1 LENGUA Y CULTURA DOMINICANAS Carlisle González Tapia “Nuestra lengua es también nuestra historia” Jacobo Grimm, alemán, 1819 “La lengua es el espejo de la cultura” Ángel Rosenblat, argentino-venezolano, 1965 Introducción Retomo, parcialmente, mi propio discurso de hace casi un cuarto de siglo. Decía para esa época, que una señora extranjera, en mi país, me enrostró que los dominicanos no tenemos nada que nos identifique como pueblo, culturalmente hablando. Lo cierto es que, aunque quise defenderme de tal acusación, en ese momento no pude darle una respuesta valedera. Sin embargo, esta afirmación me ha hecho reflexionar profundamente y confieso que me ha preocupado cómo rebatir tal consideración. He pensado y repensado sobre todo lo que con frecuencia se dice que es autóctono nuestro. He intentado darle forma lúcida a una serie de afirmaciones que a veces se repiten sin someterlas a ningún tipo de análisis crítico Los dominicanos, no tenemos un elemento, una manifestación cultural que nos identifique como pueblo, como nación libre? Y nuestro himno? Y nuestra bandera? No son manifestaciones culturales que nos identifican, que nos distinguen de todas las demás naciones del mundo? No se dice que el merengue es un ritmo bailable típico dominicano? Típico no quiere decir autóctono, original, distintivo? No es una evidente manifestación cultural distintiva poseer en nuestro suelo la Universidad más vieja del Nuevo Mundo? En el orden gastronómico, no nos distingue el sancocho, sea de una o de siete carnes? Lingüísticamente no basta con decir que somos el país que más vocaliza en el mundo? Todavía me retumban las preguntas que me espetó la señora extranjera quien vivió varios años entre nosotros: Quiénes son ustedes los dominicanos? Qué los identifica? Intento ofrecer una respuesta parcial que trasluzca de modo fehaciente nuestra dominicanidad. Evidentemente, para ello no voy a invadir terreno de otros especialistas. Nuestra exposición estará restringida al aspecto estrictamente lingüístico. No tocaremos, por tanto, el problema de 2 nuestra identidad nacional en el aspecto histórico, sicológico, filosófico, folclórico, artístico, deportivo y otros. Numerosos trabajos han sido escritos y publicados tomando como base varios de estos aspectos. Para solo citar algunos nombres digamos que se han ocupado del tema Pedro Henríquez Ureña, Américo Lugo, Manuel Arturo Peña Batlle, Pedro Troncoso Sánchez, Marcio Veloz Maggiolo, Hugo Tolentino Dipp, Antonio Zaglul, Danilo de los Santos Tesis Central: Todo agrupamiento humano, todo pueblo, posee diferentes manifestaciones culturales que por necesidad lo identifican como tal: la lengua es la principal de esas manifestaciones Explicación : Nuestro pueblo tiene una historia. Una parte esencial de nuestra historia es nuestra lengua: el dialecto dominicano La cultura de un pueblo es resumida en la lengua que habla. Así como no hay pueblo sin cultura (material y espiritual) tampoco hay pueblo, comunidad humana alguna sin lengua, sin un instrumento de comunicación social doblemente articulado Es inconcebible un pueblo sin una lengua porque sencillamente la experiencia toda de una nación se analiza y se expresa a través de ese instrumento de comunicación. Las vivencias reales (materiales y espirituales) de todos los miembros de una nación son trasmitidas, son comunicadas a través de la lengua Una lengua es el compendio de la cultura del pueblo que representa. A través de ella se trasmite el pensamiento, las ideas sobre arte, literatura, ciencia; se dice lo que queremos y lo que no queremos: protestamos, solicitamos, dialogamos, rogamos, compramos, vendemos, regateamos, mentimos, criticamos, chismeamos, orientamos, enseñamos, edificamos, fortalecemos relaciones de amistad y muchas actividades más En una cultura letrada o semiletrada como la nuestra, la lengua es un dispositivo social indispensable para la trasmisión de conocimientos (científicos y humanísticos); es indispensable para la convivencia pacífica de la sociedad moderna. Las necesidades sociales todas: las actividades comerciales, el rodeo amoroso, las quejas y conflictos judiciales como las demandas por daños y perjuicios, los contratos matrimoniales, en fin, todo 3 lo que constituye la experiencia humana es analizado y trasmitido por un sujeto hablante a un sujeto oyente a través de las unidades del código oral que comúnmente denominamos lengua Juicios que robustecen la relación indisociable entre lengua y cultura Tal como lo plantea Edward Sapir (1921), es una ilusión pensar que podemos comprender los aspectos más significativos de una cultura simplemente a través de la observación y sin la utilización del simbolismo lingüístico que convierte estos rasgos en significativos e inteligibles