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Peliculas para llevarse al infierno

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Cult Movies 1
PELÍCULAS PARA LLEVARSE AL INFIERNO
VICENTE MUNOZ ALVAREZ
ª
I
Edición Digital
Septiembre 20I3
Smash,,rords edition
© Vicente Muñoz AI,,arez,
20II
© de esta edición:
Literaturas Com Libros
A,,enida de Menéndez Pelayo 85
28007
Madrid
Epílogo de José Ángel Barrueco
Diseño de la colección: Benjamín Escalonilla
Ilustración de la cubierta: Miguel Ángel Martín © M1 tm
Diseño de la cubierta: Benjamín Escalonilla
Smash,vords Edition, License Notes
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FASCINACIÓN
& ARREBATO
(A modo de: pr6logo)
En el verano de 2007 la editorial Caballo de Troya aceptó publicar la
antología Resaca/Hankover: Un homenaje a Charles Bukowski, que Patxi
Inrrzun y yo habfamos coordinado, y que incluía textos de 37 autores
españoles contemporáneos exponiendo su visión personal sobre nues­
tro éldmirado Hank, ,risceral y maldito entre los malditos.
La fecha para su publicación se fijó no obstante en abril de
2008,
casi un año después, y para promocionar previamente el libro e ir calen­
tando motores abrimos el blog Hankover: Hijos de Satanás (título de uno
de los libros de Buko"rski y metáfora del tipo de literatura -realista,
autobiográfica y no complaciente- que habíamos seleccionado para la
antología).
Fue entonces cuando, para di,1ersificar y amenizar el contenido del
blog, decidí empezar a escribir reseñas bre,1es sobre las películas que
más me habían impactado en 11na sección personal que titulé <<Cult Mo­
vies» y que he mantenido sin periodicidad fija hasta el día de hoy.
No soy crítico de cine, soy narrador y poeta, y por lo tanto nunca me
planteé escribir ensayos técnicos ni concienzudos sobre las películas
seleccionadas, sino más bien comentarios apasionados de las mismas
que impulsaran a los lectores del blog a videarlas sin complejos.
Muchos colegas del gremio (entre ellos José Ángel Barrueco, autor
del epílogo a esta edici6n y cinéfilo empedernido) me han sugerido
desde entonces compilar estas reseñas en un libro, animándome a ello,
y aquí está, tres años después, el resultado: una guía de películas im­
prescindibles para lle,1arse al Infierno, abordadas desde la fascinación y
el arrebato (que diría el maestro I,1 án Zulueta).
No son, en cualquier caso, las que yo considero las cien mejores pe­
lículas de la historia (que requerirían otra lista aparte), sino las que, por
una u otra razón, desde mi punto de ,rista, merecen realmente el califi­
cativo de «películas de culto».
Tanto en la literatura como en el cine (y en todos los demás áinbitos
creativos) me interesan las obras que cuestionan el mundo en que ,ri,ri­
mos, que remue,1 en las vísceras y las conciencias, que aceleran la
sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad
(sin duda ,riolenta y cruel) que el hombre ha creado.
Este es, en última instancia, el criterio de fondo que he utiljz4do
para confeccionar este «top roo» de películas de culto: lo epatante, lo
crítico, lo atípico, lo raro, lo provocador, lo grotesco, lo perverso, lo
magnético, lo desinhibido, lo incómodo, lo hiriente, lo hipnótico, lo
fascinante, lo arrebatador.
Aunque no menos importante ha sido el punto de vista y enfoque
literario con que las reseñas han sido ideadas, las conexiones de todas
estas películas con libros y escritores que admiro y he leído inten­
samente en el transcurso de mi vida adulta, y que han resultado básicos
y determinantes para mi formación.
Más que una guía cinéfila al uso, pues, este manual está concebido
como 11n diario personal de cine, donde me he despachado a gusto con
muchas películas que yo opino que nadie debería dejar de ver.
De las aproximadainente r50 reseñas que con el paso del tiempo he
ido publicando en Hankover, he seleccionado
un
centenar para este
libro, las de las películas que realmente me parecen necesarias e imprescindibles en cualquier videoteca. Aunque el trabajo no ha sido,
desde luego, meramente recopilatorio: todas ellas están ampliadas y
reescritas ex profeso para la ocasi6n, descontextualizadas del blog y
adaptadas a la idea y espíritu de este ,1ol11men, lo cual me ha lle,,ado al
cabo más tiempo del que utilicé en su día para escribirlas.
El fruto de todo ello, en suma, es este listado de cult movies que
ahora tenéis en las manos, con el que, os lo aseg1Jro, disfrutaréis de
inolvidables ,1eladas y emociones extremas frente a la pantalla.
Felices pesadillas, queridos dru.gos, & cuidado con los Bichos Malos.
''icente Muñoz Álvarez
Freaks
Tod Bro"rning (r932)
Apología de lo raro y de lo diferente, de la disidencia y de la nueva
cazne, poética, aterradora y lánguidamente hezmosa, La parada de los
monstruos (Freaks), de Tod Browning, es sin duda alguna la película
ideal para abrir este listado de cu.lt movies para llevarse al Infierno. Todo
en ella es fascinación y arrebato, desde la siniestra e hipnótica ambientación circense que recrea, al propio plantel de actores (casi todos freaks
de barraca en la vida real), pasando por una historia de marginación,
venganza y celos que aún hoy, décadas después de ser filmada, pone los
pelos de punta.
Tod Browning (director de otras perlas, como Garras humanas, Los
pantanos de Zanzz.'bar o Drácula, de Bela Lug osi) nos regaló en r932 esta
joya desl11mbrante y maldita, insuperable en su género y fuente imperecedera de inspiración y gloria para todos los marginales que en el
mundo han sido.
Una fábula inmortal sobre la ambición y el engaño, la solidaridad, el
castigo y el crimen, estremecedora y absolutamente moderna, que bajo
ningún concepto debería faltar en vuestra ,1ideoteca.
Dfas sin huella
Billy Wilder (r945)
Adaptación de la turbadora novela de Charles R. Jackson a la pan­
talla grande, Días sin huella (The lost weekend), del polifacético Billy Wil­
der, es uno de los mejores (si no el mejor) y más despiadados retratos
del alcoholismo de la historia del cine.
Un magnífico Ray Milland (actor fetiche del maestro Roger Cor­
man) dando ,rida a un escritor dipsómano e inadaptado, una ciudad de
pesadilla (etílica), una fotografía magistral y un guion milimetrado y re­
dondo, hacen de esta oscarizada película una pieza de coleccionista que,
por su vigencia, apenas se ha visto afectada por el paso del tiempo.
Las escenas del delirium trémens de Milland en el hospital siguen
impactando y descolocando las ,rísceras, y el retrato psicológico y emoti,1 0 de la ,rida del alcohólico que Wilder esboza en el film no puede ser
más ominoso y aterrador.
Aunque quizás, de cara a cualquier creador, lo más desasosegante
que Días sin huella plantea es el bloqueo intelectual que debido al al­
coholismo sufre el protagonista, la incapacidad de continuar su obra y
la imposibilidad de integrarse en el mundo que le rodea.
U na obra maestra del cine negro de los cuarenta, imprescindible en
este <<top IOO>> de pelis bizarras.
Gun Crazy
Joseph H. Le\vis (1950)
Otra de mis cult movies favoritas y una de las joyas indiscutibles del
cine negro de serie B, Gun Crazy (El demonio de las armas) sigue bri­
llando con l1Jz propia décadas des pués de ser filmada.
Inspirándose ,1againente en la ,rida de Bonnie Parker y Clyde Ba­
rro,\r, Jose ph H. Lewis dirigió en 1950 esta historia de sinsentido y ,rio­
lencia, llena de secuencias grandiosas e imágenes inolvidables, descar­
nada, fatalista y <<oscura como la tumba donde yace mi amigo» (parafra­
seando a Malcolm Lo,,rry).
Desde el guion magnífico de Dalton Tru.mbo a la impactante foto­
grafía en blanco y negro, las interpretaciones geniales de John Dall y
Peggy Cummings (definitiva mujer fatal, despiadada, frívola y cruel), el
crescendo de la tensión dramática, los travellings, picados y contra­
picados, todo se engarza a la perfección en esta película de amor, sangre
y huida, trágica y nihilista donde las haya, redonda y maldita entre las
malditas.
El merodeador
Josep h Losey (I95I)
La cabeza es, qué duda cabe, un mundo extraño. Las imágenes, los
traumas y las experiencias se amalgaman dentro sin orden ni sentido
aparente y conforman, con el paso del tiemp o, nuestra conciencia y
personalidad frag mentada.
Videé esta joya del cine negro titulada The Prowler ( El merodeador)
hace ya muchos años, tal ,1ez quince o veinte o más, y desde entonces
g ermin6 en mi cabeza la idea de crear, como un Frankenstein moderno,
mi propio merodeador: esa inquietante figura que ronda, que mira, que
vigila, que conspira, que acecha ...
Poco tiene que ,1er no obstante la película de Joseph Losey, magistral
en su género , con mi novela del mismo título (Vicente Muñoz
Á1,1 arez.
El merodeador. Baile del Sol, 2 0 07), pero la impronta de esa figura,
entendida de modo abstracto , planea sobre ambas de una forma deter­
minista y fatídica.
Áspera y dlJra como el cemento a1m.ado, descorazonadora, amarga y
cruenta, El merodeador de Losey atrap a al espectador, narrándole una
historia inmisericorde y real como la vida perra e hipnotizándole con
sus secuencias sombrías y su bellísima fotografía.
Para mí, de lo mejor del cine negro norteamericano del pasado siglo.
La noche del cazador
Charles Laughton (1955)
Basada en la novela de Da\rid Gru.bb del mismo título (que asi­
mismo os recomiendo), mezcla de diversos estilos y géneros, cargada de
guiños y símbolos, La noche del cazador, de Charles Lau ghton, sigue es­
tremeciéndonos con su malsana belleza medio siglo después de ser fil­
mada.
Robert Mitch11m interpreta el p ap el de su ,rida, un predicador demo­
nizado que persi gue por la América más profunda y arquetíp ica a dos
niños perdidos, portadores inocentes del botín de un robo, que encuen­
tran refugio en el hogar de una maternal dama s1.,1 reña.
Un alucinante cuento de hadas para adultos, g ótico y sombrío, per­
fecto en el ritmo , en la fotografía, en la caracterización de los personajes
y en el desarrollo y desenlace de la acci6n, que mejora con los años
como los vinos de las cepas más viejas.
Secuencias como la de Shelley Winters en el fondo del río con sus
cabellos meciéndose en la corriente, o la del forcejeo entre las manos
enfrentadas de Mitch1_1m con los dedos tatuados formando la di,risa
<<love & hate», se graban para siempre en el subconsciente.
Bellísima, ominosa y maldita (fue la única película que dirigió Lau­
gthon, nin guneada y menospreciada en su día por la crítica), y una
recomendación ideal para los atardeceres lluviosos de otoño.
Sed de mal
O rson Welles (1958)
Expresionista y barroca, bizarra y morbosa e insuperable en todas
sus secuencias y planos, Touch of Evil ( Sed de mal) , de Orson Welles, es
una de las obras maestras indiscutibles de la historia del cine.
Desde el mismo instante en que comienza, con la famosa secuencia
del coche-bomba en la frontera mexicana y la frenética banda sonora de
Henry Mancini, hasta el re\1elador último plano, turbador y negrísimo,
Welles nos eng ancha en una oscura trama de corrupción y desinte­
gración moral, con continuos contrapicados asombrosos, que conjuga
magistralmente clasicismo y \1anguardia, tradición y modernidad.
Imagen y fotografía, interpretaciones (impresion ante y repulsivo el
papel del propio Welles), decorados, guion y música, todo en Tou.ch of
Evil es redondo y más negro que una noche de no,riembre sin luna.
Los que la conozcáis , ,,olved a visionarla (no deja de sorprender) , y
los que aún no la hayáis \risto p rep araos para una inol\ridable exp e•
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nencra.
Los amantes de Montp arnasse
Jacques Becker (19 5 8)
Descorazonadora, rei,rindicati.\1a y real como la ,rida misma, Los
amantes de Montparnasse (también conocida como Montp arnasse 19) , de
J acques Becker, es un biop ic de los últimos días del maestro Modigliani
en París, desde que conoce a la musa de su vida y sus cuadros, Jeanne
Hébute1ne, hasta su prematura muerte ( treinta y seis años) y vergon­
zoso expolio a1 tístico.
Que nadie es profeta en su tierra ya lo sabíamos, pero la frialdad con
que Becker retrata el negocio (p odrido) de la pintura y del arte pone los
pelos de punta, en especial a los que nos dedicamos devotamente al
mundo de la creación.
Un convincente Gérard Philipe en el papel de Modi y una beatífica
Anouk Aimée en el de Jeanne (junto a un detestable Lino Ventura
-memorable la secuencia en la que planea como un buitre sobre el
pintor moribundo- y una magnética Lilli Palmer como secundarios de
lujo), además de una fotografía antológica y 11na dirección sobria y rotunda, hacen de esta cult movie olvidada un verdadero tesoro para ciné­
filos coleccionistas.
Vértigo
Alfred Hitchcock (1958)
Otra de las películas imprescindibles en cualquier ,rideoteca, y posi­
blemente la que más veces habré visto en mi vida, Vértigo (De entre los
muertos), de Alfred Hitchcock, conserva intacto aún su evocador aroma
y su morboso poder de seducción, y si gue fascinando e hipnoti­
zándonos en cada secuencia.
Adaptación a la pantalla grande de la no,rela D'entre les morts, de Pie­
rre Boileau y Thomas Narcejac, Vértigo narra una tremenda historia de
traición, ,1enganza y celos que atrapa desde el comienzo al espectador,
ofreciéndole truculencia y suspense de muy alto voltaje.
Un guion redondo, necrofílico y turbador (con reminiscencias de los
cuentos de Poe), un San Francisco de ensueño, las interpretaciones
inolvidables de James Ste\vart y Kim No,1ak y, por supuesto, la prodi­
giosa mano del maestro Hitchcock (más que nunca tocada aquí por el
talento y la gracia) con,rierten este largometraje en una hermosísima
p erla p ara engarzar.
¡ Larga ,rida a Carlota Valdésl
Los ojos sin rostro
Georges Franju (195 9)
No demasiado conocido, aunque mítico y paradigmático en su gé­
nero, Los ojos sin rostro (Les yeux sans visage) , de Georges Franju, es un
oscurísimo film de horror y an gustia, espeluznante y psicoanalítico,
lleno de secuencias estremecedoras y excesos (el trasplante de rostro, sin
ir más lejos, que luego Tobe Hooper inmortalizaría en La matanza de
Texas), aunque también, por momentos , poético, s1.1rrealista y bellísimo.
La máscara inexpresiva de la protagonista (Edith Scob) y sus oj os
suplicantes, como atrapados (nunca mejor dicho) en otra piel, no se
olvidan jamás, ni tampoco esa muchacha con la cara vendada corriendo
por las galerías, ni la jauría de perros famélicos que de,1oran con saña al
enloquecido doctor al final del metraje.
Una película enfermiza y extraña (adaptación de una novela de Jean
Redon) , a caballo entre el cine negro y el gore, expresionista y de horror,
envuelta en un a11ra de pesadilla que destroza los nervios y eriza la piel.
Otra fascinante cult movie, en suma, que bajo ningún concepto
deberíais perderos.
La caída de la Casa Usher
Roger Connan (1960 )
Roger Corman, maestro del cine de serie B y otro de mis directores
fetiche, adaptó a la pantalla grande en la década de los sesenta al gunos
de los más inquietantes relatos de Edgar Allan Poe, L ige ia, El entierro
prematuro, El p éndulo de la muerte o el que ahora nos ocupa, La caída de
la Casa Usher, desde mi punto de ,1ista uno de los cuentos más terro­
ríficos de todos los tiempos.
Vincent Price, inolvidable en el papel de Roderick U sher, y un deca­
dente y sombrío caserón en la niebla son los pilares sobre los que Cor­
man erige esta fábula gótica, chirriante y freudiana, que es sin duda
una joya para cinéfilos y amantes del g énero.
Los colores chillones característicos de su cine (muy en la línea de la
Hammer o de Mario B ava) , la ambientación lúgubre y tenebrosa (¡ah,
esa densa bruma que, como en el relato , en�,luelve los páramos! ) y las
emotivas interpretaciones de los personajes confieren un halo de es­
p anto y tragedia a la película que, estoy con,rencido, hubiera sobre­
cogido al mismísimo Allan Poe.
Ideal para ,ridear acurrucado en el sofá con
checer tormentoso.
tu
pareja algún ano­
Psicosis
Alfred Hitchcock (I9 6 0)
Basada en la no,rela Psycho, de Robert Bloch (11no de los discípulos
a,rentajados de H . P. Lo,1 ecraft y de la hermandad de los Mitos de
Cthulhu), esta película de Hitchcock consenra aún el aroma delirante y
malsano que en su día hizo temblar en sus butacas a millones de espec­
tadores.
Anthony Perkins en el papel de Norman Bates y J anet Leigh en el de
Marion Crane, recrean esta oscurísima historia de necrofilia, matricidio
y alienación que toda,ría hoy, en pleno si glo XXI, consigue aterrar.
La casa de los Bates en la colina, el sal,,aje apuñalamiento en la
ducha, las aves disecadas del motel, la chirriante banda sonora, el cuchi­
llo de cocina, la silla de ruedas, la madre muerta . . . Todo contribuye en
Psicosis a crear una atmósfera de tensión que va in crescendo y explo­
siona en nuestras retinas con un espeluznante y sorprendente final.
