BRINDIS/ - Manuel Concha

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1.- MONTILLA y su VINO/
Munda, Ullía o Belia, Monte Ullía, Montulia, esos bellos nombres que Montilla
ostentó desde la antigüedad.- Su viejo suelo fue ocupado sucesivamente por
fenicios, griegos, romanos.- Prosperó bajo el dominio de Julio Cesar y de
Pompeyo el grande, quedando muchos vestigios de esa época. Hacia el año
400 cae en poder de los godos, hasta que en 616 es dominada por los árabes
tras cruentas luchas.
En 1240 Montilla es conquistada por Fernando III El Santo y en 1630 el
rey Don Felipe IV, le concede “su nuevo privilegio de ciudad por sus notorios
servicios y lealtad.-.
Montilla que se alza en un emplazamiento privilegiado “en un monte alto
entre dos cerros, en uno se implanta su castillo alcázar y en el otro el Convento
de San Agustín”.- En un paisaje policromo donde surgen las viñas, olivos,
higueras, álamos y otros árboles, nuestras pupilas se pasean gozosamente,
contemplando esa armonía que trasciende de ellos.
En esos parajes, en Septiembre surge el Milagro de la Vendimia.- “El
Campo y la Ciudad (en palabras de Pepe Cobos), se funden en un largo abrazo
rural y báquico”.- Las viñas se llenan de voces femeninas y pausados cantares,
comienza el rito solemne, siempre repetido, de la corta de la uva.- En menos de
un mes hay que recolectar la uva y elaborar el mosto, ese mosto que luego en
las tinajas con los primeros fríos invernales pasará a criarse y envejecerse en
las botas de esas soleras seculares.-
Constante actualidad.- Desde la antigüedad, las fiestas dionisiacas
acrecentaron el culto de las vides, “tras una cosecha de oro, la de los trigales
sucedía otra cosecha de fuego, la de las cepas, cuya sangre encendía las
entrañas de las gentes del Lacio… “(en palabras de Ramón Llidó)
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Es esa Montilla, “dorada en mosto”, amada, soñada, cantada por Pepe
Cobos, a la que HOY nos rendimos en HOMENAJE.- Cada año se repite el
milagro ancestral, de poder asistir al viejo y gozoso rito de pisar las uvas y
convertirlas en la mejor y más fluida de las mieles, ese mosto generoso que
corriendo por lagares y bodegas va a ir en silencio, sin prisa y sin pausa, hasta
que termine señoreado, en el disfrute gozoso.
Las viñas nos ofrecen cada año, su dulce y mágica carga para que
nosotros la convirtamos en oloroso y fino néctar, y se consume ese rito
vendimial.
“Al Alba, que está el racimo
ansioso de derramar
su dulce sangre; a los carros
entre relincho y cantar,
Ya pisan niñas descalzas
la sangría del lagar…”
Aquí en Montilla, el vino no es un producto más o menos elaborado, es
una criatura, que como todo ser vivo hay que educar (“educare-conducir”),
porque cultivar es cuidar y cultura viene de la misma raíz.- Cultura viene de
culto y también de cultivo.
Y esa criatura hay que conducirla. Ya desde la crianza biológica, el vino
manifiesta su predisposición natural, pero su paso por criaderas y soleras, ese
vino joven se educa y adquiere su sello característico y corriendo de arriba
abajo, el vino niño se hace primero joven, y luego adulto, recogiendo como en
la vida misma el sabor de los vinos viejos que le transmiten su sabiduría.
Gozo enmarcado en estas Fiestas de la Vendimia, fiestas siempre
nuevas y evocadoras, porque nueva es la criatura que … cada año nace.
En palabras de nuestra querida y recordada Inmaculada Avila ….:
Metamorfosis fugaz
De nuestro campo de Andalucía
Que, con liturgia anual
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Toma cepa, suelo, agua y luz
En dulce río del lagar.
El vino de Montilla-Moriles, es el resultado de una larga evolución, el
fruto de un complejo y milenario proceso creador, la conquista final de una
labor de siglos.- Los mejores caldos proceden de viñas asentadas en terrenos
ondulados y calizos de la sierra de Montilla y Moriles Alto, es decir en “los
pagos” selectos de albarizas o alberos.- Su crianza está reservada a una
“heptapolis” del más alto prestigio en el ámbito de la vinicultura universal:
Montilla, Moriles, Aguilar, Lucena, Cabra, Puente Genil y Córdoba.
Felizmente aliados a la naturaleza y la mano del hombre, la estirpe de
las vides cultivada y el proceso natural de selección y envejecimiento, dan por
resultado esa admirable, sensible y deliciosa criatura liquida, zumo de uvas
fermentado, generoso por excelencia, que es el vino de Montilla Moriles.
