Subido por joan.mc6

59754-Text de l'article-88325-1-10-20071018

Anuncio
MOTIVACION Y CONDUCTA:
REVISION Y BASES PARA UNA CONCEPTUALIZACION CIENTIFICA DE LA MOTIVACION
. JAIME ARNAU GRAS
Departamento de Psicologia
Universidad de Barcelona
Resurn~en de la tesis doctoral leida en la Facultad de Filosofia y Letras,
en emro 1973, bajo la dirección del Dr. D. Miguel Siguin.
MOTIVACION Y CONDUCTA
1.1 Estado de la cuestión
El propósito básico de dicho trabajo ha sido, fundamentalmente, el de
llevar a cabo una sistematica y completa revisión de toda la amplia serie
de trabajos y experimentos que se han planteado el problema motivacional, y que constituyen, de hecho, la única base empírica para la formulación
de un conjunt0 de teorias explicativas. Esto nos ha servido de base no s610
para valorarlas dentro de un amplio marco de referencia sino para conseguir
una síntesis conceptual y un punto de partida para futuras investigaciones,
en una de las áraas psicológicas, que pese a su reciente incorporación a la
corriente experimentalista ha sido, a 10 largo de estos ultimos 50 años, profusamente estudiada.
En este resumen voy a limitarme a dar una visión sintética de 10s
principales campos de trabajo cientifico de 10s que se ha derivado una
conceptualización teórica de la motivación y que constituyen 10s unicos
sistemas tebricos, que a mi juicio se han propuesto sobre ccel fenómeno
motivacional~.
Cada una de estas liiieas de investigación, cada uno de estos modelos nos
presentan una imagen diferente de la motivación; condicionada, fundamentalmente, por la metodologia y procediinientos experimentales empleados. Son
cinco las conceptualizaciones teóricas formuladas sobre el fenómeno motivacional. Cada una de estas conceptualizaciones proceden de campos de trabzjo diversos, y algunas de ellas constituyen modificaciones o ampliaciones dentro de un mismo campo. Podriamos, por tanto, denominar cada
una de estas cinco concepciones de la siguiente forma: la teoria clasica del
impulso, la teoria de la activación (arousal), la teoria incentiva, la teoria del
refuerzo y, por ultimo, la teoria de la expectancia.
1.2
La teoria del impulso
Desde un punto de vista histórico la teoria del impulso es la explicación
más clásica dada al fenómeno motivacional, asi como la que tradicionalmente
ha contado con mas seguidores. La teoria del impulso (drive) tiene unos claros
precedentes a partir de una serie de trabajos de laboratorio, que iniciaron,
desde áreas totalmente diferentes, el estudio experimental de la motivación.
Como sabemos, la motivación pas6 a ser objeto de estudio experimental, cuando a partir del año 1920, la clásica teoria del instinto quedó totalmente desacreditada por 10s duros ataques lanzados por 10s jóvenes conductistas tales
38
9. Arnau Gras
como Watson y Kuo entre otros. A partir de este momento empieza a abrirse
camino dentro del contexto de investigación experimental un nuevo concepfo
que se prestaba a ser experimentado dentro de 10s laboratorios, y sobre todo,
sus claras raices fisiológicas, le convertian en una variable mucho más empirica que su predecesor el instinto. Estos trabajos iniciales sobre el impulso
fueron llevados a cabo en una serie de laboratorios como el de Cannon, Richter, Young y Warden, y no hacen sinp preparar el camino hacia una definitiva
conceptualización del impulso. A consecuencia de estos iniciales trabajos pronto se plantearon una serie de problemas, ya que como era de esperar, debido
a una falta de estructura lógica, cada uno de estos iniciales intentos trató
e1 problema motivacional segun 10s medios de que disponia. Asi Cannon comprobó, introduciendo un balón en el interior del estómago, cómo las contracciones estomacales del hambre eran recogidas en un kimógrafo; Richter estudi6 la impulsión utilizando para el10 el cctambor giratorio)); Young se interesó mas bien por la auto-selección de dietas; Warden diseñó una caja
(Columbia Obstruction Box), mediante 'la cua1 pretendió medir la fuerza de
10s impulsos. Cada uno de estos investigadores trató de resolver el problema
motivacional con una metodologia propia. El resultado de toda esta serie
de intentos iniciales fue claro: por primera vez se habia emprendido, en psicologia, el estudio objetivo de 'la motivación; y por otra parte, se suscitaron
una serie de problemas cuya solución determinarian la aparición de una de
las mas grandes conceptualizaciones que sobre la conducta se han propuesto:
me refiero al esquema teórico de Hull.
Hull, como hemos apuntado, heredó de este conjunt0 de trabajos iniciales
sobre la motivación una serie de problemas que exigian una adecuada respuesta. Estos problemas 10s podriamos resumir de la siguiente forma:
l e s el impulso un energetizador de la actividad general del individuo que se
diversifica en una gran variedad de conductas tal como habia apuntado Richter, o por el contrario se daban una serie de impulsos diferentes para cada
una de las conductas motivadas? ¿Es el impulso un fenómeno o proceso
psicológico central, o bien por el contrario, tiene un origen perifbrico tal
como habia propuesto Cannon? Por Último, iinterviene el impulso en la direccionalidad de la conducta, o bien, so10 posee un carácter energetizador?
