Impactos Psicosociales del desplazamiento

Anuncio
UNIDAD 4
Impactos psicosociales
del desplazamiento forzado
OBJETIVOS
Módulo
6
En el presente módulo se busca definir la perspectiva psicosocial en el análisis del
desplazamiento forzado e identificar los impactos del desplazamiento en la dinámica
individual, familiar y comunitaria.
LECTURA BÁSICA
BERINSTAIN, Carlos. Al lado de la gente. Acompañamiento a comunidades
en medio del conflicto armado
CASTAÑO, Bertha Lucia. A propósito de lo psicosocial y el desplazamiento.
En BELLO, Martha. Desplazamiento forzado. Dinámicas de gu erra, exclusión
y desarraigo. ACNUR-Universidad Nacional de Colombia, 2004.
1. ENFOQUE, JUSTIIFICACIÓN Y SENTIDO
Los desplazados, como víctimas de la violencia, sufren una serie de daños, pérdidas
y transformaciones abruptas que afectan dramáticamente su estabilidad, seguridad
y capacidad para decidir e incidir sobre sus vidas. Esto genera sufrimiento emocional
y deterioro grave en la salud física y mental.
Los deterioros en la salud mental y psicosocial son provocados porque las víctimas
son sometidas a situaciones extremas de amenaza y de riesgo, y quedan desprovistas
de los mecanismos de protección (trabajo, redes de intercambio, transacción,
solidaridad y afecto) y de interpretación (creencias y certezas básica para vivir como
la confianza y la esperanza), los cuales permiten el transcurrir de la cotidianidad
dentro de los parámetros de estabilidad, normalidad y continuidad que se construyen.
El acompañamiento
psicosocial asume que los
daños y las nuevas
dinámicas provocadas por
el desplazamiento forzado
se articulan a los procesos
históricos de configuración
particular de la comunidad
– en el caso colombiano, la
mayoría de las veces
caracterizados por la
exclusión, la discriminación
y la pobreza –; a las
condiciones de vida que
marcan el presente – un
presente de amenazas,
hostigamientos, pobreza y
desocupación, entre otros –;
y de manera especial, a los
aspectos culturales que
dotan a la comunidad de
formas particulares para leer,
entender, explicar y actuar
frente a los hechos.
6
Módulo
La situaciones vinculadas a la violencia política y articuladas con las dinámicas
mencionadas, provocan sufrimiento y malestar emocional, por tanto el acompañamiento
psicosocial debe aportar mecanismos que lo disminuyan a partir de la identificación
y el despliegue de recursos (apoyos) individuales y colectivos, internos y externos.
Si se asume que el desplazamiento provoca daños y sufrimientos, es necesario tomar
distancia de los enfoques que colocan el problema en los individuos y que, por
consiguiente, asimilan daños y sufrimientos a “enfermedad mental” y a una incapacidad
o disfuncionalidad de las personas y sus familias. De acuerdo con Martín-Baró (1990),
un enfoque que reconoce las raíces histórico-sociales en las cuales se desarrolla la
guerra y sus secuelas, no puede patologizar a sus víctimas, ni medicalizar su
sufrimiento. Más bien se trata de ubicar y entender junto con las víctimas aquellas
dinámicas que atentan, amenazan e impiden a las personas – individual y
colectivamente – vivir el tipo de vida que desean vivir; y que las imposibilita para
conducir sus vidas e incidir sobre su entorno. En este orden de ideas, debe entenderse
la forma como los eventos de violación sistemática de los derechos humanos
menoscaban su dignidad, deterioran los soportes sociales y espirituales y, en
consecuencia, colocan a las personas y a sus comunidades en condiciones de
extrema desprotección y vulnerabilidad.
