas, que han dado como resultado que más del 50%
de la población latinoamericana se encuentre en lamentables condiciones de
pobreza y marginalidad. La búsqueda de identidad es tomada como un prurito
intelectualizado o como una satisfacción de individuos o grupos más preocupados
por lo formal o lo estético que por esas extensas y graves necesidades sociales.
En uno de los extremos de estos planteamientos, subyace la idea de que en la
búsqueda de las identidades está implícita la conservación de la pobreza y el
atraso de la mayoría de la población, sobre todo cuando se plantean en términos
colectivos y en las empobrecidas periferias urbanas. En todo caso de acuerdo con
ésta línea de argumentación la búsqueda de identidades tendría pertinencia en
casos aislados, lo cual evidentemente le restaría trascendencia social colectiva.
De manera paradójica, las argumentaciones presentadas, aún siendo opuestas en
términos
ideológicos
clásicos,
parten
de
paradigmas de simplicidad (Morin) desde el enfoque epistemológico y hacen de
lado la concepción de la sociedad como una complejidad de procesos que se
definen mutuamente.
Es más, en este sentido, desde la década de los ochenta, se ha estado
produciendo una reconsideración acerca del papel de la cultura –y en
consecuencia de los procesos constructivos de las identidades. (Giménez,
Thompson, Bourdieu).
Es pertinente, en este momento, transcribir la concepción de cultura de Giménez –
basada en Thompson- ya que significa tanto un acercamiento al pensamiento
complejo como una muestra del rebasamiento cognoscitivo en la investigación
urbana latinoamericana, que incorpora a las transformaciones de las ciencias
sociales: la cultura es “el conjunto de formas simbólicas –esto es, el
comportamiento, acciones, objetos y expresiones portadoras de sentido- inmersas
en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados , dentro y por
medio de los cuales dichas formas simbólicas son producidas transmitidas y
consumidas” ( en Tena, 2005).
La reconsideración del concepto de la cultura y de la identidad, está en curso y
tiene un doble significado: la ruptura de la organización positivista y decimonónica
de las ciencias (García, Morin, Wallernstein), el replanteamiento de la idea de
cultura
e
identidad,
una
nueva manera de concebir a la cultura (Bourdieu, Thompson) y a la cultura urbana
y arquitectónica (López R, Tena), dentro de una reconstrucción de la “historia
como sistema complejo” (I. Wallernestein).
La reorganización de las ciencias tiende a contrarrestar la fragmentación del
conocimiento (de Kosik a Wallernstein y Morin); la cultura pierde su carácter
elitista para integrarse a la vida cotidiana (Giménez y Bourdieu) e implicar a los
imaginarios simbólicos-colectivos. En ese proceso de integración, la cultura
urbana-arquitectónica se transdisciplina e incorpora a los procesos económicos
políticos ideológicos, ambientales, etc.
En lo que respecta a los procesos identitarios, nutridos de determinaciones
sociales, J. Habermas, reconoce su papel de fundadores de un sentido de
pertenencia a un colectivo, abarcador del “conjunto de situaciones en las que los
miembros de ese colectivo pueden decir ‘nosotros’ en un sentido enfático”
Y así, este pensador, que es uno de los constructores de la actual Teoría Critica
de las Sociedades Modernas, concluye: “Las identidades del plexo de la vida
lingüístico-cultural, se hacen presentes en términos capaces de formar sentido. El
cemento que da cuerpo a la identidad colectiva es el discurso, las construcciones
simbólicas y míticas, las estructuras de conciencia que permiten la autoafirmación
de
los
grupos
sociales.”
(Habermas).
Otra contribución significativa a la construcción de la identidad es la de Andre
Greren, quien le atribuye tres características: a) Noción de permanencia, de
referencia de puntos fijos y constantes; b) La identidad permite la demarcación del
grupo o del individuo; c) La identidad puede ser entendida como relación entre
elementos presentes en distintos grupos sociales y que permiten establecer
semejanzas entre esos grupos. (Citado por María Dolores Paris Pombo, 1995).
