Subido por Rosalinda Rodriguez

Strongyloides estercoralis y Ascaris lumbricoides

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Es el agente causal de la estrongiloidosis, esta parasitosis, con ascariosis,
tricocefalosis y anquilostomosis, constituye el grupo de nematodiosis
intestinales transmitidas por la tierra, de gran importancia en las zonas
tropicales .
Esta parasitosis es menos frecuente que las anteriores; sin embargo, presenta
problemas clínicos de especial importancia en pacientes inmunodeprimidos.
Pavón Ramos A. C. (2012). Dossier de parasitología médica. Universidad Nacional
Autónoma de Nicaragua.
Es un parásito muy pequeño que vive en el interior de la mucosa del intestino
delgado, principalmente en duodeno y yeyuno.
Hembra parásita partenogénica
Filiforme, capilar, longitud de 1.5 a 3mm
y anchura de pocos micrómetros, boca
puntiforme, esófago que ocupa 1/3 de la
longitud corporal y el intestino y dos
tubos ováricos – uterinos anfidelfos
ocupan el 2/3, vulva en el 3/3.
Nota: Los úteros contienen un número
reducido de huevos que son puestos ya
embrionados por la hembra.
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Los huevos son similares a los de las uncinarias, estos se encuentran en las
hembras adultas y en el interior de los tejidos donde estas habitan. La
presencia de huevos en heces es muy rara, solo sucede en diarreas muy
intensas, donde hay rápido arrastre de porciones de mucosa intestinal.
Se muestra un huevo
de Strongyloides
embrionado.
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Machos y hembras de vida libre
Ambos con esófago rhabditoide,
cuerpo separado del bulbo
esofágico.
Hembras: 1-1.5mm de largo,
aspecto fusiforme con cola,
región postanal corta y
puntiaguda, vulva en la mital de
la vara ventral, úteros alfidelfos.
Machos: 0.7-0.9mm de largo,
región caudal curvada
ventralmente y extremo
puntiagudo, espículas de la
cloaca cortas.
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Larvas
Existen 4 estadíos larvarios, de los cuales los dos últimos se podrían originar hembras
partenogénicas parásitas o adultos libres.
L1
Pequeña larva rhabditoide
Longitud: 250 μm
Corta cápsula bucal cilíndrica
Longitud inferior a la anchura
corporal en su base
Presencia de un primordio
genital muy desarrollado en la
zona medio-ventral de su
cuerpo.
L2
Su
morfología es
similar a la
anterior; pero
difiere en su
tamaño.
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Larvas
La larva L2 muda a L3, la cual da origen a dos tipos de L3 y L4 (vida parásita o libre).
L3 rhabditoide
Cuando está destinada a formas de vida
libre, muestra un incremento en su longitud.
L3 filariforme o estrongiloide.
Cuando va a desarrollarse como hembra
parásita, llega a medir de 500 a 700 μm de
longitud, es la forma infestante. Posee un
largo esófago, casi cilíndrico y su extremo
caudal termina en tres agudas prominencias
que dan el mismo aspecto ahorquillado.
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Larvas
La larva L2 muda a L3, la cual da origen a dos tipos de L3 y L4 (vida parásita o libre).
L4 rhabditoide
Destinada a mudar a machos o hembras
de vida libre, se desarrolla también en el
medio y salvo el desarrollo de las
genitalias.
L4 estrongiloide.
Un estado intermedio entre la L3 de este
tipo y la hembra partenogenética parásita,
que solo se presenta y continúa su
evolución cuando la L3 estrongiloide ha
penetrado en el hospedador.
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Ciclo directo
Las larvas rhabditoides que caen al suelo con las heces fecales, se alimentan y mudan
dos veces para transformarse en filariformes. Estas larvas permanecen en la parte más
superficial del suelo sin alimentarse esperando el contacto con la piel.
