Subido por HUGO ADOLFO OJEDA LESME

CRIMINOLOGIA CICLO-II CUADERNO DE TRABAJO UNIV. UNIDA

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CRIMINOLOGÍA
II CICLO
Cuaderno de Trabajo
Formamos los Profesionales
que el mundo exige
II
PRESENTACIÓN
En una época de globalización y de alta competitividad como lo es el cambiante
mundo moderno, es necesario estar al tanto de los diversos aspectos que forman
parte de nuestro entorno. No solo en el tema económico; también en el aspecto
político, jurídico, social y cultural. Al estar mejor informado, el joven profesional
podrá tomar mejores decisiones, ya que entiende como le afectan los cambios en el
entorno.
El manejar y entender
eficientemente
la información es uno de los
principales argumentos que facilita la toma de decisiones en el mundo actual y es un
factor clave para el éxito en la vida.
La motivación principal para el desarrollo de implementación de estos cuadernos de
trabajo es permitir que nuestros docentes y estudiantes posean una herramienta
uniforme que los
asista de manera eficiente en su proceso de enseñanza -
aprendizaje.
La Universidad de la Integración de las Américas (UNIDA), cumple de esta manera con
la finalidad de apoyar
y colaborar con nuestros estudiantes por medio de la
implementación de este
moderno sistema de ayuda al aprendizaje, único en el
Paraguay.
El pensar en cómo brindar un mejor servicio a nuestros estudiantes es nuestro
principal motor, acompañarlos en su proceso de enseñanza aprendizaje
es una
obligación y un reto en sí mismo. El estudiante de UNIDA ya es por si un estudiante
sobresaliente el cual exige y demanda lo mejor de sus docentes y del valioso equipo
que los acompaña día a día en esta apasionante tarea que es participar en la formación
de los futuros líderes del Paraguay del siglo XXI.
UNIDA
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UNIVERSIDAD DE LA INTEGRACION DE LAS AMERICAS
LA VISIÓN
"Es ser reconocida como una Institución de referencia en el escenario educativo
regional, proporcionando a la sociedad, profesionales de excelencia con valores éticos
y capacidades para integrarse a equipos multidisciplinarios e internacionales."
LA MISIÓN
"Promover la Educación Superior en todos los niveles formando profesionales capaces
de contribuir para el desarrollo social y económico de la región y del país, buscando
siempre la mejoría en la enseñanza, la viabilidad financiera y la satisfacción de sus
alumnos, así como la producción de conocimiento a través de las investigaciones y
servicios de extensión a la comunidad."
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ÍNDICE
UNIDAD I
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA.
TEMA 1: CRIMINOLOGÍA, OBJETO, RELACION CON OTRAS CIENCIAS
POLITICA CRIMINAL.
UNIDAD II
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES
EVOLUCIÓN HISTÓRICA.
TEMA 2: IDEAS DEL DELITO Y DE LAS PENAS EN LOS TIEMPOS PRIMITIVOS
TEMA 3: EL DERECHO PENAL EN LOS PUEBLOS PRE-COLOMBINO, GRECIA,
ROMA, EDAD MEDIA, FEUDAL, MODERNA.
UNIDAD III
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES
PERÍODO FILOSÓFICO Y HUMANITARIO
TEMA 4: PERÍODO FILOSÓFICO Y HUMANITARIO, REFORMA PENITENCIARIA,
ESCUELA CLÁSICA, ESCUELA CORRECCIONALISTA.
UNIDAD IV
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
ESCUELA POSITIVA FASE ANTROPOLÓGICA. FASE SOCIOLÓGICA.
FASE JURÍDICA.
TEMA 5: ESCUELA POSITIVA, POSTULADOS DE LA MISMA,
FASES: ANTROPOLÓGICA, SOCIOLÓGICA, JURIDICA.
TEMA 6: 1ª. EVALUACIÓN PARCIAL.
UNIDAD V
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
LA ESCUELA FRANCESA Y LAS ESCUELAS ECLÉCTICAS
TEMA 7: ESCUELA FRANCESA .
TEMA 8: ESCUELA ECLÉSIASTICAS.
UNIDAD VI
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
ENFOQUE BIOLÓGICO.
TEMA 9: NOCIONES DE BIOCRIMINOLOGÍA, TEORÍAS
ANTROPOLÓGICO-CRIMINALES, BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL, ORIGEN, GÉMELOS.
UNIDAD VII
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
ENFOQUE SOCIOLÓGICO.
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TEMA 10: NOCIONES DE SOCIO-CRIMINOLOGÍA y FACTORES SOCIO
ECONÓMICOS DEL DELITO.
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UNIDAD VIII
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
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ENFOQUE PSICOLÓGICO.
TEMA 11: NOCIONES DE PSICO-CRIMINOLOGÍA, MINORACIONES DE LA
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INTELIGENCIA Y CRIMINALIDAD, PSICOANÁLISIS, TEORIA DE HANS EYMSECK,
APRENDIZAJE SOCIAL, FRUSTRACIÓN-AGRESIÓN Y DELITO Y REFLECCIÓN CRIMINAL.
UNIDAD IX
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
PSICOSIS, NEUROSIS Y SICOPATÍAS. CRIMINALIDAD Y RESPONSABILIDAD
TEMA 12: PSICOSIS: ORGÁNICAS, ESQUIZOFRÉNICAS, AFECTIVA, PARANOIDES,
PUERPERALES; NEUROSIS, PSICÓPATAS, EPILEPSIA, PSICOPATÍAS, TRASTORNOS
PSICOSEXUALES Y DELITO.
TEMA 13: 2ª. EVALUACIÓN PARCIAL
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UNIDAD X
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES.
LA PSICOSIS DEBIDA A DROGAS.
TEMA 14: PSICOSIS DEBIDA A DROGAS, PSICOSIS ALCOHÓLICA, DROGADICCIÓN
Y DROGA DEPENDENCIA.
UNIDAD XI
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES
POLÍTICA CRIMINAL.
TEMA 15: POLÍTICA CRIMINAL, CONTENIDO DEL CONCEPTO, TENDENCIAS
POLÍTICO-CRIMINALES, POLÍTICA CRIMINAL EN LATINOAMÉRICA, POLÍTICA
CRIMINAL EN EL PARAGUAY.
UNIDAD XII
COMPETENCIA, CAPACIDADES Y ACTITUDES
LA REACCIÓN ANTE EL DELITO.
TEMA 16: PENA: CONCEPTO. FUNDAMENTO DEL DERECHO DE CASTIGAR
TEMA 17: PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD. FUNCIONES, NORMAS
CONSTITUCIONALES ACERCA DE LA PENA Y LA LIBERTAD
TEMA 18: EVALUACIÓN FINAL.
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CRIMINOLOGÍA
COMPETENCIA
• Conocer e identificar (elemento cognitivo) los logros criminológicos tradicionales y
contemporáneos para aplicarlos (elemento de realización o de hacer) a la
prevención y represión del delito, no sin antes interiorizarlo para que valore y se
identifique con los objetivos de la asignatura.
CAPACIDADES
• Conoce el objeto, la naturaleza, el concepto de la Criminología y sus vínculos con las
ciencias penales y otras ciencias humanas.
• Aplica los conocimientos adquiridos a lo largo de la historia para comprender las
complejidades de la criminalidad y la criminalización.
• Conoce las distintas perspectivas o ángulos de estudio de la criminalidad durante el
período filosófico y humanitario.
• Comprende los postulados de la Escuela Positiva y las enseñanzas de sus principales
exponentes.
• Valora los aportes de las diversas escuelas a lo largo del proceso de evolución de la
criminología.
• Comprende el enfoque biológico de la criminología conforme la visión de sus
grandes exponentes y sus teorías.
• Comprende el enfoque sociológico de la criminología teniendo en cuenta los
factores que influencian la concepción.
• Asimila las nociones y principios fundamentales de la Psicología y su influencia en la
Criminología.
• Comprende las diferencias conceptuales entre los conceptos contemplados en el
programa y sus distintas clasificaciones.
• Dimensiona y analiza las consecuencias del uso de drogas y bebidas alcohólicas en
la conducta humana.
• Analiza el concepto y las distintas tendencias que abarca el estudio de la Política
Criminal desde un enfoque paraguayo vinculado a Latinoamérica.
• Comprende los fundamentos y la importancia de que la sociedad instaure e
implemente mecanismos de sanción para las conductas antijurídicas.
ACTITUDES
• Integridad (ética).
• Proactividad.
• Liderazgo.
• Innovación y actitud emprendedora.
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UNIDAD I
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
CAPACIDAD
• Conoce el objeto, la naturaleza, el concepto de la Criminología y sus vínculos con las
ciencias penales y otras ciencias humanas.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Elabora un cuadro explicativo con los aspectos desarrollados en clase teniendo en
cuenta su objeto y relación con otras ciencias.
• Realiza una síntesis sobre la política criminal y las ciencias no criminales.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 1: CRIMINOLOGÍA, OBJETO, RELACIÓN CON OTRAS CIENCIAS
POLITICA CRIMINAL.
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SEMANA 1, UNIDAD I
TEMA 1: CRIMINOLOGÍA, OBJETO, RELACIÓN CON OTRAS CIENCIAS
ORIGEN DEL VOCABLO Y DENOMINACIÓN
La definición etimológica deriva del latín “criminis” y del griego “logos” que significa:
TRATADO DEL CRIMEN.
Pero conviene advertir que su etimología no da el verdadero sentido que hoy tiene
esta ciencia, sino hay que recurrir a otros medios para llegar a comprender el alcance
de esta ciencia.
La actual denominación de esta disciplina tiene su origen, al parecer en el antropólogo
francés PABLO TOPPINARD (1830-1911), 1883, si bien sólo adquirió carta de naturaleza
gracias a la célebre obra de RAFAEL GARÓFALO, en el año 1885. La obra del mismo se
llama “CRIMINOLOGÍA”. Históricamente, tuvieron gran eco otras denominaciones:
Antropología criminal, Biología criminal, Psicología criminal, Sociología criminal, que
hoy pueden reputarse equívocas y superadas, pues responden a enfoques parciales o
especializados de la investigación criminológica.
En sus orígenes, en la época en que LOMBROSO publicó su obra titulada “EL HOMBRE
DELINCUENTE” (1876), la Criminología era denominada “ANTROPOLOGÍA CRIMINAL”. Y
con ENRIQUE FERRI era denominada “SOCIOLOGÍA CRIMINAL”.
CONCEPTO Y CONTENIDO
En su libro titulado “Biología Criminal” el profesional alemán FRANZ EXNER ha dado a
la Criminología una ubicación bien marcada como ciencia y con un objetivo también
determinado.
Define a la CRIMINOLOGÍA como “Ciencia causal explicativa que se ocupa del Delito,
del Delincuente y la Pena, y de esta última en su doble finalidad preventiva y
terapéutica”. En este concepto Biológico Criminal que analiza las causas de la
delincuencia se interesa por dar a conocer los puntos de vista de este autor. Sostiene
que el objeto de esta ciencia se halla fijado por la NORMA y es ante todo un concepto
jurídico. La Biología Criminal es por consiguiente una ciencia del ser cuyo objeto de
conocimiento se halla determinado por una valorización jurídica.
Definición de Antonio García Pablo de Molina:
Define a la Criminología como “la ciencia empírica e interdisciplinaria que tiene por
objeto el crimen, el delincuente, la víctima y el control social del comportamiento
delictivo; y que aporta una información válida, contrastada y fiable sobre la génesis,
dinámica y variables del crimen – contemplado éste como fenómeno individual y como
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problema social, comunitario -; así como sobre su prevención eficaz, las formas y
estrategias de reacción al mismo y las técnicas de intervención positiva en el infractor”.
Es importante manifestar que existen variadas y heterogéneas definiciones de la
CRIMINOLOGÍA por diferentes autores, en consonancia con los diversos enfoques o
perspectivas desde los que puede examinarse el crimen: biológicos, sociológicos, etc.
Suele admitirse por opinión mayoritaria que ésta es una ciencia empírica; y que se
debe ocupar, al menos, del crimen y de la persona del delincuente, así como de la
ejecución de las sanciones penales, de prognosis (conocimiento anticipado de algún
suceso) y del tratamiento del infractor: pero se polemiza respecto a todo lo restante.
Los contornos y extensión del llamado “campo previo” de la criminalidad, la relevancia
de los análisis de la “personalidad” del infractor, el significado mismo de la “reacción
social” y del comportamiento de sus agentes, el rol y emplazamiento de la victimología
o de la criminalística, son, entre otros muchos temas objeto de una viva polémica.
La acepción restrictiva circunscribe la Criminología a la investigación del delito, de la
persona del delincuente y de la ejecución de la pena. Queda, pues, fuera de su objeto
buena parte de los que denominamos “control social”. Exponentes de este modo de
enfocar el quehacer criminológico serían EXNER, SAUER, MEZGER, MANNHEIM,
KAUFMANN, etc.
Por el contrario, una acepción amplia o extensiva de la Criminología, como la que se
propone, considera que el análisis de la reacción social: de los mecanismos, estrategias
y procesos del control social, forma parte integrante del objeto de una disciplina que
debe concebirse dinámicamente. A esta definición amplia, dinámica y totalizadora de
la Criminología se unen autores como WOLFGANG, BLOCH-GEIS, GLASER, JEFFERY,
NAGEL, SUTHERLAND, SCHNEIDER, entre otros.
En cuanto a la referencia al control y prevención del delito de la definición provisional
de Criminología, implica una opción concreta sobre las polémicas funciones de esta
disciplina. Se rechaza la tesis minimalista, partidaria de atribuir a la Criminología como
ciencia empírica, la mera explicación del fenómeno delictivo, evitando todo
compromiso con objetivos político-criminales. Pero tampoco corresponde a ella (a la
Criminología) la lucha contra el delito.
Corresponde por tanto a la Criminología, el control y prevención del problema
criminal, no sólo la explicación del mismo. El saber científico criminológico presupone
una imagen concreta del hombre delincuente y un diagnóstico determinado sobre el
delito, de incuestionable vocación práctica, que desembocan inexorablemente en su
control y prevención.
La definición propuesta, implica una rigurosa delimitación metodológica (empirismo,
que descarta como no científico, cualquier proceder investigador no basado en el
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análisis y la observación); significa también, una amplia selección del objeto de esta
disciplina, al incluir junto al delito y a la persona del delincuente, el estudio de la
víctima del crimen y el del control social; propugna una determinada concepción del
delito, que se examina no sólo como hecho individual, sino como fenómeno social,
como problema comunitario; e incorpora a las funciones tradicionalmente asignadas a
esta ciencia (la explicación del crimen y el tratamiento del infractor) otras de creciente
interés (su prevención y el examen de los diversos modelos de intervención y
respuesta al problema del crimen).
OBJETO
EL DELITO, EL DELINCUENTE, LA VÍCTIMA Y EL CONTROL SOCIAL
a) EL DELINCUENTE:
La Criminología tradicional, por su raigambre positivista, potenció al máximo el
protagonismo de la persona del delincuente, creyendo poder encontrar en una
supuesta diversidad del mismo, patológica, la explicación científica del
comportamiento criminal. Por el contrario, en la moderna Criminología, de corte
prioritariamente sociológico, el examen y significado de la persona del delincuente
pasa a un segundo plano, desplazándose el centro de interés de las investigaciones
sobre la persona del infractor hacia la conducta delictiva misma, la víctima y el
control social. En todo caso, el delincuente se contempla “en sus interdependencias
sociales”, como unidad “biopsicosocial”, y no desde una perspectiva
biopsicopatológica, como sucediera con tantas biografías criminales clásicas,
orientadas por el espíritu “correccionalista” e “individualista” de la Criminología
tradicional.
b) EL DELITO: El delito – delito, crimen, conducta desviada – según imprecisas
terminologías que requerirán oportunas matizaciones sigue siendo objeto básico de
la investigación criminológica. Pero el concepto de delito implica una referencia
obligada a “normas”, cambia con la evolución de la sociedad y de la cultura. Es,
temporal y espacialmente histórico, relativo, circunstancial. Del mismo modo que el
contenido y volumen de las conductas que se criminalizan ha variado
ostensiblemente en los últimos cien años. La Criminología tradicional, conservadora
y respetuosa de las definiciones legales, consideró siempre embarazosa la
circunstancialidad y relatividad de su objeto, así como la coincidencia inicial y
aparente del mismo con el del Derecho Penal, pues admitir que una ciencia
“empírica” y otra “normativa” tienen el mismo objeto (el delito), diferenciándose
sólo por el método de examinarlo, significaría confesar la incapacidad de la
Criminología para autodefinir su campo de investigación, negar su autonomía
científica.
En la actual discusión criminológica el problema ha perdido ya interés. De una parte,
porque no parece contradictorio que una disciplina empírica opere en un marco
normativo. Que el concepto “criminológico” de “delito” contenga una referencia
mediata a pautas valorativas (culturales, jurídico-penales) no significa que la
Criminología carezca de objeto propio, de autonomía científica. De otra, porque
lejos de esa obsesión academicista, a la moderna Criminología le interesan diversas
facetas más llamativas del “crimen” que su delimitación formal, conceptual;
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preocupa por ejemplo, su problematización, las funciones positivas que pueda
cumplir como instrumento e indicador del control social, el volumen, estructura y
movimiento de la criminalidad, las estrategias criminalizadoras y
descriminilizadoras, el efectivo reparto de la criminalidad entre los distintos
estratos sociales, etc.
Finalmente, porque se reconoce hoy la conveniencia de operar con diferentes
conceptos de “delito” según las respectivas finalidades de la investigación
criminológica: si se abordan problemas de política jurídica en torno a la
criminalización o a la descriminalización – se argumenta -, resulta indicado un
concepto lato, material del delito; mientras que si aquella versa sobre la extensión,
estructura y movimiento de la criminalidad, las definiciones jurídico-penales cobran
prioridad lógica.
Podemos entender al delito como el quebrantamiento de la ley. Carrara lo definía
como: “El delito es la infracción de la ley del Estado, promulgada para proteger la
seguridad de los ciudadanos, resultante de un acto externo del hombre, positivo o
negativo, moralmente imputable y políticamente dañoso”.
El Dr. José Ingenieros en su libro titulado “Criminología”, publicado en el año 1913,
define al delito como “la violación del Derecho”, pero este concepto hace imposible
aplicar al Derecho Penal los nuevos métodos científicos. Es necesario, por
consiguiente, que el delito dejara de ser una abstracción jurídica y se lo considere
como hecho concreto determinado por causas.
c) LA VÍCTIMA: El interés por la víctima es un fenómeno reciente, que tiene lugar a
partir de la segunda contienda mundial. Aunque parezca paradójico, tanto la
Criminología como el sistema penal han volcado sus esfuerzos de forma exclusiva
en el delincuente, abandonando el estudio de la víctima, que sólo ha merecido de la
sociedad su compasión.
El dispositivo penal – el sustantivo y el procesal – surge históricamente, de hecho, para
“neutralizar” a la víctima, disociándola y segregándola de su posición natural junto
al delincuente, a fin de recabar para el Estado el monopolio de la reacción penal. De
otro modo, como la experiencia ha demostrado, la víctima misma, los colectivos de
víctimas potenciales y la propia sociedad desencadenarían una política criminal
“emocional”, en la que el Derecho Penal acabaría cumpliendo una mera “función
simbólica”.
Difícil justificación tiene el tradicional olvido de la víctima, ya que delincuente y
víctima son los dos coprotagonistas del suceso criminal. Degradarla a la condición
de destinatario fortuito, fungible y pasivo de aquél, carece de todo realismo, como
pone de relieve la moderna Criminología. Si tan lamentable laguna tiene alguna
explicación tal vez pueda ser ésta que la sociedad se “identifica” con quien realiza
las conductas prohibidas y se preocupa sólo de quien “teme”, según conocidos
psicoanalíticos.
Pero es obvio que en un futuro próximo el estudio de la víctima atraerá aún más la
atención que merece, puesto que la Criminología dispone ya de un cierto núcleo de
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conocimientos sobre cuestiones trascendentales en relación a la víctima del delito
como: aptitudes y propensiones de los sujetos para convertirse en víctima, tipología
victimaria, relaciones entre delincuente y víctima, grados de coparticipación o
corresponsabilidad de la víctima en el delito, influencias sociales en el proceso de
victimización, daños y reparación, profilaxis criminal, comportamiento de la víctima
como agente informal del control penal, etc.
d) EL CONTROL SOCIAL: El análisis científico del control social del comportamiento
desviado ha ampliado y enriquecido el objeto de la investigación criminológica en
los últimos lustros. El mérito es debido, en buena medida, al labeling approach,
impulsor de una criminología más dinámica e interaccionista, que desplaza el centro
de interés de aquella del delito y el delincuente al control social, a la propia reacción
social.
Con el concepto del “control social” se hace referencia a ciertos procesos sociales
que recaban la conformidad del individuo, sometiéndole a las pautas, modelos y
requerimientos del grupo; cohesión, disciplina, integración, son pues, términos que
describen el objetivo final que persigue el grupo, la sociedad, para asegurar su
continuidad frente al comportamiento individual irregular o desviado.
Por control social se entiende, el conjunto de “formas organizadas en que la
sociedad responde a comportamientos y personas que contempla como desviados,
problemáticos, preocupantes, amenazantes, molestos o indeseables de una u otra
manera”. “Esta respuesta aparece de diversas formas: castigo, disuasión,
tratamiento, prevención, segregación, justicia, resocialización, reforma o defensa
social. Está acompañada de muchas ideas y emociones: odio, venganza, desquite,
disgusto, compasión, salvación, benevolencia o admiración. El comportamiento en
cuestión es clasificado bajo diversas denominaciones: crimen, delincuencia,
desviación, inmoralidad, perversidad, maldad, deficiencia o enfermedad. La gente a
la que se dirige esta respuesta es vista como monstruos, bobos, villanos, enfermos,
rebeldes o víctimas. Y aquellos que responden (haciendo algo o estudiando la
materia) son conocidos como jueces, fiscales, asistentes sociales, psiquiatras,
psicólogos, criminólogos o sociólogos de la desviación”.
Se encuentra el control social activo y el reactivo. El “activo” viene integrado por
aquellos mecanismos que intentan prevenir un comportamiento socialmente no
deseado. Se trata, pues, de controles “internos” que operan preventivamente
mediante una sutil pero eficaz labor socializadora y legitimadora. Y el control social
“reactivo” entra como respuesta a la conducta desviada.
Esas respuestas o controles “reactivos” suelen clasificarse en control social
“informal” y “formal”.
El “control social informal” opera a través de grupos primarios (por ejemplo: la
familia, vecindad, etc.) o secundarios (ej.: escuela, puestos de trabajo, partido
político, iglesia, etc.), que tienen como objetivo básico dicha función de control. Se
sirven de medios de muy diversa naturaleza: psíquica (desaprobación, pérdida del
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status o de la estima social, aislamiento, reproche, ridiculización, rechazo, etc.)
física (violencia) o incluso económica (pérdida del puesto de trabajo, del salario).
El llamado “control social formal” se ejercita a través de instancias específicamente
concebidas y disciplinadas para tal cometido: la policía, los tribunales de justicia, la
cárcel, etc. Sus medios de actuación son muy variados, pero siempre coercitivos,
constituyendo la violencia, en todos ellos, el instrumento esencial. El Derecho
Positivo contempla de modo preciso y exhaustivo los presupuestos, contenido y
forma de actuar de estos mecanismos del control social.
RELACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON OTRAS CIENCIAS
Muchas – y muy diversas – disciplinas se ocupan de uno u otro modo del delito, el
delincuente, la víctima y el control social, con sus específicos métodos y desde
perspectivas y enfoques diferentes. Les une, ante todo, el contar con un objeto común:
el hecho criminal. Pero sólo en el caso de algunas éste constituye el objeto prioritario o
incluso exclusivo, mientras que las restantes se ocupan también del delito pero de
forma tangencial, sectorial.
La delimitación de la materia criminológica y de las disciplinas que versan sobre la
misma, es por tanto, inevitablemente problemática.
Los pioneros de la Criminología, como es lógico, no se preocuparon de trazar los
contornos de la nueva ciencia. Tampoco les inquietó de modo alguno que sus
investigaciones pudieran invadir campos de otras disciplinas, o que abrieran nuevos
espacios. Lo cierto es que, en la medida en que progresaba el conocimiento empírico
sobre el crimen, fueron surgiendo, primero, y emancipándose, después, otras tantas
disciplinas con pretensiones de autonomía. Así nación en primer lugar la Antropología
Criminal; y sucesivamente, la Psicología Criminal, la Biología Criminal, la Sociología
Criminal o la Victimología, etc.
La ciencia criminológica es una ciencia “interdisciplinaria”. Ninguno de las disciplinas
que la integran puede aspirar a un monopolio excluyente o a una primacía respecto a
las demás. La Criminología es Biología Criminal, pero no sólo Biología Crimina, pues
requiere de un enfoque psicológico, pero es más que la Psicología criminal; se desplaza
progresivamente hacia planteamientos sociológicos, pero no puede identificarse sólo
con la Sociología Criminal.
Cada campo del saber científico tienen un área de investigación propia, pero también
sus limitaciones y condicionamientos, y por tanto su dependencia con las demás, a fin
de tener una información totalizadora, global, multidimensional del problema del
crimen, del delincuente, de la víctima y del control social.
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Para la concepción enciclopédica de la escuela austríaca, pertenecen a la Criminología
todas las disciplinas que se ocupan del estudio de la realidad criminal, en sus muy
diversas fases o momentos, tanto en el estrictamente procesal como en el políticopreventivo o represivo.
DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA
El Derecho Penal puede ser definido como la rama del Derecho positivo que fija los
bienes jurídicos que han de ser protegidos penalmente y sobre esos principios
variables en tiempo y espacio, configura específicamente los delitos y las penas que a
cada uno de ellos le corresponde.
Es aquella parte del orden jurídico que determina las conductas socialmente
inaceptables y las sanciones aplicables. Es un concepto formal, es producto del
legislador en un momento dado y en un territorio.
La Criminología y el Derecho Penal son dos ciencias distintas:
• El Derecho Penal es una ciencia “jurídica”, “cultural”, “normativa”, del “deber ser”.
• La Criminología es una ciencia “empírica”, una ciencia del “ser”.
• La ciencia penal en sentido amplio, se ocupa de la delimitación, interpretación y
análisis teórico-sistemático del delito (concepto formal), así como de los
presupuestos de su persecución y sus consecuencias. El objeto de la ciencia penal
viene dado por las normas legales (objeto normativo) y quienes cultivan la misma
emplean un método “deductivo-sistemático” para analizar el hecho criminal.
• La Criminología por el contrario, se enfrenta al delito como fenómeno “real” y se
sirve de métodos empíricos para examinarlo. Los criterios jurídico-penales no
permiten una delimitación exhaustiva del objeto de la Criminología, por la misma
razón que aquéllos no agotan, tampoco, el significado total del crimen como hecho
real.
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CRIMINOLOGÍA
DERECHO PENAL
Método
Empírico, inductivo,
interdisciplinario (psiquiatría,
sociología, etc.)
Abstracto, formal,
deductivo.
Objeto de
Estudio
-Le interesa lo previo al delito,
lo posterior (grado de
reincidencia).
-El delincuente (sus
características, por qué
delinque).
-La víctima
Le interesa del delito:
tipificar el hecho y
establecer su pena.
Del delincuente: saber
quién fue.
-El control social (informal,
formal)
-Fines: * prevención primaria
(política de empleo)
* Prevención secundaria (no va
a la raíz del problema, sino
donde el problema se
manifiesta. Ej.: alarmas, más
policías, etc.).
* Prevención terciaria: la que
va destinada a quien ya
cometió un delito
(tratamiento, etc.)
Las relaciones entre Derecho Penal y Criminología han sido, históricamente, poco
cordiales. La denominada Escuela Clásica se limitó a estudiar el crimen como hecho
individual y como “abstracción jurídica”. El delito era la infracción de la norma jurídica.
Y el delincuente, el sujeto activo de dicha infracción. Se desentendió de las causas, de
los factores individuales y sociales que propiciaban la criminalidad.
La Escuela Positiva, por el contrario, propugnó un cambio radical del “objeto” y del
“método” de la actividad científica. Delito y delincuente dejan de ser abstracciones
“jurídicas” producto de la norma, desconectados de la realidad histórica concreta. El
centro de gravedad se desplaza de la norma jurídica a la realidad social; de los dogmas
y principios apriorísticos (libertad humana, culpabilidad, justicia, etc.) a los factores
individuales y sociales que explican el fenómeno criminal.
Pero superada hoy ya, la estéril lucha de escuelas - el enfrentamiento de la
Criminología y la Ciencia Penal –parece haberse asumido la idea de que no pueden
disociarse la especulación teórica y el análisis empírico. Que la comprensión y el
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control eficaz de la criminalidad requieren de ambas. Criminología y Derecho Penal
deben coordinar sus esfuerzos, sin pretensiones de exclusividad o intransigencias, pues
una y otra disciplina gozan de autonomía por razón de sus respectivos “objetivos” y
“métodos”, pero están llamadas a entenderse, son inseparables.
Un Derecho Penal distanciado de la investigación criminológica, sin respaldo empírico,
corre el riesgo de convertirse en mero “decisionismo”; la actividad de los juristas, en
simple “especulación” teórica; y la política criminal que lo inspire, poco sensible a la
realidad social y a los conocimientos científicos, carecerá del rigor y seriedad que
garantizan la propia efectividad de las leyes.
Y tampoco puede prescindir la Criminología del Derecho Penal, ni por razones
“conceptuales”, ni por razones “funcionales” y “pragmáticas”. La investigación
criminológica requiera unas “pautas” y “referencias” mínimas para delimitar su propio
objeto. Para que sus resultados impregnen el tejido social, está llamada a incorporarse
a normas y proposiciones jurídicas, pues en otro caso la experiencia criminológica
carecería de repercusión. La Criminología sería una “ciencia de profesores” y no una
“ciencia práctica”. La recepción efectiva de sus conocimientos remite, pues, a un
marco legal que los asuma y transforme en proposiciones “normativas”. Una praxis
criminológica, desconectada del Derecho Penal, renuncia al instrumento que posibilita
la aplicación práctica del saber empírico con absoluto respeto de las garantías de
seguridad e igualdad que rigen en un Estado de Derecho.
De hecho, la evolución de las ciencias penales y criminológicas apunta hacia un
“modelo integrado”, impuesto por la necesidad de un método “interdisciplinario” en la
comprensión y control del delito. La legislación y la praxis son cada vez más receptivas
y sensibles al conocimiento criminológico.
POLÍTICA CRIMINAL Y CRIMINOLOGÍA
La Política Criminal puede definirse como el conjunto de medidas de hecho y de
derecho de las que se vale el Estado para enfrentar la criminalidad y para reprimir y
prevenir el delito. Es el conjunto sistemático de planes políticos para crear estrategias
y medios para conservar un control óptimo del crimen.
Para luchar contra el delito es necesario conocer sus causas para evitar las
consecuencias por ende una política criminal que prescinda de la criminología no es
concebible.
La Política Criminal, en cuanto disciplina que ofrece a los poderes públicos las medidas
más adecuadas para el eficaz control del crimen, y las alternativas legales
consiguientes, ha facilitado la recepción de las investigaciones criminológicas y su
transformación en preceptos normativos. Ha sido el puente necesario entre el saber
empírico (Criminología) y su concreción normativa (legislación penal). Por ello, se
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comparte hoy en día la opinión de que Criminología, Política Criminal y Derecho Penal
son tres pilares del sistema de las “ciencias criminales”, recíprocamente
interdependientes.
• La Criminología está llamada a aportar el sustrato empírico del mismo, su
fundamento “científico”. Aportar un núcleo de conocimientos verificados
empíricamente sobre el delito, el delincuente, la víctima y el control social del
comportamiento desviado.
• La Política Criminal a transformar la experiencia criminológica en opciones y
estrategias concretas asumibles por el legislador y los poderes públicos.
• El Derecho Penal a convertir en proposiciones jurídicas, generales y obligatorias, el
saber criminológico esgrimido por la Política Criminal con estricto respeto de las
garantías individuales y de los principios de seguridad e igualdad propios de un
Estado de Derecho.
CRIMINALÍSTICA Y CRIMINOLOGÍA
La Criminalística puede definirse como la ciencia que estudia los medios para la
investigación y descubrimiento del delito y del delincuente, tiene el propósito de
descubrir cómo, cuándo, dónde, quién y en qué circunstancias acaeció el hecho. Fija
las relaciones entre el delito y las pruebas.
Tiene un carácter policial, se divide en:
• Táctica criminal: que se centra en los procesos técnicos y psicológicos para
descubrir al autor de un hecho punible.
• Técnica criminal: se ocupará de las pruebas, intentando demostrar la veracidad de
ciertas pruebas utilizando métodos científicos.
La Criminalística tiene como función reunir las pruebas que serán utilizadas durante el
proceso penal. Para lograr esto se vale de medios constituidos sobre bases
experimentales que han conseguido otras ciencias. En casi todos los casos, se trata de
conocimientos científicos, físicos, químicos, psicológicos, etc., que son aplicados a la
investigación del delito y a la identificación del delincuente. El objeto de la
criminalística es la lucha directa contra el crimen.
La Criminalística utiliza ciencias y artes diversas, como:
a) Balística forense: La balística forense, como rama de la balística general y parte
fundamental de la Criminalística, tiene como objetivo que en sus laboratorios se
lleven a cabo todos los procedimientos y estudios necesarios de los cartuchos, balas
y armas relacionadas con los homicidios, suicidios, accidentes y lesiones corporales.
b) Dactiloscopia: Ciencia que estudia las huellas dactilares.
c) Física forense.
d) Química forense: en esta especialidad se aplican todos los conocimientos y técnicas
químicas con objeto de conocer la naturaleza de cualquier sustancia o elemento.
e) Medicina Legal.
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f) Antropología forense: para poder determinar el sexo, talla, edad, grupo étnico, e
incluso llegar a la reconstrucción facial de restos humanos, se requiere de varias
semanas de trabajo en el laboratorio antropológico.
g) Fotografía forense.
h) Toxicología: puede utilizarse en personas vivas o muertas, se toman muestras de
orina y sangre, y puede determinarse la presencia de medicamentos, drogas o
alcohol (en la sangre).
i) Pericia caligráfica.
PENOLOGÍA
Es la ciencia que estudia la ejecución de las sanciones, tanto en su faz preventiva como
represiva. Es el estudio de las englobando bajo esta palabra la privación o limitación
de derecho que el reo sufre, pero también la prevención y la corrección buscadas. Es
de tipo naturalístico pues se dedica al análisis de hechos, a estudiar datos, evaluar sus
resultados y condiciones y hasta donde sea posible y debido, realiza experimentos. Las
conclusiones a las que llega la penología son traducidas en las normas jurídicas que se
integran bajo la designación de Derecho Penitenciario o Derecho de Ejecución Penal.
Tanto la teoría como la práctica de la penología requiere de conocimientos de la
criminología ya que se busca corregir la conducta por medio de una sanción no se
podrá llegar a esto sin un previo conocimiento de la personalidad del preso o las
causas que lo llevaron a cometer el crimen, así para evitar o reprimir la delincuencia es
necesario eliminar o disminuir las causas de esta.
CIENCIAS NO CRIMINALES
LA BIOLOGÍA Y LA CRIMINOLOGÍA
La Biología es la Ciencia que estudia a los seres vivos, especialmente el ciclo
reproductor de las especies.
La Biología guarda una relación muy estrecha con la Criminología (y con los orígenes de
esta disciplina) porque el ser humano es una compleja realidad biopsicosocial y la
conducta delictiva cuenta con un incuestionable sustrato biológico. De hecho, algunos
tratados de Criminología clásicos eran, en puridad, tratados de Biología Criminal, como
sucede con la obra “Biología Criminal” de Exner.
Naturalmente, el soporte biológico del ser humano no decide de forma fatal la
conducta de éste. Es solo la materia prima, el punto de partida, que interacciona con
sutiles factores psíquicos y sociológicos en un continuo y dinámico proceso de
comunicación del individuo con los demás y con su entorno. Porque el hombre
trasciende su propia biología. Pero tampoco debe infravalorarse la relevancia del
sustrato biológico en aras de enfoques sociológicos hoy dominantes.
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PSIQUIATRÍA Y CRIMINOLOGÍA
La Psiquiatría es la parte de la medicina que estudia y trata las enfermedades
mentales. Se ocupa de lo psíquicamente anormal, sus causas, manifestaciones y
tratamiento.
El Delito y el delincuente también interesan a la Psiquiatría, aunque de forma marginal,
pues los criminales psíquicamente anormales representan sólo una pequeña fracción
de los anormales mentales, y la Psiquiatría abarca, además, otros muchos campos
ajenos al problema específico de la criminalidad anormal.
Sin embargo, es obvio, que el examen del campo psicopatológico que interesa a la
Criminología ha sido y sigue siendo privativo de la Psiquiatría (por ejemplo, el
diagnóstico empírico del delincuente en orden a su imputabilidad). Por su parte, la
Criminología contempla también el crimen producto de una personalidad normal no
patológica, analizándola desde perspectivas diversas.
PSICOLOGÍA Y CRIMINOLOGÍA
La Psicología es la Ciencia que estudia la actividad psíquica.
La Psicología y la Criminología operan, también, como círculos concéntricos y como
planos secantes, con puntos de interés comunes y con intereses y valoraciones
diferentes. La Psicología estudia la “vida psíquica llamada normal” o si se prefiere
expresarlo de otro modo, “la conducta y la experiencia no patológica de cada ser
viviente, de los grupos y colectivos, sobre todo del hombre”. Pero esta joven ciencia
empírica, con profundas raíces aún en las ciencias del espíritu, se ocupa sólo
marginalmente del crimen. (Psicología criminal)
La Psicología forense aporta, desde luego, una importante red de conocimientos
valiosos sobre el crimen, pero la Criminología analiza éste desde una óptica
interdisciplinaria más amplia que trasciende el enfoque Psicológico y no se circunscribe
a la persona del autor. Incluso la Criminología “clínica” se ve hoy obligada a contemplar
problemas “sociológicos”, por ejemplo. No obstante, y a pesar de las distintas metas
de la Psicología y la Criminología, el progreso de la primera abre importantes
horizontes de colaboración interdisciplinaria en el marco de la política criminal, del
procedimiento penal y de la ejecución penal (psicología del delincuente, aportación de
los informes periciales psicológicos, investigación de las estructuras psicológicas de la
decisión judicial, etc.).
PSICOANÀLISIS Y CRIMINOLOGÍA
El Psicoanálisis es el método y técnica psicológica que tiene por objeto dilucidar el
significado inconsciente de la conducta.
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El Psicoanálisis guarda una estrecha relación con la Criminología, al ocuparse de
problemas básicos y aspectos importantes del hecho criminal (así, el proceso
motivacional, valor simbólico de la conducta delictiva, funcionalidad de la pena, etc.).
Pero su cuerpo de doctrina gira, fundamentalmente, en torno al inconsciente humano
– que el psicoanálisis trata de explorar mediante la introspección – y los conflictos
intrapsíquicos del individuo, determinantes de su personalidad y comportamiento.
La contribución criminológicamente más significativa de las doctrinas psicoanalíticas
discurre en dos planos: el teorético y el clínico, aportando una sugestiva explicación
del delito y del castigo, y una nueva terapia útil para determinadas perturbaciones
psíquicas. En efecto, el psicoanálisis ofrece una rica gama de explicaciones al
comportamiento delictivo (ejemplo: complejo de culpa de origen edípico, debilidad o
ausencia de “super yo”, primacía del instinto de destrucción o muerte, etc.).
SOCIOLOGÍA Y CRIMINOLOGÍA
La Sociología es la disciplina que estudia el desarrollo de las sociedad humanas.
La Sociología persigue un tratamiento científico sistemático de las reglas que rigen la
vida social y de los mecanismos de control y efectividad de dichas reglas. El delito –
esto es, la conducta que se desvía de un determinado tipo de normas: las jurídico
penales – interesa, también, a la Sociología criminal, aunque no agote el estudio de
éste su objeto, ni tenga en el mismo un lugar prioritario.
Ciertamente, la Criminología no es sólo Sociología criminal, ni un apéndice de ésta:
interesa el análisis del crimen desde otras perspectivas y enfoques, porque la realidad
(total) del fenómeno delictivo es pluridimensional. Pero el análisis sociológico cobra
progresiva importancia en la Criminología, pudiéndose constatar que ha desplazado
desde hace algunos lustros las tradicionales orientaciones biológicas o biopsicológicas.
En Estados Unidos, la Criminología se autodefinió como Sociología Criminal,
coordenadas que no ha abandonado en ningún momento. La razón deriva de dos
factores, uno criminológico y otro político-criminal. El primero deriva de un
significativo cambio de paradigma: el crimen no se contempla ya como expresión de
una personalidad patológica del individuo, como hecho individual, singular y aislado,
sino como hecho social, normal, como magnitud colectiva. El segundo factor, político
criminal, es la particular idoneidad de las teorías sociológicas para servir de soporte a
los imprescindibles programas de prevención del delito, anhelo de todo Estado “social”
como el de nuestro tiempo.
El análisis sociológico de la cuestión criminal, por tanto y sin desconocer el interés de
otros enfoques, ha contribuido decisivamente a la evolución de las ideas sobre el
delito.
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ETOLOGÍA Y CRIMINOLOGÍA
La Etiología es el estudio científico del comportamiento de los animales en su medio
natural.
La Etología contempla el entramado o soporte biológico del comportamiento de las
especies vivas, delimitando, caso a caso, el componente “instintivo” y el “adquirido”. A
través de la comparación del comportamiento humano y el animal trata así de verificar
las reglas que rigen el sistema orgánico en su totalidad de acuerdo con los objetivos
propios de la Biología.
La Etología ha operado con la hipótesis de que una rica gama de procesos y cursos
vitales de los seres humanos y de otras especies (primates o mamíferos) responden a
claves hereditarias. La “fisiología de la agresión” tendría una base común en el hombre
y en los vertebrados superiores, semejanza constatable en numerosos procesos de
aprendizaje (adaptación al medio, aprendizaje en sentido estricto, etc.).
Algunos etiológicos estiman que esta disciplina puede aportar una valiosa perspectiva
para el estudio de fenómenos como el miedo o la agresión, luchas de los seres vivos
por pretensiones jerárquicas y territoriales, comportamiento sexual de las especies,
elección de la pareja, pautas del comportamiento grupal, ansias de posesión, etc.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 1
1- ¿Cuál es la definición mayormente aceptada de la Criminología?
2- ¿A qué se refiere el control social como objeto de estudio de la Criminología?
3- ¿Por qué se dice que la ciencia criminológica es una ciencia “interdisciplinaria”?
4- Realiza un paralelo entre la Criminología y el Derecho Penal estableciendo sus
semejanzas y diferencias
5- ¿Qué se entiende por política criminal?
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UNIDAD II
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
CAPACIDAD
• Aplica los conocimientos adquiridos a lo largo de la historia para comprender las
complejidades de la criminalidad y la criminalización.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Realiza un esquema explicativo sobre las ideas del delito y las penas en los tiempos
primitivos resumiendo brevemente cada periodo.
• Realiza un cuadro comparativo.
• Realiza un cuadro comparativo sobre el Derecho Penal en los pueblos precolombinos, en Grecia y en Roma resumiendo brevemente los avances en cada
época.
• Elabora una línea del tiempo con los acontecimientos principales durante la Edad
Media hasta la Edad Moderna.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 2: IDEAS DEL DELITO Y DE LAS PENAS EN LOS TIEMPOS PRIMITIVOS
TEMA 3: EL DERECHO PENAL EN LOS PUEBLOS PRE-COLOMBINO, GRECIA,
ROMA, EDAD MEDIA, FEUDAL, MODERNA.
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SEMANA 2, UNIDAD II
TEMA 2: IDEAS DEL DELITO Y DE LAS PENAS EN LOS TIEMPOS PRIMITIVOS
HISTORIA
IDEAS DEL DELITO Y DE LA PENA EN LOS TIEMPOS PRIMITIVOS
El estudio histórico de las instituciones penales primitivas tiene marcada importancia
pues, nos indica la manera de organizarse la defensa de los individuos y de la sociedad
contra elementos anti-sociales.
Cada sociedad humana tiene delitos y penas que están en relación directa con el
carácter social de dicha sociedad.
El fundamento de la pena no obedece al capricho de los hombres ni a la voluntad ciega
de los sacerdotes o reyes, sino que se halla inspirada en un primer momento por las
costumbres sociales.
Al considerar el delito y la pena en los tiempos primitivos, debemos tener en cuenta
dos circunstancias: la justicia penal que podía existir entre los hombres dispersos por el
mundo, los vagabundos sin cohesión social y la justicia penal que nació y se desarrolló
en las primeras formas de organización humana, es decir, entre los clanes, las tribus,
etc.
PRIMER PERÍODO:
La Pena tiene un carácter social, cada sociedad tiene delitos y penas que están en
relación directa con el carácter social de dicha sociedad. El fundamento de la pena no
obedece al capricho de los hombres, ni a la voluntad ciega de los sacerdotes o reyes,
sino que se halla impregnado por las costumbres sociales.
El primer período se puede dividir en dos etapas: en la primera etapa estudiaremos la
venganza privada, el talión y la composición como primeras manifestaciones de
Derecho Penal.
• La Venganza Privada: Los hombres llevados por el afán de vivir, se unieron
formando clanes, tribus y naciones.
El CLAN TOTÉMICO era la forma de la organización social en el que sus miembros se
consideraban unidos entre sí por el vínculo de la sangre. Aparte de ese vínculo se
consideraban descendientes de un ser superior espiritual llamado TOTEM.
Los Clanes mantenían la paz en virtud del parentesco común y los miembros de otros
clanes eran considerados enemigos, por la sencilla razón de no ser parientes y no
pertenecer al mismo TOTEM.
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En esos CLANES existían prohibiciones llamadas TABU y todas las restricciones estaban
contenidas en ellas, de modo que constituía un Código protector de la sociedad
humana. Aquel que violase las prohibiciones habidas en el TABU, cometía un delito y
como tal, se le imponía una PENA, ya sea de muerte o lustraciones (purificaciones). Las
sanciones están dotadas de un carácter expiatorio, religioso y fatal, pues la violación
del tabú acarrea necesariamente una desgracia sobre la comunidad, evitable
solamente mediante el cumplimiento de la pena. “Si se viola el tabú ocurrirá tal
desgracia; si ocurre tal hecho desgraciado es porque fue violado un determinado
tabú”.
Esta Venganza privada reviste dos formas: la INDIVIDUAL y la COLECTIVA, llamada
también venganza de sangre.
• Venganza Privada Individual: Consiste en ejercer la defensa por el individuo
ofendido. Es la simple reacción de la víctima contra el delincuente, sin más Ley, que
su impulso personal.
Algunos historiadores y penalistas no están conformes, en atribuir a la venganza
privada individual, como el origen remoto del Derecho Penal. Sostienen que el
Derecho Penal debe ser estudiado dentro de la convivencia social de los hombres.
Según el profesor español Quintiliano Saldaña, la pena es una reacción social y no
personal.
Varios autores sin embargo piensan lo contrario, sostienen que la venganza privada
individual debe ser el punto de partida del Derecho Penal primitivo. Tissot sostiene
que “El individuo ha comenzado a vengarse sin el permiso y sin el apoyo de nadie”.
Para los KURDOS era más honroso tomar la venganza por mano propia que recurrir
a los tribunales.
• Venganza Privada Colectiva o Venganza de Sangre: El clan totémico se hallaba
unido por una fuerte solidaridad, debido a la consanguinidad, a las creencias
religiosas, intereses humanos, etc. El individuo, ya sea como su vida, libertad y
subsistencia, dependía del CLAN. La fuerza colectiva del grupo servía más para
defender, que el poder individual de sus miembros. El clan era el todo, el individuo
nada.
Ante esta forma el Derecho Penal adoptaba un carácter especial, y existían dos
situaciones en la venganza de sangre:
• Cuando un miembro de un CLAN cometía un delito contra otro miembro del
mismo clan, supongamos una herida, la víctima no recurría de inmediato a la
venganza privada individual. En esta fase lo que importa es la conservación del
CLAN, así que se castigaba al delincuente con la “PRIVACIÓN DE LA PAZ”. Este
castigo era impuesto, no por la víctima, sino por el clan.
• Cuando un miembro de un CLAN o tribu cometía un delito contra otro miembro de
otro clan o tribu, aquí nacía la verdadera guerra de tribu. El derecho penal no se
ejerce por el individuo ofendido, sino por el grupo. Esta reacción se llama
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VENGANZA PRIVADA COLECTIVA o VENGANZA DE SANGRE. La pena no reconocía
límites y así el grupo se decidía al exterminio del otro: su ideal era la ruina del
enemigo.
Datos históricos: las diversas clases de penas impuestas por el grupo social al
delincuente son todas crueles. En Benín (África) toda la población se reunía armada
para matar al delincuente. Lo mismo ocurría en Loanda, Angola.
Entre los osetas, el parricida es perseguido por la venganza de los miembros de la
tribu, se apoderan de su persona y se quema inclusive su casa.
En Albania la mujer seducida era sacrificada por su padre.
Según el primitivo derecho noruego, el delincuente pasaba entre la población formada
en dos filas, por medio de la cual debía pasar corriendo y todos lanzaban piedras
contra él.
Estos ejemplos, indican las formas de venganza de sangre dentro de la tribu.
La venganza de sangre de tribu a tribu, existió en la vida primitiva y constituía un grave
peligro para la estabilidad de los clanes pues, la hostilidad se prolongaba hasta
destruirse unos a otros.
EL TALIÓN:
Como sistema del derecho penal corresponde al primer período, y consiste en retribuir
el mal físico por otro mal físico de la misma naturaleza.
Este sistema dominó especialmente en los pueblos de la época primitiva aplicándose a
diversos actos, y sus principios se condensan en la frase “OJO POR OJO, DIENTE POR
DIENTE”.
Al surgir esta nueva institución, el hombre aislado, el clan o tribu ya no práctica la
venganza privada en sus dos formas, sino que se reduce a la reacción social que se
halla limitada por un principio estable. Este nuevo principio mantiene la igualdad entre
el delito y la pena estableciendo una equivalencia entre el delito perpetrado por el
autor y la pena al mismo, de la misma naturaleza.
También el TALIÓN está previsto en el segundo libro bíblico, “EXODO”, con las palabras
de MOISES: “Más, si siguiere su muerte pagará alma por alma, ojo por ojo, diente por
diente, mano por mano, pie por pie, quijada por quijada, herida por herida, golpe por
golpe”.
Modalidades del TALIÓN: Siendo el talión base del derecho de castigar, la muerte se
sancionaba con la muerte, el robo con el robo.
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Pero para los delitos donde la equivalencia no era posible, como el ADULTERIO, se
aplicaba como medida reguladora la muerte del adúltero o adúltera. Y esta muerte
podía ser de diversas formas: el descuartizamiento, la hoguera, la horca, el látigo,
cortarle la lengua, etc.
Al que falsificaba moneda, alteraba pesas y medidas o al testigo falso se los castigaba
con la mutilación de las dos manos.
La ley del talión no se usaba sólo en los pueblos primitivos, sino aparece también la
legislación de Dracón, Solón, en la Ley de las Doce Tablas.
DERECHO DE ASILO:
Ante la terrible hostilidad de los clanes, que vivían permanentemente en guerra, y ante
la inexorable ley de la venganza de los miembros del clan, nació una institución
encargada de defender a los perseguidos. Esta institución se llama “Derecho de asilo”,
y consiste en que un delincuente perseguido por una persona o por miembros de un
clan, podía librarse de la venganza, entrando en un lugar sagrado. Este recinto por lo
general era un lugar consagrado a los dioses. Cualquier persona que se refugiase en un
templo estaba a salvo de toda venganza, porque la costumbre prohibía ejercer dicha
medida en determinados lugares.
El derecho de asilo tendrá suma importancia, ya que va a dar lugar a una nueva forma
de ejercer la justicia punitiva: la composición.
LA COMPOSICIÓN:
ORIGEN. CONCEPTO
Durante la permanencia en el lugar de refugio y bajo el amparo del Asilo, las partes
podían llegar a un acuerdo. Victima y victimario, de una misma tribu, o tribus distintas,
negociaban una transacción para dejar saldado el hecho delictuoso. Consistía por
tanto, en una indemnización en dinero por el delito cometido e instaba a los
particulares a un arreglo económico.
El sistema de la composición tiene un significado de trascendencia, dio lugar a que las
partes llegaran a un acuerdo y de esta manera se pudo evitar las hostilidades
interminables entre los grupos de las sociedades primitivas.
Diferencias entre el talión y la composición
• En el sistema del talión hay un principio básico, cual es, la idea de la satisfacción y
utilidad. La idea de justicia es un concepto de igualdad, un sistema de exactitud
entre el delito y la pena, hay una relación hasta matemática.
• En la composición no existe esa igualdad. Hay sí, un concepto de equivalencia, que
resulta de la comparación de los actos y da como resultado una transacción.
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Código del Rey Hammurabi: los sistemas estudiados, el talión y la composición, son
admitidos por el antiguo Código del Rey Hammurabi, que reinaba en Babilonia, hacia el
año 2250 antes de Jesucristo. Este Código fue descubierto en Susa (Babilonia en el año
1902. Las reglas penales se hallaban inscriptas en una piedra de diorita que se
conserva en el Museo de Londres, es el más antiguo de los códigos que han llegado a
nuestro conocimiento.
Existe en este Código una singular variedad de talión “oblicuo”, podemos decir: Si un
arquitecto construye mal una casa y ésta se derrumba y muere el propietario, debe
morir el arquitecto. Si muere el hijo del dueño de la casa, debe morir el hijo del
arquitecto.
SEGUNDO PERIODO:
La influencia teocrática. La venganza divina como fundamento del Derecho Penal.
Al primer período de la evolución del Derecho de castigar sucede el período teocrático
o religioso. En los grandes pueblos orientales, la justicia penal tenía por fundamento la
venganza divina, que era ejercida por el sumo sacerdote o por el Rey omnipotente.
Partiendo de esta base, el delito en este período no es otra cosa que una ofensa a la
divinidad. Durante este período el Delito se confundía con el pecado y al que incurría
en algunas faltas era penado por los Sacerdotes, Pontífices, etc., por el hecho de ser
ellos representantes de Dios en la tierra.
Toda falta, delito, pecado o como quiera llamarse, atentaba contra la divinidad y por
consiguiente el que incurría en ella estaba supeditado a la tirana legislación penal de la
época. A esto se denominaba la “venganza divina como fundamento del Derecho
Penal”.
El sistema de expiación o retribución como base de la pena
La expiación: es la imposición del mal del castigo, al mal del delito. La expiación en los
pueblos orientales sirvió de base a la pena porque el que rompía la armonía impuesta
a la divinidad, merecía un sufrimiento, un castigo.
Este sistema de la expiación volverá a nacer en tiempos modernos, pero bajo una
finalidad y en nombre de otro principio distinto a la influencia de la divinidad.
Legislación penal antigua. India, Persia, Egipto y pueblo hebreo
India: El Código de Manu
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Escrito en el siglo XI a.c., contiene parte de las prácticas religiosas del Derecho penal de
la India, de cuyos libros podemos hacer el estudio crítico histórico del Derecho de
castigar.
En su Libro Octavo, Nº 318 se consagra el carácter expiatorio del Derecho Penal. Dice:
“Los hombres que habiendo cometido un crimen, sufren el castigo que les impone el
Rey, se van purificados al cielo como los justos que verifican obras buenas”.
El castigo en el sentido explicado, se prescribe cuidadosamente en el Libro Octavo Nº
15, que dice: “La justicia golpea cuando se la hiere; preserva cuando se la protege;
cuidémonos en consecuencia de atentar a la Justicia por temor de que si la herimos,
nos castigue”.
Desigualdad de las penas: en la India las penas son desiguales a consecuencia de la
institución de las castas. Las Castas son 4:
• Los Brahamanes o Sacerdotes
• Los Chatrias o guerreros.
• Los Basillas o agricultores o comerciantes.
• Los Sudras o servidores
• Y los Parias, inferiores a los Sudras.
Los Brahamanes eran los que aplicaban las penas, y el Derecho de Castigar se concebía
como una emanación del Dios supremo a través de los mismos sacerdotes.
Los delitos en general eran castigados con rigor, prodigándose la pena de muerte.
Las penas casi todas eran corporales y particularmente mutilaciones: ejemplos: Si se
levanta la mano o el bastón sobre un superior debe cortársele la mano; el que haya
raptado a un hombre de buena familia y sobre todo mujeres y al que roba joyas,
merecía la pena capital (muerte); si una mujer muy apegada a su familia, es infiel a su
esposo, el Rey la hacía devorar por los perros en un lugar público.
Legislación penal de Persia
Según el Código dejado por el legislador religioso ZOROASTRO, la pena no consistía
más que en una purificación, consistía en un medio para abrir el epígrafe del principio
bueno, haciendo volver al culpable semejante a la luz.