Su noble historia y abolengo, como patrimonio legado de padres a hijos
de generación en generación.
Desde la más remota antigüedad, el Montilla y Moriles entran por la
puerta grande de la historia española y universal para estar siempre alegrando
los más solemnes instantes de la vida de la humanidad.
2.- HISTORIA del VINO/
El origen de las viñas es remoto, los primeros indicios hallados
corresponden a los albores del terciario.- La cultura del vino se pierde en los
tiempos y está a veces envuelta en leyendas y hallazgos no justificados.La vid se cultivaba abundantemente en el delta del Nilo y el vino “ese
don de Osiris”, corrió abundantemente.
En la tumba de un faraón muerto hace unos 5.000 años apareció la
estatuilla de un esclavo sirviéndole vino para hacer más grato su último viaje.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Podemos afirmar que el vino nunca ha sido un producto agrícola vulgar,
su degustación se divinizó en todas las culturas y se introdujo en los ritos
religiosos.- Desde SHIVA, hasta el cristianismo, pasando por la larga lista de
OSIRIS, DIONISOS, BACO…, el vino, siempre ha ocupado un lugar destacado
en la mitología, teología, taumaturgia, medicina y en la cotidianeidad de la vida
y la cultura del Hombre.-
Hasta no hace mucho, la vitivinicultura andaluza se ha unido a la llegada
de pueblos procedentes del Mediterráneo oriental, especialmente al arribo a
nuestras costas de fenicios y griegos forenses.
Recientes excavaciones arqueológicas aclaran que la viticultura bética
es anterior al desembarco de estos navegantes.- La vid y el vino ya existían en
el Sur de la Península Ibérica antes del siglo VIII a.C.-
Muy recientemente (1985), en costas onubenses se encontraron pólenes
de vitis vinigera que tienen más de 3.000 años de antigüedad.-
La llegada de tartesos, egipcios, persas, fenicios, etc. propiciaron un
activo intercambio de conocimientos agrícolas y tecnologías y aunque la
vitivinicultura existía mucho antes, la probable traída y plantación de nuevas
variedades y aplicación quizás de distintas técnicas de elaboración y
conservación, seria junto al comercio naval por el mediterráneo, Guadalquivir y
atlántico una gran aportación de estos pueblos.-
La producción y consumo del vino era entendida en las Sociedades
Mediterráneas como signo de cultura y en consecuencia, la cultura ibérica aun
con su propia personalidad no quedó al margen de ello.- Sin embargo el papel
jugado por el vino en el mundo ibérico, todavía hoy no está bien estudiado ni
comprendido.-
El vino en los rituales funerarios ibéricos está bien documentado en los
asentamientos ibéricos de los siglos V y IV antes de C y abarcan un espacio
geográfico, al sureste de la meseta, alta Andalucía y noroeste peninsular.Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Dentro de las mismas tumbas o en el entorno de la necrópolis han
aparecido restos de materiales que prueban de forma inequívoca, la existencia
de prácticas rituales en las que EL VINO fue protagonista y elemento
aglutinador social.-
Parece quedar bien aclarado, en trabajos recientes arqueológicos el
especial protagonismo que tuvo el consumo del vino en el mundo funerario
ibérico tanto en los ritos de enterramientos (banquetes, libaciones, symposia
adaptados a la propia personalidad ibérica), que implica un consumo colectivo
como formando parte del ajuar del difunto propiamente dicho y por ello con un
carácter marcadamente individual.-
De cualquiera de las maneras, en las necrópolis ibéricas ha quedado
documentado la existencia de celebraciones en torno al vino en la que se
empleo la vajilla griega y en la participan muy determinados grupos sociales
que a tenor del ajuar del difunto y de su tipología funerario, debemos asociar a
elites caballerescas.
El pretor Lucio Marcio, entró en Córdoba unos 200 años antes de C y
conocedor del vino de nuestra tierra, luego lo llevará a Roma iniciándose así un
comercio que durará siglos.
Al llegar el siglo II a.d. C. cuando España llegó a formar parte del Imperio
Roma los vinos de esta región eran bien conocidos .-
Al Sur de la provincia y sobre todo la capital fue asentamiento con
creciente población y las vides eran abundantes, sobre todo a partir de la
llegada de Claudio Marcelo (169 a.d.C.) y la conversión en colonia patricia.Años después, Cesar, fue vencedor en la crucial batalla de Munda (173-45
a.d.C.), que debió ser celebrada con sus tropas y los ricos caldos, esa grata
degustación que luego repetida por su sucesor Augusto cuando visitó Hispania
(15-14 a.c.)-
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Séneca abastece su casa romana con vinos procedente de sus viñedos
y bodega de Montilla.-
Es el gaditano , vecino de Séneca, ilustre Lucio Moderado Columela, en
su libro “De rustica” quien primero habla de los vinos de esta zona.-
En los ámbitos artísticos, durante los siglos de dominación romana, en
toda la Betica y especialmente en Córdoba, colonia patricial, capital de la
Hispania, los escultores y decoradores utilizaron frecuentemente en sus obras
motivos relacionados con la vid y el vino (mosaico de Baco).
