El movimiento del acceso abierto (Open Access) se centra

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El movimiento del acceso abierto (Open Access) se centra principalmente en
un tipo específico de contenido: los artículos publicados en revistas
científicas que realizan revisión externa por parte de expertos. El objetivo
del Open Access no son los libros, ni los manuales de texto, ni las revistas,
los artículos de los periódicos, las partituras, las grabaciones de audio ni de
vídeo, los programas informáticos, etc.
El motivo de esta separación es también muy concreto: sin excepciones,
todos los artículos publicados en revistas científicas con revisión por parte
de expertos y las presentaciones de congresos son “donaciones” del autor,
obras escritas únicamente con el objetivo de darse a conocer y obtener la
mayor difusión, utilización y repercusión posibles, y no para obtener
ingresos ni porcentajes sobre las ventas.
En cambio, esto no es así en el caso del tipo de obra digital que
mencionábamos anteriormente: en la mayoría de los casos, si más no,
aquéllas no constituyen donaciones del autor, sino que gran parte se escribe
para conseguir beneficios a partir de los pagos de royalties o de las ventas
directas. Para diferenciar las dos clases de contenido, llamémoslos
contenido puramente “donado” o “mixto” (donado y comercial).
La solución para los artículos donados que ya se publican en las revistas
científicas con revisión de expertos y en los congresos es el acceso abierto
(Open Access u OA): lo único que se necesita es que se facilite su acceso a
todos los usuarios a través de la internet. La solución para los contenidos
comerciales es más compleja, ya que en primer lugar hay que precisar qué
parte desea donar el autor, tras lo cual deben establecerse las condiciones
para ello en un contrato o licencia celebrado entre el autor y el editor.
Tanto el copyleft como las licencias Creative Commons son soluciones
excelentes para los dominios de contenido mixto.
El copyleft y las licencias Creative Commons (CC) también pueden
adoptarse para los casos en que se desea el dominio donado/acceso
abierto, pero no son “necesarias”, y afirmar que se necesitan no sólo es
erróneo, sino que además retrasa el progreso del OA.
El motivo es simple: el 92% de las revistas científicas encuestadas ya han
dado luz verde a que los mismos autores archiven sus obras en dominios de
acceso abierto, lo cual significa que el autor cuelga en línea un borrador del
artículo que cualquier persona puede leer por internet. El autor, a
continuación, puede cederle el copyright al editor o bien darle una licencia.
Todo esto no es necesario que cambie, y lo único que se necesita para el OA
es una redacción íntegra del texto que esté permanentemente disponible
para todos los posibles usuarios, gratis y en internet.
CC
La justificación de esta confluencia de intereses de acceso libre es la idea
común de que la creatividad y la productividad humanas se ven limitadas
innecesariamente por muchas de las barreras existentes que se imponen al
acceso a los productos de creación del hombre. Los productos digitales del
intelecto humano son un tipo de recurso común que beneficiaría más a la
humanidad si se redujeran las restricciones y se ampliara al máximo su uso.
A diferencia de los recursos analógicos (como por ejemplo los campos para
que paste el ganado), los recursos digitales no se ven perjudicados si se
permite que cualquiera pueda acceder a ellos y utilizarlos, sino al contrario,
se benefician.
EL ACCESO ABIERTO FRENTE AL COPYLEFT
1) La primera gran diferencia que cabe señalar en este sentido es que
aunque es así en el caso de “algunos” productos creativos (algunos libros,
programas informáticos, vídeos o grabaciones de audio), no es
universalmente cierto para cualquier otro dominio creativo que “todos” los
creadores, sin excepciones (o incluso la mayoría de ellos) quieran donar sus
obras, y beneficiarse de su repercusión únicamente en vez de con las
ventas.
Esto significa que los dominios creativos basados en tarifas y royalties se
enfrentan a una carga adicional que el OA no tiene en cuenta: debe
establecerse una distinción entre los autores que desean donar su obra y
ponerla a disposición gratuita de todos y los que no. Pero no es así en el
caso del OA: todos los autores de artículos de revistas científicas siempre lo
han querido así.
Stevan Harnad.
2) Tampoco tienen que adoptar la licencia CC todos los autores de OA: los
que publican en revistas OA sí, pero los que publican en revistas
tradicionales de pago (por suscripción o tarifa de conexión a la página) sólo
deben complementar la versión de pago del editor con una versión propia
de acceso abierto, que archivan ellos mismos, de manera gratuita para todo
el mundo, en la página web de su institución (preferentemente, un archivo
Eprint que cumpla con la OAI, para facilitar la interoperabilidad).