Cuando penetran la piel, buscan los capilares y por la circulación llegan al corazón
derecho, pasan a los pulmones, rompen la pared del alveolo donde mudan para caer a
las vías aéreas, ascienden por los bronquiolos expulsados por las cilias bronquiales
hasta alcanzar los bronquios, tráquea, laringe y llegar a la faringe para ser deglutidas.
En el intestino delgado penetran la mucosa y se convierten en parásitos hembras
adultos. El periodo prepatente es de aproximadamente un mes.
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Ciclo indirecto
Incluye una o varias generaciones de Strongyloides de vida libre. Estas se originan de
las larvas rhabditoides que provienen de las heces fecales y que genéticamente están
destinadas a transformarse en la tierra en gusanos adultos no parásitos.
Ciclo de autoinfección
Sucede cuando las larvas rhabditoides se
transforman a filariformes en la luz del intestino.
Estas penetran la mucosa intestinal, llegan a la
circulación y continúan el recorrido descrito en el
ciclo directo. La transformación a larvas
filariformes puede suceder también en la región
perianal y allí penetrar a la circulación.
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La penetración cutánea, según el inóculo, puede
pasar inadvertida o aparecer eritema pruriginoso,
edema local y manifestaciones urticariformes en
pacientes con hipersensibilidad a los productos
parasitarios. En esta fase es necesario hacer el
diagnóstico diferencial con las manifestaciones
cutáneas que se observan en la necatorosis y la
ancilostomosis.
El cuadro pulmonar se inicia pocos días después de la fase cutánea y es muy
variable o puede estar ausente. Las manifestaciones de estrongiloidosis benigna
son tos, expectoración, fiebre ligera y moderado ataque al estado general, pero
también se podrían presentar signos y síntomas de bronconeumonía o neumonía
atípica. Algunos pacientes pueden sufrir crisis asmáticas.
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Los síntomas más frecuentes e importantes son los relacionados con el aparato digestivo.
En este caso, las manifestaciones podrían reflejar la presencia de un cuadro benigno o
asintomático, o formas graves e impresionantes. La fórmula diferencial revela leucocitosis
y eosinofilia, que puede ser de 15 a 40%. Los periodos diarreicos se alternan con
estreñimiento; el paciente por lo general se queja de dolor abdominal tipo cólico en
epigastrio e hipogastrio, que podría llegar a confundirse con otros padecimientos, como
giardiasis. En algunos casos el dolor en epigastrio es tan intenso que algunos médicos lo
han confundido con úlcera péptica. Muchos pacientes manifiestan pérdida del apetito,
náuseas y vómito, además de otros síntomas de problemas dispépticos.
En lo que se refiere a las manifestaciones generales, puede presentarse anemia,
emaciación, deshidratación, irritabilidad nerviosa y depresión en los casos más graves. No
se sabe con certeza si algunos de estos datos —sobre todo los relacionados con la
conducta— se deban al parasitismo o a las condiciones precarias que privan en las zonas
endémicas. La desnutrición ensombrece aún más el pronóstico de este tipo de cuadros
parasitarios. Los mecanismos de autoinfección permiten a la estrongiloidosis convertirse
en enfermedad crónica, que puede ser de 20 a 40 años en algunos casos.
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Strongyloides stercoralis es cosmopolita; es más común en climas tropicales y
subtropicales, aunque se encuentra con relativa frecuencia en climas templados. Las
condiciones climáticas para su desarrollo son menos rigurosas que las que necesitan
Necator americanus y Ancylostoma duodenale.
En la actualidad, Siddiqui y colaboradores estiman que existen alrededor de 30 millones
de parasitados en 70 países, los cuales se encuentran en zonas tropicales, subtropicales y
de climas templados, y por los usos y costumbres de la población se crean microhábitat
en los que durante las estaciones de primavera y verano se desarrollan formas de vida
libre, en tanto que en meses desfavorables el parásito efectúa autoinfecciones internas y
externas.