Aunque todos la habréis visto ya en más de una ocasión, no puedo
abstenerme de incl11irla por méritos propios en este listado y de seguir
recomendándola con entusiasmo.
Felices pesadillas, queridos dru.gos, & cuidado con los Bichos Malos .
The Misfits
J ohn Huston { I 9 6 I )
Estremecedora, desencantada y absolutamente beatnik, Th.e Misfits
( Vidas rebeldes) , de J ohn Huston, es un homenaje a la disidencia, los
outsiders y los inadaptados.
Tres actores míticos y desnortados en el ocaso de sus ,ridas, Clark
Gable, Marilyn Monroe y Montgome ry Clift, enca1nan a tres personajes
p erdidos, desolados y enfermos, buscando a cie g as su destino por los
caminos de Reno.
Evasión (mediante el alcohol, las drogas, el sexo, el movimiento, la
carretera) , sinrazón, naufragio, deri,1 a . .. Claves básicas de la literatura
beat, que Huston conj ug a ele gantemente y a la perfección en esta p e­
lícula.
Las secuencias de la captura de caballos en la llanura son inol,11.­
dables y desazonadoras, el guion de Arth1Jr Miller ma gnífico y las inter­
p retaciones de los secundarios Eli Wallach y Thelma Ritter, s6lidas y
entrañables.
Un film maldito por derecho propio (fue el testamento de Gable,
Monroe y Clift, que murieron p oco des p ués) , decadente y crepuscular,
que deja un re gu sto amargo en la boca y empapa de nihilismo el corazon.
A medianoche me llevaré tu alma
José Mojica Marins (196 3 )
¿ Qué es la vida? / Es el comienzo de la muerte. / ¿Y qué es la muer­
te? / Es el final de la vida. / ¿ Qué es la existencia ? / Es la continuidad de la
sangre. / ¿ Y qué es la sangre ? / Es la raz6n de la existencia.
Con estos tenebrosos versos en boca de Ze do Caixao arranca A
m. e dianoche me llevaré tu alma, del brasileño José Mojica Marins, una de
las más irre,1erentes cult movies de todos los tiempos, perversa y sadia­
na, tremenda e inol,ridable.
A continuación, unos créditos espeluznantes, un coro de gritos
desgarradores y una alucinada bruja recomendándonos que, por nues­
tro bien, abandonemos la sala... Para dar seguidamente paso a las trope­
lías de Ze do Caixao, un ángel demonizado con sombrero de copa, ojos
sanguinolentos y uñas largas, carismático, despiadado y estremecedor.
Ecos de Nietzsche y de Poe, de la literatura gótica y decadente, de
J.
K. Huysmans, Buñuel y la Hammer, una fotografía fantasmagórica y
una atmósfera de total pesadilla y blasfemia hacen de esta p elícula una
p ieza cla,re en su género.
El personaje de Ze do Caixao tu,10 continuidad en secuelas como
Esta noche poseeré tu cadáver y El despertar de la bestia, y permanece
(como una especie de Freddy Krueger en ,1ersión latina) aún ,rivo en la
actualidad.
Su última aventura lle,1a por título La encarn.a ción del demonio
(200 8 ) .
Plan siniestro
Bryan Forbes ( I 9 6 4)
Plan siniestro ( Seance on a Wet Afternoon) , de B ryan Forbes, es un
descenso inquietante y más que perturbador a los infiernos del alma y
de la mente humana y al o rig en de la locura y el miedo.
Muy poco conocida en nuestro país, esta obra maestra del cine in­
glés descoloca por dentro y es una de esas escasas p elículas que, pese al
paso del tiemp o, os lo ase guro, nunca se olvidan.
Richard Attenborough y Kim Stanle y, gi gantescos los dos, monopo­
lizan obsesivamente la cámara durante todo el metraj e en tanto des­
glosan su plan, g enerando un clima de desasosie go y tra g edia inmi­
nente que pone los pelos de punta.
La imp resionante foto grafía en blanco y ne gro , el guión retorcido y
redondo, los desesperantes silencios y un final sorprendente y descora­
zonador harán a la p ar las delicias de los cinéfilos más exi gentes y de los
amantes de las emociones fuertes.
Un tenebroso cuento de maltrato p sicológico, dep endencias y trau­
mas, que acongoja y se queda g rabado en la memoria a fue go.
La tumba de Ligeia
Roger Connan (r9 64)
última de las adaptaciones cinematográficas de los cuentos de Allan
Poe llevadas a cabo por Roger Connan, tras títulos tan inol,ridables
como La caída de la Casa Usher (seguramente el relato que más ,1eces he
leído en mi ,ida) , La caja oblonga o La máscara de la muerte roja, La
tumba de Ligeia es un epílogo al ciclo de lo más inquietante: necrofilia y
reencarnación, ,1oluntad que no muere, abadías en ruinas, secuencias
oníricas y psicodélicas, amor más allá de la muerte, ambiente gótico y
decadente, y un memorable Vincent Price en uno de sus más gran­
diosos papeles.
Toda la fuerza emoti,1a y drarnática, malé,1ola y ensoñadora de la Li­
geia de Poe es trasladada por Corman a la pantalla grande con una suti­
leza lánguida y enfermiza que recrea a la perfección la atm6sfera de locura, incienso y opio del cuento.
Un film obli g atorio para los amantes del género y uno de los tra­
bajos más su gerentes de mi achniradísimo Roger Co1man.
Repulsión
Roman Polanski (I96 5 )
Para mí (seguida de El quimérico inquilino y Cul de sac) , la mejor y
más desasosegante película de Roman Polanski, Rep ulsi6n retrata un
deterioro y un derrumbe, un claustrof6bico mundo que se resquebraja
(literalmente) y una truculenta degradación sin catarsis.
Morbosa, siniestra y fría como una mantis religiosa, Catherine De­
neu,re nos re gala 11no de sus papeles más rotundos, con secuencias que
aún hoy cortan la respiración (el ataque al intruso con la na,1aja de afei­
tar, las g rietas y brazos por el p asillo, el conciliábulo de los vecinos sobre
su cuerpo) y arrebatos de histerismo y rabia de lo más epatantes.
Y como siempre en el cine sesentero de Polanski, guiños de van­
guardia y autor sabiamente mezclados con elementos del thriller clásico.
Todo un deleite (rep ulsi,ro) para los sentidos y un diamante en bruto
para los freudianos , que se recrearán en sus muchas claves psicoana­
líticas.
Blow-Up
Michelangelo Antonioni (19 6 6)
Aplaudida por muchos y denostada a la par por otros tantos,
Blo1v- Up, de Michelangelo Antonioni, es un rompecabezas de piezas
que aparentemente no encajan y situaciones abs1.1rdas (aunque deslumbrantes desde un punto de vista estético) que conforman una trama
retorcida donde nada es lo que parece y todo cobra aires de alucinación
lisérgica hasta desembocar en 1J n ambiguo y desconcertante final.
Esa es, en esencia, la baza fundamental del film: un juego especular
de pistas e hipótesis ,1agas que el espectador debe interpretar en fun­
ción de lo que ,1ea (o crea ,1er) y deduzca a medida a,1anza el metraje.
Basada en un relato de Julio Cortázar, Blow- Up (traducida al español
como Deseo de una mañana de verano) es puro cine de autor, con todos
los pros y contras que ello implica (más aún tratándose de Antonioni) , y
una película emblemática para los amantes de los sesenta: vestuario,
ambientación, decoración, escenarios urbanos y banda sonora (impa­
gable el sal,1aje directo de los Yardbirds) la con,rierten en un fetiche
indiscutible de la era pop.
Bohemia perdida
Pedro de Liza (r96 6)
U no de los documentales más desoladores que he ,1isto en toda mi
vida y un testimonio impagable sobre la malograda bohemia española
de los añ.os ,1einte en Madrid.
Pedro de Liza, el director, se suicidó en r973 sin haber visto estre­
nada en ningún medio su única e inclasificable película, quedando la
cinta d11rante mucho tiempo olvidada.
Su documental se centra en la fi gu ra de Ismael Tej ada (con el que
Liza había coincidido en la cárcel tras la Guerra Civil) , poeta inédito y
maldito donde los haya, que a principios del pasado siglo merodeó por
las tertulias literarias y cafés de Madrid intentando hacer ,1aler sus escri­
tos. Aunque de soslayo se aborda también la ,11.da de otros bohemios
contemporáneos, como Alfonso Vidal y Planas, Eliodoro Puche, Ar­
mando Buscarini o Pedro Luis de Gál,1ez , todos ellos caídos igualxnente
en desgracia.
Hambre, h11millación y rechazo, loc11ra, alcoholismo y frío, penuria,
enfermedad y muerte, todo ello en cla,1e su1-realista y poética, es lo que
Bohemia perdida nos muestra sin edulcorantes y con lo que consigue
helarnos la sangre en las venas (sobre todo, lógicamente, a los poetas) .
Op erazione Paura
Mario Bava (I 9 6 6)
La filmografía de Mario Ba,=-a es una sorprendente caja de so rp resas,
pulida al máximo en cada detalle, siempre inno,1adora y llena de se­
cuencias grandiosas, manierista y freudiana, y plagiada posteriormente
hasta la saciedad.
De entre sus muchas películas me quedo personalmente con La
máscara de Satán, por lo tenebroso y bizarro, Seis m ujeres p ara el asesino
y Bahía de sangre, por ser las precursoras del gi.a llo italiano (otro g énero
por el que siento debilidad) , y la que ahora reseñamos, Operazione
Paura (Kill, Bab y, Kill� , un estremecedor relato gótico que aún hoy
sigue erizando la piel y que, al menos para mí, resulta superior a cual­
quier producción de la Hammer coetánea y a la mayor parte de las pe­
lículas posteriores del género.
Fotografía, il1..1minación , interpretaciones, guion , música y ritmo,
todo contribuye en su perfecta y justa medida a recrear una inol,ridable
at mósfera de pesadilla y espanto y convertir este largometraje en una de
las cumbres del cine de horror de todos los tiempos.
Imprescindible en cualquier ,rideoteca y otra de mis recomendaciones 5 estrellas 5.
Cul-de-sac
Roman Polanski (r9 6 6)
A caballo entre el cine ne gro y el thriller psicológico, el s11rrealismo y
el expresionismo, lo ir6nico y lo trágico, Cul-de-sac (traducida al caste­
llano como Callejón sin salida) es una de las películas menos conocidas y
más enigmáticas de Roman Polanski, fascinante por su mezcla visceral
de registros y estilos e hipnótica por su grandiosa imagen y fotografía.
Un castillo gótico sobre el mar, un intelectual afeminado y excén­
trico (increíble Donald Pleasance) y su frívola esp osa (Fran�oise Dor­
léac, la estupendísima hermana de Catherine Deneu,1e) y un par de
entrañables mafiosos en ap11ros son el punto de partida de esta inclasi­
ficable comedia negra, puro cine de autor, llena de guiños psicoana­
líticos , secuencias delirantes y divertidísimos diálogos y situaciones.
Un film q ue parece a la ,:-ez moderno y clásico, policíaco y experi­
mental, cla,1e para el desarrollo del cine independiente en las décadas
posteriores (que le pregunten si no a Jim Jarmusch).
The Trip
Rog er Corman (r967 )
Bienvenidos al psicotrónico uni,1erso del LS D : amor libre, campos
de fresas, caleidoscopios, expansión sensorial, ojos de pez, luces estro­
boscópicas, cuerpos pintados, música psycho, distorsión de la realidad...
Y tan1bién, cómo no, paranoias, malos ,riajes, persecuciones, delirio ,
pequeñas muertes, enanos siniestros, claustrofobia y terror...
En 19 67 Roger Corman , rey Midas del cine de serie B , rodó The Trip
(El viaje) inspirándose en los efectos del LSD, reflejando el mundo deli­
rante de los Acid Tests y la cultura psicodélica de su tiempo (tan bien
retratada en la novela Ponche de ácido lisérgico, de Tom Wolfe).
Cualquiera que haya viajado con Lucy in the Sk.y se identificará con
casi todas las secuencias del film, con la impresionante banda sonora de
los Electric Flag y con las docenas de guiños que J ack Nicholson, el
guionista, lanza a los iniciados.
Peter Fonda y Dennis Hopper (sin ol,ridar al in quietante Bruce
Dern ) anticipan en esta personalísima cult movie el éxito que supuso
dos años después Easy Rider, hito hist6rico de la contracultura, y re­
crean con con,ricción y ojos ,1idriosos el alucinante e impre,Tisible
mundo del LS D.
Bon voy age, hermanitos.
Besos robados
Fran�ois Tru:ffaut (r9 6 8)
Dentro de la extensa e interesantísima filmografía de Fran�ois Tru­
:ffaut (abanderado y teórico de la Nouvelle Vagu e) , el ciclo de Antaine
Doinel brilla con luz propia.
Integrado por cinco películas: Los 40 0 golp es, Antoine y CoUete, Besos
robados, Domicilio cony uga l y El amor en fuga, este ciclo nos invita a
descubrir las moti,1aciones existenciales de su director, enca1nado en un
fantástico Jean-Pierre Léaud (protagonista de joyas subterráneas como
La mamá y la p uta, de J ean Eustache, o Porcile, de Pier Paolo Pasolini),
que pone rostro y voz a sus obsesiones.
Desde la as p ereza y desolaci6n de Los
40 0
go lp es hasta el di,,ertido
desenlace de El amor en fuga, Tru:ffaut des pliega todo un arsenal de deli­
cias cinéfilas en cla,1es di,1ersas, satírica, crítica, sentimental, de comedia, de suspense e intriga, etcétera, que confonnan un todo homo­
géneo, magistral y absolutamente entrañable.
Personalmente me quedo con las dos intermedias, Besos robados y
Domicilio conyugal, que retratan con una elegancia y sensibilidad exqui­
sitas las venturas y desventuras de la ,rida en pareja.
Un ciclo, el de Doinel, sin duda al guna inol,ridable, que bajo ningún
concepto nadie debería dejar de ver.
Justine
Jess Franco (r9 6 8)
Jess Franco es uno de esos directores de cine inclasificables, descon­
certantes y personalísimos, que gusta o no gusta, apasiona o espanta,
pero no deja indiferente a nadie. Y eso, como p unto de partida, no es
decir poco en estos tiempos que corren de pla gios sobre p lagios y falta
de imaginación y esp íritu.
De ,1ez en cuando uno descubre 11na joya nueva en su filmo gr afía y
de ,,ez en cuando ,ridea algú n bodrio suyo de esos que abundan tam­
bién entre sus más de
300
películas. Pero siempre hay algo en ellas,
algún detalle, la música, las tomas enloquecidas, el ,,estuario o los psico­
trónicos ar gumentos que se saca de la manga, que cuando menos sor­
prende y agrada.
]ustine está llena de perlas ma gn íficas, comenzando por su bizarro
reparto (Klaus Kinski, Romina Po'\'\7er, Jack Palance) y continuando por
su lisérg ica fotografía, la sugerente mezcla, habitual en Franco, de erotismo y san gre, los planos y secuencias p sicodélicas y, p or supuesto, la
delirante historia q ue narra, adaptaci6n libre de la novela del Marq ués
de Sade, siempre irónico y demoledor con la moral establecida y las
leyes di,rinas y humanas.
A tu salud, tío Jess.
El incinerador de cadáveres
Juraj Herz (r968)
Qué maravilla de película, intensa y vanguardista y absolutamente
moderna es El incinerador de cadáveres (r9 6 8), del director checo Juraj
Herz ... Por joyas así, indudablemente, se ha llamado al cine el séptimo
arte.
Adaptando a la pantalla grande una novela de Ladislav Fuks, Herz
factura un fihn inipecable que engancha al espectador desde los mis­
mos créditos de apertura, sorprendiéndole con un sinfín de recursos
bellísimos: ojos de pez que distorsionan los planos, increíbles transi­
ciones de escenas, interpretaciones grandiosas, una fotografía espec­
tacular y un guion milimetrado y redondo, morboso y aterrador, dulci­
ficado con guiños h1.11norísticos y una banda sonora de ensueño.
Una historia de desh1.1manización y desintegraci6n moral ambien­
tada en la Checoslo,1aquia anterior a la Segunda Guerra Mundial, con el
régimen nazi como tel6n de fondo, que cauti,ra por su frescura, des­
l11mbra por sus diálogos y llena la retina de secuencias e iniágenes que
nunca se ol,ridan.
Ecos de Kafka y Alfred Kubin, del expresionismo alemán y Buñuel,
de Brecht y Sam.uel Beckett, del budismo tibetano y el Libro de los
muertos, añaden intensidad y lirismo a esta ,,isionaria película que por
nada del mundo deberíais perderos.
La semilla del diablo
Roman Polanski (I9 6 8)
La semil-la del diablo (Rosemary 's Baby) es otra de las cult movies im­
prescindibles en la videoteca de cualquier hijo de Satanás: oscura, omi­
nosa, mórbida y asfixiante, mantiene intacta, pese al paso del tiempo,
su envolvente a1,Jra de pesadilla y su influ j o malé,1010 de seducción.
Roman Polanski dio como nunca en el clavo con la adaptación de
esta no,1ela de Ira Levin a la pantalla grande, creando 11na atmósfera in­
quietante difícilmente igu alable y unos personajes y estereotipos inol,ri­
dables.