Naturalmente esas características deben ser vistas en situaciones históricas
concretas, para no caer en un esquematismo formalista. Estos planteamientos nos
llevan al reconocimiento de las identidades sociales y culturales como sistemas
complejos y a la consustancialidad de los procesos identitarios en la construcción
histórica de nuestras sociedades, y aunque pueda parecer paradójico, de la propia
modernidad, incluida la cultura y la cultura urbana y arquitectónica
Hay que agregar entonces, que los procesos constructivos de las identidades – y
en nuestro caso de las arquitectónica y urbana latinoamericanas- han seguido y
siguen, con mayor intensidad una trayectoria histórica compleja, de continuidades
y discontinuidades, no lineal, no homogénea y sobre todo no neutral en términos
ideológicos.
Todo lo anterior nos lleva a reconocer la presencia de identidades múltiples, en
América Latina.
Y nos reitera la necesidad de reconstruir ese proceso, dentro del “rebasamiento
cognoscitivo del pensamiento urbano y arquitectónico latinoamericano”: (I.
Wallernstein, Lòpez R, R. Tena ):
Es evidente que en el marco de este texto, sólo podemos llevar a cabo un
conjunto de referencias y sugerencias
Algunas consideraciones históricas
Desde la ruptura de las culturas prehispánicas – de las cuales tenemos
espléndidos testimonios, componentes ineludibles de la memoria históricacolectiva y el imaginario simbólico de buena parte de la población latinoamericana
- y el casi aniquilamiento de la población conquistada, hasta el surgimiento de
nuestras sociedades modernas se puede afirmar que se ha venido construyendo
en América Latina, dentro de una gran variedad geocultural, una cultura
arquitectónica y urbana de rasgos comunes y aunque también diferenciadas entre
grupos, que aún persisten y se distinguen, pese a la imposición de modelos
europeos, de la producción edilicia de otros continentes.
Con el desenvolvimiento de la modernidad, sobre todo en su etapa actual, y dentro
de fuertes ambivalencias, las culturas locales se van transformando de manera
diversa
de
acuerdo
a
los
roles
que
les
impone
la globalización y las políticas internas de las diferentes regiones y países.
Este proceso, definido por la dialógica de la insustentabilidad económica, social,
cultural, territorial y ambiental, hace emerger de manera compleja el problema de
la identidad a tal grado que no se le puede enfrentar con eficacia, ni con fórmulas
estilísticas, ni con propuestas aisladas. Al contrario: la situación óptima es estar
implicado socialmente en grupos sociales que compartan, de manera objetiva e
intersubjetiva relaciones, imaginarios colectivos y habitus.
La clave sería combinar los procesos culturales junto con la realización de un
conjunto de acciones que se tienen que llevar a cabo para lograr, no sólo el
abatimiento de la pobreza sino la elevación continua de la calidad de vida de la
población.
La emergencia compleja de la cuestión de las identidades de nuestra cultura
arquitectónica y urbana, requiere ahora de una acción de múltiple sentido: una
conceptualización compleja, que se inserte en la epistemología constructivista
(Piaget, García, Morin), que conozca e incluya la reconstrucción conceptual del
paradigma de las identidades, y que analice y establezca distinciones entre las
múltiples y diversas propuestas que se han realizado en el curso de nuestra
modernidad y confrontarlas con la posibilidad de que, dentro de sus distinciones,
contribuyan a la constitución de una identidad que se pueda reconocer como
latinoamericana.
Es necesario reconocer que desde las primeras décadas del siglo pasado, y aún
dentro de la etapa funcionalista se han presentado propuestas de “autoría
individual”, con rasgos identitarios aunque con una gran variedad morfológica, de
materiales y sistemas constructivos, que han venido jugado un papel referencial
en los intentos por construir una arquitectura latinoamericana. Algunos de estos
ejemplos, se han vuelto paradigmáticos.
Y cabe reconocer que si algún movimiento fue adverso a la utilización de
referentes formales históricos, fue el funcionalismo (fines de los 20 – primera
década de los 60). Aún así, en una especie de resistencia cultural, se produjeron
intentos de identidad. En esa línea se produjo un buen número de obras.
