Jornada Específica de Confirmación

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JORNADA ESPECÍFICA PARA CATEQUISTAS DE CONFIRMACIÓN
Texto y Guía: "Confirmados en la fe por el Espíritu"
- 3ª edición.
OBJETIVO GENERAL:
Brindar a los catequistas de Confirmación, un espacio para que conozcan los
principales contenidos del texto y la guía de este itinerario, a fin de que se
apropien del mensaje que ofrecen éstos y asuman en forma responsable y
eficiente, la preparación de los confirmandos.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.
Presentar el texto y la guía de “Confirmados en la fe por el Espíritu”, para
que conozcan su contenido y estructura.
2.
Concientizar sobre los aspectos pastorales a tomar en cuenta, en la
organización y desarrollo de esta etapa del proceso.
3.
Reafirmar la identidad del catequista de Confirmación, destacando los
rasgos propios de su perfil, a fin de que asuman esta tarea con entusiasmo y
fidelidad.
4.
Facilitar a los catequistas el conocimiento de las características generales
de los catequizandos de Confirmación, para que respondan de la mejor manera, a
los intereses y necesidades de los mismos.
5.
Conocer los núcleos y contenido de los temas del texto y la guía de este
itinerario, para que desarrollen con mayor propiedad, cada uno de los encuentros
catequísticos.
6.
Ofrecer algunos elementos metodológicos que sirvan de apoyo a los
catequistas para que planeen y desarrollen los encuentros en forma creativa y
participativa.
7.
Brindar a los catequistas los fundamentos doctrinales necesarios para
favorecer la celebración consciente y festiva del sacramento de la Confirmación.
DÍA 1 DE LA JORNADA
HORARIO CONTENIDOS
1. Aspectos
Generales
8:00 am
8:30 am
DESARROLLO
1.1 Entrega de gafetes, saludo
y Bienvenida. Ambiente festivo
con carteles tipo grafiti con las
imágenes y temas de cada
núcleo
del
Texto
del
Catequizando (TC). Música de
fondo (CD de Confirmación).
MATERIALES





Gafetes
Radiograbadora
CD de Confirmación
Texto del
catequizando
Fotocopia del
instrumento
1.2
Oración: “Espíritu Santo”
(Marcelo A. Murúa) p. 78 TC.
1.3
Dinámica
de
presentación. Instrumento 1.
8:30 am
9:45 am
2. Presentación 2.1
Presentación del texto y 
de la estructura
la guía “Confirmados en la
de la Guía y
Fe
por
el
Espíritu”.
del Texto de
Instrumento 2
Confirmación
9:45 am
10:00 am
10:00 am
12:00 md
REFRIGERIO
3. Grandes
Temas
12:00 md
1:00 pm
2.2 . El perfil del catequista de 
Confirmación. Instrumentos
3 al 10.

Fotocopia de los
Instrumentos.
Texto del
catequizando y guía
para el catequista
ALMUERZO
3. Grandes
Temas
1:00 pm
4:00 pm
Texto del
catequizando y guía
para el catequista

2.3 Las características del
desarrollo integral de los 
confirmandos. Instrumentos 11
al 18.
Fotocopia de los
Instrumentos.
Texto del
catequizando y guía
para el catequista.
DÍA 2 DE LA JORNADA
CONTENIDOS
1. Aspectos
Generales
8:00 am
8:15 am
8:15 am
9:45 am
2. Grandes
temas
y
Oración. 
catequizando 
Gafetes
Texto del
catequizando y guía
para el catequista

Fotocopia de los
Instrumentos.
2.2 Fundamentos doctrinales del 
Fotocopia de los
Instrumentos.
2.1 Encuentro kerigmático para
los catequistas de
Confirmación. Instrumento 19
REFRIGERIO
2. Grandes
temas
12:00 md
1:00 pm
Sacramento de Confirmación.
Instrumento 20
ALMUERZO
2. Grandes
temas
1:00 pm
4:00 pm
1.1 Bienvenida
Texto del
p.40.
MATERIALES
1.2 Dinámica de integración
“Intercambio de globos”
( p.33 Guía del catequista)
9:45 am
10:00 am
10:00 am
12:00 md
DESARROLLO
2.2 Grandes temas de la guía y  Fotocopia de los
texto
Instrumentos.
“Confirmados en la fe por el
 Texto del
Espíritu”. Instrumentos 21 al 24.
catequizando y guía
para el catequista
Instrumento 1
DINÁMICA DE PRESENTACIÓN
“MI CEL”

OBJETIVOS:
Aprender los nombres de las personas con las cuales
van a compartir.

Facilitar una comunicación participativa, propiciando un ambiente de acogida.
TIEMPO:
Depende del número de participantes, la duración es
aproximadamente entre los 10 - 15 minutos.
MATERIAL: Gafete en forma de celular y una bolsa.
DESARROLLO:
 Se entrega a cada catequista un gafete en el cual
escribirá su nombre en forma vertical y su número de
celular. Este escoge 3 letras de su nombre y escribe
una característica personal, en cada una de las letras.
Como el ejemplo que se muestra en la imagen.
M
Alegre
Respetuosa
Idealista
A
88888888

El formador recoge todos los gafetes y los deposita en
una bolsa.

Reflexiona sobre la importancia del “CEL” en nuestra vida, como un dispositivo
electrónico para acceder y utilizar los servicios de la red de telefonía celular. La
posibilidad de mantenerse en contacto con la familia, compañeros de trabajo,
amigos, el almacenamiento de datos, toma de fotografías y el acceso al correo
electrónico e internet, son unas cuantas razones de la creciente importancia de
los mismos.

Luego se referirá al CEL desde el punto de vista de la transmisión del mensaje,
dándole a esta palabra, el siguiente significado:
Conocer
Encuentro
Luz
Pasos necesarios para que el catequista desarrolle el encuentro y facilite el
crecimiento en la fe a los confirmandos. (p. 97 FB - 1).





Distribuye los gafetes nuevamente, al azar y pide a cada uno que se lo coloque
en un lugar visible.
Ubicados en un círculo, el formador solicitará a un compañero mencionar el
nombre de la persona y las características escritas en el gafete que le
correspondió. El dueño del gafete se levanta, se presenta, recoge su gafete y
repite la misma acción con el gafete que eligió. Así sucesivamente hasta que
se presenten todos.
Durante la jornada, en los espacios de refrigerio y almuerzo, los catequistas
podrán enviarse entre ellos mensajes con frases y oraciones del texto:
“Confirmandos en la fe por El Espíritu” e indicar el número de página. Ejemplos:
“Una vida sin trascendencia: los que viven para los bienes
materiales.”(p.17)
“Recuerda que tu Confirmación es una fiesta única e irrepetible, porque sólo
la celebrarás una vez en tu vida” (p.136)
OBSERVACIONES: También la Guía para el catequista sugiere dos dinámicas
para la presentación e integración en las pp. 32 y 33.
GAFETES
Instrumento 2
PRESENTACIÓN DEL TEXTO Y LA GUÍA
CONFIRMADOS EN LA FE POR EL ESPÍRITU.
Sugerencias metodológicas:
1.
El formador introducirá el tema motivando a los catequistas para que se
interesen en conocer las orientaciones que ofrecen la guía y el texto “Confirmados
en la fe por el Espíritu”.
2.
Ubicará a los catequistas en siete grupos y distribuirá las indicaciones para
el trabajo a realizar.
3.
Formará nuevos grupos con integrantes de todos los grupos, para que
comparta la síntesis que porta cada uno, a fin de que todos conozcan el contenido
de los siete instrumentos (Técnica de la rejilla).
Grupo 1
1. Leer la carta de presentación (Pág. 4 del TC), la presentación del índice (pp.3
TC) y el comunicado de la Conferencia Episcopal sobre el sacramento de la
Confirmación (pp.8 –10 Guía). Realizan una síntesis de los principales
aspectos.
2. Cada integrante debe tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Grupo 2
1. Leer: “La catequesis de la Confirmación: aspectos doctrinales del sacramento de
la Confirmación en las páginas 12 y 13 de la Guía del catequista. Subrayan las
ideas principales y realizan una síntesis.
2. Cada integrante debe tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Grupo 3
1. Leer las páginas 19 al 21 de la Guía, acerca de los objetivos de la catequesis para
Confirmación, el itinerario catequístico sacramental y la temática de cada núcleo
del texto. Realizan una síntesis de las principales ideas de los contenidos.
2. Cada integrante debe tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Grupo 4
1. Leer las páginas 22 al 24 de la Guía, en relación a los elementos que ésta ofrece
al catequista y los principales elementos que éste debe aportar. Subrayan las
ideas principales. Realizan una síntesis de los aspectos más importantes.
2. Cada integrante deber tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Grupo 5.
1. Leer las páginas 25 y 26 de la Guía, los puntos 1 al 3. Subrayan las ideas
principales. Realizan una síntesis de los aspectos más importantes.
2. Cada integrante deber tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Grupo 6
1. Leer las páginas 26 a la 28 de la Guía, los puntos 4 al 6. Subrayan las ideas
principales. Realizan una síntesis de los aspectos más importantes.
2. Cada integrante deber tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Grupo 7
1. Leer las páginas 28 a la 30 de la Guía, los puntos 7 y 8. Realizan una síntesis de
los aspectos más importantes.
2. Cada integrante deber tener el resumen del contenido para presentarlo en la
conformación de nuevos grupos.
Instrumento 3
EL PERFIL DEL CATEQUISTA DE CONFIRMACIÓN.
Sugerencias metodológicas:
1. El formador ubicará a los catequistas en seis grupos y distribuirá las
indicaciones para el trabajo a realizar.
2. En el gran grupo, de forma espontánea y sin repetir conceptos, destacarán
los aspectos seleccionados que deben poner en práctica, en la catequesis
de Confirmación.
3. Entregará el instrumento 11 “El ser del catequista, particularmente el de
Confirmación” para que cada catequista, en forma individual y en un
ambiente apropiado, revise detenidamente este instrumento, para verificar
los rasgos que ya ha asumido en su vida personal y pastoral, así como
aquellos que debe cultivar o reafirmar.
4. Escucharán y entonarán el canto “El Espíritu nos llama a servir” (Tema: 17
del TC p. 160, canto N°12 del CD de Confirmación).
Instrumento 4
1. Analicen el contenido de los instrumentos 19 y 20 de F B-1.
2. Lean y comenten el siguiente texto, señalando los aspectos que consideren
más importantes.
´´El ser de todo catequista y del catequista de Confirmación´´
Perfil del Ser
El Catequista de base:
 Aceptarse a sí mismo y su historia.
 Atiende las decisiones y orientaciones diocesanas y nacionales.
 Aceptar sus aciertos y errores.
 Estar dispuesto a escuchar, dialogar, acoger a los demás.
 Sinceridad, lealtad, honestidad.
 Optimismo, alegría, superación.
El Catequista de Confirmación
 Aceptación y empatía con los adolescentes.
 Atiende las directrices dadas en relación al
Sacramento de la Confirmación.
 Acepta y comprende las inseguridades propias de
los adolescentes.
 Ser verdadero oyente de todo joven.
 Transparencia y autenticidad.
 Espíritu y mente joven.
Instrumento 5
1.
Analicen el contenido de los instrumentos 19 y 20 de F B-1.
2.
Lean y comenten el siguiente texto, señalando los aspectos que consideren
más importantes.
Perfil del Ser
El Catequista de base:
 Cuida su presentación personal.
 Responde al llamado de Dios.
 Cree, espera y ama.
 Acepta a los catequizandos viendo en ellos el rostro de Dios.
 Posee actitud positiva y disponibilidad necesaria para participar de los
procesos formativos.
El Catequista de Confirmación

Es ejemplo en todo momento para los Catequizandos.
 Ayuda en el discernimiento vocacional.
 Enseña a creer, esperar y amar.
 No tiene distinción ni preferencias entre los catequizandos,
es amigo y “compañero”.
 Posee actitud positiva y disponibilidad para participar
en la formación específica.
Instrumento 6
1.
2.
Analicen el contenido de los instrumentos 19 y 20 de F B-1.
Lean y comenten el siguiente texto, señalando los aspectos que consideren
más importantes.
´´El ser de todo catequista y del catequista de Confirmación´´.
Perfil del Saber
El Catequista de base:
 Conoce de sí mismo, de su comunidad y su país.
 Conoce los principales acontecimientos de la Historia de la Salvación.
 Conocer las fuentes de la Revelación.
 Conocer las principales verdades de la fe.
 Conoce el Reino.
 Conoce el origen y misión de la Iglesia.
El Catequista de Confirmación




Conoce de la realidad de los adolescentes de su comunidad.
Conoce la acción del Espíritu Santo en la Historia de la
Salvación.
Conoce las fuentes de la Revelación en relación al
Sacramento
de la Confirmación.
 Conoce los principios bíblicos, doctrinales y
litúrgicos
del Sacramento de la Confirmación.
 Conoce Jesús y la obra del Espíritu.
Conoce la efusión del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.
Instrumento 7
1.
Analicen el contenido de los instrumentos 19 y 20 de F B-1.
2.
Lean y comenten el siguiente texto, señalando los aspectos que consideren
más importantes.
´´El ser de todo catequista y del catequista de Confirmación´´
Perfil del Saber
El Catequista de base:
 Conoce la naturaleza y misión de la catequesis.
 Conoce las estructuras de la catequesis y acoge sus disposiciones.
 Conoce la guía y el texto del nivel que tiene a cargo.
 Conoce las características generales de los interlocutores de la catequesis.
 Conoce suficiente de otros instrumentos que ayudan a la acción catequística.
El Catequista de Confirmación

