Proyecto Gutenberg - Universidad de Granada

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Michael Hart:
25 años al frente del proyecto Gutenberg
Michael Hart es una figura legendaria dentro de la corta historia de Internet. Y lo es
porque desde hace 25 años dirige el ambicioso proyecto Gutenberg, que aspira a reunir
en el año 2001 una gran biblioteca digital y gratuita, integrada por 10.000 libros
totalmente libres de copyright.
En 1971, Michael Hart envió una copia electrónica de la Declaración de Independencia
de los Estados Unidos al centenar de usuarios que tenía la red Arpanet, embrión de la
futura Internet. Esa fue la primera acción del Proyecto Gutenberg, y la verdad es que
por aquel entonces la idea de una biblioteca electrónica iba por delante de su tiempo y
por tanto tardó en ser comprendida.
Luego con el tiempo, las cosas han cambiado e incluso han surgido otras iniciativas
similares, pero la personalidad del proyecto Gutenberg se mantiene intacta. Fue el
primero y su doble propuesta, una biblioteca digital y gratuita, sigue siendo hoy en día
un desafío a las leyes del mercado cultural y una invitación a la reflexión sobre las
posibilidades de las nuevas tecnologías.
Y es que Hart inició su épico proyecto convencido de que un texto electrónico puede ser
copiado y distribuido por un coste mínimo. Por eso, la biblioteca del proyecto
Gutemberg está formada por una colección de libros electrónicos a los que cualquiera
puede acceder a través de varias direcciones de Internet y diversas BBS repartidas por
todo el mundo. Son ediciones sencillas, que únicamente incluyen texto, que pueden ser
leídas incluso por los ordenadores más antiguos y que generalmente permiten que el
contenido de un libro quepa en un único disquete de ordenador. De esta manera, la
copia y distribución libre de disquetes, alentadas por el proyecto, permiten pensar en un
público potencial compuesto por todos aquellos que tienen acceso a un ordenador.
Segundo punto central de la propuesta de Hart: se trata de una biblioteca gratuita. Y lo
es porque se nutre de aquellos libros cuyo copyright ha expirado –por lo tanto pueden
ser reproducidos libremente- y porque centenares de voluntarios repartidos por todo el
mundo se encargan de investigar el estado del copyright de las obras y, llegado el caso,
de realizar la edición electrónica de las mismas.
En 1996, Michael Hart tiene 49 años y sigue defendiendo la mezcla de aliento clásico y
la pasión digital que alumbró su idea con la misma vehemencia con la que ataca algunas
características de la Internet actual. Afincado en Urbana, Illinois (EE. UU.), Hart vive
volcado en ese épico proyecto de resonancias utópicas y problemas reales como la vida
misma. El último, por ahora, el fin del apoyo que de manera no oficial le ha brindado
durante años la Universidad de Illinois.
Pese a todo, en la siguiente entrevista, fruto de varios contactos mantenidos con él vía email. Hart se muestra inasequible al desaliento y confiado en conseguir su objetivo. “Ya
tenemos más de 600 libros editados –explica- y nuestro ritmo actual de producción es
de un libro nuevo por día. Estoy seguro de que conseguiremos tener 10.000 libros
publicados para el 2001. Muchas veces ha habido intentos de pararnos, pero no han
podido”.
Usted empezó esto en 1971. ¿Cómo ha cambiado desde entonces la manera que la gente
ve el proyecto?
En los primeros 17 años, hasta el boom de Internet en 1988, todos pensaban que se
trataba de una idea loca. Nunca recibí un comentario diferente, incluso de la gente que
colaboraba conmigo. Muchos de ellos nunca pensaron que funcionaría, simplemente me
hacían un favor. Después las cosas han cambiado.
Una biblioteca digital gratuita, distribución ilimitada de copias y oposición a las leyes
actuales de copyright. Todo esto puede parecer radical a los ojos de mucha gente. ¿A
qué tipo de público quiere llegar?.
No veo que hay de radical en publicar de nuevo libros que tienen entre 100 y 2.500 años
de antigüedad. No hay nada nuevo en el contenido, sólo hay algo nuevo en el medio. Si
los libros no son radicales nadie puede pensar que es radical publicarlos. Por otro lado,
hay que entender que Internet ha impuesto el concepto de distribución ilimitada.
Actualmente, cuesta más hacer que la información tenga una distribución limitada que
ilimitada, aunque muchos se empeñen en lo contrario, por sus intereses particulares.
¿Cuál es su postura respecto al copyright?
El copyright debe proteger al autor y también al público, que cuando compra una obra
está pagando el derecho a que la misma, al cabo de un tiempo, pase al Dominio Público
y por tanto puede ser reproducida libremente.
La prolongación de la duración del copyright sólo beneficia a los grupos económicos
que poseen los derechos. Actualmente en Estados Unidos la duración del copyright se
ha alargado hasta 75 años y aún quieren ampliarla más.
¿Es usted partidario de que el copyright desaparezca totalmente?
No creo que deba desaparecer. Soy partidario de que tenga una duración razonable.
Actualmente un autor, puede ganar más dinero que antes en mucho menos tiempo,
gracias a las ventas, a los derechos para el cine y al merchandising. Por el contrario, la
duración del copyright se está alargando de una manera desproporcionada. En el fondo
parece que no quieran que la cultura llegue al Dominio Público y que las obras sean de
todos . Esta no es la manera de conseguir el público bien informado y culto que
necesitan la democracia y la libertad.
El suyo podría etiquetarse como un Proyecto Libertario para la Era Digital. ¿Es usted
libertario, políticamente hablando?
No tomo una posición política. Soy tan apolítico que se me puede considerar
antipolítico.
¿Cuáles son las principales ayudas que tiene?
Lo más importante son los voluntarios, que trabajan desinteresadamente. También
hemos recibido donaciones individuales de dinero y el apoyo de empresas como Apple,
NeXT, IBM, Microsoft, OmmniPage/WordScan, TextPert, Groliers, Hewlett Packard y
Bell & Howell.
FUENTE: Net12/Webmedia
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