1.- ¿Qué es el cáncer? El cáncer es un grupo de diferentes enfermedades que tienen algunos efectos importantes en común, afectando al la unidad básica del cuerpo para vivir: la célula. Para entenderlo hay que conocer que sucede cuando las células normales se convierten en cancerosas. El cuerpo se compone de muchos tipos de células, las cuales crecen, se dividen y reproducen a medida que se necesita para mantener el cuerpo sano. Sin embargo, a veces, el proceso se descontrola y las células se siguen dividiendo cuando no es necesario, formando dicha masa de células extra un tumor, los cuales pueden ser benignos o malignos. Los tumores benignos no son cancerosos, no extendiéndose las células en estos tumores a otras partes del cuerpo y siendo raramente una amenaza de muerte. Los tumores malignos son cancerosos. Las células en estos tumores son anormales y se dividen sin orden ni control, pudiendo invadir y destruir el tejido a su alrededor. Además, las células cancerosas pueden separarse del tumor maligno y entrar al torrente sanguíneo o al sistema linfático. El proceso mediante el cual el cáncer se extiende del tumor original a otras partes del cuerpo para formar nuevos tumores se conoce como metástasis. 2.- Síntomas Engrosamiento o nódulo en el seno o cualquier otra parte del cuerpo Cambio obvio de una verruga o lunar Una herida que no sana Tos persistente o ronquera Cambios en el funcionamiento del intestino o la vejiga Indigestión o dificultad al tragar Cambio de peso sin razón aparente Hemorragia o secreción inusual 1 Cuando estos u otros síntomas ocurren, NO siempre son causados por el cáncer, siendo muy importante consultar con el médico antes de sentir el dolor, ya que el cáncer en su fase temprana generalmente no causa dolor. Si los síntomas están presentes, una biopsia es la manera más fiable de saber si un problema médico es un cáncer. Durante una biopsia se extrae una muestra de tejido del área anormal y se examina bajo el microscopio para identificar células cancerosas. 3.- Tratamientos El cáncer puede tratarse con cirugía, terapia de radiación, quimioterapia, terapia hormonal o terapia biológica, pudiéndose usar un método o una combinación de ambos dependiendo del tipo y la ubicación del cáncer, de si la enfermedad se ha extendido, de la edad del paciente y de otros factores. 3.1.- Radioterapia La radioterapia es una de las principales modalidades de tratamiento en oncología, aplicándose aproximadamente al 60% de los pacientes. Utiliza radiaciones ionizantes de alta energía y es considerada como una terapia local, ya que sólo afecta a las células de la zona radiada. Existen dos variedades de radioterapia: externa e interna, estando la elección de una de ellas en función de las peculiaridades del paciente. Radioterapia externa La dosis total de radiación se reparte por sesiones, dependiendo de cada paciente el número y la duración de las mismas. Lo habitual es que duren entre 1 y 7 semanas. Antes de comenzar el tratamiento hay que planificarlo mediante la simulación, durante la cual se ensayan las sesiones de radioterapia: el especialista delimita y marca la zona a tratar con gran exactitud y el paciente aprende la postura que debe adoptar durante las sesiones. 2 Las habitaciones donde se reciben los tratamientos de radioterapia externa están rigurosamente aisladas para que la radiación no salga fuera de ellas, pero una vez terminada la sesión las relaciones sociales, laborales y familiares del enfermo no tienen porque verse afectadas, ya que la radiación únicamente actúa mientras se recibe y sólo en la zona de tratamiento. Efectos secundarios: Alteraciones cutáneas de la zona donde se recibe la radiación (enrojecimiento, descamación, picor, inflamaciones, etc) Caída del cabello (alopecia) Alteraciones orofaringeas cuando la radiación se realiza a nivel de cabeza y cuello (sequedad de boca, llagas, modificación del gusto, etc) Alteraciones digestivas cuando la radiación se realiza a nivel de tórax y abdomen (dificultad al tragar, estreñimiento, diarreas, etc). Alteración en las relaciones sexuales si se recibe la radiación en la zona pélvica debido a la sequedad producida en la mucosa vaginal. Sensación de fatiga. Radioterapia interna Es de reciente utilización y se denomina interna porque la radiación se produce dentro del organismo, siendo la dosis utilizada mucho más pequeña en comparación con la radioterapia externa. Antes de comenzar el tratamiento el especialista elige el tipo de elemento radioactivo o isótopo idóneo en cada caso. Éste se introduce en pequeñas estructuras (cápsulas, varillas, granos…) y se coloca cerca del tumor o incluso en el interior del mismo. En otras ocasiones esta sustancia se prepara para ser inyectada o ingerida. Mientras dura el tratamiento, de 3 a 6 días, el paciente está aislado en una habitación del hospital, ya que durante este tiempo emite radiación, siendo imprescindible que las visitas guarden las normas de seguridad. 3 Terminado el tratamiento, las relaciones laborales, familiares del enfermo pueden continuar con normalidad. sociales y 3.2.- Quimioterapia La quimioterapia se aplica en un gran número de enfermedades cancerosas, tanto localizadas como metastásicas. Utiliza diversos fármacos o compuestos químicos capaces de destruir (citotóxicos) o frenar el desarrollo de las células cancerosas (citostáticos) , estando la elección del tipo y dosis de quimioterapia en función de las peculiaridades de la enfermedad y de las características de cada paciente. Quimioterapia sistemática Se comenzó a utilizar en los años 50, y utiliza fármacos tanto citotóxicos como citostáticos, pudiéndose administrar por vía oral, intramuscular o intravenosa. Se pueden utilizar uno o varios fármacos a la vez, administrándose en forma intermitente o de ciclos. Tanto la elección como la dosis del fármaco va a depender específicamente de las características de cada paciente. Efectos secundarios Los efectos secundarios de la quimioterapia varían en función del tipo de fármaco utilizado y de la persona que recibe el tratamiento. Estos efectos se producen porque los fármacos también afectan a las células normales del organismo y pueden aparecer a de inmediato, a corto o a medio-largo plazo: De inmediato, mientras se está introduciendo el fármaco puede aparecer dolor local por la punción de la vena y sensación de calor o quemazón. A corto plazo, es decir en las primeras horas y días tras la administración de la terapia, pueden aparecer nauseas y 4 vómitos, dolores musculares y articulares, cefaleas, cansancio y decaimiento. Durante el tiempo global que dura el tratamiento pueden aparecer efectos secundarios a medio y largo plazo como son diarrea o estreñimiento, alteraciones urinarias, y la depresión medular, lo que trae consigo anemia (cansancio, debilidad y amenorrea), leucopenia (más susceptible a padecer infecciones), y trombopenia (aparición de hemorragias). Otra opción para las personas con cáncer es tomar parte en los estudios de investigación, a través de los cuales los médicos aprenden nuevas formas de tratar el cáncer que pueden ser más eficaces que la terapia convencional. Las personas que toman parte en estos estudios tienen la primera oportunidad de beneficiarse de tratamientos que han mostrado ser prometedores a la vez que hacen una importante contribución a la ciencia médica. 4.- Prevención El cáncer se desarrolla gradualmente como resultado de una mezcla compleja de factores relacionados con el medio ambiente, el estilo de vida y la herencia. Los científicos han identificado factores que aumentan el riesgo de una persona a desarrollar cáncer, como son el alcohol y la exposición a ciertos químicos o a la radiación, mientras que otros como no usar derivados del tabaco, evitar los rayos dañinos del sol, o seleccionar alimentos con menos grasa y más fibra lo diminuyen. Aún cuando muchos factores de riesgo se pueden evitar, otros como los heredados son inevitables. Sin embargo, es importante conocerlos y tener presente que no todas las personas con un factor de riesgo particular para desarrollar el cáncer padecen la enfermedad. 