Las penas mediante las cuales se puede obtener esta transformación eran crueles y
comprendían la muerte, que se producía de varias maneras: aplastándole la cabeza al
culpable, vaciándole estaño fundido en los oídos, quitándole lentamente la piel,
sepultándolo vivo, etc.
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Legislación Penal Egipcia
La casta sacerdotal ejercitaba en ella una especia de magistratura, a las que estaban
sometidos hasta los mismos Reyes. Vano sería esperar cualquier mitigación de las
penas.
En el antiguo Egipto, la expiación era a menudo común concebida no solamente por el
reo, sino por toda su familia como espontáneo corolario en la idea de purificación. Y
dicho concepto expiatorio era característico de la religión.
Las penas eran generalmente mutilaciones de todas clases: Ej: a las adúlteras se les
cortaba la nariz, al estuprador se lo castraba, al falsificador se le cortaban las manos,
etc.
La pena de muerte era admitida por los egipcios y podía ser mediante la horca, la
crucifixión, la decapitación.
Derecho Penal Hebreo
La Legislación Penal del pueblo de Israel se hallaba contenida en los cinco libros del
Antiguo Testamento, el “PENTATEUCO”, atribuido a Moisés: el GENESIS, el EXODO,
LEVÍTICO, NÚMERO y DEUTERONOMIO.
La legislación penal hebraica está impregnada de un profundo sentido religioso. El
delito es una ofensa a Dios y el derecho de castigar se ejerce por delegación divina.
Este derecho es eminentemente igualitario por lo mismo que en el pueblo de Israel no
se conoce las CASTAS como sucedía en la India. Conforme a la religión judía, el hebreo
procede de una sola pareja en consecuencia todos son iguales.
No obstante el fundamento del derecho de castigar es también la “Venganza divina” y
en ese sentido la pena revestía un carácter expiatorio. Pero además de ese carácter,
también tenían una finalidad intimidante, evitar que no se cometan nuevos delitos.
Los delitos y las penas son revelados por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Esto se
verifica por el versículo 21 del EXODO que dice: “Estas son las leyes que tú las
propondrás al pueblo hebreo”, como también en el EXODO se encuentran
reglamentaciones referentes a la esclavitud y castigar el homicidio.
La pena de muerte se aplicaba en numerosos casos. En primer lugar, en los delitos
contra la religión, idolatría, magia, hechicería, blasfemia. También el homicidio, el
adulterio de la mujer casada, el incesto, la violación, etc.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 2
1- ¿Cuál era el carácter que tenía la pena en la antigüedad y cómo se castigaba?
2- Explica el origen, significado y alcances de la ley del talión
3- ¿Cuál fue la influencia de la divinidad en el derecho penal antiguo?
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SEMANA 3, UNIDAD II
TEMA 3: EL DERECHO PENAL EN LOS PUEBLOS PRE-COLOMBINO, GRECIA,
ROMA, EDAD MEDIA, FEUDAL, MODERNA
DERECHO PENAL EN LOS PUEBLOS PRE COLOMBINOS
Derecho penal azteca
Comprendía la doble forma de pena: corporal y pecuniaria. No se tiene noticia exacta
si existió una de las formas con exclusión de otra. La venganza de sangre es
característica de la organización gentilicia y más tarde, la composición en principio
sustituye a aquella como forma normal de reparación, en el ANAHUAC ambas penas
coexistieron en todo momento.
Otra característica era la subjetividad de la culpa, o sea, la responsabilidad se limitaba
a él. En el consorcio gentilicio, por el contrario, este responde del hecho de uno de sus
miembros y a su vez, él exige la reparación, ésta se subordina al carácter objetivo del
daño.
El Código Penal del antiguo México, era extremadamente severo, se prodigaba en él la
muerte y los suplicios. El robo, el homicidio y el adulterio eran denominados crímenes
“enormes”. Estaban colocados en la misma línea que éstos en cuanto a su penalidad, la
traición al rey o al Estado, los atentados contra la autoridad o la majestad. El ladrón
debía ser arrastrado por las calles y luego ahorcado, el homicida, decapitado; el que se
embriagaba hasta perder la razón, si era noble, debía ser ahorcado, y si era plebeyo,
perdía su libertad la primera vez y la segunda era matado.
Derecho penal incaico
El sistema penal incaico derivaba de la organización teocrática del Estado, a cuya
cabeza estaba el INCA, hijo del sol. No conocieron los antiguos pueblos del Perú la
escritura, de manera que no existieron verdaderos códigos penales. Los cronistas e
historiadores sin embargo, nos han hecho llegar muchas noticias sobre las
instituciones y prácticas penales incaicas.
Entre las características de éste podemos citar:
• El carácter exclusivamente público, era público pues aún si no había querella la
justicia actuaba de oficio. La violación de la Ley constituía un sacrilegio, debido a la
naturaleza teocrática de la organización política. Al delincuente no se lo castigaba
por el delito, sino por “quebrantar el mandamiento y roto la palabra del Inca”.
• Tenía un carácter intimidatorio. Por la dilación del castigo se atrevían mucho a
delinquir, como vemos la justicia era lenta.
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• La responsabilidad no era estrictamente individual, pues en los delitos graves, la
pena amenazaba a un considerable número de personas.
• La pena de muerte se ejecutaba por decapitación, la hoguera, la horca, el
descuartizamiento, el arrastramiento y la lapidación.
• Se conocieron las Ordalías: si los delincuentes arrojados al “Zancay” (cárcel) no eran
devorados por las fieras a los dos días, el Inca les devolvía la libertad.
Derecho Penal Guaraní
Es mucho menos lo que podemos saber. Al contrario que las culturas del Pacífico, aquí
no encontramos grandes templos ni algún otro testimonio de su cultura, más que lo
que pudo ser relatado a través de los cronistas españoles sobre su organización
política, su cultura y su vida cotidiana.
Se sabe que era el Consejo de Ancianos el encargado de juzgar a los infractores, junto
con el Chamán. Los ancianos aplicaban la pena de acuerdo a las costumbres para los
delitos de sangre. El asesinato se castigaba con la muerte y en caso de haber
atenuantes con el destierro. La brujería también era fuertemente castigada.
En cuanto a la mujer, garantizaron con una fuerte penalidad, lo mismo que para el
adulterio que se castigaba también con la muerte.
Las cuestiones personales se resolvían en una especie de duelo reglamentado.
EL DERECHO PENAL EN GRECIA
En el Derecho penal griego es necesario distinguir dos etapas:
Carácter divino de la primera etapa
En la primera etapa que se llama LEGENDARIA, el Derecho Penal es hallaba
influenciado, como en los pueblos orientales, por la divinidad. El derecho de castigar
era un mandato de JUPITER. Cualquier delito en que incurría una persona sea leve o
grave, especialmente este último constituía una ofensa a la divinidad.
En cuanto a las sanciones, ésta se aplicaba de dos maneras: o se aplicaba la “Venganza
privada” si el delito ofendía al pueblo; o se conocía la pena impuesta a la familia,
cuando un miembro cometía un delito contra otro miembro de la misma familia, aquí
dominaba pues, el arbitrio del padre que era suficiente, para ejercer la justicia penal.
La justicia social como función soberana del Estado en la Segunda Parte
En esta segunda etapa, que se llama HISTÓRICA, se opera una verdadera revolución del
derecho de castigar. Como en Grecia no existían castas, ni reyes todopoderosos, éstos
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se regían por sus propias leyes las cuales variaban debido a los diversos Estados
existentes, es decir en cada Estado se aplicaban leyes distintas. Así tenemos:
LEYES DE LICURGO EN ESPARTA
El estado de Esparta, se regía en un principio por las Leyes de Licurgo, que fueron
dictadas en el siglo VII a.c. Poco se sabe acerca de estas antiguas leyes, por haberse
perdido los originales de esta sabia legislación quedando sólo la tradición oral y los
poemas.
El Derecho Penal en Esparta no era producto de la divinidad. De manera que en la
larga evolución del derecho de castigar, el derecho se considera como producto
humano y no como una revelación divina, puesto que en Esparta se juzgaban a los
hombres por el Senado y por el pueblo quienes actuaban como jueces.
Las penas usuales más conocidas eran: la muerte, la pérdida de la ciudadanía, las
multas y las composiciones. Se castigaba especialmente al soldado cobarde en el
combate, con la obligación de llevar vestidos sucios despojados.
LEGISLACIÓN DE DRACÓN Y SOLÓN EN ATENAS
Atenas, ciudad griega, fue dotada sucesivamente de leyes penales por DRACON (siglo
VII antes de Cristo) y SOLÓN (siglo VI antes de Cristo).
En estas leyes no se tiene en cuenta el factor religioso, y por el contrario se afirma el
concepto de Estado en el Derecho.
Esta ciudad eminentemente aristocrática, tenía reservada la facultad de legislar y
ejercer la justicia con la clase aristocrática que era la privilegiada. Como el pueblo vivía
sin garantías, y a fin de evitar esta desigualdad social, DRACON dictó un Código cuyas
copias se han perdido. Lo cierto es que se sabe que en este Código cuyas leyes eran
severas, se prodigaba la pena de muerte hasta para las menores faltas, razón por la
cual se suele decir, que las leyes draconianas eran escritas “con sangre”.
Las leyes de SOLON abolieron las de DRACON. Solón dividió al pueblo en clases sociales
y desconoció la esclavitud por deudas. Había dos clases de delitos: los que lesionaban
un derecho individual y los que atacaban un derecho del pueblo, de todos.
Las penas nunca recaían sobre los parientes de la familia del delincuente, característica
de esta época. No se aplicaban penas distintas según la calidad de las personas.
Para imponer un castigo dentro de la Técnica penal griega, se tenía en cuenta el
elemento subjetivo, que consistía en la intención del criminal, llegando a penarse hasta
el sólo propósito criminal manifestado.
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En síntesis, la reforma operada en el Derecho Penal griego, es la siguiente: al
delincuente, lejos de ser castigado por razones divinas, se le aplica la ley, en nombre
de la razón humana. Esto fue posible porque en Atenas se conquistó la libertad y surge
en medio del pueblo un personaje simbólico, el CIUDADANO, que será el alma y
corazón de la democracia griega.
PENAS
Las principales fueron: la muerte, la prisión, el destierro, la confiscación de bienes, la
degradación cívica, venta de personas libres a beneficio del Estado.
Los crímenes contra la seguridad del Estado eran castigados severamente, con la
muerte. El concepto político para los atenienses era superior a cualquier otro principio.
DOCTRINA PENAL DE LOS FILOSOFOS PITÁGORAS, PLATON Y ARISTOTELES
Doctrina de Pitágoras
Este filósofo griego nación en Samos hacia el año 600 antes de Cristo. Fue discípulo de
Anaximandro el físico. En sus viajes a Fenicia, Egipto y Babilonia, se inició en el estudio
de la Geometría.
La Escuela de Pitágoras era conocida con el nombre de “Escuela Itálica”.
El principio cardinal del pitagorismo consiste en que “la naturaleza es un orden y una
armonía”. En este sentido, todos los fenómenos deben estar sometidos a leyes
capaces de ser formuladas matemáticamente.
Los pitagóricos admitían el sufrimiento como medida de la virtud.
De manera que, en la doctrina de PITÁGORAS, aparece por primera vez como
especulación metafísica, la teoría de la expiación, o sea, la pena concebida como un
sufrimiento.
Siendo la base de su doctrina la armonía, se deduce que para un mal cometido, es
necesario imponer otro mal, a fin de restablecer la armonía rota. El delito por un lado y
la pena por otro, dan lugar al concepto simbólico de la justicia penal en la Escuela de
Pitágoras.
El estado armónico del mundo lo representaba por medio de la clásica balanza de la
justicia.
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Doctrina de Platón
Platón es un filósofo ateniense de quien se tienen obras completas. Su filosofía se
distingue por el concepto de Las Ideas, que son intuiciones “a priori” y de
razonamiento. El objeto de la verdadera ciencia son las ideas concebidas como forma
invariables. Se ocupa también de los fenómenos, que se refieren a la percepción
sensible.
La ciencia de la IDEA, llamada por Platón DIALECTICA, comprende:
1- El estudio de las leyes del pensamiento
2- El estudio de las categorías o formas generales bajo las cuales se conciben las cosas.
En su obra titulada “LEYES”, asigna al Estado la misión de hacer reinar la virtud,
dictando leyes escritas para el gabinete de los magistrados.
En su obra “CRITON”, refutó la doctrina pitagórica de la teoría de la retribución,
considerándola injusta. En efecto, sostiene que no es racional castigar por el sólo
hecho de cometerse un delito. “Cuando se impone un mal, por qué se volvería a
repeler un mal que se trata de evitar”. En resumen sostiene, el castigo al delincuente
no sería otra cosa que una venganza colectiva en lugar de la individual.
La función penal para Platón debe tener por objeto corregir al delincuente. La pena
debe hacer mejor al culpable, despojar al delincuente de su maldad. Recomienda por
primera vez la prevención del delito como un medio más positivo de luchar contra la
criminalidad.
En conclusión, según Platón el fundamento del Derecho de Castigar, no puede ser la
expiación o retribución sino la defensa de la armonía social. Así dice, “la justicia es la
armonía de las cosas y la injusticia es la desarmonía”. También admite la voluntad
criminal como base de la responsabilidad penal, en cuya virtud se puede elegir o no la
comisión de un hecho delictuoso.
Doctrina de Aristóteles
Aristóteles nació en el año 385 antes de Jesuscristo, en Estagira, colonia griega de
Tracia. Muy pronto fundó un Liceo, donde enseñó filosofía. Fue un genio universal, que
se dedicó a la investigación experimental y la ciencia positiva.
Dividió las ciencias en teóricas, prácticas y poéticas.
Para Aristóteles la única realidad es el INDIVIDUO. A la IDEA de Platón, no hay que
considerarla como causa del individuo, sino hay que buscar la verdadera causa.
La teoría de la causa de Aristóteles se compone de cuatro partes:
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• La causa material, es la materia de que está formada la cosa.
• La causa formal, es lo que agregado a la materia la determina.
• La causa eficiente, razón por la cual ha sido hecha, y
• La causa final, aquella para qué o en vista de qué se han hecho las cosas.
Aristóteles proclama la responsabilidad moral de nuestros actos. El hombre, dice, “es
principio y poder de sus actos”.
Yendo más lejos que Platón, considera que la pena, no puede ser medicina del alma
como sostenía Platón. Su única misión es la de “defender la sociedad”.
Sostiene que la justicia retributiva de Pitágoras no es justa, porque no se tiene en
cuenta las cualidades personales del agente criminal. Hay quienes obran ciegamente,
otros por impulso de factores sociales, otros por morbosidad, etc. Estas situaciones no
están contempladas en la doctrina expiatoria o retributiva.
EL DERECHO PENAL EN ROMA. EVOLUCIÓN
El Derecho Penal romano, tuvo una larga evolución, y lo podemos estudiar en las
distintas épocas, según los períodos de la Historia romana.
• El primer período comprende el reinado de los Reyes, que va desde la fundación de
Roma a la República (años 754 a 510 a.c.)
• El segundo período, el período republicano, comprende desde el año 510 al 30 a.c.
• Y el tercer período que corresponde a la época imperial, que va desde el año 30 a.c.
al 476 d.c.
En el primer período, el Derecho Penal revistió un carácter religioso, es decir, los
delitos constituían lesiones al orden divino y las penas no eran otra cosa que castigos
impuestos con el fin de aplacar la ira de los dioses. Los Reyes tenían el privilegio de
ejercer la represión de estos delitos religiosos.
Hay huellas institucionales que demuestran el carácter sagrado del Derecho Penal
primitivo de Roma. Así tenemos la llamada “expiatio y execratio” (pena de muerte en
execración – execración: de execrar, condenar, maldecir, aborrecer) y expiación (de
expiar: purgar las culpas); la “consecratio bonorum” (expulsión del reo de la
comunidad religiosa).
En este primer período, dice el autor Bernardino Alimena, el Derecho Penal romano
siguió las primeras fases por las que pasaron otros pueblos. Por tanto, también
conoció la venganza, el talión y la composición, para luego llegar a la pena pública.
LA LEY DE LAS DOCE TABLAS
El derecho penal romano histórico, comenzó con la LEY DE LAS DOCE TABLAS (siglo V
a.c.). Estas leyes fueron dictadas en tiempo de la REPUBLICA, a iniciativa del tribuno
TOLENTINO ARSA, y gravadas en diez tablas. Las mismas fueron colocadas en el Foro a
fin de que llegue a conocimiento de todo el pueblo.
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Estas leyes introdujeron importantes reformas. Entre ellas figura la división de los
delitos en tres grupos:
• Delitos perseguidos incondicionalmente por la fuerza pública. Ejemplo: hurto,
homicidio, incendio voluntario, falso testimonio, corrupción de jueces.
• Delitos perseguidos condicionalmente por la fuerza pública. Ejemplo: las lesiones
corporales.
• Delitos que merecían sanciones civiles. Ejemplo: los casos de hurto no manifiesto.
ÉPOCA IMPERIAL
En esta época los delitos fueron divididos en tres grupos:
1 – Delitos públicos: eran los atentados al Estado y a la vida.
2 – Delitos privados: constituían el hurto y las injurias en general.
3 – Delitos extraordinarios: eran los delitos graves contra la propiedad, sometidos a un
proceso distinto y a penas más severas. Ejemplo: hurto nocturno, hurto cometido
en balnearios públicos.
Penas: la pena era el mal que en retribución por un delito cometido, se imponía a una
persona, en virtud de sentencia judicial y con arreglo a preceptos legales.
El Estado romano en el tiempo del Imperio se reservó el derecho de imponer las penas
basándose en principios políticos de que los hombres o ciudadanos que no viven
dentro de la comunidad romana están fuera del derecho. Ese concepto se aplicó a los
delitos contra el Estado, y más tarde se generalizó a varios delitos.
Las penas pueden dividirse en:
• Capitales: 1) pena de muerte (ejecutada por crucifixión, quemado en vida, por
lanzamiento a las fieras, por sofocación en agua, degollación); 2) servicio perpetuo
en las minas y 3) pérdida de derechos civiles.
• No capitales: 1) obligación de trabajar y prisión con trabajos forzados; 2) relegación;
3) confinamiento.
DERECHO PENAL EN LA EDAD MEDIA
La historia de la Edad Media comprende los hechos ocurridos desde el año 476 hasta el
año 1.453, o sea, desde la caída del Imperio romano de Occidente, hasta la caída y
disolución del Imperio de Oriente, que ocurrió con la toma de Constantinopla por los
turcos. Durante este largo período, el derecho penal evoluciona lentamente, se
transforma a medida que los pueblos avanzan en la civilización.
El estudio del Derecho Penal en la Edad Media comprende el Derecho Penal Germano,
Feudal y Eclesiástico.
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Derecho Penal Germano
Al ocuparse de este derecho debe tenerse presente que, después de las invasiones
bárbaras, los pueblos germanos se extendieron a Francia, España, Italia, Gran Bretaña
y otros países. Fue, pues, en determinada época, el Derecho de la mayor parte de
Europa, mezclándose con el Derecho Romano y los derechos locales.
Intervención del Estado en la justicia penal, instituciones penales propias
Los germanos no tuvieron un verdadero Código Penal. Les regía la célebre ley llamada
“Ley Sálica”, que contenía numerosas disposiciones o reglas penales.
La característica esencial de los pueblos germanos, era la de dar un alto grado de
independencia a la personalidad humana. En otros pueblos antiguos, el Estado
absorbía por completo al individuo. En los bosques milenarios de la Germania, el
individuo era el todo y el Estado nada.
El Estado se constituyó para dar garantía a la libertad del hombre germano. Pero ese
Estado, no es como el que hoy día se organiza. El pueblo germano se componía de
hombres libres. Sus reyes eran elegidos entre las familias más ilustres, sin dar poder
omnímodo al soberano.
En el derecho penal se notó el poder creciente del Estado para ejercer la justicia,
aparte de otra fase, en que la justicia era eminentemente privada. El Derecho era la
paz, y el delincuente rompía la paz, y esa ruptura era pública si ofendía a toda la
comunidad, y privada si se ofendía a una persona o familia.
Hay instituciones especiales que caracterizan al Derecho Penal germano: la Faida, el
Veregildo, el Fredus y las Ordalías.
LA FAIDA
La faida era una especie de “venganza privada colectiva”, es decir, es la guerra privada
en que se encuentran dos personas o dos familias, por haber cometido una de ellas un
delito. La víctima del delito tenía derecho a declarar la guerra al criminal y éste estado
de guerra en que el criminal podía ser atacado por su víctima no es una verdadera
venganza antigua, sino reviste un carácter especial. Se privaba al delincuente de la
protección de la comunidad, expulsándolo, lo que significada virtualmente condenarlo
a la muerte, pues cualquiera podía quitarle la vida. Era un proscripto, un hombre fuera
de la ley.
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La costumbre germana establecía una “Tregua de Dios” durante cierto tiempo, que
permitió que las partes pudieran llegar a concretar convenios sobre el daño causado
por el delito, evitándose así la ejecución de la venganza.
Ahí es donde aparece la institución del VEREGILDO.
EL VEREGILDO
Aparece entonces EL VEREGILDO, que tiene algo de la Composición de otros pueblos.
Consiste en pagar una cantidad determinada de dinero, como tributo de guerra, es
decir, para evitar el Estado de FAIDA.
Cuando se pagaba el VEREGILDO, el delincuente no podía ser atacado ni perseguido
por su víctima, y volvía nuevamente el estado de paz. Este sistema, se hallaba regulado
por ley, que fijaba tarifas especiales para las transacciones.
EL FREDUS
Poco a poco el Derecho Penal iba cobrando nuevo desarrollo. El Estado intervenía más
directamente en el ejercicio de la justicia.
En adelante, cuando se cometía un delito y el delincuente pagaba el VEREGILDO, el
Estado cobraba también una contribución (FREDUS) por intervenir en los juicios
criminales y por asegurar la realización de la justicia.
Esta intervención del Estado y de la justicia penal es la que le da el carácter público al
Derecho Penal Germano.
LAS ORDALÍAS
Los pueblos germanos emplearon numerosos medios para investigar las causas
criminales, es decir, adoptaron sistemas propios en materia de procedimiento criminal.
Estos pueblos toscos, sin el apoyo de ninguna ciencia creyeron encontrar la justicia
invocando los designios superiores de la providencia. El triunfo o la derrota se debían,
según creencia, al fallo justo de la divinidad.
En estas formas organizaron instituciones originales siendo una de ellas las ORDALÍAS.
Esta institución consistía en dar intervención a la divinidad para asegurar la verdad en
una causa criminal, la que se operaba por distintos procedimientos. Existía para la
realización de las ORDALÍAS una norma casi sagrada que se componía de tres partes:
• LA INVOCATIO: que consistía en poder dar a la persona que iba a ser objeto de las
ORDALÍAS, una aproximación con la divinidad. Se ejercía con el rezo o juramento.
• EL EXORCISMUS: Por medio de este acto se limpiaban las cosas, que servirán para
las ordalías. Se exorcizaba el agua, el fuego, la tierra, etc., con el objeto de limpiar y
dejar libres a las personas de los malos espíritus.
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• LA ADJURATIO: se invocaba a la divinidad para que las cosas que servían de medios,
obraran con justicia.
Y las clases de ORDALÍAS fueron tres:
1) EL DUELO: consistía en resolver una cuestión criminal, saber por ejemplo quién era
el autor de un delito, por medio de una lucha entre las partes. La justicia se resolvía
pues en medio de una lucha salvaje, concibiendo que la virtud del hombre era el
valor y la destreza. El que combatía mal en el duelo judicial, se creía asistido por la
divinidad para hacerle responsable de su delito. El que salía triunfante era ayudado
por la misma divinidad.
2) LA SUERTE: Cuando una persona era víctima de un delito y no se sabía quién era el
autor, se recurría a un procedimiento especial que tomaba a siete personas
presentes en el lugar del hecho, sometiéndoles a una suerte, tomando dos tablas de
las cuales una de ellas tenía una cruz. Se hacía sacar a la suerte las dos tablas y si
alguien sacaba la que tenía pintada la cruz se la consideraba culpable.
3) EL FUEGO: era una de las más empleadas. Se obligaba al supuesto criminal a pasar
por una superficie llena de fuego prendido y el que no sufría daño alguno por la
quemadura quedaba libre. Generalmente los que se sometían a este procedimiento
resultaban siempre culpables, porque era inevitable la acción del fuego.
DERECHO PENAL FEUDAL.
Durante la Edad Media, la sociedad se fraccionó en pequeñas agrupaciones,
convirtiéndose los grandes propietarios en verdaderos soberanos.
Durante esta época se mantiene el sistema penal germánico, es decir, se deja a los
particulares la facultad de transar sobre los delitos. La composición, sigue rigiendo a
estos pequeños estados feudales.
Con la invasión de los visigodos a España, se transfieren las costumbres y leyes de los
germanos a la Europa occidental. El señor feudal tomaba a su cargo la guerra privada,
a fin de obtener la indemnización.
En cada feudo existían dos tribunales: uno llamado “tribunal real”, que juzgaba a los
grandes vasallos de la Corona, y otro tribunal, llamado a juzgar a los dependientes del
Rey, considerado como simple feudal en su tierra.
En realidad en este período, el derecho de castigar no encuentra un nuevo
fundamento, sino simples cambios de organización en materia procesal.
La única justicia que se ejercía era para los siervos de la gleba. En España, Francia,
Alemania, etc., quedaron huellas de la justicia penal feudal.
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DERECHO PENAL ECLESIÁSTICO: su influencia, sistemas penales
Cuando la Iglesia ejerció el poder civil, las leyes comunes tuvieron sanciones canónicas,
es decir, la Ley Civil acepta los principios del Derecho Canónico.
Poco a poco la Iglesia con este Poder Legislativo, consideró a los hechos delictuosos
como del Fuero Eclesiástico, juzgando numerosos hechos como delitos que afectaban
al orden religioso. Estos actos considerados como tales eran: la herejía, la blasfemia, el
sacrilegio, la brujería, el sortilegio, etc.
A pesar de las deficiencias que pueden imputarse a este sistema feudal tiene en algún
aspecto marcada importancia. La Iglesia discutió y admitió como base de la
responsabilidad la INTENCIÓN, que más tarde vino a constituir el principio central de la
legislación de los tiempos modernos.
En el Derecho canónico se distinguieron dos clases de delitos:
• DELICTA ECLESIÁSTICA: que eran la violación del Derecho Divino.
• DELICTA MERE SECULARIA: delitos que ofendían a los intereses humanos.
Los primeros eran castigados con penas sacras y los segundos con las penas laicas.
DERECHO PENAL EN LA EDAD MODERNA.
Siglo XV hasta la segunda mitad del Siglo XVIII
Al surgir las grandes nacionalidades, los Soberanos o Monarcas despóticos, ejercían la
autoridad absoluta de la Iglesia. Ésta estaba bajo su poder y arbitrio. En varios pueblos
se dictaban ordenanzas de carácter penal y estas ordenanzas no eran más que un
cúmulo de penas crueles sin finalidad alguna.
El Derecho Penal del siglo XV al XVIII, puede caracterizarse por unas bellas palabras del
penalista argentino Osvaldo Piñeiro: “Las costumbres, prácticas y arbitrios
institucionales, lo despojan de todo carácter de derecho, para transformarlo en un
simple instrumento odioso que sirve para torturar y cargar a los pueblos”.
Con la organización de las “Nacionalidades” se piensa por primera vez en unificar las
leyes penales de acuerdo a las costumbres y a las leyes particulares de cada nación,
pero los delitos y las penas seguían ocupando en los Códigos el mismo lugar, sin
haberse cambiado sus fundamentos.
Durante la Edad Moderna se inició un sistema de procedimientos extremadamente
injusto, llamado “PROCEDIMIENTO INQUISITIVO”, en cuya virtud los Procuradores del
Rey, o los Justicieros del Rey, ejercían de oficio la acción. En este sistema, el acusado
ocupa un lugar de inferioridad al del acusador o del Juez instructor.
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Se recurrió al “SECRETO SUMARIO”, que trajo en el campo de la justicia penal una gran
contrariedad, puesto que no se estudiaba el valor de las pruebas y los fallos se
dictaban sin fundamento, como asimismo en todas partes se veía el odioso aspecto de
condenas a procesados por meras presunciones o sospechas.
Toda esta larga tiranía judicial va a contribuir pronto a una revolución en el campo de
la justicia penal.
Características. Crueldades y arbitrariedades de las leyes penales
Una de las características de la época moderna, en el siglo XVI a XVII, es la
arbitrariedad de las penas. Los jueces o soberanos tenían amplia facultad de imponer
penas que no estaban prefijadas en las ordenanzas o determinados delitos. Las penas
en general eran crueles.
Otra característica es que la sociedad debía vengarse de los delitos cometidos. Para
realizar la venganza como finalidad del Derecho Penal, los reyes habían inventado
suplicios horribles. A la par del dolor físico a que era sometido un condenado, se exigía
la prolongación del martirio. Las penas no sólo se aplicaban al criminal, sino sus
consecuencias iban hasta a sus hijos, esposa, etc.
Penas legales y extralegales
Las penas legales eran aquellas fijadas en los Códigos Penales u ordenanzas.
Las penas extralegales eran aquellas que no estaban fijadas en los Códigos y podían ser
aplicadas por los jueces a su capricho, sin sujetarse a ley alguna.
Entre los delitos más graves figuraban los de LESA MAGESTAD DIVINA, como herejía,
ateísmo, sacrilegio, blasfemia, magia y hechicería.
A estos crímenes seguían los de LESA MAGESTAD HUMANA, entre los que figuraba alta
traición, atentados a la vida del Rey o príncipe, conspiraciones contra el Estado,
rebelión, etc.
Entre las penas terribles figuran la rueda, la horca y la hoguera.
Entre las penas no capitales figuran: la mutilación, la marca, la picota, prisión, etc.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 3
1- Cita las características del derecho penal de los pueblos precolombinos
2- ¿En qué se diferenciaban las leyes de Licurgo en Esparta y las leyes de Dracón y
posteriormente la de Solón en Atenas?
3- Realiza una síntesis de la idea principal de la doctrina penal expuesta por cada uno
de los filósofos griegos estudiados en la presente lección.
4- ¿Cuál fue la importancia atribuida al derecho penal romano y la trascendencia de
la ley de las XII tablas para la evolución del derecho penal y la criminología?
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5- Explica brevemente en qué consistían las instituciones especiales que
caracterizaban al Derecho Penal germano
6- ¿Cómo se caracteriza el derecho penal en la edad moderna?
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UNIDAD III
PERÍODO FILOSÓFICO Y HUMANITARIO
CAPACIDAD
• Conoce las distintas perspectivas o ángulos de estudio de la criminología durante el
período filosófico y humanitario.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Analiza las distintas perspectivas o de estudio de la criminología durante el período
filosófico y humanitario, teniendo en cuenta los métodos aplicados por las Escuelas
de la época. (Escuela Clásica, Escuela Correccionalista).
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 4: PERÍODO FILOSÓFICO Y HUMANITARIO, REFORMA
PENITENCIARIA, ESCUELA CLÁSICA, ESCUELA CORRECCIONALISTA
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SEMANA 4, UNIDAD III
TEMA 4: PERÍODO FILOSÓFICO Y HUMANITARIO, REFORMA
PENITENCIARIA, ESCUELA CLÁSICA, ESCUELA CORRECCIONALISTA
Renovación iniciada por el italiano César Bonesana, Marqués de Beccaria en 1764.
Inspiradores. Influencia de la Filosofía Política del siglo XVIII en su obra “De los
Delitos y de las Penas”.
Los principios generales que informan acerca de la Escuela Penal Clásica, se
encuentran expuestos en una obra de capital importancia, publicada en 1764, por el
Marqués de Beccaria titulada “De los Delitos y de las Penas”.
Esta obra puede considerarse como el origen de la Escuela Clásica y en ella se basaron
los escritores y penalistas para elevar el Derecho Penal a la categoría de una disciplina
científica y ordenada.
La obra de Beccaria más que una exposición jurídica constituye una bandera de
combate contra la justicia penal de su siglo, época en que se observa una arbitrariedad
reinante, la absoluta falta de garantía para el acusado, la ausencia de reglas
invariables, etc., que bajo este grito paulatinamente van reformándose los viejos
Códigos Penales.
De esta exposición esbozada en forma esquemática se deduce claramente que
Beccaria no sólo pretendía reformar algunas instituciones penales existentes, sino
derribar el viejo sistema penal imperante desde la Edad Media hasta la Edad Moderna,
y construir un nuevo sistema penal aprovechando las ideas de los revolucionarios
franceses para exponer su doctrina.
Inspiradores
Beccaria era un hombre talentoso pero insociable, y la crónica dice que en su caso, “la
obra superó al hombre”. Ante todo, fue una persona que abrigó muchos
resentimientos contra su educación religiosa, a la que consideró totalitaria. En buena
medida, su obra es una reacción de apertura de lo institucional, monopolizado
entonces por la Iglesia. Su afán libertario lo tornó un apasionado lector de Rosseau,
Montesquie, Voltaire, Jume, Bufón, etc. Por consejo de su amigo Pietro Verri, a fin de
que saliera de un profundo estado depresivo, decidió escribir un opúsculo sintetizando
sus ideas, que resultó ser finalmente la obra “De los Delitos y de las Penas”.
Rosseau al explicar su teoría, busca igualar al hombre en la sociedad y concederle el
pleno goce de su libertad. En su obra “El contrato social” (1762), formula la tesis de
que el hombre es “naturalmente” bueno, y la sociedad quien le pervierte; tesis muy
controvertida.
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El crimen surge, a su juicio, con el contrato social, esto es, a raíz del convenio a que
llegan los hombres para pasar del “estado natural” a la convivencia organizada en
forma de Estado. Para Rosseau, el delincuente vulnera dicho compromiso histórico,
automarginándose de la sociedad civil, que debe contemplarle como un rebelde. En un
Estado bien organizado existen pocos delincuentes, según Rosseau. El crimen
demuestra la mala estructuración del pacto social, la desorganización del Estado.
También Montesquie en sus “CARTAS PERSAS” (1721) y especialmente en su libro
“ESPÍRITU DE LAS LEYES”, consideró mucho antes que opacaría el régimen ominoso de
la justicia penal de los siglos XVII y XVIII. El clamaba por la división de poderes y por la
abolición de las penas desmedidas, de la tortura, etc.
Para el barón de MONTESQUIE, “la prevención del delito debe ocupar el primer lugar
en toda política criminal: un buen legislador ha de esforzarse más en prevenir el delito
que en castigarlo. Y las leyes penales tienen que orientarse a un doble objetivo: evitar
el crimen y proteger al individuo”
Voltaire se manifestó partidario a ultranza del principio de legalidad y, por tanto, de la
restricción del arbitrio judicial: “los jueces han de ser esclavos de la ley, no sus
árbitros”, debiendo motivar sus fallos. Para Voltaire la pena ha de ser, ante todo,
proporcionada y útil. Proporcionada a la personalidad criminal del autor, a la
naturaleza del hecho, al escándalo producido por éste, así como a la necesidad de
ejemplaridad que experimente la comunidad. Pero, fundamentalmente, debe ser útil.
“Castigad, pero castigad útilmente. Si se pinta a la Justicia con una venda sobre los ojos
es necesario que la razón sea su guía”.
El libro de Beccaria, escrito casi sin correcciones, fue publicado bajo seudónimo, en
Livorno. Inesperadamente, tuvo tanto éxito que se agotó en un mes, y luego de tres
ediciones era ya un suceso intelectual. El Vaticano comenzó a sospechar que el libro
pudiera ser herético y se llegó a incluirlo en el Index, pero la popularidad de la obra y el
origen aristocrático de Beccaria lo preservaron de males mayores.
Es llamativo que los iluministas franceses, que se ocuparon de tantas cuestiones
filosóficas y políticas, hubieran prestado poca atención al problema político-criminal.
Lo cierto es que el descubrimiento de la obra de Beccaria los deslumbró y les brindó
una interpretación y un programa liberal acabado, sistemático y simple, sobre el
funcionamiento del sistema penal. Voltaire escribe un comentario sobre la obra, e
inicia un intercambio epistolar con el autor, solicitándole asesoramiento y consejo en
esta problemática. Invitado a Francia como una autoridad, su deslucido papel allí
decepcionó a los anfitriones, que, no obstante, siguieron valorando la obra.
“De los Delitos y de las Penas” es la piedra fundamental del derecho penal liberal y
blanco de los mayores ataques del futuro positivismo.
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Fundamento del Derecho de Reprimir
Para Beccaria el fundamento del derecho de reprimir reside en el “INTERÉS GENERAL”.
Es menester asegurar a cada uno contra las usurpaciones de los demás.
Este nuevo fundamento del IUS PUNIENDI concedido por Beccaria trae consigo varias
consecuencias como ser:
1- Solamente en las leyes se pueden fijar las penas y los delitos; esta facultad reside en
el legislador como representante de la sociedad. (Principio de Legalidad)
2- El legislador sólo puede dictar leyes referentes a delitos en general, vale decir, sin
distinción de clases ni de figuras.
3- La atrocidad de las penas es contraria al bien público. Esta tercera consecuencia se
funda precisamente en los dictados de la filosofía de la revolución francesa por los
cuales se prohibía denigrar la personalidad humana.
4- Niega facultad al Juez de interpretar las leyes penales. Su misión es examinar si un
individuo ha violado o no la ley penal y aplicarle la sanción o castigo prefijado en las
normas, a fin de que los jueces no puedan crear y aplicar penas a su capricho.
El Delito y Las Penas – Su Legalidad
Beccaria sostuvo por primera vez en su obra ya citada, un principio nuevo respecto a la
relación que debe existir entre el delito y la pena, o mejor dicho, cuál ha de ser la
cantidad de pena a imponerse por la comisión de un delito al delincuente.
En el derecho romano el principio dominante era que la pena debe ser medida por la
naturaleza del delito. Según Beccaria este criterio debe abandonarse y sostiene que la
medida de la pena debe ser el “perjuicio que causa al bien público y los motivos que
inducen a cometerlos”. Esta proporcionalidad significa que a un delito que causa
mayor perjuicio, se debe imponer mayor pena.
En cuanto a la división de los delitos, afirma que ella varía según los tiempos y lugares
y para buscar la base racional de la división de los delitos sostiene que es necesario
atender el derecho atacado. Así tenemos:
1- Los delitos que destruyen la sociedad, que son los delitos de “Lesa Majestad”, son
los más graves y merecen penas igualmente graves;
2- Los delitos que perjudican la seguridad particular de los ciudadanos; y
3- Los delitos contrarios al bien público. Son aquellos que turban la paz y sociego de la
ciudadanía. Entre estos delitos hace figurar uno muy singular, “los discursos
fanáticos”.
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Igualdad en la aplicación de las penas
Beccaria expuso que no debían imponerse penas inhumanas y que, por el contrario, las
penas deben ser proporcionadas al delito y aplicarse por igual a todos los ciudadanos;
que la ley y el juez deben ser previos al juicio, que debe ser público, y en el cual debe
admitirse el principio de inocencia y el derecho de defensa.
Sostiene una concepción “utilitarista” de la pena. Dado que por el contrato social, los
ciudadanos renunciaron a parte de su libertad en aras de la felicidad (utilidad), la pena
inútil atenta contra la justicia y, sobre todo, contra las bases mismas del contrato
social. Una pena inútil, afirma Beccaria, olvida que la autoridad ha de mandar a
hombres felices, no a una tropa de esclavos; y que el castigo no puede fundamentar la
convivencia en una “temerosa crueldad”. La pena se justifica porque es necesaria para
prevenir futuros delitos.
La doctrina de la imputabilidad de la pena se halla ausente en la obra de este autor
porque afirma que no hay necesidad de recurrir a la intención del culpable, sino la
verdadera medida de los crímenes está dada por el daño que hacen a la sociedad y no
por la intención del culpable.
Protesta contra la tortura
Como reacción al sistema dominante de la pena expiatoria, formula el principio de que
“la pena no tiene por objeto atormentar o afligir a un ser sensible, sino que la pena
tiene por objeto impedir que él vuelva a dañar a la sociedad y el de retraer a sus
ciudadanos el deseo de cometer delitos”. Vemos pues que Beccaria se aparta de la
teoría absoluta cuya finalidad es atribuir a la pena un fin expiatorio. Pero a pesar de
esta terminante posición de Beccaria, ha surgido en el largo período de la Escuela
Clásica autores que determinaron su doctrina.
REFORMA PENITENCIARIA
Dos ingleses, John Howard (1727-1790) y su discípulo JEREMÍAS BENTHAM 817481832), ocupan un lugar destacado en la historia de las ciencias criminales.
Antes del grito de Beccaria, las cárceles constituían verdaderos centros de hombres y
de infamia y ultraje. Los reclusos vivían en la más espantosa promiscuidad sin cuidado
de ninguna clase.
JOHN HOWARD. Principios. El sistema “Celular” o de aislamiento.
John Howard comenzó a fines del siglo XVIII, la transformación del régimen
penitenciario, después de haber recorrido varios países de Europa y haber sido Alcalde
de la ciudad de Bedford (Inglaterra), con el objeto de transformar el ambiente del viejo
sistema imperante; recorrió más de cincuenta mil millas estudiando las cárceles de su
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época, altamente motivado por la situación real del recluso (sin duda porque él mismo
la experimentó en la prisión francesa de Brest, al ser capturado por los piratas). Su
obra “Situación de las prisiones en Inglaterra y en Gales” (1777), un auténtico informe
sobre la geografía del dolor, tiene un extraordinario valor descriptivo y obtuvo difusión
en toda Europa.
Howard inició el SISTEMA CELULAR en las penitenciarías, estableciendo que los
condenados debían estar separados de noche en sus celdas y de día debían trabajar en
común. Pero este sistema no es en su integridad celular, pues no admite la separación
del recluso de día y de noche. Teniendo en cuenta esta reforma auspiciada por Howard
pronto se sintió en las penitenciarías un plan general de organización cuyos puntos
fundamentales son los siguientes:
1- El trabajo en las cárceles como medio de regeneración;
2- La enseñanza religiosa
3- Edificios adecuados donde los penados puedan vivir sin sufrimientos. Los penados
deben tener por lo menos un lecho para dormir;
4- Las cárceles debían ser limpias y sanas.
La obra humanitaria realizada por Howard se ha visto cumplida en la práctica tanto en
Inglaterra como en los demás países europeos.
Influencia de Beccaria y Howard en la legislación penal
La obra de estos innovadores tuvo influencia decisiva en la legislación penal de los
siglos XVIII y XIX, aparte de constituir el punto de arranque de la Escuela Clásica del
Derecho Penal. Beccaria y Howard sostenían que las legislaciones penales constituían
una afrenta a la personalidad humana. Los tormentos fueron suprimidos, las penas de
muerte empezaron a abolirse en los Códigos penales, se otorgaron garantías para el
acusado y sobre todo las penas estaban reguladas taxativamente en las leyes
respectivas.
JEREMIAS BENTHAM
Su obra Panóptico, 1791, establecimiento circular
Jeremías Benthan tiene dos facetas muy diversas, aunque complementarias: fue un
pionero de la ciencia penitenciaria, pero también un teórico de la pena, representante,
máximo tal vez, de las concepciones utilitaristas del castigo. Cabría citarle, incluso,
como precursor de planteamientos que hoy denominaríamos político-criminales.
Su obra “PANÓPTICO” propone un nuevo diseño para la arquitectura carcelaria, en
aras del control y tratamiento de los reclusos. El nuevo establecimiento, según
BENTHAM, debiera ser circular, con una torre de vigilancia en medio, desde la que un
guardián ejercería el control total y permanente de los penados. Para su buen régimen
y funcionamiento, sugiere el autor tres criterios:
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• Ausencia de sufrimiento corporal;
• Severidad (no puede encontrarse el recluso mejor que en régimen de libertad);y
• Economía (evitando gastos innecesarios).
El diseño arquitectónico de este pionero de la ciencia penitenciaria fracasó en su país
natal, y en el continente. En los Estados Unidos, sin embargo, algunos centros
siguieron el mismo: la penitenciaría de Western State (Pittsburg) y la de Atateville
(Illinois).
Bentham, como penitenciarista, asumió buena parte de la doctrina y normas de su
maestro HOWARD (separación de sexos, trabajo, alimentación, higiene, etc.),
poniendo especial énfasis en la atención pública a los reos liberados, así como en la
efectiva reforma y corrección del delincuente.
ESCUELA CLÁSICA
Denominación
La obra de Beccaria titulada “De los delitos y de las penas”, publicada en el año 1764,
puede considerarse el origen de la Escuela Clásica del Derecho Penal, institución ésta
que recoge los principios fundamentales del mencionado penalista.
Esta tendencia se caracteriza por el espíritu individualista y pretende defender al
individuo de la arbitrariedad del Estado y de los regímenes procesales que existieron
en tiempos anteriores a la publicación de la nueva doctrina de Beccaria y que se
extendió por muchos países europeos.
En efecto, las leyes procesales de aquellos tiempos constituían un conjunto de reglas
más o menos prácticas que tenían por objeto la confesión de los procesados, las cuales
se obtenían por medio del tormento, recurso procesal tan natural en esa época como
prueba instrumental o testimonial.
El delito para el mundo antiguo era una situación que atentaba contra la divinidad o
contra el cuerpo, bienes o derecho de los individuos, o contra la sociedad, las
costumbres o la ley, y por tanto a cualquier hecho delictuoso le era aplicada la pena de
muerte y la justicia daba más valor a la pérdida de la vida que a la pérdida de la
libertad.
La Escuela Clásica si bien es cierto, se inspiró en los dictados de Beccaria, en algunos
aspectos no coincidieron. Tanto Beccaria como los penalistas clásicos, estudiaron el
derecho penal bajo el riguroso METODO ESPECULATIVO, basado en el sistema
dogmático.
La Escuela Clásica elevó la Responsabilidad Moral, a la categoría de dogma inalterable;
Beccaria no se ocupó de este punto importante, rechazando el concepto expiatorio de
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la pena. En síntesis, tanto Beccaria como los clásicos no se ocuparon del delincuente,
sólo estudiaron el delito y la pena.
La denominación de la Escuela Clásica, que va a fines del siglo XVIII, se debe al italiano
ENRIQUE FERRI, quien en un discurso pronunciado sobre “Los Nuevos Horizontes del
Derecho y Procedimiento Penal” en la Universidad de Bolonia en el año 1880, llamó a
la tendencia de los autores penales que en aquel entonces dominaba en varios países
de Europa, como CLÁSICOS. Así vemos:
• En Italia:
1) A Romagnosi (1761-1835), que publicó su obra “Génesis del Derecho Penal”;
2) A Francisco Carrara, que publicó en 1859 su obra titulada “Programa del Curso de
Derecho Criminal”;
3) A Caetano Filanieri, considerado como el Montesquie italiano, escribió una obra
completa sobre “La ciencia de la legislación”;
4) Pellegrine Rossi, autor de un libro titulado “Tratado de Derecho Penal”;
• En Inglaterra: Jeremías Bentham;
• En Alemania: Anselmo Feuerbach;
• En España: Florencio García Goyena, que dejó escrito su libro “Código Criminal
español”;
• En América: E. Livingston.
POSTULADOS ESENCIALES
Método deductivo, lógico-abstracto; el Derecho Penal para el Clasicismo es un
sistema dogmático.
En el ámbito metodológico es donde se aprecia mejor lo que une a todos los “clásicos”,
y lo que los enfrenta a los “positivistas”. Los clásicos comparten las premisas básicas
del iusnaturalismo, es decir, creen en la existencia de un orden superior (Derecho
Natural), al que debe subordinarse el Derecho Positivo. Este se concibe,
históricamente desligado de toda suerte de coordenadas, como mera “concreción” de
los postulados ideales de una instancia superior. Emplean, pues, un método abstracto,
formal y deductivo. Parten de los dogmas del Derecho Natural (concepto o imagen del
hombre, de la ley, del delito, del castigo, etc.) para derivar de tales aprioris las
principales tesis y normas sobre la cuestión criminal. Prescinden del análisis del
hombre delincuente, máximo protagonista de aquélla. Y de la propia realidad social o
entorno del individuo. El “objeto” de análisis, para los clásicos, no es el Derecho
Positivo (en ello se distinguirá el método clásico del positivismo jurídico), ni el hombre
delincuente o la realidad criminal (positivismo criminológico), sino la imagen del delito
y del hombre delincuente, del castigo y de la justicia, que aporta el Derecho Natural o
la Razón.
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La Escuela Clásica, en consecuencia, simboliza el tránsito del pensamiento mágico,
sobrenatural, al abstracto; del mismo modo que el positivismo implica el paso ulterior
hacia el mundo naturalístico y concreto.
La imputabilidad y la responsabilidad penal se basan sobre el libre albedrío y la
culpabilidad moral, el dolo y la culpa
La responsabilidad penal se funda para los clásicos en la Culpabilidad Moral y en el
libre albedrío. El hombre normal y consciente es libre de determinarse en uno u otro
sentido por cuya razón es capaz de obrar voluntariamente hacia el mal o hacia el bien.
Para esta Escuela, la responsabilidad es el resultado del acto cometido con voluntad y
conciencia.
Dado que no existen diferencias cualitativas entre el delincuente y el no delincuente
porque todos los seres humanos son iguales y libres, el crimen es consecuencia de un
mal uso de la libertad por razones circunstanciales. Cualquier hombre puede llegar a
actuar criminalmente, es un delincuente potencial, porque es libre.
Son pues, situaciones específicas las que pueden explicar, caso a caso, la opción del
hombre a favor del crimen.
El fundamento de la pena es la retribución o sufrimiento; otros lo consideran como
un “medio de defensa”.
Algunos autores de la Escuela Clásica sostienen que la pena debe tener un carácter
RETRIBUTIVO. En ese sentido Rossi se manifiesta diciendo: “La pena en sí, es un mal
que recae sobre el autor de un delito y por causa de él”.
La pena debe ser un padecimiento, poco importa que sea grave o leve. Por esta razón
los positivistas han combatido a la Escuela Clásica al aceptar la institución de la pena
como un CASTIGO, sin tener en cuenta que no todos los clásicos han participado del
criterio retribucionista.
Otros por el contrario, no consideran la pena como consecuencia del delito, sino que
“la pena implica la idea de un fin”, por consiguiente a ese carácter expiatorio de la
pena, lo sustituyen por el principio de “defensa social” las cuales pueden ser
ejercitadas por distintos medios.
El maestro de la Escuela Clásica Penal Francisco Carrara dio a la pena el objetivo de
“TUTELA JURÍDICA”
Francisco Carrara tuvo el honor de haber sido uno de los grandes penalistas que con
sus enseñanzas consiguió la abolición de la pena de muerte, según reglaba en el
Código Penal italiano del año 1889.
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El fundamento del derecho de castigar, según Carrara, se halla en la necesidad de la
TUTELA JURÍDICA. Esta tutela es producto de la naturaleza humana. El fundamento
radica pues, en la utilidad que brindan los Derechos del Hombre. La Justicia es el límite
y la simpatía el modelado de su forma. El Derecho de Castigar descansa pues sobre
tres principios: UTILIDAD, JUSTICIA y SIMPATÍA.
La fuerza tutelar del Derecho debe ejercerse por medio de la COACCIÓN MORAL. Esta
Coacción Moral legítima es la amenaza de la pena.
El Delito para la Escuela Clásica es un “ENTE JURÍDICO”
El Delito según Carrara puede definirse diciendo: “El delito es la infracción de la ley del
Estado, promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, resultante de un
acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable y políticamente
dañoso”.
Para la Escuela Clásica es delito es un ENTE JURÍDICO, cuya esencia reside
generalmente en una relación que exige el concurso de aquellos elementos de los
cuales resulta el conflicto del hecho con la ley, que es lo que constituye la criminalidad
en acción. La ley fija los límites y el juez gradúa la pena a cada caso particular.
El delito en la concepción clásica constituyó una infracción a las leyes penales, de
donde se deduce que el delito es estudiado desde el punto de vista jurídico. Rossi en
su tratado de Derecho Penal dice: “En el lenguaje técnico se entiende por delito todo
acto señalado por una sanción penal”.
Al hacer el examen de la naturaleza del delito, Rossi llega a la conclusión de que el
elemento esencial del delito es el quebrantamiento del deber y en este mismo sentido
se expresan la mayoría de los autores clásicos.
ESCUELA CORRECCIONALISTA
Carlos David Roeder (Profesor de Heidelberg), en 1839 inicia la exposición de su
doctrina. La función de la pena no debe ser expiatoria o retributiva sino educadora
(la reforma del delincuente)
No encontrando en ninguna teoría el fundamento del Derecho de Reprimir, Carlos
David Roeder, formula la teoría especialmente conocida en España con el nombre de
CORRECCIONALISTA (o de enmienda o de la reforma).
Roeder, profesor de la Universidad de Heidelberg, autor de varias obras de Filosofía
del Derecho, inició en el año 1846 la publicación de un pequeño trabajo sobre la pena
y decía: “Era un derecho que tenía el delincuente a ser corregido de aquellas
tendencias que lo habían llevado directamente a la comisión del delito”.
La función de la pena por tanto no debe ser expiatoria o retributiva sino EDUCATIVA.
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La doctrina de Roeder hacía pesar el Derecho Penal del delincuente al delincuente y
sostenía que cuando un hombre cometía un delito era porque había algo en él que
estaba en contradicción con el medio ambiente en que vivía, porque tenía su voluntad
enferma, psicología deficiente, toda su organización psíquica en condiciones de ir al
delito, incapaz de comprender del todo los inconvenientes que representa el delito
para él y para la sociedad.
EL CORRECCIONALISMO EN ESPAÑA.
Pedro Dorado Montero y su libro “El Derecho Protector de los Criminales”. Función
de la pena
La expresión más alta de esta tendencia se refleja en España en el Profesor Dorado
Montero, una de las más prestigiosas mentalidades del Derecho Penal
Contemporáneo. Este penalista, tiene un libro instructivo en dos tomos, denominado:
“El Derecho Protector de los Criminales”.
Para Dorado Montero la causa del delito es la VOLUNTAD DEL DELINCUENTE, pero no
una voluntad espontánea, sino una voluntad que surge por duda. Es causal y para que
dicho resultado no se origine, es necesario combatirlo.
Siendo el fundamento la tutela jurídica no se concibe un derecho retributivo sino
PREVENTIVO y PRESERVADOR. La pena no tiene por objeto castigar ni compensar, sino
impedir el delito futuro por medio de la transformación del delincuente. Es por esto
que el Derecho Penal es “Protector de los Criminales”. Huelga decir, que todo lo que
expone el mencionado autor va dirigido al mejoramiento del hombre y no va por el
camino de la dulzura ni hasta aplicar una sanción durante toda su vida a un individuo
que ha cometido faltas que ofrezca peligro para la sociedad.
Para Dorado Montero la Justicia se halla en crisis, el Derecho Penal retributivo, basado
en la idea de castigo, “camina hacia su tumba”. El cambio profundo exigido requiere la
sustitución del viejo Derecho Penal por un nuevo Derecho correccional protector de
los criminales, si bien ya sobre base positivistas. Un nuevo Derecho Penal que ejercería
una función tutelar, de patronato, dirigida a modificar y corregir la voluntad criminal
concreta y de acuerdo con un conocimiento psicológico profundo de las causas de la
criminalidad, caso a caso.
La utopía de Dorado Montero sugiere, pues, una auténtica “Pedagogía correccional”,
dirigida por la Psicología, en lugar de la tradicional Administración Penal. Los
magistrados, abogados, etc., deberían ser sustituidos por funcionarios especializados,
expertos en Psicología, Antropología (fisiología, anatomía, patología, etc.) capaces de
diagnosticar y tratar cada caso concreto científicamente, quienes asumirían
competencias judiciales, administrativas y policiales. Todos ellos orientados a
conseguir una sola meta: no el castigo del delito, sino la corrección efectiva del
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delincuente, su reforma. En consecuencia, el tratamiento individualizado sustituye la
pena, siendo el criterio definidor del mismo no la gravedad objetiva del delito
cometido, en abstracto, sino las exigencias pedagógicas concretas de cada delincuente.
El Juez deviene, entonces, en un auténtico “médico penal” que ejerce la “cura de
almas”, sin restricciones de ningún tipo. La duración y contenido del tratamiento serán
absolutamente indeterminados, ponderándose los antecedentes del autor, su
peligrosidad real y respuesta a aquél. Para Dorado Montero, en todo caso, el
delincuente es un menor, un ser débil y necesitado de ayuda, frente al que sólo
legitiman medidas de tutela y protección, no penas (idea de prevención especial).
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 4
1- ¿Quién fue el máximo exponente del periodo filosófico humanitario del derecho
penal y qué influencia tuvo sus obras y sus ideas en el pensamiento de la época?
2- ¿Por qué Beccaria manifiesta que el fundamento del derecho de reprimir se
encuentra en el “INTERÉS GENERAL?
3- ¿Quiénes fueron los propulsores de la reforma penitenciaria y de qué trababa el
Sistema Celular?
