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Procedimiento Administrativo Disciplinario: Guía Legal

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Portada
Tabla de contenido
Introducción ........................................................................................................................ 3
Desarrollo ............................................................................................................................ 4
Objetivo del Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad
Patrimonial .................................................................................................................................. 4
Fundamento Jurídico y el Debido Proceso ..................................................................... 6
Ámbito de Aplicación ..................................................................................................... 8
Principios del Procedimiento ........................................................................................ 10
Principio de Legalidad .............................................................................................. 13
Principio de Objetividad ..................................Ошибка! Закладка не определена.
Principio de Proporcionalidad..........................Ошибка! Закладка не определена.
Principio de Imparcialidad ...............................Ошибка! Закладка не определена.
Principio de Transparencia ...............................Ошибка! Закладка не определена.
Partes del Procedimiento............................................................................................... 22
Funcionario Investigado............................................................................................ 24
Entidad Administrativa ....................................Ошибка! Закладка не определена.
Órgano Sancionador.................................................................................................. 22
Sobre el Expediente Administrativo ............................................................................. 25
Medidas Cautelares ....................................................................................................... 28
Excepciones Previas y de Fondo................................................................................... 32
Conclusiones ................................................................................................................. 34
Referencias ........................................................................................................................ 36
Introducción
El Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial es un
mecanismo clave dentro del sector público, ya que regula la manera en que se investigan y
sancionan las posibles faltas cometidas por los funcionarios públicos. Su principal finalidad es
garantizar la transparencia, la legalidad y la eficiencia en la gestión pública, asegurando que
cualquier actuación irregular sea corregida y que las responsabilidades administrativas sean
debidamente establecidas.
Uno de los pilares fundamentales de este procedimiento es el debido proceso legal, el
cual protege a los trabajadores frente a decisiones arbitrarias o injustificadas. El respeto a esta
garantía es esencial para mantener un equilibrio entre la potestad sancionadora del Estado y la
seguridad jurídica de los funcionarios públicos. Como se menciona en la Normativa de
Relaciones Laborales, "el debido proceso es una garantía esencial que debe regir todo
procedimiento administrativo sancionador, asegurando que el servidor público tenga derecho a
defenderse y a ser escuchado antes de que se dicte una resolución" (Gerencia Administrativa,
2017, p. 103).
El estudio de este procedimiento es de gran relevancia, ya que permite comprender cómo
opera el régimen disciplinario en la administración pública y cuáles son las garantías procesales
que protegen a los funcionarios durante una investigación. Además, un análisis detallado de este
mecanismo ayuda a identificar sus fortalezas y áreas de mejora, promoviendo un uso adecuado
de las normativas que regulan la responsabilidad patrimonial y disciplinaria en el sector público.
Este documento está estructurado en diversas secciones que permiten abordar cada
aspecto clave del procedimiento disciplinario. En primer lugar, se expondrá su fundamento
jurídico y su relación con el debido proceso, seguido por una explicación de su ámbito de
aplicación. Posteriormente, se analizarán los principios que rigen el procedimiento, los actores
involucrados y la importancia del expediente administrativo. Finalmente, se abordarán las
medidas cautelares, las excepciones previas y de fondo, concluyendo con un análisis crítico
sobre la importancia de este procedimiento en la administración pública.
En suma, este trabajo tiene como objetivo proporcionar un análisis integral del
Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial, destacando su
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importancia dentro del derecho administrativo y su papel en la protección de los derechos de los
funcionarios públicos.
Desarrollo
Objetivo del Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial
El Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial se erige
como una herramienta fundamental dentro de la administración pública, su propósito no es
únicamente sancionar conductas indebidas de los funcionarios, sino también garantizar que la
gestión de los recursos y el ejercicio de la función pública se lleven a cabo dentro del marco de la
legalidad y la transparencia. Este procedimiento opera como un mecanismo de control que busca
prevenir irregularidades y proteger el interés público, asegurando que los actos administrativos
se ejecuten conforme a los principios de legalidad, imparcialidad y debido proceso.
Desde una perspectiva jurídica, este procedimiento no es una simple formalidad dentro
del derecho administrativo, sino una garantía para los ciudadanos y los propios funcionarios,
como se señala en el Manual de Procedimiento Administrativo, su objetivo es proporcionar “un
mecanismo ágil, flexible para que se adopten sus acuerdos, asegurando el respeto a las garantías
fundamentales que se reconocen a los particulares” (Procuraduría General de la República, 2006,
p. 3). Esto implica que no solo protege la administración contra el abuso de poder, sino que
también ofrece a los funcionarios un marco de seguridad jurídica en el ejercicio de sus funciones.
La relevancia de este procedimiento se encuentra en su doble función: por un lado,
permite corregir desviaciones en el actuar de los servidores públicos y, por otro, evita que la
administración incurra en errores o decisiones arbitrarias que puedan vulnerar derechos
fundamentales, como se indica en la Normativa de Relaciones Laborales, este procedimiento
busca “preservar la paz social en la institución a través de la aplicación justa y equitativa de las
normas” (Gerencia Administrativa, 2017, p. 2). Esta afirmación resalta que la finalidad del
proceso no es meramente punitiva, sino que también tiene un enfoque preventivo y correctivo.
En el ámbito de los derechos laborales, el Procedimiento Administrativo Disciplinario no
solo protege a la administración pública, sino que también salvaguarda los derechos de los
trabajadores. Un punto clave es la garantía del debido proceso, lo que significa que ningún
funcionario puede ser sancionado sin haber tenido la oportunidad de defenderse, conocer los
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cargos en su contra y aportar pruebas a su favor. La Procuraduría General de la República
enfatiza que el debido proceso en el ámbito disciplinario consiste en un “conjunto de actos
preparatorios concatenados según un orden cronológico y funcional, para verificar la existencia
de la necesidad pública a satisfacer y de los hechos que lo crean” (Procuraduría General de la
República, 2006, p. 4).
Esto implica que el procedimiento debe cumplir con una serie de requisitos que
garanticen su validez, tales como:

La notificación formal al investigado sobre la apertura del procedimiento.

La posibilidad de presentar pruebas y alegatos en su defensa.

El derecho a ser escuchado en una audiencia justa e imparcial.

