Subido por Jesus Chirino Velasquez

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Las grafías problemáticas
¿Qué es la ortografía?
La ortografía es, esencial y
etimológicamente, la escritura
correcta, es decir, la práctica de
escribir sin faltas o errores. Se centra
en la adecuada aplicación de los
diferentes elementos textuales, por
ejemplo: el uso de la tilde, de las
mayúsculas o minúsculas, de los
signos de puntuación y, por supuesto,
de las letras que representan los
sonidos del idioma. En el español, una
lengua de amplísima difusión tanto por
su distribución geográfica como por el
número de sus hablantes, observarla permite que se preserven la unión y la
uniformidad ante fenómenos que conducen a la natural e inevitable transformación del
lenguaje (Real Academia Española, 2013, p. 7).
Lo anterior es especialmente cierto cuando se piensa en el adecuado uso de las letras o grafías.
Aunque el hecho de equiparar una sola representación gráfica a un único sonido presente en la lengua
(fonema) supondría una situación que ahorraría mucho tiempo a académicos, profesionistas,
educadores y estudiantes, la realidad es que en el español existe «un desajuste entre sus veinticuatro
fonemas y sus veintisiete letras y cinco dígrafos» (p. 10). Por si fuera poco, las reglas que fijan los usos
adecuados no están exentas de excepciones, además de que muchas veces se ven afectadas por
motivos ajenos a la normativa académica, como pueden ser una etimología inusual (por ejemplo, vudú y
sus derivados) o la final aceptación de una convención originada en el uso cotidiano (okupa o tuit, por
ejemplo). Asimismo, existen grafías cuyo uso supone problemas elementales porque suelen compartir
con otras la representación del mismo fonema. La grafías problemáticas para el fonema /b/ son b y v;
para el fonema /s/, s, c y z.
Las palabras homófonas y las palabras derivadas
El mayor inconveniente que suponen estas grafías radica en que se pronuncian igual, aunque
es claro que se representan de manera diferente. Además, su empleo conlleva la generación de
significados que divergen; así, la palabra bienes designa al conjunto de posesiones y riquezas que
alguien posee, mientras que vienes es la conjugación en presente de indicativo de la segunda persona
singular del verbo venir. A este fenómeno se le conoce con el nombre de homofonía.
Hay muchos más casos como el anterior, aunque algunos son menos comunes que otros. No
obstante, sin importar cuán regular o extravagante sea la palabra que se quiera utilizar, escribirla
incorrectamente puede conducir a errores comunicativos graves que alteran el mensaje o lo estropean
por completo.
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Una forma efectiva de no equivocarse al momento de enfrentarse a los homófonos es reconocer
el contexto en el que se emplean y, con base en el significado más adecuado, tratar de encontrar la
palabra de la que se originan, ya que un derivado generalmente conservará la ortografía de la voz de la
que salió, por ejemplo, de brillar se forman brillo, brillante, brillantina y abrillantar.
Entonces… ¿qué hacer para evitar los errores?
Si bien parece prudente
empaparse de las reglas hasta
aprenderlas de memoria, intentarlo
puede resultar demasiado frustrante,
además de que es muy poco práctico.
La alternativa más eficaz, a pesar de
ser también la más tarda, es
desarrollar el hábito de la lectura a la
par del constante ejercicio de la
correcta escritura. No obstante,
también es posible recurrir a ciertas
estrategias que surtan el efecto
deseado sin necesidad de aguardar
tanto.
El Instituto Cervantes (2013) recomienda, además de escribir con cautela, que
se consulten el diccionario y la Ortografía de la Real Academia Española. También
sugiere aplicar el principio de analogía, que, como se menciona más arriba, consiste en
identificar de dónde proviene la palabra que se desea utilizar, ya que «Las palabras
derivadas de otra conservan, por regla general, la ortografía de la palabra de la que
provienen». Por último, aconseja que, de ser imposible recurrir a las fuentes adecuadas
o identificar con éxito la procedencia de la voz en cuestión, se evite el error mediante el
empleo de algún sinónimo o de una expresión que signifique lo mismo.
Dominar las reglas ortográficas puede ser más complicado que aplicarlas, sin
embargo no es una tarea que deba realizarse de un día para el otro, sino un proceso
de aprendizaje que toma tiempo y requiere dedicación. Leer con frecuencia, tanto por
obligación como por gusto; respetar las normas ortográficas aun en contextos
informales, como al enviar un mensaje de texto a un amigo o comunicarse mediante las
redes sociales; consultar fuentes autorizadas o realizar una búsqueda rápida en
Internet en caso de duda son prácticas que ayudan a escribir correctamente y a poco a
poco eliminar los errores.
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Lista de referencias
Instituto Cervantes. (2013). Las 500 dudas más frecuentes del español [Kindle versión 1.21.1].
Recuperado de amazon.com.mx
Leal Isida, R., y Sáenz Jiménez, D. (2016). Escritura funcional. De la oración al párrafo. México:
Pearson.
López Chávez, J., y Arjona, M. (1999). Letras y acentos y puntuación. México: Edere.
Real Academia Española. (2013). Ortografía escolar de la lengua española. México: Planeta.
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