4- Sintetiza los postulados de la escuela clásica del derecho penal
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UNIDAD IV
ESCUELA POSITIVA FASE ANTROPOLÓGICA. FASE SOCIOLÓGICA. FASE
JURÍDICA
CAPACIDAD
• Comprende los postulados de la Escuela Positiva y las enseñanzas de sus principales
exponentes.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Elabora un cuadro sinóptico y analizar las distintas perspectivas de la Escuela
Positiva así como el estudio del delito según lo expuesto en la Fase Antropológica,
Sociológica, y Jurídica.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 5: ESCUELA POSITIVA, POSTULADOS DE LA MISMA,
FASES: ANTROPOLÓGICA, SOCIOLÓGICA, JURÍDICA.
TEMA 6: 1ª. EVALUACIÓN PARCIAL.
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SEMANA 5, UNIDAD IV
TEMA 5: ESCUELA POSITIVA, POSTULADOS DE LA MISMA,
FASES: ANTROPOLÓGICA, SOCIOLÓGICA, JURIDICA
ESCUELA POSITIVA
Denominaciones: italiana o antropológica. Fundadores
La nueva tendencia que se levanta en contra de la Escuela Clásica, adquiere desde sus
comienzos el nombre de Escuela Positiva, llamada también Antropológica o Itálica. La
denominación citada no deriva de un sistema filosófico, sino de la aplicación de un
método de observación y experimentación en el campo de las ciencias penales. Esta
Escuela Positiva italiana, surge a mediados del siglo XIX como reacción a la Escuela
Clásica.
La Escuela Penal Positiva en sus comienzos postuló los principios de la filosofía positiva
de Augusto Comte.; pero huelga decir, que en la mente de sus autores la significación
del término POSITIVO se refiere al método y no a la doctrina filosófica de Augusto
Comte. El positivismo criminológico representa el momento científico, de acuerdo con
la famosa ley de Comte. Sobre las fases y estadios del conocimiento humano; la
superación, por tanto, de las etapas “mágica” o “teológica” (pensamiento antiguo) y
“abstracta” o “metafísica” (racionalismo ilustrado). Significa también – según Enrique
Ferri - un cambio radical en el análisis del delito: los clásicos habían luchado contra el
castigo, contra la irracionalidad del sistema penal del antiguo régimen; la misión
histórica del positivismo, por el contrario, será luchar contra el delito, luchar contra el
delito a través de un conocimiento científico de sus causas: el nuevo orden social de la
naciente sociedad burguesa industrial.
La Escuela Penal Positiva se llama también “Antropológica” por el hecho de tener entre
las filas de sus adeptos a una de las figuras más importantes de la Escuela, nos
referimos a César Lombroso, quien hizo estudios acerca del delincuente y sus
particularidades morfológicas y anatómicas, determinando el período Antropológico al
que también Enrique Ferri aporta ideas, considerando que el delito no sólo es
producto de la acción del individuo sino también de factores sociales.
Finalmente, tampoco podemos dejar de citar al insigne profesor italiano, Rafael
Garófalo, quien expone su tesis fundamental del Delito Natural; teoría ésta que
completa la fase de evolución de la Escuela Penal Positiva, llamándoseles con
propiedad a estos tres autores “Los tres evangelistas del Derecho Penal”.
Para señalar la fase de evolución que experimentó la Escuela Penal Positiva debemos
caracterizar tres períodos diferentes, a saber:
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1) Fase Antropológica;
2) Fase Sociológica;
3) Fase Jurídica.
POSTULADOS DE LA MISMA
Rechaza el método dogmático y aplica al estudio del Derecho Penal el método
científico, inductivo y experimental
La Escuela Positiva italiana evoluciona por completo en el campo del Derecho Penal.
Desde que aparece, en 1874, hasta que se publica la gran obra de Ferri, se pone en
movimiento la doctrina positivista que se ocupa del Derecho Penal.
A todo principio postulado por la Escuela Clásica se antepone un principio postulado
contrario de la Escuela Positiva, con nuevos elementos que los diferencian a los
formulados por los tratadistas anteriores a ellas.
La Escuela Clásica, había tratado de contemplar el crimen con un método abstracto,
formal y deductivo. El grito de Ferri: “abajo el silogismo”, representa la postura
positivista en esta contienda de “métodos”, el rechazo de todo enfoque, como el de
los clásicos, capaz de abordar el nuevo problema criminal prescindiendo del hombre
delincuente y de la realidad social misma.
El método que plantea la Escuela Penal Positiva se caracteriza por ser empírico,
inductivo-experimental: un método científico; que es el único capaz de descubrir las
leyes inmutables que rigen los fenómenos sociales, de acuerdo con el modelo “causal
explicativo” o paradigma científico válido tanto para el mundo de la naturaleza como
para el de los fenómenos humanos y sociales. Método, por otra parte, en alza como
consecuencia del Positivismo de Comte., del Evolucionismo de Darwin y Spencer; e
impulsado por el espectacular progreso de la ciencias naturales a lo largo del siglo XIX y
la crisis del liberalismo individualista ante el nuevo modelo de Estado intervencionista.
El propio Ferri destacaría el cambio radical que supuso el positivismo en el ámbito
metodológico. “Hablamos dos lenguajes diferentes – explica el autor refiriéndose a los
clásicos. Para nosotros, el método experimental (inductivo) es la llave de todo
conocimiento; para ellos, todo deriva de deducciones lógicas y de la opinión
tradicional. Para ellos, los hechos deben ceder su sitio al silogismo; para nosotros, los
hechos mandan….; para ellos, la ciencia sólo necesita papel, pluma y lápiz, y el resto
sale de un cerebro lleno de lecturas de libros, más o menos abundantes, y de hecho de
la misma materia. Para nosotros, la ciencia requiere un gasto de mucho tiempo,
examinando uno a uno los hechos, evaluándolos, reduciéndolos a un denominador
común y extrayendo de ellos la idea nuclear. Para ellos, un silogismo o una anécdota es
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suficiente para demoler miles de hechos recabados durante años de observación y
análisis; para nosotros, lo contrario es la verdad”.
Y concluye diciendo: “La Escuela Criminal Positiva no consiste únicamente en el estudio
antropológico del criminal, pues constituye una renovación completa, un cambio
radical de método científico en el estudio de la patología social criminal y de lo que hay
de más eficaz entre los remedios sociales y jurídicos que nos ofrece. La ciencia de los
delitos y las penas era una exposición doctrinal de silogismos, dados a la luz por la
fuerza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra escuela ha hecho de ello una ciencia de
observación positiva, que, fundándose en la Antropología, la Psicología y la Estadística
Criminal, así como en el Derecho Penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la
ciencia sintética que yo mismo la llamo Sociología Criminal, y así está ciencia, aplicando
el método positivo al estudio del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa
que llevar a la Ciencia Criminal Clásica el soplo vivificador de las últimas e irrefragables
conquistas hechas por la ciencia del hombre y de la sociedad, renovada por las
doctrinas evolucionistas”.
“Esta es la innovación nuestra, no tanto en las particulares conclusiones como en el
método de estudio. Hasta ahora en todos los tratados de derecho criminal la génesis
natural del delito ha sido completamente descuidada; se considera el delito ejecutado
como dato inicial, y sobre esto las causas del mal. Nosotros, por el contrario, buscamos
los datos y decimos que es menester estudiar primero las causas que producen el
delito y construir las teorías sobre el mismo”.
Determinismo
La Escuela Clásica afirmaba el libre albedrío del hombre, es decir, que el hombre
normal y consciente es libre de determinarse en uno u otro sentido por cuya razón es
capaz de obrar voluntariamente hacia el mal o hacia el bien.
La Escuela Positivista es “determinista”, la libertad humana es una “ilusión subjetiva”
según Ferri. Para esta Escuela, la conducta del hombre se halla sometida a la ley de
causalidad – como los demás fenómenos naturales – y determinada por un complejo
de procesos físicos y sociales.
Responsabilidad criminal basada en el principio de responsabilidad social
El delito en la concepción clásica constituyó una infracción a las leyes penales, de
donde se deduce que el delito es estudiado desde el punto de vista jurídico. Rossi en
su tratado de Derecho Penal dice: “En el lenguaje técnico se entiende por delito todo
acto señalado por una sanción penal”.
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Para los positivistas, y entre ellos Enrique Ferri, “El mero hecho de vivir en sociedad – y
no el libre albedrío – fundamenta la eventual responsabilidad criminal de quien
infringe las leyes” (“principio de la responsabilidad social”).
El delito como ente natural y social producido por el hombre (frente a la fórmula de
“ente jurídico” de Carrara)
Para la Escuela Clásica el delito es sólo un ente jurídico abstracto, una entelequia
desconectada de su protagonista (el hombre delincuente) y de su entorno (la realidad
social). Para el Positivismo en cambio, el delito es un hecho real, natural, empírico,
histórico y concreto.
Por su orientación garantista, la Escuela Clásica acataba la definición legal del delito.
Los positivistas, por el contrario, entienden que la esencia del crimen no se agota en la
violación de la norma jurídica que aquél implica. Y se esfuerzan por elaborar un
concepto natural de delito, de base sociológica, como sinónimo de comportamiento
“antisocial”, de agresión a las condiciones esenciales de la convivencia.
En la doctrina del “delito natural” de Garófalo, el mismo fundamenta el delito en
aquellos sentimientos fundamentales del hombre cuya violación atenta contra el
orden público. El delito es pues algo existente por sí mismo, con independencia de las
leyes que lo sancionan. Para Garófalo el delito es una entidad natural, que varía con los
pueblos, con las costumbres, con la educación de los hombres, pero que siempre
conserva en todos los momentos un aspecto común.
Para los clásicos el delincuente es sólo el “sujeto activo” de la infracción, un concepto
lógico de referencia. Para los positivistas, por el contrario, hacen bueno el dicho de
que “no existe el delito sino el delincuente”. Y confieren al examen del delincuente –
como realidad biopsíquica y social – el máximo interés. La persona del delincuente
ocupa el centro del sistema: el delito es sólo un síntoma de la peligrosidad o
“temibilidad” del autor.
El estudio del delincuente por la Escuela Positiva es fundamentalmente
fenomenológico, tipológico. Da lugar a una rica gama de tipos criminales y
clasificaciones que parten del conocido esquema lombrosiano, aceptándose la
hipótesis de que algunos de ellos expresan anomalías orgánicas o psíquicas atávicas,
de transmisión hereditaria, que convierten a tales delincuentes en una variedad o
subespecie infrahumana. Mientras los autores clásicos mantuvieron el principio
(metafísico) o dogma de la igualdad del género humano – no hay diferencias
cualitativas sustanciales entre el hombre delincuente y el no delincuente – los
positivistas propugnan la tesis de la diversidad del criminal (el delincuente como
persona distinta del ciudadano “honesto”).
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El protagonismo del delincuente polariza el análisis positivista, matiza todos sus
planteamientos. Para la Escuela Positiva, no se castiga el hecho, el delito, sino al autor.
El criterio de la medida del castigo lo da la “temibilidad o peligrosidad” del
delincuente, no la gravedad objetiva y nominal de la conducta, que tiene mero valor
indiciario, sintomático. La preferencia por el tratamiento, las “medidas” – en lugar de
las penas – y la necesidad de un sistema individualizador se explican por razón de tal
perspectiva.
La pena, no como castigo, sino como medio de defensa social
La Escuela Positiva afirma que las penas no sirven como solución única en la lucha
contra el crimen, es necesario también el sistema de la Defensa Social, basado en el
conocimiento del delincuente y en el hecho cometido. Pero como de este
conocimiento resulta que la medida de la sanción a aplicar debe ser la temibilidad
específica, las instituciones no deben limitarse a mantenerlo separado de la sociedad,
sino que deben guardar la sanción de acuerdo con esta temibilidad o peligrosidad.
En consecuencia, la pena no es un acto de regresión sino una de las varias sanciones de
carácter preventivo que la sociedad debe usar para evitar delitos futuros por medio del
aislamiento de ciertos delincuentes. Si el estado de temibilidad es mínimo la sanción
debe ser breve. Si es máximo, la sanción debe ser indefinida.
El positivismo criminológico antepone la eficaz “defensa de la sociedad” al garantismo
individualista de la Escuela Clásica, los derechos de los ciudadanos “honrados” a los de
los “delincuentes”, la función protectora de la pena a la función retributiva o incluso a
la disuasoria y a la reformadora. La pena es “defensa social”, instrumento eficaz al
servicio del bienestar social. Se desconfía de la eficacia de la prevención general,
aspirándose, fundamentalmente, a una adecuada prevención especial: procurando
que el criminal no reincida, a través de un sistema de medidas y tratamientos de
readaptación acordes con las características individuales de cada delincuente concreto.
Por ello, las garantías legales ceden al arbitrio judicial y penitenciario (principios de la
individualización de la pena y de la sentencia indeterminada). Las formulaciones más
extremas del positivismo renuncian, incluso, al “nullum crimen, nulla poena sine lege”
y sugieren una radical desjuridización de la función penal, que pasaría de las manos del
juez a la de los médicos, antropólogos, sociólogos, psicólogos, etc.
FASE ANTROPOLÓGICA:
CESAR LOMBROSO
Su obra “El Hombre Delincuente”, la creación de la Antropología Criminal
Cesare Lombroso (1835-1909) nace en Verona, Italia, en el seno de una familia
acomodada “de judíos de purísima estirpe”. Sus padres eran ricos industriales, cuyos
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ascendientes habían luchado junto a Napoleón. Joven precoz, a los quince años había
escrito ya ensayos sobre la Historia de Roma y la estructura agrícola de la vieja Italia, y
a los treinta contaba con doce libros, importantes descubrimientos en el ámbito
médico (estudios sobre el cretinismo y la pelagra, sobre las propiedades desinfectantes
del alcohol, etc.), había sentado las bases para una geografía médica en su país e
introducido, contra corriente, una ciencia psiquiátrica y antropológica de cuño
experimental.
Realizó sus estudios de Medicina en Pavía, Pádova y Viena. Su tesis doctoral versó
sobre el “cretinismo en Lombardía”. Gracias a su experiencia profesional como médico
militar, y desde 1864, realiza importantes estudios antropométricos comparando los
datos obtenidos del análisis de tres mil soldados y habitantes de las diversas regiones
italianas.
En 1884 fue nombrado médico de las cárceles de Turín, lo que le permitió un contacto
diario y directo con los reclusos. En 1878, y fuera del campus universitario, organizó un
curso libre de Psiquiatría y Antropología Criminal con notable éxito. Conoce a FERRI y a
GARÓFALO, que visitan el citado curso. Funda con ellos una verdadera “Escuela”, en la
que LOMBROSO es el antropólogo, FERRI el propagador y sociólogo y GAROFALO el
estabilizador y jurista.
Al construir su doctrina, LOMBROSO reunió arbitrariamente materiales de todo origen
formando un todo global, de principios literales carentes de la base jurídica. Al afectar
sus observaciones admitió que en todos los reclusos indisciplinados había una serie de
signos característicos similares cuya incorregibilidad se debía a causas internas que
imposibilitaban su adaptación a la vida normal. Pero el momento decisivo, fue cuando
tuvo la oportunidad de estudiar el cadáver de un famoso bandido italiano apellidado
Villela, el cual llevaba tras sí una larga serie de graves delitos. Al examinar el cadáver
del recluso observó que tenía un rasgo anatómico anormal, que hoy es raro entre las
personas normales.
En sus estudios posteriores siguió hallando cada vez mayor cantidad de anormalidades
entre los reclusos lo que le impulsó a crear una nueva teoría que la dio a conocer en su
famosa obra titulada “EL HOMBRE DELINCUENTE” (“L’uomo delinquente”), la que fue
aumentada en las sucesivas ediciones, hasta alcanzar el texto definitivo en 1897 en su
quinta edición. En dicha obra, Lombroso afirma que la ANTROPOLOGÍA CRIMINAL es la
ciencia específicamente destinada a estudiar al hombre delincuente concebido como
una especie de género humano aparte, distinguiéndolo morfológicamente del hombre
honrado. Los factores antropológicos eran los que impulsaban al hombre a la
criminalidad, relegando las influencias ambientales a un plano inferior, las cuales eran
decisivas sobre todo en los delincuentes de ocasión, a los que Lombroso nombró como
verdaderos delincuentes.
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Puntualizó Lombroso en su polémica con Gabelli, que si bien este último pretendió
reducir su antropología al capítulo craneológico y fisonómico, él nunca pretendió
señalar tales correlaciones como factor excluyente. Son múltiples las causas y
condiciones de todos nuestros actos, dijo; agregando que “…los cráneos, las
deformidades faciales y los meteoros entran, sí, en la causalidad delictiva, pero no la
agotan: el clima, la miseria, la educación física y moral, el alcoholismo, son concausas
de la delincuencia que nunca soñé excluir…” (Lombroso y otros, La escuela…, 9 y ss).
Su obra “El Hombre Delincuente” consta de tres tomos y un atlas.
El primer tomo está dividido en tres partes:
1) Embriología Criminal.
2) Analogía Patológica y Antropológica del Delincuente.
3) Patología y Psicología Criminal.
El segundo tomo está dividido en cuatro partes:
1)
2)
3)
4)
Loco Moral.
Delincuente Pasional y Loco.
Delincuente de Ocasión.
Delincuente Epiléptico.
El Tercer Tomo está dividido en tres partes:
1) Etiología del Delito.
2) Profilaxis del Delito.
3) Atavismo y Epilepsia.
La tipología lombrosiana se consolida en la cuarta edición de “EL HOMBRE
DELINCUENTE”, donde el autor hace una clasificación de los diferentes delincuentes,
de la siguiente manera: 1) Delincuente nato (atavismo); 2) Delincuente loco
moral(morbo); 3) Delincuente epiléptico (epilepsia); 4) Delincuente loco: a) alienado,
b) alcohólico, c) histérico y d) mattoide; 5) Delincuente ocasional: a) pseudocriminales,
b) criminaloides, c) habituales; 6) delincuente pasional.
Estudio de su obra y de su Teoría Atávica. Principales observaciones. Delincuente
Nato
Al hacer el estudio sobre el delincuente, Lombroso observó desde el punto de vista
naturalístico, prescindiendo de los prejuicios de los juristas, de que el crimen lejos de
ser una conducta exclusivamente del hombre, se la puede descubrir en los seres
inferiores de la escala biológica como los animales y las plantas y que siguiendo el
orden de evolución, se llega al hombre menos evolucionado de la especie humana,
cual es el hombre primitivo y salvaje actual.
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Para explicar la criminalidad natural crea la “Teoría Atávica”, la cual consiste en la
tendencia hereditaria a reproducir en el individuo, caracteres de sus antepasados
remotos. La idea del atavismo aparece estrechamente unida a la figura del
DELINCUENTE NATO. Según Lombroso, criminales y no criminales se distinguen entre
sí en virtud de una rica gama de anomalías y estigmas de origen atávico o
degenerativo. El delincuente es un ser atávico; producto de la regresión a estadios
primitivos de la humanidad; un “subhombre” o especie distinta e inferior al homo
sapiens, hipoevolucionada como consecuencia de un genuino “salto atrás hereditario”.
Dicha regresión se haría patente a través de rasgos y deformaciones físicas propias de
especies vivas inferiores que aún perviven en razas salvajes. En el plano anímico,
lógicamente, reflejaría las actitudes y mentalidad del hombre aborigen, incompatibles
con las exigencias de la sociedad actual. El planteamiento expuesto se completaría
después por LOMBROSO con una referencia a la teoría de la degeneración, esto es, a la
condición patológica y enfermiza del delincuente. El criminal sería, pues, un individuo
ancestral y degenerado que exhibe los estigmas físicos y mentales del hombre.
La concepción del delito como fenómeno natural (con estas palabras finaliza “El
Hombre Delincuente”) y del delincuente como individuo atávico o degenerado
sintonizaba con el clima intelectual europeo que vivió LOMBROSO, y con la experiencia
acumulada por biólogos, psiquiatras y fisiónomos lustros antes. DARWIN había
formulado ya la idea del atavismo o regresión de las especies a un nivel filogenético del
desarrollo muy anterior, aunque según LOMBROSO dicha tesis había pasado por su
cabeza en 1864 al realizar unos estudios antropométricos y percatarse del significado
del tatuaje como hábito distintivo de los soldados delincuentes frente a los no
delincuentes analizados.
Al practicar el examen post mortem de Villela, un famoso criminal italiano detectó
LOMBROSO ciertas anomalías en su cráneo: “una larga serie de anomalías atávicas,
sobre todo, una enorme foseta occipital media y una hipertrofia del verme, análoga a
la que se halla en los vertebrados inferiores”, una auténtica “revelación” según el
autor, que desvelaría el problema de la “naturaleza criminal”: “Ser atávico que
reproduce en su persona los instintos fieros de la humanidad primitiva y de los
animales inferiores”.
LOMBROSO creyó haber confirmado esta tesis al estudiar después a otro delincuente,
Verzeni, un sádico y violador, quien exhibiría “los instintos caníbales de los primitivos
antropófagos y la ferocidad de las bestias de presa”. Pero, según el propio LOMBROSO,
su opinión hallaría una verificación definitiva al examinar otro caso: el del soldado
Misdea, joven de inteligencia baja pero no vicioso, que había asesinado a ocho
personas por motivos triviales y padecía de epilepsia hereditaria, como otros
miembros de su familia. Precisamente este fondo epiléptico explicaría, según
LOMBROSO, una serie de características criminales no atribuibles necesariamente al
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atavismo; asimetrías faciales, esclerosis cerebral, impulsividad, comisión periódica de
hechos delictivos, necesidad de hacer el mal por el mal, etc.
Las principales características físicas o estigmas de esta subespecie humana
(DELINCUENTE NATO), eslabón perdido que se sitúa entre el homo sapiens y los
“vertebrados superiores”, serían, entre otros: frente huidiza y baja, gran desarrollo de
los arcos supraciliares, asimetrías craneales, fusión del hueso atlas y el occipital, gran
desarrollo de los pómulos, orejas en forma de asa, tubérculo de Darwin, gran pilosidad,
braza superior a la estatura, etc. Datos todos ellos acreditativos de “nuevas
semejanzas entre locos, salvajes y delincuentes” y que aproximarían los criminales
europeos estudiados al “tipo australiano y mongólico”.
Además de tales estigmas físicos, somáticos, señaló LOMBROSO otras taras de diversa
índole, sociales y morales, hábitos y costumbres del delincuente nato: peculiaridades
sensoriales y funcionales como su notable analgesia (insensibilidad al dolor, al mero
tacto), agudeza visual proporcionalmente muy superior a la auditiva, gran agilidad,
frecuente mancinismo (zurdera) y mayor robustez de los miembros izquierdos,
insensibilidad afectiva, falta de sentido moral y remordimiento, cinismo, vanidad,
impulsividad, crueldad, afán vindicativo, ociosidad, tendencia al juego, a las orgías, uso
frecuente de tatuajes obscenos, etc., propensión a asociarse con otros delincuentes
formando bandas y elevados índices de reincidencia.
Las anomalías y estigmas citados fueron para LOMBROSO la fuente básica y primaria
de información. De ahí el énfasis del autor en una tipología basada en factores
orgánicos. Sin embargo, LOMBROSO vaciló en el momento de precisar cuáles y cuántas
anomalías eran necesarias para caracterizar un delincuente como “nato” e incluso en
el de cuantificar la importancia porcentual de dicho “tipo” en el total de la
criminalidad. Así, en un primer estudio antropométrico realizado a 383 criminales,
detectó un solo estigma físico en un 21 por 100 y cinco o más anomalías en un 43 por
100, concluyendo que, al menos, se requerirían cinco indicadores del tipo
antropológico “delincuente nato”. En cuanto al segundo extremo, Lombroso pensaba
que un 65 o 70 por 100 de los delincuentes pertenecerían a dicho grupo, opinión que
suavizó, al parecer por influencia de FERRI, reduciendo tal porcentaje a un más realista
tercio del total.
Para verificar la hipótesis del carácter atávico y degenerativo del delito – el salto atrás
hereditario – examinó LOMBROSO el comportamiento de algunas plantas carnívoras y
ciertas lucahs que se producen en el reino animal, así como hábitos y costumbres del
hombre aborigen, de tribus salvajes o primitivas; e incluso del niño recién nacido.
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Otros tipos de delincuentes en la clasificación lombrosiana
“Loco Moral”
La tipología lombrosiana no se agota en el “DELINCUENTE NATO”. Lombroso se refiere,
también, a un segundo tipo que guarda acusada semejanzas con aquél: el LOCO
MORAL.
Le define así: “Una especie de idiota moral, que no puede elevarse a comprender el
sentimiento moral, o si por la educación lo tuviera, ésa se estacionó en la forma
teórica, sin traducirse en la práctica; son daltónicos, sonciegos morales, porque su
retina psíquica es o se transforma en anestésica. Y como falta en ellos la facultad de
utilizar nociones de estética, de moral, los instintos latentes en el fondo de cada
hombre toman en él ventaja…”.
Al señalar a la locura moral como causa, sostiene que ésta es una entidad distinta de la
locura propiamente dicha, no se confunde ni debe confundirse con ella, puesto que la
anormalidad no radica en la inteligencia sino en los sentimientos.
Este grupo comprende a los Maniáticos y a los Melancólicos, Imbéciles, etc. En cuanto
a sus rasgos generales los criminales locos constituyen una exageración del tipo
criminal nato; un hipertroma de sus caracteres anormales, sobretodo de los
anatómicos, si bien es cierto que entre los criminales locos tienden más al
arrepentimiento y a las confesiones voluntarias que entre los natos.
Características del loco moral serían, entre otras: su corpulencia física, analgesia,
astucia, precocidad sexual y desviaciones frecuentes de este instinto, incapacidad para
la vida en familia, perversión afectiva, vanidad morbosa, inteligencia natural intacta,
holgazanería, desfachatez en la comisión arrogante de hechos criminales. Al igual que
el delincuente nato, el loco moral suele serlo desde la infancia o la pubertad,
encontrándose porcentajes muy significativos de vicios y criminalidad entre sus
parientes y familiares próximos.
“Delincuente Epiléptico”
Para este tercer tipo de delincuente, LOMBROSO se basó en dos nuevos casos reales,
el del “conde belga” y el del soldado napolitano Misdea.
La epilepsia es una afección de los órganos nerviosos, ataca pues en los centros donde
se elabora la vida superior del hombre, vale decir los centros de la inteligencia, de los
sentimientos y de la voluntad. Lombroso sostiene que existen momentos en que los
hombres no obran en la integridad de sus facultades, ni tampoco bajo la visión de un
ataque de epilepsia declarada.
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Afirma que existe una EPILEPSIA LARVADA (dormida) que no se advierte. Esta
enfermedad produce en el hombre ciertos vértigos, ausencias espaciales o pérdidas
parciales o totales de la conciencia.
Los delincuentes epilépticos cometen delitos gravísimos sin experimentar, después,
remordimientos, y durante el hecho criminal sufren diferentes sensaciones (vértigos,
temblores, pérdida del control, etc.).
Entre las principales características, rasgos, de este tipo señala LOMBROSO:
destructividad, precocidad sexual y alcohólica, obscenidad, sonambulismo, rapidez de
cicatrización de las heridas, tendencia a la holgazanería, canibalismo, vanidad, doble
personalidad en la escritura, cambios de humor, amnesias frecuentes, propensión al
tatuaje, etc.
Delincuente loco
LOMBROSO sostenía que el DELINCUENTE LOCO es aquél que ha cometido un delito
con plena responsabilidad y enloquece, después, en la prisión. Lo diferenciaba del loco
delincuente (enfermos mentales que delinquen sin la necesaria capacidad de entender
y querer).
Lombroso realizó en Italia una labor semejante a la de PINEL en Francia: distinguir los
reclusos enfermos mentales de los reclusos no enfermos mentales, propugnando la
creación de manicomios para los primeros, en lugar de cárceles.
Los subtipos “Alcohólico”, el “histérico” y el “mattoide” tendrían sus respectivas
características distintivas.
Delincuente ocasional
Este grupo comprende a quienes delinquen debido fundamentalmente a las
influencias ambientales como ser la miseria, el hambre, atacan generalmente contra el
patrimonio ajeno.
Dentro de este grupo se hallan los delincuentes habituales, que no poseen caracteres
antropológicos criminales. Son autores de delitos involuntarios (culposos) o que no
implican perversión, presentan no obstante ciertos rasgos criminales que pueden ser
adquiridos o gravados paulatinamente cuando se pasa mucho tiempo en presidio. Esta
tipología es reconocida por el autor tardíamente, sin duda, por influencia de Ferri.
Delincuente pasional
Por sus rasgos generales, el delincuente pasional representa la contrapartida del
delincuente nato. No son malos, obran por un sentimiento loable, tienen como
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sustrato la violencia de alguna pasión (no sólo la pasión sentimental, también la
religiosa, la patriótica, etc.).
Basándose igualmente, en el estudio de un caso real – un noble diplomático
enamorado, sin saberlo, de una prostituta a la que daría muerte, suicidándose después
– atribuye al mismo, entre otros, los siguientes rasgos: persona joven, ausencia de
asimetrías craneales y de los estigmas que suelen detectarse en delincuentes natos y
locos, honestidad, afectividad desmedida, anestesia en el momento del delito seguida
de una gran conmoción posterior a su ejecución (con tentativa de suicido, a menudo),
gran capacidad de remordimiento – que les lleva a confesar el delito -. Son
generalmente jóvenes de 18 a 20 años, de sexo predominantemente femeninos.
Ideas del delito y de la pena de Lombroso
Para Lombroso, tanto el delito como la pena son fenómenos “naturales” e inevitables,
necesarios. El delito surge como consecuencia de la vida social, y la pena encuentra su
legitimidad en el derecho de la sociedad a defenderse. No ha lugar a la retribución ni a
la venganza, simplemente a la autotutela del orden social. Si Beccaria acentuó la
función intimidatoria del castigo, Lombroso potencia la finalidad protectora de la pena,
y sólo en segundo lugar, la de reforma o mejora del delincuente.
La teoría de la pena de Lombroso, en todo caso, se articula en función del delincuente
concreto – de su tipología criminal – y no del crimen abstracto. Por ello reclama un
tratamiento individualizador, que se ajuste a las características de cada caso. Como
buen positivista, se declara partidario de la “sentencia indeterminada”, así como de la
necesidad de encomendar a comisiones de expertos (antropólogos) la administración
penal “como continuación lógica y natural del trabajo del juez”.
La incorregibilidad del delincuente nato, individuo refractario a todo tratamiento,
explica que Lombroso haga una excepción a propósito del mismo y que sugiera incluso
la pena capital como medida de “selección extrema” para defender a la sociedad de
los sujetos irreformables que la amenazan. Como el poder de la “selección natural”
resulta insuficiente – argumenta Lombroso – procede completarlo con una “deliberada
selección social” que elimine los individuos sobremanera antisociales. “Que la espada
de Damocles penda sobre la cabeza de los más terribles criminales”.
Valoración de la obra de Lombroso
La valoración de su obra no es fácil, por tratarse de uno de los autores más estudiados,
pero, también, más criticados. Y porque su pensamiento evolucionó de modo
significativo en cuestiones trascendentales.
Buena parte de su desmedido éxito tiene, sin duda, una explicación “psicosocial” ajena
a la bondad intrínseca de sus hipótesis criminológicas. Lombroso sintonizó como nadie
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con una de las preocupaciones de su tiempo (explicación científica del crimen para su
eficaz prevención) y supo comunicar, convencer, fascinar.
En buena medida, desde luego, porque su mensaje era tranquilizador, al exculpar al
orden social y atribuir la criminalidad a factores individuales, patológicos. Pero,
también, porque – bien o mal – se sirvió de un método “positivo”, basado en la
observación directa del hombre delincuente, cuando la experimentación y los métodos
de las ciencias naturales arrollaban en Europa, y comenzaba a extrapolarse el empleo
de los mismos, como distintivo del cientifismo, a la medicina, a la fisiología, a la
psicología.
Para Sellin el gran mérito de Lombroso no es otro que el haber llamado la atención
sobre el protagonismo del hombre delincuente en el suceso criminal, del hombre real,
concreto, histórico. Que no existe el crimen sino el criminal. Y sobre la necesidad de
aproximarse al estudio de ese hombre con un método científico, empírico, basado en
el análisis y observación del mismo, libre de dogmas o prejuicios.
Críticas a la obra de Lombroso
1) Se le ha reprochado, como es lógico, la escasa importancia que concedió a los
factores sociales, ambientales, por la misma razón que a los sociólogos se les
censura lo contrario: que infravaloren la relevancia biogenética de cada individuo.
La objeción es irrefutable, cierta. Lombroso exacerbó el impacto criminógeno del
código biológico, del legado hereditario que el hombre recibe de la naturaleza.
Su determinismo le lleva, incluso, a establecer relaciones causales rígidas entre
aquellos factores y el comportamiento criminal, como si la conducta del hombre
pudiera asimilarse, sin más, a cualquier otro fenómeno físico y regirse por las
férreas leyes de la naturaleza (delito y delincuente como “fenómenos naturales”,
según expresión de Lombroso). La imagen lombrosiana del hombre delincuente
como ser solitario, encerrado en sí mismo, preso de su herencia, de su destino,
pugna con nuestros conocimientos actuales, con la imagen del hombre abierto a los
demás, en permanente estado de interacción con el medio y los otros hombres.
Olvida lo que el hombre es capaz de hacer de sí mismo, y hasta qué punto puede
influir la sociedad en su suerte. En todo caso, el diagnóstico fatalista de Lombroso
sobre el “delincuente nato” es inadmisible, si, como parece, el autor reputaba a
éste no ya “predispuesto”, sino “predestinado fatalmente” al crimen.
2) El proceder metódico de Lombroso ha sido, también muy controvertido. A su favor
habla el esfuerzo del autor por encontrar un serio respaldo empírico a sus hipótesis.
No puede olvidarse que Lombroso formuló su teoría después de practicar más de
400 necropsias de delincuentes, habiendo observado directa y personalmente más
de 6.000 criminales vivos. Para verificar la naturaleza atávica del delincuente llevó a
cabo una investigación sobre 25.000 reclusos de las cárceles europeas. Las
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limitaciones y deficiencias – lógicas – de su método son atribuibles más al nivel de
conocimientos de la época que al incorrecto enfoque del autor.
Lombroso identificó erróneamente criminal y recluso. Su teoría del “delincuente
nato”, en puridad, es una teoría del “recluso nato”, toda vez, como se verá, que
Lombroso no operó con el correspondiente “grupo de control”, sino con “reclusos”
para verificar su hipótesis.
Suele reprocharse a Lombroso el escaso rigor de su método antropométrico y la
arbitrariedad de las deducciones estadísticas que llevó a cabo.
Su enfoque antropológico es más descriptivo que experimental. Los estigmas y
anomalías físicas constituyen la fuente directa y primaria de información, pero
Lombroso no desarrolla ninguna técnica cuantitativa válida en el momento de
ponderar la presencia o ausencia de asimetrías, sino meras decisiones subjetivas.
Apenas ejerce la necesaria autocrítica respecto a la fiabilidad de tales fuentes de
información generalizando, indebidamente, anécdotas o resultados aislados. Hasta
tal punto son arbitrarios algunos de sus puntos de partida que, por ejemplo, ni
siquiera tiene en cuenta la edad y estatura del individuo cuando analiza sus medidas
somáticas. Pero, sobre todo se une a ello la ausencia de una muestra representativa
y válida, la falta del imprescindible “grupo de control”, lo que vicia el resultado de
las investigaciones cuyos datos no pueden extrapolarse a la población general.
3) El peculiar “evolucionismo” de Lombroso, y el enfoque antropológico rudimentario
del autor tampoco convencen hoy.
Existen diferencias cualitativas esenciales entre el mundo vegetal o animal y el de
los hombres – el marco cultural, por ejemplo, el diferente rol de los instintos, etc. –
que impiden extrapolar al comportamiento humano datos obtenidos en el ámbito
de las restantes especies vivas, incluso para fenómenos y situaciones
pretendidamente homogéneas. Tampoco parece confirmar la etnología que el
hombre aborigen fuese un salvaje criminal y la mujer una prostituta, o que los
índices de delincuencia de las tribus primitivas superasen significativamente los de
las civilizaciones actuales. El atavismo no puede demostrarse con un análisis
histórico tan burdo (sin consistencia) que equipara hechos prescindiendo del
significado cultural cambiante de los mismos y de sus respectivos contextos.
4) El valor indicativo de los estigmas físicos (caracteres físicos de los delincuentes) es
otro de los postulados más polémicos de la tesis lombrosiana. La doctrina científica
ha cuestionado, con buen criterio, la existencia de tales estigmas, el origen o
génesis de los mismos y el significado que se les puede atribuir.
Son numerosas las investigaciones empíricas que niegan la existencia de supuestos
rasgos degenerativos en los delincuentes examinados.
Goring por ejemplo, no detectó diferencias craneales en las medidas tomadas a
estudiantes de Oxford y Cambridge en comparación con las de presidiarios, y sí, por
el contrario – y muy significativas – entre estudiantes de Aberdeen y las
Universidades antes citadas, concluyendo que “del sólo conocimiento de las
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medidas encefálicas de un estudiante sin graduar, es más fácil deducir si pertenece
a una universidad inglesa o escocesa que vaticinar si llegaría con el tiempo a ser un
profesor de universidad o un malvado presidiario”.
Otros autores restan trascendencia a tales rasgos anatómicos por considerar que los
tiene toda persona o que carecen del significado criminógeno pretendido. Así
Manouvrier, irónicamente decía: “No existe un hombre en el que no se pueda
encontrar alguna anomalía muscular o de otra clase que no recuerde una
conformación propia de los simios o los cuadrúpedos… no hay nada que pueda
servir para caracterizar al delincuente, ni siquiera la famosa fossette vermienne del
occipital…”.
No faltan autores, por último, que niegan, en su caso, el carácter atávico de las
malformaciones detectadas. El delincuente – se dice – no es siempre un
degenerado. Los estigmas, cuando existen, tienen un origen patológico, no
regresivo, o llevan el sello del estatus social del delincuente. A menudo, ni eso; se
trata de un dato morfológico del que no se puede extraer ninguna consecuencia sin
incurrir en un absurdo círculo vicioso.
En todo caso, la tesis lombrosiana del “delincuente nato” tiene todos los
inconvenientes de los “estereotipos” y su éxito desmedido eclipsó los primeros
pasos de la sociología criminal europea (estadística moral).
Frente a la concepción “patológica” del delincuente sostenida por Lombroso, la
moderna Sociología criminal patrocina la tesis contraria. Por otra parte, cada vez es
más consciente la Criminología contemporánea de la selectividad y
discriminatoriedad del control penal, dato que impone una serena reflexión antes
de formular generalizaciones o estereotipos sobre “el delincuente”.
FASE SOCIOLÓGICA
ENRICO FERRI (1856-1929)
Su obra “Sociología Criminal”
Nació en San Benedetto (Mantua), Italia, en el seno de una familia modesta. Su padre
era vendedor ambulante. Estudiante irregular, hasta que a los dieciséis años recibiera
las enseñanzas de Roberto Ardigo, maestro positivista cuya influencia en FERRI sería
decisiva. Cursó estudios superiores en la Universidad de Bolonia, con Pietro Ellero,
representante por cierto, de la llamada Escuela Clásica; y, después, en la de Pisa, junto
a Carrara, máximo exponente de la citada Escuela. En 1877 presentó la tesis doctoral:
“La negazione del líbero arbitrio e la teórica dell’imputabilita”, brillante alegato
positivista contra el dogma del libre albedrío humano. De Pisa se trasladó a París,
donde estudió Antropología con Quatrefages durante un año, así la ingente obra
estadística de Quetelet y Guerry; fruto de esta labor será un importante trabajo en el
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que revisa la obra de Lombroso: “Estudio crítico del Hombre Delincuente del Profesor
Lombroso”. Quien años antes había ridiculizado las pretensiones de Lombroso (“cómo
cree Lombroso que yo, un hombre de leyes, voy a tener que medir cráneos de
criminales para ser suficientemente positivista”), terminaría midiendo cráneos y
cantando las excelencias de la nueva escuela: de la antropología y la psiquiatría
positivas frente a la abstracción, la metafísica y las “verdades eternas de una ciencia
criminal apriorística”.
“Después de haber digerido y asimilado kilos de estadística criminales y de realizar,
además, los oportunos estudios antropológicos – dirá el propio Ferri – comprendí que
había adquirido ya un conocimiento de la realidad suficiente para emprender la
construcción del sistema legal verdaderamente positivista. “La estancia, pues, de Ferri
en Francia sella su “conversión al método positivo”.
Decide trasladarse a la Universidad de Turín, donde Lombroso era profesor de
Medicina Legal. Para obtener la oportuna habilitación, investiga sobre el tema del
“Jurado”, publicando en 1880 una valiosa monografía en la que se declara radical
contradictor del mismo. Su lección inaugural versaría sobre los “sustitutivos penales”.
Durante su estancia en Turín, también, completó los datos estadísticos obtenidos en
Francia, que darán lugar a una obra interesante: los “Studi sulla criminalita in Francia
del 1826 al 1878…”, donde se esboza ya su teoría de la criminalidad con acusado
predominio de los factores sociales.
La fecunda relación entre Ferri y Lombroso, a quienes se une Garófalo, cristaliza en
una genuina nueva Escuela: la Positiva.
En 1879 retorna a la Universidad de Bolonia y publica sus famosos “Nuevos horizontes
de Derecho Penal y Procedimiento”, en 1880, antes de cumplir los 25 años: obra cuya
tercera edición, aparecida en 1892, se denominará “SOCIOLOGÍA CRIMINAL”.
Convencido de que los “hechos” deben preceder a las “teorías” y de que el futuro
sistema penal tendría que ser administrado por expertos conocedores del hombre
criminal, visita con sus estudiantes cárceles y manicomios; iniciando en 1881 una
investigación empírica con 699 presos de Castelfranco, Emilia y Pessaro, 301 pacientes
del psiquiátrico de Bolonia y 711 soldados como grupo de control, que lleva a cabo
durante tres años; estudio somático y psicológico, basado en el análisis individual de
cada caso. Además, culminaría entonces su monografía sobre el homicidio-suicidio y la
no menos importante sobre el homicidio.
En 1882 acepta una cátedra en la Universidad de Siena, donde permanece cuatro
fructíferos años. Perfila, entonces, su concepto de responsabilidad social legal,
contemplando el ius puniendi como genuina “función social” y escribe “La Escuela
Positiva de Derecho Penal”. En 1886 fue decisivo para la vocación y carrera política de
Ferri. Acepta la defensa de un grupo de ciudadanos de Mantua acusados de incitación
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a la rebelión, obteniendo un brillante éxito que le lanza a la vida pública. Es elegido
diputado a las Cortes Generales, por Mantua, y gana once reelecciones sucesivas:
hasta 1924.
Comenzó siendo marxista, fue electo reiteradamente diputado durante su larga
militancia en el Partido Socialista Popular, y concluyó adhiriendo al fascismo,
conversión que tuvo importantes consecuencias para la respetabilidad científica que
había alcanzado el ideario criminológico positivista. Con Ferri, puede observarse que la
criminología ingresa, cronológicamente, al siglo XX, logrando mantener su fuerza
explicativa e influencia hegemónica sobre las ideas político-criminales a lo largo del
primer tercio de esa centuria.
Modifica Ferri la teoría de Lombroso a la que aporta los fundamentos filosóficos que
carecía. Ferri nunca aceptó la idea absoluta del delincuente nato, movido por la fuerza
interna del atavismo, de la Epilepsia, de la locura moral. Por otro lado comprendió que
el delincuente obraba de modo profundo bajo la influencia poderosa de la sociedad,
sosteniendo que el delito no sólo es producto de la acción del individuo sino también,
producto del factor social.
Dejó sentada las relaciones de la Antropología Criminal con la Sociología Criminal y
estableció que el delito es un fenómeno social que no puede existir sin la sociedad.
Esta idea fundamental constituye la base de la doctrina de Ferri y es la que inspira la
Paz Sociológica, que podemos llamar definitiva de la Escuela Penal Positiva.
Ferri ataca el libre albedrío como base de la responsabilidad moral, responsabilidad
social en lugar de responsabilidad moral
La negación del libre albedrío constituye el punto de partida del pensamiento de Ferri.
La fisiopsicología positiva ha demostrado – argumenta Ferri – que el libre albedrío es
una “mera ilusión”, subjetiva, sin fundamento alguno, que, además, depara “errores
ventajosísimos a los criminales en detrimento de la defensa eficaz de la sociedad”. El
hombre se halla sometido a las leyes de la naturaleza, a la causalidad. Pero son muchas
y muy diversas las causas que determinan su comportamiento, y la combinación entre
ellas. Por ello, la negación del libre albedrío - continúa – no convierte al hombre en una
máquina ni impone un diseño fatalista de la sociedad: el hombre es una máquina, pero
que no está hecho a máquina. No es necesario invocar el “libre albedrío” para
fundamentar su responsabilidad ante la ley. El hombre responde porque vive en
sociedad, no porque sea o deje de ser libre. Se trata, pues, de una responsabilidad
“legal” o “social”, no “moral”, que permite atribuirle las consecuencias naturales y
sociales de sus propios actos por el mero hecho de vivir en sociedad con los demás y
haberlos ejecutado.
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Ferri sostiene que la vida humana está formada por dos factores que son: El individuo
y la sociedad; y como consecuencia, la sociedad determina el criterio de la
responsabilidad o lo determina el individuo.
En efecto, el individuo no existe sólo como tal, de sí mismo, sino más bien como
miembro de la sociedad. Por esta razón los dos sistemas opuestos, el del
individualismo absoluto y metafísico y el del comunismo absoluto y metafísico, se
apartan igualmente de la verdad. Ni el individuo tiene existencia por sí mismo, sin la
sociedad, ni la sociedad puede hacer abstracción del individuo y de sus relaciones
personales, orgánicas y psíquicas, de donde se deduce que no pueden haber más que
dos soluciones: o negar esta función a la sociedad, o justificarla por el principio de la
“responsabilidad social”.
Finalidad de la pena; no como castigo sino como defensa de la sociedad, de acuerdo
al grado de peligrosidad del autor.
El segundo postulado de Ferri es que la finalidad de la pena no debe ser el castigo del
delincuente (“pena castigo”), sino la defensa de la sociedad (pena-difesa) de acuerdo
al grado de peligrosidad del autor y el de reprochabilidad de su motivación. La
gravedad del hecho mismo, su naturaleza, y la culpabilidad del infractor pasan a un
segundo plano.
En efecto, según Ferri, el quantum del castigo no puede derivar de decisiones
apriorísticas, ni de la sublimación de reglas abstractas basadas en la naturaleza
objetiva de la infracción misma sino de otros criterios científicos.
“Por supuesto que la pena no debe ser castigo de la culpa moral, sino simplemente un
medio de defensa social contra los delitos por los tres modos de eficacia preventiva,
que integran la denominada prevención especial (contra la repetición de los ataques
por parte del delincuente), la prevención general (contra la imitación del delito por
parte de los que tienen malas inclinaciones) y prevención indirecta (o para dar valor a
los honrados y excitar en ellos odio y aversión al delito), es natural decir, por tanto,
que la pena, o sea, la defensa social, se debe medir con relación al peligro futuro que el
delito cometido determina, por la alarma producida y por su variada reproducción en
determinadas circunstancias de tiempo y lugar”, afirma FERRI.
Pero, junto a este criterio de la peligrosidad – de la temibilidad del autor, según
expresión de GAROFALO – la Sociología Criminal ha de ponderar un segundo dato
fundamental: el tipo del autor, la información que suministren la Antropología y la
Psicología criminales sobre la persona del infractor. Cuestión de gran trascendencia
porque el delincuente no es un tipo único y homogéneo, casi algebraico – como
suponían los clásicos -, y la sanción ha de ajustarse a las características individuales,
apreciadas caso a caso, del delincuente. La individualización del tratamiento y la
sentencia indeterminada son dos consecuencias lógicas del sistema penal de FERRI.
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La necesidad de plantear la justicia penal como un debate “científico” y no “jurídicoformal”, explica que Ferri se opusiera al sistema de jurado como mecanismo de
enjuiciamiento de los delitos comunes.
“Que el Jurado tenga carácter político – decía Ferri – y por esto recoja las simpatías de
los liberales, es cosa evidente… pero que los ideales democráticos, a que aspiramos no
menos que otro cualquiera, deban conducir a excluir de los juicios penales la
competencia científica de los jueces, para dejar la decisión de los arduos y peligrosos
problemas de la justicia penal al arbitrio de la ignorancia popular, no creemos que sea
una cosa de desear…; en una cuestión de ciencia, esto es, de justicia penal, nos parece
que no hay por qué invocar los ideales democráticos, sino el criterio de la capacidad
científica”.
El delito según Ferri, factores que influyen
Para Ferri el delito es producto de una anomalía “biológica”, “física” y “social”, a
diferencia de otras tesis contemporáneas que veían en el hecho criminal el resultado
de anormalidades exclusivamente biológicas o exclusivamente sociales, o incluso, un
fenómeno “funcional”. Su sociologismo, por tanto, es moderado e integrador. El
propio Ferri lo explica así:
Dice Ferri: “Las acciones humanas, honestas o deshonestas, son siempre el producto
de su organismo fisicoquímico, y de la atmósfera física y social que lo envuelve; yo he
distinguido los factores antropológicos o individuales del crimen, los factores físicos y
los factores sociales”. Y continúa: los factores antropológicos son: la constitución
orgánica del criminal (todo lo somático: cráneo, vísceras, cerebro, etc.), la constitución
psíquica (inteligencia, sentimiento, sentido moral, etc.), los factores físicos (telúricos)
son: el clima, el suelo, las estaciones, la temperatura, la agricultura, etc.; los factores
sociales son: la densidad de población, la opinión pública, la moral, la religión, la
familia, la educación, el alcoholismo, la justicia, la policía, etc.”.
Sin embargo, Ferri confiere una clara prioridad criminológica (etiológica) y políticocriminal a los factores sociales. En primer lugar, porque a ellos se debe, a su juicio, el
incremento general de la criminalidad. En segundo lugar, porque son los más
accesibles a la acción del legislador, que puede modificarlos, corregirlos.
Ferri pone especial énfasis en la tesis de que el crimen tiene una dinámica propia,
como hecho de naturaleza social. La historia aporta, a juicio del autor, infinidad de
ejemplos que lo avalan; y la estadística criminal demuestra hasta qué punto dicha
dinámica se desentiende de las penas con que amenaza el legislador al infractor
potencial, así como de las que efectivamente aplican los tribunales: el lenguaje
represivo de la pena resulta, pues, ineficaz para combatir un problema de profundas
raíces sociales.
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Ferri sostiene que la regularidad del delito – la existencia de un volumen constante de
criminalidad – no debe entenderse en sentido fatalista desmedido, sino como una
realidad natural “modificable”. La modificación del orden social, siempre a juicio de
Ferri, permite al hombre alterar sus magnitudes. Nuestra ignorancia sobre muchas
leyes físicas y psíquicas, y sobre las condiciones del hecho, nos impiden prever con
precisión el nivel de la criminalidad, pero el volumen y desarrollo de ésta es, en todo
caso, efecto necesario e inevitable de un determinado ambiente físico y social,
combinado con las tendencias congénitas y con los impulsos ocasionales del individuo
(“ley de la saturación criminal”).
Dice Ferri: “Del mismo modo que en un volumen dado de agua a cierta temperatura se
debe disolver una determinada cantidad de sustancia química, ni una molécula más, ni
una molécula menos, así en un ambiente social, con determinadas condiciones físicas e
individuales, se debe cometer un determinado número de delitos, ni uno más ni uno
menos”.
Su teoría de los sustitutivos penales
La ineficacia de la pena como instrumento capaz de neutralizar, en su caso, tan sólo los
factores psicológicos del delito, pero no los restantes, más importantes, lleva a Ferri a
formular su famosa teoría de los “sustitutivos penales”.
La Estadística Judicial europea, según Ferri, demuestra que el mayor rigor represivo no
otorga a los sistemas legales la pretendida efectividad en orden a la defensa de la
sociedad. El crimen responde a unas claves propias. A las penas les está, pues,
reservada una operatividad bien escasa en la lucha contra el delito, ya que sólo pueden
enfrentarse a los factores psicológico-ocasionales del mismo, y no siempre. La
compleja y heterogénea gama de factores criminógenos y la rica tipología criminal (con
sus también muy diversas respuestas a la intimidación legal) determinan que la pena
no sea el único remedio válido para todos los impulsos criminales ni para todos los
delincuentes. El ius puniendi debe adoptar una “nueva dirección”: en lugar de una
reacción violenta e intempestiva contra el fenómeno criminal ya desencadenado,
procede una progresiva eliminación de los factores criminógenos, basada en el estudio
de las leyes psicológicas y sociológicas.
En definitiva, una política criminal, científica, realista y preventiva que se anticipe al
crimen mismo, neutralizando sus propias raíces. Tal será el cometido de los
“sustitutivos penales”, antídotos especialmente eficaces frente a los factores sociales
de la criminalidad y de “más fácil aplicación que la metamorfosis universal social que
predica la parte menos positiva del socialismo, que con la impaciencia de generosas
aspiraciones traspasa los límites de lo factible de estas medidas y olvida la tiranía de la
ley de la evolución aun en la vida de la sociedad”. El legislador ha de hacerse dueño de
una gran parte de los factores sociales, conociendo las leyes fisiológicas y sociológicas
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que rigen el suceder individual y social, sus orígenes, condiciones y efectos. Sólo
entonces, y a través de las oportunas reformas legislativas, políticas, económicas,
civiles, administrativas y penales, puede influir de forma indirecta pero eficaz en la
evolución de la criminalidad. La política criminal de los sustitutivos realiza uno de los
postulados del positivismo: luchar eficazmente contra el delito incidiendo en sus
causas mediante estrategias científicas, poniendo especial énfasis en su prevención.
No renuncia Ferri al uso de la pena, ni cuestiona por completo su utilidad, pero opta,
desde luego, por un Código preventivo a medio y largo plazo “mucho más eficaz que
los arsenales punitivos” porque “la estadística nos prueba que las penas tienen una
resistencia infinitesimal contra el choque de la criminalidad, cuando en el ambiente
social se han desarrollado los gérmenes deletéreos…”.
Los “sustitutivos penales” se proyectan en todos los ámbitos del orden social: en el
económico, político, científico, legislativo, religioso, familiar, educativo, etc.
A título ilustrativo, éstas serían algunas de las reformas alternativas que en sustitución
de la pena proponía Ferri en los diversos campos:
• En el económico: libertad de emigración, impuestos progresivos, disminución de
tarifas aduaneras, impuestos a la fabricación y venta de alcohol, eliminar barrios
miserables, mejorar el transporte, regular un seguro social para casos de
accidentes, etc.
• En el orden político: reforma electoral, reformas políticas, descentralización
burocrática, etc.
• En el orden científico: el progreso crea nuevas formas de comisión del delito, pero
también ha de aportar el antídoto contra el mismo: por ejemplo, la fotografía, la
química, la toxicología, la medicina forense.
• En el orden legislativo y administrativo: simplificación de leyes, cuya complejidad
actúa criminógenamente, reforma de la legislación testamentaria, etc.
• En el orden religioso: prohibición de procesiones públicas, de conventos, reducción
del lujo de las iglesias, etc.
• En el orden familiar: establecimiento del “divorcio”, obligatoriedad del matrimonio
civil, preferencia de los casados para obtención de empleos.
• En el orden educativo: alfabetización del pueblo, prohibición de espectáculos
violentos, supresión de casas de juego, etc.
Clasificación de los delincuentes
Es muy conocida la tipología de Ferri, que suele tomarse como una de las
clasificaciones paradigmáticas del positivismo criminológico. Consta de cinco
miembros, al que se une un sexto en las adiciones a la quinta edición de la “Sociología
Criminal”:
• Delincuente nato;
• Delincuente loco o alienado;
• Delincuente pasional;
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• Delincuente ocasional;
• Delincuente habitual y
• Pseudodelincuente o delincuente involuntario.
Con gran realismo advirtió Ferri que dicha clasificación pretende ser, como toda
clasificación, un instrumento de trabajo; que sus “tipos” no eran tipos “reales”, sino
“ideales”; que combinaba diversos criterios clasificatorios y resultaría, siempre,
insatisfactoria, por la existencia muy frecuente de tipos “mixtos”. De hecho, la adición
del delincuente “involuntario” (delito culposo o imprudente) rompe la homogeneidad
de la tipología tradicionalmente sostenida por el autor.
Ferri es considerado y con razón – fiel exponente del positivismo criminológico en su
orientación sociológica. No debe olvidarse, sin embargo, que asumió buena parte del
legado lombrosiano y de los postulados de la antropología criminal, lo que excede, con
mucho, el mero reconocimiento del “delincuente nato” en su tipología.
