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15 Cómo Predicar de Cristo Usando Toda la Biblia

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CÓMO PREDICAR DE
CRISTO USANDO
TODA LA BIBLIA
Recursos para entender la Biblia:
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Cómo Predicar de Cristo usando toda la Biblia
Graeme Goldsworthy
© 2012 Torrentes de Vida
Primera edición: 2012
Torrentes de Vida
Correo electrónico: [email protected]
Página web: www.editorialtv.org
Esta obra fue publicada originalmente en inglés con el título:
CÓMO PREDICAR DE
CRISTO USANDO
TODA LA BIBLIA
Preaching the Whole Bible as Christian Scripture de Graeme Goldsworthy
© Wm. B. Eerdmans Publishing Co. 2000
www.eerdmans.com
Traducción: Kalina Vera Ursic
Edición: Eisa Galán de Poceros
Diseño de portada: Pablo Sazo Canales y Carlos Cevallos Barriga
Cómo aplicar la teología bíblica
en una predicación expositiva
ISBN: 978-0-9806293-7-8
Graeme Goldsworthy
Impreso en Colombia
Las citas bíblicas fueron tomadas de la
NUEVA BIBLIA LATINOAMERICANA DE HOY
© Copyright 2005 de The Lockman Foundatio~. Usadas con permiso.
Todos los derechos reservados. Se prohíbe la repro'ducción parcial o total de
esta publicación, al igual que su grabación o transmisión de cualquier manera
o mediante cualquier método, sea éste electrónico, mecánico, por medio de
fotocopias, grabadoras u otros, sin previa autorización de la casa editorial o del
Departamento del Derecho de Autor.
re.nuevalamente.blogspot.com
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CD renueva la mente
www.renuevalamente.org
TORRENTES DE VIDA
Contenido
Prefacio ................................................................................... 7
Palabras preliminares ............................................................... 9
Introducción: Jesús y el Koala ............................................... 11
l.
Sólo a Jesucristo, y a él crucificado ........................................ 19
PRIMERA PARTE:
PREGUNTAS BÁSICAS SOBRE
LA PREDICACIÓN Y LA BIBLIA
2.
¿Qué es la Biblia? .................................................................. 29
3.
'Qué es la teología bíblica? ................................................... .45
4.
¿Qué es la predicación? .......................................................... 57
5.
Jesús era un teólogo bíblico? ................................................. 76
6.
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia? ..................................... 97
7.
¿Cómo funciona el evangelio en la Biblia? ........................... 120
8.
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica? ...................... 141
9.
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús? ... 163
SEGUNDA PARTE:
CÓMO APLICAR LA TEOLOGÍA
BÍBLICA A LA PREDICACIÓN
Introducción a la segunda parte:
Cristo en todas las Escrituras ............................................... 187
1O. La predicación de los textos histórico-narrativos del
Antiguo Testamento ............................................................ 195
11. La predicación de la ley del Antiguo Testamento ................. 211
12. La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento ... 231
13. La predicación de la literatura sapiencial .............................. 252
14. La predicación de Los Salmos .............................................. 269
15. La predicación de los textos apocalípticos ............................ 290
Prefacio
16. La predicación de los Evangelios .......................................... 303
17. La predicación de Los Hechos y de las Epístolas ............ · ... · · 317
18. La predicación de la teología bíblica .................................... 333
Descubrí la disciplina de la teología bíblica tardíamente, mientras
trabajaba para el Señor. Recuerdo haber leído Evangelio y Reino de
Graeme Goldsworthy, en 1981; y con este libro inició una nueva etapa
para mí. Siempre había sabido que la historia de David y Goliat no se
refería a cómo enfrentarse a los "problemas gigantes" de la vida, pero
no entendía cómo se relacionaba con Jesús y la salvación. Durante
gran parte de mi ministerio, el Antiguo Testamento no tuvo su justo
lugar en mi predicación porque no me sentía cómodo al buscar lo que
cierto pasaje significaba para un cristiano en la actualidad. Sabía que
era la Palabra de Dios, y sabía que tenía una integridad propia. Pero
también sabía que si un judío o un musulmán se mostraba satisfecho
con la interpretación que yo hacía de algún pasaje, esa interpretación
no podría considerarse cristiana.
Esta obra se suma estupendamente al trabajo anterior del autor
sobre esta materia. Estoy seguro de que estimulará a los predicadores a
abordar ambos Testamentos de tal forma que se demuestre que Cristo
es el cumplimiento de todas las cosas.
Regularmente escucho predicar a los estudiantes en los dos
colegios bíblicos en que enseño y, sin duda alguna, su más difícil tarea
es relacionar el Antiguo Testamento con el evangelio de una forma que
fluya del texto de la Escritura, y que no lo convierta en un accesorio
final incluido sólo para que parezca cristiano. Esta obra los ayudará a
predicar usando como base el Antiguo Testamento con confianza y
precisión.
En mi sexagésimo cumpleaños recibí como regalo un reproductor
de discos compactos "de última generación". Fue una sorpresa muy
grata. Mi vecino de ocho años estaba encantado. Antes de que yo
terminara de leer la primera página de las instrucciones, él ya lo
había hecho funcionar. De la misma manera, si podemos alentar a los
predicadores a abordar las Escrituras de la forma en que sugiere esta
obra, dentro de una generación todos los niños que asisten a la escuela
dominical podrán comprender que el éxodo de Israel de Egipto, y el
que Jesús cumplió en Jerusalén embonan exactamente como unidad.
Podrán "hacer música" con su Biblia mientras muchos otros apenas
leen con lentitud las instrucciones.
Algunos de mis amigos no son cristianos. De vez en cuando
aceptan la invitación de venir a la iglesia conmigo. Pero parecen
estrellas fugaces, y nunca tengo la seguridad de que aparezcan. Y
cuando lo hacen, para mí es un placer. No me parece imprudente
esperar que escuchen el evangelio cuando llegan, aunque no sea el
elemento principal del sermón. No obstante, si escuchan con atención,
podrán tener una idea clara de la esencia de nuestra fe.
Se imaginarán mi satisfacción cuando leí lo siguiente en el
capítulo 9:
Los sermones predicados en la iglesia van dirigidos a una
congregación más bien flotante. Están los fieles asistentes
regulares con los cuales es posible contar todos los domingos
excepto en caso de enfermedad o vacaciones. Otros consideran
que "asistir regularmente" significa ir una vez al mes. Hay
quienes no tienen un apego muy grande al concepto de ir a la
iglesia y asisten cuando así lo sienten o hay buen tiempo. Y hay
quienes no tienen vínculos con una congregación en particular
y llegan invitados por amigos o aparecen a modo de visita
única. Como lo señala un colega, quienes resultan estar ahí una
vez deben tener por lo menos la oportunidad de escuchar de
qué estamos hablando.
No cabe duda de que esta obra nos ayudará a mostrar cómo cada
pasaje de las Escrituras enriquece nuestra comprensión del evangelio.
Mi oración es que así sea.
]ohn C. Chapman
Sydney, Australia
Mayo de 1999
Palabras preliminares
El propósito de este libro es brindar un manual a los predicadores
que les ayude a aplicar un enfoque sólidamente cristocéntrico en
sus sermones. Si bien el mayor número de lectores corresponderá a
pastores entrenados en teología, estoy consciente de que lo leerá un
número considerable de predicadores laicos que tal vez tengan poca
o ninguna formación teológica formal. Por lo cual, mi intención ha
sido simplificar lo más posible el lenguaje técnico en el texto del libro
y poner las referencias y los comentarios técnicos en las notas a pie de
página.
Al centrarme en la teología bíblica no quise tan sólo repetir lo
que ya he publicado al respecto; sin embargo, fue necesario incluir
una exposición básica de lo que entiendo que debe ser el método de
teología bíblica y su fruto, con el fin de brindar coherencia a la obra. De
acuerdo a ello incluí algunos diagramas que ayudan a conceptualizar
la estructura de la revelación en la Biblia. En la primera parte del
libro, mi objetivo fue ponerme en el lugar del predicador y formular
la clase de preguntas que él haría sobre la Biblia, la teología bíblica y
la predicación. En la segunda parte, busqué aplicar el método de la
teología bíblica a los distintos géneros de la literatura bíblica, siempre
teniendo en mente la tarea de la predicación.
La teología bíblica es el estudio de cómo la Biblia se entiende y se
interpreta con ella misma. Describe el proceso por medio del cual la
revelación se desarrolla y se acerca a la meta, que es la revelación final
de Dios de sus propósitos en Jesucristo; y busca entender las relaciones
entre los diferentes periodos en la actividad reveladora de Dios que
se registra en la Biblia. El problema es que muchos evangélicos
interpretan la Biblia a su manera y no toman en cuenta la teología
bíblica, la cual es una obvia consecuencia de la visión evangélica de
la Biblia. Abunda la literatura sobre la predicación, incluso aquella
sobre la predicación "expositiva". Y, sin embargo, excepto por algunas
ocasionales referencias, hay muy poco material que adopte la función
que la teología bíblica lleva a cabo en su proceso de traspasar el texto
al oyente.
A principios de la década de los setenta, fui profesor visitante
de Teología Bíblica en Moore Theological College. Bajo la fuerte
insistencia de mis estudiantes, registré todo el curso en un manual
introductorio para profesores y predicadores cristianos dirigido a
aplicar el Antiguo Testamento. El hecho de que la obra resultante,
Evangelio y Reino: Una Interpretación Cristiana del Antiguo Testamento
(Torrentes de Vida, 2005), haya vuelto a imprenta continuamente
desde entonces, me indica que hay una necesidad real de contar con
una teología bíblica básica sin orientación técnica.
A comienzos de 1995, regresé corno profesor, pero entonces ya
de tiempo completo, a la facultad de Moore College para enseñar
Teología Bíblica y Hermenéutica. Agradezco al Director y al Con~ej~
del Colegio por darme un permiso especial durante 1999 para escribir
este libro. Gran parte del estímulo para hacerlo proviene de enseñar
estos ternas y de la interacción con la facultad y los estudiantes.
Debido a nuestro énfasis en la teología bíblica, una parte de nuestros
estudiantes ha llegado del extranjero, incluso de Gran Bretaña y
los Estados Unidos, para estudiar con nosotros. Considero un gran
privilegio el formar parte del equipo del ministerio de ~1oore College,
el cual, desde sus modestos comienzos, en 1856, siendo un lugar
para formar a los clérigos de la Diócesis Anglicana d: Sydney: ~e ha
transformado en un centro internacional de teolog1a evangel1Ca y
reformada.
John Chaprnan, más conocido corno "Chappo", ha sido mi
mentor espiritual, amigo y colega desde mi conversión, en 1950, y
ha tenido un fructífero ministerio evangelístico y de predicación de
amplio alcance en Australia y en muchos otros países. Tuvo la gentileza
de escribir el prefacio de este libro.
Graeme Goldsworthy
Sydney, Australia
Mayo de 1999
INTRODUCCIÓN
Jesús y el Koala
La predecible referencia a Jesús
Hay una historia sobre una profesora de escuela dominical australiana
que pensaba que su enfoque de enseñanza necesitaba cambios.
Pensaba que era demasiado predecible, y que los niños se aburrían
con la forma en que les contaba historias y les preguntaba después qué
habían aprendido. Así que decidió adoptar una nueva forma de actuar
para tratar de corregir el problema. Al domingo siguiente, lu~go
de iniciar la clase, les preguntó a los niños de cinco años: "¿Quién
puede decirme qué es gris y peludo y vive en uno de los árboles
llamados eucalipto?" A los niños los tornó por sorpresa este enfoque
tan inesperado y nuevo. Pensaron que debía haber algún truco en la
pregunta y se quedaron ahí ante la profesora con la mirada perdida.
"Oh, vamos, -trataba ella-, alguien tiene que saber. ¿Qué es gris y
peludo y vive en un eucalipto, tiene una nariz negra corno cuero y
ojos grandes parecidos a dos gotas brillantes?" No hubo respuesta.
"Claro que lo saben". Se quedó desconcertada ante la actitud de los
niños. "Vive en un árbol de eucalipto, come hojas de eucalipto, tiene
unos ojos grandes parecidos a dos gotas brillantes y orejas peludas".
Silencio. Estaba a punto de cambiar de táctica y pasar a otro punto
cuando una niña pequeña con timidez levantó la mano. Encantada, la
profesora le preguntó: "¿Si, Suzie?" La niña respondió: "Sé que usted
nos está hablando de Jesús, pero parece un koala".
Esta historia del elemento predecible está un poco caricaturizada;
sin embargo, puede existir en un plano más complejo. Algunos de
los estudiantes de Moore Theological College me comentaron su
preocupación sobre algunos predicadores que, al abordar el Antiguo
Testamento, lo hacían de tal manera que cuando ellos escuchaban el
sermón podían anunciar: "Ahora viene la parte sobre Jesús". Y es que
12
INTRODUCCIÓN
esos predicadores siempre querían exponer el Antiguo Testamento
incluyendo a Cristo, porque, sin incluir a Cristo, el sermón a menudo
conducía a un planteamiento moralizante; es obvio que el predicador
debe tener un claro sentido de la relación de los textos del Antiguo
Testamento con la persona y obra de Jesús; pero también debe ser
capaz de comunicar esa relación en términos que eviten una aplicación
estereotipada. Algo anda claramente mal cuando la forma en que el
pastor relaciona un texto con Jesús, es aburrida y predecible.
Problemas con el Antiguo Testamento
Mi intención original era abordar el difícil tema de predicar a partir
del Antiguo Testamento, pues es algo real, que predicar teniendo
de base el Antiguo Testamento presenta muchos problemas para el
predicador cristiano. He visto que las personas esperan que por el
hecho de que yo he enseñado el Antiguo Testamento durante mucho
tiempo en dos colegios teológicos y un colegio bíblico, a mí me
gusta predicar del Antiguo Testamento y que tenga experiencia en
hacerlo, pero no es así. A pesar de todos los años que he pasado en el
ministerio pastoral de tiempo completo, me ha sido necesario ser muy
disciplinado para definir un programa de predicación que incluya el
Antiguo Testamento con regularidad. Por supuesto es más fácil como
cristiano predicar con el Nuevo Testamento que con el Antiguo;
aunque algunos piensen que en sí, es lo mismo. Es cierto que si somos
diligentes en escoger nuestros textos, tal ve:z tengan razón, pero si
predicamos sobre la enseñanza ética de los profetas o de la alabanza a
Dios, utilizando los salmos, por instinto reconocemos que el material
emana del periodo anterior a la venida de Jesús al mundo; y tanto más
obvia se hace la brecha cuando abordamos las reglas ceremoniales de
la ley de Moisés.
La separación de los Testamentos
Existen otras consideraciones que me llevaron a adoptar un enfoque
más general de la predicación y de la teología bíblica. La primera de
ellas es que la separación de los estudios bíblicos y la teología bíblica
en las áreas de especialización de Antiguo y Nuevo Testamento, si
Introducción
13
bien es necesaria a nivel formal y académico, ha conducido a una
separación de los Testamentos a un costo muy alto. Hay diferencias
obvias entre los Testamentos que hacen que esta separación pare:zca
lógica e incluso necesaria, pero la iglesia cristiana recibió un canon
de Escrituras y siempre ha reconocido, tanto las distinciones entre
los Testamentos como su esencial unidad. Este problema específico
tiene muchas expresiones, pero sólo cabe mencionar dos. Primero,
la división entre los Testamentos en la malla académica de colegios
teológicos y bíblicos tiende a mantenerse en forma bastante rígida,
lo cual repercute en la forma en que los pastores predican y enseñan,
así como en la clase de modelos de conducta que crean para sus
predicadores laicos y para sus maestros. Por otro lado, si bien el estudio
del Nuevo Testamento inevitablemente hace surgir preguntas sobre el
uso del Antiguo Testamento en el Nuevo, muchas veces el estudio del
Antiguo Testamento se lleva a cabo en total ausencia de las preguntas
sobre cómo debe funcionar este importante corpus de literatura en
su calidad de Escritura cristiana. En segundo lugar, en el campo
de los escritos teológicos, podemos reconocer dos características
fundamentales de la literatura relacionada con este tema: las teologías
bíblicas son, casi en su totalidad, o teologías del Antiguo Testamento
o teologías del Nuevo; pocos escritores han intentado escribir una
teología de toda la Biblia. 1 Por otro lado, los Comentarios del Antiguo
Testamento rara vez tratan la pregunta de cuál es el significado del texto
del Antiguo Testamento relacionado con Cristo. Incluso algunas series
de Comentarios del Antiguo Testamento, provenientes de editoriales
evangélicas, tienden a ser reticentes y no mencionan preguntas sobre
la forma en que los textos se relacionan con aquellas inquietudes que
pueden figurar en un sermón dominical. Quizás pueda decirse, con
Los estudios de tendencia más académica tienden a considerar esta tarea
demasiado extensa como para que la emprenda una sola persona. Algunos
teólogos parecen estar impulsados por un sentido de las abrumadoras diferencias
entre los Testamentos y consideran imposible esta tarea. Una excepción es
la obra de Brevard Childs, Teología Bíblica del Antiguo y del Nuevo Testamento
(Salamanca, Ediciones Sígueme, 2011). Los escritores evangélicos han tenido
menos inhibiciones al respecto, pero al mismo tiempo han tenido como tendencia
producir obras orientadas al lector sin conocimiento técnico.
14
INTRODUCCIÓN
cierta justificación, que la cuestión de la aplicación cristiana no es
tarea de los Comentarios. Desafortunadamente, tampoco parece ser
tarea de ningún otro cuerpo literario.
Problemas con el Nuevo Testamento
Existe otro problema que afecta la forma en que abordamos el Nuevo
Testamento, también importante para el predicador de textos de
ambos Testamentos. Los rasgos específicos de cada uno pueden diferir
según las diferencias entre los dos Testamentos, pero la naturaleza del
problema es la misma: ¿cuál es la relación del texto que está estudiando
con la persona y obra de Jesús de Nazaret? Permítanme ser más
específico. Los predicadores que se dedican a la predicación expositiva
(los que procuraran interpretar, explicar el significado y lo que da a
entender, versículo por versículo, tal vez un capítulo cada semana)
están predispuestos a desarrollar un programa que entrega una serie
de exposiciones sobre un libro específico. Según mi experiencia, la
predicación de una serie de sermones a partir de, por ejemplo, una
epístola, puede llevar al predicador a la fragmentación, debido a que si
bien la epístola fue escrita como única carta para ser leída de una sola
vez, es dividida en partes, que se abordan en los sermones dominicales
en el lapso de varias semanas. En sí no hay nada malo en ello, siempre
y cuando reconozcamos el cambio en la dinámica. Por ejemplo, Pablo
expuso el evangelio en la primera parte de su carta, y luego procedió
a describir en detalle algunas consecuencias éticas y pastorales.
Y lo que sucede, es que, cuando el predicador por fin aborda estas
últimas, es probable que hayan pasado dos o más semanas desde la
exposición del evangelio, y puede perderse el vínculo entre evangelio y
comportamiento, muy estrecho en la epístola. Y el resultado es que las
exhortaciones y mandatos ya no parecen surgir de las buenas nuevas
de la gracia de Dios descritas en el evangelio, sino que parecen ser
simples imperativos de conducta cristiana: ley pura. 2
La relación entre lo que es y lo que debe ser, es decir, entre la obra
completa de Cristo y la tarea de los creyentes, a menudo está muy
En el capítulo 11, trataré el tema de cómo la ley del Antiguo Testamento está
moldeada por la gracia de Dios.
Introducción
15
bien señalada en el texto. Pablo, por ejemplo, con frecuencia indica
la relación haciendo uso de la expresión "Así que" o un indicador
de consecuencia similar. Si tuviéramos que predicar, por ejemplo,
una serie sobre Filipenses, una unidad obvia para un sermón sería
utilizar el pasaje sobre el siervo, que describe Filipenses 2: 1-11, el cual
expone con claridad la obra salvadora de Cristo. El domingo siguiente
podría destacarse la sección siguiente del capítulo, por ejemplo, los
versículos 12 al 18. Y qué fácil sería ignorar el "Por tanto", y pensar
que los mandatos y exhortaciones de este pasaje son independientes;
y no, según lo ve Pablo, son consecuencias de la gracia de Dios
en Cristo. 3 Alguien que asiste regularmente a la iglesia y está bien
informado puede hacer la conexión, pero un recién llegado, o alguien
que no estuvo el domingo anterior, puede tener la impresión de que la
esencia del cristianismo es cuestión de observar reglas.
Están también las interrogantes generales sobre la relación del
cristiano moderno con los contenidos del texto bíblico, por ser antiguo.
Por ejemplo, las palabras de Jesús en el Sermón del Monte, ¿tienen un
significado permanente como palabra directa a los cristianos? ¿Cuáles
son los problemas de interpretación que enfrentamos en los cuatro
Evangelios que se relacionan con una situación que ya no existe, es
decir, con la presencia de Jesús en carne? O, ¿de qué modo puede
ser la norma para la vida de la iglesia moderna, el material narrado
en Hechos? La descripción de un acontecimiento donde participan
los apóstoles o la iglesia primitiva no necesariamente conforma un
patrón para toda época. Es fácil reconocer la existencia de elementos
de discontinuidad entre nosotros y el Antiguo Testamento, pero no
reconocemos tan pronto los que existen entre nosotros y el Nuevo.
Toda persona es un intérprete, por lo tanto
toda persona debería ser un teólogo bíblico
El predicador se enfrenta a ciertos de estos temas, le guste o no. No
puede evitarlos basándose en una afirmación simplista sobre la claridad
de las Escrituras. El predicador es un intérprete de las Escrituras, tal
Cuando vemos un "por lo cual' debemos preguntarnos a qué "cuál" hace
referencia.
16
INTRODUCCIÓN
como cualquier cristiano que lee la Biblia y busca darle sentido a cómo
aplicarla en la vida diaria, por eso debemos ser claros con respecto
a ciertos principios que surgen de la naturaleza de las Escrituras.
Reconocemos también que nuestra valoración de la naturaleza de
la Biblia implica ciertos supuestos básicos o presuposiciones que
deben ser aceptados. Nos resulta vital recordar que nuestro punto
de referencia es Jesús de Nazaret, según el testimonio que de él da
la Santa Escritura. El testimonio apostólico sobre él moldea nuestro
acercamiento a la Biblia en su totalidad, lo cual requiere de la
conformación consciente de un enfoque bíblico-teológico sobre la
unidad y diversidad de la Biblia.
En este estudio abordo el tema bajo ciertos supuestos que
surgieron inicialmente de mi conversión en la adolescencia bajo
un ministerio evangélico, y por mi formación teológica en Moore
College. Mis estudios teológicos de grado en la Universidad de
Cambridge y en el Union Theological Seminary de Virginia me
forzaron a examinar cuidadosamente esos supuestos y las rawnes para
preservarlos. Algunos de ellos han sufrido ciertas modificaciones, en la
medida en que he adquirido lo que considero una mejor comprensión
del mensaje general de la Biblia. Sin dejar de tomar en cuenta la
necesidad de madurar, para bien o para mal, he llegado a tener la
convicción de que la postura del cristianismo tradicional histórico es
la más consecuente. 4 Mi postura es la de una teología reformada y
evangélica. 5 Sobre este fundamento busco hacer uso de mi teología
bíblica como una herramienta básica de hermenéutica, para
comprender el significado del texto bíblico, y como una herramienta
expositiva vital para la predicación. Si bien considero importante
aclarar estos supuestos, eso no implica que las materias de esta obra
sean relevantes sólo para aquellos que estén de acuerdo en detalle con
4
Abordé el cerna de los supuestos en Estrategia divina: Una teología de la salvación
(Barcelona: Clie/Andamio, 2003) y en "'Thus Says che Locd', che Dogmacic basis
of Biblical Theology", en God who is Rich in Merey: Essays presented to D. B. Knox,
P. T. O'Brien y D.G. Pecerson editores (Homebush Wesc, Sydney: Lancer, 1986).
El tema es tratado por un experto, por Car! F. H. Henry, Toward a Recovery of
Christian Be/ief(Wheaton: Crossway, 1990).
De este modo espero ser consecuente con la postura del teísmo cristiano.
Introducción
17
ellos. Espero que cualquier predicador o maestro que quiera exponer
las Escrituras como Palabra de Dios encuentre en estas páginas aliento
para tan noble tarea.
CAPÍTULO 1
Sólo a Jesucristo, y a él crucificado
El dilema del predicador
Los predicadores evangélicos tenemos un plan de acción: Queremos
proclamar a Cristo de la manera más efectiva posible, ver personas
convertidas y establecidas en la vida cristiana sobre el fundamento
más seguro: la Palabra de Dios. Queremos ver a las personas crecer
en comprensión espiritual y en santidad. Queremos ver a las iglesias
crecer, madurar y servir al mundo, alcanzándolo con el evangelio
y con obras de compasión. Queremos causar impacto en nuestras
comunidades locales por medio del evangelismo y de los ministerios
basados en el cuidado a otros. Queremos fortalecer a las familias y
nutrir a los niños con el evangelio. Y parte esencial de este plan de
acción es la convicción de que Dios nos ha encomendado el ministerio
de predicar y enseñar la Biblia como medio primordial para lograr
estos objetivos. Los predicadores evangélicos formamos parte de
una antigua y venerable tradición que se remonta a los apóstoles: la
tradición de la importancia fundamental de la Palabra predicada para
la vida de la congregación cristiana. Creemos que la predicación no
es un elemento secundario en el programa de la iglesia local, sino que
es parte de la esencia misma de 1ó que significa ser el pueblo de Dios.
Entendemos la actividad de predicar como la principal forma en que
las congregaciones del pueblo de Dios expresan su sometimiento a la
Palabra. Ciertamente el sermón del servicio religioso no es la única
forma en que ésta llega a nosotros, por eso animamos a las personas a
estudiar la Biblia en la privacidad de sus hogares, a asistir a pequeños
grupos de estudio bíblico, e incluso a emprender una formación
bíblica y teológica formal, en algún instituto. No obstante, ninguna
de estas cosas, sin restarles importancia, debe disminuir la primacía
de la predicación. En el capítulo 4 abordaré el tema de la naturaleza
fundamental de la predicación.
20
Sólo a Jesucristo, y a Él crucificado
CAPÍTULO 1
·Qué quiso decir Pablo al escribir en 1 Corintios 2:2: "Porque
. y este
'
nada~ me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucnsto,
crucificado"? Es obvio que en todas sus epístolas no sólo escribió
sobre la muerte de Jesucristo, sino acerca de muchas cosas más,
pero también es obvio que el tema principal de todos sus escritos
es la persona y obra de Jesús. Y, sin embargo, escribió asimismo
sobre asuntos relativos a su vida personal y la de otros cristianos.
Este pasaje en particular de 1 Corintios es un buen punto de partida
para nuestra investigación, pues en él Pablo repudia la cosmovisión
pagana, filosófica e incluso judía, que intenta asimilar la reali~ad
lejos de la verdad en Cristo: "pero nosotros predicamos a Cnsto
crucificado, piedra de tropiew para los judíos, y necedad para los
gentiles. Sin embargo, para los llamados, tanto judíos como griegos,
Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios" (1 Cor 1:23-24). La
razón para dar este mensaje centrado en Cristo es que la fe de sus
lectores "no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder
de Dios" (1 Cor 2:5). Eso implica que la única forma apropiada de
responder al poder y a la sabiduría revelados por Dios es centrándose
en la persona de Cristo. 1 En otros pasajes Pablo define el poder de
Dios como Cristo y su evangelio. Por tanto, será necesario abordar
más adelante la cuestión de la naturaleza del evangelio. 2
Como predicadores, el problema que enfrentamos no es novedad.
En todas las épocas los predicadores cristianos se han esforzado por
entender el tema de la centralidad de Cristo y cómo ésta afecta la forma
en que tratamos el texto bíblico. Es un problema obvio al predicar
el Antiguo Testamento pero que también existe, aunque de manera
más sutil, para el que predica con el Nuevo. Si un pasaje no trata
directamente de los acontecimientos del evangelio, o sea, de la vida,
muerte y resurrección de Jesucristo, ¿en qué medida estamos obligados
a vincularlos al pasaje? ¿Habría querido Pablo que predicáramos
sermones en los que terminemos por mencionar los mismos puntos
comunes sobre la muerte de Jesús por nuestros pecados? ¿Puede el
Antiguo Testamento hablarnos por cuenta propia, sin que intentemos
vincularlo al evangelio?
Sin duda alguna, al predicar desde el Antiguo Testamento muchos
predicadores cristianos abordan el tema de Dios en Los Salmos, o la
vida de fe de alguno de los héroes de Israel, sin conectarlos a la vida y
obra de Cristo. También en las obras académicas de teología o estudios
bíblicos se aborda el Antiguo Testamento sin referirse al Nuevo. Y
muchos libros y guías de estudio bíblico inductivo se han escrito
con el propósito de edificar a los cristianos con base en el Antiguo
Testamento, sin un contenido explícitamente cristiano. Son varios
los factores que parecen operar en este contexto, en especial entre
los escritores evangélicos. En primer lugar, está el correcto supuesto
de que el Antiguo Testamento es, en sí mismo, escritura cristiana y
que, a pesar de las dificultades para hacerlo, debemos adueñarnos de
él para ofrecérselo al pueblo cristiano. En segundo lugar, el pueblo
del Antiguo Testamento creía en el mismo Dios que reconocemos
los cristianos. Pero también está el cuestionable supuesto de que la
función primaria del pueblo del Antiguo Testamento era brindar
patrones de fe y conducta para imitar; o bien, para evitar.
A menudo no se piensa cabalmente en cómo establecer los vínculos
entre las personas y los acontecimientos del Antiguo Testamento con
nosotros, en nuestra calidad de personas del Nuevo Testamento.
Esta falta conduce a defectos fundamentales en la predicación, entre
ellos a la tendencia de extraer moralejas de los sucesos del Antiguo
Testamento, o de tan sólo encontrar ejemplos piadosos para imitar.
Pero como lo señalara Edmund Clowney:
La predicación que ignora la historia revelationis, 3 la cual "vez
tras vez nos equipara con Abraham, compara la lucha de Moisés
con la nuestra, la negación de Pedro con nuestra infidelidad, y
procede sólo en base a ilustraciones, no entrega la Palabra de
Dios y no permite que la iglesia vea la gloria de la obra de Dios:
sólo predica al hombre, el pecador, el buscado, el redimido, el
piadoso, pero no a Jesucristo" .4
4
1Corintios1:17,24; Romanos 1:16.
Vea capítulos 6 y 7.
21
Esta expresión en latín se traduce como 'historia de la revelación', lo cual significa
que la revelación es progresiva hasta llegar a la revelación final que es Jesucristo.
Edmund P. Clowney, Preaching and Bíblica/ 7heology (Londres: Tyndale Press,
1962; Grand Rapids: Eerdmans, 1961), pág. 78, n. 9, incluye una cita de Karl
Dijk, De Diemt der Prediking (1955), pág. 109.
22
Clowney señala acertadamente también que debemos seleccionar
con cuidado los ejemplos a seguir en los santos del Antiguo
Testamento. 5 Después de todo, sabemos que el Antiguo Testamento
ha sido motivo de incomodidad para algunos debido a que muchas
de las obras consideradas piadosas en el Israel de la antigüedad
simplemente no pasan la prueba hoy en día. Y de ahí surge el tema de
los problemas morales de la Biblia. El Antiguo Testamento es la fuente
de muchos de estos problemas para quienes lo estudian seriamente. La
muerte y destrucción, la matanza y el pillaje son el pan de cada día en
las narrativas sobre cómo Israel conquista Canaán. ¿Qué aprendemos
de estas situaciones? Si las narrativas de Elías nos enseñan a "caminar
cerca del Señor", como lo describiera un orador que escuché, ¿cuáles
son las consecuencias para esta forma de caminar al pensar en el
mandato dado a Elías de dar muerte a todos los profetas de Baal?
La mayoría de nosotros ha evitado estos dilemas morales creados
por el Antiguo Testamento. Es muy probable que un evangélico no
se sienta cómodo con la percepción del antiguo liberalismo de que
el Antiguo Testamento describe una forma de religión primitiva y,
por consiguiente deficiente. No obstante, el problema persiste. ¿Qué
podemos decir, por ejemplo, de las imprecaciones del salmo 137,
que aprueban a quienes toman a bebés babilonios para estrellarlos
contra una roca? 6
6
Sólo a Jesucristo, y a Él crucificado
CAPÍTULO 1
Clowney, Preaching, págs. 79-82.
Sal 137:9. En la versión inglesa sujeta a métrica de este salmo, la Iglesia Cristiana
Reformada ha logrado suavizar el golpe al hacerlo más impersonal.
God give you evil for reward
Blest be the one who brings your fall,
Babylon great - your seed be smashed!
Vengeance shall come from God our Lord.
[Dios te conceda el mal como recompensa
Bendito el que traiga tu caída
Gran Babilonia, ¡tu semilla será destruida!
La venganza vendrá del Señor nuestro Dios.]
Psalter Hymnal (Grand Rapids: CRC Publications, 1987)
23
Los textos de estudio bíblico inductivo 7 son una fuente
fundamental del problema, no porque exista algo malo en aplicar esta
técnica al estudio de la Biblia como tal, sino porque este método es
insuficiente por sí solo. Si asignamos a un grupo de cristianos la tarea
de leer una sección del Antiguo Testamento y les entregamos algunas
preguntas prescritas dirigidas a hacerlos revisar con cuidado el texto
con el fin de entender lo que éste señala, no encontraremos problemas
hasta este punto. Pero esta técnica cifra gran confianza en la capacidad
de las personas para distinguir la forma en que esta parte del texto se
inserta con efectividad en la unidad total de la Escritura, y por ello,
en cómo se relaciona con Cristo; o tal vez lo que sucede es que se
ignora la necesidad de relacionarlo con Cristo. Muchas personas no
lo considerarían un problema, pues los paralelos entre los personajes
del Antiguo Testamento y nosotros bastan para que algunos lectores
piensen que tienen una noción profunda de que ésta es la Palabra de
Dios para nosotros hoy. Pero debo decir que yo sí lo considero un
problema; no por carecer de interés en lo que la Biblia puede decirnos,
sino precisamente por interesarme en ella. Me pregunto, si centrar la
atención en los ejemplos bíblicos de fe, o en la falta de ella, nos hace
centrarnos en lo que Dios realmente quiere decirnos.
Podemos ilustrar este punto basándonos en un área de enseñanza
bíblica que es conocida. Veamos, el Nuevo Testamento nos enseña
que la persona de Jesucristo es digna de imitar. De hecho, la idea
de imitarlo es una dimensión importante de la enseñanza que nos
confronta para ver si somos discípulos de Cristo; sin embargo, la
mayoría de los cristianos estarían de acuerdo en que imitar a Cristo
no es el centro de la enseñanza del Nuevo Testamento. Somos
salvos y somos conformados a la imagen de Cristo, no por nuestros
esfuerzos de imitarlo. Por lo tanto, esta idea reduciría el evangelio
7
Me refiero a muchas series de estudios existentes que utilizan el método inductivo
(es decir, pasar de un texto en particular a una aplicación general). El pasaje se
lee y se considera en función de la información específica que puede aporrar. A
parcir de ello, se generalizan las aplicaciones para el lector y para los cristianos
en general. Con frecuencia el método consiste en hacer una serie de preguntas
dirigidas para que el lector piense en forma analítica sobre el pasaje bíblico.
24
CAPÍTULO 1
a un esfuerzo ético. Reconocemos que el evangelio nos habla de la
obra absolutamente singular de Cristo, tanto en su vida como en su
muerte, por virtud de la cual somos salvos por fe, pero no podemos
imitar o revivir ese acontecimiento del evangelio como tal; sólo
podemos creer en él. No podemos hacernos un camino al cielo por
medio del esfuerzo moral, por medio de portarnos bien; sólo podemos
depender de la obra ya finalizada de Cristo para nosotros. Tampoco
podemos ordenar que otras personas revivan o ejecuten el evangelio;
sólo debemos proclamar el mensaje de lo que Dios ha hecho por ellos
en Cristo. Obedecemos el Nuevo Testamento al tratar de convencer
a las personas de que deben vivir conforme a las implicaciones del
evangelio, pero no podemos invitarlas a revivirlo, porque eso fue una
obra única y singular de Cristo. La distinción que hagamos entre el
evangelio y su fruto en nuestras vidas, es crucial. Si rechazamos las
ideas del cristianismo liberal, que reducen la obra de Cristo a tan
sólo un ejemplo digno de imitar, veremos un gran cambio en nuestra
manera de interpretar la Biblia. El Nuevo Testamento expresa con
claridad que el ejemplo ético de Cristo es secundario ante la obra
fundamental y única que Cristo realizó por nosotros, en la cual se
centra. Pero para muchos, no todo es tan claro cuando estudian el
Antiguo Testamento, por eso el mensaje del Antiguo Testamento es
reducido con excesiva facilidad a imitar un ejemplo santo y a evitar el
que no es santo. Y de ahí surgen dudas sobre la naturaleza de la unidad
de la Biblia: cuál es la relación existente entre los dos Testamentos. Las
abordaremos más adelante.
La posid6n central del evangelio
El mensaje central del Nuevo Testamento es el del Dios encarnado,
Jesús de Nazaret, quien hizo por nosotros lo que no podíamos hacer
por nuestros propios medios con el fin de acercarnos de nuevo a Dios,
en nuestra calidad de pueblo perdido. En toda la Escritura abunda un
sentido de iniciativa divina en la salvación. En el Antiguo Testamento,
el pecado de Adán y Eva, que trae el juicio de Dios, no es el final
de la historia, puesto que Dios ya tenía un plan de misericordia y
gracia. Los relatos sobre Noé y Abraham describen de forma elocuente
la obra soberana de Dios, destinada a alejar a la humanidad rebelde
Sólo a Jesucristo, y a Él crucificado
25
del filo de la destrucción. El pacto de Dios con el pueblo escogido
es ante todo un pacto por gracia. Dios escoge a su pueblo, le hace
importanres promesas, y actúa para darles cumplimiento. No es sino
hasta después del gran acto de redención del éxodo de Egipto cuando
se le entrega a Israel un código de conducta que iba de acuerdo a la ley
dada en el monte Sinaí: "Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te saqué de la
tierra de Egipto, de la casa de servidumbre" (Ex 20:2). Eran su pueblo,
gracias a lo que él había hecho en el pasado. No pudieron salvarse a
sí mismos de Egipto y de la esclavitud por medio de otros dioses; lo
único que pudieron hacer fue detenerse y ser testigos de la salvación
que Dios les dio (Ex 14:13-14). Luego, habiendo sido salvados por
gracia, es cuando se ven ligados a Dios por medio del pacto de Sinaí.
Esta primacía de la gracia, que opera en todo el Antiguo Testamento,
nos muestra la posición central y prioritaria del evangelio de la gracia
que encontramos en el Nuevo Testamento.
La naturaleza de la relación entre la salvación revelada en el Antiguo
Testamento y el evangelio de Jesucristo es algo que nos esforzamos en
entender sobre la base de nuestra teología bíblica. No es tarea fácil,
y suele caer fácilmente en el olvido a favor de un acercamiento más
moralizante y lleno de lugares comunes en cuanto al significado para
nosotros. Un enfoque cristiano y bíblico consecuente comienza con el
Nuevo Testamento y en especial, con el evangelio.
En primer lugar, el evangelio es parte esencial de nuestro
pensamiento porque forma parte de nuestra experiencia. Por medio
del evangelio, somos llevados a reconocer el señorío de Cristo, nuestra
necesidad, y su gracia al salvar a todos los que creen en él. Puede
ser que hayamos contado con mucha información sobre el contenido
de la Biblia, e incluso hayamos tenido pensamientos genuinamente
religiosos antes de creer en el evangelio, pero este último es nuestro
único medio de contacto con la verdad sobre Dios. Ciertamente, este
mensaje sobre Cristo representa el punto de cambio. La conversión,
ya sea gradual o súbita, implica alejarse de nuestra manera de ver e
interpretar el mundo y de un compromiso personal que nos lleva a
centrarnos en nosotros mismos. Para la mente que está alineada a las
costumbres del mundo, la conversión es el momento en el que todos
los hechos de nuestro propio universo dejan de ser dirigidos en contra
26
CAPÍTULO 1
del Dios de la Biblia y pasan a ser testigos de su realidad. El evangelio
es el punto de partida de nuestra vida eterna con Dios. Es el medio
para reconciliarnos con Dios de tal modo, que estemos convencidos
del favor de Dios hacia nosotros y del don de la vida eterna. Es el
medio por el cual nacemos de nuevo y llegamos a conocer cómo el
Espíritu Santo de Dios mora en nosotros. 8
En segundo lugar, el evangelio es esencial en términos teológicos.
Si bien ya hemos mencionado este punto, no debemos olvidar que,
en ambos Testamentos, lo que el pueblo de Dios es llamado a hacer
se basa siempre en lo que ya ha sido hecho. Jesús es presentado en el
Nuevo Testamento como aquel que cumple las promesas de Dios al
lograr para la humanidad la salvación que de otro modo estaría fuera
de nuestro alcance. Con la complejidad de la historia y las expectativas
proféticas del Antiguo Testamento como telón de fondo, Jesús se
autoprodamó el objeto de todas las promesas y propósitos de Dios.
El Antiguo Testamento describe el objetivo de la obra de Dios en
términos de un remanente del pueblo escogido, la tierra prometida,
el templo, el príncipe davídico, y toda una gama de imágenes y
metáforas; y el Nuevo Testamento afirma simplemente que la muerte
y resurrección de Jesucristo dio cumplimiento a todo ello. Según se
declara en la predicación de Jesús y de los apóstoles, las poderosas
obras de Dios interpretadas por medio de su palabra profética, y por
las cuales reveló su naturaleza, prepararon el camino para la persona
y obra de Jesús. El Dios que actúa en el Antiguo Testamento es el
mismo Dios que se hace carne en el Nuevo, con el fin de consumar en
el mundo una obra de salvación definitiva.
El corazón de esta obra salvadora no son las enseñanzas éticas de
Jesús, sino su vida y muerte obedientes, su gloriosa resurrección y su
ascensión a la diestra del Dios Altísimo. De manera formidable, la
resurrección es retratada como el acontecimiento que encierra todos
Este no es el momento para discutir qué viene primero: la fe o la regeneración.
Sospecho que algunos de los argumentos sobre este tema están mal dirigidos. Es
cierto que el pecador muerto en sus transgresiones y pecados no puede cambiar
por propia iniciativa, y creer en el evangelio, sin la gracia del Espíritu Santo. Es
asimismo cierto que el Nuevo Testamento enseña que la Palabra y el Espíritu van
dela mano.
Sólo a Jesucristo, y a Él crucificado
27
los temas teológicos del Antiguo Testamento y les da cumplimiento.
Al decir esto, no buscamos desestimar en sentido alguno la dimensión
ética. La Biblia nos muestra que Dios actúa de acuerdo con la ley, y
que la libertad que tenemos en Cristo no se basa en rechazar la ley;
es cuestión de perspectiva, tal como lo señalaré de varias formas en
este estudio. Con mucha frecuencia, las distorsiones al cristianismo
no se producen por introducir elementos ajenos por completo a la
Palabra, sino al desviar la perspectiva de los elementos claramente
bíblicos. La ética bíblica pierde su perspectiva cuando se ve como lo
más importante, o sobre la gracia de Dios. Dicho de otra forma, el
don de Dios, la gracia, siempre precede a lo que debemos hacer, y es la
base para poder cumplir con lo que nos ha sido encomendado: llevar
vidas santas.
La predicación y la teología bíblica
Durante el proceso de escribir este libro he consultado un amplio
rango de publicaciones sobre la predicación. Un estudio de su historia
nos muestra que su naturaleza ha sufrido muchos cambios. El lugar
y naturaleza del sermón han estado bajo ataque desde varios flancos
y en distintas formas. La mayoría de los predicadores tiene acceso a
la literatura contemporánea, pero poco tendrían la inclinación o los
recursos para examinar el desarrollo de la predicación a lo largo de los
siglos. Como evangélicos, tenemos alguna noción de la predicación
apostólica extraída del Nuevo Testamento. Más allá de eso, y a menos
que tengamos un interés especial en la patrística, la predicación
medieval, o en algún otro periodo histórico, tal vez restringiremos
nuestra lectura y comprensión a algunos de los muchos aportes que
pueden conseguirse sobre literatura contemporánea. Mi percepción de
la literatura actual es que se indina en forma predominante a los temas
de cómo comunicar con efectividad y a los métodos de preparación
del sermón. En mi opinión, a los temas relativos a la naturaleza de las
Escrituras que nos brindan principios de interpretación y aplicación,
no se les ha dado importancia.
Y es aquí donde la teología bíblica encuentra su lugar. Mucha
de la literatura sobre la predicación ignora por completo la teología
28
CAPÍTULO 1
bíblica o bien la menciona tangencialmente. Se elaboran supuestos
sobre la aplicación de los resultados de una exégesis (interpretación)
cuidadosa, pero los principios que establecen la conexión entre el texto
antiguo y los oyentes contemporáneos no siempre son abordados con
claridad. Al afirmar que la teología bíblica es el camino a seguir, no
busco hablar de mi tema favorito, ni aportar una brillante revelación
que a nadie se le hubiera ocurrido, tan solo estoy diciendo que la
forma en que la Biblia presenta su mensaje, el cual alcanza su punto
culminante en la persona y obra de Jesús de Nazaret, nos muestra
todos los principios necesarios. La teología bíblica consiste en permitir
que la Biblia hable, en su totalidad, por sí sola; pues es la única palabra
del único Dios sobre el único camino de salvación.
En las páginas siguientes respondo varias preguntas pertinentes
que cualquier predicador evangélico podría formular sobre los
supuestos que manejamos, el método que utilizamos, y las aplicaciones
que debemos deducir al preparar sermones expositivos. De este
modo, espero aclarar el papel que cumple la teología bíblica: no el
de un suplemento opcional, sino el de ser el corazón del proceso de
comunicar la Palabra de Dios al oyente contemporáneo. En la última
parte del libro trato de mostrar cómo se puede aplicar la teología
bíblica a los distintos géneros o tipos característicos de material que
conforman la increíble diversidad y, al mismo tiempo, unidad que
tiene la Biblia.
PRIMERA PARTE
PREGUNTAS BÁSICAS SOBRE
LA PREDICACIÓN Y LA BIBLIA
¿Qué es la Biblia?
CAPÍTULO 2
¿Qué es la Biblia?
Los evangélicos son gente bíblica
Mucho se ha escrito sobre qué es lo que diferencia a los evangélicos
de los demás cristianos. El término "evangélico" se ha convertido en
algo amplio y dificil de precisar, y nos corresponde tratar de definirlo.
Pienso que la siguiente es la esencia de una buena definición: un
evangélico es alguien que mantiene la convicción de que la Biblia es la
autoridad final por ser la Palabra de Dios escrita. También es posible
definir a un evangélico al precisar ciertos puntos a los que les da
importancia: el evangélico valora las tradiciones de la iglesia pero las
subordina a la Biblia; cree en el don de la razón humana pero entiende
que ésta debe estar sujeta a la verdad última revelada por Dios, quien
por sí solo determina qué es lo rawnable; cree en la obra de gracia del
Espíritu Santo en el creyente, pero sostiene que el Espíritu no trabaja
de manera independiente de la Palabra bíblica o contra ella, por
consiguiente, rechaza la creencia frecuente de que los cristianos tienen
tres fuentes de autoridad: la Escritura, la tradición y la razón. Esta
creencia es rechazada por ser impracticable y poco realista, y porque
conduce a error al sugerir que las tres autoridades son equivalentes;
pero si llega a existir un conflicto entre ellas, una va a prevalecer. Una
vez que aceptamos la autoridad suprema de la Escritura, la importancia
de la tradición y la razón no se cuestionan. La importancia de la
tradición, para los evangélicos, queda de manifiesto en la estrategia de
los reformadores, quienes de continuo argumentaban que su postura
era la única en verdad católica, declarada por los padres de la iglesia
con claridad. El movimiento evangélico o evangelicalismo, a pesar
de que hace relativamente poco tiempo surgió como un movimiento
consciente de su identidad, se ve a sí mismo como el cristianismo
auténtico, histórico y, en ese sentido, tradicional.
31
El nombre "evangélico", por sí mismo, significa: persona que
vive conforme al evangelio. Pero debido a que casi todas las personas
de cualquier tipo de creencia que afirman ser cristianas, apelan a la
Biblia y al evangelio, debemos discernir con mayor profundidad. Es
necesario definir el evangelio en términos de su contenido y efectos,
y es necesario declarar la naturaleza y autoridad de la Biblia. Los
evangélicos declaran la autoridad de la Biblia en términos de que
fue inspirada por Dios, es infalible y no tiene error. No propongo
entrar en ninguna discusión al respecto, salvo para decir que estoy de
acuerdo en que todas estas propiedades descienden de la naturaleza
del evangelio y de la relación de la Biblia con Jesucristo, y se entienden
a la luz de estos dos elementos.
Apropiamos del nombre de "evangélico" no significa
necesariamente que siempre entendemos lo que esto implica, ni que
somos consecuentes en nuestra vida diaria con lo que profesamos y
predicamos. Nuestro entendimiento puede ser inmaduro y negativo,
lo cual nos llevaría al peligro siempre presente del fariseísmo: "Doy
gracias a Dios porque no soy como estos católicos, liberales y
carismáticos: leo mi Biblia todos los días; sólo acepto la Biblia como
autoridad". Esta convicción pudiera estar asociada con sentirnos bien
y llevarnos a relacionar de alguna manera esa experiencia religiosa
con vagas convicciones sobre la autoridad de la Biblia que validen esa
experiencia. El peligro con esta posición es que cuando hagamos algo
que nos haga sentir bien, lo aceptemos de buena gana como bíblico,
sin examinar las Escrituras para comprobar si lo es. Este "buen
sentimiento" puede describirse como una calidez interna indefinida;
o como un sentirnos bien al reconocer que nuestras estrategias para el
ministerio funcionan, pues hay buena asistencia en nuestras reuniones;
o porque muchos expresan que la enseñanza los ha ayudado, etc.;
lo cual no es malo, pero debemos comprobar si lo que hacemos es
bíblico. Mi intención no es criticar a otros cristianos, pero cabe decir
que en ocasiones hay muy poco en común entre los distintos grupos
de individuos que adoptan ese nombre. Es fácil afirmar serlo, pero
mucho más difícil es traducirlo a nuestra forma de leer la Biblia y de
transformar nuestras ideas, vida y ministerio. Por eso todos debemos
32
CAPÍTUL02
mantenernos alertas en pensamiento y oración, y esforzarnos por
ser bíblicos.
Si los evangélicos somos personas bíblicas, debemos ser diligentes
en comprender el mensaje de la Biblia y su efecto, e ir cambiando
la forma en que percibimos el mundo, buscando vivir en él como
verdadero pueblo de Dios. El principal propósito de este capítulo no
es definir el movimiento evangélico, sino comprender lo que podemos
deducir, dentro de la creencia evangélica, acerca de la naturaleza de la
Biblia. Como predicadores evangélicos debemos trabajar arduamente
para asegurarnos de que la naturaleza de nuestra predicación sea
realmente bíblica. El usar textos bíblicos, centrarse en personajes
bíblicos, o hacer uso de clichés considerados bíblicos, no son, por sí
mismos, garantía de que nuestra predicación sea bíblica en esencia.
Espero que este estudio sobre cómo aplicar la teología bíblica a la
predicación, nos ayude a ser más bíblicos al predicar.
La Biblia es la palabra del Único Dios
Una afirmación básica de la visión evangélica de la Biblia es que existe
un solo Dios que se ha revelado a sí mismo mediante su Palabra, lo cual
implica que él es la autoridad suprema, puesto que sólo él es Dios. Este
único Dios es consecuente en su carácter y en su adhesión a la verdad,
de la cual es autor. No hay lugar para el relativismo en la fe bíblica
porque Dios es el único Dios. Ningún otro escenario puede explicar
la naturaleza del mensaje bíblico. Más aún: este escenario incorpora
la autoridad de Dios en su calidad de Creador de todas las cosas. Lo
único que relativiza la verdad es el hecho de que la reprimimos en
forma pecaminosa. No pretendo decir que si no tuviéramos pecado
entenderíamos toda la verdad, pero debemos decir que Dios nos ha
hecho capaces de tener conocimiento; si no exhaustivo, sí veraz. 1
Debemos recordar también algunos aspectos relevantes de la
enseñanza cristiana: El único Dios hizo todas las cosas, y la evidencia
Esta distinción entre conocimiento exhaustivo y verdadero es característica de
la epistemología del teísmo cristiano, expuesto por Cornelio Van Ti!. Una de las
inferencias es que no conoceremos todo en el cielo, puesto que sólo Dios tiene esa
clase de conocimiento exhaustivo.
¿Qué es Úl Biblia?
33
de este ser está presente en toda la creación. La raza humana fue
creada a la imagen de Dios, y por ende conoce el hecho de que todos
los aspectos de la creación dan testimonio del ser y el poder del
Creador. La humanidad se ha rebelado contra el Creador, con lo cual
ha suprimido el conocimiento de la verdad. Pero, en un gesto de amor
y misericordia, Dios actuó y redimió para sí un pueblo. Lo que ahora
ofrece al mundo es una palabra de redención; y el Espíritu de Dios
establece la autenticidad de ella al eliminar nuestro espíritu rebelde y
darnos un corazón lleno de fe.
Dios es uno, y su plan de salvación cubre a toda la raza humana.
No hay lugar para esa clase de relativismo que ubica a todos los dioses
y a todas las religiones al mismo nivel. El carácter único de Dios
descarta esta posibilidad, puesto que él es santo y perfecto, como no
lo son otras supuestas deidades. El plan de salvación revelado en la
Biblia sólo puede ser coherente con un Dios que es único Dios. Se
trata de un plan universal que refleja la unidad y carácter singular de
Dios. Si un predicador no cree en estas enseñanzas, no puede predicar
en forma acorde con la Biblia. En vista del rechazo postmoderno a
los absolutos, y del relativismo predominante, debemos declarar la
unicidad de Dios y la naturaleza absoluta de su autoridad con valentía.
La verdad es absoluta y coherente porque es la verdad de un Dios
absoluto y coherente. El postmodernismo y el relativismo popular
son expresiones de un ateísmo ideológico que es necesario resistir. La
forma última de relativismo es la teoría de que el universo llegó a
existir por azar, y no por un diseño creativo. En tal universo, llegar
a conocer, o incluso pensar que se conoce algo es un suceso fortuito.
La predicación realmente bíblica es la que afirma la cosmovisión del
teísmo cristiano: Reconocemos que el universo es creación de un solo
Dios y que tiene sentido y orden; y que sólo el pecado y el consiguiente
juicio de Dios confunden ese sentido de orden.
La Biblia es la única palabra de Dios
Hemos reflexionado sobre la unicidad y singularidad de Dios como
base de nuestra idea de autoridad. La Biblia contiene varias metáforas
que describen de manera muy certera este punto, entre las cuales cabe
34
CAPÍTUL02
destacar la del alfarero y el barro. 2 La noción misma de un solo autor
lleva consigo como consecuencia, en términos lingüísticos y reales,
la noción de autoridad. El Autor supremo que hizo todas las cosas es
quien tiene la autoridad para gobernar todas las cosas. Al considerar
la palabra de este único Dios reconocemos la importancia que se le
otorga a esta palabra en la creación y redención. ¿Por qué destaca el
relato de la creación de Génesis el hecho de: "Dijo Dios: Sea ... Y fue
así". ¿No podría Dios (en términos metafóricos) haber chasqueado los
dedos, o tan solo haber pensado en la idea de creación? ¿No será este
relato el caso de una historia antropomórfica primitiva que concibe a
Dios como un ser humano y le imprime un tipo de acción humana
al acontecimiento? ¡En ningún caso! Usted y yo no creamos cosas
diciendo: "Hágase". Podríamos decir: "Creo que construiré un piso de
madera o haré una hornada de bollos'', pero tan solo estamos usando
nuestras manos y herramientas para moldear materias primas ya
existentes. El relato de la creación no es una historia antropomórfica:
es totalmente única. Dios pronuncia una palabra, y nace todo el
universo, incluido todo lo que contiene. Todo, a partir de nada. Sin
materias primas, sin herramientas. Sólo Dios y su poderosa palabra.
Esta palabra es fundamental para comprender lo que es la predicación,
y la retomaremos cuando consideremos la naturaleza de la predicación.
La singularidad de la Biblia es, precisamente, porque es la Palabra
de Dios escrita, la cual deriva de la singularidad de Dios. Algunos
dirían que el cristianismo es un fenómeno cultural occidental;
una afirmación curiosa si consideramos sus orígenes orientales. Se
considera occidental porque fueron en especial cristianos occidentales
los que llevaron la fe cristiana a África, Asia y América. En ocasiones,
lo hicieron en mala forma o con poca sensibilidad, puesto que
produjeron la impresión de que el cristianismo y la civilización
occidental eran lo mismo. Es cierto que el cristianismo fue una fuerza
dominante en la conformación de la civilización occidental, pero
hubo muchas otras fuerzas tras los sucesos de la cultura occidental
que poco o nada tuvieron que ver con el cristianismo. Entre ellos
2
lsaías 29:16; 41:25; 45:9; 64:8; Jeremías 18:6,11; Romanos 9:21.
¿Qué es la Biblia?
35
se cuentan el imperialismo corrupto de la iglesia y del estado como
también el secularismo que surgió de la Ilustración.
El mundo postcolonial vio el resurgimiento de la etnicidad
consciente de su identidad, en particular entre los pueblos indígenas
de ex estados coloniales. Pero uno de sus resultados es la existencia
de muchas tendencias hacia el relativismo y el sincretismo, que
desafían la posición única y singular del evangelio y de la enseñanza
de la Biblia. No obstante, esas desviaciones sólo pueden prosperar al
impedir que la Biblia hable con su autoridad, la que por sí misma
establece su veracidad como Palabra de Dios. Cuando se acepta el
relativismo cultural, pronto se convierte en relativismo ideológico y
teológico. Por citar un ejemplo, en un documental televisado sobre
los cristianos indígenas de Canadá, una religiosa católicorromana de
una tribu nativa llevó el relativismo a su expresión máxima, y lo peor
del caso es que, lo que dijo, estuvo permitido por el Concilio Vaticano
Segundo, cuando defendió el sincretismo de "la espiritualidad
indígena y las prácticas religiosas tradicionales" con el catolicismo.
Explicó que si Jesús hubiera nacido como indígena americano en lugar
de ser judío, el cristianismo sería muy diferente. En esta explicación
había una completa falta de conocimiento en cuanto a la soberanía de
Dios sobre el desarrollo de la salvación en la historia; ciertamente no
estaba presente el panorama bíblico que muestra cómo Dios traería a
personas de todas las naciones a su bendición, tal como le prometió
a Abraham. El espíritu de Cristo, el judío, fue puesto al mismo nivel
de los espíritus adorados por los indígenas americanos precristianos.
La unidad de la Biblia ha estado bajo ataque desde que la
Ilustración rechazó, en el siglo XVIII, que Dios tuviera algo que ver
con la creación de la Biblia; y eso, si es que Dios en verdad existía.
Se afirmaba que la Biblia debía tomarse como cualquier otra obra
que el hombre hubiera generado. Y ese método histórico-crítico
modificó de manera radical la forma en que se comprende la unidad
de la Biblia. Al descartar a un Único Autor, se disuelve la unidad, lo
que nos deja con una colección de documentos dispares vinculados
sólo lejanamente por una ideología. Por cierto, aclaro que no es mi
intención sugerir que rechacemos de inmediato todos los métodos
críticos y sus hallazgos, puesto que la encarnación de Jesús nos
36
CAPÍ1UL02
recuerda que la Palabra de Dios es tanto humana como divina. La
crítica bíblica realizada de la forma debida es una tarea teológica que
busca comprender cómo se relacionan lo divino y lo humano en la
palabra de la Biblia. El problema no radica en el estudio crítico, sino
en los supuestos humanistas, y no bíblicos, que se aplican en muchas
de las valoraciones críticas del texto. 3
Contrarrestar los ataques deliberados de la· crítica humanista a
la autoridad de la Biblia es una tarea a emprender. Además, debemos
reconocer que la unidad bíblica ha sufrido por omisión en el campo
evangélico; y la máxima evidencia yace en la forma en que muchos
evangélicos predican la Biblia. Los textos son sacados de contexto; la
aplicación se lleva a cabo sin una preocupación por lo que el autor
bíblico, en última instancia el Espíritu Santo, busca transmitir. La
predicación temática y centrada en los problemas pasa a ser la norma,
y los estudios basados en personajes tratan a los héroes y heroínas
de la Biblia como ejemplos aislados de cómo vivir. Es importante
reexaminar el viejo adagio que enseña que un texto sin contexto es
un pretexto; el cual transmite una verdad importante, y nos lleva a la
pregunta de cuál es el contexto que impide que un texto se convierta
en pretexto. La respuesta no es sencilla, pero el argumento de fondo es,
sin duda, que ese texto es parte de la Palabra unificada de Dios, y toda
la Biblia conforma el contexto. En términos prácticos, no significa
que debamos dedicarnos con mucha laboriosidad a explicar toda
la historia bíblica cada vez que predicamos. Significa que debemos
esforzarnos por entender el verdadero y reiterado principio de la
Reforma, de la analogía de la Escritura: la verdad de que la Escritura
se interpreta con la misma Escritura. El significado de cualquiera de
sus textos está vinculado al de todos los otros textos. Y esta tarea se
hace posible gracias al principio en el que insistiré hasta el cansancio
en este estudio: que el centro y el punto de referencia para discernir el
significado de toda Escritura es la persona y obra de Jesús de Nazaret,
el Cristo de Dios.
Un excelente tratamiento de la Ilustración y del desarrollo del método históricocrítico es el de Roy A. Harrisville 'y Walter Sundberg en 7be Bible in Modero
Culture (Grand Rapids, Eerdmans, 1995).
¿Qué es la Biblia?
1
37
Si bien, los aspectos más destructivos del método histórico-crítico
y su evolución han menoscabado el sentido de unidad de la Escritura,
la teología bíblica ha hecho mucho para preservarla. Pero debemos
reconocer que muchos teólogos bíblicos han adoptado los supuestos
de la Ilustración, y por ende, la teología que producen es deficiente
desde un punto de vista evangélico. Intentaré demostrar que una
teología bíblica consecuente con los supuestos evangélicos tiene un
gran poder aclaratorio, preserva el sentido de unidad de la Escritura y
reconoce al mismo tiempo la gran diversidad que contiene.
La Biblia es la palabra de Dios acerca de
la única vía de salvación
Los evangélicos estamos comprometidos con el concepto de la posición
única de Cristo. 4 Rechazamos la idea de que todos los caminos llevan
a Dios, por la sencilla razón de que la Biblia la rechaza expresamente.
El principio de que las distintas culturas deben ser estimuladas a
desarrollar su propía espiritualidad no cristiana o sincretista, es ajeno a
la Biblia. La religión no trata de seres humanos en búsqueda de Dios,
según una afirmación popular. Más bien, la imagen bíblica habla de
que la verdad revelada por Dios es cuestionada por la idolatría. De
acuerdo a la forma en que Pablo aborda el tema, en Romanos 1: 18-32,
lo que en realidad sucede es que la religión es el esfuerzo último del
hombre para evitar la verdad de Dios, que es evidente en nosotros y
en todo lo que nos rodea.
Si se piensa que todas las religiones llevan a Dios, entonces no
tendría sentido predicar la Biblia. Este relativismo religioso suele ir
acompañado de alguna forma de universalismo. Lo cual implica que
las opiniones religiosas del ateo, que forja un dios a su propia imagen,
son tan aceptables como las del teísta cristiano; que el cristiano
y el ateo tienen el mismo destino, y la única diferencia posible se
produce en la calidad de vida que en el presente genera cada grupo de
diferentes convicciones. No podemos aceptar esta situación. Algunos
Vea, por ejemplo, a John Mclntosh. "Biblical Exclusivism: Towards a
Reformed Approach to the Uniquetless of Christ", Rtformed 1heologícal
Revíew, 53.1 (1994).
38
evangélicos sienten incertidumbre al no conocer el destino de quienes
nunca han escuchado el evangelio, pero sugiero que esto no sea tan
solo una cuestión de opinión, sino de evaluar la evidencia bíblica. Lo
característico de la fe evangélica es el hecho de que el destino eterno
está en juego, y es este destino eterno el que otorga su urgencia a la
predicación. Como afirmara Bernard Ramm: "La distinción absoluta
entre salvo y perdido aún domina el pensamiento y la teología
del evangélico". 5
Una vez más, la perspectiva de la teología bíblica es la que fortalece
nuestra convicción sobre la única vía de salvación. Esta teología es la
que debe asistirnos para evitar las formas más negativas de relativismo
ecuménico entre personas de distintos credos y, por otro lado, ya en
un ámbito evangélico, debe energizar nuestra predicación con un
celo mayor por el evangelismo y por la sana doctrina como medio de
establecer a las personas en la fe y de llevarlas a la madurez. La gran
fortaleza de la teología bíblica es revelar la enorme coherencia interna
de la trama divina de la historia de la salvación, la cual es un aspecto de
su fortaleza apologética al defender el cristianismo. La complejidad de
las interrelaciones de los temas bíblicos y sus doctrinas, podría quedar
fuera de nuestro alcance si permitimos que nuestra predicación se
centre en los temas de interés y en los problemas prácticos de nuestros
oyentes, con la esperanza de ser conocidos como predicadores que
hablan de manera adecuada ante una situación. El peligro es que lo
adecuado puede convertirse en un juicio subjetivo en vez de utilizar
un juicio basado en el análisis bíblico. Después de todo, Dios tiene
suprema idoneidad para dictar qué es adecuado.
Entre las características del camino bíblico de salvación, que
destacan que es un programa único para rescatar al mundo pecador, se
encuentra la gracia divina. Las religiones, de la mano con el altruismo
humanista, presentan programas basados en obras y esfuerzo humano
como medio de alcanzar el objetivo deseado. Pero el cristianismo
presenta un panorama tan distinto al del pensamiento secular, que
de continuo es objeto de argumentación y defensa, incluso dentro las
páginas de la misma Escritura. Abraham es llamado a dejar un mundo
5
¿Qué es la Biblia?
CAPÍTULO 2
Bernard Ramm, Yhe Evangelical Heritage (Waco: Word, 1973), pág. 148.
[
39
de paganismo con el propósito de Dios de bendecir, por medio de
su descendencia, a todas las naciones de la tierra (Gn 12:1-3). Israel
es llamado a salir de Egipto para que su servidumbre a los poderes
egipcios desaparezca, y se convierta así en una nación libre para servir
al único y verdadero Dios. Siempre que el sincretismo, o como se le
denomina en ocasiones, diálogo entre credos, 6 emerge en la vida de
Israel, lo hace en directa contravención a las ordenanzas divinas. Y
lleva inevitablemente al desastre. Sólo existe una forma en que las
naciones pueden encontrar a Dios, y es por medio de la salvación de
Israel, establecida para ser luz a las naciones.
La Biblia es la única palabra escrita de Dios
sobre el camino de salvación
Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres:
Jesucristo hombre. Así escribe Pablo a Timoteo en el contexto de su
explícita preocupación por las naciones del mundo.7 Hemos hablado
de la singularidad de Dios y de su plan de salvación. Ahora debemos
recordar la importancia de la Biblia como la palabra escrita de Dios.
No podemos hacerlo sin referencia a la singularidad de Jesús como la
Palabra hecha carne (Verbo encarnado) y como único mediador entre
Dios y la humanidad. El predicador evangélico sostiene la convicción
de que a la Biblia se le ha conferido una muy alta dignidad. Cuando
Dios le habló a la humanidad, no dejó sin un testigo a quienes
nacimos después. El Espíritu Santo, el Paracleto (Consolador)
prometido, 8 ha ejercido su ministerio de gracia de tal manera, que
las Escrituras "exhaladas" por Dios han llegado a nosotros como el
registro verdadero y fidedigno de la forma en que Dios ha hablado y
actuado en la historia para nuestra salvación.
6
No critico el diálogo moderno entre credos que busca una mayor comprensión
hacía las personas de otras religiones; sin embargo, el relativismo religioso de
algunos de quienes lo promueven no puede escapar a un cuestionamiemo.
1 Timoreo 2:5. El contexto es la exhortación de Pablo a orar por todos. Se refiere
a este principio de la mediación de Cristo, el cual tiene ramificaciones mucho
más amplias que las de su contexto inmediato.
Juan 14:15-17,26; 15:26; 16:13-14.
40
Esta actividad sagrada de redactar lo que Dios dijo, no está limitada
a los apóstoles y los autores del Nuevo Testamento. Aunque muchos
críticos lo pongan en duda, la tradición dice que Moisés escribió el
Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. El
fundamento de la tradición radica en el texto mismo, que dice que a
Moisés se le entregaron instrucciones para escribir ciertas cosas y otras
fueron escritas por el dedo de Dios; y hay registros que indican que
Moisés escribió mucho más. 9 Este precedente continuó con Josué 10 y
los profetas. 11 El mismo principio emerge en el Nuevo Testamento.
No sólo el registro de la vida y muerte terrenales de Jesús encuentra
expresión en un género literario nuevo y distinto, el Evangelio, sino
que también la mayoría de los documentos del Nuevo Testamento
se originó como epístolas escritas a distintas iglesias cristianas que
abordan gran variedad de desafíos y necesidades.
Un punto que deberemos analizar con mayor detalle es la relación
entre la Biblia y la persona de Jesucristo. El tema surge por, al menos,
dos razones. La primera, es la convicción explícita del personaje
central, Jesús, de que él es la suma y el cumplimiento de todo lo que
se produjo en las Escrituras del Antiguo Testamento. La segunda, es
el común denominador otorgado tanto a Jesús como a las Escrituras:
el de Palabra de Dios.
Por el momento, mencionemos una de las inferencias más
importantes de la naturaleza de la realidad expuesta en la Biblia: Dios
existe y no guarda silencio. 12 Habló. Y lo hizo de una forma que, por
un lado, refleja la realidad; y por otro, es comprensible para los seres
humanos en su calidad de criaturas que piensan, que razonan. Los
pensadores modernos se preguntaban cuál era el significado de un
Éxodo 17: 14; 24:4; 34: 1,28; Deuteronomio 4: 13; 5:22; 9: 1O; 10:2,4; 27:3,8;
31:9,19.
10
11
12
¿Qué es la Biblia?
CAPÍTUL02
Josué 8:32; 24:26.
lsaías 30:8; Jeremías 30:2; 36:2,17,28.
Esca expresión se basa en el título de una importante obra de Francis Shaeffer,
He Is lhere and He Is Not Silent (Londres, Hodder and Sroughton, 1972), el cual
aborda la razón por la que podemos tener confianza en lo real y verdadero.
41
texto; los postmodernos se preguntan si tiene significado alguno. 13
El predicador evangélico debe aceptar que el texto tiene significado,
porque ha sido establecido por el Creador de todas las cosas, y él nos lo
ha comunicado bajo el fundamento de que él determina el significado
y nosotros somos criaturas capaces de recibir esta comunicación. La
Biblia aborda la forma en que reprimimos pecaminosamente esta
verdad que nos es comunicada, así como la solución redentora que
encontramos en el evangelio, aplicada en nosotros por el Espíritu
Santo. Dios ha brillado en nuestra oscuridad con la luz de Cristo.
Con este fundamento predicamos con confianza el hecho de que el
evangelio de Dios es poderoso y que el Espíritu lo aplica.
La Biblia es el libro sobre Cristo
No es difícil demostrar que los documentos del Nuevo Testamento se
centran, en distintas formas, en Jesús de Nazaret; en su vida, muerte
y resurrección. En los casos en que no se hace hincapié en los hechos
históricos, de cualquier manera actúan como un supuesto subordinado
a la doctrina y a la naturaleza de la existencia cristiana. Ningún
documento del Nuevo Testamento tiene sentido sin la afirmación
central de que Jesús vino al mundo como portador de salvación. El
Nuevo Testamento muestra una completa unidad, pues, a pesar de ser
un conjunto de veintisiete documentos bien diferenciados, es un libro
sobre Jesús, el Salvador que vino a vivir, morir y resucitar; que en la
actualidad viene a su pueblo por medio de su Palabra y de su Espíritu;
y quien vendrá de nuevo con gran gloria para juzgar a vivos y muertos.
Así como es simple afirmar este hecho fundamental del Nuevo
Testamento, es mucho más complejo en ocasiones trasladarse a la
práctica, como ya lo indiqué. Hay aspectos de interpretación de los
textos del Nuevo Testamento sumamente importantes, y algunas veces
muy complejos, que serán objeto de un escrutinio más intenso en la
13
Un tratamiento muy completo del tema es el del académico evangélico Kevin
Vanhoozer, en Is lhere a Meaning in lhis Text? (Grands Rapids, Zondervan,
1998). Vea también una defensa del realismo bíblico en Royce Gruenler, Meaning
and Understanding, Foundations of Contemporary lnterpretation 2 Grand
Rapids: Zondervan, 1991).
42
CAPÍTUL02
segunda parte de esta obra. 14 Un aspecto de este mal uso, que debe
interesarnos, es la propensión que tenemos a separar las cuestiones
de ética y vida santa, de sus raíces en el evangelio. Como ejemplos de
lo que intento decir me referiré a sermones que he escuchado en la
iglesia. El primer ejemplo trata de una serie sobre "las señales de una
iglesia madura". Según recuerdo, no hubo nada que no fuera bíblico
en la exégesis de los textos, pero era el enfoque general y las inferencias
lo que me preocupaba. Se presentaron varias cualidades que uno
esperaría encontrar en una iglesia madura. Era como describir a un
roble sano. La inferencia era que como congregación debíamos ser más
diligentes en producir estas señales de madurez. Lo que faltaba era la
forma en que estos textos se insertan en el contexto neotestamentario
de exposición del evangelio. El enfoque básico estuvo en la ley, no en
el evangelio. Retomando la analogía del roble, describir un árbol sano
no nos ayuda a cultivar uno; sólo nos permite reconocerlo cuando lo
vemos. Para cultivarlo necesitamos saber sobre el suelo, la semilla y las
fuerzas que realmente generan dicho árbol. De la misma manera, sin
el evangelio, todas las exhortaciones del Nuevo Testamento no sólo se
convierten en ley, sino que se tornan legalistas.
Este segundo ejemplo también fue tomado de un sermón,
que trataba de las exhortaciones a los padres, que se encuentran en
Efesios 6:4. El tema era específico sobre la paternidad cristiana. Y al
igual como el ejemplo anterior, la exégesis del texto inmediato había
sido cuidadosa, y los puntos mencionados eran pertinentes, pero
faltaban dos elementos. En primer lugar, no se aclaró que lo que Pablo
mencionó era una consecuencia de su previa exposición del evangelio.
En segundo lugar, y como resultado, no había consuelo en el sermón
para los padres que se dieran cuenta de que no habían podido alcanzar
esta alta norma: no había gracia para los padres que habían fallado. La
buena exégesis de un texto, restringido por no tener su contexto más
amplio, convirtió el texto en ley, sin gracia aparente.
14
La facilidad con la que ciertos cultos han dado una lectura errónea a la Biblia es
abordada por James W Sire en Scripture Twisting, (Downers Grave: IVP, 1980).
Un tratamiento más reciente de las falacias comunes en la predicación es el de
Donald A. Carson en Exegetical Fallacies (Grand Rapids: Baker, 1984).
¿Qué es la Biblia?
43
Y cuando nos basamos en el Antiguo Testamento la tarea es
todavía más difícil. Antes de continuar quisiera destacar un principio
fundamental que después examinaremos con mayor detalle. Debe ser
objeto de énfasis, reflexión, preocupación y análisis; y es necesario
actuar en consecuencia si buscamos que nuestra predicación del
Antiguo Testamento tenga el enfoque cristiano. El principio es
el siguiente: Jesús afirma que el Antiguo Testamento es una obra
que se refiere a él. En la introducción, me referí al problema de lo
predecible que resulta "esa parte sobre Jesús" cuando tratamos de
hacer lo correcto y hacer nuestros sermones del Antiguo Testamento
explícitamente cristianos. En otras palabras, Jesús dijo a las multitudes
que presenciaron cómo sanó a un lisiado: "Ustedes examinan las
Escrituras (el Antiguo Testamento) porque piensan tener en ellas la
vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de mí! Pero ustedes
no quieren venir a mí para que tengan esa vida" (Jn 5:39-40). Y
nuevamente afirma: "Porque si creyeran a Moisés, me creerían a mí,
porque de mí escribió él" (Jn 5:46). Lucas registra para nosotros la
extraordinaria afirmación del Cristo resucitado, de que él es el tema de
todas las Escrituras (Luc 24:27,44-45). Estos pasajes, de la mano de
un conjunto de evidencias mucho más amplio, nos indican la relación
esencial de todos los textos bíblicos con el tema central: la vida, muerte
y resurrección de Jesús de Nazaret, el Salvador del mundo.
Por lo cual, deseo formular una pregunta simple pero dirigida
en especial al predicador evangélico; una pregunta que todos
deberíamos hacernos al prepararnos para predicar (y que sin lugar
a duda la respuesta debería estar clarísima en nuestras mentes antes
de empezar nuestra predicación): ¿Cómo da testimonio de Cristo
este pasaje de la Escritura y, en consecuencia, mi sermón? Hay dos
razones fundamentales para recalcar esta pregunta. La primera, antes
mencionada, es que Jesús afirma ser el tema de toda la Escritura. La
segunda, es la estructura general de la revelación bíblica, la cual sólo
encuentra su coherencia en la persona y obra de Jesucristo. Aunque a
estas dos razones podríamos agregar una tercera: no fue por accidente
que la iglesia cristiana llegara a entender que la Biblia es la Palabra de
Dios, y que, al mismo tiempo, entendiera que este título también se
aplica a Jesús (Jn 1:1-14).
44
CAPÍTULO 2
En vista de estas consideraciones sobre la naturaleza de la
Biblia, no puedo pensar en un desafío mayor y más difícil para la
autoevaluación del predicador, que preguntarse si el sermón dio una
fiel exposición de la forma en que el texto da testimonio de Cristo.
CAPÍTULO 3
~Qué
es la teología bíblica?
Entender la idea general
Geerhardus Vos define la teología bíblica como "la rama de la teología
exegética que trata del proceso de autorrevelación de Dios depositado
en la Biblia". 1 Destaca el hecho de que la revelación de Dios está
plantada en la historia e implica una progresión histórica. Ésta es la base
de una teología bíblica verdaderamente evangélica. ¿Qué transmite
entonces el término "teología bíblica"? Desde el punto de vista del
predicador evangélico, la teología bíblica implica una búsqueda
de la gran panorámica, o visión general de la revelación bíblica. Es
parte de la naturaleza de la revelación bíblica relatar una historia,
en lugar de exponer principios atemporales en términos abstractos.
Y contiene muchos principios universales, pero no abstractos, que
son comunicados en un contexto histórico de revelación progresiva.
Al permitir que la propia Biblia cuente su historia, descubrimos un
todo coherente y de gran sentido. Para comprender esta totalidad
significativa, debemos permitir a la Biblia mostrarse tal y como es:
una obra de alta complejidad y, sin embargo, de una brillante unidad
al relatar la historia de la creación y el plan salvador de Dios. Para ser
fieles al plan y propósito de Dios, la predicación siempre debe llamar
a las personas a retomar esta perspectiva. Si Dios nos ha entregado una
única visión de la realidad, llena de textura y variedad, una visión que
abarca todas las épocas, nuestra predicación debe reflejar la realidad
así presentada.
Un aspecto que causa disputas, incluso entre los evangélicos, es
la cuestión de la naturaleza de la unidad de la Biblia. La influencia de
la Ilustración en la crítica bíblica ha influido en ocasiones hasta en
aquellos que mantienen una postura evangélica. Esta crítica adopta un
Geerhardus Vos, Bíblica! 7heology: O!d and New Testaments (Grand Rapids:
Eerdmans, 1948) pág. 13.
46
CAPÍTULO 3
enfoque empírico, según el cual se considera un hecho lo que parece
ser una falta de unidad de los registros bíblicos, en lugar de reconocer
una diversidad. Cabe afirmar que dicho empirismo no es consecuente
con el planteamiento evangélico. La unidad de la Biblia es cuestión
de revelación, no de investigación empírica. En términos simples, yo
creo que la Biblia presenta una única, exacta y coherente visión de la
realidad, principalmente porque Jesús nos dijo que así es. La unidad de
la Biblia es un artículo de fe, incluso antes de comprobarla de manera
empírica. El descubrimiento empírico de su unidad está gobernado
por el axioma de la revelación divina. Si tenemos dificultades para
entender cómo se produce esta unidad ante ciertos, o aparentes
fenómenos, el problema radica en nuestro entendimiento, no en el
texto bíblico. Sé que no siempre es fácil demostrar cómo cada texto de
la Biblia habla de Cristo, pero eso no altera el hecho de que él dice que
es así. Lo que me animan a esta tarea son los beneficios apasionantes y
las percepciones que me brinda la simple aplicación del método de la
teología bíblica evangélica.
Esta visión unificada de la revelación se desprende de los
principios que describimos en el capítulo anterior sobre la naturaleza
de la Biblia. Los teólogos liberales y neoortodoxos parecen hacer una
curiosa afirmación: que Dios no fue capaz de decir lo que quería
con la precisión y coherencia necesaria para que los seres humanos
pudieran comprenderlo. La crítica bíblica, o método históricocrítico, ha llevado al mundo académico a un callejón sin salida (sin
desmerecer ciertos aspectos de esta tarea), hasta el punto de que los
Comentarios sobre el texto no pueden abordar los temas espirituales
de Dios y su gracia salvadora que opera en la vida de su pueblo. La
historia bíblica se ha visto deformada bajo los supuestos de la teoría
de la evolución y el antisupernaturalismo. El resultado fue una
fragmentación y desespiritualización que destruyó el mensaje de la
única Palabra de Dios.
La teología bíblica del siglo XX se esforzó en compensar esta
situación. Brevard Childs escribió sobre el tema en Biblical Theology
m Crisis. 2 Si bien Childs reconoce acertadamente el problema del
Brevard Childs, Biblical Theology in Crisis (Filadelfia, Westminster, 1970).
¿Qué es fa teología bíblica?
47
callejón cnuco sin salida, su propia teología bíblica no toma en
cuenta la autoridad bíblica; sin embargo, esta obra es importante
por su análisis de cómo la teología bíblica, en particular su variante
norteamericana, no ha logrado salir del atolladero creado por las
antiguas críticas. Si bien Childs comprende mejor el pensamiento
evangélico que los críticos radicales, en mi opinión, su enorme
contribución a la redacción de teologías bíblicas no logra llegar a ser
una teología realmente bíblica, 3 pues su uso del método crítico aún
está ligado a supuestos no bíblicos.
Una visión unificada abarca entonces una perspectiva bíblica que
va de la creación a la nueva creación y se extiende hacia la eternidad
en ambos sentidos. No es ésta la instancia para tratar la discutida
interrogante de la relación entre tiempo y eternidad, pero la Biblia
sí presenta una visión de relaciones temporales. 4 Y eso implica que
su visión panorámica tiene, en esencia, un carácter histórico; pero
no es su única cualidad. Es desalentador descubrir que a menudo
los resúmenes o introducciones al Antiguo Testamento se reducen a
cierto tipo de resumen histórico de los acontecimientos registrados
en el texto. Pocos darían el mismo tratamiento al Nuevo Testamento,
debido a la natural importancia de Jesús; no obstante, en el caso del
Antiguo Testamento, la noción de un contenido teológico muchas
veces es extrañamente ignorada. Pero el hecho es que la totalidad de
la Biblia presenta su mensaje en calidad de teología y dentro de un
marco histórico.
¿No fue un hombre llamado Gabler el que
inventó la teología bíblica?
En Marzo de 1787, Johann Philipp Gabler hizo su exposición inaugural
como profesor de teología de la universidad alemana de Altdorf. El
título en latín de su exposición puede traducirse a grandes rasgos
como "Discurso sobre una apropiada distinción entre teología bíblica
Brevard Childs, Teología bíblica del Antiguo y del Nuevo Testamento (Salamanca:
Editorial Sígueme, 2011).
Osear Cullmann, En Cristo y el tiempo (Madrid: Ediciones cristiandad, 2008)
hiw una importante contribución a la discusión, si bien no escapó a la crítica.
48
y dogmática y la correcta definición de sus fronteras". 5 Gabler no fue
el primero en utilizar el término "teología bíblica" pero su Oratio fue
importante por tratar de definir una forma de hacer teología que fuera
fundamentalmente distinta a la dogmática del periodo posterior a la
Reforma. Antes de Gabler, algunos teólogos alemanes del siglo XVII
habían utilizado el término "teología bíblica" en los títulos de sus
obras. 6 El interés de Gabler parecía ser el de preservar la integridad
de la teología dogmática, más que establecer un nuevo enfoque para
los estudios bíblicos.7 Pero no es posible equiparar la historia de la
teología bíblica con la historia del uso de un término en particular. Sin
desmerecer la importancia de la distinción de Gabler, debemos decir
que la historia de la teología bíblica radica en un tipo de actividad
teológica, no en el uso de un término. Por otro lado, no es posible
garantizar que lo que Gabler denominó teología bíblica (un concepto
que difería de la teología dogmática), sea en todo sentido lo que hoy
entendemos como tal. Por eso, no correspondería decir que fue el
primero en dedicarse a la teología bíblica según hoy la entendemos.
Nuestro punto de partida para definir la teología bíblica debe ser la
Biblia misma. 8
De mayor importancia que la distinción de Gabler, a mi entender,
es lo señalado por Hans-Joachim Kraus con respecto a que el regreso
de la Reforma a la doctrina de sola scriptura (sólo la Escritura) y su
definición de esta doctrina representan el trasfondo de la teología
"Orario de jusm discrimine theologiae biblicae et dogmaticae regundisque recte
utriusque finibus".
De acuerdo con lo expresado por Hans-Joachim Kraus en Die Biblische Theologie:
Ihre Geschíchte und Problematik (Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag,
1970), págs.19-20, ellos fueron Wolfgang Jacob Christmann (1629), Henricus
Diest (1643), y Sebastian Schmidt (1671).
7
¿Qué es la teología bíblica?
CAPÍTULO 3
49
bíblica. 9 Para que la teología bíblica funcione como es debido,
necesitamos estar dispuestos a someternos a la autoridad suprema
de la Biblia y a permitir que la revelación bíblica moldee nuestros
supuestos. Por consiguiente, en términos históricos, podemos ver
que la teología que en verdad es bíblica deriva de una comprensión
evangélica reformada de la naturaleza y autoridad de la Biblia. La
teología bíblica moderna con frecuencia se ha alejado de este camino,
lo cual resulta lamentable para el pastor y predicador evangélico. Por
eso deberíamos hacer uso de cada oportunidad que se presente para
recuperar este importante aspecto de nuestra herencia evangélica.
Una teología que es bíblica
Puesto que la teología bíblica es, al menos en parte, una disciplina
descriptiva, su método debe estar dictado fundamentalmente por la
Biblia misma. La verdadera teología bíblica acepta la visión bíblica de
la revelación; sin embargo, se producen distintos planteamientos con
respecto al material, incluso en los casos en que hay acuerdo sobre
la naturaleza y autoridad de la Biblia en general. El mejor punto de
partida metodológico es el evangelio, puesto que la persona de Jesús
es proclamada ahí como la expresión final y completa de la revelación
que Dios hace de su reino. 10 Jesús es el objetivo y cumplimiento de
todo el Antiguo Testamento y, en su calidad de encarnación de la
verdad de Dios, es la clave para la interpretación de la Biblia. Otra
razón para comenzar por Jesucristo es que nuestro viaje personal de fe
comienza con él. Tal vez muchos de nosotros estuvimos expuestos a la
Biblia antes de la conversión, pero cuando nos convertimos a Cristo
todo cambió, incluso nuestra visión de la Biblia. Aun habiéndola
considerado un libro humano y falible, lleno de contradicciones y
razones para no creer, hoy la vemos como la veraz Palabra de Dios que
nos permite tener una nueva y completa comprensión de la realidad.
Vea J. Sandys-Wunsch y L. Eldredge, "]. P. Gabler and che Oistinction between
Bíblica! and Dogmatic Theology: Translation, Commentary, and Discussion of
His Originality", Scottísh journal o/Theology 33 (1980): págs. 133-158.
Ya abordé el tema en mi ensayo "¿ls Biblical lheology Viable?", incluido
en lnterpreting God's Plan: Bíblica! TheoÚ!gy and The Pastor, ed. R. J. Gibson,
Explorations 11 (Carlisle: Paternoster, 1997).
Kraus, Die Bíblísche TheoÚ!gie, pág. 17.
10
Este tema se expone en detalle en Graeme Goldsworthy, Estrategia divina: Una
teoÚ!gía bíblica de la salvación (Barcelona, Clie/Andamio, 2003).
50
La teología, tal como la presenta la Biblia
A menudo se malentiende la expresión "teología bíblica" porque no
siempre se percibe como un término técnico referente a una forma
particular de hacer teología. Por eso algunos evangélicos se refieren
a la teología bíblica como aquella que contrasta con la no bíblica o
liberal. Por esta razón debemos hacer hincapié en el hecho de que
estamos utilizando formalmente el término para designar teología; no
como una afirmación de lo que los cristianos creen hoy en día sobre
algún tema (doctrina cristiana), sino como teología, entendida desde
la perspectiva de los autores bíblicos dentro de su propio contexto
histórico. Si bien la teología sistemática o dogmática, como se le
llama en ocasiones, se ocupa de definir la doctrina cristiana de todos
los temas bíblicos, la teología bíblica aborda cómo fue entendida
la revelación de Dios en su momento, y cuál es la visión total que
se acumuló según la totalidad del proceso histórico. El predicador
necesita entender la función, tanto de la teología bíblica como de la
sistemática. La primera se centra en el contexto del texto inserto en
la totalidad de la revelación bíblica; la segunda, en la relevancia de los
textos en el contexto contemporáneo de la doctrina cristiana, según su
aplicación actual para nosotros. 11
Uno de los enfoques de la teología bíblica se concentra en el
contenido teológico de cada uno de los libros bíblicos, o quizás, de
un corpus. De este modo llegamos a la teología del Pentateuco, de
los Profetas Anteriores, de los distintos libros proféticos, etc. Algunas
11
¿Qué es la teología bíblica?
CAPÍTUL03
Algunas teologías bíblicas, en particular las primeras que se publicaron, eran
realmente teologías sistemáticas basadas en uno u otro testamento. Las diferencias
de método a menudo pueden apreciarse con tan solo observar las tablas de
contenido y la forma en que se organiza el material. Por ejemplo, Paul Heinisch
en 7heo/.ogy of the Old Testament (Collegeville: Liturgical Press, 1955), divide su
teología bíblica en cuatro partes: Dios, creación, obras humanas y vida después
de la muerte. Otras obras planteadas en forma temática son Edmund Jacob,
7heo/.ogy of the Old Testament (Londres, Hodder & Stoughton, 1955); y Alan
Richardson, An lntroduction to the 7heo/.ogy ofthe New Testament (Londres; SCM,
1958). Este método temático fue descartado por Gerhard von Rad, Old Testament
7heo/.ogy (Edimburgo: Oliver and Boyd, 1965), quien abordó el material bajo los
siguientes títulos: Historia del Yahveismo, La teología de las tradiciones históricas
de Israel, y Profecía.
51
teologías bíblicas del Nuevo Testamento abordan los Evangelios
Sinópticos, la literatura de Juan (la cual puede incluiro no Apocalipsis),
Pablo y las Epístolas Católicas. Tal enfoque analítico es válido y
necesario, pero necesita ser vinculado con una perspectiva sintética
que relacione cada parte con el todo. La forma en que se organizan
las teologías bíblicas puede afectar el resultado de manera radical. A
su vez, la organización de una teología con frecuencia traiciona la
comprensión del autor sobre la naturaleza de la Biblia. El uso del
puro enfoque analítico conduce con facilidad a la fragmentación de
la Biblia, lo cual distorsiona la unidad creada por el divino Autor. Y
un enfoque sólo sintético puede imponer una unidad simplista que
obvie mucha de la diversidad de la Biblia. La teología bíblica requiere
de una combinación de las dos perspectivas sobre el material bíblico.
La primera, sería el enfoque analítico o sincrónico, que se concentra
en los detalles de la revelación en cualquier momento específico. 12
La segunda, sería el enfoque sintético o diacrónico, en el cual los
detalles se organizan en una secuencia para conformar una visión
panorámica. 13 Necesitamos ambos enfoques porque debemos describir
los detalles con precisión y, al mismo tiempo, permitir que nuestra
visión panorámica contextualice los detalles. El enfoque sincrónico
consiste en una serie de imágenes fijas: presionamos el botón de pausa
para poder examinar cierta comprensión teológica en un momento
específico del flujo de la historia bíblica. El enfoque diacrónico nos
muestra la imagen en movimiento en todo su dinamismo a medida
que avanza la historia bíblica.
La historia de la redención (de la salvación)
La teología bíblica evangélica expresa confianza en la integridad del
texto bíblico y en su perspectiva histórica. En términos de su valor
nominal, la Biblia representa un cuadro de la historia universal que
cubre un periodo no determinado por los historiadores humanos y,
12
13
"Sincrónico" es el término técnico aplicado al examen de lo que sucede en
cualquier momento temporal.
"Diacrónico" es el término técnico aplicado al proceso de la revelación a lo largo
del tiempo.
52
¿Qué es /.a teología bíblica?
CAPÍTUL03
sin embargo, determinado con claridad por Dios. Se extiende desde la
creación ("En el principio") hasta la nueva creación de nuevo cielo y
nueva tierra. Tal enfoque por supuesto rompe con los cánones normales
del historicismo secular y de la redacción histórica, en el sentido de
que no existe evidencia documentada para gran parte del relato que
trascienda la revelación bíblica misma, y no existe un precedente de
escritura histórica antes del acontecimiento. No obstante, la profecía
del Antiguo Testamento y la escatología de Jesús y de los apóstoles
son claramente presentadas como una proyección real de la historia
en el futuro. La historia secular tiene como supuesto la existencia de
observadores humanos de los sucesos y de la evidencia; la historia
bíblica tiene como supuesto la revelación del ordenamiento divino de
los acontecimientos.
La "historia de la salvación" es un término que ha llegado a usarse
en relación a la perspectiva de hacer teología bíblica, que reconoce una
historia específica como el marco en que Dios ha obrado, está obrando
y obrará. Debe hacerse una distinción entre la idea de la historia de
la salvación, tal como la de la teología bíblica, y la conformación del
término en los estudios bíblicos modernos. Algunos académicos como
J. C. K. von Hofmann, quien fue pionero del término, buscaban
describir un fenómeno bíblico y la perspectiva de los mismos autores
bíblicos. Se producía con ello una reacción ante el escepticismo
histórico de la crítica histórica del siglo XIX, por un lado, y ante la
rígida dogmática del academicismo protestante por el otro. Sospecho
que es necesario reafirmar éstas y otras protestas contra los enfoques
predominantes sobre el texto bíblico, que menoscaban el sentido de
unidad de la revelación de Dios.
La historia de la salvación implica reconocer que Yahvé, el Dios
de Israel, y el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, es el Señor
de la historia. La historia tiene lugar gracias a lo que él decreta. Más
aun, la historia tiene sentido porque incorpora la ejecución infalible
de estos decretos divinos. Al ser éste el caso, el verdadero significado
de la historia sólo puede ser discernido por quienes aceptan la Palabra
de Aquél que le otorga significado a la historia, la cual es un tema
complejo, como entendemos con sólo darle una mirada superficial a la
evidencia de los muchos pueblos y culturas del mundo. Y, con todo, la
j 53
historia tiene una unidad predominante, puesto que, de acuerdo con
la Biblia, sirve a los propósitos de Dios y se dirige inexorablemente a
su cumplimiento. Los posmodernos hablan del fin de la historia; al
decir esto, no quieren sugerir que nada sucede, sino que no existe un
significado determinado para cosa alguna que suceda. Y es una forma
de ateísmo histórico, que se rehúsa a aceptar que existe un Dios que
gobierna los acontecimientos y su resultado.
La perspectiva "católica" de la Biblia descarta el relativismo
posmoderno. Nuestra fe católica trata de la importancia universal
de los acontecimientos bíblicos. 14 La historia bíblica comienza con
la creación de todas las cosas, incluidos los progenitores de toda la
raza humana. Luego de la caída, la raza humana es el punto central
del relato que lleva al diluvio y a lo que sucede. Cuando el padre de
Israel, Abraham, es llamado a dejar su patria pagana, las promesas
hechas a él incluyen el propósito de Dios de traer bendición a través
de su descendencia a todas las naciones de la tierra (Gn 12:3). El
universalismo bíblico, en el sentido de que los propósitos de Dios que
se hacen realidad en un grupo de personas tienen una importancia
universal, hace insostenible el relativismo religioso. El método de la
historia de la salvación nunca se aparta de esta perspectiva completa al
avanzar desde la historia de Israel hasta el advenimiento de Jesucristo.
Esta historia de la salvación es el contexto dentro del cual entendemos
la importancia de la venida de Cristo y, al mismo tiempo, es la venida
de Cristo la que nos muestra de qué trata la historia de la salvación.
Retomaremos más adelante este aspecto de la perspectiva bíblica.
Por consiguiente, la historia de la salvación nos conduce a las tres
dimensiones bíblicas que necesitamos incluir en nuestra predicación:
literatura, historia y teología. Tenemos la tarea de exponer el texto
bíblico, y por ello debemos entender cómo opera la literatura bíblica
para transmitir su mensaje. El mensaje incorpora la historia, pero no
consiste simplemente en una cadena de hechos históricos inconexos.
La literatura bíblica ostenta una unidad, y lleva incorporada la
revelación de Dios y sus propósitos de salvación. La literatura nos
14
La palabra "católico" deriva de las palabras griegas kata (con respecto a, de
acuerdo con) y ho/Qs (la totalidad).
54
¿Qué es la teología bíblica?
CAPÍTUL03
dirige a la historia y a la interpretación teológica de esta historia. La
postura evangélica descarta la visión de que la historia, percibida como
meros acontecimientos, constituye la revelación; postura adoptada,
con algunas variaciones, por los teólogos neoortodoxos y liberales, la
cual hizo que el movimiento de teología bíblica norteamericano fuera
incapaz de lidiar con la revelación bíblica. 15 La postura evangélica
destaca el hecho de que los sucesos históricos no se explican por sí
mismos, sino que requieren de la verdadera palabra de Dios para
aclarar su significado. Vez tras vez, en la Biblia vemos esta relación
entre palabra y acontecimiento. Incluso la muerte y resurrección de
Cristo requieren de la palabra de Dios para interpretar su significado.
Para el predicador, la historia de la salvación es un aspecto
importante del contexto de cualquier texto bíblico, que destaca la
naturaleza progresiva de la revelación y el hecho de que no todos
los textos tienen la misma relación con el evangelio y con la iglesia
cristiana contemporánea. Lo reconocemos cada vez que tenemos en
cuenta ciertos aspectos de la ley de Moisés que ya no observamos; y
cuando abordamos un pasaje del Antiguo Testamento que se relaciona
con el antiguo Israel; pasajes que no pueden relacionarse directamente
con nosotros. Tendemos a no ser tan sensibles a este sentido de
progresión cuando llegamos al Nuevo Testamento. A menudo se
asume que cualquier aspecto de la narrativa de los Evangelios se
aplica directamente al cristiano contemporáneo y, sin embargo, la
situación de aquellos hechos es evidente que es distinta a la nuestra.
El que esta diferencia afecte nuestra comprensión del texto es algo
que debemos analizar con cuidado. La mayoría de los textos de los
Evangelios abordan el periodo en que Jesús estuvo aquí en carne,
antes de su muerte y resurrección. La perspectiva de la historia de
la salvación dentro de la teología bíblica debe llevar a preguntarnos
si la resurrección, la ascensión y el Pentecostés alteran la perspectiva
que tenemos de los hechos sucedidos antes de estos sucesos clave. Por
ejemplo, si bien Jesús a menudo utilizó la expresión "seguirlo" mientras
estaba en la carne, el concepto no se utiliza después de Pentecostés. 16
Por lo cual, si queremos predicar sobre un pasaje como Lucas 9:23: "Si
alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día,
y sígame" debemos preguntarnos por qué este concepto no aparece
después de Pentecostés y cómo debemos traducirlo a la terminología
posterior a aquel momento.
El "pronto auxilio en las tribulaciones" del predicador
La teología bíblica es la asistente olvidada del predicador. Si bien
sería simplista y equívoco sugerir que la predicación es una tarea fácil,
es acertado afirmar que la teología bíblica le permite al predicador
relacionar las distintas partes de la Biblia de un modo que impide que
predicar un texto se convierta en una formalidad o en un trampolín
para una multitud de exhortaciones moralizantes. Permítanme sugerir
algunas formas en que una aplicación cuidadosa de la teología bíblica
puede ayudar al predicador a lograr un ministerio más efectivo. Ya
en otra ocasión desarrollé y expuse mi convicción de que la teología
bíblica promueve una alta valoración de la Biblia, de Jesús, del
evangelio, de la tarea del ministerio y del pueblo de Dios. 17 Y lo
logra debido, fundamentalmente, a que nos permite tener una visión
expansiva de la revelación bíblica. Como establece conexiones válidas
entre estas dimensiones del mensaje bíblico, descubre la relevancia de
cada dimensión en formas importantes. Nos brinda una perspectiva
a gran escala del plan y de los propósitos de Dios, que con facilidad
puede perderse si sólo nos preocupamos de la gratificación inmediata
y de las "bendiciones del día". Nos muestra que la totalidad de la
revelación del Antiguo Testamento actúa como subestructura de la
revelación de la persona y obra de Jesús, al redimir él a un pueblo para
sí. Intentaré describir algunos de estos beneficios en la segunda parte
16
17
15
Un exponente clave de esta postura fue George Ernest Wright, God Who Acts:
Biblical Theology as Recital (Londres: SCM, 1952).
55
Theological Dictionary of the New Testament, vol. 1 (Grand Rapids: Eerdmans,
1964), págs. 213-214.
Vea Graeme Goldsworthy, "The Pastor as Biblical Theologian", en lnterpreting
God's Pwn: Biblical Theology and the Pastor, ed. R. J. Gibson, Explorations 11
(Carlisle: Paternoster, 1997).
56
CAPÍTULO 3
de este libro, al considerar la aplicación de la teología bíblica a los
diversos géneros literarios de la Biblia.
La teología bíblica contribuye a librar al predicador de sentirse
abatido al no saber sobre qué predicar. Es el asistente idóneo para
la predicación expositiva; sin embargo, la literatura del tema, por
extraño que parezca, la omite. Permite al predicador declarar todo el
consejo de Dios, y con eso, darle un planteamiento algo más creativo
e interesante a su prédica, que tan solo avanzar laboriosamente libro
tras libro, como programa para sermonear a las personas. La teología
bíblica permite que los predicadores que utilizan distintos tipos de
leccionario (libros que contienen programas para leer la Biblia en
forma sistemática) como base para el sermón, muestren la relación de
cada lectura con las demás. Quizás uno de los más grandes beneficios
de la teología bíblica radica en el hecho de que la cristología del sermón
se ve enriquecida de manera inconmensurable al mostrar las distintas
dimensiones y texturas que colorean el concepto neotestamentario de
Cristo. Cuando se hace de la manera adecuada, predicar a Cristo desde
cualquier pasaje bíblico no tiene que degenerar en lugares comunes
predecibles sobre Jesús. Las riquezas en Cristo son inagotables, y la
teología bíblica es el medio para develadas.
CAPÍTULO 4
~Qué
es la predicación?
Preguntas difíciles sobre la predicación
En 1980 Klaas Runia mencionó varias de las críticas hechas en
contra del concepto y la práctica de la predicación en la iglesia. 1 El
ataque provenía de los científicos sociales, de algunos teóricos de la
comunicación y también de teólogos. Y Runia consideró que era
justificable responder de forma moderada para defender la práctica
tradicional de proclamar la Palabra de Dios. Pero es necesario que
hablemos de algunas de las preguntas difíciles sobre la predicación,
puesto que incluso en las iglesias evangélicas la centralidad del sermón
y los métodos para darlo han estado sujetos a crítica y a muchas
modificaciones. Runia citó a P. T. Forsyth: "Es quizá un comienzo
temerario, pero me aventuraré a decir que el cristianismo depende
de su predicación". 2 Sin duda debemos enfrentar algunos puntos
complicados sobre la naturaleza de la predicación y su importancia.
¿Capitulamos ante los teóricos y teólogos modernos o perseveramos
y predicamos el tradicional sermón de domingo, incluso cuando al
parecer estemos perdiendo terreno con muchos de nuestra audiencia
regular? Por supuesto no todas las congregaciones están menguando,
y siempre existen espectaculares historias de éxito que nos estimulan y
nos brindan modelos a seguir. ¿Pero cómo determinamos la naturaleza
del éxito y qué criterios adoptamos para establecer la efectividad
de la predicación?
Klaas Runia, 1he Sennon under Attack, The Moore College Lectures, 1980
(Exeter: Paternoster, 1983).
Runia, 1he Sennon under Attack, pág. 1, citado de P. T. Forsyth, Positive Preaching
and the Modern Mind, The Lyam Beecham Lecture on Preaching, Yale University
(Londres; Hodder and Stoughton, 1907), pág. 3.
58
CAPÍTUL04
Los protestantes evangélicos somos parte de una larga y venerable
tradición que se remonta a la Reforma y que otorga un lugar
fundamental a la predicación en las actividades de la congregación
reunida. Podríamos apelar a la costumbre de los reformadores, los
puritanos y los líderes del renacimiento evangélico, además de a la de
los grandes predicadores de los siglos XIX y XX. Son conmovedores
los relatos de hombres como John Wesley, George Whitefield, Charles
Haddon Spurgeon y, en años más recientes, Campbell Morgan,
D. Martin Lloyd Jones y Billy Graham, cuyas predicaciones a miles
de personas han sido profundamente efectivas para la conversión y
edificación de muchos. Debemos preguntarnos cuál es el estímulo
para esta actividad en la que multitudes han sido convertidas a Cristo.
¿Puede tratarse de un simple fenómeno pasajero destinado a perder
vigencia a medida que entramos en una era orientada a la tecnología
de medios de comunicación electrónica?
Uno de los beneficios reales de aplicar el método de la teología
bíblica, es que nos permite entender la enseñanza bíblica sobre
cualquier tema, en forma holística. No dependemos de unos pocos
textos de evidencia para establecer una doctrina o comprender la
naturaleza de un concepto importante. Podemos considerar lo que
subyace tras el concepto desarrollado en el Nuevo Testamento y
preguntarnos qué lo lleva en realidad a tener esa aparente prominencia.
Podemos observar las distintas fibras que dan a esta doctrina su textura
y riqueza, y evaluar en mejor forma cuál debería ser su importancia
dentro la iglesia contemporánea.
Los manuales comunes sobre la predicación rara vez tratan el
tema desde el punto de vista de la teología bíblica. Puede ser por
muchas razones, pero en general, los evangélicos no han utilizado
la teología bíblica; y los no evangélicos desconfían de ella. Esta es
una situación lamentable y difícil de entender, pues la convicción
común entre los evangélicos es que la Biblia es la Palabra de Dios
y que se nos encomendó proclamarla. Pero, por alguna razón, la
evidente perspectiva de la unidad de la Biblia, que es el mensaje
general de la revelación bíblica, parece haberse sumergido en un mar
de consideraciones menores.
¿Qué es la predicación?
59
Conformación de una teología bíblica
de la Palabra predicada
En el Nuevo Testamento, es evidente que la predicación del evangelio
fue el principal medio por el cual creció la iglesia. Y el apóstol Pablo,
quien escribió a los corintios que se propuso no saber entre ellos cosa
alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado, lo expresó en palabras
simples: "pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de
tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles" (1 Cor 1:23; 2:2).
El acto de proclamar, o predicar, no consistía en expresar opiniones
o reinterpretar antiguas tradiciones religiosas en formas nuevas y
creativas. Consistía en predicar la Palabra de Dios. Cualquiera que
fuera la forma de proclamación, el contenido era el evangelio de Jesús;
y sólo por este medio se agregaban personas a la iglesia. "Así que la
fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo" (Rom 10: 17). Para
comenzar, observamos que la Palabra de Dios se refiere tanto a Jesús
como al testimonio sobre él. Es precisamente este testimonio el que,
por extensión, incluye el canon final, de modo que si nos referimos a
la Biblia, es correcto llamarle la Palabra de Dios.
En el capítulo previo sugerí que el punto de partida metodológico
idóneo para hacer teología es el evangelio, puesto que la persona de
Jesús es presentada como expresión final y completa de la revelación
que Dios hace de su reino. Jesús es el objetivo y cumplimiento de
todo el Antiguo Testamento; en su calidad de encarnación de la
verdad de Dios, es la clave para interpretar la Biblia. Otra razón para
comenzar por Jesucristo es que nuestro viaje de fe comienza con
nuestro encuentro con él; que luego de la conversión a Cristo todo
cambia para nosotros, incluida nuestra visión de la Biblia. Y que aun
cuando es posible que la hayamos considerado un libro humano y
falible, lleno de contradicciones y razones para no creer, después
nos damos cuenta de que es la Palabra divina de verdad, por medio
de la cual entendemos la realidad, con una perspectiva totalmente
nueva y completa.
Como vimos en el capítulo 1, todos los textos bíblicos dan
testimonio de Jesucristo de alguna manera, por lo cual se convierte
en el centro de la revelación bíblica y en el punto de referencia fijo
60
¿Qué es la predicación?
CAPÍTUL04
para comprender todo lo demás de la Biblia. Por otro lado, tal como
Pablo nos lo recuerda en Romanos 1: 16, el evangelio es poder de Dios
para salvación a todo aquel que cree. Al desarrollar una comprensión
bíblica de la salvación reconocemos que incluye todo el proceso
mediante el cual Dios nos traspasa, de nuestras tinieblas de pecado
a la luz de Cristo, nos conforma a su imagen y, en el último día,
nos perfeccionará en su presencia para toda la eternidad. Así que,
¿cuál es el papel de la predicación en este grandioso plan salvador?
Al comenzar con Jesús, para desarrollar una teología bíblica de la
predicación, debemos mencionar algunas afirmaciones clave. Por
ejemplo, según Juan 1: 1-14 y 14:6, Jesús es la Palabra misma de Dios
que se hizo carne y encarna la verdad. Jesús no vino sólo a decirnos
la verdad; él es la verdad. Las inferencias de estas afirmaciones, para
la hermenéutica y la teología bíblica, son enormes. La única manera
de no establecer la más Íntima relación entre Jesús y la Biblia es
sosteniendo que existen dos Palabras de Dios escritas, y dos mensajes
diferentes, porque la Biblia que tenemos establece esta relación en
forma muy clara. Aunque por supuesto que no son idénticos, puesto
que uno es Dios hecho carne, a quien adoramos como Dios; y la otra
es un libro inspirado; no es Dios y no la adoramos. 3
El prólogo al Evangelio de Juan nos recuerda que la comunicación
divina por la cual fue hecho el universo es la misma Palabra que adoptó
forma humana para habitar entre nosotros. El pasaje basta en sí mismo
para remontarnos al comienzo de la creación y examinar la forma en
que la Palabra creadora ha obrado hasta hoy. Juan nos señala que hay
una historia de la Palabra que es parte de la historia de la salvación,
y ésta última llega a su punto culminante con el acontecimiento
descrito en el versículo 14, en que la Palabra se hace carne y mora en
su tabernáculo entre nosotros. Al hacer la comparación entre Moisés y
Jesús, Juan no desestima el ministerio de Moisés, sino que lo vincula a
la más excelente Palabra de Dios, que trae gracia y verdad. Al describir
La frecuente acusación de bibliolatría contra los evangélicos nace del prejuicio y
no se ajusta a los hechos.
61
la encarnac10n de Jesús con la expres10n griega que utiliza, 4 Juan
vincula deliberadamente la encarnación con Dios morando entre su
pueblo en el tabernáculo, como lo expresa el Antiguo Testamento.
La confirmación de este hecho se basa en la rapidez con que Juan
incorpora el relato de la limpieza del templo en el capítulo 2. En
él, el templo de Herodes no es más que un símbolo del verdadero
templo que ha llegado con Jesús. Es obvio que la referencia de Jesús a
la destrucción del templo es una referencia a su propia muerte, puesto
que Juan interpreta su afirmación sobre reconstruirlo en tres días
como una referencia a su resurrección. 5 El efecto del tratamiento que
Juan da al logos en este pasaje que actúa como prólogo, es ubicar con
firmeza la encarnación de Jesús, la Palabra viva, en el contexto de la
historia de la salvación de Israel; y remontar la línea cronológica de
esta historia santa hasta la creación, y más atrás, hasta la preexistencia
de Cristo en su calidad de eterna Palabra de Dios.
La Palabra de Dios se dirige a nosotros
Puesto que la teología bíblica de la predicación es parte integral de
una teología de la Palabra de Dios, es necesario que entendamos la
importancia de esta Palabra en todo el plan y propósito de Dios. El
evangelio de la Palabra que fue hecha carne, exige que examinemos sus
antecedentes en el Antiguo Testamento. Examinaremos con brevedad
la naturaleza de la Palabra de Dios en la creación, juicio y salvación,
a medida que se revela la historia de la redención y avanza hacia su
cumplimiento en el acontecimiento del evangelio. La Palabra de Dios,
por la cual todas las cosas fueron creadas, es la misma Palabra que
establece un pacto con un pueblo redimido y que por último irrumpe
en nuestro mundo como el Dios-hombre: Emmanuel.
Ka\ ó Aóyrn; oap~ E:yévno
Ka\ EOKtjVWOEV EV iJµlv.
El uso del verbo
que significa "hacer morada en una tienda" casi ciertamente hace referencia al
tabernáculo en el desierto.
Quienes consideran las referencias de Jesús sobre la destrucción del templo
fundamentalmente como una alusión a la destrucción literal del edificio, en el
año 70 d.C., no suelen advertir este punto.
62
1.
Creación y Caída
En el prólogo de Juan, el planteamiento de la historia santa de la
Palabra de Dios sugiere cierta metodología para elaborar una visión
panorámica bíblico-teológica del tema. Juan comienza su Evangelio
haciendo eco de las primeras palabras del libro de Génesis pero, al
hacerlo, identifica la Palabra de Dios por la cual la creación se llevó a
cabo, como la misma Palabra que se hizo carne. El relato de Génesis
nos dice que el universo se generó por la Palabra de Dios. De este
modo se estableció el principio desarrollado en toda la Escritura, que
demuestra que Dios escogió, porque así lo determinó, relacionarse
con su creación por medio de su Palabra. De acuerdo a ello, cuando
creó a la pareja humana los bendijo, dirigiéndose a ellos verbalmente
(Gn 1:26-30). El hecho de que se dirigiera a ellos con palabras y que
ellos hayan podido entender lo que dijo es porque fueron creados a
la imagen de Dios. 6 Su Palabra establece e interpreta el contexto en
el que existen los seres humanos y se relacionan con todos los demás
elementos de la creación. Existe una jerarquía de las relaciones en la
cual Dios es el Señor soberano de todo y escoge a los seres humanos
para ser sus representantes reales, ejerciendo dominio y autoridad
sobre el resto de la creación.
Génesis 3 relata el proceso por el cual la serpiente convenció a
los seres humanos de dudar de la integridad de la Palabra de Dios y
rechazar su autoridad. La "Caída" es en realidad un intento fallido
de elevarse y usurpar la autoridad de Dios y de su Palabra. A pesar de
sus horribles consecuencias, el intento humano de arrebatar el poder
es en realidad una afirmación del principio de autonomía humana
e independencia de la autoridad de la Palabra del Creador. Por eso,
la pregunta: "¿Conque Dios les ha dicho ... ?" representa la voluntad
rebelde de los seres humanos al intentar escapar de las consecuencias
de no obedecer al Creador, quien tiene el derecho de gobernarlos por
medio de su Palabra.
La siguiente escena de aquel drama fue la nueva palabra de
juicio de Dios a Adán y a Eva, que abarca a todo el ámbito humano.
6
¿Qué es la predicación?
CAPÍTUL04
Sería necesario para cualquier teología bíblica de la oración investigar el principio
de que Dios se dirige a nosotros anees de que podamos dirigirnos a él.
63
Como consecuencia, puesto que escogieron desafiar la autoridad de la
palabra y el gobierno de Dios, entonces la creación, que había estado
sujeta al dominio humano, desafió este dominio. El más terrible
juicio radica en que, cuando rechazaron la Palabra creadora de vida,
obtuvieron una sentencia de muerte; sin embargo, como Juan nos lo
recuerda, desde ese momento fue evidente la gracia, que encontró su
perfecta expresión en Jesús. Incluso, cuando estaba dando su palabra
de juicio, Dios comenzó a revelar un plan de gracia. El remedio al
desastre es claramente sugerido en Génesis 3: 15, y el mismo hecho
de que la sentencia de muerte fuera retrasada, pues prosiguió la vida,
la procreación y la lucha por la subsistencia, indica un plan de mayor
alcance para el destino de la creación.7 Al revelarse ese plan, la Palabra
del Señor es fundamental para proclamar el juicio sobre los enemigos
del reino de Dios y para proclamar la salvación de un pueblo escogido
para heredar el reino. La teología bíblica de la predicación es ún
aspecto específico de una teología bíblica más amplia de la Palabra de
Dios, que sólo tiene sentido en este contexto.
2.
La Palabra de Dios como pacto de salvación
El plan de salvación de Dios se dio a conocer en su Palabra. Incluso si
ese plan se reveló en forma visual, en sueños y visiones, estos han sido
interpretados y comunicados en palabras. El énfasis yace en el hecho
de que Dios habla; y cuando se dice que se apareció ante alguien, por
lo general lo hizo para hablar o revelar su gloria. 8 Por eso, el hablar de
Dios jamás consiste en una simple entrega de información, puesto que
se trata de una palabra de juicio y de redención. Los académicos que,
como William Temple, han rechazado el concepto de una revelación
proposicional han recurrido a menudo a una falsa dicotomía entre
el Dios que comunica una verdad sobre sí mismo y el Dios que se
En Graeme Goldsworthy, Evangelio y Reino: Una perspectiva cristiana del Antiguo
Testamento (Monterrey: Torrentes de vida, 2005) y Estrategia divina: Una teología
bíblica de la salvación (Barcelona: Clie/Andamio, 2003) se comenta y resume la
estructura de la revelación de este plan.
Por ejemplo, vea Génesis 12:7; 26:2,24; Éxodo 3: 16; 6:3.
64
comunica. 9 Como a menudo sucede, no nos enfrentamos a tener que
decidir "o lo uno o lo otro", sino más bien a aceptar "tanto lo uno
como lo otro". Conocer a Dios no es algo místico e incomunicable.
Lo conocemos por sus actos y por su Palabra, con la cual nos informa
de sus actos y los interpreta para nosotros. Lo que Dios comunica
sobre sí mismo por medio de la presencia de su Espíritu no tiene un
lugar independiente de lo que comunica sobre sí mismo en su Palabra.
Más aún, no sabríamos de la presencia de su Espíritu si a Dios no le
hubiera placido hablarnos sobre él.
La función del pacto, en calidad de promisoria relación que
Dios establece por gracia con su pueblo, ha sido objeto de mucho
estudio académico. Asimismo, ha provisto la estructura mediante la
cual tradicionalmente la iglesia cristiana ha comprendido la actividad
de Dios. 10 A menudo se discute la fórmula del pacto en relación con
los formatos de antiguos tratados, y ha resultado productivo. 11 No
obstante, no podemos negar que la idea de promesa es parte integral
del pacto, pues el pacto es la palabra de Dios sobre un acontecimiento
futuro, por medio de la cual se compromete a cumplir su propósito
de restaurar a su pueblo, y con ello, a toda la creación. Es así como
el pacto con Abraham, de Génesis 12:1-3, es el paradigma de la que
sería la historia de la salvación. Dios le prometió un pueblo, una
tierra donde vivir, una relación bendecida con él y, por medio de su
pueblo elegido, una bendición que se extendería a todos los pueblos
de la tierra. La aparente ironía de la historia bíblica radica en que
estas promesas son muy esquivas. El fin de la narración de Génesis
presenta un escenario que niega, en casi todas las formas posibles, la
realidad de las promesas del pacto. En apariencia seguían siendo eso:
puras promesas. Un pueblo de escaso número se encontraba en una
Este concepto erróneo fue refutado por Peter Adam, Speaking God's Wordr
(Leicester, IVP, 1996), pág. 18. Vea asimismo León L. Morris, I Believe in
Revelation (Londres: Hodder and Stoughton, 1976), cap. 6.
10
11
¿Qué es /,a predicación?
CAPÍTUL04
Vea William J. Dumbrell, Covenant and Creation: An Old Testament Covenantal
Theology (Exeter: Paternoster, 1984); Thomas Edward McComiskey, The
Covenants of Promise (Nottingham: IVP, 1984); O. Palmer Robinson, The Christ
of the Covenants (Phillipsburg: Presbyterian and Reformed, 1980).
Se discutirá con mayor detalle en el capítulo 11.
1
65
tierra no prometida; y pronto se revelaría el horror de la opresión que
sufrirían en manos de los egipcios.
No obstante, la palabra de pacto es presentada como la palabra
auténtica de un Dios de gracia que mantiene el pacto con su pueblo. 12
Y en base a esa palabra del pacto, Dios escogió a Moisés para dirigirse
a los israelitas que se encontraban en esclavitud con una palabra de
salvación (Ex 2:23-25). Fue escogido, tanto para ser el mediador del
plan de salvación de Dios para su pueblo, como para ser el vocero
profético que anunciara la palabra de Dios al pueblo. Se le encomendó
hablarle a Israel y al Faraón. Tenía una palabra de promesa para Israel;
una palabra de salvación que iría acompañada de señales y maravillas
y, por sobre todo, de los poderosos actos de Dios que producirían la
liberación del pueblo de la cautividad. Después, Moisés fue llamado a
establecer la existencia de la nación dentro del pacto, al darle al pueblo
la palabra de Dios, en el Monte Sinaí.
El mensaje que Dios le dio a Israel en Sinaí es análogo al dirigido
a Adán y a Eva en el Edén. Prescribía la relación del pueblo con
Dios, con el prójimo y con la creación. Se le entregaba a esta nación,
recién creada, una palabra que establecía su relación con Dios y con
el mundo que la rodeaba. La palabra de Dios detalla las relaciones que
deben existir dentro de la nación, entre grupos y entre individuos. En
cada instancia la palabra de Dios establece el marco dentro del cual
el pueblo puede interpretar el universo. En todos los casos existe un
elemento de pacto, y en todos los casos el centro de atención es la
palabra; Dios ha hablado y la única respuesta apropiada es: "Haremos
todo lo que el SEÑOR ha dicho" (Ex 19:8). La principal diferencia
entre la palabra entregada en el Edén y fuera de él, es que la primera
fue dada directamente por Dios a su pueblo; y la segunda, por un
intermediario humano que actuó como vocero de Dios.
Así como se esperaba que Adán y Eva respondieran con
obediencia al acto de creación de Dios y a su palabra, se esperaba que
12
La palabra hebrea ,on (jesed) expresa esta fidelidad al pacto de Dios y se ha
traducido de distintas formas al inglés: "merey", "loving kindness", "sceadfast
!ove'', etc. [traducidas al castellano como misericordia o misericordias (versión
Reina Valera)].
66
CAPÍTUL04
Israel respondiera con fe y obediencia a la creación redentora de la
nación, en el éxodo. Es importante que veamos la palabra que Dios
habló en el Sinaí dentro del contexto de la promesa del pacto y de las
obras redentoras de Dios al salvar a su pueblo de Egipto. La entrega
de la ley del Sinaí comienza como sigue: "Yo soy el SEÑOR tu Dios,
que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre" (Ex
20:2). La mayoría de las personas está familiarizada con la afirmación
que ubica a toda la ley en el contexto de un pueblo salvado por gracia,
al cual se le ordena que, entonces, viva en forma consecuente con ese
hecho; sin embargo, con qué facilidad transgredimos este principio
al predicar la ley sin la palabra del evangelio, que es una palabra de
gracia, como respaldo.
3.
'}j_sí dice el SEÑOR": el comienzo de la predicación
Por el momento, concentrémonos en el énfasis bíblico del Dios
que habla o manda a sus profetas a hablar, y de los profetas que
hablan lo que, según afirman, son palabras de Dios. 13 El patrón de
la palabra profética que se establece en el ministerio de Moisés pasa
a ser el definitivo cuando Dios habla a su pueblo. Los profetas eran
al mismo tiempo los predicadores del Antiguo Testamento. Más de
cuatrocientas veces se utiliza la expresión "Así dice el SEÑOR" en los
libros de los profetas o en las narraciones que hacen referencia a la
actividad profética de proclamación en Israel. Se utilizan distintas
palabras para transmitir la idea de proclamar la palabra de Dios.
Cuando se hacen dudosas la obediencia y fidelidad de Israel, es la voz
profética la que trae palabra de juicio debido al quebrantamiento del
pacto. Durante las distintas etapas de la historia de Israel el ministerio
profético cumplió diferentes roles: provisión de la ley, nombramiento
de reyes, denuncia del pecado, promesa de salvación. Y en cada
situación la palabra de Dios era proclamada.
La época teológico-bíblica en la que Abraham y Moisés recibieron
palabra de Dios llegó a un brusco término luego de alcanzar su punto
13
En la versión Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy, la oración gramatical "Dios
habló/dijo" aparece más de 400 veces; la oración "El Señor habló/dijo", más de
900 veces; y la oración profética "Así dice el SEÑOR", más de 400 veces.
¿Qué es la predicación?
67
culminante con David y Salomón; y, al decaer la nación, dejó de
reflejar el estado de salvación del pueblo de Dios. Durante las primeras
etapas de esta caída la voz profética llamó al pueblo a retomar la
fidelidad al pacto del Sinaí. En eso consistieron fundamentalmente
los ministerios de Elías y Eliseo. Pero, al continuar Israel cuesta abajo
hacia el desastre, debido a que se rebelaban contra la palabra de Dios
y no se arrepentían, surgió una nueva raza de profetas, que tenían
tres cosas que decir dentro del contexto de los pecados de Israel:
una palabra de denuncia, una de juicio y una de restauración. Con
frecuencia esta última se predicó con el formato estereotipado de lo
que los críticos de la forma denominan el oráculo de la salvación. 14
Es típico que comience con la fórmula "No temas". Es una palabra
expresada en una situación de inminente desastre o juicio, y expresa la
fidelidad de Dios al salvar a su pueblo.
Cabe mencionar una característica más, crucial para la teología
bíblica de la predicación. En la palabra profética de esperanza emerge
el tema de la futura obra salvadora de Dios, que se concreta por
medio de proclamar la palabra de Dios. Y no resulta sorprendente
si consideramos la función de la palabra en la creación. Tal como
Dios creó por medio de su palabra, ahora lleva a cabo una nueva
creación mediante su palabra proclamada. La diferencia entre la
primera y la segunda creación es la mediación humana. Este tema
tiene especial relevancia en las profecías de Isaías, donde tenemos
un mensaje profético que no promete tan solo un acto salvador de
Dios en el futuro, sino que indica que esta salvación vendrá por
una proclamación:
Salgan de Babilonia, huyan de los caldeos; con voz de júbilo
anuncien, proclamen esto, publíquenlo hasta los confines de
la tierra; digan: "El SEÑOR ha redimido a su siervo Jacob." No
padecieron sed cuando él los condujo por los desiertos. Hizo
14
Este aspecto de la teología bíblica de la predicación se aborda en Gail O'Day,
"Toward a Biblical Theology of Preaching", en Listening to the Word, ed. G.
O'Day y T. G. Long (Nashville: Abingdon, 1993).
68
¿Qué es la predicación?
CAPÍTUL04
que brotara agua de la roca para ellos, partió la peña, y las aguas
corrieron. (Isa 48:20-21)
Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre. Así que en aquel
día comprenderán que yo soy el que dice: "Aquí esroy". ¡Qué
hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas
nuevas, del que anuncia la paz, del que trae las buenas nuevas
de gozo, del que anuncia la salvación, y dice a Sion: "Tu Dios
reina!". (Isa 52:6-7)
El pasaje que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret (Luc 4: 16-30) dice:
El Espíritu del Señor Dms está sobre mí, porque me ha
ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos. Me
ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para
proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros;
para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza
de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran ...
(Isa 61:1-2)
El tema de un día futuro de salvación que llega con la proclamación
de la palabra de Dios se repite muchas veces con los profetas
posteriores de lsrael. 15 Por lo cual reitero que el oficio profético está
conectado teológica y directamente a la revelación de Dios, por haber
sido el Creador por medio de su palabra. La proclamación profética
manifiesta la palabra de Dios para salvación. Isaías 65: 17-25 nos
entrega una visión del nuevo cielo y la nueva tierra que subyacen en el
concepto de la nueva creación del Nuevo Testamento:
Por tanto, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán
recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria. Pero
gócense y regocíjense para siempre en lo que yo voy a crear; pues
voy a crear a Jerusalén para regocijo, y a su pueblo para júbilo.
Me regocijaré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo. No se
oirá más en ella voz de lloro ni voz de clamor. (Isa 65:17-19) 16
l5
Por ejemplo, en lsaías 62:11; Jeremías 23:18; 31:7; Nahum 1:15; Zacarías 1:17.
16
Hay parecidos entre este pasaje y Apocalipsis 21: 1-4.
1
69
El medio es el mensaje
l. jesús, como Dios que habla
La expresión "el medio es el mensaje" describe la importancia del
medio de comunicación. La idea es abordada en el conocido libro del
académico canadiense Marshall McLuhan, El Medio es el Masaje, cuyo
título otorga un giro irónico a la expresión. 17 McLuhan sostiene que la
influencia de los distintos medios de comunicación masiva es mucho
mayor que los mensajes que transmiten. De este modo, el medio se
convierte en el mensaje que en realidad moldea nuestro pensamiento.
La idea de McLuhan puede aplicarse al evangelio, puesto que en
este caso el medio, o el mediador, es en sí mismo el contenido del
mensaje. Podemos ir mucho más allá, incluso, de esta idea, porque
para comprender quién es Jesús comenzamos por el hecho de que es
Dios hecho carne. El Evangelio de Juan recoge varias consecuencias
de este hecho, que conforma el tema del prólogo. La palabra era Dios,
dice Juan, y todo por él fue hecho.
¿Cómo conocemos a Dios? Cuando Felipe le pide a Jesús que
le muestre al Padre, Jesús le recuerda que haber visto al Hijo es
haber visto al Padre Quan 14:8-10). No se afirma con ello que Dios
sea un ser monista, sino que se declara la unidad dentro de Dios y
el papel exclusivo de Jesús como quien revela al Padre. Ello tiene
consecuencias de gran alcance para la predicación, porque una vez
más nos enfrentamos al hecho de que, una vez que llega el Cristo, él
es el Dios que nos revela al Padre. Si nuestras congregaciones han de
ver a Dios, deben verlo en Cristo y por medio de Cristo. Verlo de esa
manera impide que la palabra "Dios", de cuatro letras, se convierta en
un marco vacío donde la mente humana pueda construir su propia
imagen de Dios. Es indudable que eso sólo puede cumplirse si la
palabra de cinco letras: "Jesús", se completa con el contenido del
testimonio bíblico que se da acerca de él.
17
Marshall McLuhan, El Medio es el Masaje, (Barcelona: Paidós Ibérica, 1988).
En ésta y en muchas otras publicaciones McLuhan expuso su visión de que los
medios de comunicación son quienes en realidad conforman nuestra forma de
pensar, sin importar el contenido de los mensajes que transmiten.
70
2.
¿Qué es la predicación?
CAPÍTUL04
Jesús, como la Palabra de Dios hablada
Cuando Jesús afirmó ser la verdad, se hizo a sí mismo árbitro de lo
real, y fuente de todo significado. Otra vez vemos aquí que el medio es
el mensaje. El prólogo a la Epístola a los Hebreos identifica a Jesús, el
Hijo, como la Palabra que sobrepasa la palabra de los profetas:
Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas
ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas,
en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien
constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien
hizo también el universo. El es el resplandor de su gloria y la
expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por
la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación
de los pecados, el Hijo se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas ... (Heb 1:1-3)
Aquí se hace referencia a Jesús como palabra profética, palabra
creadora, palabra que revela a Dios, palabra sustentadora y palabra
redentora. El predicador debe explorar en su exégesis las consecuencias
de estas referencias, y buscar comprender qué significa para nosotros
el hecho de que Jesús sea el paradigma de toda verdad. Una cristología
sólida pasa a ser un elemento vital de nuestra formación teológica, y
sin ella es probable que nos convirtamos en proveedores de tan solo
imágenes sentimentales de Jesús. Lo que Jesús señala, de acuerdo a
las narraciones de los Evangelios, sólo puede ser asumido como la
explicación de quién es él y qué hace. Sus palabras son parte importante
del mensaje, pero no deben separarse de sus obras. El predicador que
aborde las declaraciones de Jesús descubrirá que es muy fácil caer en
el error de transmitir la idea de que el cristianismo es lo que enseñaba
Jesús. Las personas pronto reducen su noción de las enseñanzas de
Jesús a algunas generalidades éticas, o bien, a la regla de oro. Y Jesús
termina siendo sólo el buen maestro. Es importante que tome en
cuenta estas palabras el predicador que aborde las parábolas de Jesús.
3. Jesús, como predicador
Los Evangelios destacan el hecho de que Jesús enseñaba. Era un
predicador itinerante, y mucho de lo que dijo fue preservado para
nosotros en los Evangelios. Pero parte fundamental de este hecho
era su propia convicción de que él estaba dando cumplimiento a
71
la palabra del Antiguo Testamento. Parte de esta palabra es la de
Isaías 61, a la que dio lectura en la sinagoga de Nazaret. Debemos
reflexionar sobre Jesús el predicador, puesto que la esencia de su
proclamación es su obra salvadora. Ambas van de la mano. Uno
de los problemas que en la actualidad persigue al predicador de los
Evangelios es la facilidad con que podemos separar las afirmaciones
de Jesús del contexto más amplio de sus obras. Por eso uno de los
grandes beneficios de la crítica literaria moderna ha sido redirigir la
atención hacia la estructura literaria de los documentos y la estrategia
de los autores; sin embargo, ciertos pasajes, como el Sermón del
Monte, aún son tomados y utilizados en los sermones como unidades
independientes que se explican por sí solas, sin ningún respeto hacia
los aspectos teológicos del Evangelio. Dado el énfasis otorgado en
los cuatro Evangelios a la muerte y resurrección de Cristo, resulta
extraño que las afirmaciones de Jesús se utilicen con tanta frecueneia
tan sólo como directrices éticas.
El Jesús predicador representa el cumplimiento de toda la
profecía del Antiguo Testamento. En Deuteronomio 18:15, Moisés,
el primer y ejemplar profeta del Antiguo Testamento, prometió a
Israel un nuevo profeta. Y surgieron muchos profetas, pero ninguno
cumplió un papel profético con la perfección de Jesús. El sello de un
verdadero profeta en el Antiguo Testamento es difícil de definir en
términos objetivos; lo podemos ver al leer el pasaje que lo menciona
(Dt 18:20-22), que indica cómo identificar a un falso profeta, pero
nada habla del verdadero. Del verdadero profeta sólo se dice que
hablará lo que Dios le mande (v. 18). Según parece, la palabra del
Señor entregada por medio de un profeta se validaría a sí misma
de alguna forma. En Jeremías aparece otra definición de profecía
que también se refiere al aspecto negativo. Los falsos profetas no
hablan palabra del Señor puesto que no han estado en su consejo
Qer 23:18-22). Si había algún profeta que estuviera en el consejo del
Señor y fuera enviado por él, ése era Jesús.
4. Jesús, como oidor obediente
La teología bíblica nos ayuda a valorar un factor de gran importancia
en la cristología del Nuevo Testamento: que Jesús vino como aquél que
cumplió todas las promesas de Dios para la humanidad y, en particular,
72
CAPÍTUL04
para Israel. Adán y Eva habían demostrado ser desobedientes a la
palabra de Dios y rebeldes por rechazarla; sin embargo, en la soledad,
lejos del Edén, Dios ya había demostrado su gracia y misericordia.
Después, Dios escogería a un nuevo hijo de Dios para recibir su
gracia, pero esta vez era una nación completa la que gozaba de este
privilegio. Y a pesar de todo, Israel también fue desobediente a la
palabra del Señor. Con el paso del tiempo, y en la medida en que
se revelaban los propósitos de Dios, este hijo desobediente de Dios
quedó bajo juicio, y el imperio de David y Salomón decayó y quedó
relegado al olvido. Pero persistía un pequeño remanente de fieles en el
exilio, y la palabra profética había declarado que llegaría el día cuando
un remanente fiel sería restaurado en la tierra que Dios les había
prometido y se cumplirían los propósitos salvadores de Dios. Estaría
conformado por personas que escucharían la palabra de Dios y la
obedecerían. La palabra estaría escrita en sus corazones y conocerían
verdaderamente a Dios. 18 Pero ¿dónde estaba, entonces, el verdadero
hijo de Dios prometido?
De acuerdo con el relato de Mateo sobre el bautismo de
Jesús (Mat 3: 1-17), Juan bautizó en conexión con un llamado al
arrepentimiento. Tal vez por eso dudó ante la idea de bautizar a
Jesús, pero él le dijo que lo hiciera, porque: "es conveniente que así
cumplamos toda justicia". Luego, el Espíritu descendió sobre Jesús
y una voz celestial declaró: "Este es mi Hijo amado en quien me he
complacido". De este modo Jesús, en su calidad de Hijo de Dios, es
retratado como quien sí cumplió con la justicia filial exigida primero
a Adán y luego a Israel. Lucas mencionó las tentaciones por las que
pasó Jesús de forma similar a Mateo. Ambos registran que la primera
tentación fue dirigida a cuestionar a Jesús en su posición de Hijo. Y él
respondió, citando Deuteronomio 8:3, donde el texto íntegro dice así:
Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el
maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para
hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que
vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR.
18
Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:24-28.
¿Qué es la predicación?
73
Así iniciaron Mateo y Lucas sus relatos del ministerio de Jesús
ya adulto: demostrando que él era el verdadero y obediente Adán, así
como la fiel Israel. Él había cumplido toda justicia al haber sido el
ser humano verdaderamente obediente. Al fin un ser humano había
escuchado la palabra de Dios y la había obedecido sin fallas. Jesús
era, por consiguiente, el Dios que pronunció la palabra creadora en
el principio, y era el Dios que pronunciaba la nueva palabra creadora.
Jesús era el mensaje de esta palabra y, al mismo tiempo su fiel oidor.
Este último punto es importante al considerar la forma en que
abordamos la aplicación de pasajes relativos al pueblo de Dios. Si, por
ejemplo, predicamos sobre Salmos y hacemos referencia al pueblo de
Dios, el hecho de que Jesús cumpla el papel del verdadero pueblo de
Dios debe afectar la forma en que los aplicamos. El enfoque teológicobíblico nos muestra que Jesús es el verdadero predicador y el verdadero
oidor, por lo cual nos justifica cuando nos esforcemos por predicar
fielmente, y también justifica a la congregación mientras se esfuerce
por escuchar fielmente.
La Palabra en el mundo
Estando aún en la carne, Jesús comenzó a transferir a sus discípulos
la tarea de predicar. Los envió a predicar sobre el reino de Dios, que
se había acercado. Es así como Lucas 10:2, por ejemplo, registra el
envío de los Setenta con el mandato: "La cosecha es mucha, pero los
obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe
obreros a su cosecha". Cuando retornaron gozosos, relatando el hecho
de que los demonios se les habían sujetado, les dijo: "Yo veía a Satanás
caer del cielo como un rayo" (Luc 10: 18). Satanás fue derrotado
por Jesús, pero la victoria se hace efectiva mediante el ministerio
de la predicación.
Este curso particular del ministerio de Jesús parece sumergirse
bajo otros hechos, en especial en la determinación de Jesús de partir
a Jerusalén para enfrentar su muerte. No obstante, vemos que en
realidad el sufrimiento y la muerte de Jesús fue lo que hizo efectiva
y poderosa la actividad de proclamar el reino. La muerte de Jesús
representó un impacto no bienvenido para los discípulos; no habían
74
¿Qué es la predicación?
CAPÍTUL04
asimilado que la cercanía del reino de Dios estaba ligada a su muerte.
Lucas dejó intencionadamente en manos del ladrón agonizante la
tarea de revelar la realidad que incluso el mismo ladrón no había
comprendido en forma cabal. Parece ser que reconoció que Jesús era el
rey, pero la humillación de la crucifixión ciertamente no podía ser una
demostración de su majestad; sin embargo, le dijo: "Jesús, acuérdate
de mí cuando vengas en tu reino" (Luc 23:42). La respuesta de Jesús
fue "hoy". La incapacidad del ladrón de vincular la crucifixión con el
reino fue la misma que tuvieron los discípulos de Jesús en camino a
Emaús, quienes se ganaron un fuerte reproche:
¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los
profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera
todas estas cosas y entrara en su gloria? (Luc 24:25-26)
Lucas mostró que, después de Pentecostés, con la predicación del
evangelio se continuó la proclamación de la palabra, una vez que
la Palabra encarnada abandonó la escena. Los discípulos le habían
preguntado a Jesús si el reino aparecería en aquel momento: "Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?". La resurrección arrojó
nuevas luces sobre la crucifixión, pues los discípulos, tal como el
ladrón, esperaban que el reino surgiera como una realidad política,
siendo Jerusalén y el templo el centro. La respuesta fue que el reino
vendría al mundo mediante la actividad de la predicación:
75
Ustedes mismos juzguen si es justo delante de Dios obedecer a
ustedes en vez de obedecer a Dios. Porque nosotros no podemos
dejar de decir lo que hemos visto y oído. (Hech 4: 19-20)
Así continuó la tarea apostólica de predicar en la iglesia primitiva,
siendo la predicación el medio de implementar la realidad del reino.
Y así se mantendrá hasta el día en que Jesús regrese con gran gloria
para consumar el reino. Dios continúa relacionándose con su creación
por medio de su Palabra. La tarea del predicador es solemne, puesto
que "agradó a Dios mediante la necedad de la predicación salvar a
los que creen" . 19 La proclamación desafía la lógica de la mentalidad
atea; sin embargo, es la forma escogida por Dios. El patrón que ha
revelado nuestro pequeño estudio bíblico-teológico es el de la Palabra
de Dios proclamada, escogida como medio de la creación y de la
nueva creación. La perspectiva cristológica incorpora el hecho de que
si bien Dios habló directa y personalmente a seres humanos inocentes
y sin pecado en el Edén, el patrón que emerge una vez que el pecado
entra en escena es el de una palabra mediada por seres humanos. La
palabra profética preparó el camino de la Palabra Encarnada de Dios.
Y luego de su ascensión, el ministerio de la predicación es el medio
designado para continuar este principio salvador. Pero, puesto que
Cristo es la Palabra creadora, la única palabra que cumple el propósito
de Dios es la que se refiere a Cristo. ¿Cómo da testimonio de Cristo
nuestra predicación? Es una pregunta solemne y desafiante que no
podemos evitar.
No les corresponde a ustedes saber los tiempos ni las épocas
que el Padre ha fijado con su propia autoridad; pero recibirán
poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los
confines de la tierra. (Hech 1: 7-8)
Ellos serían sus testigos. Y, por si les había quedado alguna duda,
ésta se disipó cuando el Espíritu bajó el día de Pentecostés. El
fenómeno de las lenguas señala la reversión de Babel, y el hecho de
que la salvación viene por la palabra de Dios predicada y escuchada: la
palabra sobre Cristo. Y cuando se les prohíbe predicar a los apóstoles,
ellos responden:
19
1 Cor 1:21. La locura se refiere, en primer lugar, al contenido de la proclamación,
que no puede separarse del acto de la proclamación, el cual no tiene ningún
sentido sin su contenido.
¿Jesús era un teólogo bíblico?
CAPÍTULO 5
¿Jesús era un teólogo bíblico?
La posición de Jesús frente a las Escrituras
Preguntarse si Jesús era un teólogo bíblico puede parecer algo absurdo,
pero reflexiono en ello con toda seriedad puesto que, si ése fue el
caso, la predicación verdaderamente expositiva debe guiarse por la
teología bíblica. En el capítulo 4 nos referimos a Jesús como el punto
donde enfocamos la teología bíblica de la predicación. Podría decirse
mucho sobre sus palabras concretas registradas y sobre las técnicas
que, de acuerdo con los autores de los Evangelios, empleó como
predicador, pero en este capítulo sólo voy a considerar, de manera
específica, cómo utilizó Jesús el texto del Antiguo Testamento y cómo
lo relacionó con su propia persona. Y luego analizaré el impacto que
eso tuvo en la predicación de los apóstoles. Uno de los objetivos de
este capítulo es identificar cómo la predicación y la enseñanza de Jesús
nos brindan principios de un método teológico, que nos ayudarán a
moldear nuestra predicación. En esencia, es razonable suponer que
Jesús, por encima de todos los predicadores, comprendía la función
de la teología bíblica en la predicación.
Mucho del interés actual por entender cómo en el Nuevo
Testamento se usó el Antiguo, está relacionado con las influencias
judaicas del siglo I y con los primeros cristianos. Es posible que éstas
nos ayude a entender algunos de los métodos exegéticos empleados
para utilizar la Escritura. Pero, creo que es peligroso obviar la
posición singular de Jesús, que es quien moldea el pensamiento y
entendimiento cristianos. De acuerdo con Lucas 24:45 fue Cristo
resucitado quien abrió las mentes de los discípulos para entender las
Escrituras, no el estudio del judaísmo contemporáneo; sin embargo,
podemos aprovechar la riqueza que se encuentra en los rollos del Mar
Muerto y el judaísmo rabínico como el trasfondo que tiene el Nuevo
Testamento; aunque nunca debemos olvidar que el testimonio del
1
77
Nuevo Testamento indica que la persona y obra de Jesús de Nazaret
abrió un gran abismo de interpretación bíblica entre judíos y cristianos.
El evangelio interpreta el judaísmo como un fenómeno histórico y
religioso, pero el judaísmo no puede interpretar el evangelio.
La visión evangélica de la autoridad de las Escrituras con acierto
ha apelado a la evidencia sobre la actitud de Jesús hacia ellas. 1 Leon
Morris nos brinda un clásico ejemplo cuando afirma: "Para el cristiano
el elemento crítico en todo este tema es la actitud de Jesucristo. Él es la
norma para el cristiano, y por definición, la forma en que él percibía
la Escritura es la forma cristiana". 2 Morris prosigue, señalando que
es una inconsecuencia afirmar ser un discípulo de Jesús y al mismo
tiempo decir que él "erró gravemente en su visión de la revelación".
James Packer resume esta postura como sigue:
Jesucristo, lejos de rechazar este principio de autoridad bíblica,
lo aceptó y construyó sobre él, respaldándolo con gran énfasis
y con todo el peso de su autoridad. Y la autoridad que le daba
era absoluta y sin restricciones. 3
Packer nos indica las muchas ocasiones en que Jesús respaldó el
Antiguo Testamento como palabra de Dios llena de autoridad. 4 De
haberse equivocado en esto, ¿podríamos tener confianza en cualquier
otra de sus afirmaciones? La autoridad de Cristo y la autoridad de la
Escritura dependen la una de la otra. Este hecho de la autoridad de la
Escritura está estrechamente ligado a la cuestión de su significado. La
Palabra fidedigna debe ser bien comprendida para obedecerla y actuar
de acuerdo a ella.
James I. Packer, Fundamenta!ism and the Word of God, (Londres: Inter-Varsity
Fellowship, 1958); D. Martyn Lloyd-Jones, Authority (Londres: Inter-Varsity
Fellowship, 1958); E. M. B. Green, The Authority of Scripture (Londres: Falcan,
1963).
Lean Morris, I Relieve in Revelation (Londres: Hodder and Stoughton, 1976),
pág. 49.
Packer, Fundamentalism and the Word of God, pág. 54.
Por ejemplo, en Mateo 5:17-18; 9:13; 12:3,5; 19:4-5; 21:16,42; Marcos 12:24;
Juan 10:35.
78
La visión de Jesús sobre sí mismo
1. El que cumpk las Escrituras
Es necesario que el predicador sea sensible a la cristología del Nuevo
Testamento. Su subestructura descansa en el Antiguo Testamento
y, sin por ello restarle importancia, Jesús y los autores del Nuevo
Testamento le confieren mayor expresión. No es este el lugar para
enseñar una cristología completa, pero al menos podemos mencionar
algunos puntos sobresalientes de la comprensión que Jesús tenía
sobre sí mismo, que demuestran algunos de los principios de la
teología bíblica.
Un punto clave al respecto es el hecho de que Jesús no buscaba
erradicar lo antiguo y establecer algo totalmente nuevo. El evangelio
no era un nuevo comienzo, sino la consumación y cumplimiento de
todos los actos y promesas de salvación que Dios había realizado o
prometido en el Antiguo Testamento. Jesús mencionó vez tras vez
que en él se estaban cumpliendo las Escrituras. 5 Debemos hacer notar
que si bien algunos de estos pasajes son específicos, hay fundamentos
reales para concluir que Jesús consideraba que su papel cumplía con
toda la Escritura, no sólo con ciertos textos aislados. Es obvio que los
autores de los Evangelios y los apóstoles tenían la misma convicción. 6
Por lo cual, habiendo dicho que las Escrituras daban testimonio de él
y que Moisés escribió sobre él, Jesús se refería a su anterior enseñanza:
"que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre mí está escrito
en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos" .7
2. El Hijo del Hombre
El título que para sí mismo Jesús utilizó con más frecuencia y que
describe la visión que tenía sobre quién era él, es el de Hijo del
6
¿Jesús era un teólogo bíblico?
CAPÍTULO 5
Mateo 3:15; 5:17; 13:14; 26:54,56; Marcos 1:15; 14:49; Lucas 4:21; 21:22,24;
22:37;24:44-47;Juan 13:18; 15:25; 17:12.
Mateo 1:22; 2:15,17,23; 4:14; 8:17; 12:17; 21:4; 27:9; Juan 12:38; 18:32;
19:24,28,36; Hechos 1:16; 3:18; 13:27,33.
Juan 5:39,46-47; Lucas 24:44.
79
Hombre; y sólo él se refirió a él con este título. 8 Aparece como
setenta veces en los Evangelios sinópticos. ¿Recurrió Jesús exclusiva
o parcialmente a Daniel 7 para enseñar sobre el Hijo del Hombre, o
tomó esta figura central de Daniel para completarla con el contenido
que él mismo le brindaba? La visión de Daniel se centra en cómo
las estructuras de poder paganas de los imperios humanos están
destinadas a desaparecer cuando todo el poder y autoridad sea
restaurado y entregado a los santos del Altísimo. El tema del libro de
Daniel es esta dinámica del reino de Dios. George Eldon Ladd indica
tres áreas o categorías fundamentales de la enseñanza sobre el Hijo del
Hombre que encontramos en los Evangelios sinópticos: 9
a. El Hijo del Hombre terrenal
Ladd sugiere que al usar este título Jesús estaba afirmando ser, en su
ministerio terrenal, ese ser celestial, preexistente, similar a un hombre,
del libro de Daniel:
Era al mismo tiempo algo jamás pensado que el Hijo del
Hombre pudiera aparecer en la tierra como un hombre como
los demás. Cómo podía Jesús ser el Hijo del Hombre terrenal
en humildad y baja posición y, al mismo tiempo, ser el Hombre
celestial, preexistente: ésta era la esencia del secreto mesiánico. 10
b. El sufrimiento del Hijo del Hombre
No es posible decir que el Hijo del Hombre mencionado en Daniel
lograría su misión por medio del sufrimiento; sin embargo, Jesús lo
recalcó al usar ese término: que "el Hijo del Hombre debía padecer
muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales
sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar"
(Mar 8:31). Puesto que el Hijo del Hombre que vemos en Daniel era el
10
Leonhard Goppelt, Theology ofthe New Testament, vol. 1, trans. J. Alsup (Grand
Rapids: Eerdmans, 1981), págs. 178-199; Hans Conzelmann, An Outline of the
Theology ofthe New Testament, trans. John Bowden (Londres: SCM, 1969), págs.
127-139; Moma Hooker, The Son ofMan in Mark (Londres: SPCK, 1967).
George Eldon Ladd, A Theology ofthe New Testament, (Grand Rapids: Eerdmans,
1974), págs. 145-158.
Ladd, Theology, pág. 155.
80
¿Jesús era un teólogo bíblico?
CAPÍTULO 5
medio por el cual llegaría el reino de Dios, surge la duda de la relación
de esta figura con las demás que se asocian al reino en el Antiguo
Testamento. Vienen a la mente las del rey y el siervo sufriente. Si bien
esta asociación pudo haber contradicho las expectativas judías de la
época, es coherente con la enseñanza del Antiguo Testamento. La nota
de sufrimiento ya iba incorporada en la historia del ascenso de David
y se desarrolló en Salmos, incluido el salmo 22 (salmo de David).
Ladd considera que Jesús "unió conscientemente en su persona los
dos conceptos centrales de la fe judía: barnasha (Hijo de Hombre)
y ebed yahweh (el siervo del Señor)", 11 lo cual representó una nueva
interpretación radical de la figura de Daniel puesto que unió cabos
distintos que no se relacionaban fácilmente en el pensamiento judío.
c. El Hijo del Hombre apocalíptico
Este concepto abarca la mayoría de los pasajes que citan el pasaje de
Daniel, como asimismo los que mencionan la venida del Hijo del
Hombre y su gobierno en el poder. La interpretación común consiste
en aplicar estas afirmaciones a la segunda venida o parusía. No
obstante, la referencia a que los contemporáneos de Jesús no gustarían
la muerte hasta que hubieran visto al Hijo del Hombre viniendo en su
reino 12 sugiere que debemos incluir también la primera venida. Quizás
la ascensión de Cristo y su reflejo de la visión de Daniel nos entrega
la clave (si es que la necesitamos) de que ambas venidas cumplen la
expectativa en forma similar y distinta. La ascensión de Jesús hacia las
nubes va seguida del mensaje angelical de que Jesús vendrá como le
han visto ir al cielo (Hech 1: 11).
La conclusión es que Jesús estableció principios bíblico-teológicos
firmes al referirse al Antiguo Testamento. Percibía que su relación
con el Antiguo Testamento era de continuidad y cumplimiento. Al
tomar un camino absolutamente inesperado desde el punto de vista
del judaísmo, afirmó ser la revelación definitiva que establecería la
forma correcta de interpretación del Antiguo Testamento para todas
las épocas. No sólo señaló que el judaísmo de su época había tomado
un mal camino, sino que afirmó un elemento radical: el Antiguo
11
Ladd, 7heofogy, pág. 156.
12
Mateo 16:28; Marcos 9:1.
81
Testamento no podía ser comprendido fuera del mismo Jesucristo. Es
necesario subrayar este principio, pues será importante para nuestra
manera de tratar los textos del Antiguo Testamento en la predicación.
Si bien es verdad, en cierta medida, que el Antiguo Testamento es
necesario para poder interpretar el Nuevo, el principio dominante es
que el evangelio expuesto en el Nuevo es la interpretación definitiva
de todo el contenido del Antiguo Testamento.
La visi6n de Jesús sobre la historia de la salvación
En los cuatro Evangelios aparecen más de ciento veinte referencias
al reino. En el Nuevo Testamento aparecen las expresiones de reino,
reino de Dios, el reino de Cristo y el reino de los cielos. 13 No cabe
duda de que se trata de un concepto dinámico, puesto que Jesús
lo ubica en un contexto temporal y de cumplimiento. Marcos nos
informa que Jesús comenzó su ministerio con el anuncio: "El tiempo
se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado" (Mar 1: 14-15). De
este modo se presenta a Jesús como quien se considera el portador del
reino que cumple las expectativas de Israel en el Antiguo Testamento.
Los teólogos y estudiosos bíblicos han discutido durante mucho
tiempo el tema del reino: ¿se refiere a un reino o un ámbito, es
presente o futuro, y en qué forma vendrá? Las dicotomías quizás no
son útiles puesto que la evidencia indica que el reino es tanto reino
como ámbito, presente y futuro; pero antes de dar por solucionado el
tema, cabe mencionar que el tema de la predicación de Jesús y el tema
que mandó a otros a predicar era, ante todo, que el reino se había
acercado. 14 Los milagros y parábolas de Jesús forman tan solo una
parte de la manera en que se expresa la venida del reino. En última
instancia, la esencia de la venida del reino es el viaje del rey Hijo de
David hacia Jerusalén para sufrir, morir y resucitar.
No se puede afirmar que los Evangelios registren que Jesús se
haya propuesto establecer una completa historia de la salvación
13
Vea Graeme Goldsworthy, "El Reino de Dios", en 7he New Dictionary ofBíblica/
7heology, ed. B. Rosner y T. D. Alexander (Leicester: IVP, 2000), págs. 615-620.
14
En los cuatro Evangelios aparecen más de cien referencias a la enseñanza de Jesús
acerca del reino de Dios.
82
CAPÍTULO 5
bíblico-teológica, pero sin duda se percibía a sí mismo como aquél que
actuaba en todo el proceso de la historia de la salvación y lo llevaba a
su punto culminante. Lo vemos aceptar y presuponer las estructuras
del Antiguo Testamento tanto en palabra como en obra. El énfasis
que hacía en la predicación del reino sirve para destacar el hecho de
que el concepto del reino de Dios es un tema central y predominante
en la teología del Antiguo Testamento; aunque ahí nunca se utilice
la frase "reino de Dios". No estamos conduciendo un estudio por
palabra; nuestro interés primordial yace en los conceptos teológicos
que brindan coherencia a la Biblia. El concepto de reino es clave para
esta coherencia. 15
Debo mencionar en este momento que me parece incomprensible
la resistencia de los teólogos bíblicos a aceptar que puede existir
un único tema central predominante en la Biblia. Esta resistencia
proviene, en gran medida, según entiendo, del enfoque empírico, que
incluso algunos evangélicos han llegado a aceptar. Como ya mencioné,
la unidad de la Biblia es materia de convicción teológica y fe basada en
el testimonio de Jesús y en la naturaleza del evangelio. La unidad de
la Biblia no se produce por el hecho de ser una antología de escritos
religiosos, sino por ser la singular palabra de Dios sobre la salvación en
Cristo. Algunos teólogos bíblicos han propuesto un enfoque múltiple
de los temas de la teología bíblica. 16 Pero este enfoque es aceptable
siempre y cuando reconozcamos que la diversidad de la Biblia existe
dentro de una unidad primordial. Esta unidad no es por el simple
hecho de ser un canon aceptado de literatura; también es cuestión
del coherente mensaje divino de revelación. La reserva en teología de
expresar la unidad tanto como la diversidad produce desconcierto.
15
16
Vea Graeme Goldsworchy, Evangelio y reino: Una perspectiva cristiana del Antiguo
Testamento (Monterrey: Torrentes de Vida, 2005); y Estrategia divina: Una
teología de la salvación (Barcelona: Clie/Andamio, 2003).
Gerhard F. Hase!, "The Future ofüld Testament Theology: Prospects and Trends"
in The Flowering of 0/d Testament Theology: A Reader in Twentieth-Century Old
Testament Theology, 1930-1990, ed. B. Ollenberger, E. Martens, y G. Hase!
(Winona Lake, lnd.: Eisenbrauns, 1992), págs. 373-383; y "Proposals for a
Canonical Biblical Theology", Andrews University Seminary Studies 34.1 (1996):
págs. 23-33.
¿Jesús era un teólogo bíblico?
83
He propuesto que el reino de Dios sea un tema predominante
puesto que permite una forma válida de reducción de todo el mensaje
bíblico sin que este último se torne insípido o se distorsione. Sé que
proponer que Dios es el tema determinante puede parecer insípido,
puesto que "Dios" es una palabra de cuatro letras sin contenido
específico. Pero Dios se revela por medio de su obra y palabra
salvadoras. La trinidad ontológica de la teología sistemática no es más
que la dinámica del Dios del reino, que se revela a sí mismo en su
trato con su pueblo, y por sobre todo, al ser uno de ellos. El reino de
Dios nunca es abstracto, puesto que representa tanto el reino como el
ámbito de Dios. Nunca es estático porque incorpora presente y futuro,
como una extensión del pasado histórico. El reino de Dios todo lo
abarca, en el sentido de que, si bien existe una realidad fuera del reino,
toda realidad se entiende en relación con el reino. El reino de Dios
es un concepto reductivo sólo en el sentido de que podemos analizar
las expresiones asociadas al tiempo, que conforman una progresión
dentro de la historia de la salvación; ello con el fin de exponer el
fundamento de la realidad en términos de Dios, de su pueblo y del
ambiente creado en el cual Dios se relaciona con este pueblo.
Según el retrato de los Evangelios, Jesús se centró en el reino
de Dios; no en algún nuevo concepto que tuviera que explicar, sino
en uno que ya era conocido para sus oyentes, aclarado luego en
términos de su propia persona y ministerio. En este sentido, Jesús
era un teólogo bíblico que reconocía la estructura de la revelación
basada en la historia de la salvación, y el papel determinante que él
desempeñaba como parte de ella. Jesús no inventó la teología bíblica;
demostró ser él el verdadero tema de la teología bíblica, que venía
desarrollándose desde que los seres humanos recibieron por primera
vez una revelación de Dios. De este modo, Jesús estableció la teología
bíblica como clave para entender las Escrituras, puesto que él era el
acontecimiento de la historia de la salvación que confería importancia
a todos los demás. Así como el Antiguo Testamento describe siempre,
de forma elocuente, la soberanía de Dios sobre la historia para
cumplir sus propósitos, Jesús declaró que él era el objetivo de esa
obra soberana de Dios.
84
A la luz de esta declaración es asombroso, y de hecho causa
consternación, que la teología bíblica evangélica sea tan poco apreciada
entre los predicadores evangélicos. La primera línea de la educación
cristiana para adultos, en las iglesias, debería ser un curso completo
de teología bíblica. Y lo más probable es que no suceda, mientras
nuestros seminarios teológicos no hagan de la teología bíblica un curso
clave de cualquier currículum de diploma o grado académico. La idea
de que los pastores evangélicos pueden ser enviados al ministerio de
supervisar congregaciones sin antes tener un buen fundamento en
teología bíblica es una ignorrinia de nuestros tiempos. Una iglesia que
no aprecia el Antiguo Testamento y la teología bíblica es una iglesia
con una débil comprensión del evangelio.
Los apóstoles y las apariciones posteriores a la resurrección
Los relatos de los Evangelios retratan en general a los discípulos de
Jesús como personas tardas para aprender, lo cual resulta irónico por
el significado de la palabra "discípulo": "uno que aprende". Es posible
que existieran varias razones por las cuales manifestaban esta dificultad,
pero la principal es que tenían una mentalidad judaica tradicional, lo
cual es comprensible, pues eran judíos. La historia de los discípulos, y
en particular la de los apóstoles, muestra una gran transformación, de
una forma de comprender la revelación de Dios, a otra, en la cual Jesús
era el centro. Un problema de la mentalidad de los discípulos era sin
duda su incapacidad de entender algunos conceptos clave del Antiguo
Testamento asociados a la venida del reino de Dios. El sufrimiento
del Mesías es un ejemplo. Tal vez era la predominancia del modelo
político del reino venidero la que creaba la dificultad. Parte esencial de
este modelo era la idea de lo que se considera como Guerra Santa, que
se remonta al éxodo de Egipto y a la derrota de los ejércitos del Faraón
en manos de Yahvé. 17 Las conquistas de Israel en la tierra prometida,
bajo el mando de Josué y de los jueces, condujeron a la subyugación
definitiva de los enemigos por mano de David, la gran última victoria
antes de la decadencia y la destrucción de la nación. Posteriormente,
17
Jesús era un teólogo bíblico?
CAPÍTULO 5
Yahvé, el guerrero divino, es un rema que parece surgir del Cánrico de Moisés, en
Éxodo 15.
85
se refuerza el concepto de Guerra Santa y de la liberación divina en
el relato de Ester y de los Macabeos, hechos históricos que ocurren
ante el telón de fondo de los retratos proféticos y apocalípticos de las
victorias del pueblo de Dios y la gloriosa restauración de la nación, su
tierra, el templo y el gobierno monárquico.
En todo eso, las imágenes de la Pascua del cordero de Dios muerto,
el sufrimiento y rechazo de David, el ungido, antes de su vindicación
definitiva, y el siervo sufriente del Señor, parecen imágenes olvidadas.
Los judíos de los tiempos de Jesús, incluyendo a los discípulos, eran
"tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho",
puesto que era necesario que el Cristo padeciera antes de entrar en su
gloria (Luc 24:25-26). Por ende, ya fuera por la reacción de Pedro,
quien rechazó la noción del sufrimiento de Jesús, dando así pie a la
reprimenda: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!" (Mat 16:21-23), o
por el ladrón moribundo que no comprendió que la crucifixión era
en realidad el camino al dominio de Jesús como rey (Luc 23:40-43), o
por el abatimiento de los discípulos que iban camino a Emaús después
de la crucifixión (Luc 24:13-21), quedó demostrado lo difícil que era
lidiar con la realidad del Mesías sufriente.
Lucas nos brindó el relato más completo de lo sucedido, y así
nos ayudó a entender, en términos históricos, cómo se adoptó la
historia de la salvación del evangelio como realidad definitiva de la
redención. El relato del camino a Emaús descubre a los seguidores de
Jesús desmoralizados, listos para abandonarlo todo, pues esperaban
que fuera ese Jesús el que redimiera a Israel. Y el relato de las mujeres
que lo vieron vivo sólo sirvió para confundirlos más. Cristo resucitado
intervino en esa situación de insensatez, falta de fe y desesperanza,
para darles la perspectiva correcta.
1.
La nueva hermenéutica (el evangelio)
La hermenéutica del Antiguo Testamento, si es que existe tal cosa,
no tenía complicaciones, desde cierto punto de vista, pues dentro
del Antiguo Testamento encontramos un sentido de coherencia en
la historia de la relación de Dios y su pueblo. Si bien el proceso fue
bastante largo, existía una estabilidad cultural y lingüística que hacía
relativamente simple la lectura de textos antiguos. Pero cambió después
86
CAPÍTULO 5
del exilio en Babilonia y la consecuente adopción del arameo como
lenguaje hablado de los hebreos. Y de nuevo se hicieron necesarias
las adaptaciones lingüísticas cuando el mundo de los judíos se vio
sujeto a la helenización y el griego pasó a ser el lenguaje hablado con
más frecuencia. No obstante, a pesar de estos cambios, el carácter del
pueblo judío preservó la continuidad de la historia de Israel y la fe
profética de sus ancestros.
Fuera de estos aspectos lingüísticos, el tema principal fue la
interpretación teológica de la historia y experiencia de Israel y de los
judíos. Los profetas eran quienes proclamaban esta interpretación
teológica. En ocasiones se malintepretaba su mensaje y con frecuencia
era rechazado; sin embargo, siguió siendo la interpretación definitiva
de los acontecimientos y el anuncio de los propósitos futuros de Dios
que un día se cumplirían. Los israelitas y los judíos tuvieron grandes
dificultades para aceptar el mensaje profético pues con frecuencia traía
una denuncia y un juicio divino. Cuando cesó la palabra profética
con los tres profetas postexílicos, hubo un largo periodo en que se
desarrolló toda clase de incertidumbre y hermenéutica errática.
Fueron esenciales, para la hermenéutica más ortodoxa, la tradición
de los fariseos y los comienzos del judaísmo rabínico; por lo cual,
desde su punto de vista, las sectas apocalípticas, como la comunidad
de Qumrán, sin ninguna duda se consideraron marginales, al igual
que la secta apocalíptica liderada por Jesús de Nazaret.
No nos preocupa saber cómo veían a Jesús y a sus discípulos las
personas de aquella época (fariseos, saduceos, etc), sino cómo retrata
la Biblia la continuidad y la radical novedad de la hermenéutica
cristiana. Los dos de Emaús representan una incapacidad general
de considerar al Mesías sufriente como portador del reino. Lucas
demostró directamente que el encuentro con Cristo resucitado fue
lo que los transformó. Lo que sea que haya ocurrido durante la
lección de hermenéutica de Jesús, cuando "les explicó lo referente a
él en todas las Escrituras" (Luc 24:27), lo que les mostró debe haber
conformado el fundamento del ministerio apostólico posterior. Al
referir que Jesús le habló al grupo de todos los discípulos y abrió su
mente para entender las Escrituras, pareciera ser que Lucas buscaba
que comprendiéramos la importancia central que el sufrimiento y
Jesús era un teólogo bíblico?
1
87
resurrección de Jesús tienen para la hermenéutica (Luc 24:45-47).
No podemos dejar de recalcarlo, puesto que implica que la muerte
y resurrección de Jesús revelan el significado de todas las Escrituras.
Entonces, el tema práctico para la predicación es, si podemos darnos
el lujo de asumir que las personas lo entenderán, sin la necesidad de
recordárselos. ¿Podemos exponer verdadera y fielmente cualquier
texto de la Escritura sin relacionarlo con la muerte y resurrección de
Jesús, que son la esencia del evangelio? Y, una vez más, si creemos que
debemos establecer el vínculo, ¿cómo evitamos darle una aplicación
predecible y uniforme?
2.
Reorientación de la.s expectativas y cosmov-isión de los
discípulos
Luego del discurso de Jesús registrado en Lucas 24, hay dos hechos
que establecerían la naturaleza de la Iglesia cristiana para todos los
tiempos hasta el retorno de Jesús: La Ascensión, un acontecimiento
obviado muchas veces en el pensamiento de muchos, y Pentecostés.
Ambos habían sido el tema de discursos anteriores y no deberían haber
sorprendido a los discípulos. Por ejemplo, en el discurso de la última
cena, registrado en Juan 14-16, Jesús les dijo a los discípulos que se
iría y los dejaría, pero que no los dejaría huérfanos. Otro Paracleto
vendría a ellos, el Espíritu Santo, y de este modo aún podría estar
con ellos.
Lucas retomó el tema en Hechos 1. La continuidad de esta
enseñanza postresurrección con los dos acontecimientos registrados,
deja la evidencia de que el reino de Dios seguía siendo el tema de
la enseñanza de Jesús (Hech 1:3-8). Pero el concepto erróneo de los
discípulos acerca de la naturaleza de esta continuidad también quedó
en evidencia cuando hicieron la pregunta: "Señor, ¿restaurarás en este
tiempo el reino a Israel?", con lo cual nos damos cuenta de que se
ajustaron a la idea del Mesías sufriente porque entendieron que la
muerte no pudo con él; sin embargo, mantenían los viejos conceptos
sobre la venida del reino.
La respuesta de Jesús indica que no habían entendido la naturaleza
del momento al que los había llevado su muerte y resurrección. No
abandonó por completo las antiguas ideas sobre la venida del reino,
88
pero reorientó a los discípulos con respecto a la forma en que vendría
el reino. El Espíritu Santo les traería poder, y ellos serían sus testigos
en Jerusalén y hasta lo último de la tierra (Hech 1:8). Jesús ejercería
su poder majestuoso por medio del cetro del evangelio predicado; ésta
es la forma en que se acerca el reino de Dios.
Esta estrategia propia del reino, de proclamar el evangelio, se
vio reforzada con la ascensión, que tuvo lugar en cuanto terminó de
hablar. Lucas parece destacar la relación de la ascensión con el tema
del Hijo del Hombre al relatar la partida de Jesús y el mensaje de los
ángeles. El hecho de que Jesús fuera elevado hasta las nubes junto con
la referencia a su retorno de la misma forma, indican la manera en que
el evangelio estructura la venida del Hijo del Hombre. En Daniel 7
se acerca a Dios en las nubes y recibe el reino. Eso hace referencia
a la ascensión y al hecho de que algunos de los contemporáneos de
Jesús serían testigos. Daniel relata entonces cómo este reino pasa a
ser la posesión de los santos del Altísimo, haciendo así referencia al
retorno de Jesús "tal como lo han visto ir" y al hecho, al cual también
se hace referencia, de la segunda venida en los términos de Daniel 7.
El planteamiento de Mateo consiste, por cierto, en relacionarlo con
"la gran comisión" en que las últimas palabras de Jesús, incluida la
afirmación de que toda potestad le es dada, son casi con certeza una
referencia al Hijo del Hombre profetizado en Daniel.
La ascensión, entonces, tiene la importante función de establecer
lo que se puede inferir acerca del evangelio para la historia de la
salvación. 18 En esencia nos ha forzado a entender de una manera
nueva el significado de la escatología del Antiguo Testamento, en
el cual, si bien crece la intensidad de la heterogénea visión profética
del día del Señor que viene, sigue firme la perspectiva de cierto
acontecimiento donde Dios actúa en forma definitiva para consumar
sus propósitos. El error de los discípulos y del ladrón moribundo
fue esperar la consumación inmediata. Y aún se podría discutir si el
Antiguo Testamento hace o no una distinción entre una primera y
una segunda venida, pero los indicios de tal distinción en el Antiguo
18
¿Jesús era un teólogo bíblico?
CAPÍTULO 5
Testamento son mínimos, si es que están presentes. 19 Sólo podemos
decir que la diferenciación que se hace en el Nuevo Testamento no
viola la visión profética; más bien la completa. La ascensión aclara
el hecho de que debe existir un regreso similar a la partida. Así que
será necesario tratar de entender la relación entre ambos y con lo que
sucede entretanto.
En conclusión, la ascensión es un acontecimiento que establece
algunas perspectivas importantes sobre la naturaleza de la vida
de los cristianos entre la partida y el regreso de Cristo. Establece a
Jesús como el verdadero ser humano que nos representa en el cielo.
Muestra que el reino viene por el ministerio de la Palabra predicada
en la Iglesia de Dios. Demuestra que la historia ya entró en los "días
postreros" debido a que toda la profecía se cumplió en la resurrección
y la ascensión. De este modo la Iglesia es una realidad escatológica
cuyo ministerio a todas las naciones, en cierto sentido, es una señal de
que estamos llegando al fin de la historia.
Los apóstoles y el ministerio posterior a Pentecostés
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés dio cumplimiento a la
promesa hecha por Jesús mencionada en Hechos 1:8. El propósito de
este don ya había sido objeto del discurso de Jesús, en Juan 14 - 16.
Un estudio bíblico-teológico del papel del Espíritu Santo nos lleva a
concluir que siempre que la palabra de Dios ha estado activa, tanto
en la creación como en la nueva creación, él ha estado presente.
Esta relación entre la palabra de Dios y su Espíritu sólo sirve para
demostrar que la teología bíblica y la sistemática se complementan.
El teólogo bíblico que no se esfuerza por ser, además, un estudioso de
los dogmas, será menos efectivo como teólogo bíblico; y viceversa. Y
es porque la dogmática implica el esfuerzo de apartarse de los aspectos
específicos de la teología bíblica para llegar a los principios subyacentes
que gobiernan estos aspectos. Cuando los aspectos bíblicos específicos
llevaron a la Iglesia cristiana a formular la doctrina de la Trinidad, ésta
reconoció que el Dios que actuaba con palabras y acontecimientos
específicos era un Dios consecuente que siempre actuaba según su
Vea Thomas F. Torrance, Space, Time and Resurrection (Grand Rapids: Eerdmans,
1976).
89
19
Vea la discusión sobre profecía en el capítulo 12.
90
CAPÍTULO 5
carácter. Una de las inferencias de la Trinidad es la distinción entre la
Palabra y el Espíritu, pero no su separación.
En el registro de Lucas sobre lo que sucedió en Pentecostés nos
impresiona su énfasis en la predicación del evangelio, de forma tal
que las señales y maravillas de los apóstoles estuvieron sujetas a la
proclamación del acontecimiento salvador. Otro suceso notable, en
Hechos 2:16-21 fue la forma en que Pedro apeló a la Escritura para
explicar el fenómeno, pues no dudó en usar un pasaje que describe
no sólo profecías y visiones, sino también las señales apocalípticas
del fin, como por ejemplo, el sol que se oscurece y la luna como de
sangre. Él consideró que el advenimiento del Espíritu correspondía a
los últimos tiempos.
1.
La posición fundamental de la resurrección
El pensamiento evangélico ha tendido a recalcar, con acierto, la
muerte propiciatoria y sustitutiva de Jesús, aunque en ocasiones sea
en detrimento de darle importancia a la resurrección. Si bien nos
alteramos cuando los teólogos radicales atacan de alguna forma la
resurrección corporal de Jesús, la realidad es que no siempre apreciamos,
o mejor dicho, destacamos el significado de esta resurrección; pues,
aun cuando no debemos nunca restarle importancia a la muerte
de Jesús, es igualmente importante la posición fundamental de la
resurrección. En el sermón de Pentecostés, Pedro se refirió a la muerte
de Jesús; sin embargo, no señaló una interpretación teológica de ella
más allá de que no sucedió por accidente, sino de acuerdo al plan
de Dios (Hech 2:23). En contraste con esta breve referencia, Pedro
de inmediata trata el tema de la resurrección con mayor extensión
y teología, en Hechos 2:24-36. En primer lugar, la resurrección
mostraba la imposibilidad de que la muerte detuviera a Jesús, un hecho
reflejado en el salmo 16. En segundo, la resurrección representaba el
cumplimiento del pacto davídico, donde Dios prometió el trono del
reino a un descendiente de David. En tercer lugar, la resurrección
demostraba que Jesús era quien tenía los méritos para entregarle el
don del Espíritu Santo a su pueblo. En cuarto lugar, indicaba que
Dios lo había hecho Señor y Cristo.
¿Jesús era un teólogo bíblico?
91
La predicación apostólica parece dedicarse en mayor medida a la
importancia teológica de la resurrección; pero reitero que este hecho
no resta importancia a la muerte de Jesús, pues está implícita en la
resurrección. También notamos un sentido de teología bíblica en el
mensaje apostólico. Es así como en el pórtico de Salomón, luego de la
curación del cojo, Pedro y Juan vincularon el ministerio de Jesús con
el Dios de los patriarcas (Hech 3:11-26). Su muerte había ocurrido
según lo pronosticado por los profetas y exigía el arrepentimiento de
quienes estaban escuchando. Y cuando Jesús regrese, tendrá lugar la
restauración universal anunciada por los profetas y de este modo el
pacto con Abraham será consumado.
La apología de Esteban ante el Concilio es una obra maestra de
teología bíblica (Hech 7:2-51). La lógica es simple. En primer lugar,
Dios llamó a Abraham a salir de Mesopotamia. En segundo, la historia
patriarcal condujo a una situación en que Moisés se vio preparado
para su ministerio. Luego Dios usó a Moisés para sacar al pueblo de
Egipto. En tercero, si bien la historia de Israel hubo llegado a su punto
culminante con la construcción del templo de Salomón, había llegado
el momento en que Israel dejaría atrás esas antiguas imágenes, puesto
que Dios no habita un templo hecho de manos humanas. Las últimas
palabras de Esteban antes de ser lapidado describen su visión del Hijo
del Hombre, quién está a la diestra de Dios. Una vez más se considera
cumplida la visión de Daniel en la resurrección y ascensión de Cristo.
Cuando llegamos al primer sermón registrado de Pablo, en
la sinagoga de Antioquía de Pisidia, otra vez se nos invita a una
exposición bíblico-teológica. Comienza con una referencia al éxodo y
prosigue con un resumen de la historia de la salvación, que incluye la
estadía en el desierto, la posesión de Canaán, el gobierno de los jueces
que conduce a la monarquía de Saúl, y luego el reino de David. Pablo
menciona entonces la descendencia de David: Jesús. Y que la muerte
de Jesús da cumplimiento a la profecía. El punto culminante de este
sermón es la afirmación significativa de que las promesas de Dios se
cumplieron en la resurrección. En términos exegéticos, sería peligroso
afirmar sólo con este texto, que Pablo intentaba decir que todas las
profecías se cumplieron en la resurrección, pero existe abundante
evidencia que permite darle este significado tan absoluto; y coincide
92
CAPÍTULO 5
con el pasaje. Por otro lado, afirmar que eso es lo que Pablo quería
decir se ajusta a la visión neotestamentaria de la resurrección. Pero en
este momento tan solo quiero anticipar la exposición del capítulo 7
donde sostengo que la diferencia entre la primera y la segunda
venida, no depende de lo que sucede sino de la forma en que sucede.
Por ende, al afirmar que Pablo implicaba que todas las profecías se
cumplían en la resurrección, en su condición de ser la culminación de
la primera venida, no restó importancia a la relación entre profecía y
la segunda venida. Una vez más es la teología bíblica la que nos ayuda
a solucionar este asunto.
La apreciación teológica de la resurrección tiene su expresión
apostólica en la carta de Pablo a los Romanos. El resumen del
evangelio, en Romanos 1: 1-4, la vincula a la profecía y a la historia
de la salvación en el Antiguo Testamento. La resurrección era una
declaración de la posición que Jesús tenía de hijo, el cual, como
hemos visto, era un reconocimiento a su verdadera humanidad. La
afirmación posterior que hace en Romanos 4:24-25, muestra que la
resurrección de Jesús hace efectiva nuestra condición de ser justos ante
Dios, es decir, nuestra justificación. La resurrección fue el "Amén" del
Padre a la obra consumada de Cristo. La resurrección corporal es una
necesidad, si es que toda nuestra humanidad, incluido nuestro cuerpo,
ha de incluirse en la obra salvadora de Cristo. 20 Somos justificados por
la resurrección, puesto que Jesús, nuestro representante ante el Padre,
es justificado por ella como demostración de que el Padre lo acepta.
¿Jesús era un teólogo bíblico?
93
Una de las dinámicas de la predicación consiste en seleccionar una
porción de texto que pueda ser tratada apropiadamente en el corto
tiempo asignado a cualquier sermón. Los predicadores afines a la
predicación expositiva a menudo recurren a una serie de sermones en
que el texto general se divide en porciones manejables. La predicación
de las epístolas del Nuevo Testamento con frecuencia ocurre así, si
bien no se abordan todas las secciones del texto. Las partes se destinan
a sermones distintos, y esta separac10n se acrecienta por el hecho
de que entre cada una hay una distancia de una semana. El peligro
potencial de este método es que los textos sobre la vida cristiana
queden aislados de aquellos que exponen en forma explícita la
naturaleza del evangelio. Es así como al predicar Efesios, por ejemplo,
el grueso de las cuestiones éticas aparece en los últimos tres capítulos
del libro mientras que los primeros tres tratan en especial de los temas
teológicos que sustentan la vida cristiana. La lógica es obvia cuando
se lee la epístola completa, pero puede verse diluida cuando existe un
extenso proceso de fragmentación.
Uno de los beneficios de usar la teología bíblica al predicar es que
nos ayuda a apreciar la estructura interna del testimonio apostólico y
su relación con la vida cristiana. En términos teológicos paulinos, nos
interesa la relación de la santificación con la justificación. En términos
bíblico-teológicos más amplios, nos interesa la relación entre ley y
gracia. 21 Si la vida eterna no es la recompensa a una vida meritoria,
sino un don de gracia, todos los imperativos éticos son producto del
evangelio y deben percibirse así claramente. Mas lo que sucede es que
se predica la ley y se da la impresión de que la esencia del cristianismo
es lo que hacemos, en lugar de lo que ha hecho Dios; y el legalismo
se introduce furtivamente, incluso cuando pensamos que lo hemos
evitado. Puede ser que el predicador comprenda bien la relación
entre ley y gracia, pero la estructura del programa de sermones
puede menoscabar esta relación en el pensamiento de muchos de
los congregantes.
Un hecho bíblico-teológico fundamental de la relación ley-gracia
es que a Moisés se le dio la ley en el Sinaí después del grandioso
acto de redención del éxodo. El Cántico de Moisés, en Éxodo 15,
estaba celebrando la victoria de Dios sobre el enemigo, pues era una
demostración del amor constante de Dios o, en otras palabras, de su
fidelidad al pacto. El pueblo redimido de Dios había sido sustentado
en el desierto con la provisión divina del maná, con codornices y
agua (Ex 16- 17). Luego, al llegar al Sinaí, Dios les recuerda: "los
20
21
2.
La relación del evangelio con la vida cristiana
Vea Graeme Goldsworthy, "With Flesh and Bones: A Biblical Theology of the
Bodily Resurrection of Christ", Reformed Theological Review 57 .3 (1998): 121-13 5.
Vea David G. Peterson, Possessed by God· A New Testament Theology o/Sanctijication
and Holiness (Leicester: Apollos, 1995).
94
CAPÍTULO 5
he tomado sobre alas de águilas y los he traído a mí" (Ex 19:3-4). Y
cuando les entregó la ley, llevaba como prefacio la afirmación de que
Yahvé era su Dios, quien ya los había salvado. 22
Cómo afecta a nuestra predicación
l.
¿Cuál es el tema principal de la Bibli.a?
Si analizamos la actitud de Jesús hacia las Escrituras nos daremos cuenta
de que la Biblia está enfocada en Dios y en sus actos de salvación a
través de Jesucristo. El elemento humano sin duda es importante, pero
es necesario mantenerlo en perspectiva. Los seres humanos son creados
por Dios, quien define nuestro ser y nuestro destino. Dios controla
soberanamente todo lo que llega a suceder en la historia humana. La
definición de nuestra humanidad comienza con la afirmación clave
de Génesis 1:26-28 de que somos creados a la imagen de Dios. Este
hecho, por sí solo, de que nuestra autopercepción opera en términos
de Dios y de sus propósitos revelados, debe determinar la forma en
que tratamos la Biblia. En el largo proceso de salvación que comenzó
cuando Adán y Eva fueron expulsados del Edén, la autopercepción
de los seres humanos se ha basado sólidamente en su relación con
el verdadero Dios vivo. Una forma de expresarlo es que todas las
personas pueden ser clasificadas como guardadoras o quebrantadoras
del pacto. Y es tan solo una forma de decir que la relación de Dios
con el hombre es la característica determinante que se encuentra en
la Biblia. Por eso, predicar acerca de nosotros, de nuestros problemas
o del camino hacia una vida mejor, sin recurrir a la relevancia del
evangelio, es distorsionar de forma radical el concepto correcto de
humanidad y el significado de la Escritura.
El hecho de que la Biblia se enfoque, ante todo, en Dios y
en su revelación en Cristo, significa que el predicador debe tener
22
Éxodo 20:1-2. Ciertos estudios que han sugerido que la ley fue estructurada
deliberadamente según el patrón de los antiguos tratados de suzeranía, respaldan
la afirmación de que la ley nunca fue una forma de hacerse aceptable a Dios, sino
una consecuencia de ser aceptado por él. Vea, por ejemplo, William J. Dumbrell,
Covenant and Creation: An Old Testament Covenantal 7heology (Exeter: Paternoster,
1984), págs. 94-99. Vea también este tema en el capítulo 11 de esta obra.
¿Jesús era un teólogo bíblico?
95
sumo cuidado en aclarar este punto. Es crucial la relación entre los
imperativos bíblicos (lo que se nos manda o exhorta a hacer) y los
indicativos bíblicos (los hechos). Será necesario profundizar en este
punto cuando hablemos de los distintos géneros, pero por el momento
reconozcamos que es necesario que la predicación dirija la atención del
oyente a la perspectiva bíblica de la relación de Dios con su pueblo.
2. ¿En qué sentido es apropiada para nosotros?
La predicación debe ser apropiada para quien la escucha; estoy seguro
de que todos estaríamos de acuerdo en eso. ¿Pero qué significa que
sea la apropiada, la adecuada? ¿Quién determina qué es adecuado y
sobre qué fundamento? ¿No escuchamos con frecuencia que cierta
proposición o mensaje en particular no es apropiado para ciertas
personas? En ocasiones el predicador cristiano o el orador que va a
convenciones recibe comentarios de que su charla "fue de ayuda" o "foe
la necesaria para ese momento". Qué bueno, porque necesita aliento,
pues no hay nada más desalentador que la ausencia de comentarios
sobre una charla realizada después de horas de preparación. Pero la
despedida en la puerta después del culto no es un buen momento para
indagar por qué el sermón fue de ayuda o cómo fueron bendecidos.
En realidad, el que algo sea adecuado, o no, es relativo y depende
de cómo percibimos una situación. A menudo se basa en algo tan
simple como la diversión. Muchas veces el sermón es considerado
eficaz porque el predicador nos estimuló e incluso nos entretuvo;
o quizás nos parece acertado porque confirma nuestras ideas
preconcebidas o nuestros prejuicios. Pero el predicador debe tener
cuidado, pues las muchas felicitaciones y conversaciones sobre "qué
buen sermón" y cómo el Señor nos bendijo durante su charla pueden
ser muy seductoras. Lo apropiado puede ser evaluado con facilidad
con argumentos puramente pragmáticos, lo cual quizá sólo subraye
nuestra necesidad de contar con oportunidades para hablar sobre
cómo estuvo nuestro sermón en el contexto más informal de un grupo
pequeño, por ejemplo. Confieso que como predicador muchas veces
desearía tener más oportunidades de sondear las reacciones.
En este sentido se aplica un importante principio basado en el
evangelio. Puesto que es el evangelio el que por medio de la revelación
96
CAPÍTULO 5
nos muestra la verdadera causa de nuestro problema humano, y
asimismo la respuesta de Dios a él, el que sea apropiado debe ser
evaluado por medio del mismo evangelio. Pero esta evaluación
trae consigo un problema práctico. Sabemos que, dependiendo
de la audiencia, debemos utilizar distintos recursos para captar la
atención de los oyentes. Será más fácil motivar a una congregación
de cristianos maduros expectantes, con su Biblia abierta, que a un
grupo de personas no comprometidas que vive en una cultura de
gratificación instantánea. Mientras más lejos estén de tener un marco
mental orientado al evangelio, más difícil será motivarlos a escuchar la
exposición de la Palabra de Dios. Así, muchas veces comenzamos "por
donde duele la muela". Empezamos por un problema o necesidad
frecuente, cualquiera que sea, que puede ser desde una baja autoestima
o derechos de los animales o el calentamiento global. No hay nada
de malo en tocar esos temas y por supuesto que puede ser necesario
hablar así en algunas situaciones, pero, a menos que el problema sea
redefinido por el evangelio, estamos en peligro de reducir el mensaje
cristiano a uno que nos ayude a sentirnos mejor o haga del mundo un
mejor lugar.
El evangelio no sólo define el problema y la respuesta de Dios
a éste; debe definir también los términos cristianos a utilizar para
evaluar sermones y charlas. Podríamos estar tentados a afirmar que
dos mil personas en una convención no pueden equivocarse cuando
una franca mayoría aprueba los discursos del orador; sin embargo,
bajo el riesgo de sonar algo escéptico, debo decir que es muy posible
que se equivoquen. Mucho depende de lo que se les ha enseñado a
esperar. No sólo es posible, sino altamente probable que la naturaleza
humana tome el control, a menos que estemos en constante alerta.
En resumen, el evangelio es el que debe definir qué es apropiado,
necesario o útil. Las primeras preguntas que debemos hacernos, no
deben ser: "¿Qué fue lo eficaz?", "¿Fue de ayuda?" o "¿Nos bendijo?'',
sino: "¿De qué forma el estudio o sermón dio testimonio de Cristo y
su evangelio, como poder de Dios para salvación?".
CAPÍTULO 6
(Qué clase de unidad tiene la Biblia?
Continuidad y discontinuidad como
principio del evangelio
Como estudiante, mi iniciación a la teología bíblica se produjo
con obras como 7he Kingdom of God (El Reino de Dios) de John
Bright1 y la clásica Bíblica/ 7heology (Teología Bíblica) de Geerhardus
Vos. 2 Fue una especie de sorpresa descubrir que se había escrito un
amplio espectro de libros clasificados como teología bíblica que sólo
abordaban uno de los testamentos. ¿En qué sentido puede una teología
del Antiguo Testamento ser una teología bíblica? En cierta medida su
método puede ser el de la teología bíblica pero, si es cierto lo que hemos
dicho sobre la Biblia y la naturaleza de la teología bíblica, una teología
de sólo un testamento en realidad no es, por definición, una teología
bíblica. Puedo entender que la separación de los testamentos podría
estar determinada por la simple necesidad de especializarse y por la
división del trabajo en las facultades teológicas, pero sospecho que
existe una razón más grave detrás de esta separación: la hermenéutica.
Por lo cual, es necesario que los predicadores y maestros de la Biblia
reconozcan las razones que han tenido para recalcar la distinción
entre testamentos, en lugar de la unidad de la Biblia y sus efectos. El
continuo énfasis en la distinción conduce a la separación.
La relación entre los testamentos no es una cuestión académica.
Estamos asumiendo alguna clase de relación cada vez que leemos la
Biblia y buscamos aplicarla. Esta idea está respaldada por el Nuevo
Testamento, porque al leerlo pronto descubrimos que los distintos
autores bíblicos utilizaron de manera constante supuestos relativos a
la relación entre lo que escribían y el Antiguo Testamento. La mayoría
John Bright, 1he Kingdom oJGod (Nueva York: Abingdon, 1955).
Geerhatdus Vos, Biblical Theology: Oíd and New Testaments (Grand Rapids:
Eerdmans, 1948).
98
CAPÍTUL06
de los libros del Nuevo Testamento cita el Antiguo Testamento o hace
alusión a él. Siempre se asume que el lector percibe esta relación y
comprende los vínculos a los que se hace referencia; y podríamos
pensar que se refiere sólo a nuestro uso del Antiguo Testamento, pero
no es el caso. Y muchos predicadores dan por hecho la situación
del cristiano moderno ante las afirmaciones de Jesús. Creen que si
Jesús dijo algo a sus oyentes, debe referirse a nosotros también; sin
embargo, luego se ven en la necesidad de hacer algunos ajustes a las
afirmaciones que hizo Jesús sobre el futuro, que ya se cumplieron
en la historia de los Evangelios o los Hechos, porque para nosotros
ése no es el futuro. ¿Cómo afectan, por ejemplo, los acontecimientos
como la muerte y resurrección de Jesús al aplicar lo sucedido antes
de ellos? Debemos comprender asimismo algunas de las inferencias
hermenéuticas de la Ascensión y de Pentecostés sobre los sucesos que
los preceden.
La teología bíblica nos lleva a considerar cómo se relacionan las
partes de la Biblia con el todo, debido a que se ocupa de entender
la dinámica de la revelación progresiva. El acontecimiento del
evangelio es el corazón de esta totalidad, y lo percibimos como el
fundamento de nuestra comprensión. Parte de este hecho es que el
evangelio nos impone una comprensión de una de las interrogantes
filosóficas básicas de todos los tiempos: la relación del todo con las
partes. ¿Cómo se relaciona el individuo con el grupo? y, en última
instancia, ¿cuál es la relación de Dios con la creación y el individuo? 3
Nos interesa entender, en especial, cómo podemos tener una Biblia
con un mensaje unificado, dos Testamentos y sesenta y seis libros. 4
El problema con este tema es que el pensamiento humano tiene la
natural tendencia a resolver el problema de acuerdo con uno de los
dos elementos: en otras palabras, recalca la unidad o en su defecto,
la distinción en las relaciones. Pero el evangelio cristiano nos ha
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
99
mostrado otra dirección: la de la unidad en conjunto con la diversidad
(distinción). Debemos examinar cómo sucede.
Uno de los principales temas que enfrentaron los discípulos
de Jesús fue el aparente conflicto entre su obvia humanidad y que
afirmaba tener carácter divino. Y ése es precisamente el meollo del
asunto. Para que el evangelio sea evangelio, es necesario reconocer que
Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. El punto es cómo puede
Jesús ser Dios y hombre siendo que estas dos naturalezas parecen
ser incompatibles. La historia nos muestra las distintas soluciones
propuestas para este intrincado asunto. En primer lugar, estaba la
solución judía o ebionita: es decir, Jesús no era Dios; sólo era hombre.
Esta es la clásica solución basada en una mutua exclusión, donde la
lógica exige que sea o lo uno o lo otro; pero no ambas cosas. Este es
el error que resuena en los intentos antiguos y modernos de reducir
a Jesús a la idea de un buen maestro y líder de un movimiento ético.
La segunda solución es la griega o gnóstica, cuya conclusión es que
es degradante atribuirle a Jesús una existencia humana o material y
que él solo era un espíritu divino. 5 Entre estos extremos: humanidad
(sin divinidad) y divinidad (sin humanidad) existía una amplia gama
de posturas que abogaban por una humanidad o divinidad parcial,
que operaban según el supuesto de que según aumentara la divinidad
de Cristo debía disminuir en parte su humanidad. El común
denominador en todas estas aberraciones de la ortodoxia cristiana es
la incapacidad de percibir que la total divinidad y la total humanidad
coexisten en una persona: Jesús de Nazaret.
Por supuesto era importante para los cristianos solucionar este
tema, pues está asociado a nuestra percepción de la realidad. En el
Concilio de Calcedonia, en el año 451, se le dio expresión formal
a la solución ortodoxa. 6 En ese entonces el tema de la naturaleza
La postura de que Jesús sólo parecía humano y era puramente espíritu recibió el
nombre de docetismo según el verbo griego dokein "parecer".
Este tema histórico y filosófico se aborda desde el enfoque de Cristo en Rousas
J. Rushdoony, The One and The Many: Studies in the Phílosophy of Order and
Ultimacy (Fairfax, Va.: Thoburn Press, 1978).
Una importante contribución al tema, es la de David L. Baker, Two Testaments,
One Bible, rev. ed. (Leicester: Apollos, 1991).
Vea John H. Leith, editor: Creeds of the Churches: A Reader in Christian Doctrine
from the Bible to the Present, revisado y editado (Richmond: John Knox, 1973),
págs. 34-36. Una perspectiva similar a la de Calcedonia es la del llamado Credo de
San Atanasia, el cual presenta los aspectos de unidad y distinción de la Trinidad
y de la encarnación.
100 1 CAPfTUL06
de Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, asociado al de la
naturaleza de Cristo, había sido objeto de mucho debate. Ambos
temas se reducen a lo siguiente: la forma en que Dios existe por
sí mismo se refleja en la forma en que creó todas las cosas y en la
forma en que él se relaciona con la creación. Incluso se pensaba
que la relación entre las dos naturalezas de Cristo refleja la forma
en que Dios se relaciona con nosotros como seres humanos. La
fortaleza de Calcedonia fue no solucionar el problema de cómo una
persona puede ser al mismo tiempo totalmente divina y totalmente
humana. En lugar de resolver el misterio, el Concilio lo preservó;
y al hacerlo, nos proporcionó una forma de tratar el tema sin
distorsionar la realidad. Reconoció la existencia de un misterio en
la encarnación: no podemos explicar cómo una persona puede ser
al mismo tiempo Dios y hombre. Y que, a su vez, este misterio
refleja el misterio de Dios: cómo un Dios puede ser tres distintas
realidades o personas. Según la perspectiva de Calcedonia, tanto la
doctrina de la Encarnación como la de la Trinidad nos sumergen en
una lógica de "tanto una cosa como la otra".
Por ende, la ortodoxia cristiana adoptó la definición de
Calcedonia, la cual expresa la relación entre la naturaleza humana
y divina de Cristo como una unidad sin fusión, y una distinción
sin separación. Se percibía que las herejías que combatió la iglesia
primitiva eran un cuestionamiento a la naturaleza misma del
evangelio y a la integridad de la fe cristiana. En todos los casos,
rechazaban la perspectiva que integra ambas naturalezas y que el
evangelio nos exige.7 Para que el evangelio sea evangelio, para que la
Biblia sea Biblia, y la realidad sea lo que en verdad es, Jesús debe ser
tanto humano como divino, y Dios debe ser uno y tres.
Estas formulaciones dogmáticas de la Trinidad y la Encarnación
nos ayudan a ver el hecho de que la información que nos brinda
la teología bíblica nos dirige a ciertos aspectos clave de la realidad.
En primer lugar y a nivel del ser, Dios es unidad y distinción.
7
En C. FitzSimons Allison, 1he Cruelty of Heresy, (Londres: SPCK, 1994)
encontrarnos una exposición sobre las desastrosas consecuencias de estas herejías
antiguas en la iglesia moderna.
¿Qµé clase de unidad tiene la Biblia?
1 101
Decimos que la Trinidad es ontológica (se refiere a la esencia del
ser), y no solamente económica o modal (se refiere a su función o
actividad). Según cierta forma popular de modalismo, cuando Dios
crea, lo llamamos Padre; cuando está entre nosotros para salvarnos,
lo llamamos Hijo; y cuando mora en su pueblo, lo llamamos
Espíritu; pero es el mismo; es sólo que Dios tiene tres funciones y
cumple tres papeles distintos. Pero este pensamiento es claramente
un error. Las tres personas (un término inadecuado pero que cumple
el propósito) se relacionan de una forma que expresa tanto la unidad
de Dios como la pluralidad de su ser. La unidad implica que Dios
es uno; la distinción, que Dios es tres. La ausencia de una fusión
implica que debe mantenerse la distinción y que las tres personas
no son intercambiables. La falta de separación implica que al hacer
distinciones no perdemos de vista la singularidad de Dios.
La naturaleza ontológica de la Trinidad puede expresar5e
diciendo que si Dios nunca hubiera creado nada, y no hubiera una
raza humana que necesitara ser salvada y donde Dios pudiera morar,
Dios aún sería Padre, Hijo y Espíritu Santo por toda la eternidad.
Este aspecto ontológico de Dios se refleja en el orden creado y sobre
todo en la forma que Dios se relaciona con él. La encarnación de
Jesús implica la misma clase de unidad y distinción y revela la perfecta
relación entre Dios y la humanidad. Todas las relaciones existentes
están estructuradas de esta manera, y todas las cosas tienen algún
punto en común con todo lo demás, pero siempre existirá alguna
clase de distinción que preservar. La naturaleza exacta de la unidad
y de las diferencias entre los aspectos cualesquiera de la realidad,
depende de la forma en que Dios los ha hecho relacionarse. Podemos
ver con facilidad cómo opera este principio a nuestro alrededor y
en las distintas relaciones que la Biblia describe. Y contrasta con la
visión del mundo de algunas filosofías no cristianas, que avanzan ya
sea hacia la fragmentación y falta de unidad, como apreciamos en
el postmodernismo, o hacia la unidad monista de todas las cosas,
como el budismo o hinduismo. Sólo la doctrina de la Trinidad, la cual
deriva de la autorrevelación de Dios en Jesús, nos brinda asidero para
entender de manera precisa la naturaleza de la realidad. La doctrina
cristiana de la Trinidad, la cual sostiene la distinción entre Dios y
102
1
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
CAPÍTULO 6
1
103
la creación, se opone diametralmente a la fusión de estas realidades,
como sucede en el panteísmo o en el panenteísmo. 8
autores. La unidad de la Biblia se ve así seriamente menoscabada, al
tiempo que su valor como revelación es puesto en duda, o bien, es
directamente rechazado.
El fundamento de la unidad: una sola Palabra de Dios
Por otro lado, una visión docética de Jesús, por consiguiente, se
traduce en una visión docética de la Biblia. Si Jesús sólo parecía ser
humano, siendo en realidad puramente divino, la Biblia como palabra
de Cristo pasa a estar bajo la misma luz. Pero la aparente humanidad
de la Biblia, evidenciada en su lenguaje humano y en la narrativa
histórica sobre personas, no es en absoluto la realidad que buscamos.
Detrás o bajo estos elementos externos se encuentra un significado
espiritual divino que está oculto y tiene poca o ninguna relación
con los elementos históricos externos. La interpretación alegórica
de los padres alejandrinos demuestra la influencia del gnosticismo
helénico, el cual no podía aceptar que la realidad material pudiera ser
benigna. Fue Marción el gnóstico quien separó los dos testamentos,
argumentando que la historia del Antiguo Testamento retrataba a un
Dios por completo distinto e inferior al del Nuevo Testamento.
Como es fácil de apreciar, la cuestión de la naturaleza de la unidad
de la Biblia resulta compleja. Y, sin embargo, el predicador debe lidiar
con ella siempre. La teología bíblica es una disciplina que se basa en
reconocer la unidad y las diferencias bíblicas. Si bien se considera que
el mayor punto de distinción es que sean dos testamentos, debemos
reconocer también las diferencias que hay dentro de cada uno, no
sólo aquellas entre ambos. A este respecto sería beneficioso recordar
la lección de Calcedonia, de que las distinciones sin unidad pasan a
ser una separación, y la unidad sin distinciones se convierte en una
fusión. Ambas situaciones son aberrantes y divergen de la perspectiva
del evangelio, de unidad y distinción. Procederemos ahora a considerar
la aplicación específica de este principio, a la Biblia en su totalidad.
La teología bíblica refuerza la idea de la unidad de la Biblia, como
vimos en el capítulo 2. Una vez más quisiera recalcar que el hecho
de que aceptemos la unidad de la Biblia no es una cuestión empírica
basada en el examen de la obvia coherencia de los textos. Es en esencia
una convicción teológica basada en la revelación que Dios hace de
sí mismo en el evangelio. El hecho de que Dios es uno y existe un
mediador entre Dios y el hombre es un principio aplicado por el
apóstol Pablo. Como él mencionara, este principio tiene ramificaciones
que llegan a nuestro concepto de la unidad de la Biblia. El Dios del
evangelio es un solo Dios y ha actuado de una sola forma para traer
salvación a todas las naciones del mundo. Saber cómo se demuestra
esta singularidad en la Biblia es materia de nuestra investigación
continua. Será muy importante que entendamos qué es lo que no
significa; así como identificar su significado. En otras palabras, no
podemos ocuparnos del tema de la unidad de la Biblia sin considerar
al mismo tiempo la cuestión de sus manifiestas diferencias.
El principio de unidad y distinción es importante para entender
la Biblia y la unidad que existe en ella. Podemos trasladar las antiguas
herejías sobre Dios y Jesús a otras realidades, incluida la Biblia. Una
visión ebionita de Jesús, por lógica, se traduce a una visión ebionita
de la Biblia (a pensar que es tan sólo un libro humano). Y es lo que
sucedió durante la Ilustración, cuando Dios fue descartado de la
apreciación de la Biblia y el método histórico-crítico procedió sobre
la base de que la Biblia debía ser tratada como cualquier otro libro.
El resultado extremo de esta perspectiva es reducir la Biblia a la idea
de documentos que dan testimonio de las ideas religiosas de los
1.
Según el panteísmo, el uníverso y Dios son lo mismo: Dios lo es todo y todo es
Dios. Ello representa una fusíón total. De acuerdo con el panenteísmo, si bien
el universo es Dios, Dios es más que el universo. La fusión no es tan completa
como en el panteísmo, pero la distinción entre Dios y la creación se ve seriamente
desdibujada.
Variedad literaria
predicador evangélico se maneja con ciertos supuestos acerca de
la naturaleza de la Biblia. Una vez que hemos adoptado la postura
evangélica de la inspiración y autoridad de la Biblia, no nos sentimos
obligados a reevaluarla cada vez que nos sentamos a preparar un
104
1
CAPÍTULO 6
nuevo sermón. Aunque, a veces será necesario reconsiderar nuestro
concepto de distintos aspectos de la Escritura y, espero que esta obra
nos ayude en este sentido. La dimensión literaria de la Biblia ha estado
bajo mayor escrutinio bajo la nueva crítica literaria. Han surgido
interrogantes hermenéuticas clave sobre la importancia relativa del
autor, el texto mismo y el lector. Si bien el postmodernismo nos
ha planteado desafíos por el hecho de alejar la atención del autor e
incluso del texto, para centrarla en el lector, es necesario reconocer que
lidiamos con un tema teológico asociado a nuestro concepto de Dios
y de la revelación. El postmodernismo representa un cuestionamiento
al evangelio porque deriva de la filosofía de que Dios ha muerto. 9 Es
una forma de ateísmo literario que no acepta que sea posible rescatar
la intención del autor. La muerte del autor implica naturalmente la
muerte de cualquier autor, humano o divino. Y difiere por completo
del teísmo cristiano histórico.
La interpretación evangélica reconoce que en las variadas
expresiones literarias de la Biblia subyacen la intención divina y su
expresión humana insertas en un contexto histórico particular. La
unidad literaria de la Biblia, si es que existe, no tiene carácter lingüístico
o estilístico, ni se basa en alguna otra característica literaria. Sin duda,
la diversidad literaria de la Biblia es una de sus características más
notables. Reconocemos que la unidad de la colección se basa tanto
en el contenido de la variedad de construcciones literarias como en
la coherencia del contenido, no en el tipo de literatura existente. Es
por ello que la comunidad de los fieles acepta esta colección de libros,
escrita en un lapso de tal vez mil quinientos años, en tres diferentes
lenguas, en hebreo, arameo y griego, y en un amplio espectro de
géneros, como la única palabra del único Dios.
En términos tanto históricos como lingüísticos, el corpus hebreo
arameo que llamamos Antiguo Testamento tiene carácter singular.
La evidencia indica que en el periodo en que estaban sucediendo los
acontecimientos del Nuevo Testamento este cuerpo literario ya era
aceptado como una colección fidedigna o canon. La helenización de la
Vea Kevin Vanhoozer, Is Ihere a Meaning in this Text? (Grand Rapids: Zondervan,
1998).
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
1
105
región implicó que el griego fuera el lenguaje de los primeros escritos
cristianos que conforman el Nuevo Testamento; sus características
literarias tienen un claro fundamento histórico. Pero eso no nos obliga
a escoger el relativismo cultural en lo que respecta a la interpretación
bíblica. Lo que para nosotros significa, es que el predicador debe
dedicarse a una exégesis cuidadosa que implica considerar el contexto
histórico del que surgieron los distintos cuerpos literarios.
2. Progresión histórica
La teología bíblica es una disciplina histórica y descriptiva en la
medida en que busca comprender cómo se expresaba la teología de
la Biblia. Y, una vez que se identifica el marco histórico, la tarea es
tratar de comprender de qué forma los autores bíblicos presentan
el relato que revela los propósitos y actos de Dios. La unidad de.la
historia bíblica radica en tener cierta forma selectiva de desarrollar
la historia en direcciones específicas y no en otros caminos posibles.
La continuidad del argumento no admite perderse en callejones sin
salida. Por consiguiente seguimos a Set, no Caín; a Sem, no a Cam;
a Abraham, y no a Lot; a Israel, y no a Edom; a David, y no a Saúl;
a Judá, y no a Samaria; a Jerusalén, y no a Babilonia. Y al final, la
selección más significativa es la de Jesús como Mesías, sin que afecte el
rechazo judío que había hacia él. El Nuevo Testamento considera que
la verdadera continuidad histórica de la nación de Israel, en su calidad
de pueblo de Dios, se encuentra en Jesucristo. Esta apreciación de
la historia es profundamente teológica y no empírica. Es así como
de nuevo notamos que la relación entre las dimensiones literaria,
histórica y teológica ilustra unidad y distinción.
A nivel práctico, el predicador expositivo debe trabajar para
hacer que el marco histórico de la revelación bíblica sea parte de la
exposición que brinde información al oyente. Es necesario referirse
de manera constante a la dimensión histórica, si hemos de evitar las
interpretaciones docéticas que, por un lado, recurren a extravagantes
alegorías; y por el otro, a insípidas instrucciones morales que ignoran
el verdadero tema teológico del texto. Para el predicador es un
desafío crear este contexto histórico, sin caer en largos preámbulos
antes de la sección principal del sermón. Pero no sólo las narrativas
106 1
históricas necesitan contextualizarse. Los textos sin una referencia
histórica explícita representan un desafío todavía mayor, puesto que
debemos alejarnos del texto inmediato para encontrar las conexiones
históricas, y así establecer las relaciones históricas.
Tal vez, ayudar a la congregación a analizar la historia bíblica
sin temor, es una de las cosas más útiles que podemos hacer. Y puede
lograrse utilizando un simple diagrama que puede ir impreso en el
resumen del sermón o bien se puede proyectar como ayuda visual
(vea el capítulo 8). 10 Puede utilizarse una simple línea cronológica que
representa el paso de la creación a la nueva creación con un mínimo
de detalle, con el fin de mostrar la ubicación relativa en la historia de
las personas y acontecimientos fundamentales.
El tema de la naturaleza histórica de los documentos bíblicos
ha sujeto a cuestionamiento la postura evangélica sobre la historia
bíblica. Por mencionar sólo un ejemplo: los evangélicos difieren con
respecto a cuál es la intención histórica exacta de la narrativa de
la creación de Génesis 1. Sería muy difícil predicar este pasaje sin
referirse a las distintas perspectivas y sin comprometerse con una de
ellas. ¿Presenta Génesis 1 un cuadro estrictamente histórico que nos
exige creer en una creación efectuada en seis días de 24 horas o se trata
de un relato esquematizado que se adapta mejor a las distintas teorías
seculares y científicas? Algunos argumentarían que este género literario
único no puede ser tratado como un escrito histórico moderno. Otros
dirían que ese principio se aplica también a todos los textos históricos
y que debemos permitir que los historiadores bíblicos escriban de
acuerdo con las convenciones de su época. 11
Este ejemplo de narrativa de la creación, ilustra en cierta medida
la interacción de las dimensiones literaria, histórica y teológica. El
to
11
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia? j 107
CAPÍTULO 6
Incluí un diagrama simple que puede utilizarse con muy buenos resultados en la
enseñanza, es el mismo que inserté en Graeme Goldsworthy, Estrategia divina:
Una teoÚJgía de /,a salvación (Barcelona: Clie/Andamio, 2003), pág. 108, y en
Evtmgelio y reino: Una perspectiva cristiana del Antiguo Testamento (Monterrey:
Torrentes de vida, 2005), pág. 37.
Vea V Philips Long, 1he Art of Biblícal History, Foundations of Contemporary
Interpretation 5 (Grand Rapids: Zondervan, 1994).
predicador tendrá que seguir confrontando esta interacción, con el fin
de tratar el texto con justicia; pero existe un área donde la postura
evangélica debe contrastar de manera visible con los cánones seculares
del método histórico-crítico. Debemos reconocer que Dios, el Señor de
la historia, no sólo dirige el resultado de los acontecimientos sino que
puede hablar, y lo ha hecho en distintas formas, sobre los sucesos del
futuro. El hecho de escribir historias bíblicas generadas por los cánones
seculares de la historiografía, resulta en obras que dudan del pasado
y no creen en el futuro. Puesto que no existen registros extrabíblicos
de la historia primitiva de la Biblia, y es obvio que tampoco existen
los del futuro, el método histórico-crítico no puede aceptar que la
historia primitiva tenga validez histórica alguna. Las primeras historias
de Génesis han sido reducidas a la condición de mitos o bien se les
denomina sagas. El vínculo entre los mitos y las sagas, y lo que en
realidad sucedió, es negado, o bien, permanece sin resolver. 12
El expositor evangélico no puede evitar el problema de la
historia, pero debe estar consciente de los supuestos que accionan
las posturas tanto evangélicas, como las no evangélicas. Si bien
reconocemos que no debemos aplicar los cánones de historiografía
del siglo XXI en la Biblia, en la práctica son pocas las instancias
en que el historicismo bíblico produce problemas. Si tomamos
el evangelio como punto de referencia, su naturaleza histórica es
fundamental, a pesar de lo que afirmen proyectos como el Seminario
de Jesús y otras búsquedas del Jesús histórico. Puede ser que los
cuatro Evangelios no correspondan a la visión moderna sobre la
mejor forma de presentar un registro histórico, pero no nos llevan
por mal camino.
12
John Bright, A History ofIsrael, Segunda Edición (Filadelfia: Westminster, 1972),
pág. 91 demuestra menos escepticismo que muchos y se dice preparado a aceptar
la probabilidad de que los relatos sobre Abraham tengan namrale1.a histórica.
Llega a decir: "Podemos afirmar con toda confianza que Abraham, Isaac y Jacob
fueron realmente individuos históricos". Martín Noth utilizó un planteamiento
similar en su verificación histórica pero se muestra más escéptico que Bright.
Concluye que nada se puede comprobar sobre Israel antes de la formación de la
liga de los doce clanes, en Canaán. Vea John Bright, Early Israel ín Recent History
Writing (Londres: SCM, 1956).
108
CAPÍTUL06
Algunas posturas críticas y teológicas han puesto en peligro
el carácter esencial de la historia bíblica. 13 Tal como hemos visto,
los gnósticos y los autores de las alegorías tendían a desestimar
la importancia de los hechos históricos registrados en el Antiguo
Testamento, lo cual coincidió con la creciente tendencia en la iglesia
primitiva de deshistorizar el evangelio. Los cuestionamientos del
gnosticismo y el alegorismo se fusionaron con los del catolicismo
medieval, y para ellos la alegoría siguió siendo la hermenéutica
dominante. En el catolicismo la gracia fue redefinida, con lo cual la
esencia del evangelio dejó de estar presente en los hechos objetivos
e históricos de Dios en Cristo y así, la gracia operaba como una
influencia espiritual en el corazón del creyente, y la justificación
pasaba a ser consecuencia de la santificación.
La Reforma rechazó el alegorismo y el sacramentalismo,
argumentando que la gracia se basaba en el evangelio objetivo en la
historia, es decir, en la vida, muerte y resurrección de Cristo; que eran
acontecimientos históricos; sin embargo, esta naturaleza histórica del
evangelio estaría de nuevo bajo ataque. La Ilustración y el método
histórico-crítico modificaron todos los supuestos que fundamentan la
evaluación de la historia, la cual incluye la historia bíblica. Se asumió
que Dios no participaba en los acontecimientos de la historia ni en su
registro; o que no podía hacerlo. El universo era un sistema cerrado de
causa y efecto, y por lo tanto, todos los hechos históricos eran similares.
punto culminante de este método llegó con Ernst Troeltsch, a fines
del siglo XIX. Sus regulaciones del método histórico-crítico incluían
supuestos que negaban la posibilidad de una intervención divina y de
sucesos únicos e irrepetibles tales como la resurrección. Un milagro
era por definición no histórico e inadmisible.
El último gran cuestionamiento a la historia bíblica, anterior
al advenimiento del postmodernismo, fue la teología existencial.
Los teólogos bíblicos que se añadieron a esta perspectiva filosófica
hicieron, en cierta forma, una distinción entre los acontecimientos
sucedidos y los narrados en el texto. A diferencia de los anteriores
13
Vea Graeme Goldswonhy, "The Gospel and the End of History", en Exploratíons
13, editado por R. J. Gibson (Carlisle: Paternoster, por publicar).
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
1
l 09
cnncos históricos, ellos no estaban tan interesados en tratar de
identificar los verdaderos acontecimientos que se mostraban en el
texto. El tema de la historicidad del relato era secundario ante la
pregunta de en qué medida el relato brinda conocimiento sobre sí
mismo. Para Rudolf Bultmann, "el significado de la historia yace
siempre en el presente y cuando el presente es concebido como
presente escatológico por la fe cristiana se concreta el significado
histórico" .14 Helmut Thielicke llega a la esencia del tema de la historia:
Bultmann, entonces, no está interesado en averiguar si ciertos
hechos del Nuevo Testamento, como Navidad, Pascua o
Pentecostés, son hechos reales, mitos o quizás comentarios sobre
hechos expresados en forma mitológica, como las historias de
Pascua. El pensamiento producido por los acontecimientos
históricos, como asimismo el del mito, puede afectar igualmente
la comprensión de mi existenda. 15
En otra oportunidad expresé mi preocupación por el hecho de que
estas fuerzas antihistóricas a menudo aparecen en la predicación
evangélica. 16 Por ende, la teología de "Jesús en mi corazón", no sólo
distorsiona la perspectiva trinitaria del Nuevo Testamento, sino que
se acerca en gran manera al evangelio internalizado por el catolicismo
medieval. A menudo se considera un distintivo evangélico la doctrina
del nuevo nacimiento, pero cuando la idea: 'Tienen que nacer de
nuevo" es convertida en evangelio, se pone en peligro el verdadero
objetivo y la naturaleza histórica del evangelio bíblico. Otra expresión
subjetivista de una parte del movimiento evangélico popular está
asociada a una preocupación por el sentimiento y la experiencia. Esta
última a menudo carece de definición y se equipara con la capacidad
de verse y sentirse feliz. Este fenómeno se produce con frecuencia en
supuestas iglesias evangélicas donde la lectura, estudio y exposición
14 Rudolf Bultmann, History and Eschatology: 1he Presence ofEterníty (Edinburgh:
Edinburgh University Press, 1957), págs. 154-155. Citado por Hendrikus
Berkhof, en Chríst, the Meaníng ofHistory (Grand Rapids: Baker, 1979), pág. 31.
15
Helmut 1bielicke, 1he Evangelical Faith, vol. 1, Prolegomena (Grand Rapids:
Eerdmans, 1974) pág. 58.
16
Goldsworthy, "The Gospel and che End ofHistory".
11 O
1
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
CAPÍTULO 6
serios de la Biblia son escasos. La religión asociada a sentirse bien es
más cercana a la religión liberal de Friedrich Schleiermacher, que al
movimiento evangélico de los reformadores. Por último, sin hacer a
un lado la importancia que tiene el llamar a las personas a tomar la
decisión de aceptar a Cristo como Salvador, la exagerada preocupación
evangélica por hacerlo puede convertirse en tomar una decisión tan
sólo por tomarla, sin una verdadera convicción. Y se asemeja mucho a
la predicación existencial de Bultmann, en el sentido de que tiende a
ignorar la importancia de los hechos históricos objetivos del evangelio,
que son el fundamento y objeto de nuestra decisión.
3. Revelación progresiva
Parte esencial de nuestro interés en la teología bíblica es la revelación
progresiva que nos brinda la información para establecer una teología.
La teología bíblica evangélica acepta que Jesús y los apóstoles estaban
en lo cierto y que las Escrituras nos proporcionan una descripción
verdadera y fiel de esta revelación. Dentro de la unidad general de la
revelación que Dios hace de este gran plan de salvación universal, se
produce una revelación progresiva de este plan que nos adentra en las
distinciones o diversidad de la Biblia. No sólo nos interesa la forma en
que el Antiguo Testamento se relaciona con el Nuevo, sino cómo se
relacionan las partes de cada testamento con el todo.
La idea de la revelación progresiva es, que Dios comenzó a revelar
sus propósitos de salvación en la Biblia desde su inicio. Algunos
dirían que empezó en Génesis 3, cuando Adán y Eva aún estaban
en el jardín. Por la sabiduría de Dios, esta revelación se entrelaza
con acontecimientos históricos que de seguro no se debían al azar,
sino que estaban bajo el control del Señor de la historia. Y así, se
nos entrega una revelación de la salvación y de su objetivo, con base
histórica. En cierto sentido, la revelación no estará completa hasta la
gran consumación, la fase final en que el pueblo de Dios lo verá cara
a cara y será manifestado con Cristo en gloria. 17 Pero ésta no es la
única perspectiva, puesto que el mismo Nuevo Testamento estructura
1 Corintios 13: 12; Colosenses 3:4.
1 111
la revelación bíblica de acuerdo a determinados acontecimientos y
personas clave. Ya mencionamos la importancia de la ascensión de
Jesús para la estructuración del periodo entre su primera venida y su
regreso. Mencionemos por el momento una de las consecuencias de
la revelación progresiva, necesaria para la predicación. En términos
sencillos, significa que no todos los textos tienen la misma relación
con el creyente contemporáneo, de lo cual nos damos cuenta tan
pronto como hacemos ajustes a nuestra percepción de la ley de Moisés
aplicada a Israel en el desierto y a la forma en que entendemos que
ella nos habla hoy en día como cristíanos.
La unidad de la revelación bíblica, por consiguiente, no implica
uniformidad en su aplicación. La revelación progresiva no implica que
existan secciones de la Biblia que nos resulten irrelevantes. Tenemos la
tarea de comprender la diversidad inserta en la unidad, de modo que
podamos analizar y aplicar debidamente textos de cualquier sección
de la Biblia. Si no estamos preparados para ello, crearemos un canon
dentro del canon. El argumento de fondo es que todos los textos dan
testimonio de Cristo en alguna forma.
Al buscar comprender la estructura de la revelación progresiva se
observan ciertas polaridades que, según se ha sugerido, son la esencia
de la relación entre los dos testamentos. 18 Entre éstas se incluyen la
historia de la salvación y la consumación escatológica, tipo y antitipo,
promesa y cumplimiento, sentido literal y completo, antiguo pacto
y nuevo pacto, ley y evangelio, e Israel y la Iglesia. Cada una de
estas polaridades contribuye a nuestra comprensión general de la
estructura de la revelación. Y el hecho de que podamos dedicarnos a
tantas perspectivas distintas sólo sirve para ilustrar la complejidad del
tema. No obstante, esta complejidad no disminuye, en forma alguna,
la posibilidad de ver la revelación en forma completa, y tampoco
destruye la unidad básica del mensaje.
18
Vea Graeme Goldsworthy, "The Relationship of the Old Testament and the New
Testament" en el New Dictionary o/ Bíblica! 7heology, editado por B. Rosner y
T. D. Alexander (Leicester: IVP, 2000), págs. 81-89; y Baker, Two lestaments,
One Bible.
112
Estas diversas polaridades, como las he llamado, representan el
lado opuesto de un proceso en que subyace, dentro de la diversidad,
una unidad esencial. Y entonces nos centramos en la naturaleza
dinámica de la revelación. En palabras simples significa que, en el
proceso de revelación progresiva, Abraham sabía más que Noé,
Moisés más que Abraham, David más que Moisés, Ezequiel más que
David, y Pablo más que todos ellos. Otro aspecto de esta cualidad
progresiva es que el patrón que observamos, y que se confirma en el
Nuevo Testamento, no es simple y gradual, como la luz que crece al
nacer el día. Existen etapas o épocas discernibles que estructuran la
revelación. Este aspecto hace mucho fue reconocido por los teólogos
bíblicos, si bien hay considerables diferencias de opinión en cuanto a
cuáles son las épocas fundamentales.
Ya en 1770, Car! Friedrich Bahrdt propuso un "sistema bíblico
de dogmática" para el Antiguo Testamento, que comprendía cuatro
periodos: 1. De la caída al diluvio; 2. Del diluvio a Moisés; 3. De
Moisés al exilio en Babilonia; 4. Del exilio a Herodes el Grande. 19
Algunos ejemplos más recientes de las obras de autoridad reconocida
en la teología bíblica son:
Geerhardus Vos: 20
1. La época mosaica, la cual incluye:
a. Noé
b. De Noé a los grandes patriarcas
c. El periodo patriarcal
d. El periodo de Moisés
2. La época profética
3. El Nuevo Testamento (Vos no lo completó)
Edmund Clowney: 21
1. De la creación a la caída
2. Periodo antediluviano
19
20
21
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
CAPÍTUL06
Hans-Joachim Kraus, Die Biblische Theologie: lhre Geschichte und Problematik
(Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1970), págs. 26-30.
Vos, Biblical Theology: Old and New Testaments.
Edmund Clowney, Preaching and Biblical Theology (Londres: Tyndale Press;
Grand Rapids: Eerdmans, 1961).
3.
4.
5.
6.
1
113
Del diluvio al llamamiento a Abraham
De Abraham a Moisés
De Moisés a Cristo (donde Dios aborda la teocracia)
La venida de Cristo y los días postreros
Willem VanGemeren (quien identifica doce periodos de historia de
la redención): 22
1. La creación en armonía
2. La creación alienada
3. Elección y promesa
4. Una nación santa
5. Una nación como las otras
6. Una nación real
7. Una nación dividida
8. Una nación restaurada
9. Jesús y el reino
1O. La era apostólica
11. Reino e iglesia
12. La nueva Jerusalén
La pregunta es, si estas formas de análisis disciernen de verdad la
estructura esencial de la revelación. Nadie puede negar que estos
autores se centraron en personas y acontecimientos clave de la
historia de la salvación para marcar las épocas. Las épocas designadas
(nótese la diferencia en los planteamientos) sugieren una diversidad o
progresión en la revelación, ¿pero destacan también su unidad? Viene
a mi mente el planteamiento previo del dispensacionalismo, el cual
dividía literalmente la historia en siete periodos diferenciables que
poca unidad tienen entre sí. Estos fueron expuestos en la Biblia de
Referencia de Scofield y en las obras de J. N. Darby. Y resurgió hace
poco en las obras de Ha! Lindsey, en particular en La Agonía del Gran
Planeta Tierra. 23 Este sistema designa las siguientes dispensaciones:
22
23
Willem VanGemeren, The Progress of Redemption (Grand Rapids: Zondervan,
1988).
Ha! Lindsey y C. C. Carlson, La Agonía del Gran Planeta Tierra (Life Publications
Imernational, 1985).
CAPÍTUL06
114
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Inocencia (el Edén)
Conciencia (prediluviana)
Gobierno humano (de Noé a Babel)
Promesa (de Abraham a Egipto)
La ley (de Moisés a Juan el Bautista)
La gracia (era de la Iglesia)
El reino (el milenio)
El dispensacionalismo, junto a algunas otras formas de premilenarismo, es un sistema de teología bíblica deficiente debido a que
no extrae sus supuestos interpretativos de la Biblia. Por ejemplo,
recalca que toda profecía se cumple en un sentido literal, lo cual no
concuerda con la evidencia del Nuevo Testamento, que interpreta la
profecía a la luz de Cristo. Todas las formas de análisis de estructura
basada en épocas de la historia de la salvación, son en cierto sentido,
"dispensacionales". Debemos tratar de descubrir la estructura real y
describirla de tal forma que el patrón esencial de toda la Biblia, tanto
en su unidad como en su diversidad, sea accesible.
La predicación de la revelación progresiva
Según cada texto en particular, nuestra predicación debe reflejar la
naturaleza progresiva de la revelación. Predicar el Antiguo Testamento
exige que comprendamos cómo se relaciona el texto con la existencia
cristiana. El sermón no sólo debe asumir los vínculos, si queremos
que las personas aprendan cómo leer y aplicar la Biblia por sí mismas.
Nuestra predicación debe demostrar, y de tanto en tanto explicar la
estructura de la Biblia y las asociaciones que ésta nos exige hacer, entre
el texto antiguo y cualquier cristiano contemporáneo. Al exponer
el Nuevo Testamento, el predicador debe estar consciente de los
supuestos presentes en el texto, que lo vinculan con la historia de la
salvación y se remontan al Antiguo Testamento. Si bien es necesario
que el predicador comprenda estos vínculos con el fin de sacar el
máximo provecho al texto, no es recomendable pronunciar un largo
discurso sobre su trasfondo cada vez que predicamos. No obstante,
es necesario ubicar de continuo el Nuevo Testamento en su contexto
más amplio, lo cual incluye su trasfondo en el Antiguo Testamento.
Incluso es casi imposible predicar sistemáticamente cualquier libro
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia?
1
115
del Nuevo Testamento sin pronto descubrir alguna referencia directa
o alusión al Antiguo Testamento. Puesto que el Nuevo Testamento
presupone el Antiguo, sólo es posible comprender mejor qué dice el
Nuevo Testamento al aclarar los vínculos reales. Y se puede hacer, en
parte, mediante las polaridades antes mencionadas. Aquí comentaré
tres de ellas.
1.
Tipo - Antitipo
La tipología ha resultado ser algo controversia!, debido tal vez a los
extraños excesos propuestos por ciertos exponentes del método. No
obstante, es un método que se basa en las Escrituras mismas, y no
puede ser ignorado. Cuando es bien entendido, abre las puertas de
la estructura de la revelación de tal forma que no quedan vínculos
abandonados al azar o a la imaginación. La tipología toma su nombre
de la palabra griega i-únoc; (typos), que puede corresponder a un impreso
o sello, pero es con frecuencia usada en el Nuevo Testamento en el
sentido de un ejemplo o patrón a seguir. Pero cabe señalar que su uso,
como un principio estructural, es más amplio. Es decir, que la palabra
y sus cognados indican un principio que se encuentra en la estructura
global de la Biblia. Limitarnos sólo al uso de la palabra misma implica
que tendríamos un concepto muy limitado de la tipología.
La esencia de la tipología radica en reconocer que dentro de la
misma Escritura hay ciertos acontecimientos, personas e instituciones
de la historia bíblica que guardan relación con acontecimientos,
personas e instituciones posteriores. La relación se basa en que el
elemento más antiguo prefigura al posterior, y este último completa
o complementa el primero. Es una forma de decir "esto es aquello";
es decir, que el acontecimiento anterior nos dirige a un elemento
posterior significativo (Hech 2: 16). Pedro afirmó en el día de
Pentecostés que el fenómeno que habían presenciado era aquél del
cual habló el profeta Joel. La tipología trasciende el cumplimiento
de la palabra profética y reconoce que incluso los acontecimientos
históricos pueden corresponder a cierto antitipo o cumplimiento.
La tipología es descartada en ocasiones por considerarse una
variante de la alegoría, y que por eso es extrema e inválida. Esta es una
116 /
CAPÍTULO 6
confusión común que debe evitarse. Existen algunas similitudes en el
sentido de que la alegoría (el método de los padres alejandrinos) y la
tipología (el método de los padres antioquenos) reconocen cierta clase
de correspondencia; sin embargo, la diferencia es vital. Por un lado,
la alegoría era un método que, en esencia, consideraba insignificantes
de por sí, los antiguos acontecimientos e imágenes. Podían tener algo
de importancia, pero la verdadera tarea era, buscar más allá de ellos,
el significado espiritual más profundo. Este significado con frecuencia
no tenía ninguna relación con el significado histórico original. No
existía una conexión real r istórica o teológica entre el texto y su
significado espiritual. La vinculación a menudo tenía lugar a un nivel
superficial y tendía a ser una asociación libre de ideas.
Por otro lado, la tipología reconoce que el significado histórico
original del texto se relaciona teológicamente con su expresión
posterior, que lo complementa y muchas veces lo completa.
La validez de este enfoque depende de comprender de manera
adecuada la estructura de la revelación progresiva. El principio de
unidad y distinción es importante al determinar cuál es la unidad
esencial de la revelación que nos permite aplicar los textos antiguos
a nosotros. La tipología nos ayuda a responder las preguntas sobre
cómo Dios "salvó" a las personas antes de que se revelara el único y
singular hecho salvador de Jesucristo. La alegoría percibe de base una
relación conceptual superficial entre los acontecimientos del Antiguo
Testamento y el evangelio cristiano; la tipología considera que el tipo
es parte del proceso teológico de revelación que lleva al antitipo o
cumplimiento en el evangelio. El tipo es la sombra de la realidad
que se revela en el antitipo, pero no es sólo una sombra. Está ligado
teológicamente al antitipo en una unidad que implica que quienes se
relacionaban con el tipo lo hacían también con el antitipo. Jesús dijo:
"Abraham... se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró"
Quan 8:56). En otras palabras, las promesas hechas a Abraham
eran un tipo referente a Cristo y es posible hablar del hecho de
que Abraham hubiera abrazado estas promesas como si Abraham
de hecho hubiera visto a Cristo y lo hubiera abrazado en la fe. La
alegoría, tal como la tipología, buscó responder la duda de cuál era
el significado de los textos del Antiguo Testamento para el cristiano.
¿Qué clase de unidad tiene la Biblia? /
117
Pero, a diferencia de la tipología, no pudo responder las preguntas
sobre cómo se relaciona el pueblo del Antiguo Testamento con la
salvación en Cristo. Retomaremos la tipología en el capítulo 8.
2. Promesa - Cumplimiento
La polaridad de promesa y cumplimiento es un aspecto específico de
la estructura de la tipología. Cabe señalar que la visión del Nuevo
Testamento, de cumplimiento, no siempre se restringe a responder a
revelaciones del Antiguo Testamento de las cosas futuras. Por ejemplo,
en Mateo 2: 15 hay una referencia al retorno de José y María con el
infante Jesús desde Egipto, un hecho que cumple la palabra "... de
Egipto llamé a mí hijo", tomada de Oseas 11: 1. En realidad el pasaje
de Oseas no estaba prediciendo, sino recordando el acontecimiento
histórico del éxodo de Egipto dirigido por Moisés. Se podría decir
algo similar del uso que se hace en Mateo 2: 18 de Jeremías 31 : 15,
el cual es otra referencia histórica, más que una predicción. Sólo es
necesario decir que estas referencias nos ayudan a ver cómo opera el
principio más amplio de la tipología.
No obstante, en la mayoría de los casos, percibimos el aspecto de
promesa y cumplimiento en la afirmación del Nuevo Testamento de
que las promesas y predicciones proféticas del Antiguo Testamento
se cumplieron. Como a menudo se señala, este cumplimiento no
se restringe a un acontecimiento. Las promesas, profecías de juicio,
y profecías de restauración, por lo general se cumplan en forma
parcial en el Antiguo Testamento, lo que representa otro indicador
de la estructura de la revelación. Cuando llegamos a los llamados
profetas posteriores, o profetas escritores, podemos identificar dos
niveles de juicio profético y restauración. En primer lugar, se produce
un cumplimiento inmediato en la historia de la nación, como por
ejemplo en la destrucción de Jerusalén en manos de los babilonios
y el decreto de Ciro de liberar a los cautivos. En segundo lugar está
la visión a un mayor plazo, que ve el juicio como una catástrofe de
proporciones cósmicas, y la restauración como una creación nueva de
los cielos y la tierra.
Lo más importante del aspecto de promesa y cumplimiento es la
afirmación de Jesús y de los apóstoles de que todo se cumple en Cristo.
"
· · ···· ·
.....!;'.
•...~.· ·'
118 1 CAl'ÍTUl.O <i
Y otra Ve'l recalco que no es obvia la naturaleza de este cumplimiento.
Los judíos de los tiempos de Jesús que pensaban que sabían cómo se
cumplirían la promesa y la profecía, no fueron capaces de percibir
que estas cosas se cumplían en Jesús. Y no hay opción: o permitimos
que Jesús dicte los términos de este cumplimiento o deberemos
concluir que cometió un error. El Nuevo Testamento demuestra que
el hecho de que Jesús era quien cumplía las expectativas de Israel no
fue obvio. Podríamos preguntarnos ¿por qué? La respuesta radica
en el hecho de que Jesús es la palabra final y total de Dios sobre
el tema. Es decir, él no es sólo el cumplimiento: es asimismo una
revelación mayor y completa. Si bien el Antiguo Testamento nos
ayuda a entender de qué trata el Nuevo, es el concepto sobre Jesús,
expresado en el Nuevo Testamento, el que da sentido al Antiguo.
Pablo nos recuerda que quienes leen el Antiguo Testamento, sin
verlo en términos de Cristo, tienen un velo sobre sus mentes. Es lo
que marca la diferencia entre una sólida visión cristiana del Antiguo
Testamento y los demás intentos por entenderlo (2 Cor 3:14-16). El
hecho de que este velo sólo sea apartado en Cristo es una afirmación
muy significativa para nuestra predicación del Antiguo lestamento.
3. Historia de la Salvación - Objetivo Escatológico
Según la perspectiva bíblica de la historia de la salvación, Dios
conduce, de manera inexorable los acontecimientos del mundo hacia
un objetivo por el cual todas las cosas volverán al orden correcto. La
escatología o estudio de las últimas cosas, a menudo es confinada al
último capítulo de los textos de teología sistemática. Suena lógico:
últimas cosas, último capítulo. Existe otra lógica: una teo-lógica
que reconoce que la escatología es el primer capítulo. 24 Algunas de
las antiguas teologías reformadas que comenzaron con los decretos
eternos de Dios estaban en lo correcto al reconocer la prioridad del
plan y propósito de Dios. Comenzar por la escatología nos recuerda
que todos los acontecimientos toman su significado de lo acontecido
24
Peter E Jensen, At the Heart of the Universe (Leicester: IVP, 1994; Wheaton:
Crossway, 1997) brinda un resumen de doctrina cristiana que ubica la escatología
y el retorno de Jesús en el capítulo 1.
¿Qué clase de unidad tiene /,a Biblia? 1 119
con Cristo, y de lo que sucederá cuando Dios consume su plan al
regresar Jesús. Por eso Pablo nos recuerda, en Colosenses 1: 16, que
rodas las cosas fueron creadas en él, por medio de él y para él. La
salvación no fue un cambio de planes causado por la catástrofe no
predicha de la caída. El plan original de Dios para la creación era
que ésta encontrara su sentido y cumplimiento en Cristo y en su
evangelio. La perspectiva cristocéntrica es vital para entender la
Biblia y el predicador debe repetirla de continuo a la congregación.
La historia de la salvación es el proceso escatológico que se inserta
en la historia de nuestro mundo. La historia de la salvación y la
escatología son parte de la esencia del mensaje bíblico y nos brindan el
camino para comprender el significado de nuestra existencia. Es muy
irresponsable que un predicador extraiga enseñanzas morales de textos
aislados y transmita la noción de que el tema de fondo es descubrir
la autoestima, felicidad, salud, realización personal o cualquier otra
cualidad deseable en la vida, como si éstas fueran valiosas por sí
mismas. Todas estas buenas cualidades deben estar bajo la perspectiva
del evangelio y el marco de la historia de la salvación.
¿Cómo fonciona el evangelio en la Biblia?
1
121
CAPÍTULO 7
bastante deplorable cuando estos falsos evangelios son el fundamento
para aceptar a otros cristianos.
¿Cómo funciona el evangelio
en la Biblia?
Tarde o temprano, alguien nos asegurará que toda la Biblia
es el evangelio, lo que demuestra un énfasis loable en la unidad de
la Biblia, pero es impracticable cuando se trata de la aplicación.
Si toda la Biblia es el evangelio, ¿a qué parte le daremos prioridad
cuando evangelicemos? La Biblia misma nos proporciona la necesaria
información de que el evangelio es un mensaje con un contenido
definible, y que en eso debemos creer si hemos de ser salvos. Existe
suficiente evidencia bíblica para justificar nuestra comprensión del
evangelio como un acontecimiento, o como el mensaje proclamado
sobre ese acontecimiento, presentado por Dios como objeto de
nuestra fe y confianza, si hemos de ser salvos. Por supuesto que la
proclamación del acontecimiento no implica relatar tan solo lo
sucedido, pues lo que significa es fundamental. Es la diferencia
que existe entre decir: "un hombre llamado Jesús fue ejecutado en
la cruz por los romanos", y proclamar: "Cristo murió por nuestros
pecados". Incluso, si queremos usar el evangelio en un significado
menos restringido, tarde o temprano descubriremos la necesidad de
hacer ciertas distinciones en nuestra forma de pensar y en nuestra
predicación. Por esta razón, debemos responder la pregunta: "¿Qué
es, entonces, el evangelio?"
¿Qué es el evangelio?
Casi todas las personas utilizan la palabra "evangelio"; tanto en forma
religiosa como secular. En el mundo religioso se utiliza a menudo sin
que exista un consenso real sobre el significado del término. Incluso
cuando se propone que "evangelio" es un término basado en la Biblia,
existen grandes diferencias entre, por ejemplo, una visión cristadelfiana,
evangélica o liberal del evangelio. Entre los evangélicos también existen
diferencias de uso. Por eso, es motivo de preocupación el hecho de que
algunos libros y cursos de estudio sobre evangelismo parecen asumir
que todos los cristianos tienen absoluta claridad sobre su definición, y
que lo que más se necesita es técnica para explicar el evangelio a los no
creyentes. La experiencia sugiere que este supuesto está equivocado,
y que hay mucha confusión entre los creyentes en cuanto a lo que
es el evangelio. 1 Los predicadores tienen en ocasiones un evangelio
teórico y otro práctico u operativo: en términos de la teoría, entramos
en modalidad teológica, y producimos, en la medida de lo posible,
una noción basada en la Biblia que se centra en la persona y obra de
Cristo, pero en la práctica pastoral somos pragmáticos; por lo cual es
necesario identificar cuando nuestra predicación y enseñanza se están
centrando en un evangelio operativo, que puede corresponder a un
tema favorito o a un distintivo denominacional. El bautismo, o una
visión específica de la segunda venida, acción social, creacionismo,
dones espirituales, y otros temas similares son elevados a la categoría
de evangelio al convertirse en el centro de nuestra predicación. Y es
Vea Graeme Goldsworthy, "The Gospel", en el New Dictionary ofBiblical lheology,
editado por B. Rosner y T. D. Alexander (Leicester: IVP, 2000) págs. 521-524.
De acuerdo con Marcos 1:14-15, Jesús comenzó su ministerio
predicando el evangelio de Dios, un mensaje resumido como: "El
tiempo se ha cumplido ... y el reino de Dios se ha acercado". El
evangelio exige responder a: "arrepiéntanse y crean en el evangelio".
Es obvio que existe una diferencia entre el evangelio y la respuesta
apropiada a él. Si consideramos el imperativo de arrepentirnos y creer,
como parte del evangelio, terminaremos teniendo fe en una fe. La
distinción entre el mensaje y la exigencia de creer es vital. Implica que
el evangelio supone más que tan solo instar a las personas a tomar una
decisión. El contenido del mensaje del evangelio que predicó Jesús
comprende dos elementos fundamentales: el de ciertas expectativas
que ahora se cumplen y el del acercamiento del reino de Dios. Ambos
elementos están saturados de la historia de la salvación contenida en el
122
1
CAPÍTULO 7
mensaje del Antiguo Testamento, el cual describe los hechos de Dios,
los pronunciamientos proféticos sobre dónde nos dirigen estos hechos,
y el anuncio de que sería Jesús quien los convertiría en realidad.
Esta perspectiva de Marcos es similar a la introducción y al
resumen que hace Pablo del evangelio, que aparece en Romanos
1: 1-4, donde define el evangelio como el mensaje sobre Dios y de
Dios: es el evangelio de Dios. Es el evangelio que tuvo su expresión
previa en la palabra profética del Antiguo Testamento. Es el evangelio
que trata del Hijo, cuya identidad histórica se expresa según su
linaje humano, que se remonta a David. Este linaje tiene profundas
consecuencias teológicas puesto que lo vincula con el patrón histórico
de la monarquía en el pueblo de Dios, y con las expectativas proféticas
asociadas al futuro dominio de Dios, glorioso, que se cumplirían por
medio de un rey davídico. Pablo describe la resurrección como el
momento culminante de todo el evangelio. La resurrección demuestra
que él es el Hijo de Dios, y es el acontecimiento designado en
Romanos 4:25 como el medio de nuestra justificación. No cabe duda
de que, según la forma en que Pablo expande este resumen en el resto
de la Epístola a los Romanos, que la resurrección de Jesús presupone
la muerte propiciatoria en la cruz. Debe entenderse que la muerte de
Jesús presupone su vida. La resurrección demuestra que es el Hijo de
Dios, un título que virtualmente indica la verdadera humanidad de
Jesús. El hecho de que resucite en forma corporal de la muerte es un
testimonio de la vida humana en perfecta obediencia que llevó por
causa nuestra. En esto se basa la comparación entre Adán y Cristo de
Romanos 5:19:
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno, los muchos serán constituidos justos.
La resurrección corporal es la justificación de Jesús como Hijo humano
de Dios y es por ende el fundamento de la justificación de todos los
que creen en él.
No hay necesidad de explayarnos en este punto. El evangelio
es el mensaje sobre Jesús de su vida, muerte y resurrección. Es la
obra particular de Dios el Hijo, quien, mediante su encarnación, se
hace hijo de Dios para nosotros; un papel del que da testimonio su
¿Cómo fonciona el evangelio en la Biblia?
1
123
resurrección. Quizás es necesario que recordemos de vez en cuando
que hay verdades relacionadas con este mensaje del evangelio que no
son en sí mismas el evangelio, pero sin las cuales éste no lo sería. La
perspectiva de distinción y unidad que recibimos de la encarnación y
la Trinidad nos recuerda que las personas de la Trinidad, si bien son
un Dios, no son intercambiables. El Padre no se encarnó en el vientre
de María, y el Espíritu Santo no fue crucificado. Por ende, cuando
Pablo indica que este evangelio trata del Hijo, reconocemos que en un
sentido real se refiere a la obra particular del Hijo, y no a la del Padre
o el Espíritu Santo.
La idea de esta distinción no es negar que las tres personas de la
Trinidad participen en el evangelio, sino sólo indicar que la forma
en que participan es específica de cada una. El Padre envía al Hijo,
y no viceversa. El Espíritu Santo genera la concepción en el vientre
de María. Sólo el Hijo nace de María, vive, muere y vuelve a vivir.
La mayoría de las personas lo entiende, pero a menudo surge una
confusión cuando los ministerios específicos del Padre o del Espíritu
son considerados el evangelio, o cuando se permite que tomen
el lugar del evangelio. Predicar la predestinación, la creación, el
nuevo nacimiento o el bautismo del Espíritu no equivale a predicar
el evangelio. Todas estas cosas están asociadas al evangelio y son
necesarias para que éste se cumpla, pero no son el mensaje esencial en
el cual creemos para salvación. Por otro lado, a diferencia del mensaje
del evangelio, no abordan directamente nuestra justificación y la
certeza de la salvación. Sólo el mensaje de que otro ser humano, veraz
y obediente, ha venido en nuestra ayuda, que ha vivido el tipo de vida
que deberíamos llevar pero que no podemos, que ha pagado el total
de la pena que merecemos por llevar la vida que no deberíamos: sólo
este mensaje puede darnos la seguridad de que tenemos paz con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo.
El evangelio es la clave hermenéutica
Al referirme al evangelio como la clave hermenéutica quiero decir que,
para que la interpretación de cualquier pasaje bíblico sea apropiada,
debe relacionarse con la persona y obra de Jesús. Eso mismo fue
reconocido en el Artículo 111 de La Declaración de Chicago sobre
'
124
1
CAPÍTULO 7
Hermenéutica Bíblica que dice así: "Afirmamos que la Persona y obra
de Jesucristo son el punto central de toda la Biblia". 2 Ya consideramos
que lo dicho por Jesús después de la resurrección nos lleva a concluir
que todas las Escrituras tratan de él. Lo hemos dicho de varias maneras
Jesús es el único mediador de la verdad de Dios. Este papel mediado;
tiene gran importancia para comprender la Biblia.
Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre
Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, quien se dio a sí
mismo en rescate por todos. (1 Tim 2:5-6)
El Jesús que está mediando la palabra de Dios para nosotros es el
Jesús definido en términos de su acto salvador histórico. El significado
de la Biblia, en ese caso, está ligado a la obra salvadora de Jesús.
Otra perspectiva de esta verdad es la que aparece en la confesión y
recapitulación de Pablo en Romanos 1: 16:
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de
Dios para la salvación de todo el que cree.
Una vez que reconocemos que parte del hecho de ser salvos es
entender de forma correcta lo que Dios nos dice en su Palabra,
no podemos sino concluir que el evangelio es poder de Dios para
salvarnos del error hermenéutico. Esta salvación debe incluir ser salvo
de las interpretaciones pecaminosas de la Biblia, pero como cualquier
otra dimensión de nuestra santificación, debemos trabajar en ella; sin
embargo, esta dimensión no será perfecta hasta que regrese Cristo.
Otro pasaje que podríamos aplicar aquí es la palabra que Pablo le dice
a Timoteo:
Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe
en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para
enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,
Earl D. Radmacher y Robert D. Preus, editores, Hermeneutics, Inerrancy and the
Bib!e (Grand Rapids: Zondervan, 1984) pág. 882.
¿Cómo funciona el evangelio en la Biblia?
125
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda
buena obra. (2 Tim 3: 15-17) 3
Pablo expresa aquí el importante principio hermenéutico de que el
Antiguo Testamento nos instruye para alcanzar la salvación, la cual sólo
se consigue a través de Jesucristo. Es ineludible la función del evangelio
como medio para interpretar con corrección el Antiguo Testamento,
a menos que creamos que hay otro elemento independiente de la
salvación que actúe como tema principal en la palabra que Dios tiene
para nosotros.
La interpretación centrada en Cristo fue característica de la
Reforma y marcó una separación radical del catolicismo medieval.
En tiempos de la Reforma, casi todos los teólogos católicos romanos
habían adoptado el pensamiento de Tomás de Aquino (1226-1274),
quien desestimó los efectos del pecado humano en el pensamiento
y entendimiento. Propuso un sistema según el cual el conocimiento
de Dios, conocimiento verdadero, pero que no salva, era alcanzable
mediante los sentidos y la razón, sin la Biblia como revelación especial
y sin el ministerio del Espíritu Santo. 4 Esta revelación a través de la
naturaleza era complementada por una revelación salvífica especial, es
decir, por gracia. 5 Los reformadores rechazaron esta idea de "naturaleza
y gracia" a favor de la "sólo gracia". La gracia fue redefinida por los
reformadores en términos bíblicos, en lugar del concepto eclesiástico
Las "Sagradas Escrituras" (iEpa ypciµµcna) mencionadas en el versículo 15
y "Toda la Escritura" (it&aa ypa<f>tí) en el versículo 16 se refieren al Antiguo
Testamento.
Esta aplicación de la filosofía empírica aristotélica es notablemente similar al
punto de partida del cristianismo liberal. La similitud entre el catolicismo y el
neoprotestantismo es analizada con cuidado por Jacques de Senarclens, Heirs of
the Reformation (Londres: SCM, 1963).
Cabe hacer notar que la idea de gracia de Tomás era muy distinta a la de los
reformadores. El carolicismo había asociado la gracia, en su mayor parte, a las
ministraciones sacramentales de la iglesia, lo que tiende a separar el evangelio de
la obra histórica de Cristo y a convertirlo básicamente en un acto presente que
tiene lugar en el alma del creyente. La revelación salvadora de la gracia quedaba
ligada así a una interpretación eclesiástica, en lugar de ser revelada e interpretada
por la misma Escritura.
126
1
¿Cómo funciona el evangelio en la Biblia?
CAPÍTULO 7
y sacramental de Aquino. "Sólo gracia" significa no sólo que somos
salvos por el don misericordioso de Dios sólo en Cristo, sino que el
correcto conocimiento de Dios por medio de su Palabra es parte de
esta salvación. Comprender la Biblia como es debido requiere de fe en
Jesucristo, junto con la iluminación del Espíritu, pues revela a Cristo
como el significado de las Escrituras; de tal forma, que ningún pasaje
puede entenderse sin hacer referencia a él.
El evangelio es el corazón bíblico y teológico
Estrechamente relacionado con el hecho de que el evangelio es la clave
hermenéutica, está el reconocer que el evangelio es el núcleo teológico
de toda la Biblia. La teología bíblica lo revela con toda certeza,
mostrándonos los detalles específicos del proceso que se extiende
por toda la revelación progresiva, y llega a centrarse en Crisro como
quien lo cumple.<' La teología de la Biblia trata de Dios como Creador
y Redentor del mundo. La teología bíblica estudia la forma en que
este tema se revela en el proceso de la historia de la salvación. Para el
predicador, uno de los aspectos más importantes de este proceso es la
forma en que éste demuestra la unidad de las Escrituras, pues cada
parte está vinculada de alguna manera a la persona y obra de Cristo.
He subrayado la unidad de la revelación, proponiendo el reino
de Dios como característica unificadora global del mensaje bíblico. La
realidad comprende, en términos bíblicos, dos elementos principales:
Dios y el orden creado. Podemos afirmarlo porque la Biblia no da
fundamentos para sugerir la existencia de otro elemento fuera de
estos.7 La creación está sujeta a una diferenciación adicional en la
Biblia, puesto que la raza humana, la única parte creada a la imagen de
Dios, recibe un estatus diferente y superior al del resto de la creación.
El patrón que emerge en todas las secciones de la Biblia es que la
revelación del plan de Dios abarca tres puntos centrales:
Vea Graeme Goldsworthy, Evangelio y reino: Una perspectiva cristiana del Antiguo
]estamento (Monterrey: Torrentes de vida, 2005), y Estrategia divina: Una teología
de la salvación (Barcelona: Clie/Andamio, 2003).
Debemos asumir que si existe algo fuera de Dios y del universo creado, no es
necesario que lo sepamos, y no afecta, en modo alguno, la verdad bíblica.
l.
2.
3.
l 127
Dios como Señor.
Su pueblo, que vive ante él como súbdito dispuesto que le
ama.
El ambiente creado en el que Dios se relaciona con su pueblo.
Esta visión resumida8 de la realidad se ajusta a todas las secciones
de la Biblia. Siempre existe una expresión acerca del Dios que se
relaciona con su pueblo en algún lugar definido. El esquema de
Dios-pueblo-lugar presupone además ciertas relaciones bien definidas
que identificamos por primera vez en los relatos de la creación. La
rebelión humana alteró estas relaciones, pero Dios respondió con un
proceso por el cual la raza humana será restaurada perfectamente por
medio de la redención.
El proceso mediante el cual se efectúa la restauración, o sea,
la "mecánica" de la salvación, es lo que busca entender la teología
bíblica, porque de esta forma aprendemos a relacionar los textos
antiguos con la existencia cristiana contemporánea. Al proponer este
enfoque analítico reconozco la necesidad continua de cotejar el plan
general con los detalles de la Escritura. Es necesario que recordemos
que al cotejar el todo con las partes debemos, asimismo, cotejar las
partes según el todo. Y es importante que entendamos que nuestro
punto de partida básico es el evangelio. Hay que tomar el esquema
de Dios-pueblo-lugar y observar cómo se emplea en la revelación de
la Biblia. Al hacerlo, debemos incluir el aspecto de las relaciones en el
que se basa el concepto del reino de Dios; es decir, la esencia del reino
de Dios equivale a: el pueblo de Dios, en el lugar de Dios y bajo el
dominio de Dios. 9 El pecado implica repudiar el dominio de Dios, y
el juicio resultante amenaza con desintegrar toda la estructura. Dios
sigue siendo el soberano, pero se perdió la vida en comunión con
Dios, de la cual disfrutaban los seres humanos. Sólo el amoroso plan
de redención puede resolver ese problema.
8
Con la palabra "resumida" me refiero a que podernos discernir los ingredientes
básicos y esenciales de la realidad en estos tres términos.
9
Vea Goldsworthy, Evangelio y reino, capítulo 5.
128
¿Cómo fanciona el evangelio en la Biblia?
CAPfTUL07
En la revelación progresiva del reino podernos observar las
siguientes manifestaciones del concepto básico de reino, en
una secuencia:
En eljardín del Edén
Dios, su pueblo y el lugar, existen según las relaciones perfectas
3.
4.
5.
que Dios desea.
6.
Fuera deljardín del Edén
7.
Las relaciones establecidas por Dios en la creación se dislocan y se
ven confundidas por el pecado. No se destruyen por completo, y
el mundo sigue su curso bajo sentencia de muerte.
En la historia de la redención
Dios llama a una familia y a sus sucesores para ser el contexto
donde revelar su plan y propósito de redimir a personas de todas
las naciones. Las relaciones del reino de Dios son restablecidas
pero no se completan debido a la pecaminosidad.
En la escatología profética
El patrón de la redención, y el reino prometido de Dios que no
llegó a completarse en la historia de Israel, constituyen el patrón
de salvación y reino futuro y glorioso prometido por los profetas.
En Jesucristo
En aquello que falló Adán, y en aquello que falló Israel, Cristo
aparece corno el postrer Adán y el verdadero Israel para realizar
los propósitos de Dios a perfección. A los creyentes de todos
los periodos de la historia se les otorga esta perfección y justicia
como don.
En la consumación
La perfección que habita en Jesús y que los creyentes poseen por
fe, sólo se formará en toda su plenitud en los creyentes y en el
mundo cuando Jesús retorne en gloria.
Podernos formularlo de otra manera:
1. El patrón del reino se establece en el jardín del Edén.
2. El patrón es quebrantado cuando aparece el pecado.
1 129
El patrón se restablece en la historia de la salvación de Israel
pero no se concreta plenamente.
El mismo patrón moldea la visión profética del reino futuro.
El patrón del reino se establece perfectamente en Jesús en
forma representativa.
El patrón del reino comienza a formarse en el pueblo de
Dios por medio del evangelio.
El patrón del reino se consuma con el regreso de Cristo.
La "mecánica" de la salvación, entonces, consiste en lo siguiente:
Aquello que se perdió con la caída, se prefigura en la historia de la
redención de Israel. Luego surge la realidad sólida de Jesús, quien lleva
en sí mismo la plenitud del reino, por ser Dios, hombre y ambiente
creado, en perfecta relación.
El evangelio estructura la historia y la escatología
El evangelio es lo que estructura la historia, al estructurar la historia de
la salvación. Quizás corresponda aclarar la relación entre la historia de
la salvación y la historia general del mundo. En primer lugar, usamos
la palabra "historia" para designar lo que en realidad ocurre con los
asuntos humanos. Y puede abarcar la "historia natural": lo que pasa
en el universo con o sin participación humana. Desde un punto de
vista bíblico todo lo que sucede en la historia es debido a Dios y a sus
propósitos. Por consiguiente, puede entenderse que la historia no es
sólo lo que ha sucedido, sino también lo que ha de suceder. La historia
de la salvación se refiere a los momentos de la historia universal
cuando Dios actúa de manera específica para revelar y concretar la
salvación de su pueblo. Y es historia general en el sentido de que
Dios ha revelado que la historia de la salvación tiene consecuencias
universales: Dios está obrando para redimir a una gran multitud de
cada nación, tribu, pueblo y lengua (Apoc 7:9). Desde el punto de
vista bíblico, la historia del mundo y la historia de la salvación van
ligadas; en realidad sólo hay una historia, pero se hace la diferencia
por las razones dadas.
¿Cómo entonces estructura el evangelio la historia de la salvación?
Algunos podrían sugerir que en realidad sucede lo opuesto y que
'
UO 1
CAPÍTULO 7
la historia de la salvación estructura el evangelio, y eso es verdad
de la misma forma en que el Antiguo Testamento estructura el
evangelio. Lo cierto es que son interdependientes, pero el evangelio
es el plan último de Dios al que están sujetos todos los aspectos
restantes de la historia. El interés inmediato del predicador debe
ser comprender cómo se relaciona el evangelio con las estructuras
de la historia. La historia sirve al evangelio. La historia mundial,
escrita desde el punto de vista de Dios y, sin los efectos debilitantes
de la pecaminosidad e ignorancia humanas es, en última instancia,
la historia del evangelio. 10 La escatología, o el estudio de las últimas
cosas, se centra en el hecho de que todo lo que acontece sirve para
el fin o propósito que Dios ha designado. La escatología comienza
con los propósitos eternos de Dios, según los cuales "nos escogió en
Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos
y sin mancha delante de él" (Ef 1:4). Debido a que la historia es un
relato que Dios controla, y que inevitablemente llegará al fin que él
ha determinado, se ve estructurando de acuerdo a la historia de la
salvación y por la escatología.
Una de las características notables de la forma en que el
Nuevo Testamento trata el evangelio es el énfasis otorgado a ciertos
momentos clave de la historia de la salvación registrados en el Antiguo
Testamento. Por ejemplo, un pasaje muy obviado es la genealogía de
Jesús con la que Mateo comienza su Evangelio. Su resumida estructura
nos lleva de Abraham a David, de David al exilio y del exilio a Cristo
(Mat 1: 17). En el capítulo 6 me referí a algunas de las formas en que
los teólogos bíblicos han entendido la estructura de la historia de la
salvación. Ahora es necesario que nos preguntemos: "¿qué estructura
propone el evangelio?" Algunos planteamientos parecen comenzar
por una investigación del Antiguo Testamento destinada a entender
cuáles hechos son los más significativos y por qué. Pero, ¿por qué
Mateo ordena la genealogía destacando a Abraham, David, el exilio y
Cristo? Cuando llegamos al primer sermón de Pedro sobre el evangelio
10
Ucilizo la palabra "hiscoria" en este contexto para referirme al registro de la
historia, a diferencia de la historia en cuanto a los acontecimientos que realmente
sucedieron.
¿Cómo funciona el evangelio en la Biblia?
1
131
descubrimos que se extiende fundamentalmente de David a Cristo.
El sermón de Pablo en Antioquía alude en primer lugar a Abraham,
avanza por la historia de la salvación hasta llegar a David, y luego da
un salto de David a Cristo (Hech 13: 17-23). Tanto Pedro como Pablo,
además, confieren un lugar especial a la resurrección. La forma en que
Pablo resume el evangelio en Romanos 1: 1-4 refuerza esta idea. De
estos pasajes obtenemos una estructura básica para la proclamación
del evangelio. El punto de partida es Abraham; se incluye la historia
de sus descendientes. Se llega a un punto culminante con David.
Luego pasamos al descendiente de David en que todo da fruto: Jesús
de Nazaret. Teniendo en mente que la venida de Jesucristo no es un
accidente, y que la historia de la salvación está sujeta al evangelio,
podemos decir que el evangelio determina los acontecimientos que
conforman la historia de la salvación.
Abraham, David y Jesucristo vienen a ser los puntos clave de
la estructura de la revelación bíblica, que culmina con el evangelio,
y con el mensaje predicado acerca de esa historia: "El tiempo se ha
cumplido, y el reino de Dios se ha acercado". Podríamos mencionar
que la apología de Esteban, en Hechos 7, agrega un elemento a
esta estructura, al mencionar a Salomón como quien llevó a cabo la
in tendón de David de construir un templo (Hech 7 :4 7). Reconocemos
a Salomón como el hijo de David en quien comienzan a cumplirse las
promesas hechas a su padre, por eso David sigue siendo el punto clave
mencionado arriba, y la estructura de la revelación bíblica no cambia;
está claramente asociada al evangelio. En los términos concretos
de la historia de la salvación, es posible distinguir la estructura del
evangelio según los parámetros que indican estos pasajes clave del
Nuevo Testamento; en otras palabras, la revelación está asociada a
una realidad determinada por los parámetros históricos de Abraham
a David (y Salomón). Esta realidad nos dirige luego a Cristo; pero,
para poderlo enfocar, debe proyectar nuestra visión a lo largo de
mil años de historia. El Nuevo Testamento nos informa cómo se
mantiene esa visión: mediante la profecía. Y es entonces cuando
podemos darnos cuenta de que el evangelio que expone Pablo es el
evangelio antes prometido por medio de los profetas (Rom 1:2). Una
'
132
1 CAPfTULO 7
vez más, llegamos a entender el evangelio como el acontecimiento que
cumple las expectativas del Antiguo Testamento. La naturaleza del
acontecimiento del evangelio, los detalles de la persona y la obra de
Jesús, abarcan todas esas expectativas.
Si bien el acontecimiento del evangelio puede ser resumido en
términos de la hisroria de Jesús de Nazaret, la exposición del Nuevo
Testamento sobre su significado nos permite discernir distintos
aspectos de la obra de Dios. Como vimos en el capítulo 6, se proclamó
que Jesús era quien cumplía todos los propósitos de Dios para Israel
en su calidad de pueblo de Dios. Jesús era el escogido de Dios; el
soci~ humano del pacto de Dios. La multiplicidad de las imágenes del
Anttguo Testamento se aplicó a él con el fin de mostrar que el papel
de quien cumpliría esos propósitos era específico. Todos los roles
salvadores mencionados en el Antiguo Testamento se resumen en él.
La cristología es comprender el significado de que Jesús es el Cristo.
En el pensamiento tradicional de la Reforma, la cristología designaba
los roles que le permitían ser Salvador del mundo, lo cual implicaba de
forma específica entender a Jesús como alguien que no sólo cumplía
lo~ ministerios designados en el Antiguo Testamento, sino quien les
brmdaba su verdadero significado. Jesús era el profeta por excelencia.
Las profecías del Antiguo Testamento no sólo se referían a él, sino que
dependían de él para encontrar su significado y validez últimos. Si
bien las palabras de los profetas por lo general tenían un cumplimiento
inmediato en la historia de Israel, su objetivo principal fue prefigurar
su cumplimiento en Cristo. Y eso tiene tremendas consecuencias
sobre la forma en que predicamos a los profetas. Jesús mismo, incluso,
es la palabra profética más completa. Si bien Dios habló mediante
los profetas, en los días postreros ha hablado por medio de su Hijo
(Heb 1:1-2). Jesús es el profeta que da su sentido a todos los demás
profetas. Él es la palabra hablada; y, al ser un verdadero israelita, es
asimismo el hijo de Dios que escucha.
, ?e
un modo similar, Jesús cumple el papel de sacerdote, porque
solo el es el verdadero Sumo Sacerdote que entra en la presencia de
Dios en nombre nuestro (Heb 9:24-28). Y también cumple los roles
de ofrenda sacrificial y de templo, por ser el lugar de sacrificio donde
¿Cómo fonciona el evangelio en la Biblia?
1
133
1)ios y el hombre se reconcilian. Cumple también el papel de rey, por
ser el verdadero sucesor del Rey David, uno más grande que Salomón,
y es conocido como hijo de Dios. 11 Y como verdadero israelita, es el
súbdito en perfecta obediencia. Y, a la percepción tradicional de que
es profeta, sacerdote y rey, podemos agregar, con toda justificación,
la de sabio, porque Jesús no sólo revela la sabiduría de Dios, sino
que es, además, el verdadero hombre sabio, pues imparte sabiduría
y nos instruye para saber cómo llegar a la sabiduría y cómo vivir en
este mundo.
El evangelio y el fin del mundo
La historia de la salvación tiene como objetivo la realización final de
la redención y la venida del reino de Dios en toda su plenitud, por
lo cual el evangelio está orientado al fin. La idea del fin del mundo
evoca toda clase de imágenes de catástrofe universal, destrucción
apocalíptica y el cese de la vida en el planeta. Y hay buenas razones
bíblicas para pensarlo, pero la Biblia presenta también una visión del
fin del mundo de una manera más sutil que la idea popular. El primer
sermón cristiano posterior a la resurrección tuvo como prefacio una
referencia a la profecía apocalíptica de Joel, que se cumplía en ese
momento. El fenómeno de las lenguas de Pentecostés cumplía las
palabras de Joel sobre los postreros días, cuando Dios derramaría
su Espíritu sobre toda carne (Hech 2: 17). Pedro citó el resto de la
profecía como si también se hubiera cumplido en Pentecostés:
Y mostraré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la
tierra: Sangre, fuego y columna de humo. El sol se convertirá
en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y
glorioso del Señor. (Hech 2:19-20)
A pesar del claro reconocimiento de que la resurrección y
ascensión de Jesús implicaba que el reino llegaba por medio de la
predicación del evangelio en el mundo, y a pesar del mensaje de que
la ascensión tendría su equivalente en el regreso de Jesús en similar
11
Cumple la promesa de 2 Samuel 7:14.
'
l.H
1
¿Cómo fanciona eL evangelio en la Biblia?
CAl'(TUl.O 7
forma, los apóstoles no tuvieron dificultad en proclamar el fin como
algo que ya había llegado. Juan declaró que era el último tiempo y que
muchos anticristos habían surgido (1Jn2:18). Judas entendió que las
predicciones del último tiempo se estaban cumpliendo (Jud 18). Pablo
describió a sus contemporáneos como a quienes habían alcanzado los
fines de los siglos (1 Cor 10:11). En Hebreos dice: "en estos últimos
días [Dios] nos ha hablado por su Hijo" (Heb 1:2). Asimismo ahí
se describió a Jesús como quien "se ha manifestado para destruir el
pecado por el sacrificio de sí mismo" (Heb 9:26).
Pero los autores del Nuevo Testamento también veían un fin
a futuro. La situación contemporánea no agota la realidad del fin,
y los cristianos también deben entender que existe un fin futuro;
descrito como el momento en que "la trompeta sonará y los muertos
resucitarán" (1 Cor 15:52). Los profetas hablaron de burladores que
vendrían en los postreros días, y ellos, señala Pedro, ya habían llegado;
sin embargo, el objeto de su burla, el regreso de Cristo, es aún un
evento futuro (2 Ped 3:2-7). El cielo y la tierra presentes se consumirán
en ese día del juicio.
Según estas consideraciones, estamos obligados a admitir que
la antigua discusión sobre si la escatología ya se ha realizado (en el
presente), o es algo del futuro, se resuelve por medio del evangelio,
que nos habla en términos de tanto el presente como el futuro. De
hecho, la evidencia que acabamos de citar indica que el fin de los
tiempos es al mismo tiempo pasado y futuro, en el sentido de que
el acontecimiento histórico del evangelio fue la llegada del fin. El
Nuevo Testamento caracteriza la existencia cristiana como la vida que
se viviría en el fin de las edades, por lo tanto, el acontecimiento del
evangelio es el fin. La existencia cristiana se produce en el fin, y éste
vendrá con el regreso de Cristo. ¿Cómo puede ser? La mayoría de los
cristianos sabe que la pregunta: "¿Eres salvo?" debe tener la respuesta:
"Fui salvado, así que soy salvo y seré salvo". Es otra forma de decir:
"ya alcancé el fin, así que estoy alcanzando el fin, y alcanzaré el fin".
Esta simple respuesta abarca la esencia de la perspectiva del Nuevo
Testamento sobre la escatología y el evangelio. Esta perspectiva del
"ahora, pero no todavía" reconoce una distinción entre la primera y
1
135
la segunda venida de Cristo, como asimismo una estrecha conexión
entre ellas. Entonces, ¿en qué radica la distinción, y en qué la unidad?
1. El evangelio como la obra de Cristo PARA nosotros
El evangelio es el acontecimiento histórico que ya pasó; es lo que Jesús
hizo por nosotros, porque no lo podíamos hacer nosotros mismos.
Para hacer esta obra de redención, Dios se encarnó, cumpliendo así
el objetivo, el telos, el eschaton, en sí mismo. Él es ese fin, puesto
que en él Dios y la humanidad y todo el orden creado se relaci~nan
perfectamente. Jesús es el reino de Dios que invade este mundo, aJeno
de rebelión contra el reino. En Jesús, el fin del mundo llegó por causa
nuestra, por nosotros. Si es que había de existir un puente entre el
reino y los pecadores rebeldes, alguna forma de propiciación ante
la justa ira de Dios, Jesucristo lo hizo, alcanzando así el fin de los
tiempos por nosotros; sólo por nosotros. Es posible pensar que Jesús
pudo haber venido y vivido como el verdadero socio humano del
pacto de Dios, sin que hubiera referencia alguna a los pecadores,_y el
resultado hubiera sido que habría existido un ser humano en el cielo,
y nada más uno por toda la eternidad: Jesucristo. Tal "evangelio" ~o
estaría destinado a nosotros, sólo a Jesús; sin embargo, el evangelio
es un acontecimiento concebido para nosotros. La encarnación era
12
necesaria sólo por causa de quienes Jesús vino a servir.
Es importante recordar en este punto el testimonio de Jesús acerca
del cumplimiento de la profecía. Quiero afirmar categóricamente que
TODAS las profecías se cumplieron en el acontecimiento del evangelio,
en la primera venida de Jesús. Sólo había una venida proyectada
en la profecía; sin embargo, debemos entender la perspectiva del
Nuevo Testamento de las dos venidas como algo coherente. Existe la
tendencia a tratar de diferenciar las profecías del Antiguo Testamento
sobre el fin, en dos grupos: uno que se aplica a la primera venida; y
12
Marcos 10:45; Filipenses 2:6-8.
,
¿Cómo fonciona el evangelio en la Biblia?
l.l6 1 CAPÍTULO 7
otro, a la segunda. 13 Sería tentador tomar las profecías que hablan
en términos definitivos, por ejemplo, la de nuevos cielos y nueva
tierra, que encontramos en Isaías 65:17, sólo como una referencia a
la segunda venida, pero sería un error. Una perspectiva más bíblica es
la que reconoce que la distinción entre la primera y la segunda venida
no radica en lo que sucede sino en cómo sucede. Nada sucederá en la
segunda venida de Cristo que no haya sucedido en él en su primera
venida. Todas las expectativas del Antiguo Testamento se cumplieron
EN ÉL, y lo que hizo fue PARA NOSOTROS.
2. Elfruto del evangelio como obra de Cristo EN nosotros
Si algo se había hecho por nosotros, para que nos beneficiara era
necesario que hubiera algún punto de contacto con nosotros. Por
eso, la predicación del evangelio es la predicación del mensaje de
que, en Cristo, el reino se ha acercado. El Espíritu Santo aplica ese
mensaje en los elegidos, de modo que ellos abracen el evangelio por
fe y sean bautizados en Cristo. La fe, en otras palabras, nos sumerge
en una unión con Cristo, de manera tal, que lo que es propio de él
como único ser humano aceptado y fiel es atribuido o imputado al
creyente. En la Biblia se hace referencia a esta unión o unidad como
estar en Cristo y como haber estado con Cristo en los acontecimientos
salvíficos. Hemos sido crucificados con Cristo (Gál 2:19-20). Hemos
muerto con él (Col 3:3). Hemos sido sepultados juntamente con él,
habiendo estado unidos a él en su muerte (Rom 6:4-5). Se nos dio
u
Anthony A. Hoekema, 1he Bible aná the Future (Grand Rapids: Eerdmans,
1978), pág. l, señala: "El Antiguo Testamento abunda en profecías referentes
a las bendiciones futuras para Israel. En el Nuevo Testamento, muchas de las
profecías, pero no todas, se cumplen en la persona de Cristo. Resulta obvio,
por consiguiente, que algunas profecías encontrarán su cumplimiento sólo en
la segunda venida". En mi opinión, esta afirmación no es correcta, y el mismo
Hoekema reconoce el estrecho vínculo existente entre ambas venidas. Él afirma
que el acontecimiento escatológico predicho en el Antiguo Testamento sucedió;
que lo que era considerado como un único acontecimiento ahora comprende dos
fases; y que las profecías que ya se cumplieron equivalen a las arras de las que se
cumplirán en el futuro (págs. 21-22). Pero es importante entender que el hecho
de que el proceso comprenda dos fases no significa que algunas profecías no
hagan referencia a la primera venida.
\ 137
vida con Cristo, fuimos resucitados con él, y se nos ha hecho sentar
con él en lugares celestiales (Ef 2:5-6).
La razón que nos hace entender esta participación por fe en los
acontecimientos históricos de nuestra redención en Cristo, es el ser
conformados más y más a su imagen. En otras palabras, el fin, que ya
ha llegado en Cristo, viene ahora en el pueblo de Dios. El evangelio
nos está conformando a la imagen de Cristo. El fin es la santificación,
v crece ahora EN NOSOTROS, no como un cumplimiento legalista
de la ley, sino como fruto de fe en Cristo, quien cumple todo. Las
profecías y las promesas de Dios del Antiguo Testamento se están
cumpliendo en nosotros; el fin viene siendo una realidad presente que
crece en el pueblo de Dios. Y, ya que hemos muerto, se nos llama
a hacer morir lo terrenal en nosotros (Col 3:5). Por eso debemos
considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios (Rom 6:11-13).
3. La consumación del evangelio como la obra de Cristo
CON nosotros
Al regresar Cristo, se consumará a nivel universal todo lo que ya
sucedió en Cristo para nosotros, lo cual ha sido una realidad creciente
en el pueblo de Dios en esta era del Espíritu. No queda profecía por
suceder. Puesto que toda la profecía se ha cumplido en Cristo, toda
la profecía se cumplirá en forma consumada a su regreso. En Cristo,
ha llegado el fin del mundo, el fin de la era antigua; sin embargo,
vivimos en la superposición de las edades. Hay una tensión constante
entre lo que tenemos hoy en Cristo y lo que será la realidad en
nosotros cuando él regrese. El prospecto de lo que seremos es también
presentado como un motivo para incorporar dentro nuestro lo que ya
somos en Cristo. 14 Es importante al predicar que tengamos una idea
clara de la perspectiva del Nuevo Testamento sobre la llegada del fin:
• el fin ya llegó PARA nosotros;
• el fin está llegando EN nosotros;
• el fin vendrá CON nosotros. 15
14
l5
Colosenses 3:4; 1 Juan 3:2-3.
Expuse esta perspectiva más extensamente en Estrategia divina y en El Cordero
y el León (Torrentes de Vida. 2007). Un tratado más completo de esta visión de
la escatología es la de Adrio Konig, 1he Eclipse of Cñríst in Eschatology (Grand
Rapids: Eerdmans, 1989).
,
l.\H
1
<:Al'ÍTlll.<l7
El evangelio en la predicación
Puesto que el objetivo de esta obra es comprender el lugar del
evangelio en la predicación expositiva, sólo presentaremos aquí
algunos de los aspectos que trataremos en la segunda parte. Hasta
este punto he recalcado que si bien hay mucho en la Biblia que en
sentido estricto no es parte del evangelio, nada en la Biblia puede estar
verdaderamente apartado del evangelio. Al ser este el caso, es necesario
que la frecuente distinción entre la predicación del evangelio y la
enseñanza, sea condicionada con cuidado. Para ser fiel a la perspectiva
bíblica, toda la predicación debe ser, en cierto sentido, predicación
del evangelio. Pero aun así deben mencionarse algunas distinciones.
l.
El evangelio en el evangelismo
Mi inquietud en torno al evangelismo es porque en ocasiones se recalca
más la necesidad de tener alguna respuesta que la clara exposición del
evangelio. Decirles a las personas que es necesario acercarse a Jesús,
que deben nacer de nuevo al aceptarlo como Salvador, que deben
comprometer sus vidas para Cristo, etc., no es predicar el evangelio.
Es, en el mejor de los casos, decirles lo que deben hacer, o en el caso
del nuevo nacimiento, lo que sucede cuando han recibido el evangelio.
Pero es notable que en Hechos 2 el sermón de Pedro no contenga
un llamamiento. El llamamiento provino de la congregación: "¿Qué
haremos?" Fue el poder y la claridad del mensaje del evangelio lo que
los impresionó con la necesidad de responder al respecto.
El sermón evangelístico, tal como vemos en Hechos, obviamente
debe contener otros elementos fuera del evangelio. Es importante
hablarles a las personas de que necesitan el evangelio, de la necesidad
que sienten, así como de su necesidad real, pero eso no es en sí el
evangelio. No debemos explicar los beneficios de recibir el evangelio y
los peligros de ignorarlo hasta que hayamos explicado lo que Dios ha
hecho por nosotros en Cristo, es decir hasta que hayamos compartido
el evangelio. Pero decirles a las personas que pueden escoger entre el
cielo o el infierno no es hablarles del evangelio. Es importante decirles,
como lo hizo Pedro, que el arrepentimiento y la fe van de la mano con
el don del Espíritu Santo, pero eso tampoco equivale al evangelio.
¿Cómo fonciona el evangelio en la Biblia?
1
139
Siempre que la certeza de la salvación de las personas se expresa en
primera persona, algo no funciona. Cuando se pregunta: "¿Cómo
sabes que Dios te aceptará?" y responden: "Tengo a Jesús en mi
corazón", "Le pedí a Jesús que entrara en mi vida", "El Espíritu Santo
está en mí", etc., es necesario repasar el fundamento del evangelio
para entender bien en qué podemos afirmar nuestra seguridad. Nos
regocijamos cuando la respuesta va en tercera persona: "Dios dio a su
único Hijo para morir en la cruz por mí", "Jesús murió, resucitó y está
en el cielo por mí". Cuando la atención se centra en la obra terminada
y perfecta de Cristo, en lugar de enfocarse en la inconclusa obra que
el Espíritu está haciendo en mí, los fundamentos de esta certeza son
los correctos.
2.
El evangelio en el discipulado y el crecimiento espiritual
Decir que necesitamos el evangelio para comenzar y continuar en
la vida cristiana puede ser engañoso, pero es en absoluto cierto. El
problema es que cuando el evangelio es visto sólo como el punto
de partida de la vida cristiana, la única forma de continuar es por
la ley; sin embargo, la perspectiva expuesta con base en la Escritura,
es que necesitamos el evangelio para crecer. Se ha dicho, de manera
sabia, que la santificación es la justificación en acción; y también, que
todos esos renombrados hombres y mujeres de fe que admiramos se
sienten, o se sintieron, sin méritos ante la grandeza de la gracia de
Dios. Y es que, cuanto mayor es nuestro sentido de ser pecadores
perdonados y justificados, mayor es la posibilidad de que otros vean
en nosotros el carácter de Cristo. Sería difícil entender por qué los
cristianos reconocen casi universalmente los beneficios de celebrar
con regularidad la Cena del Señor, la cual es una proclamación visible
del evangelio, si éste no fuera el medio de crecimiento.
3.
El evangelio en las cuestiones éticas
Por último, una palabra sobre el lugar del evangelio en los temas de
la ética. De nuevo estamos anticipando una posterior exposición que
haremos en este libro. Bajo riesgo de parecer simplista, quisiera sugerir
que sólo hay una pregunta a hacer para decidir los temas éticos. No es
mi intención sugerir en forma alguna que dar la respuesta es siempre
'i
140 1
CAPfTULO 7
fácil, pero sí es de ayuda hacer la pregunta correcta en primer lugar.
Cuando los autores del Nuevo Testamento se enfrentaban a cuestiones
éticas que surgían en las distintas iglesias a las que escribían, hubiera
sido relativamente fácil recurrir a los Diez Mandamientos, pero no
fue lo que hicieron. Formulemos este hecho como una regla empírica:
el fundamento neotestamentario para las decisiones éticas ya no es
Moisés en el Sinaí, sino Cristo en el Calvario. Pero eso no significa
la necesidad de separarlos, porque están relacionados. Cristo en el
Calvario abraza y completa los principios que subyacen en la ley de
Moisés. Revisaremos este punto en el capítulo 11. Mientras tanto,
al tratar temas éticos, y de hecho en todo lo referente a la toma de
decisiones (éticas o no) debemos preguntarnos: "¿Qué conviene hacer
o qué comportamiento es consecuente con el evangelio?"
Concluyo, reiterando el principio de que la predicación bíblica
expositiva siempre es una exposición del evangelio y sus consecuencias.
Si bien, no siempre nos centramos en la esencia del evangelio, ningún
texto brindará su verdadera significación a menos que entendamos
cómo armoniza con el evangelio.
CAPÍTULO 8
tCuáJ es la estructura de
la revelación bíblica?
La aplicación de la estructura del evangelio
Es tentador para los teólogos bíblicos pensar que es mejor observar
la estructura histórica de la revelación progresiva mediante un
simple enfoque cronológico. Este método implica comenzar por los
primeros acontecimientos, la creación y la caída, y proceder por la
línea cronológica, recogiendo información de los textos relevantes a
medida que avanzamos; sin embargo, existe un error fundamental en
esta metodología, y es que ignora la función de la palabra final de Dios
en Jesucristo, la cual interpreta la naturaleza de todo lo que lleva a
ella. Podría argumentarse que el método cronológico era el único que
tenían los personajes y autores bíblicos, por lo cual debía bastarnos,
pero al pensar así se ignora el hecho de que el acontecimiento del
evangelio no fue anticipado en su forma real. La revelación profética
revelaba, sin duda, los sucesos del evangelio; por lo tamo deberían
haber sido reconocibles al estudiar el Antiguo Testamento. De ahí la
reprensión de Jesús a los discípulos en camino a Emaús; sin embargo,
como hemos visto, el cumplimiento de las expectativas proféticas
conllevaba otra revelación. El hecho de que Jesús fuera quien iba a
cumplir las expectativas proféticas no era demostrable empíricamente.
Fue su palabra, autentificándose a sí misma, la que lo proclamó como
el cumplimiento. La forma de la venida del reino que esperaban los
judíos y los discípulos, tuvo que ser modificada de manera radical a la
luz de la persona y obra de Jesús.
La consecuencia para nosotros es que necesitamos comenzar por la
palabra definitiva de cumplimiento en el evangelio y permitir que éste
nos muestre la verdadera estructura y la importancia de la revelación
del Antiguo 1estamento. Este es el tema de los capítulos 6 y 7. Ahora,
142
1
CAPÍTULO 8
una vez establecida la preeminencia del evangelio, estamos en buen
momento para considerar la estructura general de la revelación bíblica
y su aplicación a la interpretación bíblica en la predicación.
La historia como parte de la historia de la salvación
No todos los hechos de la historia tienen la misma importancia.
Incluso al escribirse la historia secular ciertos sucesos tienen mayor
importancia e impacto que otros en el curso de la historia mundial.
Lo mismo sucede en el relato bíblico de la historia de la salvación, no
todos los acontecimientos mencionados en los textos tienen la misma
importancia, pero está claro que el advenimiento de Jesús de Nazaret
está sobre todos y es único. Es la única ocasión registrada en que Dios
se hizo hombre y caminó entre nosotros. También reconocemos su
naturaleza singular en el hecho de que es el único acontecimiento
en la historia por medio del cual se concreta la salvación de la raza
humana. Una de las características de la historia de la salvación bíblica
es que la importancia de los acontecimientos es determinada por los
propósitos de Dios y no por la evidencia empírica de su impacto a la
humanidad. A Israel se le recuerda su insignificancia, comparándola
con la historia mundial, desde un punto de vista; y su importancia
central, desde otro:
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
J
143
La historia de la salvación es altamente selectiva; incluso se
clasifican los hechos como de mayor o menor importancia, siempre de
acuerdo a su interpretación e importancia teológica. Según la evidencia
que ya hemos considerado, la importancia teológica está asociada a
su relación con el único plan de salvación de Dios, que llega a su
punto culminante en la persona de Jesucristo. Comprender la historia
bíblica es cuestión de entender cómo se relaciona cada situación con
el plan divino general, porque es historia teológica; es la historia del
evangelio. Mencionamos en el capítulo 7 que el evangelio se centra
en ciertos acontecimientos que nos brindan un marco esencial para
discernir la historia de la salvación. Es necesario ahora tratar de aplicar
este marco, basado en el evangelio, a la historia bíblica detallada.
El uso no contextual de textos
El SEÑOR no puso su amor en ustedes ni los escogió por ser
ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más
pequeño de todos los pueblos; mas porque el SEÑOR los amó
y guardó el juramento que hizo a sus padres, el SEÑOR los sacó
con mano fuerte y los redimió de casa de servidumbre, de la
mano de Faraón, rey de Egipto. (Dt 7:7-8)
La influencia política o militar de la nación no era el punto. La
verdadera importancia de una nación radicaba en su lugar dentro
de los propósitos salvíficos de Dios. Desde el punto de vista de los
autores bíblicos, los grandes movimientos de la historia global sólo se
registran en la medida en que interfieren con la nación escogida, la cual
ocupa el centro de los propósitos de salvación de Dios. Ningún libro
de la Biblia divaga relatando la historia sobre los antiguos romanos,
griegos y chinos.
Diagrama 1: Aplicación intuitiva directa de textos (T) específicos no
relacionados con el oyente (O), ignorando la estructura de la revelación
basada en la historia de la salvación.
Abraham, David (y Salomón) y luego Jesucristo, son los puntos de
referencia clave en la historia de la salvación. ¿Cómo entonces se
relaciona el resto de la historia bíblica con estas grandes figuras? En
primer lugar, mencionemos una deducción muy importante de esta
144
1
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
CAPÍTULO 8
pregunta para el predicador evangélico. La predicación expos1uva
sólo puede llevarse a cabo si se ubica el texto dentro del contexto
de la historia de la salvación de tal modo que puedan apreciarse sus
relaciones intertextuales. Sin un sentido de esta estructura unificadora
en la historia de la salvación, la Biblia se fragmenta y el camino del
texto al oyente puede cambiar de acuerdo a la intuición, preferencia o
prejuicio de cada predicador (vea el Diagrama 1 en la página anterior).
Aun cuando el predicador entienda en cierta medida que las
distintas partes de la Biblia tienen una relación histórica distinta con
el oyente contemporáneo, esta idea puede quedar tan postergada
que el efecto sobre su aplicación en el sermón sea muy pequeño,
quedando, como dijimos, según la intuición o preferencia de cada
quién. Lo vemos cuando se ignora la real importancia teológica de
los acontecimientos, particularmente de los del Antiguo Testamento,
y se concentra el sermón en estudios del personaje. La estructura
de la revelación y la unidad de la Escritura, como obra asentada en
Cristo, exigen que el predicador busque cuál es la relación del texto
con Su persona y obra. Puesto que el Nuevo Testamento nos indica la
relación del oyente con Cristo, podemos, de acuerdo con la estructura
unificada de la Biblia, pasar del texto al oyente vía el evangelio.
El uso contextual de un texto
Análisis del texto según la exégesis
c~,dóo l
Jesús
t
Nueva creación
Línea cronológica de la historia de la salvación
Síntesis del texto con el gran panorama de la teología bíblica
Diagrama 2: El texto en su contexto dentro de la historia de la
salvación. El texto (T) se vincula primero a Cristo, en su calidad de
centro de toda Escritura, y luego se hace la conexión con el creyente
y oyente (O).
1
145
El Diagrama 2 (en la página anterior) ilustra cómo podemos pasar de
un texto del Antiguo Testamento (T) al oyente contemporáneo (0).
El oyente se ubica en algún lugar entre la primera y la segunda venida
de Cristo y, en ese sentido, dentro de la historia de la salvación.
Ahora nos interesa ubicar los detalles de la historia bíblica
dentro de la estructura de la historia de la salvación, cuyos puntos
culminantes son Abraham, David y Cristo. Una de las características
de cualquier escrito histórico es el proceso de selección realizado de
acuerdo a los intereses del historiador. La historia de cualquier nación
puede ser escrita desde muchas perspectivas, de modo que para el
mismo periodo una historia es política, otra militar, otra económica,
etc. El proceso de selección en la historia bíblica se basa en la teología
de la redención y en la venida del reino de Dios. Los autores bíblicos
participaron así en el proceso continuo de hacer teología bíblica.
Una diferencia fundamental entre la teología bíblica generada por los
autores bíblicos y la posterior a ellos, es que la primera es parte de un
proceso de revelación inspirada.
Este libro no es la instancia para tratar en detalle la historia
bíblica, pero es importante recalcar la necesidad de distinguir con
seguridad entre el testimonio bíblico que se da a la historia, tanto
pasada como futura, y los esfuerzos modernos de los historiadores
críticos por reconstruir lo sucedido según el método histórico secular.
El punto para el intérprete evangélico es tratar de comprender cómo
escribieron la historia bíblica sus autores, y qué reglas emplearon. En
la siguiente página, incluyo el Diagrama 3 que nos ha sido de mucha
utilidad durante muchos años. 1 Su valor radica en su forma simple de
representar toda la historia bíblica.
Cuando examinamos la forma en que el Nuevo Testamento se
refiere a esa historia, descubrimos que algunos aspectos simplemente son
dados por ciertos, y que sólo nos queda tratar de comprender su relación
con los principales acontecimientos y personas. El Nuevo Testamento
se concentra en ciertas secciones del Antiguo, como hemos visto, pero
Vea Graeme Goldsworthy, Evangelio y reino: Una perspectiva cristiana del Antiguo
Testamento (Monterrey: Torrentes de vida, 2005), y Estrategia divina: Una teología
de la salvación (Barcelona: Clie/Andamio, 2003).
146 1
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
CAPÍTULO 8
Resumen de la historia bíblica
Creación y Caída
Noé
Babel
Principio del segundo milenio
Abraham, Isaac, Jacob
Sigo XIII antes de Cristo
Moisés y el éxodo, Sinaí
Entrada y cónquista
Jueces y Samuel
David y Salomón
1,000 a.c.
Judá _ _ _ _ _ _. ._ _ _ _. . Israel
925 a.c.
Cisma
El principio del tiempo
Amós
Oseas
722 a.c.
586
a.c.
Cautividad bajo el
Isaías
dominio asirio
Jeremías
Cautividad en Babilonia
Ezequiel
Retorno de la cautividad
538 a.c.
Esdras, Nehemías
Hageo
Zacarías, Malaquías
Daniel
Periodo intertestamentario, aproximadamente 400
años bajo el dominio griego
68 a.c.
Los romanos en Judea
Jesús de Nazaret
Fin del periodo del Nuevo Testamento
Expectativa bíblica de la consumación
Nueva creación
Diagrama 3: Resumen de la historia bíblica, que muestra los
acontecimientos y personas clave de la historia de la salvación (no
representada a escala).
1
147
no por eso estamos libres de la obligación de tratar de comprender la
función de las secciones menos importantes. No es difícil dilucidar
cómo Génesis 1 - 11 sirve de preparación para el nacimiento de la
nación escogida, cuya historia comienza con Abraham en Génesis 12.
A pesar de que hay una serie de aspectos problemáticos en este prólogo
a la historia de la salvación, su significado y propósito esenciales
no son difíciles de captar. 2 También es importante no reducir estas
secciones a una especie de mítico telón de fondo. El prejuicio del
historiador moderno contra la historia bíblica da como resultado
supuestos no bíblicos que se aplican a la evidencia textual. La
postura evangélica acepta que Dios, el Señor de la historia, sabe con
exactitud lo que sucedió y decidió que fuera registrado por los autores
bíblicos inspirados como él quería. La cualidad humana de la palabra
bíblica exige que tratemos de entender los métodos antiguos de.la
historiografía, pero en última instancia es la autoridad del evangelio
la que debe determinar cómo vemos estos hechos. Por ejemplo, el
uso de la analogía Adán-Cristo de Romanos 5 y 1 Corintios 15, deja
claro que Adán debe ser considerado un ser humano real quien, como
progenitor de la raza humana, se rebeló contra su Creador.
Es importante observar el proceso de la selectividad. La creación
revela ciertas relaciones específicas a las cuales la caída, el pecado y la
rebelión humana trajeron confusión, dislocación y la ira de Dios. La
promesa de la redención comienza con una perspectiva amplia que
abarca a toda la humanidad, en Génesis 3: 15. Se aprecia que luego
el proceso de selección o elección opera debido a que el foco de la
historia se encuentra en una sola línea desde Adán, Set, Noé y luego
sólo en la línea de Sem que lleva a Abraham. La historia del mundo
se refleja en el cuadro de las naciones de Génesis 1O y en la narrativa
de Babel de Génesis 11. De este mundo poblado por la humanidad
rebelde, Dios llama a un hombre a ser el padre de la nación escogida.
De ahí en adelante la historia se centra en los descendientes de
Abraham, pasando por Isaac y Jacob. De ellos surge una nación
insignificante que después tendría una grandeza efímera. De ser una
muchedumbre oprimida y turbulenta de esclavos en Egipto, la mano
Goldsworthy, Evangelio y reino, cap. 6.
148
1
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
CAPÍTULO 8
salvadora de Dios los lleva a ser una nación ordenada, en el desierto,
y de ahí a poseer la tierra de Canaán. A pesar de mucha ambigüedad
en la actitud hacia su Dios-Salvador, es llevada a ser una gran nación
bajo su más grande rey, David. La culminación de esta grandeza la
trae Salomón, el constructor del templo; sin embargo, su grandeza es
efímera, puesto que emerge la apostasía como principio gobernante
en la vida de esta nación favorecida.
Podríamos preguntarnos por qué el Nuevo Testamento tiende a
pasar de David a Jesucristo, que es un periodo de mil años, sin dedicar
mucho espacio a los acontecimientos históricos de este periodo.
Mateo menciona el exilio como un punto medio en la historia, sin
mayores detalles. El Antiguo Testamento incluso ignora los últimos
cuatrocientos años de este periodo intermedio; sin embargo, Mateo
nos recuerda que una porción considerable de literatura del Antiguo
Testamento se refiere al periodo postdavídico. Comprende buena
parte de los libros históricos y todos los libros proféticos. La historia
nos muestra la decadencia del reino israelita hasta su destrucción, el
periodo de exilio en Babilonia y luego las vicisitudes de los judíos
postexílicos tanto en la dispersión como en el estado judío reordenado
en Palestina.
El patrón que emerge es el siguiente:
l.
La creación, caída e historia primitiva (Génesis 1 - 11) son
el preámbulo de los principales aspectos de la historia de la
salvación y los presuponen teológicamente.
2.
La historia de los descendientes de Abraham es descrita en
una forma en que, a pesar de las muchas fallas de los elegidos,
predomina la gracia salvadora de Dios. Los elementos
discernibles de la historia de la redención, de Abraham a
David y Salomón, son los siguientes:
a. Dios elige a la nación.
b. Las promesas del pacto a Abraham: los descendientes que
poseerán la tierra vivirán como pueblo de Dios y serán el
medio de bendición a todas las naciones.
c. La cautividad en Egipto, que parece invalidar las
promesas del pacto.
3.
4.
5.
1
149
d. La redención de la cautividad para ser el pueblo liberado
de Dios.
e. El pacto de Sinaí como estructura para la vida como
pueblo de Dios.
f. Ingreso a la tierra prometida y posesión.
g. El gobierno de Dios en el pueblo expresado en la
monarquía de David.
h. El templo como representación del morar de Dios entre
su pueblo.
Cuando Salomón termina de construir el templo la situación
se torna negativa en forma drástica debido a la creciente
apostasía.
Luego, y a pesar de un par de intentos de reforma, la historia
de Israel y Judá avanza inexorablemente hacia la destrucción
y el exilio.
Después del exilio se restaura un pálido reflejo de la gloria
anterior en la segunda federación de Israel. El Antiguo
Testamento finaliza antes de la invasión griega del siglo IV.
Entonces, si incluimos la primera parte del reinado de Salomón como
complemento del de David, podemos ver con facilidad por qué el
Nuevo Testamento destaca la estructura que abarca desde Abraham
hasta David y luego hasta Cristo. El proceso de la historia de la salvación
de Abraham a David es fácil de seguir; pero no es posible comprender
el paso de David a Cristo sólo en base a la evidencia histórica. Los
profetas, y su mensaje sobre el reino futuro, pasan a ser el centro de
atención en este lapso. Hasta este punto, podemos representar la
primera parte de la estructura de la historia de la salvación del Antiguo
Testamento, como sugiere el diagrama 4 en la siguiente página, como
un periodo en que se entrega la revelación de la salvación y del reino
de Dios en el contexto de la historia bíblica, hasta la primera parte del
reino de Salomón, incluida ésta. Así como el periodo de Abraham a
David puede caracterizarse como una historia de la salvación positiva
que revela la naturaleza de la redención y del reino de Dios, el periodo
posterior a la apostasía de Salomón es negativo en estos términos.
Es un periodo que refuerza las sanciones de juicio del pacto. Con el
fin de simplificar el diagrama lo más posible, no he representado el
150 1 CAPÍTULO 8
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
retorno del exilio, el cual debería exponerse en la predicación como
una recapitulación parcial del patrón del reino. Los libros de Esdras
y Nehemías pertenecen a este periodo en su calidad de expresiones
tangibles, aunque provisionales, del cumplimiento de la profecía de
restauración. No obstante, esta parte de la historia de Israel demuestra
que el retorno del exilio es sólo una pálida muestra de la futura realidad
del reino de Dios.
La historia de la salvación: 1
Creación Prólogo a la
historia de la
Caída
salvación en
Génesis 4 -11
Revelación
progresiva de la
salvación y del
reino de Dios
Decadencia
progresiva de los
reinos de Israel y
de Judá bajo juicio
David y
Salomón
+
Historia
positiva
1
Fin del periodo
del Antiguo
Testamento
Historia
negativa
1
Diagrama 4: La historia de la salvación en el Antiguo Testamento. El
periodo de Abraham a David (y Salomón) resulta definitivo para la
estructura de la redención y de la posterior llegada del reino de Dios.
La profecía y la recapitulación de la historia de la salvación
Podría decirse que la historia de las vicisitudes del pueblo de Dios
en los reinos de Israel y Judá se convierte en callejón sin salida desde
el momento en que se establece la corrupción. Habría razones para
preguntarse si tenían validez las promesas hechas aAbraham, y reiteradas
de diversas formas a la nación de Israel, pues todo parecía evaporarse,
y la razón de ello bien puede atribuirse a ese pueblo desagradecido
y rebelde; sin embargo, el patrón ya establecido muestra que Dios
busca instaurar su reino, intención que no se malogrará por el pecado
humano. La realidad de la gracia indica que el objetivo se alcanzará de
1
151
manera coherente con la justicia de Dios. ¿Cómo seguimos, entonces,
el curso del Nuevo Testamento, que nos lleva del rey David, a través
de los poco prometedores siglos de apostasía y exilio, hasta el Mesías
mismo? La respuesta, como también nos indica el Nuevo Testamento,
se encuentra en la palabra de los profetas.
Se podría decir que la profecía comenzó con Moisés, en el
Antiguo Testamento; si bien, en cierto sentido cualquier palabra
de Dios mediada por seres humanos puede llamarse profecía; sin
embargo, Moisés es considerado el profeta por excelencia, quien
media la palabra de Dios para el pueblo de Dios en el contexto de
la historia de la salvación. A Moisés se le asignan varias funciones: es
mediador del milagro redentor de las plagas y el éxodo de Egipto,
y ejerce el gobierno del pacto sobre el pueblo de Dios. Este vínculo
entre palabra y redención es significativo, puesto que en términ.os
bíblicos no hay razón para la visión moderna según la cual la
revelación es el acontecimiento; y la palabra es considerada sólo
como una reflexión humana sobre éste. Pero de acuerdo con el patrón
bíblico, Dios siempre dice qué va a hacer y porqué lo hace, y luego
reitera lo que hizo.
La palabra profética de Moisés, por consiguiente, establece
la base de interpretación de la historia de la salvación que resulta.
Sólo Dios puede dar la verdadera interpretación del significado de
todo lo que sucede desde el éxodo hasta la monarquía, así como los
acontecimientos posteriores. No podemos afirmar empíricamente que
el éxodo de Egipto hubiera sido un hecho redentor que Dios hizo para
cumplir sus promesas del pacto, aunque fue acompañado de señales
y maravillas. Por lo tanto, una característica de la palabra profética
es que interpreta la historia y designa qué aspectos de la historia
empírica del mundo pueden entenderse como parte de la historia de
la salvación.
Otra característica de la profecía es que lleva a tomar una decisión:
les presentan a los seres humanos dos formas de vida. Una de ellas, el
camino de la vida, es el de la obediencia al pacto; la otra, conduce a la
muerte, porque niega las afirmaciones del Señor sobre el pacto de vida.
Podemos ver cómo esta naturaleza condicional de la bendición, que
caracteriza el libro de Deuteronomio, opera en la historia posterior de
152 1
CAPÍTULO 8
Israel. 3 Esta apreciación teológica de los textos históricos, junto con la
prominencia otorgada al oficio profético ejercido por Samuel y otros,
es el trasfondo de la designación de Profetas Anteriores de los libros
históricos Qosué, Jueces, Samuel y Reyes) en el canon del hebreo.
Estos libros proféticos siguen el ascenso y la caída del reino de Israel, y
de este modo se centran en la gracia redentora y en el juicio.
Luego de la muerte de Salomón, cuando el reino se separó y
decayó, se produjo una última explosión de actividad profética similar
a la de los profetas antiguos. Los ministerios de Elías y Elíseo se
centraron en esencia en que las antiguas estructuras del pacto podían
recobrarse, pero al final la apostasía era tan grande que incluso esa
posibilidad parecía cada vez más remota. En aquel momento surgió
una nueva estirpe de profetas, los llamados profetas escritores, con
un nuevo énfasis. Le dirigieron al pueblo varias clases de acusaciones:
rituales, éticas y sociales, unidas por el hecho de que representaban
una forma u otra de quebrantamiento del pacto. Junto con estas
acusaciones, vino la palabra de juicio, que consistía en dos perspectivas
principales: una consecuencia nacional inmediata y, en especial, en los
profetas posteriores, una consecuencia universal y de alto alcance para
toda la creación.
La buena noticia es por supuesto que todos estos profetas
posteriores, por encima de su palabra de juicio, tuvieron una palabra
de consuelo y restauración. Hay algunos aspectos de este hecho que
el predicador no puede darse el lujo de ignorar. En primer lugar,
está el mensaje del Día del Señor, cuando el Señor actuará final y
definitivamente para traer su reino. Será un día de salvación para el
pueblo de Dios pero, al mismo tiempo, un día de juicio para todos
los que se resisten a la venida del reino. La salvación y el juicio
están vinculados de manera inseparable en el concepto bíblico de la
Martín Noch, lhe Deuteronomistic History, craducido de la
edición
germana de 1957 (Sheffield: JSOT, 1981) propuso la postura de que los Profetas
Ameriores Oosué, Jueces, Samuel, Reyes) están conformados por una única obra
moldeada por la teología condicional de Deuteronomio. Esta teoría ha sido
levemente modificada por académicos posteriores pero mantiene una aceptación
general. La mayor fortaleza de la teoría es mostrar la conformación teológica de
la redacción de la historia en estos libros.
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
1
153
actividad de Dios. Lo vemos en el diluvio de Noé, en el Éxodo, en las
profecías de la salvación final, y en última instancia, en la crucifixión
de Cristo. El día del Señor es visto en el Antiguo Testamento como
una única venida del Señor para traer su reino. Ya he mencionado el
tema de la modificación de esta perspectiva en el Nuevo Testamento. 4
En segundo lugar, y de mayor importancia para nuestros fines, es
que las palabras proféticas de restauración concuerdan con el patrón
de la historia de la salvación antes establecido. Todo el programa
redentor inserto en la secuencia de la historia de Israel, en particular
desde Abraham a David, es el patrón de lo que Dios hará cuando
obre para salvar a su pueblo y traiga su reino. Por ende, la escatología
profética funciona de tal manera que confirma la estructura de la
historia de la salvación ya acontecida. Y al hacerlo confirma también
que tiene una completa estructura que establece la naturaleza de la
obra salvadora de Dios y también las características del reino de Dios.
Es así como los profetas predicen o prometen una nueva nación que
consiste en un remanente fiel de la antigua nación apóstata. Hablan
de un nuevo éxodo del exilio y la cautividad y de un nuevo ingreso a la
tierra prometida. De que habrá un nuevo pacto escrito en el corazón
de las personas y no en piedra. De una nueva Jerusalén, un nuevo
templo y un nuevo rey davídico, quien mediará de manera perfecta el
dominio de Dios. Este nuevo reino será el lugar donde vendrán todas
las naciones a encontrar reconciliación con Dios. La salvación tendrá
consecuencias universales y cósmicas y resultará en la creación de un
nuevo cielo y una nueva tierra.
El patrón que ahora emerge puede ser representado en forma
simple. La revelación de la historia de la salvación que cubre la historia
de Israel desde Abraham a David, que cayó en decadencia y ruina,
Vea Graeme Goldsworthy, El Cordero y el León (Monterrey: Torrentes de vida,
2007) en donde propuse la tesis de que el libro del Apocalipsis incorpora la
perspectiva del Antiguo Testamento, de una única venida, mediante el uso del
lenguaje literario apocalíptico. Y luego proporciona la modificación que brínda el
evangelio a esta visión del fin en el material, mayormente himnos, que rodea las
visiones apocalípticas. El mismo planteamiento puede traducirse,
creo, a
otras secciones del Nuevo Testamento, tales como los breves textos apocalípticos
que se encuentran en los Evangelios sinópticos.
154
1
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
CAPÍTULO 8
es el patrón de una salvación y un reino futuro aún más gloriosos.
Los profetas retomaron el patrón "de evangelio" de la historia de la
salvación y lo proyectaron como patrón de la gloriosa y permanente
realidad venidera. Las dos áreas triangulares del Diagrama 5 abajo que
contienen el signo+, representan las dimensiones de la salvación y del
reino de Dios resultante. La diferencia entre ellas no es cuestión de
"forma" sino de nivel; con lo cual quiero decir que lo revelado en la
historia de Israel nos dirige a la realidad del reino, pero no es, en sí, esa
realidad; no podría serlo, puesto que el acontecimiento redentor que
tuvo lugar en el éxodo de Egipto no pudo eliminar la causa real de la
alienación de ese pueblo con respecto a la persona de Dios; tampoco,
el sistema de sacrificios instituido en Sinaí, pues sólo ilustraba la
realidad: "es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos
quite los pecados" (Heb 10:4). La visión profética sobre la salvación y
el reino indicaba que se alcanzaría el verdadero objetivo. Aun cuando
los profetas formularon su mensaje con la terminología de la historia
anterior de Israel, en realidad estaban retratando el futuro, pero no
como otra sombra de lo venidero, sino como la sólida realidad.
La historia de la salvación: 3
salvación
+
Jesús cumple
todas las
expectativas
del Antiguo
Testamento
¡,
,.-~~..,...-.........,r-~~~---1
Visión profética
de la salvación
y del reino
venidero
La historia de la salvación: 2
Creación
Salvación y juicio
en la historia de
Israel
Visión proféctica
de la salvación y
del reino venidero
Creación
Caída
155
aspecto importante de la revelación del Antiguo Testamento. Si bien
ésta no era de por sí la sólida realidad en que se basa la salvación,
unida al acontecimiento salvador fue tal, que sirvió como medio
de salvación para sus contemporáneos. ¿De qué otra forma podría
Abraham representar la realidad del cielo (Luc 16:22) y cómo
entonces podrían aparecer Moisés y Elías con Jesús en el monte de la
transfiguración? Los santos del Antiguo Testamento fueron salvos al
creer en las promesas de Dios. De otro modo, ¿cómo podría Abraham
ser ejemplo de la justificación por la fe? 5 Por tanto, es aceptable decir
que los santos del Antiguo Testamento fueron salvos por su fe en
Jesucristo, porque él es la sustancia última de todas las promesas de
Dios en las cuales confiaron estas personas (2 Cor 1 :20).
salvación
Salvación
1
Gén 4 - 11
Salvación y juicio
en la historia de
Israel
Gén 4 - 11
Abra am
David y
Salomón
Fin del periodo del
Antiguo Testamento
1
1
1
Diagrama 5: La visión profética de la salvación venidera y del reino
de Dios como recapitulación de lo sucedido en la historia de Israel al
presentarse el patrón de la salvación y del reino.
El hecho de que este mensaje profético sea descrito como
evangelio cuando llegamos a pasajes como Romanos 1 :2, indica un
Caída
Abra am
1
David y Jesucristo
Salomón
1
1
Segunda venida
y nueva creación
1
Diagrama 6: Se declara que Jesucristo es quien cumple todas las
expectativas del Antiguo Testamento. La historia y las expresiones
proféticas prefiguran la sólida realidad de Cristo.
El cumplimiento completa el cuadro
Lo que acabamos de ver, nos lleva al tema del cumplimiento de los
patrones y de las expectativas del Antiguo Testamento. La razón por
1
Romanos 4:1-25; Gálatas 3:6-29.
156
1
CAPÍTULO 8
la que Mateo y Pablo pudieron pasar de David directamente a Jesús,
fue porque la venida del glorioso reino prefigurado en el reino de
David es la suma de las expectativas proféticas. Se muestra que el
cumplimiento se llevaría a cabo por medio de un descendiente literal
de David que vendría a salvar, y luego a gobernar el reino (vea el
Diagrama 6 en la página anterior).
Siempre existe el peligro de que estos sencillos diagramas
distorsionen la realidad, tan compleja, que buscan representar; sin
embargo, su propósito es tan solo ilustrar algunas de las divisiones
fundamentales que nos indican la estructura general de la revelación
bíblica. Debemos siempre verificar su validez, contrastándolas
con el texto de la Escritura y, de ser necesario, ajustar nuestra
comprensión sobre la forma de la revelación. Si hemos de predicar
el Antiguo Testamento como Escritura cristiana será necesaria
cierta conceptualización.
La naturaleza de la tipología
Sobre la base de lo anterior quisiera proponer un enfoque bíblico
para el tema de la tipología. Como lo mencioné, ésta implica el
principio de que las personas, acontecimientos e instituciones del
Antiguo Testamento prefiguran y corresponden a otras personas,
acontecimientos o instituciones que aparecen después. 6 Es
lamentable que ciertos enfoques de la tipología hayan provocado
muchas reservas hacia su condición de principio interpretativo. Por
desgracia, a menudo ha sido resultado de un celo malentendido
dirigido a encontrar a Cristo en todas las Escrituras, usando lo
que resulta ser una asociación libre de ideas. Es así como se utiliza
una clase de enfoque conceptual dada para pasar de una persona
o acontecimiento, o incluso un objeto del Antiguo Testamento a
alguna significación cristiana, sobre la única base de una similitud
Como señala David L. Baker en Two Testaments, One Bible, revisado y editado
(Leicester: Apollos, 1991), pág. 179: "Desde los años cincuenta muchos
estudiosos bíblicos han utilizado el término 'tipología' para expresar un aspecto
del planteamiento de la 'historia de la salvación' sobre la relación entre los
Testamentos".
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
1
157
de conceptos, a menudo secundaria. 7 Cuando este enfoque ilegítimo
se aplicó a las instrucciones para construir el tabernáculo, se pensó
que cada detalle prescrito por Dios hablaba de alguna manera de
Cristo. La madera del arco representaba su humanidad, y la capa de
oro su divinidad; el resultado fue una cristología muy nestoriana. 8 Se
asumía que las granadas que adornaban las vestiduras sacerdotales
hablaban de los frutos del Espíritu, al tiempo que el agujero circular
de la vestimenta por el cual el sacerdote pasaba la cabeza representaba
la existencia eterna de Cristo. El problema con este enfoque es que no
investigaba si existía una verdadera relación entre los textos aludidos
y su cumplimiento en Cristo.
Las reservas que surgieron de esta extravagante tipología, que en
realidad corresponde a una alegoría, han tendido a apagar el entusiasmo
de muchos exégetas y predicadores responsables. No obstante, entre
los estudiosos bíblicos respetados se ha producido un renacimiento
del interés en la tipología y una preocupación por entenderla como
principio legÍtimo de interpretación bíblica. 9 Muchos de los estudios
de tipología comienzan con una exposición de la palabra "tipo" y su
uso en el Nuevo Testamento. Y es importante, debido a que la palabra
se utiliza para indicar una conexión entre los acontecimientos del
Antiguo Testamento y la existencia cristiana de aquellos para quienes
Vea Goldsworthy, Evangelio y Reino, págs. 131-133, en donde me refiero a una
charla publicada, y originalmente concebida para radio sobre Nehemías y su
reconstrucción de las puertas de Jerusalén. La lógica de reconstruir la puerta de
las Ovejas era una progresión que pasaba de ovejas a pastor y al Buen Pastor. Del
mismo modo, la puerta de los Caballos fue de caballos a soldados y vestirse con
toda la armadura de Dios ! Ciertas puertas, entre las que se incluye la puerta del
Muladar no fueron abordadas en este sermón.
Según se cree, la cristología nestoriana le atribuía a Jesús no sólo dos naturalezas
sino dos personas distintas.
Gerhard von Rad, "Typological Interpretation of the Old Testament" en Essays
on Oíd Testament Hermeneutics, editado por Claus Westermann (Richmond:
John Knox, 1964), págs. 17-39; G. W. H. Lampe y K. J. Woollcombe, Essays on
Tjpology (Londres: SCM, 1957); Francis Foulkes, 7he Acts o/God: A Study ofthe
Basis o/Tjpology in the Oíd Testament (Londres: Tyndale Press, 1958); Leonhard
Goppelt, Tjpos (Grand Rapids: Eerdmans, 1982).
158
1
se escribió el texto. 10 No obstante, esta palabra también se utiliza en
otras formas no pertinentes a esta discusión de las relaciones existentes
dentro de la estructura de la revelación.
En lugar de ocuparnos del uso del grupo específico de palabras
asociadas a "tipo", nos interesa aquí cómo vincularon los autores del
Nuevo Testamento su situación contemporánea, con lo anterior del
Antiguo Testamento. Es por eso que no debemos contentarnos con
un estudio de su uso; es mejor trascender el uso de estas palabras para
llegar al principio aplicado. ¿Por qué se refiere Pablo en 1 Corintios
10:6 a los sucesos históricos del desierto como tipos (typoi) para sus
contemporáneos; y por qué, en Romanos 5:14, Adán es un tipo
(typos) de Cristo? ¿Cuál es la hermenéutica de Pablo con respecto al
Antiguo Testamento? Si podemos acertar en esto, estaríamos en buen
momento para aplicar el principio, ya sea que el Nuevo Testamento
identifique o no un elemento tipológico específico. Por la ansiedad de
evitar los excesos tipológicos, que vienen a ser un ejercicio alegórico
descontrolado, algunos estudiosos han proscrito el uso de la tipología
hasta el punto de reducirla a una utilidad muy restringida en la
interpretación. David Baker comenta de manera acertada que "en
la Biblia, el planteamiento típico es tan asistemático que ni siquiera
cuenta con una terminología establecida" . 11 Identifica correctamente
dos características de la tipología: que no trata de palabras sino de
acontecimientos históricos, y que identifica las correspondencias reales
entre ellos. 12 John Currid 13 identifica cuatro características principales
de un tipo. En primer lugar, debe tener su fundamento en la historia;
tanto el tipo como el antitipo deben ser acontecimientos, personas
o instituciones históricos reales. En segundo lugar, debe existir una
10
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
CAPÍTULO 8
En 1 Corintios 10:6 Pablo señala: Taíha óe rúno1 tjµwv ÉyEvtj6rioav, y en el v. 11,
En este contexto, typos y typikos expresan la
relación estructural entre lo que sucedió en el pasado y la situación presente. En
Romanos 5:14, Aoaµ ií<; éonv rúno<; wu µéUovw<; significa que Adán es un tipo
o prefiguración de Cristo, el que vendrá.
raura óé rumKw<; ouvépaivEv ÉKEívo1<;.
11
Baker, Two Testaments, One Bible, pág. 191.
12
Baker, Two Testaments, One Bible, pág. 195.
13
John Currid, "Recognition and Use of Typology in Preaching" Reformed
1heologícal Revíew 53.3 (1994): 121.
1
159
correspondencia histórica y teológica entre tipo y antitipo. En tercero,
debe producirse una intensificación del antitipo en comparación con
el tipo. Y cuarto, debe existir alguna evidencia de que el tipo haya sido
ordenado por Dios para prefigurar al anti tipo.
Lo que Currid describe es el uso técnico del término "tipología"
en el Nuevo Testamento. Prosigue lamentando la ausencia de la
tipología en la predicación actual, lo que él atribuye principalmente
a una ignorancia sobre la tipología y a una falta de apreciación de
su importancia. Sólo puedo expresar mi completo acuerdo con estas
opiniones. Y voy más allá, al señalar que la tipología es rechazada
porque esta palabra está asociada sólo a escasos ejemplos verdaderos de
tipología en el Nuevo Testamento y se extiende a otros significados que
no son esenciales para los fines hermenéuticos asociados. 14 Quisiera
sugerir que más allá de los usos técnicos que se ajustan a los criterios
de Currid, existe un principio cuya aplicación abarca un gran campo.
Podríamos denominarlo macrotipología porque indica que no tan solo
estamos viendo algunos ejemplos dispersos, sino un patrón amplio.
Si Pablo puede establecer una relación tipológica legítima, ¿no sería
esto evidencia del concepto que Pablo tiene de la estructura general
de la revelación, que he puesto especial cuidado en entender en este
capítulo? Si estoy en lo cierto, la correspondencia tipológica no ocurre
sólo entre personas, acontecimientos e instituciones, sino también
entre épocas completas de la revelación. Estas correspondencias
fueron representadas en los diagramas 4, 5 y 6. No me quiero extender
en este punto, pero es necesario recalcar que la época de la historia
de Israel que va de Abraham a David es, en su totalidad, un tipo
del cumplimiento que ésta encuentra en Cristo. Entre dicha época
histórica (tipo) y Cristo (antitipo) se produce toda la recapitulación
profética que confirma esta estructura tipológica, la cual proporciona
la base estructural para la aplicación que el predicador debe hacer de
14
Baker, Two Testaments, One Bible, pág. 186, hace una lista de las veces en que
aparecen las palabras del grupo léxico de typos en la Biblia Griega: typos aparece
diecisiete veces, incluidas dos en el Antiguo Testamento. Su uso encierra los
conceptos de "imágenes", "señal de los clavos", "patrón", "ejemplo", como
también la correspondencia entre personas y acontecimientos. El adverbio typikos
sólo aparece una vez. Antitypos y hypotyposis aparecen dos veces cada una.
¿Cuál es la estructura de la revelación bíblica?
160 1 CAPÍTULO 8
los textos del Antiguo Testamento, cualesquiera que sean, al cristiano
contemporáneo; sin embargo, reitero que el antitipo no es ante todo
el cristiano, sino Cristo. Podemos fusionar el diagrama número 3 con
la estructura esencial de los diagramas 4, 5 y 6 para mostrar cómo se
ubica esta estructura tipológica dentro de la historia de la salvación.
Quizás uno de los aspectos más controversiales de la tesis central
de esta obra es la afirmación de que la aplicación del significado de
cualquier texto debe tener lugar a nivel teológico por medio de la
aplicación que tiene en Cristo. Este principio se fundamenta con
solidez en el hecho de que toda la Escritura testifica de Cristo. Y busca
considerar con seriedad la intención de Pablo de "no saber entre
vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado". La Biblia
es la palabra de Dios en virtud de su relación con Cristo, y no en virtud
de su aplicación espiritual a nuestras vidas. No reiteraré el argumento
de capítulos anteriores, pero cualquier intento de relacionar un texto
directamente con nosotros o con nuestros oyentes contemporáneos
sin preguntarse por su relación básica con Cristo está lleno de peligros.
El único elemento que controla el tema de la relación del texto con
nosotros es su relación anterior con Cristo.
161
La estructura tipológica de la Biblia
~111if!l!!!l!!!lllllltlllll!lll!lll!ll!!!!!!ll!l!l!tl!!!tlttlllll!lll!lllllllll!ll!!ll!llllll!!tt!lll!llllllltllllllllll=
Creación y Caída
Noé
Babel
Abraham, Isaac, Ja cob
Moisés y el éxodo, Sinaí
Entrada y conquista
Jueces y Samuel
David y Salomón
La aplicación de la macrotipología a la predicación
Para la predicación, las consecuencias de este análisis tienen gran
alcance, pues subraya la tesis central de este libro: todos los textos
en toda la Biblia tienen una relación discernible con Cristo, y su
propósito fundamental es dar testimonio de Cristo. Si un escéptico
pregunta cómo testifican de Cristo los textos sobre el diablo y el
pecado, respondería diciendo que son un testimonio importante de
la victoria y salvación que Cristo logró para nosotros, y del hecho que
por nosotros fue hecho pecado (2 Cor 5:21). Es importante reconocer
las consecuencias de este análisis, que refuerza el testimonio bíblico,
de que toda la Escritura da testimonio de Cristo. Examinaré algunos
de los aspectos prácticos de este análisis en la segunda parte de esta
obra. Por el momento, resumamos algunas de las consecuencias que
tiene para la predicación el enfoque macrotipológico de la estructura
de la revelación bíblica.
1
ª!llH!ll!!! !lllllltllllllll!ll!llllll!IHUl!!I
Cisma
IJudá
=
!l!l!IJlllllllll!lll!lll!lll!ll!l!!!lllll!lll!ll! ll!Ul!lll!ll!!lll!~
1. El reino en la historia
de Israel
En esta época se establece
el tipo, al producirse una
construcción progresiva del
patrón de la salvación que
comienza con Abraham y
llega a su punto culminante
con Salomón y el templo.
Israel
Amó s
Osea s
Isaías
2. El reino en la profecía
En la segunda época,
cuando la historia de
Israel ya no progresa
_ en la salvación, sino
Jeremías
Cautividad en Babilonia~= más bien en el juicio,
los profetas hablan de
Ezequiel! una salvación futura.
Confirman la tipología de
la época histórica al utilizar
categorías de dicha época
Retorno de la cautividad
como patrón de una futura
Daniel
Esdras, Nehemías
época gloriosa.
Hageo
Zacarías, Malaquías
~l!l!llll!H ll
Cautivida d bajo
et aommi o asirio
-
llllll!Jl!ll!llllll!lil!llllll!lll!lflll!l!!lltl!l!ll!lllllll!l!!ll!!ll!ll!lll!!lll! l!Ut!U!IU!IU!!!~
Periodo intertestamentario, aproximadamente
400 años bajo los griegos
!
Los romanos en Judea
¡
~1111111itt111 111111111111111111111111111111111111111111111111111111111t1111111111111t11111111111111111111u11i111111E
Jesús de Nazaret
Fin del periodo del Nuevo Testamento
_
Expectativa bíblica de la consumación
-
831111111111111 f!!!l!!!!!l!!lt!!ll!llllllllilll!!ll!!!l!lllfl!lllllt!!lllll!l!llilll!l!lll!!ll!lll!!ll!!tl!l!l!!ll!li!~
3. El reino se cumple en
Cristo
Por último, el Nuevo
Testamento declara que lo
prefigurado en la historia
de la salvación y prometido
por los profetas, se cumple
en el antitipo: Cristo.
Nueva creación
Diagrama 7:
Macrotipología. Toda la época de la historia de la
salvación, desde Abraham a David y Salomón se confirma en la
escatología profética, y se cumple en Cristo. Todos los aspectos de la
historia de la salvación del Antiguo Testamento guardan una relación
tipológica con Cristo.
162
CAPÍTULO 8
De este modo, podemos proponer un enfoque general para la
interpretación del objetivo central de cualquier texto cuando queramos
dedicarnos a la verdadera predicación expositiva.
1. La exégesis del texto busca entender cómo funciona
en su propio contexto de la historia de la salvación y de
la revelación bíblica. La macrotipología está asociada a
la correspondencia general de las épocas descritas con
anterioridad. En consecuencia, es necesario examinar los
detalles históricos, personajes o instituciones que figuran en
el texto según la función teológica que cumplen en la época
a la que pertenecen.
2. Si el texto aparece en uno de los documentos históricos
del Antiguo Testamento, incluidos aquellos que tratan
de la decadencia del reino, podemos confirmar el camino
teológico que lleva a su cumplimiento en Cristo, al relacionar
su importancia teológica con la escatología profética.
3. La función teológica de la persona y obra de Cristo, como
antitipo que se relaciona con el número 2, es el punto de
contacto con nuestra situación contemporánea.
4. Las consecuencias de este aspecto de la cristología del Nuevo
Testamento para la existencia cristiana se deducen después,
sobre la base de lo que enseña el Nuevo Testamento sobre
nuestra relación con Cristo.
CAPÍTULO 9
~Puedo predicar un sermón cristiano
sin mencionar a Jesús?
Todos los temas llevan a Cristo
En la introducción expuse el problema de cómo demostrar la
importancia cristiana de los textos del Antiguo Testamento sin ser
predecible y repetitivo. No parece ser que la determinación de Pablo
de no saber cosa alguna entre sus oyentes que no fuera a Jesucristo y
a éste crucificado, le hiciera a él caer en la trampa de ser predecible.
Aunque, si por ser predecibles entendemos que las personas van a
esperar que cada sermón exponga algo de las glorias de Cristo,
entonces seamos predecibles a como dé lugar. Puesto que hay riquezas
inagotables en Cristo, y sus consecuencias para nuestra existencia
cristiana son innumerables, dudo que el predicador tenga que ser
aburrido y repetitivo.
¿Por qué sigo recalcando que es necesario proceder con la
mirada en la cristología? ¿Es posible predicar un sermón cristiano
sin mencionar a Jesús? Quiero evitar las respuestas simplistas a este
respecto. Quizás puedo decirlo de otro modo: ¿Por qué querría
uno tratar de predicar un mensaje cristiano sin mencionar a Jesús?
¿Podemos mirar en otra dirección para ver a Dios?, ¿para ver a la
verdadera humanidad?, ¿para ver el significado de cualquier elemento
de la creación? Descubramos qué quiere decir. En el capítulo 7 hablé
de utilizar un enfoque reduccionista de la estructura de la Biblia, con
lo que me refiero a un proceso de abstracción, de modo que detrás
de los detalles específicos de cada texto podamos ver las dimensiones
permanentes de la realidad según la retrata la Biblia. Es algo así
como una radiografía de la realidad. No estamos hablando de que la
radiografía de la cabeza de una persona sea lo mismo que la fotografía
que muestra todos los rasgos externos. Lo que decimos es que la
radiografía es valiosa porque nos lleva a entender las estructuras que
164
1
CAPÍTULO 9
yacen bajo lo externo. Lo mismo sucede con la imagen bíblica de la
realidad. Podernos tratar de entender el esqueleto que está detrás de
los detalles. A esto me refiero al hablar de reduccionisrno.
Dios y la creación son las dimensiones que primero distinguirnos
en la Biblia. Dentro de la creación hacernos otra distinción vital entre
la humanidad creada a la imagen de Dios y el resto de la creación.
A los seres humanos se les concede dominio sobre la creación y al
mismo tiempo están sujetos al Dios soberano. El pecado es el rechazo
humano a este orden; es nuestra rebelión hacia el gobierno soberano
de Dios. La salvación es el plan de Dios para restaurar las relaciones
en toda la realidad. El hecho de que Dios gobierna su pueblo y este
pueblo a su vez gobierna la creación, es la esencia del reino de Dios.
No hay sección de la Biblia que no retrate esta situación del reino
corno era o será, o que no proyecte este plan de Dios al contexto de la
realidad de la actual condición caída de la humanidad. Se podría decir
que cada texto trata de la realidad bajo esta estructura básica con la
que la Biblia la presenta: Dios y creación, donde la creación equivale a
la humanidad más el mundo.
Ahora bien, si nos detenernos a reflexionar sobre la importancia
de nuestra existencia cristiana en términos bíblicos, descubriremos
que por medio del evangelio se están restaurando en nosotros y entre
nosotros las relaciones sanas. La única manera posible de saber de
acuerdo a qué deben conformarse nuestras vidas es ver primero la
realidad que es en Cristo. Pero no es tan solo cuestión de echar una
mirada para ver corno funcionan las cosas en él, si bien es cierto que
este aspecto cognitivo está presente; es cuestión de nuestra propia
unión con Cristo por fe en él. Nuestra unión con Cristo implica
que todo aquello que le pertenece en su calidad de verdadero socio
humano del pacto con el Padre se hace extensivo a nosotros corno
herederos conjuntos.
Esta visión de la realidad de Dios, más el pueblo de Dios, más el
orden creado, nos lleva a la cristología. Si querernos ver a Dios, él se
revela con la mayor claridad en Jesucristo. Si desearnos ver el propósito
de Dios para nuestra humanidad, este se revela con mayor claridad en
Jesucristo. Si querernos ver el propósito de Dios para el orden creado
descubriremos que está ligado a nuestra humanidad y, por lo tanto,
también es revelado en Jesucristo. Cuando predicarnos, si bien es
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a jesús?
1
165
grande la tentación de pasar directamente de, por ejemplo, el israelita
devoto al creyente contemporáneo, es inevitable que este método
distorsione la forma en que entendernos el texto. No existe aplicación
directa lejos de la mediación de Cristo. Este es el principio teológico
que he intentado recalcar en este estudio. A pesar de que no hay duda
de que el enfoque directo produce pensamientos hermosos e incluso
edificantes (aunque éstos son escasos), no podernos darnos el lujo de
ignorar las palabras de Jesús de que las Escrituras dan testimonio de él.
Si éste es el caso, vuelvo a recalcar; las Escrituras sólo dan testimonio
de él en la medida en que nosotros estarnos en él. Y las Escrituras
también aclaran lo que significa para nosotros no estar en Cristo; sin
embargo, incluso ese aspecto negativo puede entenderse a la luz de la
respuesta de Dios al problema. Corno sostuviera Cornelius Van Til:
puesto que Dios nos ha hecho seres del pacto que dependen de él, sólo
existen dos tipos de persona: guardadores del pacto y quebrantadores
del rnisrno. 1 Podernos expresarlo en términos de personas que están
en Cristo y personas que no lo están; no existe una tercera categoría.
Aplicación de textos según el evangelio y sin él
A
Jesús
Creación
B
t
Nueva
creación
Línea cronológica de la historia de la salvación
Diagrama 8: El método inválido, de proceder del texto (T) al
oyente (O) en forma directa o intuitiva (A), evita la estructura
de la revelación. El procedimiento válido consiste en seguir el
camino bíblico (B), del texto a Cristo, y vincularlo con el mismo
camino bíblico (C) que va de Cristo al oyente.
En el diagrama 8, vernos ilustradas dos formas de relacionar la Biblia
con nuestros oyentes. Una ignora las inferencias cristológicas de la
Vea, por ejemplo, Cornelius Van Til, lhe Reformed Pastor ami Modern lhought
(Presbyterian and Reformed, 1974).
166
1
CAPÍTULO 9
estructura de la historia de la salvación, presente en la revelación
bíblica. Pero es una negación del papel único que cumple Cristo como
único mediador entre Dios y la humanidad. Ignora el hecho de que
Cristo es el intérprete de la Escritura y, por supuesto, de toda realidad.
Si él es la Palabra de Dios viva, y la verdad, y aquél para quien fueron
hechas todas las cosas, no es posible entender el significado último de
cosa alguna del universo separándolo de él. Y lo mismo debe aplicarse
a nuestra comprensión de la Biblia. El procedimiento correcto
consiste en proceder a través de las estructuras bíblicas, que nos llevan
inevitablemente a Cristo antes de llevarnos al oyente.
Cabe mencionar que los pasajes del Nuevo Testamento donde se
aplica el Antiguo al oyente, no contradicen este principio, puesto que
no es necesario mencionar la vinculación por medio de Cristo a cada
instante cuando el principio ya se ha establecido en el texto en que se
inserta el pasaje. Es así como Pablo expone el evangelio al comienzo
de sus epístolas y sobre esta base procede a exhortar a sus lectores a
llevar una vida cristiana sin reiterarlo a cada momento.
Las exhortaciones son legalistas sin el evangelio
La correcta predicación implica cierta medida de exhortación
como parte de la aplicación de la Biblia a la vida de los oyentes. La
exhortación es importante porque la Biblia contiene tanta, pero es
obvio que el predicador debe descubrir el propio estilo de exhortación
que considere apropiado para la ocasión y para una congregación
específica. Un antiguo colega mío solía expresar su convicción de
que a menudo las congregaciones parecen tener un enfoque casi
masoquista con respecto a la predicación. Si el predicador les dice que
son un grupo de lo peor y añade lo que deben hacer al respecto, o si les
da órdenes acerca de lo que necesitan para mejorar su vida espiritual
y su desempeño, se sienten bien. Golpeados y magullados, pero bien.
Creo que estoy exagerando, pero sospecho que han existido muchas
conferencias sobre santidad en donde así ha sucedido.
¿Por qué nos gusta recibir esta clase de trato? Lo más probable es
que no disfrutemos las reprimendas, pero de alguna manera sentimos
que cuando se nos trata así, nos beneficiamos en todo sentido y nos sirve
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1
167
para mejorar. Pensamos que si todos nos esforzamos juntos podremos
devolver a la iglesia al camino correcto. 'Ahora sé con exactitud lo
que necesito para llevar una vida cristiana victoriosa', etc. Yo creo que
nos encanta esta clase de trato porque somos legalistas de corazón.
Nos encantaría poder decir que hemos cumplido con toda clase
de condiciones, ya sea esperar, rendirnos totalmente o deshacernos
de todos los pecados conocidos, para que Dios nos bendiga. Es
una tentación constante tomarnos el pulso espiritual y aplicar el
baumanómetro de la santificación. Pero a lo que nos referimos no
siempre coincide con la valiosa disciplina de la autoevaluación, la
cual es una forma de descubrir y aceptar el verdadero problema que
estamos investigando. La verdadera autoevaluación vuelve a la fuente
de nuestra salvación y recuerda la necesidad constante de la gracia.
El predicador a veces contribuye a esta tendencia legalista y la
incentiva, lo cual es parte de la esencia del pecado en todos nosotros;
basta con recalcar nuestra humanidad: nuestra obediencia, nuestra
fidelidad, nuestra rendición a Dios, etc. El problema es que todas estas
cosas son verdades bíblicas válidas, pero si cambiamos su perspectiva
e ignoramos su relación con el evangelio de la gracia, reemplazamos la
gracia por la ley. Si de continuo les decimos a las personas lo que deben
hacer para ordenar sus vidas, ponemos sobre sus hombros una terrible
carga legalista. Por supuesto debemos obedecer a Dios; y debemos
amarlo con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza. La Biblia nos
dice que lo hagamos. Pero si les damos la impresión de que es posible
hacerlo por nuestra cuenta, no sólo hacemos irrelevante el evangelio,
sino que sugerimos que las demandas de la ley son mucho más débiles
de lo que en realidad son. El legalismo rebaja la ley al reducir sus
estándares al nivel de nuestra competencia. Hay un adagio en verdad
equivocado que escuchamos en ocasiones en boca de personas que
deberían saber lo que dicen, y es que "Dios no nos exige lo que no
podemos dar", pero eso implica que Dios se conforma con menos
que la perfección, o que la perfección no es perfecta porque podemos
alcanzarla. En realidad la ley de Dios no fue moldeada de acuerdo
con la pecaminosa capacidad humana de guardarla, sino como una
expresión del carácter perfecto de Dios.
168
CAPÍTUL09
En términos prácticos, si como predicadores rayamos la cancha
del cristiano espiritual, o de la iglesia madura, del padre piadoso, del
hijo obediente, del pastor preocupado, del anciano responsable, del
líder de iglesia sabio, de una forma que implique que nos iremos
conformando a lo que es ser cristiano si tan solo comprendemos y
somos obedientes, entonces somos legalistas y arriesgamos deshacer
precisamente lo que buscamos construir. Es posible que logremos ir
cambiando de acuerdo al patrón bíblico, pero lo haremos en nuestras
fuerzas de una manera externa, a costa del evangelio de la gracia, que
es el único que puede realizar estos nobles objetivos. Manifestar lo que
debemos ser o hacer, sin vincularlo con una clara exposición de lo que
Dios ha hecho debido a nuestra incapacidad de ser o hacer su perfecta
voluntad es rechazar la gracia de Dios y llevar a las personas a codiciar
la autoayuda y la superación personal, en una forma que, para llamar
las cosas por su nombre, es impío.
¿ Qu,é es /.a. predicación expositiva?
Una mirada rápida a las publicaciones existentes nos permite
afirmar que el término "predicación expositiva" es bastante elástico.
La mayoría de quienes aspiramos a utilizar el método creemos que
es sinónimo de la predicación bíblica; sin embargo, no es tan fácil
precisar una definición. Harold Bryson2 sostiene que el uso de la
palabra "expositiva" es más bien diverso: se utiliza para decir distintas
cosas. Un tratado anónimo del siglo XIII sobre la predicación,
designa tres clases fundamentales; esta clasificación se ha utilizado
en las discusiones modernas sobre el tema. 3 Según se dice, el sermón
tópico utiliza una serie de pasajes bíblicos para respaldar un tema.
El sermón textual toma un versículo o pasaje corto como punto de
partida para un tema que puede o no ser el centro de atención de ese
texto. "En contraste, la predicación expositiva se centra en especial en
uno o varios textos de acuerdo con su contexto o contextos" .4 Si bien
2
Harold T. Bryson, &:pository Preaching, (Nashville: Broadman, 1995), págs. 12-13.
Bryson, &:pository Preaching, pág. 12
Richard L. Mayhue, "Rediscovering Exposirory Preaching", en Rediscovering
&:pository Preaching, editado por John MacArrhur, Jr. (Dallas: Word, 1992),
pág. 9.
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1
169
reconoce los peligros de tratar de definir un concepto tan dinámico
como la predicación expositiva, Haddon Robinson propone, no
obstante, la siguiente definición:
La predicación expositiva es la comunicación de un concepto
bíblico que deriva de un estudio histórico, gramatical y literario
de un pasaje en su contexto; y es transmitido por medio de este
estudio, aplicado primero por el Espíritu Santo a la personalidad
y experiencia del predicador, y luego, por intermedio de él, a
sus oyentes. 5
Existen algunos problemas con esta definición, pero sirven para
demostrar nuestra dificultad al tratar de reducir algo a un principio
general sucinto. Quizás, sin explayarnos en el problema de la definición,
podemos sugerir que la predicación expositiva es esencialmente
la práctica de explicar el significado de un pasaje de la Escritura.
Incorporar el papel del Espíritu Santo en la definición, como lo hace
Robinson, tiende a convertirla en una definición basada en resultados,
sin restarles la importancia que tienen. 6 El sermón expositivo debe
definirse, según creo, en términos del método y enfoque que le dé el
predicador, independiente de sus resultados. Cualquier proclamación
de la Palabra requiere que el Espíritu Santo la haga efectiva, no es una
particularidad de la predicación expositiva, a menos que sostengamos
que toda la predicación bíblica es expositiva. 7 Sidney Greidanus
propone la siguiente definición:
Haddon W Robinson, Expository Preaching (Leicester: IVP, 1986), pág. 20.
Es interesante el hecho de que la edición británica de esta obra lleva un título
distinto al norteamericano (Biblical Preaching) (Grand Rapids: Baker, 1980), lo
cual nos lleva a asumir que ambos términos fueron considerados sinónimos.
Recuerdo una importante crítica de James I. Packer a cierra definición de
evangelismo vinculada a los resultados, algo que no controlamos: James I. Packer,
Evangelism and the Sovereignty of God (Londres: Downers Grove: IVP, 1961,
1991), págs. 37-41.
La postura de que roda predicación verdadera es expositiva fue adoptada por
Donald Miller (lhe Wáy to Biblical Preaching [Nashville: Abingdon, 1957]) y
James Daane (Preaching with Conjidence [Grand Rapids: Eerdmans, 1980]).
Ambas obras son citadas por esta razón en Sidney Greidanus, lhe Modern Preacher
and the Ancient Text (Grand Rapids: Eerdmans, 1988), pág. 11.
170
CAPÍTULO 9
La predicación exposmva es "predicación centrada en la
Biblia". Es decir, es comunicar el texto "de tal modo que se
haga claro su significado real y esencial tal como existió en la
mente del escritor bíblico y tal como existe a la luz del contexto
general de la Escritura, y aplicarlo a las necesidades actuales de
los oyentes". 8
Tanto Robinson como Greidanus están de acuerdo en que la
predicación expositiva es cuestión de exponer el significado del
pasaje bíblico tal como figura en su propio contexto y también en el
contexto más amplio de la unidad de la Escritura. El contexto general
es esencial para el tema de la aplicación. Incluso quienes adoptan el
enfoque ilegítimo de la aplicación directa (vea el diagrama 8) sólo
pueden hacerlo porque, aun sin pretenderlo, se basan en las estructuras
que el enfoque válido exige utilizar. Es decir, han asumido que existe
una conexión entre el texto y el creyente, que es muy significativa, y
no solamente ilustrativa.
Esta clase de predicación expositiva es exponer la Biblia tal como
es (vea el capítulo 2). La predicación, ya sea tópica o textual, pierde
su validez si abusa de la naturaleza de la Escritura. Si por ejemplo, se
utiliza para predicar un texto que en realidad es un trampolín, para
lanzarse con él a un discurso que apenas tiene relación con aquello de
lo que trata el texto, es obvio que se produce un abuso. Pero es posible,
permisible, y en ocasiones muy recomendable, predicar sobre un sólo
versículo, e incluso centrarse en una única palabra. Quisiera especificar
este punto diciendo que el versículo o palabra debe desarrollarse de
acuerdo con el significado que tiene en su propio contexto, porque
el estudio de una palabra, ejecutado bajo la idea errónea de que el
significado es inherente a una palabra, con seguridad conducirá a
error. El significado deriva del uso particular de la palabra dentro de
su contexto, y necesita ese contexto para determinar su significado. La
unidad de comunicación significativa básica es la oración gramatical,
y si nos centramos en tan sólo una palabra o frase, debe ser dentro del
Greidanus, The Modern Preacher, pág. 11, citado de Merrill Unger, Principies of
Expository Preaching (Grand Rapids: Zondervan, 1955), pág. 33.
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1
171
contexto de una unidad de sentido. Por consiguiente, mientras menor
es la unidad textual, más sólida debe ser nuestra forma de enfocar su
significado dentro del contexto.
La esencia de cualquier enfoque de la predicación que busque
ser en verdad bíblico es la determinación del predicador de someterse
a la autoridad de la Palabra de Dios. Para hacerlo debemos tener un
objetivo principal: permitir que la Biblia dicte la naturaleza de nuestra
proclamación y la forma y contenido de nuestro mensaje. Y esto no
ignora el hecho que consideraremos más tarde, de que los distintos
propósitos y circunstancias pueden dictar nuestra estrategia, pero es
necesario subrayar que ninguna estrategia de predicación puede darse
el lujo de ignorar la forma en que Dios ha hablado, el contenido de
la Escritura, y las formas que ha tomado el mensaje de la Escritura
bajo la inspiración del Espíritu Santo. El camino de la predicación
expositiva debe ser, por lo tanto, el camino de la teología bíblica,
que toma en cuenta el vehículo literario y el contexto histórico del
contenido teológico.
Algunos académicos han sugerido que se reemplace el término
"expositiva" por el de "bíblica". Si consideramos la definición
etimológica básica según la cual expositiva significa exponer el
significado del texto, debemos preguntarnos cómo se expone el
significado del texto. En este punto la duda sobre lo que solemos
llamar estilo del sermón se torna más bien académica. La mayoría
parece estar de acuerdo, si bien algunos predicadores son tardos
para aprender, en que un sermón expositivo no es un mero ejercicio
exegético. La naturaleza del sermón radica en exponer la Palabra
de Dios, con el fin de instar a los oyentes a que, por voluntad
propia, deseen conformarse a esa Palabra. La exégesis es un aspecto
importante de la preparación de cualquier sermón, pero la exégesis no
es el sermón; ésta busca comprender lo que el texto quiere decir en su
propio contexto inmediato. El sermón debe pasar, del significado del
texto, a la aplicación legítima de ese significado, a nuestro contexto
contemporáneo, pero siempre a la luz del evangelio. Es eso lo que
implica la hermenéutica, y parte vital de la hermenéutica es la teología
bíblica. Sugeriría que una vez solucionados los puntos exegéticos
básicos de lingüística y forma literaria, la comprensión evangélica de
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1
172
1
CAPÍTULO 9
la Biblia exige como procedimiento hermenéutico que relacionemos
el significado teológico del texto con el evangelio. La pregunta clave
para la interpretación es: "¿Cómo testifica este texto de Cristo?". El
predicador evangélico debe resistirse ante el engaño moderno de la
hermenéutica, que sólo se basa en los aspectos literario y lingüístico e
ignora el propósito último de la Palabra de Dios de proclamar a Cristo
a un mundo perdido.
Estrategias para los distintos contextos de enseñanza
Hay distintos contextos dentro de los cuales se expone la Biblia, y
no todos implican la entrega formal de un sermón, lo cual otra vez
hace surgir la duda sobre la esencia de la predicación; sin embargo,
consideremos con una visión práctica algunas situaciones expositivas
típicas (donde se expone el significado del texto bíblico) que son
formalmente muy diferentes. La primera, es el sermón del domingo
por la mañana, dentro del contexto de un culto que, de acuerdo con
las tradiciones denominacionales o locales será más o menos formal.
La segunda, es un estudio prolongado de un libro de la Biblia en
un pequeño grupo en casa que pertenece a la iglesia local; donde el
contexto es informal, el liderazgo es de bajo perfil, y el liderazgo del
grupo es compartido por sus miembros. La tercera, es una situación
de familia de un padre, o padres, y algunos hijos de mayor edad,
digamos de entre doce y dieciséis años, que pueden leer la Biblia y
comentarla. Retornamos a nuestra pregunta original: "¿Puedo predicar
este sermón, liderar este estudio, comentar el significado de la lectura
bíblica diaria, sin mencionar a Jesús?".
La simple respuesta, basada en los principios hasta ahora
comentados, es un NO resonante. Ningún pasaje bíblico muestra su
verdadero significado sin hacer referencia a Jesucristo y a su evangelio.
El que nadie deba predicar sin referirse a Jesús es un punto tan
básico que en ocasiones pienso que ni siquiera debía ser necesario
planteárselo; pero hacemos la pregunta porque lo que sí puede variar
es la estrategia que utilicemos de acuerdo a cada situación. Me interesa
considerar qué tan flexibles podemos ser en nuestra estrategia de la
predicación dominical. Ya hice una crítica al planteamiento que
siempre ve la necesidad de buscar un pensamiento piadoso. Creer
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1
173
que cada breve exploración del texto debe producir un pensamiento
alegre, o una palabra inmediata del Señor para el día, con facilidad
puede llevar a una distorsión del significado del texto y a sustituir la
realidad por castillos en el aire o por alguna noción romántica.
Consideremos en primer lugar un grupo familiar establecido
en una casa. En este caso, la congregación es fija y constante, aun
cuando se presente alguna ausencia ocasional de un miembro u otro
de la familia, y sucedan algunas interrupciones ocasionales en la
rutina. El sentido de continuidad puede mantenerse cuando todos los
miembros están presentes y todos comprenden las lecciones. Podemos
concebir una unidad de enseñanza que se extienda por muchos días, y
donde cada día se revise lo anterior y se construya sobre ello hasta que
se complete el cuadro. Por ejemplo, la historia del éxodo de Egipto
puede abarcar la lectura progresiva de Éxodo 1 - 15 en dos o tres
semanas, o incluso más. Puede haber pausas para seleccionar algo del
material histórico de trasfondo, o para vincular esos acontecimientos
con la historia de los descendientes de Abraham y cómo llegaron a
Egipto. Sería útil revisar las promesas que se le hicieron a Abraham o
las narraciones sobre José. Y al final dar lectura a todo lo que sucedió.
Ahora bien, es probable que en una familia cristiana de este tipo y
edad alguien haya hecho la pregunta de la relación de estos hechos con
el evangelio; sin embargo, asumiendo que esta pregunta no ha surgido
en el curso de estos estudios, puede hacerse más formal al final. Es
claro que, según una comprensión evangélica de las Escrituras, la
lección del éxodo es testimonio de la naturaleza del evangelio. Muchos
detalles pueden encontrarse en el camino: las características de los
personajes principales, el significado de las señales y prodigios, los
atributos de Dios, etc. Y, sin embargo, todos estos elementos están
sujetos al significado fundamental del pasaje dentro del contexto de
la historia de la salvación. Todos ellos sirven al evangelio y, bajo una
correcta comprensión, mejoran nuestro conocimiento sobre Cristo,
nuestro Cordero de Pascua, que fue sacrificado por nosotros.
Algo similar ocurre con la estrategia para un grupo pequeño,
donde sus miembros son puros adultos o tal vez jóvenes no tan jóvenes,
o la mayoría son personas de la tercera edad. En estos casos, aunque
la continuidad de la enseñanza inevitablemente estará bajo mayor
11
1,,
174
1
CAPÍTULO 9
riesgo que la del grupo familiar, pero se puede sostener. Y habrá una
atmósfera más relajada para completar cualquier sesión individual.
Si falta tiempo, siempre estará la próxima semana para continuar la
conversación. Hay algunos grupos donde los miembros tienen mayor
madurez y conocimiento como cristianos. En tales casos, es poco
probable que los miembros dejen pasar mucho tiempo sin preguntar
por 1a aplicación cristiana. Por eso, en la familia o en el grupo pequeño,
o en cualquier otra situación de estudio no estructurado de la Biblia,
donde hay altas expectativas de asistencia sólida y continua, podemos
modificar la total negativa a nuestra pregunta, pues pueden surgir
sesiones de estudio de un pasaje del Antiguo Testamento en que no
se mencione a Jesús; pero, a fin de cuentas, se trataría de un estudio
deficiente si como resultado sólo se discute el pasaje con unos pocos
comentarios moralizantes generales sobre la vida cristiana.
Pasemos ahora al sermón. Son dos los aspectos que me llevan
a afirmar que, para ser bíblico, todo sermón debe incluir a Jesús. El
primero, es práctico. Los sermones predicados en la iglesia van dirigidos
a una congregación más bien flotante. Están los fieles asistentes
regulares con los cuales es posible contar todos los domingos excepto
en caso de enfermedad o vacaciones. Otros consideran que "asistir
regularmente" significa ir una vez al mes. Hay quienes no tienen
un apego muy grande al concepto de ir a la iglesia y asisten cuando
así lo sienten o hay buen tiempo. Y hay quienes no tienen vínculos
con una congregación en particular y llegan invitados por amigos o
aparecen a modo de visita única. Como lo señala un colega, quienes
resultan estar ahí una vez deben tener por lo menos la oportunidad de
escuchar de qué estamos hablando. Entonces, supongamos que hemos
estado predicando una epístola y en ese domingo hemos llegado a
las exhortaciones éticas. Las exponemos e ignoramos el contexto más
amplio del evangelio. Al hacerlo, confirmamos los peores errores sobre
el concepto que el visitante tiene del cristianismo: ahora "sabe" que
ser cristiano es cuestión de llevar una buena vida. Esta consideración
es razón suficiente para hacernos pensar en la necesidad de enfocarnos
en Cristo en nuestros sermones.
El segundo aspecto tiene carácter formal y se refiere a la verdadera
naturaleza de la predicación. Lo mencioné en el capítulo 4, así que,
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
j 175
como ya hemos visto sus fundamentos bíblicos, sólo es necesario
decir que la esencia de esta predicación sólo puede definirse en
términos de presentar el camino de salvación. Hemos visto que el
acontecimiento del evangelio sobre el que se basa nuestra salvación
debe ser delineado con cuidado en términos de la vida, muerte y
resurrección de Jesucristo. La salvación que logran estos sucesos es
el proceso mediante el cual los pecadores que están bajo el juicio y la
ira de Dios son reconciliados, restaurados, justificados, santificados
y finalmente glorificados. La salvación debe ser vista corno todo un
proceso que culmina en la consumación del reino. Es vital aclarar
que todos estos frutos del evangelio son exactamente eso: frutos del
evangelio, y no los frutos del esfuerzo individual, de la determinación
moral o lo que sea.
Por esta razón, cualquier sermón que busque aplicar el texto
bíblico a la congregación y lo haga sin dejar absolutamente claro que
sólo en Cristo y por medio de Cristo se realiza la aplicación, no es un
sermón cristiano. Es, en el mejor de los casos, un simple ejercicio de
buenos deseos y pensamientos piadosos. En el peor de los casos, es
demoníaco, por su legalismo que niega a Cristo.
Diferentes formas de dar un sermón
Debo aclarar en este momento que estoy de acuerdo con la postura
de que la predicación expositiva significa predicación bíblica, y que
esta última implica mucho más que la exégesis de un pasaje bíblico.
Incluso cuando el sermón es bien elaborado, de tal manera que el
fundamento exegético no es expuesto pero brinda un fundamento
sólido para exponer con precisión el pasaje, todavía falta el propósito
del sermón, de aplicar la verdad de la Palabra de Dios al oyente.
Y esta aplicación sólo puede lograrse en términos del evangelio.
Por consiguiente, un pasaje bíblico explicado y aplicado al oyente,
no constituye un sermón bíblico si la aplicación se lleva a cabo sin
referencia a la persona y obra de Cristo. Como Pablo, el predicador
debe determinar no saber nada entre la congregación excepto a Cristo
y éste crucificado (vea 1 Cor 2:2).
En vista de lo que he dicho sobre la predicación bíblica sugeriría
que las diferentes formas de dar un sermón equivalen a distintos
176
1
CAPÍTULO 9
planteamientos y enfoques al texto bíblico. La intención de los sermones
puede variar de acuerdo con las necesidades de la congregación, pero
es necesario modificar definitivamente cierta tradición: la práctica de
algunas iglesias de tener un sermón "de enseñanza" por la mañana y
uno "evangélico" en la tarde. Esta tradición es peligrosa, pues sugiere
que el evangelio sólo es lo que nos inicia como cristianos, y está
confinado a la predicación evangelística, como no útil para enseñar a
los cristianos, lo cual es falso. La distinción debe hacerse, por lo tanto,
de acuerdo a la intención: la conversión de los no creyentes por un
lado y la edificación de los creyentes por el otro. Ambos necesitan el
evangelio, pero el enfoque o énfasis será distinto.
La predicación expositiva, exenta del abuso gracias a la teología
bíblica, puede ser dirigida entonces en muchas direcciones. Los
sermones tópicos se pueden referir a temas éticos o sociales actuales
y tal vez necesitan ir más allá de los confines de un solo pasaje, pero
la aplicación de la teología bíblica evita que los textos sean usados sin
sentido como falsa evidencia. Los sermones tópicos pueden centrarse
también en un tema doctrinal, pero todo sermón debe ser doctrinal
en el sentido de exponer las verdades bíblicas del pasaje. Vincular estas
verdades con la teología sistemática es sólo un aspecto de edificar a
una congregación. No existen reglas fijas ni fáciles al respecto, por
eso debemos permitir que el texto mismo gobierne la forma en que
presentamos su contenido.
Dejar que hable el Antiguo Testamento
Tarde o temprano nos preguntamos si el Antiguo Testamento puede
hablar por sí mismo y de sí mismo al cristiano, sin una interpretación
cristológica. Y se asocia a esto otra duda, la de en qué medida debemos
permitir que el Antiguo Testamento hable de su propia situación
antes de recurrir a su cumplimiento cristológico. Ambas preguntas
se relacionan, pero no son idénticas. La segunda, en términos
nominales, equivale a preguntarse por la exégesis del pasaje dentro
de su propio contexto; y debemos explorar qué quería decir el autor
a sus contemporáneos de manera tan exhaustiva como sea posible.
Este punto es básico para lograr una sólida comprensión de la Biblia:
debemos comprender qué se quería decir y cuál es el significado
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1
177
del pasaje, antes de considerar su importancia para el cnstlano
contemporáneo; sin embargo, una vez que hemos hecho un trabajo
exegético responsable, todavía falta la cuestión de qué hacer luego con
el mensaje. Es aquí donde surge la primera pregunta mencionada.
Se ha sugerido que responder a esta pregunta con un no, y exigir
mencionar el cumplimiento en Cristo de todos los pasajes del Antiguo
Testamento es caer en una trampa según la cual nos encontramos
predicando el mismo mensaje desde todos los pasajes: "Aunque diez mil
sean sus textos, todos sus sermones uno son". Este aguda observación
puede reflejar una verdad generada por un predicador holgazán que
no se ha molestado en explorar la revelación multifacética de la Biblia.
También puede reflejar una idea muy reducida sobre quién y qué
es Jesucristo. Es fácil hablar piadosamente sobre Jesús y el Señor y
tener al mismo tiempo escasa noción de la riqueza de la revelación
bíblica relativa a él. La idea de que al predicar a Cristo en todo sermón
predicamos por consiguiente el mismo sermón, es tan horrible que
uno se pregunta cómo puede alguien caer en tal apatía. Lejos de tomar
la rica variedad del Antiguo Testamento y verterla en el reducido
molde de una piedad superficial hacia Jesús, predicar a Cristo desde
todos los pasajes de la Biblia implica expandir esta gran variedad hacia
las riquezas sin fin de Cristo, quien les da cumplimiento. Si no vamos
a proclamar algún aspecto de las riquezas de Jesús en cada sermón, no
debemos estar en el púlpito.
Con el fin de comprender bien las preguntas planteadas
con anterioridad, quisiera agregar una tercera. Si no buscamos la
significación cristológica del pasaje del Antiguo Testamento sobre la
base de que puede hablarnos directamente por sí mismo, ¿qué clase
de aplicación sugerimos? Sostengo que ningún predicador cristiano
permite jamás que el Antiguo Testamento hable sólo por sí mismo, o de
sí mismo; pues quien predica según esta teoría de aplicación directa de
los textos del Antiguo Testamento, presuntamente no puede imaginar
que no exista distinción entre sus oyentes y la audiencia original o sus
lectores. Incluso el predicador judío moderno debe hacer ajustes al
aplicar un texto a sus oyentes. Y los predicadores cristianos saben que
sus oyentes no son israelitas ni judíos de la antigüedad, ni siquiera,
en la mayoría de los casos, judíos de la actualidad. Es por eso que
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178 1 CAPfTlJI .< l •J
se asume que al hablar de Dios nos referimos al Dios de Jesús y de
los ap6stolcs. Cuando este Dios se dirige a nosotros como pueblo
suyo, no nos hemos convertido de manera súbitas en seguidores del
judaísmo; seguimos siendo cristianos.
¿Puede un cristiano relacionarse con Dios en otra forma que
no sea por medio de la fe en Jesucristo? Hemos mencionado que el
Nuevo Testamento no aceptaría esta proposición, puesto que Dios es
uno y sólo existe un mediador entre Dios y el ser humano: Jesucristo
Hombre. Lo que sucede es que cuando un predicador cristiano aplica
el Antiguo Testamento a sus oyentes cristianos sin mencionar a Jesús la
conexión tiene lugar mediante inferencias y supuestos. El predicador
asume que las personas no están respondiendo como israelitas de la
antigüedad sino como cristianos modernos. A menos que tengan
dos religiones, dos nociones de Dios y dos formas de relacionarse
con él (una para los pasajes del Antiguo Testamento y otra para el
Nuevo) deben estar respondiendo como cristianos. La pregunta es, si
la aplicación del predicador y la respuesta del oyente son en verdad
cristianas y adecuadas al mensaje. Así que ¿por qué dejarlo al azar?
Hacerlo es irresponsable, en términos pastorales; y descuidado, en
términos de la predicación.
Cómo preparar un sermón
La preparación de un sermón está gobernada esencialmente por la
naturaleza de la tarea: exponer la verdad de la Palabra de Dios. El
predicador no está dictando una charla sobre un tema de interés
público, ni ejercitando habilidades de oratoria; no presenta un
espectáculo, no imparte convicciones ni opiniones religiosas. El
predicador ejerce el ministerio sagrado de proclamar la Palabra de
Dios. Y, como la tarea es dictada por Dios e implica comunicar una
Palabra llena de autoridad, el predicador también debe someterse al
dominio de esta Palabra. La preparación diligente basada en la oración
debe ser la marca del predicador expositivo evangélico. Cuando
perdemos el sentido de temor reverente ante la seriedad y naturaleza
solemne de proclamar la Palabra de Dios, es tiempo de detenerse
a pensar y buscar recobrarlo. Sólo podemos hacerlo cuando nos
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a jesús?
1
179
sometemos al gobierno de Dios en nuestras vidas. Por ello, al preparar
un sermón debemos orar que el Espíritu de Dios actúe para revelarnos
las riquezas de esta Palabra. Pero el ministerio del Espíritu no es algo
automático y místico; obra por medio de nuestras mentes y de nuestro
esfuerzo al tratar de explicar con responsabilidad el texto bíblico.
Más allá de la sumisión personal a la autoridad de la Palabra
de Dios, la naturaleza de la Biblia exige al menos tres aspectos en
la preparación de un sermón: exégesis, hermenéutica y homilética
(el arte de predicar). No son estrictamente consecutivos pero siempre
interactúan entre ellos. La exégesis es el análisis formal del pasaje,
por medio de la cual buscamos descubrir qué decía el autor. Nos
sumerge en una lectura más profunda del texto, una preocupación
por sus características literarias, incluidas la lingüística y el género,
y un interés general en su contexto histórico y teológico inmediato.
La hermenéutica con frecuencia ha sido echada a un lado. Los
libros sobre la predicación pasan por alto la hermenéutica y, si es que
se menciona, da poca ayuda para interpretar un pasaje. El objetivo
de la interpretación o hermenéutica es descubrir los vínculos entre el
texto antiguo y el oyente contemporáneo (o lector) de la Biblia. He
recalcado en este estudio que estos vínculos no son intuitivos ni son
cuestión de alguna comunicación mística directa del Espíritu. Surgen
de la naturaleza de la Biblia, en su calidad de libro sobre Cristo. La
teología bíblica es la disciplina que busca comprender la estructura
de la revelación bíblica, es lo que nos permite establecer los vínculos
correctos entre cualquier texto y el oyente contemporáneo. La teología
bíblica muestra que la esencia de la hermenéutica radica en el hecho
de que todas las secciones de la Biblia nos llevan a Cristo, y de este
modo, al creyente que está en Cristo. Descuidar la teología bíblica
implica someter a nuestros oyentes y a nosotros mismos al riesgo de
perder el camino, al sustituir la aplicación bíblica por una no bíblica.
La teología bíblica es, según propongo, cuestión de dar rienda suelta
al principio protestante enunciado en la Reforma: la Escritura se
interpreta a sí misma.
El tercer aspecto de la preparación del sermón es su aplicación.
Ya vimos que la teología bíblica nos muestra el vínculo teológico
180
1
CAPÍTULO 9
entre el significado que tuvo el texto en su propio contexto y lo que
significa en relación con el evangelio; por lo tanto, el papel pastoral
del predicador es establecer vínculos con las necesidades específicas
de la congregación. Es obvio que el predicador no puede referirse a
la necesidad individual de cada persona de la congregación, incluso si
las conociera, pero puede instruir a las personas a hacer la aplicación
específica por sí mismas. Más importante aún, la tarea homilética
conlleva la tarea particular de proclamar la Palabra del Señor soberano.
El mensaje bíblico debe ser transmitido como Palabra de Dios para
todos nosotros aquí y ahora: un:i. Palabra que lleva autoridad suprema
y que ignoramos bajo riesgo espiritual. Es pertinente mencionar lo
señalado por James Packer: el predicador es parte del mensaje. 9 Si bien
el predicador tiene la tarea de dirigirse a otros, la Palabra de Dios llega
a todos por igual: al predicador y a la congregación.
El programa de educación cristiana del predicador
Sería irresponsable, en términos pastorales, que cualquier predicador
que dirige una congregación imagine que el sermón es una dieta
suficiente para llevar una vida sana y para que crezcan tanto el
individuo como la congregación en forma general. Un sermón cada
semana no es suficiente enseñanza bíblica para los cristianos; aunque
al decir esto no queremos restar importancia al sermón y al ministerio
de la Palabra. Es por eso que el estudio de la Biblia en forma personal y
en grupos pequeños es tan importante. Y sin embargo con frecuencia
esos estudios se dejan al azar y, si existen, a menudo no cuentan
con liderazgo pastoral. Es necesario examinar todas las necesidades
ministeriales de la congregación; y resulta vital contar con algún tipo
de programa para la educación cristiana adulta que complemente el
ministerio de la predicación y sea de ayuda para aplicar la Palabra a la
vida de la iglesia.
En cualquier programa de educación cristiana se deben aplicar
ciertos principios bíblicos que no deben ser ignorados. En primer
James l. Packer, "The Preacher as Theologian", en When God's Voice is Heard:
Essays on Preaching Presented to Dick Lucas, editado por C. Green y D. Jackman
(Leicester: IVP, 1995), pág. 88.
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1
181
lugar, entendemos que el servicio y el ministerio son la misma cosa.
Cada vez más iglesias han llegado a reconocer que el ministerio
profesional de tiempo completo y remunerado, cualquiera que sea
nuestro concepto de la ordenación, funciona fundamentalmente en
calidad de liderazgo y supervisión. Y se acepta que el ministerio es un
papel de cada creyente. El hecho de que otra vez se reconozcan los
dones espirituales fue sólo un retorno a la idea de que el "ministerio"
no se restringía a las actividades del líder ordenado, sino que cada
miembro es un ministro con el potencial necesario para cumplir un
papel ministerial específico. La educación cristiana consiste, entonces,
en equipar a las personas para ejercitar estos papeles ministeriales.
Puede hacerse sin planificación o bien, teniendo en mente su razón de
existir y con una preocupación por hacerlo en forma efectiva.
Así, podría leerse un manifiesto o credo del programa de
educación cristiana para adultos de la iglesia local:
Creemos:
Que cada creyente que está en Jesucristo es parte del cuerpo de
Cristo.
Que Dios nos llama a expresar este hecho por medio de la
comunión con la congregación local.
Que Dios entrega a cada creyente dones espirituales para beneficio
del cuerpo.
Que Dios llama a cada creyente a servir, haciendo uso de sus
dones y talentos.
Que los creyentes deben estar equipados para tal servicio por
medio de la enseñanza y la capacitación.
No podemos explayarnos sobre este grupo de principios sin antes volver
a insistir en el carácter central del evangelio. La vida y ministerio de
la iglesia local deben centrase conscientemente en el evangelio, si han
de tener efectividad alguna en el reino de Dios. Cuando pensamos en
una estrategia de educación cristiana, reconocemos al menos cuatro
áreas fundamentales que pueden deducirse del evangelio:
1.
Reconciliación con Dios por medio del evangelio, lo que
implica una nueva actitud hacia la Palabra de Dios y por
182 1
CAPÍTULO 9
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
1 183
dan sus primeros pasos para participar por primera vez en
una iglesia.
ende hacia el estudio de la Biblia. Nada puede reemplazar el
conocimiento del contenido de la Biblia.
Por nuestro estudio de la Biblia llegamos a comprender cómo
es Dios, cómo obra en el mundo, y cómo Dios se relaciona
con nosotros y con el mundo, lo que implica que el principal
resultado de nuestro estudio de la Biblia es la formación de
una teología, la cual es una cosmovisión basada en Dios y en
su auto revelación.
2.
Nivel general. Para cualquier creyente que busque crecer en
comprensión espiritual y madurar como cristiano.
3.
Nivel de capacitación. Está diseñado para quienes parecen
haber identificado sus dones y que tienen como objetivo
áreas específicas de servicio que requieren habilidades
particulares.
3.
La aplicación práctica de la teología a la existencia individual
del creyente y a la vida comunitaria en la congregación y
en el mundo, nos sumerge en una preocupación por vivir
cristianamente. El evangelio nos llama a una vida que
siempre busque conformarse a la verdad según Jesús.
4.
Nivel de liderazgo. Está diseñado para quienes, por medio
de la madurez espiritual y el uso de los dones, muestran
potencial para supervisar algún área específica de ministerio
en la iglesia local.
4.
Algunas formas de servicio cristiano exigen habilidades
específicas de ministerio. Cada cristiano debe preocuparse
por saber cuáles son los dones que Dios le ha concedido, y
por capacitarse para usarlos de manera eficiente.
2.
Entonces, un programa completo de educación cristiana estará
diseñado teniendo en cuenta la necesidad de cada cristiano de ser
alimentado en las cuatro áreas: conocimiento bíblico, teología o
doctrina cristiana, asuntos prácticos de la vida cristiana y habilidades
para ministerios específicos. Espero que sea claro que diferenciar
estas cuatro áreas no implica que estén completamente separadas;
en realidad interactúan. Pero existen más formas de analizar las
inferencias del evangelio. Si queremos implementar un programa
efectivo de educación cristiana debemos ser analíticos, para que no
termine siendo una suerte de buffet a elección en que las personas
incluyan distintas cosas según les plazca.
Por otro lado, en cualquier congregación que funcione como
es debido, habrá potencial para al menos cuatro clases o niveles de
educación cristiana:
1.
Nivel básico o de ingreso. En él servimos a los recién
llegados, a quienes buscan información sobre la fe cristiana,
a quienes buscan significado en la fe cristiana o a quienes
Los pastores de iglesias pequeñas podrían cuestionar la viabilidad
de tal esquema, argumentando que será útil para congregaciones
mayores que tienen muchos líderes maduros y recursos ya asignados
al ministerio. No obstante, los principios siguen siendo los mismos,
sin importar el tamaño de la iglesia local; es cuestión de prioridades
ministeriales. Deben tenerse en cuenta ciertos temas si es que la iglesia
ha de crecer; entre ellos, la estrategia de evangelismo. Si el pastor a
cargo comprende los distintos niveles de necesidad, será posible irlos
cubriendo en la medida que surjan los recursos. Ammamos que el
evangelismo es reconocido como una consecuencia fundamental de
que el evangelio es evangelio. Es decir, no buscamos el crecimiento por
el crecimiento; queremos crecer porque creemos que es la voluntad de
Dios que su iglesia crezca. Por consiguiente, queremos ver personas
convertidas y salvadas de una eternidad sin Cristo. ¿Qué clase de
formación se necesita para ser evangelista? La respuesta es "ninguna"
y "toda la posible". Es decir, por un lado, la conversión es el único
punto de partida necesario para evangelizar; por el otro, es de gran
ayuda tener una formación básica si se dispone de ella. No debemos
dar la impresión de que se necesita un diploma en evangelización antes
de contarles a nuestros amigos y parientes sobre Jesús; sin embargo,
queremos que las personas alcancen su máximo potencial mediante
la formación.
1
184
Pensemos en una congregación "promedio" de tamaño mediano
de, digamos, ciento cincuenta miembros. Con seguridad tendrá un
programa de escuela dominical para los niños, probablemente uno o
dos grupos de jóvenes y bien puede contar con pequeños grupos de
adultos que se reúnen con regularidad en casas. La antigua tradición
de un estudio bíblico a mitad de semana combinado con una reunión
de oración casi parece ser cosa del pasado. Al comenzar cada año el
pastor hace un serio llamamiento a trabajar como voluntarios en la
escuela dominical y otros trabajos habituales. Al mismo tiempo, los
grupos en casa se forman y funcionan en respuesta a las necesidades,
y es probable que tengan poca o ninguna supervisión o asistencia del
pastor. Los grupos de jóvenes casi con seguridad son dirigidos por
jóvenes no entrenados que tienen celo pero poco conocimiento. De
este modo, tenemos una iglesia local en que varias personas ejercen
ministerios pastorales y de enseñanza de la Biblia sin entrenamiento y
con distintos grados de madurez espiritual y entendimiento. 10 Otros
tantos miembros de la iglesia llevan a cabo ministerios importantes en
el hogar en donde buscan nutrir a sus hijos en la fe, pero también sin
más formación que la que han adquirido por su cuenta.
Me parece que el pastor de esta congregación necesitaría
establecer prioridades en el ministerio. La predicación debe tener alta
prioridad puesto que el sermón será la principal enseñanza bíblica
que reciban hasta que se establezca un programa viable de educación
cristiana. Pero incluso cuando exista tal programa, la predicación
siempre será un aspecto de singular importancia de la vida de la
congregación. También tiene alta prioridad comenzar con un grupo
de líderes potenciales y maestros y darles una instrucción básica en
teología bíblica. Y es asombroso que aceptemos tan fácilmente el
hecho de que el programa para niños sea llevado por voluntarios que
en su mayoría tienen poca o ninguna formación bíblica y de teología
bíblica. Los maestros de escuela dominical necesitan formación. Al
mismo tiempo, debe ejercitarse la supervisión en el área curricular
10
¿Puedo predicar un sermón cristiano sin mencionar a Jesús?
CAPÍTULO 9
Packer, "The Preacher as Theologian", pág. 83, se refiere a los peligros de los
estudios inductivos que "nos dicen que 'observemos' sin darnos una orientación
teológica que nos ayude a hacerlo".
1
185
y del material de estudio utilizado en la escuela dominical y en los
grupos pequeños. Si lo que se utiliza es moralista y no se centra en el
evangelio, debe ser reemplazado. No siempre es fácil hacerlo, por eso
al menos los maestros y líderes deben estar al tanto de los temas. Qué
mejor manera de hacerlo que instruirlos en teología bíblica. 11
11
Mi obra Estrategia divina: Una teología de la salvación (Barcelona: Clie/Andamio,
2003) fue escrita como curso de instrucción para la iglesia local cuando era
Ministro de Educación Cristiana en la Iglesia Anglicana de Coorparoo, en
Brisbane. Lo usé como texro para un curso de teología en veinticinco semanas,
con reuniones de dos horas una vez a la semana. Sería posible proporcionar ciertos
rudimentos en un tiempo mucho menor, pero tiene mucha importancia invertir
ese tiempo. Unas 100 personas lo tomaron en los aproximadamente cinco años en
que di el curso. Evangelio y reino: Una perspectiva cristiana de/Antiguo Testamento
(Monterrey: Torrentes de vida, 2005) fue escrito para un propósiro similar; en
especial, para ayudar a los predicadores y maestros cristianos a estudiar el Antiguo
Testamento. Se basó en un curso de teología bíblica que estuve impartiendo en
el Moore Theological College en Sidney, Australia, en 1973-1974, y lo escribí
gracias a que me impulsaron los mismos estudiantes.
11
SEGUNDA PARTE
CÓMO APLICAR LA TEOLOGÍA
BÍBLICA A LA PREDICACIÓN
INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA PARTE
Cristo en todas las Escrituras
Los géneros literarios
Ahora pensemos en los temas prácticos que necesitamos para aplicar
la teología bíblica en la preparación de sermones, pero antes es
necesario decir algunas palabras acerca de las distintas dimensiones
que enfrentamos al exponer el texto bíblico. La primera es la del
género literario. No sólo surge este tema dentro del campo técnico de
los estudios bíblicos, es un factor en cualquier forma de comunicación
literaria. Nadie tiene duda de que hay distintas formas de comunicarse
mediante la palabra oral y escrita, y la mayoría de las personas no tiene
dificultad para adaptarse a los diferentes formatos; es algo tan integrado
a nuestra cultura que pasamos de un género de comunicación a otro sin
pensar ni un segundo. Hay convenciones para la prosa científica, para
el cuento corto, para las invitaciones matrimoniales, o para un aviso
de bienes raíces publicado en el diario; y los distinguimos fácilmente.
Lo mismo sucede cuando llegamos a la Biblia; no le lleva mucho al
nuevo lector darse cuenta de que un pasaje de narrativa histórica se ve
y suena distinto que un salmo, una profecía o una parábola.
En la segunda parte consideraremos algunos de los principales
géneros literarios bíblicos desde el punto de vista de la literatura, pues es
el vehículo para expresar la verdad teológica contenida en la revelación
bíblica. Para el predicador es más importante estar consciente de que
la literatura se utiliza de distintas formas para distintas funciones que
tratar de definir un género o tabular todos los géneros de la Biblia.
Nuestro objetivo debe ser entender las diversas formas en que se
comunica la verdad de Dios y utilizar de manera apropiada al texto
en nuestra exégesis. Como parte de unidades generales que pueden
ser clasificadas de acuerdo con el género predominante, podemos
encontrar distintos subgéneros o clases de expresión literaria. Es
inevitable que existirán áreas poco claras donde se producirá algún
190 1
Cristo en todas /,as Escrituras
CÓMO APLICAR LA TEOLOGÍA BÍBLICA A LA PREDICACIÓN
debate sobre el tipo de género y sobre el funcionamiento del texto
literario, pero en general nos sumamos a los principios de la claridad
esencial de la Escritura y a su naturaleza autointerpretativa.
Como ilustración, tomemos como ejemplo el tema de salir
de viaje. El mismo concepto general puede ser abordado mediante
distintos géneros o tipos de expresión literaria que producen resultados
muy distintos en términos del significado del pasaje. Compárense los
siguientes pasajes bíblicos que tratan de alguna clase de viaje:
Partieron de Elim, y toda la congregación de los israelitas llegó
al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí. (Ex 16: 1)
Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré
mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me
infunden aliento. (Sal 23:4)
El que confía en su propio corazón es necio, pero el que anda
con sabiduría será librado. (Pr 28:26)
En visiones de Dios, él me llevó a la tierra de Israel y me puso
sobre un monte muy alto, sobre el cual, hacia el sur, había una
construcción parecida a una ciudad. (Ez 40:2)
Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
salteadores. (Le 10:30)
Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (no sé
si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue
arrebatado hasta el tercer cielo. (2 Co 12:2)
El primero, surge en el contexto de una narrativa histórica y busca
relatar hechos de la historia. El segundo, usa una metáfora para
describir una experiencia hipotética de seria adversidad en la vida, y
hasta la misma muerte. El tercero, describe como caminata un estilo
de vida caracterizado por sabiduría. El cuarto, trata de la experiencia
de la visión que tuvo un profeta, real o imaginaria, en la cual visualiza
ser transportado a un lugar distante pero real. El quinto, es el
comienzo de una historia, cuyo tema de fondo no depende de ser real
j 191
o no. El último, describe alguna clase de experiencia espiritual que
alguien afirma haber tenido. El punto más importante no es si estos
pasajes se ubican en el contexto de géneros formalmente identificados.
Es necesario que el predicador sea capaz de identificar cómo debe
funcionar una expresión literaria en particular. Si la identificación
formal del género literario es una ayuda en este proceso, tanto mejor.
Pero poder clasificar el género no es tan importante como comprender
las sutilezas de cada expresión literaria y de lo que el autor busca lograr
mediante ella.
En términos amplios, por género nos referimos a una clase o
grupo de textos literarios que comparten ciertas características que
nos permiten distinguirlos de otros textos. Como señalara John
Barton, la identificación del género nos permite evitar leer un texto
específico como si fuera algo que no es. 1 Tal como existen géneros
literarios, existen géneros orales. Y una de las ocupaciones de la críti~
de la forma fue tratar de identificar géneros orales que subyacieran en
el texto escrito. Un género puede abarcar un libro completo, como
por ejemplo un evangelio o una epístola, pero dentro de él aparecen
otros géneros, tales como una parábola o un himno de alabanza,
por eso Sydney Greidanus sugirió un enfoque de múltiples niveles
de análisis literario. 2 Primero se designa toda la Biblia como una
sola proclamación. Y dentro de la Biblia se clasifican los géneros
fundamentales: narrativa, profecía, sabiduría, salmo, evangelio,
epístola y apocalipsis. Greidanus sugiere que debemos utilizar la
palabra "forma'' para describir los géneros que surgen dentro de estos
géneros principales. De este modo, al estudiar el libro de Proverbios,
el género del libro en general es sabiduría. Y dentro de este amplio
género encontramos las distintas formas literarias de instrucción,
dicho proverbial y dicho numérico. El Evangelio según San Mateo
pertenece al género de evangelio. Al leerlo encontramos primero
una genealogía, luego narrativas de nacimiento, una colección de
2
John Barton, Readíng the Oíd Testament: Method ín Bíblica! Study, Segunda
Edición (Londres: Darton, Longrnan, and Todd, 1996), pág. 16.
Sydney Greidanus, The Modern Preacher and the Ancient Text, (Grand Rapids:
Eerdmans, 1988), págs. 22-23.
192
1
CÓMO APLICAR LA TEOLOGÍA BÍBLICA A LA PREDICACIÓN
afirmaciones, el Sermón del Monte, muchas parábolas entretejidas
en contextos narrativos, etc. Cada una de estas necesidades debe ser
entendida de acuerdo a su intención dentro del contexto literario
más amplio. En esta sección nos ocuparemos en especial de tratar
de entender cómo los distintos géneros literarios funcionan como
vehículos de la verdad teológica.
Cristo en todas las Escrituras
/
193
con el fin de establecer un vínculo válido con el lector contemporáneo.
En la segunda parte del libro quiero aplicar este principio a algunas de
las formas o géneros de la literatura bíblica en su contexto histórico.
Épocas de la historia de la salvación
A
B
C
111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111,11111111111111111111111111111111111111111111111
La progresión histórica
No es posible apreciar las características de los distintos géneros
literarios lejos de los contextos de la historia y de la historia de la
salvación en que tienen lugar. Cuando, por ejemplo, examinamos
la literatura bíblica para encontrar géneros sapienciales descubrimos
que hay expresiones sapienciales anteriores a la mayoría de los libros
sapienciales; están los libros sapienciales mismos, las expresiones
sapienciales en los Evangelios, y las expresiones sapienciales en la
literatura del Nuevo Testamento posterior a Pentecostés, en particular
de la Epístola de Santiago. Si bien es importante entender en términos
literarios generales cómo funciona un proverbio aforístico, 3 la función
teológica de un dicho proverbial en uno de los Evangelios puede
ser muy distinta a la función de los dichos proverbiales del libro de
Proverbios. La progresión de la historia de la salvación sigue siendo
clave para nuestra forma de entender los textos y relacionarlos con
el cristiano. Y se cumple en particular en el caso del texto narrativo,
puesto que éste es el principal vehículo de formación de la estructura
histórica de la Biblia.
Las épocas teológicas
Debido a que la Biblia es la revelación de Dios entregada dentro del
contexto específico de la historia de la salvación, he buscado explicar
la estructura general de esta revelación. Y sólo puede explicarse en
términos teológicos. En el diagrama 8 muestro una forma correcta
y una incorrecta de tratar la interpretación de un texto. El camino
correcto nos hace pasar del texto a la estructura teológica de la Biblia,
3
Un aforismo es una sentencia breve, o una máxima, expresada de manera clara y
concisa, con una intención moral o didáctica.
Crea~ión
1
Línea
1
cronoló~ica
Jts
de la
~·istoria
Nueva cre!ción
de la salvación
:=i1111111111111111111111111r111111111111111111111"3111111111111111111r1111¡11111111111111111111111il1111t11111111¡11i1111111111¡¡1111¡111 111 i 111
El tipo: El reino
de Dios se revela
1en la historia de
Israel hasta el
primer periodo
del reino de
Salomón.
1 El
tipo es
confirmado:
El reino de Dios
se revela en
la escatología
profética. La
historia muestra
fundamentalmente indicios
de juicio.
El antitipo: El
reino de Dios
se revela en el
cumplimiento
de la promesa
y de la profecía
en Jesucristo.
1
11E
1
Diagrama 9: Estas son las tres épocas de la historia de la salvación que
establecen el contexto de la interpretació;1 bíblica. Se debe identificar
el género literario del texto dentro de este marco histórico y teológico,
para establecer un vínculo válido con el oyente contemporáneo.
Si utilizamos el diagrama 9- arriba como un resumen simple de la
estructura bíblica, podemos identificar la ubicación de cualquier
texto que abordemos. Es importante identificar si el texto se asocia
a la época A (el reino revelado en la historia de Israel), la época B (el
reino revelado en la escatología profética) o la época c (el testimonio
del Nuevo Testamento del reino revelado en Cristo). El género del
texto nos ayudará a identificar su función dentro de esa época de la
revelación. Intentamos identificar esta función en términos de su
contribución teológica a la revelación general del reino dentro de la
época en particular. Luego pasamos a identificar en qué forma esta
contribución teológica tiene su fruto y se cumple, es decir, cómo
194
1
CÓMO APLICAR LA TEOLOGÍA BÍBLICA A LA PREDICACIÓN
testifica de Cristo y adopta su significado final por medio de Cristo.
Cuando decimos que Cristo está en todas las Escrituras queremos
decir que toda la Biblia da testimonio de Cristo. Es por ello que el
predicador debe preguntarse con respecto a cada sermón: "¿Mostró el
sermón cómo da testimonio de Cristo el texto?"
En los capítulos que siguen se estudian, a su vez, algunos de
los principales géneros literarios, relacionándolos con la progresión
de la historia de la redención, con miras a brindar un contexto
bíblico-teológico para cada texto. Se escogieron algunos ejemplos con
el único interés de examinar una variedad de textos, no con la intención
de destacar sólo textos prominentes o teológicamente importantes.
En algunos casos, incluso, he escogido textos que tal vez no serán
considerados como lo más productivo del material para predicar, pero
mi objetivo es abarcar una selección de textos que representen todo el
rango del material bíblico.
CAPÍTULO 10
La predicación de los textos
histórico-narrativos
del Antiguo Testamento
Los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento
Periodo intertestamentario
i
e
Creación
Abraham
David y
Salomón
Exilio
Nueva creación
Jesús
Diagrama 10: Los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento
aparecieron en dos épocas. En la época A, la narrativa se centró
básicamente en la realización de la salvación y la revelación del reino
de Dios. El tema secundario fue el juicio. En B, los temas principales
fueron la decadencia y el juicio, y como temas secundarios aparecieron
la restauración y el patrón del reino de Dios.
Los textos histórico-narrativos en su contexto bíblico-teológico
Como punto de partida, debo hacer una importante distinción
entre dos enfoques de predicación amplios y muy diversos de los
textos histórico-narrativos. En un estudio de hace algunos años
que ha pasado a ser un hito, Sidney Greidanus revisó estos dos
enfoques en el contexto de una controversia surgida en la Iglesia
Holandesa Reformada (Gereformeerde Kerken) de los Países Bajos
durante los años treinta y cuarenta. 1 La esencia de esta controversia
Sidney Greidanus, Sola Scriptura: Problems and Principies in Preaching Historical
Texts (Toronto: Wedge, 1970). Greidanus buscó discernir los principios que
deben regir la predicación de textos históricos.
196
1
CAPÍ'fULO 10
es tan relevante hoy como entonces: ¿Cómo deben tratarse,
principalmente, los textos históricos? ¿Por su valor como ejemplo o
por su contribución y lugar dentro de la historia de la salvación? En
la predicación basada en ejemplos, los personajes de la narrativa son
modelo de una vida impía, o de fe, según el caso. Tal vez se escoja un
personaje en particular, como por ejemplo Nehemías, como medio para
enseñar principios de liderazgo o alguna otra cualidad. Pero adoptar
este enfoque a menudo obliga al predicador a trabajar con enormes
supuestos sobre el personaje. Y viene entonces la pregunta: ¿Los
principios de excelente liderazgo son la única lección que encontramos
al estudiar la actuación de Nehemías? Los personajes bíblicos, incluso
los principales, tienen un valor ambiguo como ejemplo, porque no
siempre está claro cuándo una característica o acción es mencionada
con toda intención como virtud o imperfección. Es necesario evaluar
a los grandes personajes bíblicos, incluso a los grandes héroes de la fe,
a la luz de la perspectiva más amplia de la historia de la salvación. Y,
si optamos por adoptar el enfoque de la historia de la salvación, no
renunciamos por ello a las descripciones bíblicas de los personajes, las
cuales dependen de la perspectiva del texto en su totalidad. Si vemos
las narrativas en términos de los personajes, recordemos entonces que
el personaje fundamental en el drama progresivo de la redención es
Dios mismo.
Los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento abarcan
las dos épocas de la historia de la salvación. En la primera época (A en
el Diagrama 10 en la página anterior), que va desde el comienzo de la
historia bíblica hasta la primera parte del reino de Salomón, incluida
ésta, el énfasis radica en el camino de salvación y en la naturaleza del
reino de Dios. El preámbulo está conformado, de manera natural,
por la creación y la caída en pecado. Desde Génesis 4 en adelante,
se amplía sostenidamente la visión del misericordioso trato de Dios
con la humanidad, lo que lleva a la salvación y al establecimiento
del reino. Hemos visto cómo Génesis 4 - 11 actúa como el escenario
introductorio para el llamamiento de Abraham y la entrega de las
promesas del pacto. Las promesas hechas a Abraham proporcionan el
fundamento de todos los acontecimientos posteriores, hasta alcanzar
el punto más alto con el rey David. Las promesas hechas a David, en
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento l 197
2 Samuel 7, tienen un cumplimiento inmediato, si bien parcial, en
Salomón; quien, de hecho, perfecciona la gloria del reino de David
con la construcción del templo.
Los textos histórico-narrativos que se refieren a la decadencia
postsalomónica de Israel, brindan en general una idea central muy
negativa (época B del diagrama). Pero, desde la perspectiva de la
historia de la salvación, la naturaleza del reino de Dios y el camino
de la salvación no habían perdido su lugar. La decadencia no es sólo
una explicación de los efectos del pecado humano, sino también una
demostración de que, sin perjuicio de las glorias del rey David, el
reino todavía no había llegado. Desde nuestro punto de vista cristiano,
recordaremos que el plan y propósito original de Dios era que llegara
el reino por medio del sufrimiento y muerte de su propio Hijo. Por
eso el evangelio nunca debe ser considerado como un cambio de
planes porque las cosas no anduvieron bien en Israel, pues el evangelio
siempre fue el plan inicial de Dios para todo, incluyendo la creación,
porque ¿de qué otro modo podría habernos escogido Dios en Cristo
antes de la fundación del mundo? (Ef 1:4). Al preparar un sermón es
importante recordar, entonces, que el evangelio era el plan inicial de
Dios para todo el proceso histórico del Antiguo Testamento.
Ciertos textos narrativos no tienen carácter histórico, y aparecen
como relatos dentro de la narrativa histórica. La mayoría puede
clasificarse bajo otros géneros, y así debe tratarse; no obstante, su lugar
dentro de la narrativa histórica siempre debe considerarse importante
al predicar. Algunos ejemplos son la fábula de Jotam, las narraciones
en Job, los relatos de sueños y visiones, y en el Nuevo Testamento,
las parábolas de Jesús, todas las cuales se diferencian de la narrativa
histórica formal. La mayoría del material narrativo puede entenderse
como escritos históricos, aunque no cumplan con precisión las
exigencias de la crítica histórica secular.
Al resumir la perspectiva de la historia de la salvación en los
textos narrativos, distinguimos dos ámbitos o épocas principales.
En la primera (época A) buscaremos la función del texto dentro del
patrón general de la salvación y del reino de Dios revelado hasta
la primera parte del reino de Salomón. La idea del texto puede ser
fundamentalmente negativa en ocasiones, como en el juicio del
198
1
CAPÍTULO 10
diluvio, la confusión de las lenguas en Babel, la cautividad en Egipto,
el juicio sobre Israel debido al becerro de oro de Aarón, el viaje por el
desierto o la derrota en manos de los filisteos. Pero, a pesar de todo, en
esta época el tono es básicamente positivo. El principal propósito de
toda la narrativa es la revelación de la bendición en forma de promesas,
y su cumplimiento en el reino de David y Salomón. Tengamos en
mente que tanto el aspecto positivo como el negativo son vitales al
entender la salvación, puesto que ser salvo es ser rescatado del pecado
y del juicio. Por ende, podemos apreciar lo positivo en la salvación de
Noé, las promesas a Abraham, el éxodo de la cautividad en Egipto, la
nación que es constituida como pueblo de Dios en Sinaí, la entrada a
Canaán y su posesión, la monarquía y el templo.
En la segunda época (Ben el diagrama 10), cuando las cosas iban
de mal en peor en Israel, el centro de la narrativa histórica es el juicio
que cae sobre la nación, al dividirse ésta en dos, y ser destruida cada
una de estas partes. La pérdida final de la dignidad surge cuando los
descendientes de Abraham se ven desprovistos de todas las muestras
materiales de la bendición de Dios: la tierra, el templo y la monarquía.
Pero, no todos los relatos son sombríos en este periodo. Dejando a
un lado por un momento la enorme contribución de los profetas
para proyectar la esperanza de un futuro reino de Dios, surge el lado
positivo con la historia del triunfo ante la adversidad, en particular
en Daniel 1 - 6 y el libro de Ester. Luego, con la victoria persa sobre
Babilonia, se produce la liberación de las naciones cautivas y el regreso
a la patria de un remanente judío, tal como se indica en Esdras y
Nehemías, donde se registra una reconstrucción, que tiene la promesa
y el potencial de llegar a ser la real restauración prometida por los
profetas, pero resulta insuficiente. Esta restauración potencial es un
recordatorio para el pueblo de que su historia es el contexto en el que
Dios actuó en el pasado y actuará definitivamente en el futuro.
Bajo riesgo de ser simplista, podría decirse que los textos históricos
de la primera época, en especial de Abraham a David, están al abrigo
del pacto con Abraham: era la era de la promesa. Pero, como hemos
visto, era también el tiempo en que se revelaba el patrón definitivo
de salvación y reino, ya que eran el contenido de la promesa. Los
textos de la segunda época, desde la apostasía de Salomón hasta el
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento l 199
final del Antiguo Testamento, se ubican en la era de la profecía. Es
importante reconocerlo; de hecho, me atrevería a decir que la mayor
parte del mal uso de los textos narrativos ocurre porque no se aprecia
este punto. La orientación hacia el evangelio de la narrativa proviene,
ya sea de las promesas del pacto (época A) o de la escatología profética
(época B); ambas brindan el contexto bíblico-teológico para los
textos. Es imposible entender la función teológica de un texto en
particular, sin comprender cómo se relaciona con las promesas del
pacto o con la escatología de los profetas. Cuando consideramos la
naturaleza de la escatología profética con mayor detalle, vemos que
es como la segunda fase de un cohete de dos fases, que impulsa el
pacto de Abraham hacia su cumplimiento. Consideremos entonces
unos pocos textos histórico-narrativos desde el punto de vista de su
contexto bíblico-teológico y de su significado.
l.
La historia de Noé (Gn 6 - 9)
El predicador debe crear una estrategia realista para un sermón, o una
serie de ellos, y decidir cuánto trasfondo es necesario mencionar para
crear el escenario para la audiencia. El contexto teológico para toda la
predicación es, por supuesto, la creación, caída y plan de salvación de
Dios, así es que no continuaré reiterando este punto evidente. Ahora
bien, Noé se encuentra en un contexto de maldad humana cada vez
mayor, bajo el juicio de Dios. Este acontecimiento salvífica ilustra
ciertos temas de importancia que se desarrollan después a lo largo de
la historia de la redención, como por ejemplo, la elección de Noé, el
plan de salvación, la respuesta de fe, etcetera, pero también podemos
apreciar en este relato una expresión de la realidad del reino. Tal como
la creación resulta en un "reino" donde Dios se encuentra con su
pueblo: Adán y Eva, en el lugar que prepara para ellos: el Edén, de
la misma manera, en la narrativa del diluvio tenemos una situación
"del reino" donde Dios trata con su pueblo: Noé y su familia, en el
contexto preparado para salvación: el arca. La historia de Noé es más
que una historia de fe obediente, en el sentido de que forma parte de
la perspectiva más amplia de Dios, quien preserva a un pueblo para sí,
siguiendo una línea que llega hasta Abraham, y de este modo a David
y a Cristo.
200
CAPÍTULO 10
Las referencias a Noé en el Nuevo Testamento no son numerosas,
pero sí importantes. Y destacan la función salvadora del arca
(1 Ped 3:20-22; 2 Ped 2:5) o la fe de Noé (Heb 11:7). Jesús mencionó
que lo que sucedió en la época de Noé tiene similitudes con el día
final de salvación y la venida del Hijo del Hombre (Mat 24:36-39;
Luc 17:26-27). Hay abundante material en esos pasajes que le
permiten al predicador vincular la historia de Noé con la salvación
y juicio final y preguntarse cómo dan testimonio de Cristo esos
textos. Y al respecto, vez tras vez surge una pregunta práctica: Si todo
tiene cumplimiento en Cristo y el evangelio, ¿por qué no olvidarse
de predicar el Antiguo Testamento y concentrarse simplemente en el
Nuevo? Hay una respuesta breve y una extensa. La extensa, se refiere a
todo lo que he comentado con respecto a la unidad de la Escritura en
su calidad de libro sobre Cristo. La breve, es que el Nuevo Testamento
insiste en hacer referencia al Antiguo como parte de su mensaje
general sobre Cristo, por lo tanto, ¿qiénes somos para contradecirlo?
2.
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento / 20 J
Al reflexionar sobre cómo enfocar la tarea, decidí que había
que considerar el mensaje general del libro de Rut. Sólo entonces
podría surgir el verdadero significado del capítulo l. Si se me hubiera
asignado la tarea de predicar una serie de cuatro sermones, uno sobre
cada capítulo, habría podido seguir la estructura general del libro, pero
en un solo sermón, tendría que asociar la estructura con el mensaje
general; sin embargo, sin importar cuál fuera la estrategia, la teología
bíblica tendría que capacitarnos sobre la hermenéutica del texto. En
el canon hebreo, Rut es uno de los Cinco Rollos de la tercera sección:
los Escritos (ketubim). Por lo tanto, debemos preguntarnos si su lugar
entre los cinco rollos "festivos" debiera alertarnos sobre la importancia
teológica percibida, así como tiene importancia la histórica.
Es claro que la narración de Rut pretende ser histórica, puesto
que la conclusión del libro conduce a la genealogía de David. Los
cuatro capítulos conforman cuatro episodios principales:
1.
El capítulo 1 presenta el problema: Noemí queda destituida;
sin embargo, la semilla de la solución está ahí en la joven
moabita, que abandona su vida anterior y abraza la de
Noemí, junto con su pueblo y su Dios.
2.
El capítulo 2 desarrolla la solución, al encontrar la nuera
el favor de un pariente que puede cumplir el papel de
"redentor".
3.
El capítulo 3 habla del papel del redentor.
4.
El capítulo 4 da la solución al problema de Noemí: Booz
será el redentor y se casará con Rut. Si bien la historia parece
centrarse en Rut, finalmente las personas perciben que se
trata de una solución para Noemí. El hijo nacido a Rut y
Booz es anunciado como hijo de Noemí.
Rut
El valor humano y emotivo de la historia de Rut es inmenso, y la
tentación para el predicador es analizarla al puro nivel de su ejemplo.
De nuevo, permítanme recalcar que el factor humano es parte integral
del texto, y no debemos descartar el estudio del personaje, pero lo
más importante es mantenerlo en perspectiva de acuerdo al objetivo
principal de la narración. En el caso de Rut, es necesario que tratemos
de entender el propósito del libro y que nos aseguremos de que
cualquier análisis de personajes estará sujeto a exponer este propósito.
En una ocasión, se me pidió que predicara sobre el capítulo 1 de Rut.
El sermón no era parte de una serie, y se me pidió presentar el texto
bajo el título: "Cómo lidiar con la autocompasión''. El capítulo 1
indica cómo Noemí y Elimelec parten a vivir a Moab debido a una
hambruna en Israel. Fallece su marido y sus dos hijos se casan con
mujeres moabitas. Luego fallecen los dos hijos, y Noemí decide volver
a Israel. Una de las nueras regresa a Moab, pero Rut, la otra nuera,
sigue camino con Noemí. Cuando llegan a Belén, Noemí comenta
cómo Dios la ha llenado de amargura y ha traído sobre ella calamidad.
Al finalizar el capítulo 1, si bien Noemí muestra cierta dosis de
autocompasión, no se menciona su forma de enfrentarla.
Aquí termina lo referente a la historia, pero ¿dónde están los vínculos
bíblico-teológicos con la historia de la salvación? La desolación de
Noemí desaparece al convertirse, por medio de Rut, en ancestro del rey
David. Y un aspecto de la idea de redención se completa para nosotros
en el papel de Booz. ¿Pero qué sucede con Rut? ¿Nos quedaremos
sólo con su atractivo carácter de tenacidad y fidelidad, de integridad y
confianza? Y algunos agregarían temeridad a esta lista. La descripción
202
1
CAPÍTULO 10
de Rut no está definida de manera total, pero vez tras vez se destaca
una característica: era una moabita. La historia pasa de la introducción
sobre la moabita a la genealogía del Mesías. 2 No exageramos al decir
que aquí se aprecian dos aspectos de la relación de Israel con los
gentiles. En primer lugar, las restricciones impuestas sobre el trato con
los moabitas, mencionadas en Deuteronomio 23:2-6, parecen haberse
dejado a un lado con Rut. En términos generales, estaba prohibido
el contacto de Israel con las demás naciones, pero de vez en cuando
surge un caso que nos indica que el propósito de Dios era el de incluir
a los gentiles. En segundo lugar, el hecho de que el Rey y Mesías
fuera en parte moabita podría parecer inaceptable, pero es evidente
que prefigura uno de los principales temas de la Biblia: el propósito
de Dios de incluir en su reino a una multitud proveniente de cada
nación, tribu y lengua. Por lo tanto, el predicador no debe rechazar el
potencial que la narración de Rut tiene como texto misionero.
3.
La llegada del arca a Jerusalén (2 Sam 6)
En este caso estamos llegando al momento más importante de la
época de la revelación histórica del reino de Dios. El relato de David,
quien lleva el arca a Jerusalén, puede analizarse desde al menos dos
perspectivas históricas: como parte de la historia del arca y como
parte de la historia del ascenso de David. En 1 Samuel se narra que
el arca parte en un viaje y abandona el santuario por la necedad de
los israelitas frente a la amenaza filistea. Primero, el arca fue llevada a
la batalla con la esperanza de que garantizara el éxito de Israel, pero
el resultado fue todo lo contrario, siendo el arca capturada y llevada
a la ciudad filistea de Asdod. Ahí resultaba ser demasiado peligrosa
para los filisteos, y así que fue regresada a los israelitas; pero como
también se convirtió en una amenaza para ellos, fue guardada en casa
de Abinadab. Y, a excepción de una cuestionada referencia al arca, en
1 Samuel 14: 18, no volvemos a saber de ella hasta 2 Samuel 6.
En el periodo del viaje del arca, a Filistea y de regreso, se
desarrolla el tema de la monarquía. Comenzando por el ministerio
de Samuel el profeta y juez, el tema surge, se discute y termina
2
M.O. Gow, The Book ofRuth: lts Structure, 7heme and Purpose(Leicester: Apollos, 1992).
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento
l 203
resolviéndose aunque fuera temporalmente, con el reinado de Saúl.
Cuando su reinado no pasa la prueba, David es escogido por Dios
para sucederlo. La historia del ascenso de David comienza cuando es
ungido, en 1 Samuel 16. Pero, aunque fue escogido y ungido, también
fue rechazado y expulsado. Y no fue sino hasta la muerte de Saúl en
manos de los filisteos cuando David fue capaz de establecer su reino.
Durante ese proceso demostró que iba a rehusarse a hacer cualquier
cosa que no fuera permitir que Yahvé fuera quien lo defendiera e
hiciera fructificar su ungimiento. En 2 Samuel 5 David es ungido
rey de Israel en Hebrón. Luego captura Jerusalén, llamada Sion, la
ciudad de David. En el capítulo 6, la transferencia del arca a Jerusalén
indica la intención de David de establecer Jerusalén como centro de
fe y gobierno.
El arca estaba siendo trasladada desde la casa de Abinadab, pero
en el camino, Uza murió por tocarla, por lo cual David sintió temor
y dejó el arca en otra casa pero, como el dueño fue "bendecido"
inesperadamente, decidió trasladarla de nuevo. Con gran regocijo y
danza de David ante ella, el arca fue llevada a Jerusalén. La tensión
dinástica se disipó cuando Mica!, la esposa de David e hija de Saúl,
despreció a David y fue condenada a ser estéril. La llegada del arca es
el preludio a los acontecimientos del capítulo 7, donde David expresa
su deseo de construir un templo para Yahvé. El punto teológico
culminante es el pacto con David, la promesa de que sus descendientes
poseerán el trono para siempre, y que un hijo de David sería el hijo
de Dios.
Son muchas las posibilidades al elaborar un sermón basado en
2 Samuel 6, pero cualquiera que sea el énfasis adoptado, es importante
que los acontecimientos puedan percibirse dentro del contexto
general de la historia de la salvación. La historia del arca se remonta
a la activación en el éxodo de las promesas hechas a Abraham y a
la entrega de la ley del Sinaí. En esta historia podemos apreciar el
vínculo teológico directo que existe entre el pacto con Abraham, el
pacto con Israel en el Sinaí, y la concentración de estas promesas sobre
un representante israelita que sería hijo de Dios: el príncipe davídico.
La historia del transporte del arca a Jerusalén puede considerarse una
oportunidad para que el predicador explore algunos de los temas
204
1
CAPÍTULO 1O
secundarios: la muerte de Uza, la bendición sobre Obed-edom, o la
maldición sobre la dinastía de Saúl en Mical; sin embargo, si estos
no son considerados en el contexto de la historia de la redención, se
pierde la mismísima razón por la cual son parte de la narrativa. Para
comprender la relación de este texto con el evangelio, debemos estar
dispuestos a ahondar en los temas de la monarquía, la morada de Dios
entre su pueblo y el templo.
4. Nehemías construye las murallas de Jerusalén (Neh 2- 6)
Quiero evitar referirme tan solo a los textos fáciles y que sin duda
están orientados a la salvación. El hecho de que existen textos
difíciles hace surgir la pregunta sobre cómo escoger un texto. Pocos
predicadores aspirarían a predicar todos los libros de la Biblia en una
iglesia cualquiera. Pocos imaginarían que Pablo tuviera un proyecto
así cuando habló a los ancianos de Éfeso de no rehuir "declararles todo
el propósito de Dios" (Hech 20:27). En vista de que solo podemos
esperar predicar una selección de textos algo limitada, ¿no sería mejor
dejar de lado los textos más difíciles y menos claros? Reconocemos
que no todos los textos hablan tan directamente de las verdades del
evangelio como otros; por eso surge la pregunta de si existen textos que
de hecho no deberíamos considerar en los programas de predicación.
Elizabeth Achtemeier identifica una fuente de esta problemática en
el hecho de que muchas historias del Antiguo Testamento no van de
acuerdo con nuestras ideas preconcebidas sobre Dios. 3 Y es cierto en
el caso de las llamadas dificultades morales asociadas a las historias
de derramamiento de sangre y matanza; sin embargo, John Bright
comentó: "Encuentro sumamente interesante el hecho de que si
bien el Antiguo Testamento ofende en ocasiones nuestra sensibilidad
cristiana, al parecer no ofendió la 'sensibilidad cristiana' de Cristo". 4
Al dedicarse al episodio en cuestión, el predicador estará tentado
a utilizar al personaje humano principal como el centro del sermón. Y
es indudable que podemos aprender mucho si estudiamos a personajes
3
Elizabeth Achtemeier, Preachíng Hard Texts o/the Old Testament (Peabody, Mass.:
Hendrickson, 1998), pág. xii.
4
John Bright, 7he Authority o/ the Old Testament (Londres: SCM, 1967), pág. 77.
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento
! 205
como Esdras o Nehemías, pues se trata de dos hombres fieles con
distintos roles estratégicos dentro de la reconstrucción del estado
judío luego de la terrible devastación de la caída de los reinos de Israel
y Judá y el exilio en Babilonia; sin embargo, sería una lastima, que el
predicador se dedicara tanto a estas personalidades, que pasara por
alto la verdadera función de las narraciones de estos dos libros.
El contexto de la historia de la salvación asociado a los libros
de Esdras y Nehemías nos compromete a comprender en términos
teológicos los acontecimientos históricos del canon de la Escritura. 5
El regreso de los judíos, luego del decreto de Ciro del año 538 a.C.,
tuvo significado tanto político como profético. El contexto teológico
es la esperanza profética de que se restaure todo lo que perdió en el
exilio. Más aun, los profetas describieron en distintas formas, y en
términos de la venida del glorioso reino de Dios, lo que sucedería
en esta restauración. Las predicciones como las de Jeremías, sobre
un exilio de setenta años seguido del regreso, serían consideradas
evidencia de que el decreto de Ciro fue el instrumento para cumplir
esta esperanza. Al momento de este edicto ya habrían escuchado todas
las profecías escatológicas de los profetas, a excepción de aquellas de
los tres profetas postexílicos y las de Daniel. No había razón para
suponer que el regreso de Babilonia no sería el preludio al gran día del
Señor y la gloriosa restauración de todas las cosas.
Pero la realidad fue distinta, según lo descubrimos en Esdras
y Nehemías y en los profetas postexílicos. En términos positivos,
ciertamente se produjo una especie de segundo éxodo de la cautividad,
pero los exiliados que regresaron eran, como lo predijeran algunos de
los profetas, tan sólo un remanente. Con el estímulo de los persas,
los judíos pudieron comenzar la reconstrucción, tanto de los aspectos
sociopolíticos (de su existencia y reconocimiento como estado, si
bien bajo la supervisión del imperio), como de la identidad religiosa
Muchos escritores de la historia de Israel han sugerido que el relato bíblico ha
sufrido una distorsión por un problema textual asociado a fechas, y plantean
que, contrariamente al texto bíblico, Nehemías precedió a Esdras en su llegada
a Jerusalén; sin embargo, J. Stafford Wright, en 7he Date o/ Ezra's Coming to
]erusalem, (Londres: Tyndale Press, 1947) presenta una defensa muy convincente
del orden bíblico establecido.
206
1
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento
CAPÍTULO 1O
centrada en el templo reconstruido y en la ley. La ciudad de Jerusalén
era parte esencial de estos dos aspectos; y de ahí surgieron los esfuerzos
para su reconstrucción, relatados en el libro de Nehemías. Aparece
también la interesante figura de Zorobabel, un descendiente de
la dinastía de David, que opera como gobernador y participa en la
reconstrucción del templo. 6
En términos negativos, las narraciones de Esdras y Nehemías
presentan la imagen de una constante lucha por establecer una
identidad judía a la luz de la oposición de las tribus locales y de la
intriga en las altas esferas del imperio persa. Y cuando el templo
finalmente fue reconstruido era un edificio tan poco atractivo que,
lejos de ser el templo de la esperanza profética, ni siquiera estaba a la
altura de la gloria existente antes del exilio. La nueva comunidad se
veía acosada por toda clase de problemas, incluido el de ignorar la ley
sobre matrimonios mixtos. El profeta Hageo describió una situación
en la que la falta de fidelidad era característica de la población. En
pocas palabras, está claro que no se trataba del reino de Dios predicho
por los profetas. Los principales aspectos de la esperanza profética ya se
habían cumplido: la tierra, el regreso del remanente, el nuevo templo,
la reconstrucción de Jerusalén, y hasta el liderazgo davídico, pero no
había gloria. La sombra de Icabod se cernía sobre la tierra. 7 Por ende,
es necesario ver los libros de Esdras y Nehemías en forma general y
la reconstrucción de Jerusalén en particular, en su contexto histórico
amplio, según lo interpreta la palabra profética. La predicación basada
sólo en ejemplos de vida, casi siempre distorsiona esta perspectiva, que
se centra en la necesidad de que llegue el verdadero cumplimiento y
que al mismo tiempo muestra la fidelidad de Dios al sustentar a su
pueblo con la esperanza del reino venidero.
207
responder a la naturaleza del texto bíblico y comprender cómo
funciona como texto. En el segundo, nos ocupamos de la modalidad
de comunicación que adopta el predicador al dar el sermón. Algunos
escritores han hecho un gran esfuerzo para demostrar que la retórica
griega influenció la forma en que se daba el sermón en la iglesia
primitiva. Esta forma retórica de dirigirse a los oyentes contrasta
con la mayor parte del texto bíblico que ha llegado a nosotros como
narrativa. Como señalaraJohn Holbert: "La narración es esencial para
el objetivo bíblico de comunicar su mensaje". 8 Por otro lado, cuando
queremos dar expresión a nuestras experiencias de vida, es inevitable
que lo hagamos con una narración. Lo vemos en la frecuente práctica
evangélica de dar testimonio. Algunos estudiosos de la homilética han
tomado estos dos puntos, la condición de relato del texto bíblico y la
forma fundamental de relatar la experiencia humana, como la base de
una revolución homilética.
La "Nueva Homilética" es una frase en boga que describe este
renacimiento del interés en la forma narrativa del sermón. 9 Si bien el
sermón narrativo no es la única posibilidad a considerar, la tendencia
es revertir este desequilibrio mediante lo que Hans Frei denomina
el eclipse de la narrativa bíblica. 1° Calvin Miller señala: "El sermón
narrativo, en lugar de contener una historia, es una historia, que
limita al sermón a tener una única trama como tema de principio a
fin" . 11 Sidney Greidanus respalda el enfoque narrativo de los textos
de este tipo y contrasta esta modalidad con la didáctica. Señala que
"la objeción más seria a la modalidad didáctica, 12 no obstante, es que
al dar nueva forma al texto, puede distorsionar accidentalmente su
8
John C. Holbert, Preaching O!d Testament: Proclamation and Narrative in the
Hebrew Bib!e (Nashville: Abingdon, .1991), pág. 21.
9
Eugene L. Lowry, The Sermon: Dancing the Edge ofMystery (Nashville: Abingdon,
1997), pág. 20.
Consideraciones literarias e históricas
Debemos distinguir entre predicar sobre una narración y predicar
un sermón en forma de narración. En el primer caso, buscamos
j
10
Hans W Freí, The Eclipse ofBiblica! Narrative (New Haven: Yale Universiry Press, 1974).
6
Esdras 3 - 5; Nehemías 7:7; Hageo 1:1,12,14; 2:2; Zacarías 4:6-10.
11
7
1 Samuel 4:21-22, el hebreo 'i kabod significa "no hay gloria". Como dijera la
esposa moribunda de Finees, madre de Icabod, en su agonía, "¡Se ha ido la gloria
de Israel por haber sido romada el arca de Dios!".
Calvin Miller, "Narrative Preaching" en Handbook of Contemporary Preaching,
editado por Michael Duduit (Nashville: Broadman, 1992).
12
Sidney Greidanus, The Modern Preacher and the Ancient Text (Grand Rapids:
Eerdmans, 1988).
208
1
CAPÍTULO 1O
mensaje". 13 Por sentido común podríamos argumentar que si Dios
ha considerado apropiado comunicarnos sus caminos en forma de
narrativa, ¿deberíamos adaptar esta narrativa a la forma de nuestro
sermón, de modo que, por ejemplo, resulte en una serie de cinco
conceptos abstractos que comiencen con la letra P?
En este libro no mencionamos los pros y los contras de las distintas
formas del sermón; sin embargo, con respecto a los textos narrativos,
creo que la teología bíblica tiene algo que aportar a la forma en que
se da el sermón. Greidanus hace un análisis útil de las razones para
presentar un texto narrativo como sermón narrado. Hace también
algunas advertencias particularmente pertinentes para el predicador
evangélico. En respuesta a los estudiosos de la nueva homilética, nos
advierte que no debemos pensar que el simple hecho de contar la
historia equivalga a predicar. 14 La predicación implica transferir
el meollo del pasaje a los oyentes contemporáneos. Reforzaría esta
advertencia señalando que la teología bíblica debe sensibilizarnos
hacia estos aspectos cruciales:
1.
2.
La historia nunca está completa en sí misma pues pertenece
a la única gran historia de la salvación que culmina con
Jesucristo. El simple hecho de contar una historia en base a
una sección de narrativa histórica del Antiguo Testamento,
sin importar cuan completa sea, no es predicación cristiana.
El sermón conlleva la aplicación de verdades bíblicas a los
oyentes del presente.
La teología bíblica es el antídoto para deshistorizar el
mensaje bíblico. Los sermones que narran historias pueden
verse dominados por una filosofía existencial, como lo
demostrara Bultmann. El valor de la historia de acuerdo con
este enfoque no radica en decirnos lo que en realidad pasó
en la historia, sino en mejorar nuestra autocomprensión.
Siempre que el relato se divorcia del marco de la historia, la
teología sufre inevitablemente una distorsión.
13
Greidanus, 1he Modern Preacher, pág. 147.
14
Greidanus, 1he Modern Preacher, pág. 149.
La predicación de los textos histórico-narrativos del Antiguo Testamento j 209
Planificación de sermones sobre textos histórico-narrativos
La naturaleza del texto bíblico y la unidad teológica que éste exhibe
indican que predicar la narrativa histórica exige que honremos el
propósito revelado de Dios de transformar el universo mediante la
llegada de su reino. A menudo he pensado en las posibles razones por
las cuales, en el punto máximo de la asistencia a la escuela dominical,
muchos niños terminaban ciertos programas y nunca más regresaban.
Sin duda existían múltiples razones, incluyendo la falta de estímulo
de los padres o de un ministerio activo en la casa. Pero existe otro
factor que, según creo, merece ser considerado. Si bien, no quiero
parecer quejumbroso y crítico de la multitud de fieles voluntarios que
preparan el plan de estudios y lo enseñan en la escuela dominical,
tengo la impresión de que ambas tareas a menudo se llevan a cabo con
poca o ninguna comprensión de la gran perspectiva de la revelación
bíblica. Por consiguiente, a los niños con frecuencia se les enseña
un completo rango de historias bíblicas aisladas, cada una con una
pequeña aplicación, considerada apropiada para las respectivas
edades. Y mucha de la aplicación es, en consecuencia, un legalismo
moralizante debido a que está privada de sus vínculos con el evangelio
de la gracia. Cuando muchos de estos niños llegan a la adolescencia
creen que han recibido suficiente moral para el resto de sus vidas, y se
retiran de la iglesia a llevar vidas decentes pero sin el evangelio.
¿Qué puede hacer el pastor para ayudar a revertir esta situación?
Sugeriría por lo menos dos cosas. La primera, tal como lo mencionara
en el capítulo 9, es instituir un programa de formación para todos los
miembros de la iglesia que participen en cualquier tipo de enseñanza
o ministerio pastoral. Parte esencial de este programa debe ser un
curso básico sobre la unidad de la Biblia según la teología bíblica.
La segunda, es elaborar un programa de predicación que incluya una
o más series de sermones basadas en los textos histórico-narrativos.
Esta serie debe considerar el propósito teológico del libro en particular
dentro del contexto general que lo relaciona con la venida de Cristo.
Si me permiten, mencionaré otra vez la distinción de Greidanus: el
sermón basado en el ejemplo tiende a que nos preguntemos: "¿Cómo
da testimonio este personaje (o acontecimiento) de mi existencia?".
21 O
1
CAPÍTULO 10
En contraste, el enfoque histórico y redentor tiende a llevarnos a
la pregunta: "¿Cómo testifica este acontecimiento (o personaje)
de Cristo?" No olvidemos que nuestra existencia sólo se define
correctamente en términos de nuestro estar en Cristo o sin él. Si en
realidad queremos saber cómo un texto da testimonio de nuestra
existencia, debe hacerlo por medio de su testimonio de Cristo; es un
aspecto básico de cualquier sermón cristiano.
CAPÍTULO 11
La predicación de la ley
del Antiguo Testamento
Los textos de la ley del Antiguo Testamento
Periodo intertestamentario
Aplicación de la ley
Éxodo
Cre~ción
1
1
" ·1
A
1
Entrada a Canaán
.
1 /
Abraham
~
c
B
David y
Salomón
La ley se
cumple en Cristo
Exilio
.
1
Nueva creación
Jesús
Diagrama 11: Los textos del Antiguo Testamento sobre la ley surgieron
en un periodo relativamente breve pero importante, e inmediatamente
posterior al éxodo de Egipto. Deuteronomio, o la "Segunda Ley",
representa las últimas palabras de Moisés una generación más
adelante, justo antes de la entrada a Canaán. Los profetas y otros
funcionarios siguieron aplicando la ley en todo el periodo del Antiguo
Testamento. Cristo llegó en calidad de cumplimiento de la ley.
La ley en el contexto bíblico-teol6gico
El primer comentario sobre la ley del Antiguo Testamento, que resulta
ser obvio, es su lugar dentro de la historia de la salvación. La ley fue
entregada a un pueblo que había sido elegido por gracia y redimido ya
por gracia, por lo cual no es posible preguntarse si la ley funcionaba
como una forma de lograr la salvación por obras. El segundo punto
a tener en cuenta es que la palabra "ley" es la traducción común
para el hebreo tora. Esta última no siempre lleva la misma reducida
connotación legal que tendemos a atribuirle, puesto que significa
estrictamente "instrucción". El tercer punto es que, si bien se sigue
recurriendo a la ley del Sinaí en distintas formas durante todo el
periodo del Antiguo Testamento, no hay mucha evidencia directa en
212
1
CAPÍTULO 11
el Nuevo Testamento de que ésta fuera considerada en forma alguna
la expresión normativa que gobernaba el comportamiento cristiano.
El cuarto punto, vinculado al comentario anterior, es que la relación
exacta entre ley y evangelio ha sido materia de controversia e interés
desde los tiempos del Nuevo Testamento. 1
La pregunta de si existía la ley antes de la entrega del código
del Sinaí ha sido objeto de debate. 2 Pero no se podría caracterizar
como carente de ley al pueblo de Dios en el periodo anterior al Sinaí,
por lo tanto el predicador debe confrontar esta pregunta en términos
exegéticos al tratar el libro de Génesis como texto narrativo. Es claro
que se le entregaron ciertas instrucciones ceremoniales a Abraham,
como la circuncisión, pero no hay igual claridad con respecto a qué
significaría para él andar delante de Dios y ser perfecto (Gn 17: 1). La
cuestión de las inferencias éticas de las narraciones de Génesis es algo
distinta a la de la aplicación del código de Sinaí, el cual es presentado
formal y extensamente como instrucción de Dios a su pueblo.
Son dos los posibles enfoques del tema de la ley y la gracia.
Por un lado, podemos comenzar por la entrega de la ley en Sinaí y
seguir su aplicación hasta llegar al Nuevo Testamento. Por otro lado,
podemos comenzar por el evangelio y tratar el tema de la ley desde su
perspectiva. Tal vez sea necesario hacer las dos cosas, si bien sostengo
que el cristiano debe reconocer que nunca debemos tratar el Antiguo
Testamento como si no fuéramos cristianos; sólo debemos verlo
con ojos cristianos. Una cosa es cierta: tarde o temprano tenemos
que enfrentar no sólo el tema de cómo se aborda la ley en el Nuevo
Testamento, sino también la pregunta homilética práctica sobre qué
tan útil es tratar de predicar en base a la ley del Antiguo Testamento.
Vea Donald E. Gowan, Reclaiming the Old Testament far the Christian Pulpit
(Atlanta: John Knox, 1976), capítulo IV; Wayne Strickland, ed., Five Vlews on
Law and Cospel (Grand Rapids: Zondervan, 1996).
Cierta tradición sugiere que la ley, específicamente los Diez Mandamientos, fue
entregada a Adán y Eva, pero la evidencia que se da me parece deficiente; sin
embargo, está claro que debe haber existido alguna clase de relación de pacto
sobre la base de la creación y de la palabra hablada de Dios. Y la relación fue rota
por la desobediencia de la pareja humana
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
1
213
Cuando se trata de predicar la ley, la mayoría de los pastores daría
prioridad a los Diez Mandamientos, y es comprensible. En términos
formales, estas leyes operan como el núcleo de todo el corpus de Sinaí y
con frecuencia son consideradas la suma de todos los principios éticos
de la ley. Los cristianos tienden a favorecer el Decálogo como suma de
la instrucción ética. Después de la reforma, las tres principales ramas
de la iglesia protestante, reformada, luterana y anglicana, produjeron
catecismos3 basados en el Credo de los Apóstoles, el Padrenuestro,
y en los Diez Mandamientos. Por ende, las iglesias protestantes han
tendido a considerar el Decálogo como la base de la ética cristiana.
El mandato sobre el día de reposo siempre ha causado un problema
porque parece ser más bien ceremonial y no ético. 4 El problema con
los catecismos protestan tes es que abordan los Diez Mandamientos en
una forma en que el Nuevo Testamento no lo hace. En ninguna par:te
del Nuevo Testamento se señala que los Diez Mandamientos enseñen
ética cristiana; en realidad, sólo se mencionan algunos mandamientos
por separado, y sin mucha frecuencia; sin embargo, sin duda puede
argumentarse que el Nuevo Testamento asume la continuidad de la
ley ética de Israel; lejos de desecharla, especifica su aplicación.
El hecho de concentrarse en los Diez Mandamientos destaca
también una distinción común dirigida a permitir que las leyes
éticas sigan en vigor, al tiempo que las leyes civiles y ceremoniales
son descartadas de algún modo. Las leyes civiles se aplicaban a una
comunidad que ya no existe. La nueva comunidad está definida
por quién es y qué es en Cristo. Las leyes ceremoniales eran
fundamentalmente una relación simbólica con Dios, una dimensión
que se redefine en el Nuevo Testamento en términos de Cristo el
mediador. Otra vez vemos que la idea de que somos liberados de las
leyes ceremoniales, estando sujetos al mismo tiempo a las leyes éticas,
es una distinción difícil de encontrar en el Nuevo Testamento. Pero
no significa que investigar la conformación de la ética del Antiguo
Los catecismos son manuales de instrucción cristiana básica.
La postura de los Adventistas del Séptimo Día es declarar vigente el mandato
sobre el día de reposo; la Confesión de Westminster lo modifica y convierte el
domingo en día de reposo.
214
1
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
CAPÍTULO 11
Testamento no tenga validez o provecho. 5 Una vez más se produce una
redefinición al llegar a ser Cristo el mediador de todas las relaciones.
Percibimos una distinción entre lo ceremonial y lo ético basada en el
hecho de ser personas. Lo ceremonial conlleva acciones simbólicas
que señalan una realidad más allá de ellas, por lo general la divina.
Lo ético nos sumerge en interrogantes sobre las relaciones humanas
personales directas o indirectas. El fundamento de estas relaciones, en
términos bíblicos, es la calidad de persona de Dios, quien nos hizo a su
imagen. La dimensión cristológica es inevitable cuando reconocemos
la dimensión de las relaciones personales. El cristiano se define por
su unión con Cristo, y no puede relacionarse con Dios ni con los
demás sin este hecho. La idea de que las leyes del Antiguo Testamento
relativas al comportamiento ético pueden aplicarse de alguna forma
a los cristianos sin referencia a Cristo es, por decir lo menos, una
negación de quienes somos en él.
¿Pero qué hay de las leyes no éticas? ¿Cómo funcionan? ¿Vale la
pena tratar de predicarlas? La respuesta está en la forma en que debían
funcionar estas prescripciones ceremoniales para Israel, lo cual nos
lleva a retomar el contexto de la ley de Sinaí. Me imagino que sería un
predicador osado, y algunos dirían que temerario, el que pensara en
un sermón completo, por ejemplo, sobre el tema de la impureza ritual
de Levítico 15. Incluso el tema menos controversia! e inespecífico de
los alimentos limpios o inmundos nos parece muy inaplicable, salvo
cuando se distorsiona el significado de estas leyes y se les reduce a una
cuestión de higiene. 6
Dos aspectos fundamentales del material ceremonial se funden
con el material ético, por referirse en forma directa a las relaciones
Vea por ejemplo, Christopher Wright, Living as the People of God (Leicester: IVP,
1983).
Levítico 11. No es convincente el intento de racionalizar estas leyes como
principios de higiene que Dios ya conocía y dejó para proteger a Israel. Si bien
algunos alimentos inmundos podían haber sido peligrosos, no rodos lo eran.
Más aún, las leyes fueron reemplazadas por el evangelio del Nuevo Testamenro,
como vemos en Hechos 1 O, y no por el advenimienro de la refrigeración y de los
métodos avanzados de higiene.
1
215
interpersonales, pero esta vez con Dios mismo. Estos son los temas
asociados de la provisión del santuario y de todo el sistema de sacrificio.
Representan, por un lado, lo que Dios deseaba con su pueblo: establecer
una comunión con él. Por otro lado, muestran algo del "mecanismo"
con que Dios hace posible esta comunión, dado el alejamiento de
Dios, lo que afecta a toda la raza humana debido a su rebelión, la
cual es pecado. La reconciliación y la justificación son posibles única
y exclusivamente porque se cumple el justo requerimiento del Dios
Santo, en la forma en la que él se reveló en su ley.
Una teología bíblica de la ley debe tener en cuenta esta paradoja
de la ley; es decir, que Dios exigió estricta y perfecta obediencia y al
mismo tiempo proveyó el medio de solución para el hecho de que
dicha obediencia no podrían lograrla los pecaminosos seres humanos.
Por ende, el tabernáculo y todo el sistema de sacrificio propiciatorio
eran parte esencial de la ley. Si Dios requería que Israel fuera santo,
tanto como él es santo, y amara a Dios de todo su corazón, de toda
su alma y con todas sus fuerzas,7 sabía también que un pueblo aún
no salvado totalmente no podría jamás cumplir esa norma. En dicho
contexto, la idea de amar a Dios cobra un nuevo significado al estar
sujeto a la gracia de Dios.
Las provisiones para el tabernáculo hablan de manera elocuente
de la gracia de Dios, quien hace esta provisión luego de entregar el
núcleo del pacto del Sinaí. La secuencia de la historia de la redención
es por lo tanto:
•
•
•
•
•
•
•
•
la elección y el llamamiento (Abraham)
la cautividad (Ex 1)
el milagro de redención del éxodo (Ex 2 - 15)
la asamblea en Sinaí (Ex 19)
la entrega del Decálogo (Ex20)
el "libro del pacto" (Ex 20:22 - 23:33)
la ratificación del pacto (Ex24)
la prescripción del tabernáculo (Ex 25 - 31)
Levítico 19:2; Deuteronomio 6:5.
216
1
CAPÍTULO 11
La ley debe ser entendida dentro de este contexto de la redención.
Las provisiones más detalladas de Levítico, que estipulan separarse del
mundo y acercarse a Yahvé, y la reconciliación que trae comunión por
medio del sacrificio, sólo enfatizan la importancia de este contexto. En
particular, debemos mencionar el propósito de redención expresado
en Éxodo 19:3-6. Dios llevó a Israel hacia sí de modo que viviera
ante él como una posesión preciada: un reino de sacerdotes y una
nación santa. Fueron escogidos y salvados para ser pueblo de Dios y
representarlo entre todas las naciones de la tierra.
En este contexto se entregó el Decálogo, el cual fue seguido de
leyes más detalladas que aparecen en el libro del pacto. La ley tenía
como función permitirle a esta nueva nación de personas redimidas
conocer qué clase de existencia es coherente con esta relación única con
Dios. La ley no sólo funcionaba para prescribir un comportamiento
humano correcto, sino que cumplía el importantísimo propósito
de indicar qué clase de Dios los había redimido. La ley no es sólo
una gufa de comportamiento humano; su ética y obediencia existen
básicamente para señalar una relación con Dios. Parte esencia: de la
ley es la relación de pacto con Dios. Las relaciones entre individuos y
grupos deben reflejar la relación del individuo y del grupo con Dios,
una relación establecida por gracia. Una vez que el libro del pacto fue
entregado a Moisés, el pueblo fue llamado a reunirse y se les indicó lo
que Dios había dicho. Y respondió diciendo: "Todo lo que el SEÑOR
ha dicho haremos". El pacto fue sellado con sangre de sacrificio en
una ceremonia muy evocadora que en su mayor parte no es explicada
(Ex 24:3-8). En pocas palabras, según lo que vemos, el pacto sólo podía
funcionar sobre la base del sacrificio de sangre. Si era así, entonces
el pacto dependía de la forma en que Dios justifica al pecador que
se vuelve a él en busca de gracia, a la luz de los requerimientos de
perfección que impone la ley.
Y por eso, se hizo la provisión del tabernáculo, porque un aspecto
clave del carácter de Dios es su deseo de comunión con su pueblo.
Esta comunión es descrita fundamentalmente como "morar entre
ellos". Un error común de algunos tipos de interpretación bíblica
es alegorizar todos los detalles sobre el tabernáculo y el ministerio
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
1
217
sacerdotal con el fin de hacer que cada aspecto indique algo cristiano
en específico. 8 Sin duda hay detalles cuyo simbolismo es bastante
transparente, pero otros son difíciles de entender. La función del
tabernáculo fue dirigida a la reconciliación y comunión y esta
función debe dominar en nuestra comprensión de los detalles. La
teología bíblica del tabernáculo se debe centrar, entonces, en la tierra
prometida, porque representa la restauración del Edén, en donde el
tabernáculo y luego el templo indican que Dios mora en su pueblo
en la tierra prometida. La visión profética del templo restaurado en la
era mesiánica, incluye una descripción detallada, en Ezequiel 40 - 47,
cuyo punto principal es el nuevo templo ubicado en el centro del
nuevo Edén; de la escatología profética pasamos al nuevo templo,
que es Cristo, el templo en el cielo, y el nuevo templo creado por el
Espíritu de Cristo, por medio del evangelio.
Retomando el concepto de la ley, descubrimos que mientras
Moisés seguía en la montaña, recibiendo la ley del tabernáculo,
el pueblo estaba quebrantando la ley que acababa de aceptar.
Este incidente del becerro de oro de Aarón ilustra que el ansia de
independencia de la palabra de Dios es una característica del corazón
humano, pues actuaron así después de la demostración más asombrosa
de gracia y de haber sido instruidos en cómo vivir bajo la gracia. Por
lo cual vemos que, si bien hay muchos héroes de la fe que son ejemplo
de una vida santa, la deprimente verdad es que la existencia de Israel
se ve caracterizada por la infidelidad y el quebrantamiento de la ley. Y
es lo que conduce a la destrucción de los reinos de Israel y de Judá y a
la catástrofe del exilio.
Al caer la maldición de la ley sobre los reinos, queda demostrado
que las advertencias proféticas tenían fundamento. Al mismo tiempo,
la escatología profética infunde esperanza en quienes confían en el
Vern Poythress ( lhe Shadow o/ Christ in the Law o/ Moses [Bremwood, Tenn.:
Wolgemuth and Hyatt, 1991]), deduce información y simbolismos bíblicos
importantes con respecto al tema del tabernáculo. En ocasiones parece ir más allá
de la evidencia al sugerir significados simbólicos para algunos detalles, pero ello
no constituye una falta grave en este excelente tratado.
218
1
CAPÍTULO 11
Señor. Un día Dios cambiará el corazón pecaminoso de este pueblo,
hasta que la voluntad de ellos refleje la voluntad de Dios.
Vienen días, declara el SEÑOR en que haré con la casa de Israel
y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que
hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos
de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui
un esposo para ellos, declara el SEÑOR. Porque éste es el pacto
que haré con la casa de Israel después de aquellos días, declara el
SEÑOR Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la
escribiré. Entonces yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. No
tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a
su hermano, diciéndole: 'Conoce al SEÑOR,' porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,
declara el SEÑOR, pues perdonaré su maldad, y no recordaré
más su pecado. (Jer 31:31-34)
Porque los tomaré de las naciones, los recogeré de todas las
tierras y los llevaré a su propia tierra. Entonces los rociaré con
agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y
de todos sus ídolos los limpiaré. Además, les daré un corazón
nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de
su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Pondré dentro de ustedes mi espíritu y haré que anden en mis
estatutos, y que cumplan cuidadosamente mis ordenanzas.
Habitarán en la tierra que di a sus padres; y ustedes serán mi
pueblo y yo seré su Dios. (Ezq 36:24-28)
Es necesario que nos preguntemos cómo se cumplen estas promesas
desde el punto de vista de la teología bíblica, pues es claro que no
se cumplieron durante el periodo postexílico de reconstrucción.
Le recordaré al lector lo que ya señalé acerca de la estructura de la
revelación bíblica, para que no asumamos que el primer aspecto de
la aplicación es el creyente cristiano. Cuando el autor de Hebreos
describió la ley como una sombra de los bienes venideros, prosiguió
indicándonos que, lo que la ley no pudo lograr, fue logrado para
nosotros por Cristo (Heb 10: 1-18), quien ofreció "una vez para
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
1
219
siempre un solo sacrificio por los pecados" y se sentó a la diestra de
Dios. Y sólo hasta que establece este contexto, el autor de Hebreos
pasa a citar Jeremías 31 :33-34, asegurándonos que Dios ya no
recuerda nuestros pecados, porque todos los requisitos de la ley se
cumplieron en Jesús, quien es el israelita en cuyo corazón la ley de
Dios está perfectamente escrita.
Quizás parte de nuestra dificultad al predicar la ley radica en
que agrupamos con descuidado una gran mezcla de temas bajo este
encabezado, pero si abordamos el tema en forma analítica y al mismo
tiempo hacemos una síntesis del concepto, podremos distinguir en
forma útil los distintos elementos que conforman todo de la ley en
conjunto. 9 Al tomar el pacto del Sinaí en su totalidad, descubrimos
sucesivamente en el libro de Éxodo los Diez Mandamientos, el libro
del pacto y las leyes del tabernáculo. En Levítico tenemos las leyes .de
santidad, el sistema de sacrificios y las leyes de lo limpio e inmundo.
Y por último, Deuteronomio recapitula algunos de los principales
elementos de la ley en el momento en que la siguiente generación
estaba a punto de entrar a la tierra prometida.
La visión general de la ley dentro de la teología bíblica nos
lleva de los detalles del pacto del Sinaí, pasando por la entrega de la
ley registrada en Deuteronomio, hasta la vida de Israel en la tierra
prometida. La innegable verdad es que la gracia de Dios continuaba
brillando sobre un pueblo conocido por su capacidad suicida de
romper el pacto. Si bien resulta atractivo concentrarse en los héroes de
la fe y en los brillantes logros de Israel, el triste hecho es que se trataba
de una nación que se dirigía al desastre. Los profetas los dirigían a la
ley, pero también tenían que profetizar la desaparición de la nación.
Sólo las promesas escatológicas sobre un pueblo que sería hecho nuevo
bajo la ley de Dios, pues estaría escrita en sus corazones, aliviaban su
mensaje sombrío.
La "ley" entregada al primer Adán, el primer hijo de Dios, fue
quebrantada y la humanidad pasó del jardín al destierro. La ley
Un resumen útil de estos elementos es el de T. D. Alexander, From Paradise to
the Promised Land: An Introduction to the Main lhemes ofthe Pentateuch (Carlisle:
Paternoster, 1995).
220 1
CAPÍTULO 11
entregada a Israel, el hijo de Dios, fue quebrantada y la nación fue
echada de la tierra prometida al destierro. Hasta que llegó el postrer
Adán como la única parte obediente del pacto de Dios, lo que denota
su identificación con un pueblo que necesitaba con desesperación
su ayuda. Casi podemos escuchar el suspiro de alivio en el cielo:
"¡Al fin!, un verdadero hijo de Dios". "Tú eres mi Hijo ama_do, en
ti me he complacido" es la palabra de aprobación de Dios. El es el
verdadero Adán, el verdadero Israel que entra en nuestro destierro
para ser tentado y salir victorioso, y dibujar un camino de regreso al
jardín de Dios.
Jesús no vino a destruir ni a abolir la ley, sino a cumplirla
(Mat 5: 17). Él es el fin, el telos, de la ley. 10 Él es su referente último,
y revela, con una claridad sin precedentes, de qué se trataba Sinaí. Y
la aplica con una rigidez que no transige: "Porque les digo a ustedes
que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán
en el reino de los cielos" (Mat 5:20). En el Sermón del Monte, en
su parábola del fariseo y el recaudador de impuestos, y al tratar la
pregunta del intérprete de la ley sobre la vida eterna (Luc 10:25-29),
hace temblar el suelo de la autojustificación para aquellos que piensan
que de alguna manera pueden trepar por la escalera de la ley hasta
alcanzar la aceptación de Dios. Él vino para cumplir toda justicia para
nosotros. No sólo cumplió toda la ley llevando una vida sin pecado,
sino que su satisfacción fue que se le imputara nuestra infracción a
la ley, llevando en él, en lugar nuestro, la maldición provocada por
quebrantar la ley (2 Cor 5:21). Por fe recibimos el don de Jesús de
guardar la ley, el cual fue logrado en forma perfecta en beneficio
nuestro, para que nosotros así fuéramos hechos justicia de Dios en
él. Como es por fe no anulamos la ley, al contrario, "confirmamos la
ley" (Rom 3:31). La confirmamos al dar la espalda a nuestros intentos
fallidos de guardarla y poniendo toda nuestra confianza y fe en quien
cumple todas las demandas de la ley en lugar nuestro.
La predicación de la ley de/Antiguo Testamento
seguridad. El acontecimiento del evangelio no consiste en repudiar la
ley, por el contrario, es su más perfecta expresión. La vida de Jesús, a la
que algunos teólogos se refieren como la obediencia activa de Cristo,
es parte integral de su obra justificadora, tanto como lo es su muerte
(la llamada obediencia pasiva). 11 No sólo podemos pedir que nuestros
pecados sean perdonados porque ya fueron llevados por Jesús en la
cruz, sino que tenemos como don la perfecta justicia que él ejerció
durante su vida (Rom 5:10).
La aparente ambivalencia de Pablo con respecto a la ley está
determinada seguramente por el lugar que la ley tiene en la historia de
la salvación. La vida cristiana se parece a la vida de Israel al estar bajo
el antiguo pacto, porque también es una relación con el mismo Dios,
que no cambia. Lo que ha cambiado es la claridad de la reveJación
de Dios y la forma de la salvación. Ya no es Moisés en Sinaí la luz
que nos guía; es Cristo en el Calvario. Cuando los efesios necesitan
una advertencia para no seguir viviendo como "gentiles" Pablo no los
repasó los Diez Mandamientos, sino que les dijo: "Pero ustedes no han
aprendido a Cristo de esta manera" (Ef 4:20). Cuando el tema tiene
que ver con ciertas cuestiones ceremoniales, Pablo señala: "Por tanto,
que nadie se constituya en juez de ustedes con respecto a comida o
bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo, cosas
que sólo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a
Cristo" (Col 2: 16-17). Cuando les dice a los cristianos: "no están bajo
la ley sino bajo la gracia" (Rom 6:14), no quería decir que no hubiera
ley en la vida cristiana. Lejos de ello, prosigue a explicar:
Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al
Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te
ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que
la Ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne,
Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne
Si bien la relación de la ley con el evangelio sigue siendo un área
de discusión y disputa, podemos hacer algunas aseveraciones con
11
10
Romanos 10:4, dice: "Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquél que
cree." La palabra griega te!os sugiere que se trata del objetivo o propósito de la ley.
1 221
Esta terminología señala de manera adecuada el hecho de que la vida de Cristo es
parte de su obra salvadora, pero es poco exacta en cuanto al hecho de que Jesús
no se mostró enteramente pasivo en su muerte.
222
l.
CAPÍTULO 11
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
1 223
de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado
en la carne, para que el requisito de la
se cumpliera en
nosotros., que no andamos conforme a la carne, sino conforme
al Espíritu. (Rom 8: 1-4)
demandas de la ley. No es posible dejar de destacar el hecho de que la
obediencia a la ley en la santificación cristiana sólo puede provenir de
una previa justificación por gracia en Cristo. Mencionaré otra vez este
tema en el capítulo 17.
Los Diez Mandamientos {Ex 20)
2. El tabernáculo (Ex 25 - 30)
Además de lo que ya mencioné sobre el relativo silencio del Nuevo
Testamento con respecto al Decálogo, quiero mencionar que los
Diez Mandamientos no son sólo sumamente predicables, sino que
proveen un aspecto importante de la enseñanza de la Biblia sobre
conformarse al carácter de Dios. El primer mandamiento en realidad
no requiere de más comentarios puesto que el principio de manera
indudable tiene validez permanente: sólo hay un Dios a quien adorar.
El segundo mandamiento nos recuerda que Dios no dejó una imagen
visible de sí mismo, por lo cual cualquier intento de fabricar una es
idolatría, puesto que proviene de las ideas del corazón humano y no
de una revelación. Por supuesto, el principio se aplica a los esfuerzos
por describir a Jesús como una persona estereotipada, pero la única
descripción visual de Jesús que nos da la Biblia es la descripción
simbólica de Apocalipsis 1:13-16. Me resulta difícil comprender por
qué algunos protestantes se oponen con tanta fuerza a la idea de las
imágenes tridimensionales católico-romanas de Jesús y aceptan las
imágenes bidimensionales en vitrales o libros de ilustraciones.
El mandamiento del día de reposo debe ser abordado a la luz
sobre el concepto del día de reposo del Nuevo Testamento. Incluso
si aceptamos que se trata de un mandato basado en la creación, las
preguntas sobre cómo debe observarlo el cristiano y por qué razón
debe o no debe corresponder al domingo, son preguntas exegéticas
que deben ser respondidas antes de predicar sobre el tema. La
naturaleza ética, en esencia, de los Diez Mandamientos se basa en el
carácter de Dios. Es este Dios quien se revela finalmente en su Hijo,
Jesucristo, quien entonces se convierte en el modelo ético a seguir. La
predicación de los mandamientos siempre debe dirigir a las personas,
tanto a la imposibilidad de ser justificado por las obras de la ley, como
al hecho de que nuestro Salvador cumplió en nuestro lugar todas las
No hay mucho más que agregar a lo dicho sobre el tabernáculo dentro
del contexto de la teología bíblica. Es fácil comprender por qué en
algunos círculos es una forma popular de predicar sobre Cristo,
pero es lamentable que conduzca tan fácilmente a una tipología
extravagante y falsa, ya que el simbolismo del tabernáculo es muy claro
en los aspectos esenciales dirigidos a la salvación y en lo que se refiere
a la función del ministerio sacerdotal. Del tabernáculo pasamos al
templo, y luego al nuevo templo de la escatología profética, con Jesús,
en calidad de verdadero templo en el que mora Dios. Por último,
el Nuevo Testamento, y en particular Hebreos, menciona el templo
celestial como el lugar en donde ahora está Jesús. El nuevo templo
terrenal es creado por el Espíritu Santo por medio de la proclamación
del evangelio. Y sólo aquellos que están unidos a Cristo llegan a ser
una nueva morada de Cristo en el Espíritu.
3. Alimentos limpios e inmundos {Lev 11)
Como mencionáramos, no existe un fundamento racional obvio
para la división entre alimentos limpios e inmundos. Cualquier
consideración higiénica, si es que existe, no es mencionada, y el
evangelio parece desechar de plano tal diferencia. Entonces, ¿tiene
algún sentido predicar un pasaje que parece ser rechazado por Hechos
1O:15? Si entendemos bien la enseñanza de Jesús, en términos
generales, sobre el Antiguo Testamento, este pasaje, tal como los
demás, da testimonio de Cristo de alguna forma. Este capítulo debe
ser entendido dentro del contexto amplio de lo limpio y lo inmundo y
de lo santo y lo profano, según lo descrito en Levítico 11 16, donde
vemos que no eran sólo ciertos alimentos lo que hacían inmundas
a las personas, sino también distintas enfermedades. Según el útil
Comentario de Gordon Wenham donde habla sobre la impureza
224
1
por enfermedades cutáneas (Lev 13): "La teología, no la higiene, es
la razón por la cual están incluidas estas leyes, porque lo inmundo y
lo santo no deben encontrarse. El campamento de Israel era santo, y
en medio de él estaba situado el tabernáculo, el sitio de la presencia
santísima de Dios". 12 Las leyes sanitarias eran un aspecto de la
enseñanza de Dios a su pueblo sobre la absoluta oposición entre lo
inmundo y lo profano con respecto a la sántidad. Era un antídoto
útil y evidente por la noción popular que se tenía sobre el significado
de la palabra "santo", el cual era en realidad un término muy difícil
de definir, pero Cristo mismo lo definió para nosotros. En el Antiguo
Testamento es utilizado en distintas formas para mostrar la completa
separación entre Dios y su pueblo, del mundo profano. Su expresión
última es, en el sentido negativo, el rechaw de Dios demostrado en el
Calvario hacia el pecado; y, en términos positivos, la imagen de Dios
que apreciamos en Jesús.
4.
Un mandato ceremonial (Núm 1O:1-1 O)
Se trata de una provisión ceremonial que aparece fuera del corpus
principal de la ley. Incluyo aquí un comentario sobre este pasaje para
fomentar la predicación de algunos sermones basados en el libro de
Números. La directriz registrada en este texto se entrega justo antes de
relatar varios problemas, que llegan a su punto más álgido al negarse
Israel a poseer la tierra prometida. Pero antes se le indica a Moisés que
fabrique un par de trompetas de plata para indicar cuándo desarmar el
campamento o convocar al pueblo a la tienda de reunión. Esta orden
no debe considerarse como el inicio de una orquesta de bronces, puesto
que las trompetas cumplían con una función sacerdotal. Tampoco eran
simplemente lo más ruidoso que tenían a la mano para dar señales en
la guerra, si bien podría ser cierto. Las trompetas funcionaban como
señales de las obras de Yahvé al salvar a su pueblo. Como señales bélicas
debían recordarle a Dios que su pueblo necesitaba ser salvado de sus
enemigos (v. 9). Asociadas al tabernáculo, las trompetas llamaban al
pueblo al lugar de reconciliación; y también indicaban el momento
12
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
CAPÍTULO 11
Gordon J. Wenham, Ihe Book ofLeviticus, "Ihe New International Commentary
on the Old Testament (Grand Rapids: Eetdmans, 1979) pág. 21.
j
225
de avanzar hada la tierra prometida, señalando en presencia de Dios
que ése era su pueblo.
Las trompetas 13 y su sonido tienen gran significado en la Biblia,
y su significado en Números 10 nos recuerda un uso más amplio, que
comienza con el sonido sobrenatural de la trompeta, en Sinaí, que
indicaba la presencia de Dios (Ex 19:16,19; 20:18). Las trompetas
aparecen en ciertos rituales del día de reposo (Lev 23:24; 25:9), un
hecho que nos dirige al concepto de descanso o reposo en la tierra
prometida. Se utilizan en la guerra santa por medio de la cual se
llega a poseer la tierra prometida, y al traer el arca a la ciudad santa
(2 Sam 6:15). También aparecen :::n el ungimiento de algunos de
los reyes. En la escatología profética las trompetas señalan juicio y
salvación y es éste el significado evocado en el Nuevo Testamento.
El ángel con la trompeta reunirá a los elegidos que irán al lugar
santo (Mar 24:31), y la trompeta convocará al pueblo de Dios de
entre los muertos en el momento de la resurrección (1 Cor 15:51-52;
1 Tes 4:16). El denominador común no es el fuerte sonido del
instrumento. 14 El hilo conductor en el uso que Dios, sus ángeles y sus
representantes sacerdotales hacen de las trompetas es el llamamiento
a su pueblo para que entre en su reposo, teniendo la certeza de ser
aceptado por Dios. En Cristo vivimof en la certeza del día en que
sonará la trompeta y seremos resucitad'.Js incorruptibles para entrar
en nuestro repl/>so.
Consideraciones literarias e históricas
Quizás el avance reciente más importante en los estudios sobre la
ley ha sido la investigación de la estructura literaria del pacto. Según
la crítica histórica anterior, se había hecho una distinción entre las
leyes apodícticas y casuísticas en un intento de comprender la historia
13
Hay dos clases de trompetas: las metálicas (Heb. hatzotzerah) y los cuernos de
carneros (Heb. shofar) pero parecen usarse indistintamente y se rraducen de la
misma palabra (Gk. sa/:pínx) en la LXX
14
Si alguna vez han oído un shofar, sabrán que el cuerno de carnero no produce un
sonido muy fuerte ni vibrante. No tiene ni remotamente la forma ni el marerial
necesario para producir un sonido parecido al de la trompera de bronce.
226
1
CAPÍTULO 11
que subyace en las leyes de Israel. Las leyes apodícticas corresponden
normalmente a un imperativo directo: "No... ...ás". Se pensaba
que eran exclusivas de Israel y que eran el formato de las leyes del
Decálogo. Las leyes casuísticas son las condicionales: "Si tal cosa
sucede, entonces ... " o en otras palabras, la ley basada en precedentes.
La ley de Sinaí contiene ambos tipos, y no está claro en qué sentido es
útil la distinción fuera de alertarnos sobre cómo operaba la ley. Podría
presumirse que la ley casuística o de precedentes implica principios
aplicables más allá de un caso específico. La ley apodíctica parece
tratar de manera más directa el principio en cuestión.
A mediados del siglo XX surgió interés en las características
formales de ciertos códigos de los tratados antiguos del Cercano
Oriente. Se descubrió que el mundo de los patriarcas bíblicos y del
periodo del nacimiento de Israel tuvo bastante actividad militar y
política. El estudio de los tratados antiguos de suzeranía, es decir, los
tratados impuestos por un gobernante conquistador del territorio
(el suzerano), sobre la nación conquistada (el vasallo), la cual estaba
entonces sujeta a una relación de pacto, revelaron lo que se consideró
importantes paralelos con el código bíblico de la ley. 15 Meredith
Kline aplicó enérgicamente esta postura al libro de Deuteronomio
y también al Decálogo. 16 Kline presenta una propuesta de gran
utilidad, tanto crítica como teológica, en el sentido de que el libro de
Deuteronomio, al cual los críticos a menudo asignan una data tardía,
tiene una estructura mucho más antigua que Moisés. Sugiere también
que la típica provisión de una copia adicional del tratado que debía
ser traída al santuario del dios de la nación conquistada explica la
existencia de dos tablas de la ley. Cada una habría contenido todo el
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
16
Vea John A. Thompson, The Ancient Near Eastern Treaties and the O!d Testament
(Londres: Tyndale Press, 1964); D.J. McCarthy, O!d Testament Covenant: A
Survey of Current Opinions (Richmond: John Knox, 1972); Wenham, The Book
of Leviticus; Peter C. Craigie, The Book of Deuteronomy, The New International
Commentary on the Old Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1976).
Meredith G. Kline, Treaty ofthe Great King: The Covenant Structure ofDeuteronomy
(Grand Rapids: Eerdmans, 1963). Kline comienza su comentario argumentando
a favor de la esttuctura de tratado de pacto del Decálogo.
227
texto del Decálogo. Debido a que el suzerano y el Dios del vasallo son
uno y el mismo, ambas copias van al único santuario.
El beneficio teológico de este concepto de la estructura del pacto
es que se refuerza la separación de la ley del ámbito del legalismo.
La vida se estructura bajo el gobierno del Gran Rey. Como señalara
Peter Craigie, era "un recordatorio para el pueblo de la libertad que
tenían en el mundo y de su total compromiso con Dios". 17 Se había
establecido la relación, y éstas eran las obligaciones que dictaba la
fidelida~que es la verdadera expresión de la relación de misericordia.
Vale la pena resumir la estructura del tratado que ha capturado la
imaginación de los académicos:
1.
2.
3.
4.
5.
El preámbulo: la palabra del rey o, en el caso de Moisés, del
representante del rey.
El prólogo histórico, que relata los sucesos por los cuales
surgió la actual relación bajo tratado.
Las estipulaciones del pacto que expresan la relación entre el
rey y su pueblo.
Las sanciones, en calidad de bendiciones o maldiciones,
dependiendo de la respuesta del pueblo al pacto.
La disposición: el requerimiento de un duplicado. Se
hacen las provisiones para que el tratado sea renovado en el
momento de una transición del poder.
El Decálogo como tratado de pacto
Preámbulo:
"Yo soy el SEÑOR tu Dios"
Prólogo histórico:
15
1
"que te saqué de la tierra de Egipto"
Estipulaciones:
"No tendrás otros dioses delante de mí," etcétera.
17
Craigie, Deuteronomy, pág. 37.
228
1
La predicación de la ley del Antiguo Testamento
CAPÍTULO 11
Sanciones:
"el SEÑOR no tendrá por inocente al que ... "
"para que tus días sean prolongados"
Disposición:
Dos tablas de la ley
Renovación del pacto antes de la muerte de Moisés, y en el
ascenso de Josué
Vale la pena mencionar otra característica literaria. John Sailhamer
ha destacado la unidad literaria del Pentateuco tanto en su forma
como en la historia de su aceptación como Escritura canónica. 18 El
hecho de ubicar el pacto del Sinaí en su contexto narrativo literario,
lleva a sugerir ciertos aspectos de la intención del autor de nuestro
Pentateuco en versión final. Su visión es escatológica y anticipa el
momento cuando lo que no logró la ley en Israel sería realidad.
Como documento literario, [el Pentateuco] es básicamente
distinto al documento del pacto de Sinaí. El Pentateuco
contempla el pacto del Sinaí desde una perspectiva distinta a
la del pacto mismo. Tal como los restantes libros históricos, los
Profetas y el Nuevo Testamento, el Pentateuco representa una
retrospectiva del fracaso de Sinaí y una mirada al momento
futuro de su cumplimiento (p. ej., Dt 30). 19
Al predicar el Pentateuco debemos considerar su estructura general.
Sailhamer propone una tipología narrativa en el Pentateuco que tiene
como propósito mostrar que los acontecimientos del pasado moldean
lo que sucederá. Como señaláramos, esto es característico de los
profetas: ellos conforman su escatología basándose en la experiencia
histórica de Israel.
18
John Sailhamer, The Pentateuch as Narratíve: A Biblical-Theological Commentary
(Grand Rapids: Zondervan, 1992).
19
Sailhamer, The Pentateuch, pág. 27.
1
229
El elemento narrativo representa el marco de la entrega de la ley
en Sinaí. Sailhamer señala que no es sino hasta el incidente del becerro
de oro que se nos entrega un código sacerdotal más detallado, lo cual
sugiere una estrategia asociada al propósito de mostrar un contraste
entre Abraham, que vivió por fe ante la ley, y Moisés, quién falló en
términos de la ley y murió en el desierto. Afirma que el Pentateuco
cumple una función similar a la de Gálatas al mostrar la incapacidad
de la ley. 20 No obstante, debemos evitar negar la importancia positiva
de Moisés en las Escrituras.
La planificación de sermones sobre la ley
La ley contiene suficiente material relativamente directo para muchos
sermones. La extensa variedad de la ley contiene muchas dimensiones
teológicas de importancia que encuentran su fin en el evangelio. Una
vez que hemos establecido el hecho de que la ley de Sinaí no posibilita
la salvación por obras, ya habremos progresado mucho en la tarea de
aclarar que la esencia de ser cristiano no radica en ser buena persona.
La relación entre gracia y ley del Antiguo Testamento es importante al
establecer el vínculo entre la gracia de la justificación y la obediencia a
la ley de la vida santificada. Los posibles temas para los sermones sobre
la ley son innumerables. Para el predicador que no quiere usar sólo
los Diez Mandamientos como medio para exponer las consecuencias
éticas del evangelio, es bueno utilizar los distintos segmentos de la ley
para mostrar cómo funcionaban para Israel.
Lo crucial para el predicador es llegar a una hermenéutica sólida
que le permita a la congregación aplicar el significado de la ley al
cumplirse en Cristo. Y predicar el Antiguo Testamento aporta textura
a la terminología del Nuevo Testamento. No debemos asumir que
las personas entenderán conceptos como santidad y justicia, ya sea
en referencia a Dios o a su pueblo. Los reformadores se refirieron
a tres usos de la ley que podríamos considerar al planificar nuestra
predicación. En primer lugar, la ley operaba con el fin de restringir
la maldad humana; hay un Dios a cargo que se preocupa e instaura
exigencias para toda la humanidad. La ley declara que somos
20
Sailhamer, The Pentateuch, págs. 61 y 77.
230
1
CAPÍTULO 11
responsables de reconocerlo como Señor. En segundo lugar, la ley
convence de pecado. Veamos si cualquier persona orientada a la
justificación por obras puede declarar, a la luz de esta ley, que guarda
todas las leyes de Dios todo el tiempo. Exponer la ley debe demostrar
algo de la gravedad del pecado. Entonces podemos explicarles a las
personas como llegar a Cristo en busca de perdón. En tercer lugar,
la ley instruye al pueblo de Dios en justicia. Esta es quizás el área de
mayor discusión entre cristianos, y no repetiré lo que ya mencioné
sobre el tema. Obviamente, sólo es posible que esta instrucción
funcione bajo el marco del evangelio.
Una forma de planificar sermones sobre la ley es tener un plan a
largo plazo. Como parte del programa anual se podría predicar una
serie sobre el Decálogo; el año siguiente una serie sobre el tabernáculo;
una sobre las leyes de santidad, etc. La idea es mostrar cómo estos
aspectos distintos enriquecen nuestra comprensión de Cristo, quien
cumple la ley; y por medio de este conocimiento, entendemos la
naturaleza de la vida cristiana.
CAPÍTULO 12
La predicación sobre los profetas
del Antiguo Testamento
Textos proféticos del Antiguo Testamento
Moisés,
el profeta
por excelencia
Los profetas
escritores:
siglos VIII al V
""
Elías y Eliseo:
~
siglo IX
Periodo intertestamentario
!
\
Creación
A
Abraham
e
B
David y
Salomón
Exilio
Nueva creación
Jesús
Diagrama 12: La profecía comenzó con Moisés. Elías y Eliseo evocan el
ministerio de Moisés en el contexto del pacto del Sinaí. Los llamados
profetas escritores actuaron en el periodo de la decadencia, el exilio y
la reconstrucción postexílica.
Los textos proféticos en un contexto bíblico-teológico
En el capítulo 8 abordé la profecía en el contexto de la historia de la
salvación y específicamente su papel en el desarrollo de la escatología.
Vimos cómo, a pesar de la infidelidad de Israel, la visión profética de
la salvación futura de Dios fue moldeada en términos que recapitulan
la estructura de la salvación experimentada en el periodo que se
extiende desde Abraham hasta David y Salomón; sin embargo, los
libros proféticos bíblicos no sólo contienen escatología, por lo que
predicar a los profetas puede sumergirnos en una gran gama de
perspectivas y temas. La profecía para Israel debe ser considerada
en su totalidad. La primera persona que se menciona como profeta
es Abraham, cuando Dios se lo reveló a Abimelec (Gn 20:7).
232
1
CAPÍTULO 12
Este incidente poco indica acerca del significado específico de la
palabra, fuera del hecho de que, en este caso, Dios estaba del lado
de Abraham. Luego, Aarón fue designado por Dios como profeta
para Moisés, en vista del futuro conflicto con el faraón (Ex 7: 1). Y
fue por una concesión en favor de Moisés, quien argumentó que su
poca capacidad de comunicación sería una desventaja al confrontar al
rey. La responsabilidad profética de Aarón consistió en ser vocero de
Moisés, pero claramente era Moisés quien ejercía el papel principal,
puesto que él debía ser "como Dios para faraón". Luego María, la
hermana de Moisés y Aarón fue designada profetisa (Ex 15:20). No
hay indicios sobre las razones para ser llamada profetisa fuera del hecho
de que dirigía a las mujeres en la danza y en cantar el tema reiterado
del Cántico de Moisés, el cual celebra la victoria de Yahvé sobre los
egipcios. Por lo tanto, la principal función atribuible al profeta hasta
este punto es que de alguna manera representa a Dios.
Con Moisés se aclara el cuadro, si bien el título de profeta no es
aplicado a él hasta el libro de Deuteronomio (Dt 18:15-22; 34:10).
Los dos pertinentes pasajes de Deuteronomio son importantes para
entender este oficio y sugieren que debemos considerar a Moisés como
el profeta por excelencia. En el primero, Moisés promete que el oficio
de profeta no cesaría con él. El profeta opera como mediador entre
Dios y el pueblo, específicamente para comunicar la palabra de Dios:
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
1 233
profeta como Moisés en el momento en que se escribió el capítulo 34
no indica que no hubiera actividad profética, por el contrario, se
menciona que había:
... nadie como él por todas las señales y prodigios que el SEÑOR
le mandó hacer en la tierra de Egipto, contra Faraón, contra
todos sus siervos y contra toda su tierra, y por la mano poderosa
y por todos los hechos grandiosos y terribles que Moisés realizó
ante los ojos de todo Israel. (Dt 34: 11-12)
Las señales y prodigios iban de la mano con la mediación de la palabra
salvadora de Dios y, en sí mismos, se convirtieron en instrumentos de
salvación. Por otro lado, el corpus de Sinaí y el libro de Deuteronomio
dejan de manifiesto que Moisés no tuvo igual como mediador
de la Tora de Dios. Era el profeta que habló la palabra de Dios al
pueblo de Dios.
Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré
mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le
mande. Y sucederá que a cualquiera que no oiga mis palabras
que él ha de hablar en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.
(Dt 18:18-19)
El profeta cuyo nombre no se menciona de Jueces 6:8-10 fue
enviado por Yahvé a recordarles a los israelitas el acontecimiento
"evangélico" del éxodo. Bajo el fundamento de esa demostración
previa de la fidelidad de Dios, se les exhortó a estar firmes al enfrentar
la amenaza de los madianitas. Y Gedeón fue enviado como salvador
para lidiar con ellos. El siguiente profeta mencionado es Samuel, quien
no sólo era profeta sino también juez y corona a los reyes. Es claro el
papel mediador de Samuel. Él actuó como la conciencia del primer rey
y de la nación en su totalidad. Yahvé lo envió a ungir a David como
rey escogido, quien encabezaría la dinastía de gobernantes llamados a
representar el gobierno de Yahvé sobre su pueblo. Para David, el oficio
profético continuó en particular por medio de Natán y de Gad.
Las últimas palabras del libro de Deuteronomio indican que al
momento de escribirse, no había surgido en Israel un profeta como
Moisés. La data de Deuteronomio no es importante para entender
estas palabras, como podría pensarse en un principio. Sin importar
en qué medida consideremos que Moisés participó en escribir
Deuteronomio, ciertamente no escribió el relato de su propia muerte
ni este comentario final. Por otro lado, el hecho de que no hubiera un
Al llegar a Elías y Elíseo, el autor de la narrativa brinda mucha
atención a sus respectivos ministerios, los cuales se fusionan en
términos de importancia. Ambos profetas operaron en una época en
que la nación estaba al borde de una apostasía total, especialmente por
los esfuerzos de la consorte pagana del rey Acab. Jezabel es descrita
como alguien que se proponía destruir a conciencia el yahveísmo y en
el proceso entra en conflicto con Elías, pero el conflicto en realidad era
entre Yahvé y Baal, representados por sus respectivos profetas. Desde
234
1
CAPÍTULO 12
una perspectiva bíblico-teológica, entonces, Elías y Eliseo fueron
enviados a llamar a Israel a retornar al pacto de Sinaí y a batallar contra
las fuerzas que buscaban seducir al pueblo de Dios a la apostasía.
Vienen a propósito dos características del ministerio combinado de
estos profetas al ubicarlos en el contexto de la historia de la salvación.
La primera, es el desafío profético lanzado a Israel para que vuelva a
ser fiel al pacto. La segunda, es la concentración de señales y prodigios
ejecutados por estos dos hombres. Tal como los anteriores milagros de
Moisés, y los posteriores milagros de Jesús, estos milagros eran la señal
de la venida del reino de Dios.
Elías comenzó su ministerio proclamándole al rey que llegaría una
sequía sobre la tierra (1 Rey 17: 1), lo cual contradecía las promesas
hechas a Israel sobre la fertilidad de la tierra, y reproducía la escena
de Moisés ante el faraón, anunciando las plagas que vendrían. Elías
fue enviado entonces al desierto para ser alimentado ahí, tal como
Israel lo fue (1 Rey 17 :2-7). Cuando no hubo agua para Elías, fue
enviado a una viuda de Sidón, una canaanita, para ser atendido. Ahí
hizo un milagro, proveyendo de comida y aceite sin fin para la viuda
y su hijo. Cuando murió el joven, Elías lo resucitó. Y fue así como el
israelita salvador y profeta fue al gentil cuando Israel le dio la espalda
al pacto, demostrando que Dios es capaz de levantar hijos de las
"piedras" de razas gentiles si así lo quiere. 1 El conflicto de Elías con los
profetas de Baal en el monte Carmelo claramente fue un llamamiento
a Israel a retornar a la palabra profética entregada mediante Moisés;
un llamamiento a retornar al pacto. No sólo se reforzaba la ley de
Sinaí al disponer Elías el sacrificio sobre un altar legítimo, sino que el
fuego del cielo evocaba un suceso similar al acontecido al instituirse el
primer holocausto por el pecado. 2 Eliseo hizo asimismo milagros que
reflejaban las promesas de Dios de sostener a su pueblo en la tierra,
pero su milagro más conocido y predicado fue el de la sanidad del
general sirio Naamán. Y otra vez se manifiesta la gracia de Dios que
alcanza a los gentiles en un momento en que Israel corre el peligro
Vea Mateo 3:9.
1 Reyes 18:38; vea también Levítico 9:24. El mismo fenómeno se registra en
1 Crónicas 21 :26 cuando David ofrece un holocausto, y en 2 Crónicas 7: 1
cuando Salomón dedica el templo.
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
1
235
de dar la espalda a su responsabilidad como vehículo de bendición
a las naciones.
En resumen, el pacto de la gracia mediado por Moisés estructura
la vida del pueblo elegido y redimido en el acontecimiento del éxodo.
Toda la profecía posterior a Moisés refuerza y vuelve a aplicar este
ministerio mosaico definitivo. La profecía y la Tora (ley/instrucción)
van de la mano puesto que la función del profeta era ser el vocero
de Dios al brindar él instrucción a su pueblo. El papel de Samuel
es importante pues actuaba como instrumento y vocero de Dios
para establecer el gobierno monárquico en Israel de acuerdo con los
reglamentos del pacto. El rey, al igual que el profeta, debía ser guardián
de la condición y el comportamiento de Israel bajo el pacto. Pero las
cosas tomaron un muy mal rumbo, y el reino se dividió en dos. Al
comenzar esta decadencia, Elías y Eliseo fueron enviados a mostrar
la gracia de Dios a un pueblo desobediente y a llamarlos a retornar a
Sinaí para vivir como quien ha sido redimido por la gracia. Pero no
surtió efecto: ambos reinos pasaron al olvido al caer el juicio de Dios,
primero sobre Israel, y luego sobre Judá.
El ministerio de Eliseo se extendió hasta el siglo VIII y pronto lo
sucedieron los primeros profetas escritores. 3 Los profetas escritores,
quienes conforman la sección del canon profético hebreo comúnmente
llamado los "profetas posteriores'', cubren un extenso periodo de
la historia. Es conveniente agruparlos en preexílicos, exílicos y
postexílicos, desde un punto de vista histórico, para comprender las
referencias locales e históricas de cada libro. Es razonable asumir que
existían razones teológicas para preservar por escrito las palabras de estos
profetas posteriores; al mismo tiempo, sólo conocemos a personajes
notables como Samuel, Elías y Eliseo por el texto histórico-narrativo.
La pregunta sobre quién escribió los libros proféticos escapa a nuestro propósito.
Me refiero a ellos como los "profetas escritores" porque tenemos libros escritos con
su nombre. Algunas posturas identifican a Joel como el primero de los "profetas
escritores" y contemporáneo de Eliseo; sin embargo, otros académicos ubican a
Joel en el periodo postexílico. La gran diversidad de opiniones al respecto sugiere
que no es posible llegar a una data considerando solamente la naturaleza del
mensaje, y por ende debe seguir definiéndose en términos amplios su ubicación
dentro de la historia de la salvación del Antiguo Testamento.
236
1
CAPÍTULO 12
No hay registro de las profecías de estos tres hombres que equivalga
a la colección de sermones y pronunciamientos de los profetas
posteriores. ¿Podría ser que Dios estaba anunciando algo nuevo por
medio de esta nueva raza de profetas? Normalmente los primeros
llamaban a Israel a volver a las grandes promesas proféticas de Moisés,
pues estaban desapareciendo las bendiciones del pacto que debían ser
preservadas mediante la fidelidad al pacto del Sinaí. Se cernía en forma
amenazante la destrucción, y cualquier intento de reforma resultaba
superficial, o como en el caso de Josías, era deshecho por una serie de
reyes apóstatas.
Los profetas escritores cubrieron todo el periodo de la historia del
Antiguo Testamento, desde la acelerada decadencia del reino dividido
hasta el fin del periodo veterotestamentario. Sidney Greidanus señala
que "la literatura profética declara abiertamente su pertinencia
inmediata, al presentarse como predicación" .4 Cada uno tenía un
mensaje particular relacionado en gran medida con la situación
histórica en la que debía hablar el profeta; sin embargo, el mensaje de
todos ellos contiene tres ingredientes principales:
1. Hablaron del quebrantamiento del pacto en profecías de
dolorosa denuncia y acusación.
2. Advirtieron sobre las consecuencias de esta necedad al hablar
sobre el juicio que había llegado y que llegaría.
3. Le recordaban al pueblo la fidelidad de Dios al pacto, quién
obraría de forma definitiva para realizar sus propósitos.
Estas profecías de restauración son el elemento esencial de
la escatología del Antiguo Testamento, pues adoptan los
patrones de la historia de la salvación establecidos en el
periodo de Abraham a David y los proyectan hacia un futuro
de gloria y esplendor sin par, en que Dios actuará en su gran
día para salvar a su pueblo. En ese día, las naciones de la
tierra verían la luz de Israel, y de ella surgiría una multitud
que encontraría salvación por medio de las bendiciones
prometidas a Israel.
Sidney Greidanus, 1he Modero Preacher ami the Ancient Text (Grand Rapids:
Eerdmans, 1988) pág. 228.
La, predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
1 237
El predicador debe ubicar con mucho cuidado a los profetas dentro
de este marco histórico redentor. Algunos tienen la tendencia a usar
la palabra "profético" para caracterizar exclusivamente un estilo de
predicación dirigido a criticar nuestras estructuras e injusticias sociales
modernas. No hay duda de que los profetas y el evangelio abordan
estos temas, y el predicador debe buscar entender de qué manera lo
hace; sin embargo, usar la palabra "profético" en una forma que sugiere
que su significado radica en dicha orientación sociológica conduce
a grandes errores. La noción popular anterior, de que la esencia de
la profecía era predecir el futuro, era simplista, pero no carecía de
sentido. Los profetas escritores se caracterizan por el desarrollo de una
perspectiva escatológica que no existe en los profetas anteriores. Ya
lo mencioné en el capítulo 8, por lo cual será suficiente decir que la
escatología de los profetas exhibe las siguientes características relativas
a la historia de la salvación:
l. Recapitula las estructuras de la historia de la salvación ya
establecidas en la era que se extiende de Abraham a David.
2. Esta recapitulación no es una simple repetición de lo
primero, puesto que cuando suceda será perfecta, gloriosa
y eterna.
3. La escatología, tanto del juicio como de la restauración,
abarca dos planos fundamentales: uno inmediato que afecta
a la nación de Israel, y uno universal que abarca a toda la
creación. Ello da lugar a varios puntos de cumplimiento y
prepara el camino para el triple cumplimiento del Nuevo
Testamento. 5
Consideremos ahora algunos pasajes representativos de los libros
proféticos dentro del contexto de la historia de la redención.
J. El matrimonio Je Oseas (Os 1 -3)
Sin duda, el relato del matrimonio de Oseas tiene mucho potencial
para algunos sermones sobre el matrimonio, pero ése no es su
principal propósito. Oseas profetizaba en el reino del norte de Israel
en un momento en que su historia se acercaba a un fin caótico. Su
Vea el comentario sobre este punto del capírulo 7.
.
238
1
CAPÍTULO 12
ministerio comenzó en un periodo de relativa calma, durante el reino
de Jeroboam 11. El libro inicia con la palabra de Dios a Oseas de que
debía casarse con una prostituta. Los hijos nacidos de Gomer, la esposa
de Oseas, recibieron nombres simbólicos, también por mandato de
Dios; cada uno de los cuales se relaciona con las violaciones de Israel
al pacto. 6 Al finalizar el capítulo 1 hay una profecía que reafirma la
fidelidad de Yahvé al pacto y su intención de revertir la situación
de ruina y destrucción. El capítulo 2 es una profecía en la cual el
drama matrimonial de la propia vida de Oseas se aplica a la relación
"matrimonial" entre Israel y Yahvé. Israel, tal como Gomer, era
una prostituta. Y si bien estaba bajo juicio, Dios la cortejaría otra
vez de modo que los nombres simbólicos de los hijos de Oseas ya
no se aplicarían: él tendría compasión de la "No compadecida" y al
"No pueblo mío" le diría "eres pueblo mío''. La historia se completa
en el capítulo 3, donde se le ordena a Oseas amar a la adúltera y
reconquistarla, como Yahvé lo haría con su pueblo.
El relato del matrimonio de Oseas no está libre de problemas,
como lo indica la mayoría de los comentarios. Pero que Dios le indicara
a Oseas que hiciera lo improbable y lo aparentemente inmoral, al
casarse con una prostituta, debe ser aceptado en la forma en que se
describe en el relato. La relación del capítulo 3 con el capítulo 1 es
otra área que presenta problemas exegéticos, pero el propósito general
de estos tres capítulos parece ser evidente. Presenta una magnífica
ilustración de lo grave que era que Israel quebrantara el pacto, y del
amor y la fidelidad de Dios como parte de él. Estas profecías son aún
más conmovedoras por el contexto histórico de la decadencia de Israel
y la inminente devastación a manos de los asirios. Oseas brindaba
una última palabra de esperanza al reino del norte, el cual siempre
había estado a la sombra de la apostasía y el cisma bajo el reinado de
Jeroboam l. Y, si bien los propósitos de Dios seguían centrándose en
la dinastía davídica de Judá, Israel seguía siendo parte integral del plan
de Dios para la venida de su reino.
Oseas 1:4-8. Jezreel es una referencia directa al asesinato que ahí tuvo lugar, de la casa
de Acab, realizado por Jehú (2 Rey 10:1-14). Lo Ruhamá y Lo Ammí son palabras
hebreas cuyo significado es: "no compadecida" y "no es pueblo mío", respectivamente.
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
1
239
La esencia de este relato de Oseas 1 - 3 es mencionada en dos
notables citas del Nuevo Testamento. En Romanos 9:25-26 Pablo cita
Oseas 1: 1O y 2:23, en referencia a la elección de Dios y el misterio
de la incredulidad de Israel. 1 Pedro 2: 1O cita Oseas 1:9-1 O y 2:23
junto a varias otras alusiones al Antiguo Testamento y referencias que
caracterizan al pueblo de Dios bajo el nuevo pacto. Para ubicar los
textos en un marco histórico-redentor más completo, es necesario
reconocer que el camino desde el antiguo pueblo de Dios hasta el
nuevo pueblo de Dios pasa por la persona de Jesús. Mateo reconoce
este hecho al aplicar Oseas 11: 1, un pasaje que recuerda la bondad de
Dios hacia Israel en el éxodo, al regreso del infante Jesús desde Egipto
luego de disiparse la amenaza de Herodes (Mat 2: 14-15). Israel fue el
primogénito de Dios librado de Egipto en el acontecimiento redentor,
pero debido a su infidelidad es llamado "no pueblo mío"; sin embargo,
un día, de acuerdo a Oseas 1: 1O - 2: 1, eso cambiaría. La historia
posterior de Israel no confirma este cambio hasta llegar a quien es el
verdadero Israel que llega de Egipto; y a quien Dios, en su bautismo, se
refiere como" ... mi Hijo amado, en ti me he complacido" (Luc 3:22).
Todo lo que dice el Nuevo Testamento sobre la Iglesia como nuevo
pueblo de Dios, descansa en el hecho de que la fe nos une al único
y verdadero Hijo de Dios, y somos hechos herederos conjuntamente
con él (Rom 8:14-17).
Esta perspectiva del matrimonio, simbolizado en el de Oseas, no
dice todo lo que se puede decir sobre el tema. Si el predicador busca
estudiar esta parte de Oseas para expresar algo sobre el matrimonio,
será importante hacerlo reconociendo que, de acuerdo con Pablo, en
Efesios 5:25,32, es una analogía que habla de la relación de Cristo
con la Iglesia y deriva de ella. La consumación de este concepto
corresponde a la boda escatológica del Cordero, descrita en Apocalipsis
19:7; 21:2,9. 7
En Apocalipsis 21 :2 y 9 se hace referencia a Sion como la novia. Tal como en el
Antiguo Testamento, Sion puede ser la ciudad o aquellos que moran en ella como
pueblo de Dios.
111
240
2. La vúión misionera Je lsaías (Isa 2:1-4)
Es necesario mencionar dos aspectos de este pasaje desde la
perspectiva de la teología bíblica. En primer lugar, es claro que se
trata de un pasaje de escatología de Sion que lleva una perspectiva
misionera, en el sentido de que se refiere al día de salvación en que
las naciones gentiles llegarán en multitudes al templo restaurado
de Jerusalén. En segundo lugar, es necesario que consideremos esta
profecía en términos de su importancia dentro de todo el libro de
Isaías. Se trata de un pasaje escatológico bastante avanzado, por su
referencia a la función de la nueva Jerusalén como centro del mundo. 8
A continuación, consideraremos su integridad literaria y la estructura
de los libros proféticos.
Para evitar la idea de que Isaías consiste en una colección
desordenada de profecías sin un gran plan o estructura, debemos
preguntarnos por qué esta profecía apareció en aquel momento. Isaías 1
presenta una introducción muy sombría sobre la infidelidad de Judá
al pacto y los resultantes juicios de Dios que ya ha experimentado.
Luego, y súbitamente, presenta una magnífica visión de restauración.
Barry Webb está en lo correcto al afirmar que esta profecía representa
un alejamiento de la situación negativa del capítulo 1 que "anticipa
el movimiento de todo el libro, desde la Sion que es, hasta la Sion
que será, por medio del juicio purificador" .9 La escatología de Isaías 2
anticipa la de la sección posterior del libro, cuyo punto culminante es
la visión del nuevo cielo y la nueva tierra, en Isaías 65:17-25.
Los dos temas principales de esta profecía son Sion restaurado y la
reunión de las naciones. La teología del templo es parte fundamental
de la revelación de la redención, debido a la inferencia de que
Dios quiere morar en medio de su pueblo. El templo está ligado al
ministerio sacerdotal de Israel, en su calidad de lugar de sacrificio y,
por consiguiente, de reconciliación con Dios. Está asociado asimismo
al ministerio real, por la asociación con David y Salomón y la dinastía
8
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
CAPÍTULO 12
Barry G. Webb, "Zion in Transformation: A Llterary Appmach to Isaiah", en T he
Bible in 1hree Dimensions, editado por D.Clines et al. (Sheffidd: JSOl: 1990); El
Mensaje de Isaías (Torrentes de Vida, 2010).
Webb, El Mensaje de lsaías, pág. 52.
1 241
escogida. La destrucción del templo de Jerusalén, en el año 586 a.C., en
mano de los babilonios, fue una catástrofe de suma importancia, pero
Dios fortaleció a los exiliados por medio de un ministerio profético
constante y la esperanza de un nuevo comienzo con un nuevo templo.
Si bien los esfuerzos de los que retomaron para reconstruir el
templo sólo tuvieron un discreto éxito, los profetas postexílicos
se centraron en distinta forma en una realidad que todavía no
sucedía. A muchos les parecía que estas profecías se concretaban en
el extraordinario logro de Herodes, quien reestructuró el segundo
templo, pero la importancia cristológica del tema se desarrolla en
los Evangelios, donde se demuestra que el verdadero templo es Jesús
mismo. El tema de la inminente destrucción del templo, lo cual
probablemente surge de la idea de que "de abominaciones vendrá el
desolador", en Daniel 9:27 y 11:31, es retomada en las afirmaciones
apocalípticas de Jesús. 10 Por alguna razón, muchos comentaristas
consideran cumplida esta profecía en la destrucción literal de Jerusalén
del año 70 d.C., un acontecimiento que no parece interesar a los
autores del Nuevo Testamento. Tiene una importancia mucho mayor
la señal de Jesús de limpiar el templo, para la cual el relato de Juan
brinda una interpretación muy distinta.
Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: "El celo por
tu casa me consumirá." Entonces los judíos le dijeron: "Ya que
haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras?" Jesús les respondió:
"Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré." Entonces
los judíos dijeron: "En cuarenta y seis años fue edificado este
templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?" Pero él hablaba del
templo de su cuerpo. Por eso, cuando resudtó de los muertos,
sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron
en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.
(Juan 2:17-22)
La destrucción de ese templo era claramente la crucifixión, porque su
reconstrucción era la resurrección corporal de Jesús. A la luz de esta
IO
Mark 13: 1-26. Vea Pcter Bolt, "Mark 13: An Apocalyptic Precursor to the Passion
Narrative", Refimned 1heological &view 54.l (1995).
242
1
CAPÍTULO 12
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
revelación podemos entender porqué Esteban tenía la absoluta certeza
de que era necesario que los judíos dejaran atrás el antiguo templo
hecho de mano (Hech 7:47-51).
Nuestro pasaje de lsaías 2 vincula la restauración del templo con
la incorporación de los gentiles. La aparente discrepancia entre esta
incorporación del Antiguo Testamento y la mision cristiana se explica
en términos del nuevo templo. El verdadero templo se encuentra
donde está Jesús porque él es el templo, el lugar donde se encuentran
Dios y la humanidad, el lugar de reconciliación y de gobierno del
Rey. Jesús está en el cielo, pero se hace presente entre nosotros por
medio de su Espíritu Santo. Y donde está el Espíritu se predica el
evangelio, y el pueblo de Dios, conformado tanto por judíos como por
gentiles, es llevado a una comunión con Dios en el verdadero templo.
El Espíritu no está confinado a un lugar físico y geográfico, por lo
cual las peregrinaciones modernas a la "Tierra Santa" representan
una expresión errónea. 11 El único peregrinaje bíblico a Tierra Santa
consiste en ir a Jesús por medio de fe, puesto que él representa para
nosotros el verdadero monte Sion. 12 Las naciones están llegando al
templo, dondequiera que se predica el evangelio, y éste es aplicado al
corazón humano por medio del Espíritu de Jesús.
Debemos mencionar otro punto. Hay una clara estructura de la
relación entre judíos y gentiles en el Antiguo Testamento, que requiere
una investigación en el Nuevo. Jesús le dijo a la mujer samaritana
que la salvación venía de los judíos. Tal como Jafet debía habitar en
las tiendas de Sem (Gn 9:26-27), los gentiles serán bendecidos por
medio de los semitas, los descendientes de Abraham. El verdadero
descendiente de Abraham al que se aplican las promesas, es Jesús;
por lo tanto, el linaje de Abraham está conformado por quienes
11
Si bien la Israel o Palestina modernas no corresponden a la Tierra Santa, no es
mi intención sugerir que no tiene valor visitar estos lugares para los cristianos
que quieren tener una idea del contexto de la historia bíblica, pero vale la pena
considerar el comentario de Jesús sobre la abolición de todos los lugares santos
(Juan 4:20-24). Referirse a los edificios, o a cierta parte de ellos como santuario
viene a ser un error similar al de llamar Tierra Santa a Palestina.
12
Es patente en la referencia de Hebreos 12:22-24 que la fe cristiana consiste en ir
a Jesús y a Sion.
/ 243
pertenecen a Cristo (Gál 3:16,29). Y, sin embargo, el tratado de
Pablo sobre Israel, en Romanos 9 - 11, sería innecesario si no debería
mantenerse el carácter esencialmente judío del evangelio. 13 Al usar
la imaginería (conjunto de imágenes literarias usadas por un autor)
judía de la apocalíptica, en Apocalipsis 7 se distinguen dos grupos de
redimidos, los cuales no se separan: el número perfecto redimido de
las doce tribus de Israel se complementa con la innumerable multitud
de cada nación, tribu y lengua.
3.
La visión de Amós del canastillo de fruta (Am 8: 1-14)
Amós, el otro profeta escritor encargado de ministrar al reino del norte,
llegó enviado desde el sur. Como el de Oseas, su ministerio comenzó
en tiempos de Jeroboam II. La situación política relativamente
estable de su época iba acompañada de una gran medida de injustic:;ia
social, vista por el profeta como un temerario repudio al pacto de
Dios. Jeroboam envió a Amasías, el sacerdote del santuario de Bet-el,
para reprender a Amós por condenar a Israel. Pero sólo sirvió para
instar a Amós a proclamar más palabras de condenación del Señor
(Am 7: 10-17). La visión del canastillo de fruta se ubica junto a esta
reseña biográfica del libro de Amós. La fruta es descrita como "fruta
de verano" e interpretada como un símbolo del fin que se cierne sobre
14
lsrael. Es sucedida, en Amós 9: 1-10, por una vision del Señor, que
está de pie junto al altar pronunciando palabras de un juicio final
sobre Israel. La oscuridad casi incesante de los escritos de Amós se
disipa en la última profecía del libro, la cual describe una brillante
imagen de la restauración en el día de salvación.
13
14
Donald WB. Robinson, Faith s Framework: '!he Structure of New Testament
'Iheology (Sydney/Exeter: Albatross/Paternoster, 1985), capítulo 4, presenta,
según creo, un convincente y cuidadoso argumento diciendo que el Nuevo
Testamento está a favor de continuar las diferencias entre judíos y gentiles.
Afirma que la unidad en Cristo que Pablo expone en Gálatas 3 es la unidad
basada en ser aceptados por Dios como nueva humanidad en Cristo, y no en
eliminar completamente las distinciones.
Como lo indica la nota al pie de página de la versión Reina Valera 1960, "fruta de
verano" (heb: qayits) y "fin" (heb: qets) son parte de un juego de palabras basado
en su similar sonido.
244
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
CAPÍTULO 12
j 245
Las interrogantes hermenéuticas que surgen para quien predica
un pasaje como Amós 8 son similares a las que consideramos en el
capítulo 11 de este libro, relativas a la ley. Quebrantar el pacto es
quebrantar la ley, sin importar como se expresa esto en la vida social
y religiosa del pueblo. Por eso debemos tratar de comprender cómo
funciona en términos teológicos esta profecía dentro del contexto de
la época de la historia de la redención, y sobre ese fundamento hay
que reconstruir el camino por el que ésta nos conduce, para llegar a
una aplicación válida para la congregación cristiana. La hermenéutica
liberal hace uso de una tral'sferencia simple, de la sociedad israelita
basada en el pacto, a la sociedad moderna en que vivimos. Si Dios
descargó su juicio contra Samaria o Jerusalén, entonces de la misma
manera descargará su juicio contra Nueva York, Londres, Hong Kong
o Sydney. Parece simple hacer esa transferencia porque Dios también
tiene palabras de condena para las naciones paganas en varios libros
de los profetas. 15
La hermenéutica liberal es digna de elogio por su preocupación
de dirigirse a los males de la sociedad. Pero pierde su rumbo cuando
aplica de forma directa el juicio profético, sin preocuparse del camino
de la historia bíblica de la redención. Quebrantar y guardar el pacto
en Israel son dos temas que convergen en Aquél que, por un lado, lo
guardó; y, por otro, quiso ser contado entre los transgresores y pagar
la pena por quebrantarlo. Es imposible omitir en la ecuación el hecho
esencial de que Jesús llevó la maldición del pacto en su muerte en la
cruz. Sí, Dios destruyó del todo; pero, al hacerlo, brindó un camino
de renovación al pueblo de Dios. Es por lo cual los intereses de los
cristianos con respecto a la justicia social deben desarrollarse dentro del
marco del evangelio; y, al predicar así, de forma natural surgirán varios
temas relativos a nuestra forma de actuar y a lo que buscamos lograr.
Además, si bien es cierto que los evangélicos modernos a menudo
han reaccionado en contra del tema de la justicia social debido a la
agenda liberal que confunde la acción social con el evangelio, debe
reconocerse que la religión evangélica ha sido una de las motivaciones
más importantes que está detrás de la acción social de la historia
La carta mencionada en Jeremías 29, escrita desde Jerusalén a
los exiliados en Babilonia, refuerza este curioso mensaje inverso. Les
aconseja establecerse y vivir esta situación lo mejor posible: construir,
plantar, casarse y reproducirse. Debían buscar el bienestar de la
ciudad casi como si estuvieran orando por la paz de Jerusalén. 16 Algo
impensable, según los términos de las promesas del pacto, si no fuera
por la promesa de la restauración futura. Debe haber sido inconcebible
para la mayoría de los judíos el hecho de que los propósitos de Dios
se centraran en la gran ciudad prostituida de Babilonia; sin embargo,
el hecho de que los paganos fueran instrumento de Dios para castigar
a su pueblo representa el punto más importante de la historia del
juicio sobre quienes quebrantan el pacto. Asimismo, es una expresión
impresionante de gracia el hecho de que Dios sostuviera un remanente
de los fieles hasta el momento de su restauración. Según la visión de
lsaías, el futuro regreso sería como un segundo éxodo de la cautividad,
15
16
Por ejemplo, los oráculos en conua de los vecinos de Israel que figuran en Amós 1:3 - 2:3.
moderna. Así que fue como los profetas vieron la respuesta a los temas
sociales, exclusivamente por medio de la obra salvadora de Dios y de
la fidelidad al pacto.
4. La carta de Jeremías a los exiliados (fer 29:1-14)
Ante la amenaza asiria sobre Jerusalén, a fines del siglo VIII, el profeta
lsaías había aconsejado mantenerse firmes, confiando en que Yahvé .
era fiel, y protegería la ciudad y a su pueblo. Un siglo después, en
vista de la amenaza babilónica, Jeremías aconsejó lo opuesto. La suya
fue la angustiosa tarea de presidir la ruina de su pueblo y nación.
A él se le entregó el mensaje más impopular imaginable: Jerusalén
llegó a su fin. Cuando sobrevino el golpe y el rey de Babilonia llevaba
al rey de Judea y a un gran número de personas al exilio, Jeremías
continuó subrayando repetidas veces que se debía soportar el exilio
hasta que Dios se complaciera en actuar. La interpretación dada a
su visión de los dos canastos de higos Qer 24), uno de buen fruto y
el otro de fruta mala, fue que los higos buenos eran los que habían
sido sacados de la tierra. Él predijo una estadía de setenta años en
Babilonia Qer 25:11-12; 29:10).
Compárese con Salmos 122:6
246
1
CAPÍTULO 12
e indicaría el favor del Señor en la salvación. 17 La segunda parte de
Jeremías 29 retoma el tema de los higos malos, los que se quedaron
en Jerusalén.
De este modo, si lo vemos dentro de su contexto, este pasaje sirve
para destacar los propósitos de Dios y su fidelidad en medio del juicio.
Hay muchas lecciones en la forma en que Dios trata a su pueblo, que
nos muestran la santa justicia de Dios, quien debe juzgar el pecado
pero es a la vez un Dios compasivo y salvador. Jeremías 29:10-14
expresa un importante principio de oración. Si bien Dios actuaría
y los salvaría en respuesta a la oración, la oración de los exiliados se
funda en la palabra revelada de Dios. Otra dimensión de esta carta
que es necesario estudiar es la de la bendición de Dios que trasciende
las estructuras externas del reino, pero siempre en la esperanza de que
el reino sea restaurado. Cuando Israel, su pueblo, anda por valle de
sombra de muerte, Dios está con él, y su vara y su cayado le infunden
aliento; su dominio no cesa.
5. La última profecía (Mal 4: 1-6)
Los tres profetas postexílicos ministraron a la comunidad restaurada,
la cual corría el peligro de perder la esperanza, porque existía una
discrepancia entre la esperanza de la restauración, que sería señal del
establecimiento del glorioso reino de Dios, y la realidad presente en
la nueva nación. Deben leerse estos profetas junto con los libros de
Esdras y Nehemías, pues en la historia de la salvación, estas profecías
se ubicaron en el tiempo de la reconstrucción de Jerusalén y del
templo, pero también era el tiempo de la desilusión en cuanto a la
expectativa de la prometida venida del Señor. El cumplimiento de la
esperanza profética de restauración después del exilio fue parcial, en
el mejor de los casos. La nación postexílica y sus estructuras eran un
pálido reflejo de la gloria prometida. Hay dos razones por las cuales
sucedía así. La razón inmediata es la mencionada por los profetas
postexílicos: la continua falta de fidelidad del pueblo; y la razón
teológica sólo podemos entenderla en retrospectiva: el rey y Mesías no
había llegado todavía.
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
Isaías 40: 1-5; 43: 1-7,15-21; 48:20-21; 51 :9-11; vea también Jeremías 23:7-8.
247
La causa inmediata de la falta de bendición fue, entonces, la
desobediencia del pueblo, y en particular la profanación del templo
(Mal 2: 10-17). Si bien anhelaban la venida del Señor, se les debía
advertir que ninguno podría sobrevivir a tal venida porque llegaría
junto con un juicio purificador (Mal 3:1-5). Empero, el día del
Señor vendría. Quienes hicieran maldad serían consumidos, y
quienes reverenciaran el nombre del Señor encontrarían bendición
(Mal 4:1-3). La última parte de la profecía prometía el retorno de
Elías, quien llamaría al pueblo a regresar al pacto. Y luego vendría el
gran y terrible día del Señor.
Nuestro canon del Antiguo Testamento finaliza con el sincero
reconocimiento de que la historia no está completa. 18 No hay lugar
para la complacencia entre los judíos postexílicos, pero tampoco hay
por qué desalentarse. La promesa de un nuevo Elías nos recuerda la
función particular que cumplió ese profeta dentro de la perspectiva
general. El Nuevo Testamento retoma la historia luego de una brecha
de casi cuatrocientos años. Juan el Bautista es presentado como el
que cumplía el papel de Elías, al llevar a las personas a volverse a
Dios en arrepentimiento. Podríamos mencionar, a este respecto, que
el bautismo de Jesús es retratado como la identificación de Jesús con
el arrepentimiento de Israel. Debemos recordar que el objetivo del
arrepentimiento es volverse a Dios. Si bien Jesús no tenía pecado que
lo alejara, demostró ser el israelita perfecto centrado en Dios, y por
lo tanto el hijo en quien él tiene complacencia. Debemos mencionar
también que el carácter incompleto del Antiguo Testamento hace
necesaria una interpretación cristológica.
Consideraciones literarias e históricas
La antigua crítica literaria o, en estricto rigor, la crítica histórica,
abordó en forma dura a los profetas, dando mayor énfasis al análisis
de las fuentes, lo cual condujo a cierta fragmentación. Quizás
el ejemplo más tristemente célebre fue la importante decisión de
18
17
J
El canon hebreo ubica a Los Profetas anees de Los Escritos, y el último libro es
2 Crónicas.
248 1
CAPÍTULO 12
afirmar que tres diferentes Isaías escribieron el libro, darando los
capítulos 40 - 66 denrro del periodo exílico y postexílico. Esre
planteamiento no fue útil para los predicadores evangélicos puesro
que tendía a dar explicaciones naturalistas del mensaje, y en especial
de la escatología. La idea de que Dios en verdad hablara por medio
de los profetas, no era popular entre los críticos, y pensar en que
Dios hiciera o pudiera hacer que un profeta: predijera el nombre de
Ciro doscientos años antes, para ellos fue inconcebible.
La llegada de la crítica de la forma, no modificó el escepticismo de
muchos hacia los textos bíblicos, pero se centró en cómo se utilizaban
los géneros literarios, a menudo como estereotipos, para rransmitir
distintos tipos de mensaje. De este modo, por ejemplo, las denuncias
proféticas, amenazas de juicio y profecías de salvación conrribuían
a centrar al crítico dentro de las dimensiones fundamentales del
mensaje. La profecía de salvación se asociaba en particular a la oración
gramatical "No temas", lo cual llevó a algunos a sugerir que Jesús
utilizó esta expresión en forma deliberada como introducción a sus
mensajes sobre la salvación que estaba trayendo. Donald Gowan
designa tres clases fundamentales de expresión en los profetas:
narrativa biográfica; discursos proféticos, y las palabras del hombre a
Dios, como por ejemplo, himnos, lamentaciones y oraciones. ' 9
En época reciente, una nueva crítica literaria se ha centrado
en las obras completas y busca entender los impulsos creadores que
generaron los textos finales con que contamos. En consecuencia,
si bien muchos de estos nuevos críticos no aceptaban que Isaías, el
profeta del siglo VIII, fuera el responsable de todo el libro, se han
interesado en la unidad del libro y su mensaje. 20 Este nuevo énfasis es
muy sano, porque busca comprender los libros no como amalgamas
de fragmentos de distintas fuentes, sino como texros unificados,
elaborados con intención; pero es débil porque tiende a subestimar
19
2
°
Donald E. Gowan, Reclaiming the 01.d Testament far the Christian Pulpit (Aclama:
John Knox, 1976), pág. 121.
Ciertos académicos evangélicos sostienen la unidad literaria y la autoría de Isaías.
Vea J .A. Moryer, lsaías (Barcelona: Andamio, 2005) y Webb, B Mensaje de lsaías
(Torrentes de Vida, 2010).
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
1 249
las afirmaciones históricas y teológicas del texto. Es necesario tener en
mente las tres dimensiones.
En el capítulo 15 consideraremos la literatura apocalíptica,
pero vale la pena recalcar en este momento que hay cierto nivel de
discusión académica sobre la relación entre la literatura apocalíptica y
la escatología profética. El carácter particular de la apocalíptica bíblica
determina un tratamiento distinto del tema, pero debemos tener en
mente que algunos pasajes de la literatura profética se insertan en
un área indefinida, y es difícil afirmar con toda seguridad que estos
pasajes sean o no verdaderamente apocalípticos; sin embargo, en un
análisis final, no es la consideración más importante, pues el objetivo
no es rotular una forma o género literario. Identificar el género es
importante sólo si contribuye a la tarea del predicador de tratar de
entender cómo funciona cierto texto en particular como vehículo de
la Palabra de Dios.
Cabe comentar un segundo aspecto de la literatura profética:
el lenguaje de gran parte de la escatología. He sugerido que el
cumplimiento definitivo de la escatología tiene lugar en Jesucristo.
Entonces, si él es, entre otras cosas, la nueva tierra y el nuevo templo,
¿significa entonces que toda la terminología profética sólo tiene valor
simbólico? La respuesta es no. Puede utilizarse toda clase de metáforas.
Y una de las tareas del intérprete es tratar de entender cuándo el
lenguaje se utiliza en forma simbólica. Ahondaré en ello en el capítulo
sobre la literatura apocalíptica. El hecho de que Jesús en sí mismo es
el cumplimiento de la profecía, no da fin al tema del cumplimiento. 21
Si bien no se puede reducir el cumplimiento de la profecía a un molde
literalista, es obvio que no puede ser restringido exclusivamente a un
cumplimiento "en Cristo". Es así como por ejemplo, la descripción de
la era mesiánica de Isaías 11 implica un regreso a la armonía entre el
hombre y las bestias. Y se inserta en la esperanza general de un nuevo
Edén: nuevo cielo y nueva tierra. 22 El propósito de que Dios cumpla
21
22
Vea el capítulo 7 sobre el cumplimiento de roda la profecía para nosotros, en
nosotros y con nosotros.
Isaías 65: 17-25. Nótese la repetición del tema animal en el versículo 25. Vea
también los temas del Edén en Isaías 51:3; Ezequiel 36:33-35; 47:1-12.
250
1
CAPÍTULO 12
cada elemento de promesa en Cristo significa que por fin tendrá una
consumación universal, por lo cual no es extravagante proponer que,
puesto que los animales son parte del escenario original del Edén,
estas profecías sobre la naturaleza indican la realidad de la nueva
tierra donde los seres humanos vivirán otra vez en armonía con el
reino animal.
La planificación de sermones sobre los textos proféticos
Ya he mencionado cierta inquietud con respecto a la predicación sobre
los profetas, que entrelaza la denuncia sobre Israel y Judá por romper
el pacto con la denuncia de los males de la sociedad contemporánea.
Como señalara sobre este tema Donald Gowan: "El acto más dudoso
consiste en aplicar a los Estados Unidos lo referente a Israel, como
fuera la nueva nación del pacto". 23 No debemos planificar sermones
sobre los profetas cuando se tiene un propósito preconcebido como
solucionar los males sociales, a menos que estemos seguros de que se
trata de la aplicación legítima del texto escogido. Los predicadores
expositivos tendemos a adoptar un enfoque inductivo: toman un libro
profético porque existe, porque trata del evangelio y para ver hacia
dónde nos conduce.
La predicación sobre los profetas del Antiguo Testamento
/ 251
Uno de los servicios más importantes que puede prestar el
orador al predicar textos proféticos es evitar cualquier intento de
predecir el tiempo y los detalles exactos de cualquier acontecimiento
de cumplimiento futuro. Lo lograremos si tenemos el cuidado de
reconocer el evangelio de Jesucristo como centro del cumplimiento
del mensaje profético, pues los profetas, cuando hablan a una
situación contemporánea histórica dando esperanza para el futuro,
establecen un vínculo vital entre la llegada de Jesús de Nazaret y la
historia anterior del pueblo de Dios. Por eso necesitamos escuchar
el texto profético en su propio contexto para entender primero su
impacto sobre la antigua sociedad hebrea, antes de pasar a oír sobre su
cumplimiento en Cristo. Pero sólo podremos lograrlo si efectuamos
con cuidado nuestra selección de pasajes para la predicación. Si es
posible, deberíamos estudiar una profecía completa o, si escogemos
una pequeña fracción, interpretar su significado como parte de toda
esa profecía. 24
Mayor es la probabilidad de adoptar un enfoque inductivo
cuando predicamos los profetas menores. Son considerados "menores"
sólo por su relativa brevedad, y es esto lo que hace más manejable una
serie completa de sermones. Cuando predicamos cualquiera de los
tres profetas mayores, nombrados así a su vez por su extensión, el
proceso de selección es más difícil, por lo cual el predicador tiende
a seleccionar los pasajes favoritos o muy conocidos. Sin importar
qué método de selección se aplique, los pasajes o profecías escogidos
siempre deben ubicarse dentro del marco literario y el de la historia de
la redención. Y es conveniente referirlo brevemente en el sermón, pues
la comprensión mejora cuando puede destacarse algo de la unidad
teológica del libro. Y en algún momento es necesario ubicar el pasaje
dentro de su contexto canónico con el fin de descubrir su relación con
el evangelio.
24
21
·
Gowan, Reclaiming the Old Testament, pág. 126.
Greidanus, lhe Modern Preacher, capítulo 1O, nos da directrices muy útiles sobre
los aspectos prácticos de predicar basándonos en los profetas.
La predicación de fa literatura sapiencial
CAPÍTULO 13
La predicación de la
literatura sapiencial
Libros sapienciales del Antiguo Testamento
La sabiduría como
actividad intelectual humana
desde un principio
\
Periodo intertestamentario
Con Salomón
comienza a florecer
la literatura sapiencial
Creación
A
Abraham
!
c
B
David y
Salomón
Exilio
Nueva creación
Jesús
Diagrama 13: Por ser una actividad humana, la sabiduría es tan
antigua como la humanidad. La sabiduría de Dios revelada a su pueblo
surgió cuando Dios se dirigió por primera vez a la humanidad. Esta
revelación constante sigue siendo el marco de la sabiduría de Dios
dentro del cual puede desarrollarse la sabiduría humana. La verdadera
sabiduría es consecuencia de la experiencia humana que surge a la luz
de la sabiduría de Dios.
Los libros sapienciales en el contexto bíblico-teológico
Hay dos clases de sabiduría en la Biblia: la sabiduría de Dios y la de los
hombres. Esta última puede dividirse en sabiduría pagana, o sabiduría
adquirida por medio del pensamiento y la experiencia humanos sin
referencia a la sabiduría de Dios, y la sabiduría santa, la cual aplica
la perspectiva de la revelación divina al pensamiento y experiencia
humanos. Algunos cristianos tienen el error de concepto de que la
sabiduría santa implica que Dios o el Espíritu Santo simplemente
derrama su pensamiento sobre el nuestro o trabaja directamente
en nuestras mentes. Se piensa que eso nos libera de la tarea de
j 253
reflexionar sobre cada tema y de tomar decisiones cuidadosas; pero
están equivocados: nosotros somos responsables de lo que pensamos
y decidimos. No es ésa la visión bíblica de sabiduría. Aunque no cabe
duda de que Dios inspiró de manera directa a ciertas personas con una
revelación, se desconoce la forma en que se llevó a cabo este proceso. El
tema de la literatura sapiencial es la sabiduría como empresa humana;
esta literatura no sería necesaria si Dios tomara todas las decisiones
por nosotros. 1
Los libros sapienciales comprenden Proverbios, Job, Eclesiastés,
y algunos agregarían Cantar de los Cantares. Se ha clasificado como
literatura sapiencial a ciertos salmos, pero no hay acuerdo unánime.
La identificación de la sabiduría fuera de los principales libros
sapienciales se convirtió en materia de interés para los estudiosos de
la Biblia, y el predicador debe estar consciente de la posibilidad de
que aparezcan expresiones idiomáticas sapienciales en cualquier pasaje
del Antiguo Testamento. 2 Uno de los problemas que surgen en los
tres libros sapienciales principales y en los salmos identificados así, es
la dificultad para datarlos. No obstante, es razonable afirmar que la
literatura sapiencial comienza a florecer con Salomón y continúa en
casi todo el periodo restante del Antiguo Testamento. La naturaleza de
la sabiduría es tal que no es posible ni necesaria una data tan precisa.
Para ubicar los libros sapienciales de Israel en un contexto
bíblico-teológico, es útil entender que el contexto histórico y cultural
general de esta literatura abarca una muy antigua actividad intelectual
y literaria de los vecinos de Israel. Pero no es sorprendente porque los
seres humanos se caracterizan por reunir y clasificar el conocimiento.
Como especie siempre hemos aprendido de la experiencia en distintas
formas. Es la base del progreso o del cambio científico y cultural.
El candente tema de la guía en la vida cristiana se relaciona estrechamente con el
de la sabiduría. Vea Gary Friesen, Decision Making and the Will ofGod (Ponland:
Multnomah, 1980); Phillip D. Jensen and Anthony Payne, lhe Last Wórd on
Guidance (Homebush West, Sydney: Anzea Press, 1991).
Vea Graeme Goldswonhy, Cospel and Wisdom: lsrael's Wisdom Literature in
the Christian Life (Exeter: Paternoster, 1987), cap. 9. Este tema es comentado
también por Donn F. Morgan, Wisdom in the Old Testament Traditiom (Adanta:
John Knox, 1981).
254
CAPÍTULO 13
En las sociedades de la antigüedad con frecuencia iba aunado
algún elemento religioso, ya fuera por revelación divina o ayuda
providencial. Es así como los antiguos egipcios tenían un sentido de
orden universal supervisado por un ser divino llamado Ma'at. Mucho
antes de que Israel se convirtiera durante el éxodo en una nación,
había una floreciente literatura sapiencial tanto en Babilonia como
en Egipto. De acuerdo con Esteban, Moisés fue enseñado en toda la
sabiduría de los egipcios en la corte del Faraón (Hech 7:22).
Debemos señalar, por lo tanto, que la orientación religiosa no era
un distintivo de la sabiduría de Israel; tal como la religión en general
tampoco lo era. La sabiduría de Israel fue particular y superior a la de
sus vecinos por la única razón de que conocía al único Dios verdadero
y vivo. La teología bíblica de la sabiduría se remonta a Adán y Eva,
a quienes Dios habló y reveló el orden divino que actuaba como
marco dentro del cual debían pensar y actuar. 3 De ahí en adelante
vemos que la revelación de Dios constituye el fundamento de todo
buen pensamiento y deseo humano. No obstante, esta revelación es
progresiva y se extiende desde las promesas a Abraham, a lo largo
del periodo de la cautividad y el éxodo, hasta la entrada a la tierra
prometida. Como hemos visto, el punto culminante de esta primera
época de la revelación de la historia de la salvación, llega con David
y Salomón. Y no fue por accidente que la literatura sapiencial
encontrara su primera expresión durante el reinado de David y
floreciera con Salomón.
La sabiduría de Salomón es el tema de toda la sección narrativa
de 1 Reyes 3 - 10, porque de ahí en adelante se destacan los problemas
de Salomón y la "antisabiduría" domina el panorama. Conocemos
la historia de la oración de Salomón cuando pide sabiduría, en
1 Reyes 3, y la primera evidencia de ésta es la forma en que maneja
la disputa de las dos mujeres por un bebé. Es importante señalar que
toda la entusiasta descripción del reino de Salomón y de la gloria
y riqueza de su reino aparecen en este contexto. Salomón pidió un
Friesen, Decísíon Making, págs. 165-167, incluye una divertida e inequívoca
parábola sobre esta materia en la que Adán y Eva aprenden que deben usar la
libertad que Dios les concedió para tomar decisiones propias.
La predicación de la literatura sapiencial
1
255
corazón entendido, y como respuesta, Dios se lo concedió, además
de darle riquezas y honor. Es claro en esta narración que estos dos
últimos dones están estrechamente ligados al don de la sabiduría. La
magnificencia del templo es otro aspecto de la sabiduría de Salomón,
tal como lo percibe la reina de Sabá (1 Rey 10:4-5).
La sabiduría de Salomón no sólo sobrepasa la de todos los
hombres sabios del Oriente, sino que en esta primera parte de la
narrativa su reino es visto como un eco del reino de Dios. 4 El hecho
de que estos sabios, incluida la reina de Sabá, llegaran en gran número
a escuchar la sabiduría de Salomón, evoca la bendición escatológica
prometida a las naciones, que llegaría por medio de la descendencia
de Abraham. En el contexto de la teología bíblica, la sabiduría alcanza
su madurez a fines de la primera época de la revelación del reino,
lo cual parece lógico puesto que con David y Salomón se efectúa
todo el patrón de redención y del reino de Dios. En otras palabras,
ahí se establece el marco de la revelación divina que permite a los
seres humanos dar sentido al mundo y a la experiencia humana. Este
marco epistemológico (relativo a cómo sabemos) y lo noético (a cómo
pensamos) es vital para interpretar nuestra existencia en el mundo.
En ocasiones se hace referencia a la sabiduría proveniente de la
experiencia humana como sabiduría empírica; sin embargo, difiere del
empirismo moderno. Cierto empirismo científico moderno se percibe
a sí mismo, de manera equivocada, como muy objetivo, y funciona bajo
el supuesto de que el conocimiento adquirido mediante los sentidos
es el único válido. Pero como este supuesto no es empíricamente
demostrable, necesita de un salto de fe "religioso", lo cual es una
negación de la mismísima cosa que afirma. El empirismo bíblico, sin
embargo, reconoce su dependencia de la revelación que Dios hace de
sí mismo, para entender la realidad de una manera correcta. Tampoco
corresponde a la visión tomista, que suma la naturaleza a la gracia, la
cual propone la posibilidad de una comprensión verdadera, si bien
parcial, por medio de la naturaleza y sin la gracia, es decir, sin el
don de la revelación especial. De acuerdo con esta visión, la gracia
1 Reyes 4:20-34. Nótese el eco del versículo 25 en la escatología de Jeremías 23:6;
Miqueas 4:4; y Zacarías 3: 10.
256
1
CAPÍTULO 13
complementa y completa el conocimiento natural. La visión bíblica
de la sabiduría empírica no consiste en naturaleza más gracia, sino más
bien naturaleza por medio de la gracia. La misericordiosa revelación
de Dios es el prisma por el cual se ve y comprende todo hecho. En
términos bíblicos, "el temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría"
y "el temor del SEÑOR es el principio del conocimiento". 5
La sabiduría, por consiguiente, se asocia a la correcta percepción
y comprensión de la realidad. Asume que existe un orden creado por
Dios en el universo, el cual es perceptible. Contradice directamente
el relativismo asociado al postmodernismo, puesto que la sabiduría
asume la coherencia del orden creado por Dios. El libro de Proverbios
se caracteriza por el supuesto de que, siempre que esté presente el
correcto principio del temor del Señor, es posible desarrollar una
percepción del orden creado por medio de la observación y la
instrucción que resulte en una buena vida, una vida de sabiduría y
rectitud. El mensaje de Job es que en esta búsqueda de entendimiento
podemos encontrar misterios profundos que no podemos
comprender, y que nos llevan de vuelta a confiar en la bondad de
Dios. Eclesiastés, un libro complejo, reflexiona sobre cómo la maldad
humana confunde este orden al punto de que es probable que la
aplicación rígida de la sabiduría empírica a las experiencias de la vida
nos haga perder el rumbo. Los tres libros se complementan en la tarea
de estimular al creyente a utilizar su mente y facultades para tratar de
entender la vida en el universo de Dios, pero también se encargan de
reprender la arrogancia de quienes afirman haber solucionado todo.
La confianza en la bondad de un Dios soberano es el fundamento de
toda empresa intelectual.
Podemos ubicar toda la literatura sapiencial del Antiguo
Testamento en este periodo general de la historia que comienza
con la contribución de Salomón a los Proverbios. La importancia
de Salomón radica en que su nombre está asociado al tema de la
sabiduría, lo cual es quizás algo sorprendente, en vista de cómo vivió,
Proverbios 1:7; 9:10. El temor del SEÑOR en este contexto puede ser descrito
como una respuesta apropiada de fe ante la revelación que Dios hace de sí mismo.
Esta revelación sólo puede referirse al pacto, la redención y la ley.
La predicación de /,a literatura sapiencial
1 257
según se relata en 1 Reyes 11 en adelante. Es necesario que la teología
bíblica sapiencial tome en cuenta las características singulares de los
mismos libros y que también considere que la razón por la cual están
vinculados como un género común, no es precisamente compartir
características literarias, sino su contenido de sabiduría, asociado a
cómo damos sentido al mundo. Durante el periodo de la decadencia
de Israel continuó produciéndose literatura sapiencial, según parece.
Pero ya no se centraba en las vicisitudes de la nación como tal. De
hecho, uno de los problemas de los teólogos bíblicos con respecto a
la literatura sapiencial ha sido su falta de referencias nacionales y su
relativo silencio en torno a temas tal.~s como la historia de la redención
y el pacto.
Una propuesta respaldada por muchos teólogos bíblicos es que la
literatura sapiencial se centra en la creación, más que en la salvación.
Es cierto que los temas del pacto y la historia de la salvación no
predominan en esta literatura, pero sería un error imaginar que esta
orientación hacia la creación correspondería a una mentalidad por
completo distinta. Los sabios de Israel no correspondían a una secta
distinta con una teología diferente. La sabiduría no está desvinculada de
los principales temas de interés de la teología del Antiguo Testamento.
Los relatos sobre Salomón, en 1 Reye~ 3 - 1O, junto a otros pasajes
que vinculan la sabiduría al rey o mesías, indican que la salvación y
la sabiduría están estrechamente relacionadas. Y tiene el respaldo de
otros pasajes que no pertenecen al género sapiencial y que ven la nueva
creación como fin de la salvación. Puede ser que la literatura sapiencial
lleve un énfasis distinto, pero la falta de referencias explícitas a la
historia de la salvación en ella, no es en realidad el problema que en
ocasiones se cree que es. Salomón, el modelo aceptado de sabiduría, es
el hijo mesiánico de David, por su capacidad para construir el templo.
Si bien Salomón no logró cumplir las expectativas, la escatología
profética mantiene el tema de la sabiduría. lsaías 11:1-3 describe al
príncipe mesiánico que ha de venir, haciendo referencia a este tema:
Entonces un retoño brotará del tronco de lsaí, y un vástago dará
fruto de sus raíces. Y reposará sobre él, el Espíritu del SEÑOR,
Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de
258
CAPÍTULO 13
poder, Espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR. El se
deleitará en el temor del SEÑOR.
El tema de la sabiduría no se destaca en la escatología profética, pero
contribuye a completar el cuadro. El principal vínculo entre la sabiduría
y la historia de la salvación corresponde a Salomón y el templo. Si bien
la literatura sapiencial tiene como tema común comprender cómo es
la vida, para ser más capaces de tomar las riendas del buen vivir, este
punto y el de guardar la ley, parecen escapar a la perfección. La figura
del monarca, el gran benefactor de la sabiduría no pasa la prueba,
pero es parte del linaje de la promesa dada a David. La ~scatología
de la sabiduría señala el sabio gobierno del futuro rey-mesras, pero la
expectativa sólo se cumple en el Nuevo Testamento. Je~~s de Naza:et
llega y se revela como el sabio de Dios. Incluso como ~tno es d~scnt,o
en términos de su sabiduría: como alguien que creCia en sabrduna
y estatura, y en gracia para con Dios y los hombres (Luc 2:52).
Notemos que esta referencia aparece asociada al niño Jesús que está,en
el templo. Dada la relación de la sabiduría con el templo de Saloman,
fue pertinente que Jesús se revelara como sabiduría y como nuevo
templo. En su enseñanza utilizó las formas de expresión sapienciales
del proverbio y la parábola. Por esta razón, a la cristología clásica de
la Reforma, basada en los oficios de profeta, sacerdote y rey, debemos
agregar el de sabio. Y es también por eso que Pablo afirma que Cris~o
nos ha sido hecho por Dios sabiduría (1 Cor 1:30), porque en Jesus
se unen perfectamente la sabiduría divina y humana, ya que, tal como
lo apreciamos en los libros bíblicos, que nos hablan sobre el fracaso
humano, y por experiencia propia, tendemos a hacer tonterías, incluso
como cristianos. La literatura sapiencial indica nuestra responsabilidad
de tratar de entender la vida y la realidad a la luz de Cristo, de modo
que tomemos decisiones sabias. Sabemos que así como nuestras
acciones se ven manchadas por nuestra pecaminosidad, también están
manchadas por nuestra necedad. Ambos tipos de fracaso, en realidad
son uno solo, que es perdonado en Cristo. Su rectitud es atribuida al
creyente, y no hay condenación para quienes están en Cristo J~sús.
Que Jesús nos sea hecho sabiduría, significa que se nos considera
La predicación de la literatura sapiencial
/ 259
sabios en él. Cuando nos falta sabiduría siempre hay lugar para el
arrepentimiento, y la certeza de que no hay condenación.
l.
Proverbios 1:1-7
Nunca debería prepararse una serie de sermones sobre Proverbios
sin hacer clara referencia a su prólogo. Este pasaje es importante
porque indica el propósito de toda la colección, la cual de otra
forma podría parecer una colección bastante arbitraria de pasajes
sapienciales heterogéneos. Por supuesto, se trata claramente de un
libro compuesto, pero el prólogo nos indica que existe un plan detrás
de su conformación. No debemos ignorar que el título ubica a toda
la colección bajo el nombre de Salomón, a pesar de que sabemos que
no todo el libro fue escrito por él. El título vincula el libro de los
Proverbios con esta persona clave situada en el momento culminante
de la primera época de la historia de la salvación. Luego de expresar
el propósito de la colección, se indica el principio dominante, en el
versículo 7: el principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR. La
idea del temor del SEÑOR no es exclusiva de la literatura sapiencial,
pero es un buen indicio de una expresión idiomática sapiencial.
Además, descubrimos que se trata del temor del SEÑOR, Yahvé, el
Dios del pacto, lo cual también establece un vínculo con la historia
de la salvación. Debido a que una gran cantidad de los dichos de
Proverbios no mencionan nada acerca de Dios, es importante destacar
esta conexión que tienen con el temor de Yahvé.
2.
Proverbios 8:22-31
Este pasaje ha sido interpretado tradicionalmente como una referencia
a Cristo, lo cual no es el caso en el Antiguo Testamento. El pasaje
consiste en una personificación poética de la sabiduría. No se trata
de una personificación divina similar al Ma 'at egipcio, sino más
bien de una metáfora que muestra el lugar que ocupaba la sabiduría
mientras Dios planificaba el universo. La sabiduría es descrita como
el comienzo de la obra de Dios: estaba presente en la creación y se
regocijaba en ella. Demuestra que el orden establecido por Dios en
la creación es el que puede generar orden en la vida del pueblo de
260 1
Dios. Pero si bien este pasaje no hace una referencia directa a Cristo,
sí prefigura el papel de Cristo como la sabiduría de Dios presente en
la creación (Col 1: 15-17).
3.
Proverbios 10:1-32
Es importante que el predicador no ignore el contexto de la historia
de la salvación al estudiar algunos de los proverbios individuales.
Es fácil tratarlos como si tuvieran validez propia, y por supuesto
son útiles incluso si se les trata como simples ejemplos de sabiduría
mundana. La sabiduría empírica surge de la observación y experiencia
humanas, y por lo tanto en muchos de ellos no hay nada que pueda
diferenciarlos de los proverbios seculares o de los dichos sapienciales
empíricos que provienen de otro contexto religioso. 6 Los paganos y
los ateos son, después de todo, miembros de la misma raza humana
y buscan comprender la misma clase de experiencia humana sobre
el mismo mundo de los creyentes. Los no cristianos y los paganos
pueden hacer cosas inteligentes y, en cierta medida, tomar decisiones
sabias; pero la diferencia surge en torno a los supuestos asociados a
las razones del orden observado y a cómo evaluar la experiencia y
el comportamiento. Proverbios 1O es una colección de dichos que
fundamentalmente contrasta el comportamiento sabio y el necio, o
dicho en otros términos, el comportamiento justo y el malvado. Y
estos dos pares de opuestos se usan como sinónimos. En este capítulo
se produce un efecto acumulativo, que opera en base al principio de
que el carácter de Dios es la base que p"ermite afirmar lo que es sabio
y justo. Y si en el mundo se obtiene una retribución natural ante
determinado comportamiento, es porque Dios así lo hizo.
La visión empírica de Proverbios es una importante contribución
al concepto de la palabra bíblica "justicia". Debido a que es
prácticamente un sinónimo de sabiduría, y debido a que esta última
6
La predicación de la literatura sapiencial
CAPÍTULO 13
La mayoría de los que han escrito los Comentarios están de acuerdo en que
Proverbios 22: 17 - 23: 14 está bajo gran influencia de la literatura sapiencial
egipcia de Amen-em-ope. Y el hecho de que Salomón pueda ser comparado
con los sabios paganos, incluyendo a la reina de Sabá, sugiere ciertos aspectos
comunes a la literatura sapiencial del Cercano Oriente de la Antigüedad.
j 261
implica percibir el orden en toda la creación, la justicia es considerada
mucho más que una conformidad ética. Abarca la relación de una
persona con Dios, con otras personas y con el mundo de la naturaleza;
por eso un pasaje como Isaías 11, que se centra en la sabiduría
del rey-mesías, habla también de la restauración del orden en la
naturaleza. Isaías 32 proclama el día en que la justicia y la rectitud
serán una característica de la naturaleza. La justicia es ser aceptado
por Dios, puesto que él nos restaura a la armonía con el orden que
él creó. Cuando Pablo se refiere a Cristo como nuestra sabiduría y
justificación, se centra en la completa esencia de nuestra justificación
en Cristo. Jesús es el orden restaurado para nosotros. Es por ello que
Pablo renunció a la sabiduría mundana y expresó su determinación de
no saber entre ellos cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado
(1 Cor 1:30 - 2:2).
.
4. ]ob28
Si existe un pasaje que resuma el mensaje de Job es éste. Si bien es cierta
la convicción común de que Job trata del problema del sufrimiento,
puede afirmarse que el principal tema del libro es ¿dónde se encuentra
la sabiduría? Ubicar todo el libro de Job dentro del contexto de la
historia de la salvación resulta difícil, debido específicamente a que las
secciones narrativas no registran vínculos con el resto de la narración
del Antiguo Testamento. Ni siquiera está claro que se considere a Job
un personaje histórico. Debido a que se trata de un libro sapiencial,
cuya mayor parte está escrita como poesía, con una estructura muy
estilizada, podría argumentarse que el propósito del libro se cumple,
sea o no un relato histórico. En este sentido podríamos compararlo
con las parábolas de Jesús.
5. Eclesiastés
El libro de Eclesiastés presenta ciertos problemas para el predicador
debido a que resulta difícil entender su estructura. En cuanto a su
lugar dentro del contexto de la historia de la salvación y de la teología
bíblica en general, poco podemos agregar a lo dicho. Pertenece a algún
punto del periodo entre Salomón y el fin del periodo del Antiguo
Testamento. Algunos académicos piensan que contiene una apología
262
1
CAPÍTULO 13
contra ciertas filosofías paganas y por ende lo ubicarían en un periodo
tardío. Lo más probable es que se trate de un fuerte ataque escrito
contra la distorsión de la sabiduría israelita y de este modo continuaría
el tipo de protesta que encontramos en Job. La rígida aplicación del
castigo como consecuencia natural (lo que afirman los amigos de Job)
no explica la experiencia humana que se enfrenta a dos formas de
confusión: la del misterio divino y la de la pecaminosidad humana.
6.
Cantar de los Cantares
La única pista de su contexto dentro de la historia de la salvación
es su asociación con Salomón, lo cual refuerza la convicción de que
pertenece a la literatura sapiencial. 7 Los tradicionales intentos de darle
una interpretación alegórica parecen estar motivados en su mayor
parte por una insatisfacción con la idea de que un libro de la Bibl~a se
pueda tratar del amor entre un hombre y una mujer. Los comen.ta~1stas
difieren en su perspectiva sobre la unidad del libro, y las opm10nes
van, desde considerarlo una colección de distintos poemas de amor,
hasta referirse a él como una pieza dramática bien estructurada sobre
el amor humano. El tema es trascendente, y desde la perspectiva de la
teología bíblica la pregunta es cómo es que el Cantar de los Can~ares
testifica de Cristo. Esta obra, más que cualquier otra del Anuguo
Testamento, parece desafiar las afirmaciones de Jesús que señalan
que las Escrituras dan testimonio de él, en especial porque _no hay
registro de que haya tenido una relación sexual con una muJer. Los
autores de los Comentarios modernos se han esforzado por reafirmar,
con acierto diría yo, la visión de que el libro trata principalmente del
amor humano, del amor de un hombre hacia una mujer, y no es una
alegoría del amor de Dios hacia su pu:blo. Este amo~ humano es, un
tema muy apropiado dentro de la Escntura, pues, segun se revela, este
tiene su fundamento en el amor de Dios hacia su pueblo, y sobre todo
en el amor de Cristo por la Iglesia. El planteamiento alegórico tenía
Si bien no comparte muchas de las características literarias del género, el libro
está dedicado a dos factores importantes de la existencia humana: el amor Y el
matrimonio. Al mismo tiempo, no hay mucho material que permita vincular sus
temas con la historia de la salvación de Israel.
La predicación de la literatura sapiencial
1
263
razón al afirmar este vínculo, pero erró al omitir el sentido literal del
amor humano como tema del texto. 8
Consideraciones literarias e históricas
Las dudas literarias relativas a la literatura sapiencial se refieren
a las principales formas literarias presentes y a su funcionamiento.
Las preguntas sobre la teología de la literatura sapiencial a menudo
se relacionan estrechamente con materias literarias. Comenzando
por Proverbios, notamos que existen quizás tres formas literarias
principales. La primera, la instrucción, aparece más en los nueve
primeros capítulos y en la sección "Amen-em-ope". 9 La instrucción es
un dicho sapiencial de mayor extensión que a menudo comienza con
un discurso en vocativo. Lo que sigue es una instrucción imperativa
directa o bien cláusulas condicionales y de resultado. Es común
que la instrucción exhorte al pupilo o hijo a buscar la sabiduría, o
bien, que dé instrucción y advertencias morales dirigidas a evitar
ocupaciones necias.
El segundo tipo literario es el dicho proverbial de dos líneas, que
contiene comúnmente alguna forma de paralelismo. Si bien existe
evidencia que indica que hubo cierto trabajo editorial para ordenarlos
según un orden temático y formal, todo demuestra que los dichos
tuvieron su origen en la experiencia humana. Entonces, nos hacemos
estas preguntas: ¿Cuánto significado buscaremos en cada dicho? y
¿Cuánto nos guía el orden canónico de la versión final de Proverbios? 1º
Otra pregunta teológica importante es ¿cuál es la función de los
proverbios? 11 Cabe recalcar que, si bien la ley y los libros sapienciales
pueden coincidir en los temas que expresan, los dichos sapienciales
no son presentados como ley. Estaríamos confundiendo la función de
Proverbios si pensáramos en cada dicho como en la letra chica del Sinaí.
Vea Barry G. Webb, "The Song of Songs as a Love Poem andas Holy Scripture",
Refarmed 1heologica!Review49.3 (1990): págs. 91-99.
Proverbios 22: 17 - 23: 14. También aparecen formas de instrucción en las demás
secciones del capítulo 23 y del 24.
10
11
Vea mi comentario anterior sobre Proverbios 10.
Goldsworthy, Cospel and Wisdom, cap. 6.
264
1
La predicación de la literatura sapiencial
CAPÍTULO 13
Sinaí funciona como la revelación de la infalible sabiduría de Dios.
Proverbios funciona como sabiduría humana inspirada por Dios, que
se refleja en situaciones concretas y específicas de la experiencia. No se
trata de reglas generales acompañadas de una sanción divina, como las
leyes del Sinaí. Las sanciones de los libros sapienciales son parte de la
naturaleza de las cosas. Dios revela por misericordia su sabiduría en el
marco de la ley para que podamos entender la realidad; requiere que
su pueblo exprese su propia humanidad usando su poder racional y de
reflexión dentro de ese marco.
La tercera forma literaria presente en Proverbios es la del dicho
numérico, que se caracteriza por agrupar ciertos elementos con la
fórmula n, n+l.'2 Esta parece funcionar igual que los proverbios de
dos líneas: sólo reúne elementos y deja lugar para que el lector perciba
su común denominador, e incluso para que agregue elementos (n+2,
n+3, etc.). Estos dichos agrupan las cosas en orden, con el fin de
demostrar, contrariamente a una primera impresión, que de hecho
existe una cualidad de orden en el mundo y en la experiencia humana.
Las preguntas literarias enfocadas al libro de Job se refieren a la
condición de las secciones en prosa con respecto al núcleo poético del
libro, y a la estructura de la sección poética. El predicador debe decidir
cómo exponer una serie de sermones sobre este libro tan extenso.
Algunos estudiosos han sugerido que originalmente sólo el prólogo
y el epílogo en prosa constituían el relato, que son las secciones
donde Job lo pierde todo y luego todo es restaurado. Si bien es una
especulación interesante, debemos dedicarnos al libro canónico de Job
y no a algún antecedente teórico. Debemos tratarlo como una unidad
y tratar de entender sus contenidos. Y cualquier buen Comentario nos
será de ayuda para entender la estructura literaria. Para el predicador
la pregunta más apremiante es cómo interpretar los argumentos de
los cuatro amigos de Job, puesto que su planteamiento es rechazado
al fin de cuentas. ¿Podemos decir que todo lo que dicen es falso?
Aquí n =un número cualquiera; Proverbios 6:16-19 (n = 6); 30:15-16,18-19,
21-23,24-28,29-31 (en todos los casos, menos uno, n = 3). Amós utiliza esta
fórmula en sus profecías contra las naciones (Am 1:3 - 2:6).
265
Consideremos que a Job también se le contradijo en muchos de sus
discursos. El predicador se enfrenta a la tarea de tratar de identificar
la verdad en cada discurso e incluso en cada afirmación contenida en
el discurso. Hay quien argumenta que los amigos de Job no estaban
errados en sus razones específicas, sino en la rígida aplicación de su
punto de vista, y hay algo de verdad en eso. Algunos académicos han
designado esta situación como la "crisis de la sabiduría". 13 En otra
ocasión mencioné lo siguiente sobre la disputa intelectual entre Job
y sus amigos:
No existe un choque directo de ideas que dé una clara victoria
a alguien. Podríamos sugerir que esta inteligente organización
del relato destaca el hecho de que los amigos nunca están
totalmente equivocados. Este es el atractivo del libro. Se trata de
un ejercicio que pone en contacto dos aspectos de la sabiduría.
Uno, destaca los patrones observables de causa y efecto; y el
otro, los misterios de las experiencias de la vida. 14
Si Job representa algunas de las tensiones entre las normas de la
experiencia humana, la relación de las obras con los resultados, y
los misterios inexplicables de la vida, entonces Eclesiastés las lleva a
un choque frontal. Pero eso no menoscaba la sabiduría proverbial,
pues ciertamente hay una buena medida de ella en Eclesiastés; sólo
se busca cuestionar la aplicación rígida de ésta, la cual contradice
la experiencia. El problema literario de Eclesiastés aparece cuando
se trata de discernir algún plan o desarrollo. 15 En vista del aparente
pesimismo de Qohelet [el Predicador] y de su visión de que todo
es vanidad (heb. hevel), el actual predicador debe encontrar alguna
forma de comprender el mensaje que sea una contribución positiva
a nuestra visión de la realidad. En su análisis final, Qohelet no se
13
14
12
1
15
Goldsworthy, Cospel and Wisdom, cap. 7.
Goldsworthy, Cospel and Wisdom, pág. 95.
Cierta teoría sugiere que la versión actual que tenemos de este libro proviene de un
códice original cuyas páginas fueron mezcladas. Quizás el valor de esta teoría, poco
probable, es que destaca la aparente falta de desarrollo del argumento del libro.
266
1
La predicación de la literatura sapiencial
CAPÍTULO 13
desespera; reconoce los misterios de la vida, pero al mismo tiempo
reconoce que la vida es un buen don de Dios.
Tanto Job como Eclesiastés son importantes porque desarrollan
un tema que está presente en Proverbios, si bien no de prominente: las
limitaciones de la sabiduría humana. Y aun cuando en Proverbios se
aprecia el mayor optimismo en este sentido, los límites de la sabiduría
son claros: la sabiduría revelada de Dios es siempre el marco de la
verdadera sabiduría humana, y la buena providencia de Dios es objeto
de fe y confianza cuando falla la sabiduría humana.
Las inquietudes literarias de Cantar de los Cantares están asociadas
principalmente a la unidad y estructura del libro. Encontramos cierta
dificultad al tratar de presentarlo como una clase de poema dramático,
pero tratarlo como una simple antología de poemas de amor no le hace
justicia. El predicador se enfrenta ante una disyuntiva con respecto a
los personajes principales: ¿se trata del rey y su amante o es el rey
un intruso en el romance de dos de sus súbditos? Una cosa es clara:
la perspectiva del libro sobre el amor humano es realista. Exalta los
misterios y placeres del amor expresado con libertad; sin embargo no
lleva rastro de salacidad. Reconoce también los peligros de la pasión
e incluso los peligros que la pecaminosidad humana puede traer al
verdadero amor. No es ni moralista ni lujurioso.
La planificación de sermones sobre los textos sapienciales
Probablemente la trampa más grande al plantear el tema de la sabiduría
en un sermón, es la tentación de aislar una porción pequeña de texto
de su contexto literario y canónico y del contexto de la historia de la
redención. Hay tanto material práctico en Proverbios y Eclesiastés
que podríamos vernos tentados a recurrir a un dicho sapiencial, o
a un grupo de ellos, para exponer una cuestión de comportamiento
o ética a la que se enfrenta nuestra congregación. No veo ningun
problema en tratar un tema a la luz de estos dichos sapienciales
siempre y cuando no utilicemos la oportunidad para dejar a nuestros
oyentes bajo la ley y sin evangelio. Hay que recordar que Proverbios
no sólo despliega temas sapienciales específicos, sino también cómo
obtener sabiduría.
1
267
Es un desafío preparar una serie de sermones sobre Job. ¿Cuánto
debemos cubrir con el fin de compenetrarnos con el verdadero mensaje
del libro? Más aun, ¿cómo podemos usar la serie para mejorar la
comprensión del mensaje sin aislar pasajes y por ende distorsionarlos?
Y finalmente, como con todos nuestros sermones, ¿cómo podemos
mostrar su relación con el cristiano? Por lo general, sería necesario
comenzar una serie sobre Job abordando su prólogo en prosa, pues
es el que presenta el escenario e indica la razón de sus diálogos con
sus amigos. Por otro lado, es importante establecer que las vicisitudes
de Job no se debieron a un pecado terrible cometido por él, como
lo afirmaban sus amigos. Dependiendo de la extensión de la serie
de sermones, debería dedicarse algo de atención a algunos o a todos
los amigos, para así tratar de definir con precisión sus argumentos
y la respuesta de Job a ellos. Y aunque el problema propuesto es el
sufrimiento de Job, el tema es mucho más amplio: Job trata los límites
de la sabiduría humana y la necesidad de confiar en un Dios soberano
y benigno. 16 Ninguna serie estaría completa sin el mensaje de Dios a
Job (Job 38: 1 - 42:6), el cual da la verdadera solución al problema.
Algunos comentaristas han sugerido que el epílogo en prosa, en que
los amigos son reprendidos y Job es vindicado y restaurado, contradice
la solución de la sección poética; sin embargo, es el único resultado de
la vindicación posible dentro del contexto de bendición en esta vida
que da el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento nos conduciría a
la esperanza en la vida eterna, pero ello escapa a la visión del Antiguo
Testamento.
Preparar una serie sobre Eclesiastés es conceptualmente más
difícil debido a la aparente falta de estructura del libro. Se abordan
distintos conceptos bajo el marco general de la vanidad o hevel, por lo
cual, sin duda, el epílogo cumple un papel importante al transmitir el
mensaje del libro.
El predicador cristiano tiene muchas posibilidades al tratar una
serie de textos, de cualquier libro, siempre que el tratamiento que les
16
Un excelente comentario es el de Gerhard von Rad, Wisdom in Israel (Londres:
SCM, 1972), cap. 12.
268
1
CAPÍTULO 13
dé a los textos sea fiel a su importancia dentro del marco del libro
completo. La mayor preocupación del predicador debe ser predicar
el sentido del texto enfocado al objetivo de toda revelación bíblica:
la persona y obra de Cristo. ¿Puedo mantener mi integridad como
predicador cristiano si predico un pasaje de la Biblia como si Jesús
no hubiera venido? ¿Puedo cumplir con fidelidad mi llamamiento a
predicar los textos sapienciales del Antiguo Testamento si no dejo en
claro el hecho de que Jesús fue hecho nuestra sabiduría, de que sufrió
por nosotros y que resucitó de los muertos para justificar todo nuestro
fracaso por no vivir con sabiduría y rectitud como deberíamos?
CAPÍTULO 14
La predicación de Los Salmos
Los Salmos
Periodo intertestamentario
t
Creación
e
A Moisés
Abraham
David y
Salomón
Nueva creación
Exilio
Jesús
Diagrama 14: El salmo 90 es atribuido a Moisés, y no hay razones que
indiquen que los salmos no hubieran surgido en esa época. La mayoría
de los salmos fueron escritos en el periodo entre David y el exilio.
El libro de Los Salmos en el contexto bíblico teológico
La importancia de Los Salmos para la predicación no suele depender de
su fecha de creación. Tratar de comprender la perspectiva teológica de
cada cántico, y hacerlo dentro del contexto de todo el libro canónico,
es más importante. Los salmos son literatura sapiencial, y nos dan
la mejor evidencia sobre cómo se estimulaba a los fieles israelitas a
relacionar la fe del pacto con los asuntos de la vida diaria. Al leer de
forma somera los relatos bíblicos, se puede tener la impresión de que
la vida en Israel era cuestión de ciertos milagros o acontecimientos
espectaculares que ocurrían seis veces a la semana y el doble cada día de
reposo. Si bien nunca he tratado de verificarlo, podríamos mencionar
que alguien estimó que si estableciéramos un promedio de todas las
señales, maravillas y sucesos milagrosos registrados en la Biblia en todo
el periodo de la historia de Israel, encontraríamos evidencia de un
acontecimiento especial cada treinta años. Pero debemos apartarnos
de los relatos específicos para apreciar el largo periodo de la historia
270
1
CAPÍTULO 14
bíblica. Es muy probable que muchos israelitas, aunque tuvieron una
larga vida, no hayan sido testigos de hechos extraordinarios, y sin
embargo, la vida de fe continuó.
La referencia tradicional más temprana del salterio sería la
oración de Moisés, título del salmo 90. De acuerdo a la tradición
de que Moisés pronunció el Cántico del Mar, en Éxodo 15, no cabe
duda de que los salmos son tan antiguos como Moisés. 1 El hecho
de que se le atribuya cierto número de salmos a David, no debe
rechazarse, a pesar de las reservas de muchos comentaristas hacia
esta designación tradicional. En general, podemos decir que este
género se desarrolló en la época del ascenso histórico de Israel y fue
prominente en tiempos de David. La forma canónica final de Los
Salmos es relativamente tardía, y seguro corresponde a la época del
exilio o postexilio, dado el obvio origen babilónico del salmo 137; sin
embargo, cada salmo ofrece distintas perspectivas del trato de Yahvé
hacia su pueblo durante todo el Antiguo Testamento. De hecho, los
salmos nos dan una enorme cantidad de material útil para construir
una teología bíblica del Antiguo Testamento. Los grandes temas de la
creación, redención, pacto, ley, la guerra santa de Yahvé, la tierra, el
templo, el rey, el sufrimiento y la persecución humanos, así como la
fidelidad de Dios y la esperanza de la salvación futura, aparecen con
frecuencia.
Así, los salmos reflexionan sobre las obras salvadoras de Dios y
las fallas humanas. Describen la desintegración del reino y el anhelo
del día en que el Señor actuará para salvar a su pueblo, al igual que
la historia narrativa y los profetas. Algunos de los salmos reiteran la
historia de la salvación; otros, sólo exaltan la grandeza del Señor;
algunos claman con angustia y anhelan la restauración. En el salterio
aparecen los grandes temas de la escatología profética junto a los temas
fundamentales de los libros históricos. 2
Vea William Dumbrell, The Faith o/Israel, (Grand Rapids: Baker, 1988), pág. 208.
Vea "Athanasius' Letter ro Marcellinus on the Imerpretation of the Psalms"
impreso como apéndice de St. Athanasius on the lncarnation: The Treatise de
Incarnatione Verbi Dei (Londres: Mowbray, 1953).
La predicación de Los Salmos
[
271
¿Cómo era la vida diaria para el israelita, y cómo la religión de
Yahvé impactó la sociedad, la vida familiar y la devoción individual?
Los salmos y los libros sapienciales proporcionan algunas de las claves
necesarias para responder a estas preguntas. Existen varias teorías con
respecto al origen y uso de los salmos en Israel, que pueden, o no,
ayudar al predicador en las fases exegéticas de la preparación de un
sermón. Debemos considerar también cómo la iglesia cristiana ha
utilizado los salmos dentro del contexto de la adoración formal. Parece
asumirse que si el salterio se utilizaba como una especie de himnario
en la adoración del templo de Israel, entonces debería funcionar como
un himnario básico de la adoración cristiana. Los salmos han sido
parte importante de la adoración litúrgica cristiana desde los primeros
tiempos. El salterio incluso le ha dado ímpetu al conjunto de himnos
modernos de la actual iglesia cristiana. Muchos de los antiguos himnos
de la iglesia protestante correspondían a formas métricas de los salmos
o bien los parafraseaban; pero algunas de estas paráfrasis dejan en
evidencia un problema hermenéutico cuando se utilizan como
himnos cristianos. 3 Al utilizarse los salmos en la adoración anglicana
se asume que la congregación puede dar este salto hermenéutico desde
la perspectiva veterotestamentaria a la cristiana.
La razón de esta cristianización de los salmos es su uso bíblico.
En primer lugar, hay distintas evaluaciones de la colección final
del salterio. Es común la idea de que cobró su forma final siendo
himnario del segundo templo, lo cual significa parte integral de la
adoración de la comunidad judía postexílica. El lugar de los salmos en
La paráfrasis de Tate y Brady del salmo 34 es muy conocida como himno:
Through ali the changing scenes of life,
in trouble and in joy,
the praises of my God shall still
my heart and tangue employ.
[En los cambios de la vida
En dificultad y gozo
Mi corazón y boca aún proclamarán
Las alabanzas de mi Dios.}
Con el fin de cristianizar la expresión del Antiguo Testamento no modificada, en
algunas versiones se agregó la doxología trinitaria al verso final.
272 1
CAPÍTULO 14
la teología bíblica, entonces, debe depender del tema que trata cada
uno, aunque se debe considerar la forma canónica final de todo el
libro, pues tendremos poca información sobre la data de cada salmo.
En segundo lugar, la naturaleza poética de los salmos y la prominencia
de los himnos de alabanza dentro de la colección hacen atractivo el
salterio como fuente de alabanza cristiana.
Al llegar al Nuevo Testamento descubrimos que Los Salmos
es uno de los libros con mayor frecuencia citados o aludidos del
Antiguo Testamento. Henry Shires4 afirma que la influencia de Los
Salmos en el Nuevo Testamento ha sido mayor que la de cualquier
otro libro del Antiguo Testamento (lsaías sería un segundo lugar muy
cercano). Su conteo registra setenta referencias a Los Salmos en el
Nuevo Testamento señalizadas con una fórmula, 5 60 citas sin fórmula
introductoria y otras 220 citas y referencias claras. Aunque toda
la colección de los salmos ha sido aceptada como parte del canon,
veintinueve salmos no son mencionados en el Nuevo Testamento; sin
embargo, el silencio no nos permite deducir que fueran considerados
inapropiados o dudosos.
C. H. Dodd sugiere que cierto grupo de textos del Antiguo
Testamento fue utilizado como testimonio primario al establecer
la teología del Nuevo Testamento. 6 Algunos de ellos son los
salmos 2:7; 8:4-6; 90:1; 118:22-23. Este testimonio conllevaba
un procedimiento de interpretación que agregó una importancia
cristológica a los pasajes del Antiguo Testamento. Tanto Dodd como
Shires nos recuerdan que una cita puede llevar implícito todo el
pasaje al que pertenece, y en ocasiones esto sucede claramente. 7 Los
salmos más mencionados en el Nuevo Testamento son: 2, 22, 33,
34, 35, 39, 50, 69, 78, 89, 102, 105, 106, 107, 110, 116, 118, 119,
Henry Shires, Finding the O/,d Testament in the New, (Filadelfia: Westminsrer,
1974), págs. 126-127.
Me refiero a las afirmaciones que identifican lo que aparece a continuación de ellas
como texto de la Escritura; por ejemplo "como está escrito", "... David dice de él:".
6
C. H. Dodd, According to the Scriptures (Londres: Nisbet, 1952).
7
Durante la conformación del Nuevo '!estamento no existía, obviamente, ninguna
división en capírulos o versículos. Al parecer, al citar un pasaje de las Escrituras era
cosrumbre incluir una sección prominente de éste, pero coda la unidad iba implícita.
La predicación de Los Salmos
1 273
135, 145 y 147. Los ocho que con más frecuencia se nombran, son:
2, 22, 34, 69, 78, 89, 110 y 118. 8
La evidencia de los Evangelios indica que Jesús recurrió a los
salmos en oración y como fuente de enseñanza con autoridad. Él
afirmaba estar dando cumplimiento a ciertas partes de los salmos,
en especial en su pasión. Según el registro, Jesús hizo uso de los
salmos más que de cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Los
autores de los Evangelios, además de indicar que Jesús de continuo
se refirió a ellos, los utilizaron y aplicaron en su relato sobre Jesús
y su ministerio. En algunas ocasiones ciertos acontecimientos se
consideraron como el cumplimiento de la profecía escrita en el
libro de Los Salmos: por ejemplo, Mateo 13:35 declaró cumplido el
salmo 78:2; Juan 19:24, el 22: 18 y Juan 19:36, el 34:20. En Hechos
también encontramos muchas referencias a los salmos: por ejemplo,
en Hechos 2:25-35 Pedro se refiere a los salmos 16:8-11; 132: 11
11 O: l, lo cual indica la importancia de los salmos para la predicación
apostólica del evangelio.
Ciertamente el libro de Los Salmos se utiliza en el Nuevo
Testamento en directa referencia a Cristo y al ser humano. Por
ejemplo, Pablo cita Los Salmos en varias oportunidades junto a lsaías,
lo cual tiene un efecto acumulativo que demuestra la pecaminosidad
de toda la raza humana, en Romanos 3:10-18; y Hebreos 1:5-13 cita
Los Salmos e lsaías en referencia a Cristo. Pero su uso no cristológico
no contradice el principio general de que todos los textos del Antiguo
Testamento hacen referencia a Cristo. Aquellos que tratan sobre
el pecado humano, dan testimonio de la naturaleza pecaminosa
imputada a Jesús en su muerte en la cruz. Y en sentido opuesto, los
horrores de la cruz muestran la verdadera naturaleza del problema,
en el sentido de que fue necesario que Jesús muriera para resolverlo.
Una vez más, afirmar que nuestra interpretación debe pasar por la
persona y obra de Jesús no implica que no haya nada más que decir
sobre nosotros; porque, si se ha de decir la verdad sobre nosotros esta
interpretación debe referirse, en primer lugar a Jesús.
y
Shires, Finding the OU Testament, pág. 131.
274
1
CAPÍTULO 14
Entonces, es importante la cuestión de la identidad: ¿Se identifica
con facilidad el cristiano con el salmista (al alabar a Dios o clamar
por ayuda)? Si nos identificamos con él, ¿en qué medida lo hacemos
y bajo qué fundamentos? Hacer esta última pregunta significa buscar
el vínculo bíblico-teológico entre el salmo y el creyente cristiano. Para
el predicador, el peligro que tienen los salmos es la gran capacidad
de aplicación de muchos de ellos al oyente contemporáneo; no debe
seducirnos la idea de que los salmos pueden hablarnos a partir de sí
mismos o por sí mismos. Si nos hablan de Dios, deben hablarnos del
Dios que se reveló a sí mismo finalmente en Cristo. Si nos hablan de
los pecadores, nos hablan de quienes no están en Cristo. Si hablan del
juicio de Dios, nos hablan de la maldición de la ley a la que Cristo
estuvo sometido en la cruz por su pueblo. Si nos hablan de los fieles,
de los piadosos o de los rectos, nos hablan en primer lugar de Cristo,
y sólo después, de quienes han sido redimidos en Cristo. A la luz
de lo expresado en el capítulo 9, creo que debemos expresarlo con
suma claridad a nuestros oyentes y no dejarlo al azar. El predicador
debe estarse preguntando, en relación a los salmos: ¿cómo dan
testimonio de Cristo?
Para resumir nuestro estudio del libro de Los Salmos dentro
del contexto bíblico-teológico, es importante añadir lo que William
Dumbrell destaca, que "el libro de Los Salmos es un compendio de
teología bíblica y trata temas que abarcan cada aspecto de la vida y
pensamiento veterotestamentario". 9 Sugiere que el salmo 1, que habla
de dos maneras de vivir, fue ubicado al comienzo del corpus para
brindarle una introducción formal en la forma de tora (instrucción
de Dios). Y también comenta: "El salterio es ... un libro de alabanza
que proclama que Dios, como Creador y Redentor, le dio a Israel
la posibilidad de vivir una nueva vida y la indicación completa
de cómo debe llevarla, por medio de la Tora y de la revelación de
sí mismo en la historia". JO Y, si son correctas todas las anteriores
observaciones, debemos enfrentarnos a la tarea de ubicar los salmos
La p,.,d;cad6n de Le< Salme<
Dumbrell, lhe Faith o/Israel, pág. 211.
Dumbrell, lhe Faith o/Israel, pág. 212.
275
en el contexto de la teología del Antiguo Testamento, tanto individual
como colectivamente, ya que predicar sobre el libro de Los Salmos de
manera intuitiva puede parecer edificante, pero no ayudará a entender
los principios hermenéuticos que se aplican al Antiguo Testamento.
El hecho de que muchos de los salmos sean alabanzas en respuesta
a lo que Dios reveló de sí mismo por medio de grandiosos actos para
salvar a Israel, indica que la expresión teológica del libro de Los Salmos
está orientada a la salvación. Y así, podemos comprender la naturaleza
de Dios a través de la historia; lo cual nos ayuda a evitar describir
los atributos de Dios sin una base verdadera. En otras palabras, las
características de la alabanza contenida en Los Salmos provienen de la
revelación que Dios hace de sí mismo por medio de hechos salvadores
a lo largo de la historia de su pueblo. Y si pensamos en el Nuevo
Testamento, la revelación de Dios mediante sus actos de salvación
en Cristo, nos lleva a afirmar que el evangelio define los atributos de
Dios. La naturaleza histórica de la revelación bíblica presenta a un
Dios que es Señor de la creación, salvador, hacedor y guardador del
pacto, juez de todo, gobernante de las naciones, etc. Es necesario que
el predicador procure acercar a sus oyentes a esta perspectiva bíblica
de Dios centrada en el evangelio.
La respuesta de Israel a esta revelación, entonces, fue adorar
a Dios en términos históricos (p. ej., en los salmos 78, 105, 106,
107, 114, 136) recordando lo que Dios había hecho en el pasado, y
que demostraba sus atributos, como ser misericordioso y fiel. El celo
por la gloria de Yahvé no es filosófico o especulativo: se basa en la
manifestación de la jesed o fidelidad de Dios al pacto (p. ej., Sal 92: 1-2;
100:4-5). La palabra jesed aparece unas 130 veces en Los Salmos. 11 El
nombre de Dios es otro tema frecuente, abierto a escrutinio de acuerdo
con el método de la teología bíblica. Éxodo 6 muestra el elemento de
fidelidad al pacto existente, al conocer el nombre Yahvé. Invocar el
nombre del SEÑOR es una respuesta a las obras salvadoras de Dios
11
JO
1
No existe una sola forma de traducir este término técnico. Las diferentes versiones
usan términos como misericordia, bondad, compasión, etc. En la mayoría de los
casos, la palabra implica una connotación de pacto y, por consiguiente las frases:
"amor de pacto" o "lealtad al pacto" serían apropiadas.
.
1¡1
276 1 CAPÍTULO 14
La predicación de Los Salmos
(p. ej., Sal 63:4; 79:6; 80:18). Yahvé es el Dios viviente, quien por
lo tanto es fuente de vida (p. ej., Sal 90:2-6; 102:25-27).Y también
demuestra que es el Santo.
Nótese el problema de definir con exactitud el significado de la
palabra "santo". Si usamos la noción popular de que la santidad de
Dios es perfecta bondad, tenemos el problema de que las personas
tenderán a llenar los vacíos con su propia visión de la bondad y la
santidad, en lugar de recurrir a la visión bíblica. Pero podemos ver
que los salmistas perciben que este atributo se manifiesta en los actos
realizados por Dios para libcar a su pueblo (p. ej., Sal 22:3-5; 30:1-4;
33:18-22; 71:22-24; 98:1-3; vea Ezq 36:22-23). Así que, cualquier
imagen de la santidad está incompleta sin el sentido de la ira de Dios.
Otros temas revelados en este libro son las maravillosas obras de Dios,
la gloria de Dios, y el único Dios.
Predicar sobre el libro de Los Salmos implica predicar con los
mismos principios hermenéuticos básicos utilizados al predicar
cualquier otra sección del Antiguo Testamento. Y, en el proceso de la
exégesis, buscar comprender las características únicas de cada salmo y
su significado dentro del contexto canónico e histórico. La exégesis del
pasaje nos llevará a relacionarlo con el horizonte teológico inmediato.
Y luego es necesario que relacionemos el texto con el patrón general
de la historia de la redención y el proceso mediante el cual ésta alcanza
su cumplimiento en Cristo.
Bruce Waltke 12 escribe en su calidad de académico evangélico y
propone una especie de enfoque canónico para la interpretación de los
salmos. Afirma que vemos cuatro puntos claramente definidos dentro
de la comprensión y revelación progresiva del texto, ocasionada por la
ampliación del canon:
1.
2.
El significado del salmo para el poeta original.
Su significado dentro de las primeras colecciones de salmos
asociadas al primer templo.
3.
4.
1
277
Su significado para el canon del Antiguo Testamento final y
completo, asociado al segundo templo. 13
Su significado dentro del canon completo de la Biblia,
incluyendo el Nuevo Testamento.
Al aplicar esta visión a los salmos, Waltke considera que el principal
tema humano es el del rey, tanto en la intención original de cada
salmo como en las primeras colecciones canónicas. En el periodo
postexílico, este interés en la dimensión monárquica habría sido
interpretado como escatología mesiánica, si bien fue incorporado
al uso de la sinagoga en el periodo intertestamentario. El verdadero
significado de los salmos emerge con el advenimiento de Cristo.
Waltke concluye que los salmos representan las oraciones de Jesucristo
quien, en su calidad de cabeza federal de la Iglesia, representa a todos
los creyentes y las oraciones de estos. Es por el hecho de estar en Cristo
que podemos apropiarnos de estas oraciones.
La teoría de Waltkie es significativa porque analiza la importancia
cristológica de los salmos. Ya sea que aceptemos o no la idea de que el
salmista es, vez tras vez, el rey, y por lo tanto, el precursor del Mesías,
el concepto del Antiguo Testamento sobre lo universal y lo particular,
y sobre la función representativa de rey y sacerdote, es primordial.
La idea de Waltke de que el libro de Los Salmos es palabra de boca
del rey, es innecesaria en mi opinión, pues Jesús no es sólo el Mesías
y Rey davídico; él es Israel, y (por imputación) es el pueblo de Dios.
Así que no es necesario forzar la inclusión de todos los salmos en la
categoría real, con el fin de entender su importancia mesiánica. Si
admitimos que el libro de Los Salmos es parte de la Escritura que
da testimonio de Cristo, la duda radica en conocer el vínculo entre
cualquier salmista, o el tema de cualquier salmo y Cristo, pues sólo
una vez localizado éste podemos dar otro paso e identificarnos con
el salmista. En principio, ciertamente no hay ninguna dificultad en
ello; es obvio que la teología de la monarquía nos dirige a Cristo;
13
12
Bruce K. Waltke, "A Canonical Process Approach ro the Psalms", en Tradition
and Testament, editado por J. Feinberg y P. Feinberg (Chicago: Moody, 1981).
Nótese el supuesto aquí implíciro de que el salterio canónico era esencialmente
el himnario del segundo templo, una apreciación que algunos académicos
han cuestionado en base a la naturaleza del salmo 1, lo cual funciona como
introducción al salterio.
278
1
CAPÍTULO 14
sin embargo, Jesús es también el israelita fiel y verdadero. Por eso, el
punto no es saber si cada salmo fue hecho por el rey o trata del rey. Así
que analicemos los temas hermenéuticos en una selección de salmos.
J.
Salmo 1: Un salmo ditMctico
Este salmo a menudo es clasificado como didáctico o sapiencial. No
ocupa un lugar específico en la historia de la salvación. Su interés
teológico fundamental es contrastar dos formas de vivir. Se expresa en
la orientación característica de la Tora, que contrasta la preocupación
del justo con la del malvado. Tienen aplicabilidad, en este salmo, las
afirmaciones del capítulo 11 sobre la relación entre ley y evangelio.
No obstante, en un análisis final, el justo mencionado ahí, la persona
orientada a la Tora que es objeto del cuidado y preservación de Dios,
es una prefiguración del Hombre justo que actúa en lugar nuestro,
Jesucristo. Es necesario que hagamos esta conexión, puesto que es
típico que los salmos hablen del ideal que es inalcanzable en nuestra
propia experiencia, excepto al ser justificados en Cristo. Es posible
que la ubicación canónica de este salmo al comienzo de la colección
conformada por los cinco libros del salterio sea importante. Algunos
autores de Comentarios lo consideran evidencia de que, sin importar
el uso que se les haya dado a los salmos en el templo, el libro completo
en su forma actual fue compilado en calidad de compendio para
instrucción.
2.
Salmo 2: Un salmo real mesiánico
Varios de los salmos hacen directa referencia al rey, pero su data exacta
no siempre es clara, lo cual ha llevado a mucha especulación académica
sobre la situación original de aquellos salmos que son considerados
como reales, y por eso han gozado de cierta popularidad las teorías
sobre festivales de entronización, inexistentes en otras fuentes. No es
tan apremiante identificar si una situación cúltica relacionada con el
templo fue lo que hizo surgir los salmos; lo necesario es ubicarlos dentro
de la teología de la monarquía y del Mesías. El salmo 2 indica que la
forma utilizada por Dios para enfrentar la rebelión de las naciones
en su contra, fue estableciendo a su rey en Sión. Y es completamente
consecuente con la escatología del Antiguo Testamento, que ve la
restauración de Sión y la monarquía davídica como un momento de
La predicación de Los Salmos
1 279
juicio y salvación. Es importante la referencia del versículo 7 al hijo
de Dios. El pacto con David llamaba hijo de Dios al hijo de David.
El Nuevo Testamento cita y hace referencia al salmo 2 diecisiete
veces. 14 Básicamente, estas referencias aplican ese salmo al bautismo y
a la transfiguración de Jesús, a su resurrección, dominio final y juicio.
Y no se trata de una teología de adopcionismo, sino de reconocer la
función multifacética del Hijo de Dios mesiánico. En esencia, él es
Israel y a la vez su gobernante. Si bien el tema del hijo de Dios no
es prominente en el Antiguo Testamento, sus escasas apariciones son
importantes. Israel es hijo de Dios, en Éxodo 4:22 y Oseas 11: l. Y el
príncipe davídico es hijo de Dios, en 2 Samuel 7:14 y en el salmo 2:7.
En el bautismo de Jesús, cuando Dios dice que él es el Hijo de Dios,
está declarando que él es Israel y al mismo tiempo el príncipe davídico
(Mat 3: 17). Y lo mismo se declara por medio de su resurrección
(Rom 1:4). Es por eso que a través de la unión con Cristo somos hijos
y herederos con él. 15
3.
Salmo 19: Un salmo de la creación
Hayan estado, o no, separadas las dos secciones de este salmo en su
presentación original, según se comenta, el hecho es que forman
un solo salmo en el canon. Debemos tomar en cuenta dos aspectos
complementarios de la revelación de Dios: el de la naturaleza y el
de la instrucción revelada. Tal como lo sugiriera Artur Weiser, quizás
el común denominador en este caso sería la revelación del orden
divino. 16 Es necesario referirse al tema de la teología natural, puesto
que este salmo y el salmo 8 sugieren a primera vista que es posible
hablar de una teología puramente natural. El hecho de que el carácter
de Dios impregna su creación es indisputable. Pablo lo aclara en
Romanos 1: 18-20, pero además manifiesta que la raza humana se ha
rebelado contra el Dios tan evidente en la naturaleza, y que el ser
humano reprime la verdad por su maldad. Podemos decir, entonces,
14
15
16
Aland et al., editores, 7he Greek New Testament, (Londres: Sociedades Bíblicas
Unidas, 1966), pág. 906.
La condición de hijo también lo es de hija para la mujer, pero es importante reconocer
que ella, como el hombre, es hijo en virtud de su unión con Cristo el Hijo.
Artur Weiser, 7he Psalms, (Londres: SCM, 1962), pág. 201.
280
1
CAPÍTULO 14
que cada hecho del universo habla con elocuencia de Dios, y que el ser
humano no tiene excusa; la naturaleza del pecado consiste en pervertir
esta clara evidencia e instalar ídolos en el lugar de Dios. La revelación
natural indica lo que Dios ha revelado de sí mismo en la creación, y el
salmo habla de ello, pero la teología natural es descartada debido a lo
que el ser humano pecador hace con esta evidencia; por el contrario, en
este pasaje el salmista habla como creyente, y expresa la mentalidad de
los creyentes que ven la verdad en la naturaleza debido a la revelación
especial. Para la mente regenerada cada realidad del universo es un
testimonio de la gloria de Dios. Cuando Dios se revela a sí mismo
ante nosotros en la salvación, de inmediato podemos percibir su gloria
en los cielos y en el mundo de la naturaleza.
Pero ¿cómo da testimonio de Cristo este salmo? Lo hace al hablar
de que Dios se reveló sin lugar a dudas por medio de su creación; y
aunque esa clara visión se nubló por el pecado, ahora se manifiesta
precisamente a través del primogénito de toda creación (Col 1:15).
Algunos comentaristas se han referido a la perspectiva de Pablo como
la del Cristo cósmico. Es importante el hecho de que Pablo mencione
en Colosenses 1: 15-17 que todas las cosas fueron creadas en él, por
medio de él y para él, pues indica que el evangelio no es una ocurrencia
tardía sino que es, en verdad, la razón primera para la creación.
4.
Salmo 22: un lamento
El salmo 22 es notable debido a que Jesús cita su primer versículo
en el grito de desesperanza que dio desde la cruz (Mat 27:46). Este
salmo es interesante también, porque contiene un cambio de tono
que no tiene explicación. Comienza como un lamento o llamada
pidiendo socorro (vv. 1-21), luego se transforma en acción de gracias
(vv. 22-26) y finaliza con un himno de alabanza (vv. 27-31). No se
especifican ni la ocasión ni la naturaleza de la persecución que sufre
este fiel israelita. Algunos han indicado que el cambio de tono indica
que el lamento fue pronunciado en el templo, ése sería el contexto,
como una especie de confesión formal y clamor de ayuda; luego, el
sacerdote habría pronunciado una palabra reconfortante, algo como
una profecía de salvación que comenzaba con "No temas"; a la cual
le seguirían la acción de gracias y la alabanza. No tenemos forma de
verificar esta teoría, pero es claro que algo motivó el cambio de tono.
La predicación de Los Salmos
1
281
Dentro del contexto de la teología bíblica debemos decir
que este salmo podría provenir de cualquier punto del periodo
veterotestamentario. Y lleva consigo una expresión individual de lo
que era una experiencia frecuente en la nación de Israel: ser liberado
de la opresión y volverse en alabanza a Dios. El salmo está lleno de
una alabanza que surge del pacto, puesto que incluso en el lamento
inicial se hace referencia a la forma en que Dios cuidó a su pueblo de
antaño que clamó a él y fue salvo. El uso de imágenes de animales
en los versículos 12 al 21 sugiere una reversión al dominio sobre la
naturaleza. Debido al pecado, el dominio de los seres humanos sobre
los animales es cuestionado. Como consecuencia, es probable que la
impiedad humana esté siendo retratada en el pasaje de una forma que
prefigura las imágenes de las bestias de Daniel.
Por ende, el salmo trata el verdadero problema de la impiedad
y el ataque de ésta a los justos que ponen su confianza en Dios. Hay
razones para confiar, cimentadas en la fidelidad de Dios que los salvó
en el pasado. El pacto y la salvación son el fundamento para pasar
de un clamor de desesperanza a la confianza. Es difícil determinar
si el salmista experimentó de hecho la liberación antes de pasar a la
alabanza o si tan solo asume que ésta tendrá lugar puesto que Dios es
fiel. Cuando observamos el uso que Jesús hizo del salmo en la cruz,
nos damos cuenta de que en realidad expresa algo de la oscuridad
del momento. El Hijo de Dios sin pecado se sintió por completo
abandonado al llevar sobre sí la ira del Padre por el pecado de otros.
Pero la otra cara de la moneda es la posibilidad, muy real, de que Jesús
en realidad estuviera identificándose con todo el salmo, y aunque esa
oscuridad era real, sabía que su Padre celestial era fiel y que en última
instancia sería vindicado, pues en varias ocasiones había predicho que
su sufrimiento le llevaría a la resurrección. El salmo es entonces un
paradigma del sufrimiento de Israel y su vindicación final. De este
modo el salmo prefigura el sufrimiento redentor del verdadero Israel
y su exaltación final para alabar eternamente al Padre. Este paradigma
es vital para la comprensión cristiana de los sufrimientos de la vida
presente y de la confianza que tenemos en participar de la vindicación
de Cristo. Este es el mensaje que Pablo afirmó con tanta elocuencia
en Romanos 8.
282
5.
CAPÍTULO 14
Salmo 78: Un salmo sobre la historia de la salvación
Por largo tiempo este relato de la historia de la salvación en el
Antiguo Testamento ha llamado la atención de los académicos
bíblicos, en especial la de aquellos interesados en la teología bíblica.
Al debilitarse el vínculo entre Escritura y revelación, como resultado
inevitable del pensamiento de la Ilustración, emergió la idea de que
los acontecimientos históricos constituían revelación, al tiempo
que los registros de la Escritura que abordan esta historia sacra
fueron reducidos a la condición de reflexión teológica sobre estos
acontecimientos. El problema es que se menoscaba el valor histórico y
revelador o teológico de la Escritura misma. La salvación ciertamente
es lograda por medio de un acontecimiento histórico, pero este último
requiere de la interpretación llena de autoridad de la Palabra de Dios
para que conozcamos qué sucede. La salida de Israel de Egipto fue solo
una de miles de migraciones; su valor revelador radica en lo que Dios
dijo que estaba haciendo en este acontecimiento. La muerte de Jesús
en la cruz fue solo una de miles de ejecuciones romanas; la Palabra de
Dios interpretó para nosotros su significado singular y único.
Es posible que los relatos de la historia de la salvación que se
encuentran en el libro de Los Salmos cumplan una función distinta
a la de una crónica, pero no implica que los acontecimientos no sean
importantes o que las afirmaciones históricas de los salmos no tengan
importancia. El salmo 78 es similar a otros (p. ej., Sal 105, 106, 114
y 136) por centrarse en los hechos históricos de la redención de Israel;
pero existen importantes diferencias que hacen único este salmo,
pues analiza los grandes acontecimientos de la redención dentro del
contexto de la sabiduría; comienza con una instrucción relacionada
con la sabiduría; y afirma que lo que figura a continuación es una
parábola y un enigma. 17 Debemos considerar la posibilidad de que el
salmo 78 haya sido construido de manera deliberada como un texto
de literatura sapiencial que, al igual que los textos específicos sobre
17
Está formado con características de la literatura sapiencial: (a) El título masquil, (b) el
llamamiento a escuchar y la afirmación "abriré mi boca"; ambas sugieren un propósito
didáctico; (c) mashal (proverbio o parábola) y hidah (acertijo o cosas escondidas) en
el versículo 2; y (d), la frase del versículo 4ª: "No lo ocultaremos a sus hijos ... ".
La predicación de Los Salmos
1
283
sabiduría, tiene un propósito distinto al de un salmo de la historia de
la salvación que, de forma más abierta, es un himno, como el salmo
136.
Al compararlo con otros relatos de la historia de la salvación
(Ex 15; Dt 26:5-9; Jos 24:1-13; Sal 105; 106; 136; Neh 9:6-31) hay
notables diferencias y similitudes. La recapitulación (en vv. 42,43) del
tema de la ingratitud de Israel lleva a un tratamiento más detallado
de las plagas de Egipto. El movimiento final de Dios cuando rechaza
a Efraín y establece a Judá, Sión y David es singular dentro de los
relatos de la historia de la salvación. Al parecer, la primera sección
(hasta v. 42) se concentra en la rebelión de Israel, con cinco distintas
referencias a ella (vv. 9-11, 17-20,32,35-37,40-42). La segunda
sección destaca la actividad de Dios y comienza con un detallado
registro de las plagas, que demuestra el poder de Dios sobre el
enemigo. Y termina con el reinado de David. Las similitudes entre
los versículos 70 y 71 y 2 Samuel 7:8 son sorprendentes. Vale la pena
comparar la ideología real con lsaías 11 :2-3, que a su vez comparte
similitudes con Proverbios 8: 12-15. En el versículo 72, tebunah,
una palabra asociada a la sabiduría que significa habilidad o astucia,
probablemente se refiere a la forma de ejercer el poder de David (sus
"manos"). Por tanto, se afirma que la cura para la continua apostasía
de Israel es la sabiduría mesiánica del reinado de David.
El tema de la sabiduría mesiánica en la salvación de Dios, tiene
claras inferencias cristológicas. Si estamos en lo cierto con respecto
a las connotaciones sapienciales del salmo, presenciaríamos una
importante fusión de sabiduría e historia de la salvación. Tal como
en la historia de Salomón (1 Rey 1-10), el rey ungido es el hombre
sabio. La convergencia de la sabiduría empírica (proverbios y cantares
de Salomón) con la teología del templo (1 Rey 8) y la luz a los
gentiles (1 Rey 10) tiene su antecedente en David, quien también es
considerado hombre sabio. Lucas afirma este vínculo al incluir una
referencia a la sabiduría de Jesús (Luc 2:40,52) en su relato sobre
el niño Jesús y los maestros del templo. De este modo, una de las
vetas teológicas del salmo 78 es la del fracaso de Israel en ser sabia
y temer a Dios, un problema tratado con la misericordiosa obra de
284
1
CAPÍTULO 14
Dios de escoger a David como ungido, el sabio rey-salvador de Israel.
Es obvia la importancia cristológica de este punto. El hecho de que
el salmo concluya con el reinado de David, sólo puede conducirnos
en una dirección. El tono negativo del salmo nos indica la maldad del
corazón humano, la cual, a pesar de las maravillas salvadoras de Dios,
aún se rebela ante sus actos de gracia.
6.
Salmo 96: Un himno de alabanza
Por razones obvias este salmo es clasificado por muchos comentaristas
como un himno de alabanza. No se dirige a Dios directamente, como
muchos otros himnos de alabanza, pero llama a todos a adorarlo. El
repetido llamamiento a la alabanza se basa en lo que Dios ha hecho y en
cómo sus acciones revelan su grandeza. La atención se dirige primero
a la salvación que él con gran esmero llevó a cabo, y al santuario.
Otro llamamiento a la adoración se basa en el hecho de la soberanía
de Dios en el mundo y su venida para juzgar. Una vez más vemos
que la salvación de Dios para su pueblo no puede separarse de sus
obras como juez poderoso. La salvación y el juicio en la Biblia son dos
caras de la misma moneda. El salmo hace que el lector se identifique
de manera personal con la grandiosa obra de Dios. Contribuye al
testimonio conjunto de los textos del Antiguo Testamento sobre la
realidad de la salvación y el juicio. La importancia de esta perspectiva
bíblico-teológica que avanza por el Antiguo Testamento hasta llegar
al evangelio radica en que vincula los acontecimientos del evangelio
a todo el proceso de la historia de la salvación. Y no deja duda alguna
sobre la realidad de la ira de Dios experimentada por nuestro Salvador
en la cruz, la cual fue el camino de salvación para todo el que cree.
Consideraciones literarias e históricas
Han quedado atrás los días de la antigua crítica histórica liberal que
se dedicaba a los asuntos de la autoría y la data, y al trasfondo del
texto final en lugar de su contenido. La llegada de la crítica de la
forma produjo algunos beneficios para el estudio del libro de Los
Salmos, pero tuvo como resultado también algunas teorías muy
extrañas sobre los orígenes de cada poema. Puede ser beneficioso
La predicación de Los Salmos
1
285
considerar la clasificación de cada salmo propuesta por los críticos
de la forma, debido a que ésta nos ayuda a descubrir que los salmos
incluyen distintos tipos de situaciones de vida. Incluso mejorará
nuestra apreciación de la riqueza del salterio cuando reconozcamos
las distintas formas en que operan los salmos. Los críticos de la forma
se propusieron clasificar unidades literarias según sus similitudes
formales, incluyendo el contenido de las unidades y las expresiones
idiomáticas literarias utilizadas para expresarlo. La teoría era que la
similitud en la forma indicaba similitud del uso original. Gene Tucker
sugiere que el propósito de la crítica de la forma es "relacionar los textos
que se encuentran ante nosotros, con el pueblo y las instituciones
vivas de la antigua Israel" .18 Muchos Comentarios recientes han
seguido en cierto modo una clasificación de los salmos según la crítica
de la forma, siendo las categorías más comunes himnos, lamentos,
salmos reales, acción de gracias, salmos sapienciales y didácticos, y
liturgias. Algunos de los primeros críticos de la forma definieron gran
parte de la distinción entre salmos individuales y salmos colectivos.
Se intentó también determinar la situación de vida en que se utilizaba
originalmente el salmo. Pero los resultados de estos intentos no
coinciden.
Otro planteamiento del estudio académico moderno ha sido
tratar de comprender el significado de la configuración actual del
salterio como parte del canon de las Escrituras. ¿Cómo funcionaba el
salterio en Israel como libro? Esta pregunta difiere de la del origen y
función de cada salmo. El salterio es una colección que aparece bajo
el título vagamente descriptivo de "alabanzas" . 19 Pero no todas las
composiciones se ajustan a esta descripción, y la definición de "salmo"
no es obvia; sin embargo, los títulos de algunos de los salmos pueden
ayudarnos a entender cómo funcionaban. Como señala Peter Craigie,
los distintos títulos contienen cinco tipos distintos de información: 2 º
1. Identificación del salmo con una persona o grupo de
personas
18
Gene M. Tucker, Form Criticism ofthe OldTestament, (Filadelfia: Fortress, 1971), xi.
19
Palabra hebrea: tehillim, cantos de alabanza.
20
Peter C. Craigie, Psalms 1- 50, Word Biblical Commentary (Waco: Word, 1983).
286
La predicación de Los Salmos
CAPÍTULO 14
2.
3.
4.
5.
22
23
287
Gerald Wilson investigó la edición del salterio y menciona cinco
indicadores de su configuración: 24
1. La división en cinco libros. Al parecer las doxologías que
sirven de conclusión a cada uno de los cinco libros fueron, al
menos en parte, el fundamento de esta división interna del
salterio (vea Sal 41:13; 72:18-19; 89:52; 104:48). El salmo
150 es considerado como la conclusión del Libro 5 y de todo
el salterio. 25
2. Dos segmentos según una distinción basada en la técnica
organizativa. Los salmos 1 al 89 utilizan designaciones
basadas en autor y género. No obstante, entre los salmos
90 y 150 las agrupaciones en salmos de acción de gracias y
alabanza definen los límites. Eso sugiere que ambas secciones
sufrieron discretos cambios.
3. Introducción y conclusión. En la actualidad, muchos
académicos aceptan la idea de que el objetivo del salmo 1
era servir de canto introductorio a todo el salterio. Otros
sugieren que el salmo 150 tenía un objetivo similar pero
como gran final. Wilson argumenta que los salmos 146 al
150 cumplen esta función en calidad de grupo de salmos
de aleluya. 26
4. Un eje central. Walter Brueggemann menciona el paso del
salmo 1, con su llamamiento a la obediencia, al salmo 150 y
su llamamiento a la alabanza. La transición de la obediencia
a la alabanza lleva como señal la única indicación editorial
explícita, el post scriptum del salmo 72. Este salmo real
interrumpe el flujo de los salmos elohísticos (42 - 83), y
al parecer fue añadido con intención para darle forma y
sentido al salterio.
Situación histórica implícita en el salmo
Información musical
Información litúrgica
Tipo de salmo
Los autores del Nuevo Testamento conocían y usaban estos títulos
(Mar 12:35-37; Hech 2:29-35). No sabemos cómo llegaron a
establecerse los encabezados de los distintos salmos, pero si indican
cómo eran percibidos dentro del salterio canónico.
Brevard Childs 21 comentó que el estudio crítico de los salmos
no se dedicó a la conformación canónica del libro. Él se refiere al
trabajo de Claus Westermann y comenta que se agruparon ciertos
géneros (p. ej., los lamentos), al tiempo que los salmos sobre la realeza
fueron distribuidos por todo el salterio. Westermann 22 sugiere que la
colección de salmos contenida en el libro de Lamentaciones muestra
que Israel poseía una colección con tema uniforme. Lo que obviaron
los antiguos críticos de la forma, tales como Hermann Gunkel, fue
su agrupamiento. En el Libro 1 del salterio predomina el lamento
del individuo. Westermann incluso propone que el salmo 1 y el 119
formaban un marco para los salmos intermedios, lo que demostraría
que la colección ya no tendría una función cúltica23 sino sería parte de
una tradición dedicada a la ley.
De este modo, Westermann considera que existen varias
colecciones en el salterio: los salmos de David (3 - 41), y el salterio
elohístico (42-83), que incluye los salmos de Coré (42-49) y los
de Asaf (73-83). Los salmos de Asaf tienen como marco dos salmos
distintos a los salmos de la comunidad que se ubican entre ellos.
Westermann procede a describir con mayor detalle las agrupaciones y
marcos existentes en el salterio que sugieren un sentido editorial.
21
1
Wilson procede a sugerir las inferencias de dicha conformación del
salterio:
Brevard S. Childs, "Reflections on the Modern Study of the Psalms", en
Magnolia Dei: The Mighty Acts of God, editores: Frank M. Cross et al (Nueva
York: Doubleday, 1976), pág. 380.
24
Claus Westermann, Praise and Lament in the Psalms (Edimburgo: T. & T. Clark,
1981), cap. 6.
Se refiere a que está asociada a la adoración formal y organizada de la comunidad.
25
26
,,'
Gerald H. Wilson, "The Shape of the Book of Psalms", lnterpretation 46.2
(1992): 129-142.
Wilson, "The Shape of the Book of Psalms'', pág. 131.
Wilson, "The Shape of the Book of Psalms", pág. 133.
288
CAPÍTULO 14
El salmo 1 nos invita a meditar sobre todo el salterio en
calidad de Tora, la cual es una guía que lleva a la vida y no
a la muerte.
2. La idea de que el salmo 1 sea la introducción al salterio resta
validez a la frecuente percepción de que el salterio era el
himnario del segundo templo. Cualquiera que haya sido su
propósito original, los salmos ya no son entonados como
respuesta humana a Dios; son objeto de meditación como
fuente de la palabra divina de vida para nosotros.27 Si Wilson
está en lo cierto, ello restaría énfasis a la idea de los salmos
como respuesta y recalcaría el sentido canónico de revelación
de la Palabra de Dios.
3. Una dinámica que va del lamento a la alabanza.
Brueggemann 28 describió una dinámica de los salmos que va
de la orientación (creación) a la desorientación (pecado, etc.)
y llega a la reorientación (salvación). Se menciona que en la
primera mitad del salterio predominan las lamentaciones y
en la segunda mitad, la alabanza.
4. Un cambio asociado del individuo a la comunidad. El
lamento predominante en la primera mitad es frecuentemente
individual. La alabanza que predomina en la segunda parte
es a menudo de la comunidad.
5. Yahvé es entronizado en la alabanza de su pueblo. El título
del salterio de tehillim (alabanzas) no refleja la naturaleza
de cada uno de los salmos, pero sí refleja esta dinámica de
movimiento hacia la alabanza triunfante. Wilson 29 afirma
que el mensaje central del cuarto libro (90- 106) lo confirma.
Esta sección ocupa el límite entre los dos grandes segmentos
e indica la respuesta interpretativa al clamor de desaliento
que aparece al final del salmo 89. Wilson lo considera una
crisis de fe que genera la respuesta de los libros 4 y 5.
La predicación de Los Salmos
1.
27
28
29
Wilson, "The Shape of the Book of Psalms", pág. 138.
Walter Brueggemann, The Message ofthe Psa!ms (Mineápolis: Augsburg, 1984).
Brueggemann, The Message of the Psa!ms, pág. 139.
1
289
La planificación de sermones sobre Los Salmos
El libro de Los Salmos se presta ya sea para una serie de sermones
o para un sermón ocasional sobre un salmo en particular. Una vez
finalizada la exégesis preparatoria, lo importante es identificar el
mensaje central y la teología del salmo en su propio horizonte
teológico. En otras palabras, debemos preguntarnos cómo funciona
teológicamente este salmo en su propio contexto histórico. Nunca
debemos dejar al azar la aplicación de un salmo, pues la congregación
cristiana no está conformada por israelitas de la antigüedad que viven
en la esperanza de una salvación futura prometida por los profetas.
La perspectiva bíblico-teológica es necesaria para vincular el salmo
al amplio campo de la revelación bíblica y mostrar cómo habla de
nuestra vida en Cristo.
Hay muchas posibilidades creativas en caso de planificar una
serie. Puede resultar atractivo y de gran interés dar algunos ejemplos
de las distintas clases de salmos y cómo funcionan. No es necesario
usar muchos tecnicismos; sería útil un breve resumen de los distintos
tipos. El predicador deberá determinar si realza la serie mencionando
algo de la conformación general del salterio. 30 Una ventaja de
introducir a nuestra prédica la estructura general, es que se puede
dar un testimonio de lo que produce la vida espiritual del israelita
fiel y la manera en que prefigura la vida abundante característica de la
vida cristiana. Vuelvo a recalcar que esta última es un efecto colateral
que deriva de comprender cómo todas las Escrituras prefiguran para
nosotros la riqueza que caracteriza a la persona y obra de Cristo.
30
Si predica ante una congregación que aún utiliza el himnario en lugar de seguir
las palabras de las canciones desde un proyector, la forma en que la mayoría de los
himnarios agrupa sus himnos de acuerdo al tipo de himno o tema es una analogía útil.
La predicación de los textos apocalípticos
CAPÍTULO 15
La predicación de los
textos apocalípticos
Textos apocalípticos
Apocalíptica del Antiguo Testamento
eriodo intertestamentario
+
Antecedentes de la apoca!íptica
presentes en la escatolog1a
_ profética posterior
............... \
Creación
A
Abraham
/
e
B
David y
Salomón
Apocalíptica del
Nuevo Testamento
1
Exilio
Nueva creación
Jesús
Diagrama 15: La apocalíptica bíblica deriva de la profecía. En el
Antiguo Testamento aparece fundamentalmente en el libro de Daniel y
en algunas profecías, manifestación que coincide parcialmente con un
brote más extenso dentro de la literatura religiosa judía, que abarca
hasta los siglos I y II d.C. En el Nuevo Testamento se encuentra en el
discurso apocalíptico de Jesús y en el libro de Apocalipsis.
Los libros apocalípticos en el contexto bíblico-teológico
Algunos pasajes de la Biblia comparten ciertas características bien
definidas asociadas al lenguaje literario y la perspectiva teológica, y
merecen ser considerados por separado. A menudo se hace referencia
a ellos como pasajes apocalípticos. Más tarde comentaremos la razón
para esta denominación. Como base de trabajo mencionaré en este
momento ciertas secciones de Daniel, en especial la segunda mitad del
libro, algo del material de las visiones de Zacarías, el llamado discurso
del monte de los Olivos de Jesús, y gran parte del libro de Apocalipsis.
Mucha de la discusión académica se ha centrado en el origen de este
género apocalíptico y básicamente en los vínculos literarios y teológicos
j
291
con la escatología de los profetas. En consecuencia se ha producido una
tendencia a identificar elementos de apocalíptica primitiva en algunas
de las profecías que comparten un énfasis teológico en particular. Las
teorías que vinculan la apocalíptica con la literatura sapiencial dejaron
de tener aceptación, y los intentos de describir el género en términos
de influencias extranjeras no explican su perspectiva teológica.
Por supuesto, será de utilidad para el predicador estar consciente
de los problemas que se producen al tratar de designar con precisión el
género de la apocalíptica y de explicar sus características. El predicador
debe ser capaz de reaccionar ante la naturaleza del texto, evaluando
correctamente su intención, sin importar cómo rotulemos su género
literario. Los textos que he designado como apocalípticos comparten
ciertas características. La principal es una perspectiva escatológica que
supera el énfasis general de la escatología profética. El problema de
designar la apocalíptica como género es que mientras más tratamos
de reunir sus características particulares, más descubrimos que
ninguno de los textos candidatos a ser incluidos comparten todas
sus características. Es mejor reconocer que algunos textos contienen
idiomas literarios que requieren de una comprensión especial y no
ahondar en lo demás.
El libro de Daniel presenta toda clase de problemas de interés
para el predicador, uno de los cuales es su unidad. Los primeros seis
capítulos y sus relatos sobre las vicisitudes de ciertos exiliados judíos
que vivían bajo presión en Babilonia y Persia parecen diferir en gran
medida de la última parte del libro, el cual contiene una serie de visiones
que son bastante extrañas, por decir lo menos. En apariencia, el libro
se originó en el siglo VI a.C. en el exilio. 1 Su importancia teológica
La opinión contraria por lo general favorece como fecha el siglo II porque así
se evita aceptar la idea de que una profecía realmente predijo acontecimientos
futuros, y porque se considera que las vicisitudes de los judíos durante el tiempo
del rey seléucidaAntíoco Epifanes son la explicación del énfasis del libro. Rechazo
esta actitud escéptica hacia la profecía y sugiero que la data del siglo VI explica en
mejor forma el tono de todo el libro que la data del siglo II. Vea Joyce Baldwin,
Daniel, Tyndale Old Testament Commentaries (Leicester: IVP, 1978); D. W
Gooding, "The Literary Structure of the Book of Daniel and Its Implications"
Tyndale Bul!etin 32 (1981).
292
1
CAPÍTULO 15
radica, en primer lugar, en la clara enseñanza de que el Dios de Israel no
ha abandonado a su pueblo, si bien ha permitido que sean expulsados
de la tierra prometida. En segundo lugar, se enfatiza el triunfo del
reino de Dios sobre todos los poderes del mundo que no reverencian
a Dios. La perseverancia de los judíos en la fidelidad al pacto tiene su
contraparte en la demostración de que Dios es poderoso y fiel para
salvar. Aunque aparecen como narrativa, los primeros capítulos de
Daniel anticipan las visiones apocalípticas de los capítulos posteriores.
La humillación de los reyes paganos del mundo, de mano del Rey de
reyes al revelar él su presencia y dominio, conduce a las visiones del
advenimiento del dominio universal de Dios y la eliminación de todo
poder impío en el mundo. A este respecto, independientemente de
su singularidad literaria, el libro de Daniel muestra continuidad con
respecto a la escatología de los profetas posteriores.
Al reflexionar sobre el lugar de Daniel dentro de la teología bíblica,
se debe tener en cuenta la visión central del capítulo 7, no tan solo por
su función en el libro, sino también por su prominencia en el Nuevo
Testamento. Los pasajes más difíciles, los que incluyen las visiones del
capítulo 8 y los capítulos 1O- 12, junto con la numerología del capítulo
9, cobran mayor sentido si consideramos las visiones de los capítulos
2 y 7 como elementos que brindan una amplia visión de la historia
de la salvación desde el exilio babilónico hasta el establecimiento del
reino de Dios. Parte fundamental de esta historia es la llegada a Dios
del Hijo del Hombre en las nubes del cielo, y el hecho de que recibe
el reino en nombre de los santos del Altísimo. Casi no hay duda de
que esta visión es el fundamento del título de Hijo del Hombre que
Jesús usó en referencia a sí mismo. Y revela que Jesús entendía su
encarnación, su primera venida y el acontecimiento escatológico del
advenimiento del reino de Dios.
Las v1s10nes de Zacarías corresponden al periodo de
reconstrucción postexílica de Judá. El principal tema de las visiones
es la reconstrucción del templo. Como sabemos, se reconstruyó el
templo en Jerusalén, pero incluso en su apogeo, en el tiempo de
Herodes, nunca alcanzó la gloria anticipada por los profetas de ser
el centro del reino de Dios, que llegaría para salvación final de su
pueblo. Por eso las visiones de Zacarías forman parte de la teología
La predicación de los textos apocalípticos
1
293
bíblica general sobre la tierra prometida y el templo, que no encuentra
una resolución real en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, debemos
ser cuidadosos y ubicar estos pasajes proféticos; primero, en su propio
contexto histórico del desilusionante periodo de reconstrucción; y
luego, en el contexto más amplio de la solución a aquella desilusión,
que surge con la llegada del templo verdadero.
Y llegamos al discurso de Jesús en el monte de los Olivos,
también llamado "el pequeño apocalipsis", observemos sus temas. 2
Están asociados a la destrucción del templo, al fin venidero de la
época donde habrá persecución, desolación y sacrilegio, y luego la
venida del Hijo del Hombre. Hice referencia a estos tópicos en el
capítulo sobre los profetas. 3 Es importante ubicar sólidamente estos
textos escatológicos dentro del esquema general de la venida del reino.
La sección sobre "El evangelio y el fin del mundo" del capítulo 7
también es pertinente para situarlos. Es lamentable que estos y otros
pasajes de la literatura apocalíptica hayan sido mal utilizados en un
intento de predecir el regreso de Jesús, a pesar de su afirmación, que él
mismo hizo, en Mateo 24:36, que es imposible precisar una fecha para
su regreso, algunos persisten y tratan de predecir la segunda venida
en base a señales de los tiempos que afirman observar en la historia
contemporánea. Mi postulado es que la estructura de la escatología
del Nuevo Testamento y su perspectiva cristológica implican que
debemos considerar cumplidos estos acontecimientos escatológicos
con la primera venida de Jesús. Las opiniones a este respecto difieren,
pero me parece que es el enfoque que mejor explica la información.
Como mencionáramos, eso no implica que no se haga referencia
a la segunda venida; es simplemente que no puede tratarse de una
referencia exclusiva a ella.
Y al pasar al libro de Apocalipsis, como hay distintos enfoques
de interpretación del libro, el planteamiento del predicador se verá
determinado, en menor o mayor medida, por la postura escatológica
que adopte, pues un dispensacionalista hará un tipo de exposición;
un premilenarista histórico, otra; un postmilenarista, una distinta; y
Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21.
Vea los comentarios sobre Isaías 2: 1-4 en el capítulo 12 de esta obra.
,1'
294
1
un amilenarista, otra más. También hay varios factores metodológicos
en juego, y es probable que cada predicador ya haya decidido utilizar
uno desde hace mucho. Mi postura sobre Apocalipsis ya la expuse en
otra de mis obras. 4 Creo que Apocalipsis es, en esencia, un libro sobre
el evangelio, y en cuanto a cómo describe la llegada del fin, veo que
lo hace en las tres formas que comenté aquí en el capítulo 7. El libro
fue escrito para los contemporáneos de Juan que, como él, estaban
sufriendo infortunios y persecución por su fe. Juan escribió utilizando
un idioma apocalíptico que ya era familiar para los judíos, y lo utilizó
en la misma forma en que aparece en el Antiguo Testamento, es decir,
bajo la perspectiva de la venida del Señor en el fin de los tiempos.
Las visiones apocalípticas que presentan esta visión homogénea de la
venida del Señor son luego puestas dentro del contexto de los pasajes
hímnicos que presentan una perspectiva centrada en el evangelio. Y eso
significa esencialmente que el fin ha llegado con los acontecimientos
del evangelio, sigue llegando ahora en la vida de la Iglesia, y vendrá
con el regreso de Cristo. La confusión cristiana sobre la referencia de
las visiones se produce por no ver esta orientación al evangelio. No
hay duda de que Apocalipsis es un libro escatológico, pero la primera
venida de Cristo debe ser considerada el acontecimiento escatológico
del que depende todo lo demás.
1.
La predicación de los textos apocalípticos
CAPÍTULO 15
Zacarías 4
No es el momento para tratar de explicar toda la imaginería presente
en esta visión, pero es claro que está orientada al templo y su
reconstrucción. Sabemos que Zacarías fue un profeta del periodo
postexílico en el cual los judíos se esforzaron para restablecer su
comunidad enfrentando cierta oposición. 5 La figura central de esta
visión pareciera ser Zorobabel, descendiente de David6 , pues la
oposición a la construcción del templo, de acuerdo con esta visión,
sería superada por los logros del descendiente de David, pero ahí
especifica que sería un logro sobrenatural: "No por el poder ni por la
1
295
fuerza, sino por mi Espíritu, dice el SEÑOR de los ejércitos" (Zac 4:6).
En consecuencia, este pasaje es parte integral de la teología bíblica
del templo. Esta construcción sobrenatural hecha por un príncipe
davídico nunca se concretó, hasta que el nuevo templo fue resucitado
al tercer día por el Espíritu de Dios.7
2.
Daniel9
Luego de la visión central de Daniel 7, del Hijo del Hombre que
establece el reino de Dios, Daniel 8 presenta otra visión de las bestias
en combate. Cierta interpretación lo considera una referencia al
conflicto entre Medopersia y Grecia; parecería ser entonces que esta
visión se refiere a un aspecto de todo lo que abarca Daniel 7. En el
capítulo 9 tenemos la oración penitente de Daniel y su confesión,
cuya esencia figura en los versículos 15-16. Daniel reflexiona sobre
la profecía de Jeremías 29: 1O, que dice que luego de setenta años
Dios restauraría a los exiliados. En ese momento Daniel recuerda la
gracia de Dios hacia Israel en el éxodo de Egipto y pide que la misma
gracia se muestre para restaurar Jerusalén y el templo. La respuesta a la
oración de Daniel es una visita en visiones del ángel Gabriel, en la cual
los setenta años de Jeremías son proyectados como setenta semanas, lo
cual comúnmente se interpreta como setenta veces siete años (=490).
Una forma de darle sentido a esto es ver en primer lugar que los setenta
años de Jeremías simbolizan el periodo desde el 597, o 586, el edicto
de retorno del año 538. 8 Por tanto, esta visión sirve para preparar el
camino para el hecho de que el regreso de Babilonia no sería motivo
de la revelación completa del reino de Dios. Estas visiones de Daniel
se insertan en la escatología de los profetas postexílicos. Si asumimos
que las abominaciones que trae el desolador (Dan 9:27) tienen su
cumplimiento en la profanación del templo efectuada por Antíoco
Epífanes, sólo si se tiene una actitud escéptica acerca del señorío de
Dios sobre la historia y sobre la escritura de su palabra, nos haría datar
el libro de Daniel como posterior a este acontecimiento. Por otro lado,
Graeme Goldsworthy, El Cordero y el León, (Torrentes de Vida, 2007).
Juan 2: 19-21; Romanos 1:4; 8:11
Es necesario leer a los profetas postexílicos y a Esdrás y Nehemías.
Se sugiere que setenta es simplemente un número aproximado; o que representa
dos generaciones.
Vea Esdrás 3-6; Hageo 1-2; Mateo l.
11,I
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296
1
La predicación de los textos apocalípticos
CAPÍTULO 15
la referencia a este mismo suceso en el discurso de Jesús, en el monte
de los Olivos, sugiere que la cruz de Cristo debía ser considerada su
principal cumplimiento.
3. Mateo24
En vista de lo mencionado sobre la escatología, no resta mucho más
que agregar sobre el discurso del monte de los Olivos o "el pequeño
apocalipsis". El énfasis del lenguaje apocalíptico radica en la venida del
reino de Dios en el fin de los tiempos, y su cumplimiento fundamental
se produce en la primera venida de Cristo. Los intentos de dividir las
profecías de la primera venida, de las de la segunda obvian el continuo
énfasis del Nuevo Testamento en que todas las promesas de Dios son
Sí en Cristo (2 Cor 1:20). Tal como en el caso del libro de Apocalipsis
y en los elementos apocalípticos de la enseñanza de Jesús, estas venidas
son presentadas con la perspectiva básicamente veterotestamentaria
de uno y sólo un acontecimiento final. Y, sin embargo, existe esta
diferencia: en el Nuevo Testamento comienza a hablarse del fin como
presente y futuro al mismo tiempo. Mateo 24 no debe ser desplazado
y ubicado de manera irresponsable en un futuro distante. Nada
sucederá en la segunda venida que no haya sucedido ya en la primera.
La distinción radica en la forma consumada y total en que sucederán
las cosas cuando Jesús regrese. Sin restarle importancia al lenguaje
apocalíptico, es necesario señalar que Mateo 24 no describe algo que
no se haya cumplido ya en su muerte, resurrección y ascensión.
4. Apocalipsis 3:14-22
Mi razón para incluir aquí una de las cartas a las siete iglesias, no es
que esté escrita en lenguaje apocalíptico; no es el caso. Pero quisiera
protestar contra la tendencia a usar estas cartas fuera de su contexto
apocalíptico y tratarlas como si existieran de manera independiente.
Conforman una buena serie de sermones y brindan abundante buen
material acerca de la vida en la iglesia local, pero a menudo se ignora
su verdadera importancia dentro del libro de Apocalipsis. Juan se
dirigió a siete congregaciones distintas en Asia Menor, basándose en
lo que sabía sobre su progreso, o no progreso, en el evangelio; sin
embargo, Apocalipsis 1:4 nos indica que todo el libro está dirigido a
1
297
estas iglesias; lo cual demuestra que la idea es que estas cartas no estén
aisladas y separadas del libro. Significa también, en mi opinión, que la
sección restante de Apocalipsis fue concebida como palabra relevante
para estas iglesias cuando pasaron por una situación difícil. Por muy
interesantes que sean las especulaciones que hacen algunos sobre el
fin del mundo, lo más probable es que Juan haya escrito todo el libro
para animar a los cristianos del siglo 1 en sus esfuerzos. En sí mismo,
es un libro sobre el evangelio y los triunfos de Cristo. Y, por supuesto
tiene ramificaciones que se extienden hasta el fin de esta era, pero
no es necesario que esperemos hasta entonces para aplicar a nosotros
las verdades descritas en este libro. Por eso podemos afirmar que las
grandes batallas cósmicas relatadas en las visiones, son la realidad que
subyace en las luchas contingentes de las congregaciones locales, y
seguirán siéndolo hasta que Cristo regrese.
5. Apocalipsis 7
En un estudio anterior sobre esta gran visión sugerí que las dos partes
son visiones distintas de la misma realidad. 9 Me pareció que Juan estaba
describiendo la compañía de los redimidos como un número perfecto
(ninguno de los elegidos falta) y como una multitud innumerable (la
elección no restringe la gracia de Dios). Si bien pienso que se trata
de observaciones válidas, al reflexionar un poco más me inclino a
pensar que existe otro énfasis bíblico-teológico. La primera parte de
la visión indica cuidadosamente que se incluyen los redimidos de las
doce tribus de Israel; la segunda parte señala la reunión de una vasta
compañía de personas de las naciones. Incluso cuando el evangelio
no hace distinciones con respecto a ser aceptados por Dios (no hay
judío ni griego) ello no descarta todas las distinciones. La escatología
del Antiguo Testamento es tan clara en decir que por medio de la
descendencia de Abraham serán benditas todas las naciones, que sin
lugar a dudas es la salvación de Israel la que lleva a la reunión de
los gentiles. Parecería ser que, al usar el lenguaje apocalíptico, Juan
retomó esta perspectiva de la teología bíblica para describir la gloriosa
escena de la salvación de Dios en acción.
9
Vea Goldswonhy, El Cordero y el León, págs. 43-48.
298
1
La predicación de los textos apocalípticos
CAPÍTULO 15
Consideraciones literarias e históricas
Para algunos predicadores, dar un sermón sobre los textos apocalípticos
es un caso donde la ignoracia es osada. Para otros, es mejor evitar una
tarea desalentadora, debido a las dificultades que surgen al dar sentido
a los textos. Y la mayoría de los predicadores asumiría que los textos
apocalípticos fundamentales son los que se encuentran en la segunda
parte del libro de Daniel y en la mayor parte del libro de Apocalipsis.
He incluido en esta exposición el discurso de Jesús en el Monte de los
Olivos, registrado en los Evangelios Sinópticos, porque a menudo es
clasificado como apocalíptico. La idea común es que la apocalíptica
corresponde a cierta clase de escritos judíos que en su mayoría no
pertenecen al canon de la Escritura. El hecho de que la mayor parte de
lo que clasificamos usualmente como apocalíptica no se incluye en la
Biblia hace surgir la pregunta de cuánta energía necesitamos invertir,
como predicadores de la Biblia, para investigar la literatura general, y
esto a su vez nos muestra la dificultad de definir la apocalíptica como
género.
¿Qué es apocalipsis? Parece ser que se refiere a lo que los académicos
y otros expertos deciden llamar como tal. No es un término bíblico
atribuido a un género. Su nombre deriva del uso de la palabra en
Apocalipsis 1: 1, donde se traduce como revelación. 10 Este término
sugiere que el uso de la palabra presupone que el libro del Apocalipsis
es en cierto modo la norma para determinar las características del
género. Algunos de las obras posteriores que forman parte del Nuevo
Testamento apócrifo llevan el nombre de Apocalipsis. 11 Puesto que la
palabra significa simplemente "revelación'', reconocemos que su uso
en referencia a un género implica un tipo específico de revelación.
Por ende un apocalipsis es una obra literaria que tiene cierta afinidad
con el libro de Apocalipsis. Esta es una designación moderna. Hay
10
'.<\noKáAmjn~ 'Ir¡aoíi Xpwwíi
11
Por ejemplo, el Apocalipsis de Santiago (descubierto en Nag Hammadi en Egipto,
una obra gnóstica traducida del griego al copto); el Apocalipsis de Pablo (en latín,
probablemente traducido del griego) y el libro gnóstico el Apocalipsis de Pablo
(también de Nag Hammadi). Vea M.G. Reddish, editor, Apocalyptic Literature: A
Reader (Nashville: Abingdon, 1990).
1
299
obras que no llevan el nombre de apocalipsis pero que comparten
las características del género; otras llevan este nombre pero no las
características del género.
Entonces, ¿qué se quiere decir cuando se hace referencia a un
texto como apocalíptico, y cómo contribuye esta definición a la tarea
de predicar? La dificultad radica en decidir qué elementos conforman
el género. Si comenzamos por una definición que incluya ciertas
características literarias o teológicas observadas en un documento,
todo documento que agreguemos a la lista amenazará la definición
por su singularidad. William J. Dumbrell comenta: "El problema
surge de una forma circular de definir" . 12 Un problema similar surge
cuando decidimos qué libros de la Biblia pueden ser considerados
literatura sapiencial. Dumbrell, siguiendo la huella de Paul Hanson y
John Collins, distingue tres aplicaciones de la palabra:
a. Apocalipsis (tipo de literatura)
b. Apocalíptica (la perspectiva escatológica de cierto grupo de
escritos) y
c. Apocalipticismo (la ideología sociológica que revela la
singularidad de la literatura)
Collins propone una definición del género:
Apocalipsis es un género de literatura de revelación inserta en
un marco narrativo, en el cual una revelación es mediada por
un ser sobrenatural para un receptor humano, y revela una
realidad trascendental temporal, en el sentido de que visualiza
la salvación escatológica, y al mismo tiempo espacial, en la
medida en que conlleva otro mundo, uno sobrenatural. 13
Collins considera que la palabra clave de su definición del género es
"trascendencia" . 14 La forma de revelación necesita la mediación de
un ser de otro mundo e implica la existencia de otr~ mundo superior
12
William J. Dumbrell, lhe Search far Order: Bíblica! Eschatology in Focus (Grand
Rapids: Baker, 1994), pág. 131.
13
J. J. Collins, ''Towards the Morphology of a Genre", Semeia 14 (1979): 9.
14
Collins, "Towards the Morphology of a Genre", pág. 10.
300
1
CAPÍTULO 15
al nuestro. Un apocalipsis mira más allá de nuestro mundo para
encontrar otro.
En todo apocalipsis la expectativa de la salvación se basa en una
revelación más allá del mundo. El énfasis en lo trascendente
en estas obras sugiere una pérdida de significado y un sentido
de aislamiento en el presente que concuerda con las opiniones
actuales del ámbito social del apocalipticismo. 15
El método de Collins para llegar a una definición del género es
comenzar por los escritos llamados apocalipsis y los designados como
apocalípticos por los estudiosos modernos. El campo, entonces, se
reduce a los escritos del periodo que va desde aproximadamente el
250 a.C. {lo cual incluiría a Daniel, considerado un documento del
siglo 11) hasta alrededor del 250 d.C.
Como conclusión final diremos que, poder precisar las
características del género apocalíptico no es lo importante para el
predicador. La principal ventaja de conocer este tema es que estaremos
menos dispuestos a forzar la forma literaria de un texto para incluirla
en un molde al que no pertenece. El tener cierta idea de la naturaleza
general de la apocalíptica judía nos permitirá un mejor contacto con
el texto apocalíptico y sus peculiaridades. Para tratar bien un texto
al predicar, lo importante es responder a la naturaleza del texto y a
su contenido. Es así como, por ejemplo, reconocer la perspectiva del
Antiguo Testamento de que estos textos hablan de sólo una venida
del Señor, nos permitirá evitar aplicarlos exclusivamente en el Nuevo
Testamento a la segunda venida de Cristo. Se debe tener cuidado
con los simbolismos apocalípticos. Una característica común de la
apocalíptica, que no es universal en absoluto, es la existencia de un ángel
que interpreta o alguna otra autoridad. Cabe destacar que en el libro
de Daniel el intérprete se centra en ciertas características destacadas
de la visión e ignora otras por completo, en particular, los detalles.
Debemos observar el importante principio de interpretar la Escritura
con la Escritura. Algunos profesores de la apocalíptica sienten que
15
Collins, "Towards the Morphology of a Genre", pág. 11
La predicación de los textos apocalípticos
1 301
deben brindar interpretaciones seguras para cada detalle, pero éstas
a menudo se amoldan a sus sistemas preconcebidos. No hay razón
a priori por la cual cada detalle de una visión deba significar algo, tal
como no todos los detalles de una parábola requieren interpretación.
El principio de analogía de la Escritura sugiere que las visiones
deben proporcionar lo que permita el contexto inmediato, y deben
estar reguladas por su cumplimiento en el evangelio. Debemos ser
cuidadosos con algunos detalles, o bien atribuirlos a las características
esenciales de la imagen verbal.
La planificación de sermones sobre los textos apocalípticos
Lo importante para muchos de estos textos es predicarlos en una forma
que disipa el misterio ante los ojos de quienes no conocen la apocalíptica
o que se han alejado atemorizados ante la aparente dificultad de darles
sentido. Muchas personas quedan cautivadas, o sienten rechazo, por
el carácter extraño del lenguaje. Afortunadamente, todos los textos
bíblicos que pueden ser clasificados como apocalípticos aparecen en
un contexto más amplio que nos permite relacionar estos textos con
todo el conjunto de la teología bíblica y la historia de la salvación, si le
brindamos atención. Ante todo, el predicador debe resistir la tentación
siempre presente de convertirse en un gurú de la "segunda venida".
No se debe permitir que la importante doctrina del regreso de Cristo
pase a ser el paraíso de oportunidades para los autodeclarados profetas
e intérpretes de los acontecimientos del mundo contemporáneo.
Vincular la escatología con el evangelio contribuye en gran manera a
evitar este error.
Al planificar una serie de sermones sobre Daniel debe tenerse en
cuenta la unidad del libro. Es lamentable que las obras heroicas de
Daniel y sus amigos sean separadas tan a menudo de la visión más
amplia de la victoria final y total de Dios y la venida de su reino.
Del mismo modo, en cualquier serie sobre el libro de Apocalipsis
se debe tener el cuidado de relacionar el pasado con el futuro. Los
sermones aislados sobre cualquier pasaje de la Biblia son ciertamente
permisibles, pero el aprecio por la perspectiva de la teología bíblica
conlleva la predicación expositiva y esfuerzos concertados para
exponer el mensaje de libros completos. Es posible lograrlo y aún así
302
1
CAPÍTULO 15
seleccionar los pasajes de los libros escogidos. La idea a recordar es
que nuestra predicación debe transmitir con claridad, a quienes nos
escuchan, que nuestro pasaje escogido es parte de un libro que a su
vez es parte de toda la Biblia. También debe dejarse en claro que el
mensaje de la Biblia es Jesucristo y su evangelio. Kevin Vanhoozer
señala: "La claridad de la Escritura no es un valor absoluto, como
tampoco una propiedad abstracta, sino una función específica asociada
a su propósito particular: dar testimonio de Cristo". 16
CAPÍTULO 16
La predicación de los Evangelios
Los Evangelios en la historia de la salvación
El evangelio
como parte del
tipo histórico
Creación
El evangelio en
la escatología
profética
El evangelio en los
Evangelios como antitipo
o cumplimiento del tipo
'A
Abraham
Nueva creación
David y
Salomón
Exilio
Jesús
Diagrama 16: Los Evangelios completan el cuadro de la historia de
la salvación bíblica al presentar a Jesucristo como el cumplimiento
de las promesas del Antiguo Testamento y la esperanza de salvación
futura del pueblo de Dios. A pesar de la brecha histórica del periodo
intertestamentario, los Evangelios están arraigados en el marco
redentor del Antiguo Testamento.
Los Evangelios en el contexto bíblico-teológico
16
Kevin Vanhoozer, Is There a Meaning in this Text? (Grand Rapids: Zondervan,
1998), pág. 317.
Muchos predicadores podrían pensar que cuando llegamos a los
Evangelios al fin estamos en casa. Eso puede ser un error y puede
llevarnos a ciertos problemas en la forma en que predicamos y aplicamos
el texto. El Diagrama 16 muestra lo obvio y podría ser considerado
innecesario; sin embargo, he utilizado diagramas al principio de
cada capítulo en esta segunda sección del libro puesto que muchos
de nosotros necesitamos que se nos recuerde de continuo el contexto
bíblico-teológico de la sección de la Biblia que estamos abordando. Si
usted no es una persona que piensa visualmente, o si estos diagramas
parecen condescendientes o irritantes, ignórelos por favor.
Ubicar los Evangelios en el contexto bíblico-teológico no es una
tarea automática. Hay una tendencia dominante, no sólo a separar el
acontecimiento del evangelio de la historia de la salvación del Antiguo
La, predicación
304 1 CAPÍTULO 16
Testamento, sino también a tratar las narrativas de los Evangelios por sí
mismas, sin color histórico. Con eso quiero decir que los textos de los
Evangelios pueden ser escogidos y predicados como si pertenecieran
automática y obviamente al mismo periodo de la historia de la
redención, esto es, la época contemporánea. Es por ello que incluyo
un segundo diagrama en este capítulo (diagrama 17), para recordarnos
la estructura de la salvación dentro de los Evangelios y del libro de
Hechos. Como en el caso de todos los capítulos sobre la aplicación de
la teología bíblica, éste debe leerse a la luz del argumento del capítulo 8
que trata sobre la estructura de la revelación de la Escritura.
Cuando miramos de cerca esta sección de la Biblia, nos damos
cuenta de que el suceso del evangelio, el acontecimiento salvífico,
experimenta cierto desarrollo dentro de las narraciones de los
Evangelios. El mensaje y los hechos registrados en los Evangelios se
desarrollan dentro de una historia. Según creo, nadie podría presumir
que puede presentar el relato de Juan el Bautista o el de Zacarías en
el templo como otra cosa que no sea una preparación para el mensaje
principal del evangelio. Hechos 19:1-5 nos indica que las personas
que respondieron al mensaje de Juan el Bautista aún necesitaban
el evangelio completo sobre Jesús. Incluso el evangelio expresado a
comienws del propio ministerio de Jesús, según lo registra Marcos,
va enmarcado en palabras que no lo cuentan todo (Mar 1:14-15). Es
necesario que pensemos en cuáles son los puntos de contacto entre
los relatos de los Evangelios y nosotros, y cuáles son las principales
diferencias bíblico-teológicas. En el capítulo 8 señalé la importancia,
no sólo de la muerte y resurrección de Jesús, sino también de la
ascensión. Por supuesto, no vivimos en tiempos de Jesús, ni en el
mismo lugar que él. Y eso no sólo crea una brecha temporal y cultural
sino también una brecha en la teología, es decir, en la historia de la
redención. Tiene suma importancia el hecho de que Jesús ya no está
aquí en la carne. La forma en que se relacionó con sus contemporáneos
no es necesariamente la forma en que lo hace con nosotros. Él les
habló cara a cara. Hoy nos habla mediante su palabra en la Biblia, y
se hace presente en nosotros mediante su Espíritu Santo. Debemos
ser cuidadosos y no querer trasladarnos a la Palestina del siglo I y a la
presencia de Jesús de Nazaret. Por eso el marco de la teología bíblica
es tan importante aquí como en cualquier otra sección de la Biblia.
de los Evangelios
1 305
Otro punto a considerar al predicar los Evangelios es que todo
lo que Jesús dice hasta su muerte es una anticipación de su muerte y
resurrección. Algunas de sus afirmaciones eran una preparación para
esos acontecimientos. Jesús enseñó a sus discípulos judíos, quienes
provenían de un trasfondo distinto al nuestro, entró en conflicto con
sus oponentes judíos, tales como los fariseos y saduceos, y muchas
de sus afirmaciones iban dirigidas tan sólo a ellos. Incluso debemos
observar en su contexto las afirmaciones de Jesús dirigidas a sus
discípulos. En lugar de asumir, sin reflexionar, que las enseñanzas
de Jesús son una permanente instrucción a la Iglesia, debemos tener
cuidado en la forma en que nos trasladamos de la narración a nosotros.
Quizás la peor forma de descuido es predicar sobre las enseñanzas de
Jesús de una forma que convierte su importancia en mero moralismo.
En una ocasión le pedí a un grupo de cristianos mayores de edad
que dijeran cuál era, en su opinión, la esencia del cristianismo. No
pasó mucho tiempo en que llegaran al concepto de que era seguir las
enseñanzas de Jesús y, en especial, en observar la regla de oro. Y sí, las
enseñanzas de Jesús son importantes, pero se necesita tener cuidado
para entender los objetivos y la intención de las palabras.
La historia de la salvación en los Evangelios y Hechos
La nueva creación
y la nueva era
irrumpen en la
antigua con la
encarnación de
Jesucristo
La encarnación: la
primera venida de
Jesucristo
La ascensión implica
que la nueva creación
ahora existe para
nosotros en el cielo
/
El Espíritu Santo viene
en lugar de Jesús para
unirnos con Cristo
resucitado por la fe
Era del evangelio
La muerte,
resurrección
y ascensión
de Jesús
Pentecostés
La nueva creación
y la consumación
en la segunda
venida de Cristo
Diagrama 17: Los Evangelios nos permiten ver de cerca el proceso
de cumplimiento del Antiguo Testamento. No debemos subestimar
la importancia teológica de la ascensión. La nueva era llegó con
Jesucristo; no obstante, la ascensión y Pentecostés implican que esta
nueva era continúa mediante la predicación del evangelio, hasta que
Jesús regrese al fin de los tiempos.
,111
306
CAPÍTULO 16
Según el Diagrama 17 arriba, la estructura bíblico-teológica
presente en los Evangelios, nos indica una modificación muy
importante de la perspectiva escatológica del Antiguo Testamento
sobre el día del Señor. En las narrativas de los Evangelios pasamos de
la expectativa de que se cumpla la esperanza del Antiguo Testamento,
a través de los acontecimientos críticos de la vida y ministerio de
Jesús, hasta la perspectiva característica del Nuevo Testamento de la
escatología, que diferencia en forma patente la primera y segunda
venidas de Cristo. Sería difícil, sobre la sola base de los textos del
Antiguo Testamehto, deducir esta estructura basada en dos venidas y
la superposición de edades presente entre ellas. Podría argumentarse
quizás que lo mismo podemos decir de las narrativas de los Evangelios
hasta llegar a la Última Cena y a los discursos postresurrección.
Los dos principales aspectos de estos textos son el hecho de que la
muerte de Jesús implica que los dejará y que la llegada del Espíritu
implica que siempre estará con ellos. La ascensión es el puente entre la
resurrección y Pentecostés.
Entre los principales puntos de unión entre las narrativas de los
Evangelios y nuestra situación contemporánea, se encuentra el hecho
de que la primera venida de Cristo fue la llegada del fin, el comienzo
de los días postreros, y el inicio de la nueva era que está con nosotros.
Hemos pasado definitivamente de la expectativa y la esperanza, las
cuales serían el tipo, al cumplimiento de ellas en Jesús, el antitipo. Y
una vez que comprendemos y recordamos toda la historia de Jesús, es
cuando ya tenemos el evangelio completo. Desde ese momento nunca
podremos contar la historia bíblica sin mostrar su cumplimiento y
significado en Jesús.
Es importante que veamos los grandes puntos de disconformidad
o diferencia entre nuestra situación y la descrita en los Evangelios.
No somos judíos del siglo I, y no tenemos con nosotros a Jesús en
la carne. A diferencia de los discípulos de la primera parte de las
narrativas, no esperamos los acontecimientos que completarán el
evangelio. Pertenecemos a la era del Espíritu y de la proclamación
del evangelio en todo el mundo. Jesús dejó en claro que debía irse
antes de concretarse esta situación, por lo cual, nuestra experiencia
La predicación de los Evangelios
1
307
con el Espíritu Santo depende de Jesús, de que terminara su obra de
obediencia y de su partida al cielo.
l. Las genealogías de jesús (Mat 1 y Luc 3)
Algunos podrían considerar que usar las genealogías en una predicación
es un acto temerario y extravagante. Agreguemos a esto la dificultad
de leerlas en voz alta de una forma interesante y quizás podremos
entender porqué rara vez, o nunca, aparecen en los leccionarios
y programas de lectura diaria de la Biblia. En una ocasión escuché
un sermón verdaderamente brillante de un predicador que escogió
centrarse en Mateo 1, quien, por un lado mostró valentía, y por el
otro expresó la convicción de que Mateo debe haber considerado
muy importante esta información, pues no era posible creer que se
haya propuesto espantar a sus potenciales lectores al comenzar este
libro con un aburrido precursor del directorio telefónico. De hecho,
y como hemos visto, toda la teología bíblica de Mateo está ligada a la
forma en que él pasa de Abraham a David, luego de David al exilio,
y del exilio a Jesús. Dicho sea de paso, en este camino nos da la clave
de la importancia bíblico-teológica del libro de Rut (Mat 1:5-6). Esta
genealogía es el antídoto perfecto contra los moralizantes estudios de
personajes. Y es la razón por la cual los sermones basados en el ejemplo
de los personajes bíblicos pueden errar el rumbo con gran facilidad.
Lo más importante, no es su valor como ejemplo, sino su lugar dentro
del plan de Dios que culmina en Jesús de Nazaret. La genealogía
de Mateo indica una estructura teológica que se ve reforzada por la
predicación apostólica. Mateo nos estaba diciendo, por un lado, que
nunca debemos tratar de entender el Nuevo Testamento aislándolo
del Antiguo; y, por otro, que no podemos entender el Antiguo
Testamento sin su cumplimiento en Cristo.
La genealogía de Lucas aparece sin que lo notemos, pues ya se
habían abordado desde pasajes anteriores los aspectos más interesantes
de la narrativa cuando, súbitamente, Lucas comienza con ella. Y una
vez más, el propósito sin duda es teológico. Mateo principió con
Abraham y avanzó hasta llegar a Jesús; por el contrario, Lucas comenzó
con Jesús y regresó hasta Adán. Mateo nos mostraba que Jesús era la
simiente o el descendiente de Abraham en quien se cumplían todas
308
1
La predicación de los Evangelios
CAPÍTULO 16
las promesas hechas a este último; Lucas nos mostraba que Jesús fue
el último y más importante en la línea de los hijos de Dios. El primer
hijo de Dios fue Adán; el último fue Jesús. Puesto que la genealogía
de Jesús, el hijo de Dios, se ubica en el Evangelio entre el bautismo,
donde Dios dice: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido",
y la tentación, donde Satanás dice primero: "Si eres Hijo de Dios",
esta genealogía interpreta ambos enunciados. Su condición de hijo
radicaba en su verdadera humanidad, la que Adán perdió, Israel
repudió, y que Jesús mantuvo con fidelidad en su vida redentora.
Juan 2:13-22; Marcos 11:15-19; vea también Mateo 21:12-17; Lucas 19:45-48.
309
aquello de lo que hablaba Jesús, se acentúa la discontinuidad, el
carácter radicalmente nuevo de lo que Jesús vino a traer.
Thomas G. Long comentó el relato de Marcos sobre la limpieza
del templo dentro del contexto de la maldición de la higuera, por un
lado, y de la enseñanza sobre la fe y la oración, por el otro.
El texto expone entonces el choque central del evangelio de
Marcos: el antiguo orden versus el nuevo, los poderes efectivos
versus el reino, los límites de las posibilidades humanas
(y naturales) versus las ilimitadas posibilidades divinas, la estación
normal de la historia versus la estación perenne del reino. 2
2. La limpieza del templo
Algunos comentaristas conservadores han propuesto que, puesto que
Juan registró este suceso en el capítulo 2 de su Evangelio y Marcos
lo anota al final del ministerio de Jesús, deben haber existido dos
hechos similares. 1 No obstante, la aparente discrepancia ¿no sería
debida a las estructuras teológicas respectivas? Tendría sentido si Jesús
hubiera limpiado el templo en el momento más importante de su
ministerio y antes de su arresto y ejecución. El hecho de que Marcos
la vinculara con la entrada a Jerusalén, en conjunto con los últimos
discursos, conforma el escenario de la confrontación de Jesús con
los judíos, lo cual condujo a su muerte. Juan, sin embargo, destacó
algo distinto. Su prólogo nos centra en la nueva creación que tiene
lugar mediante Jesucristo. Parte de la esencia de la antigua creación
y de la tierra prometida era el templo; ahora la Palabra de Dios se ha
hecho carne y ha establecido su residencia en un tabernáculo entre
nosotros. Juan ubicó la limpieza del templo poco después, e incluyó el
comentario de que la afirmación de Jesús sobre reconstruir el templo
en tres días era una referencia a su resurrección, y luego siguió con el
discurso con Nicodemo sobre nacer de nuevo por medio del Espíritu.
Otra referencia al templo es la que surge en Juan 4 con motivo de la
conversación con la mujer samaritana. En esta secuencia de relatos se
destaca el carácter nuevo de las estructuras del reino que aparecen con
Jesús. Si bien existe una continuidad con lo antiguo, a tal punto que
Nicodemo, en su calidad de maestro en Israel, debería haber entendido
1
El punto es, sin duda, que de todas formas, Jesús maldice el árbol
a pesar de que no era la estación para dar fruto. Luego se dirige al
templo y expulsa a los comerciantes y cambistas. A continuación
vuelve a mencionarse la higuera y Jesús habla sobre la fe y la oración.
Los episodios de la higuera y del templo ayudan a explicar el tema.
La venida del reino de Dios produce lo inesperado, mientras que lo
esperado, lo normal, debe ser destruido.
Por consiguiente, parece razonable suponer que las distintas
ubicaciones del episodio de la limpieza del templo en Marcos y Juan
sirven a distintos propósitos teológicos. Esta conclusión destaca el
hecho de que los Evangelios no son mera biografía, pues, aun cuando
es obvio que tienen la intención de ser biográficos, no sólo brindan
una crónica de los acontecimientos de la vida de Jesús, el hijo del
carpintero. Precisamente se denominan Evangelios porque la iglesia
primitiva los consideró expresiones del evangelio. El evangelio es
en sí mismo un acontecimiento, pero no es un acontecimiento
sin interpretación. Y la interpretación puede presentarse como
un comentario, y también, por la manera en que se conforma la
redacción, puede servir para contar un relato único y mayor, el cual
es más que una colección de anécdotas. Los Evangelios presentan
ambas formas, así que debemos reconocer que la forma que adopta la
2
Thomas G. Long, "Shaping Sermons by Plotting the Text's Claim Upon Us",
en Preaching Biblically, editado por Don M. Wardlaw (Filadelfia: Westminster,
1983), pág. 92.
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1
1
310
1
CAPÍTULO 16
narración del Evangelio interpreta las partes del todo tanto como el
comentario directo.
3. La parábola del buen samaritano (Luc 10:25-37)
En la actualidad, se ha trabajado mucho en la interpretación de las
parábolas y no es mi objetivo tratar de mencionar todas las teorías. 3
Nuestro propósito específico con estos ejemplos concretos de textos
bíblicos es revisarlos dentro del contexto de la teología bíblica. El
exégeta deberá hacer otras tareas como parte del proceso de preparar
un sermón. Por su naturaleza de historias autónomas, las parábolas
pueden separarse con facilidad de su contexto y terminar diciendo
algo que pueda contradecir abiertamente el énfasis del evangelio. Si
algo nos ha enseñado la crítica de la redacción es que los documentos
bíblicos en general, y en particular los Evangelios, fueron elaborados
con sumo cuidado con el fin de transmitir un mensaje. Es inconcebible
que Lucas incluyera una parábola en la estructura, compleja pero sin
duda orientada al evangelio de su libro, para decir algo tan opuesto a
su objetivo principal; sin embargo, cuando se trata esta parábola como
si la idea fuera buscar a los menos afortunados con el fin de hacer
el bien, se pierde el sentido del contexto completo de la salvación
y del reino que trae Jesús, pues si, como es claro, la parábola fue
un golpe al intento del abogado por justificarse, ¿cómo podemos
entonces predicarla como si indicara que podemos justificarnos
haciendo el bien?
No se debe predicar ningún pasaje de un Evangelio antes de
considerar, al menos, todo el Evangelio como una afirmación teológica.
En el caso de esta parábola, debemos ubicarla, según nuestra propia
reflexión, dentro del contexto en que el Evangelio vincula a Jesús con
la historia de la salvación del Antiguo Testamento, y en todo lo que
implica un vínculo de esta naturaleza. Debemos recordar que Lucas
colocó las parábolas dentro de un marco narrativo en el cual Jesús
parte a Jerusalén con el expreso propósito de morir y resucitar para que
viniera el reino de Dios. El predicador debe leer y releer los distintos
Un rrarado úril es el de Craig L. Blomberg, Interpreting the Parables (Leicesrer:
Apollos, 1990).
La predicación de los Evangelios
1
311
capítulos que rodean la parábola y ver que es imposible predicarla de
otra manera que no sea como parte del mensaje de lo que Jesús ha
venido a hacer por nosotros. Entonces entenderemos porqué algunos
de los grandes exégetas, comentaristas y predicadores descubrieron
que el samaritano era el prójimo y que antes de poder amar a nuestro
prójimo debemos amar y recibir a quien vino a ser nuestro Prójimo y
Samaritano para rescatarnos. Es pertinente a este respecto la idea de
lhomas Long quien percibe los sermones como paralelos literarios
del progenitor de estos: "El género mismo del 'evangelio', una forma
literaria en que prácticamente cada elemento de la trama es moldeado
por su revelación final: la pasión". 4
4. Las apariciones después de la resurrección (Juan 20)
Existen dos perspectivas bien diferenciadas en el relato de Juan sobre
las apariciones de Jesús después de su resurrección. Estas señalan algo
del contexto de la teología bíblica y de las dimensiones del periodo
postresurrección. En primer lugar, encontramos a María Magdalena,
de pie fuera de la tumba, después de que Pedro y Juan ya dejaron
el lugar. María confundió a Jesús con un jardinero, pero cuando él
la llamó por su nombre, se dio cuenta de que era Jesús y de que él
había resucitado de los muertos. Al parecer estaba tan completamente
convencida de que se trataba de su Señor, que trató de abrazarlo,
pero él le dijo: "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre"
(Juan 20: 11-18 RV60). Esa tarde Jesús se apareció ante los discípulos.
Tomás no estaba presente y más tarde le relataron lo sucedido, pero
se mostró escéptico e insistió en que quería tocarlo y verlo él mismo
antes de aceptar que Jesús estaba vivo. Una semana después todos,
incluido Tomás, otra vez se habían reunido, y Jesús apareció y se
dirigió a él: "Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí
tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente".
Tomás quedó convencido de inmediato y creyó. Jesús señaló que
bienaventurados son quienes creen sin ver (Juan 20:24-29).
Fue el mismo Jesús el que se apareció ante María y Tomás; sin
embargo, a María se le prohibió tocarlo, y a Tomás se le invitó a
Long, "Shaping Sermons", pág. 88.
312 1 CAPÍTULO 16
hacer un examen físico detallado. El suave reproche hecho a Tomás
nos conduce a la declaración del propósito que tuvo Juan al escribir
el Evangelio para quienes vendrían después y no verían a Jesús pero
serían llevados a la vida eterna al creer en la palabra sobre Jesús. La
perspectiva de María es la de quien cree de inmediato; sin duda, quien
se dirigió a ella fue Jesús. Al parecer, lo que María no entendió al
principio fue que la resurrección no era sólo una señal de que las cosas
habían vuelto a la normalidad, como si nunca hubiera muerto; las
cosas habían cambiado y, desde ese momento en adelante, la relación
de María con Jesús sería por medio de la Palabra y del Espíritu. Ya
no podía relacionarse con él en la carne, como solía hacerlo. Por eso,
luego del episodio de María, Juan relató cómo Jesús sopló y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo".
Tomás, sin embargo, no pudo creer que Jesús en realidad había
resucitado, y por eso, necesitaba ser persuadido de la continuidad de
las cosas, no de su radical discontinuidad. Por lo tanto, la invitación a
tocarlo era para convencerlo de que el Jesús que estaba ante ellos era
el mismo que él había conocido, el Jesús que había muerto en la cruz.
Así como los discípulos pensaron que se trataba de un espíritu, de un
fantasma (Luc 24:36-43), Tomás necesitaba saber que Jesús era una
realidad física y no un fantasma o aparición. Tal como la crucifixión
fue corporal, la resurrección también lo fue. La resurrección, entonces,
indicaba tanto la continuidad con el pasado como la discontinuidad.
El mismo Jesús estaba vivo, pero de ahí en adelante se relacionarían
con él de otra manera. La era del Espíritu como agente del mundo
estaba por comenzar.
Consideraciones literarias e históricas
La principal consideración literaria es que el Evangelio es un
género literario nuevo y distinto que surgió de la naturaleza del
acontecimiento del evangelio y del impulso que lleva a comunicarlo.
No existen Evangelios en el Antiguo Testamento, pero sí el testimonio
del Antiguo Testamento sobre el evangelio, y por consiguiente
encontramos ciertos aspectos de continuidad literaria y teológica.
La predicación de los Evangelios
1
313
'La continuidad histórica es otra característica de la relación de los
Evangelios con el Antiguo Testamento. Siempre se ha reconocido una
dimensión de interpretación teológica en la narrativa histórica del
Antiguo Testamento, y esta es la razón por la cual la mayor parte de la
historia, a excepción del Pentateuco, aparece en la sección del canon
hebreo conocida como los Profetas Anteriores. Sidney Greidanus
señala: "No debe sorprendernos que existan similitudes entre el género
de Evangelio y el de la profecía y la narrativa hebreas". 5 Me atrevería
a decir que una característica que contribuye a la naturaleza singular
del género de Evangelio en el Nuevo Testamento es la de reunir toda
la gama de textos del Antiguo bajo su cumplimiento en Cristo, lo cual
no implica que todos los géneros literarios del Antiguo Testamento
aparezcan en los Evangelios, pero se entiende que muchos de ellos
sí aparecen. Es así como no sólo encontramos profecías vinculadas
a afirmaciones sobre su cumplimiento, sino que Jesús mismo utilizó
las afirmaciones proféticas de una forma que revelaba que él era aquél
Profeta por excelencia. Y eso permite dar sentido al relato del monte
de la transfiguración, donde Jesús es glorificado en compañía de las
dos grandes figuras proféticas del Antiguo Testamento: Moisés y Elías.
Cuando ya conocemos los géneros sapienciales del Antiguo
Testamento nos es más fácil reconocerlos cuando aparecen en los
Evangelios y podemos preguntarnos cuál es su propósito. Si bien
la literatura sapiencial del Antiguo Testamento no contiene nada
que se parezca a las parábolas de los Evangelios, hay razones para
pensar en un vínculo. Jesús incorporó la dicotomía del sabio y el
necio en sus afirmaciones; y, en la forma de usarla en la conclusión
del Sermón del Monte surge, otra inferencia: él es la encarnación
misma de toda sabiduría (Mat 7:24-29). Jesús utilizó proverbios y
parábolas, consideradas por algunos como proverbios extensos en
modalidad narrativa.
Sidney Greidanus, lhe Modern Preacher and the Ancient Text (Grand Rapids:
Eerdmans, 1988), pág. 263.
314
CAPÍTULO 16
La estructura literaria de los Evangelios es un punto fundamental
para el predicador. 6 Y se debe, como ya antes yo lo señalara, a que
cumple un propósito teológico; sin embargo debemos considerar
un tema relacionado. El desarrollo de la nueva crítica literaria y su
impacto sobre la hermenéutica ha traído nuevas contribuciones
al estudio de la homilética. Por cierto, el hecho de que soy un
evangélico conservador me produce cierta reserva con respecto a estos
continuos descubrimientos. No obstante, los evangélicos debemos
estar dispuestos a ejercer cierta medida de eclecticismo y no ser tan
orgullosos o conservadores como para no aprender de quienquiera
que podamos. Claro que, con el fin de evitar ser llevados por cualquier
nueva moda o tendencia efímera, debemos examinar con cuidado lo
que se presenta y preguntarnos qué principios y supuestos impulsan
cualquier nuevo planteamiento. Uno que precisamente es evangélico,
Greidanus, argumentó que debemos replantearnos el tema de la
forma del sermón. Hay lógica en la sugerencia de que si Jesús hizo su
proclamación utilizando, entre otras cosas, la forma narrativa, y si la
mayor parte de la Biblia tiene un marco narrativo, entonces debemos
ser muy cuidadosos antes de reconfigurar el texto narrativo y darle
una forma totalmente distinta.
De acuerdo con Eugene Lowry, fue la publicación de Fred
Craddock en 1971, As One Without Authority (Como uno sin
autoridad), lo que nos llevó a una nueva era de la homilética
(norteamericana), pues estuvo motivada, en parte, por la nueva
hermenéutica literaria que se centraba en la forma y naturaleza del
texto, y en cómo éste era utilizado para la comunicación; y, en parte,
por un serio cuestionamiento de la viabilidad práctica de predicar
como un medio de comunicación en la sociedad moderna. La
discusión de Lowry se centra en la idea de Craddock, de la predicación
inductiva, la que en ocasiones se denomina predicación narrativa. No
Vea Greidanus, The Modern Preacher, págs. 277-284. Resulta muy útil leer
cuidadosamente el capítulo 11 de esta obra. Vea también Sidney Greidanus,
"Preaching in the Gospels" en el Handbook of Conternporary Preaching, editado
por Michael Duduit (Nashville: Broadman, 1992).
La predicación de los Evangelios
1
315
es necesario seguir la nueva filosofía de la predicación, pero sí podemos
beneficiarnos de algunos comentarios que se han hecho sobre la forma
tradicional de predicar.
La planificación de sermones sobre los Evangelios
No quiero tornarme repetitivo en estas secciones de planificación
de cada capítulo pero, aunque resulta obvia, mi posición es que la
teología bíblica debe ser la fuerza motriz en el práctico tema de cómo
planificar una serie de sermones. También ya lo dije, pero lo voy a
repetir, que una de las cosas que debemos evitar es escoger pasajes
favoritos y aquellos con los que nos sentimos más cómodos, ignorando
los pasajes difíciles y aquellos que no hablan de nuestros intereses 0
preocupaciones particulares. Existe mucho material en los Evangelios,
y cualquier serie de sermones sólo se verá limitada por nuestra falta de
comprensión o creatividad. Debe resultar obvio también que la forma
y el propósito de los Evangelios no deben verse enturbiados porque
decidimos reorganizar los hechos o aislar las partes del todo.
Debemos, al menos, pensar en la estructura del Evangelio al
planificar una serie, la cual puede destacar esta estructura mostrando
su sucesión de puntos críticos y de énfasis. Cualquier serie sobre un
grupo de parábolas o milagros debe resaltar su función dentro del
plan y propósito general del Evangelio, que se encuentre con la simple
aplicación de la teología bíblica, mediante la cual ubicamos los relatos
de los Evangelios dentro de su contexto canónico, y la cual también
nos sirve para observar la estructura crítica de la revelación en los
Evangelios. Tengamos en mente el hecho de que Juan nos dio una
indicación al manifestar su propósito para escribir el Evangelio; un
propósito evangelístico, pero es mas que sólo evangelístico. Creer que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, de modo que tengamos vida en su
nombre, tiene que ver con más que sólo una conversión. Se trata de
nuestra existencia, de vivir por fe, de vivir con Dios, de conocer quién
es Jesús y qué ha hecho, y cómo es Dios. Es casi imposible pensar en
algo más global que eso. El punto es que Juan integró este material
con cuidado y de acuerdo a un plan. Un predicador no debería
' I:,
1:
316
1
CAPÍTULO 16
menospreciar a los autores de los cuatro Evangelios al predicar sobre
la brillante composición que hicieron de acontecimientos de la vida,
muerte y resurrección de Jesús, como si tan sólo fuera una colección
de textos sin conexión.
CAPÍTULO 17
La predicación de
Los Hechos y de las Epístolas
La historia de la salvación en el Nuevo Testamento
Con la primera
venida de Jesús
llegó la nueva era
para nosotros
l
Encarnación
Ascensión
Muerte y
resurrección
de Jesús
La nueva era se
consuma con la
segunda venida
de Jesús
La nueva era llega a
nosotros mediante el
evangelio y el Espíritu Santo
J:'."lr--~~~~~~~~~~~_.,
Hechos y las Epístolas
La nueva
creación trae
el fin de la
antigua era
Diagrama 18: El acontecimiento del evangelio trae consigo la
superposición de la nueva era y la antigua, lo cual sucede de dos
maneras: Primero, la era del reino irrumpe en la antigua cuando Jesús
se encarna. Y después, la ascensión de Jesús y la llegada del Espíritu
Santo traen la nueva era a las vidas de quienes creen en el evangelio.
Los Hechos y las Epístolas en su contexto bíblico-teológico
Es de común acuerdo en la teología bíblica que la naturaleza del
acontecimiento del evangelio generó algunas modificaciones en
las expectativas prevalecientes de los creyentes judíos. El patrón
escatológico general de los profetas del Antiguo Testamento era el
de una era que llegaría a su fin con el advenimiento del acto final
de salvación en el día del Señor. El gran acontecimiento salvífica
implicaría el fin de lo antiguo y la inauguración inmediata y total
de lo nuevo. De acuerdo con el Nuevo Testamento, sin embargo,
el gran único acontecimiento del último día abarca toda la historia
318
1
CAPÍTULO 17
entre la primera y la segunda venida de Jesús. Los comentaristas a
menudo han utilizado la ilustración de alguien que tiene una visión
panorámica escorzada de las cumbres de unas montañas. A la distancia,
las cumbres parecen fusionarse en una sola cadena, pero al acercarnos
descubrimos que en realidad hay una distancia considerable entre
ellas, y debemos seguir viajando para alcanzar la más distante. Del
mismo modo, se dice que la visión profética se ve escorzada de tal
modo que todos los acontecimientos del fin, separados por un tiempo
indefinido, aparecen como un solo acontecimiento. No obstante,
cuando se produjo su cumplimiento, descubrimos que la llegada del
Hijo del Hombre no correspondía a una sola cumbre, sino a dos, o
tres, si consideramos su venida mediante el Espíritu Santo. Me refiero
nuevamente al argumento sobre la estructura de la revelación que
figura en el capítulo 8.
Ahora bien, esta ilustración tan solo muestra parte de la historia,
tal como nuestros diagramas, pero sirven para darnos una noción de
las estructuras básicas de la realidad que subyacen en el mensaje de
la Biblia. En el diagrama 18 he intentado representar la forma en
que el evangelio trae a nosotros esta nueva era. Es importante que
entendamos el contexto de los distintos textos del Nuevo Testamento
dentro la teología bíblica. No todos tienen la misma relación con los
acontecimientos clave del evangelio: la vida, muerte y resurrección de
Jesús, por eso, no tienen la misma relación con el lector contemporáneo
y con quien escucha el sermón.
Podríamos preguntarnos si Pablo el apóstol estaba bajo la misma
situación bíblico-teológica que nosotros en la actualidad. Después de
todo, ambos nos situamos después de Pentecostés: Pablo se dirige a
iglesias cristianas reales conformadas por creyentes, que son como
las nuestras; vive entre Pentecostés y la segunda venida, tal como
nosotros; aborda problemas que surgen de la misma pecaminosidad
humana que conocemos y experimentamos. ¿Hay alguna diferencia?
Es indudable que las epístolas del Nuevo Testamento son los
documentos bíblicos más cercanos a nuestra situación contemporánea,
sin restarles importancia a los cambios históricos y culturales que han
ocurrido entre el siglo 1 y el XXI; sin embargo, existen diferencias
que el predicador debe considerar cuando busca aplicar las epístolas
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
1
319
a la actualidad. En primer lugar, Pablo era miembro de un grupo
único cuyo oficio no volvería a repetirse. Él se consideraba uno de los
apóstoles, bajo el fundamento de su llamamiento y de la visión que
tuvo de Cristo. Un apóstol era alguien que había conocido a Jesús y
era testigo de su resurrección. Fueron designados por Jesús para dar
testimonio fidedigno de él antes de que existiera el canon del Nuevo
Testamento. Hoy no tenemos tales apóstoles, pero sí tenemos el
Nuevo Testamento como resultado del testimonio apostólico.
Si, entonces, los documentos del Nuevo Testamento más
cercanos a nuestra situación contemporánea tienen puntos teológicos
de diferencia con nosotros, cuánto más conciencia debemos tener de
las diferencias con los documentos más lejanos. Una de las acaloradas
discusiones que resurgió en los años sesenta se refirió a la condición
del libro de Los Hechos, y en particular a los primeros capítulos, que
se refieren a Pentecostés y al periodo inmediatamente posterior. La
pregunta era en qué medida Hechos sigue teniendo carácter normativo
para la iglesia cristiana de la actualidad. Mucha de la confusión al
respecto se produjo por no aplicar forma alguna de teología bíblica al
tema. Un intento de revertir esta falla fue el de Frederick D. Bruner. 1
Él demostró que el tema de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés
tomaba, al insertarse en el contexto de la historia de la redención, un
significado distinto al que le asigna el movimiento neopentecostal.
La esencia de la teología de los primeros dos capítulos de Hechos
se basa en la transición desde una situación en la que Jesús estaba
presente en la carne a otra en que está ausente en la carne pero presente
en el Espíritu. Esta transición sólo podía suceder una sola vez, y así fue.
Las interrogantes hermenéuticas para los predicadores y para todos los
intérpretes cristianos de estos acontecimientos requieren de entender
los elementos de continuidad y discontinuidad entre Pentecostés y
nosotros. Esta continuidad-discontinuidad, o unidad-distinción es
parte esencial de la hermenéutica, independientemente de qué pasaje
bíblico analizamos. Y, aunque es obvio para la mayoría de las personas
que nuestra relación con el Antiguo Testamento implica continuidad
Frederick D. Bruner, A 1heology o/ the Holy Spirit: 1he Pentecostal Experience and
the New Testament Witness, (Londres: Hodder and Stoughton, 1971).
320
1
CAPÍTULO 17
y discontinuidad, este principio es pronto ignorado cuando se trata de
las distintas secciones del Nuevo Testamento.
Los discípulos de Jesús que protagonizaron la experiencia
de Pentecostés, según es descrita en Hechos 2, estaban insertos en
un momento crítico y singular de la progresión de la historia de la
salvación. A diferencia de nosotros, ellos conocieron a Jesucristo en
la carne. A diferencia nuestra, eran judíos con expectativas específicas
sobre el significado que tendría la venida de Cristo para su nación
y el mundo. A diferencia nuestra, ellos fueron testigos de los
acontecimientos entre los que se incluye la muerte de Jesús, y lo vieron
luego de la resurrección, o al menos escucharon relatos de primera
mano sobre sus apariciones. Otra diferencia es que recibieron una
enseñanza muy especial del Señor resucitado, la cual culmina en las
palabras registradas en Hechos 1:5-8. Esta enseñanza era básicamente
la esencia de la teología bíblica que les permitió dar contexto a los
acontecimientos que rodearon la muerte y resurrección de Jesús, y
comprender cómo se manifestaría el reino de ahí en adelante. De
este modo, sin importar qué digamos sobre nuestra continuidad con
respecto a Pentecostés, algunos aspectos nunca podrán reiterarse,
puesto que ya no hay discípulos que hayan conocido a Jesús en la carne
y que hayan tenido que pasar por esta transición de conocer a Jesús en
el Espíritu. Es importante que entendamos Pentecostés dentro de un
contexto más amplio y que formulemos en consecuencia una teología
bíblica del Espíritu Santo. Nos ayudará a entender en qué sentido los
discípulos no tenían el Espíritu antes de Pentecostés y en qué sentido
sí lo tenían. Por sobre todo, nos ayudará a entender que, sin importar
en qué sentido Pentecostés fuera una nueva experiencia, no dependía
de la fe o preparación de los discípulos, sino de la obra completa de
Cristo y su glorificación.
Si la experiencia de Pentecostés caracteriza la transición a la
era del evangelio y el Espíritu, considerado como el periodo de la
superposición de las eras, ¿qué podemos decir sobre lo que resta de
Hechos? El factor de la transición implica que debemos estar dispuestos
a reconocer que otros acontecimientos ocurren una sola vez y son
únicos. Y este parece ser el caso, precisamente, en esos textos que se
han convertido en objeto de discusión debido a que se afirma que son
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
1
321
normales. Dos buenos ejemplos son el caso de los samaritanos, de
Hechos 8, y el de los discípulos de Juan el Bautista, de Hechos 19. En
el primero, se demuestra que los creyentes samaritanos no pudieron
progresar por sí mismos, sino que requirieron de supervisión
apostólica, evitando así la perpetuación del cisma samaritano, cuyas
raíces se remontan a Jeroboam l. El caso de los discípulos de Juan el
Bautista fue tan solo el de discípulos que necesitaban oír el evangelio
completo de Jesucristo. Estos acontecimientos, de la mano con el
relato de Cornelio y Pedro, en Hechos 1O- 11, son parte de la escena
de la transición, que primero se centra en los judíos y luego incluye a
los gentiles en la obra salvadora de Dios.
Es necesario evaluar otra faceta de Hechos a la luz de la teología
bíblica: la frecuencia de las señales y prodigios que acompaña el
ministerio de los apóstoles. Un planteamiento consiste en considerarlos
característicos de los apóstoles, de modo que una vcr. que los apóstoles
desaparecen estos milagros no vuelven a ocurrir. 2 Es probable que este
sea un caso de argumentos engañosos, sin embargo, es necesario que
nos preguntemos cuándo y cómo figuran estas señales y prodigios en
la perspectiva más amplia de la historia de la salvación. De hecho,
existen tres agrupamientos fundamentales de milagros, si bien existen
otros que no son parte de ellos. El primero, es el grupo de señales y
prodigios que acompaña el gran acontecimiento redentor del éxodo
y la entrada a la tierra prometida. El segundo, tuvo lugar durante los
ministerios de Elías y Eliseo, quienes llamaban a Israel a retornar a la
fidelidad al pacto en un momento en que la nación estaba al borde de
una total apostasía. El tercer grupo pertenece al ministerio de Jesús y
de los apóstoles. Fuera de los Evangelios y Los Hechos, las referencias
a las señales y prodigios son bastante escasas y se refieren en su mayor
parte al ministerio apostólico. La principal excepción es Apocalipsis,
donde se hace referencia a falsas señales de la bestia, los demonios, y el
falso profeta. 3 Si bien es difícil afirmar con toda certeza que las señales
y prodigios no se producen después de los apóstoles, cabe destacar el
relativo silencio de las epístolas con respecto a la presencia de estos
Walter J. Chantry, Sigm ofthe Apostles, (Edimburgo: Banner ofTruth, 1976).
Apocalipsis 13:13-14; 16:14; 19:20.
322
1
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
CAPÍTULO 17
fenómenos en las congregaciones locales. 4 Me parece que un enfoque
bíblico-teológico nos hará ser cuidadosos para no abolir los milagros
de la escena contemporánea, pero tampoco considerarlos normales
dentro de la vida de una congregación. Debo mencionar que tener
reservas con respecto a los milagros pero hacer el máximo esfuerzo
para proclamar el evangelio, es mucho mejor que convertir los
milagros en evangelio. Con todo, debemos buscar las normas bíblicas;
y al mismo tiempo, ningún cristiano puede reflexionar sobre su propia
conversión, sin creer en los milagros.
La principal característica de la teología bíblica expresada en las
epístolas del Nuevo Testamento, que afecta el modo en que predicamos
estos documentos, es la relación entre la existencia cristiana y el
acontecimiento histórico del evangelio, tanto en el pasado como en
la esperanza escatológica futura. En el capítulo 7 expliqué este tema
en términos de la llegada del fin para nosotros, en nosotros y con
nosotros. Se trata de la relación de la vida cristiana, o santificación,
con el acontecimiento del evangelio. Y bajo el riesgo de ser repetitivo,
señalo que el problema más serio que con facilidad nos afecta a todos
los predicadores es la tendencia a confundir esta relación. Nos sucede
cuando exponemos la vida cristiana sobre cualquier base que no sea
la del evangelio. La santificación es, como se ha dicho sabiamente,
nuestra justificación en acción. James Buchanan expresó una verdad
importante al afirmar que "nada se aleja en sí más de la Escritura, o es
más pernicioso para las almas de los hombres, que reemplazar la obra
vicaria de Cristo que hizo por nosotros, por la obra misericordiosa
del Espíritu en nosotros, basada en el perdón y aceptación que
Dios nos da". 5
Es poco probable que alguien afirme que somos justificados por
la santificación, pero intencional o inadvertidamente, eso es lo que
sucede cuando permitimos que la enseñanza sobre la vida cristiana,
imperativos éticos y exhortaciones a la santidad se separen del claro
Se menciona que sucedían milagros en las congregaciones, en 1 Corintios 12: 1O,
29 y en Gálatas 3:5.
James Buchanan, The Doctrine of Justijication, (Edimburgo: Banner of Truth,
1961), pág. 401.
323
mensaje del evangelio y tomen su lugar. Podemos desvivirnos por
predicar textos sobre cómo deben ser las cosas, lo que hace una iglesia
madura, o lo que el Espíritu Santo quiere hacer en nuestras vidas,
pero si no establecemos el vínculo en cada sermón, entre la obra del
Espíritu en nosotros y la obra de Cristo por nosotros, distorsionaremos
el mensaje y despediremos a las personas con una teología natural de
la salvación por obras. La predicación de las epístolas exige que el
predicador adopte el mensaje total del documento, incluso si sólo se
expone una selección de textos o un versículo. Cada sermón debe
entenderse por sí solo como una proclamación de Cristo. No sirve
decir que abordamos el elemento de la justificación tres semanas atrás
y que ahora estamos siguiendo los imperativos y directrices de Pablo
para la vida cristiana. Pablo no contempló una brecha de tres semanas
entre su exposición del evangelio y su definición de las consecuencias
de éste para nuestras vidas. Tampoco anticipó la situación de que
algunas personas no estarían presentes para la lectura de la epístola
completa y escucharían parte de su mensaje fuera de contexto.
l.
La ascensión y la misión mundial (Hechos 1)
La ascensión fue mencionada al tratar la teología bíblica de Jesús
y los apóstoles en el capítulo 5. Por tanto, bastará que recordemos
que Hechos 1 nos brinda una importante visión de la estructura de
la revelación bíblica que surge de la naturaleza del acontecimiento
del evangelio. En resumen, mencionemos los siguientes puntos. Los
discípulos habían aceptado la idea judía generalizada de que la venida
del Mesías implicaba el advenimiento final e inequívoco del reino de
Dios. La muerte de Jesús los desilusionó, pero su esperanza revivió
con la resurrección. Seguramente el reino aparecería entonces, y de
ahí la pregunta de Hechos 1:6: "Señor, ¿restaurarás en este tiempo el
reino a Israel?" La respuesta de Jesús indica que esta pregunta estaba
mal dirigida. Debemos asumir que no desestima la pregunta, sino que
le da genuina respuesta. Les dice: " ... pero recibirán poder, cuando el
Espíritu Santo venga sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra". El reino de
Dios ciertamente estaba siendo restaurado a Israel, pero se concretaría
mediante la predicación del evangelio en todo el mundo.
324
CAPÍTULO 17
Algunos han utilizado esta afirmación para señalar que faltan por
suceder dos acontecimientos: uno es la restauración del reino a Israel
en calidad de salvación judía; el otro es la misión a los gentiles por
medio del evangelio. Creo que esto no se atiene a los hechos de la
Biblia, y debemos entender que Jesús indicó que el reino estaba siendo
restaurado, y que llegaría a judíos y gentiles, sin distinción por medio
de la predicación del evangelio.
Entonces, la ascensión brinda una estructura a la era del evangelio
y a la experiencia cristiana. La ascensión muestra la naturaleza de la
superposición de las edades y crea la perspectiva neotestamentaria del
"ahora" y "no todavía". Por lo cual es vergonzoso que la ascensión
sea tan descuidada al predicar. Dudo que alguna iglesia cristiana
permita que pase el domingo de resurrección sin hacer referencia
a la resurrección misma. Asimismo, la mayoría de los cristianos se
reúne el domingo con el fundamento racional de que el primer día
de la semana reemplazó el sábado porque Jesús resucitó ese día. Todos
los domingos son día de resurrección, pero la ascensión, según el
calendario eclesiástico, se celebra siempre en jueves. Puede ser que
las iglesias orientadas a la liturgia y las que siguen ese tradicional
calendario observen el Día de la Ascensión. Pero me temo que, para
la mayoría, este día pasa inadvertido y ni siquiera es mencionado.
Por supuesto, nosotros no dependemos de los calendarios eclesiásticos
tradicionales para nuestra predicación. La ascensión nunca se verá
descuidada si seguimos un programa centrado en el evangelio.
2.
Pentecostés en la, teología bíblica (Hechos 2)
Si el Espíritu Santo fue concedido en Pentecostés como cumplimiento
no sólo de ciertas promesas del Antiguo Testamento sino de las
promesas que Jesús hizo en su mensaje de la Última Cena, ¿de qué
manera estaba presente antes de Pentecostés? Esta reflexión hace
necesario un rápido resumen sobre el Espíritu Santo dentro de la
teología bíblica. El Espíritu estaba presente y activo en la creación y
representa el poder de Dios por medio del cual la vida es infundida
en los seres humanos. El pecado del hombre afecta las relaciones
humanas con Dios y por lo tanto con el Espíritu (Gn 6:3). Al
desarrollarse la historia de la salvación se revela el papel del Espíritu
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
1
325
Santo fundamentalmente asociado a ministerios salvíficos especiales,
entre los cuales se incluyen los de los jueces y reyes. 6 Al llegar a la
escatología profética, el Espíritu adquiere aún mayor prominencia
como agente de la nueva creación en la era mesiánica.7 Por medio del
Espíritu, el siervo de Dios traería salvación a las naciones (Isa 42:1-3).
Reuniría al pueblo de Dios en el día de la salvación, potenciaría la
palabra del Señor al salir ésta a cumplir su propósito, y sería la fuerza
que sostendría la construcción del nuevo templo. 8 El día del Señor se
caracterizaría por el derramamiento del Espíritu sobre todo el pueblo
de Dios Qoel 2:28-32).
Hay algunos pasajes que indican que el Espíritu participa en
una forma más general en la salvación del pueblo de Dios, 9 pero el
principal énfasis del Antiguo Testamento es el papel del Espíritu en
la obra salvadora de Dios ejecutada por medio de figuras salvadoras
ungidas. Este papel del Espíritu debe prepararnos para entender
el vínculo cristológico entre el Espíritu y la palabra en el Nuevo
Testamento, y para que entendamos mejor la obra del Espíritu cuando
comencemos por Jesús, la persona perfectamente dotada del Espíritu.
La presencia del Espíritu en el mundo se ve definida por la presencia
de la Palabra de Dios. El Espíritu se recibe en Pentecostés en estrecha
relación con el evangelio que ha sido completado, y en calidad de
agente del Cristo resucitado y exaltado en el mundo. En este sentido,
existió un tiempo en que, como señala Juan, " ... el Espíritu Santo no
había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado"
Quan 7:39). Sin importar cómo percibamos la presencia del Espíritu
en el mundo antes de Pentecostés, este énfasis deja en claro que la
condición para que fuera dado el Espíritu era que la obra de Cristo
estuviera completada.
Podemos afirmar que existen diferencias entre el papel del
Espíritu bajo el antiguo pacto y su papel bajo el nuevo. Si bien el
Génesis 41:38; Éxodo 31:3; Números 11:29; Deuteronomio 34:9; Jueces 3:10;
6:34; 11:29; 13:25; 14:6,19; 15:14; 1 Samuel 16:13-14.
Isaías 11:1-9; 32:15-20.
Isaías 44:3; 59:21; 61:1; Ezequiel 36:25-28; 37:14; 39:29; Zacarías 4:6.
Salmos 51: 10-12; Isaías 63: 10-14.
"I
11'
326
1
CAPÍTULO 17
'
El argumento sobre el papel del Espíritu Santo en los creyentes del Antiguo
Testamento es desarrollado eficazmente por Glen Davies en "The Spirit of
Regeneration in the Old Testament" en Spirit o/ the Living God, editado por
B. G. Webb, Explorations 5 (Homebush West, Sydney: Lancer, 1991).
11
John Goldingay ("Was the Holy Spirit Active in Old Testament Times? What
Was New about the Christian Experience of God?" Ex Auditu 12 [1996]) afirma,
con mucho acierto, que muchas de las actividades atribuidas al Espíritu Santo en
el Nuevo Testamento son descritas en el Antiguo Testamento sin una referencia
directa a éste. Es por ello que el Nuevo Testamento aclara que el Espíritu es
responsable de dichos acontecimientos y de la actividad de Dios en el Antiguo.
1
11
.
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
3.
Antiguo Testamento guarda bastante silencio con respecto al lugar del
Espíritu en la vida del creyente israelita, debemos creer que bajo el
antiguo pacto las personas se resistían a Dios en su pecado y estaban
muertas espiritualmente, tanto como en el nuevo. 10 Tenían tanta
necesidad de la regeneración del Espíritu como nosotros para recibir
por fe la palabra de Dios. Asimismo, debemos creer que el Espíritu
es siempre el Espíritu, esté presente o no. Pero ¿en qué difiere su
función en el Antiguo Testamento de su rol en Pentecostés? El papel
del Espíritu es el de ser el poderoso agente de la obra salvadora de
Dios y el de aplicar la Palabra de Dios, la palabra del evangelio, a los
corazones de las personas. Las distinciones en el rol del Espíritu tienen
que ver con la revelación del evangelio. El Espíritu estaba activo en el
Antiguo Testamento; no sólo en las singulares formas de la salvación
que prefiguran el Espíritu de Cristo en la salvación, sino también en la
revelación del evangelio en todas sus formas y tiempos. 11 Este énfasis
continúa en las narrativas de los Evangelios en el sentido de que Jesús
era ante todo el israelita dotado del Espíritu, quien cumplía todos
los papeles de las figuras facultadas por el Espíritu Santo en tiempos
del Antiguo Testamento. En su perfecta obediencia, incluso hasta la
muerte, Jesús estableció su derecho a compartir con todo su pueblo,
no sólo su condición de justo como Hijo de Dios, sino también el de
estar dotado del Espíritu. Es por ello que una vez que la transición al
periodo del evangelio y del Espíritu tuvo lugar en Pentecostés, la norma
es que el arrepentimiento y fe estén acompañados de la recepción del
Espíritu. Nada más se afirma en relación con el Espíritu en la vida
cristiana: nada sobre otro bautismo en el Espíritu; sólo la vida bajo el
Espíritu, que sigue siendo llena de éste (Gál 5:25; Ef 5:18).
10
!11111
1
Cornelio y los gentiles (Hechos 1 O)
No es muy problemático ubicar este acontecimiento dentro del
contexto de la teología bíblica. Una vez que hemos entendido la
naturaleza escatológica del evangelio y el hecho de que los días
postreros comenzaron con la primera venida de Cristo, podemos
ver cómo se perciben las expectativas del Antiguo Testamento en la
forma en que se proclama el evangelio. El punto muerto se produce,
incluso, bajo la nueva hermenéutica de Lucas 24, pues, a pesar de
contar con la iluminación del Espíritu en Pentecostés, el corazón
humano tarda en aprender, como sabemos por experiencia propia. Los
primeros cristianos también parecían tener dificultades en ajustarse
a las consecuencias del evangelio predicado a los gentiles. El etíope
y los samaritanos de Hechos 8 traen claridad sobre la teología del
evangelio para el no judío, y después, en Hechos 1O, se le da a Pedro
una inolvidable lección sobre esta misma verdad.
Entonces Hechos 10, donde Pedro aprende a no llamar
impuros a los gentiles, nos acerca al esfuerzo máximo de Pablo de
llevar el evangelio a las naciones. Las dificultades de los creyentes
circuncidados cuando se enteraron de que los gentiles habían recibido
el Espíritu Santo ilustran sus problemas para ajustar su visión sobre
las consecuencias del evangelio. La inclusión de los gentiles los hizo
reevaluar forzosamente la forma en que funcionaría le ley en la
Iglesia. Otro elemento presente en la forma en que Lucas dispone
el material es que esta reevaluación incluiría un nuevo impulso para
salir de Jerusalén, acelerado por la persecución luego de la muerte de
Esteban. El episodio de Cornelio es parte importante de la teología
bíblica de la misión que nos permite comprender el aparente cambio
de perspectiva que pasa de la reunión de los gentiles en el templo de
Jerusalén en el Antiguo Testamento, al énfasis neotestamentario de
llegar a las naciones. Esteban expresó la esencia de esta modificación
al indicar la necesidad de dejar atrás el templo fijo hecho de mano
(Hech 7:47-51). Jesús era, a partir de su resurrección, el templo que
estaba tanto en el cielo, donde se sienta a la diestra de Dios, como
en la tierra por medio del Espíritu y del evangelio. Y los gentiles
aún concurren al templo, según la visión de lsaías, pero el templo
está ahora dondequiera que el Espíritu de Jesús reúne a su pueblo
mediante la predicación del evangelio.
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327
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328
4. El evangelio y la conducta cristiana (1 Corintios 6)
Corresponde comentar algunos aspectos de este pasaje debido a
que ilustra de manera tan excelente la conexión entre el indicativo
del evangelio y los imperativos de la santificación. Escuché una
predicación de gran elocuencia sobre este pasaje; sin embargo,
carente del evangelio. El predicador no parecía darse cuenta, en su
celo por advertir a sus oyentes sobre los patrones de comportamiento
pecaminosos, que Pablo dio varias pistas sobre la relación entre estas
duras órdenes y el evangelio. La primera se encuentra en el versículo 2:
"¿O no saben que los santos han de juzgar al mundo?" Nuestra relación
con Cristo el juez tiene consecuencias escatológicas extraordinarias y,
no obstante, en este caso los cristianos de Corinto se comportaban
como si no fueran consecuencias para ellos en el presente.
Cuando Pablo enumera, en los versículos 9 al 11, quiénes no
heredarán el reino, no sólo dice que quienes pequen no irán al cielo,
aunque es cierto. Más bien le recuerda a la congregación que estas cosas
son inconcebibles para quien está en Cristo y fue lavado, santificado
y justificado. El fundamento racional y la motivación para la santidad
no es la ley, sino el evangelio. Del mismo modo, las exhortaciones
a la pureza sexual no se basan en la sola ley, sino en la verdad del
evangelio de que el Espíritu mora en quienes han sido comprados por
precio (vv. 19-20). Esto debería resultar obvio incluso en una lectura
superficial del texto; sin embargo, por alguna razón, a menudo nos
mostramos reacios a seguir el texto como está escrito y a exponer el
evangelio como la base para un comportamiento santo, en nuestro
celo de corregir.
5.
El hombre de pecado (2 Tesalonicenses 2:1-12)
Leon Morris comenta que "este pasaje es probablemente el menos
claro y más dificil de todas las cartas paulinas". 12 Desde la perspectiva
de la teología bíblica el problema consiste, en parte, en entender qué
esperaba Pablo y por qué. Hemos visto la necesidad de reconocer
todas las inferencias escatológicas del evangelio: que el fin ha llegado
12
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
CAPÍTULO 17
Leon Morris, 1 and 2 Thessalonians, Tyndale New Testament Commentaries
(Londres: Tyndale Press, 1956), pág. 123.
1
329
y que la profecía se cumplió con la primera venida de Cristo. No
obstante, es imphrtante que esta perspectiva no nos lleve a una
escatología realizada, hasta pensar que todo ya sucedió. En este pasaje
Pablo parece contradecir esta tendencia. Si Pablo se refería, con
este hombre de pecado, a lo mismo que Juan cuando hablaba del
anticristo, entonces tenemos que creer que muchos anticristos han
salido al mundo, y que el hombre de pecado, desde la perspectiva de
Pablo, no había llegado aún.
Cuando reunimos todas las afirmaciones sobre el regreso de
Jesucristo que aparecen en las cartas a los tesalonicenses, la teología
escatológica no es lo poco clara que parece indicar este pasaje. En
1 Tesalonicenses 4, Pablo se refirió a la certeza de que los muertos
resucitarán cuando Cristo regrese. En el capítulo 5 utilizó la figura de
un ladrón para describir su llegada. Es un llamado a velar y a ser fieles
de modo que no seamos sorprendidos. En 2 Tesalonicenses 1 habló
de la certeza del juicio cuando regrese Cristo. A la luz de estos pasajes
pareciera que 2 Tesalonicenses 2 expresa la realidad del mal en estos
días postreros. Su negación del Día del Señor (v. 2) es un rechaw a la
escatología realizada de quienes dicen que todo radica en el presente.
Aún quedan cosas por resolver. 13
Como lo demuestra William Hendriksen, la descripción que hace
Pablo del hombre de pecado refleja una dependencia de ciertos pasajes
de Daniel. 14 Por ser éste el caso debemos comprender las afirmaciones
de Pablo en el contexto más amplio de la teología bíblica de la victoria
del Hijo del Hombre. Si nuestro análisis bíblico-teológico es correcto,
no hay conflicto entre la abominación desoladora, la apostasía y la
resistencia al reino de Dios, cuya expresión primaria y más dura es la
pasión y muerte de Cristo y la idea de que estas cosas pertenecen al
futuro. El énfasis de este pasaje es que aún no se ha llegado al statu
quo. Pablo no contradijo en modo alguno la enseñanza de Jesús sobre
13
14
Vea William J. Dumbrell, The Search far Order: Biblical Escatology in Focus (Grand
Rapids: Baker, 1994), págs. 313-315; Gerrit C. Berkouwer, Studies in Dogmatícs:
The Return o/ Christ (Grand Rapids: Eerdmans, 1972), págs. 268-275.
William Hendriksen, 1 and 2 Thessalonians (Londres: Banner ofTruth, 1972).
Vea Daniel 7:25; 8:9-14,25.
330
1
CAPÍTULO 17
las señales de los tiempos. Su propósito nunca fue alentar a quienes les
gusta predecir los tiempos y estaciones. Están ahí para recordarnos que
vivimos en los días postreros. Con la certeza de que Dios va a actuar
finalmente para consumar su reino, Pablo exhortó a los cristianos de
Tesalónica a estar firmes y retener la doctrina que habían aprendido,
sea por palabra, o por carta de él (2 Tes 2: 15).
'
La predicación de Los Hechos y de las Epístolas
15
16
Scott Hafemann, "Preaching in the Episdes", en Handbook o/ Contemporary
Preaching, editado por Michael Duduit (Nashville: Broadman, 1992).
Vea Sydney Greidanus, The Modern Preacher and the Ancíent Text (Grand Rapids:
Eerdmans, 1988), capítulo 12.
331
en cuenta en el proceso de la exégesis y también al reflexionar sobre la
forma del sermón. Scott Hafemann insta al predicador a considerar
al menos cinco características de las epístolas que afectan la forma en
que las exponemos: su carácter teológico, su naturaleza ocasional, la
estructura del discurso, su propósito fundamental y las exhortaciones
imperativas. Con respecto a estas últimas, comenta:
El peligro al predicar las epístolas es, por consiguiente, que
los imperativos del texto se vean separados de las afirmaciones
teológicas indicativas en las cuales se basan indivisiblemente,
o bien, del cumplimiento de las promesas a que conducen de
manera inevitable. 17
Consideraciones literarias e históricas
La primera consideración es que las epístolas están dirigidas en
su mayor parte a una situación histórica específica, y sin embargo
llevan esa autoridad que las hace universalmente aplicables. La tarea
exegética del predicador es tratar de comprender, en primer lugar,
dicha situación histórica. Sin restarle la importancia a lo anterior,
siempre tendrá la tarea de tratar de comprender los principios
teológicos expresados de modo de poder transferirlos a la situación
contemporánea. Scott Hafermann señala que "las verdades de las
epístolas se expresan en todos los casos en relación con situaciones y
problemas concretos y por causa de estos" .15 La importancia teológica
del texto epistolar se entiende a la luz de la situación que lo generó,
incluso cuando la información disponible sea sólo la del contenido
del texto mismo; sin embargo, si bien la situación específica arroja
luz sobre el significado del texto, no es, en sí misma, el mensaje. En
un sermón nos es necesario escuchar más que sólo el análisis de lo
que Pablo les dijo a los Gálatas en el capítulo 1 de la epístola, y cuál
fue su motivación para decirlo. Necesitamos que lo que dice ahí se
traduzca a lo que Dios nos dice hoy. La mayoría de nosotros tiene un
texto favorito que aplicamos vez tras vez, con gran fervor, sólo para
descubrir en un análisis más profundo que el contexto general del
pasaje no permite esta interpretación.
Las características literarias de las epístolas han sido objeto de
mucha atención en estudios recientes. 16 El predicador necesita tenerlas
1
Debido a que se trata de cartas escritas para una situación específica,
no es seguro asumir que contendrán argumentos sistemáticos; si bien;
como sugiere Leland Ryken, Romanos y Hebreos serían la excepción. 18
Ryken propone también que los aspectos resaltados en una epístola no
son necesariamente los aspectos teológicos esenciales. El autor puede
darlos por sentado al dirigir su atención al suceso que genera la carta. 19
La planificación de sermones sobre Los Hechos y las epístolas
A estas alturas deben resultar claras las consecuencias del comentario
previo relativo a la planificación de sermones sobre estos libros.
Nuestra tarea es proclamar a Cristo y a él crucificado. Todas nuestras
exhortaciones asociadas a la ética o la santificación no sólo deben
originarse en el evangelio; este origen debe ser visible. Los Hechos
proporciona una amplia variedad de información que nos permite
tener un buen panorama bíblico-teológico del Nuevo Testamento,
puesto que abarca toda la transición que va del Jesús presente al Jesús
ausente, que llega a estar en medio de su pueblo mediante su Palabra
y el Espíritu. Y deja esta transición para revelar las primeras etapas de
17
Hafemann, "Preaching in the Episdes", pág. 372.
18
Leland Ryken, Wordr o/Lije: A Líterary lntroduction to the New Testament (Grand
Rapids: Baker, 1987), pág. 90.
19
Ryken, Words o/Lije, pág. 90.
332
1
CAPÍTULO 17
la misión mundial, incluida la fundación de iglesias judías y gentiles.
Por causa de esta transición crítica que sucede dentro de este único
libro, no se debe desarrollar un sermón o una serie de sermones sobre
Hechos, sin cierta medida de contextualización teológica. La tentación
de tratar a Pablo y a los demás apóstoles sólo como héroes misioneros
es grande, pero debe ser resistida. Los estudios de personaje sobre
ellos deben llevarse a cabo de la misma forma que los estudios de
personaje relativos a cualquiera de las grandes figuras de la narrativa
bíblica: en última instancia son secundarios si los comparamos con la
pregunta teológica global de qué está haciendo Dios en su gran misión
de alcanzar a la humanidad perdida.
Cualquier serie de sermones sobre las epístolas debe permitir que
se expresen las estructuras teológicas de estos libros. Desde el punto
de vista de la teología bíblica, debemos cuidar principalmente que se
entienda y conozca la función de las epístolas en términos generales,
pues éstas aplican el tema de la gracia de Dios en el evangelio a la
existencia cristiana. Por eso, la mejor prevención contra el legalismo
es la predicación expositiva sistemática; pero bajo esta condición: no
se debe permitir que ningún sermón se separe del completo propósito
de la epístola, el cual está basado en el evangelio.
1
CAPÍTULO 18
La predicación de la teología bíblica
El lugar de los sermones y de las series temáticas
en los programas de predicación
Habiendo intentado establecer el lugar de la teología bíblica en la
predicación de cualquier sermón, quiero referirme ahora al lugar del
sermón y de las series de sermones dirigidos en especial a enseñar
teología bíblica. Fundamentalmente se trata de los sermones temáticos
en que se sigue cierto tema de importancia en todas las estructuras
de la revelación bíblica. Este enfoque demuestra el principio que
debe haber sustentado, según esperamos, toda nuestra predicación.
En el capítulo 11 utilicé la ilustración de la directiva ceremonial de
las trompetas, en Números 10: 1-10. Cuando prediqué este pasaje
me pregunté si hay una teología bíblica relacionada con el uso de la
trompeta. Respondí que sí y proseguí a exponer el pasaje, lo cual tal
vez no se amoldaría a algunas definiciones de predicación expositiva,
pero me parece que ese texto sí corresponde a este término. El objetivo
era aclarar la importancia de las trompetas y su uso. Pero, y como
en el caso de cualquier directriz ceremonial del Antiguo Testamento,
la pregunta es: ¿Qué significa hoy para nosotros? El principio que
funciona al respecto es que cualquier texto, acontecimiento o persona
es parte de la unidad que da testimonio de Cristo.
El enfoque temático de la teología bíblica
La teología bíblica es de gran valor al ayudarnos a comprender el
verdadero contexto, fundamento y textura de cualquier concepto o
tema del Nuevo Testamento que afecte nuestra experiencia cristiana.
Y también puede ser que queramos predicar, siguiendo un tema o
idea del Antiguo Testamento para ver cómo testifica de Cristo, y de
este modo, cómo nos edifica. Por eso quisiera concluir este estudio
sobre la teología bíblica en la predicación, resumiendo la estructura
de la revelación a tan sólo lo que afecta nuestra comprensión de los
334
La predicación de la teología bíblica
CAPÍTULO 18
1
personajes y temas clave de la Biblia. Entre los dos parámetros extremos
de la creación y la nueva creación, tenemos una maravillosa estructura
elaborada por Dios, el plan de salvación, que se centra en la persona y
obra de Jesús de Nazaret. El centro alrededor del cual gira la historia
de la salvación, es el pueblo de Dios y el trato de Dios con ellos para
acercarlos a sí mismo. Como hemos visto, los principales personajes
que definen el plan de Dios son: Abraham, David (y Salomón)
y Jesucristo. Hemos visto también cómo la revelación de la obra
salvadora de Dios y la venida de su reino ocurren en especial en tres
épocas o bloques de revelación bíblica. En los distintos diagramas las
he designado con las letras A, B y C. Estas se refieren al reino revelado
en la historia de Israel, el reino revelado a través de la escatología
profética y el reino revelado y cumplido en Cristo, respectivamente.
De este modo, en A (el reino revelado en la historia de Israel)
incluimos toda la historia de la actividad de Dios fuera del Edén hasta
David y la primera parte del reino de Salomón. Las figuras clave son
Abraham, en su calidad de receptor de las promesas de Dios, y David
como aquel a quien llega en cierta medida el cumplimiento de estas
promesas. Esta época viene a ser el primer medio para hacer teología
bíblica. La segunda época, B, aborda la decadencia histórica de Israel,
incluyendo el exilio y el periodo posterior, pero el mayor ímpetu de
la revelación radica en la promesa profética de una salvación futura
perfecta. La época C trae el cumplimiento de las promesas históricas
hechas a Abraham y sus descendientes, y de la esperanza profética en
Jesucristo.
Nuestras tres épocas se convierten entonces en los tres medios
fundamentales para nuestra teología bíblica. Podemos seguir la
importancia teológica de las personas y acontecimientos a través de
estas épocas y relacionarlas en primer lugar con su cumplimiento en
Cristo y luego con nosotros.
Estas son algunas sugerencias para proceder:
1.
Al partir con un tema del Nuevo Testamento, busque su
relación con los hechos centrales del evangelio. Es probable
que los vínculos establecidos, por Jesús o por los apóstoles,
con el Antiguo Testamento nos den un posible punto de
partida. Al comenzar por un tema o texto del Antiguo
1
335
Testamento, vea si existen vínculos directos con citas o
alusiones neotestamentarias.
2.
3.
Piense con creatividad y escriba todas las palabras y temas que
podrían expresar la materia a investigar. Al trabajar con una
concordancia es probable que descubra palabras o conceptos
relacionados que le permitan llevar un seguimiento. No se
aparte demasiado de la idea central con la que comenzó, o la
tarea se extenderá indefinidamente.
Analice los textos que ha ido descubriendo en sus contextos
bíblico-teológicos específicos. Es posible que a través de ellos
pueda encontrar una mayor diferenciación dentro del marco
fundamental de las tres épocas. Hay que buscar la forma en
que estos conceptos investigados funcionan teológicamente
en contraste con el horizonte de cada época. Pregúntese qué
aporte le da ese concepto a la visión general de la revelación
de la salvación y el reino de Dios en esa época. De este modo
puede seguir un tema en cualquiera de los textos relevantes,
identificando su lugar dentro del esquema o marco general.
El marco puede representarse como sigue:
A. Época histórica
Creación
Período prepatriarcal
Período patriarcal
El éxodo y el desierto
De la entrada en la tierra al establecimiento de la
monarquía
La fe de Israel permanece (sabiduría, Los Salmos)
Exilio y restauración
B. Escatología profética
Profetas preexílicos
Profetas del exilio
Profetas postexílicos
C. Cumplimiento en el Nuevo Testamento
Cumplimiento en Cristo
Cumplimiento en el pueblo de Dios
Cumplimiento en la consumación
1
1
~
336
1
La predicación de la teología bíblica
CAPÍTULO 18
Advertencia: no confandir una palabra dada con un concepto o tema.
Hacer teología bíblica implica mucho más que escoger una palabra
específica en nuestra concordancia de la computadora. Por un lado,
una palabra puede utilizarse para una serie de conceptos bastante
distintos. Por el otro, el concepto o tema puede ser representado
mediante distintas palabras. Pero eso no implica que las palabras no
sean importantes. De hecho, uno de los principales estímulos de la
teología bíblica es el uso de palabras o frases técnicas en el Nuevo
Testamento, que parece que asumen algo de la historia de estos
términos en el Antiguo Testamento. Es esta presuposición del Nuevo
Testamento, de que su mensaje proviene del Antiguo, lo que brinda
dinámica a la teología bíblica.
El serm6n individual acerca de la teología bíblica
El mayor énfasis de este libro ha sido demostrar la necesidad de
analizar cualquier texto que se haya escogido dentro del contexto de
la teología bíblica. Lo hemos hecho por la importante razón de que
el texto es parte del todo y toma su significado de todo el mensaje
unificado de la Escritura, no un aspecto adicional o una opción entre
muchas. Ningún texto puede llevarnos a su verdadero significado si
es extraído del contexto del único mensaje revelado de la Biblia. Todo
sermón debe ser preparado en atención a ello. No se me ocurre razón
alguna para justificar cualquier excepción a este principio. La Biblia es
lo que es. Y si hemos de ser fieles proclamadores del mensaje bíblico
debemos permitir que la naturaleza de la Biblia en su totalidad dicte
la forma en que enseñamos y predicamos.
No obstante, una cosa es reconocer el lugar de la teología
bíblica en la preparación de un sermón, de modo que la forma en
que explicamos y aplicamos un texto esté moldeada por la forma en
que embona dentro del gran esquema de la revelación bíblica, y otra
cosa es predicar un sermón que realmente demuestre el método y los
resultados de estudiar la Biblia de esta forma. Es cuestión de énfasis, y
de no separar por completo los dos planteamientos. Cualquier sermón,
sin excepción, debe contener el resultado de una teología bíblica. Y
1
337
en ocasiones es bueno demostrar cómo se hace. En otras palabras,
los sermones pueden enseñar a las personas a leer y comprender la
Biblia. Todo sermón debe tener ese objetivo en cierta medida, pero en
ocasiones debemos llevarlo a cabo como tema principal.
1. La historia de la salvación y el Mesías
Hay por lo menos dos formas en que un sermón puede enseñar los
principios de la teología bíblica. Una consiste en tomar un pasaje que
de hecho contenga alguna expresión de teología bíblica. Un ejemplo
sería un sermón sobre Mateo 1, el cual tiene la ventaja adicional
de que, al menos durante diez minutos, se tiene a la congregación
prestando toda su atención por la curiosidad de saber qué va a hacer
el predicador ¡por todos los cielos! con una vieja genealogía aburrida.
Una estructura posible para un sermón así podría parecerse a lo
siguiente:
Sermón 1: La historia de la salvación y el Mesías
Texto: Mateo 1
a.
b.
c.
d.
Abraham, el padre del Mesías
David, el precursor del Mesías
El exilio y la necesidad del Mesías
Jesús el Mesías
Sin duda, hay material suficiente para una serie de tres o cuatro
sermones al respecto, pero una de las grandes características de la
teología bíblica es que es lo suficientemente flexible para extenderse o
contraerse según la necesidad. He conducido estudios con el resumen
completo de la teología bíblica en una hora y en cursos de cincuenta
horas. Sea paciente y consecuente al liderar a la congregación hacia
una comprensión bíblico-teológica de las Escrituras.
2. jesús en todas las Escrituras
Otra posibilidad es un sermón individual que siga el texto de los
mensajes de Jesús posteriores a la resurrección, en Lucas 24. Los puntos
centrales serían los versículos 27 y 44; y el fruto de esta exposición
sería el versículo 45.
i
338
CAPÍTULO 18
Sermón 2: Jesús en todas las Escrituras
Texto: Lucas 24
a. Moisés escribe sobre Jesús 1
b. Los profetas escriben sobre JesÚs 2
c. Los salmos tratan de Jesús 3
d. Jesús es la clave para entender las Escrituras
Otro pasaje que contiene el resumen de una teología bíblica es el
sermón de Pedro en Pentecostés (Hech 2:22-36). Se podría incluir
una exposición sobre el uso que Pedro hace de Joel 2, como preámbulo
al sermón, pero probablemente tendría que estudiarse con mayor
profundidad en otro momento. El sermón de Pablo, de Hechos 13,
y la apología de Esteban, en Hechos 7, también están estructurados
como teología bíblica.
El uso temático de la teología bíblica
El segundo enfoque para un sermón individual sobre teología bíblica
es centrarse en un tema teológico prominente, como un concepto
o un personaje importante de la historia de la redención. También
dicho tema o persona puede asociarse a otro tema o persona para
tener continuidad. Es el concepto teológico el que cuenta, no su
manifestación específica a menudo sujeta a cambios. Dicho sea de
paso, aquí es donde fracasa la rígida interpretación literal, porque hay
ocasiones en que simplemente no puede adoptar la forma tan variada
en que la Biblia cubre los cambios externos y mantiene al mismo
tiempo el significado teológico. Por otro lado, lo que hemos visto en
relación con la unidad junto con la distinción, se aplica también a la
forma en que una cosa puede representar a otra, y a que una persona
puede representar a toda una nación.
Moisés sería una referencia a todo el Pentateuco.
Al referirse a todos los profetas, incluyó a los Anteriores Qosué, Jueces, Samuel y
Reyes) y los Posteriores (los profetas escritores).
Al mencionar Los Salmos, casi con seguridad, Jesús se refería a toda la tercera
sección del canon hebreo, llamada Los Escritos, la cual contiene los salmos, los
libros sapienciales y otros libros no incluidos en Moisés ni en los Profetas.
La predicación de la teología bíblica
j 339
Basta un ejemplo de estas modificaciones. Se perdió la experiencia
humana del Jardín del Edén debido al pecado, pero en su lugar
surgió la promesa de una tierra que fluye leche y miel. En el Antiguo
Testamento el tema de la tierra es importante; sin embargo, es difícil
encontrarlo cuando llegamos al Nuevo Testamento. Pero el misterio
de la tierra prometida que desaparece se resuelve cuando vemos que
ciertas instituciones comenzaron a representar su realidad como
lugar donde Dios y su pueblo moran juntos en comunión. Por ende:
Edén -+ tierra prometida -+ Sión -+ el templo -+ el nuevo templo
(de los profetas) -+ Cristo el nuevo templo. Y sólo hasta entonces
podemos pasar al nuevo Edén o cielo nuevo y tierra nueva. Las
promesas sobre la tierra y el regreso al Edén están incorporadas en la
teología del templo, por ser el lugar donde Dios mora con su pueblo.
La naturaleza física de la tierra reaparece ante la perspectiva de una
nueva creación que, al contrario de algunas ideas populares de piedad,
no es un concepto inmaterial y puramente espiritual. Toda la creación
será rehecha. Será diferente, pero tendrá cierta continuidad con
respecto al mundo actual. La combinación de las imágenes del templo
y del Edén que aparece en la escatología de Ezequiel 47, aparece otra
vez en Apocalipsis 21:22-22:5.
Una serie de sermones acerca de la teología bíblica
Es un mayor desafío predicar una serie de sermones que describa
un tema de la teología bíblica. El desafío no radica en escoger un
tema, porque hay una infinidad de temas en la Escritura, sino en
elaborar una serie que le permita al predicador avanzar hacia un punto
culminante de toda la serie, predicando al mismo tiempo sermones
cristianos completos cada vez. Aparentemente debemos sacrificar
el factor sorpresa de la serie con el fin de llevar cada sermón a una
resolución satisfactoria en Cristo, pero es aquí donde entra en juego la
imaginación creativa del predicador; no en el sentido de crear ficción,
sino de manejar una serie de tal modo que muestre cómo las muchas
facetas del tema llegan a cumplirse en las distintas dimensiones
del evangelio. Estas son algunas sugerencias extraídas de los temas
más obvios y productivos. Creo que sería sabio preparar los temas
esenciales de la historia de la salvación y el evangelio en lugar de
340
1
CAPÍTULO 18
'
La predicación de la teología bíblica
Sermón 5: La misión de Israel a las naciones
Texto: Hechos 13:44-52
a. El nuevo templo no hecho a mano Quan 2:19-22;
Hech 7)
b. La apostasía de Israel (vv. 44-45; vea Isa 1)
c. Luz a los gentiles (vv. 46-47; vea Isa 2:1-4)
d. Los gentiles llegan al nuevo templo (vv. 48-49)
La teología bíblica sobre la misión
Sermón 1: La misión dada implica que el reino de Dios llegó
con Jesús
Texto: Hechos 1: 1-11
a.
b.
c.
d.
La resurrección y el reino (vv. 1-3)
El Espíritu Santo y el reino (vv. 4-6)
El reino y la misión (vv. 7 y 8)
La misión y el regreso de Cristo (vv. 9-11)
Sermón 2: La misión dada implica que a Jesús se le ha dado
autoridad sobre todas las cosas.
Texto: Mateo 28:16-20
a. Jesús es el Hijo del Hombre victorioso (vv. 16-18)
b. Jesús asume el control de las naciones (v. 19)
c. Jesús es el evangelista (v. 20)
Sermón 3: La promesa de Dios para las naciones
Texto: Génesis 12:1-3
a. Abraham fue llamado de entre las naciones (v. 1)
b. Abraham fue el objeto de la bendición de Dios (v. 2)
c. Los descendientes deAbraham son la fuente de bendición
para el mundo (v. 3)
d. El descendiente de Abraham es Cristo (Gál 3:6-9)
Sermón 4: La reunión de las naciones
Texto: Isaías 2: 1-4
a. El reino que fracasa (Isa 1)
b. La promesa de restauración para Sión (vv. 1-2)
c. La promesa sobre las naciones (vv. 2d-3)
341
d. La sanidad de las naciones (v. 4)
e. El Cordero y el nuevo templo (Apoc 21:22-22:2)
ser demasiado atrevido y buscar temas poco claros. Notarán que en
la siguiente serie se sigue la estructura básica de la teología bíblica,
comenzando por el evangelio, retornando a la época histórica, luego
la escatología profética, y regresando finalmente a su cumplimiento en
Cristo. Esta estructura puede expandirse y variar a voluntad siempre
que los vínculos esenciales sigan siendo visibles.
l.
j
2.
La teología bíblica J.e la resurrección
Un tema central que extiende nuestras habilidades bíblico-teológicas
es el de la resurrección. Hay pocas referencias a una resurrección física
en el Antiguo Testamento que podamos tomar como antecedente para
esta doctrina del Nuevo Testamento. ¿Estamos viendo simplemente
el desarrollo de un concepto de la vida después de la muerte o hay
algo más significativo en la forma en que se presenta la doctrina? No
podemos cuestionar el hecho de que la resurrección de Jesús es parte
de la esencia del evangelio proclamado por los apóstoles y los autores
del Nuevo Testamento. Aunque, en 1 Corintios 15:3-4, Pablo resumió
el evangelio como la muerte y resurrección de Cristo "conforme a
las Escrituras", estas contienen muy poca referencia explícita sobre la
resurrección. 4 En el Antiguo Testamento, la vida después de la muerte
es una realidad muy oscura e indefinida que incorpora las ideas de
"dormir" y "sepulcro" y una ambigua realidad conocida como "el
Seol". ¿Qué podemos hacer para llegar a una teología bíblica de la
resurrección cuando parece ser un concepto que casi por completo
se desarrolla entre los judíos durante el periodo intertestamentario?
La respuesta es permitir que nos guíe la exposición del evangelio en
el Nuevo Testamento. Cuando examinamos las referencias del Nuevo
Testamento sobre la resurrección, encontramos ciertos conceptos o
Las referencias más claras corresponden a Isaías 26: 19; 52: 13; Daniel 12:2; y
posiblemente Job 19:26 (el cual es objeto de discusión entre muchos estudiosos
por razones textuales).
342
1
La predicación de la teología bíblica
CAPÍTULO 18
temas vinculados al significado de la resurrección que podemos seguir
en la revelación de la historia de la redención. Por ejemplo:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
La vida después de la muerte
(Mat 22:23-33; Luc 14:14; 1Cor15)
El pacto de David (Hech 2:30-31)
El cumplimiento de las promesas de Dios a Israel
(Hech 13:30-33)
El hijo de Dios (Rom 1 :4)
La justificación del pueblo de Dios (Rom 4:24-25)
El juicio Quan 5:29; Hech 17:29-34)
La regeneración o nuevo nacimiento (1 Ped 1:3-5)
El Hijo del Hombre (Mat 17:9)
El nuevo templo Quan 2: 19-22)
Cada uno de estos temas se remonta al Antiguo Testamento. Cada uno
de ellos contribuye al significado de la resurrección de Jesús. Cada uno
de ellos puede desarrollarse en un sermón que rastree el tema en las
tres épocas para llegar a algún aspecto del evangelio. Tan significativa
es la resurrección que resulta razonable que Pablo piense que TODAS
las promesas de Dios se cumplen en ella (Hech 13:32-33).
Sennón 1: La resurrección muestra que Jesús es Señor
Texto: Hechos 2:22-36
a. La muerte de Jesús en el plan de Dios (vv. 22-23)
b. La resurrección muestra que él es el santo de Dios
(vv. 24-28)
c. La resurrección muestra que él es el Hijo de David
(vv. 29-35)
d. La resurrección muestra que él es Señor y Cristo (v. 36)
Sennón 2: La resurrección muestra que Jesús es la verdadera
humanidad
Texto: Romanos 1: 1-4
a. El evangelio es la solución de Dios al problema (v. 1)
b. El evangelio es el mensaje del Antiguo Testamento (v. 2)
c. Jesús es el Hijo de David, el Mesías (v. 3)
1
343
d. Jesús es el Hijo de Dios, el verdadero Israel (v. 4)
e. La resurrección es la justificación de Jesús y de todos los
que están en él (Rom 4:24-25)
Sermón 3: La resurrección es el cumplimiento de toda la profecía
Texto: Hechos 13:16-39
a.
b.
c.
d.
La teología bíblica de Abraham a David (vv. 16-22)
De David, por medio de los profetas, a Cristo (vv. 23-29)
La resurrección cumple la profecía (vv. 30-37)
La resurrección y el perdón de los pecados (vv. 38-39)
Puntos de referencia al tratar personajes y temas principales
J.
Estudio de personajes segú,n la teología bíblica
Época histórica
Escatología
profética
Nueva Israel,
Jesucristo
Adán, