Manuel Sanz, Leandro Man, Leonel Gorfinkel Las Montoneras Este trabajo es el resultado de una investigación realizada para la materia Historia que dicta la profesora Gabriela Farrán Introducción Nos encontramos ante la Confederación, con Urquiza en el poder, en una situación financiera crítica y buscando reconocimiento internacional; buscando una salida y encontrando no más analgésicos que los empréstitos. A la vez, y en contraposición a ésta insostenible situación, está Buenos Aires, encabezada por Mitre y teniendo como pilar fundamental su aduana y contando con ese elemento de estatidad ausente en la Confederación. Haberle sumado a ésta situación la incidencia de acontecimientos políticos y la necesidad por parte de la Confederación de contar con la aduana, significó el estallido de un conflicto armado y el 23 de Octubre de 1859, en la batalla de Cepeda, Mitre y sus fuerzas caen derrotadas pero no destruidas por completo. Pero el momento de la incorporación de Buenos Aires a la Confederación nunca llegó, y después de climas de tensión, con conflictos en el Interior, Buenos Aires sin problemas económicos, vuelve a armarse, desembocando en otro conflicto armado el 17 de Septiembre de 1861, ésta vez sobre los campos de Pavón. Batalla con final sorpresivo debido a la retirada de Urquiza sin siquiera haber sido derrotado. JoséMaría Rosa fórmula una hipótesis al respecto: "(...) -¿Quépasó en Pavón?... Es un misterio no aclarado. Solamente pueden hacerse conjeturas: que intervino la masonería fallando a favor de los liberales y sin que Urquiza pagara las costas (...) que Urquiza desconfiaba de Derqui y prefirió arreglarse con Mitre dejando a salvo su persona, su fortuna y su gobierno en Entre Ríos". Las razones de esta actitud nunca fueron conocidas, pero la misma permitió ponerle un punto y aparte al viejo conflicto. Significó el afianzamiento del movimiento liberal económico el cual a su vez derivó en el hundimiento, valga la redundancia, económico del Interior para beneficio oligárquico. Y como vamos a ver a continuación, los caudillos, de gran prestigio en el Interior, se hicieron escuchar generando más que un obstáculo para Mitre. En esta ocasión vamos a tratar el movimiento de las Montoneras, con Õngel Vicente "el Chacho" Peñaloza como su precursor y Felipe Varela como su mano derecha, y sus repercusiones en las diferentes dimensiones. Desarrollo Luego de Pavón, la situación en las provincias distaba de ser homogénea. Mitre trataba de imponer el modelo liberal, siempre manteniéndose conservador a la hora de "otorgar" cargos políticos. La situación en el Interior empeoraba debido al "éxito" de la difusión del modelo, y la tensión, por ende, iba en aumento. No tardaron en aparecer ciertos caudillos de gran prestigio que resistían la autoridad del vencedor en Pavón e incluso esperaban un nuevo levantamiento de Urquiza. Entre sus filas se encontraba Õngel Vicente Peñaloza, "el Chacho", de gran influencia entre los paisanos y profundamente federal, quien inicia desde La Rioja a principios de 1862 un movimiento en contra de los liberales conocido como las Montoneras. Para Mitre, vencerlos en combate era un recurso con el que no podía contar, debido a que los mismos no presentaban batalla abierta. Y haciendo oídos sordos al deseo de los liberalistas porteños y provinciales de exterminar al caudillo y a sus seguidores, a quienes trataban de "barbarie", considerándose ellos como la "civilización"- "pregón" anunciado por Sarmiento desde su obra "El Facundo"-, decidió negociar para tratar de llegar a un acuerdo pacífico y así poder seguir adelante con la organización del Estado Nacional. De esta manera, Mitre logra sortear un obstáculo luego de que en La Banderita, el 30 de Mayo de 1862, se firmara la utópica paz con las Montoneras, acordándose que Peñaloza pacificaría La Rioja conjuntamente con Varela, su lugarteniente. A todo esto, Buenos Aires se encontraba en el medio de la división de los liberalistas en: liberales nacionalistas y liberales autonomistas. H. Gorostegui de Torres apunta: "La tarea por realizar sería larga y compleja; debían crearse los mecanismos adecuados para el funcionamiento de un país unificado en un cuadro político donde se mezclaban los conflictos con las corrientes tradicionalistas y las disensiones latentes dentro de la línea liberal (...)". Compleja y larga sería, y una de las razones por la cual se torna de esa manera va a ser el resurgimiento de las Montoneras, nuevamente al mando de Peñaloza, un año más tarde, en 1863. Las razones de éste resurgir, razones exclusivamente económicas, van a ser