Otro ejemplo significativo es sin duda la célebre Ciudad Universitaria del Pedregal
en la Ciudad de México 1940-1950.
Obra monumental impulsada por el Estado Mexicano en la cual se propuso un
gran conjunto que vinculara la modernidad arquitectónica en plena implantación
del funcionalismo. Se utilizó una morfología urbana de supermanzanas, con
referentes prehispánicos de los centros ceremoniales mesoamericanos. La
fundamental
en
este
conjunto.
En las décadas de los ochenta y noventa van emergiendo en México y América
Latina las nuevas concepciones acerca de la cultura y la identidad, lo que está
haciendo posible que se rebasen concepciones aisladas y reduccionistas, para ir,
descubriendo las múltiples determinaciones que las han conformado
históricamente. Asimismo, las llamadas propuestas individuales se pueden ir
explicando en el marco de ese nuevo conocimiento.
En esa década de los ochenta surge también el “Seminario de Arquitectura
Latinoamericana” (SAL), que desde 1984-85 ha realizado diez reuniones
sucesivas, cada dos años en alguna ciudad latinoamericana. En sus comienzos, le
dio gran impulso a la cuestión de la identidad. El SAL puede ser considerado como
un proceso de autoafirmación de latinoamericanidad de nuestra cultura
arquitectónica, y por ello el seguimiento de sus planteamientos es obligado para
los estudiosos de la transformación del pensamiento y la obra de los arquitectos
de nuestros países. Desde sus comienzos el SAL estableció el “Premio América”,
otorgados por las sucesivas reuniones del Seminario de Arquitectura
Latinoamericana (los célebres SAL). A partir 1985, cada dos años hasta el más
reciente, realizado en el 2003 en Montevideo, Uruguay. Como es sabido, los
primeros
laureados
fueron Luis Barragán, Eladio Dieste, Fernando Velasco, Lucio Costa….y algunos
de ellos se han convertido en paradigmáticos…
En la historia de los SAL, es significativo el realizado en Santiago de Chile (el SAL
V), en 1991, porque representa la tendencia a la preocupación por la identidad
urbana, en términos de la actividad proyectual. Asimismo, se decidió el
rebasamiento de la reflexión teórica acerca de la identidad en los edificios, para
poner en el foro a la “puesta en práctica” de propuestas proyectuales de
transformación de sectores urbanos latinoamericanos, bajo la condición de
establecer una normatividad que garantizara la continuidad formal de la
edificación. Con esto, el SAL dio un paso significativo a las concepciones y a las
prácticas del Proyecto Urbano Integral, uno de cuyos antecedentes fue el célebre
Plan de Mejoramiento del Barrio de Tepito, en la Ciudad de México (1979-1981).
Revaloración de propuestas “individuales”. Algunas observaciones.
Es bastante común en las ciudades latinoamericanas que las propuestas
individuales con pretensiones de identidad se den en un medio inundado por un
inmenso mar de especulación y la escasez de políticas que impulsen las
solidaridades culturales.
Sin embargo, no faltan brotes de “resistencia colectiva” – en el sentido de Kenneth
Frampton
en
su
concepción
del
Regionalismo
Crítico- en algunas expresiones de comunidades marginales que autoconstruyen
con los recursos que están a su alcance y que logran contribuir a la construcción
de un imaginario simbólico, frecuentemente bajo el signo de la precariedad. No
está de más subrayar que en las grandes ciudades latinoamericanas, la
marginación, que llega a comprender al 60% de la población alcanza límites
insostenibles e inaceptables en cuanto a sus condiciones de vida. Al mismo
tiempo, y en plena etapa de la globalización, se está vislumbrando una
transformación social, política y cultural democrática, cuyo destino no se tiene
claro y menos cuando las acciones y las redes de la guerra y la violencia en sus
múltiples formas, eligen el camino de la muerte frente al mundo de la vida.