La motivación adecuada de la decisión administrativa.
La importancia de estos elementos radica en que garantizan la equidad del proceso y
evitan sanciones arbitrarias o injustificadas, tal como se menciona en la presentación sobre el
Procedimiento Disciplinario Administrativo, “el mayor aporte que ha brindado la Sala
Constitucional en esta temática viene a estar constituido por la relevancia que se le confiere a los
derechos fundamentales que deben reconocerse y tutelarse a favor del administrado”
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 5). Esto refuerza la idea de que el procedimiento
no solo es una herramienta de control interno, sino también un mecanismo que protege los
derechos de los servidores públicos.
Además, el procedimiento disciplinario debe ser eficiente y oportuno, ya que una
tramitación excesivamente larga puede afectar tanto al investigado como a la institución, en este
sentido, se establece que “el procedimiento administrativo debe cumplir con los principios de
celeridad, oralidad y acceso al expediente, garantizando que el proceso sea justo y expedito”
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 6), de esta manera, se evita que las
investigaciones se prolonguen indefinidamente y se genera seguridad jurídica tanto para la
administración como para los funcionarios involucrados.
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Fundamento Jurídico y el Debido Proceso
El Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial no es un
proceso arbitrario ni discrecional, sino un mecanismo regido por un marco legal sólido que
garantiza la justicia y la equidad dentro de la administración pública, su fundamento jurídico se
sustenta en diversas normativas que establecen los principios y reglas bajo los cuales debe
desarrollarse, garantizando el respeto a los derechos de los funcionarios públicos y asegurando
que toda actuación administrativa se realice conforme al principio de legalidad.
La base normativa de este procedimiento se encuentra en leyes y reglamentos que regulan
el actuar de la administración pública, uno de los documentos fundamentales en Costa Rica es la
Ley General de la Administración Pública (LGAP), la cual establece que todo procedimiento
debe garantizar la transparencia, la imparcialidad y el derecho a la defensa de los funcionarios
públicos involucrados en un proceso disciplinario, según el Manual de Procedimiento
Administrativo, el objetivo de estas disposiciones es “asegurar el mejor cumplimiento de los
fines de la Administración con respecto a los derechos e intereses del administrado”
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 3).
Asimismo, la Normativa de Relaciones Laborales de la Caja Costarricense de Seguro
Social complementa este marco legal al regular las condiciones bajo las cuales se puede aplicar
un proceso disciplinario, detallando las responsabilidades de los funcionarios y los órganos
encargados de impartir justicia administrativa. Se enfatiza que este procedimiento debe ser
llevado a cabo bajo principios de imparcialidad y objetividad, evitando cualquier tipo de abuso
de poder o arbitrariedad por parte de la administración (Gerencia Administrativa, 2017, p. 99).
El debido proceso es un principio fundamental dentro del derecho administrativo y
constitucional, ya que asegura que ninguna persona sea sancionada sin haber tenido la
oportunidad de defenderse en igualdad de condiciones, se trata de un conjunto de garantías que
protegen a los funcionarios públicos contra actuaciones injustas o arbitrarias por parte de la
administración.
Este concepto ha sido ampliamente desarrollado por la Sala Constitucional, que ha
enfatizado la importancia de respetar los derechos de los administrados en cualquier
procedimiento que pueda derivar en una sanción, en este sentido, la jurisprudencia ha establecido
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que “toda actuación administrativa que pueda derivar en un acto capaz de afectar negativamente
la esfera de derechos subjetivos de la persona debe ser precedida de un procedimiento que se
constituya en un instrumento apto para conocer y tomar en consideración la posición del
interesado” (Procuraduría General de la República, 2006, p. 6).
El debido proceso implica una serie de requisitos que la administración debe respetar en
cada etapa del procedimiento:

Notificación formal al funcionario sobre la apertura del proceso y los cargos en su contra.

Posibilidad de presentar pruebas y alegatos en su defensa.

Derecho a ser escuchado en audiencia.

