Subido por DANIEL DEL RIO FORMOSO

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HOMBRE
CENTRADO
COACH EWAN
HOMBRE CENTRADO
Cómo desarrollar tu masculinidad
La realidad del mundo de las citas y cómo alcanzar tu mejor versión en
una sociedad que no valora tu mejor recurso: la masculinidad. Tu mejor
versión más allá del ámbito de las relaciones
¡Sin dejar de ser tú mismo!
Escrito por Ewan
Copyright © 2021 Ewan
Todos los derechos reservados.
CONTENIDO
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
CAPITULO 1: CONFIANZA
CAPITULO 2: PRESO DE LA ARMONÍA
CAPITULO 3: MENTALIDAD DE VÍCTIMA
CAPITULO 4: POLARIDAD SEXUAL, RELACIÓN IDEAL
CAPITULO 4: ELLOS SEXO, ELLAS ATENCIÓN
CAPITULO 5: DISTINTOS POR NATURALEZA
CAPITULO 6: MITOS Y MOVIMIENTOS
CAPITULO 7: DISTRACCIONES Y PÉRDIDAS DE TIEMPO
CAPITULO 8: GUERRERO POLITICAMENTE INCORRECTO
CAPITULO 9: LAS MUJERES NOS PONEN A PRUEBA
CAPITULO 10: VIVIENDO EN LA REALIDAD
CAPITULO 11: ATRACTIVO Y RELACIONES A DÍA DE HOY
CAPITULO 12: DE HOMBRE A HOMBRE
CAPITULO 13: PRACTICAR LA ABUNDANCIA
CAPITULO 14: NUESTRAS NECESIDADES
CAPITULO 15: EXPRESA TU VERDAD
CONCLUSION
AGRADECIMIENTOS
Quiero dedicarle este libro principalmente a mis padres. A mi madre, por enseñarme
que creer en uno mismo es la base del éxito. A mi padre, por apoyarme en mis
decisiones y enseñarme que uno es libre de escoger su camino. Quiero también mostrar
mi agradecimiento a Gary Vaynerchuk por haber sido un gran mentor para mí estos
últimos años. Ha dado un vuelco a mi mentalidad. Dedicado a todas mis hermanas y
hermanos. A mi tía, quien siempre ha creído en mí. Dedicado, en especial, a mi actual
pareja, pues ha sido y sigue siendo mi principal fuente de inspiración. A todas las
mujeres con las que he me he cruzado y que me han llevado a convertirme en el
hombre que soy a día de hoy. Dedicado, sin duda, a todos los lectores que abren este
libro. A todos mis seguidores en mis redes sociales. A las mujeres que quieran arrojar
algo de luz a su comportamiento. A los hombres que quieran obtener respuestas. El
simple hecho de llegar hasta aquí, comunica que quieres llegar hasta el fondo de la
cuestión. Averiguar qué sabotea tus conquistas, cuál es la realidad que vivimos en el
mundo de las citas y qué impide mostrar tu verdadero ser. Es de valientes desaprender
para aprender. La masculinidad lleva a los hombres a una tener mejor calidad de vida.
No es fácil alcanzar su máximo esplendor en un contexto socio-político que no lo
promueve. Te mostrarás el respeto que mereces e inspirarás a otros a hacer lo mismo.
Todo este conocimiento pasará a conocidos, amigos y futuras generaciones.
Muchos notaron como los beneficios del primer libro se trasladaban más allá de su vida
sentimental. Y es que el desarrollo de la masculinidad nos llevará a tomar las riendas
de nuestra vida, a la satisfacción y a la plena realización personal. Este libro viene a
darte herramientas para continuar con ese camino que iniciaste con Chico bueno, chico
malo y acentuar los beneficios, dentro y fuera del ámbito de las relaciones. Estarás un
paso más cerca de alcanzar tus metas personales y profesionales. Serás capaz de
entender a las mujeres pero, sobre todo, entenderte a ti mismo.
Compañeros, amigos, familiares y parejas. Comparte el conocimiento con cualquiera
que lo necesite. Mi más sincero agradecimiento a toda persona que comparta la
existencia de este segundo libro.
INTRODUCCIÓN
Este libro va dirigido principalmente a hombres; hombres que tienen la firme voluntad
de emprender un camino de mejora y crecimiento personal a través de un recurso muy
poco potenciado: nuestra masculinidad. Es el recurso que emplearemos en esta senda
de mejora física, mental y emocional.
Eso sí, agárrate fuerte. Igual que en mi primer libro, no te diré lo que quieras oír, sino
aquello que necesites escuchar; aquello que plasme la realidad. Pero bueno, a estas
alturas debe ser justo lo que andas buscando. No vengo a reafirmar lo valioso que eres
o a darte un toque políticamente correcto de lo que debería ser la realidad. Hombre
centrado es un escrito aleccionador de lo que los hombres enfrentan en el clima
sociopolítico actual, a la vez que brindarles una amplia perspectiva acerca de lo que
representa dar rienda suelta a nuestra masculinidad. Más que un simple estudio del
clima, Hombre centrado está repleto de consejos prácticos sobre el desarrollo de una
masculinidad sana. Esta os conducirá, inevitablemente, a una mejor calidad de vida.
Este escrito va dirigido a hombres dispuestos a trabajar en sí mismos. El enfoque
presentado en libro es terriblemente honesto. Te voy a ofender en varias ocasiones y
aún así, espero que te guste. Voy a hacer añicos cualquier idea preconcebida acerca
de la masculinidad, las mujeres o la realidad del mundo de las citas. No habrá disculpas
por ello. El objetivo es romper y despedazar cualquier creencia que te haya venido
dada, con lo que no lo siento si no sales de una pieza. El verdadero trabajo vendrá
después, cuando debas reflexionar sobre lo expuesto en este escrito y sacar tus propias
conclusiones. “Es de valientes desaprender para aprender”, ¿recuerdas?
Ya adelanté en mi primer libro Chico bueno, Chico malo como la sociedad y los
condicionamientos sociales distorsionan la realidad que vivimos, y como esto repercute
directamente en nuestro éxito (véase a nivel de citas, relaciones o cualquier otro ámbito
de nuestra vida).
Llevo tiempo percibiendo que los hombres de hoy en día no prosperan como en antaño
y siempre he sentido un fuerte magnetismo por descubrir el verdadero Por qué.
Este segundo libro tiene como objetivo profundizar en algunos de los aspectos expuestos
en el primero y arrojaremos luz sobre muchos otros no mencionados con anterioridad.
Por ejemplo, la crisis de la masculinidad que firmemente creo que vivimos
actualmente.
La cuestión es: ¿qué podemos hacer al respecto? Sea como sea, la crisis de la
masculinidad es un problema serio. En los últimos 50 años, los roles femeninos han
evolucionado de forma muy importante; sin embargo, la evolución de lo masculino se
ha rezagado.
No hay referentes culturales claros de esta nueva masculinidad que voy a tratar de
promover y, como menciono en mi primer libro, TV, medios, personajes de ficción,
condicionamientos sociales, etc, no ayudan. Fomentan, en su mayoría, un concepto de
masculinidad pobre (a mi parecer). La única figura que me convence (dentro de toda
esta distorsión) es Aragorn, personaje ficticio en la saga el Señor de los Anillos. Es para
mí el epítome de la masculinidad (luego veremos el por qué).
La situación es grave y conduce a muchos no comprender lo que les ocurre. Vacíos,
depresiones, suicidios, juegos de azar, enfermedad mental y delincuencia. Todo esto
muy a la orden del día y, en parte, tiene que ver con la masculinidad. ¿Sabías, por
ejemplo, que la ausencia paterna está detrás de la mayoría de los casos de delincuencia
juvenil? La ausencia física y emocional de una figura masculina se correlaciona con un
resultado negativo de los hijos. Súmale a esto aquellos padres que no hayan
desarrollado su masculinidad. El resultado no es muy distinto.
Necesitamos una nueva forma de ser hombres y no desistiré hasta sembrar la semilla
del cambio. Si queremos afianzar el progreso, la convivencia y el bienestar de los
hombres, la necesitamos ahora. Hombre centrado es mi herramienta para sembrar
esa semilla, y quiero hacerte partícipe de ello. Siembra allá donde estés. Enseña a otros
lo aprendido con el contenido. Invita a otros a recuperar la perspectiva.
Esta lectura no pretende decirte lo que quieres oír, sino lo que necesitas escuchar. Igual
que en mi primer libro Chico bueno, chico malo, exploraremos el por qué de la realidad
que vivimos, y no tanto el cómo “debería” ser (lo cual fue el motivo principal de su
éxito). Lo escribo con el propósito de incitar a la reflexión. Algunas de las ideas que voy
a ir exponiendo irán en contra de muchas nociones políticamente correctas. No será un
libro tachable de misoginia que haga responsables a las mujeres de los problemas de
los hombres. Los hombres debemos tomar responsabilidad por la parte que nos
corresponde.
Desde hace ya un tiempo es evidente que, en la prisa por ser políticamente correcta,
nuestra sociedad actual ha ido cambiando hacia una configuración por defecto más
anti-hombre que nunca. Llevamos tiempo en esta dirección.
Uno de los principales problemas (el cual trata de resolver mi primer libro) es que
hombres y mujeres no se suelen entender. Solo unos pocos son capaces de comprender
el engranaje de las relaciones románticas entre ellos. Quedó demostrado en chico
bueno, chico malo que hombres y mujeres suelen pensar (y actuar) de forma distinta
ante un mismo suceso o situación. Por ejemplo: a la hora de resolver un conflicto. Las
mujeres suelen sentir empatía y comprender todo aquello por lo que la persona que
tienen delante esta pasando. En cambio, los hombres suelen poner toda su voluntad
por solucionar el problema (o poner de su parte) y, en vez de empaparse con todo
aquello que siente la persona afectada, tratan de ponerse manos a la obra.
Este libro está centrado en los hombres. Se alternarán capítulos dedicados a la
crecimiento personal y un capítulo que analizará los factores externos (sociales,
políticos, femeninos, etc).
Creo que la incapacidad de los hombres para prosperar se debe tanto a la
mentalidad de cada uno, como a las presiones sociales externas a las que nos
enfrentamos (suelen estar ligadas una y otra). La sociedad no fomenta un mayor
desarrollo de la masculinidad, sino una guerra abierta contra ella. Por el momento, es
poco probable que se produzca un cambio social favorable a los hombres. De ahí la
importancia de interiorizar los contenidos, pues siempre habrá quien trate de doblegar
tu verdadera naturaleza como hombre. Centrémonos individualmente en identificar
qué podemos hacer mejor, en obtener perspectiva de la realidad que vivimos, en ser
conscientes, en acentuar nuestra conducta más masculina. Con Chico bueno, chico malo
tu mejor versión, con Hombre centrado tu versión más poderosa.
A día de hoy los hombres sufren presiones para abandonar sus rasgos más masculinos.
Este libro va dirigido a cualquier hombre que se sienta perdido o desconcertado ante
esta situación. Los conceptos que iré exponiendo a lo largo de la lectura serán de ayuda
para todo aquel que busque desarrollar masculinidad positiva y una conciencia
general que mejore su calidad de vida.
Este (a diferencia de mi primer libro) no es para todos. En el primero se dejaron a un
lado las ideas políticamente correctas entorno a la atracción entre hombres y mujeres.
También se explica cómo la mayoría de mujeres confunden lo que creen buscar en un
hombre con lo que realmente buscan. En este escrito se debe proceder con cautela,
pues habrá conceptos que podrían herir la sensibilidad de más de una persona. Se
estudiará hasta el comportamiento más primitivo entre hombres y mujeres,
especialmente aquellos que han tenido una fuerte incidencia en la base de las
relaciones heterosexuales, tal y como las conocemos a día de hoy.
Viene a ser importante remontarse a la perspectiva más primitiva de nuestros
comportamientos pues, pese a lo mucho que ha llovido desde entonces, hombres y
mujeres seguimos siendo prácticamente los mismos.
A lo largo de la historia, los hombres han sido esenciales para la supervivencia de la
raza humana. Evidentemente, las mujeres han sido igual de importantes. Pero aun así,
me pregunto por qué a lo largo del desarrollo de las naciones, las economías, la llegada
de la revolución industrial, el desarrollo de la tecnología… parece que la masculinidad
ha empezado a percibirse como “no tan esencial como antes”. Los hombres haciendo
negocios, pero poco a poco la masculinidad parece dejar de ser esencial. Parece que la
seguridad y el liderazgo producto de la masculinidad ya no fueran necesarias y fuese
el Estado quien tomara posesión de esas funciones. La importancia de la masculinidad
parece haber sido eludida.
Los hombres siempre han tratado de construir una sociedad más eficiente, entregarse
a una causa superior a ellos, brindar seguridad y comfort para todos… En cambio, a
día de hoy, la mayoría cumple a duras penas con el rol de consumidor y trabajador.
Las aspiraciones de los hombres ya no son las mismas. A duras penas encuentran una a
la cual entregarse y estar centrados, lo que dificulta que uno pueda ganarse el respeto
de la sociedad como en antiguamente. A día de hoy, no solo se ha perdido el afán de
dar con un propósito, sino que entre nosotros, hombres, estamos muy desconectados.
Considero que estas son algunas de las explicaciones de por qué los hombres no
encuentran ni satisfacción ni incentivo alguno por esforzarse.
La sociedad actual presenta muchos inconvenientes pequeños y muy pocas
adversidades serias a las que nos debamos enfrentar. Esto es bueno de cara al bienestar
general, pero ha afectado a la relevancia del papel de los hombres. De alguna manera,
los hombres hemos necesitado de estas últimas para sentirnos autorrealizados
plenamente. A día de hoy muchos ya podemos elegir crear nuestra propia adversidad
y/o buscarla en la sociedad actual. Lo que observo es que son muchos los hombres que
no hacen ni una cosa ni la otra. Escoger entre adversidades se vuelve difícil cuando ser
perezoso es cada vez más fácil.
En este libro examinaremos esa pereza invasora, los comportamientos complacientes y
otros defectos, en un esfuerzo por mejorar y convertirnos en un hombre centrado.
Hablaré de nociones políticas y mediáticas que se han ido perpetuando en nuestra
sociedad en cuanto a los hombres se refiere y cómo estas pueden no estar en nuestro
mejor interés. Se ha llegado al punto de asociar la masculinidad como algo “tóxico” y
perjudicial. Explicaré por qué rechazo este discurso y me dirijiré a vosotros, hombres y
mujeres, en cuanto a la importancia de velar por la masculinidad.
Los hombres nos encontramos en un punto extraño hoy en día. Conservamos nuestras
características masculinas más primitivas, pero la sociedad, en su mayor parte, no
promueve lo que representamos.
He llegado a leer que niños y hombres deberían dejar de lado la masculinidad
“tradicional”, que sólo se compone de conductas agresivas, conquista sexual y supresión
emocional. Esta es una definición que va a parar muy lejos de lo que realmente
representa el concepto de masculinidad.
Hombres y mujeres tenemos una forma de pensar muy distinta. Es al comprender este
“estilo” que podemos empezar a mejorar nuestra situación. Esto es muy importante.
Cuando reconozcamos que solemos tener relaciones superficiales con otros hombres y
que dependemos excesivamente de las mujeres para obtener apoyo emocional y
validación, podremos empezar a mejorar.
Cuando miramos profundamente dentro de nosotros mismos y somos honestos con lo
que encontramos, vemos que lo que escondemos en realidad es una gran necesidad de
crecimiento personal. Y es que sólo entonces podemos ser capaces de empezar a
perseguirla. Por ti. Por los que estuvieron. Por los que están. Por los que estarán.
Ni tú ni yo tenemos derecho a nada. Tampoco tenemos oportunidad de escoger nuestro
punto de partida. Caemos en este mundo con los recursos y condiciones que nos han
tocado, pero si hay algo que no se puede negar, es que somos responsables de poner
en orden nuestra situación para emprender un viaje que te lo aseguro: merece la pena.
Y ese viaje empieza aquí.
CAPITULO 1: CONFIANZA
Cuerpo y mente están contectados. Basta con que te sientas derrotado o infeliz
para que eso se manifieste en tu cuerpo. De ahí la importancia de hacer un ejercicio
de pensamiento positivo antes de acudir a cualquier lugar o encuentro. De lo contrario,
el cuerpo se hunde y se agacha la mirada (entre otras señales sutiles). Transmitirás,
inconscientemente, no sentirte suficiente y cierto ánimo de impotencia. En cambio, si te
sientes seguro de ti mismo, es lo que comunicarás en su lugar. Postura erguida, discurso
seguro, actitud relajada, etc. Tus interacciones serán mucho más favorables de este
modo. Sea un encuentro familiar, romántico, social, etc. Puede que tu alrededor no se
de cuenta, pero sentirán un mayor respeto y/o atracción en base al lenguaje corporal
que exhibas. Probablemente porque, inconscientemente, sienten que nuestra
naturaleza es centrada (o dominante) y que será mejor aliarse que oponerse a
nosotros.
Esta idea de “dominancia” tiene mala fama. No es políticamente correcta. Y es
que no quiero decir que una vida humana sea dominante sobre otras pero, de alguna
manera, todos reconocemos instintivamente los grados de poder, atractivo, físico,
intelecto, habilidad, fuerza, etc., los cuales contribuyen a un perfil más (o menos)
dominante. Es por eso que en ocasiones podemos sentir admiración, respeto o cierta
envidia. Hablamos de dominarse a uno mismo en todo momento, lo que invitará a tu
alrededor a ceder ante tal fuerza.
El lenguaje corporal es uno de los métodos de comunicación más básicos y
puede reflejar la fuerza dominante de una persona. Para un ejemplo sencillo,
recordemos la adolescencia. El capitán de un equipo, sin ir más lejos. Pasea lentamente
por los pasillos de la escuela. Cabeza alta. Tiene su propia "tribu", formada por
compañeros de equipo. Algunos lo admiran, otros lo envidian. Despierta curiosidad en
las mujeres con mayor facilidad. Los alumnos que se encuentran en la parte inferior de
la jerarquía escolar son muy conscientes de su posición y, como te puedes imaginar, el
lenguaje corporal que exhiben es muy distinto. De ahí la importancia de fijarnos unos
objetivos y trabajar en nuestras metas. Es la forma más natural de empoderar nuestra
mentalidad y, por ende, nuestro lenguaje corporal.
Lo interesante es que el lenguaje corporal no sólo comunica hacia las personas
de nuestro alrededor, sino también hacia nosotros mismos. Hay un doble sentido entre
cuerpo y mente. Según la ciencia, si utilizamos conscientemente un lenguaje corporal
seguro y asertivo, independiente de nuestro nivel real de confianza, se crea una
retroalimentación que reduce hormonas que promueven el estrés y propicia un
aumento de la testosterona.
¿Se entiende ahora la importancia de armarse de positividad y confianza, antes
de cualquier encuentro? Marca la diferencia en la experiencia que brindas como
hombre y eso conlleva mejores resultados. Sobre todo en escenarios estresantes, como
pueden ser reunione, entrevistas de trabajo o primeras citas.
Cuando reposamos en posturas dominantes y abiertas, se rompe con el bucle
negativo causados por el miedo o el estrés.
Como hombres, queremos desarrollar más confianza, pues nos beneficia
enormemente en nuestras interacciones con otros hombres y, por supuesto, en las
interacciones con el sexo opuesto. Es la polaridad entre conductas masculinas y
femeninas lo que da lugar a una fuerte atracción entre hombres y mujeres.
Hablar demasiado rápido o moverse con rapidez puede ser problemático
Puede transmitir nerviosismo, poca confianza…por lo general: poco valor. Un hombre
confiado no suele hablar en voz baja, ni tiene la necesidad de hablar rápido para ceder
su espacio de conversación a otras personas. Hablar con confianza reúne la siguientes
características: se habla a buen volumen, se hacen las pausas adecuadas y se proyecta
la voz. Puede valer la pena revisar esto último. Esto comunica que somos lo
suficientemente importantes como para ser escuchados con atención y que no tenemos
prisa.
El vello facial tiene también su lugar, y es que te diferencia de mujeres, niños y
adolescentes. Una barba completa produce diferencias notables en la predisposición de
otros a tratarte con más respeto en general. No os alarméis, no es imprescindible
evidentemente. Yo apenas tengo un fino bigote y perilla. Como siempre, se trata de
jugar con los recursos que te brinda la vida y potenciar aquello que esté en tu mano.
Ser alto, tener un cuerpo musculoso, vestir mejor… también contribuyen a este
efecto. Tener un cuerpo masculino acompaña el lenguaje corporal. Vestir mejor (una
buena chaqueta, unos zapatos de calidad…) nos hacen sentir mucho más seguros.
Suelen ayudar a cómo una mujer se siente con un hombre.
Ojo. ¿Sabías que las mujeres solo ven atractivos físicamente al 12-20% de los
hombres? Y según varios estudios acerca del éxito de los hombres con la llegada de
tinder y otras aplicaciones, un hombre de atractivo medio sólo puede esperar gustar a
algo menos del 1% de las mujeres a través de las redes sociales y apps para ligar.
Por lo general, estos datos soprenden. ¿Por qué? ¿Te cuadran? ¿Qué se nos
escapa? ¿Acaso el grueso de la población femenina solo quiere citas con el escaso 12%
de la población masculina? ¿Acaso solo 1 de cada 100 mujeres que conozca por internet
aceptaría tener un encuentro conmigo?
Aquí viene una de las razones por las que querrás liberar el potencial de tu
masculinidad latente. Y es que no es suficiente con tener barba, músculos, oler bien,
una buena camisa o unos buenos zapatos… una mujer no se sentirá totalmente atraída
por el atractivo físico de un hombre, sino por la sensación que le produzca el grado de
masculinidad que transmita. El físico será lo primero en lo que se fije y la razón por la
que seguramente se acerque, pero no la razón por la que se quede. Como hombre,
cuidarás tu apariencia para causar una buena impresión y respaldar la teoría de la
confianza y seguridad mencionada previamente: si cuidas tu apariencia, empoderas
tu mente, y eso se trasladará directamente a tu lenguaje corporal.
Los datos solo tienen en cuenta el atractivo físico de un hombre, con lo que no
nos debemos preocupar. ¿Por qué crees que un hombre al que (al que una mujer
considere poco atractivo físicamente) es capaz de salir con mujeres realmente
atractivas? Porque lo que realmente marca la diferencia es su actitud y grado de
masculinidad. Es tremenda la capacidad de estas dos cualidades de volcar la
balanza a favor del atractivo de un hombre.
