Registro de Campo Nº2: Reconstruido a principios de Octubre a partir del recuerdo de la situación, de grabaciones audio y video y de imágenes tomadas. Situación Registrada: Salida desde el barrio de Villa Crespo y recorrida por diferentes barrios de la capital y del conurbano. Fecha: 9/9/13 Duración: 11 am – 17pm Tocan timbre, atiendo y pregunto quién es. Responden, “¡Arriba Julio! Salí que vamos a provincia” Era Carlitos, la última vez que lo había visto le había pedido que me avise cuando iba a provincia porque quería conocer los lugares donde hacía sus ‘movidas’. Carlitos sabía dónde vivía yo porque había hecho algunos fletes a mi casa en el tiempo que trabajaba en la cooperativa. Por mi trabajo me había acostado tarde y estaba despierto hace no mucho, le pedí a Carllitos que me de 5’ y salía. Arrancamos viaje, solamente llevé mi teléfono. No tomé notas, y grabé en la parte final del trabajo de campo, lo cual hace que parte de las conversaciones no sean posibles de reproducir fielmente, pero más allá de esto, recuerdo bien la sucesión de acontecimientos y hay momentos de conversaciones que quedaron patentes ya que me provocaron cierta reflexividad posterior al trabajo de campo. Carlitos me dijo que me iba a llevar a un buen lugar para ‘cirujear’, que básicamente refiere al accionar principal del modus operandi de subsistencia que realiza en la vida cotidiana Carlitos, esto es tomar objetos por menor o nulo valor de cambio en relación al valor asignado para intercambiar en un futuro próximo. La primera parada del viaje la hicimos en el Ejército de Salvación en el barrio de Pompeya. Yo le había preguntado a Carlitos si conocía algún lugar donde conseguir un farol y dijo que quizá allí era posible encontrar alguno a bajo precio. El lugar estaba cerrado. Carlitos paró la camioneta y comenzó a recorrer los puestos aledaños ingresando en algunos de ellos. Cuando Carlitos ingresa a un lugar de compra-venta tiene una actitud que demuestra ser un profesional de la materia, se la abren los ojos y comienza a preguntar por todo lo que lo rodea sin escrúpulos, pregunta y pregunta, así va relacionando en su cabeza y formando el valor de las cosas. Va más allá de lo que ve, e intenta mediante el preguntar interpretar la necesidad de vender de aquel a quien interpela, pregunta por cosas que quizá no se encuentran a la venta, en el caso del primer lugar que fuimos, preguntaba a la gente si se vendía una camioneta que se encontraba en la puerta del lugar con cierto aspecto de abandono. Yo en ese momento me encuentro junto a él, y no participo demasiado de su operación, en cierta manera, percibo en la gente que lo rodea el avasallamiento de Carlitos lo cual de alguna manera me hace sentir cierto pudor de actuar con naturalidad junto a él. Carlitos en ciertas ocasiones me empuja a copiar su modus operandi, como una especie de pedagogía práctica. Constantemente percibo que él quiere enseñarme sus conocimientos de cómo manejarse y sobrevivir en la calle. A la vez yo poseo cierta admiración por Carlitos, no solo por su creativo modo de subsistencia sino también por la capacidad que tiene de poseer una sonrisa y contagiarla, si bien no se encuentra exento de absorber la hostilidad de los ambientes en los cuales transita. La consciencia de esta percepción se ve reflejada por ejemplo en el primer registro de campo, donde él hace uso de su reflexividad en relación a la dinámica de las relaciones sociales impregnadas de reciprocidad negativa propias de una profundización del individualismo producto de procesos históricos ya explicitados en el mencionado registro de campo. Siguiendo con la trama del trabajo de campo, luego de preguntar acerca de un acervo de objetos, Carlitos agradeció y salimos del local. Volvimos a la camioneta y seguimos camino. Ya luego de haber cruzado a la provincia de Buenos Aires nos encontrábamos en el partido de Lanús, más precisamente en Valentín Alsina. Luego adentrados, yo me encontraba de alguna manera desorientado, pero percibí que nos encontrábamos en una zona marginal. Recuerdo haberle preguntado a Carlitos por donde estábamos, y