Es necesario destacar que los acontecimientos violentos y el desplazamiento generan
danos no sólo en el ámbito individual, sino también en el familiar y colectivo. Éstos
últimos no resultan por la sumatoria de los impactos individuales, sino por la capacidad
de los eventos violentos de desestructurar las redes y los vínculos sociales, con el
fin de poner en cuestión los aprendizajes, los sentidos y los significados que constituyen
las identidades colectivas. Los hechos previos al desplazamiento, y el desplazamiento
mismo, por su capacidad devastadora, provocan crisis en los referentes de sentido
y de protección de la comunidad, y despoja a los individuos de los recursos comúnmente
utilizados para explicar y afrontar los acontecimientos.
En consecuencia, para identificar, comprender y ayudar a mitigar los impactos que
genera el desplazamiento, es necesario reconocer que las interpretaciones, los
significados y las acciones individuales y colectivas, generadas por y para enfrentar
la violencia, se construyen en densas y complejas redes y tramas que dan lugar a
particulares maneras de estar y percibir el mundo. En este sentido, se asume que
el daño – por qué se sufre, cómo se sufre y qué se pierde – y la manera de afrontarlo
– qué se hace, para qué, cómo y con quién se hace –, no puede establecerse a
priori ni medirse según estándares universales o deducirse por referencia a un
acontecimiento en otro lugar o a otras personas. Las consecuencias de un evento
de violencia no dan lugar automáticamente a procesos de trauma o a enfermedades
mentales, como se supone en ocasiones. Las respuestas, así como los daños y
transformaciones en las vidas de las personas y de las comunidades, no sólo tienen
que ver con las características del hecho violento, sino con las de quien y/o quienes
lo experimentan; con su historia e incluso, con el trámite personal y colectivo, interno
y externo que se desencadena frente al hecho violento.
Módulo
6
De esta manera, lo psicosocial, aquello que alude al bienestar emocional de individuos
y comunidades, a su salud mental, “… está íntimamente ligado a la cultura porque
la forma en que las personas expresan, experimentan y dan significado a sus
aflicciones, está relacionado con contextos culturales y sociales específicos. Las
perturbaciones psicológicas y los traumas tienen una dimensión social y cultural. La
manera en que las personas interpretan sus aflicciones, está indudablemente
conectada con las creencias acerca de los orígenes de dichas aflicciones. Estas
creencias son básicas para crear estrategias terapéuticas apropiadas para aliviarlas
y eliminarlas. Debido a que las diferentes culturas tienen diferentes creencias acerca
de causalidad y el tratamiento de las enfermedades, habrá diferencias en la forma
de conceptuar la salud y la salud mental, como también en la manera de tratarlas”
(Honwana, 2001: 103-118).
A esto se agrega la necesidad de
advertir que tampoco es posible
homogenizar el daño, el sufrimiento
y las respuestas para todos los
miembros de la comunidad (no todos
y todas sufren y enfrentan de la
misma manera). Aunque hombres,
mujeres, adultos, jóvenes, niños y
niñas, comparten un mundo de
significados que les permite
reconocerse y ser reconocidos como
parte de una comunidad, son seres
únicos, con trayectorias y
experiencias vitales particulares que
los dotan de más o menos recursos y soportes, los cuales les ayudan a incorporar la
experiencia a sus vidas de diversas maneras.
Desde esta perspectiva, intenta romperse con las dicotomías y las separaciones radicales
propias del pensamiento cartesiano, que diferencian y hasta contraponen las categorías
cuerpo – alma, salud mental – salud física, individuo – colectivo. “Si se considera que
el bienestar psicosocial es la habilidad para desplegar recursos efectivamente y así dar
forma a su propio mundo, entonces el principal propósito de la intervención psicosocial
deberá ser dar apoyo a este proceso de compromiso. Fundamentalmente, es una tarea
de facilitación, por lo tanto, también se puede incluir la disposición de recursos” (Alison
B. Strang & Alastair Ager: 2003).
2. EL TRABAJO PSICOSOCIAL
Al acercarse a la población afectada por el desplazamiento desde un enfoque psicosocial,
pretende reconocerse la estrecha relación entre el campo de lo individual y lo colectivo,
de lo subjetivo y lo social, de lo político, lo cultural y lo psicológico. Este cruce de
dimensiones permite comprender que:
- La violencia produce daños en la salud mental1 de las víctimas, en tanto las
somete a situaciones extremas de amenaza, riesgo y vulnerabilidad.