Otro importante resultado indirecto de (3) es la necesidad de encontrar una
manera de compensar también al creador en el caso de que el acceso
gratuito por internet redujera sus ingresos hasta el punto de que ya no le
saliera a cuenta seguir creando.
A mí me parece que el copyleft es sólo un nombre bonito para el acceso
gratis en el caso especial de las obras de texto (tanto los programas
informáticos, como la música, etc. son diferentes de las obras de texto). La
única duda que tengo es si el copyleft garantiza todos los derechos de
utilización que pueden querer los investigadores respecto a los artículos
revisados por expertos.
Para poner esto en contexto, la noción de copyleft deriva del código abierto,
que es un concepto relativo al software. Los programadores creían (con
razón) que ocultar el software y delimitarlo con derechos de autor
entorpecería su uso y su desarrollo, y por ello concibieron el código abierto,
pero, tal como señala Eric Raymond en su artículo de New Scientist, no
queda claro cuál sería el equivalente al “desarrollo de software” en el caso
de las obras de texto.
Creo que la respuesta es: nada. En el caso concreto de las obras de texto
que nos ocupan (los artículos de investigación con revisión por pares) el
único objetivo de su publicación es que se lean, se usen y se citen. Se trata
de la transmisión del conocimiento que contienen, para su adopción,
modificación y su mejora.
Los códigos convencionales de software se escriben para usarse (no para
leerse, ni para modificarse), y el software tradicional quiere que el uso se
remunere, y que se oculte el proceso que ha seguido el desarrollo: en el
texto no existe el proceso de desarrollo, y por lo tanto no tiene sentido
ocultarlo.
Ahora bien, en lo que atañe a las obras de texto que no se desean donar, sí
se cobra su uso (y la realización de copias), pero con los textos donados no
existe tal problema, y de eso se trata el acceso abierto y gratuito.
Estoy totalmente a favor de la causa común junto con el código abierto (que
admiro y apoyo), allí donde sea relevante, pero se corre un peligro al
combinar los movimientos de código abierto y de acceso abierto: no existe
una división clara entre obras para donar y para vender (donadas o
comerciales) en lo que se refiere a programas informáticos. Se trata de una
cuestión de gustos o de ética, no de género, mientras que con el texto, y en
el caso concreto de los artículos de investigación, la distinción es intrínseca
al género: la investigación científica con revisión por pares es
ESENCIALMENTE una donación, y es ésa su característica más destacable,
no como la analogía mucho más débil y ligeramente vaga de los programas
informáticos de código abierto.
Por explicarlo de otro modo, y utilizando el lenguaje del desarrollo de
software para que quede más claro: los “programadores” del código que
compone un artículo de investigación no escriben el código para venderlo u
obtener royalties o pagos de tarifas, ni lo han hecho nunca ni lo harán en el
futuro, sino que su recompensa deriva EXCLUSIVAMENTE de la utilidad que
le da la comunidad de usuarios, que se vería restringida o anulada por
cualquier tipo de tarifa o suscripción.
Es ÉSE el fundamento de la justificación y la motivación del acceso abierto a
la literatura científica, y no las comparaciones más bien vagas que se han
hecho con el código abierto.
Estoy abierto a recibir correcciones de cualquiera que tenga más
conocimientos sobre el tema.
Stevan Harnad
(5) RELAJACIÓN DEL COPYRIGHT FRENTE A RENUNCIA AL COPYRIGHT
En relación con el punto anterior, no está del todo claro que se necesite un
profundo cambio en la ley de copyright o en las licencias más que para
garantizar el acceso público a través de la internet a los textos íntegros, lo
cual puede llevarse a cabo manteniendo los esquemas de derechos de autor
y de licencias existentes, y requiere únicamente que el editor autorice
formalmente al autor a que archive una copia íntegra del texto en la red
para que quede disponible gratuitamente para a todo el mundo (tal como ya
hace el 55% de las editoriales:
http://www.lboro.ac.uk/departments/ls/disresearch/romeo/Romeo%20Publi
sher%20Policies.htm
Si la ley exige que los autores pidan más de lo que es estrictamente
necesario para facilitar el acceso abierto, ¡lo único que hará es provocar la
oposición innecesaria de los autores a la misma ley que en principio debe
beneficiarles! Los autores no querrán verse obligados a publicar sólo en las
revistas especializadas que se presten a renunciar al copyright y publiquen
textos de dominio público.
