“Las misiones de la Educación para la era planetaria en... Prof. José Antonio Medei.

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“Las misiones de la Educación para la era planetaria en dos obras de Edgar Morín”
Prof. José Antonio Medei.
INTRODUCCIÓN
El tema que abordamos fue elegido en razón de la urgencia por ir esclareciendo las misiones que competen a la
Escuela, y los desafíos que debe asumir, en esta nueva encrucijada de la era planetaria que es el siglo XXI.
Edgar Morín ofrece una “cosmovisión” que hace posible una apertura a la totalidad de los factores que
constituyen el entramado de lo real, sin censuras ni exclusiones de ningún tipo. Por ello, hemos tomado como
textos orientadores a dos obras suyas: “La cabeza bien puesta” (1999), “Educar en la era planetaria”, (2003)
siempre teniendo en cuenta, como referencia ineludible, la propuesta para la educación en la era planetaria en su
aplicación a los diversos Niveles del Sistema educativo.
1.- LOS DESAFIOS DE LA REFORMA EN LA ERA PLANETARIA.
Hablamos aquí de reforma en sentido “paradigmático”, no “programático”, ya que llega al orden de los
fundamentos de lo real incluyendo todos los factores y procesos que constituyen una época, revolución
paradigmática referida por Thomas Kuhn en “La estructura de las revoluciones científicas”, revolución/reforma que
es consecuencia del agotamiento de los marcos conceptuales y cosmovisionales de tal época, generando la
necesidad del surgimiento de nuevos criterios hermenéuticos que permitan explicar los nuevos problemas.
Hipótesis de trabajo:” nos hallamos inmersos en el período de crisis del paradigma moderno, período
cargado de desafíos, incertidumbres y posibilidades a la búsqueda de un nuevo paradigma”.
Esta situación de crisis paradigmática ha impactado, de modo particular, en la Escuela, y pone en cuestión tanto
los actuales modelos de gestión institucional como los mismos modelos pedagógicos-didácticos vigentes, así
como también las epistemologías subyacentes en la formación docente. Esto hace que no sea viable seguir
asumiendo la tarea educativa tal como lo fue en la Modernidad; la única viabilidad posible para la educación hoy
es afrontar los nuevos desafíos y las nuevas incertidumbres paradigmáticas que la era planetaria plantea.
La alternativa es una radical reforma del pensamiento y de las Instituciones, para que puedan asumir
adecuadamente el desafío de la “complejidad” como el gran desafío planetario del siglo XXI. Por ello la Escuela,
en cuanto Institución dedicada a la enseñanza, debe recuperar su propia naturaleza para impartir lo que Edgar
Morín llama “enseñanza educativa”
“...transmitir, no saber puro, sino una cultura que permita comprender nuestra condición y ayudarnos a vivir...
...favorecer una manera de pensar abierta y libre”.
Los desafíos que debe afrontar la Escuela surgen de la falta de adecuación entre los saberes, disociados y
fragmentados en disciplinas, que imparte la misma Escuela, y los problemas cada vez más pluridisciplinarios y
complejos que se nos presentan en el mundo de la vida, es decir, la distancia que existe entre la Escuela y la vida
como si fuesen dos mundos separados y sin conexión, ya que “...nos enseña desde la escuela primaria a aislar
los objetos (de su entorno), a separar las disciplinas (más que a reconocer sus solidaridades), a desunir los
problemas, más que a vincularlos e integrarlos. Nos induce a reducir lo complejo a lo simple, es decir, a separar lo
que está unido, a descomponer y no a recomponer, a eliminar todo lo que le aporta desorden o contradicciones a
nuestro entendimiento. En estas condiciones, las mentes jóvenes pierden sus aptitudes naturales...”
 el desafío “cultural”: provocar el reencuentro y el diálogo de la cultura de las humanidades con la cultura
científica.
 el desafío “sociológico”: reconocer que el pensamiento es el capital más preciado para el individuo y la
sociedad;
 el desafío “cívico”: devolverle al ciudadano común el derecho al conocimiento, un conocimiento que hoy
es privativo de los expertos.
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2. Una nueva inteligencia para una nueva Escuela: la cabeza bien puesta.
Una cabeza bien puesta supone:
 una aptitud general para plantear y analizar problemas.
 principios organizadores que permitan vincular los saberes para otorgarles un sentido.
El “principio pascaliano”: “Como todo es causado y causante, ayudado y ayudante, mediato e inmediato, y
como todo se mantiene por un vínculo natural e insensible que relaciona a los más alejados y a los más
diferentes, considero imposible conocer las partes sin conocer el todo y conocer el todo sin conocer
particularmente las partes...”. La educación debe favorecer esta aptitud natural del pensamiento humano,
hacerle lugar al libre ejercicio de la curiosidad; este aguijonear la capacidad interrogadora, aventurera e
inventiva, no es fruto de un programa sino de un fervor educador: si el mismo educador no lo vive, no lo
puede contagiar o despertar en los alumnos.
