Subido por Aldrin Rafael Rodrigues Naranjo

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E L SUPREM O A R T E D E
EC H A R LA S C A R TA S
E l destino del hombre, obje­
to de sus más profundas dudas
e incertidumbres, cuyo ineluc­
table cumplimiento nos abisma
en su profundidad, posee para
muchos el carácter terrible de
lo ignoto, de lo incognoscible.
No obstante, le han sido pro­
porcionados al ser humano, por
supremo designio, los medios,
vastos y variados, para desen­
trañar el misterio que envuelve
su porvenir.
E l vuelo de los pájaros, las
cenizas de los leños que se con­
sumen, el movimiento preciso
de los astros, las hojas de té en
el fondo de una taza, tienen
para el iniciado el caráctei de
señales que le revelan el fu­
turo.
La cartomancia, arte supre­
mo de la adivinación mediante
las cartas, es uno de los innu­
merables medios a que aludi­
mos; en realidad uno de los
más importantes. La sabiduría
oriental de las edades pretéri­
tas nos ha transmitido los.se­
cretos de esta ciencia, en espe­
cial en el antiquísimo libro di
Thot, resultado de la búsqueda
incansable de los sabios egipC o n tin ú a en la so la p a í
Pedidos a:
EDITORIAL CAYMI
15 de Noviembre 1149. Buenos Aire?
El S u p r e m o A r t e
de
Echar las Cartas
por todos los sistemas
y especialmente por el egipcio de los 78 taros
o sea el libro de Thot
Obra profusamente ilustrada
Pedido del juego com pleto de 78 taros, a
E ditorial “Caym i”
i
Buenos Aires
15 de Noviem bre 1149
1964
CAPÍTULO PRIMERO
Queda hecho el depósito
que marca la ley 11.723
© by EDITORIAL CAYMI — Buenos Aires 1964
Impreso en la Argentina — Printed in Argentina
Introducción necesaria en el arte de la Cartomancia
El arte de la adivinación, y especialmente de la adivinación de lo por­
venir, por medio de las cartas de una baraja no es una superchería, como
algunos suponen. Sucede que algunas personas que se dedican al arte de
la cartomancia, más por especulación que por convicción, desvirtúan dicho
arte; bien por no poner cuidado al practicarlo; bien, porque no lo han es­
tudiado en libros o tratados concienzudamente escritos; bien, por igno­
rancia, o bien, finalmente, por otras causas que no queremos enumerar, y
hacen de él lo que un mal médico con la medicina: en lugar de curar al
enfermo, lo envía al cementerio.
Toda persona que tiene una enfermedad, trata de acudir al médico en
busca de alivio, ya que no de curación, a sus dolencias. Todo el que acude
a un cartómago, con mayor o menor fe en este arte, es porque espera ave­
riguar algo que le es indispensable para su tranquilidad. Así, pues, si en
lugar de averiguar ese algo que le interesa, y que averiguado podría tran­
quilizarle, pierde su tranquilidad porque le han hecho ver quimeras, en
donde sólo esperó obtener verdades, y esas quimeras turban su reposo,
lógico es que esa persona, una vez que haya visto claro, reniegue y mal­
diga de tales artes, a menos de que su potencia racional, vale decir, su
razón, se halle completamente trastornada o ciega; o a menos de que, co­
nocido el flaco del consultante por el cartómago especulador, o poco es­
crupuloso, trate de dar a su cliente, ya seguro, correa y más correa.
De aquí el descrédito en que el arte de la cartomancia ha caído; de
aquí el que personas serias y eruditas no hayan tratado de profundizar
esta Tama de las ciencias ocultas, y de aquí, también, que la policía persiga
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en España a los cartómagos, no dejándoles practicar su oficio, como en
otros países, con entera libertad y a la luz del día.
• « •
Como se verá en el capítulo respectivo, el origen de la cartomancia se
remonta a los tiempos de las primitivas civilizaciones orientales. Egipcios
y caldeos, medos y persas, la practicaban, después de haber desentrañado de
la naturaleza sus principales secretos: todos los fundamentos en que se
basan actualmente las llamadas ciencias fijas. Por estas razones, no es lícito, o posible, decir que así como la alquimia engendró la botánica y la
química y el curanderismo la medicina, así también la astrología y la
astronomía dieron vida a la física y a las ciencias ocultas, de las cuales
—como ya queda dicho— la cartomancia es una rama. ¿Es posible negar
que el Autor de la Creación ha colocado al alcance de la criatura signos
evidentes para que ésta le conozca y se conozca a sí misma? Todo, pues,
en la creación anuncia al hombre su porvenir, al propio tiempo que reve­
la los instintos, las inclinaciones y pasiones del ser humano.
Hay quiepes se preguntan diariamente y como en señal de duda, si el
porvenir existe, y, sin embargo, el barómetro nos dice —también todos
los días— el tiempo que reinará al día siguiente. Y, ¿acaso el mañana no
pertenece al porvenir?
Las golondrinas al rasar la tierra; la sal que se humedece: las sombras
que proyecta el sol, más duras y más negras que de costumbre, anuncian
la lluvia, con un tiempo hermoso. Y ¿qué es lo que hacen sino anunciar
el porvenir? Los ruidos subterráneos que 3e escapan de las entrañas de la
tierra, al propio tiempo que rebosan los pozos, anuncian con ocho, diez y
quince días de anticipación las erupciones volcánicas. ¡Quince días! ¿No
pertenece ese lapso al porvenir?
Y, sin embargo, hay quienes se aferran a la creencia estúpida de que
el porvenir no existe. Por ventura, ¿no existe el feto en el seno maternal
antes de alcanzar su forma perfecta y que necesita si ha de ser apto para
la vitalidad? Esto, no obstante, todos sabemos que el feto puede o no
ser apto para la vitalidad, por causa de las modificaciones internas o ex­
ternas que recibe, o por el buen o mal estado de salud de los padres; pero
el porvenir, una vez conocido, puede modificarse por los impulsos de la
voluntad, del libre albedrío.
La Naturaleza, pues, no prohíbe, ni siquiera impide, que se adivinen
sus misterios, particularmente los del porvenir, desde el momento en que
ella misma se encarga de hacer advertencias y a veces de profetizar.
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El Creador ha dado a los hombres la intuición de las ciencias ocultas
para adivinar las desdichas y evitarlas, o para resignarse a ellas con anti­
cipación. Hace más todavía: envía a aquellos a quienes siente débiles, y
algunas veces a las almas selectas, presentimientos sobre los principales
sucesos de su existencia. Si el hombre lleva en su cuerpo los signos que
caracterizan ideas, sentimientos e inclinaciones, ¿qué extraño es que una
combinación de jeroglíficos nos abra el libro del porvenir del hombre?
¿No lo hace, acaso, para que se cumpla aquel precepto divino que dice:
nosce te ipsum (conócete a ti mismo), con el objeto de imponer a las pa­
siones el correctivo que la razón aconseje?
* «
•
Todo es analogía entre los mundos de la Creación. Cuando una des­
gracia imprevista amenaza a ciertas personas, eminentemente nerviosas,
los rayos que éstas proyectan alrededor de sí mismas son menos podero­
sos, menos activos. Todo es oscuro en sus almas, y una voz íntima gruñe
y amenaza en el seno de las nubes para anunciar la tempestad. De aquí
proceden esos descorazonamientos singulares y sin causa manifiesta; esas
melancolías, tristes como la muerte, y es entonces cuando, como Don
Pedro I de Castilla, ve en sus aposentos del castillo de Montiel el fantasma
de su hermano Don Enrique de Trastamara, quien horas después ha de
arrancarle la vida.
Si en semejante disposición de espíritu la persona acude a la casa de
un cartómago con objeto de que le adivine el porvenir por medio de las
cartas, al cortar los naipes derrama en ellos el fluido nervioso que propor­
ciona los amenazadores pronósticos que ese cartómago, con frecuencia
ignorante, muchas veces ordinario, habrá de hacer ante las combinaciones
de los naipes, que un cartómago, ignorante u ordinario —repetimos— ha­
brá de hacer, porque colocado en relación con el fluido consultante, al
magnetizarse a sí mismo por medio de las cartas, obedece, al barajarlas,
a una impulsión nerviosa, por cuanto la parte de la luz astral que le enerva
es la que contribuye a hacerle vidente —ínterin dura la fuerza magnética
y a que pueda leer en esa luz reflejada en los naipes, sin ningún entorpe­
cimiento.
“No viendo nada más que el lado posible de la adivinación —ha dicho
el gran Balzac en su famosa obra Cousin Pons— creer que los aconteci­
mientos anteriores de la vida de un hombre, que los secretos solo de él
conocidos, pueden ser inmediatamente representados por los naipes que
él mezcla y corta, y que el cartómago divide en montones, según las leyes
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misteriosas de la adivinación, es absurdo; pero también fue absurdo que
se condenara la invención de la navegación de vapor y la aérea, la de la pól­
vora, la de la imprenta, la de los telescopios, la del daguerrotipo. Si
alguien hubiera ido a decirle a Napoleón I que un edificio y que un hom­
bre están incesantemente y a todas horas representados por una imagen
en la atmósfera y que todos los objetos existentes tienen un espectro asible
y perceptible, habría alojado a ese hombre en Charenton, como Richelieu
alojó a Salomón de Caux en Bicetre, cuando el mártir normando le llevó
la inmensa conquista de la navegación por vapor. Y eso es lo que, sin em­
bargo, probó Daguerre con su descubrimiento (el de la fotografía).”
Nosotros iremos más lejos, ya que tenemos la pluma en la mano:
creemos que la persona que otorga fe a un signo cualquiera —sean o no
cartas— cuando interroga a ese signo a su manera, según los caprichos de
su superstición, ese signo le responderá, y le responderá exacta y justa­
mente si su fe es completa, es decir, si esa persona prescinde absolutamente
de su razón, para entregarse en cuerpo y alma a su superstición. Que sea
en los libros abiertos al azar, o en los números que pasarán ante sus ojos,
poco importa. Solamente los objetos no vendrán a las personas; son éstas
las que tienen que ir magnéticamente a ellos, con tal de que se evoquen
sin mezcla extraña de otro deseo, y sin compartir su evocación con otra
persona.
#
*
*
Esto era, pues, lo que primitivamente hicieron los egipcios y los
caldeos, quienes dejaron a la posteridad ese grandioso libro al cual consul­
taban diariamente y que contiene, en 78 cartones jeroglíficos, todas las
acciones de la vida humana y todos los sentimientos que puede albergar
el corazón del hombre.
Esos 78 jeroglíficos, algunos de los cuales tenían una doble y aun
una triple significación, fueron adaptados a las 74 cartas de que primiti­
vamente se componía la baraja francesa, por el gran Guillaume Postel,
quien al propio tiempo tradujo su significado a fuerza de grandes estudios,
los cuales se publicaron en 1540 en una obra titulada Clef des choses
cachees (Clave de las cosas ocultas) de la cual sólo existen en el mundo
—según los grandes bibliófilos— dos ejemplares, que se conservan, uno
en el British Museum (Museo Británico) de Londres, y otro en la gran
Biblioteca Nacional de París.
Por lo que respecta al libro original llamado de T hot de donde se de­
riva la 5a* serie de la baraja francesa —hoy en desuso— denominada
tarot. fue. como decimos en otro lugar, el único libro que escapó de las
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llamas, cuando, por orden de Ornar, se prendió fuego a la Biblioteca de
Alejandría. Ese único ejemplar que existe en el mundo, lo conservan los
ingleses en el Museo Británico de Londres, y su redacción se atribuye, se­
gún los hebreos, a Henoc; según los egipcios, a Hermes, y según los
griegos, a Cadmus.
¡Pues bien; ese libro, o mejor dicho, esos 78 jeroglíficos, sirvieron
de base a Etteilla en 1770, previos los estudios de Postel y de Court de
Gibelin, para su adaptación a la baraja francesa, primeramente, y después
d la española, a la italiana y a la alemana; explicándose por el crecido nú­
mero de jeroglíficos que era preciso adoptar, por lo que los modernos
naipes tienen dos significaciones, una al derecho y otra al revés.
*
•
*
Una de las maneras que en magia están admitidas para la formación
de la llamada cadena mágica, es la de los signos. Estos signos pueden ser
números, figuras emblemáticas, letras, etc.; y como en la época en que se
hicieron los Toros no se había inventado aún el alfabeto, de aquí que se
adoptaran las figuras emblemáticas o jeroglíficas que representaban una
idea abstracta, un sentimiento concreto, una inclinación determinada, una
fuerza escueta.
¿Quién ignora, esto sentado, que formar la cadena mágica, es hacer
nacer una corriente de ideas que produce la fe y que arrastra la voluntad
hacia un círculo dado de manifestaciones que se traducen en actos?
Hacemos estas consideraciones para demostrar, clara y palpablemen­
te, que cuando una persona acude a un cartómago para que le lea el por­
venir o el presente, que dicha persona no puede ver claro por propia obce­
cación, se forma la cadena mágica entre el cartómago y el consultante.
Éste, vivamente impresionado por un algo extraño que le agita, impresiona
a su vez al cartómago con la violencia de su querer, basado sobre la con­
vicción que tiene de que aquella persona a quien acude, va a leer en el
fondo de su alma y en el de los objetos o seres que lo rodean.
La cólera, la pasión, la ambición, la avaricia, como todas las expre­
siones apasionadas, son una corriente de la fuerza humana que obra eléctri­
camente y que se transmite a las personas que rodean al que la abriga, por
lo cual su conmoción, cuando se desprende, obra no solamente sobre los
presentes, sino también sobre quienes sean fin o causa de ella. Establecido,
pues, el contacto del fluido magnético por medio de la baraja, y aun a
veces sin ella, pueden entonces compararse al cartómago y al consultante
con dos instrumentos de música, que puestos al mismo diapasón, o al mismo
tono, vibran ambos al unísono.
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Para terminar estas breves observaciones sobre el arte de la carto­
mancia, diremos que son muchos los sabios que han demostrado con
pruebas fidedignas que, así las cosas como las personas y los sentimientos
más ocultos se revelan siempre por semejanzas. Esto sucede, porque la
naturaleza posee una inmensa variedad de medios para escribir en letras
simbólicas, fáciles de descifrar para el sabio, las cosas, los sentimientos y
las personas, cuyo interior estaba destinado a permanecer oculto.
CAPÍTULO II
A dvertencias a los cartóm agos
No todas las personas que hacen de la cartomancia una profesión,
son aptas para ella. Una persona, por ejemplo, muy distraída, y por ende
falta de memoria y excesivamente linfática, no ejercería nunca concienzu­
damente su profesión o arte, por las siguientes razones que, como se verá,
son poderosísimas: la. Su distracción le haría cometer a cada paso torpe­
zas que, lejos de beneficiar al arte, lo perjudicarían notablemente; el no
ver una carta próxima a la que se está traduciendo, y cuya significación
podría (modificar o aclarar el sentido real de ésta, alteraría de tal modo
la predicción, que el consultante saldría de la casa del cartómago, confuso,
cuando no torpemente engañado. 2a. La falta de memoria es otro de los
obstáculos que impiden que la predicción sea exacta y justa. Olvidar el
significado de una carta, y para salir del paso inventar una significación
distinta, es un defecto imperdonable en un cartómago. Entiéndase que,
además de los noventa y seis significados o traducciones de las cuarenta
y ocho cartas de la baraja española, o de los ciento cuatro de la francesa,
o de los ciento cincuenta y seis del Taro, existe una innumerable serie de
combinaciones que es preciso no olvidar un solo instante. 3a. El descono­
cimiento de la verdadera acepción o representación de cada carta, cuyo
desconocimiento se suple en muchas ocasiones por medio de la fantasía,
es otro de los inconvenientes que se oponen a la exactitud de las predic­
ciones. Cuando el consultante acude a que se le lea el presente y el porve­
nir a la casa de un cartómago, es porque desea saber algo que le interesa;
si no se le dice ese algo, o se le pronostican cosas que no han dicho ¡ni
mucho menos! las cartas, ese consultante podrá volver una o más veces;
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pero llegará un día en que vea en su inteligencia con mayor claridad que
en las cartas, y entonces será, no sólo un cliente perdido, sino un enemigo
más que se agregará a la falange de los que no ven en los naipes otra cosa
que el arte de embaucar. Por último, un cartómago en quien predomine
la linfa sobre los nervios no podrá recibir con facilidad la corriente mag­
nética que se desarrolla por intermedio de la baraja, al ser cortada, entre
la persona que consulta y la encargada de descifrar los oráculos.
Por estas razones, el cartómago 'ha de ser una persona de fácil memo­
ria, debe tener fe en su arte; una fe ciega, como el médico la tiene en su
ciencia; debe, y este deber es esencialísimo, estudiar profundamente la
significación de cada carta, las aclaraciones o modificaciones que aporta
la proximidad de otras cartas y las combinaciones que forman juntas va­
rias cartas de un mismo o de diferente palo; debe tener mucha perspicacia
para conocer el carácter, temperamento y gustos o aficiones del consultan­
te, y poseer una verbosidad suficiente para decirle la verdad poco a poco
y con frases que no le ofendan, o hieran sus oídos o su amor propio, y
por último, una vida muy experimentada para apreciar al primer golpe de
vista la significación que forma el conjunto de las cartas que haya exten­
dido sobre la mesa.
Aun cuando Etteilla piense lo contrario, nosotros creemos, como
Guillaume Postel y como Court de Gibelin, que el verdadero oráculo no
lo forma una carta aisladamente, sino que lo produce el conjunto. Tam­
poco creemos, como muchos tratadistas, que es indispensable que en el
montón de cartas, cuyo significado va a traducirse, aparezca la que re­
presenta al consultante. Somos de opinión que es mucho mejor que la carta
que representa al consultante salga al azar, por cuanto de ese modo se
verá mejor qué acontecimiento le ocurrirá más pronto, o que afección o
sentimiento están más apegados a él.
Siete eran las preguntas que invariablemente dirigía a sus clientes la
célebre adivinadora y escritora mademoiselle Lenormand; nosotros cree­
mos que esas preguntas deben reducirse a cuatro: edad, profesión, estado
civil y estado de salud, cuyo conocimiento creemos, más que necesario, in­
dispensable, para traducir claramente el significado de algunas cartas que
se presenten muy oscuras, o de significación muy vaga o muy abstrusa.
En muchos casos hasta podría prescindirse de la edad por aquello de que
nadie tiene más edad que la que representa. De lo que no puede prescin­
dirse es de la profesión, pues hay cartas de significación tan vaga que,
para traducirlas, aun con el auxilio de las más próximas, necesitan este
requisito, sobre todo cuando el consultante pertenece al sexo fuerte. Por
lo que respecta al estado civil del consultante, también es necesario, por
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cuanto existen ciertas cartas que se prestan a confusión, como por ejemplo:
la reina de oros, que representa a una mujer morena, o la de copas, a una
rubia. ¿No es, pues, fácil confundir a la mujer con la querida o la novia
del consultante, o al marido con el amante de la mujer que acude al cartó­
mago? Conocido, pues, este dato, es más fácil leer en las cartas aclarato­
rias o modificadoras y, por lo tanto, establecer ciertas distinciones que
convienen a la buena y exacta predicción. En cuanto al estado de salud
del consultante, es necesario conocerlo con exactitud; pues, suponiendo que
hubiera salido en un montón alrededor de cartas de confusa traducción el
tres de copas al revés, cuyo significado es el de alivio o curación, de no
saber que el consultante está enfermo no podría decírsele abierta y clara­
mente que muy pronto hallará alivio a sus dolencias o enfermedad, o que
tendrá, más tarde, una recaída en ella, si al lado de dicha carta saliere el
as de bastos al derecho.
Podríamos hacer otra suerte de consideraciones; pero prescindimos
de él bis a fin de explicar el significado de las cartas con una extensión
tal, que no deje lugar a dudas; minuciosidad que, por consiguiente, habrá
de ocuparnos mucho espacio.
El
CAPÍTULO III
Origen de la cartomancia
Ha sido objeto y motivo de encarnizadas controversias y polémicas,
la averiguación del origen de las cartas.
Mucho se ha desbarrado a este respecto, y particularmente, en algunos
manuales destinados a indicar la forma en que se echan las cartas y valor o
representación de éstas, publicados no hace muchos años. Según esos ma­
nuales, o por lo menos la mayor parte de ellos, se atribuye a Jacquemin
Gringonneur la introducción en Francia de este juego, basándose en el
hecho escueto de que, según la historia de este país, el citado Gringonneur
recibió cincuenta sueldos de París, de Cario Poupart, platero de Carlos VI,
por tres juegos de naipes de muchos colores, hechos con objeto de divertir
al referido monarca en la época de su locura. Aun cuando el hecho resul­
tara cierto, también resulta comprobado que el uso de los naipes en Europa
es anterior al año 1249, año en que el Sínodo de Worchester prohibió,
bajo penas severas, el juego de rege et regina o de naibi, como entonces
se le llamaba.
No menos encarnizadas polémicas se han suscitado con motivo de si
fueron los italianos, los franceses, los alemanes o los españoles quienes
introdujeron el uso de los naipes en Europa, y sobre si las primitivas car­
tas eran francesas, alemanas, italianas o españolas.
Para que sean francesas no se ha aducido otro hecho que el atribuido
a Poupart, encargando al pintor de imágenes Gringonneur, tres juegos de
naipes. En cambio, en un antiguo libro titulado Juego de Oro, impreso en
1472 en Leipzig, o sea poco después de la invención de la imprenta, se
dice que el juego de naipes fue introducido por primera vez en Alemania,
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allá por el año 1300. Por su parte, el abate Rives, sostiene que el juego
de las cartas tuvo principio en E sp a ñ a im p o rta d o directamente desde
el Oriente en 1330, y que en ese mismo año maese Nicolás Pepín, pintor
de imágenes como Gringonneur, adaptó la baraja egipcia a la española.
Por último, el abate Longuerre, pretende que el juego de naipes tuvo,
entre todos los pueblos de Occidente, su origen y principio en Italia.
Sea lo que fuere, lo cierto es que los naipes modernos son diferentes
en los mencionados países.
En efecto, los franceses tienen lo que literalmente podríamos tradu­
cir, pica, trébol, cuadrado y corazón '(pique, tréfle, carreau y coeur); los
alemanes verde bellota, y los españoles, oros, copas, espadas y bastos, ha­
biéndoseles dado el significado siguiente: los oros, en representación de
la clase media y el comercio; las copas, en la de personas dedicadas al
estado eclesiástico: las espadas, en la de la nobleza y las armas, y los
bastos, como representación genuina de todo lo que se relaciona con las
clases agricultora y pechera, siendo éstos los cuatro brazos o estados en
que se dividía en la Edad Media la sociedad española.
Remontándonos ahora a tiempos más lejanos, buscando el verdadero
origen de los naipes y fundándonos en la opinión de distinguidos sabios,
quienes a su vez, la fundan en datos penosa y hábilmente rebuscados, di­
remos que fueron los egipcios quienes los inventaron en la época de uno
de los Faraones, en un período de penuria y escasez, con el objeto de
divertirse y de no sentir tanto los efectos del hambre. Si hemos de dar
crédito a Etteilla, quien atribuye, como nosotros, a los primitivos egipcios
la invención de los naipes o libro de Thot, éste estaba compuesto de 78
planchas de oro purísimo, sobre las cuales había grabados ciertos jero­
glíficos o palabras misteriosas, cuya explicación se hacía diaríamente por
los padres de familia, siendo éste el único libro que escapó del furor de
Ornar cuando mandó incendiar la por muchos conceptos célebre biblioteca
de Alejandría.
Aunque muy autorizado, no seguiríamos ciertamente el parecer de
Etteilla, si en la Sancta Kabala, no encontráramos que se hace mención
del juego de cartas, del que aun actualmente se sirven las modernas sibilas,
1 Como el hecho es exacto, bien puede afirmarse que España fue la primera
nación del Occidente de Europa que empezó a hacer uso de los naipes, estando
además probado que de allá se exportaron a Francia, razón por la cual, la antigua
baraja francesa consta de oros, copas, espadas y bastos, que es la misma forma de la
baraja española.
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y el cual publicamos juntamente con esta obra, como del primer libro
conocido que apareció en figuras, antes de la invención del alfabeto \
Este libro, escrito en emblemas o jeroglíficos, es el ya citado libro
de Thot, y las hojas sueltas de que se compone, son conocidas con el nom­
bre de Toros.
Son muchos los orientalistas que han tratado de penetrar su sentido,
siendo Guillaume Postel quien en 1540 publicó su sentido, titulándolo
Clave de las cosas ocultas —después de cuya publicación se volvió loco—,
con la explicación de los jeroglíficos y significado de las figuras simbóli­
cas o emblemáticas que en él aparecían.
También Court de Gibelin, filósofo de una inmensa erudición, ha
pretendido explicar esos emblemas en su obra titulada, El mundo primi­
tivo analizado y comparado con el mundo moderno.
El Taro ha debido sufrir grandes alteraciones en el siglo xvi, puesto
que las figuras llevan los trajes de esa época. Sea lo que fuere, los hebreos
atribuyen la invención del mencionado libro a Henoc, los egipcios a
Hermes y los griegos a Cadmus, según se dijo antes.
Para nosotros existen diferencias esenciales entre el juego de cartas
conocido actualmente con el nombre de Thot, cuyo origen es esencialmen­
te asiático y el libro de Hermes denominado Taro, siendo una prueba de
ello el que el juego de Taro, propiamente dicho, se compone de 22 tabletas
o figuras, en tanto que el juego egipcio está formado por 78, aun cuando
se supone que esas 22 tabletas, sumadas a las 56 de que se componía la
baraja francesa, son las mismas que constituyen la egipcia. Los que así
opinan fundan su opinión en haberse hallado en China un juego completo
de 77 tabletas, el cual, según se dice, pudo haber servido de modelo a la
baraja francesa, de la cual debieron constituir los taros una quinta serie.
Nosotros, siguiendo el parecer de Postel y de Gibelin, nos contenta­
remos con advertir aquí, que Henoc y Cadmus sólo son citados por los
eruditos y que, en cambio, la tradición universal mira a Hermes como el
inventor y manantial de toda magia.
Hermes (Mercurio) quiere decir genio humano, inteligencia suprema.
Hermes se llama Trimegisto (tres veces grande), porque se reconoce
un Hermes en cada mundo.
Hermes es, pues, la inteligencia de muchos siglos reunida en haces
bajo un hombre colectivo.
El gran sacerdote de la iniciación egipcia era llamado Hermes.1
1 Los editores de esta obra tienen en venta el verdadero juego egipcio de los
78 taros.
Además del Taro se atribuyen a Hermes otros libros, tales como el
Pymandro, el Asclepios y, además, La Tabla de Esmeralda, que contiene
en pocas palabras la Cábala entera, y que se llama así porque sus precep­
tos estaban, según dicen, grabados sobre una esmeralda.
El Arle de echar las cartas, o sea el medio de adivinar el presente y
el porvenir por medio de los naipes, data de la época de los egipcios, en
la cual, como ya hemos dicho, los padres explicaban diariamente a sus
hijos y deudos el significado de aquellos jeroglíficos, no siendo exacto,
como aseguran Mr. Sclugbole y Court de Gibelin, que nadie ha podido
descifrar hasta ahora ni una sola hoja del Taro. Nosotros ya lo hemos
dicho, y volvemos a repetirlo, que Guillaume postel, en su obra Clave de
las cosas ocultas, ha descifrado el tal libro compuesto por Hermes, di
padre de la iniciación egipcia, y anotado más tarde por Cadmus, como
puede verse por la baraja que acompaña a este libro.