5.- Reacciones emocionales 5 Las reacciones emocionales más frecuentes que suelen aparecer en los enfermos de cáncer una vez se les ha confirmado el diagnóstico, fundamentalmente son ansiedad y depresión. Cuando hablamos de ansiedad nos referimos a aquellos sentimientos y sensaciones como el miedo, la preocupación y la angustia, que nos producen un gran malestar. En el enfermo de cáncer la ansiedad se presenta como sensación de amenaza contra su vida, miedo al dolor y sufrimiento o el temor al rechazo debido a los cambios corporales. Por otro lado, la depresión es un sentimiento de tristeza persistente provocado por pensamientos negativos hacia si mismo o hacia el mundo que le rodea. La depresión en pacientes oncológicos se produce por la pérdida de salud y la posibilidad de realizar sus actividades cotidianas por la disminución de su calidad de vida. Tanto la ansiedad como la depresión provocan cambios en el comportamiento tales como llanto, alteraciones del sueño, pérdida de interés por las cosas, dificultades para concentrarse o cambios bruscos en el estado de ánimo. Estas razones pueden diferir de un enfermo a otro, dependiendo de su actitud frente a todo este proceso y del apoyo que reciba en su entorno. Para facilitar el proceso de comunicación con el enfermo hay que desarrollar dos habilidades básicas: la escucha y la comprensión. La habilidad de escuchar adecuadamente significa transmitir al otro que estamos interesados y atentos a lo que nos está contando, de esta forma la comunicación será más fácil y agradable para ambos. Para lograrlo debemos estar disponibles y atentos únicamente a nuestro interlocutor. Con gestos: Permanecer a poca distancia del enfermo durante la conversación inclinando el cuerpo ligeramente hacia él. Mirar el enfermo a la cara y a los ojos mientras se está hablando. 6 Realizar movimientos de cabeza para sentir a acompañar la escucha con gestos de manos. Acompañar con expresiones faciales que reflejen que estamos atendiendo (sonreir, mostrar sorpresa o preocupación, etc). Con Palabras: Utilizar incentivos verbales Realizar pequeños resúmenes de las cosas que nos ha contado el enfermo: “si no he entendido mal….” Otros aspectos importantes para una escucha adecuada: No distraernos mientras en enfermo está hablando para no perder información No interrumpirle nunca cuando nos cuente sus sentimientos No ofrecer soluciones prematuras Identificar el momento en el que el paciente desea que hablemos o terminemos con nuestro papel de escucha. La empatía es la capacidad de escuchar activamente los sentimientos y emociones de otras personas y entender que puede tener motivos para actuar como actúa o para sentirse como se siente. Empatizar es una de las habilidades en la comunicación con el enfermo, así sentirá que alguien se preocupa por el y compartirá sus emociones negativas, lo cual facilitará que también preste atención a las cosas positivas que le rodean. Observar los gestos, la postura y el tipo de palabras que utiliza el enfermo para poder utilizar gestos similares y facilitar la comunicación entre ambos. Utilizar expresiones que indiquen que se le está atendiendo. No emitir juicios sobre el estado de ánimo del enfermo que le hagan sentir culpable. No olvidar los componentes verbales (una sonrisa, …) 7 Ante una situación de llanto, hay que reunir serenidad, poner en marcha las habilidades de escucha y empatía y sobre todo no intentar detener el llanto cuando ya ha comenzado. Quedarse al lado del enfermo si éste no pide lo contrario Escuchar todo lo que nos quiera decir Evitar que otros interrumpan el llanto Quedarse lo más silencioso posible Apoyarle con el contacto físico No llamar a otras personas si el enfermo no lo pide No intentar animarle o cambiar de tema NO HAY QUE OLVIDAR QUE SI EL ENFERMO NO QUIERE HABLAR SOBRE SUS SENTIMIENTOS HAY QUE RESPETAR SU DECISIÓNCANCER 8