1 COMPETENCIAS DE LAS CCAA EN LA LEY DEL SEGURO PRIVADO I. INTRODUCCIÓN Los estudios sobre la distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas van dejando atrás los problemas iniciales, relativos a la concreción de las grandes líneas directrices sobre las que articular el reparto competencial, para afrontar en la actualidad, ante cada materia en concreto, los problemas específicos. Entonces surgen los verdaderos conflictos al tener que traducir conceptos genéricos en concretas potestades y títulos competenciales, añadiéndose además la dificultad de deslindar campos de actuación fuertemente interrelacionados, pues si cada título competencial aparece regulado de forma independiente lo cierto es que la actividad administrativa impone una actuación fuertemente interrelacionada entre diversos sectores o ámbitos materiales. El plantear ahora, pues, las competencias de las Comunidades Autónomas en la Ley 33/1984 de 2 de agosto nos sitúa directamente en este segundo nivel de reflexión. Los conceptos utilizados en la Constitución y en los Estatutos de Autonomía han sido traducidos en una pluralidad de títulos competenciales, y la materia <<seguros>>, única que aparece en la Constitución (art. 149.1.11), da lugar a un complejo sistema de potestades legislativas, reglamentarias y ejecutivas. El examen de la situación actual, a partir de la citada Ley 33/1984 y normas que la han desarrollado, no es ciertamente sencillo. La claridad no ha sido en este caso la cortesía del legislador, y debe reconocerse que tratando de no dejar ni un cabo suelto se ha conformado una densa madeja de preceptos en que es difícil encontrar el inicio del ovillo y los principios informadores que dan cohesión al conjunto. Pero la culpa tampoco debe achacarse a quien redactó los textos legales a que hacemos referencia. El punto de partida daba pocas líneas claras de seguimiento, pues tan sólo se contaba con la referencia del artículo 149.1.11 de la Constitución y con una asunción no homogénea de competencias por las Comunidades 2 Autónomas, las cuales, además, diferencian la materia de seguros de la materia Mutualidades de Previsión Social. En todo caso hay un dato que salta a la vista de inmediato. Mientras la Constitución reserva tan sólo al Estado de forma exclusiva las bases de la ordenación de los seguros y varias Comunidades Autónomas han asumido de forma exclusiva la materia Mutualidades de Previsión Social así como el desarrollo legislativo y la ejecución de la materia seguros, la normativa estatal contiene una regulación extraordinariamente pormenorizada de todas estas materias y reconoce a la Administración estatal importantes competencias ejecutivas. No debe sorprender, pues, que el conflicto competencial surgiera, como ponen de relieve los recursos de incostitucionalidad 765 y 767/1984 promovidos por el Consejo Ejecutivo de la Generalidad y Gobierno Vasco contra determinados preceptos de la Ley 33/1984. Es preciso, pues avanzar con cierto detenimiento a través del conjunto de preceptos que desde la Constitución hasta la norma reglamentariamente, pasando por Leyes y Reales Decretos de traspasos, configuran el bloque normativo que se ocupa del reparto competencial en esta materia. Con este objetivo, dividiremos la exposición en tres grandes apartados: - El marco constitucional y estatutario - Los principios que informan la distribución competencial en la Ley 33/1984. - Análisis concreto de las competencias en materia de seguro directo y Mutualidades de Previsión Social, para finalizar con unas breves conclusiones. II. MARCO CONSTITUCIONAL Y ESTATUTARIO De acuerdo con el principio dispositivo que informa el sistema español de distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas el punto de partida obligado es precisar qué competencia se ha reservado en todo caso al Estado y, a partir de esta reserva, qué competencias se ha reservado en todo caso al Estado y, a partir de esta reserva, qué competencias han asumido las Comunidades Autónomas. A partir de este criterio, y teniendo en cuenta el valor puramente transitorio del artículo 148 de la Constitución, el precepto que nos sirve de punto de partida es el artículo 149.1.11, según el cual, el Estado tiene competencia exclusiva sobre las bases de la ordenación de los seguros. Esta referencia al ámbito material de los seguros no aparecía en el Proyecto inicial de Constitución, cuyo artículo 138.12 únicamente se refería a las bases generales de la ordenación del crédito y la banca. 3 Fue en el debate en Comisión (Diario de Sesiones de 15 de junio de 1978, nº 90) que prosperó una enmienda del Sr. Paredes Grosso defendiendo la inclusión de la materia de seguros en base al siguiente argumento: << Esta materia racional de luchar con la adversidad tiene una base estrictamente internacional...hace necesario que sea objeto de una unidad de ordenación que exige que se incluya el campo del seguro entre las materias de ordenación estatal para presentar una imagen común frente al exterior y para no perjudicar a la seguridad jurídica en este campo.>> Surgirá así el artículo 149.1.11 con dos referencias que delimitan claramente, aunque con un contenido respectivo genérico, el alcance de la competencia estatal, la cual queda limitada funcionalmente (bases) y materialmente (ordenación del seguro). En relación con este segundo punto, ordenación del seguro, el título material creo que permite diferenciar la actividad de intervención pública sobre la actividad aseguradora que reclama la presencia administrativa, de la legislación sobre el contrato del seguro, Ley de contenido mercantil. En relación con esta última materia, la Ley del Contrato del Seguro, el Estado posee la competencia exclusiva en virtud de lo dispuesto en el artículo 149.1.6 de la Constitución. Por tanto, y sin perjuicio de volver más adelante sobre el tema, el Estado posee competencia exclusiva para aprobar la Ley 50/1980 de 8 de octubre del contrato de seguro. Dentro de este marco, las CCAA, al aprobar sus estatutos, pueden asumir el límite temporal de cinco años para tomar como punto de referencia el citado art. 149.1.11, pues en el artículo 148 de la Constitución no se contiene referencia alguna al tema de seguros. 4 Pero, además, cabe marginar el marco referencial de los art. 148 y 149.1 de la Constitución acudiendo a la cláusula residual del artículo 149.3, y definir una materia diversa sobre la que se adelanta la Comunidad Autónoma asumiéndola como propia en el Estatuto. Así ha ocurrido al introducir en los Estatutos de Autonomía la referencia a las Mutualidades no integradas en el sistema de la Seguridad Social que antes de la Ley de 1984 se regían por la Ley de 6 de diciembre de 1941. (En este caso, al no referirse a la ordenación del sector, se hace expresa referencia a la competencia estatal sobre la legislación mercantil). Atendiendo a estos criterios se ha producido la distribución competencial, asumiendo las CCAA sus competencias en materia de ordenación de los seguros y de Mutualismo no integrado en la Seguridad Social. En cualquier caso, el resultado no ha sido homogéneo, pues ni han asumido competencias sobre estas materias todas las CCAA, ni las que lo han hecho lo han realizado de forma idéntica. El resultado final ha sido el siguiente: - Ordenación de los seguros. 1. Estatutos de Autonomía del País Vasco, Cataluña y Valencia (art. 11, 2-a; 10,4 y 32,4 respectivamente). Se asume la competencia de desarrollo legislativo y ejecución de las bases estatales, en los términos que las mismas señalen. 2. Estatutos de Autonomía de Andalucía y Ley Orgánica de reintegración y mejoramiento del régimen foral de Navarra (art. 15,3 y 57, e, respectivamente). Se asume la competencia de desarrollo legislativo y ejecución en el marco de la legislación básica estatal (en el caso de Andalucía en lugar de referirse a las bases se alude a la regulación general del Estado). 3. Estatutos de Autonomía de Castilla – La Mancha y Castilla León (art. 35,1-g y 29,5 respectivamente). Hay una manifestación de voluntad de asumir competencias en esta materia transcurridos 5 años o utilizando la vía del artículo 150.2 de la Constitución, pero no se define el alcance funcional de esta competencia. - Mutualidades de Previsión Social no integradas en el sistema de la Seguridad Social. En este supuesto pueden diferenciarse cuatro bloques: 1. Estatutos de Autonomía del País Vasco, Cataluña, Andalucía y Valencia, y Ley Orgánica de reintegración y mejoramiento del régimen foral de Navarra (art. 10,23; 9,21; 13,20; 31,21 y 44,27, respectivamente). Competencia exclusiva respetando la legislación mercantil. 2. Estatuto de Baleares (art. 11,14). Competencia de desarrollo legislativo y ejecución, en el marco de la legislación básica del estado y, en su caso, en los términos que establezca, y sin perjuicio de la legislación general en materia civil, social o mercantil. 5 3. Estatuto de Canarias (art. 34, B-2). Competencia de ejecución, asumida en virtud de la L.O 11/1982 de 10 de agosto. 4. Estatuto de Extremadura (art. 10,1-d). Se manifiesta la voluntad de asumir competencias en la materia transcurridos 5 años o antes en aplicación del artículo 150.2 de la Constitución. En definitiva, pues, el principio dispositivo ha puesto claramente de relieve las disfunciones que le son inherentes. En materia de seguros y Mutualidades sólo algunas Comunidades Autónomas han asumido competencias, por lo que es precisa una normativa estatal completa que cubra la falta de legislación autonómica. Pero, por otra parte, la legislación estatal deberá tener diversos grados de aplicación en relación a las Comunidades Autónomas que sí asumieron competencias, pues esta asunción se realizó con diversa intensidad funcional y, en algún caso, quedó aplazada a una decisión futura (cuando el Estatuto sólo manifiesta la voluntad de asumir la competencia transcurridos cinco años o por la vía del artículo 150.2). III. LA LEY 33/1984 DE 2 DE AGOSTO. PRINCIPIOS GENERALES QUE INFORMAN SU CONTENIDO EN EL TEMA COMPETENCIAL. Si la Constitución y los Estatutos de Autonomía establecen la delimitación competencial, lo cierto es que la concreción de tal delimitación se obtiene en el momento del ejercicio de las competencias respectivas. Es por ello que la Ley 33/1984 adquiere una importancia de primer orden al deber clarificar la compleja situación de partida a que hice referencia en el apartado anterior. Teniendo en cuenta precisamente este marco de referencia nada se opone a una normativa estatal que agote la materia y que asuma para la Administración del Estado todas las competencias ejecutivas. Si la CCAA no asumió estatutariamente competencias, la cláusula residual del 149.3 jugará entonces a favor del Estado. Además, esta normativa completa del tema actuará en todo caso como legislación supletoria en relación a la normativa de las Comunidades Autónomas. Pero al margen de esta consideración, que permite reconocer la validez de la Ley Estatal (otra cosa será que pueda declararse no aplicable en alguna Comunidad Autónoma), lo que me importa es precisar los criterios que han llevado al legislador estatal a fijar su propio ámbito competencial con relación a aquellas Comunidades Autónomas que sí asumieron competencias y que pueden discutir la aplicación del texto legal o la actuación de la Administración del Estado en su territorio. Veamos estos criterios. 6 - Ámbito material. En primer lugar debe quedar claro que nos movemos en el ámbito de una Ley del seguro privado con una clara voluntad de unificar todo el sector. Por ello, se engloban en la misma todas las entidades aseguradoras (sociedades anónimas, mutuas, montes de piedad o mutualidades de previsión social, sociedades cooperativas, delegaciones de entidades extranjeras y entidades públicas o con participación pública). Desde otra perspectiva, pero aún dentro del ámbito material propio del seguro privado debe, a su vez, diferenciarse, la intervención legislativa que no precisa intervención administrativa de aquella otra que consiste, precisamente, en legitimar la presencia de la Administración en una relación jurídica en principio de naturaleza privada. La Ley que ahora interesa responde al segundo tipo y, precisamente por ello, plantea los mayores problemas competenciales. Si nos referimos al seguro, como contrato privado, nos situamos en otro ámbito material, el derecho mercantil, y por tanto el Estado asume en la materia una competencia exclusiva. Esta distinción entre Ley del contrato de Seguro y Ley de ordenación del Seguro se refleja hoy perfectamente en los dos textos legales existentes, Ley 50/1980 de 8 de octubre y Ley 33/1984 de 2 de agosto. El origen de ambas Leyes abunda aún más en el criterio diferenciador que me interesa destacar, pues mientras la Ley de 1980 engarza con la regulación contenida en el Código de Comercio de 1885 y Código Civil, la Ley de 1984 encuentra su origen en el texto legal de 1908, sobre registro e inspección de empresas de seguro, y en la Ley de Ordenación del Seguro privado de 16 de diciembre de 1954. Estos dos últimos textos de contenido claramente intervencionista. A esta diferencia dentro de la unidad material del seguro privado alude expresamente la propia Exposición de Motivos de la Ley 33/1984. Como última consideración en relación al ámbito material debe señalarse que la Ley incluye dentro del concepto <<seguro privado>> a las entidades de previsión social en su día acogidas a la Ley de 6 de diciembre de 1941. Al margen de otras consideraciones, lo cierto es que de esta forma se sitúan bajo un mismo texto legal lo que en los Estatutos de Autonomía ha sido tratado de forma diversa. Como hemos señalado, en materia de Mutualidades de Previsión Social diversas Comunidades Autónomas han asumido competencias exclusivas, sin entenderse vinculadas por las bases de la ordenación de los seguros pues, al aprobarse los Estatutos, seguros y entidades de previsión social se contemplaban, desde el punto de vista normativo, como dos realidades diversas. Así, un autor pudo afirmar lo siguiente: <<si bien la materia objeto del Proyecto es competencia del Estado, enmarcada en el punto 11 del art. 149 de la Constitución, no puede incluirse en ellas a las mutualidades de previsión social, por ser materia cuya regulación exclusiva 7 compete a determinadas Comunidades Autónomas en virtud de los principios constitucionales y los preceptos de los respectivos Estatutos de Autonomía. Esta circunstancia plantea especiales problemas como se verá a continuación, y a ellos parece referirse también la Exposición de Motivos de la Ley 33/1984: <<La Ley incorpora una somera regulación de dichas entidades en un capítulo específico. En él se recogen sus exigencias básicas y las características que las diferencian de otras entidades que operan en el mercado de la cobertura de riesgos>>. - La delimitación de la competencia autonómica. A partir de las consideraciones anteriores, y sin entrar por el momento en el problema de las Mutualidades, podría llegarse de inmediato a una primera conclusión: a las Comunidades Autónomas que hayan asumido competencias en la materia les corresponderá el desarrollo legislativo y la ejecución, limitándose al Estado a dictar una Ley de bases que contenga el común denominador normativo a partir del cual cada Comunidad, en defensa del propio interés general, establezca las peculiaridades que le convengan. Lo cierto es, sin embargo, que la Ley estatal va más allá, reduciendo el margen de normación de las Comunidades Autónomas a un nivel de práctica supresión, y habilitando competencias ejecutivas en manos de la Administración estatal. Las cosas, no obstante, no son tan sencillas, pues vamos a comprobar como el Estado recurre a una serie de títulos diversos para amparar su competencia, y limita la competencia autonómica en virtud del recurso a principios generales que ordenan el reparto competencial. IV. LAS COMPETENCIAS DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS Los apartados anteriores permiten sistematizar cuáles son las principales competencias de las Comunidades Autónomas en el tema que nos interesa, diferenciando para ello los diversos ámbitos materiales que se incluyen en la Ley 33/1984. - Entidades de Seguro Directo En relación con estas entidades cabe concluir que, pese a la redacción del artículo 149.1.11 de la Constitución y a la asunción competencial llevada a 8 cabo en los Estatutos de Autonomía, la legislación estatal de desarrollo ha reducido de forma drástica las competencias autonómicas, desapareciendo de hecho en el aspecto normativo y reduciéndose sustancialmente en la función ejecutiva. La práctica, por otra parte, demuestra una total inactividad de las Comunidades Autónomas en esta materia sin que se hayan producido traspasos de servicios vinculados a este título competencial. En todo caso, se reconocen a las Comunidades Autónomas competencias ejecutivas en relación a las entidades de ámbito estrictamente regional en los supuestos en los que el precepto de la Ley no posee el carácter de básico o se admite expresamente la competencia ejecutiva de la Comunidad Autónoma en un aspecto básico (disposición final primera, dos). Debe señalarse, como dato indicativo, que la autorización para ejercer operaciones sometidas a la Ley 33/1984 corresponde otorgarla en todo caso al Ministerio de Economía y Hacienda, y que también se reserva a la Administración estatal el control del ejercicio de la actividad, su publicidad, situación financiera y estado de solvencia. - Mutualidades de previsión social. Debido a la no existencia de una reserva competencial a favor del Estado en torno a estas entidades, varios Estatutos de Autonomía asumieron competencias exclusivas en esta materia. Por otra parte, teniendo en cuenta el menor volumen económico y ámbito de actuación más reducido de estas entidades, se produjo en relación con diversas Comunidades Autónomas el traspaso de servicios en este ámbito material. En consecuencia, la problemática jurídica era diversa, y ello redundó en el reconocimiento de un mayor ámbito competencial en relación con estas entidades. De esta forma, el Real Decreto 2615 de 4 de diciembre, tras diferenciar entre Comunidades Autónomas que asumieron competencias exclusivas en esta materia y aquellas que sólo lo hicieron de desarrollo legislativo, reconoce como competencia autonómica de las primeras la autorización y revocación para el ejercicio de actividades de previsión social, así como la titularidad de registros especiales. La inspección, sin embargo, se mantiene como competencia del Ministerio de Economía y Hacienda. Puede, pues concluirse, que en relación a las Mutualidades de Previsión Social las Comunidades Autónomas que asumieron esta materia como competencia exclusiva se