01. Amor hasta el extremo

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Aposento Alto - Amor hasta el extremo
¿Qué le dirías tú a un grupo de amigos íntimos a quienes has estado entrenando por más de tres
años para una labor extremadamente importante sabiendo que te quedan pocas horas de vida?
¿Cuáles serían tus últimas instrucciones? ¿Cuáles serían tus últimas exhortaciones, la que
dejarías dejar en sus mentes y corazones antes de partir? O ¿Qué le dirías para consolarlos ante
la realidad de una separación física definitiva?
La porción del evangelio de Juan en los capítulos 13 al 16 contienen las últimas palabras de
nuestro señor Jesucristo antes de su muerte en la cruz. Su ministerio público acaba de concluir
en el capítulo 12; ya nunca más Jesús volverá a dirigirse a las multitudes como venía haciendo
los últimos 3 años y medio. Pero había algunas cosas urgentes que debía compartir con sus
discípulos esa noche mientras participaba con ellos de la cena de la pascua. La traición de Judas
está a punto de consumarse. Unas horas más tarde el Señor Jesucristo sería arrestado, juzgado,
condenado a muerte y todos los apóstoles habrían de experimentar una profunda desilusión
porque no era de esa manera que ellos imaginaban el fin de la historia. Es en ese contexto que
Jesús se reúne con ellos para comer la cena de la pascua. Esta es una de las porciones del Nuevo
Testamento que revelan más ampliamente la vida emocional de nuestro Señor Jesucristo, la
profundidad de su amor y cercanía para con los discípulos.
La razón de esta serie de mensajes del Aposento Alto fue por el hecho de que el Señor Jesucristo
toca algunos aspectos que son vitales para la vida del cristiano en cualquier época. Estas
enseñanzas son vitales.
¿Cómo podemos tener comunión e intimidad con un salvador que no podemos ver? ¿Qué papel
juega el Espíritu Santo en el contexto de esa relación tan peculiar que nosotros tenemos con
Cristo? ¿Cuál es el papel que juega Su palabra inspirada? ¿Cómo será nuestra interacción con un
mundo que aborrece a Cristo pero que ya no puede volcar su odio directamente contra Él? ¿Qué
significa ser un discípulo viviendo en un mundo como el nuestro, en un contexto de tanta
hostilidad en contra de los cristianos? ¿Cómo podemos compartir con ellos el evangelio si ese
mensaje es completamente contrario, completamente antagónico a la forma de pensar de las
personas de mundo? ¿Cómo podemos experimentar paz y gozo viviendo en un mundo así?
¿Cuál es el aspecto que debemos enfatizar y subrayar en nuestra relación con los demás
discípulos del Señor cuando nos encontramos en este mundo caído y hostil?
Juan 13:34-35 ​
"​
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os
he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.​
"
Juan 15:12 ​
"​
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he
amado.​
"
Jesús dice: "Un mandamiento nuevo". ¿Existía este mandamiento en el Antiguo Testamento?
Por supuesto que sí. De hecho claramente Jesús que la ley se resume en dos mandamientos:
1. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente.
2. Amarás al prójimo como a ti mismo.
¿En qué sentido este mandamiento es nuevo? No es nuevo en el sentido de que nunca haya sido
mencionado en la biblia. Lo que es nuevo es el estándar que Jesús pone delante de nosotros:
"​
Que os améis, ​
como yo os he amado​
". Eso es nuevo el estándar de ese amor.
Es acerca de ese amor que estaremos hablando al considerar los primeros versículos del capítulo
13.
Juan 13:1 ​
"​
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para
que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el
mundo, ​
los amó hasta el fin.​
"
En otras palabras: los amó hasta lo sumo; los amó con el amor más extremo con el que alguien
puede amar a otra persona. Es ese amor extremo el que sirve de trasfondo a la escena del
capítulo 13:1-20.
El lavamiento de los pies.
