Subido por Ligia M. Martinez L.

SISTEMA ENDOCRINO

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LECTURA TEMA 2.1.
EL SISTEMA ENDOCRINO Y LA HERENCIA GENÉTICA COMO
BASE BIOLÓGICA DE LA CONDUCTA
Semana del 4 al 10 de abril
Sistema Endocrino
El sistema nervioso no es el único mecanismo que regula el funcionamiento de nuestro cuerpo.
El sistema endocrino desempeña un papel clave al ayudar a coordinar e integrar reacciones psicológicas complejas
el sistema nervioso y el sistema endocrino trabajan juntos en una conversación química constante. Las glándulas
endocrinas liberan sustancias químicas llamadas hormonas que son transportadas por todo el cuerpo por el
torrente sanguíneo. Las hormonas cumplen una función similar a la de los neurotransmisores: transmiten
mensajes.
De hecho, una misma sustancia (por ejemplo, la norepinefrina) puede funcionar como neurotransmisor y como
hormona. Una diferencia importante entre los sistemas nervioso y endocrino es la velocidad. Un impulso nervioso
puede viajar a través del cuerpo en unas cuantas centésimas de segundo. En cambio, viajar por el torrente
sanguíneo es un proceso más lento: las hormonas pueden necesitar segundos, incluso minutos, para alcanzar su
destino.
Las hormonas interesan a los psicólogos por dos razones. En primer lugar, porque en ciertas etapas del desarrollo,
las hormonas organizan al sistema nervioso y los tejidos corporales. Por ejemplo, en la pubertad el aumento de las
hormonas desencadena el desarrollo de características sexuales secundarias, incluyendo los senos en las mujeres,
una voz más profunda en los varones, y vello púbico y axilar en ambos sexos. La segunda razón es porque las
hormonas activan conductas. Afectan cosas como el estado de alerta o la somnolencia, la excitabilidad, la conducta
sexual, la capacidad para concentrarse, la agresividad, las reacciones al estrés e incluso el deseo de compañía.
Las hormonas también tienen efectos notables en el estado de ánimo, la reactividad emocional, la capacidad para
aprender y la capacidad para resistir la enfermedad. Los cambios radicales en algunas hormonas también pueden
contribuir a desencadenar trastornos psicológicos graves como la depresión.
Localización de glándulas endocrinas
En la imagen se muestran las localizaciones de las
glándulas endocrinas. Nos concentramos en aquellas
glándulas cuyas funciones se comprenden mejor y que
tienen mayor impacto en la conducta y los procesos
mentales.
La glándula tiroides se localiza justo por debajo de la
laringe o caja de voz. Produce una hormona primaria, la
tiroxina, que regula la tasa de metabolismo del cuerpo y,
por tanto, el estado de alerta y de energía de las personas
y lo gordas o delgadas que tienden a ser. Una tiroides
demasiado activa produce diversos síntomas: excesiva excitabilidad, insomnio, menor lapso de atención, fatiga,
agitación, conductas estrafalarias y decisiones precipitadas, así como menor concentración y dificultades para
centrarse en una tarea.
Muy poca tiroxina lleva al otro extremo: el deseo constante de dormir y sentirse cansado después de hacerlo. No
resulta sorprendente que los problemas de tiroides a menudo se diagnostiquen en forma errónea como depresión
o simplemente como “problemas de la vida”. Alojadas en la glándula tiroides se encuentran las paratiroides, cuatro
órganos minúsculos que controlan y equilibran los niveles de calcio y fosfato en el cuerpo, lo que a su vez influye
en los niveles de excitabilidad. La glándula pineal, del tamaño de un guisante, se localiza en la mitad del encéfalo.
Secreta la hormona melatonina que ayuda a regular los ciclos de sueño-vigilia. Las perturbaciones en la melatonina
son responsables, en parte, del “mal del viajero”.
