Sistematizacion El Salto - Territorios Centroamericanos

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SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS LOCALES
Riesgos y Desastres: Pérdidas y recuperación debido a modelos de desarrollo en proyectos
Rurales.
Caso “Clementina Chamí. El Salto, Comarca Emberá-Wounaan", Región Darién - Panamá
PROYECTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE MIDA- PRODARIÉN
Equipo de trabajo:
Clementina Chamí. Productora Colaboradora
Carlos Iván González. Extensionista ProDarién
Edy Degaiza. Extensionista ProDarién
Ángeles Arenas. Asesora Regional Desastres BCPR/PNUD
Olga Robles. Coordinadora Oficina PNUD Darién
Yaviza, Darién - Abril 2006
Riesgos y Desastres: Pérdidas y recuperación debidas a modelos de desarrollo en Proyectos Rurales. Caso: “Clementina Chamí
1. ANTECEDENTES
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1.1 ASPECTOS GENERALES DE LA REGIÓN
1.2 ASPECTOS GENERALES DEL PROYECTO
1.3 DATOS GENERALES SOBRE EL CASO
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2. ALGUNOS ASPECTOS METODOLÓGICOS
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3. EJE DE SISTEMATIZACIÓN
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4.-SITUACIÓN INICIAL
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4.1 DE LA FAMILIA MEZÚA A LA COMUNIDAD DE EL SALTO
4.2 MUCHOS VENDIERON Y CLEMENTINA COMPRÓ
4.3 PRODUCCIÓN E INGRESOS
4.4 A VECES SE INUNDA
4.5 LA FAMILIA AGAPÍ-CHAMÍ Y EL CONFLICTO MADERERO.
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5.- PROCESO DE INTERVENCIÓN
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5.1 PROPÓSITO DEL PROYECTO EN EL SALTO
5.2 LOS PRODUCTORES COLABORADORES
5.3 LAS JUNTAS: INTERCAMBIO SIN INVERSIÓN MONETARIA
5.4 DOTACIÓN DE INFRAESTRUCTURAS BÁSICAS Y MANEJO DE RECURSOS NATURALES
5.5 FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL
5.6 LAS INUNDACIONES DE NOVIEMBRE DEL 2004
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6. SITUACIÓN ACTUAL
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6.1 ¿Y DESPUÉS DE LAS INUNDACIONES?
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CONCLUSIONES
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CONCLUSIONES
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RECOMENDACIONES
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LECCIONES APRENDIDAS
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1. ANTECEDENTES
1.1 Aspectos generales de la Región
La región de Darién se encuentra al este de la República de Panamá, en los límites de la frontera
con Colombia. Su división política consta de dos distritos provinciales (Chepigana y Pinogana) y dos
distritos que conforman la comarca indígena Emberá-Wounaan (Cémaco, Sambú).
De la población total de la región, el 39.1% del total pertenece a etnias indígenas (Emberá,
wounaan y kuna), un 38% a afro-descendientes, siendo el 22.9% restante correspondiente a
campesinos o interioranos (llamados así a pobladores del área provenientes de provincias del
interior del país en los últimos 40 años). Del total que representa a los indígenas, el 71.8%
pertenecen a la etnia Emberá, 16.9 % a la Etnia Wounaan y el 9% a los Kunas.
El Salto del Chucunaque es una comunidad Emberá que se encuentra en el margen izquierdo del
río1 Chucunaque, aproximadamente a una hora en motor fuera de borda HP 40 desde la comunidad
de Yaviza (principal comunidad de la zona donde termina la carretera Panamericana), a la que en
tiempo de verano y parte de invierno se accede por transporte terrestre desde Panamá.
El acceso a El Salto de Chucunaque, durante gran parte del año es únicamente por agua, aunque
en la época de verano se puede llegar por tierra desde el Puerto de La Peñita, ubicado río arriba de
esta comunidad a 25 minutos en motor fuera de borda y 15 minutos en carro, a este Puerto de La
Peñita se tiene acceso por tierra todos los meses del año.
La población de esta comunidad es de 260 habitantes, la mayor parte de los cuales se dedica a las
labores agrícolas. El nivel educativo promedio es bajo y los recursos económicos y el abastecimiento
de servicios básicos, sitúan a la comunidad entre el grupo de las más pobres de la república de
Panamá.
Recursos Naturales y Agrícolas
El Salto de Chucunaque está ubicado dentro de la Comarca Emberá y Wounaan, en el distrito de
Cémaco, Darién. En esta zona se encuentran reservas naturales biológicas importantes para el país,
la diversidad de animales y plantas, ha hecho que el potencial de aprovechamiento del medio por
las comunidades destacan el uso de la madera para construcción de casas, piraguas, artesanías y
leña como combustible, la provisión de frutas y animales silvestres (caza y pesca) como alimento, y
de plantas medicinales, entre otros. Sin embargo, las amenazas son múltiples y crecientes en
intensidad: el deterioro y fraccionamiento del hábitat, el avance de la frontera agrícola, la cacería
comercial, la apertura de carreteras y el mal uso forestal, frecuentemente ajeno a las
reglamentaciones, se han convertido en las principales causas de pérdida de diversidad biológica.
Durante décadas (fundamentalmente en los años ´70 y ´80) se ha ido aumentando la producción
agrícola y una descontrolada extracción de madera lo que ha originado una disminución de la
cobertura forestal que desencadenó una generalizada degradación de los suelos. Este último
proceso es el responsable de la progresiva reducción de los rendimientos agrícolas y de una mayor
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Se entiende en el sentido del el nacimiento hacia el mar
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incidencia de algunas enfermedades como la antracnosis del ñame, dando origen enormes pérdidas
económicas en los últimos años.
El Salto del Chucunaque no escapa de la difícil situación económica que atraviesan la mayoría de las
comunidades de Darién, pero es además muy vulnerable a desastres ocasionados por fenómenos
naturales, como es las recientes inundaciones (finales del mes de noviembre de 2004) que
acabaron con la mayoría de las parcelas productivas de la comunidad.
Los ingresos de los habitantes provienen del sector primario: agricultura, especies menores y de la
elaboración de cesterías y tallado de madera.
Destacan entre los rubros agrícolas, la producción de ñame, arroz, maíz y frutales. El ñame (es de
la variedad Clon Darién), constituía tradicionalmente el principal cultivo y fuente de ingresos pero,
debido a la enfermedad que se manifestó en el área (antracnosis) y que acabó con el 100 % de las
parcelas, ha dejado de sembrarse de forma tan generalizada ocasionando la pérdida de la
alternativa económica más sólida y causando la emigración en ocasiones permanente, de un
importante porcentaje de la población hacia los barrios más pobres de la ciudad de Panamá.
Autoridades y Servicios Básicos
La comunidad de El Salto es la capital de la Comarca Emberá Wounaan desde su creación en 1983
y, lógicamente, se encuentra bajo las directrices de las Autoridades Tradicionales del Congreso
General, máxima Autoridad de la Comarca, Congreso Regional del distrito de Cémaco y el Congreso
Local.
Como capital comarcal, existen infraestructuras de la dirigencia (centro de capacitación y oficinas
generales del Congreso) y, con frecuencia, asisten a la comunidad instituciones y reuniones de
líderes regionales y locales.
La educación en la comunidad alcanza la enseñanza primaria, que abarca clases desde primer a
sexto grado. Desde las inundaciones de 2004, las clases se imparten en tambos construidos en el
Plan de Riesgo y Emergencias del PRODARIÉN. El 45% de los estudiantes egresados de esta
escuela no continúan los estudios de secundaria, debido a la falta de recursos económicos, por lo
que la población en general no supera el grado de primaria.
Las viviendas de esta comunidad están construidas en tambos, con paredes de madera, techo de
zinc o pencas de palma y piso de madera. En la actualidad, la comunidad cuenta con servicio de
agua potable, por lo que sus moradores se abastecen directamente del sistema de acueducto para
cubrir sus necesidades domésticas.