Conoce la naturaleza, contenido y metas de la catequesis de
Confirmación.
 Conoce las estructuras y acoge las orientaciones de
la catequesis de Confirmación.
 Conoce la guía y el texto de Confirmación.
 Conoce las características generales de los adolescentes.
 Conoce otros instrumentos que ayudan en
la catequesis de Confirmación.
Instrumento 8
1.
Analicen el contenido de los instrumentos 19 y 20 de F B-1.
2.
Lean y comenten el siguiente texto, señalando los aspectos que consideren
más importantes.
´´El ser de todo catequista y del catequista de Confirmación´´
Perfil del Saber Hacer
El Catequista de base:
 Posee habilidad para planear un encuentro catequístico.
 Cuenta con los elementos didácticos y pedagógicos necesarios para su labor
catequística.
 Posee la habilidad necesaria para las técnicas de grupo.
 Conoce la pedagogía de Jesús.
El Catequista de Confirmación


Posee habilidad para planear los encuentros catequísticos de
Confirmación.
 Conoce y aplica la pedagogía que Jesús utilizó con
los jóvenes en los evangelios.
Conoce las técnicas de grupo aplicables al trabajo con jóvenes.
 Conoce y aplica la pedagogía de Jesús en
los encuentros.
Instrumento 9
1.
Analicen el contenido de los instrumentos 19 y 20 de F B-1.
2.
Lean y comenten el siguiente texto, señalando los aspectos que consideren
más importantes.
´´El ser de todo catequista y del catequista de Confirmación´´
Perfil del Saber Hacer
El Catequista de base:
 Posee la capacidad necesaria para elaborar y aplicar evaluaciones.
 Hace uso adecuado y complementario de la guía de los catequistas y el texto
del catequizando.
 Organizar las Reuniones con Padres de familia.
 Involucrar a los Padres de familia en el proceso catequístico de sus hijos.
El Catequista de Confirmación

Posee la capacidad para elaborar evaluaciones congruentes para
los adolescentes.
 Hace uso adecuado y complementario de la Guía y
del texto Confirmados en la fe por el Espíritu.
 Organizar Reuniones para Padres y Padrinos
de los adolescentes de la catequesis de confirmación.
 Involucrar a los padres y padrinos en el proceso de
la catequesis de Confirmación.
Instrumento 10
El ser del catequista, particularmente el de Confirmación.
Para realizar con éxito una determinada actividad y lograr una convivencia
humana satisfactoria, en cualquier ámbito de la vida, se requieren algunas
condiciones indispensables para favorecer el logro de estos propósitos. Desde la
perspectiva de la catequesis, debemos tomar en cuenta que por el Bautismo
todos estamos llamados a ser catequistas, pero debemos preguntarnos si todas
las personas reúnen las condiciones necesarias para realizar esta acción pastoral.
Quien decida involucrarse en la tarea catequística debe poseer un perfil, lo más
idóneo posible, en el nivel cristiano, personal y pastoral.
Es necesario ponerse en las manos del alfarero, experimentar el proceso
por el que pasa el barro, dejarse moldear para adquirir la identidad propia del
catequista. Es decir atender y cuidar de todos los aspectos relacionados con su
persona, su comportamiento, su manera de ser, de actuar; así como actitudes que
adquirirá a través de un proceso serio de formación general, básica, permanente
y específica a la vez.
El catequista, en especial el de Confirmación, tiene que ser transparente, un
auténtico testigo del mensaje que anuncia, para interpelar a los jóvenes; hacer
camino con ellos, acompañar a esta población tan particular, ser su guía tanto en
su vida personal, como en el plano de la fe. Es necesario que sepa cautivar a los
confirmandos con la persona de Jesús y su mensaje liberador, para que lo tomen
como modelo de vida y logren superar ese compromiso ocasional, transitorio,
propio de la etapa de Confirmación, como lo expone el Directorio General para la
Catequesis (DGC181):
...con frecuencia los catequizandos de esta edad, al recibir el
sacramento de la Confirmación, concluyen también el proceso
de iniciación sacramental, pero a la vez tiene lugar su
alejamiento casi total de la práctica de la fe.
Respecto a la formación del catequista, el Directorio antes mencionado
(DGC 238), establece en este campo tres dimensiones: el ser, el saber y el saber
hacer. Sin descuidar ninguna de las tres, presta especial atención al ser del
catequista, aspecto en el que pondremos especial atención en este instrumento:
La formación de los catequistas comprende varias dimensiones.
La más profunda hace referencia al ser del catequista, a su
dimensión humana y cristiana. La formación, en efecto, le ha de
ayudar a madurar, ante todo como persona, como creyente y
como apóstol.
El Itinerario para la formación de los catequistas, establecido a nivel
nacional, pone un énfasis particular a estas dimensiones humana y cristiana que
desarrolla el Directorio, a fin de ayudar a nuestros catequistas, en especial a los
de Confirmación, a alcanzar un buen perfil, teniendo como base los siguientes
rasgos:
1. Todo catequista debe poseer el equilibrio sicológico necesario para
valorarse en forma objetiva, conocer sus cualidades y limitaciones para
aceptarse a sí mismo y aceptar su historia personal.
Para el catequista de Confirmación esta es una exigencia aún mayor: poseer
un equilibrio sicológico, tanto en el nivel personal, como en su rol de catequista
de adolescentes, es importantísimo, básico, para ayudarles a obtener ese
equilibrio en sus vidas, valorarse, aceptarse como personas y aplicarlo a los
demás.
2. Todo catequista debe identificarse con los catequizandos, particularmente
con los que tiene a su cargo, lo cual ya es un signo de madurez humana.
A través de su ministerio, aprenderá a amar a los catequizandos a
permanecer cercano a ellos, interesarse por todos y por todo, a esforzarse por
conocerlos y tomar en cuenta sus intereses, sin preferencia alguna, aunque
algunos hagan méritos para quererlos de una manera particular.
El catequista de Confirmación no puede descuidar este aspecto tan importante,
pues los adolescentes son muy susceptibles. Debe tener empatía con ellos,
tomando en cuenta que están sujetos a cambios y que están expuestos a las
inseguridades propias de esta edad.
3. El agente de la catequesis debe tener muy en cuenta lo que la Escritura nos
enseña sobre la importancia de mantener buenas relaciones humanas en
particular con los miembros del núcleo familiar, eclesial y catequístico:
Apréciense los unos a otros como hermanos y sean los
primeros en estimarse unos a otros... Vivan en armonía unos
con otros y no sean engreídos... Hagan lo posible, en cuanto de
ustedes dependa, por vivir en paz con otros…
(Rom 12,10.16.18).
...que sean pacíficos, amables y siempre bondadosos
con todo el mundo...(Tito 3,2).
Siguiendo el espíritu del evangelio que nos aconseja vivir el amor al
prójimo, expresión de respeto y servicio:
Perseveren en el amor fraterno (Heb. 13,1).
4. El catequista tiene que relacionarse con las personas que están involucradas
en el proceso de la catequesis, por tal razón debe tener capacidad para
escuchar a los otros, aceptar sus criterios y buscar juntos posibles
soluciones, para no truncar el dinamismo del Espíritu Santo. Es necesario
tender puentes, superar conflictos y construir proyectos que permitan el
desarrollo de la Iglesia, de la actividad pastoral, la familia, la escuela y la
sociedad en general.
El catequista de Confirmación también debe poseer estos rasgos porque
necesita estar siempre dispuesto a escuchar y a dialogar permanentemente
con los adolescentes y jóvenes, aceptando sus críticas justificadas y
buscando juntos, posibles soluciones. Un catequista con estas cualidades se
ganará el aprecio, la simpatía y la confianza de los confirmandos.
5. San Pablo en la carta a los Romanos nos instruye sobre la importancia de la
transparencia y la lealtad, tan ausentes en nuestro medio: Que el amor entre
ustedes no sea hipócrita... (Rom 12,9). Estos rasgos son una garantía que
inspiran confianza, credibilidad, seguridad. El catequista en general tiene la
obligación de ser sincero, leal y honesto, para que los pastores, sus
compañeros, padres de familia y catequizandos, crean en él, confíen y acojan
lo que dice y hace, en especial el mensaje de fe que transmite, a través de la
catequesis.
Esta exigencia también es válida para el catequista de Confirmación, porque
debe fomentar en los adolescentes y jóvenes la sinceridad, honestidad y
autenticidad. Los jóvenes educados en estos valores, serán las personas en
quienes la familia, la sociedad y sobretodo la patria, podrá confiar en el futuro.
6. Los primeros cristianos, se distinguieron por ser personas alegres, optimistas
que acogieron con gozo el mensaje de Jesús, su estilo de vida y obtuvieron la
fuerza necesaria para perseverar en medio de los sufrimientos. Los catequistas
herederos de la misión de Jesús, están llamados a ser personas optimistas,
alegres y con deseos de superación, porque en nombre de la Iglesia, portan
un mensaje que libera, que dignifica, que trae paz, felicidad y da razones para
esperar un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21,1), a pesar de las
contradicciones y dificultades que enfrentan.
El catequista de Confirmación también debe poseer espíritu y mente joven,
ser optimista, alegre, con deseos de superación. Su misión será más efectiva
en la medida que acorte distancias con los confirmandos, sea asequible, sienta
como ellos, vea el mundo con ojos de joven, sin caer en los extremos. El es
portador de un mensaje que debe animarlos a transformar sus vidas, darle
sentido y a trazarse un proyecto de vida, luchando para lograrlo.
7.
Otra característica que debe poseer el catequista
es espíritu de
responsabilidad y constancia para superar las dificultades. La tarea pastoral
que asume es muy grande, seria y difícil, por lo tanto debe renovar cada día su
vocación, ser muy responsable, constante, buscar nuevas opciones y tener mucha
fortaleza para salir adelante a pesar de los obstáculos.
A este catequista no se le puede pedir menos, a él se le ha confiado ayudar a
adolescentes y a jóvenes a crecer en la fe, pero también a crecer como personas,
en esta etapa de grandes transformaciones. Ante esta situación es necesario que
también posea ese espíritu de responsabilidad y constancia. El catequista se
convierte en un modelo para los confirmandos, por lo tanto no puede salir
corriendo ni desmoronarse ante las dificultades. Necesita ser fuerte, luchar sin
descanso y hacerle frente a la vida, para cumplir con la responsabilidad que ha
asumido y sobre todo, para dar testimonio a sus catequizandos.
8. Si bien es cierto que los conocimientos son indispensables, al agente de la
catequesis se le exige además: poseer la experiencia kerigmática
suficiente, expresada en signos propios de la espiritualidad evangélica:
conversión, testimonio de vida y compromiso con los más necesitados,
para que su labor catequística sea creíble y acogida. Muchas veces en la vida
de fe de los catequizandos, existe un vacío porque la primera evangelización
no ha tenido lugar (CT19), correspondiéndole al catequista iniciarlos en el
Kerigma , antes de comenzar el proceso de catequesis.
El catequista de Confirmación está llamado a despertar en los catequizandos
el deseo de vivir el espíritu evangélico, a través del testimonio de vida,
incluyendo el aspecto social. En esta población la Iglesia tiene puesta todas sus
esperanzas, por tal motivo, nos corresponde a los adultos, ayudarles con la
palabra y el testimonio, a canalizar sus actitudes, gestos y acciones de acuerdo a
los valores evangélicos.
9. El Papa Paulo VI no solamente nos instruyó acerca de la evangelización, sino
