la realidad latinoamericana y de iglesia desde aparecida

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LA REALIDAD LATINOAMERICANA Y DE IGLESIA DESDE APARECIDA
Camilo Maccise
INTRODUCCIÓN
a. Objetivo de la Asamblea. - El slogan de nuestra XLIII Asamblea Nacional de la CIRM
es el de Una vida consagrada discípula-mística y misionera-profética en el México de hoy.
En él hemos querido expresar nuestra sintonía con los “signos de los tiempos” en nuestra
realidad para responder a las interpelaciones de Dios. Celebramos esta Asamblea a menos
de un año de la conclusión de la V Asamblea General del Episcopado de América Latina y
El Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil, y de la promulgación de su Documento. Esa
Asamblea tuvo como tema central ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que
nuestros pueblos en Él tengan vida.
Para ser discípulo hay que estar a la escucha del Maestro con una actitud contemplativa o
mística que lo descubre en la creación, en las personas y en los acontecimientos. De allí
brota la exigencia de la misión que se realiza en el testimonio y el anuncio proféticos.
b. Discipulado y misión en el marco de México y de A.L. y El Caribe. - El discipulado y la
misión profética se viven y se realizan en unas circunstancias concretas que expresamos
cuando decimos en el México de hoy. Nuestra realidad socio-cultural y eclesial es la que
nos cuestiona e interpela. Ésta, sin embargo, debe contemplarse dentro del marco más
amplio de la realidad latinoamericana y caribeña y de la situación eclesial y de vida
consagrada en ella. Esto explica el por qué de esta introducción sobre la realidad
latinoamericana y de Iglesia vistas desde el Documento de Aparecida. En él encontramos
una buena síntesis sea de la realidad social que eclesial y de los grandes retos que nos
presentan. Estos nos están pidiendo un cambio radical, una nueva manera de ser cristianos y
personas consagradas, nuevas formas de servir a la gente. Como afirmó el Cardenal
hondureño Oscar Andrés Rodríguez Madariaga “no se trata simplemente de hacer cambios
en la casa. Se trata de cambiar de casa. Los cambios culturales son grandísimos. En estos
momentos se necesitan nuevos discípulos, capaces de responde a los huracanes profundos
culturales que vienen”.
c. Esquema de la exposición. - Divido la exposición en tres partes. En la primera hablaré
de la realidad latinoamericana, en la segunda de la realidad eclesial, y en la tercera de la
vida consagrada vistas desde Aparecida. Hago una gran síntesis que debe ser completada
con la lectura del Documento.
I.
LA REALIDAD SOCIO-CULTURAL LATINOAMERICANA Y
CARIBEÑA
a. Ver, juzgar actuar. - Ante todo hay que decir que Aparecida recuperó el método ver,
juzgar y actuar, usado en Medellín y en Puebla y que había sido relegado en el Documento
de Santo Domingo. En efecto, las tres partes del Documento son: La vida de nuestros
pueblos hoy (primera parte): Ver; La vida de Jesucristo en los discípulos misioneros
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(segunda parte) Juzgar; y La vida de Jesucristo para nuestros pueblos (tercera parte):
Actuar.
b. Desde una realidad globalizada. - La visión de la realidad socio-cultural de nuestros
pueblos aparece de manera relevante en la primera parte, pero también en otros capítulos
vuelve a surgir directa o indirectamente. Acertadamente Aparecida coloca el análisis de
nuestra realidad dentro del gran fenómeno de la globalización que impacta “la cultura, la
economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes y también,
naturalmente la religión” (n. 35). Cuando se examina esa realidad hay que evitar
perspectivas unilaterales como la económica, la política, la científica. Hay que reconocer la
complejidad del fenómeno de la globalización y tener en cuenta todos sus sentidos
íntimamente entrelazados. De todos modos, es importante separarlos para poder
comprender mejor los retos que presenta.