enmascaradas tras un manto político con el objetivo de obtener recursos, de los cuales ellos no tenían casi noticias. El Chacho entonces va a escribirle a Mitre: "Antes de recogerme al goce de mi hogar, no había comprendido tan bien la verdadera situación de miseria y orfandad a que han quedado reducidos mis paisanos(...) Después de la guerra exterminadora no se han cumplido las promesas hechas tantas veces a los hijos de esta desgraciada patria. Los gobernantes se han convertido en verdugos de las provincias, atropellan las propiedades de los vecinos y destierran y mandan matar sin forma de juicio a ciudadanos respetables por haber pertenecido al Partido Federal". En esta carta podemos denotar el tinte político que trata de darle a este conflicto económico. Es de notar el hecho de que Peñaloza hable de "los hijos de ésta desgraciada patria", ya que hablar de ellos inevitablemente nos lleva a pensar en supuestos "padres de la patria". Y si buscamos el significado de "padre de la patria", vamos a encontrar: "Título de honor dado a alguien por los especiales servicios prestados al pueblo". Esto nos permite pensar o intentar deducir que no existieron "padres de la patria" sino diferentes intenciones de diversos personajes de quedar impresos en la historia como tales y, a la vez, diversos grupos con propios "padres de la patria", claro está, según sus ideologías. Retomando, Peñaloza vuelve a escena y con él regresan los temores y dificultades por parte de Mitre. Pero esta vez, Mitre ya no podrá negociar. Al mismo tiempo que el Chacho tomaba las armas y anunciaba sus intenciones de reivindicar los sagrados derechos que "los traidores y perjuros habían usurpado", los gobernadores de Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero se unían para derrotarlo y mientras tanto, Mitre cedía a las presiones y encomendaba la dirección de la "guerra de policía" al enemigo del caudillo número uno: Sarmiento, gobernador de San Juan. "En los meses de Mayo y Junio, las fuerzas nacionales derrotaron a las tropas montoneras en Lomas Blancas y Las Playas aunque el Chacho mantuvo todavía en jaque a sus enemigos hasta el 12 de Noviembre, día en que fue tomado prisionero y muerto a lanzazos por el coronel Irrazábal." En este fragmento, Gorostegui de Torres relata la derrota y muerte de Peñaloza. Aquí, además, pone especial énfasis en el carácter, si se quiere, sanguinario de la muerte del adalid de las Montoneras. Y es que se sorprende de la naturalidad con que se mataba, elemento infaltable en esta época. Entonces, ya acallada la conmoción de la montonera, la tarea a realizar por Mitre, como dijimos anteriormente, sería harto compleja: a) organizar el Estado Nacional, b) garantizar la modernización económica, c) y crear los mecanismos adecuados para el funcionamiento de un país unificado pero no uniformado. Pero desgraciadamente para Mitre, surgieron otros movimientos en las provincias. Estos estallidos, resultados de divergencias políticas entre fracciones, fueron solucionados por el gobierno sin mayores dificultades. En contrapartida, mayores dificultades generó el último episodio protagonizado por las Montoneras, vinculado en su origen, con la guerra de la Triple Alianza. Existen diversas opiniones sobre los orígenes de la guerra contra Paraguay. Tulio Halperin Donghi opina al respecto: "(...) la victoria liberal de 1861, como la rosista de veinte años antes, sólo puede consolidarse a través de conflictos externos. Es de nuevo, como entonces, el entrelazamiento entre las luchas facciosas argentinas y uruguayas el que conduce a ese desenlace. (...) Los autonomistas (...) urgen a Mitre a que lleve a la Argentina a la guerra al lado del Brasil, confiando en que, al lanzar la Nación a una empresa inequívocamente facciosa, obligarán finalmente a Urquiza a salir de esa pasiva lealtad que lo ha caracterizado luego de Pavón. Precisamente por eso, Mitre busca evitar que la entrada en guerra parezca resultado de una decisión libre de su gobierno. Cuando López decide atacar Corrientes luego de que le ha sido denegado el paso de sus fuerzas por territorio argentino en Misiones, logra hacer de la entrada de la Argentina en el conflicto la respuesta a una agresión externa; sin perder su origen y motivación facciosos, la participación argentina adquiere una dimensión nacional. Urquiza se apresura a proclamar (más explícitamente que nunca en el pasado) su solidaridad con la Nación y su gobierno; jactanciosa, pero no infundadamente, Mitre podrá por su parte proclamar que está recogiendo los frutos de una gran política (...)". Ésta opinión