3.- VINO y CULTURA /
El vino siempre ha ocupado un lugar destacado en la mitología,
medicina, en la religión, etc., en resumen en la cotidianidad de la vida del
hombre.-
La arquitectura, la poesía, la literatura, la música, la pintura, escultura,
etc., han tenido al vino como musa inspiradora y como fuente de creatividad.-
Las virtudes saludables del vino han sido también reconocidas desde la
antigüedad.-
Acerquémonos en este, por necesidad, breve recorrido, a las raíces
culturales del vino ensambladas en la vida del hombre desde siempre..-
VINO y RELIGIONES
Feliciano Delgado nos acercaba hace unos años a esa estrecha relación
histórica entre el vino y la religión.
En la antigua literatura del medio oriente el vino está unido de alguna
manera a la historia del diluvio.- El mito del diluvio se nos ha contado en dos
formas diferentes pero en muchos aspectos concordantes.- El poema
mesopotamia de Gilgamesh y en el libro del Génesis.-
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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El primero en su forma oral se remonta al tercer milenio, cuando los
dioses decretan el diluvio, la diosa Ea revela al héroe UT-Napishim lo que va a
suceder y fabrica un navío para escapar de las aguas.- Para animarle al trabajo
dice: “ofrezco a los artesanos el zumo de las viñas, el vino rojo y el vino blanco
para que lo beban como las aguas del río…”.-
En el Génesis el vino aparece después del diluvio, y a Noe como
inventor de la viticultura.-
Los egipcios atribuyen a Osiris, padre de Horus, dios de la agricultura la
invención del vino.-
Los griegos atribuyen a Dionisos el descubrimiento del vino.-
El empleo religioso del vino está atestiguado en todas las culturas del
cercano oriente.-
En la religión mesopotámica, como en otras de oriente y fenicia, la
principal fiesta era la del año nuevo y el centro de la fiesta consistía en beber
vino hasta embriagarse, una especie de orgía sagrada, creando un caos que
siempre iba seguido de una nueva creación.-
En la cultura judía el vino se empleaba de forma normal en las comidas y
se llevaba en los viajes.
La sacralización del vino junto a la del pan sería una característica
esencial de la doctrina cristiana, la institución de la eucaristía aparece en Mateo
(26,26-29) y Lucas (22, 15-20) que dependen del texto de Marcos y San
Pablo.-
La figura de un dios del vino, tal como nos ha llegado, tiene un nombre
fundamental BACO o DIONISIOS.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Existen así mismo prohibiciones religiosas del vino, sabemos por el
antiguo testamento que existían los “Nazaritas” que tenían un voto permanente
o temporal de no beber vino (Jeremías 13, 5,7) o los “Nabateos” que nos
dejaron las maravillas de la ciudad de Petra que se abstenían del vino y uno de
sus dioses era “.. el dios que no bebe vino”.
Pero la religión más extendida con prohibición del vino es la musulmana,
Mahoma al principio de la formación de su religión no prohibía el vino pero
posteriormente en una revelación dice “… creyentes: el vino.., no es sino
abominación y obra del demonio! Evitadlo pues ¡ quizás así prosperéis..”.- La
prohibición del vino, aunque aceptada universalmente en el Islam creó disputas
entre las diversas escuelas jurídicas islámicas.-
Todos conocemos la especial situación y tolerancia del Islam en relación
al vino en el Al-Andalus y en Córdoba, Pepe Cobos nos recuerda en sus notas
como los frailes Benedictinos que existían en Córdoba en el siglo X agasajaban
a los jóvenes musulmanes agrupados en sus rondallas, al finalizar sus paseos
cordobeses, y así a la hora del alba, encontraban abiertos los conventos
benedictinos.- Pasaban al claustro y pedían a los frailes .. “por amor a Alá”
alguna bebida con la que refrescar sus gargantas, aún a sabiendas de las
prohibiciones del Corán, los fraile hacían pasar a los muchachos al refractario y
sacaban un gran jarro con vino de Montilla, pálido, fresco y lo hacían pasar de
mano en mano de boca en boca.-
Los hijos del Islam encontraron una discreta manera de beber buen vino
sin escandalizar a los juristas cumplidores de los preceptos coránicos, cuentan
las crónicas que esa actitud acogedora de los frailes y los buenos caldos de
Montilla, hicieron el milagro: muchos de aquellos muchachos trovadores
terminaban convirtiéndose al cristianismo.-
EL VINO en la SOCIEDAD:
No podría dejar de hacer, aunque de
manera breve y resumida, un
recuerdo entrañable a ese mundo de las tabernas cordobesas.- Creo que en
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Córdoba, pocas cosas discurren o se plasman lejos del mundillo de las
tabernas.- Alrededor de ese vino dialogado, en la serenidad de la taberna
cordobesa, transcurren y han transcurrido muchos encuentros amistosos, se
habla de todo con pausa y hondura.-
De la mano de mi buen amigo del alma Antonio Povedano, guiado por su
sabiduría vital, labrada a lo largo de años, hemos recorrido juntos muchos de
esos rincones donde la liturgia del vino, se une a la liturgia de la amistad, a la
liturgia de cada día de ese vino dialogado, de esas tertulias con un grupo de
amigos entrañables, como vuestro paisano Agustín Gómez, Manuel López
Alejandre, Miguel López, etc , de ellas han partido ideas, proyectos,
encuentros, que sin pretensiones grandilocuentes, nos han ayudado a ser más
felices.