que él me contestó en Villa Diamante. Sabiendo por boca de él que siempre lleva consigo una buena suma de dinero por alguna oportunidad que pueda surgir le pregunte si no sentía temor a que por no ser de la zona alguien le pueda llegar a robar, y recuerdo que me le dijo algo así como “¿Quién nos va a robar? Yo tengo pelo negro, vos tenés pelo negro, ya está somos de acá” Como si el hecho de pensar realmente que nada malo puede pasar hace que nada malo pase, una especie de ley de atracción, combinada con cierta eficacia simbólica. Llegamos a un lugar, semidesértico, un gran muro a nuestra derecha y otro a nuestra izquierda, basura en las calles, veredas de pasto, y un ruido de máquinas de fondo. Nos acercamos a un portón grande que se encontraba abierto como para el paso de una persona. Carlitos ingresa primero, no me dice nada, yo ingreso unos metros detrás de él, percibí en Carlitos la adrenalina de un actor que está por comenzar un espectáculo. Al ingresar, me encuentro con un galpón de grandes dimensiones, unos 10 operarios dando vueltas, y una montaña de objetos diversos pero que poseían la propiedad común de ser metálicos, es decir, hierro, aluminio, acero, etc. También observando más de cerca era posible ver algunos materiales infiltrados en esta montaña de objetos, quizá algunas hibridaciones con plástico o madera. Es difícil, transmitir aquel primer impacto que me produjo el estar allí. Carlitos desde que entramos casi que no me prestó atención ni me dirigió la palabra salvo para explicarme al paso que es lo que estaba sucediendo. Él se dirigió directamente hacía un grupo de operarios y comenzó a conversar con ellos. Yo me paré unos 3 o 4 metros detrás de él, e intente pasar desapercibido actuando con naturalidad mientras observaba dos máquinas, manejadas por operarios a unos 30 metros de altura, que una compactaba un gancho de unos 2 metros de altura los objetos recién llegados y otra con un gran imán los desplazaba hacia otro sector del galpón. Sincrónicamente, llegaban camionetas y camiones con chatarra y descargaban todo tipo de objetos, antes de ingresar eran pesados en una balanza y al salir eran pesados nuevamente para ver cuantos kilogramos habían descargado. Luego Carlitos me dijo que allí se compraba a 40 centavos el kilo. No importaba cual era el objeto o su funcionalidad, sino el peso, allí radicaba el valor de los objetos. A todo esto Carlitos comienza a seleccionar objetos, mientras habla con los operarios, y los va separando de aquello que será compactado. En ese momento ingresa una camión grúa con aquello que parecía ser un Ford Sierra quemado, el conductor de la grúa hacía unos movimientos con su rostro que daba la sensación de que no se encontraba en su sano juicio. Mientras lo observo, se me acerca un operario y me dice que esa grúa es de la policía, y los autos los prenden fuego la policía para después venderlos por kilo allí. Mientras estuve en el lugar vi a esa grúa ingresar dos veces con dos autos diferentes. Cuando la grúa baja el auto, Carlitos les dice a los operarios que antes de compactarlo saquen alguna parte que sirva y no esté marcada, como el radiador, en relación al número de chasis. A la vez Carlitos continua seleccionando cosas, ve una máquina y me pide ayuda para sacarle algunas partes para vender de repuesto, le pregunto que es y me dice que es un torno. El sigue dando vueltas seleccionando algunas cosas, yo con el teléfono saco algunas fotos y filmo lo que veo alrededor. Carlitos me pide ayuda para trasladar una especie de prensa de unos 200 kilos, la movemos entre 3 personas. Luego de hacer separar un conjunto de cosas llama a una persona que se encontraba en una especie de pala mecánica que sería el indicado para negociar la compra de los objetos. Carlitos sabe que ellos pagaron 40 centavos el kilo, y que su selección consiste en aproximadamente 250 kilos en objetos metálicos y 4 tablones de lapacho. Al acercarse esta persona Carlitos se me acerca y me dice que es el sobrino del dueño, y que es un tipo peligroso, que está loco. Algunos operarios se acercan para ver la negociación, Carlitos