Hull se encargó, dentro de este estado conflictivo de cosas, de dar al impulso un definitivo estatus cientifico. En verdad, Hull no s610 nos mostró
cómo se debe construir una teoria para explicar la conducta motivada, sino
que estableció aquellos criterios conductuales que son básicos para el estudio
de la misma. Y si bien, podemos constatar que hacia el año 1940, la mayoria
de 10s psicólogos habian aceptado, de alguna manera, el concepto de impulso
como explicación Gnica del fenómeno motivacional debemos de esperar el año
1943 a que aparezca la obra cumbre de Hull ccPrinciples of behaviorn para contar con un coherente modelo de conducta, en el que el impulso constituye
uno de 10s factores determinantes de la misma.
Motivacidn y co~zducta
39
Rara el estudio y análisis del concepto de impulso me ha servido de base
la evolución teórica de Hull que va desde una posición asociacionista de la
conducta hasta una conceptualización de la motivación en función del impulso, introduciendo últimamente el factor incentivo como elemento comple~ e n t a r i oal mismo. A pesar de que en la primera etapa conceptualizadora, en
torno al año 1930, Hull adoptaba una postura estrictarnente asociacionista, en
la que la motivación ocupaba un lugar secundario; sin embargo hemos de sehalar que una de sus mas importantes aportaciones de esta primera etapa fue
la elaboración de un mecanismo que sera decisivo para las futuras interpretaciones del tip0 estimulo-respuesta de la conducta. Podríamos incluso a m a r ,
que el desarrollo teórico motivacional depende, basicamente, del desarrollo
y estudio de dicho rnecanismo. Toda interpretación teórica conductista posterior dependerá, basicamente, del ccmodo como se conciba dicho mecanismov.
Me estoy refiriendo al mecanismo anticipador de meta. Este es un mecanismo
reaccional formado, según Hull, por una serie componentes menores o fraccionarios de la respuesta de meta o final (pequeños movimientos de la cabeza,
de la lengua, salivación, etc.). A su vez, estos componentes menores, se asocian
a la serie de estímulos que se presentan junto con 'la recompensa quedando
condicionados a 10s mismos. Estos componentes anticipatorios o menores de
la respuesta final poseen, a su vez, una serie de consecuencias estimulativas
sobre el organismo. Estos estirnulos, de caracter visceral o esquelktico, actúan de ceretro-alimentadores,, para las respuestas que 10s han suscitado.
Este rnecanismo que apenas fue desarrollado en esta primera etapa teorizadora de Hull, constituira, mas tarde, uno de 10s dementos decisivos para una interpretación incentiva de la motivación, por parte de sus seguidores. Con razón podemos afirmar que el futuro desarrollo teórico dentro de la linea cestimulo-respuesta), de la conducta se halla íntimamente relacionado con la
evolución de dicho rnecanismo.
A partir del año 1937, hasta la aparición, en 1943, de su obra fundamental, asistimos en el desarrollo conceptualizador de Hull a un gran cambio. El
aprendizaje, y consecuentemente, la conducta, ya no ser& explicados por la
simple coincidencia temporal ccestimulo-respuesta~,sino porque media entre
ellos un nuevo proceso: <<lareduccidn del impulso,).
De esta manera el factor impulso pasa a desempeñar un papel destacado
en la explicación de la conducta. A partir de una serie de trabajos experimentales realizados por sus discípulos Perin y Williams, Hull contó con una
base empírica para inferir una teoria motivacional del impulso que quedaria
totalmente elaborada en el año 1943. Entre las características más importantes
que Hull atribuyó al impulso, como variable ~motivacional,fueron: su dependencia de unos estados fisiologicos y orgánicos antecedentes (estos constituyen las condiciones basicas para su aparición), su caracter energetizador con
respecto a la conducta; su independencia con respecto al habito; su poder rereforzador cuando es reducido y su especificidad. Desde este punto de vista,
40
J. Arnau Gras
el impulso es una variablc eminentemente funcional, siendo concebida como
<celresultado inespecifico), de cualquier tip0 de condiciones precedentes fisiológicas. El valor del aimpulsoa es, pues, independiente de su origen concreto.
Un Últirno aspecto fue, también, apuntado por Hull: la posibilidad de que
se den diferencias individuales con respecto a la fuerza del impulso. Si bien
este aspecto fue solamente anunciado por Hull, fue desarrollado y profundizado, sobre todo por Spence y posteriormente, por Eysenck y colaboradores.
Si tuvieramos que destacar, desde e1 punto de vista funcional, cuales son las
propiedades más importantes del impulso en la concepción hulliana, señalariamos, sin duda alguna: su carácter activador inespecifico de la conducta, y
su poder reforzador de la misma, cuando es reducido.
Uno de 10s rnás importantes presupuestos que encontramos en la conceptualización teórica de Hull, es la neta distincijn que establece entre 10s
factores activadores y 20s factoves asociativos, de la conducta. A pesar de la
clara independencia que establece Hull entre el impulso y el habito, el impulso interviene decisivarnente en cl proceso del reluerzo. Según el sistema hulliano cccualquier condición del organisme qtre sirve para producir u n impulso,
sirve para producir refuep-20, mediante la reducción de a q u e l ~ Este
.
postulado
sobre el refuerzo, nos h a llevado a un planteo del refuerzo desde una perspectiva meramente empírica. El resultado de dicho ,análisis ha sido el rsiguiente: la evidencia experimental ha demostrado que existen otros factores, y que
no es pues, la reducción de la impulsión, el Único factor capaz de reforzar
la conducta. Asi, Gutman, Bl,ack, Berlyne entre otros, han comprobado que
en muchos casos es rnás bien la cantidad, la cualidad o novedad de la recompens,a 10 que posee un verdadero efecto reforzador sobre la conducta. Por
otra parte, Sheffield, Roby y Campbell, basados en una serie de trabajos experimentales han insistido en el aspecto reforzador de la propia actividad
consumatoria. Otros trabajos, en cambio, como 10s de Miller y Kessen, han
aportado evidencia experimental en favor de la teoria de la ccreducción del
impulso,, de Hull.
