Subido por Hedellwis Barreto

ARTICULO CIENTIFICO CESAR OLIVO

Anuncio
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
COORDINACIÓN DE INVESTIGACIÒN, EXTENSIÓN Y POSTGRADO
CEFO ARAGUA
ACTUACIÓN POR PARTE DE LOS FUNCIONARIOS POLICIALES DESDE EL
CONTEXTO DE LA SEGUIRDAD CIUDADANA FRENTE A LOS ACTOS
DELICTIVOS MEDIANTE EL PORTE ILÍCITO DE ARMAS DE FUEGO
Autor: Cesar Olivo
CI: 12170553
Fecha: Noviembre 2022
Resumen
El trabajo de grado, planteado en el área problema de la seguridad
ciudadana ante los retos y desafíos que plantea para el Estado el porte ilícito de
armas de por los grupos estructurados violentos de la delincuencia organizada
para la perpetración de especies de delitos contra la ciudadanía, situación que
resulta más expectante cuando son enfrentados por la fuerza pública integrada por
los cuerpos policiales en los ámbitos político territoriales nacional, estadal y
municipal, quienes presentan una gran asimetría respecto a los medios lícitos que
provee el Estado para el ejercicio de la función policial, lo cual despertó el interés
investigativo por la aplicación de los principios de actuación establecidos en la
Constitución a través del artículo 55: necesidad conveniencia y oportunidad
conforme a la ley. El Paradigma de la investigación seleccionado acorde a la
postura del investigador es Interpretativo. Se hizo necesario aplicar técnicas de
recolección de información, que sirven para darle la orientación adecuada al
trabajo de investigación planteada, para la recolección de información se utilizó, la
técnica del fichaje y la revisión bibliográfica. Las reflexiones finales. La reflexión
final expresa, que el Estado Venezolano, debe reorientar la organización del
Sistema de Policía hacia la organización única de un Cuerpo de Policía con nueva
misión, visión, estructura organizativa y doctrina
Descriptores: actuación policial, porte ilícito de armas de fuego, Delincuencia
Organizada, Funcionario Policial, Seguridad Ciudadana.
INTRODUCCIÓN
El presente artículo, plantea en el área problema de la seguridad
ciudadana, la aplicación de los principios de actuación por parte de los
funcionarios policiales adscritos a los cuerpos de policía de los ámbitos político
1
territoriales nacional, estadal y municipal frente a los actos delictivos perpetrados
mediante armas de guerra portadas ilícitamente por los grupos estructurados
violentos de la delincuencia organizada.
Para ello será necesario describir los actos que perpetran los grupos
estructurados violentos mediante el porte ilícito de armas de guerra, establecer la
interpretación del principio de necesidad por los funcionarios policiales ante los
actos delictivos perpetrados por los grupos estructurados de la delincuencia
organizada que portan ilícitamente armas de guerra, identificar la interpretación del
principio de conveniencia, fijar la interpretación del principio de oportunidad y
determinar los componentes del análisis acerca de la aplicación de los principios
de actuación por los funcionarios policiales ante los actos delictivos perpetrados
por los grupos estructurados de la delincuencia organizada que portan ilícitamente
armas de guerra.
EL PROBLEMA
La Seguridad, constituye una de las principales necesidades del ser
humano, su noción orbita sobre la preservación de su existencia ante cualquier
situación que represente peligro o una amenaza directa a la existencia, en este
sentido, la seguridad es abordada desde la individualidad, conforme a la
percepción de cada persona acerca del entorno que le lleva a actuar libremente en
la sociedad donde precisamente esta libertad de acción es transferida y
compartida a través del sentimiento de protección personal con los integrantes del
núcleo familiar y colectivo.
Asimismo, esta existencia del ser humano en familia y sociedad pende
necesariamente de la acción protectora ejercida por parte del Estado como
entidad asociativa y representativa de la voluntad de cada persona, denotándose
además la responsabilidad intransferible que el Estado posee de brindar y hacer
valer el Derecho Humano Fundamental de la seguridad.
Conforme a esta noción inicial del diagnóstico de la realidad, se subraya
que el mantenimiento de la seguridad en los albores del nuevo milenio constituye
un serio desafío para cada Estado, ante la existencia de la Delincuencia
2
Organizada prevista como amenaza transnacional generadora de especies de
delitos que contaminan con su accionar ominoso los ambientes, tornándolos
peligrosos al comprometerse los derechos humanos de las personas, tras ser
desatados actos contrarios al sostenimiento del buen orden y la paz.
Por consiguiente, el abordaje inicial es enfocado en la realidad jurídica en la
República Bolivariana de Venezuela ante los fines esenciales del Estado en aras
de la defensa y el desarrollo de las personas; destacando la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999)en su artículo 55, la condición
garantista de Estado para la protección de todas las personas y los bienes
públicos y privados, frente a situaciones de amenaza, vulnerabilidad riesgo.