- El daño (las perdidas, rupturas, vejaciones, etc.) es una construcción social
(por ende cultural), y su magnitud e importancia dependen del significado y
el sentido que los individuos y colectivos le otorgan. Asimismo, los daños son
heterogéneos, dado además, que éstos dependen no sólo de las características
de los eventos violentos, sino también de las características de las personas
afectadas, sus recursos internos, su género, ciclo vital y etnia.
- La violencia política altera de manera drástica las relaciones históricamente
construidas entre las personas, las familias y las comunidades, en tanto obliga
a modificar roles, estatus, lenguajes, formas de transacción, solidaridad y
reciprocidad, así como a construir relaciones establecidas desde el cálculo
racional de la protección y la sobrevivencia.
1. Asumiendo que la salud mental es una construcción social y cultural y que, por lo tanto, se experimenta según parámetros y marcos
comprensivos que permiten la existencia de diversas concepciones acerca de relaciones tales como la relación cuerpo- mente- espíritu,
individuo-colectivo, persona-naturaleza, entre otras.
Desde esta perspectiva se plantean
algunos fundamentos para el trabajo
psicosocial:
1.
Si bien la perspectiva psicosocial
reconoce los daños individuales generados
por el desplazamiento y los recursos para
afrontarlos, también asume que las
posibilidades de recuperación individual no
dependen exclusivamente del trabajo de
autoexploración y reflexión del sujeto, sino que precisa de una intervención en los
espacios y dimensiones en las cuales se construye el sujeto (ámbitos de interacción
y dependencia). En este sentido, los procesos y los proyectos deben tener un carácter
integral, garantizado por la coordinación y la articulación entre instituciones y sectores
(empleo, salud, vivienda, nutrición, educación). Las acciones psicosociales de orden
clínico y terapéutico individuales y colectivas, son insuficientes e inefectivas si las
personas no superan las condiciones que comprometen su seguridad y generan
penurias económicas extremas. Éstos factores sumados al desplazamiento, configuran
un cuadro de angustia, ansiedad, depresión y profundo escepticismo y desesperanza.
2. El ser humano es considerado desde una perspectiva integral y sistémica, es
decir, inmerso en un medio familiar, comunitario, social, cultural y político del
cual es indisociable y cuyos factores deben ser integrados de modo natural en
el quehacer psicosocial (Pau Pérez). Este aspecto debe dar lugar a procesos
que articulen de manera clara acciones individuales, familiares y colectivas, y
que reconozcan las especificidades y las potencialidades de las distintas
modalidades.
3. La persona es reconocida en su doble condición como sujeto vulnerado, es decir
como víctima y agente social.Esto es, como un sujeto con recursos, capacidades,
y sobre todo, con el derecho a decidir e incidir sobre y acerca del curso de su
vida. El carácter de víctima reconoce un estatus jurídico que contribuye a la
construcción de nociones de ciudadanía y el carácter de agente social lleva a
explorar y a potenciar las capacidades humanas.
4. Los daños son evaluados en referencia al contexto que los produce y al significado
que tiene para las personas. De esta manera, el enfoque psicosocial aboga más
por una intervención sobre las vulnerabilidades que por acciones de asistencia
a las necesidades, así como por un trabajo que parte de reconocer los recursos
propios y las capacidades de las víctimas.
5. El enfoque psicosocial se caracteriza por la forma como interpreta la producción
del daño, el cual se relaciona con la manera como el sujeto es desprovisto de
sus referentes, sus vínculos y sus afectos. Esto debido a que su entorno cotidiano
fue alterado violentamente y también fue vulnerada la dignidad humana de
quienes hacían parte de este entorno, lo cual redunda en la vulneración de la
propia dignidad. Por consiguiente, esta interpretación distante de una concepción
de limitación o incapacidad mental de la víctima, orienta la atención desde el
enfoque psicosocial en la reconstrucción de estos vínculos y redes de apoyo que
han sido fragmentados.