Este lavamiento fue una lección memorable de humildad que los discípulos necesitaban
urgentemente. En el capítulo 22:24 del evangelio Lucas, esa misma noche, los discípulos habían
estado discutiendo entre sí: "¿Quién de ellos sería el mayor?". En un momento tan sensible, la
gran preocupación de los apóstoles era: "¿Quién es el que va a ocupar la posición de más honor
en el Reino de Dios?". Pero Jesús les hace ver con su ejemplo que la tabla de evaluación en Su
reino es muy diferente a la tabla de evaluación que usa el mundo. Entre los seguidores de Jesús
los que realmente van a pertenecer al lugar más elevado, los que van a ocupar en el puesto de
más grande honor, son aquellos que asumen voluntariamente el lugar más bajo. Esa es la
enseñanza más evidente en este pasaje, como el mismo Cristo revela:
Juan 13:15 ​
"​
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros
también hagáis.​
"
Sin embargo, si nos quedamos únicamente en la lección de humildad que enseña este pasaje
claramente y no conectamos el lavamiento de los pies con la declaración del versículo 1 acerca
del amor extremo del Señor Jesucristo, habremos perdido el corazón del pasaje. Muchos leen
Juan 13 y ven a Cristo lavando los pies y lo único que se ve de manera muy evidente es la
humildad de Jesús y lección de humildad. Pero hay más que una lección de simple humildad
aquí.
El lavamiento de los pies no fue simplemente una bofetada sin manos del parte del Señor. En
otras palabras, este lavamiento no fue un mero reproche; sino que este lavamiento fue una
especie parábola viviente del profundo amor de Cristo que sería manifestado una horas más
tarde en la cruz del calvario. Fue por amor de los suyos que Jesús se humilló. El amor de
verdadero se humilla, el amor verdadero está dispuesto a humillarse, o para decirlo de otra
manera: la verdadera humillación es aquella que es motivada, producida, movida por el amor.
Es por eso que el apóstol Juan se empeña en mostrar el contraste aquí entre: lo que Cristo sabía
de sí mismo y sus circunstancias esa noche y lo que hizo a continuación.
Juan 13:1 ​
"​
Antes de la fiesta de la pascua, ​
sabiendo Jesús que su hora había llegado para
que pasase de este mundo al Padre...​
"
Por cientos de años los israelitas habían celebrado la fiesta de la pascua como un recordatorio
de la forma milagrosa como Dios los rescató de la esclavitud en Egipto. En aquella primera
pascua, en los días de Moisés, Dios ordenó a los judíos que sacrificaran un cordero cuya sangre
debían colocar en los dinteles y en los postes de las puertas. El juicio de Dios pasaría esa noche
por la tierra de Egipto matando a todos los primogénitos excepto en aquellas casas que habían
sido rociadas con la sangre del cordero pascual. De manera que ese cordero no era más que un
símbolo que prefiguraba el sacrificio de Cristo por nuestros pecados.
Así que Jesús no veía la pascua simplemente como una fiesta religiosa que traía a su memoria la
historia pasada de la nación de Israel. Cada vez que Jesús comía el cordero pascual seguramente
visualizaba su propia muerte en la cruz del calvario. Fue con esa conciencia que Jesús participó
de esa última pascua con los discípulos: "​
… sabiendo Jesús que su hora había llegado para que
pasase de este mundo al Padre…​
". No fue un simple cambio de localidad. Juan no está diciendo:
el Señor ya sabía que su tiempo en la tierra había concluido y que iba a mudarse al cielo. ¡No,
esa no es la idea! Esa sombra de muerte que había acompañado a Jesús a lo largo de toda su
vida, ahora estaba a punto de convertirse en una realidad.
En medio de una situación emocional tan difícil, la gran preocupación de Jesús eran sus
discípulos. "… ​
como había ​
amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.​
" Jesús amó a los que le pertenecen a Él: porque fueron escogidos por el Padre, fueron
comprados con su sangre, fueron llamados eficazmente para salvación por el Espíritu Santo.
Hay un sentido en que Dios ama a la humanidad en general; pero el amor que Juan resalta aquí
es una clase de amor que Cristo tiene únicamente para los suyos. Es por eso que más adelante
Jesús hace una diferencia entre Judas y el resto de los apóstoles.
Juan 13:18 ​
"​
No hablo de todos vosotros; yo sé a quiénes he elegido​
; mas para que se
cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.​
"
Juan 15:12-16 ​
"​
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he
amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque
el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las
cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. ​
No me elegisteis vosotros a mí, sino
que yo os elegí a vosotros​
…​
"
Cristo inició esta amistad. Esta amistad empezó con Jesús, él nos escogió.
Fue por amor por nosotros que Jesús estuvo dispuesto a asumir voluntariamente el lugar de
mayor humillación.
