Las creencias y la realidad

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Las creencias y la realidad
Cada uno de nosotros tiene una serie de creencias personales adquiridas a lo largo de
nuestra vida.
Las creencias no se basan en un sistema de ideas lógicas. Su función no es coincidir con la
realidad. Recuerden que la mente no sabe lo que es real y lo que no es real, sino que
nosotros le decimos e implantamos las creencias que forman una parte esencial de nuestra
estructura mental. Por lo tanto las creencias funcionan como la fe; no hay un sustento
concreto que las compruebe, son generalizaciones mentales a las cuales les damos el poder
de convertir en realidad lo que no se ve. Las creencias se pueden instalar por medio del
aprendizaje o por alguna vivencia.
Cuando tenemos una creencia instalada, actuamos como si fuera verdad y eso nos da mucha
fuerza para sacar los recursos necesarios para llevarla a cabo y así comprobamos nuestra
creencia.
Detrás de cada una de nuestras estructuras mentales, hay una creencia. Algunos ejemplos
cotidianos y muy sencillos son: te lavas los dientes porque crees que es bueno; fumas
porque crees que te tranquiliza; tomas un café porque crees que te despierta; no tomas vino
tinto porque crees que te da dolor de cabeza (si así fuera, toda Europa tendría dolor de
cabeza). Nuestras creencias varían en intensidad y nuestras creencias dan sentido a nuestro
mundo y nuestra forma de ser porque son ellas las que nos motivan (y también nos
desmotivan, si son limitantes).
¿Cómo se instala una creencia?
Cuando nos desarrollamos en el mundo, desde chiquitos filtramos lo que vemos, lo que
escuchamos y lo que sentimos hacia nuestra memoria y hacia nuestro inconsciente.
Filtramos cada evento de una forma especial y los reproducimos también de una forma
especial. Reproducimos la información según nuestros filtros que están basados en nuestros
sentidos y experiencias. Un bebé no tiene grandes experiencias, por lo tanto filtra
principalmente a través de los sentidos y las empieza a grabar y a acumular las creencias de
sus padres, en una forma específica para él.
¿Cuándo escuchaste la palabra catarro por primera vez? ¿No te acuerdas? Seguramente
porque fue a temprana edad. De chiquito te dijeron:
Si
Si
Si
Si
Si
te mojas te da catarro
no te pones el sweater, te da catarro
te da una corriente de aire, te da catarro
saludas a alguien con catarro, te da catarro
andas descalzo, te da catarro.etc. etc....
En primera instancia como niño no le dimos crédito a la predicción de mamá, sin embargo,
un día que estaba descalzo, efectivamente me dio catarro y mi mente lo grabó.
Comprobamos que en realidad sucede y entonces la convertimos en una creencia. Y luego
quizá también me sucedió que cuando me enfrío, me da catarro. Yo no recuerdo cuando se
instaló esta información, yo simplemente tengo esa información en mi inconsciente y
funciono de acuerdo a ella.
Se repite el mensaje, se repite el mensaje, un día se me concede, me lo creo, lo grabo y lo
convierto en mi realidad y mi verdad. Es mi ley. Y mi ley siempre funciona y está a mi
disposición.
Las creencias las construimos todo el tiempo y también las modificamos. Por ejemplo la
creencia de que Santa Claus existe, seguramente ya la cambiamos. Estaríamos mal si no
pudiéramos cambiar creencias. Algunos pensarán que es malo andar descalzo y que se
enferman, otros pensarán que no sólo es agradable andar descalzo, y lo disfrutan, sino que
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además ya rompieron con la creencia negativa.
Las creencias se convierten en verdades. Las creencias de salud son muy fuertes y funcionan
por la fuerza que les otorgamos. Si mi mamá sufrió de migrañas, yo seguramente también
las tendré, si mi papá fue calvo, ese es mi destino, a los cuarenta necesitaré anteojos
inevitablemente igual que mi madre, etc. Actuamos como si fuera verdad y por eso se
manifiestan estos síntomas.
Hay experimentos médicos publicados en los que se usaron placebos con un grupo de
pacientes y medicamentos reales con otro grupo. Al grupo de los placebos se les dijo que era
el último grito de la ciencia y lo mejor que había en la actualidad. Los resultados fueron
asombrosos, el grupo con placebos mejoró considerablemente en comparación el grupo que
tomó los medicamentos reales y que no se le dijo nada espectacular del medicamento, ni de
la mejoría. Este es un ejemplo de las creencias en acción.
Otro experimento que también está registrado fue con enfermos de cáncer. A un grupo se le
dio quimioterapia normal y al otro quimioterapia con placebos. Los dos grupos perdieron el
cabello. Es otra prueba de la fuerza de las creencias.
Cada quien tiene su sistema de creencias. Creencias con respecto a la familia, con respecto
al trabajo, la salud, la alimentación, el sueño, la herencia, etc.. Las creencias positivas son
permisos que actúan sobre nuestras capacidades. Las creencias negativas o limitativas nos
frenan y no encontramos las capacidades.
Ya saben lo que dicen: "Si crees que puedes, puedes y crees que no puedes, no podrás." Así
de sencillo. Es bueno analizar cuales creencias son útiles en mi vida y cuales no. Darme
cuenta cuales no son funcionales para cambiarlas o desecharlas. Es importante cuidar cuales
creencias estoy aceptando en mi vida, pues me afectan directamente. Y también cuidar que
creencias estoy implantando en otros, como en niños, pues se regirán por ellas.
Comparte en la parte de comentarios tanto tus creencias motivantes como las limitantes
para que juntos aprendamos más de las creencias y de la PNL. Nuestra capacidad para creer
en ideas sin lógica es enorme, pero primero hay que reconocerla.
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