Identidades y patrimonio del siglo XX: una vinculación indispensable condicionada
a la transformación de ambas concepciones En virtud de las ambivalencias de la
modernidad, es evidente que se está produciendo en América Latina - dentro de
un movimiento mundial que abarca al conjunto de numerosas disciplinas - una
transformación cualitativa del pensamiento y las prácticas urbanas y
arquitectónicas. Tal hecho involucra tanto a la concepción de la identidad, como la
de patrimonio, de tal modo que la superación de ambos están vinculados, de tanto
que no podemos ya concebir uno sin el otro, pero vistos ambos de forma diferente.
Y así, ambos son interdefinibles, junto con la ciudad y el propio territorio.
La transformación de la idea de patrimonio edificado fue advertida y planteada
abiertamente en la IX Conferencia del Consejo Académico Iberoamericano, (CAI)
realizado en Valladolid España en 1997. En esa reunión, los relatores del evento
afirmaron:
“La concepción de patrimonio edificado ha estado sujeta históricamente a
diferentes delimitaciones según el momento que se considere. Su comprensión
originaria sólo alcanzaba al patrimonio arquitectónico de mayor antigüedad y
riqueza, esto es, a los edificios históricos más representativos y reconocibles.”
“En la segunda mitad del siglo XX se incorporaron como elementos patrimoniales
edificados, los cascos urbanos históricos y, con ello, la edificación no monumental
que los conformaba, singularmente la residencia tradicional. Tras sucesivas
ampliaciones conceptuales, la actual delimitación apuesta por una consideración
amplia y se extiende al territorio en tanto que construcción histórica.”
También se habló en esa Conferencia de las transformaciones del urbanismo y se
reconoció la presencia de la problemática del medio ambiente y
la ecología, en aquella disciplina: “como lo consideramos y lo practicamos en
Europa en el umbral del año 2000, (el urbanismo) está atravesando una etapa de
profunda evolución disciplinaria y su evolución está centrada, principalmente,
alrededor de los procesos ecológicos” (G.C. Venutti, 1998).
En ese sentido, el estudioso español Fernando Roch), afirmó: “deberíamos estar
preparando una nueva cultura urbanística”, al tiempo que señala la escasez de
aproximaciones válidas para la elaboración de un “marco comprensivo de
urbanización y construcción del territorio en curso”.
A la luz de las aportaciones a la IX Conferencia Internacional sobre Conservación
de Centros Históricos y Patrimonio Edificado, se destacó la línea que incluye al
desarrollo sustentable, porque de acuerdo con Roch, “establece un puente entre
economía y ecología en forma de una nueva racionalidad productiva”.
Otro evento importante fue la reunión del ICOMOS realizada en la Ciudad de
México en 1996, cuyo tema principal fue, el establecimiento de criterios de
valoración del patrimonio arquitectónico del siglo XX. No es mera coincidencia que
la atención, ya de por sí saturada de polémica, condujera también a la búsqueda
de “nuevos paradigmas”, y que se haya centrado en la idea del desarrollo
sustentable.
REFLEXIONES FINALES
Las identidades urbanas -que son sociales, ciudadanas y formales- desde el
desarrollo sustentable y el pensamiento complejo, integra y sintetiza los diversos
procesos que concurren en la conformación y transformación del territorio:
productivos, ambientales, socioculturales (aquí se comprenden los patrimoniales)
políticos y tecnológicos, con la finalidad de lograr una nueva racionalidad que
concite y sea producto de solidaridades. Esta es una condición de aseguramiento
del futuro si se propone el ascenso continuo de la calidad de vida de la población.
¿Qué se puede hacer ahora a favor de la identidad de la arquitectura y el
urbanismo latinoamericanos? ¿Cómo debemos concebirla? ¿Debemos concebirla
al margen de la modernidad? .En concordancia con lo planteado, la búsqueda
radical de esa identidad, no se ciñe a la aplicación de una fórmula estilística; sino
que sólo es pertinente establecerla sobre la base de un planteamiento general:
contribuir a un proceso que permita el mencionado ascenso continuo de la calidad
de vida de la población hasta llegar a la sustentabilidad integral. De suyo se
entiende que tal objetivo no es solamente labor de un individuo, un arquitecto o
grupos de arquitectos y urbanistas, se requiere de acciones múltiples políticas,
junto a los satisfactores en ascenso, propiciar el desarrollo impetuoso de las
fuerzas productivas urbanas y barriales En el estado actual del desarrollo de
nuestros países se tiene que partir de la satisfacción de la demanda de espacios
públicos, obras intensivas y extensivas de rehabilitación de barrios y sectores
vinculadas a una idea general de la ciudad.