Lo primero que una mujer percibe es el lenguaje corporal de un hombre. Quiere
hacerse una idea de lo seguro y confiado que te sientes. Volveremos a hablar de las
pruebas (mencionadas en mi primer libro) que pone una mujer para verificar la clase
de hombre con la que se encuentra. Necesitan poner a prueba tu core masculino.
Necesitan verificar una y otra vez más si eres el hombre centrado que aparentas ser.
Esta vez también hablaremos de como los hombres ponemos a prueba a otros
hombres (algo no mencionad hasta ahora). Queremos saber si son competentes y qué
confianza podemos depositar en cada uno de ellos.
Instintivamente buscamos ciertas cualidades en nuestro grupo de
amigos/compañeros. Históricamente, los rasgos masculinos han sido importantes para
la supervivencia del hombre, así como la de una comunidad en general. Queremos
saber cómo de fuerte, cómo de capaz y cómo de leal es un hombre.
Cuando se forman grupos, formamos jerarquías de dominio de forma natural.
Empresas, equipos deportivos, militares, bandas criminales, etc. Todos tienen en común
una jerarquía formalizada y claramente definida. Estas son reconocidas abiertamente.
Lo que considero peculiar es como en el resto de la sociedad intentamos ignorar a toda
costa la existencia de estas. Bajo el barniz de sociedad educada, nuestra forma natural
de organizar jerarquías es la misma de siempre y no ha cambiado nada.
La confianza es primordial y debe desarrollarse. Debe ser genuina. Se notarán
tanto su ausencia como su presencia. Si un hombre tiene complejo de víctima, no puede
ser de confianza. Si un hombre es complaciente, obediente y evita el conflicto a toda
costa, está en lo más bajo de esa jerarquía y no habrá motivos confiar en él. No te
equivoques. Esto también se nota. Como hombres, queremos aliarnos con otros
hombres seguros de sí mismos que, a su vez, si transmitimos ser confiables, ellos querrán
aliarse con nosotros.
CAPITULO 2: PRESO DE LA ARMONÍA
Como chico bueno que fui en el pasado, echar un vistazo atrás puede ser algo
doloroso en ocasiones. Y es que un chico bueno es como un niño aún en búsqueda de
su plena madurez. No serás adulto hasta que no rompas con tu adicción a la armonía
y te permitas participar en las alegres tensiones de este mundo.
La idea de esforzarse por tener una vida sin conflicto y cargar con la batalla
mental que representa sostenerla me resulta ridículo. Ya desde jóvenes nos
domesticamos a nosotros mismos, sumiéndonos en un estado insalubre de ansiedad.
Permitimos que los demás nos manipulen pues tememos herir la sensibilidad de los
demás, a costa de nuestra salud y crecimiento personal. Nos gusta pensar que estamos
siendo pacientes y cooperantes cuando, en realidad, solo estamos siendo complacientes
y velando por los demás. ¿Crees que habría escrito algún libro sin herir algunas
sensibilidades?
Al no tener carácter ponemos en compromiso tanto nuestra integridad como
nuestro potencial como hombres centrados.
La evasión del conflicto es la raíz de los problemas a lo largo de la vida de un
hombre. En una ocasión, escuchando el podcast Art of Manliness se mencionaba que
ser “agradable” puede llevarnos a la ansiedad y depresión. Creo que nuestra sociedad
en general fomenta los comportamientos de evasión de conflictos, tanto en niños como
en hombres, en un esfuerzo por crear una población masculina más obediente y
domesticada. Lo veo a día de hoy, que apenas hay iniciativa para salir a las calles a
protestar por, sin ir más lejos, el precio de la luz, que se ha triplicado en cosa de un año
aquí en España. No es casualidad.
Como niños criados en una era post-revolución sexual/feminista, se nos enseñó
a “comportarnos” y a ser complacientes con la gente en general. Forma parte de la
reacción femenina al patriarcado. Desgraciadamente, esta ola no ha venido
acompañada de una formación en asertividad ni de ninguna educación para
desarrollar nuestra masculinidad desde la autodisciplina. Parece que la sociedad
considera de peligrosas las ideas que potencien el empoderamiento masculino y, por
ende, las desaconseja. En su lugar, se condiciona a los hombres a ser algo más que
amables, complacientes y condescendientes. Especialmente cuando se trata de mujeres.
La masculinidad es como el fuego. Puede quemar a una persona y causarle
graves lesiones. Puede reducir una casa a ceniza. Sin embargo, el fuego también puede
calentar una casa y a su familia, proporcionar electricidad para iluminar una ciudad
entera, etc. Creo que la mayoría de los hombres entran en esta última categoría:
construyen, sirven y defienden en silencio. Entonces, ¿por qué esta feroz lucha contra la
masculinidad?
Hace unos meses vi las declaraciones de una mujer que manifestaba lo
siguiente: “si me encontrara sola en una sala con otros 100 hombres, me sentiría
amenazada”. En cambio, otra aseguraba que la situación la haría sentir muy segura,
pues en el caso de haber un delincuente, un violador… estaba convencida de que la
gran mayoría de hombres la defendería si fuera necesario. ¿La diferencia? La primera
se ha visto corrompida por la falsa creencia de que la masculinidad representa la
agresividad y el peligro inminente para las mujeres. La segunda es realista, y es que,
según las estadísticas, solo habrá un posible agresor sexual o violador entre ellos. Esta
última es la vision del fuego que calienta y arropa.
Hay hombres que hablan y/o actúan de forma despreciable y está en todas las
notícias. ¿Creéis que esto nos hace algún favor? He visto medios publicar aberraciones
habidas y por haber cometidas por parte de hombres, en cambio, cuando ocurren la
misma clase de delitos perpetuados por una mujer, apenas sale en algún diario poco
reconocido. Nuestra sociedad está un poco confundida sobre lo que representa la
verdadera masculinidad y tiende a exagerar por el lado de lo políticamente correcto,
sin importarle lo más mínimo velar por nuestra verdadera naturaleza. El mensaje de
nuestros medios de comunicación es que, en el actual clima político, la masculinidad es
"tóxica" y, para ser aceptados, los hombres deben ser menos masculinos. Por desgracia,
parece que está funcionando.
También observo que, tanto padres como el resto de la sociedad, enseñan a las
niñas una actitud prepotente. Es una campaña bien intencionada que trata de darle
virtuosismo a la mujer, por el simple hecho de ser mujer. ¿Habéis oído hablar del body
positive? Es un movimiento que pretende ensalzar la belleza de todos los cuerpos. Hasta
los menos saludables. ¿Por qué está tan bien recibido que una mujer exprese una larga
lista de todo aquello que espera de un hombre, pero nacen esta clase de movimientos
en respuesta a aquello que un hombre expresa encontrar atractivo? Las mujeres
pueden expresar abiertamente querer a un hombre alto y fuerte, pero los hombres son
ofensivos si expresan buscar a una mujer delgada o con ciertas curvas. ¿Doble moral?
No es que haya nada malo en fomentar el empoderamiento de las mujeres
jóvenes. Sin embargo, los mensajes llegan a ser exagerados y sesgados, hasta el punto
de fomentar la autocomplacencia.
En la población femenina prevalece la actitud generalmente aceptada de
“luchar contra el patriarcado”. Si el empoderamiento ilimitado de las mujeres es
totalmente genial, el empoderamiento de los hombres debería ser visto como algo
positivo de igual manera, ¿no?
Hay hombres y mujeres a los que se les eriza la piel al hablar de los derechos de
los hombres o del empoderamiento masculino, llegando incluso a calificarlos de “antimujer” o “discurso de odio”. La reprogramación social nos ha pegado fuerte con estos
conceptos.
A los niños y niñas se les enseña que los hombres son, por naturaleza, opresores.
La mujer es buena, el hombre es malo. Y es que hay algo de verdad en ello, pues tanto
la historia como los índices de criminalidad lo indican claramente. Los hombres han sido
autores de incontables crímenes de asesinato, violación, esclavización y maltrato a
mujeres (y en algunos casos todavía lo siguen haciendo). Hoy en día los hombres nos
sentimos tan culpables que nos esforzamos en remediar los males de nuestros
antecesores patriarcales (sea verdad o no que los nuestros llegaran a ser partícipes).
Nos convertimos en herramientas del imperativo femenino y nos esforzamos por
convertirnos en los chicos buenos que se ganan el favor de las mujeres. Queremos
distinguirnos de los chicos malos, de los machistas y sexistas que supuestamente
componen el lado oscuro del género masculino. Esto tiene lógica para los hombres
alineados con los intereses de una mujer; nos alineamos con todo aquello que dicen,
con lo que quieren, con lo que dicen que las atrae (a nivel de relaciones
interpersonales), nos volvemos sumisos y luego, sin darnos cuenta, nos volvemos un chico
bueno y dócil. Tratamos de ser complacientes con el afán de curar el daño perpetuado
por otros hombres y, a su vez, ser un imán de mujeres.
El problema de todo esto (y que ya se ha empezado a ver desde hace años), es
que los chicos buenos no hacen absolutamente nada bueno por las mujeres.
La realidad (dolorosa e incomprensible para muchos) es que las mujeres están
encantadas de recibir algo de oposición por parte de un hombre. Un hombre centrado
está alineado con sus intereses y no se doblegará a los intereses de una mujer con el
afán de complacerla. Un hombre centrado que abraza su masculinidad hace de las
relaciones una experiencia mucho más interesante, pues brinda oportunidad a la mujer
de admirar la fuerza de su energía masculina. Mientras tanto, los chicos dóciles y
sumisos, reacios al conflicto por miedo a perder o ser rechazados (complacientes) dan
la impresión de ser fácilmente doblegables a la voluntad de cualquier otra fuerza que
se imponga. Si nos ponemos en la piel de una mujer, ¿a quién crees que confiará sus
emociones; sus vulnerabilidades; su amor? Exacto, al hombre confiable que no se
doblegará a cualquier otra mujer que se le cruce y lo seduzca fácilmente. Una mujer
desconfiará totalmente del hombre descentrado, del chico bueno. Para ser
complaciente, uno debe ser algo deshonesto (porque la honestidad podría llevarlo al
temido conflicto). Los chicos que temen el conflicto son ingenuos como mecanismo de
supervivencia y eso desanima a las mujeres. Ser extremadamente amable se percibe
como deshonesto.
Es posible que en algún momento des con una mujer acostumbrada a ser puesta
en un pedestal. Podría mantener un largo y tendido debate acerca de este tipo de
mujeres. Pero quiero aprovechar para poner el foco en la verdadera raíz del problema:
nosotros. No daríamos con esta clase de mujeres si no fueramos la clase de hombres
que permiten esta clase de conductas. No lo harían a sabiendas de no poder salirse con
la suya. Si lo hacen es porque han sido acostumbradas, véase por ti u otros hombres
que hayan estado antes que tú. ¿Quién es responsable? Si quieres exigir
responsabilidades a alguien, dirígete a los hombres que lo permiten. Entre ellos tú si
cumples con ese perfil. No puedes estar molesto con las mujeres por actuar como
merecedoras de estar en un pedestal, si hay hombres dispuestos a ponerlas
ahí.
Solo los hombres que se presentan a una mujer como individuos respetables, con
calma y decisión, lo están haciendo bien. Tal vez parezca contrario a la intuición, pero
son más atractivos para las mujeres que cualquier otro chico bueno.
Vivirán en la verdad, a sabiendas de que eso pueda traer conflicto. Y es que
conflicto no equivale a agresión. Los abusos y las agresiones son inaceptables, pero la
sociedad trata de equipararlos al conflicto. El conflicto puede ser saludable porque
lleva a la resolución. Evitar el conflicto complaciendo a la gente sólo conduce a más
problemas sin resolver, lo que suele llevar a las relaciones a la insatisfacción en el mediolargo plazo, y a un mayor rieso de ruptura.
Ser complaciente comienza en la infancia como un mecanismo de supervivencia
en escuelas y hogares dominados por mujeres. Incluso los niños que consiguen desafiar
ese condicionamiento prematuro se ven afectados por él. Es fácilmente asociable, más
tarde en la vida, como un medio de “hacer lo correcto” o “ser mejor persona”. Por
desgracia, complacer a la gente no es saludable en ningún caso.
El hombre complaciente es débil por buscar la aprobación que necesita en
terceras personas, siendo él la primera persona en negársela a sí mismo.
Una mentalidad férrea y clara para hacer lo suyo no puede ser controlada. Tan
pronto como un hombre empieza a decir su verdad, la sociedad prefiere callarlo. No
pueden dejarlo estar. Te harán callar, te mantendrán a raya… Todo para poder
mantener la voluntad de la sociedad de mantenerte descentrado y complaciente. No
les interesa que surja la chispa de tu masculinidad latente y seguiré explicando por qué.
Os preguntaréis que, si tan malo es, ¿por qué los hombres seguimos
simpatizando con las mujeres? ¿Cuáles son los peligros de no hacerlo? La respuesta es
sencilla: lo hacemos porque es aparentemente seguro. Te han criado en un mundo de
lucha por la igualdad, la figura de mujer independiente... y mucha gente se ha criado
en hogares donde la mujer tenía el control total o donde, directamente, no había figura
paterna que ejerciera su masculinidad.
Igual que la gran mayoría de mujeres no dan buenos consejos en materia de
cómo maximizar tu atractivo a ojos de una mujer, difícilmente te enseñarán a ejercer
tu masculinidad con propiedad. Las mujeres, con la mejor de sus intenciones, lo
intentan. Tratan de enseñar a sus hijos a ser hombres y esto nos lleva a una generación
de hombres más blandos que en las anteriores y, a la inversa: a una generación de
mujeres más duras.
Cuando dejas la casa de tu madre y vas a la escuela, es la primera vez que estás
rodeado de niños. Es entonces cuando tenemos oportunidad de ejercer nuestra
naturaleza masculina. Es nuestra oportunidad de manifestarla y desarrollarla.
Especialmente en mi caso, donde mi familia estaba compuesta mayoritariamente por
mujeres.
Creo realmente que los hombres deberían poder ser hombres en su plenitud.
Pero adivina lo que pasa después de la universidad. Sales al mundo laboral y,
automáticamente, pierdes contacto con tu grupo de hombres (o ves reducida la
frecuencia con la que te involucras con ellos). Puede que te mudes a una ciudad,
trabajes para una empresa, con su cultura y filosofía (no muy lejos de la que promueve
nuestra sociedad), y en pocos años te has convertido en una especie de zombie.
¿Has visitado un zoo alguna vez? No hay nada peor que ver a un león siendo
alimentado desde el otro lado de la jaula. Y es que es lo mismo. Cambiamos nuestra
libertad y todo aquello que representa nuestra masculinidad por recorrer el camino
más seguro. Chicos, todos tenemos ese león dentro de nosotros, pero se nos ha enseñado
que ser un buen chico es vuestra mejor opción, y es por eso que no ser complaciente se
siente como nadar contra marea. Es un síntoma de haber sido programadas para
aspirar a eso.
En su día fui complaciente. Cometí muchos errores y las mujeres se limitaron a
responder a mi debilidad. Hasta que empecé a sentir cierto conflicto interno en mí, que
luchaba por deshacerse de todo lo que me había venido dado hasta el momento. No
quiero decir que debas renunciar a la universidad, a tu trabajo en una empresa con su
propia filosofía… lo que quiero decir es que reflexiones acerca de lo que realmente
quieres. En su día empecé a estudiar Economía porque me veía empujado a seguir las
“reglas”, cuando tenía ya otros proyectos entre manos a mis 18 años. Cedí y fui
complaciente al escoger el camino seguro. Puede que mis proyectos no hubieses
progresado, pero ya es tarde para saberlo. En su día conseguí trabajar para distintas
entidades bancarias. Empecé a ganar dinero, pero en ningún momento me sentí
realizado. Hacía cuatro años que no pensaba en ningún proyecto en el que emplear
mis esfuerzos. Empecé a darme cuenta que me estaba labrando un futuro como
zombie y fue entonces cuando empecé a cuestionarme. Evitar el conflicto estaba
sumiéndome en un gran vacío. Fue entonces cuando empecé a experimentar y
desarrollar mis habilidades. Mi conclusión a todo esto es que recorras el camino seguro
siempre y cuando no hayas dado todavía con un proyecto o habilidad a la cual dedicar
tus esfuerzos. Ideas, experimentar, planificación y paciencia.
Hablemos también de por qué la mayoría no hace un esfuerzo por ejercitarse.
¿Por qué la mayoría de gente no trata de comer mejor? ¿Por qué la mayoría no trata
de vestir mejor? ¿De verse mejor? No es una cuestión de conocimiento. Somos una de
las sociedades con mayor acceso a la información que jamás haya existido. Tenemos
acceso a la información como nunca antes en la historia de la humanidad. No es
cuestión de información. Es cuestión de "si cambio, tengo que hacer algo con lo que no
estoy familiarizado y estoy familiarizado con ser un complaciente y evitar el conflicto.
Nos sentimos cómodos con ello". El siguiente refrán lo dice todo: "mejor malo conocido
que bueno por conocer". Viene a significar lo siguiente: acepta aquello que te haya
venido dado por insatisfactorio que sea y no trates de aspirar a más (inhibición de
nuestra propia naturaleza). Son pequeñas señales subliminales que nos mantienen
estancados.
Muchos hombres quedaron asombrados con los conceptos expuestos en el
primer libro, pero piensan que van en contra de lo que han aprendido a lo largo de su
vida. Por eso todavía hay hombres me dicen "no sé si seguir esa pauta. Tengo miedo
de que una mujer me rechace". Hemos crecido con unas indicaciones erróneas y es por
eso que solo el 5% de los hombres entienden y atraen a las mujeres con naturalidad.
La sociedad no quiere que se hable de este tipo de cosas. ¿Por qué? Las mujeres
pueden hablar de sus intereses y empoderamiento como mujeres sin que nadie deba
ofenderse. En cambio nosotros, en cuanto empezamos a decir “sé tu prioridad,
empodérate, sé un hombre, toma las riendas de tu propia vida, ten confianza, pon
límites…" te arriesgas herir varias sensibilidades.
Somos un desafío al sistema y no es políticamente correcto. Cuando un hombre
ronda los 30 años es cuando empieza a entender realmente lo que significa ser un
hombre. Ya no suele estar bajo el amparo materno, suele haber recabado varias
experiencias representativas y comprende cada vez más su naturaleza como hombre.
Los hombres que han sido criados complaciendo a la gente pueden encontrarse
con una situación tormentosa al ser adultos. Es entonces cuando algunas empiezan a
indagar en esta clase de contenido, pues se sienten estafados por las enseñanzas
recibidas a lo largo de su existencia.
Vivimos en una época impregnada de décadas de influencia feminista que, de
alguna manera, nos enseña que los hombres son potencialmente salvajes opresores y
las mujeres son sólo criaturas inocentes que buscan la igualdad mientras son oprimidas
por nosotros. Los hombres complacientes se toman a pecho este mensaje y cargan con
la culpa. Se esfuerzan por ser cada vez más complacientes con las mujeres a través de
diversos medios. Se comportan como si sus manos estuvieran manchadas de sangre.
No quieren ser asertivos en sus relaciones. Ceden tanto liderazgo como pueden
a su pareja y, como consecuencia, perpetúan un nivel bajo de autoestima. Es probable
que no sepan definir límites y no tengan estándares que exigir. Puede que en algún
momento hayan definido esos límites, pero los hayan abandonado con facilidad con
tal de evitar enfrentamientos. Todo a cambio de validación y aceptación que buscan
en otros a la vez que se la niegan a sí mismos. Y es que la validación y aceptación se
esconden en el último lugar en el que buscarían. Dentro de ellos mismos.
El descontento general de algunos hombres con el colectivo femenino es en
realidad descontento con el feminismo. Quieren complacerlas y tener su bendición y,
en cambio, se encuentran con una cultura que las incita a batallar con nosotros en el
área más sensible: nuestra necesidad de amor. Esto tiene como resultado una gran
frustración generalizada.
La búsqueda del amor de la mujer es lo que impulsa a la mayoría de los
hombres a tener éxito, a soñar y a tratar de alcanzar su mejor versión. Muchos viven (o
desviven) por conservar ese amor. Es tremendamente embarazoso pero, dada la
programación cultural vivida, hemos de admitir que las mujeres tienen mucho poder
sobre nosotros cuando nos vemos involucrados emocionalmente. Y quien lo niegue es
que nunca lo ha vivido o es que prefiere anestesiar sus vulnerabilidades. Y eso no es
masculinidad. Masculinidad es gestionar nuestras emociones correctamente.
Creo sinceramente que los hombres son en realidad los románticos sin remedio
en esta historia, y es por eso que nos perjudican tanto ciertas enseñanzas.
Hemos llegado a ligar nuestro sentido de la autoestima a lo feliz que se
encuentre nuestra pareja femenina en ese momento. Nuestra felicidad es algo que
debemos cultivar en nuestro espacio individual. Nuestra parcelita: ese espacio en el que
arrojamos actividades, metas, objetivos, propósitos… que nos hacen sentir satisfechos y
nos hacen felices a lo largo del camino. Toda la felicidad previamente recabada de este
espacio, la trasladaremos a nuestras relaciones, en las que compartiremos el fruto de lo
sembrado previamente. Para esto un hombre debe ponerse como prioridad y satisfacer
sus necesidades antes que las de terceras personas. No quiere decir que no debas
tenerlos en cuenta, pero poco conseguirás sin una prioridad individual previa.
Si le das a una mujer el poder de validarte como hombre, también le das el
poder de invalidarte. La realidad es que un hombre que hace de su compañera su
máxima prioridad, irónicamente, hará que ella pierda parte del respeto que le tiene.
Es la historia del chico bueno. Predecible y aburrida. Se carga la líbido por completo.
Las mujeres quieren un poco de incertidumbre por parte de un hombre. Un poco de
misterio y curiosidad, algo que encienda sus emociones. Recuerda que las mujeres
prefieren a un hombre cuyos sentimientos sean poco claros. Un hombre que muestre
interés, pero sepa dar espacio. Un hombre que la quiera, pero sea asertivo y tenga
límites. Un hombre que preste atención en las citas, pero esté centrado en sus propósitos
entre encuentro y encuentro. Un hombre que se sepa defender y que la defienda si
fuera necesario. Muchos hombres dan por sentada la conquista tras alcanzar una
relación seria con una mujer y, para cuando la pierden, no hay nadie a quien culpar
más que ellos mismos. La biología no entiende de sacrificios o anillos en el dedo. Por
mucho que te desvivas o que hagas promesas de futuro, lo que único que cuenta es
aquello a lo que una mujer responde emocionalmente. La clave está en que te des
permiso para convertirte en esta clase de hombre previamente. Sé su roca, sé la
montaña:
“El hombre ha de ser como montaña, mientras que la mujer es la madre naturaleza.