le pregunta por cuanto le vende todas las cosas seleccionadas, el hombre se acerca con una sonrisa y le dice que no se las vende, Carlitos insiste y el sobrino le pide un cifra muy en relación a lo que Carlitos pensaba pagar, en ese instante se da media vuelta y vuelve se retira a hablar con un camión que recién entraba. Carlitos lo llama y el hombre no responde, algunos operarios se acercan y entran en cierta complicidad con Carlitos en oposición al sobrino del dueño. El sobrino del dueño vuelve a pasar y le pregunta a Carlitos si yo era el hijo, este responde que no, que soy un amigo, este se vuelve a ir. Carlitos espera mientras habla algunas palabras conmigo y los operarios que le comentaban que en el lugar habían puesto cámaras porque el dueño sabía que los operarios habían robado varias veces cuando este no se encontraba. Al rato Carlitos se acerca y habla de nuevo con el sobrino, este se baja de la pala mecánica y va para el frente del galpón donde se encontraba una especie de oficina. En ese instante entra un camión con una máquina de grandes proporciones, algunos operarios y Carlitos comienzan a hablar de que se trataba esa máquina. Carlitos dice que es una maquina curtidora, es decir, que servía para trabajar el cuero. Recuerdo en ese instante la cara de Carlitos, y de la desindustrialización que hablaba en el primer registro de campo, por esto comprendí su nostalgia de haber visto épocas donde esas máquinas eran valoradas y utilizadas mientras que en ese instante era posible observar que esa máquina pesada, solida, compleja que en otros tiempo debió ser un fetiche de los industriales allí iba a ser desguazada como basura. Le pregunto a Carlitos sobre la máquina, recuerdo que me comentó para que servía, y que yo le dije algo así como que si la estaban tirando es porque no debía funcionar, en ese instante el me miro y recuerdo que me dijo “yo la hago andar”. Un hombre calvo, el único quizá que no se encontraba sucio por la manipulación de los objetos del lugar se acerca hacia donde estábamos, todo indicaba que era el dueño. El sobrino se encontraba detrás, algunos operarios se acercan nuevamente y sin saludarse comienzan a negociar, ambos empiezan a especular por el peso de los objetos con la mirada expectante del resto, el dueño dice de llevar los objetos a la balanza para venderlos a 5 pesos el kilo con ánimos de finalizar la negociación, Carlitos se niega sabiendo que habiendo 250 kilos excede lo que él quería pagar por todo. Sabe que la compra depende de la negociación de ese momento, saca el dinero y le da 700 pesos al sobrino dice que hasta esto paga por todo, el dueño se niega y el sobrino le devuelve el dinero, Carlitos lo toma e intenta convencer de que no es negocio para él comprarlo a más de eso porque después no puede vender los objetos con una “margen de ganancia”. El dueño se niega rotundamente, Carlitos simula que se va pero sin irse, él sabe que 700 pesos representa un buen margen de ganancia para el dueño, y el dueño sabe que esos objetos vendidos por su valor de uso, representan bastante más de 700 pesos. Es cuestión de tantear el límite del otro para sacar la mayor ganancia. Carlitos es un especialista en esto, intenta mostrar que sería irracional para el comprar a más de ese precio porque no ganaría nada, expone sus argumentos convincentemente, el sobrino le dice al dueño en ese momento algo así como “ves, a mí siempre me hace esto, no se puede con este gordo”. Veo incomodidad en los ojos de Carlitos, el dueño se mueve de donde estábamos y Carlitos lo sigue, yo quedo parado en el mismo lugar, ellos hablan unos minutos dando vueltas por el lugar, y al rato vuelve Carlitos y me dice “carguemos todo, lo llevamos”, le pregunto a cuanto compró y me dice que a lo que él quería. Ayudo a movilizar los objetos a la camioneta que se encontraba afuera. El sobrino sale del galpón y lo mira a Carlitos, él me dice “dale 100 pesos, después te los devuelvo” se los doy percibiendo que era parte de un trato del cual el dueño no formaba parte, este los guarda cautelosamente mientras mira a su alrededor e ingresa nuevamente