Para brindar protección a las personas, el Estado Venezolano se sirve de
los Órganos de Seguridad Ciudadana, previstos en el artículo 332dela CRBV,
“para mantener y restablecer el orden público, proteger a los ciudadanos y
ciudadanas, hogares y familias, apoyar las decisiones de las autoridades
competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos
constitucionales”, mientras, que en esta dirección la Ley Orgánica de Seguridad de
la Nación (LOSN, 2014) en el artículo 23, fija que deberán, “trabajar
coordinadamente a los fines de garantizar el orden interno” y el Decreto con
Fuerza de Ley de Coordinación de Seguridad Ciudadana (Dflcsc, 2001) en el
artículo 2 especifica como tales entes a:
1. La Policía Nacional.
2. Las Policías de cada Estado.
3. Las Policías de cada Municipio, y los servicios mancomunados de
policías prestados a través de las Policías Metropolitanas.
Es así como conforme a tales contenidos, que destaca en la CRBV a través
del artículo 55 los cuerpos policiales precitados, “respetarán la dignidad y los
derechos humanos de todas las personas. El uso de armas o sustancias tóxicas
por parte del funcionario policial y de seguridad estará limitado por principios de
necesidad, conveniencia, oportunidad y proporcionalidad, conforme a la ley”, lo
cual direcciona el ejercicio de la fuerza lícita, porque la misma persigue mantener
3
la condición garantista del Estado respecto al derecho humano fundamental de la
seguridad de cada persona y sus propiedades
Esto, comporta la actuación coordinada según la naturaleza y competencia
de cada cuerpo de policía conforme a los ámbitos político territoriales nacional,
estadal y municipal, en esencia dirigidos ante situaciones de amenaza,
vulnerabilidad o riesgo, que les lleven a enfrentar amenazas antrópicas, así como,
amenazas naturales, que juntas o separadas según su intensidad, comprometan
el orden público previsto en la garantía de los derechos de las personas, y el
orden interno orientado a consolidar los valores y principios constitucionales.
En este direccionamiento investigativo, se destaca la aplicación de los principios
de actuación a ser aplicados en los actos delictivos donde los grupos
estructurados violentos de la delincuencia organizada, perpetran ataques con
armas de fuego (fusiles y explosivos) generándose una respuesta por parte de los
cuerpos policiales, aclarándose en este sentido respecto a los demás órganos de
seguridad ciudadana, que el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y
Criminalísticas (Cicpc) complementa a los cuerpos policiales e investiga las
evidencias en el sitio del suceso; el Cuerpo de Bomberos mitiga potenciales
incendios y Protección Civil aplica medidas que reduzcan potenciales desastres.
Y, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) como Cuerpo de
Seguridad del Estado, interviene en labores de inteligencia y contrainteligencia,
resultando especificas las labores de neutralización de artefactos explosivos.
Objetivos de la Investigación
Objetivos General
Analizar la actuación
por parte de los funcionarios policiales desde el
contexto de la seguridad ciudadana frente a los actos delictivos mediante el porte
ilícito de armas de fuego
Objetivos Específicos
 Identificar la actuación por parte de los funcionarios policiales desde el
contexto de la seguridad ciudadana frente a los actos delictivos mediante el
porte ilícito de armas de fuego.
4
 Determinar la actuación por parte de los funcionarios policiales desde el
contexto de la seguridad ciudadana frente a los actos delictivos mediante el
porte ilícito de armas de fuego.
 Estudiar la actuación
por parte de los funcionarios policiales desde el
contexto de la seguridad ciudadana frente a los actos delictivos mediante el
porte ilícito de armas de fuego.
Línea de Investigación
El Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores Justicia y Paz
(Mpprijp, 2020) plantea las líneas de investigación a ser desarrolladas en el
Programa
Nacional
Avanzado
de
Seguridad
Ciudadana
(PNFA-SC)
concerniendola Tercera (3a.) Línea Matriz denominada Ciencias Policiales,
Forenses, Criminalísticas y Criminológicas, orientada al, “estudio de los cuerpos
policiales,
abordado
desde
una
perspectiva
humanista
su
organización,
funcionamiento, vínculos con la comunidad, mecanismos de prevención, control y
supervisión, recursos técnicos, tácticos y resultados de gestión” (p. s/n).
Mientras, que la línea potencial se encuentra direccionada hacia el literal c)
El delito: dinámica, contextos y sujetos participantes, ante la asimetría existente
entre los medios lícitos que provee el Estado, y el porte ilícito de armas de fuego
en los grupos estructurados de la delincuencia organizada, resultando de interés
investigativo, la aplicación de los principios de actuación ante la necesidad de
preservar la propia vida, de los funcionarios actuantes, ciudadanos y trasgresores
de la ley, porque para reaccionar en el empleo del medio lícito el tiempo es de
milisegundos, ante la oportunidad representada por factores que brinden ventaja
sobre el delincuente o grupo que ofrece resistencia armada.
Seguridad
Para comprender el significado de la palabra seguridad, se acude al
pensamiento de Lares (2009) sostenido en la sensación de, “sentirse sin temor,
despreocupado o sin temor a preocuparse” (p. 5), que constituye la condición
5
primigenia para la extensión de la existencia humana dentro de un ambiente libre
de peligros o amenazas para la existencia.
Lo establecido por la fuente, se enfila al desarrollo humano ante los tipos de
seguridad como la humana, ciudadana, alimentaria, social, jurídica, entre otras
donde subyace el elemento común de la sensación humana de libertad para la
acción, porque, se está fuera del alcance de alguna amenaza, riesgo o peligro que
ponga en vilo la existencia humana.