Para Ferri, las investigaciones antropológicas han puesto de relieve “que el hombre
delincuente no sólo pertenecía a una zona intermedia entre el hombre sano y el loco…
sino que constituye propiamente una variedad antropológica que en las modernas
sociedades civilizadas representa las razas inferiores y es una variedad completamente
diversa del tipo normal del hombre sano, adulto y civilizado”; un “salvaje perdido en
nuestra civilización. Que reproduce los caracteres orgánicos y psíquicos de la
humanidad primitiva”. Siguiendo la tesis lombrosiana, afirma Ferri que homicidas y
ladrones – los dos tipos más sobresalientes – presentan una serie de estigmas físicos y
psíquicos. Entre los físicos: menor capacidad y circunferencia craneana, agudo ángulo
facial, mayor diámetro bizigomático y capacidad orbital, menor desarrollo de la parte
anterior y frontal y mayores y exorbitantes las proporciones de la cara y mandíbulas,
asimetrías craneales acusadas, prominencia occipital, desmedido desarrollo de
temporales y parietales, frente saliente, grandes arcos sobre las cejas, inferioridad
manifiesta en el tipo de las circunvoluciones cerebrales, anomalías congénitas de
conformación en diversas vísceras, etc. Entre los psíquicos: insensibilidad física o
analgesia, insensibilidad moral (no repugnancia a la idea de la acción criminal y falta de
remordimiento una vez ejecutada ésta) e imprevisión.
FASE JURÍDICA
RAFAEL GARÓFALO (1852-1934)
Su obra “Criminología”
Nació en Nápoles, en el seno de una familia aristocrática, católica y conservadora.
Perteneció, desde muy joven, a la carrera judicial. Magistrado primero, y presidente
del Tribunal de Casación, ocupó desde 1887 la cátedra de Derecho Penal en la
Universidad de Nápoles. De sus obras destacan: “Criminología” – de la que esta
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disciplina tomaría definitivamente su denominación – “Reparación a la víctima del
delito”, “Un criterio positivo de la pena”, etc.
Rafael Garófalo es conocido por su definición del “delito natural”; por la importancia
que asigna al autor en el sistema del Derecho Penal, siendo éste el criterio que inspira
la clasificación de las penas y la propia fundamentación de éstas (prevención especial);
por haber propugnado con especial generosidad y “contra corriente”, la pena de
muerte acudiendo al símil naturista de la ley de la selección natural de las especies;
incluso por haber conseguido acuñar la actual denominación de la Criminología con
más éxito que el propio Lombroso o Ferri. Sin embargo, la verdadera aportación de
GAROFALO trasciende el interés que puedan tener algunas de sus tesis. El mérito de
Garófalo reside, de una parte, en la labor de sistematización y divulgación de los
postulados positivistas que supo llevar a cabo con notorio equilibrio y capacidad de
síntesis, evitando los excesos doctrinarios, con moderación y buen hacer. De otra, en
su gran visión de estadista, preocupado más por la viabilidad de los principios
positivistas que de la pureza teórica de los mismos. En efecto, no sólo consiguió una
brillante y rigurosa exposición sistemática del credo de la Escuela Positiva, sino que
puso especial énfasis en la necesidad de que éste fuese algo más que un credo
doctrinario: que asumido por el ordenamiento jurídico y por las instituciones llegara a
impregnar el tejido social a través de la praxis diaria de los tribunales.
Garófalo discrepa, a menudo, del pensamiento ortodoxo de sus compañeros de
escuela: en lo filosófico (determinismo moderado), en lo político (extremadamente
conservador), en lo criminológico (partidario inequívoco de la pena capital), en lo
criminológico (no comparte la teoría de la criminalidad antropológica de Lombroso ni
el sociologismo de Ferri, critica las tipologías criminales de ambos, etc.), en lo
estrictamente penológico (especial énfasis del principio de la prevención especial
como fundamento del castigo, etc.). Sin embargo, su fe ciega en el método empíricoinductivo y la radical superioridad que reconoce a la sociedad respecto al individuo,
son dos premisas básicas del positivismo que comparte con Lombroso y Ferri.
El DELITO NATURAL: concepto, los sentimientos de piedad y probidad
Según Garófalo, el positivismo criminológico hablaba siempre del “delincuente”,
olvidando que este concepto presupone el de “delito”.
Por ello, consideró una necesidad lógica la definición de este último, pero con
independencia de las pautas legales. El concepto de “delito natural”, de Garófalo
pretende suministrar una noción de crimen autónoma, estrictamente criminológica,
que permita delimitar el ámbito y objeto de una nueva disciplina empírica: la
Criminología.
“Por natural – afirmaba Garófalo – se entiende aquello que no es convencional,
aquello que existe en la sociedad humana con independencia de las circunstancias y
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exigencias de una época determinada, o de los particulares puntos de vista del
legislador”. Y concluye así: “El elemento de inmoralidad necesaria para que un acto
perjudicial se considere criminal por la opinión pública, es la lesión de aquella parte de
sentido moral que consiste en los sentimientos altruistas fundamentales: la piedad y
la probidad. Además, la lesión ha de ser no en la parte superior y más delicada de
estos sentimientos, sino en la medida media en que son poseídos por una comunidad y
que es indispensable para la adaptación del individuo a la sociedad. Esto es lo que
llamaremos DELITO NATURAL”.
Garófalo estima radicalmente contradictoria la hipótesis del atavismo, de fondo
epiléptico, como explicación teórica del delincuente nato del antropologismo
lombrosiano. Por el contrario, considera verdadero delincuente sólo a aquél que
exhibe una falta de alguno de los dos sentimientos – o de ambos – antes citados: del
sentimiento de piedad (rechazo de la causación voluntaria de sufrimiento a los demás)
o del sentimiento de probidad (respeto a los derechos de propiedad ajenos); vivencias
ambas que, integrando la sensibilidad moral variable de cada momento histórico, se
presentan en estadios más o menos avanzados y resultan esenciales para la
convivencia social.
A primera vista pudiera entenderse que la construcción del delito natural de
GAROFALO representa una tardía manifestación del ius gentium: un alegato a favor de
la elaboración en el ámbito penal, de todo un código internacional para los países
europeos de homogéneo desarrollo cultural. Garófalo, sin embargo, explicitaría que no
cabe formular un catálogo de “delitos naturales” apriorístico y de validez universal. No
es viable, según Garófalo, delimitar la materia “criminal” sobre la sólida base del
amplio consenso, porque históricamente han variado de modo ostensible los niveles
del desarrollo social, dando lugar a diferencias significativas en la caracterización de
tiempo y lugar. Científicamente – concluye – sólo puede estimarse “crimen” aquella
conducta dañina para la sociedad que ofende los sentimientos morales de probidad y
piedad, atendiendo a la vigencia media efectiva de tales valores en la concreta
sociedad de que se trate.
Teoría de la criminalidad, concepto de anomalía psíquica o moral
La teoría de la criminalidad de Garófalo: más exactamente, su diagnóstico sobre el
hombre delincuente, se distancia tanto del análisis antropológico lombrosiano como
del sociologismo de Ferri.
Para los clásicos el delincuente era una ficción: el sujeto activo del delito. Los
positivistas invirtieron los términos del problema: no existe el delito sino el
delincuente. Garófalo tuvo el mérito de destacar la necesaria correlación entre el
concepto de “delito” y el de “delincuente”. La búsqueda, en tal sentido, de una
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fórmula integrada, la aproxima a los planteamientos clásicos, aun cuando se cuidara de
manifestar que “nuestro conocimiento del criminal no se limita al de sus actos”.
Garófalo rechazó explícitamente la teoría antropológica radical, estimando que no
había conseguido demostrar su hipótesis: que el hombre delincuente sea un tipo
antropológico de hombre distinto.
Es posible, argumenta Garófalo, que el tamaño inusual de las mandíbulas signifique
atisbos de brutalidad y violencia indiscutibles; tal vez, también, que la región occipital
se halle mucho más desarrollada entre los delincuentes que la región frontal. Pero
todo esto no evidencia más que una cosa: que se han detectado con más frecuencia
ciertos caracteres del cerebro o del esqueleto entre criminales que en el resto de la
población presumiblemente honesta. Nada más. En términos antropológicos, añade
Garófalo, el “tipo asesino” no puede describirse con tales datos.
En la teoría de la criminalidad de Garófalo desempeña un papel decisivo el concepto
de anomalía psíquica o moral, esto es, la carencia en el delincuente de un adecuado
desarrollo de la sensibilidad moral, de vivencias altruistas; defecto no mero producto
de factores ambientales, sino condicionado por una base orgánica. Dicha “anomalía
moral”, según Garófalo, difiere claramente de la genuina enfermedad mental. Porque
no se trata de un factor patológico, en sentido estricto, sino de una “variación
psíquica”, transmisible sin lugar a dudas por la vía hereditaria, y que aparece con
mayor frecuencia entre miembros de “ciertas razas inferiores” que en las modernas
sociedades civilizadas.
Garófalo no llegó a delimitar, sin embargo, el soporte o base física de la anomalía
moral. Unas veces se refirió a un “misterioso atavismo”. Otras, a cierta “degeneración
moral” de más reciente origen. Para terminar afirmando que lo único seguro era que
los delincuentes poseen signos regresivos o características que denotan un menor
grado de desarrollo evolutivo que los no delincuentes.
Los factores sociales y ambientales tienen un valor secundario en orden a la
explicación e incluso a la prevención del crimen para Garófalo, dado que su teoría de la
criminalidad es una teoría endógena que potencia el carácter congénito o hereditario
de la anomalía moral del individuo delincuente. La miseria económica, por ejemplo, no
sería causa de la criminalidad según el autor, si bien éste admitió que las condiciones
económicas sí pueden determinar la concreta forma o modos de manifestación de
aquélla. Al adecuado clima familiar e instrucción religiosa en los decisivos años de la
infancia atribuye un importante valor “preventivo”.
“Sin duda alguna – afirma Garófalo – causas externas, como la tradición, los prejuicios,
los malos ejemplos, el clima, las bebidas alcohólicas, y otras semejantes, no carecen de
importancia. Pero en nuestra opinión, en la vida instintiva del verdadero criminal
siempre se halla presente un elemento específico que es congénito o hereditario –
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adquirido durante la tierna infancia, en los demás casos – y que deviene inseparable
de su organismo psíquico”.
Clasificación de los delincuentes
La tipología criminal de Garófalo rompe con el modelo positivo convencional.
Partiendo de la base de que el déficit orgánico de sensibilidad moral varía de unos
individuos a otros, distingue Garófalo cuatro clases de delincuentes, según el grado de
carencia que exhiban en los sentimientos morales altruistas de probidad y piedad:
asesinos, delincuentes violentos, ladrones y criminales lascivos.
Al primer grupo pertenecen los genuinos delincuentes. Los restantes serían
delincuentes “menores”, susceptibles de una subclasificación: criminales por defecto
del sentimiento de piedad (delincuentes violentos) y criminales por defecto del
sentimiento de probidad (ladrones). Los individuos “lascivos” integrarían un subgrupo
heterogéneo de delincuentes de difícil encaje.
• El asesino es el delincuente por excelencia y carece por completo de altruismo, de
sentimiento de probidad y piedad, de modo que delinquen tan pronto como se
presenta la ocasión. En cuanto manifestación extrema de anomalía moral, apenas
se requiere un examen psicológico o antropológico para identificar este tipo de
criminal: las circunstancias de su propio delito le delatan (naturaleza del hecho
cometido, modalidades comisivas, etc.).
• El delincuente violento es un tipo “endémico” muy condicionado por factores
ambientales y sociales. Pero se trata, en todo caso, de un sujeto subnormal,
inferior, que por razones congénitas o hereditarias sufre un déficit significativo de
su capacidad moral.
• El ladrón – el segundo subgrupo principal entre los delincuentes menores- sí parece
producto de factores sociales, del medio, más que cualquier otra clase de
delincuentes, si bien, a juicio de Garófalo, algunas de sus manifestaciones habría
que atribuirlas a un remoto atavismo o incluso a un déficit genérico de energía
moral del individuo.
• Finalmente, en cuanto a los delincuentes lascivos, de difícil encaje para Garófalo,
unas veces son subtipos del criminal violento, otras el resultado de meros
desórdenes mentales; las más, casos caracterizados no tanto por ausencia del
sentimiento de piedad como por los bajos niveles de energía moral y percepción
moral.
Postura acerca de la “pena de muerte”
Garófalo defendió la pena de muerte, como consecuencia del “darwinismo social”, que
inspira su obra. Existe un proceso de selección natural de las especies que condena a
muerte a aquellas que no se adaptan al medio, recuerda Garófalo. Debemos seguir el
ejemplo de la naturaleza y eliminar de la sociedad a quienes por un déficit o ausencia
de los necesarios sentimientos altruistas han demostrado su incapacidad para adecuar
su conducta a las exigencias de la convivencia social. La pena de muerte, por tanto, no
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es sino un mecanismo de selección artificial que sigue, simplemente, el sabio modelo
de la naturaleza. En el sistema de penas de Garófalo juegan un papel decisivo, pues,
dos ideas: la de eliminación de quienes representan un serio peligro para la
comunidad, de una parte; y de otra, la continúa referencia al proceso de selección
natural, que opera como legitimación “moral” tácita del castigo. Ambas explican,
probablemente, el rigor, naturaleza y prelación de los instrumentos defensivos en cada
caso, indicados, según Garófalo, que en último término se prescribirán de acuerdo con
las características y temibilidad del tipo criminal de que se trate.
La pena de muerte, por ejemplo, parece inequívocamente indicada, según Garófalo,
para quienes han evidenciado una completa ausencia de sensibilidad moral y, por ello,
una incapacidad definitiva para vivir en sociedad. Pero no sería recomendable para
delincuentes “menores” cuya anomalía moral se manifiesta en formas no tan
extremas: produciría indignación social. Para éstos, la “eliminación” admite grados,
existen otras medidas. Así, con relación a ciertos tipos de criminales violentos,
ladrones profesionales y delincuentes habituales cabe la privación perpetua de
libertad, o la deportación a colonias ultramarinas. En el caso de los delincuentes
jóvenes, altamente influidos por el medio, podría ser más adecuada la reclusión
indefinida en colonias agrícolas. A propósito de determinados delitos situacionales,
basta con expulsar al autor de su círculo social o profesional o con privarle de ciertos
privilegios cuyo abuso ha dado lugar a la comisión del delito. Por último, existen
verdaderos crímenes en los que, sin embargo, el delincuente no expresa una clara
anomalía moral; aquí la sanción más adecuada consistiría en la reparación forzosa de
los daños del delito y gastos ocasionados por el mismo, si es necesario, incluso a costa
de prestaciones laborales obligatorias por parte del delincuente.
La peligrosidad como nuevo criterio para medir la responsabilidad penal
Garófalo puso especial énfasis en el “pronóstico de peligrosidad”, que era la “cantidad
de mal previsto que se puede temer de parte del delincuente (temibilidad). La
peligrosidad es la perversidad constante y actuante del delincuente.
El diagnóstico de peligrosidad debía tomar la gravedad del hecho cometido sólo como
referencia, ya que lo importante surge del estudio de la personalidad del delincuente.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 5
1-
¿Quiénes son los fundadores de la escuela antropológica y por qué refuta los
fundamentos de la escuela clásica del derecho penal?
2-
Realiza una síntesis sobre los postulados de la escuela positiva
3-
¿De qué trata la obra “El delincuente” y cuál fue su incidencia en el derecho
penal de la época?
4-
Explica brevemente la teoría atávica de Lombroso
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5-
Cita la clasificación Lombrosiana de los tipos de delincuentes
6-
Cuáles son las críticas más importantes que recibe Lombroso sobre su teoría
sobre el delincuente.
7-
¿Por qué delinque una persona según la teoría sociológica de Ferri?
8-
Cita la clasificación de delincuentes según Ferri
9-
¿En qué consiste el delito natural y quién lo expuso?
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SEMANA 6, UNIDAD IV
TEMA 6: 1ª. EVALUACIÓN PARCIAL
EXAMEN
FECHA
AV1
AV1E
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UNIDAD V
LA ESCUELA FRANCESA Y LAS ESCUELAS ECLÉCTICAS
CAPACIDAD
• Valora los aportes de las diversas escuelas a lo largo del proceso de evolución de la
criminología.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Desarrolla en grupos de trabajo un resumen analítico sobre las posturas adoptadas
por la Escuela Francesa.
• Desarrolla en grupos de trabajo un resumen analítico sobre las posturas adoptadas
por las Escuelas Eclécticas.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 7: ESCUELA FRANCESA.
TEMA 8: ESCUELA ECLÉSIASTICAS.
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SEMANA 7, UNIDAD I
TEMA 7: ESCUELA FRANCESA.
ESCUELA FRANCESA
La Escuela Positiva desencadenó la polémica entre las escuelas, siendo buena prueba
de ello los debates habidos en los Congresos internacionales celebrados desde 1885.
Debates, por una parte, entre “positivistas” y “clásicos” y partidarios de acentuar la
incidencia criminógena del “medio” (Escuela de Lyon) o de diversos factores
socioeconómicos (orientaciones sociológicas, sociología marxista, etc.). Como
consecuencia de tal polémica surgirían, además, prestigiosas escuelas criminológicas
“eclécticas”, preocupadas por conseguir el difícil equilibrio o síntesis de los postulados
“clásicos” y “positivistas” (Escuela de la Defensa Social, Terza Scuola, Escuela de
Malburgo, etc.), sin perjuicio de que la obra de LOMBROSO y FERRI siguiera ejerciendo
una notable influencia en posteriores orientaciones antropológicas, psicológicas y
psiquiátricas o sociológicas, más o menos apegadas al positivismo. Por ello, puede
afirmarse que desde entonces han quedado trazadas ya las coordenadas y directrices
fundamentales del pensamiento criminógeno en el período de tiempo acotado, que se
extiende hasta la primera mitad del siglo XX.
La Escuela Francesa de Lyon, o Escuela criminal-sociológica o ·Escuela del medio”
(milieu) como suele ser denominada, significa la más abierta contradicción a la tesis de
la Escuela Positiva, y, en particular, a la directriz antropológica lombrosiana. Integrada
fundamentalmente por médicos – no juristas, ni sociólogos – es heredera de una
brillante tradición en la que figuran autores del prestigio de J. Lamarck, E. Geoffroy St.
Hilaire y L. Pasteur. Frente a la relevancia capital que el sector antropobiológico del
positivismo atribuía a ciertos factores individuales, supuestamente congénitos, de
transmisión hereditaria, y atávicos, la Escuela Francesa pone el acento en el “medio
social” o “entorno” (milieu), del mismo modo que sus antecesores resaltaron la
importancia del medio ambiente tanto en la formación de especies y variedades como
en la etiología de enfermedades infecciosas. Sin embargo, poco tienen que ver estos
médicos con los sociólogos estadísticos, por más que a menudo exhibieran un
sorprendente conocimiento de las causas sociales del delito, bajo la influencia – eso sí
– de un cierto realismo radical o materialismo social.
El ideario de la denominada Escuela de Lyon se dio a conocer por LACASSAGNE con
motivo del Congreso Internacional de Antropología Criminal celebrado en Roma, en
1885; y su órgano difusor fue la revista Archives de l’Antropologie criminelle et des
sciencies penales, fundada por LACASSAGNE Y TARDE en 1886, que se publicará bajo
diversas cabeceras.
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La tesis fundamental de la Escuela de Lyon, se resume en un pensamiento muy simple:
“el criminal es, como el microbio o el virus, algo inocuo, hasta que encuentra el
adecuado caldo de cultivo que le hace germinar y reproducirse; función esta última
que desempeña el medio social respecto a la predisposición criminal individual latente
en ciertos sujetos”.
Fundador: Alejandro Lacassagne (1834-1924)
Tesis fundamental de la Escuela: la teoría del medio ambiente
Alejandro Lacassagne, médico y biólogo francés, profesor de Medicina legal en Lyon, es
autor de unos conocidos Précis de Medecine Judiciarie, aunque su pensamiento
criminológico se recoge en una pluralidad dispersa de publicaciones menores, así
como en las actas de varios congresos internacionales de antropología criminal.
Con ocasión de celebrarse en Roma el I Congreso de Antropología Criminal (1885),
adoptó LACASSAGNE una postura de firme oposición a Lombroso, rebatiendo su
hipótesis del atavismo según rezan las actas del citado Congreso: “Lo importante es el
medio social – argumentaba Lacassagne -. Permítaseme una comparación tomada de
la teoría moderna. El ambiente social es el medio en que se cultiva la delincuencia; el
microbio es el elemento delictivo que carece de importancia hasta el día en que
encuentra el cultivo favorable a su multiplicación. Creemos que el delincuente, con sus
características antropométricas y las demás, sólo tiene una importancia muy
secundaria. Además, todas esas características se pueden encontrar en gentes
absolutamente honestas”. Concluyendo: “Las sociedades tienen los delincuentes que
merecen”, tesis de acusado cariz sociológico que entronca con otra de las famosas
manifestaciones del autor de claro abolengo rusoniano: “A mayor desorganización
social, mayor criminalidad entre las sociedades y los estados desorganizados que
entre los estados y sociedades mejor organizados”.
Factores individuales y sociales de las causas del delito
La teoría de la criminalidad de Lacassagne distingue, en la etiología del delito, dos
clases de factores: los individuales y los sociales. Los primeros – los individuos –
tienen una relevancia muy limitada, pues, en otro caso, se trataría no de un fenómeno
criminal, sino estrictamente patológico: significan, a lo sumo, una “predisposición” al
delito, no una fatal determinación al mismo. Los decisivos – “determinantes” desde un
punto de vista causal – serían para Lacassagne los factores sociales. Estos
desencadenan el hecho delictivo, haciendo germinar las tendencias e inclinaciones
individuales que, por sí solas, no podrían generar aquél. Reconoce Lacassagne que el
hombre delincuente presenta más anomalías corporales y anímicas que el hombre no
delincuente, pero estima que éstas son producto del medio social y, en todo caso, no
explican el crimen sin el concurso del adecuado entorno, como lo demuestra el hecho
de que se encuentran, también, en no criminales. En la aparición de tales anomalías
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juega un papel decisivo la pobreza, la miseria: las condiciones socioeconómicas. Ahora
bien, Lacassagne – contra Lombroso – entiende que no son dichas anomalías las que
“hacen” al delincuente, sino la relación siempre cambiante del sistema nervioso
central del individuo y el medio social que se traduce en imágenes más o menos
equilibradas del cerebro.
Para Lacassagne cabe hablar de tres clases de hombres, de acuerdo con otras tantas
“topografías cerebrales”; esto es, según el emplazamiento en el cerebro de las tres
funciones básicas del ser humano: las intelectivas (región frontal), las afectivas
(occipital) y las volitivas (parietal). La preponderancia – el desequilibrio en definitivade una u otra zona permitiría hablar entonces de un delincuente frontal, parietal u
occipital, o de una criminalidad de los afectos, de la acción, etc.
La influencia criminógena de las condiciones socioeconómicas para Lacassagne
Él contempló la influencia criminógena de las condiciones socioeconómicas en su
artículo: “Marcha de la criminalidad en Francia de 1825 a 1880”, llegando a la
conclusión de que, en términos estadísticos, existe una clara correlación entre los
delitos contra el patrimonio y los cambios operados en las estructuras económicas. A
su juicio, una representación gráfica del volumen y frecuencia de los primeros
comparada con el crecimiento de los precios de ciertos productos de primera
necesidad evidenciaría un paralelismo absoluto en las respectivas curvas. En un
segundo trabajo publicado en 1882 – “La criminalidad comparativa entre las villas y las
campañas” – examinó la distinta incidencia criminógena de los factores económicos en
la criminalidad urbana y en la rural; la comparación de las curvas de una y otra
demostraría, a su entender, que existen, además, otros factores criminógenos, y que el
fenómeno delictivo tiene, en cada caso, su propia etiología.
Precursores: AUBRY
P. AUBRY acude, también, a la imagen bacteriana para exponer su tesis sobre la
génesis de la criminalidad: el crimen es como un virus que necesita unas condiciones
adecuadas para multiplicarse. En su obra “Contagio del Homicidio” (1895) compara la
delincuencia con una epidemia, analogía que le permite explicar por qué, igual que en
el caso de una familia afectada, unos individuos delinquen y otros de la misma
sociedad no.
“Es que en unos – dice – el virus ha encontrado terreno abonado para desarrollarse y
germinar; en los otros, por el contrario, el campo de cultivo era de los más propicio, los
gérmenes se han multiplicado y producido desórdenes más o menos graves. Cuando se
trata de un contagio moral – concluye -, del contagio del delito, ¿pasarán las cosas de
otro modo? No, indudablemente. Encontraremos el mismo proceso, con la única
diferencia de que sólo podremos analizar los elementos nocivos, en vez de examinarlos
con el microscopio o cultivarlos en gelatina”.
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Aubry como Lacassagne, distingue dos clases de factores criminógenos: los
predisponentes (la herencia, el desequilibrio nervioso, las deformidades anatómicas,
etc.) y los transmisores del contagio (la educación, la familia, las presiones
ambientales, etc.).
G. TARDE. Su teoría sociológica
G. Tarde (1843-1904), jurista, psicólogo y sociólogo, nació en la localidad francesa de
Sarlat, en el seno de una familia aristocrática. Ingresó en la Escuela Politécnica con el
propósito de llevar a cabo “un periplo enciclopédico alrededor de todas las ciencias y
de construir un vasto sistema filosófico”, pero una enfermedad le obligó a renunciar a
tal intento, cursando la carrera de Derecho. Durante quince años fue juez de
instrucción y magistrado en su pequeña villa natal habiendo rechazado todos los
ascensos y cambios de destino que le apartasen de ella. En 1894 fue designado
director de la Oficina de Estadística Criminal del Ministerio de Justicia francés, cargo
que le permitía documentar con toda suerte de datos empíricos oficiales sus tesis
criminológicas. Dirigió también, la revista “Archivos de Antropología criminal” que
fundara junto con Lacassagne.
A pesar de su estrecha relación con FERRI, TARDE fue tal vez el más enconado opositor
de las tesis del positivismo criminológico en toda Europa, particularmente de las
antropológicas de Lombroso, llevando a cabo una labor crítica en el continente
parecida a la protagonizada por Goring en el Reino Unido. No obstante, y aun cuando
TARDE fue absolutamente original – cuando escribió su primera obra criminológica:
“La Estadística Criminal”, TARDE confiesa no haber leído aún a LOMBROSO, a
GAROFALO ni a FERRI – lo cierto es que la posterior consideración de las publicaciones
de los tres italianos le permitió matizar sus propias ideas.
TARDE es un ejemplo muy significativo de genialidad, prestigio y eminencia intelectual
desligado del liderazgo y boato de la vida académica. Uno de los pensadores más
originales y, tal vez, peor conocidos de la moderna criminología.
Para TARDE la criminalidad no es un fenómeno antropológico, sino social, gobernado
por la imitación como sucede con todos los hechos sociales.
La ciencia, dice TARDE, tiene por objeto comprobar repeticiones que en el mundo
físico se manifiestan a modo de ondulaciones, como herencia en el orgánico, y como
imitación en el social. El crimen, a menudo, nace como una moda y, a través de la
imitación, se convierte en una costumbre o hábito.
La teoría sociológica de TARDE gira en torno a tres conceptos: invención, imitación y
oposición. Los inventos, creaciones de individuos geniales, se diseminan a través del
sistema social gracias a procesos de imitación, hasta que encuentran un obstáculo.
Éste podrá ser superado o, caso contrario, dará paso a un nuevo proceso. La invención
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es, pues, el punto de partida del progreso, y guarda una estrecha relación con la
estratificación social y las diferencias nacionales. La imitación se define por TARDE
como “una cuasi fotográfica reproducción de una imagen cerebral” y admite dos
modalidades: imitación lógica y extra lógica. La primera enfatiza los aspectos
racionales: en este sentido, la tendencia a imitar algo es directamente proporcional a
nivel tecnológico del hallazgo en coherencia con el de la sociedad de su tiempo. La
imitación extra lógica es independiente del valor objetivo de la novedad adoptada y
sigue sus leyes propias (ej.: la moda): por ejemplo, en su origen, el invento suele ser
imitado por los estratos sociales más próximos a la fuente del descubrimiento, para
irradiar, después, hacia los círculos exteriores más lejanos. La imitación extra lógica es
vertical en su dinámica: desciende de las capas sociales más poderosas a las
deprimidas, lo que determina el inevitable declinar de aquéllas cuando pierden su
capacidad de liderazgo propio de todas las élites.
Según TARDE, la imitación es esencial e inherente a la vida social: un grupo social –
afirma – es un conjunto de seres en tanto que se imitan unos a otros, o bien sin
imitarse actualmente se parecen, y sus rasgos comunes son copias antiguas de un
mismo modelo. La sociedad es un grupo de gente que se imita y, en consecuencia, el
crimen no es ajeno a la moda y a la imitación tampoco. El criminal se manifiesta, a
menudo, como un imitador, menos original de lo que pudiera estimarse.
Para explicar los modelos repetitivos del comportamiento criminal, formuló TARDE sus
tres conocidas leyes de la imitación.
Según la primera ley, el hombre imita a otro en proporción directa al grado de
proximidad o intimidad de la relación entre ellos existente y de su naturaleza.
A tenor de la segunda ley, el superior es imitado por el inferíos.
La tercera ley de la imitación (ley de la inserción) destaca el carácter subsidiario o
alternativo con que actúan ciertas modas criminales recíprocamente excluyentes
cuando concurren en el tiempo. El incremento de la más reciente es correlativo al
descenso de la anterior, salvo contadas excepciones.
En TARDE puede encontrarse, también, apuntada una idea que desarrollará
posteriormente SUTHERLAND: la del delincuente como profesional que aprende su
oficio. Según TARDE, asesinos, carteristas, ladrones, etc., son individuos que, como los
médicos, abogados, etc., han tenido un largo período de aprendizaje, en una adecuada
atmósfera criminal, rodeado de los colegas y camaradas idóneos. Esta tesis será el
punto de partida de SUTHERLAND, quien detallará en su conocida obra “El ladrón
profesional”, otros extremos de dicho aprendizaje.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 7
1- ¿Cómo surgen las escuelas eclécticas y qué sostienen?
2- Puntualmente, de qué trata la teoría del medio ambiente expuesta por Lacassagne
3- ¿De qué manera influyen los factores económicos en el índice de criminalidad de
las personas según Lacassagne?
4- ¿Por qué para Tarde, la criminalidad no es un fenómeno antropológico sino social?
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SEMANA 8, UNIDAD V
TEMA 8: ESCUELA ECLÉSIASTICAS
ESCUELAS ECLÉCTICAS
Las Escuelas “intermedias” o “eclécticas”, trataron de buscar el difícil equilibrio entre
los postulados clásicos y los positivistas en los diversos ámbitos (metodológico,
filosófico, penal, criminológico, político-criminal, etc.). No convencieron a neoclásicos
ni a positivistas (FERRI las calificó de “meteoritos de corta duración). Merecen ser
citadas por el esfuerzo de síntesis que llevaron a cabo más que por la escasa
originalidad de las mismas en las diversas áreas del saber.
LA TERZA SCUOLA
Representantes: Emanuel Carnevale y Bernardino Alimena
La Terza Scuola italiana o Positivismo crítico, tuvo entre sus autores más
representativos a ALIMENA, CARNEVALE e IMPALLOMENI.
E. CARNEVALE demuestra el eclecticismo característico de la Terza Scuola en todas sus
tesis. Así, basa la responsabilidad criminal en la salud del delincuente, pero reconoce la
necesidad de aplicar “medidas de seguridad” al no imputable. Analiza el crimen desde
un punto de vista “jurídico” y reconoce plena autonomía al Derecho Criminal, si bien
critica el exceso tecnicismo jurídico y sugiere se consideren los aspectos sociológicos y
antropológicos del fenómeno criminal. Proclama, por una parte, la “reforma social”
como primer deber del Estado en la lucha contra la criminalidad, pero rechaza, por
otra parte, la concepción lombrosiana del delincuente nato, proponiendo se distinga
entre “causalidad” y “fatalidad”.
B. ALIMENA sigue una orientación semejante. Su “positivismo crítico” le lleva a negar
la posibilidad de que el Derecho Penal sea absorbido por la Sociología (como
pretendiera FERRI) y, sin embargo, reconoce la conveniencia de que el examen
dogmático del crimen sea complementado por la Sociología, la Estadística, la
Antropología y la Psicología. “A nosotros nos corresponde la tarea – decía ALIMENA –
de integrar la exigencia jurídica con la exigencia psicológica y sociológica. Niega
ALIMENA el libre albedrío y, sin embargo, admite la distinción entre imputables e
inimputables, según se tenga o no aptitud para sentir la coacción psíquica.
Los postulados de la TERZA SCUOLA, pueden sintetizarse en las siguientes tesis:
1) Nítida distinción entre disciplina jurídicas y disciplina empíricas, las primeras
necesitadas de un método lógico-abstracto y deductivo, las segundas de un
método experimental, causal-explicativo;
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2) Desde un punto de vista etiológico, el delito se concibe como hecho complejo,
como fenómeno social causado naturalmente y producto de factores tanto
endógenos como exógenos;
3) Rechazo de la “tipología positivista” (del concepto de delincuente nato y de las
otras clasificaciones positivistas), aceptándose tan sólo la existencia de
delincuentes “ocasionales”, “habituales” y “anormales”;
4) Dualismo penal que permite conciliar el uso simultáneo de consecuencias jurídicas
distintas: las “penas” y las “medidas” de seguridad. La Terza Scuola se opone, por
ello, al monismo de la Escuela Clásica (exclusivismo de la pena retributiva) y al
monismo positivista (sustitución de la pena por la medida);
5) Filosóficamente, no opta por el determinismo radical del positivismo ni por el libre
albedrío absoluto del clasicismo. Conserva la idea de la “responsabilidad moral”
como fundamento de la pena, y la de “temibilidad” o “peligrosidad”, compatible
con aquélla, que autoriza la imposición de medidas de seguridad;
6) La finalidad de la pena no se agota en el castigo del culpable. Requiere, también,
su corrección y readaptación social, objetivo que trasciende el mero afán
prevencionista o las metas defensistas y expiacionistas.
Esta Escuela tuvo el éxito que tienen siempre las ideas intermedias durante un tiempo
en los períodos de combate. A su vez están los que aceptan las nuevas ideas pero al
mismo tiempo no se atreven a las últimas consecuencias lógicas y filosóficas de las
nuevas doctrinas. Pero lógicamente esto dura poco, pues llega un momento en que el
eclecticismo termina y muere por sí mismo; generalmente estos eclecticismos son los
primeros pasos que inician la derrota de una vieja doctrina.
La Escuela de Marburgo o Joven Escuela de Política Criminal
La Política Criminal como escuela, y la política criminal como medida que utiliza el
Estado para combatir la delincuencia
Esta Escuela comenzó a ser la afirmación de un principio y se convirtió en una escuela
doctrinaria por una razón accidental. Durante muchos años, tal vez durante un siglo, se
había hablado en Alemania y en Italia de la Política Criminal. Se empleaba esta
expresión sin darle el verdadero sentido, pues para unos era el conjunto de los medios
que utilizaba el Estado para defenderse del delito, otros la identificaban con la Ciencia
Penal.
La política criminal tuvo una faz teórica y una faz práctica. La faz teórica consistía en la
investigación de todas las causas del delito en el delincuente porque sostenía con VON
LISZT, que en el fondo lo que interesaba no era el delito, sino el delincuente, y que este
estudio de las causas del delito, hecho de la manera más científica posible, debería
servir para que el Estado creara después aquellas instituciones que pudieran servir
para combatir la delincuencia. Por eso es “política”, porque es una ciencia que al
mismo tiempo que da los principios, es también un arte porque aplica esos principios
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generales, y que debe conocer el elemento sobre el cual va a trabajar, las leyes
sociales y al mismo tiempo los caracteres individuales y los factores del delito, para
poder dar al que delinque la sanción que le corresponde en la lucha del Estado contra
el delito.
Fundación de la Unión Internacional de Derecho Penal (1889). Sus representantes
A principios del siglo XIX, el alemán FRANCISCO VON LISZT, expuso una definición de lo
que él llamó Política Criminal. Este autor conocía los trabajos de la Escuela Positiva
Italiana que estaba contra la lucidez de VON LISZT, iniciando de esa manera el
derrotero casi articular dentro del Derecho Penal, y que llamó el mundo UNIÓN
INTERNACIONAL DE DERECHO PENAL, fundada en 1889, con el Profesor belga ADOLFO
PRINS y con el Profesor holandés GERARDO VON HAMEL.
La UNION INTERNACIONAL DE DERECHO PENAL comenzó a publicar un boletín en
francés y otro en alemán, que durante muchísimos años, fue el medio de publicación
que tenían ciertas ideas científicas; pues la Escuela Positiva después de aquellos
grandes debates, hasta 1890 más o menos quedó callada, pero siguió publicando obras
sueltas, artículos de revistas, etc., dejando sus características en sus quince años de
labor.
La UNION INTERNACIONAL DE DERECHO formó ramales en Italia, Francia y Polonia
como también en casi muchos países del mundo que hasta entonces estaban mirando
al lado de los italianos, para luego enderezarse hacia la Unión Internacional. Así es
como comenzó a desarrollarse el programa de Política Criminal. Varios fueron los
conceptos que se esbozaron para definir la Política Criminal, entre los más importantes
podemos mencionar a VON LISZT, quien la definió así: “Continuación sistemática de
principios garantidos por la investigación científica de las causas del delito y de la
eficacia de la pena, según los cuales el Estado dirige la lucha contra el delito mediante
la pena y su forma de ejecución”.
Más tarde el italiano Rocco, que preparó la reforma del Código Penal italiano definió la
política criminal como sigue: “Es la ciencia o el arte de medios preventivos y represivos,
que el Estado en su triple papel de poder legislativo, judicial y administrativo, dispone
para lograr el fin de la lucha contra el crimen”.
POSTULADOS
La Escuela Político-Criminal propuso eclécticamente que junto con la retribución
devenida de la culpabilidad se recetaran las “medidas de seguridad”, como medio
complementario de tratamiento; “método experimental”, en la ciencia
fenomenológica-criminal, y “lógica-jurídica”, en el derecho penal; subsistencia
simultánea de los principios de “imputabilidad” y “culpabilidad” con los del “estado
peligroso”, siguiendo la clasificación positivista y la “temibilidad” de Garófalo;
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consideración del delito como “fenómeno natural” – objeto de las ciencias penales – y
como “ente jurídico” – como objeto del derecho clásico, etc.-. Ello le valió múltiples
críticas debidas a su eclecticismo y a su posición conciliadora.
Método experimental en las ciencias penales y lógico de la imputabilidad y del
Estado peligroso
La figura más destacada de la Escuela de Política Criminal fue VON LISZT, cuya lección
inaugural en Marburgo da nombre a la propia escuela, conocida también como Escuela
Sociológica Alemana.
VON LISZT en su Programa de Marburgo postuló por una “Ciencia total (totalizadora)
del Derecho Penal”, de la que debían formar parte la Antropología Criminal, la
Psicología Criminal y la Estadística Criminal, y una lucha preventiva y científica contra el
delito, esto es, una acción eficaz que partiese del conocimiento empírico de sus
“causas”, sentando así las bases de la moderna Política Criminal. En ello se distancia
VON LISZT del movimiento “reformista” de la Ilustración y de las concepciones clásicas.
“El siglo XVIII – afirmará VON LISZT – quería combatir el delito sin estudiarlo. El siglo
XIX, en cambio, se apoya en la Estadística Criminal y en la Antropología Criminal, es
decir, en la investigación científica del delito”.
Frente al reinado solitario del Derecho Penal, del método deductivo y abstracto, de la
lógica puramente represiva y de una concepción liberal y abstencionista del Estado
ante el problema de la delincuencia, VON LISZT opuso la apertura del Derecho al
conocimiento criminológico, la colaboración de los métodos naturales en el marco de
la Ciencia total del Derecho Penal y una política criminal científica y preventiva que
incidiera anticipada y eficazmente en las causas del fenómeno criminal de acuerdo con
las premisas del nuevo Estado “intervencionista”. Ahora bien, a diferencia del
positivismo naturalista italiano, VON LISZT no sugirió la sustitución del Derecho Penal
por la Criminología (por la Antropología, por la Sociología o por la Biología Criminal); ni
la de la pena por la medida de seguridad; ni la de los derechos individuales del
delincuente por los supremos derechos de la sociedad. VON LISZT fue respetuoso para
con las conquistas del liberalismo, propugnando siempre la limitación del poder
punitivo del Estado, el sometimiento del mismo a “barreras infranqueables”.
Los proyectos derivados de la Escuela de la Política Criminal incluían el estado
peligroso, diciendo: “El hombre que ha cometido un delito y que se encuentra dentro
de tales condiciones, cumplirá tales medidas de seguridad mientras subsiste su estado
peligroso”.
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El delito como ente natural y como ente jurídico
La Escuela de la Política Criminal afirma que el delito es un fenómeno social y divide las
causas del delito en dos, las causas individuales: que provienen de la propia persona,
de su naturaleza, el delito es producto de la individualidad del autor al realizar el acto y
las causas sociales: que provienen del medio ambiente en el que uno vive, son las
causas exteriores, el delito es producto de las condiciones ambientales que se dan en
ese momento. VON LISZT afirma que el delito resulta de la concurrencia o combinación
tanto de los factores individuales y de los ambientales o sociales. Por ende el criminal
endógeno es aquel donde pesa más la incidencia de factores individuales que de los
factores externos y el criminal exógeno es aquél donde pesan más los factores sociales
sobre los personales.
Para VON LISZT tres son las causas de la criminalidad: los defectos de la personalidad,
el déficit en los procesos de socialización y la bancarrota de la justicia penal, fenómeno
este último sociopatológico que coadyuva al creciente incremento de las tasas del
crimen y de la reincidencia. Esta tesis “plurifactorial” fue asumida por la propia
Asociación Internacional de Criminalística que fundó VON LISZT. Y determinó, hasta la
segunda guerra mundial, el pensamiento criminólogo en Europa (fórmula
“disposición/medio ambiente”) y en Estados Unidos (concepciones “plurifactoriales”)
en cuanto a la descripción y análisis causal de la delincuencia.
Penas y medidas de seguridad como doble medio de lucha contra la delincuencia:
delincuentes normales y anormales
En lugar de suplantar las penas por tratamientos, VON LISZT consideró que era
necesario establecer conjuntamente penas y medidas de seguridad.
No puede negarse que algunos hombres tienen una clase de responsabilidad que
deriva de su normalidad; que otros tienen otra clase de responsabilidad que deriva de
que viven en sociedad y que forman un país, pero la Política Criminal debe ocuparse de
unos y de otros, para los unos la responsabilidad derivará de las garantías, que debe
tener el Estado para poder cumplir sus fines sociales de protección, o de tutela de la
sociedad.
Y entonces, como la pena no puede bastar, la Política Criminal recogiendo las
enseñanzas surgidas en Inglaterra, en Alemania, en Estados Unidos y en Suecia, en la
lucha social contra la vagancia, la corrupción de los menores, contra los vagos y los
haraganes, contra los mendigos, es decir, contra aquellos sujetos que viven al margen
de la vida social, extrae una clase de institución, que es la medida de seguridad, que
consiste en que aplique a una persona como a un delincuente, aunque no haya
cometido un delito, que no es un castigo ni una pena, sino tiende a alejar a ese
individuo de la sociedad, hasta que haya sufrido una completa reforma.
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Esta difusión de los principios de la política criminal, que deriva de los boletines que
publicaba aquella, como una semilla brotaba en Italia, en Alemania y en Suiza, donde
diversos penalistas, principalmente el más eminente de todos, Carlos Stoos, recogió todas
las enseñanzas científicas de la política criminal y las incorporó en nuevos tipos de Códigos,
diferentes de todos los Códigos que hasta ese momento habían existido en el mundo.
Dejaba de ser el libre albedrío el fundamento de la responsabilidad. Dejaba la sociedad de
desinteresarse de los anormales que cometían un delito, de todos aquellos seres que
vivían en un ambiente delictuoso, en un ambiente de peligrosidad, como se dice
actualmente, y el Derecho Penal tenían entonces dos grandes medios de defensa contra el
delito: por un lado, el medio represivo de la pena que iba contra el delincuente y en cierto
sentido contra la sociedad, como una prevención general, y al mismo tiempo “la medida
de seguridad” que iba directamente contra el que se la aplicaba, con un fondo de
prevención especial, porque no tenían ningún efecto para los que no tenían nada que ver
con el individuo penado. No sucede lo mismo con el delincuente normal, porque el delito
puede ser cometido por cualquiera, y esta prevención de la pena va, no sólo contra él, sino
contra todos los demás hombres de la sociedad, en forma de Coacción Psicológica.
El triunfo de la Política Criminal durante mucho tiempo fue notable. Si nosotros no nos
embarcamos en teorías que contradigan principios esenciales de la razón humana, no
podemos decir, como lo dicen muchos positivistas, que la Escuela de la Política Criminal
haya resultado un fracaso. No en absoluto; no es un fracaso la teoría que consiguió junta
en su seno, durante un momento dado, a los hombres más eminentes del mundo, que
consigue concretar en textos legales, tan admirables como los proyectos suizos, que
consagran las instituciones admirables que han aceptado todos los países del mundo,
menos los sudamericanos. Esos establecimientos de reforma de la juventud delincuente;
ese nuevo derecho penal de la infancia que se desarrolla en Estados Unidos y en
Inglaterra, asilos para trabajadores, para alcohólicos, etc. Lo que hay en esto, que es
destacable para la Política Criminal, es que en su necesidad de investigar científicamente
las causas del delito, para encontrar los medios de combatirlo, tuvo que dejar de lado,
para adaptarse a la realidad que en ese momento existía, una serie de principios que eran
fundamentales en la Escuela Positiva Italiana, y que todos ignoraban como podrían ser
encajados en el texto de un código, porque el mundo entero tenía la noción que el
derecho penal sólo podía referirse al delito y no al delincuente.
En síntesis, la responsabilidad deriva en unos hombres del dolo y la culpa, en otros, de la
necesidad que tiene el Estado de defenderse. Las medidas que aplica el Estado son: las
penas y las medidas de seguridad. Se aplican penas a los normales, a los corregibles, y las
medidas de seguridad, a los anormales, a los que deben ser cuidados de manera de hacer
desaparecer la causa que los llevó al delito. Las instituciones del Código Penal, derivan en
consecuencia, de este concepto, que es en definitiva, el concepto de la Escuela de Política
Criminal.
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EJERCICO BÁSICO SEMANA 8
1- Sintetiza los postulados de la escuela del positivismo clásico
2- ¿Qué se entiende por política criminal?
3- Explica el origen de la Unión Internacional de Derecho Penal, sus representantes y
su importancia para la evolución del derecho penal.
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UNIDAD VI
ENFOQUE BIOLÓGICO
CAPACIDAD
• Comprende el enfoque biológico de la criminología
principales exponentes y la exposición de sus teorías.
conforme la visión de los
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Elabora un cuadro sinóptico y compara los diferentes nociones de biocriminología,
sus teorías y clasificación.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 9: NOCIONES DE BIOCRIMINOLOGÍA, TEORÍAS ANTROPOLÓGICOCRIMINALES, BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL, ORIGEN, GÉMELOS.
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SEMANA 9, UNIDAD VI
TEMA 9: NOCIONES DE BIOCRIMINOLOGÍA, TEORÍAS ANTROPOLÓGICOCRIMINALES, BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL, ORIGEN, GÉMELOS.
ENFOQUE BIOLÓGICO
Nociones de Biocriminología
Con la lucha de escuelas se perfilaron en el panorama criminológico tres orientaciones
relativamente definidas: las biológicas, las psicológicas y las sociológicas.
•
•
•
Las “biológicas” miran de nuevo hacia el hombre delincuente, tratando de
localizar e identificar en alguna parte de su cuerpo – en el funcionamiento de éste,
de alguno de sus sistemas o subsistemas – el factor diferencial que explique la
conducta delictiva. Ésta se supone consecuencia, por tanto, de alguna patología,
disfunción o trastorno orgánico. Las hipótesis son tan variadas como disciplinas y
especialidades existen en el ámbito de las ciencias: antropológicas, biotipológicas,
endocrinológicas, genéticas, neurofisiológicas, bioquímicas, etc.
Las “psicológicas” buscan la explicación del comportamiento delictivo en el
mundo anímico del hombre, en procesos psíquicos anormales (psicopatologías) o
en pulsiones o vivencias subconscientes que tienen su origen en el pasado remoto
del individuo y sólo pueden ser captadas a través de la introspección
(psicoanálisis); o, incluso, estiman que el comportamiento criminal, en su génesis
(aprendizaje), estructura y dinámica tienen idénticas características y se rige por
las mismas pautas que el comportamiento no criminal.
Por último, las orientaciones “sociológicas” contemplan el hecho delictivo como
“fenómeno social”, aplicando al análisis del mismo diversos marcos teóricos
precisos (ecológico, funcionalista, subcultural, conflictual, interaccionista, etc.).
La “Biocriminología”, a través de las orientaciones “biológicas” que a continuación se
estudiarán, arroja un muy elevado nivel de empirismo. Sin embargo, el potencial de
abstracción de las mismas es más reducido que en aquellas. Poseen una incuestionable
vocación clínica y terapéutica, que prima sobre otras proyecciones del saber científico.
El aprovechamiento político-criminal, por ejemplo, del núcleo de conocimientos que
suministran no siempre se verá libre de grandes dificultades prácticas: y de sospechas
de todo tipo.
Aunque sea un error identificar estas teorías con el movimiento neo o poslombrosiano,
lo cierto es que son las más próximas a alguno de los ideales del positivismo
criminológico, pues parten de la premisa de que el hombre delincuente es “distinto”
del no delincuente (principio positivista de “diversidad”) y que en dicho factor
diferencial reside la explicación última de un comportamiento inaudito: el criminal. La
búsqueda de un trastorno, patología, disfunción, etc., es una característica común de
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todos los enfoques biológicos y el riesgo más acusado al que los mismos propenden:
confundir lo distinto, lo diferente, y lo patológico; atribuyendo indiscriminada e
injustificadamente a todo factor diferencial una no comprobada relevancia
criminogénica.
Constituyen las orientaciones biológicas el contrapunto de las teorías ambientalistas, la
otra cara de la moneda. La gran tentación a la que se hallan sometidas es la de
generalizar indebidamente, viendo relaciones de causa a efecto y leyes universales
donde, a lo sumo, sólo existe una correlación válida exclusivamente con relación al
caso concreto examinado.
Pero, con sus límites y condicionamientos, el enfoque biológico tiene su lugar y su
función en el seno de la Criminología científica interdisciplinaria. Porque cualquier
explicación científica del comportamiento humano, si quiere ser plenamente
convincente, ha de asumir la evidencia de que el individuo es un ser pluridimensional y
complejo, real, no una imagen ficticia, abstracta. El código biológico constituye, sin
duda, el punto de partida obligado y, al propio tiempo, la materia prima y pilar
fundamental del continuo y fecundo proceso de interacción, abierto y dinámico en el
que se inserta la conducta del hombre.
Si como parece – y contra lo que debiera suceder si fueran absolutamente válidos los
postulados ambientalistas -, el crimen no se reparte de forma homogénea en la
población, sino que se concentra en reducidos grupos, el enfoque biológico tal vez
pueda contribuir a la explicación de este fenómeno.
Teorías antropológico-criminales
Visión sumaria de la Teoría de Lombroso
La Antropología se define como la “ciencia que estudia el ser humano partiendo de la
relación entre su base biológica y su evolución histórica y cultural”.
La Criminología, en sus orígenes históricos, se halla estrechamente unida a la
Antropología. En una primera etapa, la Antropología se identificaba con la
Antropometría, ya que todos sus esfuerzos se orientaron a fundamentar una supuesta
correlación entre determinadas características o medidas corporales y la delincuencia.
Con LOMBROSO se diversificó tan estrecha óptica, abarcando las investigaciones
antropológicas otros muchos ámbitos y perspectivas: fisionómicos, organoscópicos,
biográficos, étnicos, genéticos, etc. No obstante, ha predominado en la Antropología el
enfoque antropométrico (búsqueda de ciertas medidas que faciliten, junto con otras
técnicas, la identificación del delincuente), así como el estudio de las costumbres y
hábitos de los criminales y la de los factores físicos que pueden asociarse al
comportamiento delictivo. Esto es, la evolución de la Antropología criminal parece
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haber apuntado más hacia una Antropología biológica que hacia una Antropología
cultural.
LOMBROSO veía al criminal nato como una subespecie, como un tipo antropológico
del hombre, una peculiar especie del género humano. Descubrió la existencia de
rasgos propios en la constitución humana, y afirmó que el delito es un fenómeno
natural que se da también entre los animales y las plantas. La primera explicación que
dio fue la del criminal natural por causas atávicas y describió rasgos comunes en los
monos primitivos y el hombre actual, sosteniendo la tendencia de reproducir ciertos
rasgos propios de los antepasados. Complementó esto con la descripción de los
delincuentes epilépticos, que también presentan rasgos atávicos o degenerativos, por
eso este delincuente actúa como un salvaje con accesos de furia gimiendo y
retorciéndose. Luego comprobó la carencia del sentido moral en los delincuentes, al
ser insensible moralmente comete los crímenes más horrendos. Estos tres tipos de
criminales lo son por causas de su propia naturaleza; pero luego, al considerar causas
externas, descubrió a los falsos criminales: los delincuentes pasionales y ocasionales.
Los principales progresos en el campo de la ANTROPOMETRÍA se debieron a A.
BERTILLÓN (1857-1914), hijo de médico y nieto de matemático, francés.
BERTILLÓN ideó un complejo sistema de medidas corporales, once inicialmente, que
unidas a la fotografía de los delincuentes, pretendía servir como instrumento de
identificación de éstos. El método despertó numerosas críticas y rechazos: “Su informe
se lee como si fuera un chiste”, le reprocharía uno de sus supervisores. Según su
creador, midiendo la estatura, la longitud de la cabeza, la del dedo medio, la máxima
de los brazos, etc., pudieron ser identificados muchos delincuentes que, en otro caso,
hubieran escapado a la acción de la justicia.
Criticada la teoría lombrosiana del delincuente nato, no es necesario advertir que el
bertillonaje sólo puede ser entendido como un método de identificación del
delincuente, unido a otras técnicas más modernas, en el marco de la Criminalística;
pero que, en modo alguno, aporta una teoría explicativa del hecho criminal.
Las investigaciones llevadas a cabo en el ámbito específico de la Antropología son, de
un modo u otro, tributarias de la herencia lombrosiana. Lo que no puede extrañar si se
repara en el amplio impacto del genial veronés en los restantes campos de la
Criminología. Ciertamente, no todos los antropólogos posteriores fueron lombrosianos
o neolombrosianos. Pero incluso los que discreparon del maestro, no pudieron
liberarse de su influencia.
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Un ejemplo de ello, se encuentra en las dos figuras más señeras de la Antropología
Criminal: el médico de prisiones inglés CH. BUCKAM GORING (1870-1919) y el
antropólogo de Harvard E.A. HOOTON.
GORING, a quien suele atribuirse la dirección de un valioso estudio biométricoestadístico: “El convicto inglés: un estudio estadístico”, publicado en 1913, es
conocido, fundamentalmente, como antropólogo que refutó la metodología y tesis
lombrosianas.
Sin embargo, su contribución a la Criminología general no debe ignorarse: potenció,
como nadie hasta entonces, el empleo del método estadístico; mantuvo una genuina
“teoría de la criminalidad”, original, en perfecta sintonía con las preocupaciones
actuales, ; sus investigaciones son un testimonio demoledor de la función
antipedagógica, criminógena, de las prisiones, que no discrepa esencialmente de las
tesis de CLEMMER; en el ámbito político-criminal y de profilaxis, GORING llegó a
proponer todo un programa de control del crimen, acorde con sus premisas: la
inferioridad hereditaria de la diathesis o propensión criminal”.
“El convicto inglés” fue la respuesta a un célebre reto de LOMBROSO, quien había
prometido abjurar de sus teorías si una comisión de expertos o encontraba signos
físicos, mentales y psíquicos significativamente diferenciales del examen comparativo
de tres grupos humanos: cien delincuentes natos, cien individuos con tendencias
delictivas y cien individuos “normales”. Se inició en 1901, concluyendo en 1909. El
equipo estaba integrado por diversos profesionales, entre los que se destacaba el
famoso experto en estadística K. PERSON. Se examinaron unos 3.000 delincuentes
convictos, todos ellos reincidentes, y el grupo de control no criminales lo componían
estudiantes de Oxford y Cambridge, pacientes de hospitales, militares, etc.;
analizándose, en términos comparativos, treinta y siete características físicas y seis
rasgos psíquicos.
El estudio “biométrico”, con sólido respaldo estadístico de GORING, no pretendía tanto
desmentir las tesis lombrosianas, como sí el método que utilizó LOMBROSO. Según
GORING, LOMBROSO se sirvió de un método “anatómico-patológico”, basado en la
observación directa, sin instrumentos de medición objetivos, que infería la supuesta
normalidad o anormalidad del individuo de los estigmas así detectados. En
consecuencia, estimó indispensable el método estadístico, el único que, a su juicio,
podía ofrecer mediciones precisas, fiables, reproducibles e independientes de los
prejuicios del investigador.