De estos fundamentos se desprenden también unos principios para la atención en salud
mental extensivos a la atención psicosocial2:
-
El respeto irrestricto por los derechos de las personas. Entre los derechos de las
personas se resaltan la escucha, la empatía, el buen trato, la información, la
confidencialidad y el respeto a sus patrones culturales y creencias religiosas, a
fin de preservar los derechos humanos fundamentales.
-
La equidad desde un sentido de justicia en las prioridades e intervenciones, con
relación al género, la generación, las diferencias culturales y étnicas, y los sectores
sociales y regiones del país.
-
La integralidad considerando la salud mental como un componente fundamental
de los procesos de desarrollo humano e interviniendo en diferentes niveles para
asegurar la atención y la prevención de problemas específicos.
-
La solidaridad expresada en la calidad del vínculo, el respeto, la acogida y el trato
justo.
-
La responsabilidad compartida que promueva la salud mental como responsabilidad
individual, social y política.
-
La autonomía y la dignidad, principios tomados de la bioética que aluden a la capacidad
de las personas para tomar decisiones basadas en una información suficiente.
El enfoque psicosocial representa esa mirada o posturatendiente a comprender las
respuestas y los comportamientos de las personas víctimas de hechos violentos y de la
vulneración de sus derechos, en un contexto cultural, político, económico, religioso y
social determinado. El enfoque a su vez, fundamenta procesos de acompañamiento
personal, familiar y comunitario, que buscan restablecer la integridad en las víctimas,
disminuir el sufrimiento emocional, fortalecer la identidad, reconstruir el tejido social, así
como reparar los derechos vulnerados3.
Módulo
6
2. Ministerio de Salud de Perú. Lineamientos para la Acción en Salud Mental, Lima, 2004.
3. Martha Nubia Bello y Dora Lucía Lancheros (2005). Acompañamiento Psicosocial y atención humanitaria en el contexto colombiano.
Corporación Avre – COSUDE.
3. DEFINICIÓN DE LOS IMPACTOS PSICOSOCIALES PROVOCADOS
POR EL DESPLAZAMIENTO FORZADO
Los daños y transformaciones provocadas por el desplazamiento forzado pueden
agruparse y explicarse de la siguiente manera:
3.1 Daños en la identidad
La identidad es un proceso de elaboración subjetiva que permite a cada individuo
construir una(s) versión(es) de sí mismo (que define roles y atributos), a partir de la
relación con los otros, quienes a su vez, dicen y otorgan. Por tanto, es un “...
sentimiento que se desarrolla basado en los vínculos con otros” (Grinberg, 1984:156).
La identidad es “...una forma de estar en el mundo, más que un objeto que se tiene
o no se tiene, es una respuesta relacional a un encuentro”(Castillejo, 2000: 228).
El desplazamiento rompe el relato biográfico de las personas y de las comunidades,
el cual suele expresarse como: “antes y después de…”, “yo era y ahora soy…”.La
imagen que las personas construyen de sí mismas, sus atributos y sus señales
distintivas, son profundamente alteradas al perder sus prácticas cotidianas ligadas
con el trabajo, el territorio, las prácticas culturales y los roles sociales, y al ser afectado
su status, lenguaje, formas de transacción, solidaridad y reciprocidad.
Los daños en la identidad se asocian también con las experiencias de discriminación,
estigmatización y maltrato recibidas durante el desplazamiento – por parte de los
actores armados –, y después del desplazamiento por las comunidades receptoras
y las autoridades y funcionarios encargados de prestar la atención. En algunos casos,
también por la persistencia de amenazas y persecuciones que se extienden a los
lugares de llegada.