Con respecto a los Centros Históricos: Conservar su heterogeneidad social y
funcional así como su homogeneidad formal, aun de las inserciones nuevas, para
privilegiarlo como sitios de encuentros comunitarios, y solidarios, en los cuales las
modernidades y las identidades estén en un equilibrio continuo. Pero sobre todo,
abrir la ciudad al despliegue masivo de la ciudadanía, fundamental fuerza capaz
de transformar con sentido no segregacionista a los espacios urbanos.
La construcción de una cultura arquitectónica y urbana latinoamericana, se ha
venido realizando de manera fragmentaria y discontinua como lo hemos visto. Es
evidente que para avanzar en ella, se requiere vincular la problemática de la
identidad con los procesos sociales latinoamericanos.
Así alcanzará niveles de sustentabilidad, de potencialidad presente arraigada en
las ricas experiencias del pasado y de proyección futura. Una identidad cultural
latinoamericana
tendría
que
darse con
la concurrencia de
las
identidades nacionales y regionales del continente.
En la inteligencia de que en términos ecoculturales, las regiones no coinciden
necesariamente con las naciones. Y aún dentro de las regiones se tienen diversos
grupos que mantienen una distinción entre unos y otros, aunque se distinguen
rasgos comunes continentales. Se trata de una composición y construcción
compleja de la cual no puede hacerse cargo sólo un grupo de expertos sino que
resulta de la madeja de interrelaciones de los grupos sociales. Se parte de dos
condiciones históricas:
En tanto existan grupos sociales, a nivel local, regional, nacional e incluso ahora
global, con rasgos comunes que los distingan de “otros”, habrá construcción de
identidades
Ni que decir que cuenta de manera determinante la construcción como realización
concreta, en un lugar especifico, con sus posibilidades materiales, sus condiciones
ecosistémicas, climáticas etc. Es decir, las características del sitio y las
condiciones de sustentabilidad del diseño, sus simbiosis energéticas y, la
satisfacción de la habitabilidad humana, vista también con una visión compleja.
El conjunto de procesos económicos-productivo, ideológicos, culturales, políticos,
tecnológicos, medio ambientales-ecosistémicos (concepción propia del entorno del
medio físico y el paisaje) van variando de acuerdo a la región que se trate, a la
época,
a
los
sistemas
socio-políticos de tal manera que se produce al contenido de las ideologías
formales y estéticas, etc. y van formando un mosaico y una superposición de
identidades que en su conjunto formarían las identidades latinoamericanas que se
van organizando y transformando de manera compleja. Este conjunto de
identidades le va dando un rostro humano a nuestro continente y le da un sentido
a su propio desarrollo, de otra manera, manejando una concepción reductora
estaríamos hablando de un conjunto anómico, sin historia ni cultura, como si se
tratara de un enorme organismo mecánico robotizado.
Se ha demostrado que las mayores potencialidades de las propuestas de los
expertos, o de los “creadores aislados” se dan en la medida que se vinculan a
grupos sociales o interpreten a éstos de manera genuina, sin menoscabo de sus
aportaciones personales.
En la inmensa complejidad de las grandes ciudades emergen ahora los artefactos
arquitectónicos de la globalización – muchos de los cuales no son respetuosos
con la ciudad, su población y el medio ambiente - y las numerosísimas
operaciones inmobiliarias especulativas, de diversos grados de degradación
ambiental y de carácter fuertemente segregativo.
En estas situaciones, los Proyectos Urbanos, involucrados de manera macromicro, con la ciudad en su conjunto, constituyen una estrategia renovadora de la
ciudad
y
al
mismo
tiempo
de
la
ciudadanía
(F.
