Chile en el siglo XX

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Chile es un país sudamericano, rodeado al norte por Perú, al este por Bolivia y Argentina, y al sur y oeste por
el Océano Pacífico. Fue descubierta por Pedro de Valdivia en 1540 y luego se independizó de España el 18 de
Septiembre de 1810.
Comparada con otros países sudamericanos, Chile tiene una población homogénea. La mayoría de la
población son descendientes de los Araucanos, que constituyen el 92% de la población actual. Su religión es
católica, como la mayoría de los países colonizados por España.
Luego de su independencia, Chile vivió un período de democracia con mucho conservadurismo. Los militares
tenían una influencia determinante en el Estado y sus decisiones, manteniendo la sociedad bajo un control
conservador, libre de violencia, y con una filosofía anticomunista derivada de la intensa interrelación con la
política Norteamericana (EEUU).
Desde la década del 70, esta situación cambió dramáticamente a raíz de los acontecimientos que se describen
a continuación. Chile ha vivido y sufrido unos años de transición, cuando el 11 de septiembre de 1973 el
general Augusto Pinochet encabezó uno de los más controversiales golpe de estado contra el presidente
Salvador Allende, dando comienzo así a una dictadura militar que duraría diecisiete años.
Augusto Pinochet, nació en Santiago de Chile y estudió en una escuela militar. Poco a poco fue ocupando
diferentes puestos en la milicia, hasta que el 23 de agosto de 1973 el general Carlos Prats abandona el puesto
de comandante en jefe del Ejército chileno, y personalmente le propone al presidente Allende que Pinochet
sea quien lo suceda. El general Prats en sus memorias escribió hasta el momento en que −por mi sugerencia−
el presidente Allende designó comandante en jefe del Ejército al general Pinochet, cuando
presenté mi expediente de retiro, creía honestamente que dicho general compartía con sinceridad mi
acendrada convicción de que la caótica situación chilena debía resolverse políticamente, sin golpe militar, ya
que esto sería su peor solución.
Pero las expectativas que tenían tanto el general Prats como el presidente Allende no coincidían con las del
general Pinochet. Ni ellos ni nadie se imaginaban los elementos característicos de la personalidad de Pinochet:
El engaño, la mentira y la traición.
El presidente Salvador Allende subió al poder el 4 de Noviembre de 1970 iniciando así la denominada vía
chilena al socialismo. Sin embargo, luego de haber subido al poder con el apoyo de los de izquierda
(comunistas − socialistas), estos, junto a los de derecha (capitalistas) se opusieron a su gobierno, con el apoyo
de Los Estados Unidos. Acrecentando la fuerte crisis por la cual el país estaba pasando, la escasez de
alimentos básicos, la huelga de camioneros, la hambruna de la población y otros tantos factores, que crearon
el clima para el golpe de Estado.
En la mañana del 11 de septiembre ya se exhibían en el horizonte de la costa chilena unos cuantos busques de
guerra de los Estados Unidos, poniendo así en marcha el golpe de estado. Los militares alzados le piden la
renuncia al presidente Allende, le ofrecen un avión para salir del país, y le advierten que el Palacio
Presidencial iba a ser bombardeado por tierra y aire. A pesar de esto, Allende decide no renunciar, y mientras
es bombardeado el Palacio le habla por última vez a su pueblo por radio Magallanes.
Según los documentos recopilados, en la tarde del día de los hechos el almirante golpista Patricio Carvajal
ocupó el Ministerio de Defensa y desde allí pide instrucciones a Pinochet, que se encontraba en la guarnición
de Peñalolen. ¿Qué hacer con el presidente?, Pregunta el almirante. ¿Un avión para Allende y su familia? Eso
es, y a mitad del vuelo el aparato se cae, fue la respuesta de Pinochet, entre risas.
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El presidente Salvador Allende muere en el Palacio Presidencial de La Moneda ese mismo día. Hay do teorías
sobre su fallecimiento: la primera dice que el presidente luego de haber hablado por última vez por la radio se
suicidó en su escritorio. La segunda teoría es que Allende fue asesinado en el Palacio presidencial, tal vez
producto del bombardeo o por alguien en particular.