Grupo Delictivo Organizado
Según las Naciones Unidas en su Resolución 55/25 llamada Convención de
contra la Delincuencia Organizada Trasnacional (2000) fija como un modelo
definicional al Grupo Delictivo Organizado, según el artículo 2 literal a; útil para el
logro del entendimiento sobre la definición de esta amenaza a la seguridad, como:
Un grupo estructurado de tres o más personas que exista durante cierto
tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o
más delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la presente
Convención con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico u otro beneficio de orden material.
Esto, aplica en los grupos estructurados que operan en el estado Aragua,
mediante la comisión de delitos como el homicidio, el robo, el hurto, el secuestro,
la extorsión, el sicariato y el narcotráfico, junto a las respectivas modalidades
,alentadas por el poderío que genera el porte ilícito de armas de guerra.
Sobre la seguridad y sus implicancias
La seguridad es una preocupación central en toda sociedad, en particular
en aquellas donde el desarrollo y la modernidad han llegado a ser ejes centrales
que guían el cambio social. En América Latina la inseguridad es una problemática
latente, al mismo tiempo, sensible y compleja, por cuanto no existe suficiente
acuerdo entre el mundo político y el técnico sobre los enfoques y estrategias más
aconsejables para abordar el delito y la violencia, el tipo y nivel de seguridad
esperado o buscado y, menos aún, sobre el nivel de inseguridad que se puede
6
tolerar: A partir de qué nivel de seguridad-inseguridad resulta exigible políticas
eficaces de contención de este problema?, .que es “estar protegido” para un
ciudadano? y .de qué?
En este contexto, la interpretación y valoración de la función policial, así
como las orientaciones del desempeño policial, el rol de la sociedad civil o
comunidad organizada en la construcción de mejores niveles de seguridad, las
características de las políticas del sector y la forma de ejecutarlas son facetas
claves de la gestión pública en la materia, a la hora de diseñar, implementar y
evaluar las políticas y estrategias policiales conducentes a contener la
inseguridad, sus causas y sus consecuencias.
Naturaleza de la seguridad
La seguridad es una aspiración individual y social. Ella es fundamental para
el desarrollo y realización de la persona y la sociedad. Ambas necesitan redes de
protección de diferentes tipos, coberturas y escalas. Sin embargo, aun a pesar de
la existencia de estas, las preocupaciones y la insatisfacción son recurrentes y se
acrecientan, particularmente en el escenario de la modernidad y de una mayor
conciencia sobre los riesgos y peligros actuales, que desafían la eficacia y
suficiencia de los sistemas públicos de seguridad.
La inseguridad no es exactamente proporcional a los peligros reales que
amenazan a la persona o segmento social, ella es efecto de un desfase entre una
expectativa (socialmente construida) de protecciones necesarias y la capacidad
efectiva de una sociedad (del Estado y de un gobierno) para ponerlas en
funcionamiento (Castel 2004). Aun cuando pueda parecer una afirmación extrema,
puede sostenerse que la seguridad es una ficción social. Ello se sustenta en dos
aproximaciones no excluyentes entre si y que conviene tener a la vista a la hora
de formular y analizar las políticas públicas de seguridad ciudadana.
Desde una perspectiva, la preocupación por la seguridad es producto de un
incremento de la inseguridad a la par de que la noción de peligro se ha ido
extendiendo. Respecto de la emergencia dela inseguridad, de sus causas y
7
factores, y su relevancia en el desarrollo social y político, la literatura es amplia y
controvertida. No obstante, esto demuestra y ayuda a comprender las
dimensiones de un fenómeno polivalente que presenta diversas facetas, desde lo
psicosocial hasta lo político institucional. En esencia, la seguridad no se puede
entender sin su contraparte: la inseguridad. Esta esta presente en todas las
sociedades.
En todas existen situaciones y circunstancias que la acrecientan o reducen,
pues la inseguridad no es la ausencia de protección o inexistencia de peligros
reales, sino el reverso de un proceso de búsqueda en un entorno cambiante,
donde “riesgo” y “peligro” pasan a ser más relevantes (búsqueda de protección):
“Estar protegido” supone “estar amenazado”. La inseguridad es una construcción
social y cultural, por ende, relativa y subordinada tanto a la experiencia colectiva
como a la individual. Por sus características, los riesgos pueden ser
transformados, ampliados o reducidos, dramatizados o minimizados. Se trata de
“construcciones colectivas” resultantes de la vida en sociedad, no atribuible a la
naturaleza.
De la misma forma, la aceptación de determinados riesgos sociales
representa un conjunto delimitado y seleccionado delos peligros “naturalmente
amenazantes” o “socialmente producidos”, por cuanto están abiertos a los
procesos de definición esencialmente sociales. Aquí se destaca el relativismo
sociocultural que rodea la percepción y valoración de lo que se define como
“inseguro”. Desde otro punto de vista, el problema de la inseguridad en la
sociedad se torna en extremo más complejo cuando el riesgo y el peligro se
enfocan desde una perspectiva socio política.
Es decir, más allá del hecho cierto de que el binomio seguridad-inseguridad
es, en esencia, subjetivo, pero construido en base a elementos de la realidad
objetiva, se suma la necesidad de construir consensos respecto de los
mecanismos y límites, atendidas las “representaciones sociales y culturales” y las
normas institucionalizadas jurídicamente para ello. En esencia, la seguridad
implicaría certeza y/o ausencia de riesgo, amenaza o daño (Altolarrigue, citado en
8
Castel 2004). Ella depende de la presencia/ausencia de factores de riesgo
objetivos y factores de protección.