Tomas,
R. López R, R. Tena, J. Borja, M. Lungo)
Esta es una condición histórica necesaria para llegar a la “ciudad conquistada” de
la identidad posible de la arquitectura latinoamericana contemporánea.
BIBLIOGRAFIA
Alfie, Miriam (1995], “Movimientos sociales y globa1ización”, en Sociológica, núm.
27, enero-abril.
Banco Mundial (1991). Informe sobre el desarrollo mundial: La tarea acuciante del
desarrollo, Washington D.C., Banco Mundial.
— (1995b), Informe sobre el desarrollo mundial. El mundo del trabajo en una
economía integrada. Washington D.C., Banco Mundial.
Bayón D., y Gasparini, P. (1977). “Panorama de la Arquitectura latinoamericana,
Ed. Blume, Barcelona
Braudel, Fernand (1979), Civilisation materielle, économie et capitalisme,XV-XVII
siécle, París, Armand Collin (hay traducción de Alianza Editorial).
Bullrich, F (1969). “Arquitectura latinoamericana”. Ed. Sudamericana. .Buenos
Aires,
---- (1990) “New Directions in American Latin Architecture. Georgie Brasillier.
Nueva
Castells, M. 1999-2000. ¿Hay una sociología urbana? La Era de la Información. La
sociedad red. Economía Sociedad y Cultura, Volumen I. Siglo XXI, MéxicoEspaña.
Christof Parnreiter, 2000 “La ciudad de México en la red de ciudades globales”
(Anuario de Estudios Urbanos UAM-Azc. Mex. Christof Parnreiter, titulado “La
ciudad de México en la red de ciudades globales” (Anuario de Estudios Urbanos
UAM-Azc. Mex. 2000)
Cuevas, B. 2000. Globalización y políticas urbanas. Transformaciones de las
políticas
urbanas
en
la
ciudad
de Buenos Aires. Sociológica, año 15, núm. 42.
CEPAL (1949), Estudio Económico de América Latina, 1949, Nueva York, ONU,
Departamento de Estudios Económicos.
Diamond, Larry y Marc F. Plattner (comps.) (1996), El resurgimiento global de la
democracia, México, Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
De las Rivas y Vegara J.(2004) “Territorios Inteligentes” Metrópoli, Madrid,
Ferrer, Aldo (1996), Historia de la globalización. Orígenes del orden económico
mundial, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
García Canclini, Néstor (comp.) (1991), Cultura y pospolítica. El debate sobre la
posmodernidad en América Latina, México, Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes.
García, R (2000) “El conocimiento en construcción. De las formulaciones de Jean
Piaget a la teoría de los sistemas complejos. Ed. Gedisa, Madrid.
Giménez, G (2001), “Cultura, territorio y migraciones. Aproximaciones teóricas”, en
Alteridades, Año 1, No. 22 jul-dic, UAM-I. México.
____ (1992) “En torno a la crisis de la sociología”· En Sociológica. Perspectivas y
problemas de hoy, año 7, No. 20 UAM-Azc, Méx.
____(2003) “Cultura, identidad y metropolitanismo global. México. Instituto de
Investigaciones Sociales UNAM (Conferencia mecanograma) Méx.
González Gortázar (coord.) (1994) “La arquitectura mexicana del siglo
XX”. Escriben Ernesto Alva Martínez, Jorge Camberos Garibi, Enrique X. de Anda
Alanís, Carlos Flores Marini, Julio García Coll, Mario Alejandro Gaytán Cervantes,
Jorge González Claverán. Fernando González Cortazar, Carlos González Lobo,
Alberto González Pozo, Xavier Guzmán Urbiola, Alberto Hijar, Victor Jiménez
Muñoz, Jorge H. Jiménez, Manuel Larrosa, Gustavo López Padilla, Jorge Alberto
Manrique, Louise Noelle, Oscar Olea, Juan Palomar Verea, Humberto Ricalde,
Patricia Rivadeneyra, Félix Sánchez, Mario Schejtnan, G. Antonio Toca
Fernández, Ramón Vargas Salguero, Carlos H. Villalobos.