3.2 Transformaciones y daños en la autonomía
El concepto de autonomía alude a la posibilidad y la capacidad que tienen las
personas para configurar el mundo en que viven: decidir el tipo de vida que desean
vivir e incidir activa y creativamente para lograrlo. La construcción de autonomía
implica relaciones de dependencia e interdependencia con los “otros”, según Edgar
Morin, para ser autónomo es necesario “depender”.
El despojo de propiedades, el desarraigo y el destierro, la imposibilidad para
desempeñar las actividades generadoras del sustento y la ruptura de los vínculos
y redes familiares y sociales de soporte, impiden a las personas que “dependan de
sí mismas y de su red social”.
Módulo
6
La dependencia de otros menos significativos – tales como instituciones, organizaciones
e incluso, vecinos y familiares –, genera sentimientos de indignidad, angustia e
impotencia y afecta de manera dramática la autoestima.
El desplazamiento, al despojar de pertenencias y obstaculizar las actividades
relacionadas con el hacer, atenta, amenaza e impide que las personas, individual y
colectivamente, vivan el tipo de vida que desean vivir, conduzcan sus vidas e incidan
sobre el entorno en que transcurren. La pérdida de autonomía se expresa
dramáticamente en la dependencia no recíproca, vivida con indignación.
3.3 Afectación de la Seguridad Vital: de Vivir a Subsistir
Por lo general, la situación socioeconómica de las familias, deteriorada por el desarraigo,
acentúa las condiciones de pobreza y exclusión social y acelera la pérdida de la calidad
de vida (salud, nutrición, educación, vivienda y territorio).
Los cambios abruptos y las situaciones de precariedad económica impiden la construcción
de proyectos vitales (emprendimientos y sueños orientados al futuro), y colocan el
presente en un paréntesis que obliga a vivir en la inmediatez.
3.4 Afectación de la seguridad existencial.
sistemas de creencias, la confianza y la esperanza
“Cuando una situación catastrófica ha roto la creencia básica de que uno vive
en un mundo seguro y predecible, es muy probable pasar a situaciones de
desesperanza” (Pau Pérez).
Dado que el desplazamiento es una decisión provocada o más bien, obligada por
experiencias previas de miedo, terror, amenaza y en general, por la violación de los
derechos humanos, los referentes de seguridad y protección – creencia en los otros,
los sistemas de valores, la confianza en la justicia o en las instituciones –, son afectados
seriamente, lo cual ocasiona la pérdida de las certezas mínimas requeridas para habitar
el mundo y tramitar la incertidumbre.
Estos impactos sugieren que el desplazamiento
constituye una afectación del SER. Al vulnerarse
negativamente aspectos esenciales de éste como
la identidad, la autonomía, la estabilidad, la
seguridad vital y la seguridad existencial, se
provocan vivencias y sentimientos profundos de
indefensión, miedo, angustia, sinsentido, rabia e
impotencia.
La intensidad de estos impactos psicosociales y
sus características dependen, a su vez, de la
relación entre factores subjetivos personales
(estructura psíquica, etapa del ciclo vital, historia
de vida), circunstancias ambientales tanto familiares
como grupales (experiencias organizativas previas,
características del evento violento, presencia o
ausencia de apoyo) y circunstancias políticas y
económicas presentes en el contexto 4 .
4.
Bertha Lucia Castaño. A propósito de lo psicosocial y el desplazamiento. En: Desplazamiento forzado: Dinámicas de guerra, exclusión
y desarraigo. ACNUR 2004. Pág. 194.
4. EL SENTIDO DE LOS PROYECTOS DE ATENCION PSICOSOCIAL
A partir del reconocimiento de los impactos múltiples y severos que genera el
desplazamiento, se estima que los proyectos de atención psicosocial deben orientarse
de acuerdo a los siguientes fines:
1. Contribuir a reconstruir la identidad y la dignidad (a partir del reconocimiento
de las personas en situación de desplazamiento, de su condición de víctimas
y de sujetos de derechos).