En cuanto a la edad, esta parasitosis no se encuentra en grupos etarios específicos. Se
observa tanto en lactantes como en adultos de más de 50 años de edad, en quienes el
síndrome de hiperinfección es más común. La leche materna es señalada como la vía de
transmisión de la infección en lactantes.
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Uno de los factores más importantes que influyen en la presencia de la parasitosis
es la eliminación inapropiada de las excretas. Debido a que la estrongiloidosis es
una de las enfermedades adquiridas a través de los pies descalzos en contacto con
tierra contaminada con larvas infectivas, se recomienda evitar el fecalismo al aire
libre. Los usos y costumbres desempeñan una función determinante en la infección,
por lo cual se deben entablar pláticas de concientización y de conocimiento de los
factores ambientales que favorecen la presencia de esta enfermedad entre la
población rural y semirrural, que es la más afectada. Uso de calzado.
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Debido a que esta parasitosis cursa con signos y síntomas que pueden atribuirse a
otros agentes etiológicos, es necesario hacer el diagnóstico diferencial con apoyo
en las técnicas de laboratorio apropiadas. Una biometría hemática con diferencial
permite obtener el grado de anemia y el porcentaje de eosinofilia y linfocitosis.
Los exámenes parasitológicos (Examen General de Heces) revelan la presencia del
agente etiológico y en los pacientes graves es necesario el interrogatorio respecto a
medicación con agentes inmunodepresores. Sin embargo, debido a que el periodo
prepatente puede ser de tres a cuatro semanas, es difícil hallarlo en este lapso, por
lo que una eosinofilia elevada puede orientar el diagnóstico y luego solicitar el
examen de heces como recurso para su confirmación.
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Los tratamientos actuales se basan en la administración de tiabendazol. Otros
quimioterápicos son mebendazol y albendazol, los cuales se administran durante tres
días. Desde hace varios años se comenzó a emplear la ivermectina que, según la
bibliografía, da excelentes resultados y es un antihelmíntico de amplio espectro. Zaha
y colaboradores la recomiendan en dos dosis de 200 mg/kg de peso: una la primera
semana, se dejan pasar siete días, y se repite la dosis. El tratamiento es de excelente
efectividad cuando se trata de estrongiloidosis en la que no existe factor adverso que
agrave el cuadro, es decir, en individuos parasitados inmunocompetentes, no así en los
inmunocomprometidos, pues en estas circunstancias es necesario llevar a cabo el
ataque del factor inmunodepresor que esté en juego.
La evaluación del tratamiento se efectúa desde los exámenes parasitológicos para la
búsqueda de larvas en heces hasta los controles con serología (elisa). Las cuentas de
eosinófilos y los estudios serológicos pueden servir como marcadores del éxito o
fracaso de un tratamiento. También se debe considerar que el fracaso en un
tratamiento de estrongiloidosis puede ser resultado de infección concomitante con
htlv-i.
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Es el agente causal de la ascariosis, esta parasitosis es la más frecuente y
cosmopolita de todas las helmintiasis humanas. Este parásito del intestino
delgado se caracteriza por su ausencia de alas cefálicas y por la
ornamentación de la cubierta externa de sus huevos, de tipo mamelonado. La
especie que parasita al hombre es el Ascaris lumbricoides conocido como
gran lombriz intestinal.
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Es un nemátodo de gran tamaño y coloración blanco-marfileña o débilmente
rosada, con sus prominentes labios visibles a simple vista y con la anulación
cuticular asimismo bien aparente. Atraviesa por la fase de huevo, cuatro
fases larvarias y el adulto, macho o hembra. En su cuerpo existe sistema
urinario, nervioso, digestivo y reproductor, este último maduro cuando
alcanza el estadio adulto.
Hembras
Longitud: 20-40 cm, diámetro: 4-6 cm
Se distinguen por su extremo caudal
ligeramente atenuado y de ápice romo.