Mia Farro,,1 y el genial John Cassavetes (también director de culto)
como actores principales, y Ruth Gordon y Sidney Blaclaner como
secundarios, tej en una trama de tensión psicológica que va in crescendo
y aún hoy hiela la sangre en las ,1enas.
El tristemente célebre Edificio Dakota de Nueva York (donde vivió
Aleister Crowley, donde asesinaron a John Lennon, y sobre el que tam­
bién os recomiendo merodear) es el escenario donde se desarrolla este
estupendísimo film de satanismo y horror, todo un clásico en su gé­
nero, que ,101,rió a poner de manifiesto la habilidad de Pol anski para re­
crear atmósferas claustrofóbicas y opresivas.
Macunafma
Joaquím Pedro de Andrade (I969)
Joaquím Pedro de Andrade rodó en I9 6 9 este experimento mar­
ciano, film de culto donde los haya y una de las películas más inclasi­
ficables y desconcertantes de cuantas en el mundo han sido.
Sarcástica e hiperbólica en todo momento , macabra y trágica a ratos,
cómica, delirante y absurda, Macunaíma nos introduce en una esp ecie
de uni,1erso invertido o m11ndo al re,1és, carente de lógica y leyes y ab-
solutamente impre,risible, donde todo queda en manos del azar y se
generan como por arte de magia las situaciones más grotescas (sin ir
más lejos, el alumbramiento del protagonista por un hombre al defe­
car) .
Adaptación del libro Macuna(ma de Mario Andrade (fundador del
movimiento literario modernista de Brasil a principios del pasado
siglo), este largometraje es un híbrido de elementos s1Jrrealistas, indí­
genas y re,1olucionarios, que nos recuerda por momentos al mejor Jodo­
rowski o a B11ñuel.
U na delicia sin parangón para los cinco sentidos y una rara avis des­
lumbrante en cualquier filmoteca.
Easy Rider
Dennis Hopper (196 9)
La roa.d movie total y el film más beat y libertario del movimiento
hippie, Easy Rider (Buscando mi destino) , del controvertido actor, director
y guionista norteamericano Dermis Hopper, mantiene intacta su frescura y su mensaje subversi,1 0 y re,;olucionario pese al paso del tiempo.
A quien le ,,aya el rollo de los Acid Tests y los Alegres Bromistas, la
Ruta 6 6 , el jl ower p ower, las chopp er, las comunas y el born to be wild, le
arrebatará para siempre esta película, estandarte de una época y
un
modo de ,1J.da independiente, insurg ente y auténtico.
Sin desperdicio de principio a fin, con una banda sonora inolvidable
(Hendrix, los Byrds, Dylan, Steppen,volf, etcétera) , un reparto estelar
(Peter Fonda, Dermis Hopper y Jack Nicholson en su mej or momento),
un insuperable Laszlo Ko,1acs en la fotografía y
un
guion lisérgico y
existencial, Easy Rider es una acertada metáfora del sinsentido y la nece­
dad h1Jmana, de la carretera como terapia y símbolo de libertad y de la
búsqueda sin brújula y a cie gas de nuestro propio yo escindido.
Fatalista, legendaria y magnética, y el canto de cisne definitivo de la
contracultura y elfree living.
El amanecer de los vam p iros
Jean Rollin (r9 70 )
Jean Rollin, director francés muy poco conocido en nuestro país,
rodó durante los años setenta del pasado siglo un buen número de
fascinantes p elículas de culto que hoy son pe queñas joyas del género
psicotrónico y fantástico: Desnuda entre las tumbas, Réquiem por un
vampiro, La muerta viviente o la que ahora os recomiendo, El amanecer
de los vamp iros (Le Fri.sson des vampires) .
Muy en la línea de nuestro querido Jess Franco, aun que más ele­
gante y esteticista, Rollin conj u ga en sus films erotismo y sangre, su­
rrealismo y psicodelia, creando con todo ello unas atmósferas poéticas y
enrarecidas, hipnóticas y alucinadas, casi únicas en su género.
El amanecer de los vampiros tiene esto y más: una banda sonora
frenética y de lo más lisérgi ca (que recuerda a los mejores Pink Floyd) ,
un castillo decadente y osc1,.1 ro, vampiras semidesnudas y unos diálo gos
delirantes y absurdos que nos desubican continuamente y sorprenden
(p or lo bizai-ro) 11na y otra ,,ez.
Como todos los directores de culto, Jean Rollin no deja indiferente a
nadie: o apasiona o espanta, o se le ,1enera o se le rechaza ...
Personalmente, como buen fetichista que soy, os animo encareci­
damente a videar sus films sin complejos y gozar de las muchísimas
sorp resas que guardan.
Yo vigilo el camino
John Frankenheimer {I 9 7 0)
Decadente, nihilista y sombría, Yo vigi.lo el camino (I Walk the Line) ,
de John Frankenheimer, es a la vez un retrato hiperrealista de la Nor­
teamérica rural y profunda (con todos sus tópicos y tabúes) y una metá­
fora del sinsentido de nuestras vidas y del amor imposible y fingido.
Un sheriff cincuentón desencantado de su familia y del mundo
(g randioso Gre gory Peck) y 1#1na Lolita inconsciente en 11na sociedad
encorsetada e hip ócrita son los p ersonajes con los que Frankenheimer
construye este potentísimo drama de soledad, desen gaño y hastío, que
deja un re gu sto amargo en la boca y una saudade punzante en el corazon.
Y por si fuera poco , la ,roz des garrada de Johnny Cash con su gui­
tarra añade una dosis de nostalgia extra al metraje.
U na joya de culto del cine norteamericano de los años setenta y otra
recomendación 5 estrellas 5 .
Perros de p aja
Sam Peckinpah (I970 )
Polémica, desconcertante y tremenda, Perros de p aja (Stra1v Dogs) es
una de las películas más redondas y extremas del siempre cuestionado
Sam Peckinp ah, a mi juicio de lo mejor de su ya de p or sí interesantísima fil1nografía, y contiene paradigmáticamente todos los ingre­
dientes característicos de su f01ma de hacer cine.
Dustin Ho:ffman y Susan George (sensual, inocente y perversa a
partes i guales) bordan sus respectivos pap eles, y junto al resto del plan­
tel de actores tejen la asfixiante tela de araña en que se convierte pro­
gresi,1amente el metraj e.
Como suele ser habitual en Peckinpah, eso sí, la mujer no queda
demasiado bien parada: es ella la que en última instancia desata con su
frivolidad e inconsciencia la furia de unos y otros y pro,1oca en defi­
nitiva el desastre ...
Conclusi6n final: cuidado con los Bichos Malos.
Junto a Quiero la cabeza de Alfredo García y Grupo salvaje , de lo
mejor de Peckinpah y del cine de acción del siglo pasado.
Bahfa de san gre
Mario B ava (1 97 r)
U na de las perlas más ne gras del cine de horror italiano, Bahía de
sangre (Reazione a catena), de mi admiradísimo Mario Bava, es un slas­
her barroco y s angriento, exp resionista y bronco, q ue nos sumerge de
lleno en una trama de ambición y venganza salpicada de crímenes imi­
tados posteriormente hasta la saciedad (sin ir más le j os en la conocidísima Viernes 13) .
«Violenta y ,risceral» (nunca mej or dicho) o <<truculenta y crítica» po­
drían ser otros adjetivos adecuados para calificar esta (y las demás) pe­
lículas de Mario Bava, genio y fi gura cla,,e del celuloide bizarro italiano.
Y como siemp re en su cine: verti ginosos zooms y atmósferas lú gu­
bres, una banda sonora inquietante y lisérgica, il1;1ninación psicodélica
y denuncia social encubierta, exuberancia ,isual y suspense que va in
crescendo ...
Para chuparse los dedos.
Harold y Maude:
S Hal Ashby (I 9 7r)
Atípica y entrañable, además de transgresora e iconoclasta, Harold y
Maude, de Hal Ashby, es ante todo un canto libertario a la vida y a la
dignidad del ser humano, y una maravillosa historia de amor sin fronteras que no dej ará indiferente a nadie.
Como el yin y el yang, Ashby fusiona p olos opuestos en su p elícula,
lo trágico y lo cómico, la vej ez y la adolescencia, la luz y la oscuridad o el
amor y la muerte, obteniendo como resultado esta película inol,ridable y
p lenamente vigente en la actualidad.
La banda sonora de Cat Stevens, la interpretación memorable de
Ruth Gordon ( que recordaréis de p elículas como La semil.la del diablo o
¿ Qué fue de tía Alice?), la sabia combinación de crítica social y comedia
negra, el magnífico guion de Colin Higgins y la mano prodigiosa del
director, Hal Ashby, hacen de Harold y Maude una película de culto por
derecho propio, especialmente recomendada para momentos de conflicto existencial y baja autoestima.
Di,1ertida, sarcástica y conmovedora, y otra de esas películas que
bajo ningún concepto debería faltar en vuestra ,1ideoteca.
Vanishin g Point
Richard C. Sarafian ( 1 97 1 )
Vanishing Point (Punto límite: cero), de Richard C. Sarafian, es, des­
pués de la mítica Easy Rider, una de las me j ores road movies norteame­
ricanas filmadas en los setenta y un icono del es p íritu libertario, lisérgico y hippie que caracterizó aquellos años dorados.
U na banda sonora p ara quitarse el sombrero, acción a raudales, encuentros marcianos en la carretera, djs revolucionarios, enlo quecidas
carreras de coches, comunas de Ale gres Bromistas y chicas desnudas en
moto , entre otras muchas cosas , es lo que Vanishi ng Point nos ofrece y
con lo que todavía hoy, pese a su sencillez, nos sigue enganchando.
En ella se inspiró Q uentin Tarantino ( gran maestro reciclador) para
filmar Death Proof, aun que desde mi punto de vista no consi gu e en nin­
gún momento superarla.
Ko,,ralski (Ba rry Ne,,,man) en busca de la libertad on the road (i gu al
que Peter Fonda en Easy Rider) , desarrai gado e incapaz de realizarse en
la sociedad modelo propuesta, es el punto de pa1 tida de esta trágica p elícula sobre la des p ersonalización y el lado oscuro del sueño americano.
Aguirre, la cólera de Dios
Werner Herzog (1972)
Entre las muchas películas imprescindibles de Werner Herzog
(Nosfo ratu, Fitzcarraldo o Grizzly Man, por citar algún ejemplo), Agu irre,
la c61.era de Dios brilla sin duda algu na con 11 1 2 propia.
Un Klaus Kinski (más que nunca) grandioso y feroz,
tu1
guion mi­
limetrado, un paisaje asfixiante y una atmósfera pesada y onírica que
a11gi1ra desde el inicio el desastre convierten esta película en 11na sin­
gular y extrañísima pieza de culto.
Herzo g nos muestra un ejército español diezmado por la fiebre y el
hambre, embrutecido y á,rido de sangre y riquezas, y una conquista
abominable y rastrera en la que la traición y el crimen están a la orden
del día (una ,1ersión de los hechos más convincente, desde luego, que la
del resto de p elículas que abordan el tema) .
Con ecos de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad (los dis­
p aros de cañón a ciegas contra la espesura, la silenciosa y opresi,1a amenaza del río) y un ritmo desesperante y p ausado, �uuirre es una metá­
fora sombría de la locura y la ambición humanas y del desconcertante
poder de la naturaleza en estado puro (temas, todos ellos, de�arrollados
en el cine p osterior de Herzog) .
Ni el mar ni la arena
Fred Buniey (1972 )
Ni el mar ni la arena (Neith.er the Sea Nor the Sand) , de Fred B11rney,
es una excelente película casi desconocida, otra hermosa perla negra
para engarzar, dotada de un ritmo en,1olvente y poético y de un poderoso a1.1ra de ensoñación que no olvidaréis fácilmente.
Una fábula emocionante sobre el amor que sobrevive a la muerte y
el más allá, con una fotografía magnífica y unos paisajes bellísimos, ba­
sada en la novela del mismo título de Gordon Honeycombe.
El film narra la historia de una mujer de mediana edad que en
plena crisis matrimonial se toma un respiro para reflexionar en la isla
de Jersey. Allí, en los alrededores de un faro, conoce a un joven del que
se enamora inmediatamente y con el que inicia una apasionada rela­
ci6n, hasta que súbitamente este fallece en la playa y la película ad­
quiere un cariz distinto, onírico y espectral, que la convierte en una rara
avis de brillante pl11maje.
U na cult movie atípica y sugerente, extraña e inclasificable, que os
recomiendo muy encarecidamente ,ridear.
Los cuentos de Canterbu ry
Pier Paolo Pasolini ( r97 2)
Ensalzada por muchos como obra maestra y denostada por otros
tantos como bodrio infame, Los cuentos de Canterbury , de Pier Paolo
Pasolini, es un film polémico e irreverente donde los haya, sarcástico y
excesivo , escatoló gico y sensual, que no podía dej ar de reseñar en este
listado de películas imprescindibles para llevarse al Infierno.
Segunda parte de la Trilogía de la vida (j unto a El Decamer6n y Las
mil y una noches), Los cuentos de Canterbury (adaptados muy subjeti­
vamente a la pantalla grande de la obra de Chaucer) destilan feísmo,
ironía y truculencia por los cuatro costados: adulterio, hipocresía, luju­
ria, gula, avaricia, traición ... y fascinan por su atemporalidad surrealista
y esa especie de coslt1robrismo hiperbólico , casposo y exaltado, con el
que Pasolini (grande entre los grandes) caracteriza a los personajes,
convirtiéndolos en estereotipos histriónicos de la naturaleza humana.
Todo un placer (pen1erso) para los sentidos y un clásico en mi video­
teca.
La huida
Sam Peckinpah (1972 )
Otra de las películas inolvidables del gigantesco Sam Peckinpah, The
Getaway (La huida) reúne todos los elementos que caracterizan su
filmografía: ,riolencia y san g re a raudales, carreteras, mugre y polvo, cámara lenta en las secuencias de acción , carreras y persecuciones de co­
ches, mujeres fatales y amores imposibles, antihéroes, desesperanza,
.
.
.
.
.
,
m1soguna y prostitucion...
Pese a todo ello, Peckinpah factura un film magistral y redondo, ro­
tundo y tenso, del que han bebido docenas de directores en las últimas
décadas (incluyendo, cómo no, a Quentin Tarantino) .
S te,1e McQueen, Ali MacGra"7 y el implacable supenrillano Al Le­
ttieri están sencillamente grandiosos en sus interpretaciones, al i gual
que el resto de actores secundarios, y todo el film destila el sello Pecki­
npah por los cuatro costados.
Adaptación de una no,1ela de Jim Thompson, esta trepidante road
movie es un ejemplo del mejor cine de acción norteamericano de los
años setenta.
El diablo se lleva a los muertos
Mario Bava (I9 7 2 )
Una ,1ez más, el grandísimo Mario Ba,1a dándolo todo en pantalla:
erotismo, psicodelia y sangre, inquietantes maniquíes (sello incon­
fundible de la casa ) , una historia delirante y trágica, una atm6sfera que
parece salida de un viajecito de tripi bien cargado y el mismísimo Telly
Sa,1allas oficiando de maestro satánico de ceremonias (p or supuesto,
con su Chupa Chup s ) .
En El diablo se lleva a los muertos (La casa dell'esorcismo), Bava riza si
cabe aún más el rizo respecto a su filmografía anterior, situándonos en
un Toledo de pesadilla e introduciéndonos en una trama particu­
larmente es p ectral, donde no faltan misas negras y or gías, crímenes
maravillosamente orquestados y truculencias de todo género y tipo.
Aunque en el fondo el argumento a quí sea lo de menos, eclip sado p or
una puesta en escena deslumbrante y barroca que destila buen hacer y
genialidad por los cuatro costados.
Otra obra maestra del cine de horror setentero, p11ro efectismo y pa­
sión, que entusiasmará sin duda al guna a los amantes del género.
El otro
Robert Mulligan (1972)
Robert Mulligan rodó en r972 EL otro (The Other) , una j oya indis­
cutible del séptimo arte, poética y atemporal, sugerente y hermética, a
caballo entre el cine de suspense y terror, el drama psicol6gico y el
cuento de hadas, que si gue fascinando décadas después por su inquie­
tante poder de seducción.
Dos hermanos gemelos, una abuela con extraños poderes y un juego
que cobra
un
cariz macabro: con estas premisas Mulligan construye un
poderoso y sorprendente entramado (adaptando a la pantalla grande
una novela de Tom Tryon) que nos sumerge en los más profundos y
retorcidos abismos de la mente infantil y nos conduce sabiamente y sin
estridencia al gun a a las puertas del mismísimo Infierno.
D e entre las muchas películas que han abordado el tema de los
niños mal,1ados (La mala semilla, El pueblo de los malditos, Los inocentes,
etcétera) , El otro es, a mi juicio, una de las que mej or logra plasmar la
bipolaridad y el conflicto de valores que a esa edad temprana les empuja
a ,1eces a la ,ri.olencia y al crimen.
Inolvidable, desasosegante y malsana.
La gran comilona
Marco Ferreri {I 9 73 )
D ecadente, hiperbólica y crítica, y por encima de todo escatológica,
La gran comilona (La grande bouffe), de Marco Ferreri, es un canto al in­
di,ridualismo y a la subversión, y un puñetazo en los morros del capitalismo, el establishment y la bl1rguesía.