que enfatizó la forma como se debe hacer: Evangelizar no es para nadie un
acto aislado, sino profundamente eclesial (EN 60). Para ello es necesario que
el catequista tenga identidad eclesial, participe activamente en la vida
parroquial, sea una persona de oración y vida sacramental.
Además debe poseer esa identidad eclesial, porque sólo así llegará a motivar a
los catequizandos para que se sientan parte de la Iglesia y asuman la
práctica de la oración y la recepción de los sacramentos, particularmente en
la participación eucarística. Debe motivarlos a integrarse a la Pastoral Juvenil, a
algún grupo apostólico o a cualquier otra actividad que promueva la parroquia.
10. El Directorio General para la Catequesis (39) nos recuerda lo siguiente:
también la evangelización... se realiza con obras y palabras. Es, a un tiempo,
testimonio y anuncio... Así mismo el Papa Pablo IV en la exhortación apostólica
Evangelii Nuntiandi (41) afirma: “El hombre contemporáneo escucha más a
gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que
enseñan es porque dan testimonio”.
Esta realidad obliga a todo catequista a dar un buen testimonio de vida, a
cuidar su comportamiento y presentación personal, para ser coherente con el
ministerio que realiza, en cualquier ambiente, comportándose como lo que es,
como esperan los demás que actúe, de acuerdo a su vocación.
Las mismas exigencias del Directorio deben ser tomadas en cuenta por el
catequista de Confirmación. Tiene que ser un modelo para los confirmandos y
predicar con el testimonio, siendo ejemplo permanente para los adolescentes,
en el trato, presentación personal, vocabulario y forma de actuar. Si el
catequista cuida todos estos aspectos, tendrá más autoridad para orientar a los
jóvenes que tiene a su cargo, y los podrá motivar a observar un comportamiento
propio de un joven creyente.
11. El catequista debe estar convencido de que su servicio es una vocación y que
por lo tanto, debe responder con generosidad al llamado que Dios le ha
hecho en la Iglesia.
Además debe tener presente que el servicio que presta a la comunidad
cristiana es fruto de la iniciativa de Dios, a la cual ha correspondido de manera
generosa, para ayudar, con mayor efectividad, a adolescentes y jóvenes, a
discernir sobre su vocación personal, a fin de que respondan con alegría al
llamado de Dios y logren su realización personal y cristiana.
12. Las virtudes teologales: Fe (creer), Esperanza (esperar) y Caridad (amar) son
la regla de oro de todo cristiano, la práctica de éstas, es lo menos que se le
puede pedir a los catequistas.
Para el catequista de Confirmación debe ser prioridad la práctica de las
virtudes teologales, ellas le ayudarán a obtener la fuerza necesaria para animar a
los jóvenes a que crean, esperen y amen a Dios, con hechos concretos, a
través de los hermanos, en especial los más desposeídos.
13. Algunos catequizandos se ganan la simpatía y el cariño de catequistas y
compañeros con facilidad, otros, por sus actitudes, su manera de ser y de
actuar, no lo logran tan fácilmente. El catequista tiene que ser igual con todos,
porque son sus discípulos y hermanos en Jesucristo, por lo tanto, no puede
tener preferencias, sino acoger a todos los catequizandos y ver en ellos el
rostro de Dios.
En el caso del catequista de Confirmación, tiene que ser también muy
cuidadoso, pues los adolescentes y los jóvenes no toleran la discriminación, la
injusticia; necesitan sentirse amados y valorados, por esta razón deben acoger a
todos los catequizandos, sin preferencias, siendo amigo y compañero de
todos.
14. La catequesis es un servicio que nuestros obispos han confiado al CENACAT,
siguiendo la recomendación hecha por el DGC 269.
En el seno de la Conferencia episcopal puede constituirse un
Secretariado o Centro catequético..., cuya tarea principal será la
de ayudar a cada diócesis en materia de catequesis.
Atendiendo las orientaciones de dicho Directorio, la catequesis en nuestro país
es un proceso coordinado desde el nivel nacional, pero abierto a las posibilidades
de inculturación diocesana, para integrar al proceso valores y recursos, así como
la atención a las necesidades más urgentes de cada Iglesia particular. Por tal
motivo todo catequista está obligado a atender las decisiones y orientaciones
nacionales y diocesanas, en relación a la catequesis.
La misma condición rige para los catequistas de Confirmación: acatar las
disposiciones nacionales y diocesanas, con respecto a la catequesis y celebración
del sacramento de la Confirmación, es una obligación y un apoyo que le permite
realizar un trabajo de comunión y participación, que le brinda un respaldo ante el
párroco, padres de familia, catequizandos y la comunidad cristiana, porque sigue
las directrices establecidas para dicho sacramento. De esta manera podrá unificar
criterios con respecto al proceso mismo, a la celebración del sacramento y a la
catequesis de este nivel.
15. Todo catequista necesita ser formado antes de iniciar su ministerio.
Involucrarse en el proceso de catequesis sin la formación básica, es una
actitud temeraria e irresponsable. Por otra parte, pondría en riesgo la
efectividad del mismo proceso, como nos lo advierte el Directorio General para
la Catequesis 234:
...cualquier actividad pastoral que no cuente para su
realización con personas verdaderamente formadas y
preparadas, pone en peligro su calidad.
Interpretando las orientaciones del Directorio podemos afirmar que todo
catequista debe mantener una actitud positiva y la disponibilidad necesaria
para participar de los procesos formativos, a fin de que su labor pastoral sea
más eficaz.
No podríamos pedir menos al catequista de Confirmación y quizá es en este
nivel donde encontramos mayor improvisación, promovida por ciertos párrocos,
que recurren a la generosidad de algunas personas sin ofrecerles la debida
formación.
El catequista de este nivel, requiere de una buena formación básica y
específica, que le brinde mayor conocimiento, seguridad y fidelidad al mensaje
que transmite, así como las herramientas necesarias para desempeñar este
servicio de manera eficiente. De igual forma debe poseer una actitud positiva y
disponibilidad para participar de la formación específica. El grado de
formación de un catequista, los adolescentes lo perciben de inmediato; si no está
capacitado, predominará la inseguridad, la indisciplina y el mensaje no calará en la
mente y el corazón de los confirmandos, generando su retirada de la Iglesia, una
vez que reciban el Sacramento de la Confirmación.
16. Finalmente, el catequista no puede, ni debe trabajar en solitario, su servicio se
enriquece con el aporte de sus compañeros y viceversa, de ahí la importancia
de tener la disponibilidad necesaria para trabajar en equipo.
El catequista de Confirmación debe creer en la riqueza del trabajo en equipo y
promover en los catequizandos la solidaridad, la fraternidad y el trabajo en
grupo para favorecer la colaboración, la socialización de recursos y desarrollar
así un trabajo ágil y efectivo.
Instrumento 11
LAS CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO INTEGRAL
DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. El formador introducirá el tema leyendo y siguiendo el canto: ¿En qué me
parezco a ti? (tema 3 del texto del catequizando p. 155, canto 1 del CD de
Confirmación). Les preguntará lo siguiente en relación con el canto:
 ¿cómo se imaginan a ese adolescente?
 ¿cuáles características podría tener ese adolescente?
 ¿Por qué es importante que los catequistas del sacramento de la
Confirmación, conozcan esas características?
 ¿Qué implicaciones tienen éstas, para el catequista y para la catequesis
de confirmación?
Realiza una síntesis de las ideas expuestas.
2. Les solicitará que abran la Guía para el catequista: “Confirmados en la fe por el
Espíritu”, en el número 2, sobre los Destinatarios de la catequesis de la
Confirmación (Primera parte). Dirigirá la lectura del párrafo introductorio.
3. Los invitará a leer el título de este tema y a que compartan en forma
espontánea, lo que conocen, han experimentado o escuchado, acerca de los
adolescentes.
4. Ubicará a los catequistas en siete grupos y asignará a cada uno, un
instrumento de trabajo en relación con cada área del desarrollo integral de los
confirmandos.
5. El formador colocará en la pared siete imágenes que ilustren cada área del
desarrollo para que los grupos coloquen las características en cada exposición.
En este instrumento se sugieren las siguientes imágenes para desarrollar el
tema.
6. En el respectivo orden, cada grupo expondrá su síntesis de forma creativa y
simultáneamente va colocando alrededor de la imagen del área del desarrollo,
el o los carteles, con las características que encontraron.
Características físicas
Desarrollo intelectual
Desarrollo socio-afectivo
Rasgos psicológicos
Escriba las características del desarrollo
moral
Escriba las características del desarrollo
religioso.
Escriba las características del
desarrollo social
Instrumento 12
GRUPO 1
LAS CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Características físicas” en la p. 14 de la guía
del catequista junto con este instrumento: “Cambios físicos durante la
adolescencia”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción amarillo y escriban una
característica en cada uno.
3. Presentan al grupo en general las características encontradas de forma
creativa. Se sugiere como actividad, colocar al azar los carteles debajo de las
sillas de algunos de los catequistas del gran grupo, para que la lean.
Cambios físicos durante la adolescencia
En la primera etapa de la adolescencia, entre los 11 y 15 años, los jóvenes
se enfrentan a una serie de acontecimientos como los cambios físicos, a través de
los cuales alcanzan la madurez de su aparato reproductor.
La pubertad o comienzo de la madurez sexual en las niñas, inicia a partir de
la primera menstruación y en los niños a partir de la aparición del vello púbico,
generado por el aumento de hormonas que produce el cuerpo.
Las hormonas estimulan la actividad de las glándulas sexuales aumentando
su producción, así como el desarrollo de espermatozoides (varones) y de óvulos
maduros (mujeres). Estas hormonas, unidas a otras, favorecen el crecimiento de
huesos y músculos, aumentando el peso y la estatura. En el caso de las niñas, el
desarrollo comienza a los 11 años, alcanzando su máximo, alrededor de los 12. Al
llegar a los 13 ese desarrollo desciende haciendo que su crecimiento sea más
lento, situación que puede durar varios años.
El desarrollo de estatura y peso en las niñas se presenta antes que en los
niños, por lo que se tiene la creencia de que maduran más temprano. Casi todas
las partes de sus cuerpos sufren cambios durante la adolescencia, algunos de los
órganos aumentan su tamaño.
La apariencia física
La mayoría de los adolescentes le dan mucha importancia a su aspecto
físico y algunos no están contentos con su imagen; su apariencia es muy
importante para su vida social y para su autoestima. Las niñas especialmente,
cuidan tanto su figura que hasta se privan de comer, llegando a padecer trastornos
como la bulimia y la anorexia.
En las etapas de maduración temprana y tardía de los adolescentes, se
dan algunas contradicciones: por una parte desean encontrar su identidad
individual para diferenciarse de los demás, pero a la vez buscan ser iguales a los
otros. Cuando los cambios fisiológicos se adelantan o se retrasan, pueden causar
un complejo en los muchachos y muchachas y sienten que no calzan en el grupo.
Maduración temprana y tardía en los
muchachos
Maduración temprana y tardía en los
muchachas