En la comunidad existe un centro de salud construido de cemento y zinc, no cuenta con personal
idóneo en salud, ni con medicamentos para su funcionamiento por lo que los habitantes recorren
largas distancias para poder llegar a la comunidad de Yaviza, para recibir la asistencia médica. Sólo
en ocasiones, estos servicios son obtenidos a través de las giras médicas que llegan a la
comunidad. En la comunidad se mantienen prácticas de medicina tradicional tanto del Haybaná
(Chamán emberá) a través el ritual nocturno donde se convocan a los espíritus para la curación de
enfermos (la Cantarria) como por el curandero, o sabio local, que maneja el uso de plantas
medicinales para curación.
La actividad comercial de la comunidad se compone por 5 pequeños kioscos o tiendas y la venta de
forma individual de productos agrícolas.
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El análisis de la Comunidad del Salto de Chucunaque, permite identificar algunos problemas
comunitarios que interfieren con su desarrollo. Enumeramos, a continuación, los más relevantes:
Inexistencia de energía eléctrica.
Sin atención de los servicios de salud.
Bajo rendimiento en la producción agrícola (a causa de las enfermedades del ñame)
Emigración de la población joven a la capital.
Baja presencia de letrinación
Escasas fuentes alternativas para generar recursos económicos.
1.2 Aspectos generales del Proyecto
El Proyecto de Desarrollo Rural Sostenible de Darién (ProDarién), ejecutado a través del Ministerio
de Desarrollo Agropecuario (MIDA) está financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola (FIDA) bajo el contrato de préstamo No. PA-385 y administrado por el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Panamá. Firmado en noviembre de 1996, inició sus
actividades en 1997 y tenía prevista su finalización en octubre del 2002. Progresivamente, se ha ido
extendiendo a través de tres enmiendas al contrato; la primera que extiende esta fecha de fin hasta
marzo del 2004, la segunda añadiendo a ésta, unos meses más de actividad (noviembre del 2004) y
la tercera (ya actual) ampliando de nuevo la fecha de cierre de actividades al 31 de diciembre de
2005 y administrativamente al 30 de junio del 2006.
Origen del Aporte
%
Gobierno
FIDA
FIDA Donación
PNUD Donación
Beneficiarios
19.3
55.44
0.7
3.7
20.9
El proyecto tiene como meta principal incorporar a los habitantes que habitan en la cuenca de los
seis principales ríos de la región al camino del desarrollo sostenible beneficiando a 2.900 familias de
las que el 75% corresponde con población indígena y el 25% restante a afro-darienita.
Recursos del proyecto
Componentes
I. Desarrollo de las Organizaciones de los Beneficiarios
Capacitación / Organización y genero
II. Manejo y Aprovechamiento de los Recursos Naturales
Manejo de recursos Naturales
Plantaciones forestales
III. Apoyo a las actividades Generadoras de Ingreso Validación y Transferencia de
Tecnología
Mercadeo / Infraestructura / Fondos Comunitarios
IV. Administración y manejo del Proyecto
Unidad de Ejecución del proyecto / Centros de Promoción y Desarrollo
Total
Monto USD
1,929,879
4,293,341
5,205,396
3,065,372
14,293,988
Los objetivos específicos del proyecto permitieron el diseño de los componentes que se describen a
continuación y que forman el esqueleto sustantivo del proyecto:
I. Desarrollo de las organizaciones de los beneficiarios
Objetivos
- Fortalecer las instancias organizativas existentes en los beneficiarios.
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- Motivar la formación de las organizaciones donde estas no existan para impulsar un proceso
dinamizador e implementar otras de carácter económico.
- Promover asesoría legal a los pueblos indígenas para la defensa de su territorialidad y el
fortalecimiento de sus organizaciones.
II. Manejo y Aprovechamiento de Los Recursos Naturales
Objetivos
- La protección del ambiente y la conservación de los recursos naturales contenidos en el área
del proyecto a través de acciones de capacitación en inducción dirigidas a la población y de
acciones físicas dirigidas sobre el recurso natural.
- Promover el uso racional sobre el recurso bosque garantizando su sostenibilidad y
enriquecimiento a objeto de permitir el desarrollo socioeconómico de la población objetivo.
III Apoyo a las actividades generadoras de ingreso
Objetivos
- Proporcionar un conjunto integrado de apoyos técnicos y financieros que contribuyan al éxito
de las iniciativas y actividades generadoras de ingreso de los beneficiarios.
- Promover el proceso participativo y el desarrollo institucional.
- Asegurar mejores ingresos y condiciones de vida de los beneficiarios.
- Crear las bases para el desarrollo y consolidación de sus organizaciones.
Este componente cuenta con los siguientes sub-componentes:
Validación y transferencia de tecnología
- Producción agrícola y de especies menores
Mercadeo
- Mejorar los ingresos monetarios que resulten de las ventas realizadas por los beneficiarios del
proyecto de sus productos.
Fondos Comunitarios
- Promover capital de inversión y operación para actividades generadoras de ingreso factibles,
previstas o no en el diseño del proyecto.
- Crear un mecanismo flexible que pueda responder a las necesidades comunitarias
- Fortalecer la participación de la comunidad en el proceso de desarrollo institucional planteado
por el proyecto.
- Descentralizar la ejecución del proyecto y crear las bases que hagan sostenible el proceso de
desarrollo del área del proyecto.
IV Administración y manejo del proyecto
Dentro de la administración del proyecto se estableció la Dirección y Ejecución del Proyecto, la
Unidad Administrativa, La Supervisión de Seguimiento y Evaluación, la Unidad Técnica y los Centros
de promoción y Desarrollo del Proyecto (CPD).
1.3 Datos generales sobre el Caso
- Etnia: Emberá, Sexo: 1 mujer, Formación: Tercer grado de primaria (hasta los 10 años),
Edad: 41 años, Número de hijos: 9, Estado conyugal: unida, Actividades económicas que
realiza: agricultura, artesanía, venta de bebidas y cría de puercos
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2. ALGUNOS ASPECTOS METODOLÓGICOS
La metodología aplicada en este trabajo corresponde con lo indicado en la Guía Metodológica Sistematización de Experiencias Locales, auspiciada por el Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola (FIDA) y concretamente la publicada por FIDAMERICA-PREVAL en su Versión 3, de Febrero
2004.
El ejercicio de sistematización que se presenta en este documento, siguió, como recomienda la Guía
de Sistematización aludida y la cual consideramos una herramienta extraordinariamente útil, una
serie de pasos. Sin pretender describir, ni siquiera resumir el contenido de dicha Guía Metodológica,
nos parece oportuno resaltar determinados aspectos y hacer algunas consideraciones que en el
desarrollo de nuestra experiencia resultaron de utilidad y que quizás pudieran servir a otros equipos
para trabajos futuros.
En relación a la Selección del Eje de Sistematización, el equipo de ProDarién, junto con el resto de
los miembros del grupo de sistematización, seleccionó días antes de iniciar el proceso tanto el tema
general como el caso sobre el que íbamos a trabajar dejando para el trabajo del taller de
sistematización la selección del Eje. El contexto en el que se encuentra el proyecto (etapa de
finalización) y la previsión de quizás un nuevo proyecto (tanto una nueva operación de crédito con
FIDA o quizás de otros donantes) determinó fuertemente el eje, dado que se consideraba idóneo
que este ejercicio pudiera servir como adjunto a la evaluación final del proyecto y como insumo
para nuevas intervenciones.
Con respecto a la Determinación de Actores de la Experiencia.
Aunque el equipo siempre estuvo consciente de la importancia de que alguien de la experiencia
formara parte del propio grupo de trabajo, queremos destacar la idoneidad de que ésto sea así,
dado que no sólo resulta imprescindible conocer sus opiniones durante la entrevista sino su
participación durante todo el desarrollo del ejercicio en especial en el diseño de la entrevista.
En lo relativo al Plan de Entrevistas, queremos dejar constancia de uno de los aspectos que mayor
incidencia tuvieron en la metodología de este ejercicio (y en el posterior desarrollo de todo él
incluyendo la propia redacción del informe) y es lo referente al mecanismo usado para la redacción
de la batería de preguntas para la encuesta.