Cuatro hombres de mediana edad hastiados de la ,rida y el mundo
se enclaustran en un caserón modernista para refugiarse del <<incesante
diluvio de la tontería humana» (que diría Des Esseintes, el protagonista
de la novela Al revés, de Huymans ) y fon1icar, beber y comer, en sentido
literal, hasta reventar.
Un argmnento que e,roca directamente Las
12 0 jornadas
de Sodoma,
del Di,rino Marqués (otro libro con el que la p elícula tiene no pocos paralelismos ) , así como el cine de Buñuel y Fellini, una melodía de fondo
para el recuerdo y cuatro descomunales actores (Michel Piccoli , U go
Tognazzi, Philippe Noiret y Marcello Mastroianni) acompañados de va­
rias insaciables féminas escenificando el guiñolesco drama son los
in gredientes de este banquete lleno de excesos y claves psicoanalíticas,
pura delicatessen para cinéfilos sin complej os ni escrúpulos.
Bon appetit.
Una vela p ara el diablo
Eugenio Martín {I973)
Otra de las joyas ocultas del fantaterror español, Una vela para el
diablo, de Eugenio Mar t ín, es una excelente cult movie que conjuga a la
p erfección crítica social y destap e, casticismo y folclore, sus p ense y horror, y que si gue conservando su clima asfixiante pese al paso del tiem­
po.
Dos hermanas cohibidas y santr11ronas (Aurora Bautista y Espe­
ranza Roy, estupendas las dos) regentan una pensión en un pueblo
andaluz al que comienzan a llegar extranjeras atraídas por el boom turís­
tico de los años sesenta. El contraste entre el puritanismo e hipocresía
de la sociedad española de aquel tiempo y la frivolidad flo1ver po1ver lle­
gada de afuera desata en el pueblo una oleada de recelos y susp icacias
que termina en tragedia.
Un retrato grotesco (aun que convincente) de nuestra España pro­
funda, magníficaniente anibientado y salpicado de es p eluznantes asesi­
natos bizarros, que se aleja por completo de los clichés foráneos del gé­
nero para construir un modelo de cine patrio de horror con sello propio.
La mamá y la p uta
Jean Eustache (r97 3 )
Mara,rillosa, poética, intensa y profunda, realista, 1�1rbana, filosófica,
inteligente, hipster, mágica y di,,ertida, desoladora, redonda, apasionada,
legendaria y maldita, subterránea, re,1eladora, inde pendiente, iconoclasta, sub,,ersiva, única e imprescindible . . .
Todos los adj etivos que podamos ponerle a La mamá }' la puta (Le
mamain et le p utain) , la gran película de Jean Eustache, canto de cisne
de la Nouvel.le Vagu e y del Mayo del 6 8 francés, se quedan cortos y esca­
sos.
Un metraje de más de
200
minutos, un magnético y genialísimo
J ean-Pierre Leaud (el inol,Tjdable Antoine Doinel de los films de Tru­
ffaut) , un París en plena efenrescencia re,1olucionaria, existencialismo
en estado p1;ro, interminables diálogos que son poesía . . .
Uno de esos films que, sin dudarlo , me lle,1aría bajo el brazo al
mismísimo Infierno.
La matanza de Texas
Tobe Hooper {I9 7 4 )
Pocos serán a estas alturas los que no hayan ,rideado ya (incluso en
más de una ocasión) La matanza de Texas, pero no puedo resistirme a
incl11irla en esta lista de mis cult movies favoritas.
D espiadado, hipnótico y obsesi�.=·o, este clásico de Tobe Hooper (ro­
dado, todo sea dicho, con un presupuesto ínfimo) consen1a aún su mal­
sana atmósfera de pesadilla y deja a la altura del betún a la mayor parte
de las películas del género que con medios millonarios se han ido cansi­
namente sucediendo después.
Sierras mecánicas chirriantes, contundentes mazas de matarife,
abuelos momificados que cobran ,11.da , hippies retorciéndose en ganchos
de matadero, lámparas y caretas de piel h1.imana, muebles de hueso. ..
Inspirada en la fi gura del asesino en serie Ed Gein, La matanza de
Texas (The Texas Chain.saw Ma.ssacre) es un descenso espeluznante al
abismo de la mente humana y una de las películas de horror más turbadoras y sangi1inarias de la historia del cine.
No apta, aún hoy, para todos los públicos, pero inolvidable y es­
tremecedora.
Quiero la cabeza de A lfredo Garcfa
Sam Peckinp ah (197 4)
Otra de las obras maestras incuestionables (y no de las más cono­
cidas) de Sam Peckinpah, Quiero la cabeza de Alfredo García (Bri ng me
the Head of Alfredo García) es una road movie sórdida y decadente, pero
al mismo tiempo poética y crepuscular, que para mí fi gura entre lo
mejor del cine norteamericano de acción del pasado siglo.
Warren Oates interpreta el papel de su vida, un pianista de cantina
alcohólico y perdedor llamado Benni, que se ve envuelto en una sangui­
naria persecución por los caminos profundos de México.
Hay de por medio un embarazo no deseado (el de la hija de un ma­
fioso terrateniente) , una cabeza cortada (la del padre de la criatura, Al­
fredo García) y una recompensa por ella de un millón de dólares.
El drama se desata con la muerte de Elita, la no,�a de Benni, que
conduce a una sal,raje espiral de ,riolencia y a una masacre final de pro-
.
, .
porciones ep1cas.
U na película, como casi todas las de Peckinp ah, desencantada y
feroz, pero honestamente humana.
El desencanto
Jaime Chá,1arri { I975)
Muchos escritores de mi generación, poetas, narradores y ensa­
yistas, crecimos bajo la sombra alar gada de EL desencan. to, de Jaime Chá­
varri, una de las películas de culto es p añolas más emblemáticas de
todos los tiempos.
Desoladora y poética, entrañable y durísima, ominosa y demente, El
desencanto disecciona a la familia Panero tras la muerte del padre/poeta,
Leopoldo, en lo que a menudo ha sido interpretado como una metáfora
sombría del fin del régimen franquista.
Felicidad Blanc (pi;ra poesía) , Juan Luis (elocuencia y pasión) , Michi
(sarcasmo y nihilismo) y, muy especialmente, Leopoldo María, por
aquel entonces aún brillantísimo y cautivador, en ganchan con sus diá­
logos y confesiones y terminan por arrebatar definiti,ramente al espec­
tador.
Secuencias como la de los gatos que la madre arroja en una caj a al
río, la colección de fetiches de Juan Luis y la con,1ersación sobre el fin
de la raza con su hermano Michi, o el teatrillo de Leopoldo María en sus
fiestas de c11mpleaños, se quedan grabadas a fuego para siempre en la
mente.
U na tristísima oda a la infancia ( «En la niñez vivimos, y después
sobrevi,rimos>>) y otra de las películas indispensables en mi ,rideoteca.
lisa, la loba de las SS
Don Edmonds ( I 9 7 5 )
Psicotrónico y de culto donde los haya, el ciclo de Ilsa sigue ha­
ciendo aún hoy las delicias de muchos cinéfilos frikis de todo el planeta
(con Tarantino y Rodríguez, maestros de la caspa moderna, a la cabeza) .
Ya sea como Loba de las SS (r 9 7 5 ), como Hiena del Harén ( I976) o
como Tigresa de Siberia ( r 9 7 7) , D yanne Thorne está siempre exuberante
y tremenda y no dej a de regalarnos en cada entrega de la saga frí,1olas )'
despiadadas sorp resas.
Malé,1ola y cruel, implacable y salvaje, ninfómana y sádica, Ilsa se­
duce y atrapa, y su personaje es de los que, por su extrema bizarría,
nunca se ol,ridan.
Sexploitation de lujo para los amantes de las sensaciones fuertes e
ideal para caldear las veladas más oscuras de in,rierno.
Existe una cuarta secuela no oficial de la sa ga de Ilsa, The Wicked
Garden (también de r 9 7 7 ) , que carece del mórbido encanto de las tres
anteriores y que dirige, c6mo no, nuestro camaleónico Jess Franco.
Alucarda
Juan L6pez Moctezuma { I 97 5 )
Juan López Moctezl1ma (,rinculado inicialmente al Grupo Pánico)
dirigió en 1975 esta irreverente y lisérgica película de satanismo y ho­
rror, híbrido de diversos estilos, s11rrealista, hammeriana, psychode1ica,
sadiana y, muy especialmente, bizarra y barroca.
Film de culto donde los haya, Alucarda, la hija de las tinieblas nos
introduce de lleno en un mundo onírico y lésbico, ,1 ampírico y gótico,
propio de un mal ,riaj e de tripi o de una pesadilla angu stiosa, con ecos
de Jodoro,,rski, Sade y Le Fanu, y con rma atmósfera in quietante y mor­
bosa, tremendamente impactante.
Vestuario, interp retaciones (histéricas y emotivas), música, deco­
rados, todo contribuye a medida que avanza el metraje a desazonar y
descolocarnos por dentro, preparándonos para la apoteosis final.
Un dato curioso, probad a leer <<Alucarda» al re,1és . ..
El hombre: que p udo reinar
John Huston (1975 )
Sin lugar a dudas, uno de los mejores largometrajes de a,1enturas de
todos los tiempos, fascinante y lleno de guiños para iniciados, redondo
e inol,ridable.
El grandísimo John Huston, especialista en films sobre outsiders y
marginales, adapta magistrahnente este ,11.sionario relato de Rudyard
Kipling a la pantalla grande y traslada al quimérico reino de Kafiristan a
Danni Dra,,o y a Peachy Carnehan (Michael Caine y Sean Connery,
ambos insuperables) en busca de fortuna y gloria.
El hombre q ue p udo reinar ( The Man Who Would Be King) desprende
el aroma de los relatos de antaño, de los cuentos narrados al calor de un
buen fuego, en,rol,riéndonos en un mara,rilloso halo de ensoñación y re­
conciliándonos con la h1>1manidad, la literatura y el cine.
Por muchas películas, Huston es hoy recordado (El tesoro de Sierra
Madre, La Reina de Áfri ca, Mob y Dick, The Misfits, etcétera), pero sola­
mente p or esta debería ya haberse ganado un p uesto honorífico en la
historia del cine.
El asesino de muñecas
Miguel Madrid (r 97 5 )
Ultrabizarra y de culto donde las haya, El asesino de muñecas, de Mi­
guel Madrid, es una de las perlas más negras del cine español, un hí­
brido inclasificable y marciano, fascinante y casp oso, transgresor y absolutamente recomendable (y desde cierto p12nto de ,rista moderno) .
A caballo entre el thriller psicopático y el cine de autor, entre el slas­
her y el arte y ensayo, El asesino de muñecas narra la historia de un
muchacho inadaptado, tra,1estido inocentemente por su madre de niño,
con una morbosa obsesión por las muñecas y los maniquíes (curiosa
fijación, por cierto, en los filmes de terror de la época).
U na en,1ol,1ente banda sonora, un repertorio delirante de muñecas
siniestras, un actor principal, Da,�d Rocha, que (nunca mejor dicho) se
sale, perversiones de todo género y tipo, la siemp re sensual Helga Liné
(musa del gótico setentero) y un montón de secuencias y planos enlo­
quecidos convierten esta película casi ol,ridada en obra cumbre del
fantaterror hisp ano.
Aunque la crítica (oficial) la destroz6 en su día, no cabe duda de
que, en su línea, estan1os ante un larg ometraje de culto, arrebatador y
atípico por los cuatro costados.
Para ver buen Cine (en mayúsculas) nos quedamos con Trier, Pecki­
npah, Kubrick, Scorsese, Bergman, Fuller, Huston, Truffaut, Fellini,
Buñuel, Coppola, etcétera, pero para los días dislocados y extraños ala­
badas sean estas joyitas.
Saló o los 120 días de Sodoma
Pier Paolo Pasolini (r975 )
Canto de cisne y testamento de Pier Paolo Pasolini (fue bru.talmente
asesinado antes de su estreno), Sal6 es una adaptación al cine de Las
12 0
jornada.s de Sodoma, 11na de las obras más polémicas y controvertidas del
Marqués de Sade, sin duda la más truculenta y perversa.
Parafilias y desviaciones sexuales de todos los gustos imaginables,
sacrilegio y blasfemia, estupro, violación, to1 Ll1 ra y atroces crúnenes se
suceden sin resp iro en la obra maldita por excelencia del Di,rino Mar­
qués y son trasladados en todas sus variantes a la pantalla grande por
Pasolini con el mismo espíritu transgresor y amoral del libro, sin filtros
éticos ni edulcorantes.
El resultado es esta tremenda película, ambientada en la Italia de
Mussolini y prohibida d11rante mucho tiempo en varios países, que,
como la no,rela de Sade, constituye una indigesta exhibición de atroci­
dades y técnicas de exterminio ideadas para espantar a hipócritas y
•
timoratos.
No apta, desde luego, para todos los públicos, Sal6 sigue ,rigente
pese al paso del tiempo y consenra intacto aún su mensaje ,risceral,
insurgente e iconoclasta.
Otra recomendación imprescindible para cualquier hijo de Satanás.
Sup ervixens
Russ Meyer (r9 75 )
Erotismo sal,1aje, humor corrosivo, enloquecidas carreras de coches,
p in up s de infarto, cultura subterránea y sangre a raudales es lo que
Russ Meyer nos ofrece en sus inclasificables y personalísimas películas.
De entre todas ellas, Supervixens quizás sea la más recordada, y un
icono uni,1ersal del cine de serie Z y la contracultura de los años setenta.
La impresionante musa Shari Eubank y sus no menos acorazadas
compinches de g remio ( uno se pregunta de dónde Me yer las pudo
sacar) recrean con una fri,1olidad deliciosa esta tragicomedia de alto ,101taje, mezcla de diversos estilos y géneros, rara como un perro verde y
atípica donde las haya.
No busquéis a quí, eso sí, ni un solo atisbo de gran cine, ni por supuesto un argumento sólido ni nada que haga pensar: Sup ervixens
(como sus primas Vixens, Megavixens y Ultravixens, que continúan la
saga) es p11ro entretenimiento morboso, por momentos incluso de mal
gusto y rayano con la poniografía, pero de un encanto vintage impere­
cedero.
A tu salud, tío Meyer: Up!
Furtivos
J osé Luis Borau ( 1 9 75 )
Otra de las perlas ne gras del cine español, Furtivos, de José Luis
Borau, es un durísimo y tremendo drama ru.ral y una crítica encubierta
al anti gu o régimen (franquista) en plena fase de desintegración.
Incesto, asesinato , mondo, adulterio y corrupción moral y política ,
todo ello ambientado en un asfixiante p aisaj e boscoso, son los in gre­
dientes con los que Borau construye este laberinto de pasiones 1r celos,
inclemente, sórdido y cruel donde se hayan descrito.
Un film ( como Arrebato, El desencanto o Bilbao, por citar algún ejem­
plo) plenamente representati,10 de la Transición española, trans g resor y
sombrío, que fi gura entre las propuestas más sólidas y convincentes del
cine de aquel período de incertidumbre y de cambio.
Interpretaciones de lujo ( Lola Gaos, Ovidi Montllor, Ismael Merlo) ,
un guion excelente y lo bronco de algunas secuencias (en especial el sal­
vaje apaleamiento del lobo, que corta el aliento) contribuyen a hacer de
esta película t1 n clásico del cine de culto hispano.
Taxi Driver
Ma1 1 in Scorsese (I976)
Ta.xi Driver, de Ma1 t in Scorsese, es uno de los retratos 11rbanos más
despiadados, inhóspitos 1r desoladores del Nueva York de los tiempos
modernos.
Robert de Niro, imponente , interpreta el papel de Travis, un taxista
excombatiente de Vietnam que, ato1mentado por el insomnio y los
malos recuerdos, recorre noche tras noche las calles.
Solitario, inadap tado y desengañado (tras varios conatos desafor­
tunados de acercamiento a otras personas) , Tra,ris contempla el su­
bmundo decadente y corrupto de la gran ciudad, empapándose de él
hasta el tuétano y descendiendo hasta el mismísimo fin de la noche.
Una jovencísima Jodie Foster y un enorme Harvey Keitel ( que }7a
había trabajado con Scorsese y De Niro en Malas calles años atrás) ,
como secundarios de lujo, completan el plantel de actores sobre los que
se cimenta este thriller negrísimo, acertada metáfora de la desh11ma­
nizaci6n y falta de ,,alores de las sociedades capitalistas modernas.
Terrible y real como la vida perra y uno de los referentes indiscu­
tibles del cine de acción del pasado siglo.
¿ Quién p uede matar a un niño?
Narciso Ibáñez Serrador (19 7 6)
Después del éxito de La residencia (r 9 6 9 ) , Narciso Ibáñez Serrador
volvió a abordar el género de terror en una de las películas más sobreco­
gedoras del cine es pañol, ¿ Q uién puede matar a un niño?, que aún hoy,
décadas después de su estreno, mantiene vigente su planteamiento (los
niños son siemp re víctimas) y mensaje (hasta que se convierten en verdugos) y si gue proporcionando al es p ectador altas dosis de tensión y es­
panto.
Una pareja de turistas en busca de sosiego y playas ,1írgenes, una
isla llamada Almanzora, un ejército de niños poseídos por no se sabe
qué
'\71.IUS
y una odisea de persecuciones y tnlculentos crímenes biza­
rros es lo que, a grandes rasgos, nos ofrece Ibáñez Serrador en esta inolvidable cult movie (adaptación de una no,1ela de Juan José Plans) , que
como los caldos de las cepas más viejas ha resistido con sobresaliente el
paso del tiemp o.
