ISRAEL, TIERRA DE AMORES “Porque Jehová ha elegido a Sion; La quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido” Salmo 132:13-14 Sofonías 3:16-17 “En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” Introducción Otra palabra cuyo signifcado se aclara profundamente cuando oímos hablar y aún más, cuando conocemos a Jerusalén es el amor. El amor por Jerusalén Su origen fue por amor Su elección entre todas las naciones fue por amor Su disciplina y corrección ha sido por amor Su restauración y sus promesas de bendición eterna también son a causa del amor Pasajes “y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea. Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas. No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste. Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!” Ezequiel 16:3-6 “Porque Jehová ha elegido a Sion; La quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido” Salmo 132:13-14 “Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis” Ezequiel 18:30-32 “Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo” Isaias 62:1-5 1. El más grande amor Así como la historia de Jerusalén nos permite visualizar y palpar el incomparable y maravilloso amor de Dios en todas sus características descritas por el Apóstol Pablo en 1 Corintios 13:4-8, así también nos revela y nos permite comprender mucho más evidentemente el amor personal y particular de nuestro Papá Dios por cada uno de nosotros. Nos escogió cuando no valíamos nada (Colosenses 1:21) “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado” Nos perdonó y limpió (Colosenses 1:22) “en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él” Nos salvó dando su vida por la nuestra (Juan 3:16) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Nos elevó a la categoría de hijos suyos (Romanos 8:15-17) “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” Nos hizo herederos por su Amado Hijo (Colosenses 1:12-14) “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” 2. Bendecidos a causa del amor Dios es amor, y en el amor se encuentra el perfecto cumplimiento de toda ley. Por eso quien comprende la visión de Jerusalén y el significado de la obra redentora de Cristo en la cruz tiene que ser impregnado del amor, el cual debe regir su vida, su conducta, sus actos, sus decisiones, sus pensamientos, su manera de ser y de vivir. Es la perfección que da el amor lo que distingue a un hijo de Dios y le permite disfrutar de las más maravillosas bendiciones en esta tierra, además de las incomparables recompensas eternas. Veamos como se manifiesta este amor: Hacia Dios (Deuteronomio 10:12-13) “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” Hacia nosotros mismos (Levítico 19:18) “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” Hacia nuestro prójimo (Juan 12:34-35) “Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va” Hacia Jerusalén (Salmo 122:6) “Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman” Hacia la familia en la fe (Gálatas 6:10) “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” Hacia la Gran Comisión (Juan 21:15-19) “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme” Hacia el mundo, para dar nuestra vida por él (Juan 3:16) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Aplicación Teoterapica Que en este año de la Teoterapia y la Conquista la ley del amor escrita en nuestros corazones rija nuestra vida, para que vivamos la excelencia en todo y podamos avanzar, sin que nada nos detenga, hacia la conquista de nuestras familias, ministerios y sociedad- que subir a Jerusalén en este año represente una más clara y profunda comprensión de nuestra esencia y verdadero propósito para vivir: el amor