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El delito de posesión
simple en México:
castigando sin proteger
#PosesiónSinCárcel
México Unido Contra la Delincuencia (MUCD)
Octubre 2022
CONSEJO DIRECTIVO
Josefina Ricaño Bandala
María Teresa Troncoso Muñoz
Bertha Angulo Curiel
Fernando Ramos Casas
Pablo Girault Ruiz
Francisco Javier Mancera
DIRECCIÓN GENERAL
Lisa Sánchez
COORDINACIÓN
Frida Ibarra
AUTORES
Frida Ibarra
Alejandro Ravelo
DISEÑO EDITORIAL
Augusta Belem Arévalo Calderón
México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) es una
asociación civil no lucrativa, laica y apartidista que lleva
trabajando más de dos décadas en favor de la seguridad,
la justicia y la paz en México. Esto, a través del diseño
e implementación de proyectos de alto impacto social
centrados en la construcción de seguridad ciudadana, la
promoción de una cultura de legalidad, el mejoramiento
de la efectividad de la autoridad y el análisis de políticas
públicas de seguridad y justicia.
Contenido
05
Introducción
07
El delito de posesión simple en México
11
¿Cómo se encuentra regulada la posesión simple en otras partes de
Latinoamérica y el mundo?
16
¿Por qué el Estado NO debería castigar la posesión para consumo
personal?
17
El derecho al libre desarrollo de la personalidad
18
El derecho penal y sus principios
23
La posesión simple ante el régimen internacional
24
Un delito que concentra todos los esfuerzos policiales
25
Un delito para criminalizar a los más vulnerables
29
¿Qué podemos y qué le debemos exigir al Estado?
Introducción
Nuestro máximo tribunal constitucional ha sido enfático en señalar, en diversas
ocasiones, que el consumo de una sustancia que afecta los pensamientos,
emociones y percepciones de la persona que la consume es una decisión que
se encuentra, prima facie, protegida por el derecho al libre desarrollo de la
personalidad; lo mismo que todas las conductas necesarias para materializar
esta elección.1 Entre ellas se encuentra la posesión, puesto que resulta evidente
que no es posible consumir sin poseer la sustancia.
A pesar de este reconocimiento, en México se penaliza el consumo y la posesión
de drogas ilícitas. El delito de posesión simple castiga la tenencia de una droga
para fines de consumo personal con penas que van desde los 10 meses hasta
los 3 años de prisión. Este delito, por su propia naturaleza, no implica la venta ni
el suministro de la sustancia; sino que supone que la persona posee el narcótico
para su estricto consumo personal y, en este sentido, es una conducta que no
produce ninguna afectación a terceros.
A pesar de que la posesión para consumo personal es una conducta que para el
individuo implica el ejercicio de su autonomía y libre desarrollo de la personalidad,
y no tiene impacto en otras personas, el Estado ha optado por prohibir esta
conducta como una medida paternalista basada en prejuicios y estereotipos
sobre el uso de las sustancias. Lo peor ha sido que para ello ha utilizado su
instrumento más severo: el derecho penal. Este tipo penal crea una especie de
simulación donde supuestamente se “combate” al narcotráfico, pero en realidad
no afecta las grandes estructuras criminales del tráfico ilícito de drogas. Es una
medida que, por lo tanto, no mejora la seguridad pública, y solo desperdicia los
recursos policiales en perseguir y criminalizar de manera desproporcionada a
pequeños narcomenudistas y personas usuarias, saturando un sistema penal,
de por sí ya rebasado e ineficiente. Todo esto sin preguntarse sobre si es el
medio más adecuado para proteger la salud y sin una reflexión sobre los efectos
que genera en la vida de las personas.
1 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 237/2014, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Ponente: Arturo Fernando Zaldívar Lelo de la Rea, 4 de noviembre de 2015.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
5
Además del desperdicio de recursos y la saturación del sistema penitenciario,
mantener en existencia el delito de posesión simple refuerza la criminalización
y el estigma hacia las personas que usan drogas. La penalización de posesión,
como de otras conductas alrededor de las drogas, “propicia el consumo en la
clandestinidad y disuade a las personas de acudir a los servicios de salud ante
la amenaza de ser discriminadas o denunciadas”.2
Ante este panorama, el objetivo de este documento es poner el foco en la urgencia
de eliminar el tipo penal de posesión simple de nuestro régimen jurídico, pues
no mejora la seguridad, contradice los principios que rigen el derecho penal,
vulnera derechos fundamentales reconocidos en nuestro sistema constitucional
y no protege la salud. Para ello, primero se presentará una explicación detallada
de qué es el delito de posesión simple y cómo se encuentra regulado en México;
posteriormente, se hará una breve descripción de cómo se regula la posesión de
drogas en otros países. En seguida, se expondrá la argumentación en contra de
la penalización de la posesión para uso penal y repasaremos las consecuencias
de la criminalización de la posesión de drogas. Finalmente, presentaremos
algunas recomendaciones para transformar la manera en que el Estado
interviene en la posesión y el consumo de las sustancias.
2 Count the Costs 50 years of the war on drugs, La Guerra contra las Drogas: Creando delitos, enriqueciendo
a criminales. Octubre 2017. https://bit.ly/3AReXxo
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
6
El delito de posesión simple
en México
El delito de posesión simple como lo conocemos actualmente surge de la “Ley de Narcomenudeo”, una
reforma que entró en vigor el 21 de agosto de 2009 y modificó la Ley General de Salud (LGS), el Código
Penal Federal (CPF) y el Código Federal de Procedimientos Penales (CFPP). Con ella, se introdujo en la LGS
un capítulo denominado “Delitos Contra la Salud en su modalidad de Narcomenudeo”. Como su nombre lo
indica, este tipo de delitos pretenden proteger tanto la salud pública “de terceros” como la salud individual
“de personas usuarias”.3
Con la reforma de “Ley de Narcomenudeo” se logró establecer una división competencial entre las autoridades
federales y locales en la persecución de los delitos contra la salud. Las últimas estarán encargadas del
narcomenudeo y del consumo; mientras que las primeras se enfocarán en la atención del narcotráfico. Otro
de los grandes cambios de esta reforma fue el definir las dosis máximas que presumen consumo personal
e inmediato, lo cual pretendió hacer una distinción entre consumidores, narcomenudistas y tráfico a gran
escala. Para este propósito, se introdujo en la LGS una tabla4 que establece las cantidades máximas por las
que se considera que una persona posee la sustancia con fines de consumo personal e inmediato.
3 Catalina Pérez Correa. Delitos contra la salud y el principio de proporcionalidad en México. 2014, 2. https://bit.ly/3az2NOX
4 Ley General de Salud, (México, 2022), artículo 479 “Tabla de Orientación de Dosis Máximas y Consumo Personal en Inmediato” https://bit.ly/3c8V5vq
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
7
Tabla de Orientación de Dosis Máximas de Consumo Personal e Inmediato
Narcótico
Dosis máxima de consumo
personal e inmediato
Cantidad multiplicada
por mil*
2g
2 kg
50 mg
50 g
5g
5 kg
500 mg
500 g
0.015 mg
15 mg
Opio
Diacetilmorfina
o Heroína
Cannabis Sativa,
Índica o Mariguana
Cocaína
Lisérgida (LSD)
MDA,
Metilendioxianfetamina
40 mg de polvo
granulado o
cristal
Una unidad con
peso no mayor a
200 mg de tabletas
o cápsulas
40 g de polvo
granulado o
cristal
Mil unidades
con peso desde
200 g de tabletas
o cápsulas
MDMA,
dl-34-metilendioxindimetilfeniletilamina
40 mg de polvo
granulado o
cristal
Una unidad con
peso no mayor a
200 mg de tabletas
o cápsulas
40 g de polvo
granulado o
cristal
Mil unidades
con peso desde
200 g de tabletas
o cápsulas
Metanfetamina
40 mg de polvo
granulado o
cristal
Una unidad con
peso no mayor a
200 mg de tabletas
o cápsulas
40 g de polvo
granulado o
cristal
Mil unidades
con peso desde
200 g de tabletas
o cápsulas
* Cálculos propios. La Ley General de Salud sólo indica que se deben multiplicar por mil las cantidades permitidas para dosis de consumo personal e inmediato.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
8
El efecto de la inclusión de este sistema de umbrales fue criminalizar a las personas usuarias en, al menos,
dos supuestos:
POSESIÓN PARA CONSUMO PERSONAL E INMEDIATO
(artículo 478 de la LGS)
El primer supuesto es cuando se posee una cantidad menor o igual a la establecida en la tabla de la LGS.
Si bien este supuesto no amerita que se inicie un proceso penal o se establezca una pena de prisión, la
posesión sigue siendo un delito que amerita ser remitido a las autoridades. En otras palabras, las personas
son trasladadas al Ministerio Público donde se determina si la sustancia y la cantidad poseída se encuentran
o no dentro de los umbrales permitidos en la tabla; en caso afirmativo, se determina la libertad de la persona
y se le recomienda asistir a tratamiento. No obstante, la asistencia a tratamiento es forzosa.
En este orden ideas, es importante enfatizar que en México el consumo de narcóticos no está permitido: el
artículo 478 únicamente prevé una excusa legal absolutoria, es decir, si bien no hay responsabilidad penal
en contra del individuo por razones de política criminal, consumir narcóticos sigue siendo un delito. Más
aun, el consumo de narcóticos se encuentra prohibido de manera indirecta a través de la penalización de la
posesión para consumo personal (en el artículo 477 de la LGS), del cual hablaremos a continuación.