Ominosa, inmisericorde y brutal y otra de las películas impres­
cindibles para lle,1arse al Infierno.
Desperate Living
John Waters (I977)
Una de las cult movies <<más inmundas del mundo» (como diría la
inefable musa Divine), Desp erate Living, de John Waters, es un home­
naje desinhibido a la sub,1ersión y al mal gusto, al frikismo y la caspa,
grotesca, hiperbólica y escatoló gi ca hasta el límite de lo inconcebible.
Junto a Pink F1amingos y Female Trouble, completa la llamada Tri­
logía Trash de John Waters , uno de los más influyentes hitos subte­
rráneos del cine indep endiente del pasado siglo.
Parafilias y aberraciones para todos los gustos y desviaciones eró­
ticas que harian palidecer al mismísimo Marqués de Sade, todo ello
aderezado con un humor corrosi,10 y feroz, se dan cita en el delirante
Mortville de Waters, pt1ro detritus de la mente y el cuerpo.
Una delicia malsana para cinéfilos sin complejos (pero de verdad) ,
descacharrante y marciana entre las marcianas.
La centinela
Michael Winner (1977)
Si gi1iendo la estela de éxitos como La profecía, La semilla del diablo o
El exorcista, Michael Winner rodó en r977 La centinela ( The Sentinel) , un
escalofriante film de suspense y horror, perverso y <<osc11ro como la
tumba donde yace mi amigo» ( Lo"rry dixit) .
Un reparto de actores de lujo (Ava Gardner, Eli Wallach, Burgess
Meredith, John Cai-radine, Tom Beren ger, Christopher Walken) ,
guion retorcido y morboso, un secreto terrible y
un
11 n
final de lo más in-
quietante (con un guiño explícito al Freaks de Tod Brovming) hacen de
esta película no demasiado conocida una ,1erdadera j oya para los amantes del género .
No tan memorable quizás como sus predecesoras, pero llena de
impactantes golpes de efecto (la visión del padre muerto o el desfile de
monstruos de feria por el pasillo) e ideal para ,11.dear junto a la chi­
menea en las gélidas noches de invierno.
Bilbao
Bigas Luna (1978)
Sórdida y provocadora donde las haya, Bilbao, de Bigas Luna, es una
de las películas más desasosegantes del cine español y, sin duda al guna
(junto a Caniche y Angustia, ambas ilnprescindibles) , de lo mejor de la
filmografía de su autor.
Un descenso delirante a los abismos de la mente h11mana, al in­
fierno de nuestra bipolaridad, que descompone la cabeza y el cuerpo y
llena de angustia el corazón.
Isabel Pisano en el papel de Bilbao Qa voluptuosa bailarina de
streptease) y Ángel Jo,1é en el de Leo (el obseso perturbado que decide
raptarla) se enfrentan en un duelo de interpretaciones memorables du­
rante el metraje y nos conducen (acompañados de una sobrecogedora
voz en oJjJ al fin de la cordura y la noche.
Subterránea, escatológica y dura como el peden1al, Bilbao es una
rara avis dentro de nuestro cine, consen1ador y castizo, que hará las deli­
cias de cualquier cinéfilo in quieto con sus muchas secuencias bizarras.
Encuentros con hombres notables
Peter Brook (r979)
A los iniciados en la obra de Georges Ivano,11.tch Gurdieff (místico,
filósofo, escritor y compositor ru.so: r872-I949) , esta película del direc­
tor inglés Peter Brook les fascinará (aunque le s sabrá seguramente a
poco) , y al resto, supongo , les incitará a indagar en la ,,ida y prodigios de
este hermético autor.
Encuentros con hombres notables, libro sin duda alguna desltimbrante
y revelador, a caballo entre la novela de aventuras y el tratado filosófico,
entre lo real y lo mágico, lo metafísico y lo coloquial (claves también de
nuestro universal Quijote), resulta ideal para acceder al complejo uni­
verso gurdjieffiano.
La película de Peter Brook es una muy digna adaptación de la no,1ela
y un intento de sintetizar su compleja enseñanza, que se centra en la
época de aprendizaje de Gt1rdjieff y su pereg rinación a templos , monas­
terios y ruinas sagradas con los Buscadores de la Verdad Absoluta.
Ecos de Jodorov.rsky y Artaud, ,riajes iniciáticos, misticismo, catarsis
y acci6n hacen de esta película una verdadera pieza de culto,
mática e inclasificable como la propia no,1ela que adapta.
tan
enig­
Arrebato
Iván Zulueta (197 9)
Si tu,riera que elegir una única película española para llevarme al In­
fierno, sin duda algu na sería Arrebato, del malogrado Iván Zulueta.
Maldita entre las malditas, subterránea y plenamente representati,1a
de la Movida y de la Transición, Arrebato sigue siendo, pese al paso del
tiempo, una de las obras cumbres del cine underground hispano.
Will More y E1�1sebio Poncela bordan sus respectivos p apeles (la se-
cuencia del cromo de Las minas del rey Salom6n está g rabada a fuego
aún en mi mente) y de toda la película emana un aura a la vez siniestro
y frí,1010, atormentado y arrebatador, como nunca se había plasmado
•
•
antenormente en nuestro cine.
Y luego la guinda inolvidable de ese final, sorprendente, redondo y
magnífico (que por supuesto a quí no os des,1elaré)...
<<Sin amor no se puede vivir>> ( que diría el cónsul en Bajo el volcán),
pero tampoco (al menos yo) sin Arrebato.
Va p or ti, maestro, allá donde ahora estés.
Possession
A caballo entre el cine de suspense y gore, de terror y de autor,
psicoló gico y de ciencia-ficción, La posesi6n (Possession) , de Andrzej Zu­
la,vski, es una película enigmática y per turbadora que ya en su estreno
no dejó indiferente a nadie.
Como suele ocurrir con este tipo de obras (que escapan a los dic­
tados del canon de su tiempo), los críticos n1 1nca se han puesto de
acuerdo al respecto: para unos, una indiscutible obra maestra; para
otros, una tomad1..1ra de pelo indigesta.
Sea como fuere, lo cierto es que La posesi6n, pese al paso del tiempo,
descoloca y asfixia, mostrándonos una sociedad que aterra y unas rela­
ciones de parentesco y afecti,ridad que hielan la sangre.
Isabelle Adjani está tremenda Qa secuencia del aborto en el metro es
para quitarse el sombrero), la fotografía es magnífica y todo el film des­
tila un aroma de podredumbre y apocalipsis que no ol,ridaréis fácil­
mente.
Para mí, sin duda, una de las joyas del cine de culto ochentero.
Veneno p ara las hadas
Carlos Enri que Taboada (r984)
Tras clásicos tan inolvidables como Hasta el viento tiene miedo, El
libro de p iedra o Más negro que la noche, el director mexicano Carlos Enri­
que Taboada volvió a abordar el género de terror con Veneno p ara las
hadas, una cult movie alucinada y extraña que figura entre las películas
más turbadoras sobre niños malvados del pasado siglo (junto a títulos
como El otro , ¿ Quién pu-e de matar a un niño ? o La profecía , por citar
algún ejemplo) .
Verónica y Fla,ria juegan inocentemente a ser aprendices de bruja y
preparan una pócima letal contra sus enemigas las hadas. Pero el juego,
a medida que avanza el metraje, comienza a tornarse macabro y osc11ro
y sorprende con un inesperado y cruento final.
Híbrido entre el cuento de horror para adultos y el drama infantil, el
film de Taboada contiene poderosas dosis de suspense y tensión y desu­
bica al espectador pro,1ocándole más de un escalofrío punzante en la espalda.
Curiosa y atípica, y una reliquia impagable para los amantes del gé­
nero.
Bajo el volcán
John Huston {I9 84)
John Huston adaptó a la pantalla grande en 1 9 84 Bajo el volcán, la
genial no,rela de Malcolm Lo,,rry, tarea que en principio no parecía sen­
cilla, teniendo en cuenta la extensión, complejidad e intensidad de esta
obra, hito indiscutible en la narrativa del siglo XX.
El resultado fue una película inol,ridable, que transmite al espec­
tador el mismo desamparo y sinrazón de la prosa del libro.
Albert Finney (grandioso) en el papel del cónsul y J acqueline Bisset
en el de Yvonne interpretan esta tragedia moderna, desgarradora y <<os­
cura como la tumba donde yace mi amigo» (título con el que Lo,,rry con­
tin11ó posteriormente Bajo el volcán) .
Como en la novela, Huston nos presenta al cónsul Geoffrey Firmin
perdido y alcoholizado en Cuerna,1aca, bajo el ,1 olcán Popocatépetl,
abandonado por su esposa y rezando a la Virgen de los que a nadie tie­
nen.
«Sin amor no se puede ,rivir», repite 11na y otra vez frente al altar,
hasta que desde las alturas alguien parece al fin escucharle ...
El mezcal y el tequila , Las manos de Orlac, El Farolito, las cartas a
Y,,onne, el caballo blanco y la Guerra Civil española, las corridas de
toros y el delirium tremens nos centran en la acción, empapándonos del
halo de fatalidad de la no,rela de Lo,vry.
Emotiva, tremenda y desoladora.
En com p añía de lobos
Neil Jordan (r9 84 )
Adaptación a la pantalla grande de los relatos de An gela Carter, En
comp añía de lobos (The Company of Wolves) , de Neil Jordan, es una fá­
bula entrañable y onírica, al tiempo que escabrosa y sangrienta, que revisa con elegancia el clásico de Caperucita Roja de Perrault y las narra­
ciones populares europeas de la Edad Media sobre licántropos y hom­
bres lobo.
A tra,1és de varias historias sutilmente engarzadas, una abuela (An­
gela Lansbury) alecciona a su nieta sobre los peli gros del bosque y los
lobos (de pelo exterior e interior), introduciéndola en un mundo de fan­
tasía poblado por espantosos licántropos que acechan en las sombras.
Llena de guiños psicoanalíticos y referencias literarias, surrealista,
irreverente y nostálgica, la película de Jordan nos en,ruelve de principio
a fin en un clima de sortilegi o y ensoñación, como de infancia perdida y
erotismo encubierto, que ma gnetiza al espectador dejándole tras su
visionado un regusto a g ridulce en la boca y un poso de saudade amable
en el coraz6n.
U na interesante '\71.1.elta de tuerca al mito de la licantropía, ideal para
videar en las frías ,1eladas de invien10.
Jo, qué noche
Mai tin Scorsese ( 1 9 8 5 )
U na gozada de película de principio a fin, con un guion delirante y
redondo y unas interpretaciones magníficas, que destila frescura e inge­
nio por los cuatro costados.
Un jo\r en oficinista (Griffin Dunne, el protagonista de Un hombre
lobo americano en Londres) pierde el último tren de la noche tras una cita
a ciegas con 11na m.isteriosa mujer (Rossana Arquette) y se \1e envuelto
en una enloquecida esp iral de acontecimientos marcianos, cada cual
más degradante y absurdo , que sirven como excusa para retratar la he­
terogénea fauna noctt.11·na del Soho neoyorkino en plena efen1escencia
del movimiento punk.
Pese a lo increíble y st1rrealista de las situaciones que se \1an suce­
diendo a lo largo de esta interminable noche, todo encaj a en la trama
<<como un gu ante de seda forj ado en hierro>> (que diría Daniel Clov.res) ,
lo grando que el espectador se in\1olucre e identifique ( ¿ quién no se ha
levantado al gu na \1ez con el pie iz quierdo?) con las des,1enturas del
•
protagomsta.
Imprevisible, desternillante y esp ídica hasta decir basta, Jo, qué
noch.e (After Hours), de Martin Scorsese, es uno de los títulos más orig inales de su filmo grafía y una de las p elículas emblemáticas del under­
ground norteamericano, por la que parece que no hay a pasado el tiem­
po .
Down by Law
Jim Jarmusch (198 6)
Otra de mis películas fa,1oritas, de culto por méritos propios e im­
prescindible en este listado.
Descubrí al videarla nada menos que a Jim Jarmusch y a John Lurie
(y ya de rebote a los Lounge Lizars) , a Roberto Beni g ni y a su musa
Nicoletta Braschi, y por encima de todo al gigantesco Tom Waits, uno
de los músicos norteamericanos que más ha influido en mi obra
(comenzando por el título de mi libro Perro de la lluvia y otros cuentos
-Iralka Editorial, I 9 97) Todos ellos juntos, mal y bien avenidos, componen este maravilloso
largometraje, rodado en blanco y negro con bajo presupuesto, pero di­
vertidísimo e inolvidable.
Comedia, cine negro, a,1enturas, cárcel, e,1asión y escap ada, y un
optimismo y sentido del humor a prueba de bombas se conjugan en
esta afortunadísima película de Jarmusch, que a nadie dejará indife­
rente.
Atención a los créditos del inicio, con un entrañable Tom Waits de
fondo, y a la secuencia de Lurie, Benigni y el propio Waits (con una
redecilla de lo más friki en el pelo) peleándose en la prisi6n: para qui­
tarse el sombrero.
Henry, retrato de un asesino
John McNaughton {I 9 8 6)
Una de las películas más cruentas jamás filmada, pionera y decisi,1a
para la e,1olución posterior del género, que si gu e espeluznando como
ninguna pese al paso del tiempo.
John McNaughton facturó con Henry, retrato de un asesino un film
durísimo y aterrador, epatante por su obj etividad y realismo a la hora de
exponer los hechos, que le catapultó inmediatamente a la categoría de
director de culto.
la película narra la vida cotidiana de dos asesinos en serie, Henry y
Ottis, que d11 rante algún tiempo comparten ideario y métodos, dejando
a su paso un reguero de sangre y cadá,1eres como pocas veces se había
vi sto en p antalla.
Inspirada en la vida real de ambos personaj es, Henry Lee Lucas y
Ottis Tole, dos de los serial killers más san guinarios de Estados Unidos,
el film de McNaughton es una auténtica exhibici6n de atrocidades (que
diría Ballard) y escenas explícitas de una dureza estremecedora, que por
momentos llega a tornarse insufrible.
los tra11mas de la infancia, la imposibilidad de sentir compasión o
amor y los demonios de la carne que atormentan por dentro son solo
algunos de los temas de fondo que esta película aborda entre sus mu­
chas secuencias violentas.
Gothic
Ken Russell (1986)
A11nque un tanto irregular y manierista, Gothic, de Ken Russell, es
un film interesante, lleno de claves oníricas y guiños literarios al espec­
tador, que no ha perdido vigencia pese al paso del tiemp o.
Lord Byron, Polidori y el matriinonio Shelley en Villa Diodati gal,ra­
nizando a Frankenstein emp apados en láudano: una historia fascinante
de la que muchos nos prendamos algún día, llena de lánguido encanto
y malsano p oder de seducción.
Barroca, bizarra e histérica (sobre todo la actuación, por momentos
repulsiva, de Polidori, el médico de Byron) , la película de Russell rein­
terpreta libremente la narración de Mary Shelley, recreando una atmós­
fera de pesadilla opiácea claustrofóbica e inquietante.
Otros films anteriores y posteriores (entre ellos la muy notable Re­
mando al viento, de Gonzalo Suárez) han lle,1ado a la pantalla grande la
misma historia, p ero ninguno, desde mi punto de ,rista, ha logrado hacerlo de una manera tan convincente como Gothic.
Si os ,1a la literatura romántica y gótica, estoy seguro, disfrutaréis de
lo lindo con esta cult movie lúgubre y tenebrosa como una noche de di­
ciembre sin luna.
Angustia
Bigas Luna (I9 87 )
Aún recuerdo el subidón que me p rodujo hace años ,ridear p or ,1ez
p rimera Angustia, de Bigas Luna, una de las mejores películas del cine
de terror español, laberíntica y especular y, por sup uesto, tremendamente angustiosa.
Junto a las míticas Caniche y Bilbao (fetiches del underground his­
p ano ) , Angustia completa la trilogía negra de Bigas Luna antes de que
su cine se hiciera definiti,1amente comercial y se decantara por opciones
más p re,risibles.
Una escalofriante Zelda Rubinstein ( que recordaréis por su apari­
ci6n en Poltergeist, de Tobe Hooper) , 11n des quiciado Án gel Jové (el som­
brío p rotagonista de Caniche y Bilbao) y un grimoso Michael Lermer
p rotagonizan este personalísimo film de cine sobre cine y dentro del
cine que desubica al es p ectador hasta el minuto final del metraje.
Espej os refractantes, espirales hipnóticas, caracoles siniestros, ocu­
listas p sicó p atas y truculentos asesinatos en serie, entre otras treme­
bundas sorpresas, añaden la guinda necesaria al pastel, potenciando la
tensión y el clímax hasta límites insos p echados.
Insep arables
Da,rid Cronenberg (I988 )
El siempre inquietante David Cronenberg dirigió a finales de los
ochenta Insep arables (Dead Ringers), una siniestra cult movie de lazos y
dep endencias genéticas inspirada en la historia real de dos gemelos
idénticos, Ste,1en y Cyril Marcus, ginecólogos de oficio, que en I975
aparecieron salvajemente mutilados en su apartamento de Manhattan.
Jeremy Irons, insuperable en sus dos roles, d a ,rida a los gemelos
suicidas, y David Cronenberg, profeta de la nue,1a carne, desarrolla a
partir de esos hechos un guion envolvente, creando una atmósfera
enfermiza y rubricando una de las películas más sobrecogedoras de su
ya de por sí truculenta filmog rafía.