Juan 13:2 ​
"​
Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas
Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, ​
sabiendo Jesús que el Padre le había dado
todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba​
…​
"
En otras palabras: Jesús no tuvo en ese momento una crisis de identidad: Él estaba plenamente
consciente de su grandeza cuando tomó la decisión de ocupar el lugar del más bajo de los
siervos. Dice Juan que Jesús sabía que: el ​
Padre le había puesto todas las cosas en sus manos​
;
sabía ​
que había salido de Dios​
; ​
sabía que regresaba al Padre​
. En otras palabras: Jesús sabía
perfectamente que en muy poco tiempo estaría sentado en su trono de gloria que dejó
voluntariamente para venir a salvarnos.
Fue con esa conciencia que Jesús se dispuso a lavar los sucios pies, de sus orgullosos discípulos,
con esas mismas manos en las que el Padre le había puesto todas las cosas.
Juan 13:4-5 ​
"​
… se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la
ciñó. Luego puso agua en un lebrillo ​
(una palangana)​
, y comenzó a lavar los pies de los
discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.​
"
En el tiempo de Jesús los caminos no eran asfaltados como ahora; los hombres usaban unas
sandalias abiertas que no protegen completamente de polvo, de la arena y de la suciedad de
camino, de manera que era muy incomodo sentarse a comer sin lavarse los pies. Es por eso que
los anfitriones que te invitaban en una cena solían tener a un esclavo, un sirviente, que hacía ese
trabajo. Era una tremenda descortesía invitar a alguien a cenar y no proveerles el lavado de los
pies. Por eso es que Jesús le dice a Simón el fariseo en Lucas 7:44 dice "​
Entré en tu casa, y no me
diste agua para mis pies​
". Jesús vio eso como una descortesía. Sin embargo era un trabajo tan
humillante que usualmente era un trabajo realizado por el siervo de menor importancia en la
casa.
El problema es que en el Aposento Alto no había sirvientes. Así que los discípulos comienzan a
llegar para comer con Jesús la última cena de la pascua; se comienzan a colocar en forma de U
en la mesa que era no era elevada sino que era en el piso, las personas simplemente se
reclinaban, los pies quedaban hacia afuera y las personas comían tomando la comida de la mesa
con la mano; tenían a simple vista allí el agua, la jarra, la toalla; sin embargo nadie hizo el menor
intento de usarla hasta que ocurre lo inesperado.
Es interesante porque Juan describe esta escena en cámara lenta, como para ver los detalles.
Jesús va hacer algo aquí y quiere que lo veamos en cámara lenta:
Juan 13:4 "​
…se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la
ciñó…​
"
Imagínense a los discípulos mirándose unos a otros y preguntándose: ¿Qué es esto? ¿Qué es lo
que vas a hacer?
Juan 13:4-5 ​
"​
Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos,
y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.​
"
Es difícil saber lo que estaba pasando por la mente de los discípulos viendo a Jesús en una
posición tan humillante. Pero podemos suponer que estaban bien avergonzados, a pesar de
toda su vergüenza ninguno se levantó de la mesa para ocupar su lugar. No se sabe si alguno
llegó a considerar la posibilidad de lavar los pies a Jesús, tal vez, eso se le pudo ocurrir alguno;
pero ¿lavarse los pies entre ellos? Jamás, eso sería demasiado humillante. Estos hombres tenían
el corazón lleno de orgullo y Cristo lo sabía. Pero aún así continuó lavándole los pies uno a uno,
hasta que llegó al apóstol Pedro.
Juan 13:6​
"​
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?​
"
En el texto griego dice literalmente: ¿Tú a mí, me lavas los pies? En otras palabras: Siendo tú el
más grande y siendo yo tan pequeño ¿Vas a ocupar frente a mí la posición de un sirviente?
Juan 13:7 ​
"​
Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo
entenderás después.​
"
Pedro no veía la verdad detrás de ese lavamiento, pero lo entendería después. Sin embargo el
dice:
Juan 13:8 ​
"​
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás.​
"
Seguramente alguien podría pensar: Por fin parece que uno de los discípulos está empezando a
actuar con humildad. No, esa protesta de Pedro no es otra cosa que orgullo disfrazado. Hay
personas que no quieren que le sirvan porque son orgullosos. Ya Cristo le hizo ver que había
algo en ese acto de servicio que Pedro no podía entender en ese momento; eso debió ser
suficiente para que Pedro cierre su boca y se deje lavar los pies. Pero no, Pedro quiere controlar
la situación, quiere decirle al Señor como se deben hacerse las cosas.