Y, volviendo ahora al Arte de echar las cartas, diremos que los egip­
cios, con sus cartones jeroglíficos, ya usaban este medio, desconocido
en Europa, hasta que Etteilla, en 1770, después de grandes estudios, de­
rrocó el medio de descifrarlas una por una, supliendo a este arte el de
traducir el significado de cada una para aplicar su conjunto. Para pro­
ceder de* este modo, fundóse en el tradicional sistema egipcio de los Taros,
y basó la adivinación en 33 oráculos o cartas que pueden ser las de cua­
lesquiera baraja, agregándoles una más en blanco.
También está demostrado, que el primer país que se sirvió del juego
de cartas fue España, de donde fue importado a Francia por Beltrán
Duguesclin, jefe de los aventurero* franceses que vinieron a ayudar a don
Enrique de Trastamara en la innoble tarea de destronar a Don Pedro I
de Castilla, llamado por unos d Cruel y por otros el Justiciero.
En la historia de la cartomancia francesa, que ponemos a continua­
ción, pueden nuestros lectores encontrar algunos otros detalles curiosos.
El
CAPÍTULO IV
Cartomancia francesa. — Su historia
Dos son las tradiciones que circulan en Francia respecto a la intro­
ducción de los naipes en este país. Según unos se debe a los bohemios,
quienes en el siglo XIII introdujeron su uso en las principales poblaciones
del Norte, y según otros, fueron las mesnadas o huestes de Beltrán Duguesclin, quienes después de haber contribuido al destronamiento y muerte
de Don Pedro I de Castilla, apodado el Cruel, sirviendo a las órdenes
del hermano bastardo de dicho monarca, Don Enrique de Trastamara, a
su regreso a Francia, introdujeron el uso de los naipes en su patria, los
cuales hacía ya mucho tiempo estaban en boga en España.
Sea de esto lo que fuere, lo único positivo y cierto es que los naipes
en aquella remota época no eran otra cosa que la representación viva y
genuina del juego de ajedrez, como lo indican los colores de negro y rojo,
y que su uso era muy restringido, por cuanto, existiendo la necesidad
de hacerlos uno por uno a mano, en pergamino recio, e iluminados como
los manuscritos, su precio era costosísimo.
Fue en 1423, época en que se inventó el grabado sobre madera, cuando
los alemanes, fabricando juegos de naipes a precios baratos y repartiéndo­
los por toda Europa, contribuyeron a su popularización y multiplicación,
la cual, a su vez, contribuyó también en muy alto grado a que desapare­
cieran las figuras emblemáticas de los Taros, dando lugar a otras que ideó
la imaginación y que dibujó el capricho.
La primitiva baraja francesa, como la de todos los países, siendo co­
pia más o menos directa de los Taros de los egipcios, se componía de 78
cartas, a saber: un loco; veintiún atouts o triunfos particulares, y de 56
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cartas análogas a las que hoy existen. Esta baraja fue la que privó y estuvo
en uso hasta la época en que Carlos VII ordenó la sustitución de las
antiguas figuras emblemáticas o jeroglíficas del libro de Thot, por otras
que ideó su fantástica imaginación; quedando desde entonces reducida
dicha baraja a las 52 cartas que hoy tiene, es decir: a cuatro reyes, a
cuatro damas o reinas, a cuatro sotas, a cuatro ases y a 36 cartas blancas:
del dos al diez.
He aquí la representación de las doce figuras:
El valet de coeur, llamado Lahire, representaba a Étienne de Vignoles, doméstico de Carlos VIL El cuadrado (valet de carreau) a Héctor,
que era uno de los oficiales del mismo rey que se convirtió, bajo el mismo
nombre, en capitán de la guardia de 'Luis XI. El de pica (valet de pique)
era Ogier, el propio Ogier, el danés, uno de los preux de Carlomagno, y
por último, el de trébol (valet de tréfle) llamado Lanzarote, no era otra
cosa que la representación de aquel famoso Lanzarote del lago.
Por lo que respecta a los reyes, se llamaban: David, Alejandro, César
y Carlomagno, siendo creencia general que representaban las cuatro mo­
narquías, hebrea, griega, romana y francesa. Algunos autores ven, sin em­
bargo, en esas cuatro figuras personificaciones alegóricas, y piensan espe­
cialmente que David representa a Carlos VII, cuyo hijo, Luis XI, sería
un segundo Absalón.
En lo que se refiere a las damas o reinas, podemos decir que la de
pique, representaba a juana de Arco, a la cual Carlos VI debió su trono,
y quien por gratitud y reconocimiento de la gran merced recibida de su
valor e intrepidez, la hizo figurar en el juego de las cartas, bajo el nombre
de Pallas, diosa de la guerra.
La dama de tréfle, recibió el nombre de Argina, nombre que cons­
tituye el anagrama latino de regina, aun cuando a quien verdaderamente
representaba era a la propia mujer de Carlos VII, María D’Anjon.
La dama de carreau, llamada Raquel, representaba a Agnés Sorel, la
querida del precitado monarca.
La dama de coeur, llamada Judith, célebre matrona hebrea que cortó
la cabeza a Holofernes, pero a quien realmente personificaba o repre­
sentaba, era a la mujer de Luis el Debonnaire o a la madre del propio
Carlos VII, Isabel de Baviera.
En cuanto se refiere a los cuatro palos de que se compone la baraja,
según los eruditos que hemos consultado, las doce figuras eran otros tantos
símbolos: el coeur (corazón) el del valor, al propio tiempo que la per­
sonificación de las gentes de armas y de guerra; por lo que respecta a
los piques y carreaux, representaban las armas y las municiones de guerra,
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y el tréfle los forrajes. En cambio el P. Menestríer ve en esas cuatro fi­
guras el emblema de la sociedad, representada por las cuatro órdenes en
que se divide. Para él las figuras representaban la nobleza: el coeur, a las
gentes de iglesia; el pique, a las gentes de armas: el carrean, a la burgue­
sía, y el tréfle, a las gentes del campo.
En la época de la revolución, como no podía menos de suceder, la
baraja que nos ocupa sufrió una completa transformación. Los reyes,
reinas y valéis (sotas), fueron transformados radicalmente; los reyes en
genios, como por ejemplo: el de coeur, en genio de la guerra; el de carrean,
del comercio; el de tréfle, de la paz y el de pique, de las artes. Las reinas
fueron convertidas en libertades, los valets, en igualdades, y los ases, en
leyes.
Otros innovadores más sagaces o más imaginativos fueron más lejos,
metamorfoseando a los reyes en sabios, y llamándoles, respectivamente,
Solón, Catón, Rousseau y Bruto; las reinas, en virtudes: justicia, pruden­
cia, unión y fuerza, y por último, las sotas en héroes. Lo único que no
sufrió modificación fueron los tradicionales colores de negro y rojo.
Hechas estas tres explicaciones que creemos, si no indispensables, por
lo menos necesarias para el conocimiento y hábil manejo de la baraja
francesa, penetremos ahora de lleno en el arte de la cartomancia, o sea
en el de la adivinación, por medio de las cartas, en el cual tanto se dis­
tinguió la célebre escritora y adivinadora Mlle. I^normand.
CAPÍTULO V
Diversos métodos de echar las cartas
Son muchos y muy variados ios modos de echar las cartas, pudiendo
decirse que la mayor o menor originalidad de las personas que se dedican
a e3te arte han producido su método especial, que no todos los manuales
que hasta la fecha han visto la luz pública han podido o sabido reflejar.
En la imposibilidad de describir en este volumen cuantos sabemos
y conocemos, en la inteligencia de que pasan de cuarenta, sólo haremos
mención de los más principales y primitivos. (Pero, antes de penetrar de
lleno en tan delicado estudio, séanos lícito manifestar que, en cualquiera
de los métodos que se empleen y que minuciosamente describiremos más
adelante, debe propenderse a sacar del conjunto de cartas de la baraja
la que represente a la personalidad del consultante, sobre cuya operación
es conveniente insistir hasta lograr que salga la carta que la represente.
Deben, además, tenerse en cuenta las siguientes observaciones, que
detallamos minuciosamente a fin de que no quede al lector la más insigni­
ficante duda:
1^ Antes de comenzar el juego con un nuevo consultante, es con­
veniente que el cartómago, o la persona que echa las cartas, prepare de­
bidamente la baraja, es decir, que ponga las cartas por su orden y todas
al derecho.
2^ Una vez realizado esto, entregará la baraja al consultante a fin
de que éste mezcle las cartas a su capricho, colocando unas cabeza arriba
y otras cabeza abajo, al propio tiempo que dirigirá mentalmente, es
decir, para sí mismo, la siguiente
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Barajadas otras siete veces, haciendo la misma invocación, esas 32
cartas que quedaban después de eliminadas las 46, y realizado el corte
por el consultante, valiéndose para ello de la mano izquierda y pidiendo
a su vez 'mentalmente— idéntica protección a los oráculos, comenzaba
la operación en la siguiente forma:
Eliminábase y colocábase sobre la mesa, por la derecha, la carta que
representaba al consultante, colocándola en el lugar que en el grabado ad­
junto ocupa el número 1. Una vez hecho esto, barajábanse nuevamente
las 31 cartas restantes, se hacía cortar de nuevo, se desechaban las diez
primeras cartas y se colocaba la undécima en el lugar que en el grabado
ocupa el número 2, y en forma atravesada debajo de la número 1, que
es el emblema del consultante, y arriba de ésta la número 3. Las dos siguien­
tes (4 y 5) a los dos lados de la del centro; la sexta, arriba y a la izquier-
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mero 4; la trece, a la derecha de la número 5; la catorce, entre la octava
y la décima; la quince, entre la novena y la undécima; la dieciséis, entre
la sexta y la décima; la diecisiete, entre la séptima y la undécima; la
dieciocho, entre la novena y la doce; la diecinueve, entre la octava y
la trece; la veinte, entre la duodécima y la sexta; la veintiuna, entre la
séptima y la trece, y por último, la veintidós, atravesada y cubriendo los
pies de la carta que representa la persona objeto de la consulta.
Para mayor claridad publicamos a continuación el plano que indica
la exacta colocación de las cartas.
La traducción de estas cartas, así colocadas, se hará en la siguiente
forma:
Recójanse las cartas de dos en dos, comenzando por las superiores más
lejanas, o sean la diez y la once, la doce y la trece, la catorce y la dieci­
séis, y se continúa de la misma manera por el lado izquierdo, interpre­
tando siempre las parejas más distantes del centro de la estrella, como
son: dieciocho y veinte, diecinueve y veintiuna, quince y diecisiete.
Después se sigue por la9 de radio más corto, como son: seis y ocho,
siete y nueve. Las del centro habrán de traducirse en la misma forma, es
decir, por parejas opuestas, y la carta que está sobre la que representa al
consultante se traducirá de una manera individual y según la clave de
significados que comprende este tratado.
Esta explicación se ha de dar pareja por pareja, sin dejar por esto
de tener presente el conjunto de todas.
El tras, tras del Taro
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Después de barajados siete veces los setenta y ocho naipes de que
consta la baraja, se dará ésta a que la corte el consultante con la mano
izquierda, suplicándole ponga toda su voluntad y deseo para lograr que
los oráculos le digan la verdad en todo cuanto motiva la consulta.
Practicada esta operación, del montón de arriba se echarán sobre la
mesa nueve cartas, diciendo lo siguiente:
Al salir la primera: tras, tras.
ídem, id., la segunda: aquí está Fulano de Tal (el nombre del con­
sultante) .
Estrella mágica
da; 1a séptima, abajo y a la derecha; la octava y novena, como las dos
anteriores, pero en opuestos sitios; la décima, arriba, sobre la número 3;
la undécima, bajo la número 2; la doce, al costado izquierdo de la nú­
ídem,
ídem,
ídem,
ídem,
id.,
id.,
id.,
id.,
la tercera: que viene a que le digan los oráculos.
la cuarta: lo que le va a p a sar...
la sexta, cuál es su sino...
séptima: cuál es su enemigo...
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ídem, id., la octava: qué le sucederá...
ídem, id., la novena: y qué le sorprenderá...
He aquí el patrón indicador de la forma en que deberán colocarse
las cartas, teniendo cuidado al extenderlas de que caigan de izquierda a
derecha, en el orden indicado en la siguiente figura:
quince cartas, y se formará el tercer montón con la que haga el número
dieciséis, después de eliminadas las quince cartas anteriores. Como hemos
desechado cuarenta y cinco cartas y tenemos tres montones de una, dicho
se está que en el resto de la baraja sólo quedan treinta cartas, cantidad
insuficiente para poder sacar otras tres cartas y colocarlas sobre los mon­
tones ya hechos. Por esta razón se recogerán las cuarenta y cinco cartas
desechadas, se unirán a las treinta, y barajándolas de nuevo en la forma
indicada, sin olvidarse de hacérselas cortar al consultante, se procederá,
como queda dicho, hasta obtener tres montones de a tres cartas cada uno,
que serán los útiles para formar el oráculo.
Estos tres montones, que se formarán y traducirán de derecha a iz­
quierda, representan los tres mundos de la cabala, a saber: el mundo di­
vino, el mundo abstractivo y el mundo material, que representan a su vez
la religiosidad y sentimientos del consultante, grados de inteligencia y
gustos materiales respectivamente, consideraciones que habrán de tenerse
muy en cuenta al hacer la traducción detallada.
Septenario cabalístico
Tradúzcanse las cartas, comenzando por la primera hasta la novena,
con arreglo a las peticiones que se fueron haciendo en la forma que indica
nuestra olave de significados; en el bien entendido caso que si entre las
nueve cartas sale la que representa al consultante, es de muy buen agüero, ex­
cepto cuando sale en la séptima, en cuyo caso indica el oráculo que el
mayor enemigo del consultante es su propia personalidad.
Ternario cabalístico
Consiste esta forma de echar las cartas en lo siguiente:
Después de barajados siete veces los naipes y de cortados en la forma
usual por el consultante, se eliminarán por la parte de arriba quince car­
tas, y se dejará aparte la que haga dieciséis, a fin de hacer, en la forma
que se indicará, tres montones de a tres cartas cada uno. Apartada la carta
que hacía la dieciséis, volverán a contarse otras quince cartas, que se
desecharán, apartando la que haga dieciséis para formar con ella el se­
gundo montón, teniendo cuidado de que los montones que habrán de for­
marse vayan de derecha a izquierda. Formados ya los dos primeros mon­
tones de a una carta cada uno, volverán a desecharse de la baraja otras
Después de barajado? y cortados los naipes en la forma indicada, se
van contando de siete en siete y colocando aparte todos los que hacen
siete, o todos los séptimos. Repítase otra vez la misma operación, después
de haber barajado y cortado de nuevo hasta obtener el descarte de doce
naipes, los cuales se colocarán uno al lado de otro en el orden exacto en
que hayan salido. Al terminarse las cartas, se toman de nuevo las des­
echadas para continuar el juego.
Realizado esto, vuélvanse las cartas y tradúzcase su significado, con
sujeción a la clave, teniendo cuidado de asegurarse si ha salido o no la
carta que representa la persona del consultante, y repitiéndose el juego,
si ésta no se halla entre las doce cartas, hasta que salga dicha carta.
Cuando ya se tenga hecha la explicación del oráculo, barájanse de
nuevo las doce cartas, formando con ellas cuatro montones de a tres naipes
cada uno, dedicando cada uno de ellos: el primero, para la persona;
el segundo, para la casa; el tercero, para los sucesos, y el cuarto, para
la sorpresa.
Después se levantan sucesivamente estos montones, viniendo a corro­
borar o a modificar el oráculo de la traducción que ya se habrá hecho.
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Cartas por tres
Tómese una 'baraja completa. Después de barajarla y hacerla cortar
al consultante, todo en la forma ya indicada, elimínanse las dieciséis
cartas primeras. Vuélvese a barajar y a cortar, sacando después los naipes
de tres en tres, teniendo cuidado de dejar a un lado los montones, hasta
completar cinco de tres cartas cada uno. Extiéndase después correlativa­
mente sobre la mesa, de manera que resulten cinco hileras de a tres cartas
cada una. Véase si entre ellas está la que representa al consultante, la cual
se tomará y se colocará encima de la primera línea, poniendo en su lugar
la carta que sigue a la última que se sacó de la baraja.
En el caso de que no estuviera, habría que buscarla para colocarla
en el sitio indicado.
Una vez preparado así el juego, se vuelven a recoger las cartas em­
pezando por la del consultante y siguiendo por la primera línea, segunda,
etc., hasta su terminación.
Barájese y córtese de nuevo, extendiendo las cartas sobre la mesa,
formando esta vez cuatro hileras de a cuatro cartas cada una, y hágase
la traducción, con arreglo a nuestra clave de significados, comenzando
dicha traducción por la carta que representa al consultante, mirando lo
que le rodea, y de aquí se sigue contando hacia la derecha en la forma
siguiente: una, dos, tres, cuatro y cinco, parándose a cada carta que haga
este último número. De este modo se da la vuelta a todas las cartas, tantas
veces como se puede, hasta acabar en la carta que representa la persona­
lidad del consultante.
Barájense luego las cartas, apartando una, para la persona; otra, para
la casa; otra, para la sorpresa, y otra, para el ausente, y realizada esta
operación, distribuyase el resto de las cartas formando cuatro nuevas hi­
leras de tres cartas, que nos servirán para el complemento del juego, tra­
duciéndolas en la forma usual, o sea por líneas, concluyendo el oráculo
con las cuatro cartas que se separaron primeramente.
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A continuación presentamos un cuadro indicador de este sistema, en
el que habrá de suponerse que la carta que representa al consultante es
la número 16, marcada con una X:
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11
15
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7
8
12
16
X
4
5
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Id
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Cartas por siete
Barajadas y cortadas las cartas, siempre en la forma indicada, se
desecharán las seis primeras, colocando la séptima sobre la mesa; vuélvan­
se a desechar las otres seis cartas, colocando la séptima sobre la que tam­
bién antes hizo el número siete, realizándose esta operación hasta seis
veces, lo que dará un montón de seis cartas y otro, que serán las de desecho,
de setenta y dos. Barájense de nuevo setenta y dos cartas, dénse a cortar,
y deséchense las seis primeras, colocándose, todas las que hacen la número
siete, sobre el montón en que ya había seis, hasta que éste tenga doce,
que son las únicas que habrán de formar el oráculo.
Extendidas, pires, sobre la mesa, dichas doce cartas, en dos hileras
de a seis, tradúzcase su significado en la forma indicada en la clave.
Cartas por quince
Este método ide echar las cartas es el llamado francés, y se realiza
en la siguiente forma:
Barajadas y cortadas las setenta y ocho cartas, apártense las treinta
y dos primeras, desechando las restantes. Practicada esta operación, vuél­
vanse a barajar y a hacer cortar las treinta y dos cartas que habrán de
entrar en juego, formándose luego dos montones de a dieciséis cada
uno. Háganse elegir al consultante dos cartas, una de cada montón, la pri­
mera para Ja sorpresa, jr Ja segunda para la casa, extendiéndose después
el montón de la izquierda^ y haciendo la traducción, con arreglo a la clave.
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que está pasando fuera, mejor dicho, para las cosas y personas exteriores;
el cuarto para una sorpresa; el. quinto para que sirva de consuelo, o lo
que es igual, para dulcificar los presagios funestos contenidos en los cua­
tro anteriores;, por último, el sexto está destinado para determinar la sig­
nificación de los oráculos enigmáticos y confusos de los cinco montones
anteriores.
Para leer estas cartas de complemento, se vuelven del derecho, for­
mando, como es consiguiente, seis líneas desiguales: la primera de siete,
la segunda de seis, la tercera de cinco, la cuarta de cuatro, la quinta de
dos y la sexta de 11 cartas, que se leerán siempre de derecha a izquierda,
con sujeción a la clave a que ya nos hemos 'referido.
También pueden utilizarse para este juego los 78 naipes; pero en este
caso, después de barajados y cortados, se separan los 35 primeros, y se
opera con ellos según se dice arriba.
Sistema especial por 48 cartas
Baraja española desplegada
Barajados los naipes en la forma varias veces indicada, y cortados
debidamente por el consultante, se eliminarán treinta cartas, volviendo
luego a barajar las cuarenta y ocho restantes, teniendo cuidado de que entre
éstas aparezca la que representa ai consultante. Barajadas, pues, esas cua­
renta y ocho cartas, se extenderán sobre la mesa, de derecha a izquierda,
formando con ellas seis filas de a ocho cartas cada t^na, según lo indicado
en el siguiente grabado. Una vez extendida la baraja* se buscará entre las
cartas la que representa al consultante, y, encontradaj que ésta sea, se co­
menzará a hacer la traducción de abajo a arriba y de izquierda a derecha,
contando de siete en siete las cartas en honor de los siete planetas, siendo
inútil decir que la traducción deberá hacerse con sujeción a la clave
que va más adelante, y teniendo presentes las modificaciones que dicha
séptima carta puede sufrir por el significado de las que la rodean.
Hecha la traducción de la séptima carta, a contar desde la primera
que está debajo de la que representa al consultante, volverán a contarse
otras siete cartas, y así sucesivamente hasta recorrer todas las cuarenta
y ocho cartas, y siempre en la misma forma.
Suponiendo, pues, que la carta que representa al consultante ha salido
en la que está marcada con una X, cuéntase, a partir de la carta que
está debajo, siete cartas, hasta llegar a la núm. 1; hecha la traducción
de esta carta, vuelven a contarse otras siete, hasta encontrar la núm. 2;
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otras siete hasta la núm. 3, y así sucesivamente hasta llegar de nuevo a
la X, o sea la carta núm. 48, que es la que representa la del consultante.
Este juego puede hacerse también apartando de los 78 Taros las 48
cartas que constituyen la baraja española moderna, en cuyo caso, una
vez apartadas esas 48 cartas, se barajan siete veces, se dan a cortar al
consultante en la forma prescrita, y se procede luego del modo que queda
indicado, teniendo presente que en este caso no se desechan cartas.
He aquí un ejemplo gráfico de este método:
45
39
33
27
21
15
9
3
4
46
40
34
28
22
16
10
11
5
47
41
35
29
2Z
<7
18
12
6
48
X
42
36
30
24
25
<9
13
7
I
43
37
31
32
2 6 . 20
14
8
2
44
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Juego francés con 52 cartas
Témanse los naipes que constituyen la baraja francesa moderna A, y
después de haber separado tres, con las cuales se formará la sorpresa
que habrá de recibir el consultante, se forman de derecha a izquierda,
siete montones de a siete cartas cada uno. Realizada esta operación, se
levantan las siete cartas que cubren los siete montones, se barajan, se dan
a cortar al consultante y se extienden cara arriba, de derecha a izquierda,
formando una línea horizontal de siete cartas. Concluida esta operación
se toman las siete cartas que cubren los siete montones, se barajan, se
dan a cortar y se forma con ellas, de derecha a izquierda, la segunda
línea horizontal, haciendo lo propio con las 35 cartas de los siete mon­
tones primitivos hasta formar un cuadrado de 49 cartas, distribuidas en
lineas de siete cartas cada una. Hecho esto, se comenzará la explicación
1 La baraja francesa moderna, como se sabe, no tiene las cuatro reinas que
tenía la primitiva.
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de los oráculos, con arreglo a nuestra clave de significados; y una vez
terminado, se volverán las siete cartas destinadas para la sorpresa y se
explicará el significado de ellas 1.
Juego francés antiguo con 56 cartas
Cuando quiera prescindirse de los 22 Taro? con que se complementaron
las antiguas barajas franoesa y española, se separan de nuestra baraja
esas 22 cartas, o sea desde el núra. 1 inclusive hasta el 21, también inclu­
sive, y el núm. 78, dejando, por tanto, las barajas francesa y española com­
pletas, es decir, con sus respectivas reinas y constituidas por 56 naipes.
Una vez separadas estas 56 cartas se barajan y se hacen cortar, for­
mando con ellas, de derecha a izquierda, una hilera de ocho cartas, sobre
las cuales se colocarán una a una, y por orden correlativo, hasta que se
distribuyan todas, resultando entonces ocho montones de siete cartas cada
uno. Se tomará, acto seguido, el primer montón de la derecha, y se hará
con él una primera línea de a siete cartas. Luego el segundo, para una
segunda línea, y así sucesivamente, lo que nos dará, una vez terminado,
ocho líneas o hileras horizontales de siete cartas cada una.
Realizada esta operación se procederá a leer el significado de las
cartas, comenzando por la línea de arriba y de derecha a izquierda.
CAPÍTULO VI
Sistem a bohemio o gitano
Las gitanas, descendientes de aquella raza de bohemios de que nos
hablan las tradiciones, también tienen su método peculiar de echar las
cartas, método que, al decir de ellas, ha ido transmitiéndose de generación
en generación. Este método no deja de ser sencillo, aun cuando ellas
traten de realizar la operación de una manera misteriosa.
He aquí los principales:
□0 0
00 0
1 En este juego las cartas se sacan de los montones una a una y siempre la
primera de cada montón.
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Barajados los cuarenta y ocho naipes de la baraja española, y dados
a cortar al consultante, en la forma indicada, preparan doce montones de
a cuatro cartas cada uno, del modo que se indica en el grabado anterior.
Por el segundo método, esos montones vienen a ser colocados, carta
por carta, en la forma que puede verse en el siguiente patrón, princi­
piando por la primera hasta la doce, siguiendo de nuevo otro tendido
de segundas cartas, luego otro de terceras y finalmente, las cuartas, resul­
tando igualmente doce montones de cuatro cartas.
tar del consultante, enfermedades y sus causas y medios de hacerlas des­
aparecer.
Séptimo. El matrimonio y todo lo que con él se relaciona y euanto ata­
ñe a las enemistades y efecto de ellas.
Octavo. Fin de la vida o muerte del consultante.
Noveno. Artes, ciencias y cuanto se relaciona con las profesiones e ma­
neras de vivir del consultante.
Décimo. Cuanto se relaciona con la política y administración del
Estado.
Undécimo. Examen de las afecciones y sentimientos del consultante,
amistades que tiene, etc.
En ambos métodos, cada montón está destinado a resolver las cues­
tiones siguientes:
Primero. Todas ias que tengan relación con la vida del consultante,
incluso sus enfermedades o padecimientos, temperamento, hábitos y du­
ración de su existencia.
Segundo. Fortuna, riqueza o pobreza del consultante, negocio o empre­
sas que puede tener, tiene o ha tenido.
Tercero. Este montón está destinado a la familia del consultante.
Cuarto. Bienes, herencias, beneficios, éxitos pecuniarios, etc.
Quinto. Todo lo que se relaciona con el amor, incluso la preñez, los
niños y su sexo. También incluyen en este montón, cuanto tiene relación
con los robos domésticos.
Sexto. En este montón, se examina cuanto tiene relación con el males­
Duodécimo. Examen de las cuestiones relativas a los male9, pesares,
persecuciones y amarguras que rodean o amargan al consultante.
Por lo general, invitan al consultante a que haga por sí mismo las
preguntas que desee le conteste el oráculo; luego, buscando el montón a
que corresponde la clase de la pregunta, extienden sobre la mesa los cua­
tro naipes y los explican, con arreglo a la clave de significados que publi­
caremos en este mismo capítulo.