El resultado de esta investigación fue doble: por una parte, un rotundo desmentido de
la doctrina lombrosiana del delincuente como tipo físico propio, sui generis, en el
sentido antropológico; de otra, el sustrato empírico de su teoría de la inferioridad del
criminal, de base hereditaria.
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GORING no encontró los estigmas degenerativos a los que se refirió LOMBROSO.
Comparando el grupo de delincuentes con el grupo de control, no halló más anomalías
entre los primeros. Tampoco pudo detectar peculiaridades estadísticamente
relevantes contrastando otras características en uno y otro grupo (contornos nasales,
color de ojos, de la piel, zurdería, etc.). Las diferencias eran insignificantes, con una
sola excepción: el peso y estatura en todos los grupos criminales (excepto los
estafadores) suele ser ligeramente inferior al peso y estatura media de la población
general, constatación que satisfizo a GORING, ya que le permitió argumentar a favor
de su tesis de inferioridad hereditaria del delincuente.
“El convicto inglés” fue, durante lustros, una obra paradigmática en cuanto al rechazo
de las tesis lombrosianas; todo ello sin perjuicio del inevitable encanto y fascinación
que siguió despertando en los Estados Unidos, incluso, el mito del “tipo físico” del
delincuente. Las tesis lombrosianas, sin embargo, resurgirían en los años treinta
merced a la sofisticada y llamativa investigación del antropólogo norteamericano E.A.
HOOTON.
Teoría de ERNESTO HOOTON
HOOTON revisó la obra de GORING, criticando severamente su metodología y el
alegato que en ella se contiene contra los postulados lombrosianos. A su juicio,
GORING era un brillante estadístico, pero implicado en sus especulaciones cuasifisiológicas, alejadas de la realidad por la sofisticación y el prejuicio de sus análisis;
hasta el punto de minimizar o incluso desconocer diferencias efectivas que sus propias
investigaciones – las de GORING – habrían detectado entre delincuentes y no
delincuentes.
No pretendió HOOTON afirmar la inequívoa relevancia etiológica de ciertas
características físicas del criminal, sino la necesidad de que fueran examinadas y
reconocidas en términos “antropológicos”, completándose, de este modo, el enfoque
psicológico, sociológico y psiquiátrico del fenómeno criminal con una óptica tan
necesaria como pretendida.
Su obra “El criminal americano: un estudio antropológico”, publicada en 1939,
generosamente financiada y de impresionante apariencia, pasa revista a un total de
17.000 individuos – 14.000 reclusos y el resto un oportuno grupo de control – con toda
suerte de detalles en cuanto a mediciones y evaluación de éstas.
La tesis fundamental de HOOTON se resume así: el criminal es un ser orgánicamente
inferior, y el delito producto o resultante del impacto del medio en un organismo
humano de casta o rango inferior; de modo que sólo puede ser suprimido – el crimen –
extirpando el sustrato físico, psíquico o moral de dicha inferioridad, o mediante su
total segregación del medio social.
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Según HOOTON, existen diferencias significativas entre delincuentes y no delincuentes,
y, a su vez, entre los distintos subgrupos criminales. Los delincuentes serían inferiores
a los no delincuentes en casi todas las medidas corporales; en 19 de las 33 medidas
computadas podrían apreciarse diferencias ostensibles entre ambos grupos.
Para HOOTON, la inferioridad física es relevante, ante todo, porque aparece asociada a
la inferioridad mental, siendo causa de aquélla, probablemente, la herencia, no
factores circunstanciales o situacionales.
HOOTON, además, creyó poder constatar una clara correlación entre determinadas
características físicas y las diferentes clases de delincuentes: así, los individuos altos y
delgados serían proclives a la comisión de asesinatos y atracos; los altos y corpulentos,
homicidios, falsificaciones y estafas; los bajos, hurtos y desvalijamientos; los bajos y
gruesos, violaciones y abusos sexuales, etc.
Las conclusiones de HOOTON, sin duda, parecen hoy simplistas. De hecho suscitaron
toda suerte de críticas. En primer lugar, por el modo de convertir las diferencias
apreciadas entre los dos grupos: el de delincuentes y el de no delincuentes, en signos
inequívocos de la inferioridad de aquéllos. Su razonamiento es el ejemplo típico de un
razonamiento circular: la criminalidad le sirve para definir la inferioridad, acudiendo,
después, a esta última para predecir la primera.
En segundo lugar, porque no demuestra el carácter supuestamente hereditario de la
inferioridad física. Finalmente, por razones metodológicas: HOOTON parte de una falsa
clasificación de los delincuentes examinados, muchos de los cuales habían sido
condenados con anterioridad por delitos de muy distinta naturaleza que no tuvo en
cuenta. Y desconoció un dato importante: que en el grupo de control, en las diversas
muestras, había tantas o más acusadas diferencias aún que las que después entre
aquél y el grupo criminal o entre los diversos subgrupos de delincuentes.
Pero, contemplada su obra en el momento histórico que vivía la Antropología criminal,
el juicio no debe ser tan riguroso.
Teoría de la Constitución Delincuencial de DI TULIO
DI TULIO continuó la tradición lombrosiana, pero, también, supo acentuar la
importancia del examen clínico, psicofisiológico del delincuente. Examen este último
imprescindible para captar la dinámica motivacional del comportamiento delictivo y
como base integral para el diseño de los programas terapéuticos. Por ello, frente al
enfoque estático lombrosiano, el método “biotipológico constitucionalista” de DI
TULIO presta particular atención al proceso dinámico de formación de la personalidad.
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En su famosa obra “Antropología Criminal”, publicada en el año 1950, diseñó el autor
un “tipo” de delincuente de base “constitucional” y orientación “hipoevolutiva”, el
cual “por causas hereditarias, congénitas o adquiridas, presenta un escaso desarrollo
de las características individuales que se pueden considerar de más reciente
adquisición y de mayor dignidad evolutiva”. DI TULIO aceptó, también, otras tres
formas de constitución delincuencial: la neuropsicopática, la psicopática y la mixta.
El “delincuente constitucional” es delincuente básicamente porque debido a su
particular estructura biológica y psíquica tiene una mayor predisposición al delito que
otros hombres. Sería una predisposición a realizar actos delictivos debido a una
perversidad instintiva constitucional, y de esta perversidad provienen actos delictivos
más graves y persistentes de maldad y brutalidad. El autor no excluye el caso de una
perversidad adquirida debido a procesos que destruyen la conciencia moral.
Para DI TULIO la criminalidad no se hereda, lo que se hereda es la mayor o menor
predisposición para delinquir, y depende de la formación de la persona para
desarrollar o no esa predisposición. Definió a la “predisposición biológica” como la
“expresión de un conjunto de condiciones orgánicas y psíquicas, hereditarias,
congénitas o adquiridas, que disminuyen la resistencia habitual a las instigaciones
criminógenas, llevando con mayor facilidad al individuo al comportamiento
delincuente”.
BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL
La BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL es una disciplina científica que versa sobre el tipo de
humano donde se atiende en especial al predominio de un órgano o función.
Sería un estudio completo del tipo humano, a fin de llegar a una explicación unitaria
del delincuente.
Su premisa es que existe una correlación entre las características físicas del individuo y
sus rasgos psicológicos, entre tipo somático o corporal y tipo mental o temperamento.
Aunque LOMBROSO intentó establecer ya una cierta relación entre determinados
trastornos mentales y concretos estigmas físicos, sería injusto tachar de
neolombrosianos a todos los representantes de la Biotipología por el hecho de que
hayan constatado una correlación estadística entre características morfológicas o
constitucionales típicas y específicas manifestaciones delictivas, entre constitución
física y temperamento. De una parte, porque la influencia de LOMBROSO no se acusa
en todos los autores con la misma intensidad. De otra, porque afirmar, por ejemplo, la
significativa presencia del tipo atlético o del mesomorfo en la población criminal no
prejuzga nada. No significa, sin más, atribuir relevancia etiológica ni valor predictivo a
tal caracterización, sino advertir una constancia estadística que, puede tener toda
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suerte de explicaciones: entre otras, la decisiva influencia de los procesos de selección
social.
De las innumerables tipologías, cabe resaltar las siguientes, según las Escuelas:
Escuela Francesa:
En la Escuela Francesa se destacó SIGAUD, quien distinguía cuatro “tipos” humanos
según el sistema que predomine en los mismos (respiratorio, digestivo, muscular y
cerebral), sistemas que conectan, a su vez, con los cuatro medios principales
(atmosférico, alimenticio, físico y social). Cada tipo, según SIGAUD, tiene sus propias
características. Así, el “respiratorio”, presenta tórax, cuello y nariz largos, senos de la
cara desarrollados y particular sensibilidad a los olores. El “digestivo”, boca y maxilar
inferior grandes; ojos chicos y cuello corto, tórax ancho y abdomen desarrollados,
propios de individuos obesos. El “muscular”, desarrollo armónico de esqueleto y
músculos. El “cerebral”, figura frágil y delicada, frente grande y extremidades cortas.
Escuela Alemana: aquí sobresale KRETSCHMER (1888-1964), quien elabora una
clasificación tipológica muy conocida
Clasificación Biotipológica de Kretschmer
KRETSCHMER distingue por una parte, los tipos constitucionales “leptosomático,
atlético, pícnico, displástico y mixto”; y por otra parte, el tipo “esquizotímico, el
ciclotímico y el viscoso”, estableciendo las oportunas correlaciones e
interdependencias.
• Tipo leptosomático: de cuerpo alargado y delgado, cabeza pequeña, nariz
puntiaguda, caja torácica alargada y estrecha, tiene la piel pálida, tiene manos y
huesos delgados y hombros estrechos. Son los que tienen mayor tendencia
criminal, propensos a cometer hurtos, robos, estafas, delitos contra la moral y
violentos. Su criminalidad es usualmente de inteligencia. Son los que presentan
mayor reincidencia en el delito, son poco corregibles posiblemente debido a su
temperamento, frialdad y apatía.
A estos tipos leptosomáticos, pertenecen individuos con determinadas
características psíquicas, que son los Tipos Esquizotímicos: son nerviosos, irritables,
tienen una sensibilidad interior delicada pero expresan frialdad exterior. Son
tímidas socialmente, poco comunicativas, indiferentes e introvertidas, solitarias,
tienden a la esquizofrenia.
• Tipo atlético: personas de mucha musculatura, ágiles, de caja torácica grande,
abdomen tenso, hombros anchos. Ocupan el segundo lugar en relación a la
tendencia criminal. Cometen delitos violentos donde prima la fuerza bruta ya sean
atentados contra las personas, robos con violencia, violaciones y homicidios, es el
delincuente brutal por excelencia.
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A este tipo atlético, corresponden por característica psíquicas los Tipos Vizcosos:
son tranquilos, pasivos, tienen una vida afectiva estable, son poco sensibles a los
estímulos, pero tienen explosiones de cólera por lo que tienden a la psicosis
epiléptica, lo que los convierte en criminales rudos, brutales, primitivos y agresivos.
• Tipo pícnico: personas gordas, de abdomen prominente, cabeza redonda, rostro
ancho, tiene el cuello y tronco casi unidos. Son los de menor incidencia criminal.
Cometen delitos como estafas y menos delitos violentos. Presentan escasa
reincidencia y son más corregibles, lo que concuerda con su temperamento de
mayor adaptabilidad social.
A este tipo pícnico, corresponden por características psíquicas los Tipos
Ciclotímicos: personas extrovertidas, cordiales, amables, afectuosos, alegres; pero
cuando el tipo se exacerba, surge la modalidad “cicloide” y la enfermedad mental
correlativa, la ciclofrenia (maníaco-depresivo), de humor cambiante, son bipolares
(polos de alegría y tristeza).
A KRETSCHMER corresponde el mérito histórico de haber iniciado las teorías
somatotípicas. Su tesis, moderada, se limita a resaltar la “afinidad”
estadísticamente comprobable entre constitución somática o corporal y rasgos
temperamentales.
Clasificación Biotípica de Pende
PENDE pertenece a la Escuela Italiana, y elabora su tipología, considerando factores
endocrinológicos. Estudió la parte hormonal y celular de la persona en relación al
temperamento, y afirmó que la híper o hipo función de una glándula es lo que lleva a
la mayor o menor tendencia a delinquir. Distingue los siguientes tipos:
• Tipo Longilíneo-esténico: hiperfunción de glándulas tiroides y suprarrenales. Son
personas delgadas y fuertes.
• Tipo Longilíneo-asténico: escaso desarrollo muscular e hipofunción de las glándulas
suprarrenales. Son delgados y débiles de escaso desarrollo muscular.
• Tipo Brevilíneo-esténico: hipotiroidismo e hiperfunción de las glándulas
suprarrenales. Son personas fuertes, musculosas, de reacciones lentas.
• Tipo Brevilíneo-asténico: hipofunción de glándulas pituitaria y tiroides. Son gordos,
débiles y de reacciones lentas.
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Los somatotipos de Sheldon
SHELDON se destaca en la Escuela Americana, realizó su famosa obra “Variedades de
la Delincuencia Juvenil”, publicada en 1949, y mejoró considerablemente el soporte
metodológico de las teorías constitucionales. Representa una línea de investigación
dinámica, sometida a un complejo marco teórico y plural de factores integrados, cuyas
categorías el autor no aísla de cualquier posible interacción con factores ambientales.
Su enfoque tiene claras connotaciones embriológicas. Parte del blastodermo, unidad
celular de la que procede todo individuo, distinguiendo tres capas concéntricas que, de
dentro a fuera, reciben el nombre de “endodermo”, “mesodermo” y “ectodermo”. De
acuerdo con los datos que suministran la Embriología y la Fisiología del desarrollo,
elabora dos tipologías, “física” y “mental” – rasgos corporales y características
temperamentales correspondientes -, según el predominio del estrato en cuestión, de
los órganos o funciones que representa: las vísceras digestivas (endodermo), huesos,
músculos, tendones, etc., del sistema motor (mesodermo), tejido nervioso, piel, etc.
(ectodermo).
Según SHELDON, las características somáticas darían lugar a tres tipos:
• El tipo endomorfo: predomina la capa endodérmica, por ende tiene especialmente
desarrollado el aparato digestivo. Son lentos, gordos, de miembros cortos,
extrovertidos, sociables, amables, de temperamento cómodo, hogareños.
Frecuentemente anti sociales y delinquen con mayor frecuencia, su índice es
regular.
• El tipo mesomorfo: predomina la capa del mesodermo, por ende vemos la
predominancia de huesos, músculos, y tendones. Son firmes y fuertes, aventureros,
son enérgicos, atléticos, osados, agresivos, inestables, aman el dominio, el poder y
el riesgo. Son los que más delinquen.
• El tipo ectomorfo: predomina la capa del ectodermo, por ende vemos
predominancia del sistema nervioso y la piel. Son personas con un cuerpo frágil,
alargado y delicado con extremidades largas y delgadas, tienen poca musculatura y
de huesos finos. Son rápidos, introvertidos, solitarios, inhibidos, y son los que
escasamente delinquen.
La conclusión de SHELDON – predominio acusado del componente mesomorfo en el
grupo de criminales en comparación con el de control – fue pronto criticada.
Fundamentalmente por razones metodológicas: por el criterio con que se
seleccionaron los delincuentes, interesado y parcial, según algunos; por la imprecisa
definición de delincuencia de SHELDON; o incluso argumentando que los diferentes
grupos o variedades delictivas carecerían científicamente de relevancia ya que los tipos
no podrían distinguirse en función de índices somatotípicos ni psiquiátricos. Sin
embargo, lo cierto es que el equipo de SHELDON, ha venido haciendo un seguimiento
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concienzudo del grupo de 200 delincuentes de un centro de tratamiento en BOSTON, a
través de sucesivas evaluaciones a lo largo de los últimos treinta años y parece haberse
confirmado la tesis inicial: este análisis longitudinal evidencia que la muestra de
sujetos delincuentes apunta hacia el componente mesomórfico, mientras el grupo de
control, integrado por unos 4.000 estudiantes de un college americano, es menos
mesomórfico y más ectomórfico.
La obra de HARTL, MONNELLY y ELDERMAN, publicada en 1982 y que compila todas las
investigaciones somatotípicas, refrenda la opinión de SHELDON: “mientras la población
general suele distribuirse de forma simétrica en un hipotético mapa, la población
criminal se concentra en el cuadrante noroeste (mesomorfia), observándose sólo
contados casos en los restantes segmentos”.
GENÉTICA CRIMINAL
Se concluye el análisis de las explicaciones teóricas del delito de orientación biológica
con una referencia a los estudios llevados a cabo en el marco de la Genética, con tres
de sus principales exponentes:
• genealogías de delincuentes,
• estudios de gemelos y adopción y
• malformaciones cromosómicas.
La genética puede definirse como “la ciencia que estudia las leyes de la transmisión
de los caracteres hereditarios de los organismos”.
Los progresos de la Genética llamaron pronto la atención de las teorías de la
criminalidad, suscitándose el problema de la “herencia criminal”. ¿Cabe hablar, en un
sentido estricto, de una herencia “criminal”? ¿Cuáles son los factores hereditarios y
cómo influyen en la conducta delictiva? Dos datos, estadísticamente comprobados,
impulsaron las más diversas investigaciones: el significativo porcentaje de personas
unidas por un parentesco consanguíneo entre los enfermos mentales y la presencia de
un gravamen hereditario morboso o degenerativo muy superior en individuos
criminales que en no criminales, esto es, la denominada “herencia peyorativa”.
Los ámbitos preferentes de la GENÉTICA CRIMINAL serían los estudios sobre familias
criminales (genealogías-criminales, estudios estadísticos, etc.), estudios sobre gemelos
y adopción, y las investigaciones sobre cromosomas.
Aunque no todos los defectos ni componentes biológicos pueden atribuirse a
“herencia” – existen también “mutaciones” que se producen en el momento de
concepción, durante el embarazo, en el momento del nacimiento, o a lo largo de
vida del hombre – las doctrinas que ahora se examinan ponen especial énfasis en
trascendencia de la “carga hereditaria”.
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Origen
La Genética nació en 1866 con la publicación de las experiencias de MENDEL, siendo
actualizadas recién en 1900 por CORRENS, DE VRIES y TCHERMAK. Pero no fue sino en
1956 cuando recién se conoció la constitución cromosómica: 22 pares de cromosomas
hereditarios (autosomas), más una par de cromosomas sexuales (gonosomas). Cada
individuo posee en total 46 cromosomas.
Codificación Genética y Herencia de la Especie
La Genética distingue el genotipo del fenotipo. El genotipo es el conjunto de
caracteres recibidos por herencia; fenotipo es el conjunto de caracteres que
mostramos en determinado momento, es nuestra apariencia actual.
El genotipo queda definitivamente fijado en el momento de la concepción; los
caracteres posteriormente incorporados al individuo son ya adquiridos. El huevo o
cigoto que se forma apenas producida la fecundación y del cual resulta el nuevo ser,
está lejos de ser algo simple: contiene rasgos complejos y tendencias contradictorias.
El cigoto está integrado por caracteres recibidos del padre y de la madre, cada uno de
los cuales aporta el cincuenta por ciento del total. Esos caracteres pueden ser iguales o
no. Por ejemplo, es posible que el nuevo ser herede de sus padres la tendencia al color
verde de los ojos o que de uno reciba esta tendencia y, del otro, la tendencia a un
color distinto. En el primer caso, en relación con el carácter anotado, el nuevo ser es
homocigoto; en el segundo, es un híbrido o heterocigoto. Para la práctica, se puede
afirmar que es imposible que un ser sea homocigoto en todos sus caracteres;
poseemos aunque sea sólo en potencia, rasgos diferentes y hasta contradictorios
desde el primer momento de nuestra vida.
¿Cuáles de estos caracteres se manifestarán, serán mostrados, se convertirán en
fenotipo? ¿Llegarán a fundirse y combinarse para dar un resultado intermedio? Las
respuestas pueden adelantarse parcialmente tomando en cuenta las leyes
mendelianas sobre predominio y recesividad, aunque hay razones para pensar que
tales leyes no son tan rígidas en el hombre como en otros seres vivos inferiores.
A medida que el nuevo ser se desarrolla, actualiza las potencias genotípicas, las que, al
manifestarse, se tornan parte del fenotipo. Al nacer, el individuo está constituido por
una mezcla de caracteres hereditarios y adquiridos.
Lo anterior nos lleva a distinguir entre caracteres hereditarios y caracteres congénitos,
a veces confundidos inclusive por personas relativamente cultas que suelen hablar de
la transmisión hereditaria de la sífilis o de la tuberculosis.
Lo hereditario queda fijado en el momento de la concepción; pero, desde entonces
hasta el nacimiento, median corrientemente nueve meses. Durante ese lapso, el
embrión y el feto tienen ya un medio ambiente, el seno materno, a cuyas influencias se
hallan sometidos.
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Tales influencias están lejos de carecer de significación desde el punto de vista
criminológico pues pueden haber desviado, para el bien o para el mal, las potencias
genotípicas. Tienen importancia los casos en que las buenas disposiciones hereditarias
han sido dañadas o han empeorado las disposiciones malas; en ambos casos, el nuevo
ser nacerá en condiciones inferiores a aquellas en que se encontraría si mostrara
simplemente los caracteres hereditarios.
Entre las causas dañinas se hallan los golpes que pueden afectar al ser en gestación si
bien éste se halla bien protegido y no cualquier golpe lo perjudica; los traumas
psíquicos de la madre resultantes de fuertes emociones o estados de tensión; las
enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o la sífilis; los procesos tóxicos de la
madre, como los derivados del uso de alcohol, estupefacientes, medicamentos, etc.
Por tanto, no todo rasgo propio del recién nacido puede atribuirse a causas
hereditarias.
La “Codificación Genética” consiste en que el ser humano recibe de sus padres vía
gametos una información genética escrita en un lenguaje de cuatro letras (bases
nitrogenadas: adenina, guanina, timina y citosina, que componen el ADN, o material
hereditario), con las que se pueden formar 20 palabras (20 aminoácidos esenciales) y
con ellos escribir un número ilimitado de frases (las proteínas) que han de construir
infinitos libros diferentes (los individuos genéticamente irrepetibles).
Dotación cromosomática: número y clases de cromosomas
El cromosoma es la estructura celular responsable de transmitir los caracteres
hereditarios y se encuentran en el núcleo de todas las células de nuestro organismo.
Se considera que los cromosomas son lo que contienen los genes que tiene el papel
principal en la transmisión hereditaria. Una persona normal tiene en total 46
cromosomas, 22 pares son cromosomas hereditarios (autosomas) y un par son
sexuales (gonosomas). Es decir, en total tenemos 23 pares. Cualquier cantidad por
encima o por debajo de este número acarrea alteraciones.
Autosomas y Gonosomas
Los autosomas son cromosomas que deciden las características hereditarias, tenemos
44 autosomas o 22 pares, el hombre y la mujer aportan 22 cada uno. Los gonosomas
son los que determinan el sexo; tenemos 2 gonosomas, 1 aportado por el padre (que
puede contener información “x” o “y”) y 1 aportado por la madre (que siempre será
“x”). Si en la concepción resulta una unión “xx” el niño será de sexo femenino, si se da
una unión “xy”, será de sexo masculino.
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Alteraciones cromosómicas y Criminalidad
Los últimos avances biológicos en el examen de la criminalidad nos llevan al estudio de
las alteraciones en la formación de los cromosomas, ya sea por un exceso de uno o
más cromosomas o por la ausencia de uno de ellos.
Este estudio sobre cromosomas ha proliferado en las dos últimas décadas. A la vista de
las primeras investigaciones llevadas a cabo en internos y personas mentalmente
enfermas, se abrió la hipótesis de que un desajuste o disfunción cromosómica
condicionaría el comportamiento humano y por tanto, también el criminal. El elevado
número de malformaciones cariotípicas que se creyó haber hallado en la población
reclusa; los bajos índices de tales anomalías detectados, por el contrario, en la mujer; y
el impacto que los medios de comunicación produjeron al divulgar las malformaciones
cromosómicas de alguna célebre “carrera criminal”, contribuyeron, sin duda, al auge
de este tipo de investigaciones, entre las que se destacan las de CASEY, JACOBS,
WELCH, PRICE, GRAVEN, FOX, A. TELFER, R. DALY, J. NIELSEN, etc.
El criterio básico para diagnosticar dichas disfunciones o defectos es el número de los
cromosomas, “por exceso” o “por defecto”.
Las principales malformaciones observadas fueron:
Síndrome de Turner: (xo) mujer
Alteración cromosómica por la falta de un cromosoma específicamente un gonosoma
(xo). Vemos entonces, un total de 45 cromosomas.
Este síndrome, parece afectar sólo a una de cada cinco mil mujeres; y presentarían las
mismas anomalías físicas como una baja estatura (1,40 mts.), pecho ancho, manos
subdesarrolladas y útero pequeño o genitales infantiles, inmaduras sexualmente y
estériles. Vemos también una ausencia de la menstruación, anomalías en los codos,
rodillas. Algunas de las pacientes presentan una disminución en el rendimiento
intelectual. No están vinculadas a la delincuencia.
Síndrome de Klinefelter: (xxy) hombre
Alteración cromosómica por exceso, 47 cromosomas, por tener 3 gonosomas (xxy)
vemos un cromosoma femenino adicional.
Según algunos estudios podría afectar a un 2 por 100 de la población reclusa,
conllevando anomalías mentales, presenta una sintomatología distinta: circunferencia
torácica disminuida, caderas anchas, escaso vello en el cuerpo, piernas largas, atrofia
testicular. Parece asociarse a bajos coeficientes intelectuales, retardo mental y escasa
producción de espermatozoides, testículos pequeños, esterilidad, impotentes.
Físicamente son hombres altos y delgados pero también pueden llegar a ser obesos.
Cometen delitos pequeños.
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Síndrome de Doble “y” o el síndrome del súper macho (xyy)
Alteración cromosómica debido al exceso de un cromosoma. Y en el varón, así tiene un
total de 47 cromosomas pues tienen 3 gonosomas (xyy). Se caracterizan por tener
acné, calvicie, debilidad mental lo que los hace agresivos, sufren de desviaciones de la
personalidad, son inestables y afectivamente frustrados. Son varones muy propensos a
la criminalidad, con características de peligrosidad como precocidad criminal,
inadaptabilidad social, reincidencia. Cometen delitos sexuales y violentos.
Síndrome Triple “x”: (xxx) mujer
El síndrome de la “súper mujer”, alteración cromosómica por exceso, 47 cromosomas,
pues tiene 3 gonosomas, portan dos cromosomas x (xxx). Son mujeres muy fértiles que
pueden presentar un retraso en la pubertad, una menopausia precoz, alteración en el
ciclo menstrual, debilidad mental proporcional al número de cromosomas x.
Valoración de estas malformaciones cariotípicas
La valoración jurídico-penal de las malformaciones cariotípicas reclama particular
cautela. No obstante, bastaría con las normas contenidas en la mayor parte de los
códigos penales para ponderar, en su caso, la constatada influencia de aquéllas en el
comportamiento criminal enjuiciado.
La dificultad sería mínima en aquellos supuestos – frecuentes – en que la anomalía
genética aparece unida a determinadas patologías psiquiátricas que determinan la
exención o mitigación de la responsabilidad penal.
En los restantes, el problema no es jurídico-penal sino pericial: habría que demostrar la
relevancia efectiva en la conducta criminal concreta de la malformación cromosómica,
ya que éste es un “factor más, y su incidencia “causal” no puede presumirse.
En definitiva, pues, el estado actual de las investigaciones genéticas no permite hoy
aún aventurar un juicio seguro ni definitivo sobre el impacto real de determinadas
anomalías cariotípicas en el comportamiento del hombre. En todo caso – y hasta la
fecha – ningún trabajo científico y fundado ha podido mantener que el portador del
gonosoma “xyy” deba convertirse, por fuerza, en delincuente.
A lo sumo, se ha insinuado la existencia en el mismo de un riesgo superior al medio de
que su personalidad evolucione hacia pautas antisociales.
Es necesario pues, relativizar la relevancia de las investigaciones sobre anomalías
genéticas pues de ellas no se desprende, sin más, una asociación significativa entre
dotación genética (malformaciones genotípicas) y comportamiento criminal.
De una parte, tales investigaciones exhiben importantes deficiencias y limitaciones
metodológicas. Se ha estudiado mejor la relación que puede existir entre la herencia
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genética y la vulnerabilidad a ciertas enfermedades que al crimen. Dicho de otro
modo: la Genética se halla mucho más evolucionada que la Genética Criminal.
De otra, conviene reiterar que el ser humano no es sólo biología, ni herencia. Estas
constituyen sólo su materia prima, su punto de partida, pero la conducta del hombre –
y por tanto, la delictiva también – responde a un complejo proceso dinámico en el que
interactúan factores tanto biológicos como ambientales.
Gemelos
Los estudios de Genética, inicialmente orientados a la investigación de enfermedades
somáticas hereditarias, encontraron especial eco en el ámbito criminológico durante la
década de los años treinta, a raíz de la obra de J. LANGE, fisiólogo alemán, titulada “El
delito como destino”; produciéndose su vuelta a la palestra en la década de los
sesenta, sobre todo, gracias a la valiosa contribución del danés CHRISTIANSEN.
Los estudios sobre gemelos operan con dos datos: la mayor o menor semejanza de la
carga genética (gemelos “univitelinos” o gemelos “bivitelinos”) y los índices de
“coincidencia” criminal apreciados en los respectivos casos.
Gemelos Univitelinos
Son los gemelos idénticos, que se desarrollan a partir de un solo óvulo y un solo
espermatozoide, por lo tanto tienen genes idénticos, son del mismo sexo. Son también
llamados monosigóticos o idénticos, proceden de un solo óvulo o cigoto que en una
etapa posterior a la fecundación se divide para dar lugar a dos o más seres, que poseen
la misma carga hereditaria.
LANGE examinó a gemelos univitelinos nacidos de padre delincuente, tratando de
comprobar cuando uno de los hermanos había demostrado su predisposición delictiva
qué es lo que sucedía con el otro cuya carga hereditaria era idéntica. Tanto LANGE
como otros muchos autores hallaron una llamativa coincidencia en la trayectoria de los
gemelos: ambos serían delincuentes; coincidencia que en principio, parece
fundamentar la naturaleza hereditaria de la inclinación criminal. Pero, pudiendo
atribuirse tal resultado a la común influenciad de un normalmente idéntico medio o
entorno, dicha investigación debía contrastarse con un grupo de control: el mismo
experimento llevado a cabo con los gemelos bivitelinos; pues si la incidencia del medio
fuere decisiva, y dado que carecen de la misma carga genética, entonces los índices de
“coincidencia” (criminal) serían semejantes (muy altos) a los obtenidos con los
gemelos “univitelinos”.
LANGE luego de estudiar a 30 pares de mellizos bivitelinos y univitelinos, sacó la
siguiente conclusión: del estudio de 13 pares de gemelos univitelinos, 10 pares
concordaron en la conducta criminal, es decir que cuando uno de los gemelos había
delinquido el otro también lo había hecho. De 17 pares de gemelos bivitelinos, sólo
dos pares concordaron en la criminalidad. Sacó una conclusión terminante:
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“los mellizos univitelinos se comportan frente al delito de manera predominantemente
concordante, mientras que los bivitelinos se comportan frente al delito de manera
predominantemente discordante”.
De estudios como estos, se concluye el importante papel que juega la herencia entre
las causas del crimen, entonces si un gemelo delinque, en especial si es univitelino, con
probabilidad su hermano lo hará también.
SUTHERLAND critica severamente los estudios de LANGE, sosteniendo que el método
para seleccionar a los gemelos no estaba claramente determinado, más aún porque se
los había estudiado de adultos y el método más seguro de estudio sería desde el
nacimiento; además sostiene que si la criminalidad de los gemelos univitelinos se debe
a causas hereditarias, se tendría que haber investigado a sus ascendientes, que en
teoría habrían hecho la transmisión. SUTHERLAND ofrece dos explicaciones para la
concordancia en la criminalidad de los gemelos univitelinos y ninguna de las dos se
relaciona con la herencia: a) los gemelos univitelinos son seres anormales, quizá la
división del huevo primitivo pueda explicar las anormalidades criminales posteriores;
b) los univitelinos proceden en general de hogares con carencias económicas,
alcoholismo y relaciones ilegítimas, todo lo que significa un mal ambiente para los
niños.
Gemelos bivitelinos
Los gemelos bivitelinos provienen de dos óvulos fecundados por separado, por dos
espermatozoides al mismo tiempo, son de menor interés genético, son también
llamados gemelos fraternos y pueden ser del mismo y de diferente sexo. La
independencia de los procesos de fecundación hace que las combinaciones genéticas
sean tan variadas como la de los hermanos de diferentes edades. En este tipo de
gemelos el porcentaje de conducta semejante es mucho menor.
Desde la tesis fatalista inicial de LANGE (el crimen como “destino”) a las más recientes
y matizadas de CHRISTIANSEN, la Genética criminal ha puesto de relieve que el
problema de la herencia de la “disposición delictiva” es muy complejo; y que, en todo
caso, no es correcta la alternativa: “herencia” o “medio”. Los sucesivos trabajos
arrojan índices de concordancia menos optimistas y reclaman la consideración de otras
variables.
Por ejemplo, el mérito de aportación de CHRISTIANSEN reside no sólo en el número de
gemelos examinados: 6.000 pares, es decir, la totalidad de los habidos en Dinamarca
entre 1881 y 1910; sino en el hecho de haber partido de la población general,
descendiendo sólo después a la criminal, matizando y precisando la posible lectura de
los datos obtenidos. La ponderación y mesura de este autor, cuyo trabajo no pudo
llegar a concluir, se ponen de relieve cuando manifiesta que los resultados por él
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obtenidos no demuestran inequívocamente la tesis de LANGE sobre el papel
predominante de la herencia en la explicación del fenómeno criminal.
Familias Criminales
En puridad, se trata más de “tablas de descendencia” que de “árboles genealógicos”
completos, ya que, por lo general, estas investigaciones hacen un seguimiento de la
descendencia de una sola parte o línea, dejando sin considerar el influjo hereditario de
los demás descendientes; además, se contraen al análisis de una familia concreta y
determinada, excepcional, lo que no permite hacer extensivo los resultados obtenidos
ni generalizarlos dada la falta de representatividad de la muestra y la imposibilidad de
aplicar el método estadístico; reparos que se añaden al formulado desde la Sociología,
por cuanto no parece correcto imputar exclusivamente a la herencia lo que es
producto de una pluralidad compleja de factores (entre otros, el aprendizaje, la
influencia del medio, etc.) de los numerosos estudios sobre “familias criminales” (los
de GEILL, LUND, DESPINE, GORING, etc.) deben resaltarse el seguimiento que de la
familia JUKE hiciera DUGDALE; el de la familia Viktoria, por MONKEMOLLER; y la familia
Kallikak, por GODDARD.
Así DUGDALE hallo que el fundador de la familia Juke tuvo 709 descendientes, de los
que 77 fueron delincuentes, 202 prostitutas y propietarios de burdeles, 142
vagabundos, etc. MONKEMOLLER, de los 76 miembros de la familia Viktoria, sólo
encontró 8 que eludieron el camino del delito.
En tales resultados creyó verse una confirmación de las teorías hereditarias, ya que no
era fácil explicar, en otro caso, la elevada tasa de criminalidad de los descendientes de
una misma familia; índice lo suficientemente significativo como para que no pudiera
atribuirse sólo a factores externos y ambientales, ya que también otras familias
habrían estado sometidas a la presión de éstos sin que sus miembros demostrasen
tales inclinaciones criminales.
Sin embargo, y sin cuestionar la seriedad de tales investigaciones en su tiempo, no
pueden éstas demostrar que la degeneración, transmitida por vía hereditaria, sea
causa de la criminalidad: los altos índices de criminalidad de algunos grupos familiares
y clanes se explica fácilmente por razones distintas; por otra parte, el hecho de que
familias socialmente “cualificadas” produzcan asesinos o ladrones, o miembros de
familias “indeseables” sepan acomodarse a las exigencias comunitarias, parecen
desmentir la hipótesis comentada.
Endocrinología
Ciencia biológica que estudia la formación, función y efectos de las glándulas
endocrinas. Jurídicamente, tiene importancia por cuanto se pueden producir
anomalías somáticas y desequilibrios funcionales con consecuencias de tipo
criminológico.
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Busca explicar la conducta criminal basada en el funcionamiento anormal de las
glándulas de secreción interna (endocrinas). Estas glándulas son las que envían las
hormonas directamente a la sangre, los rasgos de la personalidad van a depender de
cómo funcionan estas glándulas, ya sea que estén hipo o híper estimuladas.
Diferentes tipos de glándulas
• Tiroide: es un acelerador biológico localizado en el cuello;
• Suprarrenales: están ubicadas encima de los riñones y son las que secretan
adrenalina que es la que actúan sobre el sistema nervioso;
• Sexuales: son en el hombre los testículos que producen espermatozoides y en las
mujeres los ovarios que producen óvulos;
• Pituitarias: están localizadas en la base del cerebro, es la hormona del crecimiento
y controla el metabolismo, regula la producción de hormonas por las glándulas
suprarrenales y la secreción de hormonas por la glándula Tiroide.
Caracterología
Rama de la psicología que estudia la personalidad y carácter (el modo de ser de la
persona o su temperamento) del hombre, las causas e influencias que lo determinan;
desde la constitución orgánica hasta la herencia histórica. El carácter es de naturaleza
moral, especialmente los rasgos más permanentes de significado ético y social.
Únicamente tiene sentido criminológico, cuando esa naturaleza, mal desarrollada y
desviada conduce al crimen. Puede ser el nervioso que responde a los estímulos y
reacciona en forma instantánea sin medir las consecuencias de sus actos; el colérico es
una persona emotiva, agresiva, que tampoco mide sus acciones; el apasionado, es
también muy emotivo, exagera en los sentimientos de amor, odio, celos, etc.,
reaccionan de forma lenta y madura, por ejemplo, homicidio premeditado y por último
los sanguíneos, que se dejan llevar por los gustos corporales como beber, comer,
saciar sus instintos.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 9
1- ¿Qué sostenían las escuelas las biológicas, las psicológicas y las sociológicas?
2- ¿En qué consiste la ANTROPOMETRÍA y quién fue su precursor?
3- ¿De qué trató “el convicto inglés” y cuáles fueron sus resultados?
4- ¿Por qué Hooton sostenía que el crimen sólo puede ser suprimido extirpando el
sustrato físico, psíquico o moral de la inferioridad del criminal, o mediante su total
segregación del medio social?
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5- ¿Quién expuso el método “biotipológico constitucionalista” para explicar la
constitución del delincuente y qué sostenía con dicho método?
6- Define biotipología criminal
7- ¿De qué trata la genética criminal? ¿Quiénes son sus máximos representantes?
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UNIDAD VII
ENFOQUE SOCIOLÓGICO
CAPACIDAD
• Comprende el enfoque sociológico de la criminología teniendo en cuenta los factores
que influencian la criminalidad de una sociedad.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Desarrolla en grupos de trabajo un resumen analítico sobre las Nociones de Sociocriminología y los factores que influyen en dichas concepciones.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 10: NOCIONES DE SOCIO-CRIMINOLOGÍA y FACTORES SOCIO
ECONÓMICOS DEL DELITO.
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SEMANA 10, UNIDAD VII
TEMA 10: NOCIONES DE SOCIO-CRIMINOLOGÍA y FACTORES SOCIO
ECONÓMICOS DEL DELITO.
ENFOQUE SOCIOLÓGICO
Nociones de Socio-criminología
Aunque es difícil brindar un concepto compartido pacíficamente que aprehenda qué es
la sociología criminal, diremos que puede considerarse como tal a la “ciencia que
estudia el delito como fenómeno social, es decir, la criminalidad, en toda su
complejidad, y la pena, en cuanto reacción social, en sus orígenes, evolución y
significación y en sus relaciones con los demás fenómenos sociales relacionados con
una y otra”.
Su objeto es determinar los factores sociales, económicos, educativos, políticos y
culturales que determinan o influyen en la actividad delictiva.
Factores socioeconómicos del delito
Factores estructurales de la criminalidad y el comportamiento antisocial
Para realizar un análisis criminológico y sociológico debemos partir del tipo de
sociedad en que nos desenvolvemos, porque las características socioeconómicas de la
sociedad, condiciona la superestructura y genera además los fenómenos
microsociales.
No podemos pretender explicar el crimen y el comportamiento antisocial o desviado
poniendo énfasis sólo en aspectos sociales aislados o en la crisis de valores, problemas
familiares, bandas de delincuentes, medios de comunicación alienantes, porque estos
aspectos aislados están relacionados con el tipo de estructura de la sociedad con sus
características socioeconómicas que son las que generan estos aspectos aislados o
causas inmediatas. Los factores sociales que se relacionan fundamentalmente con el
delito y la conducta antisociales son: los factores estructurales, porque dentro de la
realidad “macrosocial” se van a producir múltiples factores “microsociales”.
Factores microsociales del delito
Los factores microsociales son: la familia problema, la condición económica, los medios
de comunicación, escolaridad deficiente, desigualdades, religión.
“La familia problema”
Vemos una serie de situaciones familiares supuestamente inadecuadas que pueden
jugar un papel muy importante en el condicionar una conducta delictiva o antisocial,
sobre todo en los menores. Vemos que dentro de la familia se dan una serie de
interrelaciones sociales de carácter educacional, la familia es un agente socializador, es
el primer lugar de formación donde se transmiten valores, normas y costumbres.
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Ahora, ese grupo familiar se caracteriza por determinados aspectos negativos en lo
que se refiere a la formación de sus miembros, y como consecuencia puede a un
proceso de socialización inadecuado, en especial en los hijos. Este proceso de
socialización inadecuada en muchos casos puede facilitar comportamientos desviados
o criminales. Sin embargo, no toda “familia problema” originará o lleva a que sus
miembros cometan delitos o desarrollen una conducta antisocial, pero lo hace más
factible en cuanto está acompañada de otros factores igualmente negativos.
Familia incompleta
Llamada también hogar deshecho o familia rota y que puede ser la consecuencia del
abandono o deserción de uno de los cónyuges, el divorcio o bien el fallecimiento de
uno de los miembros de la familia. Esta circunstancia de la ausencia de un progenitor,
sobretodo del padre, origina necesariamente un desequilibrio en el hogar, bien sea de
tipo económico o por carencia de adecuada orientación y vigilancia de los menores
cuando el único progenitor tiene que trabajar.
Las investigaciones demuestran que las rupturas causadas por abandono o separación
de los padres, están más estrechamente relacionada con la delincuencia, ya que crean
un profundo resentimiento.
Familia numerosa y promiscua
Se trata de familias de bajos recursos económicos y con un gran número de hijos, lo
que origina fenómenos consecuentes de hacinamiento y promiscuidad, lo que genera
varias situaciones inadecuadas para el buen ajuste social y psicológico de los
miembros, en especial los hijos. Cuando el grupo familiar viven en condiciones de
hacinamiento, muchas veces residiendo en una sola habitación o dos, y donde los
mayores y menores tienen que dormir a veces en una sola cama, en promiscuidad,
existen una mayor posibilidad de ver una prematura incitación sexual o actividades
deshonestas por parte de los menores, favoreciendo a la formación de una
personalidad inadecuada. La promiscuidad es un factor criminógeno que produce
sobretodo delitos sexuales. Los casos de incesto y de hijas prostitutas son frecuentes
en estos medios familiares.
Familia Delincuente
También denominado hogar maleante y hogar criminal, se trata de una familia
presidida por una actividad delincuente, bien sea ocasional o habitual. Las
investigaciones modernas han probado que plenamente la importancia del contagio de
las conductas delictivas, contagio que no solo proviene de los padres, sino que también
puede proceder de los hermanos. Es evidente que si la actividad delictiva de uno o
ambos progenitores es de modo habitual, tendrá una influencia negativa en la
conducta de los menores del hogar ya que estos pueden practicar esos modelos de
comportamiento y correr el riesgo de caer también en conductas delictivas.
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Familia Inmoral o Deshonesta
Caracterizada porque uno o ambos progenitores u otros miembros adultos del grupo
familiar se dedican a la prostitución, prácticas homosexuales, falsa mendicidad, etc.
Estos modelos de comportamiento se califican como deshonesto o como conducta
desviada, y tienen una influencia negativa en los menores, los padres no pueden
educar debidamente a los hijos debido a su inmoralidad y transmiten esta inmoralidad
ya sea de manera directa o indirecta a los hijos.
Familia Viciosa
El vicio puede consistir en el uso de drogas, alcohol, juegos de azar, bien sea por el
padre, la madre, o ambos progenitores, u otros adultos que viven en el hogar, y que,
pueden extenderse a los hijos menores. En este caso, nos referiremos al hecho de que
el vicio sea frecuente, como el caso del abuso o dependencia de drogas, o al alcohol.
Esta circunstancia del vicio imperante en el hogar, repercute negativamente en la
conducta del menor, que no recibirá orientación adecuada, por la desorganización de
los padres, además de que carecerá de un modelo adecuado, hay también una falta de
autoridad y de figura paternal. Si los hijos absorben la conducta de sus padres, es
factible que se dedique igualmente al vicio y se encuentre aun más propicio para
ingresar en actividades delictivas.
Observación: en las familias problemas no necesariamente se presenta con una sola
de las características mencionadas, sino muchas veces vemos dos o más alteraciones,
la familia puede ser delincuente y a la vez numerosa y promiscua o viciosa, en todos
los casos hay que aclarar que siempre nos referimos a los riesgos de caer en la
criminalidad, tampoco debemos olvidar que existen delincuentes menores y adultos
que no provienen de una familia problema.
Condiciones Económicas y Delincuencia
La miseria y la pobreza de los hogares generan inevitablemente una serie de
necesidades insatisfechas, los integrantes del grupo familiar pueden tener necesidades
alimenticias, necesidades de vestido, necesidades de vivienda digna, necesidades de
recreo sano, entre otros. Ante estas diversas necesidades insatisfechas y el constante
estímulo consumista de nuestra sociedad, puede llevar a los miembros de un grupo
familiar con limitaciones económicas a reaccionar de diferentes maneras, dependiendo
del tipo de necesidad insatisfecha y del grado de responsabilidad que tiene en la
familia. Estas personas pueden optar en algunos casos por algunas formas de conducta
desviada o especialmente delictiva.
La condición económica le impide a los miembros de la familia satisfacer las
necesidades básicas de vida y esto puede llevar a la persona a delinquir, los factores
económicos que influyen son la depresión, la falta de trabajo, la desigualdad en la
distribución de la riqueza, entre otros. En nuestro país, podemos apreciar marcadas
desigualdades económicas, vemos que el fenómeno de miseria lleva a muchos
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menores a trabajar para contribuir con los gastos o las necesidades del hogar, se
dedican a vender diarios, loterías o a mendigar. Estos menores son débiles por
naturaleza y también muy influenciables y son más propensos a desarrollar una
conducta antisocial o delictiva.
Delincuente de Cuello Blanco
También conocido como el delincuente de “Guante Blanco” o de “Seda”, es la
criminalidad cometida por personas respetables, de alto status social, en cumplimiento
de sus funciones. El concepto ha sido ampliado y hoy se refiere sobre todo al respaldo
político económico de que goza el autor. Alguna de sus características son: el costo
social en lo que se refiere al daño y la investigación es mucho más alto que el de la
criminalidad convencional - casi siempre se investiga y sanciona con carácter
puramente administrativo, es organizada y profesionalizada - se mueve entre lo legal y
lo ilegal -, genera una reacción social menos negativa que la criminalidad convencional.
Medios de comunicación y Delincuencia
En los últimos tiempos, los medios de comunicación masiva han cobrado mucha
importancia en cuanto al impacto e influencia que estos tienen en la sociedad. El
interés de la criminología se centra básicamente en el contenido de lo que transmiten
estos medios de comunicación. Esto quiere decir que si los contenidos o mensajes que
se transmiten por los medios son de carácter negativo, influirán también en la
aparición de comportamientos desviados y delictivos. Los medios masivos de
comunicación que hoy día han alcanzado gran desarrollo son principalmente: la
televisión, el cine, la prensa y la radio, siendo la televisión la que tiene mayor auge.
En términos generales, el tipo de mensajes que se transmiten se caracteriza por
ofrecer imágenes de agresividad, violencia, valores superficiales, incitación al
consumismo, etc. Estos no son precisamente los modelos para un adecuado ajuste
social, no contribuyen a formar personas solidarias y realistas, sino más bien seres
individualistas y orientados hacia objetivos que muchas veces no logran alcanzar con
los medios lícitos que la sociedad permite, de este modo, vemos estímulos indirectos
que contribuyen en alguna medida a la aparición de conductas desviadas. Los
periódicos publican fotos de violaciones, descuartizamientos, etc., son un llamado a las
tendencias morbosas del hombre. A veces los medios son sensacionalistas, presentan
al delito como algo emocionante. Muchas veces intentan deformar la verdad o influir
en los jueces por medio de opiniones que se adelantan sobre la culpabilidad o
inocencia de tal o cual acusado.
BANDURA ve a los medios de comunicación, en especial a la televisión, como una de
las fuentes de aprendizaje, por imitación de la conducta agresiva. En términos
generales, los medios de comunicación masiva contienen elementos negativos que
pueden favorecer conductas desviadas, y a la par que juegan un papel importante en la
manipulación de las personas a favor del sistema capitalista; pero no podemos
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considerar la influencia de estos medios al margen de otros factores que pueden
resultar negativos.
Todo esto desde el punto de vista que incide con la delincuencia, sin dejar de resaltar
que los medios de comunicación juegan un papel sumamente importante en el
desarrollo de la democracia y en un Estado de Derecho.
Escolaridad deficiente y delincuencia
En este tema, se considera en primer lugar el fenómeno de que muchos delincuentes
presentan: un retraso o ausencia de escolaridad; en segundo lugar se considera que
existen medias educacionales inadecuadas y que contribuyen a la inclinación hacia
formas de comportamiento desviadas. Para algunos autores la escuela evita la
propagación de la delincuencia, dando a los individuos, desde niños, la formación
necesaria para que en el futuro puedan ganarse la vida honradamente. Otros en
cambio, creen que la escuela perfecciona a los criminales, que con el intelecto
despierto, mejoran sus técnicas delictivas.
Las estadísticas muestran que la mayoría de los internados en presidios y
reformatorios son personas incultas, analfabetas o individuos que dejaron sus
estudios. Pero no se puede establecer una relación inmediata entre el fracaso escolar y
la delincuencia, pues se deben tener en cuenta factores como: la falta de inteligencia,
de adaptabilidad, malas condiciones familiares, necesidades económicas. Hay formas
en que la escuela puede contribuir al aumento de la delincuencia: a) falta de educación
religiosa y moral: la escuela en general se limita a cultivar la inteligencia, olvidando la
enseñanza de valores morales y religiosos; b) falta de educación social y política:
existencia de causas que crean complejos, por ejemplo, cuando existen colegios sólo
para ciertas clases económicas o para ciertas razas, que lo único que fomenta es la
vanidad, los alumnos problemas.
Desigualdad y Delincuencia
Nuestra realidad es que existe una estructura económica-social totalmente injusta, con
tremendas diferencias entre los que casi lo tienen todo, que son la minoría, y la
inmensa mayoría que casi no tiene nada.
Esta situación engendra sentimientos de odio y sobretodo de envidia, que puede
terminar en peligrosos brotes de violencia. Las estadísticas carcelarias demuestran que
las clases sociales más bajas son las que producen los delincuentes y antisociales, pero
no podemos establecer una relación directa entre las desigualdades sociales y el
fenómeno delictivo, sin tener en cuenta el papel que juegan otros factores como la
situación económica precaria que le lleva a estos grupos sociales a habitar lugares de
escaso desarrollo cultural y con gran desorganización social, lo que a su vez influye en
que las familias de estos lugares tengan menos oportunidades de desenvolvimiento
cultural, y que algunos se desvíen de los patrones aceptados por las clases.
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A pesar de todo, no podemos sostener que existe una especie de destino que
determina que las clases menos favorables sean propensas a la delincuencia o una
ausencia de criminalidad en las clases acomodadas.
Sexo y Crimen
Las estadísticas siempre señalan el predominio de la criminalidad masculina sobre la
femenina. El hombre participa más de la vida fuera del hogar, lo que le da más
oportunidades de delinquir. Mientras que la mujer, corporalmente más débil,
desarrolla sus actividades en el hogar, y esto hace que su tendencia criminal
disminuya. En lo referente a las leyes, hay delitos definidos de tal manera que sólo los
hombres pueden cometerlos y donde la mujer es tomada como víctima, y no como
sujeto activo. Pero existen delitos típicamente femeninos como: el aborto, la
prostitución (en general), el homicidio por envenamiento, la castración, la suposición
del parto, etc.). Además muchos delitos de las mujeres escapan a las estadísticas, por
ejemplo, el aborto. Se ha comprobado que reciben con mayor frecuencia que los
hombres el perdón o rebaja de la pena, y reciben consideración en los juicios
(especialmente si están embarazadas).
Marginalización y criminalidad
Los grupos familiares se desenvuelven dentro de grupos sociales más amplios,
denominados por los sociólogos “grupos secundarios” que a su vez están integrados
por una gran cantidad de pequeños grupos primarios. Debido a la crisis económica y al
crecimiento poblacional vemos cómo se generan suburbios y barrios marginales que
influyen negativamente, en especial en los jóvenes, que pueden iniciarse en
actividades criminales.
Las posibles causas de la formación de estos barrios marginales son: a) inadecuado
desarrollo económico nacional; b) crecimiento demográfico acelerado; y c) bajo nivel
de vida en las provincias y la consecuente migración del campo a la ciudad.
Sobre una base económica muchas veces precarias, se van desarrollando estos barrios
marginales con una serie de características negativas, que favorecen al desarrollo del
delito: como viviendas inadecuadas, falta de atención médica, deterioro de la
estabilidad familiar, desocupación, subempleo, prostitución creciente, proliferaciones
de los bares y gran consumo de bebidas alcohólicas.
Religión y delincuencia
Hay quienes creen que la religión ayuda a disminuir la criminalidad, otros piensan por
el contrario, que contribuye a aumentarla; y por último algunos piensan que la religión
no tiene nada que ver en el campo criminal. Los que afirman la influencia beneficiosa
de la religión son aquellos que la profesan, sin embargo, BONGER ha afirmado que los
ateos son individuos más morales y menos delincuentes que los religiosos, porque
pertenecen en general a clases culturales más elevadas y son hombres de carácter por
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el hecho de ir en contra de la corriente. La religión puede dar lugar a que el número de
delitos aumente.
Creación de nuevas formas penales: vemos que se crean nuevos conceptos de delito
debido a la influencia de las creencias religiosas, consideran delitos a actos que
previamente no lo eran, el número de delitos aumentará, ejemplo: si se declara delito
la inasistencia a misa los domingos, es seguro que habría más delincuentes, pero no
porque hubiera aumentado el número de actos criminales, sino porque los actos que
antes eran penalmente irrelevantes, se califican ahora de otra manera. La superstición:
una religión malentendida puede derivar en la superstición y el fanatismo, fuentes de
numerosos delitos, ejemplo: prácticas de adivinanzas, brujería, hechicería venganzas
contra alguien a través de la brujería, idolatría, muerte y lesiones por celos
confirmados por un adivino. Ejercicio del culto: el cumplimiento del deber religioso
acarrea muchas veces a los fieles el incumplimiento de normas jurídicas y sociales,
ejemplo: los testigos de Jehová se niegan a honrar símbolos patrios y recibir
donaciones de sangre. El mismo fanatismo religioso lleva a cometer delitos,
fundamentados en la divinidad y en que luego de inmolarse por alguna causa se irán al
cielo (junto a Alá).
TEORÍAS SOCIOCRIMINOLÓGICAS O TEORÍAS SOCIALES DEL DELITO
Los aportes de DURKHEIM
EMILIO DURKHEIM considera que el delito es un fenómeno social normal y no
patológico. El delito debe ser aceptado como un hecho o fenómeno social normal, que
forma parte de la sociedad, es algo inevitable y el crimen una cuota tratable, forma
parte de la vida en la sociedad.
Con DURKHEIM surgen las llamadas Teorías de la “Anomia”; el término “anomia”
suele emplearse para designar ciertos estados de vacío o carencia de normas en una
sociedad, que producen, entre otros efectos, uno específico: generar conductas
desviadas en sus miembros. Dicha situación de crisis guardaría estrecha relación con la
estructura, organización y grado de desarrollo del tipo social.
Este enfoque macrosociológico surge con la obra de E. DURKHEIM en un concreto
contexto histórico: el de la sociedad francesa del siglo XIX, convulsionada por dos
“revoluciones” e inmersa en un acelerado proceso de industrialización y cambio social.