El equipo decide pedir a la participante del caso que vaya contándonos paso a paso todo el proceso
previo a la intervención del proyecto en lo relativo al eje tratado. Durante el transcurso de su
exposición, el resto del equipo va entrando en mayor profundidad en los aspectos que van
surgiendo lo que nos permitió, por un lado ir agrupando las ideas que surgen por temas comunes y
por otro, anotar los aspectos e ir planteando las cuestiones que debemos de contrastar durante las
entrevistas. Esta mecánica, nos permitió redactar la batería de preguntas previas al plan de
entrevistas, ordenar posteriormente la información obtenida de ellas e incluso organizar el esquema
del informe maestro.
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3. EJE DE SISTEMATIZACIÓN
La definición del eje de sistematización se realizó en el espacio del grupo de trabajo y se determinó
por consenso, mediante el análisis de las distintas respuestas de los miembros, ante la pregunta de
¿por qué queremos analizar esta experiencia y no otra?
Las respuestas a esta cuestión centraron el tema en varios aspectos. Algunos miembros
consideraban que el interés de la experiencia radicaba en que se trataba de un caso exitoso de
recuperación. Otros, en cambio, consideraban que el aspecto más destacable estaba en el hecho de
que se trataba de una inversión modelo del proyecto que había sufrido pérdidas tras un desastre.
Asimismo, se consideró que no sólo se trataba de una pérdida en una intervención concreta sino
que quizás el propio modelo de desarrollo propuesto por el proyecto era generador de riesgos.
Por otra parte, se señalaron aspectos esenciales tales como que el caso se centraba en el trabajo
productivo de una mujer y también, que el ámbito de actuación era el de una comarca indígena.
Por otra parte, el grupo era consciente de que sería muy útil centrar el eje en aquellos temas que
pudieran ser de más interés no sólo al equipo de funcionarios del proyecto, beneficiarios o a los
posibles lectores del informe, sino en especial como insumos de enfoque de un nuevo proyecto. En
este sentido, el contexto en el que se realiza esta sistematización es básico para la elección del
tema y del eje dado que el proyecto ProDarién está ya en la fase de finalización y quizás se
produzcan nuevas operaciones en la región.
Tras analizar en profundidad estos aspectos, se acuerda que el eje del trabajo se defina como:
Riesgos y Desastres: Pérdidas y recuperación debidas a modelos de desarrollo en Proyectos
Rurales.
Caso “Clementina Chamí. El Salto, Comarca Emberá-Wounaan, Región Darién – Panamá”
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4.-SITUACIÓN INICIAL
En el proceso de definir las fases de la sistematización, el equipo determinó que se entendía por
situación inicial del proceso, el periodo anterior al momento en el que el Proyecto (tras la
reformulación del 2002) interviene en la comunidad para intentar establecer un nuevo modelo de
extensión rural.
Cronológicamente, entendemos por situación inicial el espacio de tiempo previo a la selección de
Clementina Chamí como productora colaboradora en septiembre del 2003.
La descripción de este periodo, a pesar de que el caso analizado se corresponda con el de una
única persona, no describirá únicamente el proceso de Clementina Chamí, sino que se ampliará al
de toda la comunidad dada la coincidencia con otras familias en muchos de los hechos relacionados
con su vida productiva, la sedentarización, los efectos de la inundación y la relación con el Proyecto.
Esta circunstancia nos lleva a afirmar que, con independencia de lógicas diferencias personales, el
caso de la familia Agapí Chamí en El Salto, resulta adecuado como arquetipo de la familia emberá
de la cuenca media del Chucunaque. Por dicha razón, en el texto se manifestarán también
situaciones impersonales que pretenden definir el contexto general.
4.1 De la familia Mezúa a la comunidad de El Salto
Las entrevistas realizadas muestran total acuerdo en el origen reciente de esta comunidad. Los
Emberá llegaron a la ribera del río Chucunaque (al igual que a la de las numerosas vías fluviales
que conforman el Darién de los ríos) constituyendo pequeños núcleos de población que integraban
tan sólo familias extendidas. Los participantes de las entrevistas nombran a los Mezúa como la
familia que ocupaba aquel espacio en el momento inmediatamente previo a la fundación de la
comunidad que hoy se conoce como El Salto.
Todos recuerdan de sus antecesores que, además de cultivar alternando parcelas, permanecían en
un determinado territorio por periodos de 15 a 20 años para desplazarse luego a otros puntos de la
región. (“No se pensaba en educación, sólo en pesca o caza y eso buscaban”). Científicamente se
conoce que tanto los Emberá como sus vecinos Wounaan (pueblos, ambos beneficiarios del
proyecto) han sido étnias nómadas no sólo por su procedencia como pueblo (originariamente
vienen de Colombia y no ocupan estos territorios hasta hace escasamente 250 años) sino también
por los traslados en la vida de una única familia.
Las entrevistas revelan que varias familias de la misma cuenca, impulsadas por condiciones políticas
externas (el movimiento del General Omar Torrijos en 1968) que aseguran poder brindar servicios
básicos, se instauran en este espacio especialmente atraído por la creación de la escuela. Las
entrevistas desvelan que este proceso no siempre fue automático ni sencillo y que hubo cierta
resistencia a que la infancia acudiera a la escuela y que incluso muchos miembros fundadores se
trasladaron con el tiempo a otra comunidad.
Si la instalación de una escuela es el detonante principal de la creación de la comunidad (1969), es
el ñame, el cultivo que atrajo paulatinamente a nuevas familias y configurar esta comunidad. Como
otros elementos alentadores para asentarse en el lugar se señala la riqueza en caza y pesca y la
cercanía a los centros principales de comercio y comunicación (Yaviza y otros puntos de la
carretera). El proceso de crecimiento poblacional originado por la rentabilidad de la producción del
ñame se vio contenido por la dispersión de la enfermedad (antracnosis del ñame) que acabó con la
totalidad de este cultivo hace menos de una década.
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La familia Agapí-Chamí, llega al Salto procedente de La Pulida, en la cuenca alta del río Tupiza en
busca de mejores tierras para producción. Allí, se instalan en la quebrada Icoanatí donde Francisco,
el esposo de Clementina, produce ñame baboso. El cultivo “a lo tradicional” no daba mucho, la
maleza impedía la buena producción por ésta razón, Clementina decide volver a su comunidad de
origen y continuar con la producción de plátano que reportaba beneficios más inmediatos. La
escuela es, según Clementina, la razón principal de vuelta a El Salto 3 años después. La familia de
Clementina, una vez en El Salto, comienza a conectar con proyectos fundamentalmente religiosos
(Fe y Alegría, Pro-niños de Darién) y a recibir capacitación y concienciación sobre aspectos que
anteriormente le eran ajenos (salario, concepto de ahorro, técnicas productivas, letrinación, etc.) lo
que fomenta aún más el proceso de sedentarización.
4.2 Muchos vendieron y Clementina compró
Tras la creación de la comarca en 1983 como espacio reservado a la comunidad indígena, el
territorio se divide en “tierras nacionales” y “tierras comarcales”. En El Salto, la frontera la establece
el propio río. Las tierras que quedan en la margen izquierda corresponden al espacio gobernado por
las autoridades indígenas y la legislación particular de la Comarca Emberá-Wounaan.