en el galpón. Un operario ayuda a Carlitos y a mí a subir la prensa a la camioneta, Carlitos le da 20 pesos, éste sin decir nada ingresa nuevamente en el galpón. Al subir a la camioneta Carlitos me devuelve los 100 pesos y me explica que cuando fue a hablar con el sobrino este le había dicho que si quería hablar con el dueño en caso de que se realice la venta le tenía que ese billete. Yo le pregunte a Carlitos que pensaba acerca de eso, y me dijo que el tipo era una rata, porque estaba lleno de plata y le sacaba 100 pesos a él, pero son códigos que hay que respetar. Recuerdo que hasta nuestra próxima parada Carlitos me comentaba acerca de cómo se manejaban este tipo de lugares, la influencia de la policía, la interacción del lugar con la gente de la villa, y alguna otra cosa más que no puedo precisar. Nuestra siguiente parada, fue cercana a Villa Caraza, también en la localidad de Lanús Oeste. Carlitos no me anticipo nada de que se trataba el lugar, paró la camioneta y bajó, yo bajé después que él y nos acercamos a la puerta de un local que tenía unas máquinas grandes en la puerta y que tenía un cartel indicando la compra-venta de metales en el lugar. Dentro del local había tres personas, una sentada en un sillón roto con la goma espuma interior a la vista, y otros dos manipulando ciertos objetos de metal. Los tres de alrededor de 30 años, con tatuajes en los brazos y una musculatura acorde a su trabajo que consistía en la manipulación de fierros. Los tres presentaban una actitud relativamente hostil. Cuando llega Carlitos lo miran sin saludarlo, él se dirige aquel que aparentaba ser el que manejaba el local, aquel que se encontraba en el sillón. Lo saluda e intenta entablar una conversación amistosamente. Yo permanezco de pie apoyado sobre la puerta del negocio sin hablar. Carlitos le pide si es posible dar una vuelta por el lugar para ver si hay algo que pueda ser de interés para él o para mí. Casi sin mirarlo, el hombre del sillón, le da el visto bueno. Carlitos me llama y yo lo acompaño para adentro. El local poseía aproximadamente unos 30 metros de profundidad y se encontraba repleto de diversos objetos principalmente metálicos, no encontramos nada que sea de interés para ninguno. Carlitos vuelve y yo con él. Le pregunta al hombre del sillón si tenía algo de madera, este le pide a uno de los que estaba trabajando que lo acompañe al terreno de al lado donde había. Salimos del local, nos dirigimos hacia un terreno aledaño (que en la desgravación posterior se verá la centralidad de este lugar) al local el cual ingresamos mientras el hombre que nos acompañó espera en la puerta, damos una vuelta por el interior, Carlitos hace algunas preguntas en relación a algunos objetos, y luego volvemos al primer local. Al volver Carlitos se dirige directamente hacia el hombre del sillón y se sienta con naturalidad en una silla próxima a él, yo permanezco apoyado en la puerta sin participar en la conversación que comenzaba a desarrollarse. Comienzan a hablar de unas maderas que había en el terreno aledaño. No llegan a un acuerdo por el precio. El hombre del sillón se lo veía fastidioso desde un principio, fumando sin parar, con aspecto de pocos amigos, no miraba directamente a Carlitos y aparentaba estar enojado y nervioso por alguna situación. Los otros dos hombres también poseían una actitud hostil aunque no particularmente hacia nosotros. Carlitos les hablaba haciendo caso omiso a esto, y después de un rato comienzan a discutir acerca de algo que yo no entendía en ese momento de que se trataba, si bien mientras discutían las personas a veces me dirigían la mirada como si me estuvieran hablando a mí y yo aparentaba estar comprendiendo de que hablaban si bien no tenía idea y no creía que sería atinado el preguntar cuál era el tema de discusión, y menos presentarme como un estudiante de antropología realizando un registro de campo para una materia en la facultad. Pensé espontáneamente en actuar con naturalidad intentando pasar por un ‘nativo’, si bien hay teoría al respecto que niega la posibilidad de poder serlo. A lo largo de la discusión, Carlitos