E scalofriante la colección de instn..1mentos ginecológicos que se nos
muestra, apabullante el arsenal de drogas que los gemelos manej an y
fascinante el delirio de horror carnal al que el director les somete según
a,1anza el metraj e.
U na delicatessen del sép timo arte, para de gustar una y otra ,,ez.
El séptimo continente
Michael Haneke {I 9 8 9)
Ópera prima de Michael Haneke, El séptimo continente ( Der siebente
Kontinent) es, como el resto de su filmografía, un jarro de agua fría al
Estado de Bienestar y el establishment y, sin duda al gi1 na, una indiges­
tísiina obra maestra.
Incómodas y desesperanzadas, obj etivas y asép ticas, angustiosas y
demoledoras, las películas de Haneke ( como las no,,elas de su compa­
triota Thomas Bernhard, al que, no me cabe duda, habrá leído inten­
samente) muestran sin ap enas ornamentos la hip ocresía y falta de valo­
res de las sociedades consumistas modernas y el cáncer de espíritu que
asola a sus individuos, lle,rándoles a la de gradación moral, el suicidio o
el crimen. Imposible , si logramos terminar de ,1 erlas , mantenerse in­
diferentes ante su doméstica exposición de miserias, su existencialismo
inclemente y su tremenda desolación , que molesta, ap lasta y duele.
No ap ta, en cual quier caso, p ara todos los p úblicos, El sép timo conti­
nente es un almuerzo desnudo y envenenado que corroe el estómago y
enturbia el alma, cortando en sus últimas secuencias la res p iración.
Drugstore Cawboy
Gus Van Sant { I989 )
Gus Van Sant diri gió en I 9 8 9 Drugstore Cowboy, un descenso al su­
bmundo de las drogas y la mala ,rida, con una cautivadora estética
setentera, una banda sonora memorable, un Matt Dillon en estado de
gracia y, lo más importante (al menos para mí) , un octogenario William
Burroughs (autor de El a. l muerzo desnudo y padre de la Beat Generation)
como maestro oficial de ceremonias, gounnet de los psicotrópicos y tes­
tigo clarividente de un siglo, el XX, de lo más turbulento y oscuro.
La película, sencilla en su planteamiento, muestra la ,,ida cotidiana
de cuatro atracadores de farmacias, su dependencia de los estupefa­
cientes, sus problemas con la policía y su diferente manera de afrontar
el destino.
Después de muchos viajes tra11máticos, Dillon decide buscarse a sí
mismo y limpiarse por dentro, deja la banda y las dro gas, le abandona
por ello su compañera Qa deslumbrante Kelly Linch) y las cosas toman a
p a1 t ir de entonces un rumbo trágico.
Hay quien afirma que Drngstore Cowbo y ha envejecido mal, que no
refleja el mundo real de los yonquis, que es demasiado blanda y esteticista, etcétera. A mí me si gue pareciendo una gran película, icono de
una época que recuerdo con nostalgia, y una ,risión muy acertada de la
Norteamérica subterránea.
De lo mejor, en cualquier caso (junto a Mi Idaho p rivado y Todo p or
un sueño) , de Gus Van Sant, y un impa gable regalo para los incondi­
cionales de Will Burroughs.
Nekromantic 2
J org Buttgereit { I99I)
Esta tarde he ,risto Nekromantic 2.
El regreso de los muertos amantes , dice la carátula.
La protagonista desentierra un cadá,,er y lo en,ruelve y se lo lle,1a a
casa y empieza a hacérselo con él. Aunque no voy a contaros cómo se lo
tira y le hace fotos y le despedaza y esconde luego su cabeza, ni cómo el
novio descubre el fetiche h11mano en la nevera y la sorprende viendo
desollar a un bebé de foca en la televisi6n.
Solo os voy a contar lo del caracol dorado en la bañera azul.
Es una escena extraña en la mitad de la película.
La prota gonista acaba de descuartizar al muerto en la bañera y cuan­
do ,1a a limpiar la sangre aparece un caracol dorado deslizándose en el
fondo azul, muy lentamente, muy despacio, como si fuera la expresión
triste del tiempo. Un caracol dorado sobre la patética bañera azul que
condensa en su lentitud todo el abs1_1rdo.
Y ahora, escuchadm.e bien: quiero que imaginéis el caracol vosotros
mismos, deslizándose con su concha dorada sobre el fondo azul de la
bañera: avanza tan lentamente, tan hipnóticamente, tan lánguidamente,
que os entran ganas de morir.
Y esa es la escena crucial de la película: La aplastante sinraz6n del
tiempo (*) .
(*) Vicente Muñoz Ál,1arez, del poemario Canciones de la gran deriva
(Ateneo Obrero de Gij ón, r 9 9 9 ) .
Los amantes del Pont Neuf
Leos Carax ( r 9 9 r )
Turbadora y ma gn ética, emoti,1 a y ne grísima, sucia y hennosa a la
vez, Los amantes del Pont-Ne uf, de Leos Carax, es un retrato des p iadado
y sal,1aj e de los alcohólicos y los ,1a gabundos , de los clochards y los pies
negros, de los outsiders e inadaptados, ubicado en el film en París, sobre
el Pont-Neuf, aun que trasladable por extensión a cual quier otro lug ar
del planeta.
Juliette Binoche y Denis La,1 ant están sencillamente estup endos du­
rante todo el rodaj e, y la odisea de amor/ desamor que Carax les hace
vivir/sufrir, os lo aseguro, nada tiene de rosa ni de quimérica ni edul­
corada.
U na historia de amor imposible y dependencias trá gicas, de miseria ,
locura y enfermedad, que para mí fi gura entre los mejores dramas del
cine francés del p asado siglo.
Desoladora y real como la ,rida misma.
Reservoir Dogs
Q uentin Tarantino ( 1 9 9 2 )
La ópera prima de Q uentin Tarantino, Reservoir Dogs, no p udo ser
más deslumbrante y prometedora: un thriller ultra,riolento y bronco,
poderoso y cautivador, que le catap ultó por méritos prop ios a la categoría de director de culto.
Diálo gos, gui on, interpretaciones (impresionantes Harve y Keitel y el
resto de la plantilla) , banda sonora, p uesta en escena y foto grafía, ribno
y montaje funcionan en Reservoir D ogs como una bomba de reloj ería
que estalla en un san griento y apabullante final ( muy al estilo del maestro Peckinpah) .
Tarantino demostró con esta p elícula su talento innato p ara reciclar
con maestría el espíritu pulp del cine de serie Z y B, adap tándolo a la
estética y tiempo presentes y aportando a la vez nue,1 os puntos de enfo-
que.
Un film, sin duda al gun a, memorable y grandioso, que destila autoría y genio p or los cuatro costados ( algo que, a mi juicio, no puede de­
cirse de otras p elículas del director} y reinventa con ele g ancia y fresc11ra
el cine ne gro de acción.
Teniente corrup to
Abel Ferrara (1 992 )
Despiadado retrato de la corrupción policial, alucinante descenso a
los submundos de la prostitución y las drogas y corrosiva crítica a Babi­
lonia, Bad Lieutenant (Teniente corrupto) , de Abel Ferrara, es uno de esos
films que te revuel,ren como pocos por dentro, te estremecen y nunca se
olvidan.
Un insuperable Han1ey Keitel colocándose a muerte de principio a
fin, una salvaje violaci6n a una monja en su iglesia y una sórdida trama
de persecución y búsqueda, de abyección y ascesis, convierten esta pe­
lícula, llena de epatantes y estremecedoras secuencias, en una pieza de
culto dentro de la ya de por sí escabrosa filmografía de Abel Ferrara.
Si el Infienio existe, qué duda cabe, no debe de ser muy distinto al
que Teniente corrupto retrata, una sociedad decadente y podrida, des­
h,.,..manizada y feroz, que aliena al indi,riduo empujándole inexora­
blemente a la drogadicci6n y al crimen.
D1Jra como el acero, hip errealista e imprescindible.
Stalingrado
Joseph Vilsmaier ( r 9 9 3 )
Stalin grado, como Annabel Lee, es un nombre <<cuyo ruido hace
temblar el aire» ( Leopoldo María Panero dixit) : más de un millón de
muertos entre el ,1erano de r9 4 2 y el invierno de r9 43 , una ciudad en
llamas y escombros, cuarenta grados baj o cero, desabastecimiento, ca­
nibalismo, francotiradores en todos los pisos y esquinas, miles de de­
sahuciados agonizando sin asistencia médica en los sótanos y dos dicta­
dores megalómanos y san guinarios, Hitler & Stalin, mane j ando desde
sus res p ecti,1os feudos los hilos de sus marionetas ...
Varias películas han reproducido desde entonces aquel tremendo
choque (la más reciente Enemigo a las puerta.s, de J ean- J acques Annaud),
pero ninguna ha sido tan cruda y fiel a los hechos como Stalingrado, del
director alemán Joseph Vilsmaier.
Rodada para conmemorar el cincuenta ani,1ersario de la batalla, pro­
pone en clave anti.belicista un descenso al Infierno como pocas ,1eces se
ha ,risto en p antalla y como realmente debió ser, inclemente y terrible,
absurdo y estremecedor: una pesadilla que supera con creces cualquier
delirio imaginable.
Dos consignas de Stalin se hicieron célebres durante aquellos acia­
gos días: «Ni un paso atrás» y «Stalin gr ado: Fosa común».
Os imaginaréis por qué ...
Crumb
Terry z,,ri goff (1994)
Inolvidable (por lo bizarro y marciano) documental sobre la vida y
milagros de Robert Cru.mb, uno de los dibuj antes de cómic más influ­
yentes de la escena underground norteainericana de las últimas décadas,
creador de personajes imnortales de viñeta como el gato Fritz o Mr.
Narural, con los que muchos crecimos.
Dirigida por Terry Z'\\rigoff y producida por Da,rid Lynch, Crumb es
una de las películas más curiosas que he videado en los últimos tiem­
pos, en especial por el retrato desquiciado que el director nos ofrece de
la familia Crumb, Robert, sus dos hermanos y su madre, que parecen
salidos de un ,�aje tragicómico de LS D, desquiciados, geniales e ina­
daptados, paradigrna perfecto del fin del sueño americano.
Los fans del dibujante disfrutarán de lo lindo con esta cult movie
alucinada, que des,rela muchas de las obsesiones y claves de su vida y
de su obra, remontándose a su infancia y adolescencia y re,101,riendo sin
p udor en sus complejos y traumas.
Un tesoro para los amantes de la contracultura y el cómic subte­
rráneo del pasado siglo, y por supuesto para los incondicionales de Ro­
bert Cru.mb.
Salto al vacío
D aniel Calparsoro { I99S)
El debut como director de Daniel Calparsoro con Salto al vacío fue
de lo más ,risceral y rotundo: un ambiente claustrofóbico y brutal, un
ritmo trepidante, una sucesi6n frenética de secuencias de alto ,1oltaje y
una casi desconocida pero estupenda Naj,,ra Nimri convierten esta cult
moví.e de ecos tarantinianos en otra de las películas indispensables de
mi ,rideoteca.
El conflicto p olítico del País Vasco en los años no,1enta y un sector
de la sociedad devastado por la marginación y la droga son el telón de
fondo sobre el que se eri ge este thriller urbano.
Por primera vez en el cine español alguien nos mostraba de tú a tú
(sin tabúes ni convencionalismos) la ,riolencia en las calles de Euskadi,
inspirándose en los mejores films norteamericanos del g énero (en espe­
cial Reservoir Dogs) y facturando un producto sólido y convincente.
Violento, sórdido y crudo como la ,rida perra, Salto al vacío es, a mi
juicio, el mejor film (con Pasajes) de D aniel Calparsoro y una de las más
notables películas de acción del cine español del pasado siglo.
Dead Man
Jim Jarmusch (19 9 5 )
Poética, cadenciosa e hipnótica, Dea.d Man es, j unto a Do1vn b}' Law,
la película más redonda y brillante de
Jim Jarmusch, y una de las
cult
movies más s ugerentes del cine norteamericano de las últimas décadas.
Los desga rrados acordes de la guitarra de Neil Young nos acomp añan d11rante todo este 1vestern iniciático y místico, con ecos de Casta­
neda, S\,,edenborg y William Blake (reencarnado en 11n J ohnny Depp
en estado de gracia) , que por momentos roza la genialidad.
Un viaje al Infierno lleno de guiños a la literatura y al cine clásico
(aunque al tiempo elegantemente ,1 anguardista y experimental), que re­
far west imprevisible y m11 g riento, por momentos abs11rdo,
di,rertido y trá gico a partes i gu ales .
crea
1_1 n
Secundarios de lujo (Robert Mitch1Jm, I ggy Pop , John Hurt, entre
otros muchos) , impecable foto grafía y un guion milimétrico e in genio­
samente engarzado hacen de esta p elícula una obra maestra del séptimo
arte.
De lo me j or, sin duda al guna, del cine de los noventa.
Hombres armados
John Sayles (I 9 97)
El doctor Fuentes (Federico Lupi) abandona su acomodado estatus
en la ciudad para buscar a un puñado de médicos y alumnos perdidos
tiempo atrás en la selva, y lo que encuentra a medida que a,1 anza hacia
ese Shangri-La denominado eufemísticamente Cerca del Cielo es un
mundo injusto y caótico que le hará replantearse su propia moral y exis•
tencra.
Hombres del maíz, hombres de la caña, hombres de la sal . . . ,1 an
exponiendo sus miserias y miedos frente a la cámara, componiendo un
poderoso entramado de emociones solidarias y anhelos que contagian
fluidamente al espectador.
Película de conciencia crítica y denuncia social (con pinceladas también de realismo mágico) , Hombres annados (Men With Guns) , de John
Sayles, estremece y con,1ence y hace pensar, de j ándonos tras su ,risio­
nado un regusto amargo en la boca.
Emoti,1a, cruenta e ideal para los días de extrañamiento y deri,1a.
Funn y Games
Michael Haneke ( 19 97 /2 008 )
Michael Haneke es otro de esos directores de culto que tanto nos
gustan a los hijos de Satanás, inclementes, subversivos y especialistas
en incomodar y mostrar la crueldad del mundo en estado puro y tal cual
es , sin filtros morales ni edulcorantes que distorsionen la realidad.
Todas sus películas son jarros de agua fría y mazazos a la burguesía
y el establishment, y Funny Games, en concreto, se lleva la palma al res­
p ecto.
D escorazonador y tremendo, Haneke nos s11merge con este largo­
metraje de adolescentes perversos en una pesadilla delirante y absurda,
llena de estremecedores guiños al es p ectador Qos asesinos se dirigen
directamente a él: un recur$O escalofriante y de lo más efectivo ) , que por
momentos llega a hacerse insufrible.
Tanto la versión original austríaca de I 9 97 como la americana de
2 008 descolocan, per turban y con g elan la sangre en las venas.
Sin lu gar a duda, otra película necesaria en este listado.
Buffalo 66
Vincent Gallo (19 9 9 )
Vincent Gallo dirigió en 19 9 9 Buffa.l o 66, una de las más arreba­
tadoras cult movies de los últimos tiempos, irónica, intensa y atípica p or
los cuatro costados.
U na metáfora aparentemente sencilla en su planteamiento (no en su
fondo ) sobre el desamor y la falta de afecto en las sociedades cap italistas
modernas, que recuerda p or momentos al mejor Cassavetes y que yo
calificaría como uno de los mejores dramas del cine de autor nortea­
mericano de los años noventa.
Christina Ricci, Ben Gazzara, Anjelica Huston y el propio Vincent
Gallo, todos grandiosos en sus res p ecti,1as interpretaciones, dan ,11.da a
los desnortados personajes de este film ,risceral y sarcástico , nihilista y
demoledor, que no obstante consigue dibuj arnos :finalmente en el ros­
tro una sonrisa, reconciliándonos con la h1�1manidad y el mundo (todo
tiene soluci6n y nada en el fondo es tan malo, parece querer decirnos) .
Subterránea, memorable e imp rescindible.
eXistenZ
Da,rid Cronenberg (r999)
U na de las películas menos conocida de la filmografía de Da,rid Cro­
nenberg, eXistenZ es un ,riaje alucinante al fondo de la mente y la
noche, onírico e interactivo, ominoso y perturbador.
Otro homenaje de Cronenberg a la nueva carne (como Crash, Insep a­
rables o Videodrome, tres clásicos por méritos propios del cine de culto),
lleno de símbolos psicoanalíticos y pistas falsas, donde nada es lo que
parece y todo muta y se transforma en cada secuencia (y en esto re­
cuerda a la no,1ela Ubik, de Philip K. Dick) , sorprendiéndonos en el
último instante con un inquietante final.
Una deslumbrante Jennifer Jason Leigh en el papel de Allegra, un
guión magníficamente ensamblado , un sensual videojuego y una logra­
dísima atmósfera de pesadilla envolvente, todo ello aderezado por la
mano prodigiosa de Cronenberg, hacen de esta película otra pieza de
coleccionista en cualquier videoteca.
Larga Vida a la Nueva Carne & que Allegra os guarde de los Bichos
Malos.
Atrap ados en el hielo
Georg e Butler
(2000)
No me canso de ,idear una y otra vez este doc11mental sobre la expe­
dición de E1nest Schakleton a la Antártida a bordo del buque Endurance.
Lo que debía ser la p rimera travesía a pie p or el continente helado
d1Jrante el verano de I 9 I4 se convirtió en una pesadilla de casi dos años
atrapados en el hielo p olar, que supuso una de las mayores pruebas de
abnegación y resistencia h11rnana que se hayan descrito.