¿Cómo olvidar nuestro ratos en la taberna de Rafael Guzmán en la calle
Judíos?, buen ejemplo de la auténtica bodega-taberna, Pepe el bodeguero nos
ilustraba del cuidado y el mimo que los vinos necesitan, con su olfato especial
del que siempre se jactaba, junto a esas añosas botas, no faltaba casi nunca el
guiño flamenco, allí al lado de la imagen de José Moreno Onofre sobre un
barril, que un día de tertulia el pintor Povedano dejó plasmada.En nuestro peregrinar tabernero desde el principio íbamos “recalando”
por bellos rincones, Pepe de la Judería, Taberna del Pisto en San Miguel,
taberna de la Sociedad de Plateros junto al Museo Arqueológico, Taberna de
Pepe el Feo, El Gallo, Mesón de Juan Peña, Taberna de Pepe Salinas en el
Arco de Almodóvar, etc., etc..-
En la taberna de Pepe el de la Judería, saboreé sus silencios y su saber
estar.-Muchas noches después de una larga jornada laboral, buscaba en su
taberna, sentado en sus mesas de mármol, en el equilibrio blanco de su
arquitectura popular, junto a su sugerente patio, buscaba digo unos momentos
de serenidad, de sosiego de armonía con lo que me rodeaba y siempre
saboreando una buena copa de Montilla, de vino “en rama”.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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En la de Pepe “El Pisto” entre medio y medio, se empapa uno de la
tradición, allí se respiran aires calientes del rico pasado que huele a toros y
flamenco, en la Pepe Salinas y Juan Peña, vivimos momentos entrañables,
muchas veces subyugados por el toque de Vicente Amigo, Pepe Sacristán,
Rafael Trenas y no raras veces con esa espontaneidad de Juan Peña cuando
se arranca por fandangos o ante la sobriedad del cante por soleares de Séneca
y algún que otro “espontáneo”, más o menos voluntario.-
Como no emocionarse al recordar las noches entrañables que
pasábamos en El Patio de San Basilio, donde al Asociación de amigos de los
patios cordobeses tiene su cede y allí en un rincón entrañable, que el Consejo
Regulador Montilla-Moriles, de la mano de Manuel López Alejandre, mantiene
como un relicario, allí junto al bocal del pozo y al pie de la escalera que preside
el patio, hemos vivido momentos mágicos, siempre saboreando una copa de
vino de Montilla y casi siempre arropado por el toque de una guitarra amiga o
de un cante al filo de la media noche, y allí cada año, recibíamos como si de un
rito tribal se tratara, ese Mayo cordobés, que como el azahar envuelve todo lo
que rodea y nos habría de embrujar para siempre.
Tabernas de Córdoba, Tabernas de Montilla, Casa Lorenzo de Castro,
Templos donde entre copa y copa, silencios, sugerencias, se abre el milagro de
ese vino dialogado, ese vino de la amistad, que engrandece el corazón del
hombre y nos ayuda a ser más felices.Como nos comenta Pepe Cobos, que de eso sabía,
la “… taberna
cordobesa es ágora, mentidero y hasta un poco academia y participa en cierto
modo de todas las ventajas del bar y del casino, sin ninguno de sus
inconvenientes.- Se charla y se bebe pausadamente y la reunión transcurre por
cauces naturales de exquisita corrección y señorío…”
Y es en esas tabernas, donde junto a ese vino dialogado, ese vino de la
amistad, surge en muchas ocasiones el milagro y la magia del Flamenco, esa
liturgia del dolor “que sube al rostro del cantaor empujado desde las entrañas..”
en palabras de Antonio Povedano, se hace realidad en el rincón de la taberna.Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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En la mente de todos están aquellas palabras de Manuel Machado
(cante Hondo 1912) “…vino, sentimiento, guitarra y poesía, hacen los cantares
de la tierra mía, quien dice cantares, dice Andalucía…”.