Hemos, también, de mencionar como uno de 10s trabajos muy interesantes
llevados a cabo sobre el refuerzo, 10s experimentos realizados por Olds y
Milner, paralelos #a10s que en el mismo a50 realizaron Delgado, Roberts y
Miller (1954). Esta serie de trabajos dieron por resultado, mediante la estimulación y exploración eléctrica del cerebro, el descubrimiento de unas areas
cerebrales (estructuras limbicas reforzantes) cuya estimulación s e comprob6
tenia un efecto reforzador sobre la conducta. Olds en un trabajo que present6
en un Simposium de Nebraska (1965) resume toda la serie de investigaciones
sobre la exploración eléctrica del cerebro, sefialando que existen un conjunt0
de estructuras cerebrales cuya estimulación tiene un efecto reforzador positivo o negativo sobre la conducta, y llega a la conclusión de que en la parte
anterior del cerebro subcortical se encuentran las estructuras reforzadores
hriotivación y conducta
41
positivas, mientras (que la mayor parte de las estructuras reforzadoras negativas se localizan en la zona posterior.
Esto nos lleva a concluir, juntamente con Bindra (1959) que ccla reducción del impulso, no constituye, tal como pensaba Hull y siguen pensando
algunos de sus seguidores la única fuente del refuerzo. Si intentamos sefialar
el aspecto determinante de 10s reforzadores, deberemos, pues, tener en cuenta no s610 las propiedades positivas reforzantes de la rducción del impulso,
sino también Ics efectos positivos reforzantes de las respuestas consumatorios, 10s efcctos de algunas forrnas de la percepción exteroccptiva, y 10s efectos de ciertos tipos de estimulación intracraneal. Hemos de pensar, de momen.to, cn el refuerzo como una suma de estos tres aspectos.
Un aspecto íntimamente relacionado con la función del refuerzo se rehere al c(cauacter selectivo de la conducta)). Para Hull, el hecho de que un
organismo evoque, en su recorrido, un tip0 de conducta más bien que otra,
no depende del estado motivacional general del individuo (ya que como hemos
indicado el impulso es un activador inespecífico), sino de la ccserie de estímu10s internos que tienen su origen en el estat10 de necesidad del organismo~.
Esta serie de estímuIos son denominados por Hull, ccestimulos de la impulsion, (contracciones estomacales, sequedad de la boca, etc.,) Hull en su interpretación basica de la conducta hizo derivar del estado general de necesidad
del organismo dos tipos de procesos basicos: el de la impulsión y el de 10s
estimulos de la impulsión. Confirió al primer0 una función fundamentalmente,
activadora de la conducta; al segundo le confirió una función guiadora, orientadora. Asi el proceso rnediante el cua1 un individuo puede determinarse en un
sentido u otro, es un proceso nprendido: el animal, nos dice textualmente
Hull. <<haaprendido a responder a la asociación establecida entre la pauta de
estilnulos externos (sefiales) en el punto de elec.ción y 10s estimulos del impulsos. La selección de la conducta se convierte, pues, para Hull en un problema
de tipo asociativo mas bien qL?e en un problcma de tipo motivacional. Con
respecto a este punto se ha establecido una viva polémica. Yca que si bien
Leeper ratifico experimentalmente el postulado de Hull, otros experimentalistas, como Amsel y Levine, y Kendler, han afirmado, basándose en una serie
dc experimentos que el ((poder guiador de 10s estimulos de la impulsibn,~no
depende tanto de un proceso de caracter asociativo (entre las señales externas y tales estimulos), sino mas bien se trataria de un mecanismo incentivo
del tip0 ccrmn. Es decir, el animal en el punto de elección no responde a la
relación asociativa entre estimulos situacionales e impulsiones, sino porque
10s estimulos situacionales evocan respuestas anticipatorias de meta, siendo Cstas, las que, en definitiva, guían la conducta del animal. Como veremos
rnás adelante este problema se plantearci de nuevo, al tratar la motivacion
incentiva.
Un ultimo aspecto que hemos creido interesante tratar al analizar la
teoria clasica del impulso ba sido el de la posibilidad de su aprendizaje. Cons-
42
J . Arnau Gras
tituye, dentro del esquema motivacional en función del impulso, un capitulo
muy importante el estudio de la ccposibilidad del aprendizaje de impulsos..
Mediante dicho aprendizaje 10s teóricos del impulso han contado con una
base empírica capaz de explicar la motivación secundaria, eje y base de la
compleja motivación social humana. La motivación humana, sobre todo a
nivel social, seria difícil de interpretar, si ésta es restringida al conjunt0
de impulsiones ¿ie caracter biológico. Por esta razón la mayoria de teóricos,
a excepción de algunos como Nissen, han intentado texplilcar la compleja
motivación humana en función de unos impulsos o motivos, que tendrian,
sin duda, un carácter aprendido. Uno de 10s mas importantes intentos de
explicar la conducta social humana dentro de un contexto hulliano ha sido
realizado por Miller juntamente con Dollard, quienes basados en la evidencia
experimental del aprendizaje del impulso del miedo nos han dado una
coherente interpretación del comportamiento social buniano.