supone un beneficio obtenido en la guerra por parte de Mitre. Pero, en cambio, Gabriela Farrán opina al respecto que la guerra de la Triple Alianza no fue más que un acatamiento de órdenes inglesas por parte de los gobiernos de Brasil, Uruguay y Argentina, argumentando que Inglaterra veía con desagrado el hecho de que Paraguay no dependiera, o intentara no depender de capitales extranjeros para su desarrollo e incentivara la producción local para tales fines. Por consiguiente, y al declararse el conflicto internacional y el reclutamiento de soldados, surgieron problemas en ciertas provincias debido a no poderse encontrar razones por las cuales atacar al gobierno paraguayo. La guerra se tornó altamente impopular y generó, como dice Gorostegui de Torres, "un perfecto caldo de cultivo" para un nuevo estallido de violencia. En Mendoza, el 1-º de Noviembre de 1866 hubo un levantamiento de la policía ante el atraso de sus sueldos, dejando en libertad a varios apresados. En tanto, las noticias de los desastres provocados por las fuerzas nacionales en Curupaytí, generaron la sublevación de reclutas destinados al frente. Esto es una de las muestras de impopularidad de la guerra. El movimiento de sublevación se extendió rápidamente, derrotando a Irrazábal, asesino de Peñaloza, al gobernador de San Juan y al de La Rioja por parte de los mendocinos. En San Juan se designó como gobernador a Videla y en San Luis, a Felipe Sáa. Aquí es cuando entra en escena Felipe Varela, mano derecha del asesinado Peñaloza. El mismo había huido a Chile, luego de la derrota del movimiento de las Montoneras al mando del Chacho. Y ahora, enterándose de la guerra contra Paraguay, vuelve con dos batallones formados por chilenos y argentinos residentes en Chile y una proclama: "-¡Argentinos! El pabellón de Mayo que radiante de gloria flameó victorioso desde los Andes hasta Ayacucho, y que en la desgraciada jornada de Pavón cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos del caudillo Mitre, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero Bellaco, Tuyuty, Curuzú y Curupaytí. Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorias, ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada en más de cien millones y comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes destinos por el bárbaro capricho de aquel mismo porteño, que después de la derrota de Cepeda lagrimeando juró respetarla. Tal es el odio que aquellos fratricidas porteños tienen a los provincianos, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y asesinados por los aleves puñales de los degolladores de oficio: Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios dignos de Mitre. -¡Basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin ley, sin corazón, sin conciencia! -¡Cincuenta mil víctimas inmoladas sin causa justificable dan testimonio flagrante de la triste e insoportable situación que atravesamos y que es tiempo de contener! -¡Abajo los infractores de la ley! -¡Abajo los traidores de la patria! -¡Abajo los mercaderes de las cruces de Uruguayana, al precio del oro, las lágrimas y la sangre paraguaya, argentina y oriental! Nuestro programa es la práctica estricta de la constitución jurada, del orden común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas. -¡Compatriotas nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará el enemigo. Allí los invita a recoger los laureles del triunfo la muerte, vuestro jefe y amigo. Felipe Varela". La siguiente es una copla que circulaba en ese entonces: "De Chile llegó Varela, Y vino a su patria hermosa. Aquí ha de morir peleando, Por el Chacho Peñaloza." La misma nos muestra como lo relacionaban directamente con Peñaloza y su anterior movimiento, sólo porque había participado siendo su mano derecha en ese entonces. Pero cabe destacar, que el hecho de que reaparezcan las Montoneras con Varela a la cabeza, se remite a causas políticas estrictamente. En su momento, y como mencionamos anteriormente, Peñaloza realmente se hizo escuchar por causas implícitamente económicas. Varela, llegó entonces y en su bandera se podía leer: "-¡Federación o muerte! -¡Viva la Unión Americana! -¡Viva el ilustre Capitán General Urquiza! -¡Abajo los negreros traidores a la patria!". La proclama, más sus sugerentes exclamaciones, bastaron para levantar en armas a las Montoneras de los Llanos y Guandacol y provocar la sublevación de las fuerzas del gobierno apostadas en Jáchal. En Enero de 1867, se realizó entonces una reunión de los distintos jefes en San Juan donde se decidió el plan de lucha: Sáa y Videla operarían hacia el litoral