Habrá días que haga sol, habrá días que llueva y habrá días que sople el viento. Pero por
mucho que llueva o sople el viento, la montaña permanece. No se altera. Apenas se ve
afectada. La montaña no corre tras el viento. El tiempo va y viene. Pero la montaña,
permanece. La idea de todo esto, es que no te has de alterar ante las idas y venidas de una
mujer. A veces serás la causa y otras no tendrás nada que ver. No todos los días va a salir
el sol.” (Coach Ewan, 2021, Chico bueno, chico malo, página 221)
Sé disciplinado, amable y honesto, pero no un "buen tipo".
CAPITULO 3: MENTALIDAD DE VÍCTIMA
¿Tienes la vida cogida por los huevos o dejas que se tuerza una y otra vez?
Cuando uno se deja atrapar en situaciones que le hagan sentir impotente, su
mentalidad enmarcará su realidad. Puede ser un trabajo sin futuro, relaciones que no
aportan nada o alguna que otra situación que le haga sentir impotente. Uno pierde la
cabeza y cae fácilmente en quejarse sobre lo mal que están las cosas con alguien o
una situación concreta. Te sientes impotente y explotas. Tu vida es un constante “tengo
que”. Creo que es una ilustración fantástica de la mentalidad que muchos tienen en su
vida; todo lo que hacen lo “tienen que” hacer.
En ocasiones, esto comienza en edades tempranas. Experimentamos una
disciplina forzada (véase en casa o en la escuela) en lugar de recibir herramientas o
ritos que fomenten el desarrollo de nuestra masculinidad (como la competencia o la
autodisciplina). Las enseñanzas se limitan al “tienes que cumplir”.
Nuestra sociedad no parece sentirse muy cómoda fomentando las habilidades
de liderazgo u otros rasgos tradicionalmente masculinos en los niños, como
probablemente era más común históricamente. En su lugar, existe una extraña
interpretación de la caballerosidad anticuada mezclada con la nueva supresión de la
masculinidad.
"No necesitas a un hombre" llevan grabadas las mujeres de estas últimas
generaciones. Es un mensaje que no ha pasado desapercibido entre hombres y niños.
Nuestro trabajo y contribuciones son ignorados mientras que el milagro de lo
femenino es el nuevo ideal (al menos para aquellos amantes de lo políticamente
correcto). Los hombres nos solemos sentir satisfechos de proteger, construir y proveer,
con lo que cada vez son más los que luchan por dar sentido a la odiosa guerra social
que se libra contra nosotros.
Los hombres y la masculinidad no están obsoletos. Debemos darnos cuenta de
que la gente se aprovechará de un hombre, pero sólo lo podrán hacer en la medida en
que este lo permita.
La verdad es la siguiente: tú eres el único responsable de crear la vida que
quieres de ahora en adelante. No esperes que nadie vele por sus intereses si no lo haces
tú antes. Sé el primero en hacerlo y tu alrededor responderá.
A partir de aquí, lo difícil será deshacerse de la mentalidad de víctima. Es más
fácil quejarse ahora que ves las cosas con perspectiva. No te lamentes ni culpes a otros
(sociedad, pareja o malas circunstancias en las que hayas vivido). O peor aún,
interiorizar esta amargura. En la vida las cosas van a salir mal y compadecernos de
nosotros es muy tentador.
La tendencia popular es competir por un mayor estatus de víctima. No te
identifiques como una. Comprender el contenido para luego victimizarse equivale a
dar un paso hacia delante y dos hacia atrás.
Evitad hablarle a una mujer de vuestros problemas o sufrimientos. Comunica
condición de víctima y las mujeres no están preparadas para afrontarlo. Desde luego,
nunca lo hagáis si no estáis en una relación seria con esa persona. Crear un espacio
cargado de negatividad no es atractivo. Siempre puede surgir algún momento en el
que habléis de aspectos que, irremediablemente, tengan una connotación negativa,
pero es ahí donde demostraréis vuestra capacidad de ver el lado positivo de la
situación. Una vez haya cierto grado de compromiso y ella se haya visto implicada
emocionalmente contigo, querrá saber qué te perturba. Ella podrá tratar de ayudarte,
seguramente con empatía y acompañamiento. En algunos casos, implicándose
directamente. Tan solo tened en cuenta que es muy fácil caer en el cambio de roles y
puede ocurrir de forma inconsciente. Hablo del rol de “mamá” e “hijo”. Si ocurre, se
perderá la química sexual y provocarás la muerte de su líbido. Todo debido a la
dinámica de roles. En el fondo, una mujer quiere que la cuiden, no cuidar de un
hombre en constante victimización (por supuesto, hay excepciones, como en relaciones
de codependencia poco saludables). Recomiendo que los hombres, por lo general, dejen
de compartir sus quejas deliberadamente. Esto puede parecer contrario a la intuición
porque nuestra sociedad fomenta un estilo femenino de gestionar las emociones. Si no
sois pareja y tus problemas te superan, cuéntalo, pero a tus amigos o familiares. Para
eso están.
No os dejéis atrapar por un estado de victimismo perpetuo. El famoso “¿por qué
yo?”. Podemos asumir la creencia de que las cosas "nos pasan a nosotros" o tomar
responsabilidad y saber que se deben a nuestras propias decisiones en muchas
ocasiones.
He observado este comportamiento en mí mismo y en otros hombres. Esta
situación se vuelve una carga para su pareja, ya que ella se ve empujada a asumir el
papel de líder o “mamá” para luego llevarte de la mano. Es el camino rápido a la
muerte del erotismo. Esta clase de comportamiento le dice a su subconsciente que eres
una víctima más y que, por ende, no eres un hombre centrado. Sentirá que debe
cuidarte y tratarte como a un niño más, con simpatía y amor (pero no el tipo de amor
que ella desearía). Es instintivo. Empuja a las mujeres a encontrar poco atractivos a
los chicos con una mentalidad victimista, donde las mujeres se desenamorarán
lentamente. Te mostrarás necesitado, poco atractivo y ellas serán incapaces de
asociarte con la figura de hombre dominante. La dominancia sobre uno mismo es una
cualidad respetable y atractiva.
En mi opinión, el victimismo está muy extendido a día de hoy. “¿Por qué no
hace lo que quiero y como quiero?” Aquello a lo que las mujeres responden
emocionalmente o las invita a sentir atracción por un hombre, no es negociable (solo
un chico que no entiende a las mujeres intentará negociar). Un hombre centrado
maximizará su atractivo a ojos de una mujer y ella responderá carisma positivamente.
Todo esto a nivel instintivo.
El libro cincuenta sombras de grey ha vendido millones y millones de copias y
ha sido traducido en docenas de idiomas. La película ha roto récords a nivel de
recaudacion. El éxito de la película y sus secuelas es revelador. Sin ver la película, puedo
decir con seguridad que el perfil triunfador es el de hombre centrado.
Tu versión más descentrada invierte excesivamente en perseguir y mantener su
relación con una mujer. Está más apegado emocionalmente a ella, que ella a él. No
permite que una mujer le conquiste de vuelta. En este caso, la inversión de la mujer es
escasa y su atracción también. Ella sabe que puede hacerlo mejor. Tu versión más
centrada, sin embargo, no se precipita regalando, no entiende de complacencia ni de
otros comportamientos agradables. Cuando se trata de mujeres, entiende que menos,
es más. Él iniciará la conquista, pero no continuará si ella no se implica de vuelta con
el tiempo. No pone a ninguna mujer en un pedestal. La sociedad nos dice lo contrario.
Supuestamente debemos hacer más y más para conquistar a una mujer. La clave es,
supuestamente, esforzarnos por mostrar nuestra valía ante ella. Les damos lo que
creemos que quieren o lo que dicen querer. Por desgracia, es la receta del desastre.
Pon a una mujer sobre un pedestal y trátala como a una diosa, que no podrá evitar
mirarte por encima del hombro.
Hay mujeres que dicen querer sentirse valoradas por otras cosas además de su
atractivo sexual, pero ¿cuántas de ellas están trabajando en tener cualidades
beneficiosas para la relación con un hombre? Pregúntale a una mujer qué puede
aportar a una relación con la condición de que el sexo no sea una posible respuesta.
¿Qué cualidades menciona? ¿Están estas cualidades alineadas con aquello que los
hombres buscamos en una pareja?
Un hombre centrado que practique la abundancia y sea consciente de su valor,
puede obtener sexo sin que suponga un gran desafío. El buen sexo no será razón
suficiente para que se plantee ponerle un anillo a una mujer. Quiere a alguien que lo
mantenga despierto, que lo motive y lo empuje a seguir progresando, que tenga ideas,
que dé crédito a sus progresos y, a la vez, sepa tener una crítica constructiva sobre su
trabajo. Éste puede haber conocido a mujeres que solo quisieran aprovecharse de él,
con lo que una mujer que aporte y ponga algo sobre la mesa, será una verdadera
tentación. Una buena energía y una mente en su sitio marcan la diferencia. Guerra da
cualquiera, paz casi nadie.
CAPITULO 4: POLARIDAD SEXUAL, RELACIÓN
IDEAL
Casi todas las fuerzas y leyes del universo, y por lo tanto, de la vida, están
diseñadas para equilibrarse y mantener un balance. No existe vida sin muerte. No
existe luz sin oscuridad. No existe felicidad sin tristeza. No existe conducta masculina sin
conducta femenina.
Sin la existencia de un opuesto, no existiría un punto de comparación que te
dejara apreciar, por ejemplo, la felicidad. Me estoy saliendo un poco del tema aquí,
pero el punto es que entiendas que las fuerzas opuestas existen por una razón, no existe
bueno o malo (como falsamente se nos quiere dar a entender). Solamente…existen.
¿Cómo trabajan los imanes? Lados opuestos se atraen, iguales se repelen. Entre
mayor es la polarización entre dos cuerpos cargados, mayor es la fuerza de atracción.
Esta misma ley sea aprecia en la atracción sexual. La única diferencia es que los “polos”
negativo y positivo se convierten en “esencias” masculina y femenina.
La esencia sexual es un arreglo que puede variar desde el extremo totalmente
masculino hasta el lado totalmente opuesto de la feminidad, pasando por diferentes
grados, inclusive, la neutralidad. Definamos primero qué define cada extremo de
esencia sexual.
Masculinidad








Independiente y auto suficiente.
Su prioridad en la vida es su propósito.
Busca desafíos en lugar de comodidad.
Se siente más cómodo liderando que siguiendo.
Poder, maestría, y honor son aspectos clave al tomar decisiones.
Mente más lógica que emocional, con lo que trata de dominarse a sí
mismo (estoico).
Tomador de riesgos y decisiones.
Libertad (hago lo que quiero, cuando quiero, y donde quiero) es la meta
final.
Feminidad






Prefiere estar en compañía y evita la soledad.
Su prioridad en la vida es el amor y relación de pareja.
Busca comodidad en lugar de desafíos.
Se siente más cómoda siguiendo que liderando.
Maternidad, seguridad, e intuición son aspectos clave en su toma de
decisiones.
Mente más emocional que racional.

Familia (crearla, nutrirla, mantenerla) es la meta final.
Obviamente, estos son los extremos, y no significa que un hombre masculino no
quiera formar una familia, ni que una mujer femenina no quiera perseguir una meta
(ej. carrera profesional) en adición a formar una familia. Pero vamos a ver cómo esto
repercute en el éxito de las relaciones entre hombres y mujeres.
Primero de todo: la atracción no es una opción. La atracción sexual (no
confundir con amor o familiaridad/empatía) es derivada de la diferencia de las
esencias sexuales entre dos personas. No puedes “convencer” a una mujer de que se
sienta atraída por ti mediante regalos, cenas costosas, o simples ruegos y peticiones.
Una mujer no se sentirá atraída por ti “si se lo pides”, o si “la convences”. La atracción
no es una opción. Entre mayor sea la diferencia entre las esencias sexuales de los
integrantes de una pareja, mayor será la tensión sexual entre ellos. Y aunque esta
atracción se puede dar en distintas combinaciones (ej. mujer más masculina que el
hombre), alrededor del 80% de las relaciones de pareja están basadas y trabajan mejor
en el esquema tradicional (el hombre masculino y la mujer femenina). El otro 20%
presentará síntomas de insatisfacción y ahora explicaremos por qué.
Para que se entienda, un hombre centrado no esconde su masculinidad. La
ejerce. Liderará la interacción con una mujer hasta donde él quiera, siempre y cuando
ella lo permita. Es protector, independiente y sabe gestionar sus emociones. Como
hemos visto anteriormente, las mujeres le pondrán a prueba para poder sentir su fuerza
y liderazgo. Cada vez que demuestre su esencia masculina a través de estas “pruebas”,
la atracción que despierte en una mujer se hará más grande. Si su chica pregunta ¿Mi
amor que haremos hoy? no responderá con un No lo sé. A dónde quieres ir… Ella quiere
que tomes decisiones. Vamos a ir al cine a ver “tal” película y de allí a cenar. Directo,
claro y sencillo. Es lo que una mujer espera escuchar… Si por cualquier razón ella no
está de acuerdo te lo hará saber, no te preocupes. Cuando tu mujer te haga “un
drama” (de los que a ti te parecen sin sentido), probablemente está buscando sentir tu
fuerza emocional y estoicismo. Ella es como un océano de olas tempestuosas. Tú debes
de comportarte como las rocas contra las que estas olas chocan. No se mueven, no
reaccionan, solo se mantienen. ¿Recuerdas el concepto montaña? Cuando tu mujer se
pone “muy emocional”, ella está buscando sentirse amada. Abrázala, siente su
respiración, hazla reír. Recuerda, a ella le gustan los hombres, con lo que espera que
seas más hombre que ella. Eso sí, tu propósito siempre debe de estar por encima de
cualquier relación.
Ahora bien, el repetido mensaje que reciben las mujeres de “no necesitas a un
hombre, eres totalmente independiente” es lo que las empuja a tener conductas más
masculinas que, en otros tiempos, el hombre aportaba. Es la polaridad entre
conductas masculinas y femeninas lo que genera tensión sexual (atracción) entre
hombres y mujeres. Esto viene a explicar que lo que atrae a un hombre centrado (con
conductas masculinas) es una mujer femenina.
Con el famoso “no necesitas a un hombre” las mujeres se han visto empujadas
a desarrollar cualidades propias de la masculinidad: precisamente las que menos
atractivo despiertan en un hombre. Una mujer que se siente más cómoda
liderando o buscando desafíos, con decisiones orientadas a ostentar poder o correr
riesgos… son los ingredientes perfectos para que estalle el conflicto con facilidad. No
puede haber dos reyes de un mismo castillo. Que las mujeres se enfoquen en desarrollar
su conducta masculina es beneficioso para su independencia y, no me malinterpretéis:
estoy muy de acuerdo con cualquier decisión que tome una persona,
independientemente de su género. Ahora bien, cuando en altas edades no hayan
encontrado un hombre a la altura se preguntarán qué hicieron mal. O peor, caerán en
el mismo victimismo que el hombre descentrado y no querrán asumir su parte de
responsabilidad.
Repito: el problema no es que una mujer quiera empoderarse. Somos libres de
hacer y deshacer y me alegro por cualquiera que decida hacerlo (independientemente
de su género). Eso sí: la conducta masculina incrementa el atractivo de los hombres,
pero no el de una mujer. Lo que atrae del sexo opuesto a hombres y mujeres no es lo
mismo. Con este fragmento solo trato de explicar la realidad observada a lo largo de
los años. Cualquier mujer que se vea inspirada por el llamamiento feminista y
desarrolle una conducta masculina (en vez de una más femenina), que sepa luego
asumir la responsabilidad de haberse saboteado la posibilidad de acceder a un hombre
centrado de alto valor.
Es fácil seguir atrayendo la atención de los hombres cuando se es atractiva, pese
a tener conductas más varoniles. La cosa cambia cuando tienen una edad más
avanzada. Es entonces cuando una mujer se dará cuenta que su única baza para
progresar en las relaciones con hombres centrados, será tener una mejor actitud y
predisposición para las relaciones (conductas femeninas). De lo contrario, se tendrá que
conformar con el chico bueno que evitará los conflictos y se doblegará a su voluntad.
Esto último suele ocurrir. Buscan a un hombre dócil y sumiso en vez de desarrollar su
feminidad. ¿Qué problema hay? Que en el medio/largo plazo, la relación es
insatisfactoria. ¿Por qué una relación de una mujer (con conductas masculinas) con
un hombre (con conductas femeninas) está destinada a fracasar? Porque como
demostré con Chico bueno, chico malo, las mujeres son seres emocionales y no pueden
escoger aquello a lo que responden emocionalmente. Repito: la atracción no es una
opción. Las mujeres responden a la fuerza. Tarde o temprano se sentirán insatisfechas
en su relación con un hombre más femenino, el cual será complaciente, predecible, dócil
y sumiso. Éste es incapaz de darle motivos para conectar con su energía femenina, que
es, por naturaleza, la energía en la que una mujer se siente cómoda y en la que puede
disfrutar plenamente de una relación.
CAPITULO 4: ELLOS SEXO, ELLAS ATENCIÓN
Las mujeres aman recibir atención. Más que a la vida misma. De lo que
realmente se quejan es de atraer a hombres débiles o necesitados, que estarán
dispuestos a regalarles los oídos a cambio de nada. Es una excitación subconsciente a
través del ego. No seas la clase de hombre que regala gratuitamente a los oídos, véase
con bonitas palabras o mensajes alagadores cada vez que suba contenido a sus redes
sociales. Poner su ego en el punto de mira no despertará atracción necesariamente.
Esta clase de comportamiento transmite necesidad y una mujer se sentirá de todo,
menos especial. Resérvate las buenas palabras para la mujer que muestre interés de
vuelta. Les encantará que les des atención y probablemente conmuevas a su ego
presumido, pero esta clase de acercamientos no despiertan atracción hacia un hombre.
Recibir atención sin sexo significa muy poco para un hombre. Es por eso que un
hombre que acepta amistad, cuando en realidad busca algo más, es tan poco
atractivo. Quedarte donde no te dan lo que realmente quieres no es para nada
masculino. Esta decisión de quedarte es lo que termina de impedir que tengas una
verdadera oportunidad con esa persona. Consciente o inconscientemente, ellas lo
perciben. En cambio, las mujeres disfrutan de la atención de la mayoría de los hombre,
pero prefieren buscar a un hombre confiado y de alto valor cuando se trata de buscar
sexo. Recibir atención alimenta su ego y estatus social (en relación a otras mujeres). De
paso tratará de llamar la atención del hombre que realmente la atrae. ¿Por qué crees
que una mujer sube fotos provocativas (admitido por ellas mismas) a sus redes sociales,
a la vista de miles de personas? Tratan de recibir atención. Argumentarán sentirse bien
consigo mismas, aceptar su cuerpo y otros argumentos varios. La realidad es la
siguiente: si te sientes bien contigo misma y quieres inmortalizar lo que ves, te haces esa
foto o grabas ese video. Lo que no se explica es el motivo real por el que se sube a las
redes sociales, contenido a vista de todos (conocidos y desconocidos). El único motivo
lógico es el siguiente: querer atención. Hay lugar a dudas en el caso de mujeres que
estén ganando dinero con esta clase de contenido, pues difícilmente venderás (por
ejemplo) bikinis o lencería, sin mostrarte al mundo con ello puesto. ¿Qué problema hay
en todo esto? Como explico en Chico bueno, chico malo, habrá mujeres que os presten
atención hasta el momento que llega la hora de aceptar una cita. Propones un plan
definitivo y, de repente, ignoran tu propuesta o tienen alguna excusa. Tampoco
parecen plantear alternativas como Hoy no puedo, pero mañana estoy libre. En cambio,
al aplicar distancia, vuelven a ti como si nada hubiera pasado. Se ha demostrado que
las mujeres mantienen a uno o varios hombres en recámara en el caso de que su opción
principal falle. Incluso mujeres casadas. Cuando una mujer te trate de esta manera, es
evidente que no eres su prioridad y está barajando otras alternativas. Solo se acercará
a ti cuando las demás fallen. La realidad es que esta actitud es paralela a la de buscar
atención en las redes sociales con contenido provocativo. Una mujer que se esfuerza
tanto en mantener la atención de otros hombres, es que no está cerrada a barajar otras
opciones. Ese es el problema. Lo siento (no lo siento) si hiero alguna que otra
sensibilidad.
Las mujeres llegan a extremos retorcidos para competir con otras mujeres. No
sabéis lo que son capaces de hacer algunas por el favor de una figura masculina
reconocida, como pueden ser actores famosos, estrellas de fútbol, cantantes exitosos…
Algunas de estas estrellas se llegan a acostar con miles de mujeres en muy poco tiempo.
Sé que son ejemplos extremos y que no todas las mujeres son así. Lo que trato de
transmitir es que cuanto mayor es el valor percibido de un hombre, mayor la
implicación de una mujer por acercarse a él. Es la dinámica de las relaciones humanas.
Sabiendo esto, en vez de quejarte, enfócate en incrementar tu valor. No es necesario
ser un reconocido cantante o tener acceso a los recursos que mueve el fútbol, pero tener
cierto estatus y transmitir ser valioso a sus ojos, sí lo es.
Sin embargo, la atención masculina más honesta (con intenciones sexuales) por
parte de hombres descentrados provoca rechazo. No es bienvenida por las mujeres. Las
mujeres tratarán de aliarse con hombres centrados, pues su valor percibido es alto y,
como resultado, se sentirán más atractivas al aspirar a un hombre de tal calibre.
CAPITULO 5: DISTINTOS POR NATURALEZA
Hoy en día, la mayoría no entiende por qué es necesario resistir la tendencia de
feminización de los hombres que se ha estado dando en la sociedad. Pero, como hemos
expuesto, tiene una incidencia significativa en nuestro propósito, nuestro atractivo
sexual y lo satisfactorias que puedan ser nuestras relaciones. Si eres deseado por otras
mujeres, entonces eres aun más atractivo para ellas. Si otros hombres te empiezan a
respetar (o temer), entonces eres aún más atractivo para ellas. Además de esto, otros
hombres querrán incluírte en su círculo social. Serás respetuoso con los demás, pero no
tolerarás las faltas de respeto. Estarás un paso más cerca de la élite masculina.
Una mujer (soltera o en relación seria) puede intentar, ocasionalmente,
demostrar que ella también es deseable para otros hombres. Tal vez utilice un
comentario casual sobre cómo algún chico trata de hablar con ella o la está mirando.
Se trata de un comportamiento que ella toma prestado del mundo masculino y que
no tiene (ni debería tener) un efecto reactivo en el hombre al que le cuenta la historia.
Es una prueba oportunista que ella utiliza con su hombre para ver cuán confiado es.
No estamos hablando de una verdadera conducta infiel. La indiferencia total por
parte de su hombre indica que otros hombres no son una amenaza para él. Lo peor
para él sería reaccionar con ira, celos u otras señales de comportamiento negativo. Esas
señales le indican que es débil y que probablemente se identifique a sí mismo como
víctima.
Sin embargo, puede haber una motivación más profunda. Una mujer que
depende de su hombre puede tratar de provocar celos en ese hombre con la esperanza
de ser más deseable a él (tratando de provocar cierta ansiedad en él). Ella trata de
demostrar su valor con pruebas. En cualquiera de los dos casos, el hombre debe ser
indiferente a la inocente atención masculina externa que pueda recibir su mujer.
La mayoría de las mujeres aspiran a dar con el mejor hombre posible. No veo
nada malo en eso, pues es lo que probablemente ha estado impulsando el desarrollo
humano durante milenios. No te quejes por no poder atraer a una mujer. Como se dijo
en la introducción, no tenemos derecho a nada.
Tenemos que espabilar, despojarnos del victimismo y, a la vez, aumentar
nuestro valor a través de las pautas. Debes de tener la suficiente confianza en ti como
para alejarte de ella si es necesario. Te necesitas más a ti mismo que a una mujer.
Sé que esto es difícil de digerir, especialmente en estos tiempos de la llamada
"igualdad de género". Cuando un hombre se aferra o depende de una mujer, por la
razón que sea, ella será por defecto la líder y la pareja dominante (tradicionalmente
un papel masculino).
Una excelente experiencia sexual o en las citas ha hecho que muchos hombres
se vean implicados emocionalmente desde el principio. Los hay que están dispuestos a
someterse, comprometerse y esforzarse por complacer a la mujer en cuestión. Tienen la
esperanza de que a más se impliquen desde el principio, más recibirán de vuelta. La
ironía es que el resultado suele ser opuesto.
Una mujer que necesita a su hombre más de lo que su hombre la necesita a
ella, puede contentarse con ese papel más femenino y ser agradable. Hombres y
mujeres corren distintos riesgos al implicarse emocionalmente, pues no suelen aportar
lo mismo a una relación. Sin embargo, hoy en día, gracias a la formación cultural
feminista, es probable que ella entre en conflicto y haga lo posible por transmitir que
son "iguales". Debemos ser iguales ante la ley, a nivel de derechos fundamentales… pero
no lo somos a la hora de relacionarnos. En estos tiempos de empoderamiento
femenino, sospecho que la mujer se siente reacia a reconocer lo valioso y necesario que
es un hombre.
Dejar de actuar desde la necesidad equivale a una mejor calidad de vida en
general. Tienes la vida cogida por los huevos, y no alrevés. Nuestra salud física y
psicológica mejora al dejar de lado ese estado mental descentrado y entrar en un
mundo de enormes oportunidades positivas.
CAPITULO 6: MITOS Y MOVIMIENTOS
El feminismo y la política son el entorno en el que trabajaremos por superarnos.
Estos han configurado un paisaje social en el que la masculinidad de los hombres tiende
a desarrollarse cada vez menos. De hecho las pruebas están a nuestro alrededor. Sobre
todo en medios de comunicación y política (inseparables países como España).
La masculinidad está siendo astutamente atacada por aquellos que pueden
beneficiarse (política y económicamente) de ello. Incluso las empresas aprovechan
cualquier movimiento para lucrarse de él. Historias tradicionales hechas película con
un reparto más inclusivo, anuncios que acentúan la masculinidad en las mujeres y
suavizan la del hombre, etc. Recomiendo verlo con un ojo crítico, sobre todo en los
detalles. Juzgad vosotros mismos.
Desgraciadamente, ahora parece políticamente correcto equiparar el
comportamiento grosero y sexista con la masculinidad, y etiquetarlo como
“masculinidad tóxica” en lugar de simplemente comportamiento repugnante de un
hombre en particular.
Un artículo del 2 de julio de 2019 en amgreatness.com, escrito por Anthony
Esolen, señala de forma perspicaz que, cuanto menos masculino es un hombre, más
probable es que se comporte de forma "tóxica". Leer esto fue iluminador para mí. El
autor lo califica de "agresión tóxica, pero sin hombría". Mi esperanza es que mis
lectores masculinos se esfuercen por ser más varoniles y, en consecuencia, menos
"tóxicos".
Para profundizar en la idea de que el poder masculino es en gran medida un
mito, es conveniente considerar la realidad histórica y el poder de la selección sexual
femenina. Me refiero al enorme poder de selección sexual que han tenido (y sigue
teniendo) las mujeres. ¿Sabías que tenemos muchos más ancestros femeninos que
masculinos? Prepárate para que la investigación genética te deje boquiabierto, y es
que hace ocho mil años por cada diecisiete mujeres que se reproducían, solo lo hacía
un hombre. Diecisiete para uno, uno para diecisiete. Aún así, la población se componía
de hombres y mujeres casi por igual. ¿Qué explica estos números? Una teoría es que,
debido a cómo se ha estructurado la sociedad a lo largo de la historia, quizá solo unos
pocos hombres “alfa” podían alcanzar un nivel que les permitiera garantizar la
seguridad de las mujeres y su descendencia. Por supuesto, si combinamos esto con la
propensión natural de los hombres a reproducirse con el mayor número de mujeres
posible, tenemos la realidad histórica de que unos pocos hombres poderosos tenían la
capacidad de reproducirse, mientras que la mayoría de los hombres, no.
En estos tiempos más libres y educados que vivimos hoy en día, esperamos que
hombres y mujeres se emparejen en relaciones simples no polígamas y tengan hijos. Fin
de la historia, amoroso, igualdad para todos, hombres y mujeres tienen el mismo
número de hijos. Sin embargo, esto es sólo un cuento de hadas. En estos tiempos
posteriores a la revolución sexual todavía no es el caso. A pesar de tener una ventana
de fertilidad mucho más estrecha que la de los hombres, el ochenta y siete por ciento
de las mujeres occidentales tendrán al menos un hijo. Lo siento (no lo siento) chicos,
pero incluso en la actualidad, menos de una cuarta parte de nosotros se reproducirá.
Haced las cuentas. Obviamente, algunos hombres se reproducirán con varias mujeres.
La realidad es que las mujeres siguen buscando la figura de hombre centrado con el
que acostarse, hasta el punto de compartir esos mismos hombres (si no al mismo
tiempo, desde luego en momentos distintos). Como se mencionó en el capítulo anterior,
la evolución favorece al hombre de alto valor.
Examinemos quién tiene el control de la natalidad y cómo se utiliza. El control
de la natalidad y la libertad reproductiva es una faceta del movimiento feminista. Las
mujeres luchan contra el patriarcado. Buscan el control de sus propios cuerpos y de su
sexualidad. En estoy totalmente de acuerdo y lo respeto. Sin embargo, culpo a los
hombres por haber cedido toda la responsabilidad en cuanto al control de la natalidad
(y por tanto el poder) a las mujeres. Los hombres de hoy en día tienden a pensar que
pueden relajarse y confiar en la palabra de su(s) pareja(s) sexuales. Las mujeres tienen
ahora el completo poder de decidir cuando y en qué condiciones tener a un hijo, con lo
que tus derecho a decidir desaparece en cuanto esparces la semilla.
¿Tienen los hombres derecho a decidir si tener un hijo o no? ¿Y si un hombre
desea ser padre, está en su derecho? Para mí está claro que las mujeres tienen hoy en
día un derecho incuestionable a la reproducción (y un derecho a interrumpir el
embarazo), mientras que los hombres no. Por otra parte, ¿cuántos hombres se han
convertido en padres debido a una concepción "accidental"? Parece que hay una falta
total de simpatía por los hombres después del momento de la penetración; hemos
entrado literalmente en territorio femenino y nos merecemos plenamente lo que nos
ocurra. Tal vez sea así. La realidad social es "su cuerpo, su elección". Si concebimos, la
mujer tendrá la prerrogativa de llevar el niño a término y exigir la manutención
durante dieciocho años.
Así pues, la batalla de los sexos se libra, y siempre se ha librado, tanto de forma
abierta como encubierta. Es complicado, pero cada uno de los sexos mira por sí mismo.
Las mujeres han tenido un movimiento femenino durante décadas. Puede ser
una sorpresa que los hombres se estén dando cuenta y ahora tengan también una
especie de movimiento paralelo.
Los hombres que siguen su propio camino son conocidos como Men Going Their
Own Way (MGTOW). Traducido al español: “hombres que siguen su propio camino”.
Es un grupo que ostenta como principio evitar cualquier relación afectiva con las
mujeres, ya que consideran que son abusivas y basadas en el interés. Este grupo
defiende los derechos de los padres y los derechos de los hombres.
La metáfora de la píldora roja está sacada de la película Matrix de 1999. Al
protagonista Neo se le ofrece la píldora roja como símbolo de optar por la realidad. La
alternativa es tomar la píldora azul, que representa volver a la falsa y cómoda
simulación. Los hombres que se identifican como píldora roja son aquellos que han sido
expuestos a la verdadera naturaleza de nuestra realidad social y a lo sesgada que está
en contra de los hombres.
El estilo de vida píldora roja acepta que entre géneros hay diferencias y las
celebra. Celebran las dinámicas masculina y femenina en vez de tratar de eliminarlas.
Consiste en mejorar el funcionamiento de estas dinámicas en vez de luchar contra ellas.
Es una mentalidad que celebra la feminidad y la masculinidad. Esto llevará a un
hombre a tener una perspectiva más dominante y masculina que no esté orientada a
complacer o ser sumiso. Naturalmente, este cambio de mentalidad pone al hombre
en desacuerdo con lo que la sociedad y las mujeres dicen esperar de un hombre. Hazlo
de todos modos. Irónicamente, la sociedad necesita que hagamos ese cambio y las
mujeres, en secreto, quieren que lo hagamos también.
Ser píldora azul representa creer en la narrativa social estándar de que los
hombres son opresores por el simple hecho de ser hombres, y que gozan de todos los
derechos, mientras que las mujeres siguen siendo, de alguna manera, víctimas del
patriarcado. La mayoría de mujeres (y de los hombres de píldora azul) echan fuego
cuando se trata de las filosofías de la píldora roja.
Los hombres MGTOW han valorado los riesgos y los beneficios de las relaciones
con una mujer. Su decisión final es no participar. No quiere decir que no quieran tener
relaciones sexuales con una mujer. Se limitan a evitar cualquier compromiso. También
los hay que renuncian al sexo. Uno puede estar de acuerdo (o no) con sus motivaciones
individuales, pero deben ser respetadas. La idea de que los hombres renuncien a las
relaciones con las mujeres, incluído el matrimonio, molesta a algunos. ¿Por qué? He
leído muchas críticas al movimiento MGTOW. Estas provinienen tanto de hombres
como mujeres. Y es que la sociedad actual nos empuja a creer que el valor de un
hombre está ligado, en última instancia a la aprobación y aceptación de las mujeres.
No es de extrañar que muchos de nosotros empecemos a relacionarnos con las mujeres
desde la necesidad, y no desde la abundancia. Tal vez sea así a nivel biológico.
Puedo entender el nacimiento del movimiento MGTOW y las razones que lo
llevan a ser una tendencia creciente. ¿Por qué la decisión de un hombre de disfrutar
sólo de relaciones esporádicas puede no ser apreciada por las mujeres? ¿Por qué
tampoco le interesa a los poderes políticos? Porque ambos colectivos son conscientes de
que la mayor debilidad de un hombre siempre será una mujer. No creas que eso ha
pasado desapercibido.
Sal Di Stephano, un invitado en el podcast Order of Man, señala que "uno se
siente bien siendo víctima", de ahí la clave del interés político. Los políticos tratan de
sacar provecho diciéndole a las mujeres que ellas son en realidad víctimas y que los
hombres siempre han sido los malos. La contradicción es absurda. Las mujeres, después
de todo, son quienes toman la mayoría de las decisiones en cuanto a gasto en el hogar.
Las mujeres superan al hombre en número de votantes y graduados universitarios. En
el gobierno, en el sistema jurídico y en la sociedad en general, los hombres parecen
favorecer a las mujeres en nombre de la caballerosidad.
Los hombres casados tienden a ser más obedientes, a permanecer estables en
un puesto de trabajo y a esforzarse por trabajar más y más horas, tratando de realizar
un mayor aporte económico a la familia. ¿Cómo la estructura de poder de nuestro
gobierno recompensa al hombre soltero trabajador? Gravándolo despiadadamente;
en cambio, al hombre casado, un poco menos. La estructura de poder también inflige
un castigo al hombre que se aleja o es deshechado. Alrededor del 70% de los divorcios
los inician mujeres y, los tribunales (si hay niños de por medio) suelen imponer la
custodia de los hijos a la madre y la manutención de los hijos al padre. De alguna
manera, parece que el gobierno es el único y verdadero marido de las mujeres,
independientemente de si están casadas o no. Si te casas, quedas expuesto y vulnerable
a muchas amenazas, incluyendo ser violado económicamente a través de un divorcio.
Incluso enfrentarte a falsas acusaciones de agresión o abuso. Mira a Jhonny Depp. La
viralidad de las redes, sumado a un público que convierte su opinión en firmes
tendencias, sumado a una sociedad que promueve una cultura de cancelación e
imparcialidad… Lo han llevado a manchar su reputación sin una sentencia firme
previamente. El escándalo que rodea al actor tiene dos protagonistas: él y su ex, Amber
Heard. Ambos se acusan mutuamente de maltratos físicos y cada uno tiene una versión
dispar de los hechos que los auto señala como víctimas y, aun así, Depp es el único que
ha pagado con su carrera. ¿A qué se debe esta diferencia? ¿Por qué Johnny Depp?
Amber Heard seguía con proyectos entremanos cuando también fue acusada de
maltrato (demostrado).
Todo esto y mucho más es aplicado por un sistema legal que, supuestamente,
nos ampara a todos por igual. Y eso es verdadero sexismo.
MGTOW y Red Pill son movimientos que nacen de la propia necesidad de un
hombre de hablar su verdad y la realidad que ha vivido hasta el momento.
Considerar que los derechos de los hombres son una cuestión legítima es desafiar
la narrativa de "los hombres son opresores y las mujeres son víctimas”. Desde hace unos
años, son cada vez más hombres los que asisten a la consulta médica quejándose de los
mismos malestares que las mujeres llevan presentando durante décadas: depresión,
ansiedad, pensamientos suicidas... A pesar de vivir supuestamente como el género más
privilegiado, el 82,7% de las personas sin hogar en España son hombres. Esto, sumado a
las tasas de divorcio y sus sentencias, los hombres parecen ser el género desechable.
En caso de divorcio conflictivo, la mujer se queda con la custodia de los hijos y, por
tanto, con la casa. Ella tiene el control. Se da a entender la paternidad como una carga,
y no como un disfrute.
¿Sabías que si una mujer comete violencia doméstica en España, recibe menos
penas que en el caso de cometerlas un hombre? ¿Y que si una mujer denuncia malos
tratos (sin que siquiera se requiera una sentencia judicial a su favor), recibe ayudas por
parte del Estado? Se ha hablado mucho de la brecha salarial por género. ¿No será que
los hombres suelen escoger carreras mejor pagadas? ¿Con mayor potencial trayectorio?
Los hombres trabajan más horas en total. Generalmente en trabajos de mayor riesgo
con alta exposición al frío, al calor y al peligro (y por lo tanto, se refleja una mejora
salarial como compensación). En España, los hombres suponen el 95% de las muertes
por accidente laboral. Las empresas reciben incentivos por contratar mujeres. Las
mujeres emprendedoras perciben ayudas y subvenciones, por el simple hecho de ser
mujer. Los hombres representan casi todas las muertes en combate. Tienen las mayores
tasas de suicidio. En España, concretamente, alrededor del 75% de los sucidios son
hombres. y tasas masivas de encarcelamiento. Hasta hace poco, el privilegio de poder
jubilarse antes que los hombres, pese a gozar de una mayor esperanza de vida, por lo
tanto beneficiándose en mucha mayor medida del dinero de todos.
Llamadme anticuado, pero los hombres nos ponemos en primera línea si hay
riesgo. Buscamos aislar a las mujeres y a los niños de estas condiciones porque los
queremos y queremos mantenerlos lo más seguros posibles. En su mayor parte, si no del
todo, las mujeres siguen siendo ajenas al sacrificio masculino. Sin duda, es una tendencia
completamente natural. La sociedad no parece ver el 95% de hombres muertos por
accidentes laborales como una crisis (o expresar gratitud por el género masculino). Más
bien, los hombres acaban siendo regañados por la mencionada conspiración de la
"brecha salarial", que supuestamente discrimina a las mujeres. No la hay. Se compara
el salario medio del hombre a tiempo completo durante doce meses con el salario
medio de la mujer a tiempo completo durante doce meses. Los datos muestran que los
hombres ganan más. Pero, naturalmente, los defensores de la brecha salarial no
quieren tener en cuenta que los hombres se especializan más, trabajan más horas en
condiciones más pobres y peligrosas. Estamos más dispuestos a trasladarnos a lugares
menos deseables y, por razones biológicas, las mujeres son más propensas a las bajas
por maternidad. Son las encargadas de llevar al retoño en el vientre. Y es que algunas
mujeres no se enorgullecen de ser las encargadas de traer la vida a este mundo. Una
mujer debería estar orgullosa de ello, no querer destruirlo. Mujeres y hombres son
distintos y eso… es precioso.
El movimiento feminista de hoy en día se ha convertido, básicamente, en un
culto a las mujeres que viven en constante conflicto con los hombres. Tratan de
convencerlo para que abandone sus conductas más masculinas. Consideran ejercer
nuestra masculinidad una idea terrible (cuando los hombres estamos biológicamente
diseñados para ejercerla) a la par que la acogen entre sus conductas. Toman una idea
útil en la sociedad (igualdad de derechos y oportunidades) la convierten en algo
opresivo y abusivo.
Algunos críticos tachan a los movimientos por los derechos de los hombres de
"antifeministas" o de "grupos de odio". No me sorprende que cualquier desafío a
nuestras creencias más arraigadas, sea tan incendiaria. Al parecer, es políticamente
incorrecto arrojar críticas a las cuestiones legítimas que enfrentamos los hombres.
Lo ideal sería que los hombres y las mujeres no fueran adversarios. Sin embargo,
los hombres no deben ser ingenuos y pensar que las mujeres velan por ellos. Ese es
nuestro trabajo. Además, debemos tener ser críticos contra las manipulaciones políticas
que tienen el propósito de dividirnos. Divide et impera, una estrategia política
generalizada.
Sé cauteloso tras leer este libro. Descubrir esta nueva perspectiva políticamente
incorrecta puede despertar emociones como la ira y el rencor. Se trata de la conmoción
por lo desechado y explotado que te hayas podido sentir como hombre a lo largo de
tu vida, pero que has reprimido por estar alineado con aquello que se esperaba de ti.
Puede parecer justificado, pero como adelanto previamente en la lectura, ningún
hombre debería identificarse como víctima por mucho tiempo. Una mentalidad de
víctima a largo plazo puede ser muy destructiva. Interioriza las pautas de mi libro
Chico bueno, chico malo para maximizar tu atractivo a ojos de una mujer y emplea esta
lectura para ejercer tu masculinidad plenamente. Pero no te dejes consumir por el
victimismo ni la necesidad de enfrentamiento. Es una pérdida de nuestro valioso
tiempo.
Como hombres, podemos prosperar con nuestra nueva conciencia, tranquila,
combinada con nuestro desarrollo personal empoderado.
CAPITULO 7: DISTRACCIONES Y PÉRDIDAS DE
TIEMPO
¿Por qué un tipo como yo dejaría de ver porno? No tengo objeciones religiosas
o morales contra la pornografía (siempre que se trate de adultos con consentimiento).
Este libro se enfoca en el consumidor del contenido... hombres y niños. La
mayoría de los hombres han estado aficionados al porno en algún momento. Entrar en
una relación con una mujer no suele ser motivo de abandono del contenido. ¿Se nos
puede considerar monógamos en caso de consumirlo pese a estar en relación? Creo en
la monogamia como decisión propia, pero no como instinto. Si el emparejamiento de
por vida fuera un comportamiento humano real, no habría trabajadoras del sexo, ni
segundos matrimonios, y habría muy pocas madres solteras. Te digo más, la indústria
del porno no tendría el calibre que tiene. Y es que el porno es muy atractivo para
nosotros los hombres porque se nutre directamente de ese nuestro impulso sexual
primario de sexo frecuente. Es un triste y lamentable sustituto, pero lo vemos de todas
formas.
Las mujeres no son el objetivo principal de la industria del porno porque su estilo
de sexualidad es diferente al masculino. Ni mejor ni peor, sólo distinto. Los hombres
solemos tener siete veces más testosterona que las mujeres. Lo alarmante es que, desde
hace décadas, ha habido un descenso significativo en los niveles de testosterona en los
hombres, generación tras generación. Los chavales de hoy en día están correteando con
muchas menos hormonas masculinas que las que tenían sus abuelos. Esta tendencia
me preocupa, pues lo es todo para nosotros. Unos niveles óptimos de testosterona
proveen de un mejor tono muscular, una mejora en la potencia sexual, mayores niveles
de energía, mejor regulación de los niveles de grasa, mayor bienestar emocional, etc.
A nivel hormonal los hombres somos el género "activo" cuando se trata de deseo
sexual y, el género femenino, el "reactivo". La naturaleza ha dotado a los hombres de
una cantidad de testosterona varias veces superior a la de las mujeres. Esa es una razón
más por la que debemos asumir la responsabilidad del terreno sexual y tratar de
derivar nuestras interacciones a un acercamiento físico. Este puede ir de una carícia a
un encuentro sexual.
El gran problema que veo con el porno la facilidad con la que accedemos a la
gratificación sexual (pese a ser realmente pobre en ocasiones) sin la necesidad de que
nos expongamos a ser rechazados. Lo mismo ocurre con aquellos que se suscriben a
Onlyfans. Súmale a Onlyfans una especie de conexión emocional por las transacciones
que se realizan. Son un atajo. Una descarga de dopamina que eclipsa en ocasiones el
esfuerzo necesario para conseguir sexo real. Este exige de riesgo y confianza…
Cualidades que, como hemos mencionado, han ido disminuyendo con el tiempo.
Nuestros cerebros saben lo que nos excita y la lucrativa industria del porno nos
lo brinda en bandeja. La mayoría se engancha a este recurso en la adolescencia. Al
estar soltero lo utilizas para conseguir una liberación sexual segura, barata y fácil, sin
exponerte al rechazo de ninguna mujer. De alguna manera, el porno nos convierte en
hombres perezosos y conformistas, y es ahí cuando empiezo a discrepar.