para la sociedad… La lengua es una guía de la ¨realidad social¨. En sus propios términos, la lengua ¨condiciona de una manera poderosa todo nuestro pensamiento acerca de los problemas y los procesos sociales… El hecho es que el ¨mundo real¨ está en gran parte e inconscientemente edificado sobre los hábitos lingüísticos del grupo social… Vemos y oímos y sentimos de la forma que lo hacemos porque principalmente los hábitos lingüísticos de nuestra comunidad nos predisponen a ciertas interpretaciones En otros términos, decir cultura es decir conducta, costumbres de un pueblo, y la lengua es una expresión vívida de la cultura por cuanto su variedad diastrática y diatópica implica diferentes patrones de conducta social de tipo lingüístico. Nos movemos en el grupo social observando determinados patrones lingüístico-culturales que nos ha impuesto ese mismo grupo social al que pertenecemos. Como habitantes de una comunidad lingüística determinada debemos conducirnos de acuerdo con las pautas sociales ya establecidas y que nos son impuestas Alarcos Llorach retrata el problema con los siguientes términos: La lengua es “ un patrón de normas para comunicarse que reside en la masa de los hablantes, una entidad supraindividual que se impone necesariamente a todos los individuos de una comunidad idiomática” Amado Alonso, por su parte, externa que el hombre construye la lengua a pesar de que la lengua luego se le impone al hombre; es un hecho social que se superpone a las voluntades individuales. Un miembro cualquiera de una comunidad lingüística determinada puede expresar todo lo que quiera con la lengua, pero dentro del contexto de una “libertad social”; la libertad expresiva individual está coartada por los comportamientos sociales de conducta. Las expresiones lingüísticas que subvierten el orden establecido por la moral y las costumbres sociales son estigmatizadas, son rechazadas por lo desagradable que resultan ante el sentimiento colectivo 4 El niño y la niña que nacen o son insertados en una sociedad determinada no tienen elección sobre qué lengua aprender. Irremediablemente va a aprender a hablar (y posiblemente a escribir) como lengua materna la que encuentra ya hecha y usada en el medio social en que se desarrolle, particularmente en los primeros cinco años de su vida Robert Lado, de otro lado, manifiesta que nuestra incapacidad para describir nuestra cultura se parece mucho a nuestra incapacidad para describir nuestra lengua, a menos que no hayamos hecho un estudio especial de la materia. Confirmamos con lado que “podemos usar la estructura compleja de nuestra lengua con una facilidad y soltura asombrosas”, pero somos incapaces de ofrecer una respuesta aceptable y comprensible cuando se nos cuestiona sobre cómo se usan determinadas estructuras lingüísticas, por ejemplo, las formas interrogativas por qué y porqué, en español ¿Cómo describir o cómo definir, entonces, la cultura? Sin pretensión de satisfacer las inquietudes más exigentes, nos limitamos a ofrecer una definición antropológica que se aviene a la línea de pensamiento que venimos desarrollando. En términos de Clyde Kluckhohn,1967, la cultura es “todos aquellos conjuntos de costumbres que se relacionan con un modo de vida, históricamente creados, explícitos e implícitos, racionales, irracionales y no racionales, que existen en cualquier momento dado como posibles guías en cuanto al comportamiento del hombre” La lengua vista como una entidad cultural se ajusta perfectamente a estas condiciones que sobre cultura vierte Kluckholn. De este modo, la lengua es un concepto lingüístico y a la vez un concepto cultural. Es simultáneamente parte esencial de la cultura de un pueblo y elemento básico del proceso de transmisión de esa cultura (conductas, costumbres) por parte de los ascendientes a los descendientes. La lengua es, pues, un elemento vital en la práctica de la conservación de las raíces culturales de los pueblos Muy numerosas son las opiniones vertidas en torno a la estrecha conexión que existe entre la lengua y la cultura de los diferentes pueblos. Así, vemos la dicotomía funcional de la lengua y la cultura como un hecho incontrovertible. Cristóbal Colón decía en 1493: “Los habitantes de esta Isla Fernandina se parecen a los de las demás; hablan el mismo idioma y tienen las mismas costumbres (Subrayados nuestros) Ralph S. Boggs afirma, por otra parte, que “el habla es una de las categorías mayores del folkore…la lengua tradicional hablada por el pueblo constituye en sí misma material digno de estudio por el folklorista, porque 5 el habla sigue las mismas normas de tradicionalidad, aceptación general en grupos del pueblo, anonimato, variación histórica y geográfica, y transmisión oral, que se encuentran en otras categorías