Frank Hurley, fotógrafo de la expedición, registró las desoladoras
imágenes del Endurance atrapado en el hielo, su posterior hundimiento
y la penosísima ,rida cotidiana de los hombres de Schakleton en la
Antártida.
La película de George Butler, Atrap ados en el hielo ( The Enduran.ce) ,
recopila estas imágenes y doc1Jmentos de archi,10 y reconstruye mediante testi1nonios de los tripulantes del barco la odisea de aquel fu­
nesto naufragio, la inquebrantable fe de Schakleton en la supervi,1encia
de su equipo y las vicisitudes de la marcha a tra,1és del hielo hasta su
definiti,10 rescate, casi dos años después.
D e los más impactantes doc11mentales de los últimos tiempos y una
j oya para a,1entureros y amantes de los viajes de ries go.
Un hombre sin pasado
Aki Kaurismaki
(2002)
Como casi todo el cine del finlandés Aki Kaurismaki, Un h-o mbre sin
pasado ( The Man Without a Past) es una cautivadora metáfora de la
contradictoria naturaleza humana, tierna y cruel a partes igu ales,
imp revisible, inestable y frágil.
Mágica en su sencillez, deslumbrante en sus conclusiones y p rofunda en sus p lanteamientos , Un hombre sin pasa-do narra una historia
de amnesia, catarsis y autosuperación personal que ,1a ganándose lenta­
mente y con sutileza al es p ectador, reconciliándole con el cine, la vida y
el mundo.
Personajes y situaciones entrañables y emoti,7idad a flor de p iel,
junto a una fe en la humanidad a p rueba de bombas , es lo que Kauris­
maki nos regala en generosas dosis en este largometraje para el re­
cuerdo.
Otra de esas p elículas que nadie debería p erderse, recomendada
es p ecialmente p ara il11minar los días osc11ros.
Cravan vs. Cravan
Isaki Lacuesta
(2002 )
E l nue,ro cine documental va ganando cada día más adeptos y propo­
niendo al espectador productos de una fuerza y originalidad sorpren­
dentes.
Varias de las mejores películas que he videado en los úJti1nos tiem­
pos se presentan bajo esta etiqueta de perfiles difusos: Grizzly Man, de
Werner Herzog , Atrap ados en el hielo , de Geor ge Butler, Aro Tobulkin,
de A gustí Villalonga o Touching the Void, de Kevin Macdonald, todas
ellas, cada una en su línea, geniales y estremecedoras.
Pero quizás, por su temática y mensaj e cifrado, una de mis fa,,oritas
sea Cravan vs. Cravan, de I saki Lacuesta, que reconstruye con
1J n
per­
sonalísimo sello y una mixtura ej emplar de influencias y estilos la enig­
mática ,rida de Arthur Cravan, poeta y boxeador, sobrino de Osear
Wilde y personaje transgresor y excéntrico donde los haya habido.
Entre,ristas, fotog ramas, recortes, filmaciones, textos, realidad y ficci6n se entrecruzan en este largometraje que destila el aroma subver­
si,ro de las van gu ardias de inicios del pasado si g lo y la atmósfera frívola
y dorada de la Barcelona de entreguerras, y que desazona e in quieta a
medida que el propio Cravan , inexorablemente, se acerca a su fin (des­
apareció en 1 9 r8 sin dejar rastro en las aguas del golfo de México du­
rante una travesía por el Atlántico) .
Touching the Void
Kevin Macdonald (20 03)
Al Infierno, queridos dru.gos, se puede descender (como estáis com­
probando) por muchos y muy diversos caminos.
Esta guía de películas está especializada en indicaros �ou.nos, o en
balizar al menos ciertas trampillas de acceso. Y la que ahora os pro­
pongo lle,1a por título Touching the Void (Tocando el vacío), del cineasta
inglés Ke,rin Macdonald.
Nada de íncubos o súcubos ni freaks esta vez, el planteamiento es
más sencillo y el entonio bastante cercano: el monte Siula Grande, en
los Andes peruanos.
En r985 , Joe Simpson y Simon Yates escalaron su cara occidental,
coronando con gran dificultad la cima , y sufrieron un aparatoso acci­
dente al iniciar el descenso. Lo que sucedió a continuación, hasta que
ambos lograron por separado llegar al campamento base, es lo que re­
crea este documental, basado en hechos reales, que, nunca mejor dicho,
es 11na bajada delirante al infierno...
Si tenéis dudas respecto a la capacidad de resistencia del ser hu­
mano frente a la adversidad, Touchi ng the Void es la película adecuada:
imposible situarlo en un contexto más peli groso y extremo.
Estremecedora, ,1ertiginosa y absolutamente recomendable (seáis o
no montañeros) .
Calvaire
Fabrice Du Welz (2004)
U na oscurísima y desasosegante película sin desperdicio de prin­
cipio a fin que, estoy seguro, no ol,ridaréis fácilmente.
En una Francia inh6spita, p rofunda y helada, en una ,rieja casa
rural, un hombre atormentado por el recuerdo de una desafor tunada
historia de amor y un viajero perdido en la noche...
Lo que en principio aparenta ser una historia de terror al uso se con­
vierte, de la mano del director Fabrice Du Welz, en una cult movie a la
altura de los títulos más notables del género, desquiciada, s1✓1rrealista y
tremendamente impactante.
Después de ,tJ.sionar la película (sobre todo el demencial baile a
ritmo de piano de los parroquianos en el bar al caer la noche, una de las
secuencias más turbadoras que recuerdo) uno llega a la conclusi6n de
que Du Welz, además de facturar una obra origin al y redonda, tu,ro asi­
mismo el acierto de encontrar un título perfecto para la criatura:
Calvario.
De lo mejor del nue,ro cine de horror francés y otra de mis recomen­
daciones 5 estrellas 5.
The Descent
Neil Marshall (2005 )
Para mí, una de las mejores películas de terror de los últimos tiem­
pos, asfixiante, claustrofóbica y capaz de reconciliar con el género a los
esp ectadores más reacios y escépticos.
Un grupo de aniigas espeleólogas explora l.lna cueva desconocida y
descubre, tras un fatídico derrumbamiento que las deja atrapadas, una
raza de homínidos no e,rolucionados, monstruosos y ciegos, que acecha
en la oscuridad.
Este es el planteaniiento inicial de The Descent, de Neil Marshall,
una tenebrosa cult movie que os pondrá los p elos de punta y os re galará
deliciosos espasmos de horror p1Jro y d1..1ro de principio a fin.
Alta tensión y acción sin tregua, un guion elaborado y fangoso (con
claros guiños a H . P. Lovecraft y los Mitos de Cthulhu) , un equipo de
audaces protagonistas que quitan el hipo, espantosos gollums albinos y
un final abierto y de libre interpretaci6n (cuestionado por muchos; aun-
que, desde mi p11nto de vista, acertado ) con,rierten esta película in glesa
en otra ,,aliosa perla negra para engarzar.
Felices pesadillas.
Grizzly Man
Werner Herzog (2005)
Viaj e al corazón de la naturaleza agreste y p11ra, Grizzl}' Man recons­
truye los catorce ,1eranos que el aventurero Timothy Tread,vell pasó en
la Alaska profunda convi,riendo con osos y rodándoles cámara en mano
en su hábitat
Werner Herzog (autor de algunas de las películas más inquietantes
del pasado si glo) dirigió en el año 2 0 05 este inol,ridable largometraj e,
que incl uye numerosas tomas rodadas por el propio Treadwell en lo que
él mismo denominaba <<el laberinto del Grizzly».
Mejor no des,1elar, en cualquier caso, el desenlace final de esta a,1en­
tura para no des,�ar su efecto y sorpresa.
Baste decir que las secuencias de animales y paisajes que muestra
cauti,1an al espectador, y la reconstrucción de los hechos que expone (a
pat l ir de las grabaciones y declaraciones de Treadwell) congela el aliento
y se queda cla,,ada para siempre como un puñal oxidado en el corazón.
Mara,rillosa, bizarra y tremenda.
Los p ioneros de la psicodelia
Gordon McLennan (2 0 05)
Interesantísimo documental de Gordon McLennan sobre las pri­
meras investigaciones de Hoffer y Osmond en torno al LS D en Canadá,
1_1na década antes de que los hippi.es y Timothy Leary lo convirtieran en
lla,1e o <<puerta>> (que dirían los Doors parafraseando a Williani Blake)
de la contracultura.
Administrado bajo supervisión médica a esquizofrénicos incu­
rables, el LS D resultó ser, en la mayoría de las ocasiones, más eficaz
que ningún otro tratamiento utilizado hasta entonces.
La idea de ambos científicos era apro,1echar la intensidad del ,riaje
(el mal viaje, incluso, si llegaba a darse) como revulsi,10 para los tras­
tornos de personalidad de al gunos enfermos mentales.
Posteriormente, con la popularización de la droga entre los univer­
sitarios e intelectuales norteamericanos (Aldous Huxley, Neal Cassady o
Ken Kesey, entre otros) , los altos cargos lleg aron a la conclusi6n de que
el ácido no era controlable (o dicho de otro modo, de que bajo sus efec­
tos las ovej as se escapaban del redil) y terminaron prohibiéndolo tanto a
ni,1el lúdico como terapéutico, silenciando las investig aciones y a,1ances
de toda una década.
Un doc11mento objetivo y de lo más esclarecedor sobre la historia del
LS D.
Taxidermia
Gy orgy Pálfi (200 6 )
Delirante,
escatológica
e
irre,Terente
hasta
la
provocación,
Taxidermia, de Gyorgy Pálfi, es un ,riaje al corazón del instinto y el trau­
ma, que fascina y rep ele en idénticas dosis y que sorprende por su
hiperbólica y explosi,ra propuesta.
A través de tres generaciones de una familia hún gara, Pálfi cons­
truye 1�1n universo ,risceral y morboso, mágico y enfermizo a la vez,
donde el exceso y las vísceras se combinan con mensajes cifrados, crí­
tica sociopolítica y sutiles metáforas existenciales.
Penes que echan fuego, eyaculaciones siderales, banquetes panta­
gru.élicos (al bueno de Rabelais le habrían encantado), vomitonas colec­
ti,1as, sexo explícito y mutilaciones salvajes son solo al giinas de las de­
licatessen que Taxidennia nos ofrece en su menú.
No apta, desde luego, para finolis ni seminaristas, hará en cambio
las delicias de cual quier cinéfilo ávido de sensaciones nue,,as.
Bon appetit.
Entre vivos y muertos
Simon Rmnley (2 0 0 6 )
Otro de los títulos más desasosegantes que he ,�deado en los últi­
mos tiempos, Entre vivos y muertos (The Livi ng and the Dead), de Simon
Rumley, es un descenso delirante al Infierno que pone (por su cercanía
y credibilidad) los p elos de punta.
Una decadente mansión victoriana, un ,riej o lord arruinado, su
mujer enferma y su hijo esquizofrénico son los p rotagonistas de esta
película inglesa, puro cine de autor moderno, que pas6 en su día casi
desapercibida.
La forma en que Rumley retrata en el film la loc11ra, sus reco,1ecos,
servid11mbres y sombras, y la manera (,1ertiginosa) de transmitirla con
la cámara centran de lleno al espectador en la acción, haciéndole cóm­
plice de los hechos y cla,1ándole en la butaca hasta el final del metraje.
Desquiciante p or momentos (podría pasar por la adaptación de una
novela de Thomas Bernhard), triste y desoladora, obsesiva y tremenda,
reúne todos los in gredientes necesarios para con,rer tirse con el paso del
tiempo en un film de culto.
Al interior
Alexandre Bustillo & Julien Maury (2007)
Sin duda al guna, Francia se ha convertido en estos últimos años en
la mejor y más sólida factoría de cine de terror del planeta, dejando a la
altura del betún a sus competidores europeos, asiáticos y norteame­
ricanos. Varias películas muy por encima del ni,1el acostumbrado a,;alan
esta teorla: las truculentas Alta tensi6n, Mutants y Frontiers, entre otras, y
sobre todo las estremecedoras Calvaire y Marty rs, que de 3.4,oún modo
han revolucionado el concepto de cine de horror moderno, de,101'\riendo
al g énero la seriedad y contundencia de antaño. Aunque quizás la más
inquietante de todas ellas sea .A l'Intérieur, de Alexandre Bustillo y Ju­
lien Maury, una p esadilla morbosa e insana que realmente estremece y
congela la sangre en las venas.
Un accidente de tráfico, un embarazo traumático, una casa aislada y
una muj er de negro en la noche ... A pat tir de ahí, los debutantes Bus­
tillo y Maury van tejiendo una tela de araña asfixiante y texrible, ,,erdaderamente angustiosa, que atrap a al espectador desde el prim.er hasta
el último minuto del rodaje, regalándole abundantes dosis de san gre y
espanto.
Otra película imprescindible para todos los amantes del género, que
no debería faltar en vuestra videoteca.
Gritos en el p asillo
Juanjo Rainírez (2 007)
Gritos en el pasillo, de Juanjo Ranúrez (a quien tengo el gusto de
conocer y con el que en alguna ocasión he trabaj ado -también es escri­
tor y guionista-) , es, ante todo, una gozada de película y un verdadero
lujo para el cine español.
Rodada íntegramente con cacahuetes (y al guna que otra nuez ase­
sina), magistralmente doblada, timburtoniana e inquietante, divierte y
espeluzna al tiempo y reconcilia a niños y adultos con el cine de anima. ,
c1on.
Un ilustrador de cuentos infantiles es contratado por el director de
un manicomio para decorar las paredes del lugar y mejorar el entorno
de los internados: así comienza la pesadilla.
Internos caducados y garrap iñados , ,risiones p sicotrónicas, enloque­
cedores gritos, siniestros pasillos, escalofriantes conj1.1ras y una banda
sonora fascinante hacen de esta originalísima película una indiscutible
p ieza de culto.
Ideal para ,ridear arropado en el sofá al caer la noche con una copa
de buen ,rino en la mano.
Los hippies
Marc Etkind (2007 )
Ahora que Albert Ho:ffmann, el papi del LS D, nos ha dicho adiós
para siempre, es buen momento para videar este doc11mental de Canal
Historia sobre nuestros hermanos hippies, en el que se re,risa el desa­
rrollo del mo,rimiento desde los orígenes, su reto contracultural , su
evolución y sus secuelas, hasta su decadencia y posterior declive, for­
zado, cómo no, p or la grande Babilonia.
La mayor revolución social sin armas del siglo XX en Norteamérica,
a través de sus principales artífices: Timothy Leary, Grateful Dead, Ken
Kesey, Charles Manson, los Beatles, Joplin, Morrison, Ginsberg, la
Chica de la Montaña, los Black Panther, los Acid Tests, D ylan, los
gurús, el Jl ower p o1ver, los Ale gres Bromistas, las comunas, los Áng eles
del Infierno .. .
Todos ellos, mal y bien avenidos , se dan cita en este largometraj e de
Marc Etkind, sin desperdicio de princip io a fin, que hará las delicias de
los simpatizantes del mo,rimiento hippie y la contracultura de los años
setenta.
Una joy a para cualquier hijo de Satanás, objeti,1a y nada sensacio­
nalista, que no debéis perderos por nada del mundo.
Salud & Carretera.
Eden Lake
James Watkins (20 08 )
Ópera prima de J ames Watkins, Eden Lake es 11na de las más angus­
tiosas películas que he videado en los últimos tiempos, a la ,1ez que un
crudísimo estudio sobre la pérdida de ,1alores y la violencia ju,1enil en
las sociedades capitalistas modernas.
U na pareja de ejecuti,,os estresados, necesitados de descanso y
calma, que acampa a la orilla de un idílico lago y una pandilla de adoles­
centes violentos en busca de pelea, con líder alfa, música a todo ,1olu­
men y perro de presa incluido, son el punto de arranque de esta bronca
cult movie, que por lo realista y próximo (seguramente todos hayamos
pasado alguna vez por una experiencia parecida) se queda grabada a
fuego en las neuronas.
Watkins se recrea sometiendo a los protagonistas a las situaciones
más extremas y truculentas posibles para demostrar hasta dónde es
capaz de llegar el ser humano, sin duda al guna el depredador más cruel
del planeta.
Convincente, trepidante y real como la vida misma, dej a un regusto
amargo en la boca y un montón de preguntas sin resp uesta centrifu­
gándose dentro de la cabeza.
Martyrs
Pascal Laugier (2008)
Polérnica, espeluznante e inno,1adora, Ma rty rs, de Pascal Laugier, es
un ,riaje alucinante al fondo de la perversión h11mana, no apto desde
luego para todos los públicos: tor tura, h1Jmillaci6n, asesinato, ,1enganza
y mar t irio ... Todo ello presente en otras películas, pero abordado aquí
desde un punto de vista psicológico y estético muy diferente.
Porque lo cierto es que el film de Laugier, además de asquearnos y
fascina1nos al tiem po, nos hace reflexionar y se queda clavado en el
cerebro como un dardo envenenado.
Sobre la fina línea que separa el martirio y el éxtasis, el dolor y el
placer, la crueldad y el sexo, ya escribieron y disertaron en su día los
decadentistas y st1rrealistas, y muy en especial Georges Bataille (sobre
todo en Las lág rimas de Eros), cuya influencia, a mi juicio, es deter­
minante en esta película.
Ahora Mart y rs desarrolla al gunas de estas teorías e hipótesis con una
audacia ,risual y 11n planteamiento que congela el coraz6n.
Puede o no gustaros, pero creo que no deberíais b ajo ningún con­
cepto perdérosla.