Un hombre siempre ha tenido que esforzarse para experimentar una relación
sexual. Ahora tenemos porno a cuatro clics. La pornografía proporciona al hombre
moderno una solución rápida: vida sexual activa, (pero fingida) con una gran variedad
de mujeres. No es real, ni es algo para lo que estemos preparados.
Lo que los hombres no entienden es que el hábito del porno se relaciona con la
disminución de la atracción sexual y la calidad del sexo con una pareja. Por ejemplo,
muchos de los problemas de disfunción eréctil tienen origen en daños físicos por una
masturbación estranguladora. La masturbación frecuente con un medio súper
estimulante como la pornografía moderna funde los receptores de dopamina en el
cerebro. Al presentarte sobreestimulado a un encuentro sexual, te vuelves menos
funcional con una mujer.
Al consumir porno eres menos propenso a ser asertivo, a arriesgarte a la
confrontación o al rechazo. Te vuelves más complaciente, agradable y menos
arriesgado. No eres igual de valiente. Estos factores se combinan para hacer de nuestra
vida sexual un verdadero desastre. Es menos probable que nos acerquemos a una
mujer que nos interese.
Ten compasión por tus compañeras. La experiencia sexual que brindes no será
la misma. No estarás igual de receptivo a la excitación y eso puede trasladarse a tu
erección.
Date un respiro del porno. Los hombres que no lo consumen con regularidad
tienen una mayor facilidad para desarrollar su masculinidad y alcanzar su mejor
versión. Se dan una verdadera oportunidad con las mujeres y, por lo tanto, son más
propensos a realizar progresos significativos.
No te falta contenido en Internet que exponga las virtudes del movimiento no
fap. Los hombres experimentan cada vez más con el cese o la limitación de la
masturbación, especialmente si se acompaña con porno. Se afirma que esta disciplina
tiene grandes resultados positivos que yo mismo he podido comprobar. Algunos
experimentan menor ansiedad social, una actitud más asertiva, un mayor éxito sexual
y más energía. La posible elevación de la testosterona y/o la estabilización de la
dopamina están detrás de estos resultados. El porno es una adicción poderosa y
requiere disciplina manejar tus impulsos, particularmente en las primeras semanas. No
propongo que dejes de masturbarte, sino que lo reduzcas a lo estrictamente necesario
y que evites abusar del porno.
Otros aspectos notorios fueron: un aumento de mis ingresos a lo largo de los
meses (mayor enfoque profesional y empresarial) y unas ganas impetuosas de tener
más sexo aventurero con mi pareja. Todo cambio a mejor, suma.
Los videojuegos, en mi opinión, son un chupete similar al del porno. Y os habla
alguien que le ha echado muchas horas. Cualquier videojuego que me diera la
oportunidad de competir y hacerme valer con otros jugadores, estaba hecho para mi.
Piensa que es habitual que los niños y hombres jueguen durante horas al día, durante
varios años. En la vida real, el impulso de trabajar para alcanzar metas y tener éxito
parece disminuir, precisamente porque actúa como el porno: como sustitutivo
(pobre) del trabajo. Si el deseo masculino de competir, destrozar a tus enemigos y
tener éxito junto a tus compañeros… se ejerce en el mundo virtual del videojuego y no
en la realidad, tenemos un problema. Seguramente no estés de acuerdo si le dedicas
muchas horas a los videojuegos, pero no soy quien para juzgar cuando yo he sido el
primero en sacrificar horas de universidad para seguir compitiendo virtualmente.
Volviendo a lo virtual, seguramente las redes sociales son algo que el cerebro
humano no está preparado para procesar. Tal vez, al igual que el porno y los
videojuegos, si se usan de forma responsable y con moderación pueden estar bien. Es
una plataforma de comunicación milagrosa, un gran recurso de información y perfecta
herramienta de marketing. Pero seamos conscientes: estos tres pueden estar
lastrando nuestra satisfacción general.
En las redes sociales podemos ver todas las muestras de riqueza y felicidad que
cuidadosamente otros publican. Mientras tanto, publicamos nuestro contenido con el
mismo cuidado, todo para mostrar lo increíble que puede llegar a ser nuestra vida. Es,
sobre todo, una herramienta para llamar la atención. Especialmente en el caso de
las mujeres jóvenes. Este es un tema puntiagudo a día de hoy, pero creo que hablo por
muchos hombres acerca de esta cuestión, la cual ha sido motivo de consulta en
numerosas ocasiones. Pregunta sencilla: ¿qué motivos tiene una mujer en una relación
seria para subir contenido provocativo a sus redes sociales? Tratarán de convencerte
de que el contenido provocativo que suben a sus redes sociales no va dirigido a terceras
personas. Los motivos reales, aparentemente, suelen ser “me siento bien conmigo
misma”, “me gusto y no me da miedo mostrarlo”, etc. Las mujeres (sobre todo a día de
hoy con el boom de las redes sociales) han demostrado amar llamar la atención por
encima de todas las cosas. En especial la de los hombres. ¿Quién decide qué contenidos
son provocativos y cuáles no? No es lo mismo que tu pareja suba un par de fotos
después de entrenar (donde se enorgullezca y muestre su progreso físico en el gimnasio)
que cuatro fotos en lencería en su cuarto argumentando “estaba orgullosa de mis
progresos”. La cuestión es: si estás orgullosa de tus progresos, si te ves provocativa, si te
sientes sexy y tienes la autoestima por las nubes… es normal querer hacerse fotos. Puede
que incluso pienses en mandárselas a tus amigas o a tu pareja. Es el proceso de subir el
contenido a tus redes sociales lo que no tiene una explicación lógica más allá de querer
mostrárselo a terceras personas. La otra posible explicación sería ganar dinero, en el
caso de mujeres que promocionen productos como lencerías o trajes de baño, por
ejemplo.
Con esto no quiero decir que esté mal que una mujer suba contenido
provocativo a sus redes sociales, pero se debe mencionar, porque es un
comportamiento que los hombres, por lo general, no encuentran para nada atractivo
(pero suelen callar por mantener una postura políticamente correcta). Hay mujeres
que querrán a un hombre tradicional: capaz de proveer, de tener conductas
masculinas, fuerte en la adversidad, que las escuche, que las comprenda, confiable y
que las respete. La pregunta es: ¿cuántas de ellas están dispuestas a ser mujeres
tradicionales?
No maquillemos lo que pueda haber detrás de las decisiones que una mujer
toma. Desde luego que subir fotos provocativas a las redes sociales, teniendo una
pareja estable y sin sacar un provecho real de ello, da que pensar.
Cuando temes que tu pareja suba cualquier tipo de contenido y otros hombres
puedan acercarse a ella por ello, hablamos de inseguridad por lo que otros puedan
intentar. Es distinto cuando es ella quien, a sabiendas de que el contenido es muy
provocativo, mueve ficha y se expone a ese nivel. Ya no te preocupan otros hombres
reaccionando, te preocupa por qué es ella quien se esfuerza por mantener viva la
atracción en otros. No está siendo respetuosa con su pareja, pues una explicación
probable sería que esté tratando de mantener otras opciones abiertas.
Muchas mujeres se alterarán si haces esta reflexión en voz alta o si pones un
límite respecto a subir contenido subido de tono. El motivo es el siguiente: a las mujeres
no les gusta ceder su ventaja sexual sobre los hombres con la que pueden
mantener algunas opciones en recámara. Las estadísticas dicen que, alrededor del 50%
de las mujeres casadas mantienen un hombre en recámara y el marido no suele
saberlo.
A las mujeres modernas se las ha enseñado a tener ciertos malos hábitos que,
en una relación a largo plazo, las aleja de la figura de mujer tradicional (la realmente
atractiva para un hombre centrado). Enseñar el culo en internet, sin ir más lejos. No
digo que una mujer no pueda hacer eso. Trato de hablar la realidad que callamos y es
que es una falta de respeto hacia la pareja querer llamar la atención de terceros
cuando tienes a alguien al lado. Y motivo de algunas rupturas bajo la manta de la
inseguridad. Cuando dos personas estén en una relación seria, qué menos que ambos
se tengan esa clase de respeto (tanto uno como el otro, evidentemente). Tampoco estoy
diciendo que le vaya a ser difícil encontrar pareja a una mujer por tener esta clase de
actitudes. Eso es lo realmente fácil. Lo complicado será mantener una relación estable,
sana y satisfactoria. Mucho más complicado aún que la tenga con un hombre de alto
valor, capaz de ser asertivo y poner ciertos límites. Podrás acceder a hombres con
facilidad, pero no a la clase de hombres tradicionales de alto valor que suele una mujer
desear. Si os habéis comprometido a conoceros el uno al otro, no deberíais llevar un
cartel de "Se vende" en el proceso.
Asumo que cualquier hombre que lo tome como falta de respeto, no estará
subiendo esa misma clase de contenido a sus redes sociales. No podéis exigir lo que
vosotros mismos no ponéis sobre la mesa. Os invito, a los que lo hagáis, a
reflexionar en cuanto a los motivos que os empujan a exhibiros de esa manera.
No seáis la clase de hombres que caen con facilidad en este comportamiento.
Que alguien quiera llamar la atención no quiere decir detrás haya una finalidad
romántica. Puede que la finalidad sea esa: atención. Si ves una publicación
provocativa, deja que sean otros los que regalen su atención.
Imagina, por un momento, las cosas desde la perspectiva de una mujer. Recibir
atención de hombres (y otras mujeres) es una demostración de poder y estatus. Es
divertido y validador. Es la parte favorita de muchas mujeres al interactuar con otros
hombres. Solo tienes que echar un vistazo a Facebook, Instagram o TikTok para verlo
con tus propios ojos.
Antes sorprendía ver que una mujer atractiva de veintitantos años podía tener
mil seguidores en las redes sociales. Hoy en día no es raro que una mujer miles y miles.
Al igual que el porno ofrece (virtualmente, por supuesto) lo que un hombre encuentra
estimulante, las redes sociales pueden ofrecer algo que las mujeres encuentran
realmente placentero: validación y atención. Mi recomendación es que os fijéis bien en
esta clase de comportamiento si os planteáis avanzar en vuestra relación con una
mujer.
Nuestra feed se contamina con esta clase de contenido, que se intercala con la
política polarizada de hoy en día. Es una fórmula horrible que nos llevará a perder el
tiempo y sentirnos cada vez más desanimados. En su lugar, os recomiendo una receta
verdaderamente fructífera y próspera, compuesta por aspectos reales como el ejercicio,
el autoconocimiento, el emprendimiento de sueños e ideas, los viajes, los deportes, la
lectura, la aventura y cualquier otra forma de alegría masculina saludable de la que
realmente podamos participar.
La gran disponibilidad de juegos en línea, redes sociales, televisión y pornografía
son medios para el entretenimiento (con sus excepciones), pero al mismo tiempo nos
ayudan a evitar afrontar el miedo al rechazo y competir en la vida real. Los hombres
no corren riesgos en la vida real porque estan ocupados alimentando su conducta
evasiva. Mientras, disfrutan únicamente de recompensas virtuales, las cuales son
insuficientes a largo plazo para el sentido de la autorrealización. En mi humilde
opinión, los hombres deben aprender a gestionar y limitar este tipo de estímulos en
favor a la realidad. Claro que ver una película o una serie de vez en cuando no es una
conducta escapista, pero debemos mantenernos centrados por largos períodos de
tiempo para ver resultados significantes. Los hombres necesitamos de realidad.
CAPITULO 8: GUERRERO POLITICAMENTE
INCORRECTO
Nuestra sociedad es superficial; respeta la apariencia física y la confianza.
Hombres y mujeres lo saben. La imagen corporal puede ser un verdadero quebradero
de cabeza para hombres y mujeres (sobre todo jóvenes). Incluso en la edad adulta,
cuando una mujer se vuelve menos atractiva (por la razón que sea), quiere cambiar
las reglas de la biología. Empiezan a abusar del maquillaje, pasan por gran cantidad
de cirugías, etc. Tratan de mantener su atractivo sexual en el mercado por muchos
años más.
No culpo a las mujeres por intentar alterar la narrativa. El problema viene
cuando una mujer se excusa en que sus relaciones no progresan porque “los hombres
las prefieren más jóvenes”, “porque todos son iguales”, etc. Las relaciones son cosa de
dos y esta clase de mujeres no se hace responsable de la parte que le corresponde. Si
muchas mujeres son incapaces de progresar en las relaciones, es por su mala
predisposición a estas. No quieren revisar si sus actitudes están alineadas con aquellas
que resultan atractivas a ojos de un hombre. Estas impiden su progreso en relaciones
sanas y satisfactorias con un hombre cuando todavía conservan todo su atractivo
(físico). Para cuando no lo conservan, se preguntan por qué son incapaces de mantener
a un hombre a su lado. Precisamente porque ya no hay un atractivo físico que
“compense” su mala actitud y predisposición para las relaciones con un hombre. El
feminismo ha dado permiso a las mujeres para ser lo que quieran, independientemente
del resultado.
Los hombres no suelen pronunciarse al respecto porque querer a una mujer
tradicional y femenina representa ser políticamente incorrecto a día de hoy.
Está claro que una mujer atractiva dispone de un enorme poder en su fase de
máximo esplendor sexual en el mercado. El sueño es extenderlo de alguna manera
más allá de su fase de máxima fertilidad. Muchas con el afán de seguir compensando
esas malas actitudes. Recuerdo: no se puede exigir aquello que no se da previamente.
No se puede exigir un hombre centrado y tradicional, sin ser una mujer femenina y
tradicional.
Los medios de comunicación femeninos capitalizan estos impulsos a través de
temas sin sentido como la "imagen corporal positiva", la "aceptación de la gordura" y
otras tonterías que dan permiso a las mujeres para tener una dieta indisciplinada.
Lamentablemente, se le hace un flaco favor a las mujeres. Las mujeres se dicen a sí
mismas y a las demás "eres perfecta tal y como eres". Y así debería ser, creedme. Pero
este escrito trata de arrojar luz a la realidad, y es que esos consejos no están alineados
con aquello que un hombre de valor realmente quiere. Lo comprendo, pero no voy a
alimentarlo.
Los hombres, con el tiempo, nos volvernos gordos y perezosos con facilidad.
También envejecemos. Pero en lugar de quejarnos de lo injusto que es para nuestros
sensibles egos, quizá sea hora de ser un poco más hombres a la hora de afrontar
nuestros problemas y salir a entrenar si es necesario.
Tener una mejor salud física nos da una mejor calidad de vida. Si estamos
desarrollados físicamente, la gente nos verá con un mayor status y no seremos
percibidos como víctimas. Cuando un hombre comienza su camino hacia la aptitud
física, aprende a gestionar y superar sus propias debilidades. Principalmente las de
naturaleza mental (y más importantes). Esas debilidades se presentarán en forma de
resistencia y se superarán, siempre que se desarrolle disciplina. Calidad de vida y físico
de calidad serán los resultados. Quien lo haga se percibirá a sí mismo como un hombre
fuerte y formidable y eso, de nuevo, se trasladará a su confianza y lenguaje corporal.
Esta mejora requiere tiempo y dedicación. Más que hacerlo por terceras
personas, los haremos por satisfacer una necesidad fundamental. Nuestra sociedad
acepta el abuso de comida de mala calidad y es indisciplinada en lo que respecta al
entrenamiento físico, hasta el punto de tratar de cambiar las reglas y decidir,
colectivamente, que el sobrepeso puede ser norma. Envidia, intimidación y atracción
es lo que despierta una persona que cuida su físico. Conviérte en una.
En este libro hablo de conceptos, pero no necesariamente sobre aspectos
específicos de la dieta saludable y el entrenamiento físico. Hay una gran cantidad de
información disponible sobre estos temas. Siendo realistas, sabemos que no tienen
ningún misterio. Las fórmulas milagrosas son para aquellos con falta de disciplina.
Empezar nunca fue una verdadera lucha para mí. A mis 16 años mis padres no me
permitían ir al gimnasio. Una vez empecé, llevaba tiempo queriéndo probar, con lo
que empecé con tantas ganas que para cuando me faltó motivación, ya había
desarrollado disciplina. En la actualidad, mi rutina consiste en un entrenamiento básico
con pesas realizado tres (o cuatro) veces a la semana durante 1 hora. Para perder peso
reduzco progresivamente la ingesta de carbohidratos (pastas, arroces, pan, etc) y
realizo sprints por intervalos dos veces a la semana (sumado al entreno de pesas) para
perder grasa a la vez que conservo mi masas muscular. Hago calistenia en algunas
temporadas. En ocasiones cambio de ejercicios, pero si estoy concentrado en la dieta,
suelo mantenerlos para medir mejor los progresos con el paso de las semanas. Variarlos
hace más interesantes los entrenos. Entrenar con un colega lo hace más productivo. El
factor competitividad brota fácilmente. El precio a pagar es una vida social ajustada.
Pero me apaño.
Mi dieta base es comer lo que me apetezca en cada momento (siempre que sea
saludable) y comer fuera de casa un par de veces a la semana (es cuando aprovecho
para comer lo que sea). Lo combino con una reducción de mi consumo de azúcar al
mínimo. Para mí es fácil, pues no me apasionan los dulces. Apreto en el consumo de
proteínas de calidad, pues es esencial para ganar kilos de músculo. Este estilo de vida
contribuye a aumentar la testosterona. Trato de mantener una hidratación adecuada,
pues no vale eso de “no tengo sed”. Bebe tus 2 litros al día. El sueño es esencial (aunque
en esta época de mi vida lo esté dejando un poco de lado). Para rendir necesito 6 horas
mínimo. Lo ideal son 8 horas. Lo dicho: sentido común. Haz algo.
En mi opinión, hay que entrar en la mentalidad del guerrero y volverse
"peligroso". Durante unos años seguí a Javier García Roche en sus redes sociales, alias
“El Rey Chatarrero”, boxeador y campeón de España en 2016. Siempre decía que él no
iba a dejar de entrenar nunca. Decía tenía que estar listo por si el día de mañana vivía
un apocalipsis zombie.
A lo largo de la historia, las leyendas y arquetipos de la masculinidad no han
sido personajes débiles y endebles, incapaces de defenderse de los “malos”. Las mujeres
no fantasean con la debilidad o la pasividad. Fantasean con un hombre de actitud
dominante. No es necesariamente una dominación sobre los demás, sino sobre uno
mismo.
Aragorn, personaje ficticio en la saga el Señor de los Anillos, es para mí el
epítome de la masculinidad. Nacido para reinar cómodamente, y aún así se emplea
para demostrar que el puesto debe ser suyo. Entiende su propósito, el cual es entregarse
a una causa mayor. Es la solución a la injusticia personificada, pues se emplea por
aquellos que no parten de su misma suerte. Capaz de ser cariñoso y cercano con los
suyos pero feroz y violento con sus enemigos. Lo que aconseja se lo aplica él mismo. No
tolera triángulos amorosos, pues en la saga detecta que otra mujer se obsesiona con él
y le deja claro que no está interesado. Es humilde, pues en ningún momento quiere
portar el anillo. Teme no ser lo suficientemente humilde como sus antecesores, lo que lo
hace ser humilde desde ese mismo instante. Conoce sus limitaciones. De actitud y
discurso ejemplar, inspira, es leal, es auténtico, se sacrifica por otros y es fiel a sí mismo
y a sus creencias en todo momento.
Todo lo que tiene que ver con la dominación suele despertar controversia, pero
la dominación sobre uno mismo puede ser maravillosa. No la proyectas sobre nadie,
pero tu alrededor responde a ella. El hombre centrado no es violento, pero está listo
para defenderse. Hay una vieja analogía que ayuda a explicar por qué es así. Y es que,
si los malos son "lobos" y la gente común y gentil son "ovejas", entonces el hombre
centrado (ético y asertivo) es el "perro pastor". El perro pastor tiene muchas
similitudes con el lobo, pero vive entre las ovejas y no las ataca. Las ovejas saben
que no tienen la capacidad de defenderse pero, en cambio, admiran al perro pastor.
Este es capaz de hablar su verdad y defenderse de un ataque (sea a él o a los suyos).
Puede ser peligroso. Como hombres, no queremos ser ovejas. Debemos aspirar a ser ese
perro pastor.
Es importante distinguir entre el verdadero guerrero (militar, policía, etc.) y el
civil con mentalidad de guerrero. Las personas que luchan en nombre de la ciudadanía
y del gobierno son los verdaderos perros pastores que se enfrentan a la amenaza de los
lobos. Incluso como civiles debemos cultivar absolutamente algo de ese guerrero como
parte del desarrollo masculino.
Algunos de nosotros elegimos adoptar la incomodidad de involucrarnos en el
entrenamiento físico y/o algún tipo de disciplina para desarrollar una mentalidad más
guerrera.
Algunos filósofos recomiendan reflexionar sobre la muerte como un ejercicio
para ver la vida de forma distinta. En la vida cotidiana, vivimos con la posibilidad de
ser golpeados y asesinados, pero rara vez lo pensamos. Hubo un tiempo en el que
consumí mucho contenido violento. Sabía que la vida era muy frágil, pero no fui
consciente hasta ese momento. Simplemente vivimos y planeamos la vida como si
nunca fuéramos a morir. “De algo hay que morir” suelo decir desde entonces. Ser
consciente de lo frágil que es la vida y lo real que es la muerte, te lleva a ver las cosas
de otra forma. Se produce una pequeña reconfiguración del cerebro para ser más
capaces, tácticos y resistentes en la vida.
Los hombres harían bien en empezar a entrenar en una disciplina deportiva
como parte del desarrollo masculino. En especial si se trata de deportes de contacto.
No te equivoques, no será fácil. Siempre habrá un elemento de miedo combinado con
una humillación del ego. Pero a medida que el viaje continúe, el miedo disminuirá.
También te digo que un hombre no es necesariamente menos varonil si no lo hace.
Dicho esto: una mentalidad guerrera, disciplinada, con un mínimo de dieta, con
entrenamiento… no dejarán opción a un hombre más que a abandonar su antigua
mentalidad de víctima y empezar a respetarse a sí mismo. Un hombre responsable,
disciplinado y que se respeta a sí mismo no se preocupa por caer bien a los demás, sino
que se hace respetar. A la gente no le desagrada, sino que le admira y quiere aliarse
con él. Hay que acostumbrarse. En un nivel primario, los hombres y las mujeres
reconocen la diferencia entre la mentalidad de víctima y la de guerrero y prefieren
aliarse e identificarse con la segunda.