El origen concreto de este trabajo 10 tenemos en una serie de estudios
y experimentos realizados por Miller, quien pudo comprobar que 10s animales son capaces de adquirir un nuevo impulso. En el experimento que
realizb, y que puede considerarse clásico dentro de la literatura experimental pudo comprobar que 10s animales habian aprendido a dar respuestas
de miedo a una serie de estimulos neutros (corno el color de la caj'a.), que
de por si, no suscitaban, inicialmente, este tipo de respuestas. El criterio
que se aplic6 para constatar que el animal habia ~aprendidoun impulso
y que no se trataba, simplemente, de un mero condicionamiento de respuesta, pertenecia a la mas estricta tradición hulliana. El criterio fue el siguiente: comprobar si la reducción del nuevo impulso daba lugar a un
aprendizaje de respuesta. A partir de este trabajo se llevaron a cabo en el
laboratori0 de la Universidad de Yale una serie de investigaciones experimentales que evidenciaron que el miedo constituia, de hecho, un impulso
adquirido.
Con respecto a la teoria dcl impulso, nuestra reflexión ultima es la siguiente. El modelo motivacional basado en el concepto del impulso que sin
duda ha constituido uno de 10s modelos mas importantes dentro del contexto
motivacional, y que ha atribuido el origen del impulso, ya sea a una situación de privación, ya sea a una situación de sobre-estimulación, considera
el impulso como el único factor que mueve el organismo a desplazarse.
Sin embargo se tiene evidencia experimental de que en muwhos casos es
una capacidad anticipatoria, el aprendizaje de un tipo concreto de recompensa, 10 que mueve el animal en sus desplazamientos. Como se ha podido
comprobar, mediante la utilización del estabilimetro, la meda giratoria, etc.,
10s incrementos de la actividad del animal no guardan una proporción con
s u nivel de privación, sino mas bien se ajustan a 10s programas regulares
de alimentación. En estos casos, la actividad parece reflejar una anticipación
del tiempo de recepción de la comida, mas bien que una respuesta de pri-
Motivacidn y conducta
43
vación por si misma. Por esta razón la teoria del impulso ha sufrido unta
dura critica, tanto por parte de experimentadores como teoricos. Appley
(1970) afirma, en una revisión sobre la motivación secundaria 10 siguiente:
(cel concepto de impulsión no tiene ninguna utilidad, y no so10 esto sino
que supone un riesgo que impide a otros investigadores el llegar a nuevas
formulaciones>>.Bolles (1967) afirma: ((El concepto de impulso es como
un viejo que ha tenido una larga, activa e inútil vida. EIa provocado una
notable cantidad de trabajo empirico y conceptual, esto quizá indirectamente ha ofrecido una gran contribución a nuestra comprensión de la
conductas. Han sido tres las alternativas presentadas al concepto de impulsión. Tres alternativas que suponen tres diferentes soluciones al problema
motivacional: la teoria de la activación o arousal, la motivación incentiva y
la teoria del refi~erzo.Existe todo un nuevo replanteamiento de la motivación, la teoria de la expectancia, cuya ccnsideración la dejaremos para el
final.
1.3.
La teoria de la activacidn
La teoria de la activación o ccarousal)), tiene su precedente más importante en la interpretación neurofisiológica de la conducta elaborada por
Hebb (1949) y ha sido desarrollada durante estos Últimos 20 años por una
serie de trabajos debidos, principalmente a Lindsley, Lacey, Duffy y Malmo.
Sin pretender hacer, en este escrito, un análisis detallado de cada uno de
10s trabajos realizados por dichos autores, hemos de señalar que todas
estas investigaciones coinciden en concebir la motivación como un aarousala,
como una dimensión neurofisiológica. La nlayoria de 10s autores de la activación han centrado su atención en el estudio de la {dormación reticulars. La
formación reticular constituye un sistema inespecifico sensorial cuyas proyecciones corticales, constituyen un conjunt0 de vias fibrosas multi-sinápticas y multi-neuronales (el sistema activador reticular ascendente, SARA).
Como se ha podido comprobar la estimulación eléctrica del SARA hace
cambiar el estado animal del sueño profundo a un estado de alertamiento
general. Se ha demostrado, a su vez, que dicha formación reticular recibe
la influencia de las vias sensitivas clasicas e impulsos procedentes del
cortex. Cualquier tipo de a~tiv~ación
del SARA modifica las pautas de actividad eléctrica del cerebro. Esta alteración ha sido identificada como e1
cambio de 10s trazos sincronizados en el electro-encefalograma propios del
sueño, a 10s trazos desincronizados propios del estado de vigilia. La estimulación, por tanto del SARA, produce las pautas propias de la disposición
a la acción. Lindsley ha propuesto una sugestiva hipótesis sobre una posible
correspondencia entre 10s ritmos alfa del EEG y 10s ciclos de excitabilidad.
Malmo adoptando una postura conciliadora ha pretendido ver en la formación reticular la base neurológica del concepto de impulsión. Berlyne, en
44
J. Arnau Gras
una muy valiosa síntesis presentada en el Simposium de Nebraska de 1967,
adopta una postura similar.
Como resumen podriamos señalar que las teorias del alertamiento coinciden en afirmar y subrayar la importancia del sistema reticular activador,
para el establecimiento de un determinado nivel de operatividad orgánico,
que constituye en síntesis la base explicativa del comportamiento motivado.