Los que maduran más temprano tienen 
más habilidad para los deportes, más
fuertes, una imagen más positiva de su
cuerpo, aunque no siempre se ajustan a
las expectativas de los otros.
La maduración temprana puede generar
el deseo de sobresalir, pues están más
formadas y tienen más estatura que
muchos varones. Muchas veces no se
sienten conformes con su figura.

Los que maduran más tarde a veces se 
comportan de manera infantil, aunque
han disfrutado más la niñez. Esta
condición
le
permite
tener
un
comportamiento más flexible y más
facilidad
para
adaptarse
a
las
circunstancias.
No toleran las exigencias de sus padres
y profesores ante su desarrollo físico,
así como la preocupación de los
mayores por su comportamiento sexual.
Lo más deseable es que los adultos sean más sensibles ante los cambios
que experimentan los adolescentes, para ayudarles a pasar esta etapa de forma
positiva.
Instrumento 13
GRUPO 2
DESARROLLO INTELECTUAL DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Características intelectuales” en las pp. 14 y
15 de la guía del catequista junto con este instrumento: “El desarrollo
intelectual del adolescente”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción verde
característica en cada uno.
y escriban una
3. Presenten al grupo en general las características encontradas de forma
creativa. Se sugiere como actividad, enviar mensajes de textos de algunas
características expuestas a los catequistas para que ellos la lean y comenten.
El desarrollo intelectual del adolescente.
El adolescente en esta etapa se encuentra en el último estadio en el desarrollo
intelectual, es lo que se conoce como el pensamiento formal. En esta adquiere la
capacidad para valorar distintas y posibles soluciones a un problema, podrá prever
las consecuencias de actuaciones presentes, una capacidad de crítica mayor al
ser capaz de relacionar realidades concretas con reglas generales o abstractas y
podrá reflexionar sobre diferentes realidades posibles.
A medida que vaya dominando estas nuevas capacidades, disfrutará conversando
con sus amigos sobre las realidades trascendentales de la vida, hará uso de la
crítica, al principio de manera muy tajante, y será capaz de delimitar sus
aspiraciones de futuro de una manera realista.
Esta nueva capacidad que le permite analizar sus posibilidades y establecer
hipótesis sobre su futuro, le amenaza y le confunde. Se asusta cuando al
establecer una relación lógica de acciones para lograr lo que se propone, constata
que algunas cosas del presente como: la presión de los amigos, la pereza, los
problemas con los estudios, le tienen atrapado y no sabe cómo salir.
El desarrollo del pensamiento formal en la adolescencia se produce de una forma
significativamente diferente al desarrollo físico. Mientras que los cambios físicos se
producen de una forma progresiva, relativamente rápida (tres o cuatro años) y en
una secuencia semejante en la mayoría de los individuos, el desarrollo intelectual
tiene lugar con más lentitud (siete u ocho años), en una progresión irregular y con
notables diferencias entre unos y otros.
A los 11 o 12 años se suele producir un cambio brusco en la manera de pensar de
los adolescentes. Reúne algunas características del nuevo estadio aunque aún es
muy rudimentaria. Pero no será hasta los 20 años o más cuando los adolescentes
alcanzarán una cierta plenitud del pensamiento formal.
La pubertad, y con ella los cambios físicos y fisiológicos que la determinan, son
necesarios y se dan con escasa participación de las influencias del medio. Sin
embargo, las habilidades intelectuales propias del pensamiento formal constituyen
un cambio que no necesariamente se da en todos los individuos y que depende de
las influencias del ambiente.
Los cambios físicos de la pubertad son fruto de la dotación genética, sin embargo,
los cambios en la estructura del pensamiento necesitan la influencia positiva del
ambiente. Para esto se debe asegurar la estimulación sensorial e intelectual en la
edad infantil y ofrecer al hijo o hija entre 11 y 20 años ocasiones de reflexión y de
diálogo sobre asuntos diversos.
En esta etapa los adolescentes y los jóvenes necesitan comunicarse para
expresar sus inquietudes, sus pensamientos y sentimientos, así como sus
reproches. También necesitan comunicarse con otras personas, pues consideran
que en el núcleo familiar, muchas veces son incomprendidos, marginados.
El documento de Puebla (1168), expone como rasgo característico de los jóvenes:
un inconformismo que lo cuestiona todo.
La experiencia ha demostrado que el adolescente, en la medida que evoluciona,
adquiere más conocimientos, capacidad de razonar, dialogar y discutir con el
adulto sobre diferentes temas, demostrando en muchos casos, una mayor
habilidad y conocimiento, que sus interlocutores.
Instrumento 14
GRUPO 3
DESARROLLO PSICOLÓGICOS DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Rasgos psicológicos” en la p.15 de la guía
del catequista junto con este instrumento: “El desarrollo psicológico del
adolescentes”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción rojo. Cada cartel deberá
partirse por la mitad, de manera que la idea que se escoja tenga que
exponerse en pareja.
3. Presenten al grupo en general las características encontradas de forma
creativa. Se sugiere como actividad, dos catequistas explicaran una
característica juntando las dos partes que forman el cartel.
El desarrollo psicológico de los adolescentes
En la pubertad, entre los 10 y los 14 años, la preocupación psicológica gira
básicamente alrededor de lo físico y lo emocional.
Se produce una
reestructuración de la imagen corporal, debido a un ajuste en los cambios
corporales, el ánimo es inestable; hay una fuerte autoconciencia de las
necesidades y deseos de comprensión y apoyo por parte de los mayores. Aún,
cuando las figuras paternales dejan de ser la fuente exclusiva para el desarrollo
del autoestima, se hace imprescindible compartir los problemas con los padres; las
amistades también se tornan cruciales. Los grupos tienden a ser del mismo sexo,
facilitando el fortalecimiento de identidades y roles antes de entrar a la interacción
heterosexual.
La transformación del cuerpo infantil implica abandonar identificaciones infantiles y
encontrar nuevas orientaciones de conducta. Existen duelos por la pérdida del
cuerpo y el status infantil así como de la imagen de seguridad y protección que
antes reflejaban los padres. (Aberastury, 1971).
Esto provoca la inestabilidad emocional, los cambios inesperados de humor,
reacciones imprevistas, el descontrol, la agresividad e incluso el abandono de
estudios o del hogar. Ante esta situación el catequizando está urgido de personas
sensibles, que lo escuchen sin reproches.
En la adolescencia media, aproximadamente entre 14 y 16 las preocupaciones
psicológicas giran prioritariamente en torno a la afirmación personal - social y
afloran las vivencias del amor. La búsqueda de canalizar los impulsos sexuales, la
exploración de las capacidades sociales, y el apoyo en la aceptación por el grupo
dinamizan la afirmación personal y social en la adolescencia.
La construcción de la individuación, de la autoafirmación: la afirmación del yo, la
confianza excesiva en sus ideas y brotes de egocentrismo en las conductas del
adolescente, desata duelos importantes para las figuras paternales: el duelo por la
pérdida de su hijo-niño, el duelo por el adolescente que fantasearon, el duelo por
su rol de padres a los que antes no eran cuestionados.
Es una etapa de la identidad personal, la búsqueda de sí mismo que podría llegar
al extremo del narcisismo, el descubrimiento de valores, la oscilación entre los
sentimientos de superioridad e inferioridad. Esto implica que el catequista de
Confirmación sea un amigo que le ayude a descubrir sentimientos personales y
propiciar actividades para desarrollar las habilidades sociales del confirmando
para la integración grupal.
En este desarrollo psicológico se adquiere por lo tanto un incremento en la
capacidad de comunicación y dominio del lenguaje por la misma necesidad de ser
escuchados. Le gusta discutir y defender la opinión contraria.
El Directorio General para la Catequesis (185), aborda el tema del lenguaje de los
jóvenes, apuntando como dificultad importante, la diferencia de lenguaje entre
éstos y la Iglesia, urgiendo una respuesta a esta situación. La catequesis está
llamada a dar la respuesta, haciendo un esfuerzo por adaptar, traducir el mensaje
de fe, al lenguaje de esta población, pero sin menoscabar la integridad del mismo:
Una de las dificultades mayores a las que hay que enfrentarse y dar
respuesta se refiere a la diferencia de lenguaje (mentalidad, sensibilidad,
gustos, estilos, vocabulario...) entre los jóvenes y la Iglesia... vale la pena
por eso insistir en la necesidad de una adaptación de la catequesis a los
jóvenes, sabiendo traducir a su lenguaje con paciencia y buen sentido, sin
traicionarlo, el mensaje de Jesucristo.
La catequesis debe motivar a los jóvenes para que pongan su lenguaje al servicio
de la Pastoral Juvenil, asociaciones juveniles colegiales y universitarias y anuncien
desde este medio, el Evangelio a otros jóvenes, en el lenguaje del mundo joven al
que pertenecen.
Instrumento 15
GRUPO 4
DESARROLLO SOCIO-AFECTIVO DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Desarrollo socio-afectivo” en la p.16 de la
guía del catequista junto con este instrumento: “La naturaleza sexual en el
desarrollo sociafectivo de los adolescentes”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción azul y escriba una
característica en cada uno.
3. Presenten al grupo en general las características encontradas de forma
creativa. Se sugiere repartir los “emoticones” (los utilizan los adolescentes en
sus conversaciones) a cada uno de los catequistas y se le pide que mencionen
alguna característica emotiva de los adolescentes. Seguidamente el grupo
expondrá las características propias.
EMOTICONES
La naturaleza sexual en el desarrollo socioafectivo de los adolescentes.
En el despertar sexual de los adolescentes, intervienen varios factores
biológicos muy complejos. Ellos adquieren conocimientos sobre la sexualidad
desde su primera infancia, al experimentar sensaciones íntimas cuando se tocan
los genitales, reciben abrazos, caricias, besos y son acunados, llegando a
experimentar cierto grado de placer sexual.
Reciben mensajes a través de diferentes medios entre ellos las personas
que lo rodean, el diálogo con jóvenes o adultos, otras expresiones de afecto, así
como las experiencias vividas.
Además están bombardeados por diversos materiales que les “informan”
acerca de la sexualidad, despertando en ellos curiosidad e interés por imágenes y
temas eróticos. No tiene suficiente claridad sobre los cambios físicos y
emocionales que están experimentando.
Explota esas nuevas sensaciones y con frecuencia, se enamora de
personas mayores: los varones se inclinan por amores platónicos como estrellas
de cine o televisión y las mujeres, por sus profesores. Estas experiencias
generalmente son pasajeras y no tienen un matiz erótico. Se viven
enamoramientos fogosos y apasionados pero pasajeros, aunque algunas
experiencias pueden alcanzar cierto grado de intimidad.
Los adolescentes de ambos sexos cuentan con una educación sexual
mínima, que se empequeñece más, ante la avalancha de información que reciben
por medio de revistas especializadas, pornografía, vallas publicitarias, anuncios en
periódicos, telefonía erótica, videos, temas de rock pesado, tiendas de objetos
sexuales, la televisión, películas, videos, internet, literatura, anuncios comerciales
y otros, de sexo lujurioso.
La sociedad de consumo promociona una cultura erótica, de libertinaje,
dejando de lado la dignidad humana, el sexo responsable, e inducen a los
adolescentes a iniciar la actividad sexual, a muy temprana edad.
Educar en la sexualidad de manera correcta, objetiva y oportuna debe ser
una prioridad para la familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación
social. Debe darse en un clima de afectividad que anime la relación sana entre los
seres humanos.
Esta educación sexual no se puede reducir a un simple proceso biológico o
a una información para evitar los embarazos no deseados. Debe perseguir
objetivos concretos, constructivos que tomen en cuenta la condición humana en
todas sus dimensiones, pero sin caer en la superficialidad. Si bien es cierto, los
jóvenes deben aprender a conocer sobre el respeto a su cuerpo, a su dignidad,
métodos y técnicas anticonceptivas, así como la prevención de enfermedades de
transmisión sexual, es imprescindible que se sientan amados y aceptados tal
como son.
El Santo Padre Benedicto XVI en su mensaje a los jóvenes el 20 de
diciembre de 2012, en la ciudad del Vaticano nos enseña que el hombre anda
sediento de amor y Dios es la respuesta porque nos ama sin distinciones:
“Además, estáis en busca del autor del amor (...) Todos necesitamos querer
y sentir que hay alguien que nos acepta y nos quiere. Sentirse amados es
necesario para vivir, pero, es igualmente importante ser capaces de amar a
los demás, para que sea hermosa la vida de todos; también la de vuestros
coetáneos que atraviesan momentos difíciles. Jesús nos ha enseñado con
su vida que Dios ama a todos sin distinción y quiere que todos vivan
felices”.
Instrumento 16
GRUPO 5
DESARROLLO SOCIAL DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Desarrollo social” en la pp.16 y 17 de la guía
del catequista junto con este instrumento: “El uso de redes sociales en la
catequesis de Confirmación”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción anaranjado y escriban una
característica en cada uno.
3. Presenten y comenten al grupo en general las características encontradas de
forma creativa. Se sugiere como actividad, elaborar un cartel con la imagen de
un “chat”, gigante como el de la siguiente imagen. Cada expositor coloca la
característica sobre el “chat” y la comentará.
El uso de redes sociales en la catequesis de Confirmación
Es un hecho que Internet generó nuevas maneras de relacionarse, nuevas
formas de sociabilidad, principalmente en los adolescentes pues su identidad no
se entiende sin su círculo de amigos. Para comunicarse, esta generación puede
hablar por teléfono de línea o celular, enviar un mensaje de texto, mandar un
email, chatear, bloguear, encontrarse en una red social.
Las redes sociales son “comunidades virtuales”. Es decir, plataformas de
Internet que agrupan a personas que se relacionan entre sí y comparten
información e intereses comunes. Este es justamente su principal objetivo:
entablar contactos con gente, ya sea para reencontrarse con antiguos amigos o
para generar nuevas amistades. Estos amigos pueden ser amigos personales que
él conoce, o amigos de amigos. A veces, también, son contactos que se
conocieron por Internet.
El término “amigo” en las redes sociales, tiene un significado diferente al
tradicional que recibe en la vida real. En las redes sociales, “amigo” es todo aquel
que ha sido invitado a visitar el sitio personal en la red. Y funciona de la siguiente
manera: un usuario envía mensajes a diferentes personas invitándolas a ver su
sitio. Los que aceptan, se convierten en “amigos” y repiten el proceso, invitando a
amigos suyos a esa red. Así, va creciendo el número de “amigos”, de miembros en
la comunidad y de enlaces.
Las redes sociales se convierten en un sitio personal por varias razones
que los mismos adolescentes mencionan a continuación:
 Porque cuento quién soy y, a veces, quién me gustaría ser.
 Porque subo fotos, videos y música para compartir con otros.
 Porque dejo comentarios en el sitio de otras personas.
 Porque es como un juego y me divierte.
 Reencontrarme con gente que hace mucho tiempo no veo.
 Estar al día con mis amigos de la vida real.
 Chatear y enviar mails a través de la red.
 Estar en grupo y conocer gente nueva.
 Enterarme de eventos y novedades.
 Agrandar mi grupo de “amigos” con amigos de amigos.
 Organizar reuniones.
El Santo Padre Benedicto XXVI en su reflexión «Redes sociales: portales
de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización» publicado el 24 de
enero de 2013 ante la proximidad de la XLVII jornada mundial de las
comunicaciones sociales nos afirma que:
“Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente
inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los
creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la
dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes
advierten de modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a
conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la
experiencia de muchas personas para las que este espacio existencial es
importante. El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual,
sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de
los más jóvenes. Las redes sociales son el fruto de la interacción humana
pero, a su vez, dan nueva forma a las dinámicas de la comunicación que
crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este ambiente es el
prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo.”
Ante esta realidad, la catequesis de Confirmación debe aprovechar esta
herramienta virtual en el proceso de la enseñanza de la fe. Por tal motivo, la
propuesta que presenta el texto del catequizando “Confirmados en la fe por El
Espíritu” sugiere un diseño ecléctico, con un “Chat” conceptual interactivo que se
dirige a una generación llamada “M” (por "multimedia") que está integrada por
personas entre ocho y dieciocho años de edad a quienes también se conoce como
"nativos digitales". Se trata de chicos que nacieron con el mouse en la mano y una
pantalla de computadora como ventana al mundo. Su manera de comunicarse, de
interactuar y de consumir medios es bien diferente de la que podría considerarse
"normal" por gran parte de los adultos de hoy.
Existe hoy el término que los define: "multitasking" (o multitarea): estos
jóvenes hacen muchas cosas al mismo tiempo y las hacen bien. Los mismos
padres son conscientes de que sus hijos tienen la capacidad de dividir la atención,
y que suelen hacerlo de manera efectiva.
Sucede que la manera de pensar de estos jóvenes se da "en red" o de
acuerdo a un modelo de "hipertexto" que les permite relacionar las cosas e ir
seleccionando una u otra, pero procesando varias a la vez. Los adultos, en
cambio, piensan de manera secuencial (una cosa por vez) y suelen presentar
ciertas dificultades para coordinar la atención en muchos estímulos diferentes.
Otra característica que los define es que no perciben una diferencia entre el
espacio virtual y el real. Para ellos una charla en un canal de chat con un amigo
equivale a una charla cara a cara.
Desde que nacen, la televisión siempre está presente y se irá combinando
con la presencia de otros dispositivos tecnológicos a medida que crezcan, en
principio, con la computadora y, más tarde, con el celular.
En Costa Rica, los adolescentes “M” de entre doce y diecisiete años, abre el
perfil varias veces al día, están más tiempo, gustan de opinar y no les interesa la
publicidad. La encuesta revela que los adolescentes y jóvenes de hasta 24 años
son quienes más intensamente participan de las redes sociales en el país.
El Facebook, la red social más popular entre los jóvenes de Costa Rica
(encuestas de UNIMER para El Financiero, en marzo 2011), es un sitio web
abierto a cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico. Para
suscribirse al mismo sólo hace falta ingresar algunos datos básicos (nombre,
apellido, dirección, etc.) que, por otra parte, pueden ser inventados o falsos.
El catequista de confirmación debe estar abierto a este espacio virtual y
proponer la fe al catequizando en una relación de amistad presencial y virtual.
Debe ser un facilitador de un aprendizaje significativo, debe mantener una
comunicación cercana con cada uno de los catequizandos.
El aprovechamiento máximo del texto le permite al catequista explorar otros
campos en la comunicación tecnológica. Le ayudará a dar un seguimiento a los
propósitos establecidos en los encuentros catequísticos. Puede enviar mensajes
de texto a los catequizandos entre semana, o bien, crear una página en el
Facebook (como grupo cerrado) como una valiosa herramienta para dar
continuidad a cada tema desarrollado.
Se ofrece un espacio conocido como el “chat” en el cual el catequizando
tiene la oportunidad de personalizar su texto, anotando sus pensamientos y
reflexiones en relación con el contenido. Puede comentar un texto bíblico,
expresar sus sentimientos pero sin caer en un monólogo, en el cual no tiene
respuesta. Para eso el catequista debe propiciar actividades de comunicación
interactiva, en las que se compartan los “chats”. Es así como se va construyendo
su propio aprendizaje dando paso a un aprendizaje significativo.
Inicie motivando al catequizando en el uso del “chat” con la siguiente clave
de acceso:
“Llámame y te responderé y te mostraré cosas grandes, inaccesibles, que
desconocías” Jeremías 33, 3.
Riesgos en el uso de redes sociales
Cuando un adolescente construye su blog o su perfil en una red social,
suele pensar que sólo lo ven sus amigos, o quienes están interesados en lo que
dice. No piensan que cualquiera que navegue en la Red, conocido o no, puede ver
lo que escribió. Los jóvenes no creen en los riesgos de Internet porque se sienten
“autoinmunes” o porque piensan solo en sus amigos.
Precisamente por eso, la responsabilidad de orientar es siempre de los
adultos.
Algunos riesgos son:
•
Abrir los sitios para que cualquiera los pueda ver.
•
Dar información personal.
•
Subir fotografías –propias o ajenas que reflejen situaciones de
intimidad.
•
Hacerse “amigos” de gente que no conocen.
•
Encontrarse en persona con “amigos” que sólo conocieron en la Red.
La principal recomendación para los adultos es siempre el diálogo.
Conversar con los jóvenes acerca del uso que hacen de Internet, estar al tanto de
las páginas que visitan, saber con quiénes chatean y qué información suben a sus
sitios, es la mejor manera de acompañar a los más jóvenes ante cualquier
situación difícil que se les pueda presentar.
Se recomienda no dar información personal, ni subir fotos privadas a la
web, no publicar fotos de otros sin su permiso, evitar conectarse con desconocidos
por internet y mucho menos no encontrarse en persona con gente que hayan
conocido en la red.
En la XXVII Jornada Mundial de la Juventud 2012, Madrid, el Papa
Benedicto XVI invitó a los cristianos a unirse con confianza y responsabilidad a las
redes sociales de la era tecnológica, la cual es ya parte integrante de la vida
humana. Afirma que:
“Así como la revolución industrial produjo un cambio en la sociedad,
por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los
trabajadores, la amplia transformación del campo de las comunicaciones
dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy”
Por ello, sabed usar con sabiduría este medio, considerando también
las insidias que contiene, en particular el riesgo de la dependencia, de
confundir el mundo real con el virtual, de sustituir el encuentro y el diálogo
directo con las personas con los contactos en la red.”
Instrumento 17
GRUPO 6
DESARROLLO MORAL DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Desarrollo moral” en la pp.17 y 18 de la guía
del catequista junto con este instrumento: “Algunas consideraciones generales
sobre el desarrollo moral de los adolescentes”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción morado y escriban una
característica en cada uno.
3. Presentan al grupo en forma creativa, las características encontradas en el
instrumento. Se sugiere colocar un cartel en avioncitos de papel para que sean
lanzados a los catequistas y a su vez, éstos lean y comenten la característica.
Algunas consideraciones generales del desarrollo moral
en la adolescencia.
Crecer moralmente no significa sólo cambiar de opinión sobre un problema
particular, sino trasformar el modo de razonar y de percibir la realidad,
extendiendo la propia perspectiva hasta incluir criterios de juicio como por ejemplo,
de la justicia, de la solidaridad, de la comunidad de intereses.
La calidad del ambiente social ejerce una influencia significativa en el ritmo
y en el nivel de desarrollo que la persona alcanza. Un ambiente intelectual y
moralmente pobre no dará la suficiente motivación para el desarrollo.
El catequista de confirmación debe ser un facilitador en la construcción del
desarrollo moral pero sin presionar o exigiendo actitudes, respuestas y
motivaciones que el adolescente aún no puede dar.
Además es importante no estimular el razonamiento moral del muchacho
cuando se está enojado y fuera de sí, para no empeorar su comportamiento.
El catequista debe considerar en los encuentros catequísticos, tres
aspectos en el desarrollo moral del adolescente:
a)
la estimulación cognitiva (conocer lo bueno). Dar a conocer los
valores morales en los contenidos bíblico-doctrinales de forma
clara y sencilla.
b)
el ambiente social (percibir lo bueno con facilidad). Ambientar de
forma agradable el espacio.
c)
la empatía (ver lo bueno en el otro). Requiere entonces en cada
encuentro, tener siempre en cuenta a la persona concreta.
Adaptarse a las necesidades particulares en el ambiente y en la
persona.
El catequista debe propiciar la formación de la conciencia por medio de
situaciones de aprendizaje en las cuales el adolescente valore que, está llamado a
ser líder en la conquista de sí mismo para llevar a los demás a Cristo. Para ello
debe ayudarle a desenmascarar los falsos modelos que el mundo propone; ya
que, en esta edad, el adolescente es fácilmente manipulable por el grupo y se deja
llevar por el respeto humano. Va perdiendo el miedo a cometer algunos pecados,
y le cuesta más la generosidad y el sacrificio que implica ser fiel a su conciencia.
Se busca que el adolescente forme su voluntad, ejercitando su capacidad
de sacrificio por amor a Jesucristo, aun en cosas lícitas. Puesto que, en esta edad,
se siente muy atacado por la pereza, el miedo al sacrificio, la falta de voluntad y el
ambiente del grupo y se deja llevar por las conversaciones, chistes, vicios y por el
ambiente social negativo.
Para promover la formación del carácter, permita que el adolescente
conozca los factores que intervienen en su temperamento y el modo de cómo
enriquecerlos; que acepte por sí mismo los valores e ideas que lo guiarán durante
toda su vida, teniendo presente que está llamado a ser un líder cristiano, esto es,
que sepa a dónde va y que sea capaz de afrontar con valentía los retos que se le
presentan y de influir positivamente en los demás. En esta edad, tiene un gran
interés en conocer su temperamento y personalidad y va definiendo su carácter,
sus valores y sus ideas.
Reafirme su capacidad de sacrificio, motivado por el ideal de Cristo y por la
urgencia de la misión, facilitándole aprender a valorarse a sí mismo, por lo que él
es, sus virtudes, su generosidad, su fortaleza y no por lo que tiene o por lo que los
demás piensen de él. El catequista debe presentarle las virtudes de modo vivo y
atractivo, encarnadas en modelos de vida, en especial el testimonio de los santos;
ya que al adolescente, en esta edad, busca modelos a seguir.
El catequista debe propiciar una actitud de liderazgo en el adolescente, a
través de situaciones de aprendizaje en las que perciba la necesidad de formarse
como líder cristiano, de cara a la misión que Dios ha puesto en sus manos. El
adolescente está en una etapa de constante crecimiento y maduración, por lo que
hay que animarle para que conquiste metas e ideales altos. En esta edad, está
todavía definiendo su personalidad.
Instrumento 18
GRUPO 7
DESARROLLO RELIGIOSO DE LOS CONFIRMANDOS
Sugerencias metodológicas:
1. Lean y comenten el contenido de “Desarrollo religioso” en la p.18 de la guía del
catequista junto con este instrumento: “Algunos aspectos en relación con el
desarrollo religioso del adolescente”.
2. Elaboren unos carteles con papel de construcción blanco y escriban una
característica en cada uno.
3. Presentan al grupo en forma creativa, las características encontradas en el
instrumento. Se sugiere depositar los carteles en una bolsa para que algunos
catequistas escojan, lean y comenten cada una de ellas.
Algunos aspectos en relación al desarrollo religioso del
adolescente
En la pubertad aparecen en toda su belleza los ideales religiosos. Existe el
deseo profundo de realizar esos ideales que antes eran simplemente atrayentes.
Es cada vez más consciente de las relaciones existentes entre él y la sociedad. De
ahí la búsqueda de la identificación con el "héroe", que el catequista debe
presentar adecuadamente: "el verdadero héroe es el santo".
El adolescente se cuestiona, quiere conocer el por qué y busca asimilar las
explicaciones que le son dadas en relación a la fe. Busca conformar su conducta a
las enseñanzas recibidas. Es religioso, ya no porque debe serlo, sino porque
quiere serlo. Es la fase de la "fe personalizada". Si no alcanza en este período un
sistema organizado de ideas y hábitos apropiados, pronto podrá caer en una
indiferencia y abandono de la práctica religiosa.
El catequista debe aprovechar las inquietudes intelectuales del joven y
ayudarlo para que crezca y madure en su fe y espiritualidad. Hay que darle
razones claras sobre la fe, aunque en un inicio no entienda todo el alcance de la
explicación, usando los conceptos y las herramientas adecuadas a su edad.
El joven experimenta muchas veces una crisis religiosa al no ver en muchas
personas que se dicen religiosas, la coherencia entre su vida y la fe, provocando
un alejamiento, a veces pasajero, en lo referente a lo religioso.
En el adolescente la religión adquiere un aspecto más emotivo que en la
niñez, pero también se da una mayor apertura a los valores, a la doctrina y a la
práctica religiosa; la fe se vive por convicción. También es muy normal que haya
una adhesión a las prácticas litúrgicas, más por el gusto externo del ceremonial
religioso que por el significado profundo de la misma.
El joven en esta etapa tiene grandes ideales por ello el catequista debe
encauzar de forma positiva estas inquietudes para que las inserte en la dinámica
de la voluntad y el amor de Dios y en la dimensión comunitaria es decir, una
misión que comparte con otros, haciendo una única fuerza de salvación.
El adolescente empieza a percibir necesidades espirituales de mayor
alcance, respecto al sentido de su existencia, a lo pasajero de la vida, al concepto
de la eternidad y su rol en el mundo.
Es importante cuidar el aprecio a los sacramentos en esta edad,
particularmente la Reconciliación y la Eucaristía. Conviene adelantarse a los
prejuicios y temores que puedan alejarlo de la confesión y la participación
frecuente de la Eucaristía, precisamente cuando más lo necesitan.
El diálogo personal con Cristo debe ser algo espontáneo y habitual en los
jóvenes. Al estar en la edad de la interiorización de las experiencias y de la
apertura interpersonal, este momento es propicio para fomentar una relación con
Cristo. Ahora que están rompiendo lazos afectivos con la familia, necesitan más
que nunca descubrir al Amigo y entablar con Él una amistad real, continua e
íntima; amistad que tanto necesitan y que no podrán encontrar plenamente en sus
amistades.
Instrumento 19
El encuentro kerigmático para los catequistas de Confirmación.
Sugerencias metodológicas:
1. El Equipo de formadores elaborará y ofrecerá una propuesta concreta de un
encuentro kerigmático a los catequistas de Confirmación adecuada a cada
diócesis, vicaría o parroquia.
2. Facilitará el documento del CENACAT “Encuentro y experiencia
kerigmática: un nuevo Pentecostés…” como marco teológico para la
elaboración del encuentro kerigmático;
dicho documento lo puede
encontrar
en
la
siguiente
dirección:
http://www.cenacat.org/sections/display/227/encuentro-y-experienciakerigmatica-un-nuevo-pentecostes
Encuentro y experiencia kerigmática:
un nuevo Pentecostés…
Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente…
convertir a cada creyente en un discípulo misionero...
La Iglesia necesita una fuerte conmoción
que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza,
al margen del sufrimiento de los pobres del Continente.
Aparecida 362
Recomenzar desde Cristo
“Compartir la experiencia, la felicidad y plenitud de Vida que brota del encuentro
con Jesús” es el don y la tarea del nuevo Pentecostés promesa cumplida
continuamente en respuesta al clamor de la Iglesia y la comunidad humana en la
que peregrina. Por eso, nuestra mayor amenaza “es el gris pragmatismo de la vida
cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad,
pero en realidad, la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad”
(Aparecida 12).
El llamado a una Misión Continental reaviva la pasión por el discipulado misionero.
“A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se comienza a
ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento , con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello,
una orientación decisiva”(Aparecida 112). Transmitir la fe, ¡cómo apasiona!
EL KERIGMA es el corazón del discipulado misionero
La fe es despertada por el anuncio salvífico de Jesucristo, su vida, su persona;
sobre todo, su Muerte y Resurrección. Produce el encuentro personal decisivo que
enrumba la existencia humana hacia la plenitud de la Vida. A ello llamamos
“kerigma”. En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos (…)
el encuentro con Jesucristo (…)
El KERYGMA no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que
culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el KERYGMA, los procesos
pastorales están condenados a la esterilidad, porque parten de corazones no
verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerygma se da la posibilidad
de una iniciación cristiana verdadera. Por eso, la Iglesia ha de tenerlo presente en
todas sus acciones (Aparecida 278).
El reto principal de la pastoral de hoy es
· Que el kerigma deje de ser el gran desconocido,
· Que no sea visto como un tema intelectual o charla
· Que se comprenda con actitud humilde la necesidad personal del encuentro con
Jesucristo vivo.
¿Qué es el kerigma?
Anunciar a Cristo es actualizar en quienes escuchan la proclamación de la
Revelación del Padre, en el Hijo, por el Espíritu Santo. El apóstol san Pablo
enuncia el núcleo kerigmático:
Profesión de fe cristiana
“Creemos que Cristo murió por nuestros pecados,
según las Escrituras;
que fue sepultado y que resucitó al tercer día,
según las Escrituras;
que se apareció a Cefas y luego a los doce”.
(1 Co 15,3-5)
KÉRYGMA es un término griego cuya traducción precisa es: diálogo salvífico,
conversación en la libertad, pregón que anuncia la Vida nueva y denuncia la
muerte.
Por eso, es:
· Narración de la intervención de Dios en la historia personal y comunitaria
(profecía y esperanza)
· Encuentro y conversión.
· Iluminación de la vida.
· Despertar y madurar de la fe cristiana.
Y como encuentro, es proclamación y reacción de acogida. Realiza la “pascua”, el
paso de historia personal sin sentido ni esperanza, a la historia de Salvación, de
ingreso a la novedad del amor, la vida eterna, vida nueva.
EL ANUNCIO TIENE POR OBJETO A CRISTO CRUCIFICADO, MUERTO Y
RESUCITADO: en él se realiza la plena y auténtica liberación del mal, del pecado
y de la muerte; por él, Dios da la “nueva vida”, divina y eterna.
Esta es la “Buena Nueva” que cambia al ser humano y la historia de la humanidad,
y que todos los pueblos tienen el derecho a conocer. Este anuncio se hace en el
contexto de la vida humana y de los pueblos que lo reciben.
¿Cómo realizar el encuentro kerigmático?
· Con una actitud de amor y de estima hacia quien escucha,
· Con un lenguaje concreto y adaptado a las circunstancias.
En este anuncio el Espíritu actúa e instaura una comunión entre el misionero y los
oyentes, posible en la medida en que uno y otros entran en comunión, por Cristo,
con el Padre (RM 44)
¿Cómo promover el encuentro kerigmático?
El mensaje exige la adhesión de fe, instaura la salvación e inaugura procesos de
conversión, aunque el mensaje le parezca a muchos (sobre todo a los judíos) una
locura, pues no es un discurso por sobre todo sabio y persuasivo, que funde su
efectividad en la retórica del heraldo, sino en el poder del Espíritu (1 C0 2,4); la fe
cristiana no se apoya “en sabiduría de hombres, sino en la fuerza de Dios” (1 Co
2,5).
La conversión no es imposición. Supone diálogo, una palabra que va del ser
humano a Dios: gozos y esperanzas, angustias y dolores. Y de Dios, al ser
humano: misericordia y vida nueva. Y ello implica un método: los encuentros
evangelizadores. El eje de éstos es el Pregón. Lo podemos definir como acto de
comunicación, como mensaje (vida) y como experiencia o acontecimiento de
encuentro de la persona con Jesús de Nazaret.
La predicación que fomenta la experiencia kerigmática: pistas pastorales
De lo anterior se pueden extraer unas pistas para la animación kerigmática de los
fieles laicos de las parroquias de Costa Rica, ya sean éstas urbanas y rurales y,
por supuesto, considerando la naturaleza del kerigma.
Diseño de un encuentro
Siguiendo este concepto, no será una conferencia, ni una charla.
· Se ubicará como parte del diálogo salvífico (designio divino);
· Se considerará el “coloquio” del Espíritu con cada ser humano (dimensión
pneumatológica);
· Se tendrá en cuenta la dimensión eclesial; según ésta será dirigido por un equipo
de animadores o evangelizadores, para un grupo de interlocutores, ya sean
alejados, simpatizantes, iniciados o discípulos misioneros.
Los encuentros, más que temas, pretenderán impactar el corazón y no sólo
informar sobre la verdad teológica. La secuencia de contenidos recorre una
propuesta existencial; a partir de ésta el oyente tomará una decisión que es fruto
del anuncio: acoger a Jesucristo, la fe y la conversión inicial a Él. Se propondrá
primeramente la verdad teológica, contrastándola con la verdad antropológica; la
respuesta en Jesucristo, y la acogida por parte del evangelizado para emprender
un camino de Salvación.
Los títulos de los encuentros deben recoger esta aspiración. Se ha de ir tejiendo
un orden:
· El amor de Dios o plan de Salvación
· El drama de ser humano
· La Redención en Jesús de Nazaret
· La conversión a Él
· La acogida al Don del Espíritu Santo.
y, luego, continuar “caminando en la Iglesia”.
Cada “encuentro” ha de ayudar a descubrir la necesidad del encuentro y la
acogida de Jesucristo. Se denuncia la muerte y se anuncia la vida: se ayuda a
descubrir la crisis honda del ser humano, a la que Él da resolución.
El kerigma inicial procura llevar a cada persona a “mirar hacia dentro” de sí misma.
De esta manera, podrá replantear su existencia, descubriendo el sentido de la
vida, y aceptando a Jesús como lo único absoluto de su vida.
Momentos del encuentro kerigmático
El telón de fondo metodológico no puede ser otro que una predicación de la
Palabra y una expresiva reacción de acogida. Recordemos: es el camino que
aplica la catequesis, que procura la acogida a la Palabra a partir de la situación
existencial de los participantes. Pero no pretende replicar las implicaciones
metodológicas que pueden identificarlo con la catequesis.
Experiencia humana:
- Momento, situación, experiencia provocada, intercambio, manifestación de la
vida personal y grupal, para tomar conciencia de la propia realidad existencial,
antropológica, en torno al tema. Interpelar.
Experiencia de fe o Pregón:
- Anuncio de Jesús que conoce nuestra existencia y la redime.
- Proclamación, manifestación de la Palabra, que interroga, interpela.
- Exhortación, invitación a la acogida; requerimientos, exigencias para responder
al mensaje de Jesús.
Respuesta desde la fe:
- Acogida de la persona y explicación de su mensaje.
- Compromiso con Dios, con Cristo Salvador: cambio y entrega de la propia vida,
que se realiza consigo mismo, con los otros, con el Universo creado.
- Celebración de la fe acogida
- Testimonio que refleja a los otros el hecho de haberse encontrado con Jesús.
De esta manera, cada propuesta originalmente diseñada para provocar el
encuentro con Jesucristo, se generaría a partir del porqué, del para qué y del
cómo desarrollar el kerigma como un tiempo de conversión.
Finalmente, como la conversión es un proceso, es necesario concatenar los
encuentros, dejar cada uno abierto como provocación para el siguiente, e ir
hilvanándolos como un tejido que cuestiona y responde, que interroga y
transforma; como un auténtico itinerario kerigmático.
El Espíritu Santo es “viento” que sacude las bases y denuncia; y es “fuego” que
permite madurar en el amor.
Instrumento 20
FUNDAMENTOS DOCTRINALES
DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
Sugerencias metodológicas:
1. El formador coordinará con el Cura Párroco u otro presbítero para que
desarrolle el estudio de este tema.
2. Si le correspondiera al formador desarrollar el presente tema, procure
asesorarse y elaborar el material de apoyo necesario, para orientar el estudio
del mismo.
3. Los catequistas deben contar con el material de apoyo, para que el encuentro
sea más participativo.
4. Organizará a los catequistas en grupos de cinco, para que identifiquen los
aspectos novedosos que aporta este tema.
5. Puesta en común.
6. El presbítero o el formador, retomará aquellos aspectos que sea necesario
reafirmar.
FUNDAMENTOS DOCTRINALES DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
Desde los primeros tiempos de la Iglesia, al administrar el sacramento del
Bautismo era costumbre que el Obispo realizara un gesto o rito de bendición: la
imposición de manos sobre la cabeza del recién bautizado. Igualmente, existía la
costumbre de ungir con aceite en la cabeza o en el pecho, a los recién bautizados,
este aceite, había sido previamente bendecido por el obispo. Esta unidad, es
visible en la Tradición Apostólica, atribuida a Hipólito. Hasta finales del siglo IV que
en Occidente se irá introduciendo la práctica ya sistemática de reservar al obispo
los ritos que se ubican entre el Bautismo y la Eucaristía. Inicialmente, estos ritos
post-bautismales preparaban a la Eucaristía y aunque todavía no eran
confirmados, sino Crismación, manifestaban la vinculación estrecha entre
Bautismo y Eucaristía.
Por tal razón lo que llamamos hoy Confirmación, en un principio no existió
separada del Bautismo, como sacramento distinto y completo.
Significación de la Confirmación
El Sacramento de la Confirmación, como sacramento de Iniciación
Cristiana, se presenta desde el inicio del cristianismo, como un conjunto
sacramental que marca la inserción del nuevo miembro en el Misterio de Cristo y
en la comunidad eclesial, su sacramento primordial.
Estableciendo comparaciones con el Misterio de Cristo y de la Iglesia, se
puede concluir lo siguiente:
- Si el Bautismo nos asocia a la Pascua del Señor (Rom 6, 3-4), la Confirmación
simboliza la vida que recibimos en Pentecostés, como fruto de la Pascua y “la
Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad
divina que se expresa en diversos dones y carismas (cf. I Co 12,1-11) y
variados oficios que edifican la Iglesia y sirven a la evangelización (cf. I Co 12,
28-29)” (DA 150)
-
De la misma forma que el Espíritu fecunda las entrañas de la Santísima Virgen
María de Nazaret, por el Bautismo somos concebidos como hijos de Dios en el
seno de la Iglesia.
-
Así como Jesús se sumerge en el agua del río Jordán, consciente de la misión
que debe emprender, la Confirmación nos vincula a la misión de Cristo de una
forma más concreta y efectiva.
“Sobre las aguas bautismales, cabe subrayar el simbolismo
establecido por los Padres, en referencia a las aguas
primordiales de la primera creación; las del Bautismo dan
paso a la nueva creación, iniciada en la Encarnación. Las
aguas bautismales son sepulcro y madre, según San Cirilo
de Jerusalén […] La crismación se relaciona con Cristo y con
el Espíritu. Oigamos otra vez a San Cirilo en sus catequesis:
Al haceros partícipes de Cristo, con razón sois llamados
cristos. Y fuisteis hechos cristos cuando recibisteis el
sacramento del Espíritu Santo" ( cf. Phase 1989-N171. P.
189-190.)
El Catecismo de la Iglesia Católica nos advierte acerca de la
responsabilidad que tenemos todos en la catequesis para la Confirmación:
Presbíteros, padres de familia, catequistas, padrinos y la comunidad en general,
en instruir a los confirmandos acerca del significado de estos elementos, los
efectos que producen en el cristiano, así como las condiciones para recibirlo:
“Por ello, la catequesis de la Confirmación se esforzará por
suscitar el sentido de la pertenencia a la Iglesia de Jesucristo,
tanto a la Iglesia universal como a la comunidad parroquial. Esta
última tiene una responsabilidad particular en la preparación de
los confirmandos.” (CEC 1309)
El mismo Catecismo (N°1285) al referirse al sacramento de la Confirmación,
no lo toma como un sacramento independiente sino como parte de una unidad
sacramental que debe perpetuarse:
Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la
Confirmación constituye el conjunto de los sacramentos de la
iniciación cristiana, cuya unidad debe ser salvaguardada.
Así mismo nos habla de la necesidad de recibir el sacramento de la
Confirmación para alcanzar los siguientes dones:
… la plenitud de la gracia bautismal,... los une más íntimamente
a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del
Espíritu Santo.
En el numeral 1287 de dicho Catecismo, no sólo afirma que el Espíritu
Santo reposó en Jesús, sino que va más allá y hace partícipe de esa acción a todo
el pueblo de Dios:
Esta plenitud del Espíritu no debía de permanecer únicamente
en el Mesías, sino que debía ser comunicada a todo el pueblo
mesiánico.
En la Iglesia primitiva, los apóstoles no hacen otra cosa que cumplir la
voluntad de su Maestro, por ello comunicaban a los neófitos, mediante la
imposición de las manos, el don del Espíritu Santo, destinado a completar la
gracia del Bautismo (CEC 1288) y es precisamente esta imposición de las manos,
la que la tradición católica considera como el primitivo origen del sacramento de la
Confirmación, el cual perpetúa, en cierto modo, en la Iglesia, la gracia de
Pentecostés.
El Catecismo continúa describiendo los orígenes de la Confirmación y nos
dice que poco tiempo después, para dar un mayor significado al don del Espíritu
Santo, se añadió a la imposición de las manos, una unción con óleo perfumado
(crisma), unción que ilustra el nombre de “cristiano” que significa “ungido” y que
tiene su origen en el nombre de Cristo.(1289)
La Iglesia nos enseña que el nombre de Confirmación sugiere a la vez la
“confirmación” del Bautismo, que completa la iniciación cristiana, y el
robustecimiento de la gracia bautismal, frutos todos ellos del Espíritu Santo
Durante los primeros siglos de la Iglesia, el Bautismo y la Confirmación eran
parte de una misma celebración, era según San Cipriano, un “sacramento doble”.
La expansión de la Iglesia redobló el trabajo pastoral y ya el obispo no pudo estar
presente en todas las celebraciones bautismales.
En occidente la separación temporal de ambos sacramentos se dio por el
deseo de reservar al obispo el acto de conferir la plenitud del Bautismo. Mientras
tanto en Oriente, se conservan unidos los dos sacramentos, con la diferencia de
que quien confiere la Confirmación es el mismo sacerdote que bautiza, si cuenta
con el Crisma o myron, consagrado por el Obispo. Cuando el que se bautiza es un
adulto, sólo hay una unción después del Bautismo: la de la Confirmación.
En la Iglesia oriental los pastores han puesto su interés en la iniciación
cristiana, mientras que en occidente, se ha dado prioridad a la comunión del nuevo
cristiano con el obispo, garante y servidor de la unidad de la Iglesia, de su
catolicidad y su apostolicidad (CEC 1292).
Los signos y el rito de la Confirmación
Lo que caracteriza el símbolo de la Confirmación es la imposición de manos
y la unción con el santo Crisma. El significado de estos gestos, nos ayudan a
comprender el sentido de la Confirmación.
Entre los ritos de la Confirmación hay que destacar la unción y su
significado: es un sello espiritual que el Espíritu graba en el alma de quienes
reciben este sacramento.
La unción es un rito muy antiguo, utilizado en tiempos bíblicos para diversos
fines, porque le atribuían muchos significados, sobre los cuales nos instruye el
Catecismo antes mencionado:
... el aceite es signo de abundancia y de alegría, purifica (...) y
da agilidad (...) es signo de curación... y el ungido irradia
belleza, santidad y fuerza (CEC 1293).
Todos estos significados de la unción con aceite, están presentes en varios
de los sacramentos de la Iglesia. La unción con el Crisma en la Confirmación, es
signo de una consagración, pues por este sacramento los confirmados participan
más plenamente del Espíritu Santo que éste posee, para que toda la vida del
cristiano sea expresión del buen olor de Cristo (2 Cor 2, 15).
El Catecismo de la Iglesia Católica (1295) concede mucha importancia al
rito de la unción y su significado dentro del sacramento de la Confirmación, para
ayudarnos a valorar y ejercitar el significado de la misma, en nuestra vida personal
y espiritual:
Por medio de esta unción, el confirmando recibe “la marca”, el
sello del Espíritu Santo. El sello es el símbolo de la persona,
signo de su autoridad, de su propiedad sobre un objeto...
En el evangelio, según San Juan, se narra como el mismo Jesús, se
considera marcado con el sello de su Padre: “... el Hijo del hombre, …a éste es a
quien el Padre Dios ha marcado con su sello” (Jn 6,27). San Pablo afirma que de
igual manera, los cristianos son confortados y marcados por Dios con un sello, en
su Hijo Jesucristo, para que Su Espíritu habite en sus corazones (cf. 2 Cor 1, 22).
Este sello tiene tal significado que nos concede una identidad, una
pertenencia, una misión y un regalo muy particular de parte de la divina
Providencia:
Este sello del Espíritu Santo marca la pertenencia total a Cristo,
la puesta a su servicio para siempre, pero indica también la
promesa de la protección divina en la gran prueba escatológica
(CEC 1296).
La Iglesia también ha establecido los ritos propios para la celebración de la
Confirmación, y las presenta a través de su Catecismo (1293-1301), los cuales
exponemos a continuación:

La consagración del Santo Crisma. El Jueves Santo, en la Misa crismal, el
obispo consagra el Santo Crisma (mezcla de aceite de oliva y bálsamo
perfumado).
Si la Confirmación se celebra separada del Bautismo, la liturgia del
sacramento se inicia con la renovación de las promesas del Bautismo, seguida
por la profesión de fe de los confirmandos, lo cual expresa que la Confirmación
constituye una prolongación del Bautismo. Si el bautizado es un adulto, recibe
inmediatamente la Confirmación y la Eucaristía.

La imposición de las manos por parte del obispo sobre todos los
confirmandos, tal y como lo hacían los apóstoles, es el signo del don del
Espíritu, cuya efusión es invocado por el celebrante con la siguiente oración:
Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos
tuyos y los libraste del pecado: escucha nuestra oración y envía
sobre ellos el Espíritu Santo paráclito, llénalos de espíritu de
sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza,
de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu
santo temor. Por Jesucristo nuestro Señor. (Ritual de la
Confirmación, 25).

La unción con el Santo Crisma en la frente, es el rito esencial del sacramento
de la Confirmación que a continuación realiza el obispo, mientras impone la
mano y pronuncia las siguientes palabras: Recibe por esta señal el Don del
Espíritu Santo.

El beso de paz, es el último rito del sacramento, significa y manifiesta la
comunión eclesial con su obispo y con toda la Iglesia.
El Catecismo de la Iglesia (1303) se refiere a los efectos del sacramento de
la Confirmación, privilegiando la efusión plena del Espíritu Santo, tal y como fue
concedida a los apóstoles el día de Pentecostés. Esta efusión confiere a quien lo
recibe, crecimiento y profundidad a la gracia bautismal, enriqueciendo al cristiano
con los dones que el catecismo expone:

Nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir:
Abbá Padre (Rom 8,15).

Nos une más firmemente a Cristo;

Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo (Is 11,2).

Hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia

Nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender
la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo,
para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás
vergüenza de la cruz.
El sacramento de la Confirmación como el del Bautismo, del cual es la
plenitud, solo se debe recibir una vez en la vida. La Confirmación imprime en el
alma del cristiano una marca espiritual imborrable, lo que conocemos como
“carácter”. Este signo nos recuerda que Jesucristo ha marcado al confirmado con
el sello de su Espíritu, revistiéndolo de la fuerza divina para ser su testigo en el
mundo.
De acuerdo al Catecismo al que hemos venido haciendo referencia (1305)
el “carácter” perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo
y “el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como
en virtud de un cargo”.
Los criterios que deben reunir los destinatarios, que pueden y deben recibir
el sacramento de la Confirmación son los siguientes:


Todo bautizado, aún no confirmado, pues todos tiene la obligación de recibir
este sacramento, consciente y oportunamente. (CEC 1306)
Todo cristiano que haya alcanzado “La edad del uso de razón”. Este es otro
punto de referencia establecido por la Iglesia, pero advierte que en el caso de
que un cristiano se encuentre en peligro de muerte, se debe confirmar a los
niños aunque no tengan uso de razón (cf. CEC 1307).
Si bien es cierto que con frecuencia se le llama a la Confirmación
“sacramento de la madurez cristiana” no se debe confundir la madurez de la fe,
con la edad adulta propia del desarrollo evolutivo, pues no siempre se dan ambos
desarrollo de manera simultánea. Además, ninguna persona es merecedora de la
gracia que concede el Bautismo a quien lo recibe, es un don gratuito de Dios para
sus hijos y no necesita ser ratificada para que actúe en la vida del cristiano.
La catequesis de la Confirmación tiene como finalidad conducir al cristiano
a unirse más íntimamente con Cristo y establecer un grado de familiaridad más
estrecho con el Espíritu Santo, cuya acción, dones y llamadas, son una ayuda
eficaz para poder asumir de manera más eficiente, las responsabilidades
apostólicas propias de la vida cristiana. Además la catequesis de esta etapa tiene
que despertar en el confirmando, el sentido de pertenencia a la Iglesia de
Jesucristo, en su dimensión universal y parroquial donde debe hacer el camino
catequético y recibir los sacramentos.

Otra condición para recibir la Confirmación es estar en gracia de Dios, por lo
tanto es necesario acudir al sacramento de la Reconciliación, para liberarse de
los pecados, a fin de recibir con mayor dignidad el don del Espíritu Santo.

Además es necesario orar intensamente para pedir con docilidad y
disponibilidad, la fuerza y las gracias del Espíritu Santo.

Todo confirmando debe buscar un apoyo espiritual en un padrino o una
madrina, preferiblemente el mismo del Bautismo para reafirmar la unidad
entre ambos sacramentos.
El Ministro de la Confirmación
El ministro ordinario de la Confirmación es el Obispo, pero él puede
autorizar a los presbíteros, particularmente a los párrocos para que lo hagan,
siempre y cuando existan razones graves (CEC1313) para hacerlo. El Catecismo
también advierte que es conveniente por el sentido del sacramento, que lo
confiera él mismo, pues precisamente para que esto sea posible se separó,
temporalmente la Confirmación del Bautismo. Los obispos son los sucesores
directos de los apóstoles, además en su consagración recibieron, la plenitud del
sacramento del orden, por la acción del Espíritu, de ahí que cuando los obispos
administran la Confirmación, los cristianos se unen más estrechamente a la
Iglesia, a sus orígenes apostólicos y a su misión de dar testimonio de Cristo.
Los presbíteros también pueden actuar como ministros extraordinarios de la
Confirmación, si un cristiano está en peligro de muerte, atendiendo el deseo de la
Iglesia de que ninguno de sus hijos, aun cuando sean niños, dejen este mundo sin
haber sido perfeccionado por el Espíritu Santo, con el don de la plenitud de Cristo
(cf CEC.1314)
El sacramento de la Confirmación fortalece mi vida de fe
La Confirmación es el segundo sacramento de la iniciación cristiana, que
forma una unidad con el Bautismo y la Eucaristía (cf CEC 1285). Ya desde el siglo
V d.C se le llamó “confirmación”, “perfección”, “fortalecimiento”, “plenitud”,
“complemento”, “consumación” de lo iniciado en el Bautismo, “sello”. En Oriente se
llama sobre todo “Crismación”. En Occidente, “confirmación”, porque confirma y da
plenitud a la unción bautismal.
El Concilio Vaticano II lo identifica así:
Por el sacramento de la Confirmación se vinculan más
estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza
especial del Espíritu Santo y con ello quedan obligados más
estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos
testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras...”
(LG 11, cf. CEC 1285).
La Confirmación, como sacramento de la iniciación cristiana, implica
perfección y consumación de la gracia y el carácter bautismal. Confirmar significa
afirmar, consolidar y por ello la Confirmación lleva a su plenitud lo que en el
Bautismo era sólo inicio. Una vez que el cristiano recibe este sacramento, su
misión será más activa, en atención a la plenitud, con que lo ha enriquecido el
Espíritu de Dios. Esta misión se caracteriza por ser eminentemente apostólica, y
continúa, de algún modo, la gracia de Pentecostés. La Confirmación es una
ratificación de nuestro Bautismo y de frente a la dimensión eclesial, se manifiesta
el deseo de querer vivir en Cristo y dar testimonio por medio se obras y palabras
porque “somos llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo y entramos en
comunión trinitaria en la Iglesia” (DA 153).
La Confirmación es para el cristiano lo que Pentecostés fue para los
apóstoles. Jesucristo dio el Espíritu Santo a los apóstoles (Jn 20,22), pero aun así,
éstos permanecían tímidos, ignorantes e imperfectos. Los apóstoles tenían ya el
Espíritu Santo, pero todavía no habían recibido la fortaleza para confesar la fe y
transmitirla, don que el Espíritu les concedió ese día.
Nosotros recibimos por primera vez al Espíritu Santo en el Bautismo, la
plenitud de sus dones, nos lo da la Confirmación.
Este sacramento al igual que los demás, fue instituido por Jesucristo, pues
sólo Dios puede vincular la gracia a un signo externo. Por otra parte Cristo
reiteradas veces anuncia una nueva venida del Espíritu Santo para completar su
obra y la misma acción de los apóstoles, son testimonios veraces de la institución
de un sacramento distinto del Bautismo.
Cuando los apóstoles estaban en Jerusalén supieron que los de
Samaria habían aceptado el mensaje de Dios, mandaron allá a
Pedro y a Juan. Al llegar, oraron por los creyentes de Samaria,
para que recibieran el Espíritu Santo. Porque todavía no había
venido el Espíritu Santo sobre ninguno de ellos; solamente se
habían bautizado en el nombre del Señor Jesús. Entonces
Pedro y Juan les impusieron las manos, y así recibieron el
Espíritu Santo (Hch 8,14-17). Al oír esto, fueron bautizados en
el nombre del Señor Jesús; y cuando Pablo les impuso las
manos, también vino sobre ellos el Espíritu Santo (Hch 19, 5- 6).
Las enseñanzas sobre el Bautismo, el imponer las manos a los
creyentes, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Es lo
que haremos, si Dios lo permite (Heb 6, 2-3).
Al administrar la Confirmación, la Iglesia repite esencialmente la sencilla
ceremonia que relatan los Hechos de los Apóstoles (19,1- 6), añadiendo algunos
ritos que hacen más comprensible la recepción del Espíritu Santo y los efectos
sobrenaturales que produce en el alma.
Efectos de la Confirmación
El Catecismo de la Iglesia Católica (1302) hace referencia a los efectos de
este sacramento:
De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la
efusión plena del Espíritu Santo, como fue concedida en otro
tiempo a los apóstoles el día de Pentecostés.
El sacramento de la Confirmación confiere a quien lo recibe, crecimiento y
profundidad a la gracia bautismal y enriquece a los confirmados de la siguiente
manera :