del folklore, y se sujeta a la misma metodología en su estudio” La lengua es una institución social que corre paralela con la civilización y el desarrollo intelectual de los pueblos en que se incuba. Los juicios que apuntalan esta afirmación no se hacen esperar. Edward Sapir sostiene que “en cierto modo la lengua que expresa una civilización es como un índice de la red de patrones culturales de esa civilización” De igual modo, Humboldt establecía que “la lengua está profundamente ligada al desarrollo espiritual de la humanidad, al que acompaña en cada grado de su avance o retroceso y cuyo correspondiente estado cultural se puede reconocer en ella” Diacrónicamente, la lengua sufre numerosas modificaciones que son impresas por la sociedad en que se incrusta según los grados geográficos: diríase que no es el hombre aislado el que habla, sino la tierra, el medio o ambiente, la tradición, las costumbres, el paisaje. Todo esto lo resume Domingo Faustino Sarmiento en una frase muy plástica y sugestiva: “El idioma se tiñe con los colores de la tierra que habita” Para Charles Bally, discípulo de Saussure, la lengua es el primero y el último modo que se le da al hombre de tomar posesión de la realidad, de adueñarse del mundo Es indiscutible que el hombre se revela en la lengua y que ésta se constituye, en cierto modo, en su cédula de identificación personal y colectiva (social). El hombre manifiesta su capacidad creativa y recreadora en el acuñamiento de giros, vocablos, refranes, frases y expresiones que reflejan costumbres y modos de vida vigentes. Es por esto que Ernesto Juan Fonfrías, en un arrebato de chauvinismo bien marcado, afirma que “la lengua es la patria, en ella reside la nacionalidad”. Y a renglón seguido añade: “El hombre es conocido como tal por la lengua que habla, y para conservar y extender la misma construye pueblos alrededor de su idioma. Hombre y pueblo se identifican por la lengua en una pieza misma de rasgos homogéneos. Hombre sin lengua propia no hace pueblo con personalidad propia. Es hombre que vive avecindado o a orillas de las situaciones, sin hitos señeros que lo identifiquen a raza, cultura y patria” El lingüista boricua Rubén del Rosario, aunque se muestra refractario, en principio, a estos juicios, al final de sus consideraciones admite los nexos 6 indisolubles entre lengua y cultura: “Ni la raza ni la religión cuentan en el sentimiento de la nacionalidad…No hay, en suma, una conexión necesaria entre nación y lengua, porque la lengua no es un espejo fiel del alma colectiva de un pueblo, si bien los cambios de la cultura y algunas actitudes básicas se manifiestan en el vocabulario” (Subrayado nuestro) Para nuestro caso, lo importante es insistir en el hecho de que la lengua es un patrón de conducta social; es un comportamiento cultural. A pesar de que corrientemente se ve como un simple código o como una forma de comunicación social, la lengua es mucho más, va más allá de la simple percepción de sus usuarios, ya que permite analizar la experiencia humana en categorías significativas diferentes. Esto explica el hecho de que lenguas diferentes normalmente son portadoras y trasmisoras de culturas diferentes o de situaciones culturales diferentes. Es decir, se pueden advertir diferencias culturales a través de diferencias lingüísticas. Como ejemplo, tomemos el caso que nos refiere Robert Lado sobre palabras distintas para animales y personas en inglés y en español: En inglés, los animales y las personas poseen legs (piernas); en español, los animales tienen patas y las personas tienen piernas. Igualmente, en inglés, los animales y las personas tienen backs y necks, mientras que en español los animales tienen lomo y puescuezo y las personas tienen espalda y cuello. Finalmente, en inglés los animales y las personas “sufren de los nervios”, tienen “hospitales” y “cementerios”; en español, los animales no sufren de los nervios, ni tienen hospitales ni cementerios Algunos aspectos de nuestra lengua y nuestra cultura Hemos definido y hablado de la lengua como sistema de comunicación social y su estrecha relación funcional. Ahora debemos tocar brevemente qué es o en qué consiste nuestra modalidad lingüística: el dialecto dominicano Podemos afirmar hoy día, con la fuerza de la dialectología y de la sociolingüística, el dialecto dominicano es una modalidad de la lengua española que acusa características particulares en el orden morfonético, en el orden lexical y en el orden semántico Para esta exposición ofrecemos dos pequeñas ilustraciones: una del aspecto léxico y otra del aspecto fraseológico, donde lengua y cultura se imbrican de tal manera que parecen ser indisociables 7 I. Si observamos nuestra forma de hablar y el uso del caudal léxico nativo nos encontramos