La eficacia de los modos y herramientas para alcanzarla debiesen estar en
directa relación con la naturaleza de las inseguridades y la existencia de sistemas
de protección civil y social. Un factor clave, en este contexto, es la aceptación de
conductas desviadas, tanto individuales como colectivas, sancionadas según
expectativas de convivencia social, incluyendo los estímulos que genera el propio
estilo de vida contemporáneo y la sociedad misma en su desarrollo (consumo,
status y de privación social, otro.).
Tanto estas representaciones como sus correlatos institucionales (normas)
establecen cuando y porque algo es normal y tolerado sin ser percibido como
“peligro” o “daño”, o catalogado como “escandaloso” o “alarmante”. Las directrices
culturales surgidas en la historia establecen en el debate público que tipo de
incertidumbres han de catalogarse como “anormales” y cuales pueden ignorarse.
La psicología cognitiva ensena que la definición y delimitación de estas es
producto de un proceso social complejo, pues es en el mundo social donde se
construyen los conceptos necesarios para pensar nuestro entorno. La seguridad
no se construye a cualquier costo y tampoco se alcanza de cualquier forma. Este
ha sido uno de los aspectos centrales del debate en América Latina y, también en
las sociedades más modernas, donde el problema de la inseguridad se suponía en
gran medida resuelto, volviéndose hoy un icono de la crisis en la sociedad
moderna y postindustrial (Quiroga, 2005).
Desde esta perspectiva, la seguridad es un concepto que solamente asume
significado real cuando se preguntan algunas cuestiones adicionales sobre
actores, grupos, organizaciones, sociedades o naciones. O sea, seguridad para
quien, ¿para qué y bajo qué circunstancias o condiciones? La seguridad y el
riesgo significan cosas distintas para distintas personas y en momentos diferentes.
La seguridad de unos puede ser la inseguridad de otros. Esto produce
perspectivas que refuerzan las diferencias, la asimetría en su distribución y la
inequidad.
9
Dimensiones de la seguridad ciudadana
A partir de lo señalado, pueden identificarse diversas dimensiones que
demuestran un proceso de reducción o “criminalización” de la seguridad
ciudadana, derivado de la focalización en las amenazas inmediatas en los países
de la región (violencia, crimen, narcotráfico, brutalidad policial, delitos contra la
propiedad, etc.) .Con el tiempo el termino ha adquirido una especificidad en un uso
común y frecuente entre autoridades civiles y medios de comunicación que, sin
embargo, no abandona dimensiones importantes:
a) El simple hecho de que el concepto de ciudadanía tiene su raíz en el
mismo término que da origen al de “ciudad”, revela una faceta que tampoco debe
olvidarse. La urbanización refleja y reproduce complejos procesos que afectan la
sociabilidad de las personas y transforman las relaciones sociales, a saber: desde
la multiplicación de canales de comunicación que conducen a una sobrecarga
informativa, hasta la sobre valorización de la autonomía individual, el anonimato, la
generación de espacios cerrados, el aislamiento y la soledad, disolviendo las
tradicionales relaciones “cara a cara”, acentuando la de privación social y afectiva.
De esta forma, la seguridad ciudadana tiene relación con la tranquilidad,
paz social y la resolución de conflictos de convivencia. Por cierto, también hay
expresiones de violencia que se manifiestan tanto en el ámbito público como en el
privado y que deterioran los niveles de convivencia en una sociedad. Tal es el
caso de la violencia doméstica o intrafamiliar y de otros comportamientos que van
en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos, como la exclusión y
estigmatización, por ejemplo.
b) La acción de ciertos fenómenos, como la concentración urbana, la
marginalidad, la pobreza, el debilitamiento de la familia, la falta de consensos en
torno a valores de convivencia, entre otros, crean un escenario propicio para el
desarrollo de conductas y circunstancias que afectan el ejercicio del derecho a la
seguridad y los derechos de las personas. Desde este punto de vista, una política
de seguridad ciudadana dependerá, por ejemplo, de una eficaz política social, no
obstante, una no reemplaza a la otra (Baratta 2005).
10
c) Seguridad ciudadana se ha vuelto un sinónimo de prevención y control
del crimen, reduciendo su campo semántico a la seguridad publica afectada por la
delincuencia y el ejercicio de una política criminal ineficiente. Lo anterior se debe
al hecho de que el crimen y la violencia en América Latina han emergido y
“copado” el debate público, constituyéndose en desafíos complejos para los
gobiernos de los países en vías de desarrollo (Arriagada 1999, citado en Castel
2004). En efecto, diversos estudios confirman que por seguridad ciudadana se
entiende el aumento de la criminalidad, ineficacia del sistema de administración de
justicia penal, inseguridad y desprotección ante la delincuencia, entre otros.
d) A lo anterior se asocian otros factores, como la convicción más o menos
generalizada sobre la incapacidad de la policía y otras instituciones estatales y
gubernamentales para mejorar los mecanismos y las políticas de prevención y
control del crimen, que frecuentemente reaccionan con “propuestas de políticas”
parciales y carentes de un respaldo técnico y empírico adecuado, e inconsistentes
con políticas criminales eficaces (Quiroga, 2005).