El cante y el vino siempre han ido de la mano, el buen cante como el
buen vino no admite mezcolanza, es su autenticidad los que lo hace
diferentes.- Un vino puro, sin trucos de laboratorio es el vino que mejor le va al
cante de verdad, solo hay un vino : “… el de la verdad”, el que se saborea en el
cuarto de los cabales.
Ciertamente entre cante y vino existe una simbiosis artística y social que
se remonta a los orígenes del flamenco como decía Félix Grande “vino
profundo, como el amor, la música, el lenguaje, vino fino como el fandango o
los cantes de ida y vuelta, “oloroso” de mucho cuerpo como una soleá o una
seguiriya en que la boca sabe a sangre, o Pedro Ximenez “dulce” como una
malagueña o melodiosa petenera.-
Mi querido amigo y presentador Rafael Cremades, nos recordaba hace
dos años en su emocionado Pregón, ese hermanamiento entre los distintos
palos del cante y las diferentes variedades del vino.
Pepe Cobos inmortalizó esa especia de unión conyugal, con una idea
afortunada que bautizan esa unión como CATA FLAMENCA, que cada año
organizan la Peña Flamenca de Montilla “El Lucero”, uno de los más
importantes de la geografía andaluza, donde en esa “cata” hay un
hermanamiento entre el “buen cante” y “el buen vino”.
El flamenco siempre acompañó a esta gran fiesta de la vendimia de
Montilla, desde los inicios se acompañaba de la cata Flamenca, donde
maestros del cante como D. Antonio Mairena, Fosforito, Camarón, Enrique
Morente, Menese, Paco de Lucia, etc., fueron hermanando con su hondura y su
arte el vino y el flamenco.-
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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El VINO en las LETRAS//
Las alusiones a los vinos de Montilla abundan en la literatura española
desde un Dámaso Alonso cuando comentaba… “allí, entre bullicio, estaba yo
sentado bebiendo de noche, bebiendo fiesta popular y también bebiendo media
botellita de Montilla ¡qué vino! o un Camilo José Cela, que quedó prendado por
las virtudes y excelencias del vino, cuando recordaba en su papel de
vagabundo viajero, estas tierras y estos vinos… “El vino de Montilla es suave y
transparente, aromático y rubio, sabroso y de buen beber..”, este vagabundo
viajero “ se metió en una bodega donde hizo amigos y al vaso número equis
empezó a volar con las alas del Arcángel San Rafael hasta Monturque, no sin
antes recordar en su gloriosa jornada de Montilla, con un poco de aplicación,
hubiera podido caberle más vino en el cuerpo”.
Un gaditano insigne, gran poeta y dramaturgo, creador incomparable, al
que en años de mi juventud tuve la suerte de conocer y admirar D. José Mª
Pemán, fue un enamorado de vuestros vinos y soñó en vuestras bodegas y
lagares, donde fue capaz de aprehender el misterio, la hondura y la solemnidad
que de ellas dimana, lo que dejó reflejado en su poema titulado “Interior de
Bodega”.
Otro poeta gaditano, Rafael Alberti, que con su “Marinero en Tierra”
escrito en tierras cordobesas, alcanzara en su juventud el premio Nacional de
Literatura, también añoraba en su destierro argentino, los caldos andaluces de
Jerez, Sanlucar y Montilla.-
Más recientemente nuestros poetas actuales cordobeses han ensalzado
y cantado al vino de Montilla.
Ese vino, labrado en la rica soledad de la bodega, sugerente en
recuerdos dormidos, ese vino oloroso, es cantado por mi sobrino y poeta
Federico Abad:
OLOROSO
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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El silencio hizo ahogar
Todo cuanto te turbara
Para que el roble velara
Sueños de un oscuro mar
Esta noche, al paladar
Viene tu oleaje dormido,
Por un trago he descendido
A una solera en penumbra
Donde solo se vislumbra
La isla quieta del olvido.
El vino se hace recuerdo familiar en ese poema de Francisco Carrasco,
con esa grandeza elocuente de las cosas sencillas.
POEMA del VINO
Después de la mañana, el evangelio
Y otras cosas sencillas.
Veníamos del colegio domeñando
La luz que nos cundía.