1. La situación socio-cultural (nn. 43-59)
a. Un cambio de época. - A lo primero que impacta la globalización es al ámbito sociocultural. El modo de vivir la cultura y de insertarse en ella está condicionado por este
cambio de época. Se ha desvanecido la concepción integral del ser humano, su relación con
el mundo y con Dios. Se favorece la subjetividad individual que trae consigo también la
inconsistencia e inestabilidad junto con la afirmación exasperada de derechos individuales
y subjetivos. La ciencia y la técnica son puestas exclusivamente al servicio del mercado,
con los únicos criterios de la eficacia, de la rentabilidad y de lo funcional. Eso propicia una
nueva colonización cultural por imposición de culturas artificiales despreciando las locales.
b. Riqueza de la diversidad cultural. - Dentro de este marco universal hay que aceptar que
en América Latina y El Caribe existe la riqueza de una diversidad cultural. Están presentes
culturas indígenas, afroamericanas, mestizas, campesinas, urbanas y suburbanas con sus
características peculiares (cf. n. 56). Estas culturas coexisten en condiciones desiguales con
la llamada cultura globalizada. Ellas exigen reconocimiento y ofrecen valores que
constituyen una respuesta a los antivalores de la cultura que se impone a través de los
medios de comunicación de masas: comunitarismo, valoración de la familia, apertura a la
trascendencia y solidaridad.
c. Situación precaria de la mujer. - Aparecida insiste en la urgencia, desde el punto de
vista cultural, de la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres “sometidas
a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y
acoso sexual; desigualdades en la esfera del trabajo, de la política y de la economía…
explotación publicitaria…” (n. 48). La avidez del mercado descontrola el deseo de niños,
jóvenes y adultos. Especialmente las nuevas generaciones que crecen en la lógica del
individualismo pragmático y narcisista.
d. Aspectos positivos del cambio cultural. - Entre los aspectos positivos de este cambio
cultural, aparece el valor fundamental de la persona, de su conciencia y experiencia, la
búsqueda del sentido de la vida y la trascendencia. De aquí surge el deseo de encontrarse
con otros y compartir lo vivido, como una manera de darse una respuesta. Pero, junto con el
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énfasis en la responsabilidad individual se niega a las mayorías el acceso a los bienes que
constituyen elementos básicos para vivir como personas.
2. La situación económica
a. El dios-dinero. -El Documento de Aparecida inicia el n. 62 señalando que la
globalización está conducida por una tendencia que privilegia el lucro y sigue una dinámica
de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos. No solamente de los recursos
físicos y monetarios sino sobre todo los de la información. Esto conduce a la exclusión de
quienes no están suficientemente capacitados e informados, aumenta las desigualdades y
mantiene en la pobreza a multitud de personas. Enseguida invita a contemplar los rostros
de quienes sufren pobreza material o moral y son excluidos de la sociedad. Habla también
de las nuevas pobrezas y hace ver que son fruto principalmente de una globalización sin
solidaridad. Los excluidos no son solamente ‘explotados’ sino ‘sobrantes’ y ‘desechables’.
b. La ambición del lucro. -Se pone de relieve el hecho de que las instituciones financieras y
las empresas transnacionales se fortalecen al punto de subordinar las economías locales,
sobre todo, debilitando a los Estados. Subordinan la preservación de la naturaleza al
desarrollo económico con daños a la biodiversidad, con el agotamiento de las reservas de
agua y de otros recursos naturales, con la contaminación del aire y del cambio climático. La
actual concentración de renta y riqueza se da principalmente por los mecanismos del
sistema financiero. Es también alarmante el nivel de corrupción en las economías que
involucra tanto al sector público como al sector privado y la vincula en ocasiones con el
narcotráfico.
c. Marginación y pobreza. - La población económicamente activa de la región está
afectada por el subempleo (42%) y el desempleo (9%) y casi la mitad está empleada en
trabajo informal. El trabajo formal se realiza en situaciones de injusticia: salarios bajos, y
desprotección en el campo de la seguridad social que no permite una vida digna. Los
campesinos, en su mayoría, sufren a causa de la pobreza por no tener acceso a tierra propia
mientras existen grandes latifundios. Esto orilla a la migración y a la itinerancia dentro o
fuera de sus propios países. Se da también un vergonzoso tráfico de personas que incluye la
prostitución, aún de menores.