intentaba convencer al hombre que se encontraba en el sillón de que llame a otra persona, este comenzó a ponerse evidentemente más nervioso de lo que estaba y salió del local con un teléfono a llamar a esta persona manteniendo una discusión que duró unos 10 minutos. Mientras tanto Carlitos hablaba con los otros dos hombres que se encontraban en el local, uno de ellos recuerdo que dijo que él no tenía problema en matar al otro hombre, porque este no tenía familia, nadie lo iba a reclamar, “lo metía en un tambor con cal y lo tiraba en un pozo ciego”. Al volver aquel que hablaba por teléfono la tensión no disminuyo, siguieron discutiendo, acerca de cómo manejar la situación. Carlitos les daba consejos, estos lo escuchaban sin mirarlo, después de un rato este se paró y los saludó, yo también los saludé a la distancia y procedimos a volver a la camioneta. Aproximadamente estuvimos 45 minutos en este local. En la camioneta de Carlitos nuevamente pregunte acerca de que sucedía y mostré a Carlitos mi teléfono indicando si podía grabarlo lo cual asintió con la cabeza y comenzó a explicarme apasionadamente como quien relata el argumento de una película recién salido del cine. c-Carlitos j-Julio c- son tipos fulerias ¿sabes lo que quiere decir tipo fulerias? j- ¿qué? c- que no sirven... c- viste que me dijieron con esa cara vas a ir a cobrar, yo también se defenderme, ellos se piensan que yo no sé defenderme, que llegue a los 60 años porque nunca me garcaron… me han garcado yo los estoy dateando de onda, si a mí no me corresponde datearlos, ¿o no? Anda a solucionar ese quilombo que yo sé lo que va a pasar, él vive en frente…dice lo voy a cagar a tiros, pero con la justicia no cagas a tiros a nadie j-¿decís que boquea y no va hacer ninguna? c- ¡no! Por ahí hace, pero le rompen el orto, el tipo se está jugando a que el otro es un boludo y el otro no es ningún boludo, yo le lleve un comprador para el camión y me saco cagando a mí el tipo, el camión del padre que se murió. Me dijo “loco acá no pises más vos eras amigo de mi viejo pero no sos amigo mío” ¡es loco! Me dijo “no me interesa nada, no me vuelvas a tocar timbre, tomatela” j-se hacían muy los locos ese Rodrigo, el otro también… c-no, no, ese Rodrigo es loco también. c-yo te cuento como es la mano, yo era amigo del padre de ese Jony [el que estaba en el sillón], yo era amigo del padre era un tano… c-pero ese está loco, él tiene casa, tiene todo ahí [en referencia a que la casa de Jony que está enfrente del local] y ese tiene que arreglar con el hijo que es el heredero del quilombo [al que Carlitos le toco timbre], para sacarse el problema de encima ¿vos te avivas como es la mano? Si el otro agarra un billete va a calmar el juicio, sino agarra un billete sigue el juicio para adelante y él está equivocado dice “yo no tengo nada a mi nombre” ¿¡no tengo nada a mi nombre!? ¿Y el negocio este a nombre de quién está? Y la mercadería que hay acá quien la compra? ¿Me entendés como es la mano? Dos testigos les rompen el culo, le vacían el local boludo…. c-ellos piensan que la justicia la manejan ellos de guapos, pero eso se terminó, no hay justicia de guapos, vos sabes julio como es la mano, ¿o no? j-pero el otro se la tiene que bancar bastante igual... c-al otro hace 3 años y medio que se le están comiendo la propiedad, si por eso el gordo pataleaba, si estos no le querían pagar al gordo el alquiler, y el gordo era mafioso… j-¿era mafioso? c-el gordo era mafioso de verdad y era un hombre viejo, no sé si será uno de los factores por los cuales se murió del disgusto que estos no le querían pagar el alquiler j- ¿pero cuanto valía el alquiler? ¿1 luca? c- ¡una luca pero se la tenes que dar! j- ¿y por qué no se la daban? c- y porque sí, porque son guapos j- y ahora le deben como 60.. c- suma una luca a 3 años y medio... ¿vos te pensás que el otro le va a venir a agarrar 10 pesos? El otro pendejo debe tener todo en manos de un abogado, porque a mí el viejo me dijo que había metido todo en manos de un abogado…les van a comer todo a estos, lucro cesante, etc.. Julito vos no te podes quedar de vivo con la