La ocupación del territorio en las etapas previas a la designación de la comarca era más o menos
indistinta y así, algunas familias se extendían por los terrenos de la margen izquierda y otras hacia
la derecha. Tras esta división política se producen distintas categorías de propiedad, dado que la
comarca no autoriza la propiedad individual mientras que el territorio nacional adjudica tierras (en
principio mediante derechos posesorios) a aquellos que demuestren haber “trabajado” una
determinada superficie. (“Sólo lo que se ha tumbado te dan derecho posesorio, que el monte si se
deja virgen te lo roban y no te dan derecho luego”)
En este contexto, los primeros pobladores de las tierras nacionales fueron los indígenas y como
tales disponen de los derechos posesorios que adquieren cierto valor económico, con la apertura de
la carretera. Las entrevistas manifiestan que desde la creación de la comarca, estos pobladores han
ido concentrándose en la margen izquierda del Chucunaque (Comarca E-W) y progresivamente han
ido desprendiéndose de los terrenos nacionales (¿Se fueron vendiendo? No, más bien regalando. Un
puerco, unas gallinas nos pagaban los campesinos para que les diéramos las tierras…)
Clementina Chamí y su esposo Francisco Agapí son una excepción a la regla que parece demostrar
que la población indígena ha ido agrupándose hacia la comarca y vendiendo (en el caso de que ese
sea el término adecuado) los terrenos que antaño también ocupaban. En el caso estudiado, la
familia con los ahorros de varios años, adquirió un terreno en tierras nacionales (cuyo propietario
inicial era un emberá) aumentando su patrimonio y mostrando una mayor asimilación a la cultura
imperante del exterior.
Las conversaciones establecidas nos aportan la idea de que el territorio comarcal es visto como un
espacio de ordenación seguro y controlado frente a una imagen de la tierra nacional sin ley ni
norma. Esta percepción nos la han manifestado tanto emberás comarcanos como latinos y afrodarienitas. Quizás, si se preguntara a una persona de la capital, la región entera le parecería
desordenada e insegura pero es, de todo el territorio, el área provincial el que a los habitantes les
genera mayor sensación de incertidumbre frente a la propiedad y el cumplimiento de la normativa.
Quizás la falta de institucionalidad en la región, sustituida en la comarca por la ley tradicional y
comarcal conocida ampliamente por todos sus habitantes, sea la explicación a este fenómeno.
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4.3 Producción e ingresos
Las consultas realizadas permiten señalar que en la época anterior al inicio de la sedentarización
(este proceso se considera todavía inacabado), la producción se limitaba a la mera subsistencia. Los
emberás dependían de la caza, la pesca y de la recolección de frutos y raíces sin necesidad de,
prácticamente, implementar procedimientos de cultivo.
Con el transcurso de la sedentarización, la subsistencia ha ido incluyendo la necesidad de recursos
económicos (“Para comprar ropa, p’al aceite para tener que los hijos estudien”) y la producción se
ha ido especializando cada vez más. Clementina, nos comenta que su abuelo hablaba de la
posesión de dinero como algo peligroso (No se sabe pá qué es, ni de donde viene…) y que muchos
de sus ancestros guardaban el dinero que lograban bajo tierra, sin encontrar razón para su uso.
Clementina, decidió adquirir un terreno, por recomendación de la misión católica quien consideraba
una buena oportunidad para ahorrar e invertir en terreno nacional. Este es un ejemplo de como el
territorio empezó a resultar interesante para generar ingresos (venta de ñame, ubicación de la
carretera y la propia venta del terreno) y ya no únicamente por la cercanía de la caza y la pesca. El
ñame, como se ha señalado, resultó ser el cultivo más adecuado para garantizar retribuciones
económicas y se ha desarrollado simultaneando con la producción de plátano, maíz, arroz y
recientemente, otros tubérculos (otoe, yuca, ñampí) para cumplementar las necesidades
alimenticias. El manejo de vivienda con “huerto” (frutales, medicinales) no se ha perdido pero se
percibe la tendencia a la reducción dada la concentración de la población.
Como se ha comentado, Clementina cambió en varias ocasiones de lugar de residencia en busca de
mejor rentabilidad a su trabajo productivo y así, pasó durante unos años produciendo plátano en
Pulida (Río Tupiza) y otros, ñame en la cuenca del Chucunaque. Como en el caso de Clementina, la
relación producción/ingreso fue un elemento esencial de ubicación de la población y así, aquellas
personas que consideran que el plátano puede resultar el cultivo idóneo para generación de
ingresos se queda en las comunidades de los afluentes (río Tupiza, río Tuqueza, etc.) donde el
terreno es arenoso y apto para producciones intensivas de plátano. Aquellos que optaron por el
ingreso vía el cultivo del ñame, prefirieron las comunidades de la cuenca media como El Salto como
lugar de residencia y ubicaron sus parcelas principales en las zonas altas. El plátano, fue en esta
comunidad, un cultivo para la subsistencia familiar y no tanto el rubro del que esperaban una gran
retribución.
Los métodos de limpieza de terrenos, en general, han sido los de roza y quema para “monte” y
“rastrojos” (en función de si se trata de bosque maduro o inmaduro). La siembra se ha venido
realizando mediante la técnica de “mateado” o a voleo2; Las labores culturales se reducían a una
limpieza anual, en el caso del plátano (algo más frecuente en la etapa de enraizamiento y
crecimiento juvenil) o el ñame (que se dejaba sobre el suelo, sin uso de tutores) y prácticamente
ningún cuidado para el arroz ni el maíz.
En relación con la superficie aproximada que cada familia habitualmente cultiva, las entrevistas
revelan que, antes de la introducción de técnicas de cultivo (cuando sembraban a lo tradicional),
Esto es, colocación más o menos equidistante pero desordenada de plántulas de plátano, trozos de
tubérculos o semillas de arroz y maíz.
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una unidad familiar alcanzaba a sembrar casi 3 hectáreas. La producción, en términos generales, se
divide entre el cultivo “principal” (el que destinan fundamentalmente a la generación de ingresos)
que ocuparía más de la mitad de la superficie y el “complementario” en el que incluirán rubros de
subsistencia, habitualmente anuales (maíz, arroz, otros tubérculos, tallos). Tradicionalmente y no
sólo en su etapa como nómadas sino también hasta la introducción de nuevas tecnologías
culturales, la rotación de cultivos exige que una familia abarque del orden de 20 a 25 Has. para que
se de la alternancia y vuelvan, transcurridos entre 5 -7 años, a las parcelas primeras.
La celebración de “Juntas” ha sido el mecanismo de intercambio de mano de obra para la
preparación de terrenos y la limpieza posterior. Quien convoca a la Junta, prepara comida
abundante y llama a los vecinos (antes más alejados, a los de la cuenca del río, en épocas recientes
a los de la misma comunidad) para realizar las tareas conjuntamente. Con esa ayuda, queda
implícito el aporte de una ayuda similar cuando esta familia sea convocada. Este mecanismo
permite realizar labores de entidad superior a lo que una unidad familiar puede costear sin
necesidad de mediar intercambio de dinero.
4.4 A veces se inunda
De acuerdo al tema de la sistematización, además del conocimiento de las condiciones de
producción, subsistencia y ordenamiento territorial previas al inicio de las intervenciones, el equipo
consideró esencial profundizar en la percepción de riesgo frente a inundaciones y otras amenazas
naturales.
En este sentido, tanto Clementina como el resto de los entrevistados manifiestan acuerdo en que el
área registra frecuentes “crecientes”; que los afluentes del Chucunaque, prácticamente todos los
años se inundan y que este río también ha presentado desbordamientos en muchas ocasiones. Sin
embargo, cuando se les consulta sobre inundaciones que han provocado pérdidas, todos parecen
coincidir en la que se produjo en la década de los 50, otra en los 70 y más cercanamente la de
1999 (coincidente con el paso del huracán Mitch) y la de noviembre del 2004, la que consideran
como la más fuerte de las que se recuerda.
Los factores que, de acuerdo a todas las voces, diferencian las inundaciones que se han producido
en la comunidad frente a las que se producen en la cuenca alta y en otros ríos (Tupiza, Río Chico,
Tuqueza) son la pendiente (mayor en los otros ríos y muy escasa en la cuenca media del
Chucunaque) y el material (muy arenoso y por tanto permeable aguas arriba frente a substrato más
arcilloso de la cuenca media). Estas diferencias generan efectos muy dispares en cuanto a las
pérdidas. Las crecientes de las cuencas altas son de aguas rápidas (cabeza de agua) y permanecen
muy poco tiempo en el área mientras que las de la cuenca media son más lentas en su avenida
pero persisten durante varios días inundando el territorio llano de la cuenca. La vinculación con las
pérdidas, en este sentido es clara para todos los entrevistados.