3. La dimensión socio-política
a. Desarrollo de democracia participativa. - En los socio-político se constata un cierto
progreso democrático, aunque se dan también diversas formas de regresión autoritaria por
vía democrática, a veces con corte neopopulista. Se está fortaleciendo la democracia
participativa con la irrupción de nuevos actores sociales: indígenas, afroamericanos,
mujeres, profesionales, clase media, sectores marginados organizados. Se notan esfuerzos
en los Estados por definir y aplicar políticas públicas en los campos de la salud, educación,
seguridad alimentaria, previsión social, acceso a la tierra y a la vivienda, creación de
empleos y leyes que favorecen las organizaciones solidarias.
b. El flagelo de la corrupción. - Por otro lado sigue vigente la corrupción en la sociedad y
en el Estado. La vida social, en convivencia pacífica, se está deteriorando gravemente en
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muchos países latinoamericanos y caribeños por la violencia: robos, asaltos, secuestros,
asesinatos. Aumenta el crimen organizado y el narcotráfico, los grupos paramilitares.
Algunos Parlamentos o Congresos legislativos aprueban leyes injustas por encima de los
derechos humanos. No se respeta la ecología. La naturaleza ha sido y continúa siendo
agredida por intereses económicos.
c. Aspectos positivos. - En América Latina y el Caribe se aprecia una creciente voluntad de
integración regional con acuerdos multilaterales. También es positiva la globalización de la
justicia en el campo de los derechos humanos y de los crímenes contra la humanidad.
4. Los pueblos indígenas y afroamericanos
a. Exclusión y desaparición de culturas. - Se constata que los indígenas y afroamericanos
son “otros” diferentes, que exigen respeto y reconocimiento. La sociedad tiende a
menospreciarlos, desconociendo su diferencia. Su situación social está marcada por la
exclusión y la pobreza. Están amenazados en su existencia física, cultural y espiritual.
Sufren grandes ataques a su identidad y supervivencia. Su progresiva transformación
cultural provoca la rápida desaparición de algunas lenguas y culturas. La migración,
forzada por la pobreza, está influyendo profundamente en el cambio de costumbres, de
relaciones e incluso de religión.
b. Valores de las culturas indígenas y afroamericanas. -Por otro lado, los indígenas y
afroamericanos emergen ahora en la sociedad y en la Iglesia con sus valores de apertura a
Dios, el aprecio de la familia, el sentido de solidaridad. La realidad latinoamericana cuenta
con comunidades indígenas y afroamericanas muy vivas que aportan y participan activa y
creativamente en la construcción de este continente.
II.
LA REALIDAD DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA Y DEL
CARIBE VISTA EN APARECIDA
a. Luces y sombras eclesiales en la evangelización. -La Iglesia recordó su papel
evangelizador con sus luces y sombras a lo largo de cinco siglos. Hablando del presente se
constata el compromiso que ella ha tenido a favor de los pobres, de la justicia, de la defensa
de los derechos humanos. Destaca los esfuerzos pastorales orientados hacia el encuentro
con Jesucristo vivo que han dado y siguen dando frutos. Entre ellos: la animación bíblica y
pastoral; la renovación litúrgica. Se cuenta con la abnegada entrega de misioneros y
misioneras. Crecen los esfuerzos de renovación pastoral en las parroquias favoreciendo un
encuentro con Cristo vivo, mediante nuevos métodos de evangelización. Se constata en
algunos lugares un florecimiento de comunidades eclesiales de base. La doctrina social de
la Iglesia ha animado el testimonio y la acción solidaria de los laicos y laicas. Por otro lado,
se lamenta que haya en la Iglesia algunos intentos de volver a cierto tipo de eclesiología y
espiritualidad contrarias a la renovación conciliar como otras reduccionistas. Todavía no se
ha dado suficiente acompañamiento a los laicos. Se percibe una evangelización con poco
ardor y sin nuevos métodos y expresiones. En la evangelización, en la catequesis, en la
pastoral persisten todavía lenguajes poco significativos para la cultura actual y
especialmente para los jóvenes. El insuficiente número de sacerdotes y su no equitativa
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distribución imposibilitan que muchas comunidades puedan participar regularmente de la
Eucaristía.