DURKHEIM contempló el nuevo marco estructural impuesto por la industrialización
con las mismas pretensiones que animaran a COMTE, fundador de la moderna
sociología: construir una sociedad racional y solidaria de las ruinas de la sociedad
tradicional, mediante un análisis científico del monumental cambio social
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experimentado. La “regeneración social” de una sociedad, como la francesa, altamente
“desintegrada”, “insolidaria”, constituía un objetivo prioritario.
Del problema se ocupó DURKHEIM en su primera obra: “De la división del trabajo
social”, publicada en 1893.
1) Para DURKHEIM, el proceso de cambio social debe examinarse a la luz de las
diversas “formas” históricas de organización social y de división del trabajo; de la
estructura social, por tanto, su evolución y grado de desarrollo.
Existirían a su juicio dos formas de sociedad: la mecánica y la orgánica.
•
La mecánica responde a los estadios más primitivos de la evolución social. Es
una sociedad autosuficiente, uniforme. Cuenta con una mínima división del
trabajo e idénticos valores compartidos por todos sus miembros. La solidaridad
social descansa en la uniformidad y los grupos que la integran se hallan
relativamente incomunicados entre sí.
• La sociedad orgánica, por el contrario, - más compleja, dinámica y
evolucionada, acusa una notoria división del trabajo: sus diferentes segmentos
dependen unos de otros. La solidaridad se obtiene de la diversidad de
funciones que desempeñan aquellos.
A juicio de DURKHEIM el Derecho cumple una distinta función en cada uno de estos
modelos de sociedad; y el crimen, en consecuencia, requiere también, una valoración
distinta.
En la sociedad “mecánica”, la ley preserva la solidaridad social reforzando la
uniformidad de sus miembros en torno al grupo. Por ello, la función del Derecho se
agota en la represión de toda conducta que se desvíe de las normas vigentes en un
momento determinado. En la “orgánica”, por el contrario, el rol del Derecho consiste
en regular la necesaria interacción de los grupos que la componen, arbitrando los
oportunos mecanismos restitutorios ante eventuales sucesos intolerables.
Por ello, según DURKHEIM, en tanto una sociedad permanece en su forma “mecánica”
el crimen puede reputarse “normal” en el sentido de que su ausencia significaría un
supercontrol patológico; pero cuando alcanza su posterior estadio “orgánico”, la
etiología y significado de aquél requieren un análisis distinto, pues guarda una relación
directa con determinada situación de “crisis” (anomia) que genera toda suerte de
disfunciones sociales: entre otras, el propio delito. Ambas ideas, la “normalidad” del
crimen y la “anomia”, serían desarrolladas por el autor en dos de sus obras más
conocidas, “Las reglas del método sociológico” (1895) y “El suicidio” (1897),
respectivamente.
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2) La tesis de DURKHEIM de la “normalidad del delito”, es sugestiva en su
fundamentación y fecunda en consecuencias político-criminales. El símil del
“dolor” como síntoma de “enfermedad”, constituye su punto de partida y puede
sintetizarse en dos proposiciones:
• Primera: la posibilidad de que se produzcan conductas “desviadas” es
inevitable, desde el momento en que la “convivencia social” se concibe como
convivencia “reglada” (las reglas sociales sólo son susceptibles de un
cumplimiento parcial).
• Segunda: las formas de la conducta “anómica” están predeterminadas, caso a
caso, por el tipo social dominante y su estado de desarrollo.
Toda sociedad, advierte DURKHEIM, mantiene su cohesión interna (“solidaridad
social”) mediante la presión que ejerce la conciencia colectiva (uniformidad) sobre sus
individuos (diversidad). Dicha presión admite los más diversos grados: desde la mera
reprobación “moral” de la conducta a la imposición de una “pena”. Pero
inevitablemente siempre existirá un grupo de personas, más o menos numeroso, pero
en todo casi identificable, que no satisfará las exigencias de uniformidad de aquella. El
costo que el resto de los ciudadanos paga al atender las demandas de la “conciencia
colectiva” será un decisivo factor de integración social, según DURKHEIM. Porque, de
este modo, adquieren una conciencia de identidad colectiva, y sobre todo, porque al
alinearse frente a los infractores, experimentan un sentimiento de superioridad
respecto a éstos, identificándose con lo considerado como “bueno y correcto”.
En consecuencia, razona DURKHEIM, la criminalidad cumple un importante rol en el
mantenimiento de la “solidaridad social”. De modo que el propio castigo del delito se
justifica no ya por razones de retribución o de prevención como por evitar la
desmoralización del ciudadano honesto. La pena hace ver a éste la utilidad de sus
sacrificios; mantiene su confianza y lealtad en el sistema; identifica como inferiores al
grupo criminal y refuerza el sentimiento de superioridad del grupo, funciones
trascendentales todas ellas que explican la necesidad de la pena.
Pero, además, según DURKHEIM, el crimen es normal en cuanta manifestación de la
“diversidad”, inevitable incluso en una sociedad “mecánica” y “uniforme”. No es
imaginable ninguna sociedad sin delito. La distinción entre conductas “criminales” y
conductas “inmorales” o de “mal gusto” es relativa, circunstancia; no existen unos
límites fijos preestablecidos, sino variables (auténticos vasos comunicantes) en función
de las exigencias históricas de la conciencia colectiva.
Para que en una sociedad dada dejaran de cometerse delitos sería necesario que los
sentimientos que éstos ofenden se encontrasen arraigados en todas las conciencias
individuales, sin excepción, y con el grado de fuerza necesario para contener los
sentimientos contrarios.
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Ahora bien, aun suponiendo ello posible, el crimen no desaparecería, cambiaría sólo
de forma, pues la misma causa que cegaría las fuentes de la criminalidad haría surgir
inmediatamente otras nuevas.
No puede olvidarse, añade DURKHEIM, que al vigorizarse la “conciencia colectiva” se
eleva también el nivel general de exigencias (lo decisivo no es la gravedad “intrínseca”
de la acción; sino la que le presta la conciencia común), así una aparente desaparición
del crimen conllevaría la definición como tal de conductas que antes no merecían
dicho rango por su escasa relevancia, del mismo modo que en un convento o en una
sociedad de santos las faltas más insignificantes se juzgan con una severidad que el
común de la gente reserva para los actos en verdad criminales.
Lo normal, pues, es que exista cierto volumen de criminalidad, variable según el tipo
social de que se trate. Porque una ausencia total de crimen sería “patológica”. Cuando
la presión de la conciencia colectiva asfixia la “diversidad” individual, crea un marco de
sociedad uniforme que hace imposible el progreso y el cambio social. En buena
medida, ciertos comportamientos desviados anuncian o anticipan el cambio, lo
allanan; el ejemplo de SOCRATES – y el de otros tantos – avala la función “innovadora”
del crimen, factor indispensable de la normal evolución de la moral y el derecho.
Una cita de DURKHEIM resume gráficamente el pensamiento del autor: “Clasificar el
crimen entre los fenómenos de la Sociología normal no significa solamente que sea un
fenómeno inevitable, aunque sensible, debido a la incorregible maldad humana, sino
que equivale a afirmar que constituye un factor de la salud pública, una parte
integrante de toda sociedad sana…”.
“En oposición a las ideas dominantes, el criminal ya no se nos manifiesta como un ser
radicalmente insociable, algo así como un elemento parásito, como un cuerpo extraño
e inasimilable introducido en el seno de la sociedad, sino que es un agente regular de la
vida social”.
3) DURKHEIM utiliza el concepto de “anomia” para caracterizar la crisis de la
sociedad francesa de su tiempo, cuyo vertiginoso proceso de industrialización y
consiguiente división del trabajo destruyera, a su juicio, la solidaridad tradicional
de la misma basada en la uniformidad.
Períodos cíclicos de superproducción seguidos de graves depresiones económicas;
huelgas y violencia laboral; y alienación del trabajador individual serían síntomas de
profundas disfunciones estructurales de una sociedad incapaz de regular
satisfactoriamente las relaciones entre “productores-consumidores” y “empresariosasalariados, obreros”; o de definir el significado del trabajo para el individuo.
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En su obra posterior, “El suicidio”, DURKHEIM desarrolla la teoría de la anomia, al
constatar estadísticamente que las tasas de suicidio se incrementan de modo
significativo tanto en períodos de depresión como de prosperidad económica;
aparente contrasentido que atribuye a la trascendencia no ya de la efectiva regulación
social de las interacciones económicas de los diversos grupos, sino de cómo percibe el
individuo sus necesidades y el modo en que son satisfechas. El suicidio no tiene su
origen en la pobreza, sino en una situación de crisis o desorganización colectiva;
cuando la sociedad no está en condiciones de ejercer el necesario “poder regulador”
que sirve de límite y moderación a las pasiones y expectativas individuales, pero que
hace posible, también, la satisfacción de las mismas en un contexto general de
equilibrio y armonía.
En la sociedad moderna, dichos “poderes morales” han experimentado una profunda
crisis, desmoronándose el entramado de reglamentaciones que aportaban coherencia
y equilibrio a sus miembros. Los poderes públicos asumen y practican el ideario del
laissez faire, dando rienda suelta a las incontroladas apetencias de las fuerzas
económicas, que se ven liberadas de todo límite. Dejan de ser un factor regulador y
moderador de la vida económica para convertirse en instrumento y servidor de ésta.
Explosiona la “apoteosis del bienestar”, convertido en fin supremo de los individuos y
sociedades. De este modo, se genera un estado de crisis permanente que deviene
normal (anomia).
Teoría Ecológica o de las Áreas Delincuenciales
La Escuela de Chicago
Esta teoría, fue elaborada fundamentalmente por los sociólogos norteamericanos
CLIFFORD SHAW, PARK, BURGESS y Mc. KENZIE, en 1924. Consideraron que la
criminalidad se distribuye de acuerdo a las diferentes zonas de la ciudad. Estos
partieron de la observación de la ciudad de Chicago donde observan que existen
barrios donde el delito se daba en mayor cantidad y otros barrios donde el delito se
presentaba en menor cantidad.
Básicamente esta teoría resalta el factor ambiental y su estrecha correlación con el
índice de la delincuencia, vemos que las características físicas y sociales de
determinados espacios urbanos generan la criminalidad y además explican la
distribución geográfica del delito por zonas o áreas.
La característica de los barrios con alta delincuencia o las áreas delincuenciales son: a)
zona industrial y comercial, donde se focaliza la delincuencia; b) vemos malas
condiciones de habitación, viviendas precarias; c) las personas viven en base a caridad
o asistencia social; d) vemos muchos inmigrantes y una diversidad de razas; e) carencia
del sentido de vecindad; f) vemos poblaciones heterogéneas donde prima una
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desorganización social que genera una cultura delincuente que se aprende y se
transmite; g) la delincuencia disminuye del centro a la periferia de la ciudad.
La aportación más destacada de la Escuela de Chicago discurre en el ámbito
metodológico y político-criminal:
1) Sus investigaciones de “campo” inauguran una tradición irreversible en la Sociología
Criminal, que ha ejercido notable influencia en posteriores estudios demográficos,
urbanísticos y ecológicos.
La Escuela de Chicago ha impulsado el análisis subcultural de la desviación,
permitiendo un mejor conocimiento de ésta “desde dentro” – desde el propio
mundo del desviado -, de los estilos de vida y cosmovisiones de las minorías, de los
mecanismos de aprendizaje y transmisión de sus valores y pautas de conducta.
El empirismo de la Escuela de Chicago, por último, ha impuesto el necesario análisis
estadístico de los datos policiales y judiciales relativos al crimen, enriqueciendo y
depurando el examen de éste.
2) Desde un punto de vista criminológico, ha resaltado las elevadas tasas de
criminalidad de las áreas pobres y deterioradas de la gran ciudad, advirtiendo, no
obstante, que dichas tasas no son consecuencia directa de condiciones económicas.
Esta teoría enfatiza en las características globales de estas zonas, pero no constituye
un análisis donde se explican las causas o el porqué existen estas áreas
delincuenciales, además existen individuos que residen en tales áreas y no llegan a
delinquir, así como hay personas que cometen actos criminales residiendo fuera de
tales áreas.
Pero aun cuando la idea de “desorganización social” es muy imprecisa – más
descriptiva que etiológica –y no se han verificado conexiones “causales” inequívocas
entre la criminalidad y aquellos “índices” o “factores” específicos, lo cierto es que la
Escuela de Chicago ha sabido poner de relieve los altos índices de delincuencia de
ciertas áreas que, en todo caso, atraen y polarizan los problemas sociales.
Teoría de la Asociación Diferencial o Desorganización Social (Sutherland)
SUTHERLAND considera que la causa principal del delito se encuentra en la
desorganización social y en los conflictos que de ella resultan. Aparecen modelos de
conducta criminal que son seguidos por las personas que tienen una receptividad
particular para ellos. A su vez, esa receptividad se halla determinada por otros agentes
sociales como la familia, la educación escolar, las influencias de la vecindad, etc.
SUTHERLAND ve la conducta criminal como el resultado del aprendizaje de un sujeto
mediante su vinculación interpersonal o un proceso de asociación con individuos que
ya son delincuentes. El proceso de aprendizaje no consiste sólo en imitar sino en que
realmente la persona debe aprender la conducta, se la debe asimilar.
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El aprendizaje comprende tanto las técnicas de comisión de delitos como el conjunto
de motivos, racionalizaciones y actitudes sobre el crimen. SUTHERLAND llega a las
siguientes conclusiones:
1) El comportamiento criminal como toda otra conducta se aprende, por lo tanto ese
comportamiento no es heredado ni es producto de patologías personales;
2) El aprendizaje se realiza por medio de la interacción con sujetos delincuentes en un
proceso de comunicación.
3) La parte principal del proceso de aprendizaje, es decir, aquella en que la conducta
criminal es adquirida, se realiza dentro de los grupos personales más íntimos. El
sujeto aprende tanto la manera de comportarse como la orientación específica de
motivos, impulsos, racionalizaciones y actitudes;
4) Una persona llega a ser delincuente con mayor facilidad si aprende más modelos
que favorecen la infracción de la ley que aquellos que la desaprueban. El individuo,
entonces, se transforma en criminal cuando entra en contacto con pautas delictivas
y se aísla de las antidelictivas;
5) Los contactos diferenciales pueden ser diversos en cuanto a su frecuencia, duración,
intensidad y prioridad;
6) La criminalidad no es fenómeno exclusivo de las clases sociales bajas, ni del pobre o
paupérrimo, como tampoco se debe a causas exclusivamente biológicas.
Teoría de la Dicotomía de Valores (KOBRIN)
En 1951 KOBRIN, preocupado por el problema de la delincuencia juvenil de Chicago,
observó que en las áreas de más elevadas tasas de criminalidad existía un auténtico
dualismo de valores o normas, los de la sociedad “oficial” y los de ciertas minorías.
Apartándose de los postulados de los ecologistas de la Escuela de Chicago, concluyó
que tales “áreas” no se caracterizaban por una ausencia de valores (deterioro,
desorganización social), ni siquiera por el predominio o hegemonía de las pautas de
conducta delictivas respecto a las de la cultura de la sociedad oficial, sino que en las
mismas coexistían ambos códigos axiológicos: el criminal y el convencional.
Los resultados de su investigación fueron:
a) De un grupo de personas adultas, que no habían cometido infracciones siendo
menores de edad, el 52% de ellos cometió algún delito en su mayoría de edad.
b) De un grupo de personas mayores de edad, que habían realizado actos
antisociales en su juventud, reincidió el 75% de ellos en su adultez.
El hecho de que los jóvenes antisociales no reincidan de adultos y que jóvenes no
infractores delincan en la adultez, sería explicable sólo si se acepta la existencia de dos
grupos de normas y valores en los cuales participen simultáneamente. Existe una
dicotomía (división) de valores (valores sociales y valores criminales). Esto significa que
existe una interacción de sujetos delincuentes con personas que no lo son.
A su juicio, las subculturas criminales se originan en una situación de hostilidad de
grupo. Son en definitiva, una expresión “colectiva” de las adaptaciones del individuo a
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las necesidades defensivas del “yo”. El conflicto cultural generado en esta situación se
reflejaría psicológicamente en la interiorización por el delincuente de una actitud
valorativa ambivalente, dualista, que acreditaría, por ejemplo, su destructividad
agresiva.
Se critica esta teoría porque no siempre una persona que comete un delito tiene
internalizado patrones de conducta o valores opuestos a los convencionales, salvo
ciertos delincuentes profesionales.
Teoría del Conflicto Cultural (SELLIN)
El Conflicto de Culturas explica el origen de la divergencia con base en el choque o
colisión entre dos o más tipos de pautas. El principal exponente de esta teoría es
SELLIN y su precursor es TAFT.
Los fundamentos de la misma son:
1) La delincuencia no se estudia como transmisión de modos particulares de
comportamiento, sino como el resultado de conflictos entre sistemas culturales
diversos;
2) La criminalidad también es producto del cambio social, de las contradicciones
internas en la sociedad, de las descomposición, de las relaciones tradicionales y
del carácter dudoso de estructuras heredadas;
3) Como el hombre se desarrolla dentro de determinadas pautas, que no
corresponden a todas las culturas, en el momento en que por accidente, por
emigración, por necesidad, etc., se encuentra dentro de una que no es la suya,
entran en juego, por lo menos, dos culturas que han depositado su contenido en
normas. En tal situación el hombre se adapta y actúa, pudiendo hacerlo
criminalmente;
4) El conflicto de culturas engendra choques en cuanto a pautas no sólo entre dos
hombres o dos grupos, o entre un hombre y uno o varios grupos, sino,
fundamentalmente, entre dos catálogos normativos que se reflejan en el derecho
penal. La imposibilidad normativa de acomodación, adaptación o asimilación
conduce a comportamientos divergentes, pues el grupo mayoritario (al que se
llega, por ejemplo) rechaza o impide el ingreso del minoritario (el que llega), con lo
cual se crean desviaciones, subculturas y conglomerados humanos pacíficos;
5) El choque cultural también puede surgir cuando, dentro del mismo grupo, una
persona recibe varias valoraciones y debe guiarse necesariamente por una de
ellas, que puede ser aceptada o no;
6) Como en esencia la criminalidad se refiere a las normas legales, interesa sobre
todo el conflicto normativo en que se halla el sujeto;
7) A mayor complejidad de una cultura, mayor posibilidad de influencia de varios
grupos diversos y, por tanto, mayor posibilidad de incidentes. Dicho de otra forma,
si la sociedad es culturalmente amplia y heterogénea, más se dificulta la
adaptación y la asimilación por cuanto no se recibe con claridad un influjo
dominante.
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Teoría de la subcultura delincuente
En la mayoría de los casos la delincuencia, se puede dar como una conducta
encaminada a la adquisición de bienes materiales por medios ilegítimos, considerando
la criminalidad como una reacción frente a la ausencia de oportunidades para
conseguir las metas económicas, los objetivos, las aspiraciones mediante el trabajo
personal u otros medios legítimos, recurriendo entonces o sustituyendo aquellos por
otros medios ilegítimos.
Los adolescentes con problemas familiares o escolares, con deseos de ser fuertes o con
ánimo de superar su status económico-social, se apartan de la vida cotidiana, se unen
entre sí porque más o menos convergen en pautas, y dan nacimiento a la subcultura.
Este grupo, se caracteriza por el abandono total o parcial de las metas mayoritarias y
por ser, en general, tolerado por el grupo social dominante.
Partiendo de que la estructura social no es homogénea, existen tres tipos de
subculturas:
a) La subcultura criminal: surge con facilidad en los suburbios o zonas en que la
delincuencia organizada está difundida (la mafia). En ella se obtienen modelos o
guías delictivos y se encuentran personas que han tenido contacto con medios
ilegítimos.
b) La subcultura conflictual: se acerca a los barrios o zonas con menor cohesión social
y de mucha movilidad, la violencia es un medio para obtener ciertos status social.
Su delincuencia es individualista, poco remunerativa y desprotegida (barrios de
negros, o de pandillas).
c) La subcultura abstencionista: la compuesta por aquellos jóvenes que no pueden
recurrir ni a medios criminales ni a la violencia, a causa de impedimentos externos o
de prohibiciones interiorizadas. Está constituida por el conjunto de personas que se
aíslan en busca de experiencias y formas de vida que se tornan en diversas y
peculiares conductas, como el consumo de drogas, el alcoholismo (drogadictos
inofensivos).
Contracultura: Con el término contracultura se hace referencia al grupo cultural que
quebranta las pautas mayoritarias o cultura madre. Estructuralmente coincide con la
subcultura, pero, a más del alejamiento de las normas generales, caracterizase por
atacarlas. YINGER adoptó la palabra para referirse a las subculturas en conflicto y en
contraste con las reglas de la sociedad global. El autor distingue los dos fenómenos:
mientras que la subcultura está formada por las normas tradicionales de una
subsociedad resultante de la movilidad, la contracultura es el resultado de la toma de
conciencia de un grupo involucrado en una situación frustrante y conflictiva, que
elabora un sistema propio de normas en contraposición con el dominante; así, al paso
que la subcultura no es disfuncional, la contracultura sí lo es, en tanto elabora
esquemas de conducta que se oponen a los previstos por la cultura dominante.
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Dado que la contracultura ataca la cultura mayor – porque nace para ello o porque una
subcultura se torna violenta – concluyese que: “la contracultura es aquella forma de
subcultura que profesa algunos valores, creencias, costumbres o normas de conducta
comunes, que generan represión social o legal de parte de la cultura dominante a la
cual se oponen”.
Teoría de la Delincuencia como fenómeno de masas
El delito de masas ha existido desde siempre: rebeliones de esclavos, súbditos, de
pueblos contra sus gobernantes, etc.
Así pues, el crimen en masa no es un fenómeno nuevo, lo que sí es relativamente
reciente es su análisis empírico, si bien, ya en el siglo pasado hubieron autores que
estudiaron este tema. De hecho, una de las definiciones más certeras fue la realizada
por S. SIGHELE en 1891 en su obra “La foule criminelle”: “la masa es un agregado de
individuos desiguales por excelencia, ya que está compuesta por personas de todas las
edades, sexos, clases y posiciones en la sociedad, de todo grado de formación y
moralidad; una acumulación falta por excelencia de organización ya que se forma sin
acuerdo previo, de improviso, repentinamente”.
Esta definición se refiere, sobre todo, a las revoluciones o revueltas, sirviendo también
para definir la delincuencia de masas. En la masa parece una cierta cohesión común,
una unión de los individuos de la que surgen comportamientos ajenos a la
personalidad de cada uno, motivados y justificados por la vivencia en la masa como tal.
Debido a la situación de anonimato que se crea dentro de la masa, se produce cierta
falta de responsabilidad, lo que da lugar a reacciones que escapan al control individual
creando circunstancias de alto riesgo.
Según Goppinguer, los elementos fundamentales de la masa son:
• Una multitud de personas con intereses similares que reclaman o reivindican algo
que consideran justo para ellas;
• Una tensión emocional. Durante la concentración de la masa se crea una situación
de expectación y alteración del ánimo.
• Una agitación generalizada. Los miembros de la masa se inquietan y excitan, en
ocasiones, violentamente, creando situaciones conflictivas.
• Cierta ansia de actividad dirigida contra una cosa o personas.
• La chispa que enciende el conflicto.
Las acciones de masas de cariz ideológico están sometidas a cierto peligro cuando las
personas que la forman tienen una personalidad poco consolidada porque de ser
meros espectadores curiosos, acaban convirtiéndose en simpatizantes interesados, y
finalmente, en miembros activos. Aquellos que están expuestos a un mayor riesgo son
los jóvenes no desarrollados intelectualmente pues, carecen de la superestructura
intelectual crítica y del adecuado control de sus emociones, unido al ansia desbordante
de actividad corporal y a la falta de dignos valores sociales.
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Dentro de la masa puede distinguirse aquéllos que son activos desde el principio y los
que se dejan llevar y se unen a la masa. Particular importancia tienen los individuos
que aprovechan los fenómenos de la masa para delinquir ya que utilizan la “coartada”
de la multitud para su provecho, causando daños, desórdenes colectivos, atentados
contra los miembros de las fuerzas de seguridad, lesiones o incluso, asesinato de
personas (que suelen ser opositores a la masa).
Asimismo existe la figura de aquél que sólo participa en la masa por curiosidad, porque
son arrastrados por la excitación o por miedo a que su actitud no participativa pueda
convertirlo en posible víctima de la masa. Se trata de individuos que apoyan a la
multitud porque se sienten “presionados” e intentan, así, evitar represalias.
En muchas multitudes existen agitadores “profesionales”. Saben cómo desenvolverse
en la masa, cómo “levantar” a los participantes de la misma contra determinados
objetivos: romper mobiliario urbano, policía, emigrantes, etc. Son personas peligrosas
que pueden llegar a originar graves enfrentamientos.
La “masa” crea una sensación de “poder irresistible”, idea de irresponsabilidad y
generalización inmediata de los casos particulares, de tal forma que el individuo se
hace omnipotente, impulsivo e incapaz de razonamiento.
Tipología de masas
Masas criminales y no criminales: conviene matizar que la facilidad con que una masa
pasa de una actitud lícita a una delictiva, se produce de forma súbita, y a menudo,
imprevisible.
Masas homogéneas y heterogéneas: dependiendo de los individuos que la forman.
Por regla general, cuanta mayor heterogeneidad, mayor peligro. Esto se debe a la
infiltración en la misma de sujetos ajenos a la motivación inicial de la masa y que
luego, aprovechan la agitación de ésta para provocar desórdenes, delitos, etc.,
buscando el beneficio de sus propios intereses.
Masas pacíficas y agresivas: pacíficas suelen ser sentadas o encierros, así como los
desalojos de vivienda. En un momento surge la chispa, que decíamos anteriormente y
se convierten en masa violenta, sobretodo, para impedir la actuación policial.
Una masa pacífica que suele terminar en masa agresiva suele ser la que produce corte
de calles o carreteras. En estos casos, el enfrentamiento, suele producirse tanto con las
fuerzas del orden como con los conductores que quieren atravesar la zona cortada.
Dentro de las masas pacíficas podemos incluir las huelgas, las manifestaciones y la
desobediencia civil, teniendo siempre en cuenta que, en un momento dado, pueden
convertirse en masas agresivas. Todo dependerá de las directrices de sus líderes y la
adecuada organización de las mismas.
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La masa agresiva por excelencia es la que desea el linchamiento de personas sin juicio,
ni sentencia previa. A estas situaciones se llega ante la falta de seguridad y la
impotencia en que se ven los ciudadanos frente a la falta de confianza de una justicia
rápida y eficaz. En consecuencia, estos tratan de administrar justicia por su cuenta
para defenderse de la criminalidad. En numerosas ocasiones, el linchamiento es
utilizado por otros motivos: racistas, religiosos, económicos, sociales.
Teoría de la Anomia de Merton
Como dijésemos al hablar de la teoría de la Anomia de DURKHEIM, la anomia es un
término que se utiliza para referirse a un estado donde hay un vacío o una ausencia de
normas en una sociedad y una desorganización social que produce entre otros efectos
la aparición de conductas desviadas.
R. K. MERTON continúa el análisis de la anomia, que define como “la mala integración
de las estructuras social y cultural”. Por “estructura cultural” entiende el conjunto de
metas, fines, propósitos e intereses establecidos como objetivos legítimos para todos
los miembros de la sociedad; y por “estructura social”, el conjunto de medios
institucionalizados hábiles para conseguir aquellos objetivos.
Es decir, en toda sociedad existen determinadas finalidades que sus miembros
pretenden, a la vez que maneras aceptadas de obtenerlas. Cuando alguno o algunos
de sus miembros se ven animados de unas mismas aspiraciones pero no tienen cómo
llegar a satisfacerlas, pueden recurrir a medios ilegítimos para lograr sus objetivos,
pudiendo surgir, entonces, la conducta divergente, y dentro de ésta, la delictiva. La
desviación equivale, así, a la utilización de mecanismos indebidos en aras de la
finalidad o meta cultural, ante la imposibilidad de usar los medios legítimos. Anomia
es, en síntesis, el desequilibrio entre estructura cultural (metas, fines, pautas, etc.) y
estructura social (los medios para alcanzar las metas).
A juicio de MERTON, la cultura norteamericana exalta como valor supremo la
acumulación de riqueza, símbolo de éxito y prestigio, de status social.
El dinero, por su carácter altamente abstracto, anónimo e impersonal, es el criterio
más adecuado para expresar esa meta: no importa de qué forma se ha obtenido (lícita
o ilícitamente), ni cómo se va a utilizar; no pone límites ni fronteras al “sueño
norteamericano”.
Esta parte, además, de una atractiva ideología “igualitaria” y “optimista” que convierte
en “deber” ciudadano la consecución de aquellas metas y condena al fracaso.
La familia, la escuela y la organización laboral disciplinarán psicológica y
sociológicamente al ciudadano medio para que siga confiando en unos objetivos
siempre fuera de su alcance y en unas promesas de recompensas que nunca se
cumplen, observa MERTON.
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La enfatización cultural del éxito económico, advierte MERTON, induce lógicamente a
los hombres a retirar todo su apoyo emocional a las normas institucionales: a la propia
“ética protestante del trabajo” que ensalza el trabajo duro, la honestidad, la
educación, etc., y condena la violencia y el fraude como métodos eficaces pero ilícitos
para conseguir la riqueza. “Importa conseguir el éxito, no interesa cómo”.
MERTON sostiene que hay 5 respuestas individuales ante este conflicto:
1) Conformismo: hay una conformidad en relación a las metas y los medios para
conseguirlas.
2) Ritualismo: se rebajan las metas de éxito hasta una medida en la que la persona
puede lograrla, debido a que los medios que tiene no son suficientes o adecuados
para alcanzar las metas en toda su magnitud. La persona sigue atacando las normas
institucionalizadas.
3) Rebelión: esta reacción surge cuando la persona considera que la sociedad no le
permite llegar a la satisfacción de sus metas por los medios legítimos, entonces se
sitúa fuera de la estructura social, la niega y trata de establecer un nuevo orden
social, reclama un verdadero cambio de valores.
4) Innovación: consiste en recurrir a medios ilegítimos o no aceptados por la sociedad
para poder alcanzar o satisfacer las metas o fines que se propone ya que no puede
contar con los medios socialmente aceptados, una forma frecuente de conducta
innovadora es el crimen.
5) Retraimiento: la persona rechaza tanto los fines como los medios que propone la
sociedad, busca aislarse de los mismos ya que le resulta inaccesible los medios
sociales, entonces sufren una frustración que también los lleva a retrotraerse,
suelen adoptar esta conducta los vagos, alcohólicos, drogadictos, etc.
Teoría del Etiquetamiento o “Labellin Approach”
Sus representantes son FRANK TANNENBAUM, HOWARD BECKER y EDWIN LEMERT.
Básicamente su pensamiento se basa en que “la criminalidad es el resultado de un
proceso de atribución de esta cualidad, es el resultado de un proceso de
estigmatización, la etiqueta criminal puede ser aplicada por la policía, tribunal, fiscales,
etc. Las normas como reglas de comportamiento son elaboradas por los grupos
sociales.
Labelling quiere decir “etiquetado” o “rotulado”. Esta teoría sostiene el
etiquetamiento de la persona como delincuente, se produce cuando la persona viola
las reglas o normas grupales, entonces se la considera como desviada desde el punto
de vista del grupo social.
El labelling approach tiene, tres niveles explicativos, cuyo orden lógico procede
invertir:
Impacto de la atribución del status criminal en la identidad del desviado
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Los teóricos del labelling se refieren a dos efectos concretos del etiquetamiento: la
estigmatización del desviado y la alteración sustancial de su identidad.
1) La mera etiqueta de “desviado” produce ya estigmas. El individuo se convierte en
un proscripto de la sociedad, que recibe pública condena. A menudo, ésta culmina
un verdadero proceso ritual de “ceremonias de degradación” que le aíslan de los
demás ciudadanos “honorables” y privan de toda suerte de beneficios sociales
(repercusión negativa en el ámbito familiar, vecinal, social, laboral, etc.).
El mero etiquetamiento no sólo aísla al desviado, le margina y proscribe,
sometiéndole a un trato social discriminatorio, sino que provoca una reconstrucción
biográfica o interpretación retrospectiva de su personalidad. El pasado y el presente
del individuo se examinan desde el mote de nuevo status (criminal) al que ha sido
adscripto.
De un joven etiquetado ya de “delincuente”, por ejemplo, todos (familia, maestros,
vecinos, autoridades, etc.) esperan una futura actividad criminal. Será el primero en
resultar detenido si se produce algún delito. Los padres de los otros jóvenes les
aislarán de sus hijos para evitar el contagio, con lo cual los etiquetados verán
coartadas sus posibilidades de participar efectivamente en actividades y grupos
convencionales.
2) Una ulterior consecuencia del “etiquetamiento” del individuo como desviado tiene
lugar en su propia identidad o concepto de sí mismo, cuando asume dicha imagen
de proscripto, se identifica profundamente con ella y redefine o reestructura su
personalidad de acuerdo con el nuevo status adquirido. En efecto, llegado a un
cierto punto, el individuo puede verse compelido a aceptar la etiqueta de desviado
como parte integrante de su personalidad, organizando un estilo de vida en torno a
la desviación.
Proceso de atribución del status criminal (proceso de selección)
Para los teóricos del labelling la definición de la conducta desviada no se resuelve
definitivamente en el momento normativo. Ni la aplicación de las definiciones legales a
la realidad – al caso concreto – es un problema secundario, de lógica formal
(subsunción). La ley configura tan sólo un marco abstracto de decisión, en cuyo seno
los agentes del control social formal llevan a cabo una función “creadora” propiciada
por el carácter “definitorial” de la criminalidad y la inaccesibilidad de la esfera del
delito. Los agentes del control social disfrutan de un amplio margen de
discrecionalidad en la selección que efectúan, produciéndose toda suerte de forcejeos,
pactos y transacciones.
Que se etiquete o no se etiquete a una persona como desviado, y en su caso, la clase
de etiqueta y el trato que pueda recibir después de una eventual detención, son
hechos que dependen de numerosas variables: de determinadas características
sociales (status individual y familiar, raza, clase social, etc.), de circunstancias relativas
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al hecho ejecutado, de la reacción pública al mismo, de las actitudes de los agentes del
sistema respecto al desviado y sus valores, etc.
En los últimos años se han llevado a cabo numerosas investigaciones con el propósito
de identificar los factores que influyen en la decisión de los agentes del control social
formal: policía, proceso, fiscales, jueces.
Particular interés tienen las que tratan de explicar por qué y cómo hace uso la policía
del margen de discrecionalidad que ostenta en el momento de adoptar sus
“decisiones” definiendo una situación como delictiva o no delictiva. Generalmente,
existen una pluralidad de factores que contribuyen: relativos, unos, a la persona del
infractor, o al denunciante; otros, a la estructura organizacional y operativa de la
Policía e incluso a circunstancias externas a la misma. Quién sea la víctima y cómo
presenta ésta su denuncia a la policía es otro factor relevante.
Con los aplicadores del derecho, los trabajos son menos concluyentes, pero también
existen influencias del etiquetamiento, aunque generalmente no pueda afirmarse que
del contenido de una sentencia se pueda comprobar.
El proceso de “criminalización primaria”: labelling approach y modelos de conflicto.
Una de las consecuencias del labelling approach es la necesaria revisión del modelo de
“consenso” como teoría explicativa del nacimiento de las normas legales. Desde
BECKER hasta los demás autores, coinciden en que el proceso de creación,
modificación o derogación de leyes poco tiene de natural, espontáneo y altruista.
“Sería ingenuo suponer – afirman – que las normas jurídicas proceden de un amplio
consenso social, y que se orientan a la efectiva y necesaria tutela de intereses
generales”.
Para el sector más radical del labelling approach, una conducta se vuelve delictiva
porque se prohíbe por la ley, y sólo porque ésta la “define” como delictiva, con
independencia de otros factores (valor o desvalor de la misma). Y la ley define a una
conducta como delictiva porque interesa tal definición a ciertos grupos, sin que
importen consideraciones ajenas a ellos (ej.: el bien común). Es pues, la misma
sociedad la que crea los delitos al aprobar leyes.
Implicaciones político-criminales
Los teóricos del labelling approach adoptan una postura crítica y maximalista respecto
al funcionamiento del control social. Aseguran que las agencias de éste estigmatizan y
etiquetan inevitablemente al individuo, incluso cuando se trate de instituciones y
programas que debieran rehabilitarlo o curarlo (ej.: programas de educación especial o
de recuperación mental). Ellos propugnan un auténtico “quietismo político-criminal, la
no intervención absoluta. Han inspirado dos programas alternativos:
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a) Los diversos programas diseñados para la rehabilitación del joven o el adulto,
pero al margen de los canales propios de la justicia penal.
b) Los “restitution programs”: para evitar el estigma inherente de un juicio, se le
ofrece la posibilidad al infractor de devolver a la víctima del delito lo sustraído,
de indemnizarla, o bien, de realizar algún trabajo útil para la comunidad.
Reflexiones críticas del labelling approach
Si bien al labelling approach ha aportado, sin duda, un análisis realista y dinámico de la
cuestión criminal, ha sido objeto de numerosas críticas y objeciones.
GIBBS por ejemplo, afirma que el labelling approach no está en condiciones de
distinguir la conducta desviada de la no desviada, porque no puede precisar a priori
qué requisitos han de concurrir para que la conducta y su autor sean o no etiquetados.
Otra crítica es la que centra la correlación necesaria y automática que establece el
labelling approach entre etiquetamiento y carrera criminal. Por ejemplo, existen
consumadas carreras criminales sin que el autor haya sido en absoluto “etiquetado”
por el control social formal. Y en sentido inverso: el etiquetamiento no desencadena,
por fuerza, siempre, una carrera criminal.
Por último, las numerosas investigaciones realizadas en torno al “etiquetamiento” no
pueden estimarse concluyentes. En la justicia penal, las características objetivas del
hecho cometido (nocividad, daño causado, etc.) siguen siendo más decisivas que
cualquier otra variable.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 10
1- ¿Qué se entiende por socio criminología?
2- Cita y explica brevemente los factores socio económicos que inciden en la
criminalidad
3- Cita los aportes de Durkheim en la explicación de la teoría del delito
4- De qué trata la Teoría de la Asociación Diferencial o Desorganización Social
(Sutherland)
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5- A tu criterio, ¿cuáles serían los factores que hacen que incremente el índice de
criminalidad en nuestra sociedad?
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UNIDAD VIII
ENFOQUE PSICOLÓGICO
CAPACIDAD
• Asimila las nociones y principios fundamentales de la Psicología y su influencia en la
Criminología.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
•
Trabaja individualmente elaborando un ensayo con los ítems relevantes de las
nociones de Psico-criminología.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 11: NOCIONES DE PSICO-CRIMINOLOGÍA, MINORACIONES DE LA
INTELIGENCIA Y CRIMINALIDAD, PSICOANÁLISIS, TEORIA DE HANS
EYMSECK, APRENDIZAJE SOCIAL, FRUSTRACIÓN-AGRESIÓN Y DELITO Y
REFLECCIÓN CRIMINAL.
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SEMANA 11, UNIDAD VIII
TEMA 1: NOCIONES DE PSICO-CRIMINOLOGÍA, MINORACIONES DE LA
INTELIGENCIA Y CRIMINALIDAD, PSICOANÁLISIS, TEORIA DE HANS
EYMSECK, APRENDIZAJE SOCIAL, FRUSTRACIÓN-AGRESIÓN Y DELITO Y
REFLECCIÓN CRIMINAL.
ENFOQUE PSICOLÓGICO
NOCIONES DE PSICOCRIMINOLOGÍA
La Psicocriminología es la ciencia que está orientada al análisis de todo aquello
relacionado a la explicación de las causas del delito y el comportamiento antisocial
desde el punto de vista psicológico. Básicamente es una rama de la psicología que se
preocupa por dar una explicación sobre las causas del delito y del comportamiento
antisocial o desviado desde un punto de vista psicológico.
El aporte real de la psicología se da cuando ésta se integra a la criminología y apunta
hacia el conocimiento de las causas del delito y plantea acciones para la prevención
real tanto de estos fenómenos sociales, como en las tendencias de la política criminal.
La psicología criminal intenta averiguar principalmente qué incide en la persona a
delinquir, qué significa para esta persona la conducta criminal y por qué no teme la
sanción, por qué la misma no lo inhibe del comportamiento antisocial.
La psicología frente al delito y al delincuente, aporta conocimientos, métodos y
orientaciones para:
a) Explicar las causas del delito y el comportamiento desviado o antisocial, es decir, un
aporte para la criminología; al integrarse la psicología a la criminología se constituye
en Psicocriminología.
b) El tratamiento psicológico del delincuente, y antisocial, aportando su acción en el
campo penitenciario y también en el tutelar, con miras a cooperar en el proceso de
readaptación y reeducación, tanto del delincuente como del menor infractor,
constituye lo que se denomina Psicopenología o Psicoterapia penitenciaria.
c) Ayuda a descubrir al autor criminal y antisocial, apoyando a la criminalística y a la
policía judicial científica, constituyéndose en la Psicocriminalística.
MINORACIONES DE LA INTELIGENCIA Y CRIMINALIDAD
Se parte del concepto de oligofrenia que básicamente significa escasa inteligencia, el
núcleo o la base de la anormalidad está en el escaso desarrollo intelectual de la
persona en relación con la edad cronológica que ha alcanzado. En la práctica vemos
dificultades para establecer un criterio de acuerdo al cual se determina cuándo la
inteligencia se encuentra retrasada. Se utilizan dos ideas en relación a la edad, la edad
cronológica que es la que se mide desde el momento en que la persona nace y la edad
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intelectual con la cual se mide la inteligencia común entre personas de determinada
edad. Cuando hablamos de minoraciones de la inteligencia nos referimos a trastornos,
anormalidades y a una disminución de la inteligencia ya que vemos un escaso
desarrollo intelectual de la persona con relación a su edad física. Sin importar el grado
de la minoración de la inteligencia, vemos que se caracteriza por: la pérdida de la
capacidad de abstracción, pérdida de la capacidad crítica y de autocrítica, de
concentración mental, de aprendizaje, es incapaz de conocer los valores morales y de
usarlos para frenar su conducta, en cambio predominan en él los componentes
temperamentales y las costumbres.
Cuando hablamos de minoraciones cuantitativas (cantidad) nos referimos a las
siguientes: idiota, imbécil, débil mental.
a) La idocia o idiotismo: 0-3 años de edad mental, tiene el más bajo nivel del
desarrollo intelectual. A estas personas le corresponde la inteligencia de un niño de
hasta 3 años de edad, son personas que no se pueden valer por sí mismas para
cumplir con las necesidades más fundamentales. La causa del idiotismo pueden ser
3, hereditarias, lesiones cerebrales y craneales, alteración en los reflejos, en los
instintos, falta de proporcionalidad corporal, esto le presenta dificultades en la
movilidad, tienen problemas para comunicarse y lo hacen de forma desarticulada,
los idiotas son inimputables en lo civil y en lo penal. La criminalidad está casi
exclusivamente relacionada con accesos de furia semianimal y los delitos suelen ser
graves: homicidios, heridas, lesiones, incendios, violación, etc.
b) La imbecilidad: 3-7 años de edad mental, las causas de la imbecilidad también se
pueden deber a la herencia, lesiones cerebrales o mal funcionamiento endócrino.
Le corresponde una inteligencia o desarrollo mental de un niño entre los 3 y 7 años.
Estas personas poseen ya algo desarrollado que es la memoria, lo que facilita
ciertos aprendizajes, y le permite desarrollar labores rutinarias y de poca exigencia,
así como expresarse relativamente bien verbalmente. Son inestables
emocionalmente lo que los hace irritables porque al tener cierto grado de
coeficiencia intelectual ya son conscientes de su inferioridad. Además de cometer
los delitos típicos de los idiotas (homicidio, lesión, violación, incendio), puede
cometer atentados contra el pudor, como actos de bestialismo, necrofilia, etc.
Debido a su inestabilidad y gran sugestionabilidad estas personas fácilmente
adquieren malos hábitos.
c) La debilidad mental: 7-12 años de edad mental, la minoración de la inteligencia no
es tan grave por eso vemos que generalmente los débiles mentales pueden vivir en
la sociedad normal, si bien con dificultades y dentro de actividades interiores:
pueden aprender a leer y escribir, así como las operaciones aritméticas básicas.
Domina sus músculos para bailar o realizar algunos trabajos manuales. Su
inferioridad, sentida de manera inconsciente, choca con sus deseos de sobresalir.
Estas personas explicar o racionalizan su propio fracaso en la creencia de la envidia
ajena y además vemos un sentimiento de resentimiento y venganza. Buscan una
autosatisfacción atrayendo la atención de los demás con todo tipo de actos
violentos o extravagantes. Su actitud violenta los puede llevar a la delincuencia y al
extremismo de todo tipo (político, religioso, deportivo).
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PSICOANÁLISIS
Origen
El psicoanálisis nace a fines del siglo XIX, debido a la necesidad en que se encontraba la
Psicología del momento, de solucionar algunos problemas viejos. Las experiencias de
CHARCOT y BERNHEIM ejercieron enorme influencia en las primeras concepciones de
FREUD, fundador y estructurador del Psicoanálisis.
BREUER utilizó la hipnosis para estudiar a una paciente que experimentaba ataques de
histeria cuando intentaba beber agua de un vaso. Extrajo la conclusión de que los
síntomas de histeria se debían a uno o varios traumas psíquicos anteriores. Concluyó
que bajo la hipnosis la persona recordaba cómo se origino el trauma que tenía
guardado en el inconsciente y cuando ésta hablaba sobre el trauma, se desahogaba y
lograba superar el trauma y así lo eliminaba y así este dejaba de actuar como la causa
de las reacciones anormales (en el caso de la mujer se debía a que su institutriz le hacía
compartir el agua con el perro). Descubrió también que existía en la mente una parte
consciente y otra inconsciente, y que la parte inconsciente afloraba a veces durante la
hipnosis, pero permanecía desconocida durante la vida normal.
Pero FREUD más adelante, tropezó con una dificultad: que no siempre lograba
hipnotizar al paciente. Utilizó entonces el interrogatorio a presión y así descubre que
existe una fuerza que se opone a exteriorizar los traumas y la llama “resistencia” y
luego hay otra fuerza que es la que hace a una persona olvidar el trauma, es también
la que se opone al recuerdo y se llama “represión”.
Llegó a la concepción de que el olvido no es un mero resultado del correr del tiempo,
sino producto de una labor activa, que lo reprimido no queda suprimido sino que
subsiste y por medio del psicoanálisis se busca establecer la conexión entre lo
reprimido y los síntomas que presenta la persona cuando se la hace consciente del
trauma, la persona se cura. Luego se utilizan los métodos de la asociación libre y de la
interpretación de los sueños.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
a) Principio de determinismo psíquico: todo fenómeno psíquico se halla estrictamente
determinado por otros. Ej.: el sueño, ninguna reacción es casual sino que están
determinadas por nuestra psique.
b) Principio del desplazamiento afectivo o transferencia afectiva: no hay estado
representativo alguno (percepción, imagen, recuerdo) que no tenga un afecto
adjunto. Ej.: el temor de contagiarse lleva al uso continuo de desinfectantes.
Ninguna imagen o recuerdo es aislada, todas se relacionan con algo afectivo que se
debe a un hecho vivido con anterioridad.
c) Principio de pandinamismo psíquico: la mente es el escenario de un juego de
fuerzas. Unas pueden sobreponerse momentáneamente a otras pero las
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reprimidas, no desaparecen, y pueden surgir indirectamente a través de los
mecanismos de compensación.
d) Principio de la tripartición de la personalidad adulta: las tres partes componentes
de la personalidad adulta son: el “Ello”, que sería la parte biológica e instintiva del
hombre, el “Yo” sería la parte consciente y está regido por la lógica fría y el
egoísmo; y el “Súper Yo” tiene la importante misión de adecuar al individuo a las
normas morales y sociales, sería el ideal de cómo debería ser la persona, es la parte
que no censura.
e) Principio de auto-compensación: lo reprimido, no está suprimido, vive en lo
inconsciente de nuestra mente y lucha por salir a la luz. Estas fuerzas, de sumarse
en forma continua, terminarían por crear un desequilibrio en la parte anímica.
f) Principio de la repetición: el psicoanálisis sostiene que las conductas tienden a
repetirse. Por eso, todo hecho pasado deja una huella, que será recorrida luego,
quizás después de muchos años, por otra conducta provocada en condiciones
similares.
PSICOANÁLISIS FREUDIANO EN CRIMINOLOGÍA: UN DELINCUENTE POR SENTIMIENTO
DE CULPABILIDAD
SIGMUND FREUD (1856-1939), neurólogo y psiquiatra nacido en Freiburg, pasó casi
toda la vida en Viena, a excepción de sus últimos años de exilio londinense. Figura
genial y controvertida, guarda por muchas razones un estrecho paralelismo con
Lombroso. “Bestia negra” de la Universidad de Viena, que le negó la utilización de sus
laboratorios (siempre fue “un profesor extraordinario entre los profesores
ordinarios”), padeció también el rechazo institucional de la Sociedad Médica, la
incomprensión y envidia de muchos. La fructífera etapa de FREUD en Francia, a partir
de 1885, con CHARCOT y BERNHEIM, le permitiría consolidar el punto de partida de
una fecunda línea de investigación: la hipnosis y sus posibilidades terapéuticas en los
pacientes histéricos. En 1908 organizó el primer congreso de psicoanálisis (Salzburg),
editando la primera revista sobre la materia. Dos años después fundó la Asociación
Internacional Psicoanalítica y, por invitación de ST. HALL pronuncia FREUD a lo largo de
1909 cinco importantes conferencias en la Clark University de Estados Unidos. Su obra
inmensa ha sido reunida en treinta volúmenes.
FREUD apenas se ocupó del crimen. Tal vez la referencia expresa y más significativa al
mismo se encuentra en un conocido pasaje que relaciona ciertos comportamientos
delictivos con un poderoso sentimiento de culpa; sentimiento inconsciente derivado
del complejo de Edipo, que precedería y explicaría la propia comisión del hecho
criminal; sería, pues, la causa de éste, no su resultado. No obstante, el pensamiento de
FREUD tiene gran interés para la Criminología porque aborda aspectos y dimensiones
del hecho delictivo con singular fortuna.
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El delincuente por sentimiento de culpabilidad
Este tipo de delincuente se originó en el caso de un intelectual de 34 años a quien
denominaban BRUNO, que había sido condenado a un año de prisión por algunos
hurtos de poca importancia. Ejercía la profesión de médico cirujano (pero en realidad
no lo era) y acostumbraba sustraer libros de medicina de las librerías para venderlos
luego con las etiquetas comerciales. Finalmente consiguió que lo encarcelaran y así se
sintió aliviado; estaba satisfecho, feliz y su comportamiento era excelente. Era
evidente que sus acciones tenían el fin de que lo llevaran a la cárcel ya que no intentó
impedir en ningún momento que lo descubrieran, vemos un deseo de ser castigado.
Mediante el psicoanálisis, FREUD descubrió que el sentimiento de culpabilidad tenía
fundamentos anteriores y más profundos, el hombre padecía del Complejo de Edipo:
“el niño experimenta una atracción sexual hacia el progenitor del sexo opuesto,
unido a un sentimiento de odio hacia el de su mismo sexo”.
En el criminal por sentimiento de culpa vemos que este sufre de gran angustia de
culpabilidad debido a que la persona no ha podido superar el complejo de Edipo (odia
al padre y desea a la madre) y el mismo busca un auto castigo. Este sentimiento de
culpabilidad ya existe con anterioridad, la culpa que siente la persona no deriva de
cometer el delito sino que justamente la persona comete un delito porque sabe que
esto conlleva una sanción y al ser castigado se satisface la necesidad de auto castigo
que yace en su inconsciente y la persona siente un enorme alivio. Entonces vemos que
la persona padece del complejo que no puede superar, y esto genera un sentimiento
de culpa que lo lleva a cometer un delito ya que será castigado y así consigue un alivio
psíquico. Para ello, como advierte FREUD, no tiene que “matar” al padre: muchos
comportamientos delictivos, por su contenido simbólico, expresan dicho odio a aquél y
deben interpretarse como “sustitutivos” del mismo. Y porque el culpable busca el
castigo inconscientemente, inconscientemente también comete errores en la
ejecución del crimen, deja pistas a la autoridad que puedan descubrirle, siente la
necesidad incontenible de regresar al lugar donde llevó a cabo aquél, y por último,
confiesa su culpa.
Para estas personas, la aplicación de un castigo o de una pena no sirven para
rehabilitarlas ya que ese castigo satisface la necesidad que tiene de ser castigada la
persona, se siente aliviada y la incitamos a cometer nuevos delitos ya que se vuelve a
regenerar la necesidad de ser castigado. Sólo cuando se lo deje de castigar tendrá una
expectativa real de convertirse en un individuo normal.
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TEORÍA DE HANS EYSENCK
1. Según EYSENCK, el comportamiento social se adquiere a través de un proceso de
condicionamiento, cuyo resultado final depende básicamente, de tres variables: la
condicionabilidad de cada individuo (esto es: la rapidez de adquisición y la
resistencia a la extinción de las respuestas condicionadas, lo que, en buena medida
depende del código genético de la persona), el grado de condicionamiento y el
modelo de éste. La condicionabilidad, para EYSENCK, guarda una estrecha y
significativa relación con la introversión, a mayor introversión mayor
condicionabilidad. Los delincuentes, por ello, serían personas más extrovertidas –
peor condicionadas – que la población general. Y los psicópatas, quienes exhiben
más elevados niveles de extroversión y neuroticismo (el neuroticismo, según
EYSENCK, potencia la condicionabilidad de los introvertidos y los defectos de
condicionabilidad de los extrovertidos).
El modelo de condicionamiento de EYSENCK reconoce que la conducta criminal se halla
fuertemente influenciada por factores genéticos, como lo están, también, otras
variables de la personalidad.
Pero el proceso de socialización – y el defectuoso condicionamiento del individuo –
desempeña un papel decisivo en la génesis de la conducta delictiva. La calidad de los
condicionamientos, el propio grado de condicionabilidad del individuo y las técnicas de
educación empleadas con el mismo explican que unos inhiban los comportamientos
delictivos y otros no.
Según EYSENCK, el niño va asociando el castigo (“estímulo incondicionado”) a las
conductas prohibidas (“estímulo condicionado”) y, de este modo, poco a poco, forma y
desarrolla una “conciencia” o “reacción condicionada” de miedo y ansiedad ante
comportamientos semejantes en el futuro: esto es, una instancia de control interno,
autónoma, que actuará en lo sucesivo como factor disuasorio. Podría parecer poco
eficaz y seguro dicho mecanismo de condicionamiento – continúa EYSENCK – en
comparación con las poderosas resistencias contingentes a los actos delictivos. Y sin
embargo, no lo es. El condicionamiento explica un importante sector de la conducta
socializada del ser humano. Investigaciones empíricas con animales han demostrado,
además, que su impacto puede ser asombroso. Según el autor, la intimidación penal es
mucho menos efectiva que el condicionamiento clásico.
2. La conducta delictiva, por otra parte, guarda estrecha relación con la personalidad,
ya que ésta juega un papel destacado en el proceso de condicionamiento del
comportamiento social según EYSENCK. A juicio del autor, la variable de la
personalidad que influye más en aquel proceso es el mayor o menor grado de
activación cortical del individuo, que es más elevado en las personas introvertidas
que en las extrovertidas.
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Los extrovertidos exhiben bajos niveles de activación cortical, son más rápidos en el
desarrollo de la inhibición reactiva y disipan ésta más lentamente. Por ello, los
extrovertidos se condicionan y socializan peor que los introvertidos en rapidez e
intensidad. Y la predicción apunta a más elevados índices de conductas criminales en
los extrovertidos.
La segunda dimensión: el neuroticismo, se asocia a labilidad emocional, inquietud e
hipersensibilidad. Su base física reside en el sistema nervioso o autónomo lábil de los
individuos de elevado neuroticismo, propensos a reaccionar fuertemente, con
acusados síntomas de ansiedad a los estímulos dolorosos. Índices significativos de
neuroticismo interfieren los procesos de aprendizaje social, de modo que las
predicciones de EYSENCK asocian los mismos a la criminalidad.
En la segunda edición de “Crime and Personality” cita ya una tercera dimensión: el
psicoticismo. Los individuos de significativa puntuación en la misma exhibirían perfiles
semejantes a los del psicópata: sujetos solitarios, insensibles, inhumanos, hostiles
hacia los demás, crueles, necesitados de nuevas sensaciones, etc.
Para EYSENCK pues, es obvio que existe una relación inequívoca entre
comportamiento delictivo y puntuaciones elevadas en extraversión, neuroticismo y
psicoticismo, “prescindiendo de las grandes diferencias políticas, sociales y culturales
entre los diversos países”.
3) También según EYSENCK, es necesario ponderar la incidencia de factores
situacionales, que determinan el grado y tipo de condicionamiento, junto a la
condicionabilidad individual.
El modelo de EYSENCK es rico en consecuencias en orden a la prevención de la
criminalidad y el tratamiento del delincuente.