Por este motivo, aunque bajo este caso no se ejerza la acción penal, las personas que consumen drogas
continúan sometidas al sistema de justicia penal de forma injustificada, pues pueden ser detenidos de
manera preventiva hasta el momento en que se determine el No Ejercicio de la Acción Penal, lo cual puede
tardar hasta 48 horas.
POSESIÓN SIMPLE
(artículo 477 de la LGS)
El segundo supuesto, configura el delito de posesión simple cuando se posee, sin autorización, una sustancia
que aparece en la tabla en una cantidad inferior a la que resulte de multiplicar por mil las cantidades
previstas en la misma. Además, se necesita que por “las circunstancias del hecho”, esta posesión no pueda
considerarse para fines de comercio o suministro.
Este delito se sanciona con penas que van desde los 10 meses hasta los 3 años de prisión y hasta 80 días
de multa. Cabe resaltar que, aun cuando la persona posee una sustancia bajo las cantidades previstas en la
tabla, si no se demuestra que es usuaria o farmacodependiente, se le podrían aplicar estas sanciones.
Las autoridades de las entidades federativas son las encargadas de procesar y sancionar estos supuestos.
Sin embargo, de manera excepcional, el narcomenudeo puede ser competencia federal en tres situaciones:
1) cuando el delito se cometa en modalidad de delincuencia organizada 2) cuando las autoridades federales
inicien la investigación y no la remitan a las autoridades locales y 3) cuando así lo decida la Fiscalía General
de la República (FGR).
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
9
UN DELITO QUE NO HAY QUE PROBAR NI INVESTIGAR
El sistema de umbrales para la posesión es algo que existe en distintos países como en Colombia, Ecuador,
Peru y Uruguay, con diferencias importantes sobre cómo cada sistema considera el consumo personal.
Colombia permite la posesión de una dosis para consumo personal y la Corte Constitucional ha determinado
que la posesión de cantidades que estén por encima de las dosis está permitida si es para uso personal;
Ecuador distingue entre dosis de consumo inmediato y de aprovisionamiento pero ha introducido leyes que
castigan de manera excesiva el microtráfico al punto de criminalizar en la práctica la posesión; Perú dejó de
penalizar la posesión para consumo personal por debajo de ciertos umbrales5 en 2012 y siempre ha permitido
el consumo de la hoja de coca, pero las autoridades continuan deteniendo a usuarios hasta determinar que su
posesión no es para tráfico; Uruguay nunca ha penalizado el consumo y permite la posesión con estos fines
por debajo de ciertos umbrales. Sin embargo, ha sido problemático porque las cantidades establecidas para
consumo personal suelen ser muy pequeñas e ignorar las prácticas de consumo de las personas usuarias.
En el caso especifico de México, detectamos serios problemas con la denominada “Tabla de Orientación de
Dosis Máximas y Consumo Personal e Inmediato”, prevista en el artículo 479 de la LGS.
En México, las cantidades establecidas en la tabla no son acordes a las cantidades comúnmente utilizadas
o adquiridas por las personas usuarias. En el caso de la cocaína, por ejemplo, la tabla prevé una cantidad
de dosis máxima de medio gramo; no obstante que en el mercado dicha sustancia es vendida por gramo.
Para la cannabis, por su parte, se establece como dosis máxima la cantidad de 5 gramos, aunque varias
consumidores de esta sustancia señalan que compran bulbos de entre 40-50 gramos, no cigarrillos sueltos.
Además de que el equivalente a una onza (28 gramos) es el límite internacional, convencionalmente aceptado
como aprovisionamiento para su uso personal.6
Estas discrepancias entre la ley y la realidad, ponen en riesgo a las personas que usan drogas, pues cada vez
que buscan aprovisionarse de la sustancia para su consumo, son susceptibles de entrar en contacto con la
cara punitiva del Estado. Las cantidades de la tabla de dosis máximas son tan pequeñas que permiten que
las personas que consumen drogas sean fácilmente acusadas y sancionadas bajo el argumento de que se
trata de narcomenudeo que ponen en peligro la salud.
Asimismo, este delito permite detener y encarcelar personas por el simple hecho de poseer una sustancia
fuera de los umbrales permitidos, sin tener que probar la finalidad de dicha posesión. Esto vuelve más sencillo
para las autoridad perseguir el delito de posesión simple, porque no tienen que preocuparse por investigar
ni adquirir pruebas para demostrar ante un juez que la persona que detuvo tenía la intención de comerciar
o suministrar la sustancia a terceros. Además, crea una especie de simulación donde supuestamente se
“combate” al narcotráfico, pero en realidad este tipo penal no afecta las grandes estructuras criminales del
tráfico ilícito de drogas, sino que sólo sirve para que las autoridades del sistema de justicia penal desperdicien
recursos en la persecución de personas usuarias y pequeños narcomenudistas, saturando un sistema penal,
de por sí ya rebasado e ineficiente. El sistema penal está focalizando sus pocos recursos y capacidad de
investigación en casos menores o de flagrancia.7
5 Niamh Eastwood, Edward Fox y Ari Rosmarin. A Quiet Revolution: Drug Decriminalisation Across the Globe. (Reino Unido: Release Drugs, The Law
& Human Rights, 2016).
6 Catalina Pérez Correa, (Des) proporcionalidad y delitos contra la salud en México, 25.
7 Catalina Pérez Correa, (Des) proporcionalidad y delitos contra la salud en México, 18.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
10
¿Cómo se encuentra regulada la
posesión simple en otras partes
de Latinoamérica y el mundo?
Hasta 2022, existen al menos 13 países en Latinoamérica y más de 30 en el mundo que cuentan con algunas
forma de despenalización de drogas, entre los que se encuentran Costa Rica que despenalizó la posesión
personal de drogas en 1988, Colombia que la despenalizó en 1994 y Ecuador que la despenalizó en 2013.8
País
Uruguay
Estatus de la penalización
Año de
Clasificación
despenalización
La posesión de drogas para uso personal nunca ha sido penalizada,
un juez determina si la posesión es o no para uso personal.
–
Despenalización
El país despenalizó toda posesión personal de drogas en 1988,
manteniendo sanciones administrativas que fueron eliminadas en
2001.
1988
Despenalización
Costa Rica
No hay sanciones por estar en posesión de cannabis, cocaína
u opioides para uso personal, determinado por umbrales que
establece la ley.
1988
Paraguay
Despenalización
de una o algunas
drogas específicas
La posesión y cultivo de hoja de coca en zonas específicas están
protegidos por la ley desde 1988, protección que se reafirmó en
2015.
1988
Bolivia
Despenalización
de una o algunas
drogas específicas
8 TalkingDrugs. Drug Decriminalisation Across the World. Actualizado en junio de 2021, https://bit.ly/3tjA0Ek.; Eastwood, Fox y Rosmarin. A Quiet
Revolution.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
11
Colombia
La posesión de drogas para uso personal fue despenalizada en
1994 y se determina según umbrales. Sin embargo, en 2019,
el Senado pasó una Ley que prohíbe el uso y posesión, incluso
por debajo de los umbrales, cerca de parques, escuelas, centros
educativos, centros deportivos y otras áreas determinadas por las
autoridades locales.
1994
Despenalización
Perú
No hay sanciones para la posesión de drogas para uso personal,
sujeto a umbrales específicos para cada droga.
2003
Despenalización
Chile
Aunque la posesión personal de drogas fue despenalizada en
2005, una cantidad para uso “personal” no ha sido definida
legalmente. Una persona detenida en tenencia de una droga debe
probar al juez que la posesión es para su uso personal, por lo que
el sistema sigue siendo problemático.
2005
Despenalización
Argentina
La Corte Suprema determinó que penalizar la posesión de drogas
para uso personal es inconstitucional. No han pasado ninguna
ley, por lo que las personas siguen siendo detenidas y los jueces
generalmente cierran los casos citando la decisión de la Corte.
Sin embargo, algunas personas sí han sido procesadas por este
delito.
2009
Despenalización
México
Desde 2009 la posesión de drogas para uso personal está
despenalizada, aunque los umbrales para considerarla de uso
personal son tan bajos que la criminalización continúa.
2009
Despenalización
Venezuela
Se permite la posesión en dosis personales, que es la dosis
que no constituya una sobredosis para un usuario de acuerdo
con su tolerancia, grado de dependencia, patrón de consumo y
características del individuo y la sustancia, lo cuál es determinado
por un juez a partir de un informe presentado por expertos
forenses.*
2010
Despenalización
Ecuador
No hay sanciones para la posesión de drogas para uso personal,
la posesión se determina por umbrales.
2013
Despenalización
Belice
Desde 2017, Belice permite la posesión de cannabis para uso
personal, siempre que esté por debajo de 10 gramos. El consumo
en público es sancionado primero con una advertencia y después
con una multa de $100 dólares.
2017
Despenalización
de una o algunas
drogas específicas
República Desde 2020 es legal estar en posesión de más de 28 gramos de
Dominicana cannabis. El uso en público es penalizado, pero solo con multas
administrativas que no entran en los antecedentes penales. En
caso de ser cerca de centros ceremoniales Rastafari o de otras
iglesias, no hay multas.