Esto no quiere decir que tu debas llevar el título de 'guerrero' en la frente, sino
que debes esforzarte por aprovechar espíritu, cuerpo y mente, propio de un guerrero,
independientemente de tu perfil o profesión. Hacerlo te otorga la capacidad de
aplastar la voluntad (y el cuerpo si fuera necesario) de otros hombres que intenten
arrebatarte lo que es tuyo o de tus seres queridos (defensa propia). Un hombre que no
está dispuesto o es incapaz de enfrentar la adversidad, no esta centrado.
CAPITULO 9: LAS MUJERES NOS PONEN A PRUEBA
Como expliqué en mi primer libro, las mujeres nos ponen a prueba. Dicen o
hacen algo para juzgar la reacción o respuesta que puedas tener.
Es un tema que las mujeres prefieren seguir llevando en silencio, en lugar de que
se discuta abiertamente. Y es que no es motivo para quejarse. De hecho, indica que la
mujer se siente atraída (o al menos interesada) en ti. Puede aparecer en forma de
preguntas, declaraciones o comportamientos a la espera de tu reacción. Esto ha
jugado (y sigue) jugando un papel muy importante en la selección de pareja.
Las pruebas suelen ser instintivas. Tarde o temprano tendrás que superar
alguna. Su función es crear una respuesta emocional, para luego analizarla. No
importará tanto lo que digas, sino la actitud y el comportamiento que tengas al
responder. Tratan de averiguar tu falsedad potencial, las mentiras que puedas decir y
si eso que aparentas es lo que realmente eres. Ella tratará de averiguar si te alteras con
facilidad. Pondrá a prueba tu confianza, si eres propenso al enfado, etc. Podrá
comprobar si eres débil y complaciente, qué comportamientos tolerarás por su parte…
y cualquier otra información que pueda procesar. Esto la ayuda a determinar lo
centrado que estás y lo interesante que le puedas resultar. No te lo preguntarán.
Tratarán de comprobarlo directamente. Los hombres pueden mentir y, de hecho, lo
hacen, por lo que las pruebas es una herramienta preciada entre las mujeres.
Una prueba que han mencionado últimamente mis clientes en primeras citas
(prueba que no menciono en mi primer libro) es la comida. ¿Cuántas veces hemos ido
a un restaurante con una mujer y, para nuestra sorpresa, trata de coger algo de nuestro
plato? La mayoría se sentirá ligeramente molesto pero tratará de no demostrarlo.
Desgraciadamente, es una prueba más y dejar que esto ocurra sin mediar palabra,
transmite sumisión por tu parte. En el otro extremo, se encuentran unos pocos
hombres, que tendrían una respuesta abusiva. Por supuesto, eso es peor porque indica
que él es propenso a la ira y podría, de hecho, ser peligroso para ella. Lo ideal es que
ella sea una mujer sana mentalmente, de buena predisposición al relacionarse con un
hombre, y que busque la tercera opción: un hombre seguro de sí mismo que
aproveche la oportunidad para coquetear. Por ejemplo: no le permitas coger de tu
comida con una media sonrisa confiada, o mi opción favorita: toma un pedazo de la
suya en represalia, acompañando con una sonrisa pícara. Prueba superada. No
podemos agrupar todas las pruebas posibles. Cada mujer es un mundo en este sentido
y no puedes preveer qué clase de pruebas suele poner cada una. Es por eso que
recomiendo interiorizar el contenido del primer libro y reflexionar con este segundo
escrito, para finalmente ser capaz de afrontar cualquier prueba, no porque trates de
aparentar estar centrado, sino porque realmente lo estés.
Otro ejemplo de prueba es cuando una mujer intenta que un hombre cambie
su opinión (o postura) sobre algo. Los hombres más débiles cambian rápidamente su
opinión para que coincida con la de ella. La famosa complacencia. Es un gran fracaso,
pues demuestra tener miedo de no estar de acuerdo con ella y que esto lo lleve a
perderla (acercándose aún más a ese resultado que tanto teme). También le indica la
facilidad con la que cualquier otra mujer podría manipularlo, y esto despierta
rechazo en ellas. A consecuencia de su comportamiento, se despiertan emociones
negativas en ella. Decepción es la palabra. Sin embargo, un hombre centrado escucha,
pero confía en sus propias creencias. Discrepa de la mujer teniendo sentido del humor,
demostrando así confianza en sí mismo. Prueba superada (de nuevo), ya que no tiene
necesidad de comprometer su propio punto de vista por una necesidad desesperada
de ser agradable con ninguna mujer (sin embargo, es sabio reconocer cuando ella tiene
un punto legítimo y ajustar el tuyo).
Como decía, las pruebas se presentan en variedad de formas. Algunas son
exigencias en forma de "cómprame eso", preguntas como "¿qué piensas de esa chica?",
o "¿de verdad vas a ponerte eso?". Están diseñadas para sacudir el marco de un hombre
y, bueno... ponerlo a prueba. Son realmente divertidas y agradables para las mujeres
porque si el hombre falla, ella siente que gana. Si se disculpa, cambia de opinión o se
comporta como un perro obediente, el hombre fracasa. Curiosamente, las pruebas son
aún más divertidas para el hombre cuando las supera. Sé algo arrogante, ten sentido
del humor, y por supuesto, no complaciente. Su agradable sorpresa al verle tan
confiado sacude sus emociones en favor de la atracción que siente por él. Los hombres
más débiles ven las pruebas de miserables y no tienen idea de por qué. Es porque, en
el fondo, no las ven venir a tiempo o directamente no las superan. A los hombres más
centrados no les importan las pruebas de las mujeres lo más mínimo: saben que
superarlas provocará cierto cosquilleo en la ropa interior de la mujer que les acompaña.
Las pruebas son algo completamente natural en las mujeres y debes aprender
a convivir con ello. Sólo son problemáticas cuando no tienes ni idea de lo que está
pasando. Una mujer puede aprender mucho sobre un hombre observando su reacción
a cada una de sus pruebas. Él se volverá más callado, puede que se enfade, dude de
sí mismo… o cualquier otra respuesta que represente un fracaso. Ella no está buscando
un hombre que ceda fácilmente ni tenga conductas femeninas (más propias de un ser
emocional como es la mujer). A su vez, quiere evitar al chico extremadamente malo,
sin sentido humor y que responderá a la prueba con enfados o respuestas abusivas.
Una forma de superar las pruebas con humor, es estar de acuerdo con un
comentario que haga y luego exagerarlo aún más. Gestionarlo de esta manera puede
dar lugar al humor y, a la vez, transmitir seguridad. Aumenta la tensión sexual y
despierta su curiosidad aun más, porque por más que lo intente, no puede someterte
a caer en una lucha verbal. Este es el "sentido del humor" que las mujeres siempre
buscan en un hombre (no un hombre sacado de una película cutre de comedia). Las
pruebas la ayudan a entender tu verdadera naturaleza y valor como hombre.
Las pruebas no desaparecerán en las relaciones a largo plazo. A más errores
cometas, más pruebas. Las empleará para considerar si quiere quedarse.
Lamentablemente, para los chicos excesivamente buenos y complacientes, que fallan
de forma (casi) crónica estas pruebas, las pruebas sólo se intensificarán. Las más
pequeñas llevarán a otras más grandes (incluyendo, en casos extremos, el ser infiel)
hasta que sea evidente para la mujer que su hombre no tiene absolutamente ningún
límite. Un hombre sin límites no tiene ni columna vertebral para ella. Son necesarios
para ser un hombre centrado. Ella terminará con romper la relación.
¿Por qué insisto en que las mujeres son seres emocionales? No es de extrañar que
a los hombres nos confundan algunos de los comportamientos de la mujer (como las
pruebas). Las propias mujeres rara vez se cuestionan sus propios sentimientos y
motivaciones. Los humanos no son máquinas. Rara vez las mujeres salen de sí mismas
para analizar y descifrar lógicamente sus propios comportamientos. Sienten y luego
actúan en base a eso que han sentido.
Hombres: superar las pruebas no evita las futuras, sino que sólo disminuye su
frecuencia. Sé la montaña como aprendiste con el primer libro. Dominante, casual y
juguetón, pero no te ofendas cuando una mujer te ponga a prueba.
CAPITULO 10: VIVIENDO EN LA REALIDAD
Te recomiendo leer Los Cuatro Acuerdos de Don Miguel Ruiz. Es un libro en el
que, básicamente, aprenderás a "vivir en la verdad”. A veces, en nuestra vida, si hay
cosas que no nos gustan, tiene que ver con los acuerdos que hemos firmado
previamente con nosotros mismos. Todos caemos en una determinada familia, con una
determinada lengua, con una determinada religión… en los que no hemos tenido ni
voz ni voto real. Estaban ahí antes de que nacimos. No solo los aceptamos como
propios, sino que nos los inculcan a lo largo de nuestro crecimiento. Requiere de alguien
muy valiente romper con esas creencias. Estos cuatro acuerdos son la base de cualquier
hombre centrado y algunos de estos los encontré en mi mentor Gary Vaynerchuk
(emprendedor y orador de primera) antes de conocer el libro. ¿Por qué es tan
importante este concepto? Vivir en la verdad es la punta del iceberg de un largo
seguido de desafíos. Cuando una persona comienza este proceso, estimula el desarrollo
de su carácter (lo que puede cambiarte la vida). Cuando vivimos en la verdad, no hay
lugar para las mentiras. Inevitablemente entras en conflicto, pero esa es la idea.
Mentir es para los temerosos, los codependientes y los que complacen a la gente porque
les facilita evitar el conflicto.
Hablar con la verdad no significa decir cosas hirientes a los demás y es mucho
más que no decir mentiras. No significa regalar nuestros secretos. Significa ser real.
Significa soltar la falsedad que ha estado protegiendo al ego. Vivir en la verdad
también significa mantener una comunicación abierta, la cual permite definir límites y
resolver conflictos (bases esenciales en cualquier relación de pareja). No más "contratos
encubiertos" como se menciona en el libro. Cero expectativas o límites sin comunicar.
Debemos ser sinceros y asumir responsabilidades. No podemos obligar a los demás a
vivir en la verdad, pero tampoco someternos a sus mentiras o cumplir con su falsa
narrativa de la realidad.
Ser falso es fácil. Mentir o poner excusas por nuestros errores puede ser terrible;
demuestra la fragilidad de nuestro ego y lo impotentes que nos sentimos. La fuerza y
confianza se demuestran al asumir nuestra responsabilidad, en lugar de poner
excusas. Vivir en la verdad es el camino disciplinado. Debemos ser honestos sobre la
condición de nuestra realidad, sobre nuestro uso de drogas, nuestra falta de ejercicio,
nuestro pésimo trabajo, nuestras relaciones tóxicas, nuestro esfuerzo por cambiar las
cosas... Cuando presumimos desde la falsedad, el concepto de vivir en la verdad suena
como una carga muy pesada de responsabilidad. La mayor parte de mi adolescencia
ha sido un proceso pobre en el que trataba de ocultar la debilidad, trataba de evitar
la vergüenza y fardaba de las pocas fortalezas que tenía. Impresionar a otras personas
me hacía sentir que valía la pena en el momento. Qué patético. Vivir en la verdad
rompe con los grilletes del autoengaño.La responsabilidad que asumimos nos pone en
libertad.
Lo que las pruebas reflejan es, en realidad, el amor y atracción que sienten las
mujeres por la verdad. Las mujeres nos enseñan a hombres y niños a amar la verdad y
a creer en ella. Las mujeres odian ser engañadas. La integridad es crucial.
La “epidemia del chico bueno" mencionada anteriormente tiene sus raíces en la
falta de honestidad. Los chicos buenos tratan de separar lo que consideran luz y lo que
consideran oscuridad, para luego ocultar lo oscuro. Son civilizados, pero llevado al
extremo. La asertividad, el interés propio y el hecho de decir la verdad se ocultan bajo
la alfombra. El miedo es la raíz de esta elección. Miedo al conflicto y miedo a la
desaprobación. Por esta razón, los "chicos buenos" no pueden ser líderes. El liderazgo
requiere de humildad, cariño y una mente abierta. También requiere de límites,
expectativas y honestidad.
Una técnica deshonesta para complacer a la gente (que nuestra cultura
fomenta) es pedir disculpas constantemente. El objetivo de quienes la emplean es
calmar a los demás y evitar seguir sintiendo culpa. Utilizan las disculpas cuando meten
la pata (a conciencia) y les pillan. En ocasiones nos disculpamos por cosas con las que
no tenemos nada que ver o, incluso, nos disculpamos por las acciones que ha cometido
otra persona.
La mayoría de los hombres de nuestra sociedad emplean la estrategia sumisa
de apaciguar a sus chicas mediante una disculpa excesiva. Esto no es vivir en la verdad.
Compromete su propia integridad en un intento de apaciguar la de otra persona. La
disculpa no será genuina y sólo demuestra que no estas centrado.
Vivir en la verdad debe ser nuestra nueva mentalidad. Hay dos partes: en la
primera nos esforzaremos por hacerlo bien, aunque todavía cometeremos errores.
Tendremos una disculpa genuina y asumiremos toda nuestra parte de responsabilidad.
Corregiremos nuestra metedura de pata. Esto se hace desde una posición de confianza
y fortaleza, sin excusas ni tonterías. La segunda puede ser más difícil: no nos disculpamos
por los fallos de los demás. No seguimos con una disculpa tras otra, tratando de evitar
el conflicto.
Cuando te encuentres en una posición de liderazgo, te harás cargo también de
los errores de aquellos que estén subordinados a ti. Si fallan, puede que haya cierta
falta de claridad, insuficiente formación o comunicación tu parte como líder.
Yo todavía cometo errores en mis inversiones, en mi negocio, en mi casa... Asumir
la responsabilidad y hacer las cosas bien, con sinceridad, tiene efectos sorprendentes. La
gente suele responder con respeto y compasión. Hace falta ser una persona dura para
ser humilde. Mis alianzas, liderazgo e interacciones se han vuelto más fuertes y positivas
gracias a vivir en la verdad. Al igual que los demás temas de autodesarrollo contenidos
en estas páginas, es un proceso continuo de aprendizaje y aplicación.
CAPITULO 11: ATRACTIVO Y RELACIONES A DÍA
DE HOY
Hombres y mujeres no seguimos una misma evolución física a lo largo de la vida.
Biológicamente, las mujeres maduran físicamente antes que los hombres. A los 20-25
ya han alcanzado su máximo atractivo sexual. Por lo tanto, alrededor de los 25 años
es el momento en el que su capacidad para atraer a un hombre de primera categoría,
es máxima.
Es atractiva para los hombres de prácticamente todas las edades. En ocasiones
se me pregunta lo siguiente: ¿por qué las mujeres más jóvenes se ven tan atraídas por
hombres más mayores? Esta clase de hombres tiende a estar más centrado que un
hombre más joven. Suelen tener mucha más experiencia en todas las áreas de la vida.
Suelen entender mejor a las mujeres, tener un propósito, mayor poder adquisitivo… En
comparación con los más jóvenes, transmiten ser más fuertes, estables emocionalmente,
con más cosas a ofrecer… Y ellas tienen acceso a ellos desde muy pronta edad, pues se
han desarrollado físicamente desde muy pronto.
Los hombres de bajo valor son fácilmente pasados por alto durante este período
(relativamente corto) de su vida. Los hombres de alto valor les parecen abundantes,
pues acceden a ellos desde temprana edad por su rápida evolución del atractivo. Sin
embargo, por mucho que nuestra sociedad políticamente correcta trate de ocultarlo,
el atractivo sexual de la mujer disminuye a lo largo de los años. Esto, por supuesto, no
quiere decir que su valor como ser humano haya disminuido, sino que su atractivo
sexual empieza a bajar tras el fuerte pico en temprana edad. Esto es algo que debe
preocupar a la mujer, ya que afectará negativamente a la calidad de los hombres
que pueda atraer con el paso del tiempo. Es por eso que soy tan crítico con la actitud
de muchas mujeres a día de hoy. Las hay que no tienen una buena predisposición para
mantener una relación sana y estable con un hombre. Tienen comportamientos
(promovidos por esta sociedad políticamente correcta) que les impiden acceder (o
mantener) a hombres de alto valor desde su temprana edad (pese al pico de atractivo
sexual) por seguir invirtiendo en conductas poco atractivas a ojos de un hombre. No
quiere decir que las mujeres deban de tener conductas más femeninas que faciliten
despertar ese atractivo, pero sí ser conscientes y responsables si, con el tiempo, ven
saboteados sus resultados con los hombres. Se aferran a la idea de “no necesitamos a
un hombre a nuestro lado”, “yo soy el amor de mi vida” o “quiero ser madre soltera”.
Ninguna mujer necesita a un hombre en concreto y viceversa. Eso sí, somos seres sociales
y vivimos de dar y recibir amor. Sobre todo las mujeres, que suelen tener una una
mayor necesidad de conectar con otros. Cuídate y respétate. Pon límites a los que nadie
sea inmune de castigo si los rebasa y trata de tener hijos en pareja (aunque luego
pueda no funcionar). No estoy de acuerdo con la privación de una de las figuras,
paterna o materna, ya desde el principio, pues padre y madre hacen distintos aportes
en la vida de los críos. Y ambos son necesarios.
Los hombres, en cambio, nos quedamos atrás respecto a las chicas en lo que se
refiere a nuestra maduración física inicial. Nuestro atractivo sexual en el mercado
seguirá siendo bajo durante la adolescencia. Subirá lentamente a partir de los 20 años
y será inferior al de las mujeres de nuestra edad. Es por ello que típicamente vemos
una diferencia de edad en las parejas heterosexuales, siendo el hombre mayor y más
establecido por supuesto. La media de solicitudes de mensajes en redes sociales es
mayor en mujeres que en hombres.
No son datos con los que uno se deba desanimar. Los hombres incrementaremos
nuestro valor con las decisiones que tomemos en nuestro día a día. Que el incremento
sea exponencialo no depende de la medida en la que comprendamos mejor nuestro
alrededor. Es parte del camino a seguir en Chico bueno, chico malo.
Algo interesante ocurre con el paso del tiempo y es que el atractivo sexual de
un hombre sube gradualmente, alcanzando su punto máximo entre los 35 y 40 años.
Ahora es cuando le toca al hombre, por fin, tener una base de atractivo sexual
elevado para las mujeres de prácticamente todas las edades. Para un hombre
(siempre que esté en buena forma física y haya progresado en sus propósitos), éste sería
el momento de su vida en el que es más propenso a barajar varias opciones y luego
seleccionar a la mujer que más le interese.
En gran parte de nuestro pasado tribal, este tipo de hombre representaba al
superviviente. La edad que tiene lo demuestra. Es la figura más propensa a una
posición de líder en una jerarquía. Obviamente, la ventana de fertilidad masculina es
décadas más larga en comparación con la femenina, con lo que vivimos una menor
restricción.
La biología sigue ahí, pero entra en conflicto con la aceptabilidad social.
Independientemente de nuestra edad, los hombres podemos mejorar nuestro atractivo
sexual y la vida nos demuestra que vale la pena hacer el esfuerzo.
Las mujeres suelen ser conscientes de ello, pero en vez de emplearse por
adaptarse a la realidad, tratan de crear un “debería ser así” de la mano de la sociedad.
En cambio, las mujeres que se empleen por tener conductas más femeninas o atractivas
a ojos de un hombre, también hará que sean más felices.
La mayoría de los hombres no son conscientes de que su valor se aprecia con el
tiempo a medida que toman acción en su vida, y no hacen nada para desarrollar su
propio atractivo sexual dentro del mercado. De hecho, sin saberlo, hacen todo lo
posible para disminuirlo. La edad no es el único factor. Si un tipo está soltero y busca
novia, las mujeres pueden percibirlo y lo considerarán de bajo valor. Es un perfil
propenso a transmitir necesidad. Si un tipo tiene una relación y está siempre disponible
para su pareja femenina, ella considerará que está descentrado. Perseguir a una mujer
o pasar todo el tiempo con ella es una mala idea. Cuando la intimidad se siente
forzada, no es la falta de cercanía lo que la provoca, sino la excesiva cercanía. Céntrate
en cultivar el yo, pues es lo que en realidad aporta más erotismo a una relación.
Abandonar las amistades masculinas, dejar el físico de lado o tratar
desesperadamente de complacer a una mujer son los errores más comunes en cuanto
al yo se refiere. Le siguen la toma de decisiones y otras tareas de liderazgo dejadas en
manos de su mujer. Ahí empieza el desconcierto, cuando toda la pasión femenina se
apaga y el sexo que esperaban "ganar" nunca se materializa. Se siente frustrado
porque ha obedecido lo que la sociedad feminizada le ha enseñado: los hombres son malos,
hay que ceder a las mujeres por defecto, los hombres son egoístas, "esposa feliz, vida feliz"
y todo eso. El hombre se esfuerza por subordinarse, y sólo consigue más de lo mismo
porque está operando en el marco equivocado. Cultiva el yo en su lugar.
Antes del movimiento por los derechos de la mujer, el hombre casado era
considerado jefe de familia y principal proveedor. Era el que tomaba las decisiones y
tenía claramente el papel de líder. Si avanzamos hasta el día de hoy, esto puede parece
una barbaridad para algunas personas. Esta es una era feminista en la que imperativa
lo políticamente correcto. Con el paso del tiempo, hemos conseguido eliminar al
hombre de esa posición "patriarcal" como cabeza de familia y hemos colocado a la
mujer en ese papel. No quiere decir que la forma antigua fuera necesariamente
buena, pero tampoco lo es invertir esos roles. Dudo que las mujeres estén encantadas
con la situación ahora que les toca la mayor parte del liderazgo. Es una prueba ridícula
para toda la sociedad, pero bajo la apariencia de igualitarismo. El efecto secundario
es interesante, y es que el hombre está ahora en un papel similar al de los niños en el
hogar.
Tampoco saquéis amplias conclusiones sociales basadas sólo en mi perspectiva,
pero considerad a vuestros amigos (hombres) y fijáos en los que tengan parejao estén
casados. Si la conducta de ese hombre esta cerca de la de un niño, sin duda sólo
empeorará con el tiempo hasta que su relación termine. El declive del “estatus” se debe
a un par de razones:
La primera razón (si hay niños de por medio) es que, por razones biológicas,
una mujer tiene verdadero amor por sus hijos y los colocará siempre como prioridad
superior. Su amor por su hombre es más inconstante y depende del rendimiento y
ánimo de este. Sus hijos, en cambio, son biológicos. Llevan su misma sangre, los gesta
durante 9 meses y arriesga su vida para darlos a luz. Están hechos a su semejanza. Yo
respeto esa realidad. El hombre, como hemos visto anteriormente, puede ser
reemplazado.