Ocupa el poder una Junta Militar formado por cuatro miembros y encabezada por Pinochet, quien pasa a ser
presidente de Chile. Inmediatamente suspendió la constitución, disolvió el congreso, impuso un régimen
unipartidista, dictatorial, violento y represivo que duraría 15 años.
El 5 de octubre 1988 un plebiscito general rechaza un nuevo período de gobierno al presidente Pinochet,
dando así paso a las primeras elecciones democrática el 14 de diciembre de 1989. El demócrata cristiano
Patricio Aylwin ganó las elecciones y el 11 de marzo tomó el poder.
Sin embargo, este plebiscito no lo eliminó de la vida política nacional, sino, que el astutamente modificó
previamente la constitución de manera tal que le garantizara la permanencia en el poder, indirectamente,
mientras vida tenga.
El 11 de marzo de 1998 expiraba su mandato como Comandante en Jefe del Ejercito, según establece la
Constitución que él mismo diseñó a su medida y pasará a ser senador por el resto de sus días. Aunque pudo
haberse retirado antes, el 26 de Enero, como lo había acordado anteriormente con el Ministro de Defensa y el
presidente Eduardo Frei.
Actualmente Pinochet tiene un serie de acusaciones de parte de Inglaterra y España por las personas
desaparecidas y asesinadas durante su mandato. Sin embargo, ninguna se ha podido llevar a cabo ya que
Pinochet cuenta con inmunidad diplomática y aparte cuenta el hecho de haber sido presidente de un país
(Chile) durante mucho tiempo.
Ultima alocución del Presidente Allende.
Pagaré con mi vida la defensa de principios que son caros a esta patria. Caerá un baldón sobre aquellos que
han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra, roto la doctrina de las Fuerzas Armadas.
El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni dejarse masacrar, pero también debe
defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.
Una palabra para aquellos que llamándose demócratas han estado instigando esta sublevación, para aquellos
que diciéndose representantes del pueblo, han estado turbia y torpemente actuando para hacer posible este
paso que coloca a Chile en el despeñadero.
En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria los llamo a ustedes para decirles
que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Ésta es una etapa que será
superada, éste es un momento duro y difícil. Es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será
de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.
Compatriotas: es posible que silencien las radios, y me despido de ustedes. En estos momentos pasan los
aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con este ejemplo, para
señalar que en este país hay hombres que saben cumplir con las obligaciones que tienen. Yo lo haré por
mandato del pueblo y por la voluntad consciente de un presidente que tiene la dignidad del cargo
Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las
torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas
el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron.
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Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares al almirante Merino El general Mendoza, general rastrero
que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de
Carabineros.
Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito
histórico pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que
entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser cegada definitivamente. Tienen
la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La
historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron
en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia que empeño su palabra en que respetaría
la constitución y la ley, y así lo hizo. Es este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a
ustedes. Espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el
clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señalo Schneider y que reafirmara el
comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena
conquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la
modesta mujer de nuestra tierra: a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre
que supo de su preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales
patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales,
colegios de clase para defender también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha; me dirijo al
hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro
país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando
las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación
de proceder la historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa
me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que
fue leal con la patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni
acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y
amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se
abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Éstas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que el sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de
que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Agradecimientos
Quisiera agradecer hondamente a dos personas que me ayudaron incondicionalmente a que este trabajo sea
posible: a la Dra. Georgina Pérez Cairo (mi mami) y al economista Jaime McFarlane. Gracias a los dos por su
paciencia y ayuda.
Bibliografía
• Almanaque Mundial 1998, Editorial Televisa, Cap. Chile, pág. 223−226.
• "Chile," Microsoft® Encarta® 97 Encyclopedia. ©1993−1996 Microsoft Corporation. All rights reserved.
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• http://www.elpais.es/p/d/especial/chile/chile1.htm
• http://www.udel.edu/leipzig/texts4/ela12038.htm
• http://spin.com.mx./~hvelarde/Uruguay/Galeano/ memoria/19730911.htm
• http://www.mpmr.com/rodrig/r3/militari.htm
• http://spin.com.mx./~hvelarde/Chile/salvador.allende/ allende.htm
• http://www.geocities.com/CapitolHill/Senate/2005/ allende.html
Las víctimas del general por Francesc Relea.
Las víctimas del general por Francesc Relea.
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