con unas apreciaciones como estas: solo al dominicano le da currú, solo en Dominicana existen cómemes, existen frutas alcojoladas, uno es agentao, uno se enculilla, a uno lo allantan y también llega a ser allantoso, solo los dominicanos se enchonclan en su casa y no salen, solo aquí se hacen bebentinas, existen los tígueres y el tíguere bimbím, aquí también echan a correr bolas, uno se entera de muchísimos acontecimientos a través de radio bemba, a cualquiera lo jallan brechando, uno se puede hallar en un rebú o en rebulú, pero también se puede ser rebusero, a cualquiera lo repajilan de una fiesta, un muchacho es relambío, el campesino se compra una remúa, uno monta a otro a calitomé, dondequiera aparece un aguajero, y también se es agallú o gandío, alguien es un belitre, se es aloquetiáo, ya eso tá apalabriao, eso es muy añingotao una madre dice que el niño arrojó hasta la bilis, alguien se encontró en un berenjenal donde precisamente no había berenjenas, o en un brimbrán, hay gente que le gusta la cachirula, a la gente le dan tiriquitos, al dominicano lo fuñen mucho y pide que no le vengan con fuñendas, ni con jeringas ni quiere que le jurunguen la paciencia, un niño tiene el pecho con rocoroco o con juiquijuiqui, hay muchos jorocones, había muchas jumiadoras, a uno lo mandan a coger cacao del Lembo y tizón por lo prendío y también a freír tusa a otro sartén, hay personas que son malpechosas y uno se puede pechar con cualquiera, siempre se sale a majaretear un empleo, uno está pajonú, mucha gente vive pelechando, ¡qué pendango tá tú!, a cualquiera le sale el diache, un hijo es pimpún a su papá o a su mamá, se es pipiripao, tú eres un puñetero, se es más malo que gas morao, y otros cientos más de expresiones frecuentes en el vocabulario dominicano II. Fraseología dominicana: Las expresiones fraseológicas son de muy variada naturaleza y también muy cargadas de un gran tinte cultural pero, además, algunas expresiones populares y campesinas encierran una verdad absoluta. Algunos ejemplos de creación local y/o producto de las vivencias y el hibridismo cultural de nuestros pueblos hispanos: Puerco no se rasca en jabilla Las palmas son más altas y los puercos comen de ellas Yo como en mi casa y bebo en el río 8 A falta de pan casabe Camarón que se duerme se lo lleva la corriente Blas, ya comiste, ya te vas Barriga llena corazón contento Hay muertos que no hacen ruido y son mayores sus penas El hombre trabaja un año para darse gusto un día Más vale caer en gracia que ser gracioso El ojo del amo engorda el caballo Quien da pan a perro ajeno pierde el pan y pierde el perro Nadie se muere en la víspera El niño que no llora, no mama Lo que no mata, engorda El trasto no es de su amo, sino de quien lo necesita Al pobre no lo llaman para cosa buena Bala que zumba no mata Con la candela no hay jicotea dura Debajo de cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán El corazón del ñame solo lo sabe el cuchillo El maco no es peje porque está en el agua El que desciende de coco de piñonate no pasa La boca se ha hecho para comer La lengua habla y se esconde y el hocico es el que paga La yagua que está para un burro no se la comen las vacas CONCLUSIONES: 1. Es innegable que la lengua como sistema de comunicación social doblemente articulado constituye un patrón de normas, un conjunto de hábitos lingüísticos que permiten analizar la experiencia humana de modo diferente en cada comunidad 2. La lengua es a la vez un concepto lingüístico y un concepto cultural por cuanto es un mecanismo complejo de hábitos articulatorios y un excelente medio de trasmisión de costumbres y modos de comportamientos sociales de ascendientes a descendientes. Constituye, además, un modo de conducta y un agente trasmisor de otros modos de conducta, de costumbres, de prácticas sociales varias, de creencias filosóficas y religiosas, en fin, es un agente trasmisor de cultura 3. La lengua no es un calco de la realidad, pero sí una guía de la realidad social. Compartimenta la realidad de distintas 9 maneras según los módulos culturales que la utilizan como vehículo de su expresión 4. Las vicisitudes de nuestra historia han corrido paralelas con los cambios necesarios que ha experimentado nuestro dialecto hispánico. La experiencia social y cultural dominicana está resumida en la historia y el acervo lexical particularizador de nuestra forma de hablar 5. Toda lengua refleja, con más o menos fidelidad, la cultura del pueblo que la utiliza como su sistema de comunicación ideal. El español dominicano es un medio (no el único) de expresión ideal de la cultura dominicana. Si hay un pueblo dominicano también hay una cultura dominicana y una lengua dominicana. Ignorar esto es cerrar los ojos ante una realidad que nos aturde