Estos componentes minan y cuestionan los procesos de democratización
en la mayoría de los países de la región, por cuanto la inseguridad (derivada del
crimen y la violencia social) se transforma en campo de gestión pública que pone
en jaque la eficacia de la democracia, como sistema para el ejercicio de los
intereses colectivos.
e) Es importante destacar, entonces, la transición desde un origen en un
contexto socio político donde el riesgo no lo constituía la criminalidad y la violencia
en sí, hacia un empleo más corriente y actual provocado por un uso más extensivo
como sinónimo de la búsqueda y construcción de certezas para las personas de
que sus derechos serán respetados y no vulnerados por la acción de la
delincuencia común, el crimen organizado –narcotráfico u otras formas-, la
violencia, e incluso por los propios órganos del Estado responsables de otorgar
seguridad y justicia.
A ello se agrega que la búsqueda de una “rápida recuperación” de los
niveles la seguridad, desatendiendo las causas estructurales, arriesga el respeto
de los derechos de las personas (Arraigada y Godoy 2000, citados en Pérez
11
2003), en consecuencia, surge como una política de mano dura que estigmatiza a
víctimas y victimarios. De esta forma, la seguridad ciudadana dependerá de una
eficaz política criminal.
f) Con respecto a los elementos subjetivos, la inseguridad se asocia con el
temor de la ciudadanía a ser víctima de algún delito, como también por vivencias
directas e indirectas dela población ante la delincuencia (victimización vicaria o
indirecta). Este sentimiento de inseguridad también se relaciona con el surgimiento
de un mercado de la seguridad y la existencia de tráfico y consumo de drogas,
entre otras. Estos ejemplos sirven para considerarla separación entre lo percibido
(o subjetivo) y lo real (u objetivo), dicotomía que tiene varias explicaciones.
En síntesis, existe unanimidad en señalar que los ámbitos de la seguridad
ciudadana incorporan valores del Estado social y democrático de Derecho y se
vinculan con:
a) Los derechos humanos
b) La seguridad de las personas y de los bienes
c) La delincuencia y el quehacer de la policía y la administración de la
justicia
d) El desarrollo de la sociedad y mejores niveles de vida
e) El desarrollo económico y la generación de oportunidades
f) La calidad de la democracia y la gobernabilidad
Del mismo modo, también es importante enfatizar que la seguridad
ciudadana, como condición o situación exigible, es un derecho reconocido
implícitamente y,
en
otros casos,
consignado de manera
explícita
en
Constituciones y leyes, así como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de Naciones Unidas (1948) y la Declaración de la OEA en Montrouis
(1995) en el caso de América Latina.
En este último caso, la Organización de Estados Americanos (OEA), en su
Declaración de Montrouis (1995), citado en Quiroga (2005), indica que por
seguridad ciudadana deben tenderse la seguridad de todas las personas sujetas a
la jurisdicción del Estado. Considera, además, que la seguridad ciudadana
involucra elementos esenciales para el desarrollo de la sociedad, y que la
12
criminalidad, la impunidad y la deficiencia de los sistemas judiciales y policiales
afectan el normal desenvolvimiento de la vida de las sociedades, amenazan la
consolidación de las democracias, deterioran los niveles de vida de la población e
impiden la vigencia plena de los derechos humanos y garantías de las personas.
Seguridad Ciudadana como Derecho Humano
Hace más de cien años Durkheim (1973) entendió las normas como:
Formas definidas que con el tiempo adoptan las relaciones establecidas
espontáneamente entre las funciones sociales” (p. 239). Este concepto destaca la
importancia de la dinámica social y la estabilidad requeridas para contar con
conceptos vinculantes. En una situación de transición y ruptura no es previsible el
establecimiento de normas en sentido estricto; cuanto más es de esperar la
instauración de reglas. Es importante destacar, que la reglamentación ha
caracterizado el periodo de transición política a partir de las elecciones de 1998.
La Constitución aprobada el 15 de diciembre de 1999 es extensamente
reglamentaria, y en esta tendencia no escapó el tema de la seguridad ciudadana.
Este concepto fue definido en el art. 55 de la Constitución (Venezuela,
1999) como un derecho civil, en términos de protección frente a situaciones que
constituyen amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las
personas, sus propiedades, el disfrute de los derechos y el cumplimiento de los
deberes. Se trata de una definición muy amplia, que incluye emergencia y
desastres naturales, y refleja una tendencia proteccionista y paternalista, propia de
todo el texto constitucional.
La Constitución de Venezuela se refiere a la participación de los
particulares en la adopción y gestión de programas en materia de seguridad
ciudadana, aunque la prevalencia estatista es manifiesta en el último aparte del
art. 55, cuando se indica que “los órganos de seguridad del Estado respetaran la
dignidad y los derechos humanos, agregando que el uso de armas y tóxicos por
“el funcionario policial y de seguridad” estará limitado por principios de necesidad,
conveniencia, oportunidad y proporcionalidad. Esta vinculación de la seguridad
con el ejercicio de la fuerza por parte de la policía no debe ser subestimada. Ella
13
resulta muy obvia en el texto constitucional asumiendo un perfil amplio, ambiguo al
colocar en un mismo plano criterios restrictivos, como la necesidad a la
proporcionalidad, de criterios discrecionales como la conveniencia y la
oportunidad.