(6) LA PUBLICACIÓN DE ACCESO ABIERTO FRENTE A LA
AUTOARCHIVACIÓN DE ACCESO ABIERTO
Nuevamente en relación con el punto anterior, tanto su artículo como la
Sabo Bill parecen prestar atención únicamente a uno de los dos métodos
complementarios de obtener el acceso abierto: la publicación en una revista
especializada de acceso abierto, que proporciona acceso íntegro a todo el
contenido de manera gratuita, es una manera de crear el acceso abierto,
pero hoy en día de momento sólo existen 500 revistas de este tipo.
http://www.doaj.org/
¿Qué ocurre con los artículos de las otras 23.000 revistas con revisión por
parte de expertos?
http://ulrichsweb.com/ulrichsweb/analysis
Lo único que necesitan los autores de los artículos de estas revistas es que
las revistas apoyen el acceso abierto y la autoarchivación de acceso abierto
en los archivos abiertos de las instituciones de los autores, tal como ya hace
oficialmente el 55% de las revistas encuestadas (y la mayoría de las demás
pretenden hacer, según afirman al preguntarles).
http://www.lboro.ac.uk/departments/ls/disresearch/romeo/Romeo%20Publi
sher%20Policies.htm
http://www.eprints.org/self-faq/
El movimiento del acceso abierto se centra sobre todo en una forma
específica de contenido: los artículos publicados en revistas científicas con
revisión por parte de expertos y las presentaciones de los congresos. El
objetivo del Open Access no son los libros, ni los manuales de texto, o las
revistas, los artículos de los periódicos, las partituras, las grabaciones de
audio o de vídeo, los programas informáticos, etc.
El motivo de esta separación es muy concreto: sin excepciones, todos los
artículos publicados en revistas científicas con revisión por parte de
expertos y las presentaciones de congresos son “donaciones” del autor,
obras escritas únicamente con el objetivo de darse a conocer y obtener la
mayor difusión, utilización y repercusión posibles, y no para obtener
ingresos ni porcentajes sobre las ventas.
http://www.ecs.soton.ac.uk/~harnad/Tp/resolution.htm#1.1
En cambio, esto no es así en el caso del tipo de obra digital que
mencionábamos anteriormente: en la mayoría de los casos, si más no,
aquéllas no constituyen donaciones del autor, sino que gran parte se escribe
para conseguir beneficios a partir de los pagos de royalties o de las ventas
directas. Para diferencias las dos clases de contenido, llamémoslos
contenido puramente “donado” o “mixto” (donado y comercial).
La solución para los artículos donados que ya se publican en las revistas
científicas con revisión de expertos y en los congresos es el acceso abierto
(Open Access u OA): lo único que se necesita es que se facilite su acceso a
todos los usuarios a través de la internet. La solución para los contenidos
comerciales es más compleja, ya que en primer lugar hay que precisar qué
parte desea donar el autor, tras lo cual deben establecerse las condiciones
para ello en un contrato o licencia celebrado entre el autor y el editor.
Tanto el copyleft como las licencias Creative Commons son soluciones
excelentes para los dominios de contenido mixto.
El copyleft y las licencias Creative Commons (CC) también pueden
adoptarse para los casos en que se desea el dominio donado/acceso
abierto, pero no son “necesarias”, y afirmar que se necesitan no sólo es
erróneo, sino que además retrasa el progreso del OA.
El motivo es simple: el 92% de las revistas científicas encuestadas ya han
dado luz verde a que los mismos autores archiven sus obras en dominios de
acceso abierto, lo cual significa que el autor cuelga en línea un borrador del
artículo que cualquier persona puede leer por internet. El autor, a
continuación, puede cederle el copyright al editor o bien darle una licencia.
Todo esto no es necesario que cambie, y lo único que se necesita para el OA
es una redacción íntegra del texto que esté permanentemente disponible
para todos los posibles usuarios, gratis y en internet.
http://romeo.eprints.org/stats.php
Asimismo, existe una práctica solución legal para la autoarchivación de los
artículos en el 8% de las revistas que aún no han dado la luz verde a este
método:
http://www.eprints.org/self-faq/#self-archiving-legal
Por este motivo, es viable el acceso abierto al 100% sin que los autores
tengan que volver a negociar las licencias de copyright para conseguir o el
copyleft o la licencia CC con su editorial.
Aun peor que afirmar (equivocadamente) que escribir artículos OA primero
requiere una renegociación fructuosa de las licencias de copyright con los
editores (un paso innecesario e incierto que muchos autores de obras para
donar no querrían emprender), es afirmar que escribir artículos OA requiere
ponerlos en el dominio público (es decir, renunciar totalmente al copyright).
Los autores que donan sus obras necesitan métodos sencillos y directos
para hacer lo que desean hacer: facilitar el acceso gratuito por internet a
sus artículos (que siguen estando bajo copyright), lo cual pueden llevar a
cabo ya sea a través de la publicación en revistas OA o publicándolos en
revistas que no son OA y depositándolos en archivos abiertos. No es preciso
que negocien un copyleft o una licencia CC con sus editores (a menos que
ambas partes así lo prefieran), ni tampoco están obligados a poner sus
artículos en dominio público (algo que muy pocos autores y ningún editor
están dispuestos a hacer).