Clementina, incluso su esposo Francisco, como otros muchos moradores de El Salto, no
relacionaban la inundación con la deforestación de la cuenca alta. Más bien, ellos/as consideran que
las cosas ocurren porque “Dios las quiere así”, “el hombre no puede frenar la inundación” y que ya
la Biblia habla del acercamiento del fin del mundo. “Primero trajo a la nieta, luego a la hija y ahora
a la madre de las inundaciones…” La relación entre las intervenciones humanas de la cuenca alta y
las inundaciones resulta clara para algunas de las personas consultadas durante el Taller de
Sistematización.
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Riesgos y Desastres: Pérdidas y recuperación debidas a modelos de desarrollo en Proyectos Rurales. Caso: “Clementina Chamí
En relación con la recuperación, las entrevistas revelan que los habitantes de la comunidad
utilizaban los brotes de los tallos tras el paso del agua para resembrar la parcela, que existían
mecanismos solidarios de restitución de la pérdida por lo que se infiere que las pérdidas se
producían, principalmente en cultivos pero no tanto en medios de producción (semillas,
herramientas) ni en los bienes básicos.
Aún en que los bienes importantes se dañaran, existían (existen) mecanismos de recuperación más
o menos rápidos debidos a los recursos del área (las viviendas y las piraguas, por ejemplo, se
construyen con relativa facilidad).
4.5 La familia Agapí-Chamí y el conflicto maderero.
Como se ha señalado, la vinculación entre desastres y acciones humanas resulta conocido para
algunas de las personas entrevistadas, por ello resulta obligado en este apartado, en el que se
describe la situación inicial señalar algunas de los aspectos más relevantes del manejo forestal y
ganadero del territorio no sólo en la comunidad de El Salto sino en las áreas adyacentes y, en
especial, en las de la cuenca alta.
En este sentido, cabe señalar la correcta interpretación que se da al respecto de la relación
extracción de madera/producción de ganado con la recurrencia e intensidad de las inundaciones al
comentar que las áreas de la cuenca alta han perdido su permeabilidad y la posibilidad de filtrar
una parte importante del agua caída y de retención de suelo con la pérdida de sistema radicular
que lo mantiene tras la deforestación. La merma de árboles en la cuenca alta, hace también que la
velocidad y fuerza del agua no se pierda por lo que promueve una mayor erosión en los suelos
desnudos. Los sedimentos, inicialmente movidos por las aguas rápidas, colmatan el cauce de la
cuenca media quien, al recoger además una mayor cantidad de agua no retenida, no es capaz de
detener la inundación. Por ello, la degradación de las áreas de la cuenca alta genera,
irreversiblemente, más y más graves inundaciones y mayores pérdidas en la cuenca media.
La región de Darién ha experimentado desde la década de los 50 un proceso de cambio
extraordinariamente intenso originado, especialmente, por la extracción de madera y por la llegada
de población colona con hábitos ganaderos desde las provincias centrales del país así como por, la
ya señalada sedentarización, de la población indígena. Sin pretender realizar aquí una detallada
descripción del proceso seguido, vale señalar que prácticamente toda la provincia de Darién, salvo
manchas habitadas en los territorios costeros y ribereños era, hace pocas décadas, un área forestal
de bosque maduro.
Hasta la década de los ’90, el gobierno nacional adjudicaba amplias concesiones madereras que
incluían algún plan de manejo (se habla de la obligatoriedad de reforestar con 10 plantones por
cada árbol extraído). Las entrevistas realizadas a técnicos de la Autoridad Nacional del Ambiente –
ANAM-, desvelan que las actuaciones de los empresarios eran y siguen siendo difíciles de controlar
tanto en cuanto al cubicaje de madera extraído como en lo referente a la reposición (“En Metetí
existía un vivero para que ellos repoblaran pero se morían las plantas y no venían a recogerlas o
sino, las regalaban por ahí”). La realidad muestra que el territorio no comarcal no dispone ya
prácticamente de recursos forestales salvo los contenidos en áreas protegidas (Parque Nacional,
Reserva Filo del Tallo entre otros) por lo que resulta fácil comprobar que las consideraciones
anteriormente vertidas son ciertas.
La extracción, inicialmente realizada en el área más accesible y transportada a través de los ríos
(“recuerdo cuando casi se podía andar sobre tucos de madera por el río”) se completó con la
apertura progresiva de trochas y caminos de acceso hasta finalmente la apertura de la carretera de
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tierra en 1984. Tan sólo el área comarcal (delimitada legalmente el 1983) quedó libre de
concesiones madereras.
En los últimos años, se ha frenado la política de concesiones madereras y se han implementado
otras figuras de manejo forestal. Concretamente, para la comarca quedan dos formas de extracción
de madera: los permisos domésticos y los comunitarios. Los primeros son, como su nombre indica,
aquellos permisos con carácter individual que pueden autorizar a una familia a extraer madera para
beneficio particular (viviendas, piraguas) y de aquellos áreas manejadas por ellos (“en la comarca
sólo lo que está por encima del suelo es tuyo, la tierra es de todos”).
En relación a los permisos comunitarios nos remitimos a transcribir lo que la legislación manifiesta
para las áreas indígenas, “se autorizan para satisfacer las necesidades comunitarias, los volúmenes
se otorgan de conformidad a las condiciones socioeconómicas de las comunidades, al número de
familias a beneficiar; la superficie máxima a otorgar no será mayor a 1,000 (mil) hectáreas, es por
ellos que se les da el carácter de permisos comunitarios. Tienen una producción forestal
permanente y la comunidad será la responsable y ejecutora de las actividades de aprovechamiento
y manejo forestal, con la asistencia de profesionales idóneos en ciencias forestales. Los permisos
comunitarios, deben ser tramitados ante la ANAM, por la comunidad y su dirigente o autoridades
locales o por indígenas de la comunidad debidamente autorizados por el Cacique General, Regional
y autoridades locales. Los responsables y representantes ante Autoridad Nacional del Ambiente de
los permisos comunitarios son: el Noko y el Presidente del Congreso Local3”.
Con respecto al beneficio que las comunidades perciben, reproducimos fragmentos de un texto
editado por un periódico panameño y que coincide, en cifras, con las obtenidas de las entrevistas.
“(…) Rattán Singh, abogado y financista de origen indostaní, es el intermediario de la empresa
Maderas de Nuevo Vigía, que extrae madera de esa población. Singh confirmó que por la extracción
de 200 mil pie cúbicos de madera este año, la empresa pagó B/. 10 mil a los indígenas, dinero que
debe ser utilizado por los dirigentes para construir las cien viviendas en esa población. El dinero es
depositado en una cuenta del Banco Nacional de Panamá. Precisó que queda pendiente un saldo de
B/.3 mil, de los cuales hay que restar algunos adelantos de dinero que pidieron los indígenas
durante la ejecución del proyecto (…)" 4 Para entender las dimensiones de este proceso es
necesario señalar que el precio medio del pié cúbico de madera noble alcanza los USD$ 1,25 lo que
permite calcular el monto que alcanzará la madera extraída del permiso aludido (USD$ 250,000). La
comunidad percibirá un total de USD$ 13,000 para “satisfacer las necesidades comunitarias” y un
2% adicional para la institución del Congreso General (USD$ 5,000, en este caso). Las cifras hablan
por si solas y el cinismo manifiesto que permite asegurar que con el dinero percibido se podrán
construir cien viviendas (USD$ 100 por cada vivienda) debería ser motivo, incluso, de un proceso
legal. El equipo se pregunta qué otras necesidades (dado que las comunitarias objeto del permiso
se satisfacen con el 7% del total generado) pretenden cubrir dichas extracciones y cómo es posible
que las autoridades ambientales permitan este despropósito al autorizar dichos permisos al amparo
de la Ley Forestal.
Extracto del párrafo que describe los Permisos Comunitarios de la Ley 1, de 3 de febrero de 1994 – Ley
Forestal
3
“Desaparecen los bosques, y lo que queda es miseria”. Carlos Vargas, El Panamá América, 18 de
junio de 2003.
