Actividad Capítulo 3 Paréntesis Actividad Instrucciones: Lee con atención los siguientes fragmentos, y coloca los paréntesis donde correspondan. Revisa cuantas veces quieras los textos hasta estar seguro de haber colocado todos los paréntesis. Cuando hayas terminado consulta la solución donde se presenta el texto con éstos marcados en rojo. Es muy importante que realices esta actividad y sólo recurras a la solución hasta estar seguro, ya que así reforzarás el uso del paréntesis. Total de paréntesis (): 7 Recuerda guardar tu actividad, si no se perderán todos los cambios que realices. La vida está en otra parte (Fragmento La vida está en otra parte. Milan Kundera) Cerca de la casa del hombrecillo de pelo negro había un parque; se internaron en él, y hablaron sin cesar. Jaromil se enteró de que la chica estudiaba en la universidad y que era dos años mayor que él esta noticia lo llenó de orgullo ; iban por una senda que daba la vuelta al parque, la chica decía frases eruditas. Jaromil también; deseaban conocer cada uno el pensamiento del otro, sus opiniones, lo que eran la chica tenía una orientación científica, la de él era más bien artística ; repasaron juntos la lista de grandes nombres que admiraban y ella le repitió que le habían interesado enormemente sus insólitas opiniones; luego calló un momento y lo llamó efebo; eso es, cuando él había entrado en la habitación, ella había tenido la impresión de que veía a un hermoso efebo… Diálogo de sordos (Fragmento Letras de emergencia. Mario Benedetti) Cada vez era más tensa la situación entre los dos partidos: los sordos del Norte y los sordos del Sur. Los sordos del Sur cuyo distintivo era una bandera colorada tiraban diariamente cinco cañonazos, pero como los sordos del Norte cuyo distintivo era una bandera blanca no los oían, el efecto intimidatorio no era demasiado exitoso. Los sordos del Norte, por su parte, ametrallaban noche a noche los baluartes sordisurdeños, pero los sordos del Sur seguían imperturbables jugando a la escoba de quince. Apenas si una noche un cabo dijo: “¡Salud!” al sargento. Creyendo que éste había estornudado. 1 Actividad Capítulo 3 El gasto de municiones aumentaba semana a semana, pero el hecho de que no hubiera bajas en ninguno de los bandos o por lo menos que no se oyera cuando bajaban comenzó a preocupar seriamente a los comandos respectivos. De común acuerdo resolvieron efectuar una reunión secreta o sea que sólo fue comunicada al Pentágono a fin de regularizar la situación bélica. Dos sordos del Sur se encontraron, en un lugar equis de la frontera, con dos sordiñorteños, en tanto se hacía llegar a ambos ejércitos por escrito, ya que la vía oral no es demasiado segura entre los sordos la orden de un provisorio alto al fuego. 2 Actividad Capítulo 3 Solución La vida está en otra parte (Fragmento La vida está en otra parte. Milan Kundera) Cerca de la casa del hombrecillo de pelo negro había un parque; se internaron en él, y hablaron sin cesar. Jaromil se enteró de que la chica estudiaba en la universidad y que era dos años mayor que él (esta noticia lo llenó de orgullo); iban por una senda que daba la vuelta al parque, la chica decía frases eruditas. Jaromil también; deseaban conocer cada uno el pensamiento del otro, sus opiniones, lo que eran (la chica tenía una orientación científica, la de él era más bien artística); repasaron juntos la lista de grandes nombres que admiraban y ella le repitió que le habían interesado enormemente sus insólitas opiniones; luego calló un momento y lo llamó efebo; eso es, cuando él había entrado en la habitación, ella había tenido la impresión de que veía a un hermoso efebo… Diálogo de sordos (Fragmento Letras de emergencia. Mario Benedetti) Cada vez era más tensa la situación entre los dos partidos: los sordos del Norte y los sordos del Sur. Los sordos del Sur (cuyo distintivo era una bandera colorada) tiraban diariamente cinco cañonazos, pero como los sordos del Norte (cuyo distintivo era una bandera blanca) no los oían, el efecto intimidatorio no era demasiado exitoso. Los sordos del Norte, por su parte, ametrallaban noche a noche los baluartes sordisurdeños, pero los sordos del Sur seguían imperturbables jugando a la escoba de quince. Apenas si una noche un cabo dijo: “¡Salud!” al sargento. Creyendo que éste había estornudado. El gasto de municiones aumentaba semana a semana, pero el hecho de que no hubiera bajas en ninguno de los bandos (o por lo menos que no se oyera cuando bajaban) comenzó a preocupar seriamente a los comandos respectivos. De común acuerdo resolvieron efectuar una reunión secreta (o sea que sólo fue comunicada al Pentágono) a fin de regularizar la situación bélica. Dos sordos del Sur se encontraron, en un lugar equis de la frontera, con dos sordiñorteños, en tanto se hacía llegar a ambos ejércitos (por escrito, ya que la vía oral no es demasiado segura entre los sordos) la orden de un provisorio alto al fuego. 3