1.4. La motivacidn basada e n el incentivo
Si bien se suele caracterizar el incentivo con una serie de términos
tales como ((reforzadora, cemetas, cerecompensa,,, ecestímulos, etc., y existe
con respecto a la utilización teórica del mismo un gran confusionismo, podemos señalar que, por lo general, los autores y experimentalistas suelen
interpretar el incentivo como aquel proceso en virtud del cua1 un organismo es capaz de anticipar una respuesta ciada. Desde el punto de vista funcional el incentivo se diferenciaria de cualquier otro tipo de estimulos por
su capacidad energctizadora e impulsora de la conducta. MBs concretamente Cofer y Appley consideran incentivos aquel tipo de estimulos que
tiene un efecto motivador sobre la conducta. Desde este punto de vista
podriamos afirmar que cuando un estimulo actua de reforzador intervienc
en la formación de un habito y cuando actua de incentivo activa la conducta.
A pesar de que el concepto de incentivo posee una larga tradición, sin
embargo es a partir del año 50 que este concepto pasa a ocupar un lugar
destacado en la interpretacicin de 10s CenBmenos motivacionales. Hemos
señalado ya, que Hull en la presentació11 de su esquema gcneral de la cone,,,) que estaba formado
ducta, introdujo un ((mini-sistema asociativon (a-,,,por una serie de componentes menores fraccionarios y anticipatorios de la
respuesta final. Segun Hull y en su formulación de 1943, dicho mecanisme
se forrnaba según las leyes del ccsefuerzo secundarion, es decir segun las
leyes del condicionamiento clasico.
Por otra parte, en su ultima etapa conceptualizadora (6932) y debido
a una serie de experiencias realizadas por Crespi (1942) y Zeaman (1949),
quienes comprobaron que la cantidad de la recompensa afectaba directamente el nivel de operatividad de la conducta, Hull que en 1943 habia sostenido que la recompensa solo afectaba a la estructura asociativa del habito
introduce en 1952 una nueva variable, la variable K, que recogia las pro
piedades incentivas de la recompensa.
La motivacibn incentiva o I<, dentro del sistema de Hull se combina
multiplicativamente con 10s restantes factores (el asociativo y el impulsivc)
para determinar un nivel concreto de accion. De hecho, el factor motivacional K recoge 10s aspectos cuantitativos y cualitativos de la recampensa,
influyendo directamente sobre la conducta y no a través del habito, tal
como habia establecjdo en 1943. Sin embargo cuando se pas6 a estudiar
Motivación y conducta
45
experimentalmente el factor de motivación incentiva, pronto se planteo un
nuevo problema. Este problema se referia a su origen, ya que la motivación
incentiva parecia regularse también, según 10s principios del refuerzo secundari~.
De esta manera, en el sistema de Hull se mantienen dos procesos que
se regulan según las leyes del refuerzo secundario: por un lado el rnecanismo
anticipador y por otro el factor K de motivación incentiva. Llegando incluso
a admitir, en ISU obra póstuma ,que el rnecanismo cer,-ema es un elemento
instigador de la conducta. Si en el desarrollo teórico hulliano se llega
a un punto en que se establecen dos procesos paralelos idénticos, como son
el ccmecanismo anticipadora y la ccmotivación incentiva,,: ¿por q u i -nos
podemos preguntardebe mantenerse est.a dualidad de procesos si en
definitiva se refiere a un solo e idéntico fenómeno?
Por esta razón, Spence (1956) uno de 10s discipulos mas importantes
que tuvo Hull, recogiendo la incongruencia existente en el sistema de su
maestro, centra todo su esfuerzo en el dzsarrollo del rnecanismo cerm-em,,,
constituyendo, segin Spence, el proceso bádco que subyace en la ccrnotivaci6n incentiva),. Es precisamente dicho rnecanismo anticipador el que recoge
todas las propledades incentivas de la recompensa. Segun Black, interpretando a Spence, dicho mecanisrno reaccional recoge y asume todas las propiedades incentivas de la recompensa, y se forma, a su vez, según los princ i p i o ~del refuerzo secundario. Por ianto, e 1 mecanisino sr,-e,), que refieja
posee a su v a , una naturaleza
el caractcr basico del refuerzo scc:~-~dario,
instigadora, es decir, moiivacional.
Aparecen, por tanto, dentro d e loe sistemas neo-conductistas, dos
factores de caracter motivacional: e! impulso y el incentivo. Existiendo entre
ambos una clara diferencia: el impulso seria, mas bien, un activador inespecifico de la conducta; siendo, en cambio, cl incentivo un facilitador e instigador de conductas concretas. La inoti~raciónincentiva solo activara aqucllas respuestas que hayan sido previamente asociadas a 10s estímulos que sc
11allan implicados en el rnecanismo anticipador.
Mediante este mecanisino ,apreildido c:r.,-e,> de naturaleza incentivomotivacional 10s teóricos del estimulo-respuesta, poseen una base explicativa para una serie de fenomenos conductuales (aprendizaje latente, aprendizaje de lugar, comportamiento anticipatorio, etc.) cuya explicación a
partir de una concepción impulsiva de la motivación eran dificilmente interpretables. El desarrollo de dicho mecanisno constituye, a nuestro juicio,
un concepto que tiende a sustituir al de la ccexpectacións, variable a nuestro entender, decisiva en el momento de plantearse el problema motivac!onal.
46
J . Arnau Gras
1.5. La teoria del refuerzo
Una tercera respuesta o alternativa al planteo de la motivación en función del impulso, tiende a reducir 10 motivacional ,a un proceso reforzador.