Guerra-Borges, Alfredo (Coord.) (1994), Nuevo orden mundial: reto para la
inserción de América Latina, México, Instituto de Investigaciones Económicas,
UNAM.
Gutiérrez R. (1983). “Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica” Ed. Cátedra,
Madrid.
____(coord.) ( 2000 ) “La otra arquitectura latinoamericana. Conaculta, Méx.
Textos de autores iberoamericanos en el cual escriben: Maria Antonieta Crippa,
Ramón Gutiérrez, Enrique Ortiz Flores, Alberto Etchegaray Aubry, Luis González
Tamarit, Mariano Arana y Salvador Schelotto, Ana Lucía Meira, Eduardo San
Martín, Enrique Bonilla di Tella, Jorge Moscato, Jorge González Claverán, Dora
Arizaga Guzmán, Alejo Gutiérrez Viñuales, Juan Manuel López Osorio, Ignacio
Vélez Fernández y Faissal Chedarri, Roberto Segre, Nelson Inda, Martha Barrero
Morales,
Horacio
Berreta
y
Mariana Gatani, Carlos González Lobo y Marcia Eugenia Hurtado, Gilberto Flores
Restrepo, Hugo Pereira, Carlos Eduardo García Vélez Cortázar, José Ignacio
Barassi, Humberto Eliash, Juan Sebastián López García, Martín Ramírez Pérez y
Miguel Ángel Sorroche Cuerva, Erhard Rohmer, León Restrepo Mejía, Mederico
Julio Faivre, Alfonso Govela, Hernán Montecinos Barrientos, Fernando Giordano.
Habermas, J. 1985. Ciencias sociales reconstructivas vs. Comprensivas. En
Conciencia moral y acción comunicativa. Península, Barcelona.
Habermas, J. 2002. Teoría de la Acción Comunicativa, II. Taurus, 1er Ed. México.
Título original: Theorie des kommunicativen Handelns. Band II. Zur Kritik der
funkitionalistischen.Vernunft. 1981, Suhrkamp Verlag. Frankfurtam Main.
Habermas, J. 1989. El discurso filosófico de la modernidad. Taurus, Madrid.
Hirsh, J. 2001. El estado Nacional de Competencia. Estado, democracia y política
del capitalismo global. UAM-Xoch., México.
Ianni, O .1996, Teorías de la Globalización. Ed SXXI, UNAM - CII
Knox, Paul L. 1995. World cities in a world system. En Knox, P., P. J. Taylor
(Eds.). World cities in a world system. Cambridge University Press, Cambridge.
Halloway, John (1994), “Global Capital and the National State”, Capital &Class 52,
primavera.
Hobsbawn, Eric (1975), The Age of Capital 1848-1875, Nueva York, Charles
Scribner’s Sons.
Ianni, Octavio (1992), A Sociedade Global, Río de Janeiro, Civilizaçao Brasileira.
— (1996a), Teorías de la globalización, México, CEIICH-UNAM/Siglo XXI.
----(1996b), A era do globalismo. São Paulo, Civilizaçao Brasileira.
López Rangel, R (2001) “El rebasamiento cognoscitivo en la investigación urbana
latinoamericana” En Sociológica UAM-Azc. Mex.
----- (1989). “Enrique Yañez en la cultura arquitectónica mexicana” Limusa-UAMAzc. México.
Midant, J-P. (director)(1996), “Dictionnaire de l’ architecture du XX Siècle” Institut
Français d’ architecture- Hazan,
Montaner, J. Ma, (2002) “Después del movimiento moderno. Arquitectura de la
segunda mitad del siglo XX.” Barcelona , Ed. GG
Morales C (Director, 1991). “Eladio Dieste. La estructura cerámica (Tomo I).
Juvenal Baracco. Un universo en casa. (Tomo II). Álvaro Ortega, Prearquitectura
del bienestar (Tomo III). Carlos Mijares. Tiempo y otras construcciones (Tomo IV).