b. Retos y anuncio de la Buena Noticia. - La Iglesia se reconoce “como comunidad de
pobres pecadores, mendicantes de la misericordia de Dios”. Desde su pobreza quiere
anunciar el evangelio como “buena noticia” frente a los desafíos socio-culturales que son
la pobreza y la exclusión social persistentes e incluso acentuadas; la violencia que se
extiende por todas partes; las numerosas emigraciones del pueblo latinoamericano hacia los
países ricos del hemisferio norte, los efectos económicos y culturales de la globalización,
los cambios religiosos, las migraciones de los fieles de la Iglesia hacia otras Iglesias y
grupos cristianos, la comercialización de lo sagrado según una cierta concepción de
"mercado religioso", los nuevos problemas éticos. Grandes retos también son la misión de
la Iglesia en las grandes metrópolis urbanas, la profundización de la fe y el cultivo de un
renovado sentido de pertenencia de los católicos a la Iglesia en un entorno cultural
caracterizado por la movilidad, la precariedad, y la inestabilidad de las relaciones y los
compromisos humanos con las Instituciones tradicionales. y culturales hacia las realidades
de vida de nuestro pueblo: sus sufrimientos y luchas diarias, sus cruces históricas, sus
esperanzas y ansiedades de libertad, dignidad y felicidad. La Iglesia quiere seguir siendo
una presencia significativa en las realidades sociales e históricas, políticas, económicas y
culturales de nuestros pueblos. La Iglesia en América latina tiene algo propio que decir a
los pueblos, a sus organizaciones y a su cultura, esto es: la vida de los pueblos según los
diseños de Dios y de su Reino, que no sigue ninguna ideología o teoría económica o partido
político.
c. Formación para el testimonio. - Esto requiere mucho trabajo misionero de la Iglesia,
mucha paciencia y perseverancia. No es algo que pueda resolverse sólo en el entorno
eclesiástico. Vivimos una situación cultural amplia y difusa, que favorece la poca
identificación a la fe católica y a la Iglesia. Aparecida quiere ayudar a los católicos a tener
una conciencia clara de su identidad cristiana. La formación de la identidad pasa por la
formación cristiana de base, por la intensa acción evangelizadora, por la catequesis y la
formación mística, el testimonio positivo de la presencia y de la acción de la Iglesia en la
vida de las personas y de la sociedad. Para ello quiere comprometerse con el testimonio y el
anuncio de la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, de la actividad
humana y del destino universal de los bienes y de la ecología. Se insiste en la comunión que
debe vivirse en la Iglesia señalando los lugares eclesiales para la comunión: diócesis,
parroquias, comunidades Eclesiales de Base, pequeñas comunidades, conferencias
episcopales. También se habla de los discípulos misioneros con sus vocaciones específicas:
obispos, presbíteros, diáconos, laicos y laicas, consagrados y consagradas.
d. Espiritualidad y formación para la gran misión continental. - La Iglesia en América
Latina y El Caribe se compromete a vivir una espiritualidad trinitaria en su encuentro con
Jesucristo y a favorecer una formación en todos los niveles y de todos los que la forman. Su
misión es un compromiso con la vida especialmente en la promoción de la dignidad
humana globalizando la solidaridad y dando prioridad a la opción por los pobres, a la
familia y a la cultura. Para ello convoca a una gran misión en todo el continente. A través
de ella busca promover una profunda conversión personal y pastoral de todos los agentes
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evangelizadores para que, con actitud de discípulos, todos podamos recomenzar desde
Cristo una vida nueva en el Espíritu. Al mismo tiempo se quiere fomentar una formación
kerigmática, integral y permanente que, siguiendo las orientaciones de Aparecida, impulse
una espiritualidad de la acción misionera, teniendo como eje la vida plena en Jesucristo. De
este modo se busca hacer que las comunidades, organizaciones, asociaciones y
movimientos eclesiales se pongan en estado de misión permanente, a fin de llegar hasta los
sectores más alejados de la Iglesia y a los indiferentes y no creyentes. Se pretende destacar
en todo momento que la Vida plena en Cristo es una actitud y un servicio que se ofrece a la
sociedad y a las personas que la componen para que puedan crecer y superar sus dolores y
conflictos con un profundo sentido de humanidad. El Plan considera que estos objetivos se
tienen que alcanzar al desarrollarse cinco etapas que pueden variar en el tiempo, según las
realidades de cada Conferencia Episcopal y diócesis. Las etapas planteadas son: a) Período
introductorio, donde se daría una profundización en el conocimiento de las Conclusiones de
Aparecida b) Misión con agentes pastorales y evangelizadores c) Misión con grupos
prioritarios d) Misión sectorial e) Misión territorial.