Los introduce más profundamente en la filiación divina, por lo que llamamos a
Dios: Abbá Padre (Rom 8,15)
Los une más firmemente a Cristo;
Aumenta en ellos los dones del Espíritu Santo (Is 11,2):
Hace más sólido su vínculo con la Iglesia
Los asocia a su misión
Les ayuda a dar testimonio de la fe cristiana por medio de la palabra
acompañada del testimonio.
Les concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la
fe, mediante la palabra y las obras, como verdaderos testigos de Cristo, para
confesar valientemente Su nombre y para no sentir jamás vergüenza de la
cruz.
Con respecto a los dones que la Confirmación concede a quien se confirma,
podemos asegurar que éstos son disposiciones permanentes que concede el
Espíritu Santo al cristiano, para que luche y sea dócil en el seguimiento de los
impulsos del mismo Espíritu. A continuación aportamos algunos de los diversos
efectos con los que este sacramento enriquece a quien lo recibe:
1. Don de sabiduría (Prov 8,11): consiste en un gusto especial que
experimenta el confirmado por todo lo que se refiere a Dios o al bien
espiritual de las personas. Iluminados por este don, el Espíritu nos da la
capacidad especial para juzgar las cosas humanas según la medida de
Dios.
2. Don de entendimiento: Es una habilidad que nos ayuda a comprender
lo que Dios nos dice por medio de su Palabra, en la Santa Biblia o por
otros medios. Por este don, el Espíritu Santo, que escruta la profundidad
de Dios (I Cor 2, 10) comunica al creyente una chispa de esa capacidad
penetrante que le abre el corazón a acoger el designio amoroso de Dios.
3. Don de consejo (Jn 16,13): Nos ayuda a escoger lo que más nos
conviene: Nos inspira lo que debemos hacer, cómo se debe hacer; lo
que se debe decir y cómo se debe decir; lo que se debe evitar y lo que
se debe callar. Este don actúa como un soplo nuevo en la conciencia,
sugiriendo al cristiano lo que es lícito, lo correcto, lo que más nos
conviene. El confirmado ayudado por este don, penetra en el verdadero
sentido de los valores evangélicos, en especial en el espíritu de las
Bienaventuranzas.
4. Don de ciencia: Es una cualidad que ayuda a distinguir entre lo
verdadero y lo falso. El cristiano iluminado por este don, descubre el
verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador, sin
estimarlas más de lo que valen y sin poner en ellas el fin de su propia
vida sino en Dios.
5. Don de fortaleza (Lc 24,49): Es una fuerza especial para realizar lo que
Dios quiere de nosotros y para resistir las contrariedades de la vida.
Este don es un impulso sobrenatural que da vigor en las dificultades: en
la lucha por ser coherente con los principios cristianos; en la
perseverancia valiente ante incomprensiones y hostilidades, en el
camino de la verdad y de la honradez, es decir nos ayuda a permanecer
firmes y decididos en el camino del bien (cf II Cor 12,10).
6. Don de piedad: Es una especie de afecto filial hacia Dios. Es lo que nos
hace sentir un cariño especial por todo lo que tenga relación con el culto,
la Palabra de Dios, los sacramentos, la oración y la meditación.
Mediante este don, el Espíritu sana también nuestro corazón de la
dureza y lo abre a la ternura para con Dios y para con los hermanos. El
don de la piedad orienta y alimenta la necesidad de recurrir a Dios para
obtener gracia, ayuda y perdón. Además nos ayuda a liberar nuestro
corazón de situaciones negativas como la tensión y la división que
generan amargura, cólera, impaciencia, y nos alimenta con sentimientos
de comprensión, de tolerancia, de perdón.
7. Don de temor de Dios: Es un temor cariñoso que nos inspira miedo a
ofender a Dios, por ser Él un Padre generoso y lleno de bondad hacia
nosotros, además porque sabemos que Dios aplicará para con nosotros
su justicia divina.
Con este don, el Espíritu Santo infunde en nuestra alma sobre todo el
temor filial que es el amor a Dios, el propósito firme de hacer siempre su
voluntad, de amarlo como Padre, de no cerrarnos a su amor, de
permanecer y crecer en la caridad.
El Catecismo de la Iglesia Católica (1304) enfatiza la finalidad del
sacramento de la Confirmación, así como los dones que concede a quien lo reciba
digna y conscientemente:
La confirmación, como el Bautismo, del que es la plenitud,
sólo se da una vez. La Confirmación, imprime en el alma una
marca espiritual indeleble, “el carácter”, que es el signo de
que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su
Espíritu, revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su
testigo (Lc 24, 48-49).
El cristiano, al recibir la Confirmación, queda ungido y enviado para la
misión de anunciar la fe, testimoniar la verdad, comprometerse en la implantación
de la justicia, la libertad y la paz en el mundo, para ser fermento de santidad y
edificar la Iglesia por medio de sus carismas.
En la Confirmación el obispo, en nombre de la Iglesia, bendice a los
bautizados para que el Espíritu Santo los fortalezca y lleve a plenitud la gracia del
Bautismo, los haga testigos de Cristo en el mundo extendiendo y defendiendo la fe
con palabras y obras.
Instrumento 21
GRANDES TEMAS DE LA GUIA Y TEXTO
“CONFIRMADOS EN LA FE POR EL ESPIRITU”
Sugerencias metodológicas:
1. El formador solicitará a los catequistas que ubiquen los temas en la Guía ( pp.
6-7 SEGUNDA PARTE: DESARROLLO DE LOS TEMAS), para hacer un
recorrido general de los diferentes núcleos y temas, mediante una lectura
compartida.
2. Formará ocho grupos, asignándoles a los primeros seis grupos, un núcleo de
los temas del Texto del Confirmando. Al grupo siete se le asignará “Anexos”
(pp. 209-228) y al grupo ocho el instrumento 23 “Los padres y padrinos en el
proceso de la catequesis de Confirmación”.
3. Cada grupo leerá en un primer momento el contenido. Luego seguirán las
instrucciones:
-
Elaborar pequeños carteles utilizando el instrumento 21 (la imagen de
un chat “Jesús está conectado”) y escoger algunas de las siguientes
actividades:
-
Anotar los aspectos novedosos que descubrieron en los temas
asignados.
-
Realizar preguntas dirigidas a los catequistas, entorno al contenido de
los temas.
-
Compartir y reflexionar un texto bíblico y escribir algunos compromisos
en relación con el mismo.
-
Reflexionar una fuente magisterial, litúrgica o testimonial.
-
Compartir una oración, canto o sugerencia metodológica.
-
Colocar “los chats” alrededor de un cartel grande con la imagen del
núcleo que corresponde (Instrumento 22)
4. Valorarán su nivel de preparación para desarrollar cada uno de estos temas.
5. Se expondrá a los demás grupos por medio de la Técnica Museo: cada grupo
exponer en un lugar asignado en el salón, el cartel que elaboró.
6. Una vez que hayan escuchado la exposición de todos los grupos, los
participantes realizan el recorrido observando cada cartel.
Instrumento 22
“CHAT”
Instrumento 23
Instrumento 24
LOS PADRES Y PADRINOS EN EL PROCESO DE LA CATEQUESIS DE
CONFIRMACIÓN
La atención a los padres de familia, en la etapa del proceso de la
Catequesis de Confirmación, es tan importante e impostergable como en las
anteriores. Si bien es cierto que los destinatarios son los adolescentes y los
jóvenes, es un tiempo muy oportuno para ofrecer a sus hijos un acompañamiento
y un testimonio vivo, en el camino de madurez en la fe.
El Directorio General para la Catequesis (227), justifica la responsabilidad
que los padres de familia contraen con sus hijos, razón por la cual, no pueden
permanecer al margen del proceso de catequesis y de la celebración del
sacramento de la Confirmación:
Los padres reciben en el sacramento del Matrimonio, la
gracia y la responsabilidad de la educación cristiana de sus
hijos, a los que testifican y transmiten a la vez los valores
humanos y religiosos... Esta acción educativa, a un tiempo
humana y religiosa, es un “verdadero ministerio’’ por medio
del cual se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto
que la misma vida de la familia se hace itinerario de fe y
escuela de vida cristiana.
Esta preocupación de la Iglesia, expresada en el Directorio antes citado y
acogida por los responsables de la catequesis de Confirmación, queremos
compartirla especialmente con nuestros pastores, catequistas y padres de familia
en particular, para que asuman el compromiso que compete a cada uno, desde su
respectivo rol. Nadie queda excluido de responsabilidades, sobre todo por tratarse
de adolescentes y jóvenes. El Nuevo Diccionario de Catequética asumiendo el
pensamiento de F.C. (53), señala que la responsabilidad de los padres en esta
etapa es insustituible:
Este ministerio original e insustituible, asume las
características típicas de la vida familiar. Por ello acompaña
la vida de los hijos también durante su adolescencia y
juventud.
La realidad que vivimos muchas veces es muy lejana a la expresada en los
textos antes mencionados. Preocupa al respecto a párrocos y catequistas, el
desinterés manifestado por muchos padres de familia, ante el llamado que ellos
les hacen para que se involucren en la catequesis de sus hijos, los acompañen y
apoyen con su palabra y testimonio, de acuerdo a las responsabilidades
generadas del Bautismo.
Es necesario atraer a los padres de familia, motivarlos y ofrecerles espacios
para que compartan experiencias y tengan la oportunidad de conocer y vivir la fe,
pues muchos, carecen de los conocimientos mínimos y son los grandes ausentes
en las celebraciones dominicales. El Directorio General para la Catequesis (179),
recuerda que la atención que la parroquia ofrezca a los padres de familia, tiene
una dimensión eclesial y es una oportunidad para impulsar la catequesis de
adultos:
... cuando ayudan a los padres... a cumplir bien su misión, se está
edificando la Iglesia. Este trabajo... por otra parte, ofrece una gran
oportunidad para la catequesis de adultos.
Varias son las razones que el Directorio apunta con respecto a los padres
de familia para que se interesen y apoyen la catequesis de Confirmación y puedan
recibir este sacramento de manera consciente y responsable, a fin de que
aprovechen las gracias que confiere y puedan convertirse en cristianos adultos.
Entre ellas citamos las siguientes:
-
El testimonio de vida cristiana ofrecido por los padres en el seno de la
familia, llega a los hijos envueltos en el cariño y el respeto materno y
paterno (226).
-
Los hijos perciben y viven gozosamente la cercanía de Dios y de Jesús que
los padres manifiestan (226).
-
Esta iniciación se ahonda aún más, si los padres comentan y ayudan a
interiorizar la catequesis más sistemática que sus hijos, ya más crecidos,
reciben en la comunidad cristiana...La catequesis familiar precede,
acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis (226).
-
Los padres de familia son los primeros educadores en la fe...La
familia...definida como una “Iglesia Doméstica” ...significa que en cada
familia cristiana deben reflejarse los diversos aspectos y funciones de la
vida de la Iglesia entera: misión, catequesis, testimonio, oración... La
familia...al igual que la Iglesia, es un espacio donde el Evangelio es
transmitido y desde donde éste se irradia (255).
-
La familia como “lugar” de catequesis, tiene un carácter único: transmite el
Evangelio enraizándolo en el contexto de profundos valores humanos...
(255).
-
Se trata... de una educación cristiana, más testimonial que de la instrucción;
más ocasional que sistemática; más permanente y cotidiana que
estructurada en períodos (255).
Condiciones para los padrinos
El Diccionario Larousse define la palabra “padrino” como la persona ... que
asiste a otro para recibir un sacramento; el que presenta o acompaña a otro; el
que favorece y acompaña a otro en la vida. Este concepto lo han asimilado muy
bien, tanto los padres de familia como los catequizandos y en la mayoría de los
casos se elige para tal responsabilidad a la persona idónea.
Cuando el sacramento requiere de la presencia y quehacer del padrino o
madrina, o de ambos, los interesados deben escoger muy bien a la persona que
eligen para que apoye con su palabra y testimonio al hijo y ahijado.
Por esta razón el proceso de catequesis para la Confirmación debe
contemplar espacios para catequizar también a los padrinos, a fin de ayudarles a
crecer en la fe, a fin de que tomen conciencia de su responsabilidad en el
crecimiento cristiano de su futuro ahijado. Hay que ayudarles a valorar su rol y
comprender que su responsabilidad no se limita a hacer acto de presencia el día
de la Confirmación y conformarse con un regalo para sus ahijados, el día de su
cumpleaños o para la Navidad.
La responsabilidad de los padrinos es muy seria, pues deben asumir
acompañar y apadrinar a los muchachos y muchachas en la recepción del
sacramento de la Confirmación. La escogencia de los padrinos por parte de los
ahijados, preferiblemente, debe hacerse con mucha seriedad, buscando en ellos
valores, el apoyo que requiere el ahijado para crecer en la fe, para integrar a su
vida, los valores morales y humanos que le permitan desarrollarse como persona y
como cristiano. Estas son las razones que deben prevalecer.
La catequesis puede ayudar además a los padrinos a realimentar su fe, su
compromiso personal, familiar y comunitario, por esa razón no se debe escatimar
los esfuerzos para atender responsablemente a estas personas, y crear algunos
espacios de catequesis para ellos.
Los padrinos deben ser personas creyentes, practicantes, que lleven una
vida ordenada, casados por la Iglesia, que hayan recibido el sacramento de la
Confirmación, cercanos a la familia, de buenas costumbres, sin importar la clase
social, o la posición económica.
¿A QUIÉN SE DEBE ELEGIR PARA PADRINO O MADRINA DE LA CONFIRMACIÓN?
Conviene que el confirmado tenga un padrino, que le ayude a comportarse
como verdadero testigo de Cristo y a cumplir fielmente las obligaciones inherentes
al sacramento (CIC, c. 892). Quien se confirma ha de tener entonces un padrino o
una madrina.
A los padrinos les compete, con más razón si son los mismos del bautismo,
colaborar en la preparación de los confirmados para recibir el sacramento y
contribuir después con su testimonio y con su palabra, a la perseverancia de la fe
de sus ahijados. Su tarea es de suplencia, respecto a la obligación primordial de
los padres, no por eso su misión carece de importancia.
Para ser Padrino o Madrina, la Iglesia Católica en el Código de Derecho
Canónico (874) pide que cumplan con los siguientes requisitos:


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

Que la persona haya sido elegido por el confirmando y sus padres.
Puede ser padrino o madrina. Recuérdese que el sexo del padrino es
indistinto, y no se ha de imponer la costumbre de que sea hombre para los
varones o mujer para las de sexo femenino.
Pueden ser casados o solteros.
Deben haber cumplido 16 años.
Ser católicos.
Haber recibido los tres sacramentos de la Iniciación Cristiana: Bautismo,
Confirmación y Eucaristía.
Llevar una vida coherente con la fe y con la misión que asumió.
Que no tenga ninguna pena canónica, legítimamente impuesta o declarada.
Si es casado o casada, debe ser únicamente por la Iglesia católica.
Por tanto, no pueden ser padrinos, el padre o la madre de quien se va a confirmar,
los divorciados y vueltos a casar o los casados por lo civil.
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