4
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Añadimos a continuación unas declaraciones insertas en el mismo artículo y que resultan muy
similares a las manifestadas en la entrevista realizada con el técnico de ANAM. “(…) La ANAM
sostiene que los indígenas no han aprovechado el sentido de lo que se buscaba con los permisos
comunitarios porque “sólo han pensado en el dinero” El Ing. Raúl Gutiérrez, lamentó que los
aborígenes no hayan aprovechado el objetivo de esas autorizaciones que era que ellos se
inmiscuyeran en el aprovechamiento forestal de sus bosques. "Pero estos indígenas qué es lo
quieren?… quieren recibir dinero de manera cómoda y contratan una empresa para que extraigan la
madera", lamentó Gutiérrez. Otro problema es que los indígenas no son buenos en gestión
comunitaria y no saben administrar el dinero, dijo. Señaló que la ANAM ha planteado a los
indígenas que vendan la madera con valor agregado, en bloques, tablas, aserradas para que ganen
más, pero que sean ellos los que la trabajen. Ellos no quieren trabajar lamentablemente, quieren
trabajar arriba del tractor, sostuvo Gutiérrez (…)”5
La entrevista a los actores que sí consideraban una relación directa entre impacto ambiental de las
actividades humanas y las inundaciones, detecta en la actividad ganadera el segundo origen de
conflicto ambiental. Las trochas abiertas para extraer madera dieron lugar a caminos de
penetración y éstos a la posibilidad, fomentada por la política de colonización desde la capital, de la
llegada de ganaderos de las provincias centrales. El uso del territorio por parte de la población
campesina en la que prevalece la propiedad individual frente a la colectiva y el manejo a través de
la quema para conversión en pastizales así como las políticas públicas, desde el origen centralistas y
que no diferencian entre los territorios de un área del país y los de otra (“Las ayudas ganaderas se
dieron masivamente tanto para Chiriquí como para Darién, sin ver que estas regiones son
diferentes”) junto con las de adjudicación de terrenos (“quien tumba monte puede adquirir derecho
posesorio”) y de apoyo al ganadero (subsidios para construcción de pozos, sementales, pastos
mejorados, préstamos favorables, construcción de vías de comunicación, entre otras ayudas) fueron
y siguen siendo las fuerzas de mayor intensidad en el cambio del uso del territorio que prevalece en
la región. “La reforestación no es negocio, nadie te apoya; la ganadería es un negocio redondo”
reconocía durante la entrevista un ganadero del área.
Por último señalar que el cambio del uso del territorio y los aparentes beneficios económicos que
provee, está también incorporándose levemente en la realidad comarcal y ya hay voces que hablan
de la posibilidad de producir ganado dentro de los límites comarcales (hasta ahora prohibido).
La familia Agapí-Chamí ha sido protagonista principal del conflicto generado por el manejo de la
madera. En el 2003, Francisco accede al poder gracias a su política contraria al manejo de permisos
comunitarios que se estaba produciendo en la comarca por parte de las anteriores autoridades.
Francisco se encuentra con 7 proyectos de extracción de madera en ejecución y 7 por iniciarse. A
partir de ese momento, se paralizan totalmente la solicitud de permisos. Este hecho, ha originado
que con apoyo de madereros y políticos, aparezca una facción contraria a esta política. En un
intento de “golpe de estado”, se origina un congreso paralelo que, hasta la fecha, se mantiene en
pugna con el congreso actual. Éste último grupo de autoridades no ha sido reconocido por el
Ministerio de Gobierno y Justicia por lo que se considera ilegítimo. El año 2007 será año electoral en
“Desaparecen los bosques, y lo que queda es miseria”. Carlos Vargas, El Panamá América, 18 de junio de
2003.
5
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la comarca y servirá para dilucidar cual de las líneas de trabajo impera finalmente. Por tanto sin
duda, la extracción de madera está originando durísimas luchas intestinas en el Congreso Emberá
Wounaan. Todos los entrevistados afirmaron que el uso por parte de las empresas de mecanismos
de corrupción de dirigentes locales para la aprobación de permisos, está incidiendo de forma
evidente en la gestión comarcal y amenaza gravemente el futuro de este territorio.
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5.- PROCESO DE INTERVENCIÓN
En este apartado analizamos el periodo comprendido entre el momento de inicio de la segunda
etapa de la intervención de ProDarién en El Salto, hasta la recuperación en la comunidad tras las
inundaciones de noviembre-diciembre 2004. Esta etapa contempla el momento de mayor
intervención del proyecto en la comunidad y también el que sufre las mayores pérdidas a
consecuencia de la falta de previsión del riesgo ante inundaciones en las inversiones realizadas. En
el presente apartado analizaremos las vinculaciones entre este modelo de desarrollo y las pérdidas
recientes que, vinculadas a las inundaciones, ha sufrido la comunidad.
5.1 Propósito del Proyecto en El Salto
ProDarién busca mejorar la calidad de vida de las comunidades beneficiarias asegurando su dieta
alimenticia y mejorando sus niveles de ingreso. El proyecto contempla la mejora de la
productividad, el acceso a servicios y financiamiento, la dotación de infraestructuras básicas, el
fortalecimiento de las capacidades de gestión de las comunidades, y la mejora en el manejo de
recursos naturales, especialmente en el área forestal.
Con Clementina Chamí, se inicia, tras la reformulación del proyecto en el 2002 un trabajo en el que
se pretende resolver uno de los problemas claves de ingreso en la comunidad de El Salto. Tras la
aparición de la antracnosis del ñame, la comunidad y la familla quedó sin su fuente principal de
ingreso. El proyecto, en su intento de mejorar los niveles de ingreso (“queríamos asegurar la
quincena” dice un técnico del proyecto) propone la producción de plátano de la variedad Curare
(previsiblemente más resistente a la Sigatoka que ataca la hoja del cultivo, mayor número de
plátanos por racimo y mayor resistencia al viento por su reducido tamaño), un sistema de cultivo a
tresbolillo, buscando mayores rendimientos en menor superficie y mayor cuidados culturales
(limpieza frecuente, deshojes, deshijes)
Vemos entonces que el propósito final del proyecto es realizar una serie de transformaciones en la
cultura productiva de la población emberá contribuyendo a una mejor asimilación de esta población
al contexto nacional. Se estima necesaria esta intervención ya que el reciente proceso de
sedentarización ha reducido la capacidad de autoabastecimiento, incrementando su dependencia
externa y su necesidad de ingresos.
5.2 Los productores colaboradores
Antes del 2002, el proyecto promovía la introducción de técnicas mediante charlas a los productores
y trabajo en pequeñas parcelas comunitarias no mayores de 200 m2 y sin ningún responsable
concreto. El modelo de extensión propuesto desde la reformulación se basó en seleccionar un/a
productor/a piloto con un terreno propio donde se desarrollaran las técnicas agronómicas. Este/a
productor/a recibiría en su parcela la visita de otros vecinos de su comunidad y de otras aledañas y
a través demostración de métodos, intercambio horizontal, charlas y días de campo, se reproducen
las técnicas implementadas con el/la colaborador/a con los otros participantes.
Clementina Chamí fue seleccionada como productora colaboradora por su gran adaptabilidad al
cambio, por su liderazgo y reputación en la comunidad y por la condiciones de su terreno.
En este caso, el proyecto proporcionó semilla, retribución para peones y acompañamiento técnico a
la productora colaboradora para explotar una cabuya (1,25 Ha) en su parcela, ubicada ésta en
territorio nacional a orillas del río Chucunaque. En esta parcela se amplió la superficie de cultivo
sembrando más de mil matas de plátano curare. Además del cultivo de plátano, como elemento
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principal, en la parcela también se sembraron cien plantones de borojó. La finca tenía también
arroz, café y pino amarillo sembrado anteriormente por la productora.
De acuerdo a las entrevistas realizadas, el modelo de extensión sirvió para replicar los sistemas
señalados (variedad y manejo) y, en concreto para esta parcela, se cubrió el objetivo propuesto de
la multiplicación de semillas a través del reparto entre los participantes de los brotes de deshije.