Resolución motivada y fundamentada en derecho.
No se trata solo de una cuestión de formalidad, sino de garantizar la legitimidad del
proceso y evitar vulneraciones a los derechos fundamentales, en este sentido, la Procuraduría
General de la República señala que el debido proceso es “un principio que permea todo el
procedimiento administrativo, ya que genera exigencias fundamentales respecto de todo proceso
o procedimiento, especialmente tratándose de los sancionadores” (Procuraduría General de la
República, 2006, p. 5).
El debido proceso no solo es un requisito legal, sino una garantía esencial para la
protección de los derechos de los servidores públicos, su objetivo es evitar que un funcionario
sea sancionado injustamente o sin el respaldo de pruebas suficientes. En este sentido, el
Procedimiento Administrativo Disciplinario no solo busca castigar faltas, sino también proteger a
los trabajadores de decisiones arbitrarias.
Un aspecto clave es que el funcionario tiene derecho a conocer las pruebas en su contra y
a impugnar cualquier decisión que considere injusta, la Normativa de Relaciones Laborales
señala que “el respeto por los derechos del administrado y la correcta aplicación de los
procedimientos disciplinarios son pilares esenciales en la gestión de la administración pública”
(Gerencia Administrativa, 2017, p. 100). Esto refuerza la idea de que el procedimiento debe estar
diseñado no solo para sancionar, sino también para garantizar un juicio justo y equilibrado.
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Además, la administración está obligada a actuar bajo los principios de razonabilidad y
proporcionalidad, evitando sanciones desmedidas o decisiones basadas en interpretaciones
subjetivas, como lo establece la presentación sobre el Procedimiento Disciplinario
Administrativo, “el procedimiento administrativo persigue la verificación de la verdad real de los
hechos que sirven de motivo al acto final” (Procuraduría General de la República, 2006, p. 7).
Esto implica que la administración no puede actuar de manera automática, sino que debe realizar
una investigación objetiva y justa.
Ámbito de Aplicación
El Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial no se
aplica de manera indiscriminada a cualquier persona vinculada con la administración pública,
sino que está dirigido a un grupo específico de sujetos que ejercen funciones dentro del sector
público, su finalidad es garantizar el correcto desempeño de los servidores públicos, aplicando
sanciones cuando sea necesario y estableciendo mecanismos de protección del interés público.
El ámbito de aplicación de este procedimiento abarca a los funcionarios públicos, es
decir, aquellas personas que desempeñan labores en instituciones estatales bajo un régimen de
derecho público, en este sentido, se considera que están sujetos al procedimiento todos los
empleados de la administración central y descentralizada, así como aquellos que ejercen
funciones en órganos autónomos.
Según la Normativa de Relaciones Laborales, este procedimiento aplica a “todos los
servidores de la institución, independientemente de su régimen laboral, siempre que su relación
con la administración sea de carácter público y esté sujeta a las disposiciones legales y
normativas vigentes” (Gerencia Administrativa, 2017, p. 100), esto implica que el proceso
disciplinario no depende del tipo de contrato o cargo que ostente el funcionario, sino de su
vínculo con la estructura administrativa del Estado.
Por otro lado, el Manual de Procedimiento Administrativo señala que “toda persona que,
en ejercicio de sus funciones, administre recursos del Estado o tenga poder de decisión sobre
asuntos públicos, está sujeta a este procedimiento” (Procuraduría General de la República, 2006,
p. 5), esto significa que no solo los empleados de planta de una institución pueden ser objeto de
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un proceso disciplinario, sino también aquellos que, bajo cualquier modalidad de contratación,
ejerzan funciones dentro de la administración pública.
Además, el procedimiento puede aplicarse a exfuncionarios en caso de que, durante su
gestión, hayan incurrido en irregularidades que puedan ser sancionadas administrativamente. Sin
embargo, en estos casos, el proceso debe iniciarse dentro del período establecido por la
normativa, antes de que las sanciones prescriban.
Si bien el Procedimiento Administrativo Disciplinario tiene un amplio ámbito de
aplicación, existen ciertas excepciones y limitaciones en su implementación, no todas las
personas vinculadas con la administración pública pueden ser sometidas a este proceso, y en
algunos casos, se requiere un procedimiento especial.
En primer lugar, los funcionarios electos popularmente o designados por la Asamblea
Legislativa no están sujetos a este procedimiento, ya que su remoción o sanción requiere un
mecanismo distinto, generalmente regulado por la Constitución o leyes específicas.
Otra limitación importante es la prescripción de las faltas disciplinarias, la administración
pública no puede iniciar un procedimiento disciplinario indefinidamente después de que ocurra la
falta, ya que existe un plazo máximo para su inicio y resolución, el Manual de Procedimiento
Administrativo establece que “la potestad sancionadora de la administración debe ejercerse
dentro del término que la normativa lo permita, garantizando que el proceso sea justo y
razonable” (Procuraduría General de la República, 2006, p. 6).
Además, hay casos en los que el procedimiento no se puede aplicar de inmediato debido a
circunstancias excepcionales, por ejemplo, si el funcionario acusado está bajo medidas de
incapacidad temporal, se debe esperar a que pueda ejercer plenamente su derecho a la defensa
antes de continuar con el proceso.
Finalmente, el procedimiento también tiene restricciones cuando existen procesos penales
en curso. En algunos casos, si una falta administrativa está relacionada con un delito penal, la
administración puede suspender el procedimiento disciplinario hasta que se resuelva la causa
judicial, esto es fundamental para evitar que dos procesos paralelos lleguen a conclusiones
contradictorias.
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Principios Generales del Procedimiento
Principio de Legalidad
El principio de legalidad establece que toda actuación de la administración pública debe
estar fundamentada en normas jurídicas previamente establecidas. Ninguna sanción puede
imponerse sin que exista una disposición legal que la regule, y cualquier actuación fuera del
marco normativo es considerada nula.
Este principio es un pilar del derecho administrativo, ya que impide la arbitrariedad en el
ejercicio de la potestad sancionadora del Estado. En el Manual de Procedimiento Administrativo,
se indica que “las administraciones públicas solo pueden actuar dentro del marco normativo que
les ha sido conferido, evitando cualquier exceso o abuso de poder en la toma de decisiones”
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 3).
La aplicación del principio de legalidad implica que el funcionario tiene derecho a
conocer las normas que rigen su desempeño y que las faltas y sanciones deben estar
expresamente tipificadas en la normativa vigente. Esto garantiza que el procedimiento sea
predecible y que el administrado sepa a qué atenerse en caso de un proceso disciplinario.
Principio de Objetividad
El principio de objetividad exige que las decisiones dentro del procedimiento
disciplinario se tomen con base en hechos y pruebas verificables, sin influencias subjetivas o
criterios personales de los funcionarios encargados de resolver el caso.
En la Normativa de Relaciones Laborales, se destaca que “todas las actuaciones
administrativas deben estar sustentadas en criterios técnicos, evitando valoraciones personales o
sesgadas que puedan comprometer la imparcialidad del proceso” (Gerencia Administrativa,
2017, p. 101). Esto significa que la resolución de un procedimiento disciplinario no puede
depender de opiniones personales o de intereses particulares, sino de un análisis técnico y
jurídico de los hechos.
Para garantizar la objetividad, se deben tomar en cuenta únicamente las pruebas
debidamente incorporadas en el expediente administrativo. Además, los funcionarios
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responsables del procedimiento tienen el deber de actuar con transparencia y profesionalismo,
asegurando que las partes involucradas sean escuchadas en igualdad de condiciones.
Principio de Proporcionalidad
El principio de proporcionalidad establece que las sanciones impuestas deben ser
adecuadas y equilibradas en relación con la falta cometida. Es decir, no se pueden aplicar
sanciones desproporcionadas que excedan la gravedad del acto realizado por el funcionario
público.
Este principio busca evitar que el poder disciplinario de la administración se convierta en
un instrumento punitivo desmedido, asegurando que la sanción sea justa y acorde a la infracción.
Según el Manual de Procedimiento Administrativo, “toda sanción impuesta dentro del
procedimiento disciplinario debe respetar el equilibrio entre la infracción y la consecuencia
jurídica aplicada, evitando excesos que afecten injustificadamente al funcionario” (Procuraduría
General de la República, 2006, p. 6).
Para aplicar este principio, se deben considerar varios factores antes de determinar una
sanción, como:
•
La gravedad de la falta cometida.
•
Las circunstancias atenuantes o agravantes.
•
El historial del funcionario dentro de la institución.
•
El impacto de la infracción en el servicio público.
Principio de Imparcialidad
El principio de imparcialidad exige que los funcionarios encargados del procedimiento
actúen sin favoritismos ni conflictos de interés, asegurando que el proceso se lleve a cabo de
manera equitativa y sin influencias indebidas.
En la presentación sobre el Procedimiento Disciplinario Administrativo, se resalta que “la
imparcialidad es un requisito fundamental en cualquier proceso sancionador, ya que garantiza
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que las decisiones sean tomadas con base en la ley y no en intereses personales o políticos”
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 7).
Para garantizar la imparcialidad del proceso, se deben adoptar medidas como:
• Separar a los órganos instructores de los órganos decisores.
• Evitar que funcionarios con conflictos de interés participen en la resolución del caso.
• Permitir a las partes el derecho de recusación cuando existan sospechas de parcialidad.
Principio de Transparencia
El principio de transparencia establece que el procedimiento disciplinario debe realizarse
de manera abierta y accesible, garantizando que las partes involucradas tengan acceso a la
información relevante del proceso.
Esto implica que el funcionario sujeto a investigación tiene derecho a conocer el
expediente, a ser informado de los cargos en su contra y a participar en todas las fases del
procedimiento, como se menciona en la Normativa de Relaciones Laborales, “el acceso al
expediente y la debida comunicación de los actos administrativos son esenciales para garantizar
la transparencia del proceso y evitar actuaciones discrecionales” (Gerencia Administrativa, 2017,
p. 102).
La transparencia no solo protege al investigado, sino que también fortalece la confianza
ciudadana en la administración pública, dado que un procedimiento claro y accesible previene la