Cuando emplean el segundo método, o sea cuando han colocado los
montones, con arreglo al segundo patrón, ya indicado, hecha la pregunta
por el consultante, buscan el montón a que ésta se refiere y dan la respuesta
que indiquen los tres montones que completan la fila de izquierda a dere­
cha. Vaya un ejemplo:
Supongamos que el consultante ha preguntado si puede esperar éxitos
o beneficios pecuniarios; como esta pregunta corresponde al montón
núm. 4, hay que buscar la solución extendiendo los tres montones de esa
fila de derecha a izquierda; primero, las cuatro cartas del cuarto montón;
debajo las cuatro cartas del cuarto montón; debajo las cuatro del octavo
montón, y en último término, las cuatro del duodécimo montón. Dispues­
tas las cartas de esta manera, proceden a dar la respuesta que predomine en
las tres filas, con arreglo a la siguiente clave:
Clave de significados del sistema bohemio o gitano
Oros
El as. anuncia que el consultante va a recibir un billete o noticias.
j£l dos, estorbos al derecho, e invertido, cartas a recibir.
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M
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o
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El tres, al derecho, personajes nobles o de distinción; invertido, figu­
ra de niños.
El cuatro, presentes o regalos de poco valor, al derecho e invertido,
obstáculos.
El cinco, representa al derecho el amor, la ternura, el cariño, e inver­
tido, el desorden y la mala conducta.
El seis, regalos de valor, e invertido, ambición funesta. También re­
presenta ganancia a la lotería.
El siete, amores inesperados en el consultante, y si viene al revés, in­
constancia de la persona amada.
El ocho, un retardo para cobrar dinero.
El nueve, un viaje necesario e imprevisto, o el aspecto de una gran
empresa.
La sola, traición de una mujer rubia y ruin que calumniará y agra­
viará al consultante si viene al derecho, pero que no logrará hacerlo si
viene al revés.
El Caballo, mensajero portador de malas nuevas.
El rey, representará a un hombre que busca medio de dañar al consul­
tante, pero que no lo logrará, si viniere cabeza abajo.
C opas
El as, anuncia celos, y si se halla rodeado de figuras anuncia un fes­
tín que ocurrirá en la casa del consultante.
El dos, amor y deseos, cuando viene al derecho, contratiempos amo­
rosos, invertido. Cerca del rey de bastos, matrimonio ventajoso. Al lado
del tres de espadas, esperanzas amorosas fracasadas.
El tres, buen éxito, e invertido pronostica que una expedición o em­
presa tendrá el éxito que marquen las cartas que le rodean.
El cuatro, contratiempo, tribulaciones, e invertido, nuevas amistades
que podrán ser buenas o malas, según lo indiquen las cartas que le acom­
pañen. Al lado del cinco de espadas, al revés, luto próximo.
El cinco, representa herencias, cuando el consultante es hombre, y
cuando es mujer, conclusión de las uniones que desean. Invertido, repre­
senta la llegada de un pariente que puede ser de gran utilidad al consul­
tante.
El seis, anuncia buen casamiento, lealtad y franqueza de la persona
que se ama.
El siete, presagio de íntima amistad y muchas satisfacciones y aven­
turas para los solteros,
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E c h a r
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C a r t a s
39
El ocho, reconciliación o un medio para estrechar vínculos amorosos
o de simple amistad.
El nueve, predice una sorpresa agradable, e invertido, lo contrario.
La sota, representa una mujer rubia de la que el consultante puede
esperar algún favor. Si esta al reves, esos favores sufrirán algún retardo.
El caballo, anuncia llegadas deseadas e inesperadas de una persona
de buena posición, e invertido, augura que esa persona os hará una
picardía.
El rey, representa a un hombre de buen corazón que desea haceros
algún bien; pero si sale al revés, indica que ese hombre se verá atajado
en sus instintos.
Bastos
El as, augura ganancia o recibo de dinero. Si viniere del revés, indica
caída, retroceso.
El dos, pronostica pesares, y al revés, sorpresas.
El tres, felices empresas y término de padecimientos.
El cuatro, fiestas, alegría, bullicio, fortuna inesperada y nuevos
amigos.
El/cinco, al derecho, anuncia recibo de oro, y al revés, pleitos.
El seis, al derecho, infidelidad doméstica, mudanza de amor, y al re­
vés, recibimiento de noticias crueles.
El siete, fundadas esperanzas o buen éxito en lo que se espera, pero
si sale al revés, anuncia que la indecisión las liará frustrar.
El ocho, presagia que el amor que alienta el consultante se reanimará.
También anuncia una mujer rubia. Al revés, anuncia discusiones entre
amantes o esposos.
El nueve, gran éxito, acierto en los negocios; seguido del nueve de
oros, retardo en el cobro de dinero y una pérdida segura, si se halla al
lado del nueve de espadas.
La sota, un joven o una joven que os ama; celoso o celosa si la carta
está al revés.
El caballo, falsos trabajos, o un matrimonio que se verificará o no,
según las cartas que le acompañen.
El rey, un hombre de bien que hará al consultante señalados favores,
si está cabeza abajo, experimentará dilación en sus buenos deseos.
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Dr.
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n
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E spadas
El as, indica una gran aflicción de amor, y si está invertido, anuncia
a la mujer su próxima preñez y al hombre le predice una situación apura*
da de la que solamente podrá salvarle una resolución.
El dos, al derecho es símbolo de la amistad, y al revés, indica al con­
sultante que tiene varios falsos amigos.
El tres, pronostica la separación de dos amantes, e invertido, anuncia
extravíos de la cabeza o del corazón.
El cuatro, presagia soledad, abandono, e invertido, aconseja la eco­
nomía.
El cinco, tanto al derecho como al revés, indica luto, llanto. El signi­
ficado de las cartas próximas, puede únicamente modificar un tanto el
valor representativo de esta carta.
El seis, muerte y presagio de tormentos, a no ser que esta carta vaya
acompañada de algunas copas.
El siete, noticias desagradables, y seguido del de oros, discordias y
desavenencias.
El ocho, pérdida, retraso en los negocios y obstáculos amorosos.
El nueve, encarcelamiento o disgusto, intervención de la autoridad.
La sota, señala un extranjero o una viuda que desea engañar al consul­
tante y que le engañará indudablemente si viene cabeza abajo.
El caballo, un joven que causará al consultante disgustos y pesares, los
cuales serán más graves y más próximos si viniere cabeza abajo.
El rey, representa un juez o persona de gran valía, de quien el con­
sultante espera apoyo y con el cual tendrá desavenencias. Si viniere del
revés, advierte al consultante la pérdida de un proceso.
Juego con los 22 taros que contienen el alfabeto sagrado
Extraídos de la baraja nuestra que, como es sabido, consta de 78
Taros, los 22 que contienen el alfabeto sagrado y que son los números
del 1 al 21, ambos inclusive, y el núm. 78, si se quiere formar juego sólo
con ellos, se procederá, bien en la misma forma que se indicó para formar
la estrella mágica, o bien de la manera siguiente:
Barajadas y cortadas per el consultante y el cartómago las 22 cartas,
se formarán con ellas, de izquierda a derecha, siete montones de tres cartas
cada uno, después de haber sacado la que representa al consultante, es
decir, la núm. 1 para los caballeros y la núm. 8 para las señoras.
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C a r t a s
41
Formados estos siete montones se extraerá una carta —la de encima—
d« cada uno de ellos formando una línea vertical, es decir, de arriba abajo,
compuesta de siete cartas. Hecho esto, se extraerá una segunda carta de cada
uno de los montones y se formará otra segunda línea vertical también y
paralela a la primera, y concluyendo por formar con las cartas que restan
de los siete montones otra tercera línea vertical asimismo y paralela a las
anteriores, y colocando a la cabeza de estas tres líneas la carta que repre­
senta al consultante. Las líneas verticales se formarán siempre de derecha
a izquierda, quiere decir, que la 2^ estará a la izquierda de la 1*, y la 3?
a la izquierda de la 2^. Hecho esto, se procederá a leer el significado de
cada carta, teniendo en cuenta las modificaciones que aporten las otras
cartas próximas.
UN SISTEMA PARTICULAR
Con el objeto de que nada falte en este libro, hemos visitado a una de
nuestras más célebres echadoras de cartas, o sea cartómagas, quien, por
su práctica y experiencia de largos años, estaba indicada para manifes­
tarnos cuál era el sistema de que con más frecuencia y con mayor seguridad
se servía para hacer sus predicciones. Dicha señora, accediendo a nuestros
deseos, se sirvió indicarnos y recomendarnos el siguiente:
Primer juego
Barajadas y cortadas las cartas en la forma común en que suele ha­
cerse, se echan por abajo y boca abajo tres montones, de izquierda a de­
recha, de tres cartas cada uno, y otro de cinco naipes, que se colocará pre­
cisamente arriba del montón del centro.
El primero de los tres montones, o sea el de la derecha, indicará lo
que está sucediendo al consultante', el del centro, lo que va a sucederle, y
el de la izquierda, lo que está por venir. El montón de cinco cartas indi­
cará en lo que quedarán las predicciones hechas por las cartas de los tres
montones anteriores. Tanto en este, juego como en los sucesivos, deberá
tenerse en cuenta el significado de la carta que queda en puerta, es decir,
la que cubre las demás que no se utilizan. Explicado el significado de los
cuatro montones, se pasa al segundo juego y luego al tercero, y así suce­
sivamente hasta el último, que es el que sirve de complemento afirmativo
o negativo.
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Segundo juego
C uarta jugada
Barájanse de nuevo los naipes, dándolos a cortar al consultante, quien
lo hará con la mano izquierda, como es práctica, y luego se extenderán las
cartas en la forma siguiente: la primera carta que sale, se coloca a la de­
recha para complemento final del juego, haciéndose luego cuatro montones
de a tres cartas cada uno, de derecha a izquierda, con lo que resultarán
sobre la mesa 13 cartas que se explicarán en la siguiente forma: primero,
el primer montón de la derecha, luego el segundo, el tercero y el cuarto,
concluyendo por la carta suelta, que es la que afirma o niega escuetamente
la predicción de las anteriores, determinándola o modificándola.
Se baraja, se hace cortar y se extienden cinco cartas de derecha a
izquierda, después de haber dejado aparte la primera carta que salió; se
hará la explicación; se recogerán las cartas, excepto la que quedó aparte,
y una vez cortadas y barajadas, se volverán a extender otras cinco, dejando
aparte una que se unirá a la que ya había de la primera vez, obteniendo tres
cartas, que serán las que indiquen lo que debe sorprender al consultante.
i
T ercera jugada
Barajadas y cortadas de nuevo las cartas, se formarán ocho montones,
de a tres cartas cada uno, de derecha a izquierda, y tocando en cada montón
con el dedo ínctyce, se dirá:
Al tocar el primero: Iras. . .
ídem, id., el
segundo: tras...
ídem, id., eltercero: quién...
ídem, id., elcuarto: ¿ e s? ...
ídem, id., el
quinto:fulano de tal. (Aquí el nombre del consultante.)
ídem, id., el sexto: ¿qué desea?...
ídem, id., el séptimo: honores. . .
ídem, id., el octavo: y riquezas...
Realizado esto, se vuelve el quinto montón que es el que representa
al consultante, empezando por éste la explicación, después de lo cual se
pasará a hacer lo propio sucesivamente con el primero, segundo, tercero,
cuarto, sexto, séptimo y octavo, teniendo cuidado de indicar bien clara­
mente cuanto expresen las cartas, sin olvidarse de la que quedó en puerta,
que puede muy bien anunciar un suceso que debe pasar próximamente al
consultante.
Q uinta y últim a jugada
Extraída la carta que representa al consultante y después de baraja­
das y cortadas las restantes se formarán cinco montones de a tres cartas
del modo siguiente: uno arriba y otro debajo de la carta que representa
al consultante, otro a su lado dereoho, otro al izquierdo y el último sobre
la misma carta que le representa. El montón de arriba indicará lo que está
por sobre la voluntad del consultante; el de abajo, lo que está
bajo su dominio; el de la derecha, lo que se relaciona con las personas
que le rodean; el de la izquierda, con aquellas a quienes ama, y por últi­
mo, el que le cubre, indicará lo que habrá de ocurrirle fatalmente en muy
breve plazo.
El
CAPÍTULO VII
El sistem a de Mlle. Lenorm and
Pocos son los antecedentes que acerca de esta célebre adivinadora,
que brilló con luz propia en los albores del pasado siglo xix y que pre­
dijo a Napoleón I sus más señalados triunfos y sus gloriosas derrotas, nos
ha legado la historia. Sabemos, sí, que escribió varias obras de carácter
literario, y ninguna acerca del arte que con tanta fama como lucro profe­
saba; esto es, el de la cartomancia.
Por la tradición sabemos que todos sus clientes, antes de que extendiera
la baraja, eran sometidos a un escrupuloso interrogatorio. Esta norma de
conducta creemos que la observaba la célebre cartómaga, no por descubrir
los arcanos que se anidaban en el alma del consultante ni por ese medio
facilitar su tarea, o presentarse como una perfecta sibila ante la escruta­
dora mirada de éste. Lo bacía porque de ese modo podía apreciar mejor el
significado de algunas cartas o combinaciones de cartas que presentaban
predicciones vagas o confusas.
De aquí se deduce que la conducta de Mlle. Lenormand debería ser
imitada, no por aquellos cartómagos que hacen de su profesión un modus
vivendi, o que, por lo menos, no van más que a salir pronto del paso, sino
por aquellos que quieran cumplir concienzudamente con los deberes que
impone todo arte.
El interrogatorio a que la dama que nos ocupa sometía a sus clientes
constaba invariablemente de siete preguntas a saber, edad, profesión, esta­
do civil, estado de salud, gustos o aficiones, principales afecciones y
motivo que le inducía a consultar a los oráculos.
Con estos antecedentes, Mlle. Lenormand desplegaba la baraja, bien
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formando la estrella mágica, gráficamente representada por el grabado
correspondiente, bien por el sistema francés de 52 cartas indicado en la
pág. 33, o bien por un método especial suyo que a continuación ex­
ponemos: Con una baraja de 52 cartas, y después de barajadas y cortadas
éstas por el consultante, formaba cuatro montones de trece naipes cada
uno, apartando luego, para formar el oráculo, la ultima carta, por arriba,
de cada montón. Reunidas nuevamente las cuarenta y ocho cartas restan­
tes, y barajadas y cortadas de nuevo, formaba otros cuatro montones de
doce cartas cada uno, apartando la última carta de cada montón y reu­
niéndolas con las otras cuatro cartas que ya estaban apartadas del primer
juego. Separado ya de este modo el montón del oráculo, compuesto de
ocho cartas, volvía a barajar y a hacer cortar los cuarenta y cuatro naipes
restantes, formando con ellos cuatro montones de once cartas cada uno.
Separada luego la última carta de cada uno de estos montones y agregadas
estas nuevas cuatro cartas al montón del oráculo, en este montón de doce
naipes hacía las predicciones, después de haber formado con él cuatro
montones de tres cartas cada uno. Para la célebre cartómaga era indis­
pensable que saliera entre esas doce cartas la que representaba al consul­
tante, debiéndose, por consiguiente, hacer de nuevo el juego hasta lograr
hacer salir esa carta.
iPor tradición, no porque nos lo haya legado la historia, sabemos que
la ilustrada profetisa tenía horror por el significado aislado de cada carta,
buscando o tratando de descifrar el jeroglífico que forman las combina­
ciones de las cartas en el conjunto de significados, siguiendo en esto los
consejos de Guillaume Postel y de Court de Gibelin.
De aquí el renombre de sus vaticinios y de aquí el que, a pesar de las
persecuciones de que fue objeto, saliera triunfante en todas sus empresas
y pudiera, en su vejez, retirarse a disfrutar tranquilamente de los cuan­
tiosos recursos que le proporciono su habilidad y su inteligencia.
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C a r t a s
4?
embargo, no sabemos de ningún manual o libro de cartomancia que pres­
cinda de los ochos y los nueves, los cuales también tienen, como las demás
cartas, su peculiar significado.
La b araja francesa
CAPÍTULO VIII
La baraja española
La primitiva baraja española se componía de cincuenta y seis cartas,
como la francesa, de las cuales cuarenta eran de las llamadas blancas, ex­
cepto las biscas, o sean los cuatro sietes, siendo las restantes triunfos.
Esas cartas, divididas en cuatro palos: oros, copas, espadas y bastos,
fueron adaptadas de la baraja egipcia a la española, por Nicolás Pepín,
en 1330, siendo el origen de dichos cuatro palos las cuatro clases en que
estaba dividida la sociedad en aquella época, a saber: oros, en represen­
tación del alto comercio y de la clase media; las copas, en la del estado
eclesiástico; las espadas, en la de la nobleza y, por último, los bastos, en
la de las clases plebeyas o pecheras.
Posteriormente el juego de los naipes quedó reducido a cuarenta y
ocho cartas, pues fueron suprimidos, más bien por el uso que por otra
causa, los cuatro dieces y las cuatro reinas.
Antes de esta supresión fue cuando, en el último tercio del siglo xvm,
aparece el célebre Etteilla, quien, después de haber estudiado el arte de
echar las cartas egipcio, descifrado por Postól a costa de grandes esfuerzos,
empezó por desautorizar el medio de descifrarlas una por una, supliendo a
éste el de traducirlas en conjunto, si bien concediendo a cada carta su sig­
nificado especial, tanto al derecho como al revés. Además, fundándose,
como ya hemos dicho, en el tradicional sistema egipcio del libro de Thot,
basó la adivinación sobre 53 oráculos o cartas, que pueden ser las 52 de la
baraja francesa, y una más en blanco.
Después de esa época, o mejor dicho, ya entrado el siglo xix, tam­
bién han caído en desuso los ochos,'los nueves, los dieces y las reinas; sin
La actual baraja franoesa se compone de cincuenta y dos cartas o
naipes, a saber: Doce figuras representadas por cuatro reyes, cuatro damas
o reinas, y cuatro valets, que corresponden, respectivamente: los reyes, a
los reyes de la baraja española; los valets, a los caballos de la misma, y
las damas o reinas, a nuestras sotas. Las demás cartas, es decir, las cua­
renta cartas restantes, son correlativas del as al diez.
La baraja* franoesa tiene dos colores: uno negro y otro rojo. Pertene­
cen al primero el tréfle y el pique, o sean los oros y las espadas, y al se­
gundo, es decir, al rojo, el curreau y el coeur, bastos y copas. Es favorable
el palo llamado coeur (copas); funesto el carreau (bastos); completa­
mente adverso el pique (espadas), y mixto, o sea ni muy favorable ni muy
adverso, el tréfle (oros).
E l
CAPÍTULO IX
Significación del conjunto de cartas
Cuando en un mismo montón o en una misma línea aparecen cartas
análogas en valor, aunque de distinto palo, vale decir, dos o más reyes,
tres o cuatro caballos, etc., la traducción debe hacerse en la forma siguiente:
4 reyes ........
3 íd e m ..........
ld«TTl ..........
4 reinas ........
3 íd«m ..........
2 íd e m ..........
4 caballos . . .
3 ídem ..........
2 ídem ..........
4 sotas ..........
3 í dem ..........
2 ídem ..........
4 d ie c e s........
3 íd e m ..........
2 íd e m ..........
4 nueves . . . .
3 íd e m ..........
2 íd e m ..........
4 ochos ........
Honores ................................ ..
Consulta ................................
Consejo ................................ ..
Gran entrevista .................... .
Engaño de m u je r ..................
Amigos sinceros ..................
Negocios de importancia . . . ..
Debates ................................
Intim idad.............................. ..
Enfermedad m o rta l.............. ..
D isputas................................ ..
Inquietud.............................. ..
Contradicción ........................ .
Nuevo e sta d o ........................
Cambio ................................ ..
Buen a m ig o ..........................
Acierto ......................................
Recibo .....................................
Contratiempo........................ . ..
Celeridad.
Comercio.
(Proyectos.
Mala sociedad.
Glotonería.
Trabajo.
Alianza.
Desafío.
Delicadeza.
Privaciones.
Pereza.
Sociedad, reunión.
Acontecimiento.
Contrariedad.
Espera justificada.
Usura.
Imprudencia.
Provecho.
Error.
3 íd e m ........ .
2 íd e m ........ .
4 sietes
,
3 íd e m ........ .
2 íd e m ........ .
4 seises . . . . .
3 íd e m ........ .
2 íd e m ........ .
4 cincos . . . . .
3 ídem ........ .
2 íd e m ........ .
4 cuatros . . . .
3 íd e m ........ .
2 íd e m ........ .
4 treses . . . .
3 íd e m ........ .
2 íd e m ........
4 doses . . . .
3 íd e m ........ .
2 íd e m ........ .
4 ases ........ .
3 íd e m ........
2 íd e m ........
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C a r t a s
Matrimonio ...................... .
Nuevo conocimiento........ .
Intrigas ............................ .. . . .
Enferm edad......................
N o ticia ..............................
Abundancia ......................
Suceso ..............................
Irascibilidad ....................
R egularidad......................
Determinación..................
Vigilias ............................ . . . .
Viaje ................................ ___
Reflexión .......................... ___
Desvelo ............................ ___
Progreso .......................... ___
Utilidad ............................ ___
C alm a................................ ___
Pacto ................................ ___
Contienda ........................ ___
Seguridad ........................ ___
S u e rte ................................ ___
A cierto .............................. ___
Engaño .............................. ___
49
Pendencias.
Reveses.
Paseo.
Inquietud.
Disputa.
Acierto.
Serenidad.
Salud.
Desconfianza.
Reconciliación.
Aprensión.
Deshonor.
Libertinaje.
Enemigo.
Explicación aclaratoria
Antes de terminar esta sección debemos manifestar que siempre que en
una línea salgan varias cartas de un mismo palo, el oráculo se hará tenien­
do en cuenta el mayor número de ellas que haya al derecho o al revés, por
ser las que predominan sobre las demás; es decir, que si hubiere tres bastos
al revés y dos al derecho, los tres serán los que determinen o modifiquen la
predicción. Si hubiere igual número al derecho que al revés de un mismo
palo, no producirá modificación alguna, y únicamente se considerará el pre­
dominio del palo que sea. Lo mismo se advierte para en el caso de hallarse
tres o cuatro cartas de un mismo valor, como reyes, sotas, etc., cuyo influjo
será con arreglo al mayor número que salgan al derecho o al revés.
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C a r t a s
51
N9 73, al derecho—El (o la) aman­
de elevada posi­
te.
ción.
„ 73, al revés —'Persona d e s o r ­ „ 75, al revés
-Un niño.
denada.
„ 78, al derecho -Persona sin jui­
„ 75, al derecho—¡Persona noble,
cio.
CAPÍTULO X
C artas que rep resen tan distintas significaciones
m
59
59
99
99
95
59
55
59
99
95
99
55
99
99
99
99
99
99
1, al revés. — El consultante.
95
4, al derecho — Dios.
6, al revés
— P ersonas i n t r i ­ 59
gantes.
95
— L a consultante.
8, „
59
55
— U n sacerdote.
9, „
99
59
— El soberano.
99
11, „
— El pueblo.
12, „
99
59
17, al derecho — La m uerte.
99
— U n tra id o r.
18, „
99
— U n tirano.
21, „
99
59
— U n hom bre de
22, „
99
cam po.
59
23, „
99 — M u jer de cam po.
— U na m u je r bue­ 59
23, al revés
na.
—
H om bre m alva­ 59
50, „
99
do.
95
51, al derecho —M u je r viuda.
— M u jer m alvada. 59
51, al revés
52, al derecho — M ilitar, hom bre
de arm as.
—
U n espía.
53, „
99
55, „
—
U
n eclesiástico.
99
62, 95
5?
— P erso n a i n f l u ­
yente.
—H o m b re m oreno.
64, 59
15
— H o m b re vicioso.
64, al revés
65, al derecho — M u jer m orena.
25, al derecho — ¡Persona e x tra n ­
jera.
—
Sirvientes.
30, 99
99
— U n ho m b re
bio.
— U n h o m b re
36, al revés
posición.
37, al derecho — U n a m u je r
bia.
37, al revés
— U n a m u je r
36, 99
59
39, a l revés
42,
95
95
50,
59
99
ru ­
de
ru ­
ca­
sada.
— U n joven rubio.
— U n a joven r u ­
b ia.
— U n letrad o .
99
67, al derecho — Joven m oreno.
99
67, al revés
— p e rs o n a
p ró d i­
g a .
59
70, al derecho — Joven m orena.
E l
CAPÍTULO XI
Ejem plos prácticos p a ra la lectu ra de las cartas
Con objeto de que no abrigue el lector la menor duda y pueda por
sí propio operar con la baraja, después de bien aprendidos los preceptos
de-este libro y los significados de las cartas, vamos a establecer algunos
ejemplos prácticos que le sirvan de guía.
En la imposibilidad de extender esos ejemplos a todos los sistemas de
echar las cartas que dejamos descritos, sólo lo haremos del Sistema particu­
lar (págs. 39 a 41) y del Gran juego con 42 cartas y complemento de éste
con 35 (páginas 28 a 30).
SISTEM A PA RTICU LAR
P rim e r ju e g o 1
Tenemos cuatro montones sobre la mesa: tres de tres cartas cada uno
y otro de cinco.
Supongamos, pues, que en el primero de esos montones, o sea el de
la derecha (que es el que indicará lo que está sucediendo al consultante),
han salido las cartas siguientes: P , de arriba el núm. 18, al revés, que sig­
nifica felonía; 2*, el núm. 50 (rey de espadas), que representa un curial,
y el núm. 12, que indica prudencia. Pues bien; debemos leer en la forma
que salieron las cartas y decir que el consultante (hombre o mujer) es
víctima de la felonía de un curial y que solamente su prudencia puede sal­
varle de que esa felonía prospere.
1 Véanse la» lamine» colocadas al final del libro.
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C a r t a s
53
Hecha esta traducción, pasamos en seguida al segundo montón; y, su­
poniendo que las cartas de que se compone son: el núm. 56 (ocho de espa­
das), el núm. 64 (rey de oros) y el núm. 28, al revés (ocho de bastos);
como ese montón es el destinado para ver lo que habrá de suceder al consul­
tante, diremos que éste será víctima de habladurías motivadas por un
hombre moreno, y las cuales habladurías habrán de degenerar en disputas.
(Pasando ahora al tercer montón, que es el que indica lo que está por
venir, como éste se compone del núm. 27 al revés (nueve de bastos), que
significa contrariedades; del número 26, al revés (diez de bastos) y del
núm. 15, al revés (el falso adivino), podemos, desde luego, decir que el
porvenir no es muy benigno para el consultante, pues además, de tropezar
en su camino con contrariedades y obstáculos, sufrirá una indisposición
a causa, quizá, de aquéllas y de éstos. En este caso la' indisposición, aunque
no de cuidado, será larga, por la mala significación que aportan a la carta
que la vaticina la presencia de dos bastos, nada menos que el nueve y el
diez.
