Subido por STEFANY ANAI MORE VILLEGAS

Caso Ana Estrada

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FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
Análisis sobre el caso de Ana Estrada
AUTOR (ES):
Amaya Arébalo, Ericka Sugey (0009-0000-7699-2569)
Bereche Estrada, Angie Nicol (0009-0009-5051-5639)
Madrid Pesaressi, Pedro Fabio (0009-0002-1836-7540)
More Villegas, Stefany Anai (0009-0006-5648-4114)
Ramírez Preciado, Camila Judith
Sánchez Neira, Antoni Enrique (0009-0000-660-5249)
Saldarriaga Calle, Hugo Jean Pierre (0000-0003-1030-406X)
ASESOR:
Abog. Jesús Martín Mejía Fernández (0000-0002-7490-2096)
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
Derecho Público y Derecho Privado
PIURA – PERÚ
2024
Caso:
En primer lugar, Ana Estrada es una psicóloga profesional de 44 años. Le
diagnosticaron polimiositis, una patología degenerativa que afecta a músculos y
tendones, cuando tenía 12 años, en sus etapas avanzadas, provoca dolores
insoportables en todo el cuerpo. Luchó contra una neumonía en 2015 y pasó seis
meses en la Unidad de cuidados intensivos hospitalarios. En ese momento, fue
necesaria una traqueotomía y una gastrostomía porque los músculos de su cuello
habían fallado.
La XI Sala Constitucional de la Corte Suprema de Lima publicó su fallo en el caso de
Ana Estrada. (MINSA), (EsSalud) y el (MINJUSDH) figuran como imputados en la
demanda, que fue interpuesta a nombre de Ana Estrada. Este es un ejemplo clásico
del delito de eutanasia. En su denuncia, Ana Estrada afirmó que la aplicación del
artículo 112 por parte del organismo regulador viola su derecho a morir dignamente y
sus derechos fundamentales a vivir, desarrollarse y pretender dignamente y que no
merece ser tratada de manera cruel e inhumana. La enfermedad que padece se llama
polimiositis, que en su mayoría es incurable, progresiva y degenerativa. Para ello,
pidió al poder judicial que le permitiera elegir si poner fin a su vida sin procedimientos
de terceros en caso de que se aplicaran procedimientos de eutanasia en su contra.
Análisis:
El primer y básico derecho que adopta cualquier persona es el derecho a la vida, que
sirve como base fundamental de todos los demás derechos. Sin embargo, al adoptar
interpretaciones que van en contra de la protección que merecen, las instituciones
que supuestamente deben asegurarse de que los derechos estén protegidos todos
los están poniendo en peligro.
La preservación de la dignidad de cada persona, que corresponde al valor verdadero
y especial de su existencia, es el fundamento del derecho de toda persona a la vida
y de todos los demás derechos. El hecho de que la existencia sea la realización
existencial de la naturaleza humana significa que corresponde y presupone la
abundancia o intensidad de la existencia. El Estado y sus instituciones deben nutrirlo,
protegerlo y promoverlo porque su mayor manifestación no es el crecimiento de una
vida individualista sino principalmente en las relaciones con otros miembros de la
sociedad, cada uno de los cuales tiene un estatus específico.
Nuestro sistema legal consta de normas éticas, acuerdos vinculantes, el
establecimiento de autoridad, la afirmación de derechos y deberes relacionados. Todo
esto en conjunto constituye el marco legal de la sociedad, que se complementa con
una serie de mecanismos que garantizan la aplicación efectiva de la ley y su
cumplimiento, poniendo especial énfasis en la función de las instituciones existentes
como legisladores, jueces y otros funcionarios para ellos es responsable y está
obligado a mantener la coherencia y coherencia de las unidades del Sistema,
garantiza que se conserven la forma y el contenido, que no existan conexiones lógicas
conflictivas y que el contenido no pueda eliminarse ni modificarse. se dispuso la
sentencia del fallo sea elevada en consulta a la Corte Suprema,
específicamente a la Sala Constitucional y Social, en atención a lo
dispuesto por el artículo 14 de la ley organica del poder judicial
La Defensoría del Pueblo presentó un caso de defensa en enero de 2020 a favor de
Ana Estrada, pidiendo que no se aplicará el artículo 112 del Código Penal peruano y
que se aseguren los requisitos previos para el "derecho a morir dignamente". La
Defensoría del Pueblo en este mismo año solicita que se le dé a Ana Estrada la opción
de la eutanasia, acabando con su vida y con dolores insoportables en cualquier
momento sin sancionar a los médicos.
Los organismos demandados son el Ministerio de Salud, el Servicio Social de Salud
y el Ministerio de Justicia, quienes respondieron a las acusaciones cuestionando su
origen, pero no brindaron argumentos sobre el fondo del caso. Respecto a los
derechos reclamados, el juez advirtió ahora a Ana Estrada que tiene derecho al
respeto de la sociedad y del sistema judicial y le aseguró que, si no puede expresar
sus deseos en el futuro, en caso de perder la razón. Sin embargo, consideró que el
ordenamiento jurídico debería reconocer el autoconcepto de Ana Estrada como
carente de valor y autonomía porque la medida de su sentido de dignidad es si está
cuerda y se expresa en momentos razonables.