Vulva ventral
Son hembras dihisteridas y prodelfas, con tubos
ováricos-uterinos que ocupan toda su cavidad
corporal con 30 millones de huevos.
Terminación recta, donde está el ano.
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Machos
Longitud: 15-30 cm, diámetro: 2-4 cm
Se distinguen por su extremo caudal incursado
centralmente
Gran cantidad de papilas precloacales. En el
extremo dos robustas espículas, incursadas y
puntiagudas junto con el recto.
Huevos
Son puestos por las hembras con una cadencia ininterrumpida y a un ritmo de unos
200 000 huevos al día. Cuando son puestos fecundados son ovoides, de cápsula
gruesa y transparente formada por tres capas: membrana vitelina que es de
naturaleza lipoidea, media derivada del glucógeno y albuminoide con mamelones
múltiples. Teñida de un color amarillo parduzco cuando son eliminados con las
excretas fecales. En su interior encierran una célula cigoto, esférica que no llena por
entero su cavidad.
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Huevos
Los huevos sin fecundar son puestos por hembras jóvenes por hembras en donde no
hay un macho (partenogénesis) y lo que ponen son óvulos, más largos y estrechos sin
membrana vitelina, cubierta muy delgada y en general carecen de mamelones.
Tienen totalmente su cavidad totalmente obliterada por una masa amorfa y
granulosa.
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Se trata de un parásito monoxeno, pues requiere de un mismo huésped para
completar el ciclo biológico, el cual es el humano. El sitio de establecimiento
preferencial y definitivo del parásito es el intestino delgado. Macho y hembra
copulan en la luz intestinal y después de varios días la hembra ovipone; los huevos
caen a la luz intestinal y son arrojados hacia el exterior junto con la materia fecal
durante la defecación de la persona. Los huevos no son infectivos en esos momentos;
requieren 15 a 21 días para que se larve en su interior, y para ello se necesita de suelo
arcilloso-arenoso, humedad y temperatura ambiental entre 21 y 35 °C, y media de 25
°C.
En la tierra el huevo sufre una transformación: en su interior se forma una larva
de primer estadio; cinco a 10 días después la larva muda y se transforma en
larva de segundo estadio, todo esto dentro del huevo. En ese momento adquiere
fase infectante para el humano: huevo larvado, con larva de segundo estadio.
En condiciones adecuadas puede permanecer viable durante varios meses.
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Después que el humano ingiere los huevos infectivos junto con los alimentos o
mediante otros mecanismos, los huevos pasan por estómago; jugo gástrico y enzimas
que están en contacto con el nematodo, no lo afectan, pero cuando llega al duodeno, la
larva de segundo estadio eclosiona alcanzando la segunda porción del duodeno. Dicha
larva mide 200 a 300 μm, penetra la pared intestinal, alcanza los vasos mesentéricos y
en 24 horas llega por vía corta al hígado, donde permanece de tres a cinco días.
Aquí aumenta de tamaño y llega a tener 900 μm de longitud; ahora es larva de tercer
estadio, la cual sigue migrando por las venas suprahepáticas, cava inferior, aurícula y
ventrículo derechos, arterias pulmonares, atraviesa la membrana alveolocapilar y cae
en los alvéolos, donde permanece en este estadio, o bien muda y se transforma en larva
de cuarto estadio.
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La larva de tercer estadio mide ahora 1.5 cm de longitud, lo que ocasiona
sintomatología. Esta fase del parásito asciende por bronquiolos, bronquios, tráquea
y laringe, entonces es deglutida, con lo que pasa a esófago y estómago; por último
llega al intestino delgado, donde se convierte en cuarto estadio y luego en adulto.
Se desarrolla hasta alcanzar la madurez sexual en 50 días después de la infección;
luego se efectúa la fecundación entre machos y hembras que están alojados en el
intestino; 10 días más tarde se pueden encontrar huevos en las heces, con lo que se
cierra el ciclo biológico.