Llegados al último montón de cinco cartas, que es el que indicará en
lo que quedarán las predicciones hechas por las cartas anteriores. Supo­
niendo que en él hayan salido por el siguiente orden: el núm. 62 al revés
(dos de espadas), el núm. 9, al derecho (la justicia); el núm. 71 (siete de
oros); el 76, al revés (dos de oros) y el núm. 77 (as de oros), desde el
primer golpe de vista, al ver tres oros y entre ellos el as, podemos tran­
quilizar al consultante diciéndole que será víctima de una falsa amistad;
que en sus asuntos habrá de intervenir la justicia de paz, que recibirá di­
nero y unos documentos que causarán su dicha y contribuirán a su en­
cumbramiento.
Recapitulando ahora el significado de las 14 cartas que tenemos sobre
la mesa, puede decirse al consultante: un curial le ha hecho una felonía, por
lo cual le será necesario acudir a los tribunales; pero como es persona
prudente y discreta, todo hace creer que saldrá bien del asunto, no obs­
tante tener que tropezar con obstáculos y contrariedades, sufrir una in­
disposición y tener disputas, y después de todo lo cual recibirá dineros que
le pertenecen y, por medio de esto y de documentos o escrituras será di­
choso y alcanzará una posición encumbrada.
Segundo juego
Como es sabido, en este segundo juego intervienen 13 cartas; una
carta que se coloca aparte para complemento final del juego, y cuatro
montones de a tres cartas cada uno, colocados de derecha a izquierda.
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, Suponiendo, pues, que en el primer montón han salido: el núm. 58 al
revés (seis de espadas), el núm. 73 (cinco de oros) y el núm. 72 (seis de
oros), podemos decir: si el consultante es hombre; que ha hecho una de­
claración de amor a una mujer con miras ambiciosas y, si es mujer la que
consulta, que ha recibido una declaración de amor de un hombre am­
bicioso.
Si los consultantes son casados, su matrimonio no importa nada para
que el hombre haya solicitado amores de una mujer que no es su esposa,
o que la mujer haya sido requerida de amores por un hombre que no es
su esposo. Todo esto será necesario decirlo con ciertas reservas, pues muy
bien pudiera suceder que el consultante se viera obligado a declarar ante
la justicia o a ser interpelado particularmente acerca de unos amores am­
biciosos. Esto es lo que aclararán las cartas posteriores, sin olvidar por esto
nunca las anteriores predicciones.
Vamos a suponer ahora que en el segundo montón han salido: el núm.
69 al reves (nueve de oros) el núm. 70 al revés (ocho de oros) y el núm. 53
(sota de espadas).
Como el nueve de oros, además de su acepción principal de efectoespojo, significa sorpresa, engaño, fraude, abuso de confianza o escamo­
teo, esta carta, de significación aislada y que por sí sola no podría formar
más que un oráculo indeterminado al lado del ocho del mismo palo y
próxima a la sota de espadas, manifestará que el consultante, sea hombre
o mujer, sería víctima de un exceso de confianza que le acecha, si no fuera
por la mediación de una joven morena que le salvará de ese peligro. La
presencia favorable de dos cartas de oros pronostican que ese abuso no se
llevará a cabo.
En la suposición de que el tercer montón está formado por el núm. 39
(sota de copas), el núm. 8 (descanso o reposo) y el núm. 61 al revés (tres
de espadas), anuncia al oráculo que un joven rubio conspira contra la vir­
tud <L1 consultante, o lo que es igual, quiere extraviarle del buen camino.
figurándonos ahora que el cuarto montón se componga el núm. 57 al
revés (s.*ete de espadas) del núm. 65 (reina de oros) y del núm. 41 al
reves (nueve de copas), este conjunto de cartas significará que el cónsultante recibe buenos consejos de una mujer morena, consejos que deberá
tener muy en cuenta por la sinceridad de la persona que se los ofrece.
Finalmente, suponiendo que la carta que hemos apartado para el com­
plemento del juego y que colocaremos boca arriba a la cabeza de los mon­
tones, es el Taro núm. 4 al revés, carta que representa la inteligencia, el
oráculo predice al consultante que, de cuando le han vaticinado los orácu­
los anteriores, saldrá airoso (o airosa) si pone en ello toda su inteligencia.
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T ercer juego
Nos encontramos, al explicar los oráculos de este juego, con ocho mon­
tones de a tres cartas cada uno; montones que se han formado de derecha
a izquierda, es decir, en el mismo orden en que deberá hacerse la traduc­
ción. Creemos inútil decir que esos ocho montones constituyen una línea
horizontal. Como debemos comenzar a leer el oráculo por el quinto montón,
a contar de la derecha, que es el que resume la representación del consul­
tante, suponiendo que en el hayan salido: el Taro núm. 19 al revés; el núm.
31 (cinco de bastos) y el núm. 20 al revés, resulta, teniendo siempre en
cuenta los vaticinios obtenidos por los juegos anteriores que una persona
falsa, amiga del consultante, quiere ejercer presión sobre él, cosa que no
logrará, pues su porvenir, será de opulencia (núm. 31) y de alta posición
(núm. 20), oráculo que viene a confirmar lo predicho en la primera jugada,
por el número 76 al revés (dos de oros) y por el número 77 (as de oros).
Separemos, pues, este montón con impresiones cada vez más favorables res­
pecto al porvenir del consultante y descifremos el primero y segundo mon­
tón que aparecen por la derecha, montones que representan lo que busca el
consultante, al evocar a los oráculos.
Supongamos que ese primer montón está constituido por el número 30
(seis de bastos), por el núm. 46 (cuatro de copas) y por el núm. 47 al
revés (tres de copas). Pues bien esas cartas nos dicen que el consultante
está buscando una nueva persona que sepa poner en marcha sus intereses.
La profecía no podrá, sin embargo, quedar terminada hasta el segundo
montón, y como éste se compone de los números 2 al revés, 67 al revés
(sota de oros) y 32 (cuatro de bastos) al anterior vaticinio debemos agre­
gar que el consultante habrá de tener momentos de grande enojo y de có­
lera, por la prodigalidad de las personas que le rodean. No es esto preci­
samente lo que busca, lo que llama, el consultante, pero es eso lo que irre­
mediablemente le sucederá. ¿Con quién? Esto es lo que habrá de decirnos
—si el oráculo es propicio— el tercer montón. Supongamos que éste está
compuesto del núm. 7, del núm. 17, y del núm. 3, pues resultará que de
una persona que ya ha muerto recibirá un apoyo moral que le será muy
beneficioso, oráculo algo indeciso, pero que las cartas posteriores aclararán,
por lo cual pasaremos al montón núm. 4. En este montón aparecen: el núm.
25 al revés, que representa malas noticias (sota de bastos), el núm. 27 al
revés (nueve de bastos) que vaticina tardanzas o retrasos, y el núm. 16
que pronostica la ganancia de un pleito. De este conjunto se deduce, y así
lo traduciremos, que el consultante tiene (fíjese el cartómago que el mon-
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ton núm. 4 corresponde al as de la jugada) en perspectiva un pleito que
habrá de ganarlo, al fin, después de haber tenido malas noticias acerca de
él y de tardanzas o retrasos.
Como hemos comenzado la traducción por el montón núm. 5, que es
el que representa al consultante, pasamos al núm. 6, y suponiendo que este
montón está formado por el núm. 28 (ocho de bastos), el núm. 10 al revés
y el número 21 al revés, podemos decir que el consultante hará una partida
de campo, en la cual se encontrará con un sacerdote con el cual tendrá
un altercado, a causa de los deseos de honores y riquezas que preocupan a
la persona que consulta.
Pasando ahora al séptimo montón y suponiendo que las cartas que lo
componen son: el húm. 71 al revés (siete de oros) el núm. 76 (dos de oros)
y el núm. 77 al revés (as de oros), podemos traducir, aun sin fijarnos en el
sentido restringido de cada carta, que el consultante verá colmados sus de­
seos de honores. Ciñéndonos ahora, al sentido restringido de cada carta,
agregaremos que no llegará a ellos (as de oros) sin inquietudes y temores
(núm. 71) y sin obstáculos (núm. 76). Como se ve, estos vaticinios están
de perfecto acuerdo con los anteriores.
Penetrando ahora en el octavo y último montón y en el bien entendido
que lo forman: el núm. 70 al revés (ocho de oros), el núm. 62 (dos de
espadas) y el núm. 9, concluiremos los vaticinios diciendo: que el consul­
tante debe desprenderse, para llegar a las riquezas (representadas por este
octavo montón), de una amistad interesada, con cuyo amigo o amiga ha te­
nido o tendrá disensiones, ventiladas o que habrán de ventilarse en los tri­
bunales de justicia.
juego, suponiendo asimismo que esas cartas sean: número 43 (siete de
copas), núm. 72, al revés (seis de oros), número 44, al revés (seis de co­
pas), núm. 30, al revés (seis de bastos) y núm. 3, formularemos el oráculo
de esta manera: el consultante tiene pensamientos (núm. 43) de ambición
(núm. 72) para el porvenir (núm. 44), en el cual debe confiar y esperar
(núm. 30, al revés) a causa de un buen Genio (núm. 3) que le protege.
Barajadas nuevamente las cartas y dadas a cortar al consultante, en
la misma forma que las dos veces anteriores, y después de haber unido la
primera carta que salió a las dos que ya teníamos apartadas, para formar
con las tres el montón de la sorpresa, en la suposición de que salieran:
el núm. 55, al revés (nueve de espadas); el núm. 53 (sota de espadas);
el núm. 26 (diez de bastos); el núm. 57, al revés (siete de espadas) y el
núm. 41 (nueve de copas); la traducción de los significados sería la si­
guiente: el consultante debe desconfiar (núm. 55) de un espía que le rodea
y le acecha (núm. 53), el cual pretende hacerle traición (número 26);
pero debido a buenos consejos (núm. 57, al revés), alcanzará la victoria.
Por lo que respecta a las tres cartas que se apartaron en las tres ju­
gadas de que se compone este juego para ver lo que sorprenderá al con­
sultante, y suponiendo que hubieran salido: el núm. 7, el núm. 49 (as de
copas) y el número 77, al revés (as de oros), lo que sorprenderá al con­
sultante será el apoyo de la justicia (números 7 y 49), lo cual le propor­
cionará fortuna y riquezas (núm. 77). Debe fijarse el cartómago que en
esta última reunión de cartas para la sorpresa, se encuentran dos ase3, por
lo cual agregará, a lo ya dicho, el significado que le proporciona la con­
junción de ellos, que no es otra que la de enemigos que rodean al consul­
tante.
C uarta jugada
Q uinta y ú ltim a jugada
Tenemos extendidas sobre la mesa cinco cartas de derecha a izquierda,
y una para formar un montón de tres cartas en las tres veces que habrá
de repetirse este juego. Suponiendo, pues, que esas cartas son: la primera
de la derecha, el núm. 50 (rey de espadas); la segunda, la número 27
(nueve de bastos); la tercera, el núm. 56 (ocho de espadas); la cuarta,
la núm. 71 (siete de oros), y la quinta, la núm. 47, al revés (tres de co­
pas), debemos traducirlas en la forma siguiente: un curial (núm. 50),
(el mismo quizá de la primera jugada), promoverá incidentes y tardanzas
(números 56 y 27) en asuntos de dinero (núm. 71) y en negocios que
están en trámite (núm. 27). Hemos barajado y hecho cortar nuevamente,
y una vez extendidas en la misma forma otras cinco cartas, después de
haber separado la primera y colocada junto a la que apartamos en el anterior
Ya sabe el lector la forma en que se realiza esta jugada. Pues bien,
de los cinco montones que tenemos ante la vista, tomaremos el primero,
que es el que indica lo que está sobre la voluntad del consultante. Como
para explicar el juego completo que estamos haciendo, hemos barajado las
cartas y procurado que éstas salieran al azar, no las que nosotros habíamos
elegido, resulta que este primer montón se compone de: el núm. 73, al revés
(cinco de oros); del núm. 26, al revés (diez de bastos) y del núm. 61, al
revés (tres de espadas). La traducción de estas cartas literal y escueta (y
conste que esta jugada final es la más importante y confirmativa en este
sistema, con perdón sea dicho de la sibila a la cual no hemos consultado
para hacer las traducciones de los oráculos), es la siguiente: el consultante
es desordenado y ese desorden obedece a su manera de ser, a su propia idio­
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sincrasia (núm. 73, al revés), por cuya causa tropieza y tropezará con
obstáculos, con dificultades, con embrollos que se traducen en errores y
en pérdidas.
Si pasamos al montón núm. 2, que representa lo que está encontramos
con que al azar han salido las siguientes cartas: el núm. 35 (as de bastos),
el núm. 14 y el núm. 63 (as de espadas). El conjunto de estas tres cartas
es de mal agüero en principio. Pasando luego a su significado gráfico dire­
mos que, el consultante está en decadencia, próximo a la ruina (núm. 35),
por haber, bajo el dominio del consultante, una persona de atracción irre­
sistible que no hace otra cosa que darle disgustos (núm. 63). ¿Quién es
esta persona que rodea al consultante y que está hajo su dominio? —se
preguntarán tanto éste como el cartómago. Esto es lo que vamos a averiguar
al levantar el tercer montón, que es el que se relaciona con las personas
que rodean al consultante.
El tercer montón que es el indicador de las personas que rodean al
consultante, se nos aparece con las siguientes cartas: núm. 37 (reina de co­
pas), núm. 53 (sota de espadas) y núm. 74 (cuatro de oros). La traduc­
ción de estas cartas nos dice que una mujer rubia espía al consultante
para aislarle de toda sociedad, y como el cuarto montón, el que está a la
izquierda del que cubre al consultante, que es el que habrá de darnos la clave
de lo que ama aquél, nos muestra las siguientes cartas: el núm. 72 (seis de
oros), el núm. 32, al revés (cuatro de bastos) y el núm. 31, al revés (cinco
de bastos), formaremos el oráculo de la manera siguiente: una mujer rubia,
una espía, trata de apartarle de lo presente (núm. 72) y de impedir su pros­
peridad (número 32) para envolverle en pleitos y procesos que le desagra­
dan del todo (al consultante), pero de los cuales saldrá 'bien, según los ante­
riores oráculos y el conjunto de cartas que se han tenido a la vista.
El montón quinto, que es el que cubre al consultante y el que indica lo
que habrá de ocurrirle en breve plazo, suponiendo que se compusiera de las
siguientes cartas: número 58 (seis de espadas), núm. 75 (tres de oros) y
núm. 60 (cuatro de espadas), indicaría que el fin del consultante no es otro
que el de retirarse al campo, con todos sus honores y riquezas, en busca de
soledad y de tranquilidad.
El resumen de los cinco juegos es el siguiente: El consultante va a ser
víctima, si no lo es ya, de una felonía tramada por falsos amigos y dirigida
por un curial, hecho que le obligará a pleitear. Después de sufrir muchas
contrariedades y tener que vencer no pocos obstáculos, de lo cual resentirá
su salud, triunfará en toda la línea, es decir, ganará el litigio, y recibirá
dinero y unos documentos que servirán para su encumbramiento. Mientras
se solucionan favorablemente sus asuntos, el consultante, si es hombre, hará
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el amor a una mujer, y si es mujer, será pretendida con miras ambiciosas
por un hombre, hecho que se verificará por mediación de otra mujer, casi
al propio tiempo que está (el consultante) a punto de ser víctima de un
abuso de confianza, que no se llevará a cabo, aun cuando siempre se verá
asediado el consultante por varias personas, y entre ellas por un joven rubio,
que quieren llevarle por mal camino, cosa que quizá lograrían sin los buenos
consejos de una amiga muy sincera que tiene el cabello negro.
Finalmente, después de grandes alternativas, los negocios del consul­
tante se arreglan satisfactoriamente y se ve rico, feliz y encumbrado, con­
cluyendo por retirarse al campo para disfrutar de tranquilidad y reposo, el
cual se verá alterado una vez, por una disputa' o querella que habrá de sos­
tener con un sacerdote.
Ejem plo del gran juego con 42 cartas
Ya sabe todo el que haya seguido con atención la lectura de este libro,
la forma en que se hace el gran juego con 42 cartas. En este concepto, para
poner el ejemplo de la forma en que se deben leer las cartas, sólo diremos
que tenemos ante la vista un paralelogramo de 42, compuesto de seis líneas
horizontales, a cuyo frente aparece el Taro núm. 8, que es el que representa
a la señora que ha venido a consultar al oráculo.
Suponiendo, pues, que la primera línea, por la cual debemos comenzar
la traducción, se compone de los números 5, 63, al revés (as de espadas)
1, 14, 28 (ocho de bastos) al revés, 45 (siete de copas) y 77 (as de oros),
debemos decir que un disgusto (núm. 63) amenaza turbar la felicidad del
consultante (núm. 5) por cuestiones de creencias (núm. 1); que ese hecho
se realizará (núm. 14) y ocasionará disputas con otras personas (núm. 28),
hasta que, moderando sus pensamientos y sus ideas (núm. 43), logre ven­
cerse a sí misma, disfrutando entonces de toda la dicha que le promete el
oráculo (núm. 77).
Pasando ahora a la segunda línea, y en el supuesto que ésta esté com­
puesta de los números 13, 54 (diez de espadas), 12, 35 (as de bastos), 74
(cuatro de oros), 53 al revés (sota de espadas) y 10, el oráculo predice
a la consultante que se le ha frustrado un matrimonio (núm. 13), el cual
habría labrado su prosperidad (núm. 54), y, obrando con prudencia (núm.
12), hasta le habría evitado el dar un paso en falso (núm. 35), que sólo
le ha proporcionado algunos obsequios. No debe, por tanto, quejarse de su
suerte, pues es su falta de previsión (núm. 53) la causa de su actual situa­
ción, llena de penas y remordimientos (núm. 19).
En el supuesto de que en la tercera línea aparezcan los números 37
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(reina de copas), 57 (siete de espadas), 60, al revés (cuatro de espadas),
58, al revés (seis de espadas), 61 al revés (tres de espadas), 26 al revés
(diez de bastos) y 50 (rey de espadas), la presencia de cinco cartas de
espadas no indica nada bueno. Veamos ahora si en el detalle que nos dará
el significado de las cartas se modifican esos augurios funestos. Desde luego
la reina de copas, al lado del siete de espadas, predice que una mujer blan­
ca y rubia ofrece a la consultante buenos consejos, la invita a ser econó­
mica (cuatro de espadas) y le reprocha (núm. 58) sus extravíos (núm. 61)
y la traición que con ella ha cometido un hombre de letras o de negocios.
¿Seguirá la consultante esos consejos? Esto es lo que se encargarán de de­
cirnos los demás montones que aún nos quedan por traducir.
Formada la cuarta línea por el núm. 21, el núm. 10, el núm. 73, al
revés (cinco de oros); el núm. 25 (sota de bastos); núm. 15, al revés;
núm. 46, al revés (cuatro de copas) y núm. 38, al revés (caballo de copas),
veremos, desde luego, que la consultante es tirana con su propia salud (núms.
21 y 10), a causa de los desórdenes (número 73) que comete. Va a tener
buenas noticias de una persona enferma (números 25 y 15) y va a con­
traer nuevas relaciones (núm, 46) con personas nada dignas (núm. 38).
Suponiendo que la quinta línea esté formada por las siguientes cartas:
núm. 31, al revés (cinco de bastos); núm. 4, núm. 22, al revés (rey de
bastos); núm. 39 (sota de copas), núm. 70 (ocho de oros); núm. 30, al
revés (seis de bastos) y núm. 8, el oráculo no presenta una combinación
clara y ordenada o que por lo menos tenga relación con las cartas que se
han explicado, por lo cual sólo diremos que intervienen en la vida de la
consultante un hombre virtuoso (rey de bastos, al revés), un joven rubio
y una joven morena (ocho de oros). ¿Con qué objeto intervienen en la
vida de la consultante? Esto es lo que procuraremos averiguar en la sexta
y última línea.
Como en ésta vamos a suponer que han salido: el número 44 (seis de
copas), el núm. 48 (dos de copas), el número 64 (rey de oros), el núm.
78, el núm. 56 (ocho de espadas), el núm. 40, al revés (diez de copas) y el
número 34 (dos de bastos), se infiere, por el significado de las cartas de esta
línea que tenemos delante, que la consultante desdeña los consejos que le
dan un hombre virtuoso (núm. 22, al revés), un joven rubio que pretende
a la consultante (número 39), y una joven morena (ocho de oros), porque
tiene fija su mirada (número 44) en el amor apasionado (núm. 48) que
siente por un hombre moreno (núm. 64), por todo lo cual a causa de su
cabeza ligera (núm. 78), da lugar a habladurías (núm. 56) que le origi­
narán contratiempos (número 40) y pesadumbre (núm. 34).
La rectificación o complemento de esta jugada se hallará en él
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E jem plo del com plem ento al ju e g o a n te r io r c o n 35 cartas
Es sabido que el primer montón de este juego consta de siete cartas,
y está destinado para lo que ocurre en la casa del consultante. Veamos,
pues, esas siete cartas y expliquemos lo que nos dice.
Estas cartas son: el núm. 22, al revés, que representa a un hombre
virtuoso; el núm. 39 (sota de copas), que figura un joven rubio; el núm.
70 (ocho de oros), que representa a una joven morena; el núm. 13, al revés,
que significa matrimonio frustrado; el núm. 69, al revés (nueve de oros),
que indica grandes engaños; el núm. 35 (as de bastos), que implica caídas,
tropiezos, malos pasos, y el núm. 56 (ocho de espadas), que significa crí­
ticas, habladurías. Después de haber hecho un detenido examen de lo que
cada carta significa o representa, deduciremos, teniendo en cuenta los
oráculos anteriores, que en la casa en que vive la consultante, un hombre
virtuoso y severo, aunque indulgente, un joven rubio y una joven morena,
hablan en malos términos de la boda que frustró la consultante por con­
secuencia de una caída. El oráculo, en este punto, no puede ser más ex­
plícito, deduzca de ello la consultante lo que le convenga, que al llegar al
segundo montón, el cartómago e3tá en el deber de preguntar a la consul­
tante a quién le destina, antes de volver las cartas, y como nos ha contes­
tado que al objeto de sus anhelos, volvemos las cartas y observamos que
el tal montón se compone de las siguientes: núm. 43, al revés (siete de co­
pas), núm. 78, núm. 48 (dos de copas), núm. 24 (caballo de bastos) núm.
64 (rey de oros) y número 14.
Estudiada primero la significación precisa de cada carta, y luego el
conjunto, podemos decir lo siguiente: el pensamiento de la consultante (núm.
43), está completamente extraviado (núm. 78) por una pasión ardiente y
avasalladora (núm. 48) que le inspira un hombre moreno (núm. 64), con
el cual, obedeciendo a una fuerza irresistible en ella (núm. 14), y a pesar de
los consejos de personas que la quieren sinceramente (núms. 22, 39 y 70 del
montón anterior), está dispuesta a evadirse, a escaparse (núm. 24). Como se
ve, los oráculos no pueden ser más claros ni más precisos, per lo cual pasamos
al tercer montón, destinado a lo que ocurre a la consultante en lo exterior.
Suponiendo que en este montón figuran: el núm. 55, al revés (nueve de
espadas); el núm. 18; el núm. 66 (caballo de oros); el núm. 71 (siete de
oros) y el núm. 44, al revés (seis de copas), el oráculo aconseja a la consul­
tante que desconfíe (núm. 55) de un traidor (núm. 18) a quien guían
impulsos como el provecho, la utilidad (núm. 66) y el dinero (número 71)
para labrar su porvenir (núm. 44) quizás a costa del de la consultante.
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El cuarto montón, destinado a averiguar lo que habrá de sorprender a
la consultante, si se compusiera del número 61 (tres de espadas), del núme­
ro 34 (dos de bastos), del núm. 40, al revés (diez de copas) y del Taro nú­
mero 19, que significa catástrofe, ofrecería la siguiente sorpresa a la consul­
tante: alejamiento de ésta de la sociedad en que vivía (núm. 61), cosa que
tendrá que hacer con gran pesadumbre (núm. 34), y por lo cual sufrirá
contratiempos (número 40, al revés), miseria y penurias (núm. 19).
El consuelo que puede esperar la consultante, se lo ofrecen las dos cartas
de que se compone el quinto montón, y como éstas son: el núm. 62 (dos de
espadas) y el núm. 45 (cinco de copas), que significan, respectivamente,
amigos y parientes, podemos decirle que sólo hallará consuelo, después de
su caída, en sus amig03 verdaderos y en sus parientes.
En el sexto y último montón, que se compone de once cartas, y está des­
tinado para determinar la significación de los oráculos enigmáticos, supo­
niendo que se compusiera de los números 53 al revés (sota de espadas); 68,
el revés (diez de oros); 73 (cinco de oros); 10, la templanza; 29 (siete de
bastos), 27 (nueve de bastos) ; 32, (cuatro de bastos), 75, al revés (tres de
oros); 57, revés (siete de espadas), 58 (seis de espadas) y 72, al revés (seis
de oros), no podríamos formar un oráculo capaz de confirmar o negar los
anteriores, por la oscuridad del significado de algunas cartas, pero sí deducir
que la imprevisión de la consultante (número 53) y su fatalidad (núm. 68)
la han hecho perder un buen amante (núm. 73), se ha quebrantado su salud
(número 10) y boy se halla conturbada e indecisa (núm. 29) por el retardo
que sufre (núm. 27) en alcanzar la dicha que apetece (núm. 32). No obstan­
te su frivolidad y su ligereza (núm. 75), despreciando siempre buenos con­
sejos (número 57), la impulsarán a hacer un viaje (núm. 58) a fin de satis­
facer sus deseos ambiciosos (núm. 72), viaje que se comprueba, además,
por figurar varios bastos en este mismo montón.
En la imposibilidad de ofrecer más ejemplos —cosa que no hacemos,
primero, por creer que los que dejamos establecidos son suficientes para que
sirvan de norma y guía para todo lector que estudie profundamente nuestra
obra, y después, por no alargar demasiado el texto— terminaremos diciendo,
que cuando no se pueda en un montón encontrar significaciones claras y pre­
cisas, se pasará a otro, o cuando esto suceda en una línea se pasará a la si­
guiente, llegando hasta el caso, si fuere menester, de retirar las cartas y vol­
verlas a echar de nuevo. Es necesario que el consultante se retire de la casa
del cartómago satisfecho y enterado de cuanto motivó su consulta.
CAPÍTULO XII
Consultas sobre los resultados de un asunto determ inado
Existen muchas personas a quienes sólo les interesa conocer de un asunto
u objeto determinado, como por ejemplo de un robo, de una herenoia, de un
proceso, de una persona que está presa, o de un viaje que van a emprender,
o que ha emprendido una persona que les es muy allegada o querida, y no
quieren que se les hable de otro asunto que sea ajeno al que motiva su
consulta.
Como para estos casos concretos existen métodos especiales, vamos a dar­
los a conocer a nuestros lectores, traduciéndolos de un libro, tan raro como
curioso, que publicó en 1809 un egiptólogo llamado Bonsergent, y cuyo libro
lleva la indicación de Menfis, Egipto.
Estas consultas al oráculo, puede hacerlas por sí mismo el lector, siendo
también conveniente que el buen cartómago conozca estos métodos sencillos
para que los aplique cuando tropiece con alguna persona que sólo desee cono­
cer el resultado de un asunto determinado, no importándole saber nada de
cuanto no se relacione con aquél.