El páncreas se encuentra en una curva entre el estómago y el intestino delgado; controla el nivel de azúcar en la
sangre secretando dos hormonas reguladoras: insulina y glucagón. Esas dos hormonas trabajan en oposición para
mantener un balance apropiado del nivel de azúcar en la sangre. La producción insuficiente de insulina produce
diabetes mellitus, un trastorno crónico caracterizado por un exceso de azúcar en la sangre y en la orina; la secreción
excesiva de insulina da lugar a la fatiga crónica o hipoglicemia, una condición en la que hay muy poca azúcar en la
sangre. La hipófisis, que se localiza en la parte inferior del encéfalo, está conectada con el hipotálamo.
La hipófisis produce el mayor número de hormonas diferentes y por tanto tiene la gama más amplia de efectos
sobre las funciones del cuerpo. La hipófisis influye en la presión sanguínea, la sed, las contracciones del útero
durante el parto, la producción de leche, la conducta e interés sexual, el crecimiento del cuerpo, la cantidad de
agua en las células corporales, entre otras funciones. A menudo se le llama la “glándula maestra” debido a su
importante papel en la regulación de otras glándulas endocrinas. Las gónadas (los testículos en los varones y los
ovarios en las mujeres) secretan hormonas que tradicionalmente han sido clasificadas como masculinas (los
andrógenos) y femeninas (los estrógenos).
Ambos sexos producen los dos tipos de hormonas, pero los andrógenos predominan en los varones mientras que
los estrógenos predominan en las mujeres. Esas hormonas desempeñan varias funciones importantes en la
organización del desarrollo humano. Por ejemplo, los estudios con animales han demostrado que, si la hormona
testosterona está presente durante el tercer y cuarto mes después de la concepción, la descendencia
(independientemente de su sexo) desarrollará una variedad de características masculinas como una mayor
agresividad. Por otro lado, la ausencia de testosterona durante este periodo promueve conductas femeninas como
la anidación. Durante mucho tiempo se ha ligado a la testosterona con la conducta agresiva. La violencia es mayor
entre los varones en edades que van de los 15 a los 25 años, cuando los niveles de testosterona se encuentran en
su punto máximo.
Las dos glándulas suprarrenales se localizan justo por encima de los riñones. Cada glándula suprarrenal tiene dos
partes: un núcleo interno, llamado médula suprarrenal y una capa externa, llamada corteza suprarrenal. Tanto la
corteza como la médula suprarrenal afectan la reacción del cuerpo al estrés. Estimulada por el sistema nervioso
autónomo, la corteza suprarrenal vierte varias hormonas en el torrente sanguíneo. Una, la epinefrina, activa al
sistema nervioso simpático, lo que se manifiesta de diversas formas: el corazón late más rápido, la digestión se
detiene, las pupilas de los ojos se agrandan, se envía más azúcar al torrente sanguíneo y la sangre se prepara para
coagular más rápido si es necesario.
Otra hormona, la norepinefrina (que también es un neurotransmisor) no sólo eleva la presión sanguínea al hacer
que los vasos sanguíneos se constriñan, sino que también es llevada por el torrente sanguíneo a la hipófisis anterior,
donde provoca la secreción de mayor cantidad de la hormona adrenocorticotropa (HACT), prolongando de esta
manera la respuesta al estrés. Ésta es la razón por la que al cuerpo le lleva tiempo regresar a la normalidad después
de una excitación emocional extrema.
Genética, evolución y conducta
La genética es el estudio de cómo los seres vivos transmiten los rasgos de una generación a la siguiente. Los
descendientes no son copias al carbón o “clones” de sus padres, pero algunos rasgos reaparecen de generación en
generación en patrones predecibles.
Al inicio del siglo, los científicos llamaron genes a las unidades básicas de la herencia.
Pero no sabían lo que eran los genes o cómo se transmitían. En la actualidad, sabemos
mucho más acerca de los genes y de la manera en que trabajan. Los genes son
transportados por los cromosomas, cuerpos filiformes diminutos que se encuentran en
el núcleo de todas las células. Los cromosomas varían en tamaño y forma, y por lo
regular vienen en pares. Los seres humanos poseen 23 pares de cromosomas en cada
célula normal.