5.3 Las juntas: intercambio sin inversión monetaria
Para la producción de la parcela, en adición al trabajo realizado por los peones proporcionados por
el proyecto, Clementina realizó varias juntas en momentos clave como la siembra, deshoje y
deshije. Para cada una de las juntas, Clementina mataba un puerco o varias gallinas asegurando la
comida para todos los participantes que contaban con el incentivo de obtener semillas de curare y
de aprender nuevas técnicas de cultivo
Uno de los condicionantes del éxito de la estrategia de uso de productores colaboradores para
obtener transformaciones productivas se basa en la combinación de elementos de cambio con
elementos tradicionales. En este caso, unas de las transformaciones productiva principales que se
pretenden obtener es producir más en menos terreno y para ello, por iniciativa de la productora, se
combina un elemento de la propia cultura productiva: las juntas, con un elemento ajeno como son
las técnicas de cultivo mejoradas: tresbolillo, adicionándole el incentivo de una nueva variedad de
semilla: la curare. Esta estrategia añade un matiz diferente a la reciprocidad al trabajar en la finca
de otro con la esperanza de obtener conocimientos nuevos o semilla en vez del tradicional
intercambio de mano de obra.
En cualquier caso, el uso de Juntas como medio de extensión reduce la necesidad del uso de dinero
en el trabajo productivo. Si como hemos comentado, el riesgo viene determinado por la pérdida que
se sufre y ésta por el grado de inversión, cuanto menor sea el gasto o inversión que se realice en
parcelas con cierta exposición a inundaciones menor será la pérdida y por tanto el riesgo.
5.4 Dotación de infraestructuras básicas y manejo de recursos naturales
La comunidad del Salto también estaba resultando beneficiaria de otras inversiones de ProDarién:
Realización de un vivero con especies forestales y frutales, fundamentalmente de Cativo, borojó y
Cedro Espino para distribuir a los productores de El Salto y resto de las comunidades de la cuenca
beneficiarias del proyecto a fin de que incorporaran estas especies en sus fincas y, en el caso de la
productora colaboradora, reforestar las orillas.
Construcción de la sede del congreso tradicional en bloque y cuatro tambos de capacitación
siguiendo el modelo arquitectónico tradicional.
Construcción de la casa comunal de bloque
Escalera de madera de acceso al río.
5.5 Fortalecimiento institucional
El Proyecto, consciente de la debilidad de las instituciones indígenas (cabe recordar que éstas se
originan formalmente en 1983, con la creación de la Ley 22 que delimita la Comarca) contiene en
su formulación un apartado de fortalecimiento Institucional.
La etapa 2002-2005 se caracterizó, en este sentido, por la implementación de acciones que
tendieran a generar mayores capacidades en las autoridades y para ello se generaron (además de
las infraestructuras ya señaladas) becas universitarias para alumnos indígenas que se
comprometieran, tras la finalización de sus estudios, a trabajar un tiempo para el Congreso.
Además de las becas, el proyecto dotó de recursos para formación legal en áreas forestales a
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miembros de DIRENA (Dirección de Recursos Naturales) así como otros para Negociación y Manejo
de Recursos Naturales.
La débil institucionalidad vigente hace que éste esfuerzo sea todavía muy incipiente y resulte
evidente la necesidad de continuar con él. Así mismo, el origen y el escaso presupuesto que maneja
el Congreso (sus recursos sólo proceden del 2% recibido de la extracción de madera) hacen que
esta institución sea muy débil para hacer cumplir la ley que regula el manejo de recursos naturales
y muy frágil a corrupciones.
A pesar de este hecho, El Salto nunca contó (hasta la entrada del proyecto) con edificaciones ni
presencia real de las autoridades, ya que éstas y otros organismos del Congreso, se ubicaron
sistemáticamente en la ciudad de Panamá.
5.6 Las inundaciones de noviembre del 2004
Aunque apenas si llovió en la comunidad, durante los últimos días de noviembre y primeros de
diciembre del 2004 se produjeron las mayores inundaciones que se recuerdan en la historia de el
Salto de las últimas décadas.
Clementina Chamí, como el resto de los vecinos de la comunidad, fue viendo cómo el nivel del agua
del río iba subiendo. Ella y su esposo, fueron situando marca para detectar el aumento del nivel.
Tan sólo cuando el agua llegó a la base de su vivienda comenzaron a recoger los enseres y
animales de corral. Toda la noche, con los motores y piraguas propios y del Congreso, la usaron en
traslados de los vecinos y sus bienes a áreas seguras. Esto demuestra que la población emberá está
mejor adaptada a coexistir con las inundaciones y tiene mecanismos culturales para manejar este
riesgo.
El área permaneció inundada durante ocho días, quedando en la comunidad tan sólo la familia
Membache y Agapí-Chamí, quienes se mantuvieron en la parte alta de su casa que fungió, dada la
autoridad que compete al esposo de Clementina, como Centro de Operaciones. El resto de las
familias se trasladaron a una zona más elevada en donde construyeron viviendas temporales a
modo de refugio. Debido a este conocimiento del río y manejo de situaciones de inundación por el
que la comunidad se puso a salvo de la crecida, no hubo que lamentar ninguna pérdida humana.
Como se comprobó, la comunidad tuvo la capacidad de organizarse y salvar, no sólo vidas humanas
sino la de algunos animales domésticos (puercos, perros y aves) y prácticamente todos sus enseres
y otros bienes (piraguas, motores, herramientas). La realidad
demuestra que las principales pérdidas se produjeron en las
inversiones no familiares sino en las intervenciones externas de
la comunidad. Las inversiones realizadas por ProDarién, a
excepción de los tambos de capacitación con arquitectura
tradicional, se perdieron casi en su totalidad y quedaron
desperdiciados los gastos realizados en el inicio de la
construcción de una casa comunal (de bloque y zinc) y los
materiales almacenados, en el vivero con 17,080 plantones (a
Situación del vivero instalado
excepción de los plantones de Cativo, propios de ribera) y la
por ProDarién durante la
escalera. La principal inversión estatal, la escuela -construida 30
inundación
años atrás siguiendo un modelo propio de otras áreas: piso bajo
de cemento y paredes de bloque con techo de zinc- y su equipamiento y material educativo, fueron
arrastrados también aguas abajo.
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Adicionalmente también sufrieron pérdidas las cosechas ubicadas en los terrenos inundables.
Cincuenta y cinco productores resultaron afectados perdiendo los cultivos en plátano, yuca,
aguacate especialmente así como algunos animales menores. Las mayores pérdidas se registran en
el cultivo de plátano. En el caso de la parcela de la productora colaboradora se perdió la cosecha
completa, semilla y las 1,100 plantas de curare, así como los arbolitos de borojó y también
plantones recientes de café. Estos datos, censados por ProDarién
tras las inundaciones sirvieron como base para la propuesta de
recuperación y facilitaron el apoyo de ayuda de emergencia.
Algunas entrevistas desvelan que, a pesar de que las pérdidas
materiales fueron reducidas, la población perdió las escasas
reservas alimenticias (algunos sacos de arroz y aves de corral) por
lo que la ayuda alimentaria se consideró esencial. Inicialmente el
gobierno (junto con otras instituciones internacionales, como
NNUU) aportó algunas cantidades de alimento. Así mismo, la
Los productores perdieron
sus
población reconoce que la solidaridad comunitaria funcionó y
cosechas, plantas y la posibilidad
desde otras comunidades se recibieron ayudas alimentarias. Se
de multiplicación de la variedad
señalaron también otros proyectos de ayuda (como el MIDA/FAO)
curare
de cuya eficacia quedan todavía algunas reservas dado que se
produjeron gastos en materiales fitosanitarios que no se usan en la comarca, semillas inapropiadas
y en momentos inadecuados e intermediarios innecesarios que redujeron la ayuda que percibió la
comunidad.
V
V
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6. SITUACIÓN ACTUAL
6.1 ¿Y después de las inundaciones?
Cuando las aguas bajaron, las familias regresaron a El Salto y pudieron recuperar sus bienes. La
mayoría de las casas, al estar construidas en tambo, resistieron bien la inundación a excepción de
un par de viviendas ya viejas que presentaban una mayor fragilidad. Las piraguas y los motores
también se encontraban a salvo así como también la mayoría de los animales.
La mayoría de las viviendas se mantuvieron en pie por lo que volvieron a ser habitadas, y quienes
perdieron sus cosechas volvieron a sembrar. Tal es el caso de Clementina que, ayudada por
ProDarién sembró nuevamente plátano en la parcela
afectada, esta vez con una variedad común.
ProDarién, bajo el proyecto de riesgos financiado por el
BCPR/PNUD, además de restaurar parcialmente la finca de la
productora modelo, realizó otro tipo de acciones de
recuperación. A fin de incentivar la arquitectura tradicional y
las soluciones culturalmente apropiadas al entorno se realizó
uno tambos de capacitación adicional para las autoridades
comarcales siguiendo la construcción tradicional.
El vivero forestal, ideado para abastecer a las fincas y
reforestar riberas de ríos, volvió a ser resembrado, en esta
ocasión con un mayor número de especies maderables, con
tiempo suficiente para poder plantarse el próximo invierno.
Los plantones de Cativo demostraron su resistencia a la inundación y fueron los únicos que no se
perdieron en el vivero.
Tambo de capacitación construido con
apoyo de y BCPR/PNUD con arquitectura
tradicional
Al realizar la sistematización se constató que los lugares que experimentaron pérdidas a
consecuencia de las inundaciones, como la finca modelo y el vivero volvieron a ser objeto de
inversión económica por parte de ProDarién, a excepción del tambo de capacitación señalado y al
muelle, éste último respondió a la ubicación de la comunidad.
Al preguntar porqué se realizaron las inversiones en el mismo lugar en donde se perdieron, la
respuesta más frecuente fue la escasa recurrencia de las inundaciones…. “vienen cada cinco años”
nos contestan, haciendo referencia al tiempo transcurrido entre la última inundación grande
(vinculada al Mitch. en 1998 y la del año siguiente en 1999), aunque este dato no puede ser
considerado como un patrón de recurrencia sobre el que establecer una base firme.
La comunidad ha aprendido importantes lecciones de esta inundación, en primer lugar tanto
Clementina como otros productores diferenciaron entre las especies que se quedan en pie y las que
se perdieron, y pensaron en incorporar especies resistentes a la inundación en las parcelas cercanas
al río y en diversificar la producción en diferentes áreas.
La pérdida de la escuela también se relacionó con su ubicación en un área inundable y con la mala
calidad de la construcción y, en estos momentos, la comunidad no ha permitido que se reconstruya
la escuela en el mismo lugar asignando una zona más alta para la nueva instalación.
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Tras las inundaciones, la comunidad negoció con el Fondo de Inversión Social un proyecto de
construcción de viviendas. El visitante queda sorprendido ante la visión de unas casas de madera
elevadas cuyas columnas resultan desproporcionadas para el tamaño de la casa. La razón de esta
desproporción es que el FIS utilizó unos planos de unas viviendas diseñadas para un área costera
que necesitan unas bases muy anchas para resistir los embates de las olas. La comunidad solicitó al
FIS que las casas se tenían que construir en tambo para mantenerse por encima de la línea de
inundación y el FIS, en vez de adecuar los planos utilizó los mismos elevando la altura de las
columnas pero sin reducir su grosor.
Entre las ideas de futuro que nos mostraron los entrevistados, hay
algunos que resaltan la necesidad de mayor capacidad de
negociación política y también una capacidad productiva que les
permita procesar los productos y obtener mayores beneficios.
Otra tendencia en muchos de los manifestados es la identificación
del progreso con símbolos externos como las construcciones en
bloque, en detrimento de los elementos propios.
Viviendas construidas con el apoyo
del FIS frente a las que soportaron
la inundación
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CONCLUSIONES
A pesar de que las inversiones se realizaron nuevamente en las mismas áreas, la población
incorporó lecciones aprendidas (identificación de especies resistentes, traslado de la escuela a un
área alta, cambio del cultivo principal, modificación de inversiones nacionales).
La creación reciente de la comunidad y la sedentarización de la población ha promovido nuevas
implicaciones (dependencia externa, nuevas necesidades de servicios básicos, necesidad de
ingresos, organización social más compleja).
La creación de la comarca garantiza la disponibilidad de la tierra lo que genera una sensación de
seguridad y un mayor control de los recursos naturales.
La comunidad mantienen mecanismos de trueque (mano de obra en juntas de trabajo y productos),
con espíritu de beneficio mutuo.
La comunidad está acostumbrada a vivir con las inundaciones (casas de tambos) y a promover su
recuperación sin ayuda externa al mantenerse los medios de producción (brotes de tallos, semillas)
y bienes básicos lo que les permite un manejo adecuado (alerta temprana) de la situación y
minimizar las pérdidas.
Los habitantes de la comunidad reconocen la necesidad de conservación y reforestación.
RECOMENDACIONES
Para los Proyectos e Instituciones:

Es necesario fortalecer la capacidad de la población indígena para asegurar el control sobre los
Recursos Naturales de la Comarca y fomentar mecanismos de explotación Silvo - Pastoril en las
áreas limítrofes al Territorio.

Que el propósito de los Proyectos se dirija, no sólo a la transformación de la cultura productiva,
sino a incrementar la capacidad de gestión y negociación de sus recursos con agentes externos.

Se recomienda que el modelo de extensión tenga en cuenta los riesgos de desastres y no
concentre en áreas expuestas a inundaciones las fuentes de ingreso principales si éstas no son
resistentes.

Dado que la comunidad reconoce las diferencias del comportamiento de los ríos (cuenca alta,
cuenca baja, tipo de sustrato) y sus efectos, pero que no siempre reconoce los efectos de la
acción destructora del hombre sobre la naturaleza, es necesario formar a la población para que
se genere este vínculo que relaciona la devastación con la inundación.
Para las organizaciones comunitarias:
 Se recomienda mantener el principio de reciprocidad como elemento fundamental de las juntas
y éstas como herramientas de extensión, ya que favorecen la apropiación y transmisión de
nuevas técnicas y reducen la inversión en mano de obra disminuyendo así la vulnerabilidad.
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Proyecto MIDA –ProDarién – Darién, Panamá
10/04/2006
Riesgos y Desastres: Pérdidas y recuperación debidas a modelos de desarrollo en Proyectos Rurales. Caso: “Clementina Chamí
LECCIONES APRENDIDAS
La presión externa de empresas madereras (a través de prebendas a dirigentes indígenas y apoyo a
campañas políticas, por ejemplo) sobre los recursos naturales y los efectos sobre la institucionalidad
comarcal genera serias tensiones políticas que debilitan y provocan vulnerabilidad en la región.
Para reducir la recurrencia e intensidad de la inundación en la cuenca baja es necesario conocer la
relación con la cuenca alta y revertir su degradación.
Dado que el modelo de desarrollo fomentado por el Estado (adjudicación de tierra, apoyos
financieros, tecnologías, insumos, infraestructura), favorece la deforestación y la explotación
ganadera, se necesita contrarrestar esta tendencia (mediante denuncias y alianzas) para lograr que
los pueblos excluidos obtengan incentivos para la reforestación y recuperación de las áreas
degradadas.
La percepción no monetaria del valor de la tierra implica riesgos de que se produzcan tratos
injustos entre indígenas y no indígenas.
Las pérdidas por las inundaciones se concentran en las inversiones debido a su ubicación
inadecuada y sus diseños, por lo que los Proyectos Rurales deberán incorporar el análisis de riesgo
con acciones tales como: Seleccionar terrenos pocos expuestos, Favorecer el uso de especies
resistentes, No concentrar la producción principal en áreas y cultivos de riesgo, propiciar la
construcción de infraestructura siguiendo modelo tradicional adaptado al entorno, contrarrestar la
tendencia a valorar lo externo aunque genere vulnerabilidad e infravalorar lo propio.
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