corrupción y asegura que las sanciones sean aplicadas de manera justa y objetiva.
Para garantizar la transparencia, se deben cumplir ciertos requisitos, como:
•
Brindar información clara y oportuna a las partes involucradas.
•
Publicar los criterios utilizados en la toma de decisiones.
•
Permitir el acceso al expediente conforme a la normativa vigente.
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Principios del Procedimiento Administrativo
Debido proceso
El debido proceso es un principio fundamental que garantiza que todos los
procedimientos administrativos se realicen con respeto a los derechos de las personas. Esto
incluye el derecho a ser escuchado, a presentar pruebas y a recibir una decisión fundamentada.
Este principio asegura la justicia y la imparcialidad en la administración pública,
protegiendo a los ciudadanos de decisiones arbitrarias. Es esencial para mantener la confianza en
las instituciones y en el sistema legal.
De acuerdo con Manual de Procedimiento Administrativo (2006), este lo define como:
“un principio marco que junto con el de derecho de defensa, se convierten en guías de
interpretación de todos los demás postulados del procedimiento administrativo. El concepto de
debido proceso comprende el desarrollo progresivo de prácticamente todo el conjunto de
garantías fundamentales de carácter instrumental o procesal”. (Procuraduría General de la
República, 2006, p. 49-50).
Intimación e Imputación
Este principio se desprende del artículo 41 de la Constitución Política, referente al
termino de intimación se refiere al acto administrativo mediante el cual se informa a una persona
sobre la existencia de un procedimiento en su contra, mientras que la imputación es la atribución
de una conducta irregular o infracción a dicha persona.
La Sala Constitucional, en voto N° 632-99 de las 10:48 horas del 29 de enero de 1999, a
concluido que el principio de intimación e imputación como:
“a) Principio de intimación: consiste en el acto procesal por medio del cual se pone en
conocimiento del funcionario la acusación formal. La instrucción de los cargos tiene que
hacerse mediante una relación oportuna, expresa, precisa, clara y circunstanciada de los
hechos que se le imputan y sus consecuencias jurídicas. b) Principio de imputación: es el
derecho a una acusación formal, debe el juzgador individualizar al acusado, describir en
detalle, en forma precisa y de manera clara el hecho que se le imputa. Debe también
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realizarse una clara calificación legal del hecho, estableciendo las bases jurídicas de la
acusación y la concreta pretensión punitiva. Así el imputado podrá defenderse de un
supuesto hecho punible o sancionatorio como en este caso, y no de simples conjeturas o
suposiciones.” (Procuraduría General de la República, 2006, p. 56).
La intimación y la imputación son fundamentales para que los administrados conozcan
los cargos en su contra y puedan defenderse adecuadamente. Esto refuerza el principio del
debido proceso, garantizando que no se tomen decisiones en su ausencia.
Informalidad
También denominado “antiformalismo” o “pro actione”, la informalidad en el
procedimiento administrativo implica que los trámites no necesitan seguir estrictamente formas o
formalidades, permitiendo una mayor flexibilidad en la gestión administrativa, buscando que este
sea de vía expedita y ágil.
Este principio busca facilitar el acceso a la justicia y al procedimiento administrativo,
evitando que los procedimientos sean un obstáculo para los ciudadanos. Sin embargo, debe
equilibrarse con la necesidad de garantizar la transparencia y la legalidad.
Con relación a este principio el artículo 224 de la Ley General de Administración
Pública, indica: “Las normas de este libro deberán interpretarse en forma favorable a la admisión
y decisión final de las peticiones de los administrados, pero el informalismo no podrá servir para
subsanar nulidades que son absolutas.”
Aunado a lo anterior, en Manual de Procedimiento Administrativo, nos subraya la
importancia que rige este principio de informalidad:
“En materia de procedimiento administrativo, rige el principio constitucional de
informalidad o pro actione, por lo que debe siempre interpretarse de la manera más
favorable al ejercicio de la acción y la decisión sobre el fondo de la cuestión debatida,
dejando de lado ritualismos sin sentido. Ha de partirse que el procedimiento
administrativo no tiene formas estrictas o sacramentales, sino sólo idóneas para cumplir
su función, por lo que en ciertos casos, si se alcanza la finalidad, pese a la violación de las
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formas, el acto no genera nulidad como expresa nuestra LGAP en su artículo 223, al
disponer que sólo causará nulidad de lo actuado la omisión de formalidades sustanciales
del procedimiento. En otras palabras, no toda violación de las formas procesales
constituye a su vez lesión al debido proceso.” (Procuraduría General de la República,
2006, p. 60-61).
Motivación de los actos
La motivación de los actos administrativos consiste en la obligación de justificar las
decisiones adoptadas por la administración, explicando las razones y fundamentos legales de las
mismas.
La motivación es crucial para la legitimidad y la transparencia de la acción
administrativa. Permite a los administrados comprender las decisiones que les afectan y, en caso
de desacuerdo, impugnar adecuadamente los actos.
En Ley General de Administración Pública, artículo 136, indica cuales actos deben ser
motivados:
a) Los actos que impongan obligaciones o que limiten, supriman o denieguen derechos
subjetivos.
b) Los que resuelvan recursos.
c) Los que se separen del criterio seguido en actuaciones precedentes o del dictamen de
órganos consultivos.
d) Los de suspensión de actos que hayan sido objeto del recurso.
e) Los reglamentos y actos discrecionales de alcance general.
f) Aquellos que deban serlo en virtud de ley.
Además, la Sala Constitucional, en Sentencia número 07924-99 de las diecisiete horas
con cuarenta y ocho minutos del trece de octubre de mil novecientos noventa y nueve, reconoce
que es deber de la Administración motivar los actos: “En cuanto a la motivación de los actos
administrativos se debe entender como la fundamentación que deben dar las autoridades públicas
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del contenido del acto que emiten, tomando en cuenta los motivos de hecho y de derecho, y el fin
que se pretende con la decisión.”
Comunicación de los actos
Este principio se refiere a la necesidad de notificar a los interesados sobre las decisiones
y actos administrativos que les conciernen, asegurando que reciban la información pertinente.
La comunicación efectiva es esencial para el ejercicio de los derechos de los ciudadanos.
Sin notificaciones adecuadas, los administrados pueden verse perjudicados al no tener
conocimiento de decisiones que les afectan directamente.
Reconocido como “derecho a ser notificado” y se encuentra en estipulado en Ley General
de Administración Pública, en artículos 239 hasta 247, señalando: “Todo acto de procedimiento
que afecte derechos o intereses de las partes o de un tercero, deberá ser debidamente comunicado
al afectado, de conformidad con esta Ley”.
Celeridad
La celeridad implica la necesidad de que los procedimientos administrativos se resuelvan
en el menor tiempo posible, promoviendo una gestión eficiente.
Este principio es fundamental para evitar la dilación en la administración pública, lo que
puede generar inseguridad y frustración en los ciudadanos. La celeridad contribuye a que los
procedimientos sean más efectivos y se resuelvan en plazos razonables.
Acorde con la indicado por la Procuraduría General de la República, este principio de
celeridad está relacionado no solo con el principio de informalismo, sino también con otro
principio fundamental en el funcionamiento de la Administración: el de eficiencia. Estas
afirmaciones se respaldan en los artículos 225, párrafo 1°, y 269 de la Ley General de la
Administración Pública, así como en la opinión de la doctrina, que sostiene que “el principio de
eficiencia en la actuación administrativa tiene como objetivo inmediato mejorar la efectividad de
la gestión administrativa y la participación de los ciudadanos.”
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Oralidad
La oralidad se refiere a la posibilidad de llevar a cabo audiencias o presentaciones
verbales durante el procedimiento administrativo, facilitando la interacción directa entre las
partes.
Este principio promueve una mayor agilidad en los procedimientos y permite una
comunicación más directa. La oralidad también puede contribuir a una mejor comprensión de los
argumentos y pruebas presentadas, favoreciendo un debate más dinámico.
La oralidad en el procedimiento administrativo se manifiesta en el derecho de las partes
“a una comparecencia oral y privada con la Administración, en que se ofrecerá y recibirá en lo
posible toda la prueba, siempre que la decisión final pueda causar daños graves a alguna o a
todas aquellas, de conformidad con la ley.” (Artículo 218 LGAP). (Procuraduría General de la
República, 2006, p. 84).
Acceso al expediente
Este principio garantiza a los interesados el derecho de acceso a la información contenida
en el expediente administrativo relacionado con su caso.
El acceso al expediente es vital para que los administrados puedan ejercer su derecho a la
defensa. Permite que los ciudadanos conozcan todos los elementos que se han considerado en la
toma de decisiones y puedan impugnar adecuadamente si lo consideran necesario.
Este principio regula el derecho de las partes, sus representantes y cualquier abogado que
en cualquier fase del procedimiento puedan examinar, leer y copiar cualquier pieza del
expediente, así como a pedir su certificación -el costo de las copias y certificaciones a cargo del
petente- (artículo 272 de la LGAP), con las salvedades que indica el artículo 273 de la LGAP).
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 86).
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En la Normativa de Relaciones Laborales de la Caja Costarricense de Seguro Social, se
estable una serie de principios del proceso administrativo para salvaguardar los derechos de las
personas trabajadoras, en su artículo 95, enfatizando que:
“Dentro del procedimiento administrativo se deberán respetar los principios generales
del procedimiento y los principios del Debido Proceso, entre los cuales destacan:
1. Intimación e imputación
2. Informalismo de las actuaciones del administrado
3. Eficiencia, Eficacia y economía procedimental
4. Oficiosidad
5. Proporcionalidad y Razonabilidad
6. Motivación y comunicación de los Actos
7. Seguridad Jurídica
8. Juridicidad
9. Escrituriedad
10. Confidencialidad
11. Igualdad Procesal de las Partes
12. Búsqueda de la Verdad Real de los Hechos
13. Valoración Razonable de la prueba
14. Congruencia
15. Non bis in ídem (cosa juzgada)
16. Presunción de Inocencia
17. Pro-investigado
18. Doble instancia
19. No reforma en perjuicio
20. Tutela efectiva
21. Recurribilidad de los actos administrativos
22. Contradictorio
23. Derecho de Defensa Técnica.
24. Cualquier otro que sea propio del procedimiento.
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Se podría definir cada uno de esos principios de la siguiente manera:

Intimación e imputación: Consiste en la obligación de notificar formalmente a
los interesados sobre la existencia de un procedimiento administrativo y las
acusaciones o imputaciones que se les hagan, permitiendo así su defensa.

Informalismo de las actuaciones del administrado: Establece que las
actuaciones del administrado no deben estar sujetas a formalismos excesivos,
facilitando su participación en el procedimiento.

Eficiencia, eficacia y economía procedimental: Los procedimientos deben
llevarse a cabo de manera eficiente y eficaz, minimizando el uso de recursos y
tiempo, y asegurando que los resultados sean los esperados.

Oficiosidad: Implica que la administración debe actuar de oficio en la
recopilación de pruebas y la investigación de los hechos, sin esperar que los
administrados lo soliciten.

Proporcionalidad y razonabilidad: Las decisiones administrativas deben ser
proporcionales a los fines que persiguen y razonables en su justificación, evitando
medidas desproporcionadas.

Motivación y comunicación de los actos: Los actos administrativos deben estar
debidamente motivados, explicando las razones que los sustentan y comunicando
adecuadamente a los interesados.

Seguridad jurídica: Garantiza que los ciudadanos puedan confiar en la
estabilidad y previsibilidad de las normas y decisiones administrativas.

Juridicidad: Todo acto administrativo debe estar basado en la ley y cumplir con
los requisitos establecidos por el ordenamiento jurídico.
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
Escrituriedad: Los actos administrativos deben ser documentados por escrito,
asegurando la transparencia y el registro de las actuaciones.

Confidencialidad: Se refiere a la protección de la información sensible o privada
que pueda surgir durante el procedimiento, garantizando el derecho a la
privacidad de los interesados.

Igualdad procesal de las partes: Todas las partes involucradas en el
procedimiento tienen derecho a ser tratadas con igualdad y a tener las mismas
oportunidades para presentar sus argumentos y pruebas.

Búsqueda de la verdad real de los hechos: La administración debe esforzarse
por esclarecer los hechos de manera objetiva y exhaustiva, buscando la verdad
material en la resolución de un caso.

Valoración razonable de la prueba: Las pruebas presentadas deben ser
evaluadas de manera objetiva y justificada, sin prejuicios ni arbitrariedades.

Congruencia: Las decisiones administrativas deben ser coherentes con lo que ha
sido alegado y probado en el procedimiento, no pudiendo contradecir lo allí
expuesto.

Non bis in ídem (cosa juzgada): Establece que nadie puede ser juzgado dos
veces por los mismos hechos en el ámbito administrativo, garantizando así la
seguridad jurídica.

Presunción de inocencia: En el ámbito administrativo, se considera que una
persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad, protegiendo sus
derechos.
20

Pro-investigado: Este principio favorece al investigado en caso de duda,
debiendo interpretarse el procedimiento en su beneficio.

Doble instancia: Los administrados tienen el derecho a apelar decisiones
administrativas ante una instancia superior, asegurando una revisión de la decisión
inicial.

No reforma en perjuicio: Ningún acto administrativo puede ser modificado en
perjuicio del administrado, garantizando la protección de sus derechos.

Tutela efectiva: Asegura que todas las personas tengan acceso a una protección y
defensa adecuada de sus derechos ante la administración.

Recurribilidad de los actos administrativos: Los actos administrativos deben
ser susceptibles de ser impugnados o recurridos por los administrados ante la
autoridad competente.

Contradictorio: Este principio garantiza que todas las partes tengan la
oportunidad de ser escuchadas y de presentar sus argumentos antes de que se tome
una decisión.

Derecho de Defensa Técnica: Los administrados tienen derecho a contar con la
asistencia de un abogado o profesional del derecho para su defensa en el
procedimiento.

Cualquier otro que sea propio del procedimiento: Se refiere a otros principios
que puedan ser relevantes en un contexto específico, dependiendo del marco
normativo y las particularidades del procedimiento en cuestión.
21
Estos principios son fundamentales para asegurar que el procedimiento administrativo sea
justo, transparente y eficiente, protegiendo los derechos de los administrados y asegurando la
correcta aplicación del derecho.
Partes del Procedimiento
Órgano Decisor
El órgano decisor es la autoridad encargada de evaluar la investigación realizada por el
órgano director y tomar una decisión final sobre el caso. Se trata del organismo con potestad para
imponer sanciones, en caso de que se determine que el funcionario investigado incurrió en una
falta administrativa.
La Normativa de Relaciones Laborales señala que “el órgano decisor debe basar sus
decisiones en los principios de proporcionalidad y razonabilidad, evitando sanciones
desproporcionadas o injustificadas” (Gerencia Administrativa, 2017, p. 105).
El órgano decisor no puede actuar de manera arbitraria, sino que debe fundamentar cada
decisión en pruebas claras y en la normativa vigente, sus principales funciones incluyen:

Analizar el informe de órgano director y verificar si se cumplen los requisitos para una
sanción.

Determinar si existe responsabilidad del funcionario en los hechos investigados.

Imponer una sanción acorde con la falta cometida, siguiendo el principio de
proporcionalidad.

Garantizar que el funcionario tenga la posibilidad de recurrir la resolución, en caso de
considerarla injusta.
22
Órgano Director
Es el órgano dentro de la administración pública encargado de instruir el procedimiento
disciplinario y recopilar las pruebas necesarias para determinar si existe una falta. Su función es
llevar a cabo la investigación preliminar y garantizar que el procedimiento se realice conforme a
los principios del procedimiento administrativo.
Según el Manual de Procedimiento Administrativo, el órgano director “debe actuar con
total independencia y transparencia, asegurando que las pruebas recopiladas sean suficientes y
pertinentes para la resolución del caso” (Procuraduría General de la República, 2006, p. 6).
Las principales funciones de órgano decisor dentro del procedimiento incluyen
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 12-13):

El órgano director debe impulsar de oficio el procedimiento (artículo 222 LGAP).

El órgano debe conducir el procedimiento con la intención de lograr un máximo de
celeridad y eficiencia dentro del respeto al ordenamiento y a los derechos e intereses del
administrado (artículo 225.1). Este deber reviste especial importancia si tomamos en
consideración que ese mismo artículo indica que serán responsables la Administración y
el servidor por cualquier retardo grave e injustificado.

Debe adoptar las resoluciones con apego al ordenamiento, y en caso de actuaciones
discrecionales, a los límites de racionalidad y razonabilidad implícitos en aquél (artículo
216).