Antes de reaccionar en contra de Pedro, tomemos un espejo y comenzamos a mirarnos a
nosotros mismos, porque es muy usual que nosotros reaccionemos así: "¿Señor acaso no
hubiera sido mejor que hicieras las cosas de otra forma? De paso si tu estas dispuesto a
considerarlo, yo tengo muy buenas ideas que tengo para compartir contigo para ayudarte a
mejorar el guión". Por supuesto no nos dice eso con palabras. Uno dice eso al tener falta de
mansedumbre al aceptar la voluntad de Dios cuando nosotros no entendemos que es lo que Él
está haciendo. Cada vez que hacemos eso, no solo revelamos el orgullo de nuestro corazón, sino
también nuestra necedad. De ahí las palabras tan tajantes de Jesús en el v. 8.
Juan 13:8 ​
"​
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te
lavare, no tendrás parte conmigo.​
"
Esa fue una respuesta bien drástica. Jesús pudo haberle dicho: "Pedro, ¿No te das cuenta que
estoy tratando de enseñarles algo importante? Déjate lavar los pies para que pueda terminar
esta lección". Pero eso no fue lo que le dijo.
El lavamiento de los pies no era más que el preámbulo de una humillación mayor: la muerte de
Cristo en la cruz del calvario por medio de la cual nuestros pecados son perdonados y nosotros
somos aceptados delante de Dios. Pero es imposible que aún después de haber sido aceptados,
perdonados, es imposible transitar por este mundo caído, por este mundo lleno de pecados, sin
ensuciarnos de nuevo los pies. Así que tenemos que venir una y otra vez a procurar ese
lavamiento parcial, no para recobrar la salvación perdida sino para seguir en ese proceso de
santificación que nuestra salvación asegura.
Juan 13:9 ​
"​
Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la
cabeza.​
"
Ya Pedro dijo: "Bueno… si no voy a tener parte con el Señor. ¡Entonces lávame entero!".
Juan 13:10-11 ​
"​
Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues
está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a
entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.​
"
¿Saben cuál es la lección que Jesús le está enseñando a Pedro aquí? Que todo aquel que no
percibe esa necesidad de lavarse los pies; es decir, de venir diariamente a Dios confesando sus
pecados, probablemente está evidenciando que nunca ha sido salvo. Jesús le dice: "Sí tu no
quieres venir a lavarte los pies, tú no tienes parte conmigo. Si tu no entiendes la necesidad de
lavarte los pies, esa limpieza continua de tus pecados, que ahora debes aborrecer si eres
cristiano. Cuidado Pedro, eso puede estar evidenciando que eres del grupo de Judas, no tienes
parte conmigo". Eso es similar lo que dice Juan.
1 Juan 1:6-9 ​
"​
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz,
tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado. ​
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos​
, y la
verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados ​
(venimos diariamente a
lavar nuestros pies), ​
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad.​
"
Una prueba inequívoca de que nosotros hemos sido salvados, que nuestros pecados han sido
perdonados, que hemos sido aceptados en la presencia de Dios, es que aborrecemos esos
pecados que cometemos diariamente y por lo cuales regresamos a Cristo una y otra vez,
aplicando continuamente a nuestra vida esa bendita sangre que Jesucristo derramó en la cruz
del calvario y que nos limpia de todo pecado.
Probablemente Pedro no entendió todo eso esa noche, pero había algo muy claro esa noche: Sí
él no se dejaba servir por Cristo, él no tendría parte con Cristo. Ese es el problema de muchos
inconversos. Uno le predica el evangelio y ellos quieren buscar cincuenta mil maneras de llegar
al cielo que no sea reconociendo humillados que no pueden llegar sin Cristo. Ellos quieren llegar
al cielo manejando un camión que diga: "Mi propio esfuerzo" y nadie va a llegar al cielo
manejando ese auto. Es confiando en Cristo y únicamente en Cristo. ¡Nadie llegará al cielo al
menos que se humille y reconozca que no puede ser salvo a menos que confíe enteramente en
el bendito, glorioso, maravilloso, extraordinario, exaltado, Señor y Salvador Jesucristo. ¡Nadie va
a llegar al cielo de otra forma!
Hasta aquí la historia. Pero ahora viene la lección que Cristo quiere comunicarles esa noche…
Juan 13:12 "​
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la
mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?​
"
¡Qué pregunta! No olvidemos que unas horas antes los discípulos habían estado discutiendo
quién de ellos era el más grande del grupo. Ahora Jesús les dice: Vengan acá, yo quiero decirles
algo, yo quiero darles una lección… ¿Ustedes saben lo que yo les he hecho? ¿Ustedes no ven
cuán ridícula es esa discusión?