III.
LA REALIDAD DE LA VIDA CONSAGRADA EN AMÉRICA
LATINA Y EL CARIBE VISTA EN APARECIDA
Aparecida habló de la vida consagrada dentro del gran tema de ser discípulos
misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Además de dedicarle
un apartado dentro del capítulo quinto, en el que se habla de la comunión de los discípulos
misioneros en la Iglesia, menciona a los religiosos y religiosas en otros capítulos.
a. Luces y sombras de la vida consagrada. -Los consagrados y consagradas son nombrados
en último lugar entre los discípulos misioneros (nn. 216-224). Antes se habla de los
obispos, presbíteros, párrocos, diáconos permanentes, laicos y laicas. Subraya su papel de
ser “testigos del Padre”, es decir de dar testimonio de vida. Esta vida consagrada es un don
del Padre por medio del Espíritu. Es decir, entra dentro de los carismas que Él comunica, y
“es un elemento decisivo para la misión de la Iglesia”. Pone de relieve con especial énfasis,
entre las sombras de la vida de la Iglesia: “no pocas recaídas secularizantes en la vida
consagrada influida por una antropología meramente sociológica y no evangélica” (n. 100
b). Por otro lado habla de la necesidad de que la vida consagrada sea mística, comunitaria y
profética “hasta la entrega de la vida en continuidad con la tradición y martirio de sus
miembros” (n. 220). Se recuerdan las nuevas formas de vida consagrada que hay que
discernir, apreciar y formar. Hay que orar por las vocaciones a la vida consagrada y
favorecer una conveniente promoción vocacional. La vida contemplativa es valorada por su
testimonio del absoluto de Dios y por su vida de oración apostólica.
b. Sentido de la consagración religiosa. - La vida consagrada es un camino de especial
seguimiento de Cristo a través de una vida virginal, pobre y obediente como la de Él. Los
votos convierten a sus miembros en testigos de libertad frente a los bienes (pobreza), frente
a la erotización y banalización de las relaciones (castidad) y frente a una realidad que
relativiza el valor de Dios (obediencia). Por su consagración están llamados a dar
testimonio de la absoluta primacía de Dios y de su Reino.
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c. Vida consagrada misionera en una Iglesia de comunión. - El documento insiste en que
la vida consagrada está llamada a ser experta en comunión dentro y fuera de la Iglesia. Se
concibe la comunión al interior de la Iglesia como subordinación a los obispos incluso
cuando habla de la CLAR y de las Conferencias nacionales de religiosos y religiosas se
subraya que actúan bajo la orientación de los Pastores. Sólo de ese modo se da el diálogo
fecundo y amistoso. Como es natural en un documento pastoral, el de Aparecida se ocupa
sobre todo de la misión de los religiosos y religiosas. Vuelve a repetir que en el desempeño
de su misión evangelizadora deben estar en comunión con los Pastores en el sentido de
subordinación. Están llamadas a ser espacios de anuncio explícito del evangelio,
principalmente anunciado a los más pobres, como lo hicieron desde el inicio de la
evangelización. Ha sido significativo en este sentido el aporte de la vida consagrada y su
testimonio en la acción pastoral y su presencia en situaciones de pobreza, de riesgo y de
frontera, en las periferias urbanas y del interior. El trabajo pastoral de los religiosos y
religiosas debe orientarse, según el carisma de cada Instituto, a colaborar en la formación
de cristianos discípulos y misioneros para lograr una sociedad justa y humana. Un lugar
importante para la formación son las universidades y centros superiores de educación
católica. Finalmente, la vida consagrada está llamada a participar en organismos
ecuménicos y debe renovar su espíritu misionero y dar importancia a su formación
universitaria y permanente.
CONCLUSIÓN
Esta visión sintética de la realidad latinoamericana, de la eclesial y de vida
consagrada nos prepara para examinar, dentro de un marco general más amplio, la realidad
de nuestro país, de nuestra Iglesia y de nuestra vida consagrada para que ésta sea discípulamística y misionera-profética en el México de hoy.
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