El “imperativo categórico” de la educación actual: desarrollar la aptitud para contextualizar y totalizar los
diversos saberes con el fin de poder otorgarles unidad y sentido; alcanzar un pensamiento ecologizante,
un pensamiento que sitúa todo acontecimiento, toda información y todo conocimiento en una relación simbiótica
con el medio; buscar siempre las relaciones y las inter.-retro-acciones entre todo fenómeno y su contexto, entre
el todo y las partes.
3. Los Principios de la reforma: un nuevo espíritu científico.
Los principios rectores del paradigma moderno (disyunción y reducción en el punto de partida, simplificación
en el punto de llegada) han mostrado sus límites, y terminaron por agotarse después de haber dejado a su paso
una estela de fragmentación y ocultamientos. Por ello ha llegado la hora de un pensamiento complejo y de lo
complejo cuyos principios son:
a. El principio “sistémico”: el todo es más que la mera suma de las partes, es decir, “...la organización de un todo
produce cualidades o propiedades nuevas en relación con las partes consideradas de forma aislada: las
emergencias”; a la vez “...el todo es menos que la suma de las partes, cuyas cualidades están inhibidas por la
organización del conjunto”.
b. El principio “hologramático”: evidencia la paradoja de toda organización compleja: “...no solamente la parte
está en el todo, sino que el todo está inscripto en la parte”.
c. El principio de “retroactividad”: no sólo la causa actúa sobre el efecto, sino que el mismo efecto retroactúa
sobre su causa y la retroalimenta.
d. El principio de “recursividad”: reconocer y explicar los fenómenos de auto-producción y auto-organización; tanto
los productos como los efectos son, a la vez, productores y causantes de aquello mismo que los produce y causa.
e. El principio “auto-eco-organizador”: sintetiza las ideas de autonomía, ecología y organización, y se aplica,
principalmente, a los seres vivientes los cuales, en cuanto “autoorganizadores y autoproductores”, necesitan
energía e información para tales procesos. Y esto sólo puede darse en una apertura al ecosistema del que se
nutren y al que alimentan. Por ello la autonomía de todo sistema es inseparable de tal dependencia.
f. El principio “dialógico”: pensar, en un mismo espacio mental, lógicas que, a la vez, se complementan y se
excluyen; es “...la asociación compleja (complementaria/concurrente/antagonista) de instancias necesarias,
conjuntamente necesarias, para la existencia, el funcionamiento y el desarrollo de un fenómeno organizado”.
g. El principio de “reintroducción del sujeto cognoscente en todo conocimiento”: todo conocimiento es una
reconstrucción/traducción que hace una mente/cerebro en el contexto de una cultura y en un tiempo histórico
determinados; dicha construcción “...es siempre incierta porque el sujeto está dentro de la realidad que trata de
conocer. No existe el punto de observación absoluta ni el meta sistema absoluto. Ahora bien, la objetividad
absoluta, al igual que la verdad absoluta, es un engaño”.
4.La reforma de la Escuela para la era planetaria.
“era planetaria”: aquella situación cuyo conocimiento nos puede abrir a la comprensión, no sólo de la condición
humana, sino también del mismo mundo humano. A partir de 1492 “en el nacimiento de la historia moderna la
condición del mundo humano se transformó en era planetaria”, caracterizada por dos tipos de “mundializaciones”:
la mundialización de la dominación y la mundialización de las ideas. Por ello dice Morín que “...comprender esta
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aventura y su posible destino es el desafío principal de la educación planetaria y, en este contexto, es primordial
para alcanzar una civilización planetaria”.
¿Está la Escuela, nuestra Escuela argentina tan alejada, históricamente, del mundo de la vida, en condiciones de
asumir la responsabilidad de semejante misión?; nos hallamos en una especie de punto muerto: “...no se puede
reformar la institución sin haber reformado previamente las mentes, pero no se pueden reformar las mentes si no
se reformaron previamente las instituciones”.
Es doble la contradicción que se nos abre camino: la oposición “mente-institución” y la oposición “escuelasociedad”. “Existe una imposibilidad lógica de superación de las dos contradicciones que acabamos de enunciar,
pero de este tipo de imposibilidad la vida siempre se burló” ; “...la iniciativa sólo puede venir de una minoría, al
comienzo incomprendida, a veces perseguida. Luego se produce una diseminación de la idea que, al difundirse,
se vuelve una fuerza que puede actuar.” “Una minoría de educadores, animados por la fe en la necesidad de
reformar el pensamiento y en regenerar la enseñanza. Serán educadores que ya sienten el sentido de su misión”.
Sólo así, la enseñanza se convierte en “educativa” para dejar de ser lineal, transmisiva y reproductiva, es decir,
simplificadora. Para alcanzar esta enseñanza educativa se necesita, sí, de la competencia disciplinar, pero
además es necesaria una técnica, un arte y, sobre todo, “eros”, es decir, “...deseo, placer y amor, deseo y placer
de trasmitir, amor por el conocimiento y amor por los alumnos. El eros permite dominar el gozo ligado al poder, en
beneficio del gozo ligado al don. Esto es lo que en primer lugar puede provocar el deseo, el placer y el amor por el
alumno...”.