La Constitución de 1999 ha reconocido la multiplicidad de cuerpos policiales
a distintos niveles de la administración, una situación que, si bien se encontraba
ya prevista en la Constitución de 1961, se materializó y consolido a partir de 1990,
con el desarrollo de las policías municipales. En este sentido, los arts. 156, n. 6,
164, n. 6 y 178, n. 7, reconocen como competencias del Poder Nacional, Estadal y
Municipal, la organización de servicios policiales, en el art. 322 enfatiza el
mantenimiento y restablecimiento del orden público y la protección de ciudadanos,
hogares, familias y el aseguramiento pacifico de derechos y garantías como
competencias concurrentes entre los tres niveles de gobierno.
Dicha concurrencia ha planteado problemas legales o prácticos, así como
ha permitido disputas oportunistas ante entidades controladas por adversarios
políticos para reclamar o denegar competencias policiales en materia de orden
público. Ante el mandato de orden constitucional del art. 332 de mantener un
cuerpo de policía nacional de carácter civil como “órgano de seguridad
ciudadana”, y a fin de armonizar las competencias concurrentes dispuestas por el
mismo texto constitucional, fue dictado el decreto con fuerza de Ley sobre
Coordinación de los Órganos de Seguridad Ciudadana del 6-11-2001 (Venezuela,
2001).
En este decreto se redefinió el concepto de seguridad ciudadana de la
Constitución como “estado de sosiego, certidumbre y confianza que debe
proporcionarse a la población mediante acciones dirigidas a proteger su integridad
física y propiedades” (art. 1, pfo. 2). El decreto menciona como el órgano de
seguridad ciudadana a las policías nacional, estadal, municipal, de investigaciones
científicas, penales y criminalísticas y a los cuerpos de bomberos y de protección
civil frente a desastres.
En cuanto a las policías de diverso ámbito territorial, según el art. 8, en caso
de presencia de miembros de todas ellas en una situación determinada, “asumirá
14
la responsabilidad de coordinación el manejo de la situación el órgano que
disponga en el lugar de los acontecimientos de la mayor capacidad de respuesta,
cantidad de medios que se corresponden con la naturaleza del hecho”. Según este
criterio, cuya finalidad fue evitar acciones policiales competitivas y de
demostración, que en el pasado produjeron muertes de rehenes, la competencia
policial queda determinada por una variable situacional y aleatoria, como lo es la
disposición coyuntural de un recurso no especificado, que podría ser,
alternativamente, el número de policías, el apoyo técnico, el tipo de armamento o
la experticia criminalística.
Comunidad y Seguridad Ciudadana
En otro orden de ideas, según Chávez R. (2000) explica que: “Las
relaciones con la comunidad es una de las principales funciones que la policía
debe llevar a cabo para la prevención del delito y la protección ciudadana” (p. 56).
Por ello estarán convenientemente programadas y formando parte importante de
la planificación general de cada Comandancia Policial. La Policía debe abandonar
su tradicional aislamiento y abrirse a la comunidad, desde una modificación edilicia
de sus bases operativas, transformándolas en dependencias más receptivas a la
concurrencia de los vecinos y no exclusivamente para la entrada y salida de
delincuentes, hasta una fluida vida de relación entre los vecinos y sus
funcionarios. Y esto se logra, caminando por los barrios, conversando con la
gente, conocerla y demostrarle que una de las formas de prevención del delito es
también reconocerse como parte, y estar para velar por ella. Al respecto Ramírez
(2009) explica que:
Los comandantes de las comisarias, responsables de la protección
ciudadana, se deben apoyar en los diferentes entes comunales y
Parroquianos, llegando inclusive a considerar la posibilidad o necesidad
de fijar periódicamente su despacho en las mismas para escuchar y
receptar las inquietudes y opiniones vecinales, respecto al accionar
policial como para ejecución de medidas (p.62).
Para el autor antes citado, dice que en su condición de operador de contacto
y referencial, la Policía representada por sus funcionarios cumplen servicios en las
15
diferente Comisarias, debe inexcusablemente de las actividades escolares,
sanitarias y/o vecinales en general como parte misma e importante de su función
Policial cotidiana. Recíprocamente, tiene necesariamente que compartir y hacer
conocer algunos aspectos de su vida y labor institucional con los escolares;
autoridades de educación, de la salud, de las organizaciones no gubernamentales
como de los vecinos en general, mediante reuniones regulares de carácter social.
De esta manera, se irá construyendo el despliegue policial barrial que ya no será
de diseño policial exclusivo sino producto de la interacción con los vecinos e
instituciones intermedias, permitiendo la puesta en marcha de un modelo diferente
de prevención, en función de cada área, flexible y sustentable.
El Desempeño Policial
La imagen de la Policía está relacionada directamente con el tema del
desempeño, lo cual se asocia con la brecha que se produce entre el aumento de
la delincuencia y la capacidad policial para enfrentarla. Entre más grande es esta
brecha, en términos de resultados (lo cual se resume en el número de detenidos),
mayor es la aprehensión y reserva ciudadana hacia la Policía y su capacidad
institucional.
Es importante hacer alguna referencia a este último término, capacidad
institucional, para destacar que la percepción va más allá de las personas
(policías, Directores, Secretarios y Subsecretarios de Seguridad), e incluye a la
institucionalidad en la que se insertan y, si se quiere ir al extremo, a la función de
seguridad que el Estado está obligado a desempeñar en beneficio de la
ciudadanía.