2020
Despenalización
de una o algunas
drogas específicas
*Ley Orgánica de Drogas (Venezuela, 2010), artículo 131.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
12
En los países con regulación de cannabis como Uruguay, Estados Unidos y Canadá, la posesión de cannabis
se ha permitido en distintas cantidades. En Canadá, se permite la posesión de hasta 30 gramos de cannabis
seco, la cual tiene distintas equivalencias con otras variantes de cannabis.9 En Uruguay, el límite de venta
mensual de cannabis por persona es 40 gramos y un juez decide si la posesión, ya sea de cannabis o de otras
sustancias, es para uso personal según la cantidad y la evidencia de que se quisiera utilizar para venta. En
Estados Unidos, entre los estados que han regulado la cannabis la cantidad máxima permitida para posesión
varía de 28 a 85 gramos dependiendo de la regulación.10
De acuerdo con un estudio del Colectivo de Estudios Drogas y Derecho (CEDD)11, un rasgo de la región
américana es la desproporcionalidad de las sanciones para la posesión de las sustancias. En ocasiones, se
penaliza de manera más gravosa los delitos de drogas que delitos sexuales u delitos que afectan la vida o la
libertad. Si bien este estudio se limita a la cannabis, los datos que ofrece son representantivos de muchas
otras drogas consideradas ilegales.
Este estudio identifica a la posesión como “el elemento estructurante de los delitos relacionados con drogas
ilícitas” mediante dos sistemas: el de finalidad y el umbrales. En el primero se exige a los juzgadores probar
que la finalidad de la posesión es el consumo personal, o bien, el comercio de la sustancia. En el segundo,
en cambio, dependiendo de la cantidad poseída se presume su finalidad.
Dentro de los países que cuentan con sistemas de finalidad se encuentran Argentina, Bolivia, Brasil, Costa
Rica y Chile. Mientras que los países que cuentan con sistemas de umbrales son, por supuesto, México,
pero también Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela. No obstante, esto no quiere decir que algún
país no cuente con elementos tanto de uno como de otro sistema. Este es el caso de Perú, donde la pena se
determina tanto en función de la finalidad como de la cantidad de la sustancia.
Como ya adelantamos, los países que cuentan con sistema de umbrales han limitado la dosis permita
para consumo personal a una cantidad muy pequeña que ignora las prácticas de consumo de las personas
usuarias. En Perú se permite hasta 8 gramos y en Ecuador hasta 10 gramos cannabis. Así, cuando se
rebasan estas cantidades mínimas, la posesión con fines de consumo aun se penaliza, ya sea como delitos
de posesión o tenencia (simple) o como tráfico.
9 Department of Justice, “Cannabis Legalization and Regulation”, Government of Canada, 20 de junio de 2018, https://bit.ly/2qQ8j5i
10 Claire Hansen, Horus Alas, y Elliot Davis Jr, “Where Is Marijuana Legal? A Guide to Marijuana Legalization”, US News & World Report, 27 de mayo
2022. https://bit.ly/3xG6efJ
11 Alejandro Corda y David Filomena. Respuestas legislativas sobre cultivo y posesión de cannabis en las Américas, octubre de 2019. CEDD (Colectivo de Estudios Drogas y Derecho). https://bit.ly/3z3MhQE
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
13
Otro aspecto interesante de la región es que comumente en los países que cuentan con sistema de umbrales
realizan divisiones entre narcotráfico y microtráfico. Esto sucede en Colombia, Ecuador y también es el caso
de México. Chile es el único país que cuenta con un sistema de finalidad donde al juez se le permite realizar
esta distinción. También existen países en donde no se establece una cantidad específica para diferenciar
la tenencia para consumo personal. Este es el caso de Argentina, Brasil y Bolivia. Igualmente, en Chile la
posesión personal de drogas fue despenalizada en 2005, pero la “cantidad para consumo personal” no ha
sido definida y las personas continúan siendo criminalizadas por poseer pequeñas cantidades.12
Por su puesto, el poder judicial ha jugado un papel primordial en la región para transformar los límites de
la tenencia y consumo de la cannabis. Este ha sido el caso en países como Argentina, Colombia, Ecuador
y México (de lo cual hablaremos más adelante). En Argentina, en 2009 la Corte Suprema declaró en el
Fallo Arriola que el delito de posesión es inconstitucional en el país. No hubo reformas a la ley por lo que
aunque los jueces con frecuencia suspenden las acusaciones por posesión citando el Fallo Arriola, la
criminalización de las personas, en especial de los jóvenes, continúa en el país. En 2019, se estimaba que
25 mil personas eran criminalizadas por la posesión de sustancias para su propio consumo, principalmente
jóvenes de entre 16 y 30 años, de bajos ingresos y sin antecedentes penales.13 En Colombia, desde 1994 la
Corte Constitucional despenalizó la posesión de drogas y se establecieron dosis de aprovisionamiento que
se pueden poseer sin incurrir en un delito. Sin embargo, desde entonces el país ha implementado reformas
para criminalziar el consumo en público, y las extorsiones a usuarios detenidos ha continuado. En Ecuador,
si bien la Corte Constitucional no llevó a cabo la despenalización en primer lugar, sí reafirmó en 2019 la
legitimidad de los umbrales como forma de asegurar la presunción de inocencia, luego de que distintas
autoridades continuaron persiguiendo la posesión después de que fue despenalizada, e incluso estableció
que las autoridades deben probar intención de venta incluso si la posesión está por encima de los umbral.
A pesar de la trascendencia de esta decisión, como no se ha aprobado ninguna ley para hacer efectiva la
despenalización, las personas continúan siendo procesadas por la mera posesión de la sustancia para su
consumo personal.14
Las sanciones por posesión simple varían entre los países de la región. En algunos países la posesión se
castiga con prisión; en otros, con multas, o bien, con derivación a tratamiento. En Argentina, la posesión de
estupefacientes se castiga con la confiscación, una multa y un curso educativo sobre los efectos de la droga.
En Bolivia, a nivel legal se establece que la posesión para consumo personal se sanciona con tratamiento
obligatorio. En Brasil, se castiga con una advertencia, servicio comunitario o una medida educativa. En
Venezuela, la posesión de hasta 20 gramos de cannabis se penaliza con 1 a 2 años de prisión.
12 TalkingDrugs, Drug Decriminalisation
13 RESET - Política de Drogas y Derechos Humanos, A 10 AÑOS DE ARRIOLA, agosto de 2019, https://bit.ly/3Hffwm2
14 Adriana Muro Polo (coord.), El control de constitucionalidad de las Altas Cortes sobre la prohibición del consumo de cannabis en América Latina
(México: Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2020) https://bit.ly/3Hj7Q28
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
14
El caso de Costa Rica es excepcional puesto que ahí, desde 1988 no hay sanciones para la posesión para
consumo personal. Las autoridades solo pueden decomisar la droga y ofrecerle a la persona participar en
un servicio voluntario de tratamiento. Si alguien es detenido en posesión de una droga, es llevado ante un
juez para que éste decida si la posesión es para su uso personal. Si bien esto no detiene la persecución, los
jueces en general ponen un estándar de prueba alto para castigar a las personas. En un caso, un hombre
fue encontrado con 487 gramos de cocaína y fue declarado inocente porque no se pudo probar que tenía
intenciones de venta. Esto también ha determinado las perspectivas hacia el cultivo de cannabis. En 2015,
las autoridades allanaron la casa de un abogado y encontraron 80 plantas de cannabis, pero la Corte lo
declaró inocente porque no se pudo probar que las plantas no eran para su propio uso.15
Si bien los criterios subjetivos han sido útiles en este caso, esto se debe más a las actitudes de los jueces
con respecto a la posesión en Costa Rica y al hecho de que es la responsabilidad de los jueces. Los criterios
pueden generar inseguridad jurídica, y en países donde los jueces tienen estándares más punitivos pueden
llevar a que más personas sean procesadas por posesión. En Chile, por ejemplo, no se castiga la posesión
para uso personal y un juez es el que determina si la posesión es para uso personal. En este caso, la carga
de prueba de demostrar que la posesión es para su consumo recae sobre el acusado, lo que lo deja sujeto a
los criterios de los jueces y lleva a que la gente continúe siendo arrestada por ofensas menores.
Otro aspecto lamentablemente común en la región es que se identifica que el sistema de justicia penal recae
especialmente en los pequeños actores del mercado ilícito de drogas. Así, la respuesta penal es más frecuente
y desproporcionada sobre las personas usuarias, los cultivadores y pequeños narcomenudistas. Los cuales
son más fáciles de ser detenidos y encarcelados, sin que esto implique una afectación a las estructuras
de las organizaciones criminales del tráfico ilícito de drogas. También son frecuentes las extorsiones y los
abusos de autoridad por parte de la polícia y otras autoridades encargadas de la aplicación de la ley.
15 TalkingDrugs, Drug Decriminalisation
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
15
¿Por qué el Estado NO
debería castigar la posesión
para consumo personal?
En el amparo en revisión 237/2014, y en futuras decisiones que retomaron la argumentación de este fallo,
la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoció que la realización de actividades recreativas o lúdicas
es una decisión que pertenece a la esfera de la autonomía personal y cuenta con protección constitucional.
Dentro de este tipo de elecciones, se incluye “la ingesta o el consumo de sustancias que produzcan
experiencias que en algún sentido <<afecten>> los pensamientos, las emociones y/o las sensaciones de la
persona”. En este orden de ideas, el libre desarrollo de la personalidad ampara la decisión de consumir
una sustancia para “afectar” la personalidad con fines recreativos o lúdicos, ya que se trata de una de las
decisiones más íntimas y personales del individuo.
Asimismo, la SCJN determinó que la prohibición administrativa imperante sobre el uso de la cannabis que
establece la Ley General de Salud vulneraba prima facie el derecho al libre desarrollo de la personalidad al
constituir un obstáculo jurídico para que las personas decidan qué tipo actividades recreativas o lúdicas
desean realizar, e impedir llevar a cabo lícitamente todas las acciones o actividades necesarias para poder
materializar esa elección a través del autoconsumo.
Bajo esta argumentación del máximo tribunal, la ingesta de narcóticos y las conductas necesarias para
materializar esta elección, como lo es la posesión de la sustancia, se encuentran prima facie amparada por
el derecho al libre desarrollo de la personalidad. En efecto, la posesión es un presupuesto fundamental
para la materialización del autoconsumo. En el caso del amparo en revisión 237/2014, la SCJN determinó
que la prohibición administrativa del consumo de cannabis contenida en la Ley General de Salud resultaba
inconstitucional por vulnerar de manera desproporcionada el libre desarrollo de la personalidad.
En el caso del delito de posesión simple, la justificación para utilizar el derecho punitivo debe ser de mayor
peso que en el caso del derecho admnistrativo, pues se trata de la herramienta más extrema del Estado que
está siendo utilizada sobre una conducta (poseer) que no afecta a terceros y que impide la materialización
del consumo, vulnerando el libre desarrollo de la personalidad. A continuación, profundizaremos sobre este
punto.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
16
EL DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
En un Estado democrático de derecho, los derechos y libertades básicas de todos los ciudadanos están por
encima de determinadas creencias, valores, actitudes y comportamientos que, desde el reproche religioso
y moral16, se intentan imponer a toda la sociedad e impiden un acercamiento objetivo y racional al problema
del consumo de drogas. Atendiendo a ello, los derechos fundamentales y libertades públicas, incluidos los
de las personas usuarias de drogas se sitúan por arriba de los aspectos sancionadores.
En el análisis de constitucionalidad de la prohibición absoluta del consumo de cannabis, la SCJN destacó
que nuestra Constitución otorga una “amplia protección a la autonomía de las personas, al garantizar el goce
de ciertos bienes que son indispensables para la elección y materialización de los planes de vida que los
individuos se proponen”.17
Así, el principio de autonomía personal implica el reconocimiento de los planes de vida individuales e ideales
de excelencia humana de cada persona, sin que el Estado pueda interferir en su elección y materialización,
debiendo además protegerlos frente a instromisiones injustificadas de terceros. Por lo anterior, dicho
principio evita que el Estado tome medidas que busquen restringir o limitar los derechos humanos con base
en una concepción perfeccionista de la sociedad, toda vez que la adopción de modelos de virtud personal
e ideales de excelencia humana es una decisión que corresponde libremente a cada persona. El papel del
Estado entonces se debe limitar a facilitar la adopción y ejecución de esa decisión, impidiendo la intromisión
injustificada de otras personas.18
El principio de autonomía personal, a su vez, deriva del derecho al libre desarrollo de la personalidad. Éste
es un derecho genérico que proviene del derecho a la dignidad y brinda protección a un “área residual de la
libertad”. Por lo que si un determinado “espacio vital” es intervenido a través de una medida estatal y éste
no se encuentra expresamente protegido por un derecho de libertad específico, las personas pueden invocar
la protección del derecho al libre desarrollo de la personalidad”.19 Así, el derecho al libre desarrollo de la
personalidad funciona como protección frente al paternalismo del Estado, toda vez que tutela la consecución
del proyecto de vida del individuo como ser autónomo.
El libre desarrollo de la personalidad también incluye la posibilidad de una persona para, en posesión de sus
capacidades y en condiciones de racionalidad adecuadas, ponerse intencionalmente en riesgo, dañarse o
privarse de bienes básicos con el propósito de perseguir y materializar su plan de vida o su autonomía sin
16 Lo que implicaría, en el supuesto que combatimos que la política prohibicionista viola el principio de legitimidad democrática.
17 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 237/2014, Ministro Arturo Fernando Zaldívar Lelo de la Rea.
18 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 5809/2016, Primera Sala de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, Ponente: Ministra
Norma Lucía Piña Hernández, 22 de agosto de 2018.
19 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 237/2014, Ministro Arturo Fernando Zaldívar Lelo de la Rea.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
17
que en esta decisión pueda interferir el Estado o terceros.20 De esta manera, este derecho faculta al individuo
de disponer de su propia salud, siempre que la persona cuente con capacidad para ejercer su autonomía en
condiciones de racionalidad adecuadas.
De hecho, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha señalado que las personas tienen el derecho a la
disposición de su propia salud, siempre y cuando no estén imposibilitados para expresar su voluntad. Lo que
quiere decir, por ejemplo, que se pueden omitir las medidas médicas, en una enfermedad cuando quien lo
solicita es una persona libre y responsable.21
Así, aunque el Estado tiene la obligación de proteger la salud de las personas, no puede imponer medidas
que estén en contra de la voluntad de las personas adultas que gozan de plena autonomía. El individuo
es el único capaz de ponderar sus intereses y sus valores para tomar decisiones relevantes sobre su plan
de vida, incluidas aquellas relativas a su salud, sin que el Estado o terceros pretendan imponerle medidas
que puedan ir en contra de su voluntad. En cambio, el Estado debe adoptar medidas para proteger la salud
individual que, a su vez, sean compatibles con el derecho al libre desarrollo de la personalidad, como lo es
la provisión de información relevante y oportuna para que el individuo tome las decisiones sobre su salud en
libertad y con plena conciencia de las consecuencias que éstas implican. En consecuencia, el Estado carece
de legitimidad para prohibir al individuo el consumo de sustancias cuando forma parte de su plan de vida
y asumen libremente el daño o riesgo que implica para su salud.
EL DERECHO PENAL Y SUS PRINCIPIOS
La facultad del Estado de prohibir y castigar ciertas conductas se expresa en el derecho sancionador, como
el derecho administrativo y el derecho penal. Este último se configura como la “manifestación extrema del
ius puniendi”, es decir, el monopolio de la violencia legítima.22
Sin embargo, el ius puniendi del Estado no es absoluto, sino que tiene ciertos límites dentro de un Estado
constitucional democrático y de derecho. Así, aunque el legislador tenga cierto margen discrecionalidad para
definir qué conductas prohibir y cómo sancionarlas, lo cierto es que esta facultad se encuentra sujeta a los
principios de lesividad, subsidiariedad y fragmentariedad.
20 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 5809/2016, Ministra Norma Lucía Piña Hernández .
21 CONSENTIMIENTO INFORMADO EN MATERIA MÉDICO-SANITARIA. JUSTIFICACIÓN DE SU SUPUESTO DE EXCEPCIÓN (México: Primera Sala de
la SCJN. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 32, Julio de 2016, Tomo I, Tesis: 1a. CXCIX/2016 10a.) 313.
22 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 5809/2016, Ministra Norma Lucía Piña Hernández.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
18
Dichos principios implican que el Estado solo puede prohibir y castigar las conductas que vulneren bienes
jurídicos especialmente relevantes cuando otros mecanismos jurídicos distintos al ámbito penal sean
insuficientes para protegerlos. Esto implica que el derecho penal debe aparecer solo cuando sea estrictamente
necesario y ser utilizado de manera adecuada, necesaria y proporcional para proteger bienes jurídicos de los
ataques más graves, pues como se trata del instrumento más severo con que cuenta el Estado para proteger
derechos, su aplicación puede implicar la privación de derechos igualmente relevantes, como la libertad de
una persona.
El principio de lesividad o dañosidad, responde a la pregunta sobre qué bienes pueden ser sujetos de tutela
por el derecho penal. Para que la creación legislativa de un tipo penal respete este principio es necesario
que, por un lado, el mismo proteja un bien jurídico fundamental para el desarrollo de la colectividad y, por
otro lado, que la conducta prohibida, siendo objetivamente peligrosa, no permita a los ciudadanos participar
en el sistema social.
El delito de posesión simple busca proteger el derecho a la salud, se trata de una norma penal que se
encuentra en el capítulo denominado “Delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo” de la
LGS, normativa reglamentaria del derecho a la salud. Este derecho fundamental tiene una dimensión
individual y una pública o social. La primera dimensión implica “la obtención de un determinado bienestar
general integrado por el estado físico, mental, emocional y social de la persona, del que deriva otro derecho
fundamental, consistente en el derecho a la integridad físico-psicológica”.23 Por su parte, la dimensión social
o pública “consiste en el deber del Estado de atender los problemas de salud que afectan a la sociedad en
general, así como en establecer los mecanismos necesarios para que todas las personas tengan acceso a
los servicios de salud”.24
Como ya explicamos, el delito de posesión simple sanciona la mera posesión de cierta cantidad de una
droga, sin que pueda considerarse destinada a comercializarla o suministrarla. Esto quiere decir que castiga
la posesión de narcóticos sin dañar la salud de terceras personas.
Además, la posesión de drogas para estricto consumo personal, por sí misma, no implica ningún peligro para
terceros (como sí puede ser el caso para el suministro o la venta de las sustancias), por lo que no se trata de
un delito de peligro abstracto, es decir, de aquellos que castigan “una conducta típicamente peligrosa como
tal, sin que en el caso concreto tenga que haberse producido un resultado de puesta en peligro”.25
23 DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA SALUD. DIMENSIONES INDIVIDUAL Y SOCIAL. (México: Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 63, 22 de Febrero de 2019, Tomo I, Tesis: 1a./J. 8/2019 (10a.), Registro digital
2019358,) 486. https://bit.ly/2wOZcF7
24 Ibid. 486.
25 Claus Roxin. Derecho Penal, Parte general. Trad. Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier De Vicente. (España: Civitas,
1997), 407.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
19
Cabe mencionar que, aunque la posesión pueda considerarse el “antecedente” del consumo, en el derecho
penal no se permite sancionar conductas por el mero hecho de pensarse como el “antecedente” de una
conducta que efectivamente pueda dañar o poner en peligro del bien jurídico a tutelar. Esto se conoce como
normas supraincluyentes, porque castigan tanto las conductas que sí pueden poner en peligro o dañar
el bien jurídico tutelado (como la salud pública), como aquellas que no necesariamente conllevan tales
consecuencias pues se realizan con otro propósito (como el autoconsumo).26
De esta manera, el delito de posesión simple no protege ni del daño ni de la puesta en peligro la salud
de terceros (la salud pública); entonces, se puede concluir que su finalidad es sancionar la posesión de
sustancias para proteger la salud individual. Esto resulta aun más evidente si se toma en consideración
que existe una distinción entre el tipo penal de posesión con fines de comercialización y suministro, y el
tipo penal de posesión simple. El primero busca proteger la salud pública (pues produce una afectación
a terceros, por la intención de venta o suministro); mientras que el segundo pretende proteger la salud
individual de la persona que busca consumir el narcótico que posee.
Entonces la cuestión que se nos presenta es si es legítimo el uso del derecho penal para evitar que las
personas atenten contra su salud. Como mencionamos en el apartado anterior, la respuesta es que, en
principio, en atención al libre desarrollo de la personalidad, el principio de autonomía y vida privada, no se
justifica el uso del medidas paternalistas que pretendan imponer modelos de vida perfeccionistas a personas
plenamente capaces de ejercer su autonomía conforme a su proyecto de vida. Las medidas paternalistas,
en todo caso, unicamente se justifican si son idóneas, necesarias y proporcionales para superar un déficit
de autonomía del propio sujeto, pero no pueden ser utilizadas para imponer las preferencias de terceras
personas o del Estado.
Por lo anterior, conforme al principio de lesividad, por regla general, el derecho penal solo puede usarse para
proteger bienes jurídicos de terceros, pues los individuos pueden poner en peligro o lesionar sus propios
bienes jurídicos, incluida su salud. En este sentido, el delito de posesión simple no respeta este principio,
pues como hemos reiterado, no afecta los derechos de terceros, sino que la posesión es con fines de estricto
consumo personal, conductas protegidas por el derecho al libre desarrollo de la personalidad.
El principio de intervención mínima del derecho penal contiene una doble manifestación: 1) el principio
de subsidiariedad y 2) el de fragmentariedad. El principio de fragmentariedad exige que el derecho penal
solo debe ser utilizado frente a los ataques más graves y peligrosos, no de cualquier ataque. Mientras que
el principio de subsidiariedad requiere que no existan otros mecanismos legales menos extremos o lesivos
que el derecho penal que puedan ser utilizados para proteger el bien jurídico tutelado.
26 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 5809/2016, Ministra Norma Lucía Piña Hernández.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
20
Por su parte, el principio de necesidad está relacionado con el cáracter de última ratio del derecho penal,
es decir, que solo se hará uso del recurso al derecho penal cuando sea estrictamente necesario para lograr
la participación de los ciudadanos en el sistema social, exigiendo responder si el derecho penal es el medio
adecuado para el fin que se persigue (adecuación de medios a fin).
El delito de posesión simple únicamente busca proteger el derecho a la salud en su dimensión individual y, si
bien la protección de la salud individual es un bien jurídico que cuenta con protección constitucional, como lo
hemos señalado, corresponde a los derechos humanos inherentes a la persona, por lo que no se constituye
como un bien jurídico de relevancia penal. El Estado solo puede disponer medidas que busquen la protección
del derecho a la salud en su dimensión pública, siendo más difícil justificar la intervención del derecho penal
para la protección del derecho a la salud en su faceta individual, pues en principio se rechaza las medidas
paternalistas que pretendan imponer formas de proteger la salud de las personas en contra de su voluntad y
su proyecto de vida. En este sentido, el delito de posesión simple no respeta el principio de fragmentariedad.
Tampoco respeta el principio de subsidiariedad, pues el derecho penal debe ser ultima ratio, solo utilizado
cuando no hay mayor alternativa para proteger la salud de las personas, pero para el caso del tipo penal de
posesión simple, existen alternativas menos lesivas para la protección de la salud personal que las penales.
Por ejemplo, las prohibiciones administrativas para evitar el suministro y venta de sustancias a menores de
edad, las campañas de prevención del consumo o la educación sobre los riesgos del consumo de sustancias
basadas en evidencia científica. Por su parte, y para aquellas personas que tienen un consumo problemático
de sustancias, existen los servicios de reducción del riesgo y daños, así como el acceso a servicios de
tratamiento que respeten sus derechos humanos y su voluntad para decidir sobre su propia salud.
Por último, el tipo penal de posesión simple contradice el principio de necesidad del derecho penal, pues
además de no ser utilizado como ultima ratio, no es el medio adecuado para proteger la salud de las
personas. De hecho, el uso del derecho penal resulta en una medida injusta e inhumana que genera mayores
afectaciones a la salud individual de las personas, lo que contraviene la una de las finalidades del derecho
penal: el daño que se evita es mayor a que se produce. Esto es así, porque se envía al sistema penitenciario
a una persona por un “problema de salud” (consumo) y la somete al riesgo de padecer enfermedades (VIH,
tuberculosis hepatitis C, sarna, etc.).27 En vez de criminalizar a las personas que usan drogas, el Estado debería
optar por una política social (que incluya las de salud o sanitaria) correcta que brinde a los consumidores
opciones a ese comportamiento.
27 En los centros penitenciarios de México, es mayor la prevalencia en la población general de ciertas enfermedades como el VIH/SIDA, la tuber-
culosis, la hepatitis C, la sarna, entre otras enfermedades. Se estima que de la población en centros penitenciarios, el 3.4% ha sido diagnosticada
con hepatitis y el 0.5% con VIH. En comparación, en la población en general la prevalencia de hepatitis es de 1.4% y de VIH es 0.3%. INEGI. Encuesta
Nacional de Población Privada de la Libertad 2021. 7 de diciembre de 2021; Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida. Programa
de Acción Específico - Virus De Hepatitis C / 2020-2024.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
21
El delito de posesión simple entonces vulnera el sub principio de subsidiariedad y de última ratio del derecho
penal, puesto que existen políticas de carácter social (educativas, culturales, deportivas, de salubridad,
terapéuticas, entre otras) que generan opciones al consumo de drogas.28 El Estado debe optar, como política
criminal una distinta a la penal.29
En conclusión, el tipo penal de posesión simple no observa los principios básicos del derecho penal
(lesividad, subsidiariedad y fragmentariedad), toda vez que no se justifica el uso del derecho penal sobre una
conducta que no produce una afectación a terceros y estar protegida por el libre desarrollo de la personalidad,
donde además existen otras medidas menos lesivas para proteger la salud de las personas que usan drogas.
Resumido:
Principio
Cómo la posesión simple lo viola
Lesividad: El derecho penal solo debe
proteger a bienes jurídicos fundamentales
para el desarrollo de la colectividad y prohibir
conductas objetivamente peligrosas.
NO está prohibiendo conductas objetivamente
peligrosas para la salud pública, pues es una
actividad que solo afecta a la persona usuaria.
Fragmentariedad: el derecho penal solo debe
ser utilizado frente a los ataques más graves y
peligrosos.
NO representa el ataque más grave y peligroso
hacia la salud pública, pues está limitado a la
salud individual, y el Estado no puede intervenir
para protegerla contra la voluntad de la persona.
Subsidiariedad: El derecho penal solo debe ser
usado si no hay alternativas menos extremas o
lesivas para proteger el bien jurídico.
SÍ existen alternativas que protejan la salud y
afecten menos los derechos de los ciudadanos,
como campañas educativas sobre efectos de
las drogas o programas deportivos.
Necesidad: El derecho penal solo será usado
cuando sea estrictamente necesario para
lograr la participación de los ciudadanos en el
sistema social, y debe ser la última alternativa.
NO es una medida estrictamente necesaria,
pues no es la última alternativa que usa el
estado y termina afectando la salud más de
lo que la protege. Al exponer a las personas a
un sistema saturado en el que enfermedades
como el VIH, la tuberculosis y la hepatitis C, que
se transmiten más entre personas usuarias,
son más prevalentes.
28 Ernesto López Saure. “¿Tiene algún sentido la dogmática jurídico penal ante el nuevo sistema procesal penal?”. En Rodolfo Félix Cárdenas.
Dogmática jurídico-penal y Ley procesal penal “vínculo inescindible”, México, Ubijus Editorial, 2010, 163.