Man on Wire
James Marsh (2008)
Excelente doc11mental sobre la fi g 1_1ra del funambulista Philip pe
Petit, Man on Wire, de James Marsh, reconstruye su mítico y verti­
ginoso paseo entre las Torres Gemelas del World Trade Center, a más
de
40 0
metros de altura , b11 rlando la custodia policial y las rachas de
«Este es probablemente el final de mi vida, caminar sobre ese cable.
Y, por otra p arte, algo a lo que no me podría resistir, ni haría nin gún es­
fuerzo por resistirme, ese cable me llama. Y la muerte está muy cer­
cana», afirmó el propio Petit en r974, antes de atra,,esar con su pértiga
el vacío.
La película recrea este romántico y particular desafío, intercalando
documentos de la época con entre,ristas a los protagonistas reales, y
dramatizando muy atinadamente los hechos.
Pasión pura y dura y puro entusiasmo es lo que Petit nos transmite
en las di,1ersas entrevistas del film a medida que a,1 anza el metraje, y un
ejemplo de cómo un ideal, por absurdo que pueda parecerle a terceros,
puede alimentar toda una vida.
Avalada por un montón de premios (entre ellos el Osear al Mejor
Doc11mental de 2008) y deliciosamente marciana.
Anticristo
Lars ,1 on Trier (2 00 9 )
Densa, claustrofóbica e inquietante, Anticristo, la p enúltima (hasta el
momento) película del maestro Lars ,1 on Trier (para al gunos su testa­
mento cinematográfico), es un ej ercicio impecable de oficio y estilo,
impresionante desde el punto de ,rista estético, brutal y tremendamente
impactante.
Denostada no obstante por muchos, Anticristo se aleja de la ima gi ­
nería habitual de su director y de varios de los postulados de Dogma,
desarrollando una historia de terror psicoló gico que eriza la piel y aden­
trándose con una elegancia nunca vista en el terreno del horror y el
gore.
Todo en la película, de principio a fin, es pl.1ro desasosiego: la natu­
raleza amenazadora y hostil, los animales del bosque (un zorro arran­
cándose a dentelladas las vísceras, una cienra arrastrando la p lacenta por
la vegetación, un á gu ila de,1 orando a su cría) , la asfixiante atrnósfera, la
sensaci6n de tra gedia inminente, la fotografía brumosa y onírica, los
p lanos distorsionados . ..
Quizás, como al gt1nos han dicho, Anti�risto sea un film pretencioso,
un paso atrás en la carrera de Von Trier, un catálogo gratuito de atrocidades y fobias, etcétera, pero no cabe duda de que estamos ante una pe­
lícula ma g istral y el le g ado de un genio.
Para videar una y otra vez y descender sin paracaídas a los abismos
más abominables del cerebro humano.
Un fa ro en las tinieblas del exceso de información
(Epílogo de José Án gel Barrueco)
¿ Qué tal la experiencia, amigo?
Espero que tu lectura haya sido tan gratificante como lo fue la mía.
Acabar de leer este libro de artículos y reseñas no es muy distinto a
salir de la pen1.1mbra de un cine y afrontar la luz de la realidad, que a la
postre resulta más incómoda y, desde luego, más inhóspita que cual­
quiera de las ficciones que Vicente Muñoz Ál,1arez p rop one en este
repertorio de títulos anómalos, argumentos enfermos y ambientes espe­
luznantes. En estos tiempos de internet tal vez tú lo compares al ,risio­
nado nocturno de una película en casa, en el sofá, a oscuras y abrazado
a tu chica, o solo, con el gato en el regazo: ese momento en el que se en­
cienden las bombillas y todo cobra otra dimensión.
Me refiero a que leer Cult M ovies. Películas p ara llevarse al Infi erno es
una experiencia próxima a la de disfrutar de unas cuantas obras de serie
B en una de esas sesiones de programa doble en cines de periferia: uno
se levanta de la butaca, sale a la calle y añora la calidez del interior y el
cobijo de la oscuridad. Con este libro me ha sucedido lo mismo: concluí
su lectura y me hubiera gustado que continuara. Me sentía a gusto
.
entre sus paginas.
,
Para quien aún no lo conozca, el leonés Vicente Muñoz Álvarez es
ya un símbolo para muchos de nosotros, un gurú. de las vanguardias del
siglo XXI, capaz de sacar de las catacumbas del olvido a poetas y escri­
tores y directores de cine a los que pocos recordaban, hábil para em­
prender proyectos instalados siempre en los márgenes de la cultura ofi­
cial, puntual en el rescate de autores españoles inéditos y artífice de
algunas de las antologías de culto de los últimos años: 23 Pandoras:
Poesía alternativa española, Golpes. Ficciones de la cru.eldad social (junto a
Eloy Fernández Porta) , Trip ulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Tripp ers
(junto a David González), Resaca / Hank Over. Un hom-e naje a Charles
Bukowski (junto a Patxi Irurzun), Vinalia Tripp ers. Plan 9 del esp acio
exterior (junto a Alfonso Xen Rabanal) o Beatitud. Visiones de la Beat
Generation (junto a I gnacio Escuín).
Pero Vicente es todo eso y mucho más: autor de varios libros de rela­
tos, de poemarios y de una no,1ela que yo considero, de momento, la
cumbre de su trayectoria (me refiero, por supuesto, a su libro El
merodeador) ; y cicerone cultural que siempre tiene las puertas abiertas de
la bitácora que coordina (el blog Hankover). Vicente no se arredra ante
nada. Si un autor al que nadie conoce, que no ha publicado j amás, le
envía sus textos y él los considera buenos, los postea sin ningún pro­
blema.
Por estas y otras razones muchos lo encaramamos hace tiempo en
un pedestal. Es una referencia indiscutible. Y ahora nos h a presentado
este libro necesario.
¿ Por qué creo que este libro es necesario?
Por que hemos alcanzado un p,1nto lamentable en el que las genera­
ciones más jóvenes, pese a ser afortunadas porque gozan de un acceso
ilimitado a archi,1os en avi o mp4 g racias a las nue,1as tecnologías, solo
suelen bajarse de internet las películas de reciente estreno (lo último, lo
más nue,10 1 lo in, lo que está de moda), mientras que, en los canales de
televisión pública, prácticamente han dej ado de programar ese cine clásico con el que, cuando Vicente y yo éramos unos niños, nos educaban
cada noche de lunes o cada sobremesa de sábado. Para los muchachos
de ahora, una cinta como Matrix ya es arcaica, una gloria del pasado, un
filme antiguo. De modo que esta apetitosa guía de VMA nos sin1e (y espero que les sirva a ellos) como faro en las tinieblas de este mundo de
datos tan ensordecedor, donde nos abru.man con infonnación y con pe­
lículas a menudo ol,idables, blandas e infames, que Hollywood cosecha
con frecuencia y nos vende junto a su catálogo de perlas (porque Holl­
ywood, pese a quien pese, sigue brindándonos las obras de los grandes:
Ma1 tin Scorsese, Clint East,,,ood, Wood y Allen, Quentin Tarantino,
etcétera).
Libros como este se deberían aconsejar en los programas de estu­
dios. Porque con el cine también se aprende. Nos motiva, despierta
nuestras mentes y nos obliga a reflexionar.
En las mismas fechas en las que leía Cult Movies estu,1e enfrascado
en la lectura de un libro titulado
50 0
Essential Cult Books. The Ultimate
Cuide (de Gina McKinnon , por ahora sin traducci6n en España), que
compré en la sección anglosajona de una librería de Berlín. Con anibas
guías no solo he descubierto joyas ocultas del cine (en el caso de Vi­
cente) y de la literatura (en el caso de McKinnon) : también me he re­
creado en las obras que conocía. Ambos nos traen a la memoria títulos
emblemáticos, y nuestra mente se refresca al recuperarlos. Placer y
aprendizaje a la vez. Goce y descubrimiento a partes iguales.
Vicente contagia su entusiasmo por el cine, ese entusiasmo que le
lle,1a a confiar en proyectos a priori descabellados y ese entusiasmo con
el que empuja y sostiene y difunde esos mismos proyectos cuando se
han convertido en realidad. Esa es l)Da faceta que no debemos obviar.
En este libro hay numerosos ejemplos de algunas de mis películas
favoritas de todos los tiempos, que Vicente recomienda con pasión ciné­
fila y fervor poético, y su reseña me ha servido para recordarlas y rego­
d�a rme con sus escenas inolvidables: D(as sin huella, La noche del caza­
dor, Los amantes de Montp arnasse, Sed de mal, Vidas rebeldes, La nara nja
m-e cánica, Punto límite: cero, La matanza de Texas, Quiero la cabeza de Alfredo García, Jo, q ué noche, El hombre q ue p u.do reina r, Taxi Driver, Hen ry,
retrato de un a.sesino, Insep arables, Reservoir D ogs, eXistenZ. . .
El autor se aparta de la cultura oficial del mismo modo que la citada
McKinnon: no es una lista de las películas habituales del canon oficial,
ni de las más premiadas, sino que es propia de las filmotecas caseras y
de los espectadores que no se atienen a lo establecido. VMA se deja lle­
var por su intuición y, entre líneas, aconseja al lector que haga lo
mismo: que se guíe por su olfato y no por lo que estipule la crítica.
Además he hallado, aquí, ejemplos de películas que no he visto o de
las que janiás había oído hablar: Los ojos sin rostro, Operazione Paura,
Ni el mar ni la arena, Una vela para el diablo , El asesino de muñecas,
Encuentros con hombres notables, Cal,1aire, Entre ,11.,1os y muertos,
Eden Lake ... Lo que demuestra que Vicente es un go1.11met de la serie B
y un descubridor de rarezas con atracción por esos abismos malsanos
en los que con frecuencia cae el hombre.
No ol,rido que, no obstante, le gu stan algunas obras que exigen
mucha paciencia del espectador, y un estómago a pI11eba de venenos
(sobre gustos ... ) . En concreto, de esta lista yo detesto dos de ellas o les
tengo cierta manía: La gran comi-l ona y Anticristo. En ningi1no de esos
casos el espectador permanecerá indiferente. Lo que Vicente Muñoz
Á1,1arez recomienda siempre nos sacude y pe1 turba.
Mientras uno lee este libro absorbente, siente dos impulsos opues­
tos (dado que no puede satisfacerlos al mismo tiempo) : seguir leyendo,
fascinado por la sabiduría cinéfila del autor; y dejar el libro para ,,er
esas películas que no conoce y revisar por enésima vez las que ya
amaba.
Si, como espero, has concluido la lectura, es conveniente que vayas
buscando estas gemas ocultas. Tarde o temprano se lo agradecerás al
autor.
fndice
CoRY.llght
Fascinación & arrebato (A modo de prólogQ).
Freaks (Iod Bro,,rning,-t93�).
Días sin hu.ella (BillY. Wilder,...!.9�S).
Gun Cra�_(J.ose12h H . Lewis,..1.9.5Q).
El merodeador (JoseRh LoseY.,-t95!).
La noche del cazador (Charles Laughton,..!955).
Sed de mal (Orson Welles,..!95Q).
Los amantes de Montparnasse (Jacques Becker,i95�).
VértigQ..(Alfred Hitchcock,.1..952).
Los ojos sin rostro (Georges Franjy,..I.959),
La caída de la Casa Usher (Roger Corman,..1.9 6 0).
Psicosis (Alfred Hitchcock,.1.9 6 o).
The Misfi..ts (John Huston,_!9 6r).
A medianoche me llevaré tu. alma (José Mojica Marins,-19.fu).
Plan siniestro (B rr.an Forbes,-1.9 6�).
La tumba de Ligeia ( Roger Corman,.1.9 6�).
Ree. ul.si6n (Roman Polanski,i9fu).
Blow- Up_(Michelangelo Antonioni,..L96 6).
Bohemia P- erdida (Pedro de Liza,_!9 6 6) .
QP.. erazione Paura (Mario Ba,1a,.1.966).
Cul-de-sac (Roman Polanski,..I.9 6 6).
The Triy (Ro ger Connan,-t9.§.7.) ,
Besos robados (Fran�ois Truffaut,.1.9 68).
Justine (J.ess Franco,.!.968).
El incinerador de cadáveres (Juraj Herz,-19 6 8),
La semilla del diablo (Roman Polanski,..I.9 6 8).
Macuna(ma (Joaquím Pedro de Andrade,..!9.Q.9).
Eoo, Rider ( Dennis Hop,per,i9.Q.9 ).
El amanecer de los vam12. iros (Jean Rollin ,..197.0).
Yo vigilo el camino (John Frankenheimer,..197.0 ).
Perros ,de p_aja ( Sam Peckinp. ah,..1.9,7. 0 ) .
Bahía de sangre ( Mario Ba,1a,.197.1 ) .
Harold � Maude (Hal AshbyJ,.19.7.!).
Vanishing Point , ( Richard C. Sarafian,_!97..! ).
�irre, la c6l.era de Dios (We1ner Herzo g,.197� }.
Ni el mar ni la arena ( Fred BurneY.,..!9.7-2).
Los cuentos de Canterbury,..(Pier Paolo Pasolini,.197� ).
La huida ( Sam PeckinP-ah, .19_7�).
El diablo se lleva a los muertos ( Mario Bava,.1.9.7�).
Et otro (Robert Mulligan,J.9.7�).
La g ran comilona ( Marco Ferreri,.1.973),
Una vela P-ara el diablo (Eygenio Martín,.1.97.3 ) .
La mamá y la P.uta ( J ean Eustache,.197.3),
La matanza de Texas (Iobe Hoo12 er,.197.,a ).
.Quiero la cabeza de Al.fr.edo Garc(a ( Sam PeckinP- ah,..1.9,74).
Et desencanto (J aime Cháva11i,..!97.5 ),
Ilsa,. la loba de las S S ( Don Edmonds, .19 7.5 ),
Alucarda ( Juan Ló P. ez Moctezuma,..1.9,7-5 ) .
Et hombre q ue p udo reinar ( John Huston,.197.5 ).
Et asesino de muñecas (Mi gyel Madrid,.197.5 ),
Sal6 o los 1 2 0 días de Sodoma ( Pier Paolo Pasolini,.197J ).
Supervixens ( Russ Me Y.er,.19,7.5),
Furtivos (José Luis Borau1..!9.7.S).
Taxi Driver (Ma1 t in Scorsese,.19,7.6 ) .
¿,Quién P-,uede matar a un niño ? (Narciso Ibáñez Serrador, .197. 6 ),
Des12.erate Living_(J.ohn Waters,-1..97.7. ).
La centinela (Michael Winner,.197.7.) ,
Bilbao (Bi gas Luna,.19,7-ª ) .
Encuentros con hombres notables (Peter Brook,.19.7S.).
Arrebato (I,1án Zulueta,-L97.9).
Possession (Andrzej Zulawski,.19 81 ).
Veneno P.,ara las hadas (Carlos Enrique Taboada 1 .19 8 ¾).
Bajo el vokán (John Huston,-19 8�).
En comP..añ(a de lobos ( Neil Jordan,.198�,) .
]9.,_gué noche ( Martin Scorsese,_¡,g_a5),
Down hY. Law (Jim J.a1musch,.1986 ) ,
Hen[}', retrato de un asesino (John McNayghton,..!986 ).
Gothic (Ken Russell,.19 86 ) .
Angustia (Bigas L1�1na,.19-ª 7. ),
InseP- arables ( David Cronenberg,.19 88).
El sé12 timo continente (Michael Haneke,...L9QS,) .
Drngstore Co1vbox ,(Gus Van Sant,.19-ª9).
Nekromantic 2 (Jorg Buttgereit,...L9.91).
Los amantes del Pont Neui(Leos Carax,.19..91).
Reservoir DogL ( Quentin Tarantino,.1.99�).
Teniente corru12. to (Abel Ferrara,.19.9�).
Stalingrado (Joseph Vilsmaier,...L9.93),
Crumb (Iem Zwi goff,-19.9.¾).
Salto al vacío ( Daniel CalP- arsoro,.19.95 ),
Dead Man (Jim J annusch,.19.95 ) .
Hombres annados (John SaY.les,-19.9.7. ),
FunnY. Games ( Michael Haneke,-19.97./2008),
Buff..a lo 66 (Yincent Gallo,.19.9�) .
eXistenZ (David Cronenberg ,.19.99,) ,
AtraP-,ados en el hielo (George Butler, 20 0 0 ).
Un hombre sin p asado (Aki Kaurismaki, 200.2).
Cravan vs. Cravan ( Isaki Lacuesta,
2 0 0 .2 ).
Touching the Void ( Kevin Macdonald,
Calvaire ( Fabrice Du Welz, 200�).
The Descent (Neil Marshall, 200 5 ).
GrizzlY. Man ( Werner Herzog, 2005),
2 0 0J ).
Los pioneros de la P..Sicodelia ( Gordon McLennan, 2 0 0 5),
Taxidennia
(Gvor2V
Pálfi. _20 0 6)
__
Al interior (Alexandre Bustillo & Julien Mauzy., 200 7-) ,
Gritos en el pasillo (Juanjo Ramírez, 20 07.),
Los hip,P..ies (Mark Etkind, 20 07. ),
Eden Lake (Iames Watkins,, 2008 ).
Martyrs (Pascal Laugier, 2.0 08).
Man on Wire (James Marsh, 2008).
Anticristo ( Lars ,,on Trier,. 200 9 ),
Un faro en las tinieblas del exceso de informaci6n (gyílo go de José
Án gel Banueco ).
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