Imagínense un grupo de hormigas discutiendo entre sí diciendo: ¿Cuál es la más fuerte del
grupo? Y una hormiga le dice a la otra: ¿Tú ves esa migaja de pan de 0.2 milímetros? La cargue
yo solita, acabo de romper el récord mundial de 0.13 1/4. Si nosotros pudiéramos oír a las
hormigas hablando y uno las está mirando, nosotros podríamos decir: ¿Pero estarán locas?
Pero esa ridiculez ni siquiera puede compararse a la de un grupo de pecadores redimidos por
gracia que reconocen a Cristo como el rey soberano del universo, el creador y sustentador de
todas las galaxias compitiendo entre ellos ¿Cuál es el mayor? ¿Cuál es el más importante?
1 Corintios 4:7 "​
Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo
recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?​
"
Los cristianos tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros. (2 Cor. 4:7) Pero esa discusión no solo es ridícula sino peligrosa, es
dañina. No olvidemos que así como nadie puede ser salvo sin humillarse primero, nadie puede
crecer en santidad, nadie puede producir verdaderos frutos para la obra de Dios, a menos que
siga transitando por el camino de la humildad. Cristo en su amor, no solo dejo instrucciones al
respecto, sino un ejemplo claro y elocuente para que ningún cristiano se confunda.
Juan 13:13 ​
"​
Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.​
"
Si eres un verdadero cristiano, sabes que Cristo es tu Maestro, sabes que Cristo es tu Señor, que
sabes que nosotros debemos aprender de Él, que somos nosotros los que debemos servirle a Él,
no al revés. Sin embargo, Él estuvo dispuesto a dejar su gloria al hacerse hombre, ya eso fue
demasiada humillación.
Cuando vemos un aeropuerto, en el sector de los fumadores y uno pasa por esos lugares, uno
solo ve la niebla del cigarrillo. Imagínense lo que sería para un Padre que tiene un niño de 3 años
decirle: "Yo quiero que tú vayas a esa cabina y te metas allí por 3 hs". Eso sería una tremenda
irresponsabilidad.
Sin embargo, lo que hizo Cristo al venir a la tierra fue peor que eso. Cristo dejó Su trono de
gloria; Cristo es Santo, perfectamente Santo y Él vino a una atmósfera absolutamente
contaminada por el pecado y Él hizo eso por amor a ti. Ya eso fue demasiada humillación, pero
aún así, se humilló más y murió la muerte de un criminal, para que tú puedas ser limpio de tus
pecados. Eso es lo que este lavamiento simboliza: El más grande de todos por amor a nosotros
ocupó el lugar más bajo y ahora nos dice de manera explícita que eso es exactamente lo que
quiere que hagamos… humillarnos hasta el polvo, si es necesario. Todo el problema del mundo
es que nosotros vivimos en un planeta poblado de dioses. Tú y yo creemos que somos Dios y "Ay
de aquel que se atreva a meterse conmigo". Nosotros debemos suplicarle a Dios que nos de
cordura.
Es cierto que muchos de nosotros estamos dispuestos a humillarnos delante de Dios. Pero no es
ese tipo de humillación que Jesús está hablando aquí, sino la humillación entre los humanos.
Juan 13:14 "​
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también
debéis lavaros los míos.​
" Eso no es lo que el texto dice.
Muchos piensan: "Yo te amo, Cristo, te amo, pero es a tu iglesia a la que no soportó Señor".
Juan 13:14-15 ​
"​
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros
también debéis ​
lavaros los pies los unos a los otros. ​
Porque ejemplo os he dado, para
que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.​
"
Si de verdad estás dispuesto a humillarte delante de Dios, debes estar dispuesto a humillarte
delante de tus hermanos en Cristo. ¿Hasta qué punto?
Filipenses 2:5-8 ​
"​
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
el cual, ​
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante
a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.​
"
Lo más extraordinario de ejemplo de Cristo (en relación a nosotros) es que Su humillación
consistió en dejar a un lado su grandeza para venir a ocupar el lugar de un siervo; pero en el
caso de nosotros, la humillación consiste simplemente en ocupar nuestro lugar.
El llamado de Cristo no es a que abandonemos "nuestra grandeza". El llamado de Cristo es:
piensa con cordura y mírate a ti mismo como lo que eres y actúa en consecuencia. Ese no es el
mensaje que muchos predican.
