La experiencia de incidencia en políticas de TIC en Argentina, Uruguay y Ecuador; y, la experiencia alrededor de la Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública en Ecuador Raquel Escobar - Coalición Acceso, Ecuador La Fundación Friedrich Ebert implementó, desde Ecuador, el proyecto Latinoamericano de Medios de Comunicación. Este empezó en 1999 con consultorías en Argentina, Uruguay y Ecuador sobre el estado del marco jurídico de las TIC. La información obtenida en estos diagnósticos se socializó en foros de difusión. Después se generó el compromiso de estructurar un grupo de trabajo en cada país entre las personas que asistieron al foro. En Argentina, la organización que lideró esta labor fue La Tribu, que tuvo a su cargo la elaboración de una propuesta de política pública sobre las TIC. Para ello se dispuso del apoyo de consultores de otros países para que recavasen información sobre el tema dentro de la sociedad civil. Los extranjeros, por falta de conocimiento del contexto social y político de Argentina, no comprendían que, en este país afectado por una gran represión oficial, se entendía a la política pública como política de represión y de militarización. Para evitar malos entendidos posteriores se trabajó en propuestas para el manejo o acceso público de las TIC. Con la primera propuesta se logró establecer reuniones con dos congresistas de izquierda que se identificaban con la organización que lideraba en Argentina el proceso. Los asesores de los diputados fueron capacitados sobre la temática para, a su vez, introducir el tema en la agenda de su partido y después en el plenario. Dentro del plan estratégico siempre se estableció quiénes eran las personas con capacidad y poder de decisión y a quiénes podíamos acercarnos para obtener ayuda y compromisos para que el proyecto avance. A pesar del trabajo, el Congreso de esa nación no aprobó la iniciativa. El proceso en Uruguay lo lidera la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC). El proceso de deliberación fue más largo. Se hicieron foros, se constituyó el grupo de trabajo, pero se abrió para incorporar a más sectores de la sociedad civil y del Gobierno con la finalidad de elaborar una propuesta consensuada. El trabajo realizado en los foros iniciales se incluyó en el Foro Ciudadano y es ahí donde ahora se trabaja la estrategia para lograr la aprobación del proyecto. Aquí también se laboró en la identificación de los personajes clave que pudieran incidir favorablemente en el proceso. En Ecuador, el proceso de la Agenda de Conectividad, manejado por el Estado, antes de ser aprobada, convocó a las organizaciones de la sociedad civil para que opinasen sobre este proyecto. En este contexto, se hizo una propuesta alternativa que se llamó la Agenda de Inclusión Digital, pero la ONG que colaboró en este proceso no estuvo abierta al diálogo y quería que su propuesta, sin modificaciones, fuese la aprobada. Al final, la Agenda se aprobó como originalmente el sector gubernamental la había planificado. El cooperante internacional no aceptó el documento elaborado por la ONG porque tenía muchas deficiencias y porque sus partes fuertes habían sido tomadas de una propuesta del PNUD. Además, la idea de inclusión digital no estaba bien comprendida y generaba muchas confusiones. El trabajo realizado por la ONG fue cuestionado por el cooperante internacional porque no incluyó más propuestas que la del consultor responsable. La ONG no tomó en cuenta los criterios del grupo de trabajo que se constituyó para mejorar esta iniciativa. El cooperante internacional tenía experiencia de la realidad brasileña donde también colaboró en el tema. Este organismo lo que hizo fue multiplicar la experiencia adquirida en Brasil en otros países de América Latina. El equipo que laboró en este país actualmente está trabajando y asesorando al gobierno de Lula Da Silva sobre el tema. Ellos trabajan políticas públicas de las TIC dentro de la visión de inclusión digital. Experiencia de Coalición Acceso En el gobierno de Jamil Mahuad, el Presidente del Congreso presentó un proyecto de Ley de Acceso a la Información. Posterior a éste, la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (AEDEP) presentó