En este concepto, comenzaremos diciendo que los resultados pueden ser
de dos clases, a saber:
Determinados, es decir, que tengan por objeto un deseo, un voto, una
empresa fija y definitiva.
Indeterminados, o concernientes a la marcha general de negocios, o sea,
lo que constituye el éxito, la fortuna, la dicha en la vida.
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R esultados determ inados
Cuando se trate de conocer, por medio de las cartas, los resultados que
se obtendrán en una empresa comercial, en una operación financiera o in­
dustrial, en una acción, en un viaje, en una asociación, en un matrimonio,
en unas relaciones amorosas, etc., se plantea la cuestión, clara y neta­
mente, sea en el seno íntimo de la propia persona que va a operar por cuen­
ta propia también, sea ante la persona que ha de operar por la del consultante.
Hecho esto se prepara una baraja cualquiera. Pero como necesitamos
poner los ejemplos que son del caso, nosotros vamos a elegir la española
moderna, o sea la de cuarenta cartas, de la cual apartaremos los treses y
los doses, dejándola, por consiguiente, reducida a treinta y dos cartas.
Barajadas estas treinta y dos oartas, se cortan cuando se opera por
cuenta propia, o se hacen cortar por la persona para quien se opera, en el
bien entendido caso que el corte deberá hacerse con la mano izquierda.
Realizado esto, se invoca sucesivamente, teniendo la baraja boca aba­
jo, las ocho cartas de que se compone cada palo, y por el orden establecido
para los palos, es decir, oros, copas, espadas y bastos, o sea as, cuatro,
cinco, seis, siete, sota, caballo, rey, volviendo las cartas a la vez que se hace
la llamada.
Cada vez que al volver una carta os encontréis con que es la misma
que habéis invocado, la sacáis del juego y la colocáis aparte, teniendo cui­
dado de no volver a invocarla, o llamarla.
Cuando se 'han concluido las treinta y dos cartas, o mejor dicho, cuan­
do las habéis sacado todas, se comienza de nuevo la operación con las
cartas que queden, colocando aparte la que coincida en valor con vuestra
invocación o llamada, hasta que se agoten las cartas.
Si llegáis a agotar completamente vuestro juego, es decir, a hacer salir
sucesivamente las treinta y dos cartas —cosa que en ocasiones no sucede,
sino después de haber pasado todas las cartas doce y quince veces, podéis
felicitaros o felicitar al consultante, porque las cartas os son, o le son fa­
vorables, y hay motivo para esperar que el éxito coronará el resultado que
se buscaba.
Cuando después de haber pasado muchas veces la baraja, sin haber
logrado que coincidan la carta que habéis invocado, con la que habéis sa­
cado de la baraja, y os apercibís de que volvéis al mismo punto, por cuanto
comenzáis a operar de nuevo, llamando a la misma carta, podéis concluir
que ninguna carta saldrá conforme a vuestra llamada, por lo cual debéis
renunciar al éxito o buen resultado del asunto que motivó vuestra consulta.
También para averiguar resultados determinados, se emplea el méto­
do siguiente:
Después de haber barajado las 32 cartas ya indicadas, se distribuyen
en ocho montones que se colocan en dos líneas horizontales, con la cara
hacia abajo.
Vuélvase la carta colocada sobre cada uno de los montones y se co­
loca encima del mismo, resultando así, que sobre cada montón tendremos
una carta vuelta. Se buscan de dos en dos las que tienen el mismo valor,
como por ejemplo, dos ases, dos doses, dos treses, etc., separándolas
a un lado mientras se puedan formar parejas.
A medida que de un montón se quita una carta para formar pareja,
se vuelve la siguiente, siempre apartando de dos en dos las que formen
pareja.
Si se consigue en esta forma agotar los ocho montones, el éxito es
bueno; si, por el contrario, llega un momento en que no se encuentren dos
cartas semejantes vueltas, el resultado que se espera no será satisfactorio.
Resultado progresivo
Barajadas las 32 cartas, cortáis o hacéis cortar con la mano izquier­
da, y después volvéis las trece primeras cartas, sacando de ellas el as o
los ases que hubiere entre ellas y que colocaréis aparte.
Hecho esto, volvéis a comenzar el juego, pero sin incluir el as o los
ases que hayáis descartado; volvéis a barajar todas las cartas que queda­
ron después de separados los ases que salieron, las hacéis cortar de nue­
vo, y separáis otras trece cartas, de las cuales sacaréis el as o los ases que
entre ellas hubiere.
Por último, volvéis a hacer la misma operación una tercera vez, si no
hubieran salido los cuatro ases en la segunda.
Si en esas tres tiradas de cartas habéis conseguido sacar los cuatro
ases, el éxito a que propendéis o a que propende el consultante, será bueno.
Si salieran los cuatro ases en sólo dos tiradas, el éxito sería entonces
más seguro y más rápido y, por ultimo, si salieran de la primera tirada
el resultado de vuestro asunto sería entonces rápido y brillantísimo. He
aquí por qué se llama este método de resultados progresivos.
R esultados diversos
Tomad una baraja completa de setenta y ocho cartas y barajadla,
cortándola o haciéndola cortar por el consultante.
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P a ra una herencia
Sepárense luego trece oartas, las cuales se colocarán en línea, de de­
recha a izquierda, y si entre ellas aparece el as de espadas al derecho, esta
carta indicará al consultante que obtendrá provechosos resultados por con­
secuencia de una muerte, es decir, que recibirá una herencia, o por lo
menos un legado. Si entre esas trece cartas aparecen cuatro oros, de cartas
blancas, como por ejemplo, cuatro, cinco, seis y siete, acompañando aJ
indicado as de espadas, la herencia o legado será cuantioso.
P a ra u n proceso
Barájense las cartas y háganse cortar, extendiendo luego trece cartas
en la misma forma que se indicó para el juego anterior. 'Pero no podrán
juzgarse los resultados de un proceso, si entre estas trece cartas no apare­
ce el rey de espadas. Si está a su lado el cinco de espadas, es de temer que
el proceso se pierda; pero si el rey de espadas sale acompañado de cuatro
sietes, o de cartas todas blancas (es decir, que las doce restantes sean
blancas), los resultados habrán de ser excelentes.
P a ra u n robo.
[Para esta consulta se opera en todo como se indicó para los juegos
anteriores, siendo de absoluta necesidad para que se descubra al autor del
robo, la presencia, entre esas trece cartas, de las cuatro sotas; si salen entre
las mismas el siete y el rey de espadas, el oráculo indicará que el ladrón
está en la cárcel. Si entre esas cartas aparece el as de espadas, el ladrón está
en peligro de muerte. Si aparecen en el juego el rey de oros, el caballo de
copas y el as de oros, puede esperarse la restitución de los objetos robados.
Por último, si dominan en las trece cartas los bastos, hay lugar de pensar
que el ladrón ha sido detenido por otro asunto que no es el robo que ocu­
pa al consultante.
P a ra u n a persona que está presa
¿Queréis preguntar a las cartas si una persona que está presa será
pronto puesta en libertad? Después de haber operado en la forma indicada,
observad las cartas que han salido. Si entre ellas se encuentra el caballo
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de copas, la sota de oros, el siete de oros y los cuatro ases, esperad un re­
sultado fácil y favorable. Si no han salido estas cartas, la libertad del pre­
so se aplazará, y si en el juego aparecen el rey de espadas, la sota de bastos
y el seis y el siete de espadas, la libertad no será otorgada al preso sino
después de muchos obstáculos y dificultades.
P a ra los viajeros
Cuando se trate de interrogar a las cartas con motivo de personas que
se hallan viajando, se opera en la forma ya indicada, y se observa si entre
las trece cartas que hay alineadas sobre la mesa, aparecen el as de bastos,
el as de copas y el diez de oros. En el caso de que aparezcan estas cartas,
anuncian noticias probables; si aparece el siete de oros, vaticinará buenas
noticias; si el diez de espadas se halla mirando a la carta que representa
al ausente, es de temer que se halle enfermo, y si el as de espadas aparece
al revés, es una prueba de que el viajero se halla en peligro. Si debe al­
canzar buen éxito en su empresa, la carta que representa al ausente, debe
aparecer al lado o próxima al nueve de copas y al as y diez de oros. Por
último, si el ocho de bastos se encuentra al lado de la del ausente, pronos­
tica que éste se halla a punto de regresar.
Observaciones
El egiptólogo Bonsergent asegura que la salida de un gran número
de cartas blancas anuncia grandes éxitos para la persona que consulta;
las cinco cartas blancas de copas y de bastos, as, siete, ocho, nueve y diez,
anuncian una noticia de que deberá regocijarse el consultante; las cinco
cartas blancas ya citadas de oros, prometen la ganancia de un proceso o
un buen número a la lotería, y, por último, las cinco cartas, también
blancas, de espadas, pronostican la noticia de la muerte de un pariente o
amigo del consultante.
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es, el de copas, auguraría calma, tranquilidad y reposo, en tanto que el
de bastos vaticinaría prosperidad por medio de un trabajo rudo y penoso.
CAPÍTULO XIII
La b a ra ja egipcia de 78 naipes y significado de cada carta
aisladam ente, con las m odificaciones que puede sufrir
No sin grandes sacrificios, tanto pecuniarios como intelectuales, hemos
podido presentar a nuestros lectores cuatro barajas en una sola, a saber:
los Taros egipcios o sean los setenta y ocho cartones jeroglíficos de que
se servían las razas protohistóricas que habitaban el Oriente; la baraja
que Etteilla compuso en el último tercio del siglo xvm, valiéndose, como
} d hemos dicho, de la traducción del Taro que Guillaume Postel hizo en
el siglo xvi, y que consta asimismo de 78 naipes, y las barajas francesa
y española. De este modo, cada cual puede servirse de la que más le plaz­
ca y hacer el juego que tenga por conveniente, sin que para ello le sirvan
de estorbo las demás.
Significado de los palos
Aun cuando se ha dicho en manuales muy corrientes y muy en boga
entre los aficionados a la cartomancia, que cada palo, en conjunto, tiene
su significado peculiar, es necesario que hagamos los consabidos distingos.
Las copas y los bastos —se dice— son de buen agüero. Así es, en efec­
to; pero entre ellas las hay que no auguran nada bueno. Las cartas, echadas
por tres o con sujeción al método cabalístico, que, como ya hemos indi­
cado, forman un oráculo de nueve cartas, si diera la casualidad de que
todas ellas fueran copas o bastos, variarían en mucho la significación ais­
lada de las cartas, por muy malas que fueren pues el primer conjunto, esto
En la generalidad de los juegos, cuando en una línea se hallan mu­
chas cartas de copas, pronostican al consultante que asistirá a funciones y
recreos; si de bastos, que emprenderá un viaje, y si de oros, que hará
beneficios.
Dícese que los oros son de mal agüero, y, sin embargo, hay cartas de
ese palo que indican todo lo contrario. El único palo que, por lo general,
es malo en nuestro concepto, es el de espadas; su conjunto indica contra­
riedades, adversidades y malas noticias.
Finalmente, los 22 Taros, que se componen de los números 1 a 21 y
el 78, son los que llevan el alfabeto sagrado, expresan en términos gene­
rales cuanto se relaciona con nuestras pasiones, enfermedades, estado de
alma, fortuna, tristeza, etc., y aunque abarcan todo lo que puede suceder,
no son, sin embargo, tan personales como las demás cartas.
Más adelante explicaremos lo que cada carta significa de por sí, y
qué modificaciones puede aportarles la proximidad de otros naipes.
Jugada de precisión que sirve p ara saber el resultado
definitivo de u n suceso
Este juego, llamado de ultimátum o de precisión, puede utilizarse
como complemento afirmativo o negativo de cualquiera de los diferentes
sistemas mencionados en este tratado, siendo importantísimo y de positivo
resultado para poner en claro aquellas predicciones que aparezcan confusas
o dudosas.4
Sirve asimismo para saber si ocurrirá o no un suceso cualquiera que
espere o desee conocer el consultante, ya sea sobre dinero, trabajo, em­
presa, herencia, muerte, pérdida o ganancia probable en un negocio, no­
ticias, reconciliación, etc., debiendo en todos los casos hacer la pregunta
concreta de lo que se quiere conocer.
Pongamos un ejemplo: Si el consultante desea saber si recibirá dine­
ro, dirá: “Pido humildemente al oráculo me manifieste si recibiré el di­
nero que espero recibir”.
Si de una herencia: “Pido humildemente al oráculo me manifieste si
lograré poseer la herencia que espero”.
Si de una reconciliación: “¡Pido humildemente al oráculo me manifieste
si se efectuará la reconciliación que yo deseo”.
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Si el consultante no quiere expresar en voz alta lo que pretende, bas­
tará que lo mencione para sí y que ponga toda su voluntad y fe en la ope­
ración que se está realizando.
Para este juego se tomarán las 40 cartas de la baraja moderna espa­
ñola, sin los ochos y nueves. Se baraja siete veces, se manda cortar al
consultante, y después se distribuyen a capricho en cuatro montones de
izquierda a derecha, en igual forma que si se hicieran cuatro cortes, po­
niendo las cartas boca abajo sobre la mesa. Hecho esto, se vuelve el primer
montón; con las cartas a la vista se van desechando éstas hasta encontrar
un as, en cuyo caso se deja el montón a un lado. Se toma el segundo y se
hace la misma operación hasta que se halle un as, uniéndolo entonces con
el otro del as anterior, y siguiendo en idéntica forma con los montones
tercero y cuarto.
Si en alguno de los montones no hubiera ningún as, se desechan todas
las cartas del mismo.
Se vuelven a tomar las cartas del montón que tiene los ases, se bara­
jan y cortan, repitiendo el consultante la petición al oráculo; se hacen los
cuatro montones como la vez anterior y se sacan las cartas en igual forma,
apartando cada montón en cuanto aparece un as o desechándolo si no lo
hubiera.
La misma operación se repite de nuevo y por tercera vez, pasando en
seguida a la cuarta, que es la del ultimátum, llamada de este modo por ser
la que afirma o niega el resultado de lo que se desea saber.
En esta cuarta operación se baraja y corta en igual forma que en las
anteriores; pero el tendido de cartas se hace por una hasta cuatro, colo­
cando sobre aquéllas otro nuevo tendido y siguiendo lo mismo hasta que
se terminan las cartas. Hecho esto se vuelve la primera carta de cada mon­
tón, y si se logra que las cuatro vueltas sean los cuatro ases, el resultado
es afirmativo; pero si alguna de ellas no fuera as, indicará contratiempos
y dificultades que impedirán la realización de lo que se espera.
CAPÍTULO XIV
R epresentación em blem ática de los Taros
Con objeto de que el lector posea un claro conocimiento de cuanto a
los misterios de los Taros se refiere, consideramos de gran utilidad expli­
car en este tratado lo que cada uno de ellos simboliza, según la ciencia sa­
grada de los antiguos egipcios, advirtiendo de paso que este simbolismo
nada tiene que ver con el significado y acepciones de las cartas, en lo que
a los oráculos se refiere.
En todos los manuales de cartomancia que conocemos, antiguos y
modernos, se indica con más o menos extensión el significado y acepciones
de cada carta, pero nada se dice del símbolo o emblema representado por
la misma.
•Esta omisión es la que tratamos de subsanar ahora; para lo cual da­
mos seguidamente una explicación clara y sucinta de lo que cada carta
simboliza, la cual explicación se ha tomado de un antiguo manuscrito latino
que nos ha servido de base para este trabajo.
Mucho provecho hallarán seguramente aquellas personas aficionadas
a la meditación y al estudio, si leen con algún cuidado estos problemas o
símbolos, por cuanto en ellos se halla representado cuanto bueno o malo
puede acontecer a los seres humanos, tanto en el curso de su vida material
en este planeta mísero y desmedrado, cuanto en las transformaciones que
en ellos realice la naturaleza en nuevas y sucesivas existencias, hasta llegar
a la suprema perfección.
Núm. 1. Al derecho. — E l R ey T hot . — Es el principio y fin de todas
las cosas, de todas las ciencias y de todas las artes. Es asimismo el Genio
incomprensible y poderoso de la Creación; el Principio Supremo del Bien,
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y, en una palabra, el Todo que produjo en el espacio 'los mundos y los
seres, cuando sólo existían la Nada y el Caos. La inteligencia humana es
harto limitada para comprender lo inmensamente grande de este Princi­
pio poderoso. Todo en la Creación está lleno de su Espíritu Soberano,
siendo a la vez Causa y Efecto de todas las cosas. Para Él no existe tiem­
po, espacio ni medida, y es, en fin, el Principio eterno e infinito que todo
lo anima y ordena con su poderoso influjo1.
Al revés.
E l C onsultante o el Genio, vale decir la luz celestial
del pensamiento y de la razón, que guía al consultante durante toda su vida.
Núm. 2. Al derecho. — O siris o la Gloria. — Origen y Causa de
toda luz, y por consiguiente, Creador de todos los luminares celestiales lla­
mados soles, estrellas y planetas.
Al revés.
F uego, Cólera. — El Fuego Sagrado o la Cólera Celeste,
representa el Principio destructor que llevan en su seno todos los elementos
de que se compone la Materia creada. Con este símbolo se quiere represen­
tar la eterna lucha de las fuerzas elementales de la Naturaleza, que bien
claramente se expresan en el libro de S an Cipriano, o lo que es igual, lo
que crea al lado de lo que destruye; la vida junto a la muerte; la alegría
frente al dolor; en una palabra, el post nubila febus de los antiguos.
Núm. 3. Al derecho.— L a F idelidad, G enio benéfico. — Es el auxi­
liar fiel y benévolo del hombre en todos sus apuros y tribulaciones, y el
Principio Germinador de todas las cosas, plantas, árboles, frutos, flores,
animales, insectos y cuanto la Naturaleza produce y reproduce incesante­
mente.
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ir e
o
n t e l i g e n c i a
a
ie r r a
e l ic id a d
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i s e r i a
o c h e
l
ía
p o y o
r o t e c c ió n
El Mal Genio es la antítesis de lo que la divinidad Isis representa,
siendo la causa de que no exista en este mundo una dicha completa y du­
radera.
■Núm. 4. Al derecho. — Despojo . — Es el emblema de lo que es
monstruoso, de todo lo que está despojado de luces intelectuales y de toda
suerte de facultades morales, dones que son los que producen la razón en
el hombre y el instinto en los animales. Es, para concretar, el Principio
Generador de la demencia o del idiotismo.
Para la mejor comprensión de lo que aquí se dice, -puede verse en el libro
de San Cipriano el capítulo que trata del Espíritu Supremo.
C a r t a s
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Al revés. — A
I
. — El Genio de la Inteligencia rige
y gobierna cuanto existe en la Creación, y su soplo o aire vivificador pro­
duce las leyes del movimiento y de la actividad, nutriendo constantemente
el organismo de todo ser viviente.
Núm. 5. Al derecho. — L F
. — Genio voluble e inconstante
que, después de enseñarnos el pináculo en que se halla esa felicidad, sólo
nos la hace gustar en pequeñas dosis. La felicidad es, pues, como el hori­
zonte, que cuanto más cerca creemos estar de él, más y más se aleja de
nosotros.
Al revés. — La T
o
M
. —
Es el emblema de la peque­
nez de nuestra vida terrestre, al propio tiempo que del cuerpo que encierra
nuestra alma. De aquí la paciencia con que el hombre debe soportar las
miserias y contrariedades inherentes a la naturaleza humana.
Núm. 6 . Al derecho.— La N
. — Es el antagonismo del Día, con
el cual lucha constantemente y del cual es, sin embargo, solución de conti­
nuidad. Es el círculo infinito que carece de término y medida. Desde que
el mundo es mundo, la Noche nace destruyendo la luz del Día, así como
éste llega destruyendo las sombras de la noche. Es, simbólicamente hablan­
do, una de las eternas luchas que la Naturaleza sostiene con los propios
elementos a que ella da vida.
A revés. — E D . — Es la antítesis o el antagonismo de la Noche,
no siendo posible la existencia de una cosa sin la otra. Si no hubiera Noche,
no podría existir el Día, así como no podría apreciarse la hermosura si no
existiera la fealdad.
Núm. 7. Al derecho. — E A
. — Simboliza este Taro el apoyo
que reciben los seres de ciertos espíritus o genios, por medio del cual
hallan el equilibrio que es preciso para soportar las contrariedades y rea­
lizar la misión que a cada cual corresponde cumplir en esta vida.
Al revés.— L a P
. — Genio protector y auxiliar del hombre,
que eleva y encumbra a sus elegidos colmándolos de favores y de bienes
materiales. En ocasiones otros genios maléficos impiden a aquél manifes­
tarse; pero siempre deja sentir su influjo, el cual se traduce en una rela­
tiva tranquilidad de espíritu.
Núm. 8. Al derecho. — L a V
. — Además de ser un don que reci­
bimos del Supremo Creador para que lo opongamos a los vicios de que
está impregnado nuestro ser material, es un genio benéfico que impulsa
al hombre a obrar correctamente en todos los actos de su vida, produciendo
en él una gran elevación de alma.
Al revés.— L C
D
. — Este Taro revela la
existencia de un genio benéfico que proporciona a aquellos que saben
l
Al revés. — Isis o la Luna, Mal Genio . — Isis es el emblema del
amor puro y casto, y de la dicha que de él emana, cuya luz pálida, pero
esplendente, arroba nuestro espíritu, invitándolo al ensueño y a la medi­
tación.
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ir t u d
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e
atraérsele un don tan grande y tan estimable, que hace que subyugue a
las personas que Je rodeen. De estos seres se acostumbra a decir que tienen
ángel o que poseen un don especial de atracción y simpatía.
Núm. 9. Al derecho. — L a J usticia o la P az. — Genio recto y justo
que inculca a sus favoritos leyes y principios de sana moral y de recta con­
ciencia. Es el germen fecundante de todo progreso, y el origen y conservación
de toda sociedad. Las leyes que ese Genio establece, son inmutables como
las de la ¡Naturaleza, y cuando los hombres se olvidan de ellas o las invo­
lucran o conculcan, la fatalidad o el destino las reivindican forzosamente.
Al revés. — E l Legista o D isensiones. — Representa este Taro la idea
de que allí donde no hay orden, las disensiones son frecuentes. Es el an­
tagonismo de la Justicia o la |Paz.
Núm. 10. Al derecho. — La S alud, la T emplanza. — Principio con­
servador de la existencia, sin el cual ésta sería imposible. Es también el
Genio que inspira a los seres una vida metódica y ordenada.
Al revés. — E l Sacerdote, el P adre. — Genio benéfico encargado
de iluminar la inteligencia de los seres al propio tiempo que de formar su
corazón y sus sentimientos, a fin de poder aceptar lo bueno y rechazar ¡o
malo.
Núm. 11. Al derecho. — La F uerza, la Bondad. — Genio dulce y
fuerte a la vez, cuyos dones son verdaderamente preciosos, pues el hom­
bre que los posee es relativamente feliz.
Al revés. — E l S oberano o la D esgracia. — Representación del Ge­
nio de la tiranía y del ¡Principio destructor para unos y colmador de bienes
para los otros. Es lo contrario de la razón y, sin embargo, la razón y la ti­
ranía son necesarias para que la marcha del Progreso no se estacione. Es
algo así como el flujo y reflujo de los mares, sin el cual sería imposible
el equilibrio. Contra el exceso de la tiranía se impone la razón, con lo cual
se adelanta un paso hacia el Progreso, y cuando la razón sucumbe por de­
bilidad, viene la tiranía a ocupar su puesto. Pero el paso dado en la senda
del progreso no se pierde jamás. Las ideas son como la semilla: producen
más o menos tarde, pero producen siempre.
Núm. 12. Al derecho. — L a P rudencia o M oderación. — El Genio
de Ja Prudencia es el complemento de la razón y de la justicia, sin lo cual
no es posible la vida en sociedad.
Al revés. — L a T ribuna, el P ueblo. — 'Es el símbolo del derecho que
tiene el pueblo a la reivindicación de sus derechos, hollados, a veces, por la
tiranía, o conculcados por el egoísmo.
Núm. 13. Al derecho. — El Gran ¡Patriarca, Boda, Unión. — El Gran
Patriarca representa el Genio benéfico que inspira la unión sexual de los
E l
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C a r t a s
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seres, para la perpetuación de los mismos y para la conservación de la fa­
milia, base y sostén de las sociedades civilizadas.
Al revés. — D
, B
. — Genio maléfico y antagónico al anterior, siendo el que produce la inarmonía entre los seres, y des­
equilibrio en las fuerzas de la Naturaleza, de donde proceden la esterilidad, la aridez y la falta de concordancia y de armonía que deben existir
en la creación.
Núm. 14. Al derecho. — E D
, F
. — Este Taro
simboliza al Genio del Mal, al Principio Destructor, que vive en lucha cons­
tante con el Principio Creador, representado por el Taro núm. 1. Su in­
fluencia maléfica produce toda suerte de desavenencias, crímenes, guerras,
pestes, suicidios, etc. Es el elemento antagónico del Bien, y concurre con
éste a la obra maravillosa de 'la naturaleza, en la que le sirve de comple­
mento y ayuda. Estos dos Principios se hallan tan íntimamente ligados
entre sí, que no podrían subsistir el uno sin el otro. Para la existencia del
Bien es absolutamente preciso que el mal exista, tanto para que le sirva
de comparación, cuanto para facilitarle los materiales de su obra bienhe­
chora. Por eso decimos que el Genio del Mal concurre con el del Bien a
completar la obra de la Creación, en la cual son, por decirlo así, el Todo,
siendo además el origen de la Sagrada Cabala o Ciencia Suprema de la
naturaleza. En efecto, el Bien Creando y el Mal Destruyendo, producen
la renovación constante de la materia y desarrollan la vida, la animación y
el Progreso. La existencia de estas dos Fuerzas o Principios se hallan con­
tenidas en el siguiente lema: Para Crear es necesario Destruir, y para Des­
truir es preciso Crear. Y es tan exacta esta definición, que no existe la más
insignificante molécula que no esté sujeta a estas leyes. Para hacer la obra
de la Creación hubo que Destruir el Caos, la Nada, y para crear la Nada
sería preciso volver a destruir la Creación.
Es un axioma en magia el reconocer que la vida debe su origen y
existencia a la muerte, y que ésta es la consecuencia natural y lógica de la
vida, y que de no existir ésta, tampoco podría subsistir la muerte. He aquí
el por qué no puede la inteligencia humana explicar el arcano de si el hue­
vo existió antes que la gallina, o si fue ésta la que existió antes de poner el
huevo. Es el círculo infinito que limita todas nuestras investigaciones y nos
impide llegar a un punto determinado y concreto, siendo esta limitación
de nuestras facultades la que engendra la duda. Por eso se dice en la Magia
Suprema'1: “La ciencia del movimiento perpetuo es la de la vida, y ésta
e s u n ió n
o d a
f r u s t r a d a
l
ia b l o
u e r z a
m
a y o r
i Véase Magia Suprema, en la contestación a la pregunta parado jal: "¿ S e
puede escapar a la muerte?”
76
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O R N E
la de la naturaleza. Toda renovación se opera por la destrucción; así toda
Generación es una muerte, y toda muerte una Generación”.
Al revés. — F uerza Menor. — Así como el símbolo de este Taro, al
derecho, representa el Espíritu del Mal, espíritu irresistible y destructor,
al revés, sin dejar de representar ese mismo espíritu, simboliza un algo
que el hombre puede resistir por medio de su voluntad firme y de su inte­
ligencia clara. Es un peligro que amenaza destruirnos pero que nosotros
podemos evitar desprendiéndonos de las pasiones 'bastardas que tratan de
avasallarnos.
Núm. 15. Al derecho. — E nfermedad o M elancolía. — Este Taro,
representado por el Falso Adivino, tiene el mismo significado que el núme­
ro 14 al revés. Como éste representa un Genio malévolo que ejerce su in­
fluencia sobre las enfermedades que aquejan al hombre.
Al revés. — I ndisposición, I mprevisión. — Son los efectos que palpa
el ser humano, como consecuencia natural de la influencia que sobre él
ha ejercido el espíritu del mal que representa este Taro al derecho, es decir,
por medio de personas perversas que han excitado apetitos y despertado
pasiones.
Núm. 16. Al derecho. — J uicio F inal, P leito Ganado. — Este Taro
simboliza al Genio que influye en el espíritu de los seres para excitarles a
que se desprendan de las impurezas terrestres y a elevarse por sus virtudes,
en cuyo caso saldrán triunfantes en la lucha por la vida.
Al revés. — P leito P erdido. — Representa este Taro la mala influen­
cia que sobre los seres ejercen los espíritus maléficos, y, por consecuencia,
que no les es posible desprenderse de los vicios y pasiones que los avasallan.
Núm. 17. Al derecho. — Mortalidad. P érdida. — Es el símbolo de
la muerte, que es un Genio malvado, que espía todos los momentos de la
vida. Es lo peor que puede ocurrir a los seres, o sea la muerte con todos
sus horrores, destrucción, peste, guerra, etc.
Al revés. — R uina, D estrucción. — La significación de este Taro al
revés es casi idéntica a la del derecho, y es el de peor agüero de todos ellos.
Núm. 18. Al derecho. — E l E rmitaño o Traidor. — Genio engañoso,
depravado e hipócrita que influye más o menos directamente sobre los
hombres, inculcándoles la maldad con apariencias de bondad.
Al revés. — F elonía, F also devoto. — Tiene la misma significación
que al derecho.
Núm. 19. Al derecho. — Catástrofe. — Simboliza este Taro el triunfo
del espíritu destructor. Es la propia naturaleza destruyendo en parte su
obra para volver a crearla, quizá más perfecta, porque también la natura­
leza aspira a la perfección.
El
S u p r e m o
A
r t e
d e
E c h a r
l a s
C a r t a s
77
Al revés. — P
. — Es el espíritu humano encadenado a sus vi­
cios y pasiones y prisionero de los malos espíritus por quienes se ha de­
jado avasallar.
Núm. 20. Al derecho. — L F
, D
. — Es el triunfo que
los espíritus y genios del bien otorgan a los seres que han sabido, o luchar
con ventajas en la vida o trabajar con ardor. La lucha y el trabajo son
necesarios para la vida y el progreso de 1a humanidad.
Al revés. — E
. — Tiene este Taro, al revés, la misma
significación que al derecho.
Núm. 21. Al derecho. — O
A
. — Es el espíritu del mal
cerniéndose sobre los seres humanos, conquistándolos para que marchen
contra las insinuaciones que otros genios benéficos pudieran inspirarles.
Al revés. — T
. — El ser humano es temerario en ocasiones;
pero es preciso que esa temeridad subsista, pues de otro modo no existi­
ría el progreso.
Núm. 22. Al derecho. — M
. — Célebre estatua egipcia que to­
das las mañanas, a la salida del sol, producía gemidos lastimeros semejan­
tes a las notas de un órgano. Es el símbolo de la armonía.
Al revés. — M
. — Hijo de Cam, quien le enseñó los terribles
secretos de la Cábala. Es el símbolo de da iniciación mágica, sin la cual no
podrán ejercerse nunca con frutos sus prodigios.
Núm. 23. Al derecho. — L
E
.
— Genio protector y
benéfico, cuya misión consistía en guiar a los seres humanos por el buen
camino.
Al revés. — P
. — Don que sólo otorgan los genios bené­
ficos, cuando el Ser Supremo se lo permite, a aquellas personas que han
llegado a cierto grado de perfección relativa.
Núm. 24. Al derecho. — L a P
E
. — Es el emblema de
la célebre Pitonisa, a la que consultó Saúl la víspera de la batalla del Gelboé, y la evocadora de la sombra de Samuel, hecho que demuestra que
para la Alta Magia, no existen obstáculos.
Al revés. — L
. — Es el monstruo al cual dio muerte Belerofonte, montado en el célebre caballo pegaso, después de cuyo combate
se casó con la hija del rey de Lycia. Simboliza también un Genio perverso,
cuyas influencias, obrando sobre nuestra imaginación, nos infunden recelos
y desconfianzas, haciéndonos creer cosas que no existen.
Núm. 25. Al derecho. — O
. — Este Taro es el em­
blema del gran Odín, Dios de los Escandinavos, quien convertía en Walkirias a las piedras y metamorfoseaba a las gentes a su antojo.
Al revés. — E l
. — Genio de carácter neutro que asombraba
r i s i ó n
a
n c u m
b r a m
o r t u n a
i e n t o
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f r ic a n o
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p r o d ig i o
e l
e n c a n t a d o r
n
D
r
.
M
o
o
r
n
e
a los seres humanos por los maravillosos prodigios que realizaba. Los egip­
cios le rendían un gran culto, a fin de tenerle propicio para que les ayu­
dara en los trances de la vida.
Num. 26. Al derecho. — M orfeo. — Dios del sueño, a quien los an­
tiguos le consagraban un culto especial, a fin de que velara su sueño, apar­
tando de él los fantasmas y las apariciones maléficas que con frecuencia
turban al ser humano.
Al revés. — Los ensueños. — Representa los avisos que por medio
de los ensueños dan los dioses a los seres humanos. Los ensueños han sido
objeto en todos los tiempos de interpretaciones más o menos acertadas, se­
gún la inteligencia y el poder del mago llamado a hacer esa interpretación.
Núm. 27. Al derecho. — E l dios Momo. — Este Taro está consagra­
do al dios Momo, dios de la burla, de la risa y del' buen humor. Es el genio
benéfico de la alegría y el que cuando es propicio a un ser, le dota de una
alegría contagiosa y del inefable don de la simpatía.
Al revés. — La A flicción . — Este Taro, al revés, es la escueta an­
títesis del anterior significado al derecho. La aflicción es un genio malé­
fico que contribuye a hacer más negra la noche y más cruel el dolor.
Núm. 28. Al derecho. — E l jardín de las H espérides. — En este
jardín se rendía culto a la Mandragora, planta de virtudes mágicas que
crecía abonada por los despojos de los ajusticiados y que curaba la esteri­
lidad y engendraba el amor.
Al revés. — Las P arcas. — Este Taro está consagrado a las tres di­
vinidades del infierno llamadas Parcas, a quienes se consideraba dueñas
de la vida de los hombres. Eran tres, a saber: Cloto, que presidía el na­
cimiento; Láquesis, que sujetaba a la víctima, y Átropos, que cortaba el
hilo de la existencia.
Núm. 29. Al derecho. — Día de Sabat o de A quelarre. — Es la ex­
pansión que tenían en tiempos remotos los espíritus malos que rodean al
hombre para ponerse de acuerdo con el fin de descarriarle. Esta costumbre
la siguen en tiempos menos remotos las brujas, los duendes y los trasgos.
Al revés. — La D uda. — Simboliza el principio que engendra el es­
tudio de las causas ante la incognoscibilidad de los efectos que las pro­
ducen.
Núm. 30. Al derecho. — L as Cavernas. — Eran las guaridas en que
se refugió el hombre primitivo en la edad prehistórica, y los antros en que
las pitonisas y los oráculos hacían sus predicciones.
Al revés. — Los M ontes. — Este Taro representa los montes en que
se parapetaron los Titanes al ser vencidos por el padre de Júpiter, y la
eterna lucha que existe entre los Principios del Bien y del Mal.
El
S u p r e m o
A
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d e
E c h a r
l a s
C a r t a s
7 9
Núm. 31. Al derecho. — U
C
.
— El símbolo de
este Taro es el combate indefinido y constante de las diversas fuerzas de
la Naturaleza, del cual procede el equilibrio que advertimos en la Creación,
y la renovación incesante de esas mismas fuerzas.
Al revés. — E A
F
. — Símbolo del fabuloso pájaro, del que
los egipcios habían hecho una divinidad. Vivía alrededor de quinientos a
seiscientos años, y cuando sentía próximo su fin, construía por sí misma
una hoguera con hierbas aromáticas que exponía al sol y cuando éstas en­
traban en combustión se quemaba. De la médula de sus huesos salía un
gusano que se convertía en un nuevo Ave Fénix. Esta fábula no es otra
cosa que el símbolo de la inmortalidad del alma.
Núm. 32. Al derecho. — E O
. — Es el Principio y origen de
todas las especies que nacen o germinan en el planeta Tierra. Sus aguas
produjeron el protoplasma del cual descienden todos los seres marítimos
y terrestres.
Al revés. — E l F
. — No es de extrañar que los egip­
cios consagraran un Taro al fuego, desde el momento en que por su pureza
y su actividad era considerado por ellos como el más noble de los elemen­
tos, el que más se acercaba a la divinidad, siendo además la viva imagen
del astro del día. Fue a Prometeo a quien, habiendo enseñado a los hombres
a extraer fuego del roce de dos pedernales, se le acusó de haberlo robado
del cielo.
Núm. 33. Al derecho. — L S
. — Simboliza la inmortali­
dad del Espíritu, que ni el fuego puede destruir.
Al revés. — L L
A
. — Es el símbolo de una luz que procede
de los astros y que, atraída y absorbida magnéticamente por el cuerpo hu­
manó en el momento de su concepción, forma la envoltura del alma, y, en
combinación con otros fluidos más sutiles, el cuerpo etéreo o fantasma si­
deral.
Núm. 34. Al derecho. — L F
. — Influencia misteriosa
que, por el don especial de algunos espíritus familiares, ejercen algunas
personas sobre otras, haciéndolas caer en una especie de sopor que las priva
de repente del uso de su voluntad.
Al revés. — E l L
. — Es el bálsamo consolador de los que su­
fren; es la evaporación del sentimiento en ese licor viscoso que se llama
lágrimas y que sale por nuestros ojos; es, en fin, uno de los dones o regalos
de la existencia, a la cual venimos llorando, y llorando también la aban­
donamos.
".
t •" [
Núm. 35. Al derecho. — M
. — Es el Taro destinado al célebre
sacerdote de Osiris, vencedor, primero, de los Magos de Faraón y legis­
r a n o
l
v e
u e g o
c é a n o
s a g r a d o
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l
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i e l o
80
D
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.
M
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n
e
lador, más tarde, del pueblo judío. Es el mago por excelencia, que produce
las siete plagas de Egipto; que deja en descubierto las aguas del Mar Rojo;
que en la Arabia Pétrea mantiene a todo un pueblo con el maná y hace
brotar agua de las peñas. Es, por tanto, el símbolo de la Alta Magia y de
la ciencia de los prestigios.
Al revés. — La I gualdad. — Es el espíritu que vela y trabaja más o
menos en secreto para acabar de una vez con la absoluta distinción que
existe entre los hombres, tanto en los derechos como en los bienes.
Núm. 36. Al derecho. — E l A mor. — Principio de la vida y germen
del sentimiento y, por ende, el elemento que nos hace, o salir airosos de
los embates del mal, o encenagamos en éste.
Al revés. — E l H echizo . — Es el encanto que sobre el hombre ejer­
ce la mujer hermosa, o el que puede desarrollar sobre los seres cualquier
persona que esté dotada de semejante don por los espíritus familiares. El
resultado del hechizo no es otro que el abandono inconsciente de nuestra
voluntad.
Núm. 37. Al derecho. — D iana Cazadora. — Es el símbolo de la
abnegación y de la maternidad y el prototipo de la mujer celosa de su
honra.
Al revés. — E l I deal. — Es el principio que germina en la imagina­
ción de los seres humanos y que excede a los modelos ofrecidos por la Na­
turaleza. Es la aspiración de los seres hacia ese principio que les atrae,
cual la serpiente atrae con su hálito inmundo a los débiles paj arillos que
se le presentan.
Núm. 38. Al derecho. — E l Camino. — No simboliza este Taro
la vía de comunicación que se traza para ir de un punto a otro, sino la vía
que nos trazan los Genios, buenos o malos, para que atravesemos este bien
llamado valle de lágrimas. Es el camino, en fin, que el hombre debe tra­
zarse en cuanto su razón se desarrolla, para llegar al pináculo de sus as­
piraciones.
Al revés. — Ormuz. — Dios de los magos persas, creador y conser­
vador del mundo, a despecho del Genio del Mal, A rimán, encargado de
su desequilibrio y destrucción.
Núm. 39. Al derecho. — E l Oráculo de Arcadia o el dios P an. —
Este Taro fue inventado en honor del dios Pan, a quien iban a consultar
en la Arcadia, en donde hacía correrías nocturnas, pronunciando sus orácu­
los detrás de los árboles o en los troncos de los mismos.
Al revés. — E l P resentimiento. — Secreta sensación que se produce
en los seres por influencia de los espíritus que los rodean. Movimiento in­
terno de aprensión o de esperanza acerca de un suceso que debe acaece ríes
E l
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E c h a r
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C a r t a s
Núm. 40. Al derecho. — El E
. — Es el principio, la fuente y el
origen de la lobreguez y de las tinieblas. Hijo del Caos y de la Noche, y
desposado con el Éter, engendra siete hijos que son: el Destino, la Muer ce,
el Sueño, las Tinieblas, la Esligia, las Parcas y las Furias.
Al revés. — El Edén. — Es el símbolo de la edad de ero de la hu­
manidad naciente en aquella parte de la tierra en que la Naturaleza se re­
producía de una manera exuberante, sin trabajo y sin cultivo. Es el oasis
en que sueña el hombre, después de haber vagado por el desierto de la
existencia.
Núm. 41. Al derecho. — E l É
. — Es el aire puro y sutil que llena
los espacios situados más allá de la atmósfera terrestre y que sólo respiran
los q u e saben desprenderse de las impurezas de la Tierra.
Al revés. — L S
. — Nombre dado al demonio, por haber
tomado esta forma para seducir a Eva. Sin embargo, entre los magos egip­
cios era el emblema de la prudencia. Moisés en el desierto levanta la ser­
piente de bronce, a cuya sola vista curan los que habían sido picados por
reptiles venenosos. La serpiente, por último, mordiéndose la cola simbolizo
la eternidad.
Núm. 42. Al derecho. — E l A
. — Es una causa ficticia que los se­
res humanos consideran como independiente de la voluntad y de la previ­
sión, o, para mejor comprensión, un efecto aparente, sin causa real que
lo justifique.
Al revés. — E l D
. — Es el Genio que, siguiendo la voluntad
divina, regula de una manera fatal los acontecimientos futuros. Este Genio,
por benevolencia hacia la humanidad, marca a los seres humanos, con in­
delebles signos, para que puedan conocerse a sí mismos y evitar la fatali­
dad que pesa sobre ellos 1.
Núm. 43. Al derecho. — Q
,
G
,
que aumentó el poder de los Éforos con detrimento de la autoridad cons­
tituida. Es el símbolo de la moral teórica.
Al revés. — El S
.
— Es uno de los más importantes
principios de la existencia, que consiste en la percepción en el alma de los
objetos o cosas que rodean a los seres. Esa percepción se verifica por me­
dio de los sentidos, está reconcentrada en Titania, reina de las Hadas, la
cual simboliza este Taro.
Núm. 44. Al derecho. — P
,
G
.
r e b o
t e r
a
e r p i e n t e
z a r
e s t i n o
u i l ó n
e n t i m
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d e
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s i e t e
s a b i o s
d e
r e c ia
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d e
l o s
s i e t e
s a b i o s
d e
r e c ia
i e n t o
ít a c o
1 Las investigaciones hechas sobre esta materia han dado por resultado el
descubrimiento de la quiromancia, quirognomonia, metoposcopia, fisiognomonia, etc.
82
D
r
.
M
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n
e
— El enemigo de la opresión brutal y el gran moralista. Es el símbolo de
la libertad y de la educación, a las cuales debió Grecia sus conquistas.
Al revés. — E l R ecuerdo. — Impresión que los espíritus benéficos
se encargan de grabar en nuestra memoria para que nos sirva de experien­
cia en las diversas etapas que el 'hombre habrá de recorrer en la vida.
Núm. 45. Al derecho. — T ales de Mileto, uno de los siete sa­
bios DE Grecia. — Célebre filósofo y mago a quien se atribuye la inven­
ción de unos instrumentos de cobre destinados a marcar la diferencia de
los tiempos y de las horas, llamados Therofines, de donde proceden los
autómatas que luego fabricaron Alberto el Grande y otros magos.
Al revés. —■La P rovidencia. — Es un Genio alado y benéfico que
se complace en defender a los seres de los peligros, asechanzas y embos­
cadas que a cada momento se les presentan en los senderos de la vida.
Núm. 46. Al derecho. — Cleóbulo, uno de los siete sabios de Gre­
cia. — Taro que simboliza al autor de los Enigmas de la vida, al hijo
del rey de Exágoras y al descendiente de Hércules, quien cumplió las mis­
mas hazañas con la pluma que su antepasado con la maza: es, en una pa­
labra, el símbolo de la fuerza de la reflexión escrita.
Al revés. — L a Maldad. — Es un Genio alado, del que se cuentan
diversos hechos, que se complace en impulsar a los seres por mal camino
y haciendo al propio tiempo que éstos causen el mal sólo por el placer de
causarlo.
Núm. 47. Al derecho. — P eriandro, uno de los siete sabios de Gre­
cia. — Es el símbolo de la tiranía habilidosa y de la gallardía. Cansado
de la vida y de haber tiranizado, pero gobernado bien a su pueblo, ordenó
a dos de sus súbditos que se emboscaran en un camino y asesinaran a los
dos primeros que por allí pasaran. Pero como había encargado a otros
cuatro que mataran a los dos primeros, a otros ocho que dieran muerte
a los segundos, y así sucesivamente, resultó de todo ello una carnicería
espantosa.
Al revés. — La P erfección. — Es un don que no conceden los espí­
ritus a los seres mortales, sino después de haber pasado por una intermi­
nable serie de pruebas.
Núm. 48. Al derecho. — Bías, uno de los siete sabios de Grecia. —
Es el símbolo del desinterés, pues según frase propia, todos los bienes de
esta tierra los llevaba consigo. Asaltado una vez por piratas, como sus com­
pañeros invocaran a los dioses, Bías exclamó: —Callaos, no se enteren de
que estáis aquí.
Al revés. — El Cariño. — Es la afección o sentimiento a que inclina
J
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nuestra alma el Genio o uno de los Genios que inspira los actos de los seres
y el símbolo de las impresiones que aquélla recibe.
Núm. 49. A l derecho. — Solón, arconte de A tenas, gran legisla­
dor y uno de los siete sabios de Grecia. — Es el símbolo de la astucia
y de la previsión, por haber llegado a encadenar a los malos espíritus que
pululaban a su alrededor para obligarle a obrar mal.
A l revés. — L a M etempsícosis. — Este Taro simboliza las antiguas
doctrinas hindúes, que luego pasaron a Egipto, según las cuales las almas se
transmigran de un cuerpo a otro.
Núm. 50. A l derecho. — L a H idra de Lerna. — Este monstruoso
animal de siete cabezas, las cuales retoñaban a medida que se las cortaba
—por lo cual había que abatirlas todas a un tiempo, de cuyo trabajo se
encargó Hércules— es el símbolo del desorden, al cual es necesario com­
batir de raíz.
A l revés. — David, padre de Salomón. — Este Taro nos enseña que
contra la fuerza no existe medio alguno mejor ni más hábil que la astucia
y la firmeza de carácter, sin cuyos dones, que recibió David de su Genio
protector, no habría llegado el futuro rey de Israel a vencer al gigante
Goliat.
Núm. 51. A l derecho. — Las Gorgonas. — Son el emblema del silen­
cio y de la tristeza. Sentadas a la orilla del Océano, del cual eran habitan­
tes, estas hijas de Phorays y de Cetoqui, llamadas Medusa, Euríale y Este­
no, de cabellera erizada de serpientes y de alas de oro, lloraban el destino
a que el terrible F a tu m las había condenado.
A l revés. — E l Grifo . — Es el emblema de la vigilancia, figurando
en los tiempos remotos sobre las tumbas y sobre las urnas sepulcrales.
Era un animal monstruoso, que tenía el cuerpo y las patas del león y la
cabeza y alas del águila.
Núm. 52. A l derecho. — E l Basilisco. — Monstruo infernal, que po­
seído de un espíritu malvado, cometió, por instigación de éste, toda suerte
de crueldades, asesinatos y horrores, hasta el extremo de haber merecido
el sobrenombre de azote de Dios.
A l revés. — L as F urias. — Este Taro es el símbolo de la maldad y
de la cólera. Estas divinidades infernales, A lecto , T isífo n e y M egera : a
quienes se las presenta con los cabellos entrelazados de serpientes y con
una antorcha encendida en una mano y un puñal en la otra, eran las en­
cargadas de castigar los crímenes humanos, en los infiernos.
Núm. 53. A l derecho. — Los G nomos. — Son el símbolo de los lazos
que unen a los hombres con algunos genios benéficos. Los gnom os son
unos genios subterráneos que habitan en el fondo de las minas, estando
84
D r . M oorne
encargados de la custodia de los tesoros ocultos y do las piedras preciosas.
Ingeniosos y amigos de los hombres, se complacen en recibir sus órdenes
y en atenderlas cuando son convenientes y útiles.
Al revés. — L amias infernales. — Este Taro simboliza la falsedad
de algunas mujeres, pues la Lamia, demonio-vampiro, eon rostro y forma
de mujer, finge brindar halagos a los hombres para atraerlos y devorarlos.
Núm. 54. Al derecho. — Las penas divinas. — Genios o espíritus que
flotan alrededor de los sere3 humanos para torturarlos y hacerles sufrir,
ora inculcándoles deseos que no podrán satisfacer, ora inspirándoles satis­
facciones que jamás verán logradas.
Al revés. — L as L arvas. — Símbolo de los fantasmas que se aparecen
a los seres, ya en los sueños, ya en estado de vigilia. Para los antiguos eran
los hombres mismos que, habiendo sido malvados, se convertían en larvas, que
se alimentaban de las secreciones de los seres vivos.
Núm. 55. Al derecho. — E l Ser Supremo . — Es el símbolo del Princi­
pio y Fin de todas las cosas, único autor de todo lo creado, de lo que está
creándose, y de lo que está por crearse.
Al revés. — La A mistad. — Es el principio que liga a los seres por
medio de la cadena mágica de las analogías, produciendo esa mezcla de es­
timación, de sentimiento y de desinterés, que puede observarse en la verda­
dera amistad.
Núm. 56. Al derecho. — L a F atiga. — Este Taro representa a las
larvas fluídicas o espíritus elementales que debilitan a los hombres, ago­
tando en ellos todas sus energías y produciéndoles el enervamiento, la
fatiga y el cansancio.
Al revés. — L a Gula. — Espíritu malvado que imita a la tierra, que
se traga hasta sus propios despojos. Es también el símbolo de la insaciabilidad del tiempo, el cual está, a su vez, simbolizado por Saturno.
Núm. 57. Al derecho. — Orciius, el azote de E gipto . — Es el sím­
bolo de Plutón, dios de los infiernos, de la oscuridad y de la tiranía, pues
Orchus sumió a Egipto en el oscurantismo y en la ignorancia, a fin de
dominarlo a su antojo y cometer los crímenes que lo han inmortalizado.
Al revés. — E l suspiro. — Es el símbolo de las transiciones de la
vida y de la influencia que en su marcha ejercen los astros que constituyen
nuestro sistema planetario. Cuando las emanaciones que salen del alma
son satisfactorias, los suspiros son de alegría; cuando, por el contrario,
son de tristeza, éstos necesariamente son ahogados.
Es la válvula que en el alma abren los genios que rodean a los seres,
a fin de que por ella se escapen las emanaciones de los afectos internos.
Núm. 58. Al derecho. — N abopolasar, fundador del segundo im ­
E l
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E c h a r
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C a r t a s
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perio asirio. — Simboliza este Taro el poder de la magia suprema, pues
por su virtud, este famoso rey, padre de Nabucodonosor conquistó el po­
deroso imperio de Nínive.
Al revés. — La
. — Es el símbolo de Caín, alma dominada
por los malos espíritus, y principio y origen de los celos que los seres
sienten pbr el bien y la fama ajenas. Los que demuestran este sentimiento
pueden tener la seguridad de que obran influidos por un espíritu malé­
volo.
Núm. 59. Al derecho. — Sparton, fundador de E sparta. — Sím­
bolo del espíritu paternal con que los gobernantes y hombres de inicia­
tiva deben considerar a sus conciudadanos.
Al revés. — La avaricia. — Espíritu malvado que suele enroscarse
en el alma de algunos seres, haciéndoles desear cuantos bienes terrenales
existen, desatendiendo, en cambio, los que no son de este mundo.
Núm. 60. Al derecho. — F erón, h ijo de Sesostris. — Símbolo
de la humillación. Ferón fue castigado y humillado por los espíritus por
haber insultado al dios del Nilo, a causa de haberse desbordado y des­
truido los sembrados de los contornos.
Al revés. — L a pereza. — E3 el símbolo de un pez que se conoce
con el nombre de rémora, del género de los pilotos, y al cual atribuían
los antiguos el poder de detener los navios. En efecto, la pereza no puede
servir sino de rémora en el avance de los seres al pináculo de la civili­
zación.
Núm. 61. Al derecho. — P igmalión, asesino de S icheo , marido de
su hermana D
. — Es el símbolo de la venganza y de 'la irascibilidad
de los hombres, que no pueden contener los impulsos que les sugiere el
espíritu del mal.
Al revés. — La ira. — Símbolo de ciertas sensaciones del alma de
los seres, que los impulsan a enfurecerse contra todo aquello que les des­
agrada, inspirados por las furias, divinidades anhelosas de víctimas.
Núm. 62. Al derecho. — Cambises, h ijo de Ciro, rey de P ersia. —
Símbolo de la destrucción y sectario del espíritu del mal. No contento
con ordenar la muerte del buey Apis, violó las sepulturas y derribó las
estatuas de las deidades.
Al revés. — E l ORGULLO. — Símbolo del diablo, del ángel caído,
que no pudiendo arrojar a Dios de su trono celestial, tuvo que contentarse,
para ejercer algún poder, con ser rey de los infiernos.
Núm. 63. Al derecho. — Sardanápalo, rey de Babilonia. — El úl­
timo jefe dél primer imperio de Asiria, es el símbolo o el prototipo de
los jefes de estado desordenados, lujuriosos, malvados y afeminados.
e n v id i a
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86
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Al revés. — L a lujuria . — ^Principio y origen de la incontinencia,
atributos que simbolizan a Júpiter, quien, para dar rienda suelta a sus
desenfrenadas ansias de placer, se metamorfoseaba en toro, en cisne, etc.
Este Taro es la representación de la vida licenciosa y disoluta.
Núm. 64. Al derecho. — N emrod, fundador de Babilonia. — Sím­
bolo de la opresión y de la división de casas que se operó en los primeros
tiempos de la humanidad. Es la absorción del derecho de todos en bene­
ficio de uno solo.
Al revés. — A lejandro M agno, conquistador de P ersia y de la
I ndia. — Es el símbolo de la fuerza avasalladora, tomado del hecho de
que habiendo ido este emperador a Delfos, en ocasión en que estaba ce­
rrado el Santuario, y habiendo rogado a la sacerdotisa que subiera al trí­
pode, como ésta se negara a ello, el gran Alejandro sacó por fuerza a
la sacerdotisa, la cual, al verse conducida de este modo, exclamó: '“ Hijo
mío, tú eres invencible”.
Núm. 65. Al derecho. — S emíramis, reina de N ínive. — Es el sím­
bolo del poderío y de la gloria, al propio tiempo que del descoco y de
la impudicia.
Al revés. — La E sfinge. — Símbolo de los arcanos de la Alta Magia
y de la Ciencia Suprema. Enigma viviente que simboliza la pequenez de
los hombres para descifrar los misterios de la naturaleza.
Núm. 66. Al derecho. — J oseph , h ijo de J acob. — Símbolo del es­
píritu benéfico que ayuda a los hombres a descifrar la significación de
los sueños. Según los antiguos, Joseph aprendió el arte de interpretar los
sueños del libro de Abraham.
Al revés. — La paciencia. — Don que otorgan los espíritus a cier­
tos hombres para soportar con resignación, no sólo las contrariedades de
la vida, sino las impertinencias de nuestros semejantes.
Núm. 67. Al derecho. — C ecrops, fundador de A tenas. — Este rey
de Ática, que fundó, más tarde, la perla de Grecia, es el símbolo de la am­
bición moderada, y que los buenos espíritus inspiran y permiten en los
hombres cuando es con buen fin.
Al revés. — E l trabajo. — Principio y fuente de la vida, la cual no
existiría sin él. Virtud consoladora que compensa las amarguras que el
hombre sufre en su paso por el mundo, siendo los frutos del trabajo la
mayor recompensa a que aquél puede aspirar en el planeta en que habita.
Núm. 68. Al derecho. — E l hambre. — Símbolo de la desidia y de
la pereza. Egipto sufrió muchas penurias y hambres, hasta que Sesostris
emprendió los primeros trabajos para encauzar el Nilo y para que éste
El
S u p r e m o
A
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d e
E c h a r
l a s
C a r t a s
87
fertilizara con sus aguas aquellas comarcas yermas en la época de la
dinastía de los Faraones.
Al revés. — La actividad. — Este Taro simboliza a Sesostris, quien
con su genio y actividad estableció los cimientos de la cultura y civiliza­
ción de Egipto.
Núm. 69. Al derecho. — E l E fecto y la Causa. — Este Taro re­
presenta lo que es Principio y Origen de todas las cosas, siendo el efecto
el resultado de la labor creadora de este Principio.
Al revés. — La rebeldía. — Este Taro demuestra que todos los seres
humanos tienen la propensión a rebelarse contra aquel poder que quiera
avasallarlos o subyugarlos, y como la rebeldía es de origen divino, de
aquí que el hombre es rebelde contra todo aquello que no sea justo.
Núm. 7 0 . Al derecho. — Las Batallas. — Este Taro es la repre­
sentación del resultante o efecto del Principio destructor que produce la
guerra.
Al revés. — E l C amaleón. — Símbolo de la hipocresía humana. La
hipocresía de ciertos seres, inspirados por espíritus dañinos, puede com­
pararse al camaleón, que por su timidez cambia instantáneamente de color,
en la misma forma que el hombre, por su maldad, cambia de opinión y
de conducta según su interés.
Núm. 71. Al derecho. — Cus, h ijo de Cam y nieto de N oé. —
Es el principio y origen de la raza de los árabes occidentales y de los
etíopes.
Al revés. — La P ureza. — Símbolo de la castidad, a la cual no pue­
den llegar los seres mientras no alejen de sí las larvas fluídicas de que
están rodeados, y las cuales, como ya se ha dicho en otro lugar, sólo viven
de las secreciones de aquéllos.
Núm. 7 2 . — Al derecho. — E lam, hijo de Sem y nieto de N oé. —
principio y origen de la raza elamita o persa.
Al revés. — E l Gran Arquitecto. — Es el Principio y Fin de todas
las cosas; el Creador del Universo y el reformador y transformador del
mismo. Este Taro tiene idéntica significación que el núm. 1, al derecho.
Núm. 7 3 . Al derecho. — Heber, nieto de Sem y biznieto de N oé.
— Principio y origen de la llamada raza semítica o hebrea.
Al revés. — La Discordia. — Este Taro simboliza los efectos de la
envidia, pues esta divinidad malévola, hija de la Noche, fue arrojada por
Júpiter del Olimpo, por haber querido introducir la discordia en los cie­
los; pero ya que no lo hizo allí, consiguió realizarlo en la Tierra, arro­
jando la manzana célebre en la mesa en donde se celebraban con un ban­
quete las bodas de Tetis y (Peleo, por no haber sido invitada a él.
88
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Núm. 74. Al derecho. — J
,
J
y
N oé. —
Principio y origen de. las llamadas razas jónica y griega.
Al revés. — L H
.
— Principio y origen del sentimiento
que los Genios bienhechores producen en los seres en contraposición con
el orgullo.
Núra. 7 5 . Al derecho. — G
,
de J
. — Principio
y
origen de los gálatas, galos y celtas.
Al revés. — E G
. — Ave misteriosa y cabalística que con su
canto pone en fuga a los espíritus infernales. Simboliza el secreto, por
cuanto es el único animal macho que, en secreto, pene un huevo del cual
sale una serpiente que tiene la propiedad de matar a todo el que la con­
templa.
Núm. 7 6 . Al derecho. — Z
. — Gran Sacerdote de la Cien­
cia Suprema y de la magia, y Soberano Pontífice y fundador de la religión
del fuego sagrado.
Al revés. — E B
(P
. — Genio protector que guía a
los
seres por el buen camino y que les induce a principiar sus obras de un
modo laudable.
Núm. 7 7 . Al derecho. — H
,
D
P
,
que dio el nombre de helenos a los tesalianos.
Al revés. — L D
. — Símbolo de Eva, cuya desespera­
ción no tuvo límites después de haber cometido la falta que produjo su
expulsión del Paraíso, y esta desesperación fue mucho mayor al ser repu­
diada por Adán para tomar por mujer a su hija Lilith.
Núm. 7 8 . Al derecho. — L L
. — Simboliza al Espíritu del
Mal, cuando éste se ha albergado, no en el corazón, sino en el cerebro
de los hombres.
Al revés. — E l Éxtasis. — Es el producto de la influencia que ejer­
cen algunos Genios sobre las personas y sobre ciertos animales. La per­
sona que se halla en ese estado no se da cuenta de nada de cuanto sucede
a su alrededor. Es, por tanto, el símbolo de una dejación de la facultad
volitiva y el comienzo de la catalepsia.
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a
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Condiciones indispensables que debe reunir el cartómago
Aun cuando en el curso de este tratado ya hayamos indicado más
o menos directamente las condiciones que debe poseer la persona que
aspire a ser buen cartómago y a tomar su profesión más que como un
lucro como un apostolado, no estará de más que antes de penetrar de
S u p r e m o
A
r t e
d e
E c h a r
l a s
C a r t a s
89
lleno en el estudio de la significación y acepciones de cada Taro, las con­
densemos o resumamos en la forma siguiente:
1* Estudiar, en primer término, y de una manera aislada, el signi­
ficado preciso de los Taros, uno por uno, y las sinonimias de esa signi­
ficación.
2^ Realizado este estudio aisladamente, deberán estudiarse después
las modificaciones que la proximidad de otras cartas aporta a la que se
traduce.
3* Cuando se hace el juego, el cartómago deberá abstraerse en sí
mismo y reconcentrar toda su voluntad y todo su esfuerzo en el acto que
realiza, desdeñando cuantas ideas traten de interrumpir su tarea.
4$ No reúne condiciones para cartómago la persona distraída u
olvidadiza, frívola, escéptica o despreocupada.
5^ Los temperamentos nerviosos son los más a propósito para este
arte, si saben abarcar al primer golpe de vista, por medio de sus nervios,
el significado de una carta y modificaciones que aportan las vecinas, para
producir inmediatamente el oráculo. Quien no posea estas cualidades no
será nunca buen cartómago.
6^ Cuando haya adquirido el dominio de su persona y el del signi­
ficado de los Taros, así aislada, como conjuntamente, deberá practicar
los diversos métodos que se describen en este tratado, no sólo con el fin
de adquirir la soltura necesaria en todo arte, sino también para aprender
a vencer las dificultades que se presenten al desempeñar su tarea.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — E l R ey T hot , E tteilla. — V irtu d , bondad, pruden­
cia, modestia, la idea, el ideal, lo inmaterial, el espíritu.
Al revés. — E l consultante, E l genio. — La sabiduría, el saber
obrar, superioridad, genio y talento, imaginación, cualidad de inventar,
cualidad de observación e investigación, etc.
Esta carta representa a la vez el caos, el gran Etteilla, el rey Thot,
el genio y ed consultante, y es una carta de muy buen agüero, selecta. Si
el consultante tiene la suerte de que esta carta salga la primera, sea al
derecho o al revés, recibirá la protección del Creador del mundo y podrá
contar con grandes prosperidades.
Cuando a esta carta se une el número 77 (as de oros), anuncia al
consultante sabiduría y genio.
El jeroglífico que 'ocupa el espacio intermedio entre la primera letra
del alfabeto sagrado, Aleph (derecho y revés), representa los primeros
albores de la inteligencia del hombre; es decir, el momento en que el hom­
bre comienza a darse cuenta de la creación del mundo y de que éste salió
del caos, de la nada, por el poder omnipotente de un ser superior al hombre.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Genio benéfico* F idelidad. — Malos propósitos, mal­
dades, malevolencias, malas intenciones, diatribas, falsas insinuaciones, in­
discreciones, calumnias.
Al revés. — Isis o la luna, Mal Genio . — Agua, humedad, lluvias
torrenciales, mar, inundaciones, lavado, ríos, lagos, torrentes, pantanos,
lagunas, balsas, estanques.
Esta carta tiene diversas significaciones y es por consiguiente, de muy
difícil y delicada interpretación. En efecto, hay ocasiones en que predice
dicha y éxito en los negocios cuando se presenta derecha, como las hay
en que hace temer traiciones y engaños, maledicencias, calumnias y ma­
los éxitos, cuando se presenta del revés.
La significación verdadera, acertada, depende, pues, de la proximi­
dad de otras cartas que serán las llamadas a aclarar el oráculo. Así, pues,
cerca del núm. 28 anuncia discordias, próxima al núm. 40, revés (diez
de oopas), es preciso temer penas, sobre todo si el consultante es una
joven; seguido del núm. 39 (sota de copas), permite esperar una heren-
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C a r t a s
9 7
claridad, de inteligencia y aptitudes para marchar directamente hacia la
fortuna.
Aun cuando esta carta se presente al revés, les parece siempre de
^
buen augurio, por cuanto indica en el consultante sabiduría, inteligencia
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y perspicacia, cualidades que —como se verá— confirma la cuarta letra
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4
del alfabeto sagrado.
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Esta letra, llamada Daleth, anuncia por sí sola estas tres cualidades:
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sabiduría, poder y orgullo.
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.
jeroglífico representa la fuerza humana combatida por los elemenu J ff
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C^ ° ^ t*erra’ aconsej an(I0 que el hombre debe vivir siempre en
í í ( f O ) ) ) 1)
acechode la9 contingencias que pueden aportarle
el presente y el por«¡L
u
venir.
—' ^ ' 7
En cuanto a la palabra despojo que constituye la leyenda de esta car­
l e a I n t p l t V p n r i V í . --------------------------------------------------------------------------------------------- ta, al derecho, no Se refiere solamente a un despojo material de intereses,
sino también de ideas, contra el cual deberá el consultante vivir prevenido.
Representa esta carta el tercer día de la Creación. Durante él reunió
- _
.,
Dios Ia3 aguaa que cubrían la superficie de la tierra e hizo aparecer la
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sequía, llamando a lo seco tierra y al conjunto de aguas mar, haciendo
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brotar luego de la primera la hierba y los árboles frutales.
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Taro Humero 4
El Despojo.
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La Excelsitud,
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Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — E l Cielo, D espojo . — Apropiación de algo material
o inmaterial del consultante, elección, discernimiento; desembrollo, ex­
poliación, robo de toda suerte.
Al revés. — A ire, Inteligencia. — Fenómenos atmosféricos, volá­
tiles, gases, apariencias, tono, manera de ser, falsos semblantes, hipocresía,
aire de música, sonido, propósito sin consistencia, aturdimiento, pasiones
fugaces.
Es no menos dificultoso y sujeto a contingencias el significado de esta
carta. Parece que los egipcios la consideraban como nefasta. Veían, sobre
todo, en el cielo, la mala estrella, particularmente en lo que concierne a
la fortuna. Según los adeptos de su doctrina, esta carta, cuando está si­
tuada en las proximidades del núm. 20 o del núm. 70, advierte que el
consultante debe vivir en guardia, es decir, prevenido, por lo que pudiera
Los comentadores modernos sólo ven en esta carta un emblema de
ocurrirle.
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Cuarto día
de la Creación.
Los Astros.
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Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Viajes , F elicidad. — Cambio de residencia, despla­
zamiento o abandono de lugar, correteos, desempeño de encargos o comi­
siones, emigraciones, huida aparente.
Al revés. — T ierra, Miseria. — Todo cuanto se relaciona con la
Tierra, sustancia material, propiedad rural, cultivos de todo género, pla­
cidez, constancia, inmovilidad, valles, riberas y costas.
Es sumamente favorable el sentido de esta caria aun cuando se halle
en las proximidades de otros naipes de significado nefasto, y muy parti­
cularmente cuando sale al derecho.
Si está seguida del núm. 77 (as de oros) le anuncia una dicha ine­
fable, grandiosa, que no se verá enturbiada por disgustos o penas, aun
cuando sean de carácter pasajero. Al lado o muy próxima de los números
9 (la justicia), 36 (Rey de copas) y 58 (seis de espadas) vaticina la
ganancia de un pleito muy embrollado y de muy larga duración, o bien
un proceso de importancia en el que el consultante desempeña uno de los
papeles principales, o que espera a éste en plazo más o menos breve (según
las cartas vecinas) buena cantidad de dinero.
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E c h a r
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C a r t a s
9 9
Eero si la desgracia hace <Iue esta carta salga al revés, el consultante
debe prepararse para sufrir serias complicaciones en dicho proceso o
litigio, juntamente con penas que le parecerán tanto más sensibles,
cuanto que más tarde habrá de reconocer que es por haber descuidado
sus a s u n t o s 5 0 Por haber desoído prudentes consejos, por lo que experimenta semejantes adversidades.
Ea letra He, 5a del alfabeto sagrado, anuncia en el consultante un
temperamento un tanto ilusorio, un si es no es místico, un carácter retraído
y una gran dosis de apatía y de pereza.
Aun cuando saliera esta carta al revés, no debe temerse a la miseria
8* las cartas que están próximas son favorables, como, por ejemplo, el
número 77 (as de oros), el 16 (pleito ganado), etc.; pero si sale al lado
de la 13, al revés, le anuncia el oráculo que una boda frustrada será causa
SU ru*na' El jeroglífico no hace más que confirmar cuanto queda dicho y pronosticar un viaje.
Representa esta carta el cuarto día de la Creación. Durante él Dios
creó lumbreras en el firmamento para separar el día de la noche y para
que sirvieran.de signos para las estaciones, los días y los años.
Taro número 6
La Noche.
El Firmamento.
Quinto día
de la Creación.
El Hombre.
102
D r . M oorne
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Taro numero 7
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El Apoyo»
E l S upremo A rte de E char las Cartas
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—
tica igual éxito en los negocios que en las esperanzas que haya concebido
. ^ ^ . ---- 1---- el consultante de antemano. Ese éxito puede también ser proporcionado
7 za¡n
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por personas afectas al consultante, cuya clase o categoría podrá deducir^
se Por
proximidad de otras cartas. Así, pues, próximo al núm. 22, el
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apoyo vendrá de una persona que reside habitualmente en el campo; al
V
* CLEo
del 36, ese apoyo vendrá de un hombre rubio; al del 50. de un hombre
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malo para todos, pero bueno para el consultante.
[1
—
P°r lo que respecta al jeroglífico, no hace más que confirmar el significado del Taro, y en cuanto a la letra Zain, séptima del alfabeto sagra•
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do, vaticina al consultante un triunfo, un deseo irresistible de vencer, sentimientos de realeza y un temperamento colérico.
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¡Esta carta representa el sexto día de la Creación, durante el cual fue_________
ron crea(^as todas las especies de animales y, como corolario de ella, la del
hombre.
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L d . P r O tC C C iÓ n »
Sexto día
de la Creación.
y los Peces.
Las Aves
103
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Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — A poyo, La Aurora. — Base, pedestal, fundación, tri­
bunal, certidumbre, confianza, concurso, unión, sociedad, ayuda.
Al revés. — P rotección, Buen éxito. — Socorro y todas las varie­
dades de éste, asistencia moral, asistencia material, alivio oportuno, protec­
ción eficaz, protección desinteresada, caridad efectiva.
El Taro núm. 7 es una carta completamente favorable para el consul­
tante, a menos de que se vea rodeado en sus cuatro extremos por otras
tantas cartas de las más desfavorables y nefastas de la baraja, como, por
ejemplo, la núm. 16, la 18, la 19 y la 26. Al lado de la 20 pronostica una
gran fortuna adquirida, bien por la lotería, bien por medio de negocios
lícitos, sobre todo si el consultante pertenece al comercio y aparece muy
próximo el núm. 33, o sea el tres de bastos.
Si el consultante es una persona casada, le anuncia el oráculo que su
cónyuge le es absolutamente fiel, y si la persona que consulta es una joven
soltera, el número 7 le pronostica un matrimonio muy ventajoso para ella.
No es menos favorable esta carta cuando sale al revés, por cuanto pronos-
Taro número 8
La Virtud.
La Dulzura.
Séptimo día
de la Creación.
El Reposo.
La Justicia.
La Disención.
Lo Incomparable.
El Temor.
La Sagacidad.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — La J usticia , L a R azón. — La equidad, alta razón, el
L ibro de T h o t , lo justo, lo bueno, la sana moral, lo razonable.
Al revés. — D isensiones, La Ley . — Legista, legislación, edictos, de­
cretos, ordenanzas, sentencias, jurisprudencia. Leyes físicas, morales, ma­
teriales y naturales.
Esta carta, marcada con el núm. 9, representa, tanto al derecho como
al revés, la justicia o la paz. Sin embargo, existen ciertas particularidades
que es necesario tener presentes para poder hacer un buen oráculo, lo
mismo cuando sale al derecho que cuando aparece al revés. En el primer
caso, anuncia acontecimientos (cuyo género y trascendencia definirán las
cartas más próximas) conformes con la equidad y con la justicia y hasta
con la ley. En el segundo caso, esto es, cuando sale al revés, predice cau­
sas, procesos o litigios que muy bien podrían resolverse en contra del con­
sultante. Todas estas aclaraciones —ya lo hemos dicho y fuerza es repe­
tirlo— deben buscarse en las cartas que acompañen a la que nos ocupa en
este momento.
Taro número 10
La Templanza.
El Sacerdote.
La Atmósfera.
Las Tres
Pirámides.
Misterios Divinos.
Taro número 11
La Fuerza.
El Soberano.
Hércules.
La Inmensidad.
El Átomo.
Taro número 12
La Prudencia.
El Pueblo.
Penélope.
Sísifo.
La Sabiduría.
Taro número 13
El Gran Patriarca.
La Desunión.
La Esclavitud.
La Esperanza.
Renovación.
Taro número 14
El Genio del Mal»
Fuerza Menor
El Espíritu.
La Revelación
La Magia Suprema.
Taro número 15
La Melancolía.
La Imprevisión.
La Tristeza.
de Tebas.
El Oráculo
La Fatalidad.
Taro número 16
El Juicio Final,
Pleito perdido.
La Eternidad,
El Temor de Dios.
El Genio Divino.
Taro número 17
La Mortalidad.
Ruina
y Destrucción.
La Naturaleza.
La Obediencia.
La Memoria.
Taro número 18
El Ermitaño.
El Falso Devoto.
Lo Cognoscible.
T r ansí ormación.
El Fanatismo.
Taro número 19
La Catástrofe.
La Prisión.
Júpiter Tonante.
El Castigo.
La Humanidad.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — F ortuna, D ignidad. — Prosperidad, opulencia, pro­
vecho, aventuras agradables, buena fortuna, éxito, ganancia, persona de
suerte.
Al revés. — E ncumbramientos, A umento de placeres. — Aumento
y desarrollo de bienestar, abundancia, vegetación, producción, lo superfluo,
elevación, mejoría de situación.
Como contraste al anterior Taro, el núm. 20, de que vamos a ocupar­
nos, es el más benéfico de todos los 78 que forman el juego. Preséntese
al derecho o al revés, es siempre un signo, para el consultante, de éxito en
todo cuanto emprenda; de riquezas, de dignidades, de ascensos si es mili­
tar o funcionario público, de mejoría de situación y de aumento de jor­
nal o de sueldo si fuere doméstico, dependiente o artesano, y, en general,
lo es también de aumento de bienestar material y de consideración social.
Todos estos bienes se verán sublimados si a su lado sale el núm. 77
(as de oros), y sufrirán un retardo en realizarse si saliere junto al núme­
ro 20, el núm. 27.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — T iranía, Disensión. — Complot, conspiración, albo­
roto, tumulto, insurrección, guerra civil, batalla, duelo, audacia, orgullo,
cólera, venganza.
Al revés. — T emeridad, Arrogancia. — Discusión, altercado, dispu­
ta, querella, riña ruidosa, soberbia, carácter dominante.
El Taro núm. 21 es una carta poco agradable, o mejor dicho, imper­
tinente, molesta, por cuanto anuncia, si no en todos los casos, graves que­
rellas, por lo menos algunos de esos disentimientos que no pueden menos
de causar malestar en el espíritu y perturbar el reposo y la tranquilidad
de la existencia.
Si el consultante es una dama, debe temer la ruptura de los lazos con
que está encadenada a una persona a quien ama con verdadero amor. Si
es hombre, éste debe asimismo temer lo propio con una mujer a quien
está ligado por los vínculos del corazón. Si esa ruptura habrá o no de ve­
rificarse, si se verificará más pronto o más tarde, son datos que deben
buscarse en el significado de las cartas más próximas.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — H ombre de Campo , P robidad. — Honrado burgués,
trabajador, virtuoso, agrónomo, cultivador, campesino, probidad concien­
zuda, recta conciencia, reservado, poco presuntuoso.
Al revés. — H ombre V irtuoso, Severidad. — Hombre bueno y seve­
ro, justicia indulgente, austeridad tolerante, rectitud, sensatez, cordura,
equilibrio intelectual.
Es un Taro, por lo general, favorable para el consultante, pues no so­
lamente le anuncia buenas noticias, sino también una espléndida sucesión
(herencia), un buen matrimonio y consejos muy útiles. Al mismo tiempo
representa un hombre que, por lo general, reside en el campo, sin que esto
sea decir que es esencialmente agricultor o labrador.
Aun cuando su significado sea un tanto abstruso, son las cartas que
están próximas a la que nos ocupa las que de por sí habrán de contribuid:
a que el cartómago pueda formar un buen oráculo.
Como ejemplo debemos decir que, cerca del número 66, significa em­
pleo bien retribuido y honroso.
La Ninfa Egeria.
La Presciencia.
El Pesar.
La Pitonisa
de Endor.
La Quimera,
La Ausencia.
El Honor,
Odín
el Encantador.
El Prodigio.
El Universo.
La Humildad.
Los ensueños.
El Pensamiento.
Agosto.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — T ardanza o retraso, Conflicto. — Retardo, apla­
zamiento, devolución, suspensión, expectativa, espera, retraso de un asun­
to cualquiera.
Al revés. — C ontrariedades, I rregularidad. — Obstáculos, dificul­
tades, trabas, adversidades, desdicha, calamidad, contratiempo, situación
penosa o difícil.
Esta carta —dicen los maestros de la cartomancia— es generalmente
considerada como bastante mala, por cuanto suscita obstáculos o dificul­
tades de todo género.
En todo estado de causa anuncia retrasos o retardos, salvo cuando
se halla al lado del núm. 77 o del 20.
En este caso hace esperar que el consultante hará fortuna en el ex­
tranjero.
También anuncia lentitud en los asuntos del consultante, particular­
mente en lo que se refiere a negocios, y si es comerciante le augura que
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — P artida de campo, R egocijo . — Placeres campestres,
pasatiempo, recreo, jardín, parque, villa, pasaje, vida de campo, fiesta
familiar.
A l revés. — Disputas intestinas, R ompimiento . — Cuestiones, dispu­
tas, desunión, enemistad, sentimiento, agitación, indecisión, lucha, tena­
cidad, desacuerdo, falta de resolución.
'Este Taro pronostica una partida o jira campestre. Si di consultante
es soltero esa jira le será muy agradable si este núm. 28 se halla cerca de
una carta perteneciente al palo de copas; también tendrá para él cierto
encanto si una de las cartas vecinas pertenece al palo de espadas. Pero
si la carta que nos ocupa se hallare próxima a otras correspondientes al
palo de oros, es seguro que le originará un gran aburrimiento, tal vez
un fastidio insoportable.
Si el consultante es casado, y esta carta se ve acompañada por otra
de espadas, entonces la jira campestre dará lugar a una conferencia agra­
dable o desagradable, si la carta compañera del 28 es el palo de bastos.
Día de Sabbat.
La Duda.
La Reformación.
El Sábado.
Taro número 30
(Seis de Bastos)
Las Cavernas.
Los Montes.
La Asamblea.
El Viernes.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Oro, O pulencia. — Lujo, esplendor, abundancia, bie­
nestar, fausto, poderío, riquezas, ostentación, suntuosidad.
Al revés. — P leito, P roceso. — Incomodidades, inquietud, embro­
llos, asuntos contenciosos, molestias, perjuicios, litigios, contrariedades.
Carta importantísima y que desempeña el papel principal en asuntos
de •dinero efectivo, es decir, contante y sonante. Además, constituía el
oráculo de todas las personas que jugaban en otros tiempos a la lotería,
y lo es hoy para los que hacen jugadas de Bolsa o tienen obligaciones
que se amortizan por sorteo. A todos éstos les anuncia un gran éxito si
el núm. 31 se halla al lado o muy próximo al núm. 32 al revés, pero si
en lugaT de esta última carta saliera la núm. 38, el oráculo predice al con­
sultante, desde luego, que no debe esperar ningún beneficio y sí engaños.
Si el consultante ha podido escapar de los lazos que le tendían pro­
bablemente enemigos ocultos bajo la máscara de amigos, acompañada la
carta que nos ocupa del nüm. 59 (cinco de espadas) al revés, le previene
que le preparan nuevas emboscadas, y que probablemente será robado
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. •— B uena sociedad, amistad. — Sociedad, asociación
comercial, financiera o industrial, comandita, confederación, grupo, socie­
dad secreta, iglesia, armada, ejército, colectividad de intereses.
Al revés. — P rosperidad, P erseverancia. — Desarrollo de fortuna,
promociones, éxitos, embellecimiento, encumbramiento, elevación, aumento
de bienes.
He aquí ciertamente una de las cartas más amables y más galantes
de toda la baraja. En cualesquiera forma se presente, sea al derecho, sea
al reves, pronostica al consultante ya la fortuna bajo diversas formas, ya
diversiones recreativas (soirées, reuniones de buena sociedad, etc.), ya en
sociedad con amigos, cuyo número aumentara.
Esta carta es siempre favorable, excepto cuando se presenta al lado
de la núm. 4, en cuyo caso pronostica un despojo, y previene al consul­
tante que debe desconfiar de las sociedades en donde se juega; pero en
las demás ocasiones predice al consultante alabanzas, obsequios, admira­
ciones. Esto no obstante, bueno será que dicho consultante tenga presente
La Salamandra.
La Luz Astral
El Verbo Divino.
El Martes
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — (Pesadumbre, P ena. — Cansancio, fatiga, dolor, aflic­
ción, aburrimiento, malestar, disgusto, tristeza.
Al revés. — S orpresa, E moción. — Engaño, abuso de confianza,
emoción imprevista, terror, suceso inesperado, admiración, fenómeno,
milagro, maravilla, miedo.
Esta carta, entre sus varios significados, anuncia al consultante que
una persona a quien ya no aprecia, sino a quien quiere verdaderamente,
estará expuesta a grandes peligros en un viaje que emprenderá o ha em­
prendido ya. Escapará esa persona de ios peligros que la amenazan si el
Taro núm. 34 ha salido al lado de otro de significación favorable en
absoluto.
También pronostica esta carta, cuando sale al derecho, que el con­
sultante es presa de remordimientos por no haber procedido correcta­
mente en asuntos a que estaba íntimamente ligado.
A una señorita le predice pesadumbres, originadas por la conducta
Moisés.
La Igualdad.
Familia.
El Domingo.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — D ec a d en cia , C aída . — Cascada, aminoración de bie­
nes, quiebra, ruina, aniquilamiento, postración, falta de salud, tropiezos,
malos pasos.
Al revés. — N a c im ie n t o , F ec u n d a c ió n . — Origen, principio, ma­
nantial, raza, familia, causa primera, germen, embrión, primogénito.
Entre los egipcios el Taro de que vamos a ocuparnos era considerado
como la varita milagrosa de Moisés, y pasaba por ser de un feliz augurio.
¿Por qué en 'la actualidad se ha convertido en una carta que predice des­
dichas, nada más que desdichas? Éste es el misterio, -a menos que se
considere que esa varita mágica fue otorgada a Moisés con el principal
objeto de que llovieran plaga sobre plaga, no contra el pueblo egipcio
solamente, sino contra todos los seres que no fueran israelitas.
Su principal significado es el de que el consultante está en vísperas
de dar una caída, no material en el sentido estricto de la palabra, sino en
su acepción moral. En este sentido, el cartómago debe ceñirse a las in­
dicaciones que brevemente pasamos a anotar. Si el consultante es hombre,
Taro número 36
(Rey de Copas)
El Amor.
El Hechizo.
Venus.
El Dragón Rojo.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — M U J E R
, E
I
. — Mujer honrada, prudente,
virtuosa, ingeniosa, sagaz, hacendosa, buena, amante de su casa, carita­
tiva.
Al revés. — C
, H
. — Mujer de
un rango elevado, perversidad, engaño, vicio, corrupción, costumbres es­
candalosas, mujer perversa.
Esta carta generalmente favorable, sobre todo para las señoras, re­
presenta algunas veces a una mujer que ejerce una profesión equívoca, o,
para que se nos entienda bien, una alcahueta, y muy particularmente
cuando está cerca de los números 17, 26, 38, 43 o 50. En los demás casos
representa una mujer rubia que dispensará favores al consultante cuando
esté muy próxima la carta que la representa y sean favorables los demás
naipes.
Al lado del núm. 47 (tres de oopas) predice a la consultante mujer
uno de los mayores éxitos con que ella pudiera soñar (quizás un matri­
monio con un noble si las cartas más próximas se refieren a matrimonio),
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El Camino,
Ormuz
La Lucha Eterna.
La Libertad
Taro número 39
(Sota de Copas)
El Oráculo
de Arcadia.
El Eco Divino!
El Presentimiento.
La Idea.
Taro número 40
(Diez de Copas)
El Erebo»
El Edén.
Adda-Narí.
Noviembre.
Taro número 41
(Nueve de Copas)
El Éter.
La Serpiente.
Elementos.
Taro número 42
(Ocho de Copas)
Quílón
(Sabio de Grecia)
La Riqueza.
El Sentimiento,
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Lo pasado, R ecuerdos. — Tiempo pasado, debilidad,
marchito, descolorido, vejez, decrepitud, antigüedad.
Al revés. — Lo porvenir, La Vida. — Lo que habrá de suceder, luego,
más tarde, previsión, ulterioridad, después, más adelante, tiempo venidero.
El Taro núm. 44 es una carta que se presta mucho para dar pábulo
a la imaginación, a la fantasía y al ensueño.
¿Qué es lo que representa? Al derecho, el pasado y los recuerdos
que éste trae consigo; al revés, el porvenir o la posteridad. ¡Ahí es
n a d a !.,. ¡Por una parte, el pasado! ¡,Por la otra, el porvenir!... Henos,
pues, en presencia de una carta de significación tan vaga y tan abstrusa
como la anterior. Son, pues, las cartas más próximas las que habrán de
aclarar el sentido de la que nos ocupa. ¿En qué forma? Veámosüo por
medio de algún ejemplo. Supongamos que al lado del núm. 44, de que
estamos tratando, sale el núm. 35; pues bien, está carta recuerda al con­
sultante una falta pasada, de la que debe avergonzarse, y si a estas dos
cartas se agrega la núm. 19, el pronóstico se agrava, pues las consecuen-
Taro número 45
(Cinco de Copas)
Tales de Mileto.
(Sabio de Grecia)
El Peligro.
La Providencia.
Cleóbulo
(Sabio de Grecia)
Lo inconcebible.
La Maldad
182
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(Tres de Copas)
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(Sabio de Grecia)
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Significación y acepciones de esta carta
A l derecho. — Éxito en negocios, El Hado. — É$i$í>-seguro, mar­
cha favorable, dicha descubierta, curación, alivio, perfeccionamiento, me­
joría de situación.
A l revés. — N egocios en marcha, La S uerte. — Expedición de ne­
gocios, despachos, trato concluido, término feliz de un asunto, acierto, suerte
en negocios y en amores, alivio, curación.
E! Taro núm. 47 interesa particularmente a los autores y a 'los artistas
dramáticos, sin que esto sea óbice para que las demás personas que no
lo sean, se vean lisonjeadas por éxitos de otra clase que deberán obtener
y que obtendrán, salvo la proximidad de cartas desfavorables, en plazo
más o menos breve.
En efecto, al lado del núm. 2„(Osiris), anuncia para el consultante
—si es autor o actor dramático— un éxito en un teatro (y si no lo es, que
lo obtendrá una persona a quien aprecia mucho); a un ingeniero, en un
proyecto de que es autor; a un novelista, por una obra que ha escrito;
E char las Cartas
183
a u n b .a n q u ero>. “ u n a ' V ? * * 6* a ” “ d n e r 0 ' P ° r “ P la ‘ ° (,e s “
invención, y asi sucesivamente.
A una señora le predice un éxito con motivo de acciones laudables
y si el juego se hace para un militar, le augura el aprecio y la distinción
de sus jefes. A una señorita le anuncia un éxito amoroso, pudiendo decirse, en tesis general, que esta carta concurre a modificar el sentido
desfavorable de las carias vecinas.
Cerca del núm. 7 al revés, pronostica el completo éxito de los pen*
samientos y de las ideas que embargan al consultante desde hace tiempo,
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de
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debido a la protección de una segunda persona.
Al revés, esta carta anuncia la conclusión de negocios que estaban
muy embrollados; al enfermo, un alivio en su enfermedad, y al que pa­
decía moralmente, el término de sus penas y pesares.
El jeroglífico que aparece recto estando la carta también recta, repJesenta la acción de dar gracias a los elementos, firmados por los signos,
que componen la materialidad de la vida. El que está al revés cuando la
carta aparece al derecho, de la escritura ideológica de que está formado
se deduce que el ser, con vista perspicaz, puede marchar de modo expedito
por el caprino de la vida.
184
D r . M oorne
E l S upremo A rte de E char las Cartas
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(Dos de Copas)
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Minerva.
El Cariño.
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le predice que sus proyectos
> los negocios que tiene entre manos se realizaran; pero al lado ríe la
núm. 54 eg,.de temer que una solicitación de matrimonio, sea mal acogida
porcia familia de la novia o del novio.
A_ una señora le predice, si está cerca del núm. 4.1*.que.llamará mucho
Ia atención; y si está al lado,.dd.-iiúaL--6JL una decepción -compleja. ^A1
lado del núm. 53 (sota de espadas!, pronostica al consultante hombre,.
que 1® espía una mujer con quien tiene o con quien ha tenido relaciones.
Esta carta al reves y cerca del num. .65*. sinmcia deseos de robar, de
despojar a alguien de lo que es suyo; próxima al núm. 65. igualmente
del revés, pronostica al consultante un próximo duelo ..por una mujer
^
(Sabio de Grecia)
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Significación y acepciones dej esta carta
Al derecho. — A mor apasionado, A tracción Universal. — Amor,
simpatía, afinidad, inclinación, ternura, pasión, amistad, igualdad de gus­
tos, galantería, dulce unión.
Al revés. — D eseos, La Codicia. — Afán, ardor, envidia, celos, ape­
tito carnal, pasión insaciable, carácter dominante, egoísmo, altanería.
Esta carta es en extremo favorable para los asuntos en que sólo
intervienen el corazón y el amor a la gloria y a las dignidades, de donde
se deduce que predice correspondencia en amores al que lo desea, fortuna
al que aspira a ella y honores y dignidades al que los desea ardiente­
mente. ¿Se realizarán más pronto o más tarde esos deseos y esas aspira­
ciones? Aun lográndose, ¿sufrirá un retardo el consultante? ¿Por qué
medios llegará a ello? Todo, todo esto es lo que debe examinarse con
cuidado en las modificaciones que determinan las cartas más próximas y
en las rectificaciones que deben hacerse posteriormente, a fin de que quede
bien aclarado el sentido de esta carta. Como ejemplos podemos establecer
los siguientes: Al consultante hombre la proximidad de la carta que nos
135
jeroglífico representa ardores de todo género y aspiraciones sin
186
D r . M oorne
E l S upremo A rte de E char las Cartas
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(As de Copas)
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buena interpretación del significado de esta carta. Desde luego, podemos
indicar que al lado de la número 16 indica pleito ganado, y perdido si
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de f3 núm. 16 saliera la núm. 19. Próxima al púm. ,18 el con*
sultante perderá un pleito o un proceso por infidencias y mal¿§. artes .de
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(Sabio de Grecia)
La Metempsícosis.
So" ’ reIaüvam eníe al significado de ju stic ia y m esa, sum am ente abstrusos los agüeros, p o r lo cual lo s buenos cartom agos deben buscar con
empeño en las cartas vecinas las aclaraciones que son necesarias para la
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Taro número 49
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187
o
La Voluntad.
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Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — La J usticia o L a Ley, La Mesa. — Convite, festín,
invitación" anfitrión,liotéíTrestaurante, tabla de la ley, sagradas escrituras,
índice o tabla de materias, escritura o documento legal.
Al revés. — Cambio, O l v id o . — Metamorfosis, mutación, vicisitud,
permuta, movilidad,"transacción, revolución, traducción, interpretación.
El sentido principal y lógico de esta carta es la 'ley o la voluntad
inflexible. No tiene, bien mirado, otra significación más o menos determi­
nada; pero, en cambio, confirma de una manera absoluta los_presagios
que anuncien las cartas que Jiayan salido a su alrededor.
Asimismo, según algunos maestros en cartomancia, es la carta desti­
nada a los placeres gastronómicos, a los festines, a los banquetes; en una
palabra, a todo cuañfcTse refiere a comer y a comer bien.
Al lado deL-núm. 31 -el núm. 49 predice, al consultante.Loeibre* que
recibirá en el mqmentn_dc_JULna_.coniida noticias agradables de una myjer
rubia. A^ una señorita le pronostica, cuando la carta que nos ocupa está
seguida del núin. 24, la partida de su futuro.
^
revés y al Iado^de Ja_núm. 31 al, revea, .anuncia al consultante
01116 en^ eve len^rá.un sueño que le pondrá al corriente de su porvenir.
También esta carta, cuando sale aljevés, p re s tía cambios inesperados de
negocios, de situación extraordinaria. Si estos cambios o mudanzas son o
no favorables al consultante, lo dirán las cartas más próximas,
El jeroglífico indica la veneración a la ley, cuyos atributos se ven en
la payte inferior del mismo.i
Taro número 50
(Rey de Espadas)
David
(Padre de Salomón)
La Hidra de Lerna.
El Alma.
Taro número 51
(Reina de Espadas)
Las Gorgonas.
El Grifo.
Tetis.
La Ausencia.
Taro número 52
(Caballo de Espadas)
El Basilisco.
Las Furias
La Guerra.
Desolación
Taro número 53
(Sota de Espadas)
Los Gnomos.
Lamias infernales.
Taro número 54
(Diez de Espadas)
Las penas divinas.
Las Larvas.
Némesis.
Febrero.
Taro número 55
(Nueve de Espadas)
El Ser Supremo.
La Amistad.
El Sino.
Marzo.
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — H abladurías, C rítica. — Situación delicada, época crí­
tica, momento decisivo, crisis, instante psicológico, examen, análisis, cen­
sura, comprobación, condenación.
Al revés. — I ncidentes, L o R elativo. — Objeción imprevista, aven­
tura, fatalidad, desgracia, síntoma, momento difícil, apuro, supremo instan­
te, situación violenta.
Este Taro es de mal augurio para el consultante desde el momento en
que le anuncia: al derecho, crítica que se hace por su cuenta, y al revés, in­
cidentes que pueden ocurrirle en el trato social.
Para desembrollar el significado vago, indeciso, incierto e indetermi­
nado de este Taro, se hace necesario que el cartómago estudie el significado
preciso de las cartas que rodean a la que nos ocupa. ¿Quién critica al con­
sultante? ¿Cuáles son los motivos de la crítica? ¿Qué incidentes van a ocu­
rrirle o le ocurren en aquel momento preciso en que se le hace el juego?
¿Esos incidentes le han ocurrido, le ocurren o le ocurrirán? Todo esto es
preciso desentrañarlo y puede desentrañarse por medio de la baraja.
Taro número 57
(Siete de Espadas)
Orchus.
(El azote de Egipto)
El Suspiro.
La Palabra Divina.
Nabopolasar.
(Rey de Nínive)
La Envidia*
La Admiración*
Taro número 59
(Cinco de Espadas)
Taro número 60
(Cuatro de Espadas)
Taro número 61
(Tres de Espadas)
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Amistad, Afecto . — Benevolencia, simpatía, afinidad,
afección, intimidad, correspondencia, conformidad.
Al revés. — F alsedad, Mentira. — Deslealtad, superchería, falso amigo, engañador, embustero, farsante, canalla, truhanería, rufián.
No son tampoco muchos los significados gráficos que promete o que
revela esta carta por sí misma; pero, al fin y ai cabo, es un número acep­
table, por cuanto, sin ser mala su significación, al derecho es símbolo de
la amistad, en tanto que cuando sale al revés, pronostica o indica lo contra­
rio. Es, por consiguiente, una carta en la cual puede el cartómago que ten­
ga perspicacia suficiente para abarcar al primer golpe de vista el conjunto
de cartas que la rodean y sus genuinas y principales acepciones, lucir gala­
namente su habilidad y su maestría. Esto sentado, penetremos en detalles.
En su sentido más amplio, promete a los pretendientes la protección de
personas in flu y e n te s y amistades. ¿Serán o no ventajosas esas amistades? Las
cartas próximas ofrecerán el significado preciso.
Por lo pronto a una señora le anuncia muy agradables obsequios de
Taro número 63
(As de Espadas)
Sardanápalo.
(Rey de Babilonia)
La Lujuria.
La Extensión.
Taro número
(Rey de Oros)
64
Taro número 65
(Reina de Oros)
Significación y acepciones de esta carta.
Al derecho. — P rovecho, U tilidad. — Beneficio, ventaja, interés,
obligación, favor, protección, lucro, obsequio, descubrimiento ventajoso.
Al revés. — I nacción, F uego. — Inquietud, inercia, tranquilidad, pla­
cidez, descorazonamiento, desanimación, desmayo.
Ved aquí también otra carta que tampoco tiene significación precisa,
absoluta, concreta, por lo cual el cartómago se verá una vez más en la preci­
sión de buscar las aclaraciones necesarias entre las cartas más próximas.
Esto no obstante, ha sido creencia general entre los doctores en cartomancia,
que el consultante a quien le sale esta carta al principio de su juego, está
llamado a realizar importantes descubrimientos de verdadera utilidad, tan­
to para él como para la humanidad en general. No en balde esta carta es el
símbolo de Joseph, el interpretador del sueño de uno de los Faraones.
A una señora esta carta le predice que recibirá de su marido obsequios
que le serán muy útiles; pero para esto es necesario que vaya seguida del
número 71, y ésta vaya a su vez seguida del núm. 74.
A una señorita le predice que muy en breve logrará llamar la atención
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho.
J oven, M ozo moreno, P ropósito. — Saber, aplicación,
trabajo, estudio escolar, discípulo, aprendiz, joven estudioso, joven aplicado.
Al revés.
P rodigalidad, La. multitud. — Disipación, lujo aparatoso,
suntuosidad, superfluidad, liberalidad, multitud, pillaje, despilfarro.
A un hombre casado esta carta le advierte que un joven moreno, guapo
y elegante se entretiene en hacer la corte a su mujer, quien sin hacerle caso,
por el momento vive muy prevenida, aunque orgullosa; pero si al lado del
número 67 saliere el núm. 64, la señora tendrá que defenderse contra la
violenta pasión que le inspira a ese joven moreno, quien a todo trance quie­
re poseerla. Sin embargo, saldrá victoriosa de esa lucha si junto a esa com­
binación de cartas aparecen otras favorables para la virtud de la esposa del
consultante.
Al lado del num. 73 (cinco de oros) al revés, predice al consultante
que debe temer alguna infidelidad de su amada.
Cuando se hace el juego para una señora, y con la carta que nos ocupa
sale el num. 74 (cuatro de oros) al reves, le pronostica que la hará sufrir
Taro número 68
(Diez de Oros)
El Hambre.
La Actividad.
La Arquitectura.
Mayo.
Taro número 69
(Nueve de Oros)
El Efecto
y la Causa,
La Rebeldía.
La Fe
Junio.
Las Batallas.
El Camaleón.
El Enigma.
Julio.
Significación y acepciones de esta cartee
Al derecho. — D inero, A precio. — Capital, especies, moneda, objetos
de plata u oro, candor, ingenuidad, luna, espejo, purificación, pureza.
Al revés. — I nquietud, T emor. — Ansiedad, angustia, pena, aflicción,
cuidado, falta de tranquilidad, agitación, sufrimiento.
Cuando esta carta llega la primera en el juego que se hace para el con­
sultante, el núm. 71, si está cerca o al lado del núm. 18 o del núm. 76, le
predice que se halla a punto de sufrir una pérdida de dinero de bastante
importancia.
A una joven soltera, el mismo número, colocado en la misma forma,
le anuncia que la persona con quien piensa contraer matrimonio no posee
una fortuna, ni cuantiosa ni saneada.
Cerca de los números 20, 31 o 45, predice ingresos extraordinarios,
procedentes, bien de una ganancia por un negocio, bien por premio de lo­
tería o bien por una herencia.
A una señorita que está en vísperas de casarse le predice, si las cartas
que rodean son favorables, y especialmente si se halla próxima la núm. 20,
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Lo P resente, La hora. — Actualidad, contemporáneo,
sesión permanente, de repente, hoy, ahora, en este instante, el suceso del
día.
Al revés. — A mbición, C elos. — Deseo, aspiración, afán de subir,
de medrar, deseos de riqueza, sueños de gloria.
Esta carta no ha sido ciertamente hecha para alimentar las ilusiones
del consultante, por cuanto, en su sentido más estricto y absoluto, significa
que no debe ni puede contar más que con el presente. Difícil revelación,
tanto para el cartómago, como para el consultante, pues si ella, dicha a
boca de jarro, sentaría cual una ducha a este último, al primero no le sienta
mejor desde el momento en que tiene que valerse de circunloquios y rodeos
para dorar la píldora a su oyente, a fin de que la vaya tragando poco a
poco. Pero entremos en materia.
Al lado del núm. 76 predice, sin embargo, dificultades que podrá ven­
cer el consultante con mayor o menor trabajo y más o menos pronto, acla-
Heber.
(Nieto de Sem)
La Discordia.
Taro número 74
(Cuatro de Oros)
Javán.
(Hijo de Jafet)
La Humildad.
El Dogma.
Taro número 75
(Tres de Oros)
Gomer.
(Hijo de Jafet)
El Gallo.
La Consideración.
La Atención.
Significación y acepciones de esta caria
Al derecho. — Obstáculos, E mbarazo. — Dificultad, obstáculo, tur­
bación, emoción, impedimento, inquietud, agitación, perplejidad.
Al revés. — Carta, Documentos. — Escritura, escrito, documento,
sentencia, libro, composición, alfabeto, billete, pagaré, letra de cambio.
El principal significado de esta carta es el de turbación, agitación,
emoción, y a él deben atenerse los cartómagos para descifrar el oráculo.
Al sa'lir esta carta indica desde luego que el consultante está turbado, emo­
cionado, por lo cual hay que buscar los motivos que causan esa emoción,
esa turbación; esas causas pueden ser reales o imaginarias. Deben, por
tanto, buscarse las explicaciones para que el consultante sepa a qué ate­
nerse y le consuelen, o por lo menos le dejen entrever la esperanza de que
pronto saldrá de esa situación.
Al lado defl núm. 16, predice el fallo favorable en un proceso o pleito
que se sigue al consultante o a su instancia.
Al lado del núm. 64, advierte a una señora que el motivo de sus tur­
baciones lo constituye un hombre moreno; ese hombre la engañará si está
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — D icha , P oder. — Felicidad, alegría completa, gran
contento, color dorado, éxtasis, medicina perfecta, regocijo grande, gozo
extremado.
Al revés. — F ortuna, R iqueza. — Bolsa de dinero, capital, suma, te­
soro, opulencia, precioso, querido, renta grande, rara fortuna, riqueza ex­
tremada, fabulosa, inconmensurable.
Ésta es la carta más favorable de todas cuantas constituyen la baraja,
y es un signo brillante de dicha, de felicidad, de bienestar y de (honor.
Cuando los egipcios veían aparecer esta carta en su juego, se detenían en
ese mismo instante y no pedían más explicaciones al oráculo. ¿A qué seguir
manejando <efl libro de los oráculos, cuando ya el núm. 77 les anunciaba
la felicidad y todo cuanto ésta trae consigo? ¿A qué más podían aspirar
aquellas gentes sencillas? Nosotros tenemos mayores aspiraciones y quere­
mos que esta carta, por favorable que sea, nos dé mayores detalles, y, en
«ss concepto, antes de penetrar en otros detalles, diremos que el as de oros
Significación y acepciones de esta carta
Al derecho. — Cabeza ligera, Entusiasmo. — Locura, enajenación
mental, desequilibrio, transporte, delirio, ceguedad, frenesí, genio, imagi­
nación.
Al revés. — I neptitud, La N ada. — Imbecilidad, incapacidad, idio­
tismo, nulidad, inutilidad, falta de sentido, sin iniciativa, estulticia, maja­
dería, torpeza, bobería.
De cualquier modo, en cualquier forma que se presente en el juego,
hágase éste para una señora o para un caballero, el Taro núm. 78 indica,
no precisamente la locura, en su sentido más preciso, o sea la enajenación
mental, sino el desequilibrio, el desconcierto, el desorden; en una palabra,
alguna acción contraria al buen sentido y a la razón.
Sin embargo, es necesario que fijemos bien los significados y acepcio­
nes que pueden establecerse cuando aparece al derecho y cuando sale del
revé*.
Al derecho paroce anunciar una locura, un desequilibrio, más nobles, y
Primer Juego
(Véase página 52)
Tercer Juego
(Véase página 55)
Cuarto Juego
Pag.
Capítulo I
—. Introducción necesaria en el arte de la cartomancia
5
Capítulo II
—>Advertencias a los cartómagos ................................
11
Capítulo III
— Origen de la cartomancia ...........................................
14
Capítulo IV
— Cartomancia francesa. Su h isto ria ............................
18
Capítulo V
— Diversos métodos de echar las c a rta s .....
21
Capítulo VI
—•Sistema bohemio o g ita n o .........................
35
Capítulo VII
— El sistema de Mlle. Lenormand ............................
Capítulo VIII
— La baraja española....................................
Capítulo
44
46
— Significación del conjunto de cartas . . , ..................
43
Capítulo X
—*Cartas que representan distintas significaciones . . . 50
Capítulo XI
—. Ejemplos prácticos para la lectura delas cartas ..
Capítulo XII
—-Consultas sobre los resultados de un.asunto deter­
minado .................. ..
63
52
Capítulo XIII —>La baraja egipcia de 78 naipes y significado de
cada carta aisladamente, con las modificaciones
que puede s u frir.......................................................... 68
Capítulo XIV —' Representación emblemática de los taros ..............
71
SE TERMINÓ
DE IM PR IM IR EN LOS
T a l l e r e s G r á f i c o s LUMEN
n o se d a y c ía .
CALLE TUCUMÁN 2926
t
.
e.
87 - 6646/0647
BUENOS AIRES
REPÚBLICA ARGENTINA
EN EL MES DE
AGOSTO
DE M IL NOVECIENTOS
SESENTA Y CUATRO
Viene de la solapa l
cios y caldeos. En este libro que
consta de 78 jeroglíficos, se
hallan los fundamentos de estu­
dios posteriores relativos al
tema, y se basan mu,chos de los
actuales conocimientos de car­
tomancia .
Son infinitas las posibilida­
des de esta ciencia, pero aún
mayores son sus realizaciones.
E l futuro se devela, todo en la
apariencia insondable, profun­
didad de lo porvenir entrega
sus secretos a la habilidad de
un cartómago. Esta obra con­
tiene todo lo que de más tras­
cendencia se conoce con respecto
al arte de echar las cartas. En
ella se habla de sus orígenes y
de su desenvolvimiento a través
de las diferentes civilizaciones,
que enriquecieron su acervo
con los aportes más valiosos. Se
describen los distintos tipos de
cartas y también se ofrecen las
técnicas más depuradas para
servirse de ellas con eficacia.
Además, este volumen se halla
ilustrado con profusión de mag­
níficos grabados que facilitan
la total comprensión de los lec­
tores.
La cartomancia, ciencia pro­
funda y magnífica, halla en este
trabajo su expresión más lo­
grada.
Pedidos a:
ED ITO RIAL CAYMI
15 de Noviembre 1149. Buenos Aires
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