29 Ernesto López Saure. “¿Tiene algún sentido la dogmática jurídico penal?”, 163.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
22
LA POSESIÓN SIMPLE ANTE EL RÉGIMEN INTERNACIONAL
Con respecto a la posesión, si bien la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, modificada por el
Protocolo de 1972, el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas de 1971, y la Convención de las Naciones
Unidas en contra del Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988 sí establecen
limitaciones sobre la regulación de las drogas, no necesariamente obligan a penalizarlas. En los artículos que
exigen medidas penales en las convenciones no se incluye el uso como una actividad que se debe penalizar.
De hecho, la Convención de 1988 establece que la posesión para uso personal puede ser considerada como
delito, pero que esa recomendación está a reserva de los principios constitucionales de las regulaciones
de cada país. La posesión sí está prohibida, pero solo en el caso de la posesión con intenciones de tráfico
y suministro. A partir de esto, distintos países han interpretado que las convenciones no necesariamente
obligan a penalizar la posesión para el uso personal, lo que les ha permitido despenalizar las drogas a menor
o mayor medida.30
Así lo reconoció también la SCJN:
Por último, no pasa inadvertido para esta Primera Sala lo dispuesto en instrumentos
internacionales de la materia, en específico: la Convención Única sobre Estupefacientes
de 1961, enmendada por el Protocolo de 1972 el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas
de 1971 y la Convención de las Naciones Unidas en contra del Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988.31
Sin embargo, en la medida en que esos instrumentos conllevan el compromiso de penar
la posesión de narcóticos para consumo personal, son incompatibles con los principios
de autonomía personal, lesividad, subsidiariedad y fragmentariedad protegidos por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En este sentido, al restringir
injustificadamente derechos humanos tutelados por la Constitución, deben ser
inaplicados en el presente caso, para cumplir con el deber de proteger los derechos
humanos y darles una interpretación pro persona, previsto en el artículo 1 constitucional,
así como con la doctrina de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación en el sentido
de que tienen primacía sobre los tratados internacionales las normas de la Constitución
cuando den mayor protección al derecho humano de que se trate, o cuando ésta prevea
restricciones expresas a los mismos.
30 Aurira Armenta y Martin Jelsma, Las convenciones de drogas de la ONU. Transnational Institute, 7 de octubre de 2015. https://bit.ly/2m6NZ0F
31 Sentencia recaída al Amparo directo en revisión 5809/2016, Ministra Norma Lucía Piña Hernández.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
23
UN DELITO QUE CONCENTRA TODOS LOS ESFUERZOS POLICIALES
El delito de posesión simple implica que el Estado desperdicie limitados recursos policiales para perseguir un
delito que no tiene víctimas, que solo criminaliza a consumidores y que además no afecta ni reduce el tráfico
ilegal de sustancias. En México, además, las autoridades persiguen este delito de manera desproporcionada,
tanto en comparación con otros delitos contra la salud como en comparación con delitos que sí tienen
víctimas. En 2020, 51,892 personas fueron presentadas ante el ministerio público por delitos contra la salud,
tanto a nivel estatal como federal. De estos, más del 90%, es decir 46,815 personas, fueron presentados en la
modalidad de posesión simple, es decir, usuarios detenidos y presentados ante una autoridad por tener una
droga sin intenciones de venderla o suministrarla. En comparación, 18,331 personas fueron presentadas por
violencia familiar, 13,245 personas por lesiones y solo 3,045 por extorsión.32
Personas presentadas
ante el MP por el delito
51,892
Delitos contra la salud
46,815
Posesión simple
18,331
Violencia familiar
13,245
Lesiones
3,045
Extorsión
Delito
En carpetas de investigación hay una situación similar. En 2020, de las 91,838 carpetas de investigación
y averiguaciones previas abiertas por delitos contra la salud a nivel estatal, 72,548 eran por el delito de
posesión en la modalidad de posesión simple. Esto es más del 80%. En comparación, en el mismo año había
45,805 carpetas de investigación y averiguaciones previas abiertas por el delito de homicidio.33 De esta
manera, los esfuerzos de las autoridades quedan desproporcionadamente concentrados en perseguir la
posesión simple, mientras que otros delitos, que sí tienen víctimas, quedan pendientes.
Carpetas de investigación
y averiguaciones previas
Delitos contra la salud
91,838
Posesión simple
72,548
Homicidios
45,805
Delito
32 INEGI. Censo Nacional de Seguridad Pública 2021. 19 de octubre de 2021 https://bit.ly/3sthaej
33 INEGI. Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal 2021. 25 de octubre de 2021. https://bit.ly/3psJGJJ
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
24
Además, sabemos que estos casos están en gran medida concentrados en perseguir la persecución de
drogas con muy bajos impactos para la salud. El Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal 2019,
que clasificó las carpetas de investigación de posesión simple según la droga, encontró que de 57,688
carpetas de investigación abiertas por el delito de posesión simple, 54,118 fueron por posesión simple de
cannabis. Esto es preocupante en la medida en que desde 2018 la propia SCJN reconoce que la prohibición
absoluta de cannabis es inconstitucional por violar el derecho a la libre determinación, y ninguna de las
propuestas discutidas hasta ahora para legalizarla eliminan de manera plena este delito.
La despenalización de la posesión contribuiría a concentrar los recursos limitados en atender el tráfico de
drogas, así como otros delitos de drogas que afectan más a la población. Un estudio en el Journal of Political
Economy sobre una política donde la policía decidió despenalizar la posesión de pequeñas cantidades
cannabis en Lambeth, un barrio de Londres, confirma esta lógica. Los autores estudian el efecto de esta
política en la atención a los crímenes relacionados con drogas, así como a siete categorías de crímenes
que no tienen que ver con drogas: agresión violenta, delitos sexuales, robo con violencia, robo sin violencia,
robo a casa habitación, fraude y daño a la propiedad. El resultado es que la política generó una reducción
considerable en la incidencia de 5 de estos delitos (robo con violencia, robo sin violencia, robo a casa
habitación, fraude y daño a la propiedad) dentro del barrio en comparación con el resto de la ciudad, y que
mejoró la efectividad de la policía contra estos delitos, medida en arrestos y en el porcentaje de personas
detenidas entre el total de delitos cometidos (clear-up-rate). Los autores también encontraron que los delitos
de posesión cannabis aumentaron en Lambeth, algo que atribuyen a que hubo un “turismo de drogas” porque
la política estaba limitada a un barrio. Así, cuando utilizan estos datos para modelar una política hipotética
en toda la ciudad, encuentran que estos efectos negativos podrían aminorarse y los mismos beneficios se
podrían mantener si la política fuera adoptada en toda la ciudad y no solo en una jurisdicción.34
UN DELITO PARA CRIMINALIZAR A LOS MÁS VULNERABLES
La persecución de la posesión simple es una medida injustificada. Su existencia ha implicado la persecución
y extorsión de los usuarios, y es una medida desproporcionada para proteger la salud pública en tanto la
posesión de esta modalidad es para el consumo personal.
34 Adda, Jérôme, Brendon McConnell, y Imran Rasul. «Crime and the Depenalization of Cannabis Possession: Evidence from a Policing Experiment». Journal of Political Economy 122, n.º 5 (2014): 1130-1202. https://doi.org/10.1086/676932
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
25
Las condiciones en la detención, y los datos sobre a quién se detiene, también son preocupantes. Si bien no
hay datos exclusivos sobre posesión, sí es posible ver datos de la Encuesta Nacional de Población Privada de
la Libertad (ENPOL), que reporta datos sobre condiciones de detención de personas detenidas por posesión
ilícita de drogas. Así, en 2020, de las personas detenidas por posesión ilícita de drogas, 35% reportó ser
golpeada o pateada después de su detención, 22% fue asfixiada, 21% fue golpeada con algún objeto, 12%
recibió descargas eléctricas y 11% recibió heridas en sus órganos sexuales. La prevalencia de estos abusos
entre la población detenida por este delito es lamentable, y con frecuencia es similar a mayor a los de
personas detenidos por otros delitos.
PERSONAS DETENIDAS POR POSESIÓN SIMPLE
QUE SUFRIERON DE ALGÚN ABUSO
40%
35%
30%
22%
21%
20%
12%
11%
10%
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
Heridas en
órganos sexuales
Descargas
eléctricas
Golpe con
un objeto
Asfixia
tras la detención
Golpe o patada
0%
26
La extorsión es un problema grave que, desgraciadamente, no se ha documentado de manera correcta. En
el estado de Puebla, una investigación del medio Manatí permitió encontrar que la policía estatal usa este
delito para criminalizar y extorsionar a las personas usuarias, especialmente las de bajos recursos y luego
acusarlas de delitos más graves. Distintas historias muestran el modus operandi de la policía: se detiene
a una persona para una revisión, se le planta un arma o cantidad de droga y luego se le presenta ante un
Ministerio Público, donde se les acusa de delitos tan graves como el tráfico de drogas. Opacidades en el
proceso con respecto al tiempo entre la detención y la presentación ante el MP permiten que ocurran este
tipo de prácticas. Si bien no hay cifras totales, las historias documentadas en la investigación permiten
dimensionar un fenómeno grave, que tan solo es posible por la existencia de delitos como la posesión simple
que no necesitan de investigación.35
También es preocupante la manera en que este delito afecta de manera desproporcionada a jóvenes
y personas de bajos recursos y con una educación básica. En ese mismo año, el 70% de las personas
detenidas por posesión simple tenía una educación secundaria o menor, el 57% ganaba menos de $7,500
al mes y el 48% tenía entre 18 y 34 años. Además, el 43% de las personas en la cárcel por este delito están
en espera de una sentencia, por lo que ni siquiera han visto a un juez que determine si son o no culpables.
Esto último vulnera todavía más a estas personas, en tanto ni siquiera han tenido oportunidad de defender
su inocencia ante un juez.36
Evidentemente, la idea de que el delito de posesión simple existe para proteger a la salud pública, cuando
la posesión no está afectando a terceros, es una mentira. Sin embargo, incluso pensando a este delito
como una medida para atender los problemas de salud asociados con el posible uso problemático de
drogas, criminalizar al consumo esperando tratarlo al interior de los centros de rehabilitación es una
medida desproporcionada y punitiva. No existen suficientes datos para evaluar a fondo la efectividad de
los programas de atención de adicciones en las cárceles, pero los datos que sí están disponibles muestran
una situación lamentable. De las personas detenidas por posesión simple, tan solo el 32% que reporta haber
consumido drogas en los últimos 30 días ha tenido acceso a algún tratamiento para reducir su consumo de
alcohol, tabaco o alguna otra droga al interior de la cárcel.37
Aunada esta falta de acceso, con frecuencia, estos programas presentan carencias importantes de recursos
y atención. Un análisis del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria encontró que el 48.7% de
los centros estatales y el 68.8% de los centros federales de readaptación social sufren de insuficiencias
en programas de prevención de adicciones y desintoxicación voluntaria.38 Por ello, incluso si las personas
privadas de la libertad pueden acceder a los programas, estos no son suficientes para atender trastornos por
usos problemáticos de estas sustancias.
35 Mario Galeana, Carlos Galeana, y Guadalupe Juárez, “Puebla: lo que la policía no te cuenta sobre las drogas”, Manatí, 19 de abril de 2022, https://
bit.ly/3aNJ8KV
36 INEGI. Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad 2021. 7 de diciembre de 2021. https://bit.ly/3nYVIKD
37 Ibídem.
38 Comisión Nacional de los Derechos Humanos. “Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2020”. CNDH, 2020. https://bit.ly/3z5PVJP
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
27
Por otro lado, incluso si estos programas tuvieran un mejor alcance, lo cierto es que las medidas de tratamiento
de problemas asociados al consumo de drogas podrían ser más efectivas por fuera de las cárceles. Esto
no implica que fortalecer estos servicios al interior de los centros penitenciarios no sea importante. México
presenta problemas serios en sus programas de atención y prevención de adicciones, tanto dentro como
fuera de los centros penitenciarios, y es fundamental que haya recursos para atender las adicciones en
ambos contextos.
Dicho esto, mientras siga existiendo el delito de posesión simple, el Estado está deteniendo a personas por
cometer un delito sin víctimas, y está sometiendo a aquellas que tengan un uso problemático de drogas a
un sistema saturado e insuficiente, en lugar de ofrecer alternativas reales de tratamiento, recuperación y
reducción de daños por fuera de la cárcel.
A partir de estos datos, es posible ver hacia donde están orientados los esfuerzos estatales en México.
No a atender el tráfico ilegal, los delitos que más afectan a la población o los problemas asociados al
consumo problemático, sino a simplemente criminalizar a las personas que usen drogas, sin que eso
mejore los problemas de salud pública o seguridad en las comunidades. En un país donde las prisiones
están saturadas, es preocupante que la principal solución al consumo problemático de drogas de parte del
gobierno sea la punitiva, en especial considerando que esta medida afecta desproporcionadamente a grupos
más vulnerables.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
28
¿Qué podemos y qué le
debemos exigir al Estado?
Como vimos en el anterior apartado, existen diversos argumentos jurídicos y de política pública que impiden
justificar la existencia del delito de posesión simple. A partir de los mismos, así como la obligación del
Estado de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, se desprende que este tiene el
deber de abandonar dicha política. Por ello, en este apartado, identificamos soluciones concretas que le
podemos y debemos exigir al Estado.
La primera exigencia, por la coyuntura presente, debe ser eliminar el delito de posesión simple de cannabis.
Desde 2018, se han presentado diversas iniciativas para la regulación del cannabis en México; sin embargo,
ninguna de ellas ha involucrado la eliminación de la posesión simple de cannabis. El dictamen aprobado en
Cámara de Diputados en marzo de 2021 estipula una multa administrativa de hasta $10,000 pesos para todo
aquel que posea entre 28 y 200 gramos de cannabis. En caso de que la cantidad supere los 200 gramos, pero
no los 5.6 kilos, la multa asciende hasta $448,000 pesos. Si es superior a dicho monto, pero inferior a 14
kilos, la pena propuesta es de 10 meses a 3 años de prisión. Aunque en el Senado circula un nuevo proyecto,
este mantiene las mismas penas para la posesión de entre 28 y 200 gramos, pero comienza con esa misma
sanción penal una vez que supera dicho umbral.
Aunque ambos proyectos son una mejora con relación a lo que establece la ley vigente -pues ambos
incrementan la cantidad a partir de la cual comienzan las sanciones y, en un inicio, estas son solo
administrativas- la solución sigue sin ser satisfactoria. La nueva Ley Federal para la Regulación del Cannabis
se fundamenta en diversas resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que establecen que
el consumo de esta sustancia está protegido por el derecho al libre desarrollo de la personalidad,39 por lo
que mantener penalizada una conducta necesaria para su consumo es totalmente irracional. Por ello, hoy
que la iniciativa está siendo discutida en el Congreso, es importante que los legisladores aprovechen la
oportunidad histórica para despenalizar la posesión de cannabis. Este trabajo de creación de leyes requiere
de argumentos jurídicos y evidencia dura -como la aquí presentada- para demostrar la ineficiencia y el costo
de continuar criminalizando su posesión.
39 Declaratoria General de Inconstitucionalidad 1/2018, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente: Ministra Norma Lucía
Piña Hernández, 28 de junio de 2021.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
29
No obstante, sería un error pensar que dicho logro sería suficiente. Para verdaderamente despresurizar
el sistema penitenciario en México y satisfacer los derechos de los ciudadanos, debemos exigir una
despenalización generalizada de la posesión simple de drogas. Todos los argumentos presentados en el
apartado previo se sostienen sin importar la sustancia que estemos analizando. En todos los casos se trata
de un delito sin víctimas, que criminaliza a los más vulnerables y satura las cárceles.
Para eliminar el delito de posesión simple de forma general, se requiere reformar el primer párrafo del artículo
47740 y la tabla del 479 de la Ley General de Salud. El artículo 477 establece penas para la posesión simple
de drogas en cantidades inferiores a la tabla del 479. Por lo tanto, para lograr la despenalización basta
con eliminar dichas penas41 e incrementar las cantidades establecidas en la tabla, pues, actualmente, los
umbrales son mínimos. Las nuevas cantidades deben tomar como base las prácticas de las personas que
usan drogas y funcionar como un piso mínimo que impida la persecución de la posesión por debajo de las
mismas. Incluso, si la posesión supera el umbral, el fin de comercialización o suministro debería tener que
ser probado por la autoridad. Solo así, es posible lograr una despenalización efectiva.
Desgraciadamente, México aún es un país relativamente conservador y con una opinión adversa a las
drogas.42 Por lo tanto, será necesario que el poder judicial se involucre para proteger aquellos derechos que
la mayoría popular se niega garantizar. Las cortes pueden jugar un papel fundamental en la transformación
de las realidades sociales. De forma inesperada, en el Sur Global, varias de ellas se han vuelto sumamente
activas y fervientes defensoras de los derechos individuales.43 Particularmente en Latinoamérica y en política
de drogas, hay ejemplos destacables en Argentina, Chile, Colombia y Ecuador.44
En México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoció la inconstitucionalidad de las prohibiciones
de carácter administrativo para el consumo y la posesión de la cannabis, por ser una medida que vulneraba
el libre desarrollo de la personalidad de manera desproporcionada, obligando al Congreso a emitir una
regulación de la sustancia (que no se ha concretado), conviertiéndose con ello en un actor pilar para terminar
con la prohibición de la cannabis. Sin embargo, sobre el uso del derecho penal para sancionar la posesión de
sustancias, la SCJN se ha caracterizado por medidas tibias e incluso contradictorias.
40 Vigente: Art. 477 de la LGS. Se aplicará pena de diez meses a tres años de prisión y hasta ochenta días multa al que posea alguno de los narcóti-
cos señalados en la tabla en cantidad inferior a la que resulte de multiplicar por mil las previstas en dicha tabla, sin la autorización a que se refiere esta
Ley, cuando por las circunstancias del hecho tal posesión no pueda considerarse destinada a comercializarlos o suministrarlos, aún gratuitamente.
41 Propuesta: Art. 477 de la LGS. No se aplicarán penas ni multas al que posea alguno de los narcóticos señalados en la tabla en cantidad inferior a
la que resulte de multiplicar por mil las previstas en dicha tabla, sin la autorización a que se refiere esta Ley, cuando por las circunstancias del hecho
tal posesión no pueda considerarse destinada a comercializarlos o suministrarlos, aún gratuitamente.
42 Solo un diputado del PAN votó a favor de la Ley Federal para la Regulación del Cannabis. Ver: “Votaciones”, Cámara de Diputados, recuperado el
2 de diciembre de 2021, http://www.diputados.gob.mx/Votaciones.htm
43 Daniel Bonilla Maldonado (ed.), Constitutionalism of the Global South: The Activist Tribunals of India, South Africa and Colombia (Cambridge:
Cambridge University Press, 2013).
44 Adriana Muro Polo (coord.), El control de constitucionalidad.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
30
Por ejemplo, el 11 de mayo la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió
un caso interpuesto por MUCD en el cual reclamó la inconstitucionalidad del delito de posesión simple de
cannabis, para terminar con la contradicción de que el consumo adulto de cannabis está protegido por el
derecho al libre desarrollo de la personalidad, pero la ley continua criminalizando el acto necesario para
hacerlo, pues no se puede consumir sin poseer.
Lamentablemente, el máximo tribunal no se atrevió a declarar inconstitucionalidad el delito de posesión
simple, sino el límite de 5 gramos de cannabis para la aplicación de la excluyente del delito, para que sea
el Ministerio Público, o en su caso, el órgano jurisdiccional quien determine, caso por caso, cuándo una
persona es consumidora de cannabis y cuándo no.45 Dicha decisión generó un criterio orientador para el
resto de las y los jueces del país.46
Aun cuando la SCJN reconoce que penalizar la posesión simple de cannabis vulnera el derecho al libre
desarrollo de la personalidad y no sirve para proteger la salud pública, aceptando que la intervención penal
se trata de una interferencia arbitraria en la dignidad, vida privada y autonomía de la persona, no se atrevió
a declarar su inconstitucionalidad. Con esto, persisten los problemas jurídicos y sociales que, hemos visto
a lo largo de este texto, genera la penalización de la posesión para uso personal: las personas seguirán
siendo presentadas ante el Ministerio Público hasta 48 horas; detenidas por la polícia de manera aribtraria;
extorsionadas por las autoridades; sujetas a malos tratos y tortura al momento de las detenciones y, en el
peor de los casos, injustamente encarceladas por el ejercicio de su autonomía y derecho al libre desarrollo
de la personalidad. Continuará también el desperdicio de recursos en la persecusión de personas usuarias,
cultivadoras y pequeños narcomenudistas.
El máximo tribunal constitucional perdió una oportunidad valiosa para resolver la contradicción de poder
consumir sin poder tener, volviendo imposible el ejercicio de un derecho ya reconocido al determinar que la
prohibición absoluta del uso de la cannabis es inconstitucional.
Por este motivo, si bien una de las principales herramientas para lograr cambios importantes en la política de
drogas ha sido el litigio estratégico ante los tribunales, no debemos perder de vista que también hay límites
sobre lo que se puede alcanzar en la sede jurisdiccional, pues las y los jueces también toman -aunque de
manera menos evidente- decisiones políticas o resoluciones que esconden miedos, prejuicios o estereotipos
sobre el consumo de drogas.
45 Aún exigiendo el cumplimiento de los demás requisitos: que la persona sea farmacodependiente o consumidora y ésta se haya encontrado fuera
del radio de 300 metros de centros educativos, asistenciales, policiales o de reclusión.
46 Para ser un criterio obligatorio necesitaba 4 votos de los 5 Ministros que integran la Primera Sala.
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
31
Por esta razón, además de los litigios estratégicos promovidos por organizaciones como MUCD para
despenalizar la posesión simple de otras drogas, urge sensibilizar a la sociedad sobre este tema. Este
consenso lo podemos construir transmitiendo de forma clara y sencilla las virtudes de la despenalización
de drogas y resaltando los daños que provoca la política actual. Si se logra, este le proveerá cobijo a una
decisión favorable de los tribunales o costos si la decisión es adversa.
En México, en cierta medida ya reconocemos la desproporcionalidad que implica detener a personas
detenidas por este delito, y sus efectos lamentables sobre las personas más vulnerables. Desde 2016, el
Décimo Transitorio de la Ley Nacional de Ejecución Penal contempla un beneficio de preliberación para
personas detenidas por el delito de posesión simple de cannabis, siempre y cuando no hubiera mediado
violencia o hayan incurrido en otros delitos. Sin embargo, estos mecanismos no han cumplido el propósito
que tenían. Entre junio de 2016 y septiembre de 2019, tan solo se había liberado a 488 personas por medio
de este mecanismo. Desde entonces, la prevalencia de personas detenidas por este delito no se ha reducido,
y no se han dado cambios serios desde la perspectiva legal.47 Si el Estado quiere verdaderamente resolver
los problemas que ha generado el delito de posesión simple, terminar con él e implementar de manera más
amplia las medidas de preliberación es fundamental.
Otro tema importante sería reforzar los programas de atención a adicciones en general, aumentando el
acceso que la gente pueda tener a ellos. Con respecto a implementar medidas que fuercen un tratamientos, es
importante considerar que éstas se prestan más a potenciales abusos y violaciones a derechos humanos. La
evidencia sobre sus efectos es escaza, pero en general muestra que no son más efectivos que los programas
voluntarios, e incluso pueden tener un efecto negativo sobre la reincidencia delictiva y el uso de drogas.48
Esto no implica que la medida no pueda ser utilizada. En Portugal, por ejemplo, la posesión de una cantidad
de droga para más de 10 días es una falta administrativa, e implica una orden para reportarse a una Comisión
Disuasiva, donde la persona podría tener contacto con un psicólogo para hablar de adicciones o de cualquier
otro problema. Estas Comisiones están separadas de las corporaciones de seguridad, y sus intervenciones
son de naturaleza psicológica.49 En caso de implementar tratamientos obligatorios, es importante considerar
limitarlo de tal manera que se respete la voluntad del usuario. La adicción es una enfermedad, pero tratarlo
no puede hacerse de manera obligada.
Por último, si el Estado mexicano realmente quisiera proteger la salud pública y evitar problemas asociados al
uso problemático de drogas, cambiar el enfoque de las campañas de concientización antinarcóticos sería un
primer paso. La campaña actual se enfoca únicamente en demonizar a los usuarios de las drogas, perpetuando
la idea de que probar drogas necesariamente llevará a un consumo problemático o un trastorno. Estas
explicaciones, por intuitivas que puedan parecer, ignoran que no todo uso de las drogas deriva en problemas
47 Ibarra Olguín, Frida Daniela, y Eduardo Cadena Muñoz. “Aplicación efectiva del beneficio del Décimo Transitorio de la LNEP para personas priva-
das de su libertad por posesión simple de cannabis”. México Unido Contra la Delincuencia, 3 de julio de 2020. https://bit.ly/3PHLbj5
48 Werb, D., A. Kamarulzaman, M. C. Meacham, C. Rafful, B. Fischer, S. A. Strathdee, y E. Wood. “The Effectiveness of Compulsory Drug Treatment:
A Systematic Review”. International Journal of Drug Policy 28 (1 de febrero de 2016): 1-9. https://doi.org/10.1016/j.drugpo.2015.12.005
49 Rêgo, Ximene, Maria João Oliveira, Catarina Lameira, y Olga S. Cruz. “20 years of Portuguese drug policy - developments, challenges and the
quest for human rights”. Substance Abuse Treatment, Prevention, and Policy 16, n.º 1 (17 de julio de 2021): 59. https://doi.org/10.1186/s13011-02100394-7
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
32
de salud. El desarrollo de adicciones responde más a la existencia de otros trastornos psicológicos, así
como otros problemas socioeconómicos en el entorno, que a la droga en sí.50 Los posibles riesgos asociados
al consumo de una droga se pueden minimizar, de tal manera que se puedan usar de maneras más sanas
y seguras. Una campaña que busque informar a las personas sobre los riesgos asociados con cada droga,
en qué entornos hacer uso de ellas y cómo consumirlas para minimizar los riesgos haría mucho más por
proteger a la salud pública que una campaña que se enfocara en demonizar a las drogas y pretender que su
uso no ocurre.
A partir de lo anterior se desprenden las siguientes recomendaciones concretas:
•
La despenalización efectiva de la
posesión para uso personal de todas las
drogas.
•
Revisar y modificar las cantidades de
acuerdo a las prácticas de consumo de
las personas usuarias de drogas. Estas
cantidades deben ser utilizadas como
pisos mínimos frente a las cuales no
podrá haber persecución del consumo.
•
Si se rebasan tales cantidades, las
autoridades deberán probar la intención
de venta o suministro frente a un juez.
•
Implementar de manera más profunda
las políticas de preliberación de
personas acusadas por posesión simple.
•
Construir campañas enfocadas en
la reducción de daños y los usos
más sanos y seguros por encima de
la demonización de las drogas y los
usuarios.
•
Considerar alternativas a la privación
de la libertad para los delitos de drogas.
•
Crear servicios de tratamiento que
tengan un enfoque de reducción de
daños en vez del abstencionismo, que
estén basados en evidencia científica y
que sean voluntarios.
•
Mejorar la vigilancia sobre centros
privados de tratamiento de problemas
de narcóticos y asegurar que respeten
los derechos humanos y la integridad de
las personas usuarias.
•
Priorizar el trabajo policial y ministerial
para atender el tráfico de drogas por
encima de la criminalización de la
posesión.
•
Mejorar la calidad y alcance de
los programas de atención a usos
problemáticos al interior de los centros
penitenciarios.
50 Carl L. Hart. Drug Use for Grown-Ups: Chasing Liberty in the Land of Fear. (Estados Unidos: Penguin Books, 12 de enero de 2021).
El delito de posesión simple en México: castigando sin proteger
33
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