En las manos traíamos la cuerda más propicia
Con que amarrar el tiempo imprevisible
Y ardían las palabras al llegar al recinto
Donde estaban las cosas cotidianas.
Venía yo agarrado a mis catorce años,
Distribuyendo el día, y ya mi madre
Me inquietaba el sigilo con el lema:
El vino de papá.
Calle del Buen Suceso.
Yo volvía abominando de tantas imposturas,
Del vino, la bodega y de aquel buen señor
Que me daba recuerdos familiares.
Y ya otra vez en casa
La botella, mi padre y sus celebraciones
Me decían que aquello era el don de vivir.
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Luis Jiménez Martos, que en su nostalgia cordobesa, se acerca al
misterio, de ese viviente que fue joven mosto, que en la sombra, la madera y el
silencio se hace un vino viejo:
A UN VINO VIEJO
Has esperado mucho entre la sombra
El olor, la madera y el silencio,
Ocultando tú edad, solo memoria
De una niñez de viñas y alto cielo
Como en un pozo que de sed se ahonda,
Como en una prisión, redondo cerco,
Tuviste y retuviste ¿Cuántas horas
Libre del sorbo ritual del tiempo?
La luz a que has nacido es quien te borra
De repente descubres que eres viejo,
Aunque brilles tan mozo en esa copa,
Breve ataúd del brindis donde has muerto.
O aquel otro poema de mi querido amigo y compañero Antonio
Varo Baena, buen embajador montillano, que es capaz de apreciar ese vino
dialogado, ese vino de la amistad, que se hace halito, fuerza, megáfono vital:
Vivir, beber, en un soplo de vino oculto
Beber, sentir la mano ardorosa del cuenco
Único instante crudo, fiel, que traspasa
la boca como oxidado puñal el cuerpo
Humedad, tersura, nube, oleoso hilado
De amargura evadiendo el silencio.
El vino es algo más que la sencillez
Del sustento, de un tiempo compartido.
Hálito, fuerza, metáfora simple
De la vida, arco iris de sabores,
Ecléctico color del universo.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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4.- ASPECTOS SALUDABLES/
El viejo Hipócrates (460-377 a.d.C.), padre de la Medicina decía: “el vino
es cosa apropiada para el hombre, en salud como en enfermedad, se le
administra con tino y justa medida”.-
Ya San Pablo hablaba de los beneficios de la digestión, al decirle a
Timoteo: “deja ya de no beber más que agua.- Toma un poco de vino causa de
tú estomago y tú malestar”.
El poder bactericida del vino ha sido reconocido desde hace tiempo.-Los
Sumerios utilizaban ya, bálsamos y pomadas a base de vino y nuestros
antepasados se servían de ellas para lavar heridas y desinfectar.-
Olivier de Serres dejó escrito hacia 1600, en su tratado de Agricultura,
algo que el tiempo se ha encargado de confirmar …”después del pan, viene el
vino, segundo elemento entregado por el creador para la conservación de esta
vida, y el primero celebrado por su excelencia..”.
Algo, que 1000 años antes de nuestra era ya había sido relatado en el
libro Eclesiastés de las Sagradas escrituras, cuando se admitía que el vino era
un alimento de primera necesidad, tan indispensable como el pan:”… ve come
alegremente tú pan y bebe con gusto tú vino”.
En el siglo XVIII, el de la Ilustración, todavía está muy extendida la idea
de estrecha relación entre vino y salud.
El viajero médico y sacerdote Joseph Townsend, autor del libro Viaje por
España, hecho en los años 1786-1787, atribuye las muchas enfermedades que
padecen los asturianos de aquel tiempo a que en su dieta apenas aparece la
carne y el vino… “solo beben agua…” dice con ello, pretende dar la clave de
los endémicos.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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El Rey Carlos III, a pesar de su reputada frugalidad, no se privaba de un
vasito en la cena, cuenta el Conde de Fernán Núñez: “…cenaba siempre una
suma de cosas, su sopa, un pedazo de asado, generalmente de ternera, un
huevo fresco, ensalada y una copa de vino dulce en el que mojaba dos
pedacitos de miga “.
Ese poder bactericida que antes aludíamos ya era referido cuando en la
campaña de Prusia (1807), según nos reveló el Diario de Perey se distribuía al
ejercito, cuando había epidemias de disentería:”la disentería hace progresos.-el
ejercito sufre de ellas, pero débilmente, se distribuye vino a las tropas porque
es el mejor preservativo”.-
También en la época carolingia, el régimen ordinario de los enfermos y
ancianos acogidos en los asilos de los monasterios, comprendía reconfortables
y sabrosas “sopas de vino”, sopas de las que Juana de Arco, gustaba tanto,
según se cuenta.
En las últimas décadas y a raíz de diversos estudios científicos de un
grupo internacional de epidemiólogos, se puso de relieve la importancia de la
dieta y de los estilos de vida mediterráneos, entre los que se incluía el consumo
de moderadas cantidades de vino con las comidas.
Sin duda uno de los aspectos más novedosos en relación a esa toma
moderada es el beneficio del vino en el metabolismo de los lípidos (colesterol) y
sobre la enfermedad coronaria.
En la actualidad, se sabe que el consumo moderado y juicioso de
bebidas alcohólicas resulta beneficioso de forma global para la salud, y que la
relación entre mortalidad total y de causa cardiovascular y el consumo de
bebidas alcohólicas sigue una curva en “U”, lo que significa que el consumo
moderado tiene un efecto beneficioso mayor al de la propia abstención y que
ese beneficio se pierde cuando el consumo se exagera.- Ese consumo
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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moderado significaría en termino medio entre 30 y 50 gramos de alcohol al día
(unos 400-500 cc de un vino de 12º al día).
Recientemente se han descrito otros beneficios saludables de distintos
componentes del vino (poli fenoles entre otros), en relación a fenómenos
trombólicos, papel antioxidantes, papel tumoricida, etc.
Pasteur a quien no se puede negar que sabía lo que era el vino, afirma
que “era la más sana e higiénica de las bebidas”.- Sin embargo,
periódicamente hay unas campañas grandes incluso a nivel oficial en casi
todas las Naciones, contra el consumo del vino, acusándolo de grandes males
al organismo humano, cirrosis, inapetencia, etc., conjunto de males que se
engloban en un apelativo “EL ALCOHOLISMO”.
¿Cómo conciliar estas dos tendencias? ¿Quizás sea imposible
conciliarlas? ¿Cómo explicar que existen dos tendencias tan contrapuestas?.Quizás esto pueda ser más sencillo, porque el acto de beber tiene dos entes en
presencia: “el vino y la persona que lo bebe”, y lo males del alcoholismo se
deben a la persona, no al vino, porque la persona que bebe o debía beber
porque su organismo no es apto para metabolizar convenientemente el alcohol
o bebe más de los que su organismo puede soportar.
Desde la antigüedad
hemos aprendido la moderación en el uso y
consumo, como clave para su goce y para obtener sus beneficiosos efectos y
hemos aprendido a través de los siglos a relacionarnos equilibradamente con el
vino y hemos aprendido incluso en nuestra tradición cristiana entre los textos
bíblicos, la forma de prevenir el abuso de no incurrir en el exceso,
precisamente para evitar sus aspectos negativos.
En los últimos 20-30 años, podemos decir que han existido algunos
cambios importantes en este sentido.
Quizás la influencia anglosajona y la colonización cultural de los últimos
años, ha traído el hábito de consumir bebidas más fuertes de ingesta muy
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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rápida y muchas veces desmesurada en los fines de semana.- Una cultura que
además nos ha traído algo que no teníamos quizás en nuestra tierra, como es
la evasión esporádica del mundo diario, la ruptura con la vida cotidiana y no
precisamente en la integración y en la armonía que siempre ha estado en la
raíz de la cultura mediterránea.
Por eso quizás estemos también asistiendo dramáticamente a ese
incremento del alcoholismo juvenil y adulto con rápido ascenso que está dando
incluso lugar a la aparición de patologías nuevas o que está creando un
problema sanitario y social serio.
El alcoholismo es sin duda igual que la droga, una drogadicción que
precisa de un tratamiento sanitario y de un enfoque social.
Es por ello importante como ocurre en otras facetas de la educación
sanitaria, que el conocimiento y la divulgación científica sobre los efectos
beneficiosos y perjudiciales de nuestros alimentos o conductas de vida, sean el
elemento fundamental de educación sanitario que puedan mantener el
equilibrio necesario que hagan del vino un complemento de nuestra estabilidad.
En los últimos años como decíamos se ha producido una gran invasión
de consumir bebidas más fuertes, quizás en cierta manera paralela a la
colonización cultural por el mundo anglosajón.
Esta ingestión descontrolada que de manera especial ha incidido en la
juventud favoreciéndola a la vez por la publicidad machacona bien diseñada
ha permitido un crecimiento muy rápido.-
Por otro lado quizás no ha existido una información adecuada
especialmente a los jóvenes sobre los aspectos sanitarios y positivos del
consumo del vino natural de manera juiciosa y moderada frente a ese consumo
de bebidas más fuertes que les perjudican extraordinariamente.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Ello ha conllevado, que lejos de aplicar la tradición y los hábitos
heredados de nuestras viejas culturas, en el que el vino tomado con
moderación y muchas veces en compañía, ese “vino dialogado”, en el decir de
algunos, que como otras cosas de nuestro hábitos o costumbres ha hecho que
los hombres sientan, amen, canten, alrededor de una copa de vino, donde el
vino no es el que cuenta y si el sentimiento, la amistad o el cante.
