Subido por Samuel Vásquez Bautista

Evangelio en México: 500 años de historia franciscana

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HACE 500 AÑOS LLEGÓ EL
EVANGELIO A MÉXICO
Cortés recibe a los doce misioneros franciscanos, Mural en la Parroquia de Ozumba, Estado de México.
….Y DE ALLI A TODA LA NUEVA ESPAÑA,
CENTROAMÉRICA Y SUR DE ESTADOS UNIDOS
PRIMEROS UNOS…
Los primeros Frailes Franciscanos en llegar a la Nueva España fueron
fray Pedro Melgarejo y fray Diego Altamirano, quienes venían en las
tropas de Hernán Cortés al servicio pastoral de los soldados venían
como capellanes castrenses y no como misioneros.
LUEGO OTROS…
Un segundo grupo de tres franciscanos de
origen belga llegó en 1523. Dos viajaron con
Cortés en su incursión a Honduras y
fallecieron en el trayecto. El otro, Fray Pedro
de Gante, fue quien ciertamente inició la
evangelización en la Nueva España.
Y por fin doce…
La primera misión realmente estructurada llegó a México el 13 de
mayo de 1524 con doce frailes encabezados por fray Martín de
Valencia y quienes posteriormente fueron denominados como "los
doce apóstoles".
El 13 de mayo de 1524 arribó al puerto de Veracruz el grupo de
los doce apóstoles de México, enviados por el Papa Adriano VI
y por el Rey Carlos I, originarios de la Provincia Observante de
San Gabriel, de España.
Al frente de esta misión estuvo fray Martín de Valencia,
superior de dicha Provincia y quien por encargo del Ministro
general de la Orden Franciscana: Francisco de los Ángeles
Quiñones, eligió con extraordinario cuidado los apóstoles para
la expedición.
Los doce apóstoles fueron los hermanos sacerdotes
Martín de Valencia, Francisco de Soto, Martín de la
Coruña, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo,
Toribio de Benavente (Motolinía), García de Cisneros,
Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez y
los hermanos religiosos Andrés de Córdoba y Juan de
Palos.
Al poco tiempo de su llegada fundaron los cimientos de la Provincia
del Santo Evangelio y se dividió el grupo para distribuirse en cuatro
conventos, que atenderían a las regiones más densamente
pobladas de los valles centrales: México-Tenochtitlan, Texcoco,
Tlaxcala y Huejotzingo.
De la Provincia del Santo Evangelio, salieron las restantes
provincias franciscanas de México. En 1559 la de San José de
Yucatán, en 1565 la de San Pedro y San Pablo de Michoacán y en
1599 San Francisco de Zacatecas y Santiago de Jalisco. En este
mismo año arribaría la reforma alcantarina para fundar la
Provincia de San Diego de Alcalá (Descalzos)
Es de considerar que, de las 5 provincias franciscanas
existentes en México, surgen de la Provincia del Santo
Evangelio son San Pedro y San Pablo y San Felipe de Jesús
– del territorio del Sureste- .
Y de la unión que daría origen a la Provincia de los Santos
Francisco y Santiago, surge la provincia de San Junípero Serra
Desde su llegada, estos frailes franciscanos se ganaron el afecto y
la confianza de los indígenas por su humilde forma de vivir, muy
diferente a la de los conquistadores.
Andaban descalzos y con los hábitos desgastados, dormían sobre
esteras y se mantenían escasos de comida. Los indígenas
valoraron su laboriosidad y el esfuerzo que hacían para
enseñarles y apreciaron el trato afectuoso que les brindaban y el
interés por defenderlos de los españoles que los maltrataban.
Diligentemente se aprestaron a aprender las lenguas locales, a
edificar iglesias –conventos-, enfermerías y escuelas. Aprender
las lenguas de los nativos fue de suma importancia para una
efectiva comunicación del evangelio y resultó ser un aporte
determinante para la posterior
conservación de las lenguas
indígenas.
La construcción de iglesias fue asombrosamente acelerada y con una
clara conciencia de que allí estaban asentando Iglesia para siglos. En
estas el número de centros educativos se fueron incrementando
rápidamente, de modo que, en buena parte, la evangelización de
México se hizo en las escuelas, a través de la educación de los
nativos.
La labor de estos primeros
misioneros fue
admirablemente efectiva pues
en muy corto tiempo lograron
propagar masivamente la
doctrina católica entre la
población nativa. Se estima
que en los primeros 15 años de
su labor pastoral logró bautizar a más de nueve millones de
indígenas. La conversión a la fe de un solo Dios verdadero permitió
apartarlos de la adoración a sus antiguos dioses, abandonar la
poligamia, dar liberad a los esclavos y concluir las sangrientas
contiendas entre ellos.
Su ideal mas que conquista espiritual respondía a una iglesia
indiana: ganar almas entre los nativos con la idea de retornar a
los fundamentos del cristianismo original por el que habían
luchado en Europa desde el siglo XIII y ahora se presentaba la
ocasión para llevarlo a cabo en el Nuevo Mundo.
Así pusieron en práctica un proyecto educativo, cuyo objetivo
central estuvo dirigido a contribuir en la reorganización social
de los pueblos indígenas, asegurando su autosuficiencia
económica, además de su autonomía social y política.
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