pregón de fiestas trobajo del camino

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PREGÓN DE FIESTAS TROBAJO DEL CAMINO
Buenas tardes, Trobajo:
En primer lugar, y aunque es muy fácil olvidarse de nombres propios, quiero
agradecer a toda la corporación municipal por haberme invitado no sólo a
compartir el inicio de este festejo que, también es mío y ahora os contaré por
qué, sino también por ser partícipe de algo tan importante como dar paso a la
inauguración de grandes actividades que nos esperan en estos días.
Para mí es un honor ofrecer este pregón. Un pregón es el pistoletazo de salida
a unos días de fiesta, de verbenas, de ilusión para los niños, de sonrisas para
los padres, de esparcimiento para todos.
Por suerte, éste no es mi primer pregón, pero éste es especial. Todos los he
empezado dirigiéndome a quienes me escuchan llamándoles amigos y amigas.
Esta vez, además, puedo llamaros vecinos. Desde que volví de Madrid hace 7
años vivo aquí en Trobajo con mis padres. Porque ésta es mi fiesta. Como la
vuestra. Y, por eso, cuando me propusieron estar ahora ante vosotros lo
primero que pensé es que era un honor. Después también pensé que debía ser
breve porque lo que todos queréis es disfrutar de la fiesta y, mía es la
responsabilidad de dar el 'chupinazo' para que todos podáis decir que estamos
de fiesta, y si puedo hacerlo sin ser pesada, mejor aún.
¿Sabéis que, a menudo, los deportistas somos demasiado introvertidos?
Hacemos algo que nos apasiona, a lo que dedicamos todo el día. Entrenamos
muchas horas y cuando no estamos entrenándonos hablamos de deporte. Así
que, para no romper la tradición, me vais a permitir que os hable de lo que más
me gusta: de mi deporte, la gimnasia rítmica. Pero tranquilos que no os voy a
contar nada que no seáis capaces de visualizar.
En mi deporte, cuando saltamos al tapiz lo hacemos acompañadas de cuatro
aparatos: una pelota, un aro, un par de mazas y una cinta. Y no os lo vais a
creer pero los cuatro me recuerdan a una fiesta como la que está a punto de
comenzar en Trobajo.
Que Santiago, el patrón de España y San Andrés, o de San Andrés y España,
que tanto monta, me perdone si no está de acuerdo, pero los juegos de los
niños, sus saltos en los hinchables, su alegría en cada barraca de la feria me
recuerda a la pelota de mis ejercicios; la cinta con la que dibujamos círculos
imposibles en el aire es la serpentina que se lanza en los días de festejos; el
aro me recuerda al circo al que me llevaban mis padres cuando era una niña y
veía saltar al león o al tigre por un aro que recuerdo en llamas; ¿y las mazas?
El ruido seco de las mazas cuando las golpeo en el tapiz serían los fuegos
artificiales que están a punto de conquistarnos con su color.
Definitivamente los deportistas somos muy raros. Sólo sabemos hablar de
deporte, aunque sea en un día de fiesta, así que quizás sea mejor que cumpla
con lo que me prometí a mí misma antes de salir de casa: no ser pesada.
Por eso, quiero dejaros que empecéis a disfrutar de la fiesta, pero no quiero
que lo hagáis, vecinos y vecinas, sin recibir mi gratitud. ¡No sabéis lo que
significa para mi estar aquí! Me hacéis sentir importante y me demostráis que
estos casi 20 años de sacrificios, desde que fui campeona de España
entrenándome en una vieja y abandonada iglesia de Puente Castro con mis
compañeras del club Ritmo son reconocidos con actos como éste.
Entonces creo que fue San Pedro, el dueño de aquella iglesia, quien me ayudó
y me ha cuidado hasta ahora. Hoy es Santiago quien nos acompaña y ojalá
que me ayude en mi sueño de ser olímpica en Río de Janeiro dentro de dos
años en un reto que he adquirido con Drasanvi, una empresa leonesa que me
apoya en este sueño. Santiago, mi Santiago, que así se llamaba mi dulce
hermano que también me ayudará desde donde quiera que este, desde algún
rincón del cielo.
Os prometo que si lo consigo volveré hasta aquí, si quienes dirigen el
Ayuntamiento así lo desean para agradeceros vuestro apoyo porque si lo logro,
sé que una parte será por la fuerza que me regaláis y por la intercesión del
Apóstol jacobeo.
Así que cojamos las serpentinas que me recuerdan a mi cinta, el balón que me
evoca a la pelota de mis ejercicios, pensemos en el aro del circo, y disfrutemos
del ruido de mis mazas convertidas en los fuegos artificiales que están a punto
de empezar.
Y como esto no es Pamplona, tampoco tenemos 'chupinazo'. Así que miremos
por un momento al cielo, imaginemos el cohete elevándose muchos metros por
encima de nuestras cabezas y escuchar en vuestro interior la explosión para
gritas: ¡Viva Santiago! ¡Viva Trobajo! ¡Viva la fiesta! ¡Viva León ! ¡A disfrutar!
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