La segunda razón es que la mujer se encuentra en el papel de liderazgo y
cabeza de familia (rol y conducta masculina). Ella ya no se excita con su hombre
porque se ha vuelto un subordinado, sumiso y complaciente. Es más bien un niño, pero
no su niño. Sólo para aclarar este punto: la confianza del hombre, su masculinidad, y
la dominación son los desencadenantes de la excitación de una mujer. Como hemos
establecido: él ya no es ninguna de esas cosas. Por lo tanto, al permitir ser retirado de
la posición de líder (probablemente nunca tuvo ningún liderazgo) y al encontrarse por
debajo de los niños en términos de estatus, ya no es lo "suficientemente hombre" como
para excitar a la mujer. Como expliqué en Chico bueno, chico malo, las mujeres se
sienten más cómodas al conectar con su energía femenina. Es su verdadera esencia y
desde la que pueden empezar a disfrutar de su relación con un hombre. Pero no lo
harán si ese hombre que las acompaña transmite ser menos hombre que ellas. Es tu
conducta lo que demuestra la fuerza de tu core masculino. Según la fuerza que
transmitas, inducirás (o no) a una mujer a dejarse llevar como subordinada. En ese
caso, como el que lo aparta del timón, tomará las riendas y lo apartará del mando. Y
es ahí donde empezará vuestro declive como pareja.
Tu atractivo sexual como hombre vuelve al que tenías siendo un crío, y lo que
es peor, has dejado que ocurra. Una mujer respetará y sentirá atracción sexual por
un hombre de un estatus ligeramente superior al suyo. Como se suele decir: la “chispa”
ha desaparecido. Ella (en secreto) no quiere que trabajes tan duro para complacerla
y ganarte su aprobación. Se siente menos atraída por un hombre que la pone sobre un
pedestal. El hecho de que él se esfuerce tanto por complacerla comunica que ella es la
líder y que él tiene un valor inferior (y ella no se excitará en absoluto con un hombre
de estatus inferior).
Por lo tanto, los hombres no suelen ser conscientes del atractivo sexual que
despiertan y luego se sabotean a sí mismos al cometer estos errores. En lugar de caer
en la trampa, debemos educarnos y mejorar. Identifica qué puedes hacer mejor y qué
nivel de atractivo estás despertando en ella. Cultiva y disfruta de tu propio desarrollo
masculino. Cúrate de querer agradar a todo el mundo. Debemos hacernos más fuertes
física y mentalmente, identificar las pruebas de una mujer y perder el miedo al
conflicto. Se puede ser honesto, amable, cariñoso y asertivo, sin necesidad de ser
complaciente.
Lo ideal es que una mujer se sienta deseada por él y, a la vez, sepa que él tiene
otras opciones. No quiere decir que deba tener mujeres en recámara, sino que se
mantenga en su mejor versión en la medida de lo posible. Un hombre centrado no
temerá empezar de 0, pues es consciente de su gran capacidad para competir con
otros hombres si vuelve al mercado. Al demostrar seguir siendo un hombre centrado,
ella percibe esa mentalidad y estatus de hombre dominante, lo que facilita que
florezcan emociones en ella. Imagina desde la perspectiva femenina lo vital que es
retener a un hombre así (y lo importante que es descartar a un hombre descentrado).
En el papel de padre, un hombre debe mantener temple y tranquilidad. Sigue
siendo la montaña. Será paciente, pero no tolerará comportamiento irrespetuoso de
nadie. Incluídos los hijos. Debe desarrollar la "mentalidad de padre". Debe estar seguro
de sí mismo y ser amable, pero sin dejar de controlar el mal comportamiento cuando
sea necesario. Lo hará desde una posición de liderazgo, sin rabia y sin violencia. Vive
en un espacio de cabeza firme y justícia en cuanto a los niños y las mujeres se refiere. Y
lo que es más importante: no se considera menos que su mujer (o sus hijos). Este es,
probablemente, el requisito primordial de una correcta dinámica de relación entre
hombre y mujer. Líbrate de viejos comportamientos de complacencia y bríndate la
prioridad que mereces como pieza valiosa de cualquier relación de pareja.
Irónicamente, cuanto menos trates de complacer a una mujer y más te
impliques por mejorarte a ti mismo, más feliz será ella. Cuanto más te domines a ti
mismo, más te deseará y buscará complacerte sexualmente más a menudo. Las
mujeres anhelan cierta agitación emocional. Necesita preguntarse por ti. Tú, como
hombre centrado, brindarás aprobación como te parezca. No buscarás la aprobación
de otros. Eso te pondría en el papel de subordinado. Esto aplica al trabajo, al hogar y
a tu relación. Y para que quede claro, lo diré una vez más: no apruebo de ninguna
manera ningún comportamiento abusivo o dominante sobre otros. Solo hay lugar para
la masculinidad más estoica, la cuál se refiere a la dominancia sobre uno mismo.
Un hombre centrado es un verdadero premio y, por tanto, muy deseable. Él
mismo es el mejor regalo para una mujer. Estoy realmente convencido porque es la
dinámica ideal. Sabemos que un hombre con opciones es extremadamente atractivo
para las mujeres (o incluso para la mujer con la que está actualmente). ¿Por qué? En
cierta manera, la atracción está alimentada por su alta opinión de sí misma. Si ella es
compañera del hombre centrado que hemos descrito, es una prueba social de que (al
ser deseado por otras mujeres) su valor debe ser mayor que el de esas otras mujeres. Él
tiene opciones, pero la elige a ella. Esto estimula sus emociones y provoca que lo
encuentre excitante (una vez ella se ha visto implicada emocionalmente con él y
mantienen una relación seria).
Las mujeres prefieren follar con un hombre que pueda luchar. Las mujeres, a lo
largo de la historia, han querido juntarse con el mejor amante y este suele reunir
cualidades heroicas, propias del perro pastor que mencionabamos antes. No busca
conflicto, pero tampoco es adverso a este. Es extremadamente confiado, lo que lo suele
hacer el mejor en aquello a lo que se dedique. Toma decisiones, independientemente
del miedo que pueda sentir en determinados momentos. No se altera ante la
adversidad y tampoco es un libro abierto. Debe ser descubierto. Y es que la evolución
ha diseñado nuestro subconsciente de esta manera. Somos los descendientes de
hombres que se lanzaban al peligro y eran salvadores. Eran, por lo menos, capaces de
luchar y enfrentar enemigos (así como las mujeres que se excitaban con ello). Un
hombre no necesita tener recursos, sino la capacidad de adquirirlos por los medios
que sean necesarios. Un hombre confiado en la adversidad puede ser excitante, y las
mujeres se sienten instintivamente atraídas por él. Con él experimentan la ansiedad de
competencia; urgencia por competir con otras mujeres para mantenerlo. Parecen
detestarlo en un primer momento, pero las mantiene excitadas.
Históricamente, el mundo ha sido duro, y un hombre centrado es exactamente
lo que se necesitaba para mantenerse a salvo de cualquier daño. Incluso hoy en día, se
puede diferenciar un padre centrado, que participa activamente en la mayor parte
de la crianza, y un hombre descentrado, el cual se deja convencer por propagandas
falsamente feministas, limitándose a proveer.
En cuanto al matrimonio, sed conscientes que, por desgracia, puede rebajar
vuestro atractivo sexual por el simple hecho de dar por validado, definitivamente, que
no estáis disponibles en el mercado. La “belleza” ha domesticado a la “bestia”. “No te
cases” es una frase que al estar soltero se me repetía mucho. Y es que una mujer puede
no sentir la misma atracción por un hombre tras el matrimonio. Hombres casados:
requiere de una implicación extra para contrarrestar ese efecto. Haréis bien en
desarrollar algunas habilidades de liderazgo para ayudar a elevar vuestro atractivo
sexual.
CAPITULO 12: DE HOMBRE A HOMBRE
Los hombres necesitan un equipo, conformado por otros hombres a los que
pueda considerar hermanos. Y no me refiero a otros con los que mantengas una
relación superficial. Más bien necesitamos algo más sustancial, construido desde el
respeto mutuo, la confianza y las experiencias compartidas. Necesitamos relacionarnos,
confiar y buscar el consejo de otros hombres de alto valor. A lo largo de la historia, los
hombres han trabajado, cazado y luchado codo con codo para cuidar de su gente. Sin
embargo, hoy en día, la mayoría de nosotros somos meros engranajes de la maquinaria
económica industrial, trabajando a marchas forzadas para pagar nuestras deudas y
mantenernos lo mejor posible a nosotros mismos o a nuestras familias.
Observo que los hombres se sienten derrotados en su mayoría. Esta sensación
de derrota puede empujarles a retirarse al aislamiento en el que buscan encontrarse a
sí mismos de nuevo. Debemos ir más allá del estilo de relación masculina superficial
"¿qué tal los entrenos?" para llegar a una hermandad más íntima. El concepto de
intimidad puede preocupar a los hombres porque hemos sido condicionados a creer
que está relacionado con el sexo: en este caso, ciertamente no lo está. A las mujeres
les gusta decir “ábrete" emocionalmente. Estoy de acuerdo, pero sólo en parte.
Deberíamos hacerlo más a menudo con otros hombres, y no tanto con las mujeres.
Es más, esto facilitará crear una comunicación menos dramática con las mujeres si llega
el momento de hacerlo. Mi recomendación es hacerlo exclusivamente con mujeres que
hayan demostrado previamente estar implicadas emocionalmente con vosotros
(véase, por ejemplo, en una relación seria que progresa).
Los seres humanos no son criaturas solitarias por naturaleza, solo que los
hombres tendemos a aislarnos emocionalmente. Invertir esto y elegir dedicar tiempo
a las alianzas/amistades de calidad con otros hombres puede ser realmente
gratificante. Los hombres, después de todo, pueden entenderse mejor con otros
hombres y empatizar con los problemas de los hombres. Nos sentimos libres. Podemos
ser groseros y honestos con otros hombres sin que eso nos importe mucho. Los hombres
somos de tomar acción, así que estas alianzas surgen con facilidad en actividades,
aficiones o propósitos comunes relacionados con los intereses de los hombres. Estas
pueden seguir siendo relaciones algo casuales, por lo que llevar las cosas a otro nivel
puede ser útil para nuestra salud mental.
Por incómodo que pueda parecer (y a mí me lo parecía) crear un grupo de
hombres que se apoyen mútuamente puede ayudar a un hombre en muchos aspectos
de su vida. Lo ideal es un grupo donde los valores y la misión de ese grupo sean, de
alguna manera, compatibles con tus valores y propósitos personales. Creo firmemente
que un desarrollo masculino adecuado y saludable tiene varias facetas. Estas deben ser
identificadas y abordadas. Debemos atender nuestras necesidades sociales, físicas,
intelectuales, creativas, emocionales y espirituales. Un grupo en el que todos los
integrantes puedan tener su aporte puede ser de gran utilidad. La mayoría de los
hombres no son conscientes de que esas necesidades existen. Los beneficios son enormes
si se tiene el valor de emprender el viaje.
Nuestras interacciones con las mujeres tienen el potencial de hacernos más
felices, de llevarnos a la ruina o a un alto grado de desesperación. Puede que a un
lugar intermedio. Creo que es importante reconocer y respetar la seriedad de ese
potencial. El beneficio significativo de las relaciones masculinas de calidad es que
mejora nuestra relación con las mujeres. Nos volvemos menos dependientes, menos
necesitados, menos resentidos y menos manipuladores en general. Las alianzas
masculinas son vitales para los hombres, especialmente para aquel que quiere dejar
atrás su versión de chico bueno para estar centrado. Los chicos amables (introvertidos
y/o con ansiedad social) suelen renunciar a las amistades masculinas en favor de pasar
más tiempo con su pareja femenina. Estos intentos de "agradar" tienen el efecto
contrario al deseado. Menos espacio entre ambos, mayor complacencia, menor
satisfacción de las interacciones, etc.
La constante disponibilidad de un hombre para una mujer puede ser irritante.
No estar permanentemente disponible da tiempo a una mujer a sentir sus emociones,
y no únicamente satisfacerlas de inmediato. Ella no es el centro de su mundo. Cuando
está lejos de ella, da lugar a un mayor misterio, lo que provoca más emociones en ella
que alimentan su atracción por él. Su crecimiento personal, potenciado por tener
disponible un grupo de apoyo. En última instancia, a medida que nos centramos y
relacionamos con otros hombres de alto valor, la calidad de todas nuestras relaciones
(personales y profesionales) mejora.
Si no tienes disponible al grupo adecuado, puede ser necesario iniciar uno.
Estoy seguro que más de uno se sentiría horrorizado de la idea, como si de una secta
sexista se tratara. Y es que estamos en un momento de la historia en el que se anima a
los hombres a complacer a las mujeres y a desconfiar de las reuniones entre hombres.
Hasta cierto punto lo puedo comprender. Sin embargo, la mayoría de hombres
seguramente despierten intriga y se armen de valor para comprobar hasta donde
puede llegar esa idea.
Imagínalo: un grupo con hombres que pertenezcan a entornos muy distintos,
con experiencia en distintas áreas de la vida. Todos enfocados en alcanzar su mejor
versión como hombres y servir a sus propósitos, en ámbitos académicos, profesionales y
cualquier otro ámbito de provecho. Todos lejos de ser unos quejicas. Hombres
hambrientos de progresión. Todos se beneficiarían.
La belleza del grupo de hombres es que se accede a nuevos puntos de vista
provinientes de otros hombres que buscan vivir en la realidad. En el grupo ideal, cada
uno tiene fuerza sobre un área de conocimiento. Los demás pueden beneficiarse al
exponerse a él. Se aprende de cada miembro algo que la experiencia le ha enseñado,
tal vez algo que nunca se nos habría ocurrido de otro modo. Al beneficiarnos unos de
otros, aumentamos colectivamente nuestra competencia. Si permanecemos aislados,
eligiendo no participar en esta clase de grupos, los beneficios no se producen en
absoluto.
Así pues, participa en un buen grupo de hombres o crea uno. El aislamiento
social en el que vivimos los hombres puede romperse durante una reunión de un grupo
de hombres. Discutir temas reales, trabajar en cuestiones reales… Todos los
participantes pueden llegar a experimentar un auténtico crecimiento personal. Se
creará un ambiente de camaradería. Mientras tanto, en la sociedad en general, los
hombres son típicamente superficiales. Ponen una fachada masculina falsa que
simplemente esconde miedo y aislamiento. Creo que los hombres no estamos
adaptados para simplemente emparejarnos con una mujer, ser buenos consumidores
y fingir una vida perfecta. Requerimos de algo más que eso. Para una mejor salud
mental y éxito en la vida creo que los hombres deben tener relaciones masculinas
significativas.
Los grupos en los que los integrantes son solo hombres tienen una buena razón
de existir. A veces necesitamos que otros nos llamen la atención acerca de las tonterías
que podamos hacer (o decir), que nos expongan a una nueva idea o que, simplemente,
nos den la oportunidad de aprender de su experiencia. Las mujeres quieren evitar
hacernos daño, con lo que pueden ser complacientes a la hora de darnos un toque de
atención, sea una mujer amiga, pareja o alguna familiar. Somos la media de las
personas de las que nos rodeamos. Tener cerca a otros hombres nos empuja a mejorar.
Relacionarnos con otros hombres refuerza nuestra masculinidad y reduce nuestra
dependencia de las mujeres. Buscamos en ella la validación que no nos brindamos a
nosotros mismos, o la que podríamos encontrar entre otros hombres en su mejor versión.
El problema principal es que buscamos esa validación en mujeres. Piensa en lo
poderoso que sería, como hombre, un grupo que te apoye en momentos de mayor
descentramiento. El sentido de comunidad que se puede llegar a crear tiene mucho
potencial: el sentido de manada centrada. Nos hace mejores padres, mejores
amantes y, lo que es más importante, mejores hombres en nuestro propio beneficio.
CAPITULO 13: PRACTICAR LA ABUNDANCIA
Si eres un hombre soltero, debes poner el práctica lo aprendido en Chico bueno,
chico malo. Al practicar la abundancia y tener varias opciones te permitirás no
depender de ninguna mujer a la hora de tener citas. Ambos sexos juegan sus cartas
como bien pueden. Si todavía estás en esa primera fase en la que únicamente tenéis
citas sin implicación ninguna, no te cierres. Piensa que una mujer necesita alrededor de
2-3 meses para verse implicada emocionalmente. Punto en el que empezarán a jugar
con la idea de tener una relación contigo (si has cometido el mínimo número de
errores). Yo, personalmente, suelo salir con una sola mujer. ¿Por qué? Porque así se ha
dado. Las mujeres con las que me he visto en mis últimos años de soltero parecían estar
realmente interesadas en verse conmigo. Nunca supe si ellas tenían a otros hombres en
recámara. No me daban largas, facilitaban los encuentros, en ocasiones me hablaban
de futuro… Yo era su prioridad y, por lo tanto, no me planteaba buscar alternativas.
Nunca he tenido tampoco la necesidad de reafirmar mi masculinidad rodeándome de
mujeres. Todo se diga: he arrastrado durante muchos años la idea de: verse con varias
mujeres en la etapa de “soltero” era una barbaridad. “Míralo este, de flor en flor” tenía
que escuchar cada vez que dejaba de verme con una mujer para verme con otra. Y es
que esta sociedad trata de dar connotación negativa al hecho de que un hombre
aproveche la oportunidad de tener varias opciones. Solo el 20% de los hombres
tiene acceso al 80% de las mujeres. ¿Acaso no es de esperar que este
aproveche y le extraiga el máximo provecho a su vida de soltero? No nos
equivoquemos. Existe una batalla de sexos. Las mujeres se ven oprimidas por hacer lo
mismo y, por lo tanto, no comprenden como podemos ver a otros hombres como
“exitosos” al tener acceso a varias mujeres si lo desean. La explicación es simple: como
hombres, estamos en terrible desventaja a la hora de enfrentarnos a la belleza, el
instinto y el intelecto femeninos desarrollados en sus 20-25 años. ¿Por qué? Porque los
hombres no nacemos con atractivo sexual. Lo creamos a lo largo de los años y suele
alcanzar su máximo esplendor no antes de los 30. De ahí que a los más jóvenes les
cueste competir con hombres más mayores. Esto explica por qué tienen un menor
acceso a las mujeres. De ahí que cuando por fin tienen acceso a varias opciones, pueda
llegar a celebrarse por otros hombres. ¿Por qué no hacen lo mismo las mujeres? Las
mujeres lo tienen “fácil” para dar con un hombre. Basta ver la bandeja de entrada de
una mujer “del montón”. ¿Qué hay que celebrar? En cambio un hombre, que lo tiene
tan difícil, es de esperar que se celebre su éxito cuando no es algo frecuente ni fácil de
conseguir.
¿Sabías que la mujer “del montón” no ve atractivo al hombre “del montón”?
Los hombres juegan en desventaja, de toda la vida. Súmale a esto que las mujeres
tienden a compararse y sentirse menos atractivas si otras tienen más éxito que ellas (se
envidian y compiten entre ellas). A diferencia de los hombres, las mujeres tienen acceso
abundante al sexo opuesto desde muy temprana edad. La probabilidad de que un
hombre encuentre en una mujer de 20 años todo lo que quiere, es mayor que la
probabilidad de que una mujer encuentre en un hombre de 20 años todo lo que
quiere. ¿Por qué? Porque las cualidades que un hombre encuentra atractivas en una
mujer, pueden estar totalmente desarrolladas a muy temprana edad (atractivo físico,
intelecto, predisposición para una relación, feminidad, etc). En cambio, lo que una
mujer encuentra realmente atractivo en un hombre, suele encontrarlo en hombres
mucho más mayores (masculinidad desarrollada, propósitos, independencia, etc). El
atractivo sexual de las mujeres les viene dado desde muy temprana edad. En cambio,
una actitud dominante (estoica), una versión centrada, con sueños y propósitos, con
metas alcanzadas, cierto entendimiento de la psicología femenina y experiencia
sexual… son cualidades que un hombre suele reunir con el paso del tiempo, siempre y
cuando se esfuerce en el proceso.
A la gente en general (pero quizás a las mujeres sobre todo) les molesta
cualquier discusión sobre el "atractivo sexual", el "emparejamiento" o cualquier
conversación sobre una especie de jerarquía social que ponga a una persona por
encima de otra (en términos de atractivo). Socialmente, intentamos aparentar que
todo el mundo es igual en términos de estatus, pero por debajo de ese pensamiento
ilusorio, nuestro subconsciente sabe que no es así.
Practicar la abundancia no es algo malo. Si acaso, un simple problema
femenino, pues que un hombre practique su abundancia pone a una mujer en la
necesidad de conquistarlo de vuelta para que este se implique únicamente con ella.
Padres, tíos, hermanos, etc., quieren lo mejor para sus hijas, sobrinas y hermanas.
Animamos a estas mujeres a elegir bien a sus novios, llegando incluso a investigar o a
intimidar a sus pretendientes masculinos. Los hombres sabemos lo que estos tipos
pueden estar tramando, y no nos impresionamos fácilmente. Lo último que queremos
es que un imbécil despreciable trate a las jóvenes de nuestro círculo como un reclamo
más.
¿Son las propias mujeres propensas a buscar hombres con conductas femeninas,
de escaso valor o bajas aspiraciones en la vida? Claramente no. Desde una perspectiva
evolutiva eso no tendría mucho sentido. Buscarán asegurarse de obtener una próspera
y satisfactoria relación amorosa y una fuerte figura parental para las generaciones
futuras. Podemos pensar que es un juego “arriesgado” para ellas tomar esta ruta, en
lugar de bajar sus estándares. Sin embargo, la recompensa de dar con un hombre
centrado es potencialmente enorme. Como bien sabemos también, son seres
emocionales. Se dejarán llevar por su instinto y aquello que sienten en cada
momento. La biología las ha llevado a buscar satisfacer aquello que sus emociones
comandan. De ahí que siempre haya recomendado enfocarnos en aquello a lo que
una mujer responde emocionalmente, y no tanto en aquello a lo que dicen responder.