El problema del hombre según el mundo radica en su baja estima. El problema según la Biblia es
que nos estimamos demasiado. Lamentablemente el aspecto en el que la iglesia de Cristo se ha
dejado llevar por el mundo es precisamente este. En un montón de pulpitos ya no se predica la
Escritura, la psicología humanista ha desplazado la Biblia de los púlpitos. Los resultados están a
la vista… Cada vez es más difícil encontrar entre los que profesan ser cristianos un verdadero
espíritu de auto negación, un verdadero espíritu de servicio. ¿Saben por qué? Porque hemos
olvidados nuestra identidad de siervos y nos hemos estado comportado como si fuéramos los
amos.
No olvidemos que Jesús no les está dando una bofetada sin manos.
Juan 13:1 "​
… como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
fin.​
"
Como los amó hasta el extremo, Jesús está tratando por todos los medios posibles, de librarlos
del orgullo porque sabe que el orgullo es una maldición, porque sabe que el orgullo desgraciará
su vida, porque sabe que ellos nunca serán felices, nunca serán bienaventurados hasta que
aprendan a ser humildes. El orgullo es una desgracia y Cristo está haciendo aquí una
quimioterapia espiritual.
Juan 13:16-17 ​
"​
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el
enviado es mayor que el que le envió. ​
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si
las hiciereis.​
"
Es precisamente aquí donde el evangelio pone de cabeza la filosofía del mundo. Mientras más
orgulloso es un hombre y más intensamente procuré su gloria, más miserable será. El mundo
está lleno de gente miserable, porque el mundo está lleno de gente orgullosa. Pero en la misma
medida en que un hombre se humille ante Dios y ocupa el lugar que realmente le corresponde
sirviendo humildemente a los demás, ocupando intencionalmente el lugar más bajo, en esa
misma medida disfrutará de los dones de gracia que el Señor tiene reservados para aquellos que
dependen enteramente de Él y deciden vivir para su gloria.
Mateo 11:29 "​
… aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas.​
"
Jesús hizo todo porque nos ama y quiere que descansemos. Fue por amor a ellos que Jesús le
dio esta lección de humildad, porque los amó hasta el extremo, por eso puso ese ejemplo de
lavarle los pies. Si quieres ser fructífero en el Reino de Dios dependerá de cuanto te humilles.
Jesús sabe que la verdadera felicidad y la verdadera fructificación se encuentran en la
humillación.
Juan 13:18-19 ​
"​
No hablo de todos vosotros; yo sé a quiénes he elegido; mas para que se
cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. ​
Desde
ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.​
"
En otras palabras: "La traición de Judas no lo estaba tomando desprevenido, Jesús sabía que eso
habría de suceder porque sabía a quienes a elegido y para cuando eso ocurra ellos crean que
Jesús es Dios (Yo soy) el nombre con el que Dios se revela en el Antiguo Testamento, para que
sepan que Jesús es Dios encarnado.
Juan 13:20 "​
De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí;
y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.​
"
¿Está cambiando Jesús de tema aquí? Por supuesto que no. Jesús está diciendo: "Yo fui enviado
por mi Padre y de esa misma manera yo los envió al mundo como mis representantes. El que los
recibe a ustedes (cuando le prediquen verdaderamente la palabra, verdaderamente el
evangelio), me recibe a mí y el que me recibe a mí recibe al Padre. Pero si ustedes quieren ser
fructíferos en esa labor a las que yo les estoy enviando tendrán que humillarse hasta el polvo.
Esa es nuestra misión. Nosotros fuimos enviados por el Señor y que privilegio. El que nos recibe
a nosotros predicando el evangelio, recibe al Señor. Si quieres ser fructífero ocupa el lugar más
bajo intencionalmente.
Sin humillación no hay salvación. La persona sin Cristo necesita el perdón de los pecados y el
evangelio anuncia que no tienes la más mínima capacidad de resolver ese problema por sí
mismo. Pero Dios en su amor envió la solución a este mundo en la persona de Su hijo. Solo Él
puede perdonarte de todos tus pecados, sólo Él te puede conceder por gracia el don de la vida
eterna. Pero no hagas como Pedro, déjate lavar. Reconoce que estás en bancarrota y que no
tienes nada que ofrecer excepto una vida entera de pecados que necesita del perdón de Dios.
Déjate lavar en la sangre preciosa del cordero y recibe por gracia el don de la vida eterna.
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