por San Luis y el sur de Córdoba. Varela se dirigiría hacia el norte para destruir el bastión liberal de Santiago del Estero. Sumando La Rioja a la sublevación, y luego de la huida del gobernador cordobés, se hicieron paso hacia Catamarca, donde se libró la primera batalla y se logró la primera victoria contra las fuerzas leales. Pero Mitre empeñó todos sus esfuerzos para desbaratar el movimiento. Taboada y Arredondo llevaron el contraataque y el 1-º de Abril el segundo vence en San Luis a las fuerzas de Sáa y Videla. Varela, luego de la batalla en Catamarca se dirige hacia La Rioja, cometiendo un error al forzar su ejército, agotándolo para una batalla que llegaría sin remedio, a la que Varela sorprendido recibió. El 10 de Abril, exhaustos, las Montoneras llegan a La Rioja en donde, allí, Taboada había dispuesto sus tropas en torno a un pozo. Se desató entonces un combate que fue conocido como la batalla del pozo de Vargas. "A la carga a la carga, dijo Varela, salgan los laguneros, rompan trincheras. Rompan trincheras sí, Carguen los laguneros De dos en fondo. De dos en fondo sí, Dijo Guayama, A la carga muchachos, Tengamos fama. -¡Lanzas contra fusiles! Pobre Varela -¡Que bien pelean sus tropas en la humareda. Otra cosa sería Armas iguales". Otra cosa sería armas iguales sin lugar a dudas. Varela es derrotado en La Rioja por las fuerzas de Taboada. Logra huir e intenta rearmarse. Luego de reorganizar sus tropas, se dirige a Salta en busca de pertrechos bélicos. Seguido por Navarro de cerca y ante su inminente llegada a Salta, consigue derrotar a Ovejero, el gobernador, y llevarse unos pocos fusiles. Ahora se dirige hacia Jujuy donde consigue más armas, pero Navarro obliga a Varela a dirigirse a Bolivia, quien todavía no resignado promete regresar. Ya en Octubre de 1868 termina el mandato de Mitre y asume Sarmiento, quien no da por finalizada la guerra contra Paraguay. Es por este motivo que Varela decide volver. Rivas, Julio Roca y Navarro son enviados para acabar definitivamente con las Montoneras. Vencen a Varela una vez más en Pastos Grandes el 12 de Enero de 1869 y el mismo huye a Chile donde se instala, siempre vigilado por ministros de Sarmiento en ese país. Frías, uno de los ministros, informa a Sarmiento el 16 de Mayo de 1870: "Está gravemente enfermo y de él nada hay que temer". Felipe Varela morirá en la miseria el 4 de Junio de 1870 en Ñantoco y con él se cierra el último capítulo de la lucha contra el sistema liberal en la región del Interior. Conclusión Al finalizar el trabajo, nos propusimos analizar el proceso, para el cual se expresaron diversas opiniones. La lucha que encarnaron primero Peñaloza y luego Varela contra el sistema liberal, dicen dos miembros del grupo, es una forma de repercusión luego de la batalla de Pavón. Es una forma de contestar y protestar, luego de quedar boquiabiertos por la actitud de Urquiza. Opinan, estos dos miembros, que el hecho de que Varela, por ejemplo, siguiese esperando la ayuda de Urquiza tiene que ver en que lo consideraba un "padre de la patria", pero opinan a la vez, que Urquiza traicionó a los que lo seguían, sólo por ser un cobarde que pensaba sólo en él. A la vez, creen que era un gran "careta", ya que cambiaba de ideas como de sombrero, a su conveniencia. El resto del grupo, en cambio, cree que Urquiza hizo bien en intentar adaptarse a los cambios y dejar que el liberalismo se implante sin mayores inconvenientes y sin oponerse ni apoyar explícitamente al movimiento de las Montoneras. Esto aseguraba su supervivencia y lo dejaba bien parado cualquiera que fuese el resultado de las luchas montoneras. En cuanto a las luchas de las Montoneras, el grupo se pone de acuerdo y opina que era una lucha muy justificada. Además, creemos, que la única manera de hacer prevalecer sus ideas en ese momento era la lucha armada no importa si fuesen mayoría o no. Por eso, queremos destacar una frase dicha por Varela: "Yo marchaba en busca de pertrechos bélicos, porque era todo cuanto necesitaba para triunfar". Bibliografía "Historia argentina; la organización nacional", H. Gorostegui de Torres, Editorial Paidós, 1972. http://www.biblioteca.clarín.com/pbda/novela/montoneros/b-267286.htm http://www.todo-argentina.net http://www.galeon.com/varela.html http://www.odonnell-historia.com.ar/biografias/biov.htm http://www.argentina-rree.com/6/6-001.htm http://www.argentina-rree.com/6/6-002.htm http://www.argentina-rree.com/6/6-038.htm http://www.todo-argentina.net/historia/org_nac/mitre/index.htm http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi99/guerrasincuartel/varela.htm