Para el autor, el sistema educativo desempeña un rol decisivo en la prevención del
delito. Un desmedido culto a la permisividad perjudica la efectividad del proceso de
socialización porque restringe el número de ensayos de condicionamiento al dejar de
castigar adecuadamente conductas negativas del niño.
4) En cuanto al tratamiento del delincuente, sugiere el autor tres criterios: a)la
conveniencia de incidir, de modo directo (mediante drogas), en el sistema
nervioso del penado, o con idénticos procedimientos cuando éste padece alguna
disfunción endócrina; b)acudir a técnicas de modificación de conducta sobre la
base del denominado condicionamiento operante (ej.: economía de fichas), si bien
tales sistemas no ofrecen perspectivas esperanzadoras una vez que el recluso se
reincorpora a su medio originario; y c) situar los programas de tratamiento
rehabilitador en el marco de regímenes abiertos, donde parece deben ser más
eficaces y operativos.
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Crítica a su teoría
Se ha reprochado a EYSENCK que no precise respecto a qué tipo de delitos y de
delincuentes tiene validez su modelo teórico; la indeterminación del sustrato genético
del mismo, así como la consistencia conductual derivada de sus postulados; confunde
el factor genético con factores ambientales-culturales (ej.: estilo de educación
recibido); que relacione la pobre socialización o pobre condicionamiento con la
criminalidad. Se argumenta que la teoría de EYSENCK sirve para explicar el aprendizaje
de la conducta criminal, marco en el que los factores de la personalidad operan como
factores predisponentes; pero no convence en el momento de explicar el por qué se
comete el hecho delictivo y por qué el autor reitera, mantiene y conserva el
comportamiento ilegal.
TEORÍA DEL APRENDIZAJE SOCIAL O IMITACIÓN SOCIAL DE BANDURA
La tesis de ALBERT BANDURA plantea que muchas formas de comportamiento humano
y entre ellas la violencia y la agresión en sus diferentes manifestaciones, se adquiere
por la imitación de modelos observados o a través de experiencias ejecutadas
directamente.
Afirma que las personas no nacen con repertorios prefabricados de conducta agresiva;
deben aprenderlos de una u otra forma. Las personas suelen adquirir estilos agresivos
de conducta, ya sea por la observación de modelos agresivos o por experiencia directa
del combate. El aprendizaje no es automático por la simple observación sino que son
importantes otros procesos como: la atención de los rasgos esenciales de la conducta
ejecutada; la retención del comportamiento observado, ya que si la persona olvida el
evento no tendrá efecto en el aprendizaje; el ensayo o reproducción mental del suceso
observado, para cometer luego delitos análogos.
BANDURA realizó un experimento sobre el aprendizaje y la agresión de los niños en
preescolar donde les muestran una película donde una persona golpea, tira y pega a
una muñeca. Luego pone a los niños en habitaciones separadas y los que habían
observado la película imitaron el comportamiento del adulto e incluso idearon nuevos
modos de golpear a la muñeca; los que no habían observado la película no
manifestaron ninguna de las conductas agresivas del adulto, así demuestra que los
niños aprenden formas de conducta agresiva observando a los demás.
FRUSTRACIÓN – AGRESIÓN Y DELITO
DOLLARD efectuó los primeros estudios que plantearon una correlación entre
frustración y agresión. La idea central decía que cuando la persona sufre o siente una
frustración tiende a reaccionar de forma agresiva y esto lo puede llevar a cometer
delitos. La frustración es entendida como la situación experimentada por una persona
al producirse un bloqueo o dificultad que impide el logro de sus objetivos. Inicialmente
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su teoría sostenía que toda frustración provocaba una agresión y que toda agresión
presuponía siempre la existencia de una frustración.
Para PETER HEINZ es preciso hacer una distinción entre: A) las frustraciones cuyas
consecuencias agresivas se dirigen hacia el agente frustrado; B) las frustraciones que
provocan una agresividad tan fuerte que aparentemente no tienen un objeto racional;
aquí se ha desarrollado la hipótesis del llamado “chivo expiatorio” en donde la
agresión va dirigida hacia una persona inocente que no tiene nada que ver con el
fenómeno frustrante.
Además, las frustraciones pueden generar no sólo violencia física, sino también
algunas otras manifestaciones emocionales. Hay que aclarar que no toda agresión es
producto de una frustración, sino que puede ser efecto del aprendizaje en algunos
casos. La intensidad de la frustración conlleva a diferentes formas de agresión. Así, en
las conductas agresivas más extremas, como el homicidio, se han hecho estudios
vinculados al nivel de tolerancia a la frustración. Cierto tipo de homicidios se
explicarían en base a tres factores:
a) En función de las circunstancias frustrantes.
b) El contacto repetido del homicida con la persona a la que se considera frustrante.
c) La predisposición innata o adquirida de sentir a la frustración como algo
intolerable y que no se puede soportarlo por mucho tiempo.
REFLEXOLOGÍA CRIMINAL
Tiene su antecedente en IVAN PAVLOV, que estudió el sistema nervioso central y los
reflejos condicionados. La teoría supone que la conducta criminal es una resultante
condicionada por los estímulos del medio ambiente físico-social y particularmente por
el medio que circunda al delincuente (subcultura delincuente).
En esta dinámica de interacción entre el organismo y su medio, se generan una serie
de conexiones temporales asociadas a conexiones permanentes (sexo, defensa,
alimentación, etc.). Ya en este plano se introduce la noción de “reflexología criminal”.
Existen dos leyes de conducta delictiva:
a) Las necesidades innatas, conexiones permanentes o reflejos incondicionados, se
satisfacen en un ámbito cósmico determinado, ya sea la familia, la escuela, el club.
b) La conducta criminal que es consecuencia de conexiones temporarias, no
constituye un fenómeno irreversible por lo cual se puede tratar eficazmente con
aplicación psicosocial.
El hombre equivale a una máquina que actúa según las manipulaciones a las cuales es
sometido, el delincuente es el resultado del condicionamiento de estímulos del medio
ambiente físico y social pero particularmente del que lo rodea. El hombre desprovisto
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de conciencia no es más que un conjunto de reflejos manipulados desde el exterior.
Las acciones son respuestas de los estímulos que se recibe y si queremos explicar la
conducta de la persona debemos buscar los estímulos que recibió.
En este orden de ideas, de la interacción entre organismo y mundo circundante nace la
conducta criminal, que se explica fundamentalmente por los estímulos recibidos del
medio.
El conductismo, nueva versión de la reflexología, parte de soportes semejantes y
especifica:
a) Como la conducta resulta de las respuestas dadas por el hombre ante los
estímulos, puede ser analizada con los métodos objetivos de la ciencia natural.
b) La conducta se compone por entero de secreciones glandulares y movimientos
musculares, por lo cual es reducible a procesos físico-químicos.
c) Todo estímulo provoca una respuesta y toda respuesta obedece a algún tipo de
estímulo. En la conducta, entonces, existe un estricto determinismo de causa a
efecto.
d) Como el hombre no es más que una máquina de reflejos y hábitos compuestos de
órganos, nervios, músculos, vísceras, etc., al comprender sus partes se puede
comprender la conducta.
En pocas palabras, al estilo de la reflexología, el conductismo considera que el crimen
se debe al desarrollo de conflictos resultantes de factores ambientales adversos.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 11
1- ¿Qué se entiende por psicocriminología?
2- Cita y explica brevemente las manifestaciones de las minoraciones cuantitativas
de la inteligencia.
3- ¿En qué consiste un psicoanálisis y cuáles son sus principios?
4- Explica el principio del sentimiento de culpabilidad desarrollado por Freud.
5- ¿Qué se entiende por “reflexología criminal”?
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UNIDAD IX
SICOSIS, NEUROSIS Y SICOPATÍAS. CRIMINALIDAD Y RESPONSABILIDAD
CAPACIDAD
•
Comprende las diferencias conceptuales entre los conceptos contemplados en el
programa y sus distintas clasificaciones.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
•
Elabora un mapa conceptual que contemple los conceptos de sicosis, neurosis y
sicopatías y sus variantes.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 12: PSICOSIS: ORGÁNICAS, ESQUIZOFRÉNICAS, AFECTIVA,
PARANOIDES, PUERPERALES; NEUROSIS, PSICÓPATAS, EPILEPSIA,
PSICOPATÍAS, TRASTORNOS PSICOSEXUALES Y DELITO.
TEMA 13: 2ª. EVALUACIÓN PARCIAL.
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SEMANA 12, UNIDAD IX
TEMA 12: PSICOSIS: ORGÁNICAS, ESQUIZOFRÉNICAS, AFECTIVA,
PARANOIDES, PUERPERALES; NEUROSIS, PSICÓPATAS, EPILEPSIA,
PSICOPATÍAS, TRASTORNOS PSICOSEXUALES Y DELITO.
PSICOSIS, NEUROSIS Y PSICOPATÍAS; CRIMINALIDAD Y RESPONSABILIDAD
PSICOSIS
Concepto
La Psicosis básicamente constituye una alteración grave del juicio de la realidad. Se la
puede describir como el trastorno en el cual la alteración de la función mental ha
alcanzado un grado tal, que interfiere marcadamente con la introspección y la
capacidad para afrontar algunas demandas ordinarias de la vida o para mantener un
adecuado contacto con la realidad. Es muy importante resaltar que la Psicosis conlleva
una grave afección con el pensamiento como también en las emociones del sujeto, así
como su incapacidad para reconocer la realidad y tratar con ella.
Clasificaciones
La Psicosis se clasifican en dos grandes grupos: orgánicas y funcionales.
La Psicosis Orgánica se divide en:
•
•
•
•
•
Psicosis orgánicas seniles y pre-seniles.
Psicosis alcohólicas.
Psicosis debidas a drogas.
Psicosis orgánicas transitorias.
Otras psicosis orgánicas (crónicas).
La Psicosis Funcionales se divide en:
•
•
•
•
•
Psicosis esquizofrénica.
Psicosis afectiva.
Los estados paranoides.
Otras psicosis no orgánicas.
Psicosis peculiares de la niñez.
PSICOSIS ORGÁNICA
Psicosis orgánicas senil y presenil
También llamadas demencias de inicio senil y pre-senil. Básicamente consiste en un
trastorno orgánico cerebral, asociado a la edad que se caracteriza por un evolutivo
deterioro mental. Se distinguen en que la demencia o psicosis pre-senil ocurre antes
de los 65 años y que la psicosis o demencia senil se presenta después de los 65 años.
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En esta demencia vemos una gradual pérdida de las capacidades intelectuales que
comienza con el deterioro de la memoria, luego vemos que la persona sufre
impedimentos de toda capacidad de juicio y de todo control de impulso. En las etapas
más avanzadas son frecuentes los estados de delirios variados, la excitación, la
confusión mental, así como también estados depresivos que le dan a la personalidad
rasgos paranoides. Entre sus causas podemos mencionar la decadencia corporal en
general, el mal funcionamiento glandular, la herencia, las enfermedades anteriores no
curadas totalmente, las intoxicaciones y también podemos apreciar la influencia de los
sentimientos por ejemplo aquellos ocasionados por el alejamiento de los hijos o la
imposibilidad de poder competir con los más jóvenes.
Patología
Vemos una atrofia cerebral con los surcos corticales dilatados y los ventrículos
cerebrales ensanchados. La atrofia se destaca en los lóbulos frontales y aparecen las
placas seniles por toda la superficie cortical, lo que puede demostrarse en vida por la
tomografía axial computarizada y por la neumoencefalografía.
Puede deberse al envejecimiento y efectos acumulativos de procesos tóxicos, pero no
existen datos científicos sobre sus causas, mencionándose factores metabólicos,
endócrinos y genéticos.
Atentados criminales
En cuanto a los atentados criminales se ve que se va produciendo en esta Psicosis, una
evolutiva pérdida de las facultades mentales (memoria, ideación, atención y capacidad
de juicio) y las consecuentes alteraciones en la personalidad y la conducta de aquellos
que la padecen. Entre los caracteres relacionados con el delito pueden citarse varios.
La ambición o la codicia por riquezas o propiedades pueden llevar a estas personas a
cometer delitos contra la propiedad.
La decadencia del poder sexual que ocasiona la aparición de actos sustitutivos que los
llevan a cometer delitos sexuales como el exhibicionismo, pedofilia, violaciones,
atentados al pudor y bestialismos, así como otros delitos violentos. La pérdida de la
situación social, de belleza y de la fuerza causan delirios de persecución, de celos, que
a la vez conducen a ataques contra las personas, ya sean en su fama (calumnia,
insultos) o en su integridad física, o sea su misma vida.
PSICOSIS ESQUIZOFRÉNICAS
La llamada Psicosis esquizofrénica o trastorno esquizofrénico constituye un grupo de
psicosis donde siempre se presentan alteraciones características en algunas de las
siguientes áreas: en el contenido del pensamiento, en el curso del pensamiento, la
percepción, la afectividad, el sentido del yo, la voluntad, la relación con los demás y la
conducta psicomotora.
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Con relación al contenido del pensamiento vemos una alteración dada por ideas
delirantes, como lo serían aquellas de tipo persecutorias.
En relación al curso del pensamiento vemos un trastorno en la forma misma del
pensamiento y no en su contenido, se pierde la capacidad de asociación.
Las alteraciones de la percepción pueden referirse a diversos tipos de alucinaciones,
generalmente auditivas y táctiles (hormigueo, quemazones, sonidos), también se
presentan con menos frecuencia alucinaciones visuales y olfativas. El verdadero peligro
yace cuando el sujeto actúa obedeciendo a estas alucinaciones.
El sentido del yo de sí mismo, está frecuentemente alterado, se pierde la percepción
sobre la propia identidad. Lo más característico de la enfermedad es la disgregación
mental y la destrucción de asociaciones lógicas. Como síntomas fundamentales vemos
el autismo como ruptura con el mundo exterior, el encerramiento en sí mismo y la
ambivalencia como la posibilidad de que coexista en la persona afectos o ideas
contrapuestas.
Criminalidad
En cuanto a la criminalidad algunos autores consideran a los esquizofrénicos como los
de mayor significación criminológica, ya que representan el 43% de los delincuentes
psicóticos. Las alteraciones en su voluntad, el sentido del yo, la percepción, el
pensamiento, entre otras explican que el esquizofrénico ocupa el primer lugar entre
los criminales psicóticos llegando a un estado de extrema peligrosidad, con sus
homicidios, lesiones, daños y toda clase de delitos inmotivados, incluso delitos contra
la propiedad, moralidad y violencia política. La importancia criminológica de esta
enfermedad deriva del hecho de su frecuencia, se calcula que entre 6 y 7 personas de
cada 1.000 la padecen y los esquizofrénicos constituyen cerca de la mitad de la
población manicomial. La ausencia del remordimiento, la frialdad emocional puede
llevar a estas personas a cometer los delitos más atroces, dependiendo del grado de
anormalidad al que el individuo llega. Los delitos varían desde homicidios, estafas,
hurtos, exhibicionismo, hasta masturbaciones en público.
PSICOSIS AFECTIVA
Concepto
La Psicosis afectiva se refiere a aquellos trastornos mentales, por lo general
recurrentes, en los que hay una alteración grave del ánimo compuesta casi siempre
por la depresión y la ansiedad, aunque también se manifiesta como alborozo y
excitación. Esta alteración está acompañada por uno o más de los siguientes síntomas
o signos, tales como: ideas delirantes, perplejidad, perturbación de la actitud hacia sí
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mismo, trastornos de la percepción y el comportamiento dependiendo del ánimo
prevaleciente en el individuo.
Criminalidad
En cuanto a su criminalidad, en aquellas psicosis afectiva de tipo y fase maníaca,
predominan los delitos que son producto de la agitación y la violencia, en los brotes
pasionales vemos una agresividad sumamente peligrosa, que puede llegar hasta un
estado de furor donde el maníaco ataca, rompe, tira, destruye todo lo que está a su
alcance. En los estados de agitación puede cometer homicidios brutales, así como
ataques a la moral, exhibicionismo, injurias y hasta actos obscenos; algunos registros
cuentan con delitos de estafa y defraudaciones.
En aquella psicosis de tipo y fase depresiva, la persona tiene una fuerte tendencia o
inclinación al suicidio, ya sea por un sentimiento de culpa o debido a los delirios que
pueda llegar a sufrir. Estas personas cometen los delitos más extraños, como matar
para recibir una condena o un castigo.
PSICOSIS PARANOIDES
Concepto
La psicosis paranoide consiste básicamente en un trastorno mental de desarrollo
insidioso que se caracteriza por ideas delirantes persistentes, inalterables,
sistematizadas y lógicamente razonadas. Esta anormalidad, puede no afectar la
función intelectual del individuo en relación a otros temas que no se refieran
justamente al delirio. Algunas de estas ideas delirantes, pueden ser de celos
persecutorias, de grandeza, paranoia sexual, o el delirio querellante.
Criminalidad
En lo referente a su criminalidad, hay un especial interés por las diferentes formas en
que se presentan estos delirios. En el caso del delirio de persecución, el paranoico cree
que es perseguido por una persona o grupo de personas que tratan de desprestigiarlo,
de deformarlo para hacerle perder su belleza o simplemente buscan matarlo. La
reacción de esta persona paranoica, ya sea dominado por el miedo o con una actitud
de supuesta defensa contra el peligro que lo asecha y los actos de ataque injustos, lo
llevan a reaccionar contra los presuntos agresores por medio de calumnias,
acusaciones falsas, heridas, homicidios y hasta suicidios, en estos actos no
encontramos ningún tipo de arrepentimiento porque el delirante está convencido que
actuó dentro de los límites de su legítimo derecho a la defensa propia.
En el delirio de reivindicación y querellomanía, el individuo inicia pleitos sin bases
reales y el delito no sólo resulta del hecho denunciado mismo, sino que el querellante
considera que los testigos, peritos, inclusive el juez están confabulando en contra de
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él, por lo tanto el sujeto los calumnia y las denuncias falsamente, vemos injurias a la
autoridad.
En cuanto a los delirios de celos o de infidelidad de un cónyuge, vemos delitos más
graves contra la persona de la cual sospecha, como los homicidios, heridas o hasta el
suicidio del delirante.
En cuanto a los delirios de grandeza, llevan una delincuencia generalmente relativa a
gastos desconsiderados, giro de cheques sin fondo, defraudaciones y
excepcionalmente llevan a delitos contra las personas.
En el caso de delirio de paranoia sexual aparece en algunas personas que tienden al
amor platónico, se sienten castamente amados y corresponden de la misma manera, si
la persona no demuestra ningún interés se interpreta esto como si no quiere dar a
conocer públicamente sus sentimientos, y ante los actos de un verdadero desprecio se
los cree una forma de coqueteo. Esta forma de delirio es rara, generalmente no lleva a
la persona a cometer delitos.
PSICOSIS PUERPERALES
Concepto
La psicosis puerperal es un trastorno psicótico no especificado. Se observa en mujeres
que acaban de tener un hijo y es un síndrome caracterizado por depresión, ideas
delirantes y pensamientos de dañarse a sí misma y al niño en el período puerperal. Las
mujeres que han presentado un episodio de psicosis posparto tienen un mayor riesgo
de padecer un trastorno bipolar posterior, por lo que se piensa que este tipo de
psicosis podría ser una sub-categoría del trastorno bipolar.
Criminalidad
El crimen más común derivado de este tipo de psicosis es el infanticidio.
NEUROSIS
Concepto
La Neurosis es un trastorno crónico o recurrente, del carácter no psicótico,
caracterizado principalmente por la ansiedad, que se expresa directamente o es
modificado por los mecanismos de defensa, se manifiesta como un síntoma, una
obsesión, una depresión, una compulsión, una fobia o una disfunción sexual. Es un
trastorno mental en el cual la alteración predominante es un síntoma o un grupo de
síntomas perturbadores para el individuo, que este reconoce como inaceptables y
ajenos, el contacto con la realidad está intacto. Este tiene una apreciación de la
realidad no alterara, ya que en general no confunde sus fantasías con la realidad
externa. Por lo general su comportamiento es común y permanece dentro del límite
socialmente aceptable.
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Se agrupan dentro de las neurosis:
•
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Neurosis fóbica,
Neurosis de ansiedad,
Neurosis histérica,
Neurosis obsesiva – compulsiva,
Neurosis neurasténica,
Neurosis de despersonalización,
Neurosis depresiva,
Neurosis hipocondríaca.
Trastornos neuróticos y delitos
En cuanto a los trastornos neuróticos y el delito, existen varias teorías sobre la
criminalidad del neurótico, algunos afirman que la conducta de un neurótico
permanece por lo general dentro de los límites de una conducta socialmente
aceptable. Otros consideran a la neurosis como fuente de múltiples crímenes, se le da
más importancia criminal a las alteraciones en las funciones sexuales, como lo serían la
impotencia o la frigidez, que tienen un origen psíquico (mente); estas alteraciones
pueden llevar a las personas a cometer delitos y aberraciones contra la honestidad
para poder lograr el placer que normalmente no pueden alcanzar.
No es común que el neurótico sea delincuente, pero de serlo, sus delitos más comunes
son las perversiones sexuales, crímenes por neurosis de impulso y hasta actos de
violencia y delitos de sangre, la persona se puede someter a tendencias agresivas y
homicidas. Desde un punto de vista criminológico nos podemos referir a estafas en el
cobro de seguros, estas personas cobran indemnizaciones creyendo que han
desarrollado una enfermedad y presentando los síntomas de dicha enfermedad, esto
no se trata de un engaño consiente, sino de una reacción neurótica que le lleva a la
persona a convencerse a sí mismo del estado que padece, posteriormente al recibir la
indemnización la persona pasa a sentirse mejor.
La imputabilidad o inimputabilidad depende de cada caso, de que la persona no puede
tener la dirección de sus acciones, de que no tenga la capacidad de comprender la
criminalidad de sus actos y de que actúe compulsivamente contra su voluntad.
PSICÓPATAS
Concepto
Cuando hablamos de un Psicópata, hablamos de personalidades psicópatas o también
denominadas psicopáticas o personalidades antisociales. Básicamente se presente
como un trastorno en la personalidad que se caracteriza por el menosprecio de las
obligaciones sociales, una falta de sentimiento hacia otros y violencia impetuosa o una
dura indiferencia. Su conducta no se modifica con la experiencia e incluso no cambia
con el castigo. Desde un punto de vista afectivo, estas personas son frías y pueden ser
anormalmente agresivas e irresponsables y tienen una baja tolerancia hacia la
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frustración. Estas personas culpan a otros por el comportamiento que los lleva a entrar
en conflicto con la sociedad. La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) define la
personalidad psicopática o al psicópata como “una persona cuya conducta es
predominantemente amoral y antisocial, que se caracteriza por sus acciones
impulsivas e irresponsables, encaminadas a satisfacer sus intereses inmediatos y
narcisistas, sin importar las consecuencias sociales, sin demostrar culpa ni ansiedad”.
Responsabilidad Penal
En cuanto a su responsabilidad penal, no hay un criterio uniforme con respecto a la
imputabilidad o inimputabilidad de aquellas personas que presentan rasgos,
manifestaciones o una personalidad psicopática. Algunos han negado que esta sea una
enfermedad mental, por lo tanto el sujeto es imputable. En otros casos se aplicó la
regla a favor del reo, donde el psicópata con un alto grado de perversidad es eximido
de responsabilidad y se recomienda internar al mismo. Otro punto a tener en cuenta
es que muchas veces el castigo o la pena no logran modificar la conducta de estas
personas por no ser este castigo lo suficientemente disuasivo, lo recomendado
entonces sería una absolución seguida por un tratamiento adecuado.
Entre las características del psicópata, se destacan principalmente: es una persona con
una marcada inestabilidad en todas sus conductas, que proyecta una personalidad con
un grave conflicto interno que se traduce especialmente en una relación interpersonal
agresiva y autodestructiva. El psicópata presenta dificultades de pensamiento lógico
debido a que se mueve en un plano bastante inmaduro e infantil. El juicio está en
desconexión con la realidad y esto posibilita las fantasías y ansiedades persecutorias,
presenta una permanente hostilidad. Frente a los demás, el psicópata parece frío,
duro, rígido, pero es una coraza externa para protegerse de sus sentimientos
infantiles. Existen fuertes sentimientos internos de inferioridad, de la necesidad del
comportamiento agresivo para equilibrar en el plano de las fantasías de narcicismo. El
psicópata presenta una alteración de la conciencia que lo conduce a perturbaciones en
su adaptación social. Especialmente, son indiferentes a lo que piensan los demás y
muestran tendencias a las relaciones superficiales. No presentan alteraciones en el
plano de la percepción y la memoria.
EPILEPSIA
Concepto
La epilepsia es básicamente una enfermedad neurológica producida por una
disfunción en la actividad eléctrica de la corteza cerebral y que se caracteriza por crisis
convulsivas con pérdida brusca del conocimiento. Es un trastorno crónico cerebral, que
se caracteriza por crisis recurrentes (vemos episodios recurrentes pero pasajeros de
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una alteración en la conciencia que se manifiesta como convulsiones), esta crisis se
debe a una descarga eléctrica excesiva de determinadas neuronas cerebrales. Una
crisis epiléptica es una crisis cerebral que obedece a la descarga excesiva y sincrónica
de una agrupación neuronal. Las formas más severas de ataques epilépticos se
caracterizan por una caída brusca al suelo con pérdida de conocimiento, color morado
de la piel, rigidez muscular, mordedura de la lengua con aumento de salivación y
emisión de orina y convulsiones de las cuatro extremidades.
Criminalidad
Con referencia a la criminalidad, la epilepsia tuvo un lugar relevante en los primeros
estudios modernos sobre las causas de la criminalidad. Lombroso sostuvo que la
epilepsia era una de las explicaciones básicas de la criminalidad nata, hoy sigue
teniendo gran importancia, principalmente en los delitos violentos.
Su característica fundamental es el ataque compulsivo, donde se pierde totalmente la
conciencia. El ataque compulsivo se divide en tres períodos: el pre-asexual, el ataque
propiamente dicho y el pos-asexual.
La fase pre-asexual tiene una importancia criminológica porque se puede presentar en
horas o días antes del ataque propiamente dicho y se caracteriza por la irritabilidad
exagerada, impulsividad, mal humor, delirio y estado de angustia.
Es relevante desde el punto de vista criminológico, los actos que provienen del
automatismo que se presentan después de un ataque, donde la persona no tiene una
clara noción de las cosas, opera a base de impulsos primitivos y en consecuencia
vemos delitos variados como la cleptomanía, exhibicionismo, piromanía entre otros. La
principal incidencia criminal, de los epilépticos se relaciona con delitos de tráfico o
accidentes, ya sea estos los autores al estar manejando un vehículo o sean víctimas de
terceros. Sin embargo, el signo característico, de los epilépticos, su irritabilidad e
impulsividad, los puede llevar a cometer delitos violentos como homicidios,
canibalismo, incendios, violaciones, entre otros. También se toma en cuenta la
eventual personalidad antisocial del epiléptico, producida por una educación
notoriamente permisiva en un organismo favorablemente dispuesto.
PSICOPATÍAS
La psicopatía o el término personalidad psicopática es aplicado a varias desviaciones y
anomalías en la estructura de la personalidad; son aquellas personas que no son
psicóticos ni débiles mentales, pero aun así no son capaces de participar
satisfactoriamente en relaciones sociales no son capaces de someterse a las normas
comunes de una determinada cultura. Es un término conveniente para ciertos
problemas y trastornos de la personalidad que no están clasificados de ninguna otra
manera. La psicopatía en sí, no se refiere esencialmente a alteraciones intelectuales,
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sino más bien se refiere a alteraciones en los sentimientos y en el carácter y esto a la
vez origina condiciones propicias a la desadaptación social. El mal funcionamiento
psíquico se debe a la falta de armonía dentro del mecanismo psíquico y a la falta de
objetividad en relación con el mundo externo.
En cuanto a los tipos de personalidad psicopática podemos mencionar las siguientes:
• Personalidad asténica: que su conducta criminal no es de tipo violento o que
supone acciones vigorosas y duraderas, se inclinan más por delitos de omisión que
los de comisión; desde el punto de vista de la culpabilidad son desarrollan más los
delitos culposos por negligencia que los delitos dolosos.
• Personalidad compulsiva: su rasgo característico es el exceso de compulsiones, un
impulso para obrar por un lado y críticas continúas y detallistas por el otro, lo que
conduce a la parálisis de la acción, esto no se debe a una falta de fuerza sino al
hecho de que se contraponen y se anulan mutuamente.
• Personalidad explosiva: priman las reacciones rápidas, la fuerza impulsiva, que son
suficientemente poderosas para vencer toda resistencia moral y estos se
manifiestan en conductas violentas, en cierto sentido es el polo opuesto a la
personalidad asténica, los delitos que cometen son generalmente graves y hasta
brutales (homicidios, provocan incendios, destruyen objetos), actúa de un modo
animal por así decirlo.
• Personalidad inestable: se caracteriza por la falta de persistencia y de tenacidad,
emprende algo con entusiasmo y alegría para luego abandonarlo por otra cosa, sus
ideas, gustos, sentimientos entre otras cosas, son todas inestables, vemos una falta
de voluntad bien formada. Di TULLIO observa que estas personas no tienen
condiciones para permanecer en un trabajo, lo que los puede llevar a cometer
hurtos, esta forma de anormalidad se encuentra en vagos, mendigos y la
combinación de esta anormalidad, con la forma de vida, los puede llevar a cometer
delitos contra la propiedad, como falsificaciones, pequeñas estafas entre otros.
TRASTORNOS PSICOSEXUALES Y DELITO
Los trastornos psicosexuales, podemos decir que se clasifican en trastornos de la
identidad sexual (transexualismo), parafilia (fetichismo, travestismo, zoofilia, pedofilia,
exhibicionismo, voyerismo, masoquismo sexual, sadismo sexual y parafilia atípicas), y
otros trastornos psicosexuales (homosexualidad).
Los trastornos psicosexuales dan lugar a una conducta que en forma mayoritaria o
universal se conoce como delito sexual. Ciertos trastornos agrupados como parafilia,
se consideran criminalmente significativos, son desviaciones o aberraciones del
comportamiento sexual normal, la desviación (“para”) se refiere al objeto de atracción
(“filia”).
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Zoofilia
La zoofilia (del griego “Zoon”: animal, y “Philia”: amistad o amor) es afinidad hacia los
animales, que comúnmente se asocia o incluye una orientación sexual o una parafilia
definida como la afinidad o atracción sexual que siente un humano en relación a
animales, no humanos. Bestialismo o bestialidad hace referencia a la actividad sexual
entre humanos y animales. El individuo sólo se excita o tiene placer sexual con algún
animal.
Pedofilia
La pedofilia constituye un patrón de conducta, de fantasías, de relaciones
intergenitales (coito), contra natura, de acciones sexuales sobre niños de edad
prepuberal. Esta categoría se extiende no sólo al acto sexual, sino también a la fantasía
de establecer relaciones sexuales con niños de edad prepuberal, como medio de
excitación sexual. Las personas atraídas a las niñas las prefieren entre los 8 y 10 años
de edad y los que prefieren a los niños buscan una mayor de edad. La edad del autor
se sitúa a partir de los 16 años de edad y por lo menos debe ser 5 años mayor que el
niño.
Sadismo y Masoquismo
El sadismo básicamente consiste en el impulso tendiente a infligir sufrimiento físico o
psicológico a otra persona del mismo o diferente sexo, con el propósito de alcanzar la
excitación sexual o una satisfacción sexual. El sadismo puede practicarse tanto sobre
quienes consienten como contra la voluntad de la víctima. Los actos de sadismo
pueden aumentar su intensidad con el tiempo y llegar desde lesiones y torturas hasta
la muerte (asesinato por lubricidad) y necrofilia subsiguiente. Esta anormalidad por lo
general se da más en los hombres que en las mujeres.
La excitación sexual es provocada ante el hecho o la fantasía de someter a otra u otras
personas a sufrimiento físico psicológico. El sádico por tanto, no sólo obtiene
excitación al infringir dolor físico sino también al humillar, someter y degradar a la
persona.
El nombre de sadismo deriva del famoso escritor francés Marqués de Sade, entre sus
obras se destacan “Justine” y “Las 120 jornadas de Sodoma”, donde describe en
detalle sus diversas prácticas sexuales.
El masoquismo sexual de un sujeto consiste en la reducción o satisfacción lúbrica de
los impulsos de aquel carácter, mediante su humillación y el sufrimiento; ello, como
medio preferido o patrón excluyente de esa conducta sexual. El diagnóstico supone
que durante un período de por lo menos 6 meses veamos intensas necesidades
sexuales recurrentes y fantasías sexuales excitantes que implican el hecho real de ser
humillado, atado, golpeado o de sufrir de cualquier otra manera. Además es necesario
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que la persona actúe de acuerdo a estas necesidades o se encuentre marcadamente
perturbado por esta necesidad. Vemos una excitación sexual como consecuencia del
sufrimiento propio, bien sea por dolor físico, bien por humillación o malos tratos.
Exhibicionismo
El exhibicionismo es una conducta parafílica, que básicamente consiste en una
tendencia anormal a exhibir o exponer en forma compulsiva y en público,
preferentemente ante personas de otro sexo, los órganos sexuales, como medio
repetitivo para conseguir la excitación y gratificación sexual, sin intento de actividad
sexual posterior. La teoría psicoanalítica atribuye la parafilia exhibicionista, a un
complejo de castración masculino que se tiende a calmar compulsivamente, esta
desviación se presenta generalmente en los hombres y raras veces en las mujeres.
Los códigos penales no califican claramente al exhibicionismo como una parafilia, sino
que hablar de cualquier acto de obscenidad pública, las normas y las sentencias sólo
miran las pruebas jurídicas de hechos aislados sin atender a la personalidad del
individuo o al carácter persistente y compulsivo del acto ni al propósito de la autoexcitación; el dolo, intención o finalidad de querer exhibir.
Homosexualidad y Transexualismo
La homosexualidad se define como la atracción, exclusiva o predominante, hacia
personas del mismo sexo, con o sin relación física. El vocablo incluye el lesbianismo y la
sodomía y excluye la pedofilia homosexual. La homosexualidad entra dentro de la
categoría de trastornos en la orientación sexual, e incluye a las personas perturbadas
por su orientación sexual, en conflicto con la orientación sexual o aquellas con deseos
de cambiar su orientación sexual. Entre los delitos más conocidos de los homosexuales
están: la pedofilia homosexual, y vinculados con la prostitución homosexual, la
drogadicción, el alcoholismo, realizan hurtos y delitos menores.
El transexualismo está dentro de la categoría de trastorno de la identidad sexual, y
consiste en el deseo o necesidad compulsiva de transformarse en el sexo opuesto, sea
por medios químicos o quirúrgicos. El rasgo esencial es que la persona experimenta un
malestar persistente y un sentimiento de inadecuación con respecto a su propio sexo
anatómico una vez alcanzadas la pubertad. También se debe presentar una
preocupación de por lo menos 2 años de duración, en referencia a cómo deshacerse
de las características sexuales primarias y secundarias del propio sexo y adquirir las del
otro sexo, esta persona siente además incapacidad de vivir con su propio sexo y siente
un deseo irresistible de pertenecer al sexo opuesto. No se debe confundir al
transexualismo con el travestismo, que consiste en el hecho de usar ropa del sexo
opuesto de manera repetida y persistente, algunos logran la excitación sexual y la
reducción de impulsos perversos al vestir y simular al sexo opuesto.
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Coprofilia
La coprofilia es un placer excretorio o asociado con el deseo de defecar sobre una
pareja, que se defeque encima del desviado sexual o de comer también. Se considera
que la coprofilia tiene origen en una fijación al estadio anal.
Coprofilia es la atracción para oler, saborear o ver el acto de defecar como un medio
básico de excitación sexual y placer. Esta actividad erótica se puede practicar
solitariamente o en pareja. Algunos coprófilos practican la coprofagia, es decir,
ingieren heces, lo que puede afectar la salud debido a los riesgos de infección de
enfermedades, como la hepatitis.
Necrofilia
La necrofilia es la satisfacción sexual con cadáveres. Algunos autores refieren que es la
obtención de placer sexual con cadáveres, generalmente por medio de la cópula con o
sin mutilación subsiguiente. También encontramos que la necrofilia consiste en hallar
el máximo placer, cuando no el placer exclusivo, por medio de tocamientos y
fogosidades con personas ya fallecidas. Con referencia a los delitos sexuales, la
modalidad más extrema de sadismo es el homicidio por placer sexual (asesinato por
lubricidad). Los cadáveres pueden ser hallados con mutilaciones de órganos, los
autores pueden llegar hasta a beber la sangre de la víctima o llevar consigo algún
órgano o comer alguna parte del cuerpo (lo que se conoce como necrofagia). Dentro
de los necrosádicos vemos una modalidad que consiste en el asesinato de la víctima
con el propósito necrofílico o con el propósito de realizar el coito u otras desviaciones
sexuales con el muerto.
Etichismo
El fetichismo consiste en la excitación sexual sustituyendo el objeto humano deseado
por otros materiales, como zapatos, corsé, etc., se caracteriza por el uso de objetos no
vivos (fetiches) como método preferido o exclusivo para obtener la excitación sexual.
Los fetiches no se limitan a ropas y pueden consistir en toda clase de objetos
simbólicos. Suele asociarse al fetichismo con las tendencias y prácticas de índole
cleptomaníaca.
Voyeurismo
El voyeurismo o voyerismo es el deseo y práctica patológica, persistente o excluyente
de hallar excitación o gratificación sexual mirando actos eróticos de desnudez o los
genitales a quienes ignoran ser vistos. La satisfacción sólo se alcanza cuando el sujeto
no es visto, piensa que no es visto, su placer se asocia con esto.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 12
1- ¿Qué se entiende por psicosis y qué diferencias existen entre la psicosis orgánica y
la psicosis funcional?
2- Cita y explica las características de un psicópata ¿Es o no imputable penalmente?
3- ¿En qué tipos de delitos se manifiesta la incidencia criminal de un epiléptico?
4- Cita y explica los diferentes tipos de trastornos psicosexuales
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SEMANA 13, UNIDAD IX
TEMA 13: 2ª. EVALUACIÓN PARCIAL
EXAMEN
FECHA
AV2
AV2E
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UNIDAD X
LA PSICOSIS DEBIDA A DROGAS
CAPACIDAD
• Dimensiona y analiza las consecuencias del uso de drogas y bebidas alcohólicas en
la conducta humana.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Realiza un análisis comparativo en relación a los conceptos referidos en clases a fin
de desarrollar pensamiento crítico sobre el uso de drogas y bebidas alcohólicas y su
influencia en la conducta humana.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 14: PSICOSIS DEBIDA A DROGAS, PSICOSIS ALCOHÓLICA,
DROGADICCIÓN Y DROGA DEPENDENCIA.
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SEMANA 14, UNIDAD X
TEMA 14: PSICOSIS DEBIDA A DROGAS, PSICOSIS ALCOHÓLICA,
DROGADICCIÓN Y DROGA DEPENDENCIA.
PSICOSIS DEBIDAS A DROGAS
Psicosis debidas a drogas
Son trastornos de la conducta causados por el consumo regular de sustancias tóxicas.
Comprende el USO: esporádico de la droga sin sufrir mayores daños; el ABUSO: sin
dependencia, se refiere al uso repetido de la droga que lleva al acostumbramiento de
la persona, pero no hablamos de un consumo continuo ni sistemático; DEPENDENCIA:
ya hablamos de una adicción, de un consumo compulsivo y permanente que origina
trastornos psíquicos y orgánicos en la persona.
Hay que distinguir entre el uso patológico y no patológico de dichas sustancias, puesto
que el uso patológico acarrea siempre abuso y dependencia, mientras que el no
patológico se da por lo general con fines curativos.
Es importante para el tema de psicosis de drogas, guiarse por lo que establece nuestro
Código Penal en sus arts. 23 y 74.
SICOSIS ALCOHÓLICA
Trastornos mentales orgánicos que son consecuencia del alcoholismo, que implican
lesión cerebral orgánica, severa o grave.
Alcoholismo
Concepto
Es una dependencia excesiva o adicción al alcohol etílico, habitualmente hasta el punto
de que la salud física y mental de una persona está en peligro o afectada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al alcoholismo como la ingestión
diaria de alcohol superior a 50 gramos en la mujer y 70 gramos en el hombre.
Criminalidad
Es de real importancia dentro de la criminología, por eso es que se justifica el dedicarle
una lección aparte, las realidades entre el alcoholismo como causa, por una parte, y las
enfermedades mentales y la criminalidad como consecuencias, sobre los estudios
importantes realizados sobre la materia, las opiniones emitidas por los autores son
uniformes.
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En el siglo XVIII Montesquieu ya se preocupaba cuando refiere a la distribución de los
vicios y los delitos en Europa Meridional, corresponde un mayor alcoholismo en la
Europa Septentrional, el alcoholismo y el delito se compensan, el primero es
equivalente del segundo. Tiene relación directa con la delincuencia, es una droga
tóxica, afecta a tejidos y al sistema nervioso central.
El alcohol por sí solo no ha de considerarse como única causa importante para la
ejecución del delito, sobre todo si éste es grave. Existen otras causas en relación con
las cuales el alcoholismo es una fuerza más o una mera causa ocasional, por ello a
veces sucede que entre los alcohólicos que han injerido la misma cantidad de alcohol,
unos delinquen y otros no; esto es porque aquí llega a tallar la personalidad previa de
los ebrios, la predisposición individual desempeña un papel importante, inclusive en la
condición sine qua non del delito, para evitar confusiones, es preciso tener en cuenta
que no siempre el delito y alcoholismo se manifiestan juntos, se puede atribuir aquél a
éste ni siquiera como simple causa desencadenante, alcoholismo y delito son efectos
de una causa común anterior.
En los delitos culposos deriva de la falta de atención, coordinación, memoria, todos
estos derivada del uso del alcohol, sobre todo en los delitos de tránsito, de omisión. De
todo esto deducimos que el alcoholismo en cuanto a la criminalidad tiene más
importancia que cualquier enfermedad mental.
Llamaremos criminalidad directa o directamente derivada del uso del alcohol: donde la
relación entre el estado alcohólico y el delito es evidente.
Criminalidad indirecta: resulta del alcoholismo, pero a través de mecanismos más
complicados y ocultos, difícil de establecer el nexo causal con el delito.
Criminalidad por degeneración hereditaria. Como consecuencia del alcoholismo de los
antepasados, presumiblemente trasmitido a sus descendientes la criminalidad o
alguna anormalidad biológica favorable a la aparición de la criminalidad.
a) Criminalidad directa. En su base está la destrucción de la personalidad normal y su
debilitamiento, consecuencia del uso del alcohol en todos los estados de
embriaguez. La influencia de esta en la criminalidad es evidente en las llamadas
curvas semanales de criminalidad, atribuibles, sobre todo en los delitos por
lesiones, la mayor cantidad de alcohol que se consumen en los días feriados y fines
de semana.
b) Criminalidad indirecta. Esta especie de criminalidad es más importante que la
criminalidad directa, estos efectos indirectos son más serios que los directos, se
manifiestan en la incapacidad de mantener a la propia familia y la deteriorización de
la vida familiar primera causa indirecta a la delincuencia, empeoramiento del
ambiente familiar, mal ejemplo de los padres a jóvenes y niños que están en edad
de imitación, la familia es indisciplinada y para restablecerla se recurre a medios
brutales, se pierde el respeto por el padre, la madre ebria y peor cuando ambos lo
son, los niños salen por las calles parte de sus vidas, lejos del ambiente hogareño, se
integra a bandas infanto juveniles y se dedican a pequeños delitos.
c) Criminalidad por degeneración hereditaria. En criminología, se complica, porque no
se trata simplemente de establecer la relación alcoholismo-alcoholismo, sino
también y quizás más importante, alcoholismo-delincuencia y delincuenciaalcoholismo. Los autores consideran no probada aún la influencia hereditaria del
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alcoholismo. Lombroso, no solo acepta esta tesis, sino que pretende ilustrarla con
ejemplos escogidos a propósito.
d) Delincuencia derivada de la aplicación de erróneas medidas de represión del
alcoholismo.
• Arresto y multa. Las más ineficaces. Sufren los más pobres.
• Prohibicionismo da lugar más bien a un incremento de la delincuencia.
Psicosis de Korsakoff
Síndrome con reducción notable y duradera de la amplitud de la memoria reciente,
fabulaciones y desordenada apreciación del tiempo, que aparece en los alcohólicos
como secuela de una psicosis alcohólica aguda o más raramente del curso del
alcohólico crónico (delirium extremun). Es frecuente la desorientación total en tiempo
y espacio, la amnesia suele ser llamada con fabulaciones basadas en la ficción. Existe
un deterioro cognitivo, afectivo y del control motor.
Delirium Tremens
Llamado también delirio de abstinencia alcohólica producido por cese o reducción de
la ingestión del alcohol. Es el estado psicótico agudo con delirio en los alcohólicos,
caracterizado por obnubilación de la conciencia, miedo, desorientación, ideas
delirantes, alucinaciones terroríficas, especialmente visuales y táctiles, inquietud,
temblores violentos y a veces fiebre.
Los ataques duran por lo general de tres a seis días. Desde el punto de vista físico, los
temblores son tan extenuantes que este estado puede ser mortal, incluso con
tratamiento. La atención médica necesaria consta de la administración de hipnóticos y
tranquilizantes, así como de terapia nutricional para restablecer el metabolismo
normal. En casos graves, su control y tratamiento se realiza en unidades de cuidados
intensivos.
Demencia alcohólica
Es una psicosis asociada al alcoholismo con síndrome cerebral crónico. Cuando el
alcoholismo es grave, el individuo se vuelve totalmente amnésico respecto al entorno.
Algunos autores asocian a un deterioro completo de la personalidad. El paciente no
recuerda sus actividades o su conducta. En cuanto a la responsabilidad penal, se aplica
la de la embriaguez, ya que el alcoholismo potencia esta psicosis.
Celotipia alcohólica
Es una psicosis paranoide asociada con el alcoholismo, caracterizada por ideas
delirantes de celos y respondiendo a veces a esas ideas. Sigue habitualmente a un
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período prolongado de ingesta alcohólica. Son frecuentes los instintos suicidas u
homicidas.
Embriaguez Patológica
Es un trastorno psíquico que puede aparecer bruscamente con una pequeña ingesta
de alcohol. Las reacciones pueden ser violentas y destructivas. Se caracteriza por
episodios psicóticos agudos en sujetos no bebedores habituales y con pequeñas dosis
de alcohol, con posible amnesia posterior relativa al período de intoxicación y con gran
estado de agresividad. Diagnóstico: a) cambio conductual notable (debido a la
ingestión reciente de alcohol en una cantidad insuficiente para provocar intoxicación,
su conducta es agresiva o violenta); b) conducta atípica (que no se presenta cuando el
individuo no bebió); c) no es provocada por ningún otro trastorno mental o físico. En
principio implica la ausencia de dolo y culpa, ya que aparece accidentalmente o en
forma involuntaria (a diferencia del alcoholismo crónico), y debido a la ingestión de
una dosis que no tendría esos efectos en la mayoría de las personas. Se aplica
entonces la imputabilidad, salvo que el individuo conociendo su reacción al uso del
alcohol igual lo consuma. En este estado de alcoholismo son numerosos los casos de
homicidios repentinos, de daños y lesiones, de actos de violencia y agresión, y de
suicidios.
Síndrome de abstinencia alcohólica
Es aquel que se presenta después de algunas horas de dejar o reducir la ingesta
alcohólica en un individuo, que ha estado bebiendo alcohol durante días, semanas o
meses. Es un estado psicótico con hiperactividad autonómica, inquietud motriz,
irritabilidad, temblor y trastornos en el sueño. Pueden presentarse crisis epilépticas de
gran mal en sujetos con predisposición a la epilepsia.
Alucinosis alcohólica
Es una psicosis orgánica con no menos de 6 meses de duración, con una ligera
anulación de la conciencia, gran ansiedad y predominio de alucinaciones auditivas,
casi siempre voces que profieren insultos y amenazas.
Drogadicción y Droga-dependencia
La drogadicción es el abuso habitual y compulsivo de drogas que produce resultados
dañinos en el individuo y en la sociedad. También llamada adicción ya hablamos de un
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consumo compulsivo y permanente que origina trastornos psíquicos u orgánicos en el
drogadicto.
La droga-dependencia es la reacción de adaptación del organismo, que habituado a
una droga, la necesita para evitar un malestar general. Puede ser psíquica (impulso
irresistible a consumir para evitar el malestar) o física (ej.: intentar suicidarse si no
consume).
Síndrome de abstinencia: interés criminológico
El síndrome de abstinencia es el estado asociado con la suspensión o reducción de una
droga usada habitualmente y que el organismo responde con un conjunto de síntomas
físicos y psíquicos, que van desde formas más graves como el delirium hasta las
caracterizadas por uno o más de estos síntomas: convulsiones, temblores, ansiedad,
desorientación, pérdida de memoria, etc.
Interés criminológico: los síntomas psicóticos aparecen de manera manifiesta recién
entre el tercero y el último día, con las alucinaciones, el delirio y gran estado de temor.
En el síndrome de abstinencia por anfetaminas o simpático miméticos de acción
similar, pueden presentarse ideas suicidas e irritabilidad. La necesidad urgente de la
droga puede llevar en muchos casos al adicto a cometer actos delictivos con el
propósito de adquirir la sustancia, puede cometer robos con violencia, homicidios,
falsificación de recetas. El síndrome de abstinencia por anfetaminas puede presentar
bajo ideas suicidas e irritabilidad.
Estados paranoides o alucinatorios producidos por drogas. Interés criminológico.
Estado asociado con el uso abundante o prolongado de drogas, en especial de
anfetaminas y alucinógenos, como el LSD (dietilamida del ácido lisérgico), la PCP
(fenciclidina) y los hongos alucinógenos. Las drogas alucinógenas perturban el sistema
nervioso central, afectando al funcionamiento neuroquímico del cerebro, lo que
produce alteraciones de la percepción de la realidad con trastornos sensoriales y
alucinaciones. Las anfetaminas son sustancias químicas sintéticas que estimulan el
sistema nervioso central. Las sustancias alucinógenas o perturbadoras, alteran la
percepción de la realidad, el estado de conciencia y provocan alucinaciones. Los
efectos duran generalmente varios días, pero no más de pocos meses. Predominan las
alucinaciones auditivas, puede haber ansiedad e inquietud, además de aparecer una
deformación de la imagen corporal. Pueden generarse acciones violentas o agresivas
contra los enemigos.
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Intoxicación patológica: interés criminológico
Reacción a una cantidad relativamente pequeña de una droga, que toma la forma de
un estado psicótico agudo y breve de cualquier tipo. Se presentan símbolos similares a
los de intoxicación alcohólica, con estados de conducta desadaptadas, accidentes
automovilísticos, agresiones, suicidios, muerte, etc.
Psicosis por drogas y Responsabilidad Penal
Las psicosis por drogas consideradas en su conjunto son causas de inimputabilidad; los
afectados deben someterse a medidas terapéuticas, siendo prudente seguir el
tratamiento aconsejado en el reconocimiento médico forense, el cual puede ser
ambulatorio. La OMS dice que el consumo de drogas puede generar psicosis o
alteraciones morbosas psicópatas y estas caen bajo las previsiones de inimputabilidad
del art. 23 inc. 1 del Código Penal, en tanto que impidan comprender la antijuridicidad
del hecho delictivo en el momento de cometerlo.
En España y otros países, puede regir la imputabilidad disminuida, fuera de la psicosis
por drogas y aun en los supuestos de dependencia psicológica.
Clasificación de las drogas
Estupefacientes (alcaloides o narcóticos)
•
•
•
•
•
Marihuana
Morfina
Cocaína
Heroína
opio
Drogas Psicotrópicas
- alucinógenos
- mezcalina
- anfetaminas
- ansiolíticos
Otra Clasificación: de los estupefacientes, es propuesta en 1928 por Ludwing Levin
quién dividió a estas sustancias en cinco grupos.
a) Euphorica.- Comprende los venenos sedativos del espíritu, tales como el opio y sus
derivados: morfina, heroína, codeína, dionina. Dicho autor incluye en este grupo la
cocaína, sobre la cual haremos luego una pequeña consideración.
b) Phantástica.- Comprende los venenos alucinatorios de los sentidos: LSD, mescalina
(de ciertos cactus alucinógenos), psilocibina (de ciertos hongos alucinatorios) y,
aunque ciertos permisionistas opinen lo contrario, la marihuana.
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c) Inebrantia.- Se incluyen en este grupo los venenos embriagadores, como el alcohol y
el éter, debiéndose incluir también los inhalantes, lamentablemente difundidos hoy
entre los adolescentes (nafta, éteres, hidrocarburos aromáticos, etcétera)
d) Hipnótica.- Comprende las sustancias narcóticas como los barbitúricos,
benzodiacepinas, fenotiacinas, metaqualona, mazindol.
e) Exitantias.- Sustancias estimulantes del psiquismo, tales como la cocaína, las
anfetaminas y el cath y, en menor grado, la cafeína y el tabaco.
Dependencia. Tipos
Los grupos de estupefacientes que establece Levin se diferencian puramente en los
efectos fisiológicos que producen sobre el adicto, lo cual no es, en absoluto,
terminante. Caso clásico lo constituye la cocaína, incluida por dicho autor en el grupo
“euphorica”. Durante la llamada “borrachera cocaínica” se producen, en el adicto
agudo, tres fases, que corresponderían a tres grupos distintos de la clasificación
enunciada.
Como ya hemos dicho, la Organización Mundial de la Salud sugiere reemplazar el
término toxicomanía por dependencia, que sería más apropiado de acuerdo con los
conceptos que luego enunciaremos. Dicha organización establece siete tipos de
dependencia, que son las siguientes:
•
•
•
•
•
•
•
Dependencia morfínica;
Dependencia cocaínica;
Dependencia cannábica;
Dependencia barbitúrica;
Dependencia anfetamínica;
Dependencia alucinógena;
Dependencia alcohólica.
A continuación se describirán brevemente las características más salientes de cada una
de dichas dependencias.
a) Dependencia morfínica.- Se llama comúnmente “adormidera” una variedad de
amapola ordinaria del Asia Menor. Su nombre botánico es Papaver Somniferum, y
de sus cápsulas (frutos) se extrae, mediante una adecuada incisión, un látex que,
por oxidación al aire adquiere un color pardo oscuro: es el opio, producto rico en
ciertos alcaloides provistos de potente acción farmacológica: morfina, papaverina,
codeína y tebanía. Del opio se obtiene la morfina, polvo blanco cristalino, que
mediante un proceso químico relativamente sencillo se transforma en heroína
(diacetil morfina)
Cada planta de amapola rinde unos cinco gramos de opio bruto, que contiene
alrededor del 10% de la morfina.
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Tanto la morfina como la heroína son utilizadas por los adictos por vía endovenosa,
mediante la autoinyección. Ambos alcaloides producen efectos hipnóticos y
analgésicos de gran intensidad. Engendran verdadera dependencia física, con un
dramático síndrome de abstinencia (en ese estado el adicto es capaz de realizar
cualquier delito para lograr la droga)
La codeína es otro alcaloide del opio, también capaz de engendrar dependencia,
aunque en menor gravedad. Los adictos la utilizan como droga supletoria,
ingiriendo comprimidos de medicamentos y jarabes antitusígenos de fabricación
comercial, en grandes cantidades (decenas de comprimidos, varios frascos de
jarabe)
b) Dependencia cocaínica.- La cocaína es un alcaloide que se extrae de las hojas de un
arbusto ordinario de América del Sur, el Erythoroxylon Coca. Desde tiempo
inmemorial, los indígenas de extensas zonas de Bolivia y Perú mascan las hojas del
arbusto, práctica denominada “coqueo”, a fin de aumentar su resistencia a la fatiga,
el hambre y la sed. Las hojas contienen alrededor del 1% de un alcaloide
denominado cocaína, que transformado en clorhidrato por aspiración del producto
tal cual, que constituye un polvo blanco cristalino, el cual se absorbe a través de la
mucosa nasal, pasando rápidamente a la sangre (cocainomanía), y de ahí al sistema
nervioso central.
La facilidad de la disolución del clorhidrato en agua contribuye al uso de esta droga
por vía inyectable, con frecuentes accidentes tóxicos, y aún fatales, por sobredosis.
En los últimos tiempos se ha difundido el fumado del alcaloide en su forma básica,
es decir, no salificado como clorhidrato, mezclado con tabaco o marihuana,
modalidad llamada “crack”. El alcaloide es absorbido en este caso por vía pulmonar,
llegando al cerebro en contados segundos y produciendo un intenso y súbito “rush”,
una enorme euforia, que dura varios minutos para pasar luego a una muy
desagradablemente depresión, lo que lleva al adicto a volver a fumar; de esta
manera se suceden euforias y depresiones, lo que puede conducir al sujeto al paro
cardiorrespiratorio fatal. Tradicionalmente se consideró que la cocaína no producía
dependencia física. Con la aparición del “crack” esta afirmación se desvanece: un
adicto a la cocaína, que utiliza tal forma de consumo, no deja de fumar mientras
disponga de droga, o de los medios para conseguirla. La demanda psíquica es de
una violencia tal que el sujeto constituye un serio peligro para el personal médico y
de seguridad.
c) Dependencia cannábica.- Las propiedades embriagantes del cáñamo –Cannabis
Sativa- cultivado en las mesetas de la India, cuya resina es llamada “haschish”, se
utilizaban hace siglos para provocar exaltación dionisíaca en ciertas ceremonias
religiosas.