Las excepciones son las células sexuales, que sólo tienen la mitad de un conjunto de cromosomas. En la fertilización,
los cromosomas del espermatozoide del padre se unen a los cromosomas del óvulo de la madre, creando una nueva
célula llamada cigoto. Esa sola célula, y todos los miles de millones de células corporales que se desarrollan a partir
de ella (excepto el espermatozoide y el óvulo) contienen 46 cromosomas, dispuestos en 23 pares.
El ingrediente principal de los cromosomas es el ácido desoxirribonucleico (ADN), una molécula orgánica compleja
que tiene el aspecto de dos cadenas trenzadas, una alrededor de la otra en un patrón de doble hélice. El ADN es la
única molécula conocida que puede replicarse o reproducirse a sí misma, lo que sucede cada vez que se divide una
célula. Un gen es un pequeño segmento de ADN que contiene instrucciones para un rasgo particular o un grupo de
rasgos. Cada cromosoma humano contiene miles de genes en localizaciones fijas. El genoma humano, la suma total
de todos los genes necesarios para construir un ser humano, es de aproximadamente 30,000 genes.
Los genes, como los cromosomas, se presentan en pares. En algunos casos, como el color de
los ojos, uno puede ser un gen dominante (B para los ojos cafés) y el otro un gen recesivo (b
para los ojos azules). Un niño que hereda de ambos padres el gen para los ojos azules (bb)
tendrá los ojos azules. Un hermano que hereda el gen para los ojos cafés de ambos padres
(BB) tendrá los ojos cafés, lo mismo que un hermano que hereda el gen para los ojos cafés
de un padre y el gen para los ojos azules del otro (Bb o bB). Pero sus hijos y nietos pueden
tener ojos azules si su gen recesivo se presenta junto con otro.
Genética conductual
Los genetistas conductuales estudian los temas que interesan a todos los psicólogos —la percepción, el aprendizaje
y la memoria, la motivación y la emoción, la personalidad y los trastornos psicológicos—, pero lo hacen desde una
perspectiva genética. Su meta es identificar qué genes contribuyen a la inteligencia, el temperamento, los talentos
y otras características, así como las predisposiciones genéticas a los trastornos psicológicos y neurológicos.
Por supuesto, los genes no causan directamente la conducta. Más bien afectan el desarrollo y la operación del
sistema nervioso y el sistema endocrino, lo cual influye a su vez en la probabilidad de que cierta conducta ocurra
bajo ciertas circunstancias.
Psicología evolutiva
Así como los genetistas conductuales tratan de explicar las diferencias individuales en la conducta humana, los
psicólogos evolutivos tratan de explicar los rasgos conductuales que la gente tiene en común. Consideran que la
clave de esas características compartidas es el proceso de evolución por selección natural, descrito inicialmente por
Charles Darwin en El origen de las especies (1859).
Según el principio de selección natural, aquellos organismos que están mejor adaptados a su ambiente tienen
mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse. Si los rasgos que les dan una ventaja de supervivencia tienen una
base genética, esas mismas características genéticas son transmitidas a su descendencia. Los organismos que no
poseen los rasgos adaptativos tienden a morir antes de reproducirse, y, por lo tanto, los rasgos menos adaptativos
no se transmiten a las futuras generaciones.
De esta forma, la selección natural promueve la supervivencia y reproducción de los individuos que están
genéticamente bien adaptados a su ambiente particular. Si el ambiente cambia o los individuos se desplazan a un
nuevo ambiente, el valor reproductivo y de supervivencia de las características heredadas también se modifica, y a
la larga también puede hacerlo la frecuencia de los genes en la base genética de la población.
Referencias.
Morris, C. & Maisto, A. (2005) Introducción a la Psicología. Editorial Pearson Education.
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