Esta actitud tiende, en definitiva, a rechazar 10 motivacional como un
fenómcno propio y especifico. Asi Bolles nos dice: cctodo lo que se pueda
decir en lenguaje de la motivación puede expresarse en lenguaje de refuerzoa. Con esta actitud Bolles (1967) revitaliza las teorias asociacionista5
de Guthrie y Estes, y nos presenta un esquema de conducta regulado exclusivamente por las leyes del refuerzo. Cuatro son las razones que esgrime
Bolles en pro de dicho reduccionismo. Las vamos a señalar suscintamente:
así par,a Bolles, si se interpreta rnás empiricamente la direccionalidad de la
conducta, en este caso más que habl.ar de un cctender haciaa, se podria
hablar de un ccser atraido por),; en segundo lugar, tanto la impulsión como
el refuerzo tienen unas mismas consecuencias para la conducta; en tercer
lugar, nos presenta Bolles, la evidente equivalencia del refuerzo secundari0
y la motivación incentiva; y por ultimo, se fija en el ejemplo teórico de
Hull, sobre todo en su primera etapa conceptualizadora.
Bolles llega a la conclusión que dada la similitud de efcctos, aprendizaje y rnotivación no son sino dos reflejos o resultados de un mismo conjunt0
de procesos. Esta postura, radicalmente empírica, nos deja sin resolver
problemas de indole motivacional básicos, que ya fueron planteados al
hablar de l,a impulsión. Añadanse a éstos 10s problemas de activacion, que
quedan, también sin resolver.
1.6. Teoria de la e x p e c t a d a
Nos hemos propuesto llevar a cabo un análisis de 10s resultados tanto
empiricos como teóricos de una nueva area de investigación, concretamente
la que versa sobre 10s motivos humanos; no s610 porque constituye una
fructífera linea de trabajo, sino porque a su vez, intenta presentar un
modelo teórico de la motivación. Estas investigaciones tienen su precedente
histórico en 10s trabajos iniciados por McClelland y su grupo, sobre el motivo del logro. Mi interés por esta linea de trabajo no estriba tanto por
10s resultados empiricos a que ha llegado ( y que tienen sin duda una notable
importancia práctica, ya que gracias a ellos se ha logrado elaborar un sistema
estandarizado de medida de 10s motivos humanos), sino sobre todo, por las
consecuencias teóricas que se han derivado de 10s mismos. Ha sido, concretamente, Atkinson, quien separándose de 10s iniciales intereses que animo
el grupo de McClelland, ha trabajado a partir del año 1958, con el propósito
de elmaborar una síntesis teorica a partir de dichas investigaciones.
Es interesante señalar que Atlrinson no s610 se preocupa en presentar
una sintesis teorica en base a 10s resultados empiricos del grupo, sino que
a su vez recoge una tradición interpretativa del comportamiento humano
Motivación y conducta
47
que ve en la ccexpectación), a un0 de sus factores mas importantes. Recoge,
pues, Atkinson toda una herencia interpretativa intencionista de la conducta, cuyos representantes más importantes fueron: Tolman, Lewin y col.,
Rotter y Edwards. Todos estos autores han desarrollado, a partir de campos
de trabajo diierentes, una serie de modelos que coinciden en la utilizacion
de un mismo tip0 de variables: la expectancia (probabilidad svbjetjva) y el
valor incentivo. Podemos, pues, considerar a Atkinson, como la culminación
de 10s modelos de la motivación basados en la expectancia.
Un auténtico planteo del fenómeno motivacional deberá resolver a mi
juicio dos problemas que constituyen 10s rasgos caracteristicos del comportamiento motivado: a) por un lado tenemos el problema de la determinación
individual del sujeto. Desde este punto de vista, la conducta motivada puede
ser caracterizada como una conducta de elección. A nivel humano esta característica suele recibir el nombre de cctoma de decisiones,. b) en segundo
lugar, la conducta motivada, implica el problema de la iniciación y persistencia del comportamiento, hasta que el objetivo haya sido conseguido.
Atkinson, uno de 10s mejores exponentes dentro de la tradición ictencionista, nos presenta un modelo teórico cuya raiz conceptual se encuentra
en las formulaciones que sobre la expectancia elaboraron McCorquedale y
Meehl (1953), Tolman y Postman (1945), y sus bases empiricas 10 constituye
la serie de trabajos realizados por McClelland y su grupo, y que posteriormente fueron ampliados por Atkinson y sus colaboradores (1958). Influido
por estos antecedentes teóricos y empiricos, Atkinson (1957) nos presenta
un modelo que constituye la estructura básica del proce50 motivacional.
Dicha estructura, verdadero mecanismo del comportamiento motivado esta
formada por tres factores o variable:: el ~izotivo,la expectancia y el incentivo. Para Atkinson, la activación o puesta en marchik de este mecanismo motivacional ocurre, cuando las circunstancias ambientales en las que se halla
el sujeto ccsuscitan en 61 una expectancia (~:na probabilidad subjetiva) de
que la realización de una actividad tendrá como resultado la consecución
de una meta para la que el sujeto posee un motivo,,. Dentro de este modelo,
el principio básico de activacion 10 constituye la expectancia y si bien, el
mecanismo motivacional, se estructura en funci6n de una relación interactiva, de caracter multiplicativo entre, motivo, expectancia e incentivo, es, en
definitiva, la expectancia de que mediante un determinado acto se puede
llegar a satisfacer un motivo concreto, 10 que pone en marcha el mecanismo
motivacional. No obstante a mi juicio, el tratamiento que dispensa Atkinson
a la variable expectancia es demasiado simplista, debido quizá al tipo de
experimentos que se han planteado para probas su eficacia.