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Fase o periodo larvario. Las formas larvarias de Ascaris lumbricoides que
atraviesan la membrana alveolocapilar y llegan al parénquima pulmonar producen
lesiones mecánicas con procesos congestivos e inflamatorios fugaces, además de
eosinofilia local y sanguínea, acompañados de fiebre elevada, tos y estertores
bronquiales por la presencia de exudado bronquioalveolar; a este cuadro se le conoce
como síndrome de Löffler o neumonía eosinófila, y dura alrededor de una semana.
En las reinfecciones continuas, y sobre todo en los niños, existe sensibilización con
manifestaciones alérgicas, infiltración pulmonar, ataques asmáticos y edema labial.
Fase o periodo de estadio. El parásito adulto muestra distintos tipos de acción
patógena en humanos, como mecánica, tóxica, expoliatriz, inflamatoria, traumática
o irritativa. Se sabe que Ascaris lumbricoides produce pequeñas equimosis de la
mucosa en los sitios de su implantación junto con infección bacteriana y desarrollo
de abscesos; cuando el paciente es sensible o se presentan parasitosis masivas hay
marcada acción que irrita la mucosa intestinal, y que clínicamente se manifiesta por
síndrome diarreico, anorexia, palidez, pérdida de peso y malestar general.
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Los gusanos consumen carbohidratos y alimentos que el paciente ingiere. Esta
situación y la sustancia inhibidora de la tripsina que produce A. lumbricoides
interfieren con la digestión y aprovechamiento de las proteínas que el huésped
ingiere en su dieta. De esta forma los gusanos contribuyen a la desnutrición e
impiden un desarrollo normal, sobre todo en niños.
En ocasiones hay complicaciones con cuadros clínicos que requieren intervención
quirúrgica, sobre todo en pacientes que presentan parasitosis masivas; los más
frecuentes son suboclusión y oclusión intestinal debidas a la acumulación de
parásitos en una porción del tubo digestivo, vólvulo, invaginación, perforación,
apendicitis, diverticulitis, abscesos hepáticos y obstrucción laríngea.
Migraciones erráticas. Se producen alteraciones graves y a veces mortales cuando
Ascaris lumbricoides, tanto en su forma de larva como de adulto, se desplaza en
forma errática, por lo que pueden ser regurgitados y salir por la boca, escapar por las
narinas, invadir las vías biliares, vesícula, hígado, riñón, apéndice, conducto
lagrimal, conducto auditivo externo, cicatriz umbilical y vejiga, entre otros.
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Migración errática
Síndrome de Loeffler
Oclusión intestinal
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Ascaris lumbricoides es un parásito cosmopolita y el más común de los helmintos. Se
distribuye en zonas tropicales y templadas del mundo, sobre todo en el medio rural,
donde las condiciones socioeconómicas e higiénicas son deficientes. Las
complicaciones secundarias varían de 11 a 67% de los infectados y la complicación
más común es la obstrucción intestinal y biliar; ocurren 8 000 a 100 000 muertes por
año en todo el mundo, sobre todo en niños.
La ascariasis se presenta en todas las edades, pero es más común en los niños debido
principalmente a ciertos factores, como hábitos de jugar en el suelo, infección a través de
la boca por contacto con las manos sucias, práctica de geofagia, etc., además de la
ingestión de verduras regadas con aguas negras, alimentos y bebidas contaminados con la
forma infectiva, tanto por el humano como por vectores. Tanto hombres como mujeres
pueden ser parasitados, pero los adultos que ya sufrieron la infección muestran cierto
grado de resistencia. La longevidad del parásito adulto se calcula en 18 meses. Desde el
punto de vista epidemiológico, es muy importante evitar el fecalismo a ras del suelo.