otro, al igual que el diputado socialcristiano Luis Almeida. Estas iniciativas despertaron el interés de ciertos grupos de la sociedad civil sobre el tema del acceso a la información. La Fundación de la Social Democracia Alemana, conjuntamente con la Universidad Católica y la Fundación Esquel, realizaron foros para difundir los contenidos de estas propuestas de Ley en Quito, Guayaquil y Cuenca. Se sistematizaron todos los criterios de estos foros y de allí se derivó un documento que se convirtió en el insumo para negociar el tema entre distintas ONG. A todo este trabajo también se sumó la Corporación Latinoamericana para el Desarrollo (CLD), capítulo de Transparencia Internacional en el Ecuador que trabaja con financiamiento de la Fundación de la Democracia Cristiana de Alemania. Posteriormente se incorporaron la Fundación Futuro Latinoamericano y el Centro Ecuatoriano de Desarrollo Ambiental. Este grupo analizó y sistematizó las tres propuestas iniciales que sirvieron de base para la negociación. Lo primero que se hizo fue acercarse a la Comisión de Gestión Pública del Congreso Nacional. Se planteó, al interior de la Comisión, los objetivos de esta propuesta de Ley y el aporte técnico que todas estas organizaciones estaban en condiciones de ofertar. Adicionalmente se le entregó la sistematización que se hizo como insumo para el informe final que la Comisión debía presentar al Pleno del Congreso. Para avanzar en la negociación, cada organismo asumió el cabildeo con los sectores que les eran afines. Así, el CLD conversaba con la centro derecha y la derecha, y la Fundación Friedrich Ebert con la centro izquierda y la izquierda. El producto de esa negociación fue el primer informe de la Comisión de Gestión. El Congreso no modificó sustancialmente el proyecto. Posteriormente, el segundo debate se demoró un año y medio en concretarse. Ese tiempo fue aprovechado por la AEDEP, que fungía de aliado y oponente a la vez. Aliado porque presionaba públicamente para que se apruebe la Ley y los diputados respondían, y oponente porque opacaba al trabajo de las otras organizaciones de sociedad civil. A finales del 2003, se constituyó la Coalición Acceso con las organizaciones que estaban trabajando en esta iniciativa. La Coalición ahora tiene una coordinación estable y desarrolla actividades con relación al acceso a la información pública. En el primer trimestre del 2004 se logró la aprobación de la Ley, gracias en buena medida a la presión mediática que ejerció la AEDEP y también por la incidencia directa con los diputados. Cuando iba a darse el segundo y definitivo debate, se pudo conocer que el informe a ser presentado incorporaba cambios no favorables a una propuesta que en la práctica habilite el acceso a la información pública. Para superar estos escollos, se inició otro cabildeo con diputados cercanos al movimiento indígena. Para eso, se los asesoró sobre el tema. Ello sirvió para que esta bancada asumiera la defensa del proyecto de Ley y se postergará por más tiempo la discusión del proyecto. De esta forma se detuvo el debate, lo cual sirvió para que la Coalición inicie un nuevo proceso de negociación y cabildeo con los partidos de derecha, de la socialdemocracia y del movimiento indígena. Para fortalecer estos diálogos, se difundió la idea incluyente de que la transparencia era un acuerdo de todos los ecuatorianos sin importar el partido o la filiación política. Finalmente, los congresistas se apropiaron del discurso y la negociación se concertó al interior del Congreso. Esta experiencia sirvió para que las personas que manejaron la negociación se dieran cuenta de la importancia de las jerarquías. Como el trabajo de cabildeo no incluyó directamente al Jefe de Bloque del partido socialdemócrata, sino a otros diputados, éste se resintió y en el momento de la votación ordenó que la gente afín a su bancada saliera del salón del Pleno. Solo se quedó el diputado con el cual se había trabajado. Sobre la misma estructura de jerarquías, el diputado de derecha Luis Almeida, tuvo que pedir la autorización explícita del jefe de su partido para apoyar este proyecto de Ley, cosa que al final sí sucedió. Elaborado por: Viviana Guzmán L. COMPILADORA