>A favor: la definición de copyleft como la gratuidad de la obra, el
consentimiento del autor a ciertos usos de la misma, sin remuneración ni
autorización.
Innecesario. El artículo lo único que necesita es estar colgado en un
depósito de autoarchivación en internet. Lo demás viene dado por el
territorio de la red (accesible desde cualquier punto del mundo).
>En contra: el acceso abierto sólo se da a nivel académico.
¡No queda claro lo que quiere decir! El acceso a través de internet al texto
íntegro significa acceso completo a través de internet al texto íntegro,
gratuito para todo el mundo, a todos los niveles.
El tercer congreso internacional para la implementación de la Declaración de
Berlín sobre el Acceso Abierto se celebrará en Southampton entre el 28 de
febrero y el 1 de marzo de 2005, y será el más reciente en la serie de
encuentros bianuales para realizar el seguimiento de la adopción de la
Declaración de Berlín. Quienes suscribieron la Declaración de Berlín ya se
han comprometido a llevar a cabo acciones dentro de sus organizaciones
para reforzar el acceso abierto. El principal objetivo de este encuentro es
revisar el progreso que han hecho hasta ahora las instituciones para poner
en práctica estas acciones y los próximos pasos que se tomarán. La
intención es mantener el entusiasmo y el empuje logrados con la
conferencia de Berlín celebrada en octubre de 2003. La primera parte del
programa se compone de conferencias que tratan sobre los principales
aspectos de la implementación, junto con informes de las acciones que han
tomado ya las instituciones que se adhirieron a la declaración. La segunda
parte del programa se fundamentará en la revisión de la hoja de ruta
teniendo en cuenta la experiencia que ha tenido la comunidad hasta la
fecha.
BERLÍN 3
Este encuentro se planteó como el punto de partida para formular una
política práctica que adoptasen las instituciones para “implementar” la
Declaración de Berlín, y la política es sencilla, prácticamente idéntica a la
recomendación del Comité Selecto del Reino Unido (que fue rechazado por
el gobierno británico).
(1) Las instituciones que se comprometan a implementar la Declaración de
Berlín establecerán como norma que sus investigadores tengan la obligación
de depositar los metadatos y el texto íntegro, o de lo contrario
permanecerán “invisibles” a la evaluación de la investigación: el depósito
institucional constituirá los datos en que se basarán su valoración del
trabajo y el registro de documentos del propio resultado de la
investigación).
Esto es casi exactamente lo mismo que lo que recomendó el Comité Selecto
del Reino Unido:
http://www.publications.parliament.uk/pa/cm200304/cmselect/cmsctech/3
99/39903.htm
Además de necesitar lo expuesto anteriormente, la política de
implementación anima la publicación en una revista de acceso abierto
siempre que exista una adecuada. (Esto no es, ni puede ser, un requisito,
puesto que los autores deben poder elegir sus propias publicaciones, y sólo
el 5% de las revistas son de acceso abierto).
El resultado es importante teniendo en cuenta cuatro motivos:
(a) Facilita a los firmantes de la Declaración de Berlín una dirección clara
respecto a lo que debe hacerse para ponerla en práctica, de manera
concreta y con un lenguaje pragmático.
(b) Proporciona una alternativa mundial a la reciente política de NIH-12
(que lo único que hace es animar a los perceptores de subvenciones a que
archiven sus artículos en el depósito central de NIH-12, Pub Med Central, en
el plazo de 12 meses desde la publicación, en vez de “obligarles” a
archivarlos inmediatamente en sus depósitos institucionales).
(c) Es muy probable que a partir de ahora se adopte ampliamente (y ya ha
sido adoptado de facto por una serie de los participantes del encuentro,
incluida la vasta red de investigación francesa, la CNRS, su homóloga
alemana, los Institutos Max-Planck, el laboratorio CERN de Suiza y 12
grandes universidades de Holanda, la Universidad de Southampton en el
Reino Unido (de la que provino el primer modelo de la norma, tanto aquí
como en el Comité Selecto) y, pronto, es de esperar, por los Consejos de
Investigación del Reino Unido (RCUK). Algunas universidades italianas,
australianas, escandinavas y portuguesas ya han adoptado algunas políticas
similares (en diversos grados: pero esto también aumentará a partir de
ahora).
(d) Por consiguiente, pronto se producirá un notable aumento del acceso
abierto en todo el mundo, ¡y (esperamos) que no pasará mucho tiempo
hasta que alcance el 100%!
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