1.6. Bases para una reconceptualz'zación cie:zlifica de la motivaciort
Hemos de reconocer que cada vez es mayor el acuerdo, entre 10s aulores, con respecto a la importancia de la variable expectancia. Heckhausen, en
48
J. Arnatt Gras
una reciente intervención en el Simposium de Nebraska, nos describe la
expectancia corno ccuna disposición valorativaa. A'hora bien, afirma más
adelante, cca 10 largo de nuestra vida solemos cambiar nuestras expectancias en función del cambio y desarrollo operado en nuestras aptitudes y
en función de 10s objetivos a alcanzar.~El10 nos lleva a la conclusión
de que no puede concebirse la expectancia como un factor rigido, inmovil,
al que se reducirian inexorablemente 10s factores restantes.
Por esta razón y a modo de síntesis conceptual, presento el fenómeno
motivacjonal como un fenómeno abi-dimensionals. Existe, por un lado, una
dimensicjn de activación, uns. dirnension sin duda energetizadora. Hemos
comprobado cómo existe toda una tradición que se ha dedicado a destacar
únicamente dicho factor: el factor impulsional. Hemos visto, también, como
una serie de estudios neurofisiológicos han demostrado la existencia en el
sujeto de unos niveles de activación. McLaughlin y Eysenck (9167) han
llegado a demostrar que estos niveles de activación constituyen rasgos propios de la personalidad del sujeto. Hemos de tmer en cuenta dichas diso , niveles 6:stables de activación, para
posiciones permanentes del s ~ ~ j e t sus
una correcta interpretacion del fen6meno motivacional.
Por otro lado, una adecuada teoria motivacional, deberá explicar como
dichos niveles subjetivos de activación son evocados, determinando eficientes potenciales de acción. Con el10 vamos ya a la segunda dimensión de la
motivación. La dimensión direccional o guiadora. La conducta motivada no
es, pues, una funcion exclusiva de un determinado nivel de activacion subjetiva, dc la reactividad expecifica dc! siljeto. Deberá explicarse, tambikn,
el porqué un individuo se comporta mas bien en un sentido que en otro.
Nos encontramos ante un problema direccional. Hemos visto como 10s teóricos del estimulo y respuesta, soluciona bar^ dicho extremo introduciendo un
mecanisrno incentivo-motivacional, responsable, en definitiva de la dircccionalidad de la conducta.
Nosotros, siguiendo la direccijn marcada por 10s teóricos intencionis.
tas, tendemos a concebir dicha dimensión en funci6n de un ccgradiente de
expectt~ncia)),que denominamos variahle ccvalor esperado)).
Hemos de señalar, por otra partc, que si bien, la mayoria de 10s autores, reconocen de una manera u otra su importancia, queda aún, dicha variable totalmente imprecisa y sin car acterizar.
Para nosotros la variable ccvalor esperado),, no s610 influye y se interrelaciona con el nivel de activación o arousal propio del sujeto, determinando
un efcctivo potencial de acción, tal como ha sido demostrado por Obrist,
Thompson y Berlyne, sino que dicha variable exige una más precisa caracterización.
Por el10 proponemos, recogiendo y sintetizando una serie de trabajos
experimentales, unas lineas batsicas que nos van a servir para determinar y
Moiivacidn y conducta
1
49
especificar el conjunt0 de factores empiricos antecedentes, de 10s cuales la
expectancia es función.
Nosotros proponemos que existen dos grandes grupos de factores empiricos antecedentes: 10s factores empiricos antecedentes subjetivos y 10s
factores empiricos antecedentes objetivos.
Con respecto a 10s factores empiricos antecedentes subjetivos, son al
menos dos, 10s que influycn, básicamente, en la determinación del valor
espe~ado: 10s de carácter aptitudinal (como la inteligencia, destreza sensorio-motriz, etc.); y las previas experiencias del individuo con respecto
al éxito y fracaso en sus actividades. En relación al primer grupo, hemos de indicar que French y Thomas (1958) encontraron correlaciones
positivas entre motivación de logro e inteligencia; correbaciones que mas
tarde, fueron corroboradas por Robinson y Myer. En relación al segundo
grupo, es decir, la influencia de 10s éxitos y fracasos previos, este aspecto
ha sido ampliamente estudiat10 por 10s teoricos del nivel de aspiración. No
obstante señalaremos que IicIm (1958), ha podido comprobar que aumentado
el éxito se operaba en 10s sujetos cambios en la forma de resolver 10s problemas y realizar 10s trabajos. Los éxitos tienden a reestructurar la situación
de rnanera que se obtienen rt:sultados mAs positivos.
Referente a 10s antccedentes ernpiricos objetivos, indicaremos que han
sido tres, 10s tipos fundame~ltalesde variables, cuyo efecto sobre la expectancia ha quedado, experimentalmente, demostrada: el tipo de dificultad de
la tarea; la clase de reconlpensa o incentivos que mediante la realización
de las mismas el individuo es capaz de alcanzar, y por Último, el valor
de la distancia psíquica entre el estado actual del sujeto y su estado futuro.
En relación a las caracteristicas de la tarea y 10s valores incentivos, y su influencia en el valor esperado, hemos de señalar que Atkinson y su grupo
han conseguido resultados positivos, tanto si se variaban las tareas a realizar, como si se variaban 10s incentivos.
Por ultimo, en relación a la distancia psíquica, hemos de señalar que
puede afectar al valor esperado en dos sentidos: la asequibilidad de la
meta, y la distancia temporal entre el estado actual del sujeto y su estado
futuro. Feather (1959) ha demostrado que la aseiquibilidad es un factor
que interviene directamente en la determinación de 10s niveles de expectación; siendo éstos influidos, también (Heckhausen, Ricks y Epley), por el
factor distancia temporal.