2. Aportar a ganar autonomía mediante la generación de condiciones para asumir
el control del presente, tomar decisiones y realizar acciones que incidan en el
curso de sus vidas. Los proyectos de intervención basados en un enfoque
psicosocial deben procurar la construcción de potencialidades individuales y
colectivas con el propósito de fortalecer la capacidad de agencia de la población
desplazada. Esta perspectiva es fundamental, tanto como finalidad como medio
para atenuar los impactos negativos de este fenómeno y asegurar el mejoramiento
de la calidad de vida.
3. Aportar condiciones que permitan garantizar la seguridad vital: construir
estabilidad a partir del cumplimiento de las acciones de protección del Estado
y el despliegue creativo de los recursos propios (individuales, familiares y
comunitarios), así como de la activación de los vínculos y los soportes sociales
e institucionales.
4. Construir seguridad existencial (promover la asunción de certezas, confianza,
esperanza y proyectos a futuro). Esto significa establecer nuevos lazos y vínculos
que permitan la percepción y vivencia de un orden social seguro y legitimo.
5. TIPOLOGÍAS DE LOS PROYECTOS DE ATENCIÓN PSICOSOCIAL
Las diferentes experiencias nacionales e internacionales de trabajo con población en
situación de vulnerabilidad, y en particular, con población en situación de desplazamiento,
permiten plantear las siguientes tipologías5 en las propuestas y los proyectos de trabajo
psicosocial:
1. Clínico – terapéutico. Privilegia el encuadre terapéutico individual, grupal y/o familiar.
Su objetivo se centra en la reducción del sufrimiento emocional y la prevención de
enfermedades y patologías mentales mediante espacios que permitan:
La elaboración de los hechos (qué pasó, por qué, cómo)
La identificación de los daños y los cambios que se generan.
El impacto de los daños sobre la persona (sus creencias, sistema de valores,
relaciones).
La expresión de las emociones y los sentimientos generados por los hechos.
La identificación y potenciación de los recursos de afrontamiento personales,
familiares y comunitarios.
5. Se habla de tipologías teniendo en cuenta que ninguna de estas descripciones se presenta como “pura” en la práctica, sino que recoge
uno o varios elementos de las otras perspectivas.
2. De trabajo comunitario. Definido como de construccióny fortalecimientodel tejido
social, se concentra en la generación de condiciones para la gestión y la autogestión de
apoyos y recursos que mejoren la calidad de vida. Lo anterior, a partir de la organización
de las personas y el establecimiento de nuevas relaciones que les permitan tejer vínculos
en los que sean reconocidas como parte activa de un trabajo. En este orden se inscriben
principalmente:
Proyectos de incorporación a nuevos contextos. Promoción de relaciones de solidaridad,
reconocimiento en los contextos de llegada.
Proyectos de fortalecimiento de la identidad colectiva en los procesos de reubicación
o retorno colectivo.
Proyectos de mejoramiento de la calidad de vida (emprendimientos productivos, de
seguridad alimentaria y saneamiento básico), a partir del trabajo organizado y solidario.
Los proyectos de orden comunitario, definidos como de construcción y fortalecimiento del
tejido social, repercuten en el ámbito psicosocial en tanto posibilitan condiciones para que
las personas organizadas gestionen y autogestionen recursos y apoyos que contribuyan
a mejorar su calidad de vida y, al mismo tiempo, establezcan nuevas relaciones que les
permitan tejer vínculos y ser reconocidos como parte de un colectivo social.
3. De formación y organización social, el cual mediante procesos formativos, informativos
y de apoyo organizativo aportan a:
El reconocimiento del contexto sociopolítico en que acontecen los hechos.
El reconocimiento de los derechos vulnerados y los derechos a la reparación.
La construcción como actores sociales y políticos (sujetos de acción y transformación).
La cualificación y la acción organizada y colectiva.