Los sueños frustrados y distorsionados hicieron que Ana sintiera que había perdido
su dignidad y una vida digna, por lo que utilizó lo poco que le quedaba, la libertad que
también perdió, para buscar justicia, lo que hizo que poco a poco fuera perdiendo su
respeto.
Al respecto, el juez llegó a la conclusión de que las personas tienen derecho a vivir
una vida digna basada en la libertad y la autonomía, pero que esta idea es válida, por
lo que las personas también tienen derecho a planificar su propia vida y considerar
cómo terminará.
El demandante concluyó que se trataba de una muerte digna de respeto. Algunos
podrían interpretar como la muerte de la libertad que la mayoría de los mortales
prefieren, ya sea una muerte natural, una muerte heroica, una muerte trascendental
o quizás simplemente una muerte indolora. Las personas tienen derecho a vivir con
dignidad y por tanto derecho a morir con dignidad, pero estos no pueden considerarse
derechos fundamentales.
El suicidio es una libertad de facto más que un derecho. El derecho a morir con
dignidad puede, por supuesto, derivar del derecho a la dignidad en sí. Sin embargo,
por ser un derecho derivado, el nacimiento de la vida también es necesario para que
tenga lugar el derecho a una muerte digna, y la vida en sí no es una cosa
completamente disponible ni completamente legal. Depende del nacimiento de la vida
misma.
Como los propios demandantes explican y esta jurisdicción entiende, existen
limitaciones inherentes a esta en la mayoría de las circunstancias, el Estado tiene el
deber de proteger, pero no promover, estos derechos. El caso de Ana Estrada ha sido
un hito en Perú en la lucha por el derecho a una muerte digna y la eutanasia.
La Corte Suprema de Perú emitió un fallo histórico en marzo de 2021, reconociendo
el derecho de Ana Estrada a una muerte digna y permitiéndole acceder a la eutanasia
de forma legal en el país. Este fallo sentó un precedente importante en Perú en cuanto
al debate sobre el derecho a morir con dignidad y la autonomía de las personas en
decisiones cruciales sobre su propia vida.
El caso de Ana Estrada ha generado discusiones éticas, legales y médicas en Perú y
ha puesto de manifiesto la importancia de legislar sobre la eutanasia y el cuidado
paliativo en el país. La valentía y determinación de Ana Estrada han sido clave en la
lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas que enfrentan
enfermedades terminales y degenerativas.
Para obtener más información detallada sobre el caso de Ana Estrada y su impacto
en Perú, te invito a consultar fuentes confiables como artículos de medios de
comunicación, informes judiciales y declaraciones de expertos en bioética y derechos
humanos
El artículo 112 del Código Penal peruano, que establece sanciones para quienes
causen la muerte a pedido de la víctima, fue el centro del debate en este caso. La
interpretación de este artículo y su aplicación a situaciones de eutanasia generaron
controversia sobre si el estado debía permitir o prohibir legalmente la eutanasia.
El juez encargado del caso tuvo que considerar los derechos fundamentales de Ana
Estrada, como el derecho a la vida, el derecho a la dignidad, el derecho a la autonomía
y el derecho a no ser sometido a tratos crueles e inhumanos. Además, debió evaluar
si la prohibición de la eutanasia en el artículo 112 del Código Penal era constitucional
y si infringía los derechos de Ana Estrada, su valentía y determinación fueron clave
en la lucha por el reconocimiento de los derechos de las personas que enfrentan
enfermedades terminales y degenerativas.
Consideraciones médicas: El juez probablemente consideró las opiniones de expertos
médicos sobre la condición de Ana Estrada y la viabilidad de la eutanasia como opción
para aliviar su sufrimiento. Los informes médicos sobre la gravedad de su enfermedad
y su pronóstico a largo plazo podrían haber influido en la decisión del tribunal.
Derechos humanos internacionales: El fallo también podría haber tenido en cuenta
los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Perú, que
garantizan el derecho a la vida, la dignidad humana y la autonomía personal. Estos
tratados pueden haber sido invocados para respaldar el derecho de Ana Estrada a
una muerte digna y a tomar decisiones sobre su propia vida y salud.
Precedentes judiciales: El juez podría haber revisado decisiones anteriores de la
Corte Suprema de Perú y de otros tribunales internacionales sobre cuestiones
relacionadas con la eutanasia y el derecho a morir dignamente. Estos precedentes
podrían haber proporcionado orientación sobre cómo interpretar la ley peruana en el
contexto del caso de Ana Estrada.
Opinión pública y debate social: Aunque el fallo judicial se basa en consideraciones
legales y de derechos humanos, es posible que también haya reflejado el cambio en
las actitudes sociales hacia la eutanasia y el derecho a morir con dignidad en Perú.
El debate público sobre el caso y la opinión de la sociedad civil podrían haber influido
en la decisión del tribunal.
En resumen, el fallo histórico de la Corte Suprema de Perú en el caso de Ana Estrada
refleja una compleja interacción entre consideraciones legales, médicas, éticas y
sociales. La decisión del tribunal reconoció el derecho de Ana Estrada a una muerte
digna y sentó un importante precedente legal en Perú en cuanto al debate sobre la
eutanasia y el derecho a morir con dignidad.
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