Al ciudadano común le interesan los resultados concretos para definir su
percepción del desempeño policial. No le interesa saber si el incremento
delincuencial está asociado al ritmo de urbanización, a la pérdida de valores, al
cierre de oportunidades o al crecimiento acelerado del desempleo. Al ciudadano le
interesa saber que puede estar en su casa o caminar tranquilamente por las calles
de la colonia, de la ciudad o de la aldea, y que no corre el riesgo de ser robado,
asaltado, violado, herido o muerto; en última instancia, si esto ocurre, lo menos
16
que espera es que la Policía capture a los delincuentes y que se le aplique todo el
peso de la Ley.
Tampoco le interesa al ciudadano común saber si su seguridad depende del
policía de prevención o del policía de investigación y tampoco se preocupa por
averiguar los lazos que unen al policía con el fiscal o el juez para garantizar su
seguridad. Lo que le interesa es saber que el policía lo va a cuidar y que con su
trabajo le va a garantizar su seguridad. Todavía Se puede ser más radicales y
plantear que poco o nada le interesa al ciudadano si el policía está bien pagado o
bien comido o si su vida y su integridad están garantizadas por un seguro
adecuado, quizás porque asume que ése es un problema del Estado y que no es
su problema. o anterior remite a dos problemas muy concretos; uno de ellos es
que, al margen de lo que piense la ciudadanía, los conductores del Estado
(Presidentes de los poderes del Estado, Diputados, Secretario de Seguridad y
Fiscal General de la República) son los responsables de adoptar las medidas
racionales que garanticen la seguridad de las personas, sin inclinarse hacia la
demanda de acciones radicales que enfatizarían la represión, despreciarían la
prevención y amenazarían peligrosamente las garantías individuales y los
convenios internacionales.
Lo anterior se expresa muy bien en la demanda de instituir la pena de
muerte, ejercer violencia en la captura, realizar allanamientos ilegales, encarcelar
amenores infractores con adultos delincuentes, etc. Las víctimas y sus familiares
quisieran aplicar el mayor grado de violencia en contra de los victimarios, pero el
Estado de Derecho establece procedimientos para procesar e, inclusive, sancionar
a un sospechoso de haber delinquido.
Una autoridad no puede permitirse ser irresponsable y no pensar en las
consecuencias sociales y jurídicas que pueden desencadenarse de la adopción de
medidas fuertemente represivas. Su papel es el de adoptar medidas que medien
entre la prevención y la represión, entre la víctima y el victimario, y entre el interés
particular y el interés general, lo cual conduce a superar la inseguridad jurídica y
asegurar la vigencia del Estado de Derecho.
17
El otro problema concreto que se deriva de lo expresado, es el
desentendimiento ciudadano de lo público y, en este caso de la seguridad como
un bien público. Asumir que lo público es un asunto de los funcionarios y
empleados del Estado, dentro de los cuales se encuentran los policías, es algo
muy común dentro de nuestra cultura, lo que fácilmente nos conduce a ser
implacables al momento de juzgar el desempeño y los resultados del mismo.
El ciudadano tiende a creer que la Policía no combate eficientemente a la
delincuencia, por carecer quizás del recurso humano y del apoyo logístico
correspondiente para estar oportunamente en tiempo y en espacio en la escena
del delito y brindar así un eficiente servicio a la ciudadanía. Además, de manera
intuitiva tiende a pensar que debe modernizarse todo el sistema policial y
fortalecerse una de las ramas más importantes como es la investigación criminal.
A pesar de lo anterior, hay un sector de la población que es de la opinión
que algunos policías acuden sólo ocasionalmente con prontitud al llamado de la
ciudadanía y responden con desgano a este requerimiento. No obstante, esta
opinión, un tanto puntual y con reservas, hay otro sector igualmente importante
que piensa que las cosas son diferentes al opinar que la eficiencia ha mejorado
principalmente en número, frecuencia y efectividad de los operativos, y en el
combate frontal que el actual gobierno ha declarado tanto al delincuente común
como al crimen organizado.
REFLEXIONES FINALES
El Estado Venezolano, debe reorientar la organización del Sistema de
Policía en el país, hacia la organización única de un Cuerpo de Policía con una
nueva misión, visión, estructura organizativa y doctrina, que se encuentre a la
vanguardia de la delincuencia organizada presente en las denominadas zonas de
paz existentes en los barrios humildes.
Los Cuerpos de Policía, deben reorientar los dispositivos de seguridad en
los servicios en función de la seguridad del personal, más no en función de un
número que genere sensación de presencia policial con uno (1) o dos (2)
18
funcionarios policiales en lugares predeterminados, porque la violencia delictiva
desatada asume como objetivos fáciles de ser atacados tales dispositivos, por lo
tanto deben encontrarse organizados y dispuestos en cantidades de nueve (9)
nueve funcionarios policiales, que integren tres (3) dispositivos integrados por tres
(3) funcionarios policiales.
Ante la marcada supremacía de la delincuencia organizada, es necesaria la
creación de un Comité de Doctrina, que se mantenga en revisión constante de las
técnicas y tácticas policiales empleadas por parte de los funcionarios policiales
para el desempeño del servicio de policía de forma relativamente segura para sí
mismo y los miembros que integran el dispositivo de seguridad.