El órgano director debe observar las formalidades sustanciales del procedimiento, pues de
lo contrario se causará nulidad de lo actuado en los términos del artículo 223 de la Ley
General de la Administración Pública. Así, por ejemplo, el numeral 247 del mismo
cuerpo legal se refiere a la nulidad de la comunicación de actos del procedimiento, y el
artículo 254 a la nulidad de la citación.

La actuación administrativa debe tener lugar en la sede normal del órgano y dentro de los
límites territoriales de su competencia, so pena de nulidad absoluta del acto, salvo que
éste por su naturaleza deba realizarse fuera.
El servidor podrá actuar excepcionalmente fuera de sede por razones de urgente
necesidad (artículo 268).
23

El órgano director deberá resolver todas las cuestiones previas surgidas durante el curso
del procedimiento, aunque entren en la competencia de otras autoridades administrativas;

pero deberá consultarlas a éstas inmediatamente después de surgida la cuestión y el
órgano consultado deberá dictaminar en el término de tres días (artículo 227.1).

Debe garantizar el derecho de defensa de las partes. Por ejemplo, permitirle el acceso al
expediente (Artículo 217). Las partes, sus representantes y cualquier abogado, tendrán
derecho en cualquier fase del procedimiento a examinar, leer y copiar cualquier pieza del
expediente, así como a pedir su certificación, (el costo de las copias y certificaciones a
cargo del petente) con las salvedades que indica el artículo 273 de la Ley General de la
Administración Pública (artículo 272).
No se otorgará acceso al expediente cuyo conocimiento pueda comprender secretos de
Estado o información confidencial de la contraparte o, en general, cuando el examen de
dichas piezas confiera a la parte un privilegio indebido o una oportunidad para dañar
ilegítimamente a la Administración, a la contraparte o a terceros, dentro o fuera del
expediente (artículo 273).
Fuera de los casos citados, la Ley establece en el artículo 259.4 que se reputa fuerza
mayor y por ende pueden suspenderse los plazos si la Administración ha negado u
obstaculizado el examen del expediente.
Funcionario Investigado
El funcionario investigado es la persona sujeta a un proceso disciplinario por presunta
comisión de una falta administrativa, y puede tratarse de cualquier servidor público que
desempeñe funciones en el Estado, siempre que su actuación esté sujeta a la normativa
disciplinaria vigente.
Dentro del procedimiento, el funcionario investigado tiene derecho a conocer las
imputaciones en su contra, a presentar pruebas, a defenderse y a recurrir las resoluciones. Como
lo establece la Normativa de Relaciones Laborales, “ningún servidor puede ser sancionado sin
haber tenido la posibilidad real y efectiva de ejercer su derecho de defensa dentro del
procedimiento administrativo” (Gerencia Administrativa, 2017, p. 103).
24
El debido proceso protege al funcionario investigado de sanciones injustas, estableciendo
garantías mínimas como:

Ser notificado formalmente sobre la apertura del procedimiento.

Acceder al expediente administrativo para conocer la totalidad de las pruebas en su
contra.

Presentar descargos y pruebas que permitan defenderse adecuadamente.

Solicitar la intervención de un abogado o representante legal.

Impugnar la resolución final mediante los recursos administrativos y judiciales
correspondientes.
Sobre el Expediente Administrativo
El expediente administrativo es el conjunto de documentos, registros y pruebas que se
generan a lo largo de un procedimiento disciplinario dentro de la administración pública. Su
correcta elaboración y conservación son esenciales para garantizar la legalidad, transparencia y
trazabilidad del proceso, asegurando que las decisiones adoptadas cuenten con un sustento
adecuado y verificable.
El expediente administrativo es el soporte documental que contiene toda la información
relevante relacionada con un procedimiento disciplinario. Incluye las actuaciones, pruebas y
resoluciones que surgen en el desarrollo del proceso y tiene como objetivo principal asegurar la
trazabilidad y fundamentación de las decisiones administrativas.
De acuerdo con el Manual de Procedimiento Administrativo, el expediente debe reflejar
“de manera ordenada y cronológica cada una de las etapas del proceso, garantizando la correcta
documentación de los hechos y decisiones” (Procuraduría General de la República, 2006, p.7),
esto implica que el expediente debe ser accesible para las partes involucradas y cumplir con los
requisitos legales de conservación y resguardo de la información.
25
El expediente administrativo no solo tiene un valor documental, sino también probatorio,
ya que en caso de impugnaciones o recursos, su contenido será determinante para evaluar la
validez del procedimiento y la conformidad con el debido proceso.
Para que el expediente administrativo tenga validez, debe contener una serie de
documentos obligatorios que garanticen la integridad del procedimiento y la correcta toma de
decisiones. Según la Normativa de Relaciones Laborales, el expediente debe incluir:

Acto de apertura del procedimiento, el cual es el documento formal donde se establecen
los motivos que justifican la investigación.

Notificaciones al funcionario investigado, que es la evidencia de que se le informó sobre
el proceso y sus derechos de defensa.

Pruebas documentales y testimoniales, los cuales son los registros de informes,
declaraciones de testigos y cualquier evidencia relevante.

Informes de la entidad investigadora, que son un resumen de los hallazgos recopilados
durante la fase de instrucción.

Descargos y alegatos del funcionario, que son los documentos presentados por el
investigado en su defensa.

Resolución final del órgano sancionador, que tiene que ver con la decisión fundamentada
sobre la responsabilidad del funcionario y la sanción impuesta, si aplica.

Registro de recursos o impugnaciones, que son los documentos relacionados con
apelaciones o revisiones solicitadas por el funcionario.
Cada uno de estos documentos debe incluir fechas y firmas de los responsables,
garantizando la autenticidad y validez del expediente, además, el acceso a este debe cumplir con
las normativas de confidencialidad, evitando su manipulación o alteración por personas no
autorizadas.
La trazabilidad documental en un expediente administrativo es esencial para garantizar la
transparencia y el control del procedimiento disciplinario, se refiere a la capacidad de seguir y
26
verificar cada paso del proceso, asegurando que las actuaciones realizadas sean coherentes,
ordenadas y debidamente registradas.
Según la Normativa de Relaciones Laborales, “una adecuada trazabilidad documental
permite prevenir errores procedimentales y garantiza que las decisiones adoptadas sean
respaldadas por evidencia objetiva” (Gerencia Administrativa, 2017, p. 108), en otras palabras,
un expediente bien documentado reduce la posibilidad de nulidades procesales, protege los
derechos del investigado y fortalece la credibilidad del proceso disciplinario.
Además, la trazabilidad es crucial en caso de que el procedimiento sea sometido a
revisión por instancias superiores o autoridades judiciales, en estos casos, el expediente se
convierte en la principal fuente de información para evaluar si el proceso se realizó conforme a la
normativa vigente.
Para garantizar una trazabilidad efectiva, es fundamental que el expediente cumpla con
los siguientes criterios:

Foliatura, se van agregando en orden cronológico los documentos y estos deben de tener
la adecuada foliatura del expediente administrativo como parte de garantía del debido
proceso.

Orden cronológico, cada documento debe estar registrado en el orden en que ocurrió la
actuación.

Claridad y legibilidad, los documentos deben ser comprensibles y estar correctamente
firmados y fechados.

Seguridad y acceso controlado, solo las personas autorizadas deben poder modificar o
consultar el expediente.