reconocen como titulares de las competencias de ejecución, salvo en supuestos excepcionales . En relación a las Comunidades Autónomas que asumieron el desarrollo legislativo y la ejecución se produce un claro recorte en las funciones ejecutivas que no se justifica por le título competencial. La cuestión más discutible que plantea el tema de las mutualidades es la relación de la normativa aprobada por el Estado con los Reales Decretos de traspasos, aprobados con anterioridad, en los que se reconocieron 9 expresamente unas funciones ejecutivas de las Comunidades Autónomas, al delimitarse en razón del ámbito territorial de la entidad sobre la que aplicar la norma o el acto de la Comunidad Autónoma. Por tanto, se limita de forma drástica no sólo la eficacia de la norma, que se aplicaría fuera del territorio autonómico, sino también la ejecución del acto que se aplicaría en la Comunidad Autónoma sobre una entidad de ámbito superior. Esta solución legal es, poco menos que discutible, si se tiene en cuenta el particular valor de los Reales Decretos de traspasos. Ciertamente su cometido no es, como ha dicho repetidamente el TC, atribuir competencias. Pero también debe reconocerse que más allá de limitarse a concretar medios personales, materiales y financieros, los Reales decretos de traspasos interpretan los conceptos constitucionales y estatutarios y ayudan a precisar el alcance de la distribución competencial. Esta función se ha reconocido incluso en la Ley del Proceso Autonómico. En consecuencia, la Ley, jerárquicamente superior y posterior, modificará la delimitación competencial de los Reales Decretos de traspasos. Pero la respuesta jurídica no puede hacer olvidar la consideración política. El contenido del Real Decreto de traspasos fue parte de un acuerdo entre la Comunidad Autónoma y el Estado en el seno de la Comisión Mixta. La ley estatal alterará el contenido de este acuerdo. Además obviamente, La Ley queda sometida al control del Tribunal Constitucional. - Otros títulos materiales de competencia. Muy brevemente quiero aludir en este apartado a la existencia, en la Ley 33/1984, de otros títulos materiales que inciden en la distribución competencial, al poseer una entidad propia y responder a unos criterios de reparto competencial, al poseer una entidad propia y responder a unos criterios de reparto competencial también específicos, así como a las materias conexas situadas fuera de la Ley. Así, por una lado nos encontramos con la existencia de Cooperativas de Seguros, las cuales se regularán en parte por la Legislación de Cooperativas. Ello plantea el tema de la distribución competencial de esta materia. La Ley 33/1984 en su artículo 15.2 y el Real Decreto 1348/1985, en su artículo 41, establecen la delimitación entre la aplicación de los preceptos propios de la legislación de seguros, y la aplicación de la legislación de cooperativas. Cabe aludir, también a la aparición del ámbito material de los colegios profesionales, al que se refieren en la ley 33/1984 el artículo 48 y la disposición adicional tercera f. Si el artículo 48 es calificado como no básico, reconociendo por tanto las competencias autonómicas, la disposición adicional tercera f, es básica y, además, es específica que la competencia ejecutiva será estatal. Hubiera podido interpretarse que no se admitirían Colegios Profesionales de ámbito y vinculación regional. 10 Sin embargo, en el Real Decreto legislativo 1347/1985 de 1 de agosto el artículo 33 aclara el tema. Todo el artículo es no básico, y en él se incluye lo establecido en la disposición adicional tercera f de la ley relativa a los colegios de corredores de reaseguro. Se diferencia así la materia reservada al Ministerio de Economía y Hacienda en todo caso (facultades del artículo 14 de la Ley, extendidas a la intervención sobre corredores de reaseguro), de la referencia a su colegiación profesional, que puede estar regulada por la normativa autonómica. V. CONCLUSIONES El examen de la Ley 33/1984 en sus aspectos de distribución de competencias permite esbozar unas breves conclusiones. En primer lugar creo que debe reconocerse la extraordinaria complejidad de la regulación que se contiene en la Ley y normas de desarrollo. Para poder precisar la norma aplicable es obligado <<puntear>> estos textos normativos para saber cuál de ellos es o no básico, y si la competencia ejecutiva de los preceptos básicos se ha atribuido a la Comunidad Autónoma o al Estado. Además, deberá entonces recurrirse a los Estatutos de Autonomía y ver qué tipo de competencia se asumió en la materia. Por último, hay que conocer el ámbito territorial de la entidad sobre la que proyectar la legislación o aplicar el acuerdo.