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NOTA ACLARATORIA SOBRE LA PROPUESTA DE ADELANTO AL MES DE JUNIO DE LAS
PRUEBAS CORRESPONDIENTES A LA EVALUACIÓN EXTRAORDINARIA.
Hace ya varios cursos que desde la Asociación de Directivos de Educación
Secundaria, al abordar las posibles soluciones organizativas para el caos de nuestros
finales e inicios de curso, estudiamos la viabilidad y ventajas que al respecto podría
suponer el adelanto al mes de junio de las pruebas extraordinarias de septiembre.
Esta posible solución venía además impulsada por el hecho de que la entrada
en vigor en la Universidad de los acuerdos de Bolonia traería consigo, ineludiblemente,
la necesidad de que el curso universitario se iniciase el día 1 de septiembre y, por
tanto, las pruebas de acceso deberían quedar sustanciadas en el mes de julio, como ya
sucede en algunos distritos universitarios (a los que nuestro actual alumnado ya no
puede acudir para solicitar plaza en septiembre).
Siendo así, el alumnado al que más necesario le resultaría el tiempo del verano
para preparar sus materias suspensas, el de segundo de Bachillerato, quedaría
excluido de dicha posibilidad.
A nadie que conozca la organización de las enseñanzas de Educación
Secundaria le resultará extraño que pensemos que es inviable compaginar dos
períodos de exámenes extraordinarios, uno para el alumnado de segundo curso de
Bachillerato y otro para el resto.
Tras analizar esta realidad, estudiamos las ventajas e inconvenientes que se
derivarían del adelanto aplicado a toda la Secundaria, llegando a las conclusiones que
se recogen en el documento adjunto, que en su día hicimos público y remitimos a
todos los centros, y que se resumen en que la medida, según nuestro análisis,
resultaría beneficiosa para el alumnado de Secundaria Obligatoria, que
previsiblemente mejoraría sus resultados (véanse los índices de presentados y
aprobados en las actuales convocatorias de septiembre).
Ello, además de solucionar en gran medida los innumerables problemas que
actualmente se presentan en la organización de final e inicio de cada curso académico
(admisiones, matrículas, cupos, desplazamientos, contratación de profesorado
interino, programación,...) y que irremediablemente se traducen en un deterioro de la
calidad del servicio público que ofrecemos, hecho que repercute negativamente en el
alumnado y en las familias por la mala imagen que se ofrece, cuestión nada
desdeñable si no nos olvidamos de los tiempos que vive la educación pública.
Aunque figuran en el documento que adjuntamos, queremos aquí subrayar dos
cuestiones:
Primera. En ningún caso nuestra propuesta contempla una ampliación de los
175 días lectivos legalmente establecidos. Al contrario, entendemos que deberían
tener dicha consideración actividades, como las evaluaciones, que actualmente no la
tienen.
Segunda. En ningún caso nuestra propuesta contempla la necesidad de que el
curso se prolongue más allá del 30 de junio. Estamos convencidos de que no es en
absoluto necesario y por ello añadimos al documento una simulación de calendario
que lo demuestra.
Además de lo dicho, y ahora sí contemplando la entrada en vigor de la LOMCE,
y teniendo en cuenta que la incorporación de los estándares de aprendizaje a la
evaluación responde a una directiva europea (y por tanto se mantendrán aunque se
vuelva a modificar la ley), debemos añadir a las consideraciones del documento que si
se ha de diseñar la evaluación extraordinaria en coherencia con el nuevo modelo, esto
sólo será factible, y no sin dificultades, si se da la continuidad que propicia el adelanto
a junio de las pruebas extraordinarias.
Asumida la autoría de la propuesta por nuestra parte, dejamos constancia
también de que el modo de trasladar la misma a la comunidad educativa, mediante la
incorporación de un párrafo al respecto en un artículo del borrador de orden de
evaluación, no nos parece el procedimiento adecuado. Debería haberse seguido un
proceso de información y debate con los distintos sectores educativos, con carácter
previo a formalizar la propuesta, como así hemos hecho ver a los responsables de
dicho borrador.
Por último, confiamos en que pueda producirse dicho proceso de reflexión y
debate y que, de tomarse, la decisión de modificar la organización del calendario
cuente con el necesario y suficiente grado de acuerdo entre todos los sectores
implicados en nuestro sistema educativo público.
Murcia, 11 de noviembre de 2015.
Raimundo de los Reyes.
Presidente ADES.
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