Los “fines” de tal enseñanza educativa son:
“proporcionar una cultura que permita distinguir, contextualizar, globalizar, dedicarse a los problemas
multidimensionales, globales y fundamentales; preparar las mentes para que respondan a los desafíos que
plantea para el conocimiento humano la creciente complejidad de los problemas; preparar las mentes para
que enfrenten las incertidumbres que no dejan de incrementarse, no sólo haciéndoles descubrir la historia
incierta y aleatoria del Universo, de la vida, de la humanidad, sino favoreciendo en ellas la inteligencia
estratégica y la apuesta a un mundo mejor; educar para la comprensión humana entre los seres cercanos y
los que están alejados; enseñar la filiación de (Argentina), en su historia, en su cultura, en la ciudadanía
republicana
e introducir la filiación de (América Latina); enseñar la ciudadanía terrestre, enseñando la
humanidad en su unidad antropológica y sus diversidades individuales y culturales, así como en su
comunidad de destino propia de la era planetaria, en la que todos los humanos se enfrentan a los mismos
problemas vitales y mortales.”
5. Los ejes directrices de la reforma educativa.
“La misión de la educación para la era planetaria es fortalecer las condiciones de posibilidad de la emergencia de
una sociedad-mundo compuesta por ciudadanos protagonistas, conciente y críticamente comprometidos en la
construcción de una civilización planetaria”. Para alcanzar este objetivo, Morín propone un tipo de gestión
institucional que incorpore, en los diversos espacios curriculares y de acuerdo a los distintos Niveles del sistema
educativo, “...seis ejes estratégicos directrices para una acción ciudadana articuladora de sus experiencias y
conocimientos, y para una contextualización permanente de sus problemas fundamentales en la prosecución de
la hominización?.
1. El eje “conservador/revolucionante”: “...es el despliegue de una acción paradójica, porque toda acción
conservante requiere del complemento de una acción revolucionante que asegure la continuación de la
hominización. Y toda acción revolucionante requiere a su vez, una acción conservante de nuestros
patrimonios biológicos, de nuestras herencias culturales y de la civilización”.
2. El eje “para progresar resistiendo”: “...la resistencia a la barbarie se vuelve condición conservante de la
supervivencia de la humanidad y condición revolucionante que permite el progreso de la hominización...
...vínculo recursivo dialógico entre resistencia, conservación y revolución”.
3. El eje “para problematizar y repensar el desarrollo”: “...la educación debe colaborar en el rescate de la
idea de desarrollo del encuadre y la simplificación producido por el reduccionismo economicista”. Y para
ello debe hacerle lugar a la música, la poesía, la mística y las artes, es decir, factores que exceden los
objetivos de un mero desarrollo económico.
4. El eje “regreso del futuro y reinvención del pasado”: como toda sociedad vive de la dialéctica
pasado/presente/futuro, uno de los fines de la educación es renovar y aumentar la complejidad de esta
dialéctica, sobre todo para asegurar la intensidad concreta del vivir que es el eje del “presente”.
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5. El eje “complejización de la política para una política de la complejidad”: la educación debe permitir la
percepción y crítica de la falsa racionalidad política, abstracta y unidimensional, que ignora las
necesidades no cuantificables ni identificables por las encuestas y la naturaleza compleja del hombre así
como el contexto planetario; incorporar el pensamiento complejo en la educación favorecerá generar una
política compleja que “...se expresa por la doble pareja <pensar global/actuar local, pensar local/actuar
global>”.
6. El eje “civilizar la civilización”: es decir, “...la supresión de cualquier forma de explotación y dominación, de
la justa repartición de los bienes, de la solidaridad efectiva entre todos, de la felicidad generalizada...”;
“...en el fortalecimiento y desarrollo... ...de la asociación y de la cooperación, mediante la dinámica de las
redes sociales horizontales articuladas con organismos de vocación planetaria... ...redes fundamentales
para la creación y el sustento de una conciencia cívica planetaria que articule la información y los
conocimientos necesarios para la implementación participativa de la política compleja y la construcción de
una mundología de la cotidianeidad, capaz de percibir la interrelación y recursividad entre el contexto
local, el individuo y el contexto planetario.
Bibliografía
1)- MORIN, Edgar. La cabeza bien puesta. Nueva Visión. Bs As. 1999.
2)- MORIN, Edgar. Educar en la era planetaria. Gedisa. Barcelona. 2003.
Nota: el autor es Director de la Escuela de Enseñanza Media Nº 3015 San Roque y Coordinador Pedagógico
del Profesorado de Filosofía y del Profesorado para la EGB I y II del ISPI Nº 4031 Fray Fco de P. Castañeda.
El texto es un síntesis de su Tesina homóloga para el Postítulo “Epistemología de la Educación con
Orientación a las Ciencias Naturales”. Aquel que desee tener el texto completo debe pedirlo al email:
[email protected]
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