casa ajena.. j- hay gente que la hace y le sale muy bien… c- sí, pero este tiene propiedad y tiene negocio… mientras menos tengas que perder podes ganar… c-yo te cuento bien como es la mano. El padre del pibe este laburaba con el gordo, y laburaban en ‘giunta’ con el gordo comprando porquerías y vendiendo así, ¿está? ¿Me seguís la conversa? j- ¿que es ‘giunta’? c- en giunta, poner la guita juntos y ponen un negocio juntos. c- el padre del pibe se murió, y empezaron a ‘tallar´ los pibes estos, entonces el gordo le dijo “yo con ustedes no quiero ningún negocio, yo me abro de acá, esta es mi propiedad llévense las cosas que son de tu viejo, estas cosas son mías, y tomensen el palo”… los pibes le dijieron “no nosotros no tenemos donde irnos, nos quedamos” j- ¿pero el otro local no era de ellos? ¿Porque no llevan todas las cosas y le devuelven la propiedad? c- ¡porque están empezados! ¡Se quieren quedar con todo, no le quieren dar nada! ¡Por eso te digo, esto termina mal! j-al pedo, ¿de qué les sirve? c- al pedo no, son pesados, ¿vos no sabes lo que es un tipo pesado? Son pesados son tipos pesados, dicen esta me la quiero quedar yo. Bueno a todo esto, el gordo les empezó a hacer quilombo, los pendejos lo agarraron al gordo lo ‘prepiaron’ y lo sacaron para afuera, de su casa. j- ¿de su casa? c- de ahí del terreno, “vos laburabas con mi viejo pero acá no te queremos, anda a arreglar a la concha de tu madre” el tipo se la vio fulera y se fue… j- ¿se murió? c- ¡se fue! A esto paso un año y medio, el viejo le empezó a meter abogado y juicio. El juicio no es que no prospero, viste como son los juicios desalojo, testigos ‘pim pum’, actividad, lucro cesante, ‘pum pam’ , te la hago corto y sencillo, se murió primero la dueña del terreno que era la mujer del viejo, después se muere el viejo de tristeza, después queda el hijo que es heredero.. c- estos pendejos están de usurpadores de esta propiedad hace 3 años y medio y no pagan un sope, son unos giles porque tienen que agarrar al pendejo y charlarlo... j-pero el otro le va a pedir que le de 50 lucas por lo menos c-y se la dan, si esos tienen la guita, se la dan y evitan el juicio ¿que más querés? O se la bicicleteas, les das 10 lucas y 5mil pesos por mes.. c-son pendejos te vuelvo a repetir, pesos pesados, al viejo lo echaron de su casa ¿mira se serán poronguitas los pendejos? j- ¿decís también ese tatuado que llego levantando unos fierros? c- todos, no viste a ese Roman que tiene todos los brazos quemados por los puchos, j- ¿sí? c-¿no viste que está todo quemado? c-son tipos fuleros... no viste que me dijeron ¿vos con esa carita vas a ir a cobrar? Pero ellos saben yo voy con la ley y les rompo el orto, si mejor que la ley no hay para defenderse, ¿sabias eso? Y la ley es sobornable es lo más triste que hay... j- [risa] c-claro boludo, ellas serán muy porongas, ¿pero para la policía sabes que porongas son ellos? Lo sacan a pasear y los cagan a palos, dicen “loco, ojo con tocarlo a ese hombre”, vos sabes que es asi… charlas que te dicen “loco, vos pone un billete y vas a ver para que lado gira la balanza…” c- aparte estos están en offside que es diferente, ¿o no julio? j- y si… c- se hacen los guapos, le están haciendo la espera.. j- ¿son inteligentes para vos? c-no, no son inteligentes, si fueran inteligentes no estaría haciendo esa boludes yo ya habría ido a buscar al tipo y lo pongo de socio al tipo… (…) c-yo por eso les avise, ¿o no? Eso conviene arreglarlo, no podes tener una cosa de esas en el aire! Están en perdedores, 3 años de usurpación, ¿que son poronga? (…) c- Julio este es un negocio de guapos que ¿sabes cómo termina? Uno pierde. j- ¿y los dos no pierden? c- y puede llegar a pasar si uno le levanta la mano al otro… no viste que lo amenazaba por teléfono, se piensan que le van a hacer el pánico, y al otro no le van a hacer ningún pánico, y encima quedo registrado telefónicamente j- ¿y el otro quién es? c-un loco de unos 27, 28 años , un loco, Armenio, el loco se hace matar, no le va aflojar ni un tronco de pollo, yo te digo que este negocio que están haciendo que lo aprovechen le queda poco, el