No hemos pretendido hacer una presentación detallada de cada uno
de estos trabajos experimentales, que corroboran la hipótesis de que el
ccvalor esperadon tiene una serie de factores empiricos antecedentes que la
determinan.
Por ultimo, señalaremos, que nuestra hipotética variable direccional,
valor esperado, que se combinaria incidiendo sobre el nivel de activaci6n
del sujeto, es función de toda esa serie de antecedentes empiricos, y no se
I
I
50
3. Arnau Gras
pucde pensar, que cada uno de estos factores la afecten independientemente
y por separado, ya que todos ellos se hallan funcioaalmente interralacionados, y es, precisamente, en virtud de esta interrelación, que puede llegar
a especificarse un nivel determinado de expectación. El resultado de esa
interrelacionalidad de factores determinari, pues, en el sujeto, un ccvalor
esperados, creando en 61, <<undeterminado nivel de expectacion con respecto
a 10s resultados de su actividads.
RESUMEN
Este trabajo constituye una revisión conceptual de las principales interpretacioi~esdel fenómeno motivacional desde una perspectiva experimental.
Después de un analisis de las principales conceptualizaciones motivacionales, se llega a formular unas posibles lineas de investigación para el futuro
desarrollo de la tematica motivacional.
RESUME
Ce travail constitue ilne révision conceptuelle des principaux interpretations du phónomkne lnotivationel dans une perspective expérimentalle.
Aprks un analyse de plus importants conceptes sur la motivation, on arrive
a formuler de possibles approches d'investigation pour un futur développement des études motivationels.
SUMMARY
This study is la conceptual revision of the most important interpretations
about the motivational phenomenon in an experimental point of view.
Beside this analysis, we draw the main lines the investigation in this field
has to develope.
BIBlLIOGRAFIA
APLEY,
,M. H. : Derived motives. Ann. Rev. Psychol. 21. 485518 (1970).
ATKINSON,
J. W.: Motivational determinants of risk-taking behavior. Psychol.
Rev. 64: 359-372 (1957).
BERLYNE,
D. T.: Arousal and reinforcement, en Simposium de Nebraska sobre la
Motivación: 1-110 (1967).
BINDRA,D.: Motivation: a systematic reinterpretatim. Ronald Press. Nueva Yok,
1959.
BLACK,
R. W.: Incentive motivation and the parameters of reward in instrurnental conditioning, en Simposiurn & Nebraska sobre la Moltivación: 85137 (1%9).
BOLES,R. C.: The theory of motivetion. Harper y R m . Nueva York, 1%7.
BOLLES,R. C. y M ~ TS., A.: Derived Motives. Ann. Rev. Fsychol. 63: 511~72
(1972).
J. S.: The rnotivation. of behaviour. MaGraw~Hi%ll,
~NuevaYork, 1961.
BROWN,
COFER,C. $N.,y APPLEY,M. H.: Motivatim: theory and research., J . Wiley. Nueva
York, 1964. (Trad. castellana en Talas, IMéxico, 1971.)
EYSENCK,
H. J. (ed.): Experiments in motivation. Pergamon Press. ~London,1964.
Motivacidn y conducta
51
I+EMHAUSEN,
H. : The anatomy of achievement motivation. Academic Press. Nueva
York.
- . 1967.
H u u , C. L.: The goa1 gradient hypothesis and maze learning. Psycho~l.Rev. 39:
25-43 (1932).
HULL,C. *L.: Principles of behaviour. Aipkton:CenturyC. Nueva York, 1943.
HULL,C. L.: A behaviour system. Yale Univ. Press. Nueva Haven, 1952.
LINDSLEY,D. E.: ~Psycophysiologyand motivation, en Simposium de Nebraska
sobre la motivaciorr: 44.105 (1957).
MCCWELLAND,
D. C., ATKINSON,
J. W., CLARK,R. A. y ~LOWELL,
E. L.: The achievement
motive. Appleton-Century-C. Nueva York, 1953.
MALMO,i& B.: Measurement of drive: an unsolved problem, en Simpositun de
Nebraska sobre la Motivaci6n: 2291-265 (1958).
MILLER,N. E.: Learnable drives and reward, en STEVENS,
S. S. (ed.): Handbook
of experimental p~ychology,J . Wiley. Nueva York, 1951. 435472.
OLDS, J.: Physiological mechanisms of reward, en Simposium de Nebraska sobre
la Motivacidin: 73-139 (1955).
SEWAF~,
J. P.: Drive, incentive 2nd reinforcement. PsychoF. Rev. 63: 195.203 (1956).
SHEFFIELD,
F. D., ROBY,T. B. y CAMPBELL,
B. A. : Drive reduction versus consumatory behaviour as determinants of reinforcement. J. comp. physiol. Psychol.
47: 349-355 (1954).
SPENCE,
K. W.: Behaviaur theory and conditioning. Yale Univ. Press. Nueva %ven, 1956.
SPENCE,
K. W.: Behaviotir theory and learning. R-enticdall, Englewood Cliffs.
Nueva York, 1960.
T o ~ NE., C.: Purposive behaviour in animals and men. Appleton-CenturyC. Nueva York, 1932.
TOLMAN,
E. C.: Principles of perfomance. Psychol. Rev. 62: 315-326 (1955).
W I ~ E.
, L.: Secondary reinforcement : some r e s e a r ~ hand thmretical issues, en
Simposium de Nebraska sobre la Motivación: 3844 (1969).
YOUNG,
P. T.: Motivation and emotion. J . Wiley. Nueva York, 1961.
-
Descargar