Y que desde la moderación, la templanza, el equilibrio, desde el
conocimiento y la información adecuada, desde la sensatez que la vida nos
impone y en la que deseamos ser capaces de recuperar nuestra propia
identidad como hombres libres, fieles a nuestras raíces culturales y no
doblegados a tiranías impuestas.
Desde esa búsqueda de la armonía con todo lo que nos rodea, sepamos
considerar el vino como signo de civilización y cultura, fuente de amistad y
convivencia, complemento de nuestra sana manera de vivir y que desde su
moderada utilización nos ayude a ser FELICES, como deseaba … SIR
ALEXANDER FLEMING.
EPILOGO/
Cuando vuestra alcaldesa Dª Rosa Lucia Polonio, me invitó a participar
como PREGONERO de vuestra FIESTA de la VENDIMIA, sentí una gran
ilusión de poder este año compartir con vosotros estos momentos tan
entrañables y que tanto representan para la historia de esta gran ciudad y sentí
la gran responsabilidad de poder corresponderos como vosotros merecéis, de
estar a la altura de tan ilustres pregoneros que en citas anteriores han cantado
al vino y a vuestra tierra.
Hace unos años (1987), en una conocida taberna cordobesa,
escribíamos en un viejo tonel: ”EL MEJOR TESORO: UN CORAZON
AMIGO”,con ello queríamos y quiero en estos momentos sintetizar mi hondo
sentimiento de la amistad, donde se encierra gran parte de lo que da sentido a
nuestras vidas.
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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Con ese deseo, os dejo mi corazón amigo y me uno con vosotros en el
deseo más ferviente de que esta noble ciudad de Montilla, sea capaz de
continuar con un futuro prometedor y que vuestra capitana, Nuestra Señora de
las Viñas, extienda su manto sobre vosotros y vuestros hijos para avanzar por
ese camino de prosperidad que todos os merecéis , poniendo en marcha
nuevas ideas, nuevos proyectos, que impregnen el alma y el corazón de los
más jóvenes, porque el futuro está claramente en sus manos, en esa sabia
nueva, que apoyándose en viejas soleras, hagan alumbrar nuevos caminos.
Hoy, esos jóvenes, esa sabia nueva y renovada están representadas en
Carmen Mª Bellido Pedraza, vendimiera mayor y en sus damas de honor
Srtas.: Dévora Mesa Santos; Aurora Marías Lao Salas; Fátima Luque Albornoz;
Gema Rasero Maqueda; Irene Aguilar Castellanos; y Lorena Ruz Priego.
Ellas representan ese vino joven, cristalino, con ese aroma sugerente
que destila una fragancia especial, la que sale de sus jóvenes corazones
continuadores de esas viejas soleras, pero aportando la fé, la esperanza, el
sentimiento profundo de abrir nuevos caminos.- Ellas y la juventud que
representan serán capaces de crear ese futuro ilusionado.
Y para deciros adios, dejadme que brinde con vosotros en esta nueva
Fiesta de la Vendimia que hoy abre sus puertas.
“Es la hora más vieja de la tarde.- Por lentas colinas va
bajando la luz hacia los pueblos.-Ya se oye el badajeo de la
campana amiga, en la lejana potestad del viejo campanario.Van bajando los hombres a la querencia amiga de puertas y
ventanas.- Vienen cansados, con tanta luz caída por la frente.De tantos soles viejos y en la dolida sangre, tiembla aún la
agostera del verano.- Huyeron los crepúsculos entre el malva,
el naranja, el violeta de los años ya idos a otros tibios
recuerdos.- Queda la mansedumbre del campo, al amparo de
Pregón de la Vendimia de Montilla (Manuel Concha)
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las sombras que se agachan, entre las hojas tiernas de verdes
pampanales, y en las maduras ubres, al cobijo del sueño, crece
la espuma breve del silencio.- El tiempo se ha dormido, a los
vibrantes roces de afilar las navajas de los grillos eternos, que
enhebran en el aire caliente del solsticio, las palabras de
siempre.- El decir de los días que tanta devoción dejaron en el
alma encendida de vuelos, que llenaban las tardes más
antiguas de leves golondrinas que volvían de las viñas.- Ya
todo está en su sitio.- El aire es la armonía.- Los racimos
pronuncian una nueva alegría.- La noche se cobija por el
fervor del agua.
Las tinajas se dan con unción casi humana.
Mañana abre sus puertas la vendimia”.
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