El valor de estos proyectos radica en que la construcción de la condición de víctima
de una acción u omisión del Estado, desinstala la culpa que genera sufrimiento en el
sujeto por lo que le pasó y que mantiene la desesperanza de superación de su situación.
Por consiguiente, propende por un reconocimiento público y político que contribuya
a la dignificación de las víctimas. Así mismo, promueve el sostenimiento de una lucha
contra la impunidad, que de no alcanzarse representa un obstáculo significativo para
la recuperación emocional.
6
Módulo
4. De sensibilización y apoyo social, dirigido a población receptora, educadores,
funcionarios públicos y sociedad en general. Promueve en estos sectores el reconocimiento
de las personas en situación de desplazamiento como ciudadanos vulnerados, así como
el desmonte de prejuicios – en los que estas personas son representadas como gente
peligrosa o portadora de raras enfermedades, entre otros – que obstaculizan la integración
social. Igualmente, hace un llamado a la responsabilidad social para que las víctimas
sean reparadas efectivamente en su dignidad,y se den las transformaciones sociales
necesarias para evitar la repetición de los hechos.
GUÍA DE TRABAJO
1. Desde la perspectiva psicosocial cuáles son los principales impactos que
genera el desplazamiento?. Identifíquelos y precíselos en el ámbito familiar,
comunitario e individual.
2. ¿Cuáles son los objetivos, principios y tareas del acompañamiento psicosocial
a la población desplazada?
Castaño, Bertha L. (2004). “A Propósito de lo Psicosocial y el Desplazamiento”.
En: En BELLO, Martha. Desplazamiento forzado. Dinámicas de guerra, exclusión
y desarraigo. ACNUR-Universidad Nacional de Colombia, 2004
.CASTILLEJO, Alejandro (2000). Poética de lo otro. Antropología de la guerra,
la soledad y el exilio interno en Colombia. ICANH, Bogotá.
GRINBERG, León y GRINBERG Rebeca (1984). Psicoanálisis de la migración
y el exilio. Alianza editorial, Madrid.
HONWANA, Acinda (2001). “Guía de Discusión No. 4: conceptos no-occidentales sobre
salud mental”. En: La Experiencia del Refugiado: manual de entrenamiento psicosocial.
Centro de Estudios sobre Refugiados, Universidad de Oxford, Queen Margaret University
College. (Traducción del Inglés por Teresa Santos Rojas, Bogotá, 2004).
Ministerio de Salud (1999). “Lineamientos para la formulación de Proyectos de Atención
Psicosocial a población en situación de desplazamiento forzado interno”. Documento
de Archivo.
Sentencia T-025.
En: www.derechoydesplazamiento.net/article.php3?id_article=82 - 7k -/,
Fecha de acceso: 13 de julio de 2006.
STRANG, Alison B. y AGER, Alastair. “Intervenciones psicosociales: algunos aspectos
claves que enfrentan los profesionales”. Intervention 2003. Vol. 1, No. 3. International
Journal of Mental Health, Psychosocial Work and Counselling in Areas of Armed Conflict
(Revista Internacional de Salud Mental, Trabajo Psicosocial y Asesoramiento en Áreas
de Conflicto Armado).Traducción del inglés: Teresa Santos Rojas, Bogotá, Colombia.
2004
PEREZ SALES, Pau (2002). Reconceptualizar la psicología del trauma desde los
recursos positivos: Una visión alternativa. En: Revista de Psiquiatría Pública. Volumen
11, Número 1. .
Módulo
6
PEREZ SALES, Pau y LUCENA, Raquel (2000). Duelo: Una perspectiva transcultural.
Más allá del rito: la construcción social del sentimiento de dolor. En: Revista de Psiquiatría
Pública. Volumen 12, Número 3. .
URIBE, María Teresa (2004). “Las soberanías en vilo en un contexto de guerra y paz”.
En: Violencias y conflictos urbanos: Un reto para las políticas públicas. IPC, Medellín,
Colombia.
Descargar