La mitad de las mujeres afirmarán que no les importa la situación económica
de un hombre. La otra mitad mencionará, sin tapujos, la importancia que realmente
le dan. Y es que un hombre rico suele ser mejor candidato que otros, pero no es motivo
suficiente para ser prioridad. Si acaso, se aprovecharán de él. En realidad, lo que puedo
comprobar que una mujer realmente quiere es un hombre centrado sea capaz de
ganarse el pan, y lo haga realmente. En mi anterior libro puse el caso de un actor
reconocido como Brad Pitt:
¿Qué es lo que tiene Brad Pitt, o cualquier otro actor que se suba al escenario? ¿Qué
hace a las mujeres sentirse tremendamente atraídas por hombres así? Muchos evidenciaréis
lo atractivos que son algunos. Sí, el físico facilita tener más oportunidades. Pero lo que
realmente los hace magnéticos es la fuerte energía masculina que transmiten. Son hombres
con un propósito claro y motivados, los mejores en su terreno. Hombres que trabajan duro,
independientemente de cuantos éxitos hayan cosechado. Desprenden una fuerte aura de
confianza. No sabes nada de ellos, pero sabes que han tenido que atravesar muchas barreras
para llegar hasta ahí. Y no tiene por qué ser cuestión de dinero. ¿Por qué lo creo? Porque
la mayoría seguiría dándoles una oportunidad, aunque vuelvan a empezar de 0. Son
hombres que transmiten poder salir de cualquier adversidad, aunque tengan que empezar
con nada. Confianza, liderazgo, misterio. (Coach Ewan, 2021, Chico bueno, chico malo,
página 166)
Podrá tropezar cuantas veces quiera, que transmitirá poder recuperarse de la
caída y salir renovado de esta.
Recuerda que, aunque te encuentres en una relación, todavía hay potencial
para el desastre. El problema surgirá si te vuelves perezoso, dependiente y
complaciente con su pareja femenina. Y créeme, todos cometemos el error de dar por
sentadas a nuestras parejas de vez en cuando. Es fácil caer en la creencia que ellas
estarán ahí por siempre. Regamos la relación, da sus frutos, los recogemos y, para
cuando te quieres dar cuenta, tu planta se ha hechado a perder. Es un proceso gradual,
con lo que está en tu mano seguir identificando aquello que puedes aportar y mejorar.
Sé disciplinado y no reacciones en el último momento. A una mujer implicada
emocionalmente contigo le puede llevar meses llegar hasta el punto de querer romper
la relación, con lo que si ya has llegado al punto de ruptura, es posible que lleves tiempo
cometiendo varios errores.
Disfruta de su iniciativa, pero no renúncies a tu papel de líder, pensando que
esto la hará feliz. No abuses de drogas, del alcohol o del porno. Sorpréndela de vez en
cuando para evitar perder toda tu aura de misterio. El temor de dejarte desaparece
progresivamente a medida que cometes más errores. Dejas de ser excitante como
pareja y, por ende, ella deja de excitarse con facilidad. Así funciona y ninguna cantidad
de corrección política puede negarlo.
Sin embargo, un hombre que tiende al desarrollo personal puede cambiar
cambiar la dinámica de la relación. No es necesario dejar a nuestra pareja y empezar
de cero con otra para conseguir la dinámica correcta desde el principio. En cambio, te
propongo revertir el declive que te puso en esa posición de frustración. Identifica tus
errores, toma las riendas y aplica las pautas que necesites en cada momento. Deja de
poner el foco en qué podría hacer mejor ella. Habrá tiempo para tus estándares
cuando pongas sobre la mesa lo que es necesario. Primero uno mismo, luego verificas
estar recibiendo aquello que necesitas de tu relación. Complementa este camino con
una rutina disciplinada de ejercicios físicos y buscando esa clase de amistades
masculinas mencionadas previamente. La idea es desarrollar tu masculinidad en tu
propio beneficio; el efecto secundario es volverse más atractivo en general. Disciplina,
pasión y misión personal. Si ya tienes una pareja o la encuentras por el camino de
alcanzar tu mejor versión, es probable que ella esté encantada de estar en su vida.
Los hombres debemos entender que nuestras parejas se enamoraron por
quiénes éramos en un primer momento, no por darles atención, por tener conductas
complacientes o adorarlas como si de diosas se trataran. Fue más bien porque antes
de todo eso, él era un hombre aparentemente independiente, confiado, valiente,
humilde, respetable, misterioso... lo que sea que despertara su curiosidad en un primer
momento. Era atractivo a sus ojos porque había un yo aparte de ella.
En última instancia, dejar claro que todo hombre es capaz de realizar estos
ajustes en su vida. Un hombre centrado se nace, pero también se hace. Merece la pena
esforzarse. Lo ideal es ser un hombre de calidad que abraza su masculinidad, la
montaña, el perro pastor. Será fuente de seguridad, amable y cariñoso con los suyos.
Recordad la importancia de hacer llegar el conocimiento a vuestros hijos.
CAPITULO 14: NUESTRAS NECESIDADES
He hablado anteriormente de este concepto pero ¿qué recoge exactamente
nuestra parcelita?
Un ejercicio revelador puede ser asignar un valor numérico (del uno al cinco) a
cada una de nuestras necesidades: sociales, físicas, intelectuales, creativas, emocionales
y espirituales. Este número se utiliza para calificar cuánto valoramos esa necesidad en
particular. La parte reveladora del ejercicio es que también debes valorar (en la escala
de uno a cinco) la frecuencia con la que satisfacías esa necesidad. La idea es que puedas
visualizar fácilmente esas áreas de discrepancia y luego remediar esa disparidad. La
idea es que, cuando cuando suplimos nuestras necesidades y nos brindamos eso que
buscamos en los demás, dejarás de actuar desde la necesidad y lo harás desde la
abundancia, lo cual te pone en una mejor posición para obtener aquello que
realmente quieres.
Si tienes carencias en el área intelectual, empieza a leer, a estudiar, a juntarte
con entendidos de alguna área en concreto. Algunos de nosotros estamos obsesionados
con lo creativo y tratamos de mejorar esa situación. En mi caso, impulso las ideas que
se me antojan. Como por ejemplo, este escrito que has estado sufriendo hasta aquí. El
aspecto físico también ha sido una necesidad para mi. Verme mejor físicamente me ha
aportado una muy buena base de autoestima. De vez en cuando vuelve a revisar este
ejercicio para seguir responsabilizándote de la satisfacción de tus necesidades.
Recomiendo a mis lectores (tanto hombres como mujeres) que consideren la
posibilidad de examinar (y luego perseguir) esas seis necesidades como base para una
mejor calidad de vida en general. La necesidad social puede ser inicialmente
incómoda, sobre todo si padeces cierto grado de ansiedad social o eres introvertido.
La necesidad física puede abordarse en función del estado de salud o desarrollo
físico de cada uno. Pequeños pasos para mejorar la dieta y el ejercicio pueden ser la
clave.
La necesidad intelectual es tal como suena. Educarnos (en entender a las
mujeres, por ejemplo), investigar algo o, incluso, enseñar a otros. Ampliar nuestra
mente es crucial. Leer, explorar, debatir y resolver problemas son formas de estimular
nuestro cerebro.
Recomiendo ser sincero con uno mismo, pues no todos tenemos las mismas
necesidades.
En el plano emocional, la intimidad, la confianza y la aceptación, podéis
trabajar con un profesional de la psicología. También podéis participar en un grupo de
hombres con un objetivo en común, como mencioné previamente.
La espiritualidad siempre ha llamado mi atención y, a raiz del interés que tenía
mi pareja, empecé a indagar todavía más. La espiritualidad o la religión pueden dar
a una persona un sentido de propósito en la vida y ayudarnos en situaciones difíciles.
Es posible que esta necesidad esté arraigada en el ser humano.
Encontrar formas de satisfacer las seis necesidades es importante y puede
cambiarte la vida. Hay una fuerte conexión entre no satisfacer las necesidades de uno
y la mentalidad de escasez (víctima). Cuando un hombre abandona una o más de
estas necesidades o, posiblemente, simplemente no es consciente de la existencia de
estas necesidades, es probable que no alcance su mejor versión.
CAPITULO 15: EXPRESA TU VERDAD
Es interesante tener en cuenta las fuerzas sociales y políticas externas a las que
se enfrentan los hombres y los niños. No es agradable. Los hombres que desobedecen
el falso feminismo son, primero, etiquetados como "sexistas" y, luego, culpados (directa
o indirectamente) por las atrocidades que cometen algunos. Avergonzar al género
masculino no es una solución práctica.
Existe el miedo entre las mujeres de que los hombres que se oponen al
imperativo femenino en voz alta, llevarán a la sociedad a estar dominada por hombres
que oprimen a las mujeres. Las mujeres quieren mantener su posición favorable. Saben
lo malo que ha sido el patriarcado para sus libertades reproductivas, entre otras. De
ahí ese miedo. Pero ese miedo es explotado por los que están en el poder; pues saben
que por este medio apaciguarán a las mujeres, manteniendo a la vez a los hombres en
un estado de chico bueno. La finalidad es complacerlas por los pecados que hayan
podido cometer otros. Este acuerdo socialmente aceptado le sirve a todo el mundo,
excepto a hombres y niños.Todo esto es absolutamente bien intencionado (y
probablemente tienen su origen en una época en la que estarían justificadas).
Los hombres tienen el potencial de dar miedo, pero por lo general, no somos
el hombre del saco. Siempre ha habido sociedades que han favorecido a los chicos en
detrimento de las mujeres; pero invertir las posiciones de los sexos en búsqueda de un
sistema injusto, no es justícia. Como venganza por el patriarcado del pasado, pagan
los hombres y niños de hoy en día. Tampoco, por supuesto, hay que intimidar a las
mujeres. Sin embargo, aún debemos oponernos a ellas y tener límites por respeto a
nosotros mismos. Recuerda que serás tan respetado como te respetes tú antes a ti
mismo.
Los hombres prefieren la compañía de una mujer que los respete y reconozca
su importancia como hombre. Y es que lo que realmente busca un hombre centrado
es una mujer que comprenda por lo que está pasando, que le ayude a mantenerse
firme ante la adversidad. Él se valdrá por sí solo, pero ella será fuente de energía e
inspiración. Una mujer que se le acerque con ideas, con una crítica constructiva y
conciba la relación como un espacio donde darse, y no solo tomar: poner algo sobre la
mesa. La buena energía y una mente en su sitio no tienen precio. Sexo y guerra nos
dará cualquiera. Paz casi nadie.
Algo que me parece decepcionante es que los hombres que exploran la
masculinidad sean recibidos con desprecio y ridiculización por aquellos que preferirían
que no lo hiciéramos (véase mujeres u otros hombres que nos vean como
competidores). La idea de que queremos "demostrar algo" es absurda. La masculinidad
no es una construcción. Es algo con lo que nacemos y se inhibe su desarrollo. Los hombres
políticamente correctos creen que saben lo que es mejor y tratan de desmantelar la
masculinidad. Puede que para sentirse mejor, puede que por envidia de hacer aquello
que ellos mismos no se permiten.
Los hombres nos debemos a nosotros mismos desafiar todo aquello que nos haya
venido dado para extraer nuestras propias conclusiones. Por supuesto, sólo trato de
alentar el desarrollo masculino positivo y saludable, provechoso para cualquier
hombre. Los hombres, por lo general, ya tenemos mala fama. Demostraremos, con el
tiempo, que la masculinidad es sinónimo de responsabilidad, comportamiento ético y
asertividad.
Tomar acción y cambiar nuestra mentalidad es una experiencia de gran
potencial en cuanto a la mejora de tu experiencia vital como hombre. También para
los que lo rodean. Muchos de vosotros recomendásteis mi primer libro a vuestros
allegados porque sois conscientes del potencial oculto en cada uno de ellos. Sois
personas a conservar aún más cerca. Trabajar contra lo impuesto y contra tu versión
de chico bueno. Conecta con tu versión más centrada.
“¿Cuáles son las pautas más eficaces?” me preguntáis muchos. Os respondo:
estáis formulando la pregunta equivocada. La disciplinada combinada de todas ellas
es lo que realmente te brindará salud mental, calidad de vida, mejor experiencia en
las relaciones y una versión mejorada de ti. Como dije en mi primer libro, no dejarás
de ser tú mismo. Si acaso, podrás elaborar tu propia perspectiva ahora que has vivido
una realidad y estás comprobando esta otra que expongo en el libro. ¿Con cúal te
quedas?
Los conceptos de este libro pueden parecer realmente ofensivos y amenazantes.
Sobre todo para aquellas mujeres más masculinas, las cuales pueden temer una versión
más masculina de sus parejas y, por ende, menos dócil (lo que podría hacerlo más
atractivo a otras mujeres).
Llevamos décadas de condicionamiento social. Yo he sido criado por una
madres soltera, en una sociedad orientada a las mujeres… Y no ha sido precisamente
el contexto que me haya llevado a descubrir mi hombría. Es una crisis. Las madres
tienden a proteger a sus hijos, y por desgracia, en el ridículo clima político actual, esto
significa protegerlos excesivamente, lo que impide que crezcamos. Cuando finalmente
sales de casa, te das de morros con una realidad muy distinta a la vivida hasta el
momento.
Una buena parte de la población masculina parece desorientada. Y los hay de
casos extremos. Creo que la llamada crisis de masculinidad tóxica es en realidad una
crisis causada, precisamente, por la falta de masculinidad. Piensa en ello. Los abusos,
la violencia y otras barbaries de ese estilo no tienen ninguna relación con la
masculinidad a desarrollar. Quiero ver más padres (y padrastros) de calidad en el
panorama. ¿Sabías que más de la mitad de los casos de delitos graves son varones de
hogares sin padre? Las madres hacen lo que pueden, pero no hay sustituto para una
figura paterna masculina positiva. Para más de uno yo soy lo más cercano a un padre
que han tenido, pues con estos dos libros les he enseñado más de sí mismos a nivel
masculinidad. Las mujeres pueden enseñar a los niños muchísimas cosas, pero cómo
convertirse en un hombre centrado no suele ser una de ellas. ¡La figura masculinda
importa! ¡En su plenitud!
Deja que un hombre aplique las pautas y vea los resultados, que no volverá a
mirar atrás para volver a lo que era. La confianza en sí mismo, enteder a qué
responden emocionalmente las mujeres, el tener metas y un propósito, el experimentar
y buscar uno (en caso de no tenerlo), la asertividad estoica, la mejora de su experiencia
en varios ámbitos, mejora física si decide trabajar el cuerpo… contribuirán a un
aumento sustancial de su autopercepción de valor. Las mujeres pueden reaccionar
negativamente ante la idea de que los hombres puedan hacer algo así.
Probablemente no sea el "hacer" como tal (pues responden emocionalmente a
ello y les resulta atractivo). Puede que lo que resulte tan ofensivo sea el hablar de ello
abiertamente. Ni te cuento escribir sobre ello. Hay una preferencia femenina por la
incertidumbre en cuanto a lo que un hombre es capaz.
Una mujer sabe, a nivel subconsciente, que si su hombre logra alcanza su mejor
versión, ella tendrá que seguir su ejemplo y poner de su parte por esforzarse. No lo hará
inmediatamente ni en los mismos ámbitos necesariamente. No hasta que él haya
demostrado su mejora y ella esté segura de ello (de ahí la importancia de ser e
interiorizar las pautas. No basta con aparentar, o te descubrirán a través de sus
pruebas). Es probable que ella trate de mejorar su apariencia, reduzca sus pruebas y
se sienta realmente atraída, puede que mucho más afectuosa... La habrás empujado
a tener conductas más femeninas, pues percibe tu versión más masculina. Las mujeres
responden a la fuerza de un hombre, ¿recuerdas?
Recomiendo a mis lectores que exploren más este tema en el libro Chico bueno,
chico malo si todavía no lo han leído.
Lo siguiente puede ser inquietante (como poco). ¿Con qué frecuencia has oído
que un hombre que hace las tareas domésticas es de alguna manera "atractivo"?
Porque tiene trampa. Descubrí hace poco un artículo en la revista Scientific American
en el que se concluía que los hombres que hacen más tareas domésticas tienen menos
sexo. Según el estudio, los hombres que practican los roles de género anticuados
(ausencia de trabajo doméstico), tienen algo más de sexo con sus parejas. Una vez más,
me fío más de lo que la gente hace que de lo que dice. No quiero decir que los hombres
debamos aparcar nuestra implicación doméstica. Debemos entender este resultado. En
realidad, debemos dar un paso más en cuanto a nuestras responsabilidades masculinas,
sean las que sean. Este resultado se debe a que, seguramente, la mayoría de chicos
buenos trata de complacer a sus parejas implicándose en las tareas domésticas con el
fin de incrementar la probabilidad de tener sexo con sus parejas. Es un comportamiento
de lo más complaciente. Como menciono en mi primer libro: no actúes desde la
necesidad, actúa desde la abundancia. No regales a tu pareja para limar asperezas,
regala para transmitir el amor y cariño que le tienes. Jamás le he regalado a mi pareja
tras tener nuestras diferencias o con el afán de resolver un conflicto. Siempre ha sido y
será en días esporádicos, fechas significantes para mí, para ella, para ambos. Puede
que tenga un detalle preparado y ese día tengamos diferencias. Ese día no se lo
entregaré. Resolveremos el conflicto y entonces sí, tendré un detalle con ella. Da un
paso hacia delante en tu responsabilidad doméstica o a la hora de regalar. La
condición es que seas independiente del resultado. No esperes nada a cambio.
Cuando decidas tener un detalle o cocinar una buena comida para los tuyos, que sea
porque disfrutas de transmitirles lo mucho que los aprecias. Cuando friegues el suelo y
lo dejes como los chorros los oro, que sea porque te gusta proveer (a ti y a los tuyos) un
entorno limpio en el que estar. Lo hago bien / me gusta comer o limpiar; fin de la
historia. Un "buen chico" cocina o limpia con un contrato encubierto en mente; quiere
ganar puntos con su pareja. Transmites debilidad. Las mujeres perciben eso y se apagan
aún más, lo que hace que su plan fracase. No trates de hacerles firmar un contrato
encubierto de “friego el suelo para que luego follemos”. Alimentas la dinámica del
control femenino y la subyugación masculina.
Hay una teoría interesante que dice que las mujeres no están enamoradas de
los hombres, sino de los sentimientos que les provocamos. La química del cerebro
puede hacer que estos sentimientos sean adictivos. Demos un paso adelante y
desencadenemos esos sentimientos con nuestra masculinidad.
Mi vida y mi amor por mi mejor versión deben, por lo tanto, ser más grandes
que cualquier mujer.
Los hombres y los niños han sido (y siguen siendo) condicionados a creer que la
masculinidad es igual al machismo; tener conductas femeninas es el nuevo ideal. Confío
en que, a estas alturas mis, lectores sepan lo perjudicial que es este condicionamiento
para nuestra calidad de vida.
La idea de casarse y formar una familia no es tan atractiva (para los hombres)
como lo era hace cincuenta años, y tiene que ver con que las mujeres no se esfuerzan
por reunir las cualidades que un hombre encuentra atractivas. Lamentablemente, los
hombres tienen una expectativa encubierta de afecto, respeto y de vivir felices para
siempre cuando aceptan casarse. Esa expectativa es errónea. Hoy en día, cerca de la
mitad de los primeros matrimonios acaban en divorcio. La probabilidad de que los
segundos matrimonios hagan lo mismo es incluso mayor. ¿Crees que tendrás la custodia
compartida de los hijos y un trato justo por parte de los tribunales? Los datos
demuestran lo contrario.
El sistema judicial y educativo discrimina a los hombres y a los niños. Y en ningún
caso nos identificamos como víctimas; nos ponemos las pilas. Tenemos un enorme
potencial. Dondequiera que te encuentres: haz los deberes y procede con cautela.
CONCLUSION
Mi esperanza para mis lectores masculinos es que hayan encontrado algunas
buenas ideas en estas páginas. Reflexiona sobre lo aprendido, extrae tus propias
conclusiones y sal a experimentar el resultado. Algunas personas no apreciarán lo que
hayas aprendido. Alguien consciente transmite ser peligroso. Puede que lo encuentren
insusltante o amenazante si lo comparan con su forma de vivir. Igual que a la gente le
encanta evitar el conflicto, les encanta el consenso. Sobre todo cuando se basa en la
negación, la pereza y el seguir al rebaño. Llegados a este punto, puede que sea
necesario dejarlos atrás y elevar tu círculo. En este camino encontrarás a algunos
hombres de mentalidad similar. Ambiciosos y curiosos. Yo, desde luego, lo he hecho.
Las oportunidades comenzarán a materializarse en la vida cotidiana. Puede
que de inmediato, puede que con el paso del tiempo. Pero notarás el cambio. Algunos
entrarán en un territorio desconocido en el que se les acercarán múltiples hombres (y
mujeres) en los que despiertes admiración. Los hombres se comprometerán en
escucharte, algunos se aliarán contigo o querrán aprender de tu ejemplo de
masculinidad. Respetan lo que somos y quieren aprender más sobre sí mismos. Son
leones domesticados a los que enseñar a cazar. Es su naturaleza y te lo agradecerán el
resto de sus vidas. Ayuda a otros hombres a descubrir estos conceptos, a encontrar el
camino perdido. Me siento honrado de ser quien os indique la dirección.
Mujeres: no espero que hayáis disfrutado mucho de este libro. Mi intención no
era ser ofensivo. Eso no tendría sentido alguno. Más bien lo escribí para decir mi verdad
y la que muchos hombres han descubierto antes (y después) que yo. El objetivo siempre
fue el mismo: ayudar a los hombres a emprender un camino de centramiento. La
mayoría de los hombres luchan, solo andan faltos de orientación.
Con una nueva perspectiva y el desarrollo de algunas mejoras personales
masculinas, mis lectores masculinos se convertirán en mejores hombres; hombres que
pertecen al ínfimo porcentaje de población masculina que las mujeres serían
afortunadas de tener en sus vidas.
Debemos seguir desarrollándonos hasta alcanzar esa versión más centrada, más
allá de las relaciones. Es vital para nuestra supervivencia y calidad de vida. Depende
de nosotros, de forma individual. Ayudame a honrar lo que significa ser un hombre.
Hoy en día la masculinidad es opcional. Hay un lugar para ti en este mundo si no
liberar tu masculinidad latente, lo que discrepo en que sea igual de satisfactorio que el
de un hombre centrado. Yo prefiero eso. Seguir disfrutando de mis resultados y dejar
un legado. Ojalá alguien me hubiera mostrado este contenido hace 8 años. Y aquí
estoy, velando por cualquiera que tenga mi mismo horizonte. Ahora sabes cómo
continuar tu camino como hombre centrado.
Quiero seguir compartiendo con vosotros mis conocimientos a través de las redes
sociales. Podéis encontrarme en mi Instagram @coach_ewan para más contenido.
Encontraréis publicaciones, reflexiones y casos de clientes con los que os podéis sentir
identificados. Independientemente de tu opinión, te ruego dejes una reseña. Envíame
un correo a [email protected] si quieres recibir asesoramiento personal.
Recordad que el mérito es todo vuestro, pues el mérito de la virtud reside en su
ejercicio - Cicerón.
El futuro es masculino.
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