Es necesario generar los niveles de alerta en los cuerpos de policía a nivel
nacional al momento de sucederse un ataque o emboscada contra los funcionarios
policiales, emitiéndose de inmediato un boletín que dé cuenta del accionar
delictivo contra el Sistema Policial garante de la protección de las personas donde
las situaciones de amenaza, vulnerabilidad o riesgo necesariamente deben ser
superadas para poder alcanzar el estado de sosiego, certidumbre y confianza que
es propio de la seguridad ciudadana a ser construida por todos los venezolanos.
REFERENCIAS
Álvarez Pérez, U. A. (2015). Gestión estratégica de la comunicación corporativa
para la seguridad ciudadana. Tesis Doctoral, Universidad de Yacambú.
Barquisimeto.
Barreto Araque, R. A. (2018). El Paramilitarismo Urbano presente en la
República de Colombia y su influencia adversa para la Seguridad de la
Nación. Universidad Militar Bolivariana. Instituto de Altos Estudios de
Seguridad de la Nación. Caracas.
Arias, F. G. (1999). El Proyecto de Investigación. Guía para su elaboración. (3a.
Ed.). Editorial Episteme. Caracas.
Calderón, L. (2011). Para el Análisis de Contenido. [Documento en línea].
Disponible:https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:N_Cw0
gjJKC4J:https://investiga-aprende-2.wikispaces.com/file/view/PARAAN%25C3%2581LISIS-D-CONTENIDO.doc+&cd=1&hl=es419&ct=clnk&gl=ve [Consulta: 2019, Junio 12]
19
Constitución (1999). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela,
36.860, Diciembre 30, 1999.
Decreto con Fuerza de Ley de Coordinación de Seguridad Ciudadana (2001).
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 37.318, Noviembre
6, 2001.
García Escorche, J. J. (2018). La Delincuencia Organizada como Amenaza
Interna para la Seguridad de la Nación. Universidad Militar Bolivariana.
Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación. Caracas.
Hernández, R., Fernández, C., Baptista, P. (2010). Metodología de la
Investigación.(5ª. ed.). México: Mc Graw Hill.
Holland, J. (1996). Sistemas adaptativos complejos. [Documento en línea].
Disponible:ruc.udc.es/bitstream/2183/9449/1/CC_019_art_10.pdf [Consulta:
2020, Febrero5]
Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo.
(2012). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 39.912,
Abril 30, 2012.
Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (2014). Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela, 6.156, Noviembre 19, 2014.
López, J. D. (2017). Modelo teórico de los grupos estructurados de la
delincuencia organizada que perpetran actos análogos con las prácticas del
terrorismo como amenaza a la seguridad de la Nación. Tesis Doctoral,
Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada
Nacional. Caracas.
Luhmann, N. (1997). Hacia una teoría científica de la sociedad. Anthropos
[Revista en línea]. 173-174. Disponible: http://books.google.co.ve/
books?id=hmPbpsUDouIC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=fals
e [Consulta: 2020, Febrero 9]
Martínez Miguélez, M. (1998). La investigación cualitativa etnográfica en
educación. Manual teórico-práctico. México: Editorial Trillas S.A.
Martínez Miguélez, M. (2015). El marco teórico-referencial en las investigaciones
de las ciencias humanas. [Página Web en línea]. Disponible:
http://prof.usb.ve/miguelm/marcoteorico.html. [Consulta: 2019, Junio 19]
Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores Justicia y Paz (2020).
Líneas de Investigación. Caracas: Autor.
20
Palella Stracuzzi, S. y Martins Pestana, F. (2003). Metodología de la
investigación cuantitativa.Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
Caracas: FEDUPEL.
Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo
Económico y Social de la Nación 2019-2025 (2019). Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela, 6.446, Abril 8, 2019.
Resolución 55/25, Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Trasnacional (Asamblea General de las Naciones Unidas).
(2000,
Noviembre
15).
[Documento
en
línea].
Disponible:http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/p
df/1292 [Consulta: 2020, Febrero5]
Rojas de Escalona, B. (2010). Investigación cualitativa. Fundamento y praxis.
Fondo Editorial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
Caracas.
Semprún de Meza, E. (1974). Los Instrumentos de Investigación.Caracas: San
Pablo.
Strauss, A y Corbin, J. (2002). Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y
procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada.(1a. ed.). (E.
Zimmerman, Trad.). Colombia: Editorial Universidad de Antioquia. (Trabajo
original publicado en 1990)
Tacoa Báez, J. L. (2009). Constructo para la Gestión de Cambio, Fundamentado
en la Gerencia Estratégica y la Autopoiesis.Tesis Doctoral. Universidad
Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional. Caracas,
Venezuela
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Vicerrectorado de
Investigación y Postgrado. (2016). Manual de trabajos de grado de
especialización y maestría y tesis doctorales. (5a. ed.). Caracas: Autor.
Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (2013). Lineamientos para la
elaboración de las tesinas de los programas nacionales de formación período
2013-2014.Caracas: Autor.
Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (2017). Líneas de
Investigación. Caracas: Autor.
Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (2019). Lineamiento General
para la Elaboración, Presentación y Aprobación del Trabajo Especial de
Grado, Trabajo de Grado y Tesis Doctoral del Programa Nacional de
Formación Avanzada en Seguridad Ciudadana (PNFA-SC) y Estudios de
Postgrado. Caracas. Autor.
21
Descargar