otro les va a romper el orto, usufructo ,lucro cesante, puede decir que se murió padre y la madre por culpa de esto, yo te doy un dato, estos no se la van a llevar de arriba.. ellos están equivocados.. c- ¡que loco! A mí me gusta conocer locos así guapos, ¡para ver cómo le rompen el culo! Cuando este lo amenazan al otro, ¡los van a meter en cana! Y que decía el otro, “lo mato, lo meto en un tambor con cal y lo tiro adentro de un pozo ciego” ¿escuchaste lo que dijo? j- si… c- y todo eso es en contra de ellos j- sí, anda hablando delante de cualquiera c- claro, esa cosas vos la tenes que hacer solo, sin decir nada j- si lo dice es porque no lo va a hacer c- mirá que muchos boludos boconearon y pagaron muertos que no los hicieron c-el boconero es un arma de doble filo julio, ¡eh! Yo te doy un dato, yo estaría entregando la propiedad al juez, y estaría depositando la plata en un banco... c-esos están hasta las manos tienen un negocio…si no arreglan con el pendejo estos terminan en cana, y toda la que están juntando la pierden... te lo digo yo que me doy cuenta como es el juego, el otro viejo no tuvo vida para solucionarlo, con el pibe este no va a ser fácil, los armenios son una comunidad cerrada, vos sabes que a los armenios los exterminaron porque no podían negociar, vos sabes que el viejo de este era peligroso, era un viejo que va al frente.. c-viste que le dije, estos son locos y el otro también es loco… c- yo los escucho, pero yo los conozco, esas matoneadas ¿sabes en que terminan no? Dolor de huevos, un día voy a pasar por ahí y van a estar en cana… c- no viste que le dije, arreglen el quilombo de acá, el viejo los mando en naca…tienen que sentarse con el pibe y arreglarlo, están hasta las manos, toda la guita que ganaron la tienen perdida... tienen un negocio trucho, compran choreado, venden choreado,…toda la que están laburando la están laburando para el hijo del viejo vas a ver… Después de estas últimas palabras de Carlitos paramos nuevamente en el Ejército de Salvación de Pompeya, y paré la grabación. Lo que recuerdo de la charla y que surge nuevamente en la desgravación era la insistencia de Carlitos de reflexionar sobre esta problemática surgida en torno al conflicto que devino de la ocupación de una propiedad y sobretodo la implicación en afán de modificar las relaciones entre las partes involucradas. Carlitos afirmaba con pasión cual sería el mejor movimiento a realizar por ambos bandos, y como puede observarse en la desgravación, constantemente recuerda haber aconsejado a Jony para que entre en contacto con el armenio, ya que la comunicación podría destrabar el conflicto para ambos, pero el bando de Jony que no se veía proclive a la comunicación amenazaba con resolver la situación mediante la violencia, por esto es que Carlitos lo denomina ‘guapos’, pero él sabe que la violencia tiene dueño, y quienes la ejerzan sin pagar el costo necesario romperán las reglas de juego, y esto conlleva a una sanción. Porque Carlitos entiende a todo este submundo difuso para alógenos, como un juego donde circulamos en relación a un conjunto de estructuras de poder que buscan perpetuarse mediante la adquisición de más poder. Estas son aquellas que Carlitos llama ‘mafias’, y hace referencia también en el primer registro de campo. ¿Qué es una mafia? Según la Real Academia Española encontramos estas definiciones: “Grupo organizado que trata de defender sus intereses” y “Cualquier organización clandestina de criminales” Dentro de la estructura de bienes complementaria, circula todo aquello que podría denominarse ilegal (aunque no excluyentemente) y dentro del terreno de la ilegalidad operan las mafias. Las mafias son estructuras organizadas para obtener beneficios al margen de la ley, pero no son los únicos que pueden hacerlo, también está Carlitos, como muchos otros, que operan interactuando cotidianamente con estos grupos, algunos más dependientes que otros pero sin formar parte de ninguna organización, por lo tanto, respondiendo a ellos mismos. Ahora, ¿Cuáles son las mafias? Si bien Carlitos nombre algunas, es posible hacer un primer esbozo