Otra Arquitectura argentina. Un camino alternativo (Tomo V). Luis Barragán.
Clásico
del
silencio
(Tomo
VI).
Fernando
Castillo. De lo moderno a lo real (Tomo VII). Nueva arquitectura Argentina.
Pluralidad y coincidencia (Tomo VIII). Sergio Larrain GM. La vanguardia como
propósito (Tomo IX). Centros Históricos –América Latina. Testimonios de una
identidad cultural (Tomo X). Rogelio Salmona. Arquitectura y poética del
lugar.Tomo XI)” Ediciones de ESCALA, Colección Sur. Colombia. (La fecha de
1991 es la del tomo XI).
Morin,
E,
Por
una
globalización
Plural.
En
http:///www.
globalizacion.org/biblioteca/MorinGPlural.htm
Morin, E (1986, 1999). “El Método III. El Conocimiento del conocimiento”. Ed.
Gedisa, Madrid.
PNUD, Programa de la Naciones Unidas Para el Desarrollo (1992), Desarrollo
Humano: Informe 1992, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo.
Robinson, William I. (1996), Promoting Polyarchy. Globalization, US Intervention,
and Hegemony, Cambridge, Cambridge University Press.
Ramírez, B.R. 2003, Globalización, Modernidad, Posmodernidad y Territorio,
UAM-X. México.
Rivera, S. 1997. Cambios en el desarrollo urbano: ¿Es la globalización una era de
desconcentración urbana? Demos, Carta demográfica de México, núm. 10.
Sassen, S. 1991. The Global City. New York, London, Tokyo
Princeton. Princeton University Press, USA.
Sassen, S. 2000. The impact of The New Technologies and Globalization on
Cities. En Sassen, S. (ed.). Cities and Their Cross-Border Networks. UNU-Press.
Scott, A. 2002. Regiones urbano-globales. Dilemas de planeación y política en un
mundo neoliberal. En Basavi, J. A. Dabat, C. Morera, M. A. Rivera Ríos, F.
Rodríguez (coords.). Globalización y alternativas incluyentes para el siglo XXI.
UNAM (IIE, Fac. Economía) UAM- Azc., México.
Sánchez R, (coord), López R., Ayala, E. (2003). “Planificación y urbanismo
visionarios de Carlos Contreras. Escritos de 1925 a 1938. En Raíces2,
documentos para la historia de la arquitectura mexicana. Unam-Uam Azc.- Uaslp.
Segre, R (coord.) (1975), “América Latina en su arquitectura” Ed. S XXI, México.
Segre R y López R (1982) “Architecttura e territorio nell’ America Latina”. Electa
Editrice, Milán, Italia.
Taylor, P. J. 2000. World Cities and Territorial States under Conditions of
Contemporary Globalization. Political Geography, núm. 19, 1.
Tomas, F. 1997. Ciudades medias, descentralización y globalización en América
Latina, México, Anuario de Estudios Urbanos.
Tena Núñez, R (2005) “Cultura popular y urbanización en América Latina.
Urbanización
Sociocultural
en
el
centro
histórico
de
las
ciudades de México y Sao Paulo. Tesis Doctoral Fac. Arq. Unam, Mex. 2005.
Thompson, J. ( 1990), “Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era
de la comunicación de masas. Méx. UAM-X. Vilas, Carlos M. (1994a), América
Latina en el “Nuevo orden mundial”, México, CEIICH-UNAM. Vilar C. M.1999 Seis
Ideas Falsas Sobre La Globalización. Argumentos desde América Latina para
refutar una ideología. Artículo publicado en John Saxe-Fernández (coord.)
Globalización: crítica a un paradigma, México, UNAM-IIEC-DGAPA-Plaza y
Janes,1999. Waissman, M, “La arquitectura descentrada”…. Wallernstein,
Immanuel (1974), The Modern World System, Nueva York, Academic Press.
___(1998) “Impensar las Ciencias Sociales” Siglo XXI, Méx. Williamson, John
(1993), “Democracy and the ‘Washington Consensus”, en World Development 21
(8), Agosto 2005.
Descargar