Respaldo digital o físico, es recomendable contar con copias certificadas o respaldos
electrónicos que eviten la pérdida de información.
Cuando un expediente administrativo carece de trazabilidad, el procedimiento puede
verse viciado o anulado, lo que pone en riesgo la validez de las decisiones tomadas. Por esta
razón, las entidades públicas deben adoptar mecanismos de gestión documental efectivos, que
permitan un seguimiento preciso de cada fase del proceso.
27
Medidas Cautelares
Las medidas cautelares dentro del Procedimiento Administrativo Disciplinario y de
Responsabilidad Patrimonial son disposiciones de carácter temporal y preventivo, cuyo objetivo
es garantizar el adecuado desarrollo del proceso y evitar que la actuación del funcionario
investigado pueda afectar la investigación, comprometer la función pública o generar perjuicios a
la administración.
De acuerdo con lo señalado en Manual de Procedimiento Administrativo, las
características de las medidas cautelares se debe considerar la resolución N° 7194-94 que dicta:
“Las medidas asegurativas o cautelares, según la más calificada doctrina, surgen en el
proceso como una necesidad que permita garantizar una tutela jurisdiccional efectiva y
por ello se pueden conceptualizar como “un conjunto de potestades procesales del juez sea justicia jurisdiccional o administrativa- para resolver antes del fallo, con el
específico fi n de conservar las condiciones reales indispensables para la emisión y
ejecución del acto final”. (Procuraduría General de la República, 2006, p. 119).
Las medidas cautelares son acciones preventivas que la administración puede aplicar al
momento de dictar la resolución inicial o durante el proceso, con el fin de evitar que el
investigado obstaculice la investigación o continúe ejerciendo funciones que puedan
comprometer el interés público, es importante tomar en consideración los elementos
configurativos de las mismas, ya que la doctrina las entiende como un mecanismo de
instrumentalidad y de provisionalidad, de esta forma deben ser:
“a) lícitas y jurídicamente posibles; b) provisionales, puesto que se extinguen con el
dictado del acto final; c) fundamentadas, es decir, tener un sustento fáctico real con
relación al caso particular; d) modificables, en el sentido que son susceptibles de
aumentarse o disminuirse para adaptarlas a nuevas necesidades; e) accesorias, puesto
que se justifican dentro de un proceso principal; f) de naturaleza preventiva, ya que
tienen como objeto evitar inconveniencias a los intereses y derechos representados en el
proceso principal; g) de efectos asegurativos, al pretender mantener un estado de hecho
o de derecho durante el desarrollo del proceso, previniendo situaciones que puedan
perjudicar la efectividad de la sentencia o acto final; h) ser homogéneas y no responder a
28
características de identidad respecto del derecho sustantivo tutelado, con el fi n de que
sean medidas preventivas efectivas y no actos anticipados de ejecución.” (Procuraduría
General de la República, 2006, p. 119).
Según el Manual de Procedimiento Administrativo, estas medidas “tienen como finalidad
proteger la eficacia del proceso disciplinario y evitar que el funcionario investigado altere
pruebas, ejerza presiones sobre testigos o continúe con la conducta que generó el procedimiento”
(Procuraduría General de la República, 2006, p. 9).
Entre las medidas cautelares más comunes se encuentran:

Suspensión temporal del funcionario con goce de salario.

Cambio de puesto o traslado a otra unidad administrativa.

Restricción de acceso a documentación o sistemas de información.

Separación temporal del cargo mientras se desarrolla la investigación.
Para que una medida cautelar sea válida, debe cumplir con el principio de
proporcionalidad, es decir, debe ser adecuada y razonable en relación con la falta investigada.
Las medidas cautelares se aplican cuando existe un riesgo real e inminente de que el
funcionario investigado pueda interferir en el desarrollo del procedimiento o cuando su
permanencia en el cargo pueda comprometer la seguridad, la ética o la eficiencia del servicio
público, estas se pueden imponerse en los siguientes casos:

Cuando el funcionario es investigado por faltas graves o muy graves.

Cuando existe riesgo de destrucción, ocultamiento o alteración de pruebas.

Si el funcionario tiene acceso a información sensible y puede manipularla.

Cuando hay indicios de que puede influir en testigos o presionar a otros funcionarios.

Si la permanencia del funcionario en su puesto genera conflictos o pone en riesgo la
operación de la institución.
29
Las medidas cautelares no constituyen una sanción, sino una herramienta para garantizar
la objetividad del proceso, sin embargo, pueden generar efectos significativos en la vida laboral
del funcionario, ya que pueden implicar:

Suspensión de funciones sin recibir salario, en algunos casos.

Deterioro en su reputación profesional, incluso si al final es declarado inocente.

Dificultades en la continuidad laboral, especialmente si el proceso se extiende por un
período prolongado.
Por esta razón, la aplicación de medidas cautelares debe ser rigurosamente justificada y
debe garantizarse el derecho de defensa del funcionario, quien puede solicitar su revisión o
impugnación si considera que afectan sus derechos de manera desproporcionada.
Para la Caja Costarricense de Seguro Social, las medidas cautelares corresponden al
Órgano Decisor adoptarlas, bajos estos supuestos:
1. Cuando se considere imprescindible para garantizar la imparcialidad y el buen
resultado de la investigación administrativa, ya sea que se trate de la Investigación
Preliminar o del Procedimiento Administrativo.
2. Para salvaguardar el decoro de la Institución.
3. Cuando a la persona trabajadora se le impute un presunto delito relacionado con el
desempeño de su función.
4. Cuando al investigado se le impute alguna presunta falta relacionada con corrupción y
tráfico de influencias.
5. Cuando la permanencia en el cargo pudiere eventualmente poner en peligro la salud o
la integridad física de los asegurados, los servicios esenciales para el funcionamiento de
la Institución. (NRL, 2017, pág. 105)
De igual manera las medidas cautelares deben cumplir con las siguientes características
(artículo 106): “Las medidas cautelares se dictarán excepcionalmente mediante resolución
debidamente motivada, bajo parámetros de lógica, oportunidad, conveniencia, razonabilidad y
proporcionalidad. Además, podrán ser accesorias a la Investigación Preliminar o al
30
Procedimiento Administrativo, según sea el caso; o bien, pueden dictarse antes de que se inicie
cualquier investigación o procedimiento. En la misma resolución deberán indicarse los recursos
ordinarios que proceden contra la medida cautelar, ante quién debe ser interpuesto y el plazo
respectivo”. (NRL, 2017, pág. 105).
En la Normativa de Relaciones Laborales, se estable el tipo de medidas cautelares, en su
artículo 107:
“Podrán interponerse las siguientes medidas cautelares:
1. Separación temporal del puesto con goce de salario.
2. Traslado Temporal. Todo traslado se realizará dentro de un perímetro de diez
kilómetros dentro del actual centro de trabajo del funcionario. Durante el tiempo que dure
la medida a la persona trabajadora se le ocupará en funciones propias de su perfil
ocupacional e igual categoría; y se le mantendrán las condiciones salariales y de jornada
semanal que viene disfrutando.
3. Otras medidas que se consideren pertinentes.
Con respecto al plazo de estas medidas cautelares, la institución señala: “Cualquiera de
las medidas citadas en el artículo anterior podrán adoptarse hasta por un plazo de cuatro meses,
pudiendo prorrogarse mientras subsista la causa que le dio origen, siempre y cuando no exista
inactividad imputable a la administración; todo mediante acto motivado”. (NRL, 2017, pág.
107).
En caso de optar por la alguna de las medidas cautelares deben ser notificadas al
trabajador de forma personal y debe constar en expediente administrativo. (Artículo 109, NRL).
31
Excepciones Previas y de Fondo
Las excepciones dentro del procedimiento administrativo disciplinario son mecanismos
que el funcionario investigado puede presentar para impugnar la validez del proceso antes de que
se dicte una resolución final. Estas excepciones permiten corregir irregularidades que puedan
afectar su derecho de defensa o demostrar que el procedimiento ha sido iniciado de manera
indebida.
Las excepciones previas son aquellas que buscan impedir que el procedimiento continúe,
alegando que existen vicios de procedimiento o falta de requisitos formales. Si una excepción
previa es aceptada, el procedimiento puede ser archivado sin llegar a una resolución sobre el
fondo del asunto.
Mientras que las excepciones de fondo de presentan cuando el funcionario considera que
no existe fundamento legal o probatorio para imponer una sanción, es decir, buscan demostrar
que la conducta imputada no constituye una falta o que no hay pruebas suficientes para justificar
la sanción.
Según el Manual de Procedimiento Administrativo, las excepciones previas “se
interponen al inicio del procedimiento, mientras que las excepciones de fondo se analizan en la
fase final, cuando se estudian las pruebas y alegatos presentados por las partes” (Procuraduría
General de la República, 2006, p. 11).
Algunas de las excepciones previas más comunes incluyen:

Falta de competencia del órgano investigador, que es si la entidad que inició el
procedimiento no tiene la potestad para hacerlo, el proceso puede ser declarado nulo.

Prescripción de la falta, que es cuando si ha transcurrido el tiempo máximo permitido
para sancionar la conducta, el caso debe archivarse.

Deficiencias en la notificación, que es cuando si el funcionario no fue debidamente
informado sobre el proceso, esto puede afectar su derecho de defensa y anular el
procedimiento.
En cuanto a las excepciones de fondo, algunos ejemplos son:
32

Falta de pruebas, que es cuando si no hay evidencia suficiente que demuestre la
culpabilidad del funcionario, el caso debe ser desestimado.

Hechos que no constituyen falta disciplinaria, que es cuando si la conducta atribuida al
funcionario no está tipificada como infracción, no puede ser sancionada.

Error en la calificación de la falta, que sucede cuando si la administración clasificó
incorrectamente la conducta del funcionario como una falta grave cuando en realidad no
lo es, la sanción puede ser revocada o reducida.
Las excepciones pueden detener, modificar o incluso anular el procedimiento,
dependiendo de la solidez de los argumentos presentados.

Si una excepción previa es aceptada, el procedimiento puede quedar sin efecto desde su
inicio, evitando que el funcionario pase por un proceso innecesario.

Si una excepción de fondo es aceptada, el funcionario puede ser absuelto de toda
responsabilidad, lo que garantiza que no se le imponga una sanción injusta.
Por esta razón, la correcta aplicación de las excepciones es clave para la defensa de los
derechos del funcionario investigado, ya que pueden evitar que el procedimiento avance si no
cumple, con los requisitos legales o carece de fundamento.
De acuerdo con Normativa de Relaciones Laborales, la Caja Costarricense de Seguro
Social, establece en sus artículos 110 y 111 respectivamente las siguientes excepciones:
Excepciones Previas
Una vez iniciado el procedimiento administrativo el interesado podrá interponer, dentro
del plazo de cinco días hábiles, después de notificada la Resolución Inicial de Traslado de
Cargos, las siguientes excepciones previas: Cosa Juzgada, Prescripción, Falta de Competencia,
Litis Consorcio, Caducidad y Transacción (esta última sólo será oponible en procedimientos de
carácter patrimonial).
En cuanto al trámite de las excepciones previas, deberán ser atendidas preliminarmente,
en un plazo de cinco días hábiles, a partir del recibo de las mismas por el Órgano Decisor. El
Órgano Director podrá emitir un criterio no vinculante sobre la excepción interpuesta.
33
Excepciones de Fondo
Si el investigado opone las Excepciones de Falta de Derecho, Falta de Legitimación,
Falta de Causa o cualquier otra, éstas se resolverán cuando se dicte el acto final del
procedimiento, las cuales se podrán interponerse en cualquier momento e incluso en las
conclusiones. La propuesta de sanción disciplinaria y/o de responsabilidad patrimonial
considerará y analizará la procedencia de estas excepciones.
Conclusiones
El Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad Patrimonial
representa un mecanismo fundamental dentro de la administración pública, ya que permite
regular la conducta de los funcionarios y garantizar el correcto uso de los recursos estatales. A lo
largo de este trabajo, se ha analizado su fundamento jurídico, los principios que lo rigen, las
partes involucradas, el manejo del expediente administrativo y las medidas cautelares que
pueden aplicarse dentro del proceso. Todos estos elementos tienen como finalidad asegurar que
las decisiones disciplinarias sean tomadas con base en criterios objetivos, justos y
fundamentados en la normativa vigente.
Uno de los aspectos más relevantes de este procedimiento es el respeto al debido proceso,
el cual actúa como una salvaguarda para los derechos de los funcionarios públicos. Sin este
principio, la administración correría el riesgo de incurrir en actos arbitrarios o injustos, afectando
la estabilidad laboral de los trabajadores y debilitando la confianza en las instituciones.
Garantizar que cada persona tenga la posibilidad de conocer las acusaciones en su contra,
presentar pruebas y defenderse de manera adecuada es esencial para evitar abusos y asegurar la
legitimidad de las sanciones impuestas.
Asimismo, el procedimiento disciplinario tiene un impacto directo en la transparencia y
equidad dentro de la gestión pública. Al establecer normas claras para la investigación y sanción
de faltas, se reduce la discrecionalidad en la toma de decisiones y se fomenta una cultura
organizacional basada en la responsabilidad y la rendición de cuentas. Esto no solo fortalece la
34
administración pública, sino que también genera mayor confianza por parte de la ciudadanía, al
demostrar que existen mecanismos efectivos para prevenir y corregir irregularidades.
En el ámbito de la gestión de los recursos públicos, este procedimiento también
desempeña un papel crucial. La correcta aplicación de sanciones por negligencia, mal uso de
bienes del Estado o incumplimiento de deberes contribuye a la eficiencia del sector público y
evita pérdidas innecesarias. Además, al establecer medidas de control interno y promover la
trazabilidad documental en cada caso, se refuerza el compromiso con la legalidad y se minimizan
los riesgos de corrupción.
En conclusión, el Procedimiento Administrativo Disciplinario y de Responsabilidad
Patrimonial es una herramienta clave para mantener el orden y la disciplina en la administración
pública. Su correcta aplicación garantiza la protección de los derechos de los trabajadores, el uso
eficiente de los recursos estatales y la consolidación de un Estado basado en principios de
justicia, equidad y transparencia. La mejora continua de estos procesos, a través de la
actualización de normativas y la capacitación de los funcionarios encargados de su aplicación, es
indispensable para asegurar que cumplan con su propósito y contribuyan al fortalecimiento del
servicio público.
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Referencias
Gerencia Administrativa. (2017). Normativa de Relaciones Laborales. Caja Costarricense
de Seguro Social.
Ley General de Administración Pública, (1978). Asamblea Legislativa. San José, Costa
Rica.
Procuraduría General de la República. (2006). Manual de Procedimiento Administrativo.
San José, Costa Rica.
36
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