de los diferentes tipos de mafia locales, las institucionales públicas y privadas, y las clandestinas. Las primeras corresponden a aquellas organizaciones conocidas por todos y dependientes del estado, estas son: la policía, la justicia, el poder político, la aduana, en torno a lo privado, las financieras, las alimenticias, la sociedad rural, minería, etc. y por otro lado se encuentran las clandestinas que operan en desarmaderos, narcotráfico, prostíbulos, etc. Sin ser exhaustivo, creo que los tipos, organización y clasificación de las mafias locales requieren de un trabajo y reflexión que excede a este registro de campo, pero que sin embargo es imprescindible de poner en evidencia para comprender la lógica por la cual Carlitos transita ya que en influye en la construcción de su mundo social. Carlitos conoce a todos, opera u operó con todos, sabe cómo circulan los bienes dentro de la gran estructura complementaria, y todos aquellos que poseen intereses en estos bienes. Todas las mafias son funcionales entre si y manejan un lenguaje común que es, el dinero. El único código que rige es este. Es allí donde radica la crítica de Carlitos, cuando habla de la perdida de códigos, a que cualquiera haga cualquier cosa por dinero. Es ese monopolio legítimo de la violencia que Weber atribuía al Estado el que, con la desaparición de este último a mediados de los 80’, se complejiza por el vacío de poder dejado en el retiro de la dictadura. Toda esa opresión que significo la última dictadura, configuró un terreno propicio para que al desaparecer surgieran diferentes organizaciones para ocupar ese lugar vacante en el poder. Como un rebaño sin pastor, el libertinaje dio lugar a la formación de mafias que hoy se encuentran enquistadas en la sociedad con mayor o menor visibilidad, ejerciendo un oligopolio legítimo de la violencia y la verdad en un campo determinado, asociadas generalmente en relación a un territorio y actividad. Es por esto que según Carlitos casi no hay agencia posible en la estructura, solamente piensa que es posible trascender las estructuras de opresión mediante la violencia, como queda patente en el primer registro de campo. Él se ve a sí mismo como un marginal, pero la estructura no quiere marginales, y su capacidad de cambiarla se encuentra contemplada por la estructura para ser absorbida y asimilada por ella. Él se resigna a cambiar la estructura, entonces opera junto a ella, dentro del margen que ella le otorga. Fuera de ese margen, el entraría en conflicto, porque estaría tocando intereses, y está es importante para entender el sentido del mundo social de Carlitos. Carlitos se contenta con comprender como funciona este mundo oculto, le da satisfacción, el saber cómo actuar dentro de él sin ser cooptado por alguna de las organizaciones o reprimido por una de ellas. Es por eso que no concibe el accionar de los ‘guapos’ como forma viable de transitar dentro de esta estructura. El guapo sería el sujeto que ejerce la violencia autónomamente sin respetar las organizaciones mafiosas preexistentes. Las reflexiones finales que surgen apuntan a pensar ¿Cuál es la relación de Carlitos con estas organizaciones? Dentro de la estructura de circulación de bienes complementaria ¿Qué actores sociales se encuentran? ¿Cuál es la construcción de Carlitos sobre aquellos que desconocen su mundo social? Es decir ¿qué piensa él acerca de la construcción de aquellos que transitan en la estructura de bienes de consumo? A la vez en relación a las organizaciones concretamente, según Carlitos ¿Cómo interaccionan estas mafias entre sí, y por fuera de sí? ¿Cuál es la relación entre el neoliberalismo y estas organizaciones? Foto: Vista al galpón. Se observa la heterogenidad de objetos que es posible encontrar Foto: De maquina curtidora a basura de 40 centavos el kilo. Foto: Los operarios de fondo y Carlitos a la derecha. El llamado ‘pulpo’ acercándose y el auto traído por la policía. Bibliografía Foucault, M. (1980) La microfísica del poder Levi Strauss, J.C. (1968) La eficacia simbólica en: Antropología estructural. Weber, Max (1918) La política como vocación