Esta especie vegetal presenta dos formas de consumo. Por un lado, la resina
segregada por las flores femeninas, recolectada adecuadamente, se consume con
diversos nombres: el ya citado haschish, charas, chira, etc. La otra forma, más
común y accesible, es el producto obtenido por secado y picado de las hojas y
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sumidades floridas de las plantas, con el que se arman cigarrillos, que son fumados
por los adictos para el logro de los efectos psicotóxicos (alucinógenos) buscados.
El principio activo de la marihuana, responsable de la acción psicotóxica buscada
por los adictos a esta droga, es el tetrahidrocannabinol (THC) El contenido medio de
THC en la marihuana es del. Se estima en cincuenta microgramos de THC por kg de
peso del sujeto, la dosis umbral para el logro de los efectos alucinógenos buscados
por el fumador de este estupefaciente. De acuerdo con lo consignado, un “porro”
contendría alrededor de cinco mil microgramos de THC, dosis más que suficiente
para que un sujeto de setenta Kg. de peso alcance tal umbral.
Se acepta actualmente que el Cannabis produce el fenómeno de tolerancia, e
inclusive se conocen casos adictos que han sufrido el síndrome de abstinencia. Está
comprobado que el consumo de THC produce un alto grado de tolerancia, que
obliga a aumentar radicalmente las dosis iniciales (de diez a veinte veces, para
lograr iguales efectos)
Atento a la distribución irregular del THC en la planta, derivada del sexo de la misma
y de la parte de ella de donde procede, en la última reunión de expertos, convocada
por la O.M.S. en Buenos Aires (1987), se consideró conveniente precisar una
definición clara sobre esta droga, aceptándose la siguiente: “Por “cannabis” se
entiende cualquier parte de cualquier planta del género Cannabis que contenga una
o más de las sustancias químicas identificadas como cannabinoides que sean objeto
de medidas de fiscalización a nivel internacional o nacional”.
d) Dependencia barbitúrica.- Los barbitúricos son sustancias derivadas de la
malonilurea, compuesto obtenido por la unión del ácido malónico con la urea. Su
acción farmacológica, se puede definir como hipnótico y sedante.
De acuerdo con la rapidez y persistencia de su acción, se clasifican en:
1) de duración prolongada. Ejemplo: luminal.
2) de duración intermedia. Ejemplo: nembutal.
3) de duración corta. Ejemplo: seconal.
4) de duración ultracorta. Ejemplo: pentotal.
Se trata de productos muy comunes en terapéutica para producir sedación en
sujetos excitados; como hipnóticos en el tratamiento del insomnio; como
antiepilépticos y anticonvulsivantes; como preanestésicos y anestésicos
endovenosos, y en el narcoanálisis.
Está probado que su uso crónico produce tolerancia y dependencia psíquica y física.
Los de acción corta e intermedia son frecuentemente objeto de abuso, debido al
inmediato inicio de su efecto, y a la intensidad del mismo.
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Los barbitúricos tienden a ser reemplazados por ciertos represores del sistema
nervioso central, a los cuales se conoce con el nombre genérico de ansiolíticos,
entre los cuales se encuentran especialmente las benzodiacepinas (clordiazepóxido,
diazepán, oxacepán, etc.), de amplio uso terapéutico y extraterapéutico. Ya en 1962
la Organización Mundial de la Salud llamó la atención sobre el peligro del uso
indiscriminado de este amplio grupo de “píldoras de la felicidad”. En mayor escala,
todos ellos crean hábito y dependencia.
Es de hacer notar que en nuestro país ni los barbitúricos ni las benzodicepinas están
incluidos en los listados correspondientes, como estupefacientes. Lo están sí en el
listado de la ley 19.303, sobre drogas psicotrópicas (lista III y IV, respectivamente),
debiendo ser despachadas bajo receta archivada, manuscrita, fechada y firmada por
el médico.
La metacualona, hipnótico no barbitúrico que adquirió notable difusión en el
ambiente de la drogadicción hace algunos años, fue incorporada al listado de la ley
20.771 por resolución ministerial del 17 de junio de 1981.
e) Dependencia anfetamínica.- el término de aminas simpéticomimeticas se emplea
para calificar las sustancias cuyos efectos resultan muy similares a los que se
producen por la estimulación de las fibras adrenérgicas posganglionares. Su uso
produce incremento de la actividad neuromuscular, con la exaltación de la presión
arterial y de la amplitud respiratoria, con suspensión del sueño, experimentando el
sujeto sensación de energía forzada, e incremento de la capacidad de trabajo.
Las anfetaminas se usan masivamente para adelgazar, debido a que produce
eliminación del apetito (anorexia) Es también frecuente su uso por parte de
deportistas, a fin de aumentar el rendimiento físico, y postergar, en las
competencias, la aparición de la fatiga.
Los individuos que utilizan anfetaminas, sean para aumentar su rendimiento
psíquico (estudiantes, profesionales, políticos) o físico (deportistas trabajadores),
caen fácilmente en una verdadera toxicomanía, con tolerancia al aumento de las
dosis y estado de necesidad. Se observa en ellos una sintomatología característica,
consiente en anorexia, adelgazamiento, insomnio, excitación psicomotriz, con
confusiones y delirio alucinatorio.
f) Dependencia alucinógena.- Los alucinógenos o psicodislépticos “... son sustancias
que perturban la actividad metal, y engendran una desviación delirante del juicio,
con distorsión en la apreciación de los valores reales.
Además estas drogas son generadoras de ilusiones, alucinaciones, estados oníricos
y oniroides, estados de confusión y de despersonalización” (J. Delay)
La mescalina, alcaloide del peyotl, cactus mexicano, y la psilocibina, existente en
ciertos hongos también mexicanos, son conocidas desde hace siglos, y consumidas
por los indígenas de dicho origen. El cactus, cortado en rodajas, y los hongos, crudos
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o desecados, son ingeridos directamente, experimentándose
perturbaciones mentales unos treinta minutos después de la ingesta.
profundas
A estas sustancias naturales se suma una sustancia semisintética, el LSD 25,
producido a partir del ácido lisérgico obtenido del clavicens purpurea, hongo que
parasita el centeno y otras especies vegetales.
El LSD 25 es la dietil amida de ese ácido; el número 25 corresponde a una serie de
modificaciones químicas experimentales efectuadas sobre la molécula del ácido
lisérgico obtenido del cornezuelo del centero, por Hoffmann, descubridor de este
alucinógeno.
Todas las sustancias producen una fase de excitación psíquica, acompañada de
alteraciones del sistema nervioso autónomo (midriasis, taquicardia y salivación),
alucinaciones visuales ricas en contenido, y con sensación de movimiento, un
estado placentero y eufórico que, al desaparecer, desencadena frecuentemente un
cuadro de ansiedad y angustia. Luego de las alucinaciones aparece un trastorno de
la personalidad, conocido con el nombre de “despersonalización”, que provoca el
singular hecho de que el sujeto, aunque consiente, se siente ajeno a sí mismo.
Los alucinógenos han sido utilizados en psicoterapia, y en el tratamiento del
alcoholismo crónico. Hoy se los ha abandonado dada su peligrosidad y potencial de
adicción psíquica.
Agravan aún más el problema, las dosis extremadamente bajas que se requieren
para arribar a los efectos alucinatorios. Bastará mencionar al respecto que la dosis
de LSD 25 oscila alrededor de los cien microgramos, por vía oral. Vale decir que con
un gramo se podrían drogar diez mil personas.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 14
1- ¿Cuál es la incidencia del alcohol en la comisión de delitos?
2- ¿En qué consiste la “Psicosis de Korsakoff”?
3- ¿Cómo se manifiesta un caso de embriaguez patológica, es considerado imputable
o no en el ámbito de la responsabilidad penal?
4- ¿Qué se entiende por interés criminológico?
5- La psicosis por drogas ¿genera o no responsabilidad penal del adicto?
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UNIDAD XI
POLÍTICA CRIMINAL
CAPACIDAD
•
Analiza el concepto y las distintas tendencias que abarca el estudio de la Política
Criminal desde un enfoque paraguayo vinculado a Latinoamérica.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
•
Confecciona un cuadro explicativo con las características más importantes de la
política criminal en Paraguay y Latinoamérica.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 15: POLÍTICA CRIMINAL, CONTENIDO DEL CONCEPTO, TENDENCIAS
POLÍTICO-CRIMINALES, POLÍTICA CRIMINAL EN LATINOAMÉRICA, POLÍTICA
CRIMINAL EN EL PARAGUAY.
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SEMANA 15, UNIDAD XI
TEMA 15: POLÍTICA CRIMINAL, CONTENIDO DEL CONCEPTO, TENDENCIAS
POLÍTICO-CRIMINALES, POLÍTICA CRIMINAL EN LATINOAMÉRICA,
POLÍTICA CRIMINAL EN EL PARAGUAY.
POLÍTICA CRIMINAL
Política Criminal. Concepto
La política criminal se refiere al conjunto de medidas de hecho y de derecho de las que
se vale el Estado para enfrentar la criminalidad, para controlar, reprimir y prevenir el
delito. Para luchar contra el delito es necesario conocer sus causas, para así evitar las
consecuencias, por ende una política criminal que prescinda de la criminología no es
concebible. La política criminal busca y pone en práctica los medios y las formas más
adecuadas para hacer eficaces los fines del Derecho Penal. También se puede definir a
la política criminal como la ciencia que se ocupa de la política de reforma del derecho
penal, de la ejecución y la lucha contra el crimen por medio del derecho penal.
Política criminal son los instrumentos utilizados por el Estado para contrarrestar la
criminalidad y la criminalización, especialmente su prevención, represión y control.
Política criminal es la denominación más usada, pero también se suele hablar de
profilaxis criminal, reacción social, control social, política criminológica, etc.
Profilaxis: su alcance se reduce a gabinete, clínica, hospital, dado su origen vinculado a
los inicios de la criminología y a la apreciación del delincuente como sinónimo de
enfermo o anómalo.
Reacción social: son las respuestas que el Estado o la sociedad da a los
comportamientos criminales o divergentes, cuando hablamos de las respuestas de las
instituciones, hablamos de una reacción social institucional y cuando hablamos de una
respuesta del grupo a la conducta desviada se habla de reacción social pura o simple.
El Estado (reacción social institucional) responde de manera directa, por ejemplo,
cuando rechaza una acción fijando penas, y la reacción social simple se da de manera
indirecta cuando por ejemplo el grupo social rechaza determinados comportamientos..
Control social: es el aparato estatal (formal o informal) que se opone a la criminalidad.
En el control, a diferencia de la prevención, no se hace caso a las raíces del problema,
sino que se obra frente a un evento concreto. El control social no es producto de una
política incrustada dentro de la política general del Estado.
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Política criminológica: son las estrategias estatales tendientes a obstaculizar el delito,
mientras que la política criminal comprende las tácticas y planeaciones desplegadas
por los desviados en sus actividades delictivas.
Contenido del concepto de Política Criminal
Política Criminal es el conjunto de medidas de hecho y de derecho de las que se vale el
Estado para enfrentar la criminalidad y la criminalización, así sus elementos son:
1) La práctica de la política criminal compete fundamentalmente al legislador, ya que
debe plasmar en textos legales las soluciones recomendadas.
2) La esencia de la política criminal es tarea de los investigadores que se ocupan de
la desviación; ejemplo: los penalistas, penólogos, criminalistas y criminólogos.
Éstos trabajan en la realidad, concluyen y hacen recomendaciones al poder para
que éste las posibilite legalmente.
3) Vemos una verdadera política criminal cuando la legislación coincide con las
recomendaciones que hacen los investigadores, si las modificaciones legislativas
no están presididas por investigaciones entonces la política criminal es irreal.
4) La política criminal está dirigida tanto a la criminalidad entendida como el total de
hechos dañosos (infracciones, comportamiento divergente) y de infractores en un
tiempo y espacio determinado, como a la criminalización o el proceso de
criminalización que está conformado por los poderes que definen el
comportamiento delictivo (legislativo), en quienes asignan a la persona del
delincuente un delito (jueces) y en quienes ejecutan la ley (penitenciaría).
5) La política criminal busca prevenir y reprimir la criminalidad y la criminalización:
por prevenir entendemos que se refiere a evitar el nacimiento, detener el
progreso o el desarrollo del delito por medio de una política incluida dentro de la
planificación del Estado. Reprimir se refiere a contener, rechazar, parar, frenar,
moderar, sujetar, calmar, dominar, en una palabra, limitar la libertad.
6) El derecho penal previene la criminalidad (amenaza con la imposición de penas) y
reprime a través del procedimiento (captura, indagatoria, acusación, sentencia y
ejecución de pena).
7) La penología previene cuando por medio del tratamiento penitenciario requerido
y aceptado por el reo busca evitar la reincidencia o recaída en el delito
(prevención a posteriori) y reprime en todos aquellos casos en que somete a
tratamiento no necesario o no aceptado por el condenado.
8) La criminalística reprime con la persecución, con la búsqueda de huellas
materiales y morales del hecho punible; y previene cuando, una vez establecidos
los modos de comisión de delitos, hace recomendaciones para evitar que se
cometa el delito.
9) La criminología previene cuando, después de descubrir las causas del delito, busca
eliminarlas, además previene cuando por ejemplo recomienda descriminalizar
comportamientos, usar alternativamente el derecho y disminuir la violencia
estatal reflejada en el sistema penal, y reprime en todos aquellos casos en que
propone mantener el derecho penal como está, extenderlo, y si aconseja mayor
criminalización.
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Una correcta política criminal implica trabajo fusionado de penalistas, criminólogos,
criminalistas y penólogos, con el objeto de que converjan en las finalidades buscadas.
Tendencias Político-Criminales
Podemos decir que cada enfoque que explica el origen de la criminalidad y de la
criminalización posee su propia política criminal. Las 5 corrientes son:
Defensa Social:
Presenta las soluciones propuestas por los enfoques biológicos, psicológicos,
antropológicos y sociológicos. Se presenta como un movimiento de política criminal
humanista, que procura proteger a la sociedad de los criminales y a los miembros de la
sociedad de caer en el riesgo de la delincuencia. Sus principios fundamentales son:
•
•
•
•
•
La reacción social contra la criminalidad: se cumple con 3 disciplinas: la
criminología, que estudia el fenómeno del delito; el derecho penal, que interpreta
y aplica las normas positivas; y la política criminal, que toma como punto de
partida la personalidad del autor.
Es humanista: porque sobre la base del respeto a la dignidad humana, se interesa
ante todo por el conocimiento del delincuente: se esfuerza en recuperarlo, le
asiste socialmente una vez reeducado, y porque siempre acude a la
individualización tanto a nivel judicial como penitenciario.
Es una nueva defensa social: que se funda en la solidaridad, tanto de las personas
que viven en la sociedad como el Estado que tiene la obligación de prestar
asistencia a aquel que por sus inclinaciones naturales o por los malos ejemplos
recibidos, cae en la criminalidad.
Busca robustecer y perfecciona el derecho: por lo que respeta al máximo sus
principios sustanciales y procedimentales, en especial los de legalidad y libertad.
Personalidad peligrosa, el tratamiento y la re-socialización son sus principales
elementos de trabajo: tiene por objeto al hombre que ha delinquido o que puede
llegar a hacerlo, analiza su personalidad, lo trata mediante estudio individual y
aspira a obtener su reeducación. Las finalidades de las medidas de defensa social
son: la prevención, protección y reintegración social.
Pesimismo Político Criminal
Se refiere a aquellos planteamientos que, siendo eminentemente políticos, le niegan
toda finalidad político-criminal a la criminología.
Ven a la criminalidad como un fenómeno desarrollado dentro del sistema, y la única
manera de contrarrestar la criminalidad es por medio de una lucha por erradicar el
capitalismo e implantar el socialismo. Para esta criminología, no hay posibilidad alguna
de política criminal: solo el cambio del sistema. Ve al capitalismo como el eje de todo
mal y que los delitos son productos de la diferencia económica en la población.
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Política Criminal Alternativa
Se concreta en el cambio del sistema económico-político. La política criminal propone
mecanismos alternativos con relación al desmoronamiento del derecho penal. Cree
que el cambio central se obtiene gradualmente, por ende propone ciertos
instrumentos que van reduciendo el alcance del sistema punitivo hasta lograr su
desaparición y la del Estado. La política criminal alternativa se edifica así:
a) La primera fase construir una teoría materialista (económico-política) de la
desviación, los comportamientos socialmente negativos y el proceso de la
criminalización, orientada a una política de las clases subalternas. Desde este
punto de vista, la finalidad de la criminología se encuentra a favor de los
desprotegidos.
b) La segunda fase apunta a realizar la política criminal que se entiende como una
“alternativa” al sistema imperante y como una “superación” del derecho penal.
Esta etapa se compone de 4 indicaciones estratégicas:
1) Se busca analizar la desviación y la criminalidad dentro de la estructura general
de la sociedad, buscando una política criminal que resulte en la transformación
social e institucional. No se busca que la política criminal sea simplemente la
reacción del Estado ante la criminalidad ya que se ve al derecho penal como el
mecanismo más inadecuado de una política criminal.
2) Debido a que el derecho penal es injusto la política criminal alternativa busca
reforzar la tutela penal de aquellos intereses esenciales a la sociedad como lo
son la salud, el trabajo y la ecología. Busca además dirigir los mecanismos de
criminalización hacia la macro-delincuencia, hacia los crímenes de los poderosos.
Además busca la despenalización y contraer al máximo el sistema penal para así
disminuir la presión que este ejerce sobre las clases subordinadas. Además busca
reformar radicalmente el proceso penal, la organización judicial y la política con
el fin de democratizar el aparato estatal y contrarrestar los factores de la
criminalización selectiva.
3) Busca abolir las cárceles pero previamente utilizar instrumentos alternativos
como la ampliación de la libertad condicional, la suspensión condicional, la
aplicación de penas de semi-libertad, extender el régimen de permiso.
c) La tercera fase, producto de la transición que representa la fase anterior, implica
pasar del capitalismo al socialismo y la superación del derecho penal, esto
significa que:
1) Como una mejor sociedad se traduce en la libertad e igualdad, el control de la
desviación no será autoritario sino social.
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2) El concepto de desviación pierde de a poco su carácter estigmatizante y obtiene
funciones y significados diferentes; la desviación ya no será necesaria y
exclusivamente negativa. La política criminal alternativa ve a la desviación en el
sentido de diversidad y es tolerada. Si todos los hombres son iguales, existe la
posibilidad de ser y comportarse diversamente, y, asimismo, todos deben
respetar la divergencia de los demás. .
d) En cuanto a su finalidad (busca eliminar el sistema penal capitalista) la
“criminología crítica” utiliza los siguientes medios alternativos a la simple
represión y prevención de la criminalidad:
1) Descriminalizar: se refiere a quitar o disminuir el carácter punible de un
comportamiento, es decir, extraer del catálogo punitivo conductas por ejemplo:
las que se confunde con la moral, las que se refieren solamente al
comportamiento de los grupos sociales más débiles, las que por ser tan
frecuentes no pueden ser controladas por el derecho, las conductas que se
producen sólo en razón de desajuste social o psíquico. La descriminalización
ofrece ventajas como: disminuye el costo del delito en lo que se refiere a la
investigación, aplicación y ejecución; acomoda a la legislación penal a las
realidades, evita la estigmatización de muchas personas, como en el fondo la ley
crea la delincuencia, la descriminalización hace disminuir el fenómeno criminal.
2) Despenalizar: se refiere a suprimir, modificar o disminuir cualitativa o
cuantitativamente la sanción, especialmente la privativa de libertad.
También ofrece ventajas porque disminuye el costo del delito, evita las
consecuencias nocivas de la prisión, previene el estigma carcelario.
3) Nuevo proceso de criminalización: vemos que el derecho penal afecta a los
desprotegidos y con la descriminalización y despenalización lo que se busca es
disminuir la violencia y la opresión que los poderosos ejercen contra los
desprotegidos por medio del derecho. El nuevo proceso de criminalización busca
criminalizar y penalizar severamente los comportamientos del grupo privilegiado
que hostigan fundamentalmente a los grupos proletarios. Busca colocar en plano
de igualdad a los destinatarios de la ley penal y de esta manera en el futuro se
podrá prescindir de normas punitivas.
4) Des-prisionalización o Desencarcelación: busca evitar que la cárcel sea el medio
que resuelva problemas sociales y busca también sustraer a las personas del
encerramiento, por ejemplo, aumentando las causales de libertad provisional.
Esencialmente, se busca que al imputado no se le prive de la libertad. Se busca
evitar el estigma de la prisión y reintegrar al delincuente a la sociedad usando
otras medidas como la libertad bajo palabra, la libertad vigilada, la condena
condicional, arrestos de fin de semana, etc.
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5) Desjudicializar, desprocesalizar y des-institucionalizar: implica que se deben
crear otros modos para buscar la solución de los conflictos, que no sea por medio
judicial, por los procedimientos establecidos por la ley o por medio del Estado. Se
busca solucionar los conflictos en grupos comunales o vecinales, con un diálogo
formal.
6) Uso alternativo del derecho: se refiere a las personas encargadas de aplicar la
ley penal, es decir el juez. Éste debe interpretar la ley usando parámetros que no
sean necesariamente los tradicionales, debe ser consciente de que el derecho
nunca es imparcial, de que el derecho está en crisis, que es clasista. Se busca que
el juez supere las formas conservadoras de interpretar la ley y que se coloque
frente a la realidad y que realice una labor que pueda favorecer a la clase
desprotegida.
Perspectiva abolicionista
Para el abolicionismo el objeto de la criminología no es el delito, sino que su objeto es
la situación problema, el disturbio, el conflicto, el acto lamentable, etc. Esta política
criminal tiene como finalidad ayudar a los ciudadanos a resolver sus conflictos, a
enfrentarlos o en concientizarlos de la existencia de los mismos para que puedan
convivir con ellos. Esta perspectiva parte del reconocimiento de la existencia de
disturbios y por ende estos disturbios permanecerán mientras que exista la sociedad.
El abolicionismo además, no busca eliminar en su integridad los problemas
constituidos y generados por el sistema penal, ni pretende remediar los males de
nuestra condición social, como tampoco busca resolver todas las situaciones
problemáticas. El papel del “criminólogo abolicionista” se centraría en la colaboración
o ayuda frente a los problemas o disturbios.
Derecho Penal mínimo
El Derecho Penal mínimo parte del supuesto que el derecho penal es violento,
selectivo, inadecuado para afrontar los problemas sociales, que a la vez produce más
problemas de los que pretende resolver. Debido a estas características, se aconsejaría,
con la línea abolicionista, la desaparición del derecho penal. Sin embargo, debido a que
el derecho es garantía ciudadana, debe mantenerse. Pero la vigencia del derecho penal
dependerá de que sean efectivos dos exigencias o requisitos:
1- Reducción del catálogo de las descripciones típicas del delito, solamente a las
descripciones exclusivamente necesarias.
2- Ampliación de las garantías y derechos de los ciudadanos, dentro del proceso
penal, es decir, que tales derechos y garantías deben ser plenamente observados
dentro del proceso.
Así la política criminal del derecho penal mínimo pretende la menor intervención penal
posible, es decir, llevar el derecho penal a su mínima expresión, además busca evitar la
venganza privada, hacer efectivos los derechos del imputado dentro del proceso y
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aumentar la libertad debido a que se reducen cuantitativamente las conductas
prohibidas.
Política Criminal en Latinoamérica
En Latinoamérica el panorama no es alentador. Las investigaciones y estadísticas son
un importante instrumento, ya que ayudan a aclarar el trasfondo de la criminalidad, y
por ello, cooperan en la formulación de la Política Criminal. No sólo, no se respetan las
pocas investigaciones empíricas realizadas, sino que en la mayoría de los casos, esas
investigaciones sobre la realidad no existen y se legisla sobre creencias o suposiciones
generalmente pre-juiciosas o por impulsos emocionales temporales; el resultado es el
divorcio crónico entre el país de las leyes y el país real. No es posible hacer
criminología ni ciencia jurídico-penal sin una política criminal.
Queda claro que la Política Criminal es una actividad del Estado y no de los particulares
o determinadas oficinas del gobierno; todo pasa por el Poder Legislativo. Los
investigadores de la realidad (criminólogos, penólogos, criminalistas) proveen de
posibles soluciones al Estado, que como parte de su política de gobierno, debería
hacer política criminal. Muchas veces esto es imposible, ya que la delincuencia se
encuentra en el propio grupo gobernante.
Política Criminal en Paraguay
La Política criminal como verdaderamente está conceptuada, casi no existe en el país.
Los instituciones se presentan débiles ante el crecimiento de la criminalidad, y
generalmente las medidas son adoptadas conforme el momento político o histórico.
Prevención: es la política que se adopta para evitar que los crímenes se cometan, se
refiere a la finalidad de las penas. Esto se puede hacer mejorando las condiciones de
vida, salud, educación, trabajo. El art. 20 de la Constitución Nacional dice: “Las penas
privativas de libertad tendrán por objeto la readaptación de los condenados y la
protección de la sociedad”. La Constitución apunta a una concepción moderna de
pena, cuyo objetivo es la resocialización del delincuente.
• Prevención primaria: evitar por la ley que el individuo delinca. La ley como medio
de prevención, afecta sólo al 0,5% de la población: existe en el país una tasa
altísima de analfabetismo y es más alto en hombre que mujeres. En la cárcel de
Tacumbú, los reclusos sufren de hacinamiento y malos tratos. La marcada
desigualdad, la brecha entre los ingresos percibidos por las familias de menores
recursos y las más ricas se fue ampliando a través de los años, esto ha producido
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un gran auge de la delincuencia, por los bajos niveles de educación, la falta de
oportunidades de empleo, que hace que las personas se vean incapaces de contar
con los medios apropiados para satisfacer sus necesidades más inmediatas.
Bandas organizadas se han especializado en asaltar bancos, casas de cambios y
hasta transportes blindados de caudales. También la delincuencia juvenil ha
tomado proporciones alarmantes, jóvenes de 12 o más años asaltan y matan. Los
“caballos locos” asaltan a pasajero de colectivos en pleno centro de la ciudad.
• Prevención secundaria: evitar que el que está preso vuelva a delinquir; para esto
no hay infraestructura (reformatorios). A contrario, en Paraguay el sistema
penitenciario se ha vuelto una “escuela de la delincuencia”, los establecimientos
son irónicamente los lugares donde más se promueve la delincuencia, se aprende
a fabricar armas, se comercia con alcohol y drogas. Es urgente un saneamiento y
reforma del sistema penitenciario.
• Prevención terciaria: dirigida a la readaptación de los que estuvieron presos pero
ya están libres. Esta fase tampoco se cumple a nivel nacional, no existe un
seguimiento posterior para los delincuentes.
En cuanto a los avances en materia de Política criminal, en el Código Penal y el Código
Procesal Penal se estudia a la persona del delincuente y las causas del delito, se legisla
sobre la sustitución de penas carcelarias por medidas alternativas, existen artículos
que establecen las bases para la medición de las penas. Se ha pasado de un sistema
inquisitorio a una sistema acusatorio; la tarea del Ministerio Público ha tomado más
trascendencia ya que dirige la investigación de los hechos punibles de acción penal
pública, siempre siendo controlado en su actuar por un Juez penal de Garantías.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 15
1-
¿Qué se entiende por política criminal? Acepciones
2-
Explica el origen, significado y alcances de la ley del talión
3-
¿Cuál es el alcance de la “Defensa Social” como política criminal humanista?
4-
¿Qué se entiende por derecho penal mínimo?
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UNIDAD XII
LA REACCIÓN ANTE EL DELITO
CAPACIDAD
• Comprende los fundamentos y la importancia de que la sociedad instaure e
implemente mecanismos de sanción para las conductas antijurídicas.
CONTENIDOS PROCEDIMENTALES
• Elabora una sinopsis sobre los fundamentos de la Pena, sus expositores y teorías
principales sobre el derecho de castigar.
• Elabora un esquema relevando aspectos más importantes referidos a la Pena
Privativa de libertad, analizados a la luz de las normas constitucionales del
Paraguay, así como los demás tipos de penas y las Medidas de seguridad.
• Diferencia los distintos tipos de pena y las medidas de seguridad contempladas en
la Constitución Nacional.
CONTENIDOS CONCEPTUALES
TEMA 16: PENA: CONCEPTO. FUNDAMENTO DEL DERECHO DE CASTIGAR.
TEMA 17: PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD. FUNCIONES, NORMAS
CONSTITUCIONALES ACERCA DE LA PENA Y LA LIBERTAD.
TEMA 18: EVALUACIÓN FINAL.
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SEMANA 16, UNIDAD XII
TEMA 16: PENA: CONCEPTO. FUNDAMENTO DEL DERECHO DE CASTIGAR
LA REACCIÓN ANTE EL DELITO
PENA
Concepto
Es la reacción del Estado ante una violación de la ley penal. Puede ser considerada
como la compensación (retribución del Derecho) a una conducta amenazada con la
imposición de un castigo.
Es el castigo o sanción impuesta por la ley a quien, por haber cometido un hecho
punible (delito o crimen) ha sido condenado en sentencia firme por el órgano
jurisdiccional competente. La pena es básicamente un castigo o una sanción aplicada a
quien reprochablemente comete un hecho punible. Es junto con las medidas de
mejoramiento y seguridad, una de las alternativas de reacción con que cuenta el
Estado en el sistema de la doble vía.
Las clases de penas están establecidas en el art. 37 del Código Penal, que dice lo
siguiente:
“Art. 37: Clases de penas
1º Son penas principales:
a) La pena privativa de libertad;
b) La pena de multa.
2º Son penas complementarias:
a) La pena patrimonial;
b) La prohibición de conducir.
3º Son penas adicionales:
a) La composición;
b) La publicación de la sentencia”.
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Página 202
Fundamento del Derecho de castigar:
Un impulso natural del hombre que vive en sociedad ha engendrado el pensamiento
de dar base a justificación al derecho que tiene el Estado de castigar al delincuente.
Este derecho que en una u otra forma se ha manifestado a través de una larga
evolución fue tema discutido de los filósofos y juristas de todos los tiempos.
El estudio de este aspecto del derecho penal es indispensable por varias razones: en
primer lugar por la diversidad de opiniones y doctrinas que el derecho penal irá
recogiendo para estructurarlo mejor y en forma definida; y en segundo término, la
sociedad de acuerdo a los postulados aceptados dirigirá su lucha contra la
criminalidad.
Competencia de la sociedad para el ejercicio del “ius puniendi”. Atribuciones del
Estado
Reconocida la legitimidad que tiene el Estado de ejercer la justicia positiva, nos
encaminamos a demostrar el alcance del fundamento del derecho de reprimir. Este
fundamento se refiere al modo de ejercer la represión o a la finalidad de la pena. No
tratamos del porqué el Estado asume ese rol, sino de averiguar el fundamento del
castigo o sanción que el Estado aplica a un sujeto delincuente.
Teorías sobre el Derecho de castigar que tiene el Estado: clasificación.
¿Para qué sirven las penas? Esta pregunta ha dado lugar a varias respuestas,
traducidas en teorías, las cuales podemos clasificar de la siguiente manera:
Teorías Absolutas o de la retribución:
•
•
Retribución a la víctima: se castiga al individuo que delinquió, es decir, se le castiga
por el hecho cometido. Se parte del supuesto de la libertad del hombre, por ende,
quien ha realizado libremente un acto debe responder por sus consecuencias.
Los defensores de esta teoría sostienen que la pena no debe utilizarse con fines
preventivos, porque de ser utilizada con este fin, entonces el delincuente sería
utilizado como un instrumento para la obtención de fines sociales y esto implicaría
el menoscabo de la dignidad humana.
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Teorías Relativas o Preventivas o de Defensa Social:
Estas teorías son llamadas también preventivas y consideran que el fundamento de la
pena es la necesidad de evitar que se cometan delitos en el futuro. Esta teoría fue
sostenida por los penalistas del Iluminismo, y dice:
•
•
•
La pena tiene un fin preventivo: impedir que los individuos delincan.
La pena debe servir para la protección de la sociedad.
La pena no constituye un fin en sí misma, sino que la pena es un medio de
prevención.
a) Intimidación: significa que la pena se aplica a un sujeto delincuente, a fin de que
por ejemplo los otros no cometan delitos. Se castiga no precisamente por el hecho
cometido, sino para impedir que en el futuro se siga faltando al orden jurídico.
b) Defensa social de Romagnosi: el italiano Romagnosi en su tratado de “Génesis del
Derecho Penal” expone esta teoría y en ella sostiene que la justicia penal tiene por
objeto prevenir y no reprimir. La pena se justifica por la necesidad que tiene la
sociedad de defenderse contra las que la amenazan o cometen delitos.
c) Coacción psicológica, exposición de Anselmo Feuerbach: según el alemán
Feuerbach la “coacción psicológica”, consiste en que por medio de la pena la ley
amenace, y esta amenaza es psíquica, interna, rechaza la intimidación por el
sufrimiento del delincuente. La amenaza se opera desde la ley penal.
d) Teoría de la advertencia de Bauer: Antonio Bauer en 1810 expuso esta teoría,
sosteniendo que la pena tiene por fin esencial evitar la perpetración de los actos
delictuosos mediante una advertencia que importa la enunciación de la pena. No
admite la intimidación ni la coacción psicológica como fundamentos.
e) Teoría de la utilidad: Jeremías Bentham, gran escritor inglés, funda la pena en la
utilidad social, la sociedad reprime las consecuencias del delito si le es útil.
Teorías Eclécticas:
Se justifica a la pena en su capacidad de reprimir y de prevenir (proteger) al mismo
tiempo. La pena será legítima en la medida en que sea justa y útil a la vez. Se advierte
o amenaza, se castiga y se corrige al delincuente.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 16
1- Define Pena
2- Analiza y explica brevemente las diversas teorías que fundamentan el derecho de
castigar que tiene el estado
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SEMANA 17, UNIDAD XII
TEMA 17: PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD. FUNCIONES, NORMAS
CONSTITUCIONALES ACERCA DE LA PENA Y LA LIBERTAD.
PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD
Consiste en la reclusión del condenado en un establecimiento penal en el que
permanece en mayor o menor grado, privado de su libertad, y sometido a un
determinado régimen de vida y por lo común, sujeto a la obligación de trabajar.
La reforma carcelaria de John Howard. Bases de la reforma carcelaria: aislamiento,
trabajo, instrucción, gobierno interno.
REFORMA PENITENCIARIA
Dos ingleses, John Howard (1727-1790) y su discípulo JEREMÍAS BENTHAM 817481832), ocupan un lugar destacado en la historia de las ciencias criminales.
Antes del grito de Beccaria, las cárceles constituían verdaderos centros de hombres y
de infamia y ultraje. Los reclusos vivían en la más espantosa promiscuidad sin cuidado
de ninguna clase.
JOHN HOWARD. Principios. El sistema “Celular” o de aislamiento.
John Howard comenzó a fines del siglo XVIII, la transformación del régimen
penitenciario, después de haber recorrido varios países de Europa y haber sido Alcalde
de la ciudad de Bedford (Inglaterra), con el objeto de transformar el ambiente del viejo
sistema imperante; recorrió más de cincuenta mil millas estudiando las cárceles de su
época, altamente motivado por la situación real del recluso (sin duda porque él mismo
la experimentó en la prisión francesa de Brest, al ser capturado por los piratas). Su
obra “Situación de las prisiones en Inglaterra y en Gales” (1777), un auténtico informe
sobre la geografía del dolor, tiene un extraordinario valor descriptivo y obtuvo difusión
en toda Europa.
Howard inició el SISTEMA CELULAR en las penitenciarías, estableciendo que los
condenados debían estar separados de noche en sus celdas y de día debían trabajar en
común. Pero este sistema no es en su integridad celular, pues no admite la separación
del recluso de día y de noche. Teniendo en cuenta esta reforma auspiciada por Howard
pronto se sintió en las penitenciarías un plan general de organización cuyos puntos
fundamentales son los siguientes:
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1. El trabajo en las cárceles como medio de regeneración;
2. La enseñanza religiosa;
3. Edificios adecuados donde los penados puedan vivir sin sufrimientos. Los penados
deben tener por lo menos un lecho para dormir;
4. Las cárceles debían ser limpias y sanas.
La obra humanitaria realizada por Howard se ha visto cumplida en la práctica tanto en
Inglaterra como en los demás países europeos.
Regímenes Penitenciarios:
Régimen celular: es el sostenido por John Howard.
SISTEMA AURBURIANO: habla del aislamiento celular nocturno, del trabajo común y la
regla del silencio absoluto. Tiene como ventajas que permite organizar el trabajo de
acuerdo con la industria libre y la instrucción, es menos costoso, y el recluso al ver
diariamente a otros reclusos no pierde su sociabilidad. Como desventajas se le critica
el tema del silencio absoluto, que no es necesario y es imposible conseguirlo y los
castigos severos que aplican en caso de no cumplirlo.
SISTEMA PROGRESIVO: Se le conoce también con el nombre de irlandés, por haber
sido en Irlanda donde se le dio formal legal, por obra de Walter Crofton, aunque su
iniciador fue el capitán Maconochi (Mark System), quien lo implantó en Norfolk. Él
ensaya un sistema más benigno, en el cual el condenado, mediante buena conducta y
la eficacia del trabajo que desarrollaba, conseguía su liberación antes del tiempo que le
hubiera correspondido. Los méritos de cada uno eran recompensados con vales y al
llegar a cierto número, se le concedía la libertad condicional.
Régimen de Montesinos: este régimen consta de tres períodos:
•
•
•
De los hierros: se le aplican cadenas y el grillete conforme a la sentencia, como
vergonzoso estigma del delito cometido. Se le alista en una rígida disciplina.
Del trabajo: existían talleres de trabajo, pero no se trataba de trabajos forzados,
ya que la elección quedaba al libre arbitrio del propio condenado. El trabajo
constituye una virtud moralizadora, una terapia del espíritu.
Libertad intermedia: esta se otorgaba a los reclusos de buena conducta y trabajo
que mereciesen total confianza por parte del director del presidio, para lo cual se
les sometía a las llamadas “duras pruebas”, que consistían en el empleo de estos
penados en el exterior, sin mayor vigilancia, como ordenanzas, asistentes, etc. En
este período los reclusos podían hablar entre ellos sin impedimento alguno y sus
familiares visitarles asiduamente.
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Normas Constitucionales acerca de la pena y la libertad.
Aquí es importante hacer mención a los Principios del Derecho Penal que reflejan la
Política Criminal de nuestro país, y que son los siguientes:
EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD
El art. 1º del Código Penal establece: “Nadie será sancionado con una pena o medida
sin que los presupuestos de la punibilidad de la conducta y la sanción aplicable se
hallen expresa y estrictamente descriptos en una ley vigente con anterioridad a la
acción u omisión que motive la sanción”.
La primera palabra importante en este artículo es “nadie”, porque respeta y está en
directa relación con el principio de igualdad. Esta palabra quiere decir ningún sujeto,
de ningún tipo, no diferenciándose por raza, religión, etc., puede ser sancionado
ilegalmente.
Otra palabra importante dentro de este artículo es “sancionado”. Por Sanción se
entiende la reacción del Estado ante la violación de una norma jurídica de un mandato
jurídico o de una prohibición. La norma jurídica puede prohibir que se haga algo o
puede ordenar que se haga algo.
PRINCIPIO DE REPROCHABILIDAD
Cuando hablamos de “reprochabilidad” nos referimos a la atribución de
responsabilidad penal a una persona por su hecho y al mismo tiempo de la posibilidad
de imponerle una sanción.
En la reprochabilidad se estudia la capacidad del autor de “conocer la antijuridicidad
del hecho realizado y de determinarse conforme a ese conocimiento”.
El principio de reprochabilidad se encuentra en el art. 2º del Código Penal y dice lo
siguiente: “1º No habrá pena sin reprochabilidad.
La pena por tanto, será aplicable únicamente cuando el autor sea reprochable.
PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Este principio determina la racionalidad de las penas o de la reacción del Estado
respecto a una conducta contraria al orden jurídico.
La reacción del Estado debe ser siempre racional, no puede ser una reacción como la
que estaba prevista en el art. 51 del Código penal anterior, que expresaba: “La pena es
el mal que se impone al culpable”.
El inc. 2º del art. 2º del Código Penal establece: “La gravedad de la pena no podrá
exceder los límites de la gravedad del reproche penal”.
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PRINCIPIO DE PREVENCIÓN
La Constitución Nacional establece en su art. 20 que “Las penas privativas de libertad
tendrán por objeto la readaptación de los condenados y la protección de la
sociedad”.
El Código Penal norma en su art. 3º el Principio de prevención y establece: “Las
sanciones penales tendrán por objeto la protección de los bienes jurídicos y la
readaptación del autor a una vida sin delinquir”.
La Ley No 3440/08 que modifica varias disposiciones del Código Penal, modifica
justamente este art. 3º, pero entrará a regir a partir del 16 julio del 2009, y establece
lo siguiente: “Las sanciones penales tendrán por objeto la readaptación de los
condenados y la protección de la sociedad”.
Como vemos este Principio se divide en dos:
• Prevención especial: efecto de la pena en el individuo:
• Negativa: apartando al individuo de la sociedad.
• Positiva: recuperarlo para la sociedad o mejor como uno de los fines de la pena, la
readaptación del autor.
• Prevención General: efecto de la pena en la sociedad.
• Negativa: intimar a los ciudadanos a no cometer hechos punibles.
• Positiva: reforzar la confianza en la vigencia de las normas jurídicas, fortalecer y
hacer respetar el ordenamiento jurídico.
LÍMITES A LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD
El art. 42 del Código Penal establece unos límites a la pena privativa de libertad y dice
lo siguiente: “cuando la pena privativa de libertad no excediera de un año, las mujeres
con hijos menores o incapaces y las personas de más de sesenta años podrán cumplirla
en su domicilio, de donde no podrán salir sin el permiso de la autoridad competente. El
beneficio será revocado en caso de violación grave o reiterada de la restricción”.
SUSPENSIÓN A PRUEBA DE LA EJECUCIÓN DE LA CONDENA
El art. 44 del Código Penal estable también una limitación a la aplicación de la pena
privativa de libertad, otorgando la suspensión de la condena bajo ciertas reglas y
condiciones.
Artículo 44.- Suspensión a prueba de la ejecución de la condena
1º En caso de condena a pena privativa de libertad de hasta dos años, el tribunal
ordenará la suspensión de su ejecución cuando la personalidad, la conducta y las
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condiciones de vida del autor permitan esperar que éste, sin privación de libertad y
por medio de obligaciones, reglas de conducta o sujeción a un asesor de prueba,
pueda prestar satisfacción por el ilícito ocasionado y no vuelva a realizar otro hecho
punible.
2º La suspensión, generalmente, no se concederá cuando el autor haya sido condenado
durante los cinco años anteriores al hecho punible, a una o más penas que, en total,
sumen un año de prisión o multa o cuando el nuevo hecho punible haya sido
realizado durante el período de prueba vinculado con una condena anterior.
3º La suspensión de la condena no podrá ser limitada a una parte de la pena y a este
efecto no se computará la pena purgada en prisión preventiva u otra forma de
privación de libertad.
4º El tribunal determinará un período de prueba no menor de dos y no mayor de cinco
años, que deberá contarse desde la sentencia firme. El período de prueba podrá ser
posteriormente reducido al mínimo o, antes de finalizar el período fijado, ampliado
hasta el máximo previsto.
Artículo 45.- Obligaciones
1º Para el período de prueba el tribunal podrá imponer determinadas obligaciones con
el fin de prestar a la víctima satisfacción por el ilícito ocasionado y de restablecer la paz
en la comunidad. Las obligaciones impuestas no podrán exceder los límites de
exigibilidad para el condenado.
2º El tribunal podrá imponer al condenado:
1. Reparar, dentro de un plazo determinado y de acuerdo con sus posibilidades,
los daños causados por el hecho punible;
2. Pagar una cantidad de dinero a una entidad de beneficencia; o
3. Efectuar otras prestaciones al bien común.
3º Cuando el condenado ofrezca otras prestaciones adecuadas y destinadas a la
satisfacción de la víctima o de la sociedad, el tribunal aceptará la propuesta siempre
que la promesa de su cumplimiento sea verosímil.
Artículo 46.- Reglas de conducta
1º El tribunal podrá dictar reglas de conducta para el período de prueba cuando el
condenado necesite este apoyo para no volver a realizar hechos punibles. Estas reglas
de conducta no deberán lesionar derechos inviolables de las personas o constituir
una limitación excesiva en su relacionamiento social.
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2º El tribunal podrá obligar al condenado a:
1. Acatar órdenes relativas a su domicilio, instrucción, trabajo, tiempo libre o
arreglo de sus condiciones económicas;
2. Presentarse al juzgado u otra entidad o persona en fechas determinadas;
3. No frecuentar a determinadas personas o determinados grupos de personas
que pudiesen darle oportunidad o estímulo para volver a realizar hechos
punibles y, en especial, no emplearlas, instruirlas o albergarlas;
4. No poseer, llevar consigo o dejar en depósito determinados objetos que
pudiesen darle oportunidad o estímulo para volver a realizar hechos punibles;
y
5. Cumplir los deberes de manutención.
3º Sin el consentimiento del condenado, no se podrá dictar la regla de:
1. Someterse a tratamiento médico o a una cura de desintoxicación; o
2. Permanecer albergado en un hogar o establecimiento.
4º En caso de que el condenado asuma por propia iniciativa compromisos sobre su
futura conducta de vida, el tribunal podrá prescindir de la imposición de reglas de
conducta cuando el cumplimiento de la promesa sea verosímil.
Artículo 51.- Libertad condicional
1º El tribunal suspenderá a prueba la ejecución del resto de una pena privativa de
libertad, cuando:
1. Hayan sido purgadas las dos terceras partes de la condena;
2. Se pueda esperar que el condenado, aun sin compurgamiento del resto de la
pena, no vuelva a realizar hechos punibles; y
3. El condenado lo consienta.
La decisión se basará, en especial, en la personalidad del condenado, su vida anterior, las
circunstancias del hecho punible, su comportamiento durante la ejecución de la
sentencia, sus condiciones de vida y los efectos que la suspensión tendrían en él.
2º En lo demás, regirá lo dispuesto en el inciso 4° del artículo 44 y en los artículos 45 al 50.
3º La suspensión no se concederá, generalmente, cuando el condenado hiciera
declaraciones falsas o evasivas sobre el paradero de objetos sujetos al comiso o a la
privación de beneficios con arreglo a los artículos 86 y siguientes.
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4º El tribunal podrá fijar plazos no mayores de seis meses, durante los cuales no se
admitirá la reiteración de la solicitud de la suspensión.
OTROS TIPOS DE PENA: LEGISLACIÓN NACIONAL VIGENTE
El Código Penal legisla otros tipos de penas a lo largo de varios artículos. Aquí se
transcriben los mismos para su conocimiento:
Artículo 52.- Pena de multa
1º La pena de multa consiste en el pago al Estado de una suma de dinero determinada,
calculada en días-multa. Su límite es de cinco días-multa como mínimo y, al no
disponer la ley algo distinto, de trescientos sesenta días-multa como máximo.
2º El monto de un día-multa será fijado por el tribunal considerando las condiciones
personales y económicas del autor. Se atenderá, principalmente, al promedio del
ingreso neto que el autor tenga o pueda obtener en un día. Un día-multa será
determinado en, por lo menos, el veinte por ciento de un jornal mínimo diario para
actividades diversas no especificadas y en quinientos diez jornales de igual categoría,
como máximo.
3º No habiendo una base para determinar el monto de un día-multa, el tribunal podrá
estimar los ingresos, el patrimonio y otros datos económicos pertinentes. Además,
podrá exigir informes de las oficinas de Hacienda y de los bancos.
4º En la sentencia se hará constar el número y el monto de los días-multa.
5º En caso de suprimirse la categoría legal de salarios y jornales mínimos en la legislación
laboral, los montos establecidos en el inciso 2° serán actualizados anualmente por
medio de la tasa del Índice de Precios al Consumidor, publicada oficialmente al 31 de
diciembre de cada año por el Banco Central del Paraguay o la institución encargada
de elaborarlo, tomando como referencia el último monto que haya estado vigente.
Artículo 53.- Pena de multa complementaria
Cuando el autor se haya enriquecido o intentado enriquecerse mediante el hecho,
además de una pena privativa de libertad, podrá imponérsele una pena de multa
conforme a sus condiciones personales y económicas.
Artículo 54.- Facilitación de pago
A solicitud del condenado, el tribunal podrá determinar un plazo para el pago de la
multa o facultar a pagarla en cuotas, pudiendo ordenar el cese de este beneficio en caso
de no abonar el condenado una cuota en la fecha señalada.
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Artículo 55.- Sustitución de la multa mediante trabajo
1º A solicitud del condenado, el tribunal podrá conceder la sustitución del pago de la
multa mediante trabajo en libertad a favor de la comunidad. Un día-multa equivale a
un día de trabajo.
2º El tribunal fijará la naturaleza del trabajo, pudiendo modificar posteriormente esta
decisión.
Artículo 56.- Sustitución de la multa por pena privativa de libertad
1º Una multa que quedara sin pago, y no fuera posible ejecutarla en los bienes del
condenado, será sustituida por una pena privativa de libertad. Un día-multa equivale
a un día de privación de libertad. El mínimo de una pena privativa de libertad
sustitutiva es un día.
2º Se aplicará lo dispuesto en el inciso anterior, cuando el autor reprochablemente no
cumpliera con el trabajo ordenado con arreglo al artículo 55.
PENAS COMPLEMENTARIAS
Artículo 57. Pena patrimonial
1º Junto con una pena privativa de libertad mayor de dos años se podrá ordenar,
cuando ello sea expresamente previsto por la ley y de acuerdo con lo previsto en el
artículo 65, el pago de una suma de dinero cuyo monto máximo será fijado teniendo
en consideración el patrimonio del autor.
2º En la valoración del patrimonio no serán incluidos los beneficios sometidos al comiso.
Se aplicará, en lo pertinente, lo dispuesto en el artículo 92.
3º En los casos en que no sea posible el pago inmediato, se aplicará lo dispuesto en el
artículo 93, inciso 2°.
4º Una pena patrimonial que quedare sin pago, será sustituida por una pena privativa de
libertad no menor de tres meses ni mayor de tres años. La duración de la pena
sustitutiva será determinada en la sentencia.
Artículo 58.- Prohibición temporaria de conducir
1º En caso de condena a una pena principal por un hecho punible, vinculado con la
conducción de un vehículo automotor o la violación de los deberes de un conductor,
el tribunal podrá prohibir al condenado conducir toda o determinada clase de
vehículos automotores en la vía pública.
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2º La prohibición no tendrá una duración menor de un mes ni mayor de un año.
3º La prohibición entrará en vigencia en el momento en que la sentencia quede firme.
Durante el tiempo de la prohibición, el documento de licencia de conducir quedará
administrativamente retenido. El plazo de cumplimiento de la prohibición correrá
desde el día en que se haya depositado el documento.
PENAS ADICIONALES
Artículo 59.- Composición
1° En calidad de composición, y en los casos especialmente previstos por la ley, se
adjudicará a la víctima el pago de una determinada suma de dinero por parte del
autor, cuando ello sirva al restablecimiento de la paz social.
2º El monto del pago será determinado por el tribunal, atendiendo a las consecuencias
que el ilícito haya ocasionado a la víctima y la situación económica del autor.
3º La adjudicación de una composición no excluirá la demanda de daños y perjuicios.
Artículo 60.- Publicación de la sentencia
1º En los casos especialmente previstos por la ley, el tribunal impondrá al condenado la
obligación de publicar la sentencia firme, en forma idónea y a su cargo.
2º La imposición de la obligación de publicar la sentencia dependerá de la petición de la
víctima o, en los casos especialmente previstos por la ley, del Ministerio Público.
MEDIDAS
El Código Penal establece atendiendo al sistema de la doble vía, penas y medidas. En
cuanto a las medidas, las mismas están normadas a partir del art. 72 y seguidamente
se las transcribe:
Artículo 72.- Clases de medidas
1º Las medidas podrán ser privativas o no de la libertad y serán de vigilancia, de
mejoramiento o de seguridad.
2º Son medidas de vigilancia:
1. La fijación de domicilio;
2. La prohibición de concurrir a determinados lugares;
3. La obligación de presentarse a los órganos especiales de vigilancia.
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3º Son medidas de mejoramiento:
1. La internación en un hospital siquiátrico;
2. La internación en un establecimiento de desintoxicación.
4º Son medidas de seguridad:
1. La reclusión en un establecimiento de seguridad;
2. La prohibición de ejercer una determinada profesión;
3. La cancelación de la licencia de conducir.
MEDIDAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD
Artículo 73.- Internación en un hospital siquiátrico
1º En las circunstancias señaladas en el artículo 23, el que haya realizado un hecho
antijurídico será internado en un hospital siquiátrico cuando:
1. Exista riesgo, fundado en su personalidad y en las circunstancias del hecho, de que
el autor pueda realizar otros hechos antijurídicos graves; y
2. El autor necesite tratamiento o cura médica en este establecimiento.
2º La naturaleza del establecimiento y la ejecución de la medida estarán sujetas a las
exigencias médicas. Será admitida una terapia de trabajo.
Artículo 74.- Internación en un establecimiento de desintoxicación
1º El que haya realizado un hecho antijurídico debido al hábito de ingerir en exceso
bebidas alcohólicas o usar otros medios estupefacientes será internado en un
establecimiento de desintoxicación, cuando exista el peligro de que por la misma
causa realice nuevos hechos antijurídicos graves. Esto se aplicará también cuando
haya sido comprobada o no pudiera ser razonablemente excluida una grave
perturbación de la conciencia en los términos del inciso 1° del artículo 23.
2º El mínimo de la ejecución de la medida será de un año y el máximo de dos años.
3º Se aplicará, en lo pertinente, lo dispuesto en los artículos 39 y 40, cuando ello no sea
incompatible con la finalidad de la medida.
Artículo 75.- Reclusión en un establecimiento de seguridad
1° Conjuntamente con la condena a una pena privativa de libertad no menor de dos
años, se ordenará la posterior reclusión del condenado en un establecimiento de
seguridad cuando el mismo:
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1. Haya sido condenado con anterioridad dos veces por un hecho punible doloso;
2. Haya cumplido por lo menos dos años de estas condenas; y
3.
Atendiendo a su personalidad y a las circunstancias del hecho, manifieste una
tendencia a realizar hechos punibles de importancia, que conlleven para la víctima
grave daños síquicos, físicos o económicos.
2º La medida no excederá de diez años.
3º Junto con una condena por un crimen que conlleve peligro para la vida se ordenará la
reclusión, independientemente de los presupuestos señalados en el inciso 1°, cuando
sea de esperar que el condenado realice otros crímenes iguales o similares.
4º La medida de reclusión consistirá en la privación de la libertad en establecimientos
especiales bajo vigilancia de la ocupación y de la forma de vida. A solicitud del
recluso, se le ofrecerán ocupaciones correspondientes a sus inclinaciones y
capacidades, cuando ellas no impliquen menoscabos relevantes para la seguridad. Se
aplicará también lo dispuesto en los artículos 39, inciso 2°, y 40, inciso 3°.
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EJERCICIO BÁSICO SEMANA 17
1- ¿De qué trataba El sistema “Celular” desarrollado por John Howard como reforma
en las penitenciarías?
2- Cita y explica los tipos regímenes penitenciarios
3- ¿Cuáles son los tipos de penas regulados en la legislación nacional vigente?
4- ¿Cuál es el objetivo de la aplicación de las penas?
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FUENTES DE INFORMACIÓN
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
•
GARCIA – PABLOS DE MOLINA – Tratado de Criminología. Editado por Tirant lo Blanch3ª. Edición. Valencia. 2003.
•
CID MOLINE/ LARRAURI PIJOAN – Teorías Criminológicas. Bosch, Barcelona, 2001.
•
HUASCAR CAJÍAS K., Criminología. La Paz. Bolivia. 1978.
•
MARTÍNEZ MILTOS LUIS, Derecho Penal, Parte General 2ª Parte, Intercontinental
Editora, 1993.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA.
•
TIEGHI, OSVALDO N. – Tratado de Criminología. Tercera Edición Actualizada, Editorial
Universidad, Buenos Aires, Argentina, 2005.
•
GARRIDO/ STANGELAND/REDONDO – Principios de Criminología, 2ª ed., Tirant Lo
Blanch, Valencia, 2001.
•
ZAFFARONI, E.R. – Criminología. Aproximación desde el margen. Santa Fe de Bogotá:
Temis. 1999.
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SEMANA 18, UNIDAD XII
TEMA 18: EXAMEN FINAL-PF
EXAMEN
FECHA
PF
PFE1
PFE2
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