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La prevención se orienta a la eliminación adecuada de las excretas mediante la
instalación de letrinas sanitarias o instalaciones similares, y observar medidas
higiénicas personales adecuadas, tanto individuales como comunitarias, así como en
el manejo de los alimentos. La ascariasis se puede controlar mediante quimioterapia
—en la que se administran periódicamente fármacos— y por observación de las
medidas anteriores con objeto de eliminar los parásitos adultos y luego los
inmaduros, a tal grado que los huevos que permanecen en el suelo se tornen
inviables a fin de que si se ingieren no produzcan infección. Este mecanismo es
válido sólo para comunidades cerradas, ya que en poblaciones abiertas se observa
que al cabo de unos años las personas presentan de nuevo la parasitosis debido a
que existen las condiciones ideales para que continúe el ciclo biológico. Lavado de
manos.
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El dato más alarmante se refiere a la eliminación de lombrices al defecar. En
ocasiones el paciente le lleva al médico un espécimen de Ascaris. Las características
morfológicas permiten sospechar la infestación. Los huevos se detectan mediante cps
directo o por concentración cualitativa o cuantitativa; los métodos cuantitativos son
los de elección porque correlacionan las parasitosis con los síntomas y orientan
acerca del tratamiento a seguir por el pronóstico.
Mediante rayos X se detectan las sombras de los gusanos en los intestinos, más aún
cuando en dicho estudio se emplea material de contraste. Los estudios serológicos
son de mucho valor, sobre todo en la etapa de migración larvaria, para efectuar el
diagnóstico diferencial contra problemas pulmonares; sin embargo, no es común la
serología para el diagnóstico de esta infección. La eosinofilia es un dato muy
importante en la fase extraintestinal.
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A. lumbricoides en vesícula
A. lumbricoides en corazón
A. lumbricoides en muestra de heces
Los más adecuados son piperazina, pirantel, mebendazol, albendazol y
nitazoxanida. La oclusión y perforación intestinales, así como la penetración a
apéndices y obstrucción de conductos biliares, se tratan quirúrgicamente. El
albendazol se administra en dosis de 400 mg/día, en única dosis. Si no hay cura se
recomienda repetir la dosis a la tercera semana. En niños menores de dos años de
edad se aplica una dosis única de 200 mg/día, y en mayores de dos años de edad es
igual que para adultos. En embarazadas no es recomendable, aunque no existe
literatura que mencione experiencias y efectos indeseables. El mebendazol puede
emplearse en dosis de 100 mg/día por tres días consecutivos.
Si no hay cura es factible volver a administrar en tres a cuatro semanas. En niños
menores de dos años de edad no se ha establecido la dosis y en mayores de dos
años es igual a la del adulto. Tampoco hay documentación respecto de mujeres
embarazadas, pero se aconseja no administrarlo.
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La piperazina es otro antiparasitario que puede emplearse. Se recomienda en casos de
obstrucción biliar o gastrointestinal, pues ocasiona parálisis fláccida del gusano; la dosis
en adultos es de 3.5 g/día durante dos días. En edad pediátrica es de 75 mg/kg/día por dos
días, sin exceder de 3.5 g/ dosis. No hay informes en relación con embarazadas, pero se
recomienda no administrar.
El pamoato de pirantel provoca parálisis espástica del gusano; no es recomendable en
casos de ascariasis masiva, ya que puede ocasionar asfixia. Se administra en dosis de 11
mg/kg en una simple dosis, sin exceder de 1 g/dosis. En edad pediátrica se administra
igual que en adultos. Tanto la piperazina como el pirantel son antagonistas, por lo que no
deben usarse juntos. La ivermectina daña a las células musculares y nerviosas del
parásito. Se aplica en adultos en dosis de 150 a 200 mg/ kg, en una sola ocasión en edad
pediátrica igual que en adultos, no hay registro de su aplicación en embarazadas. El
levamisol inhibe la cópula entre machos y hembras. Se administra en dosis única de 2.5
mg/kg. En edad pediátrica es la misma dosis y aunque no hay datos que avalen su
aplicación en embarazadas, no se recomienda su administración.
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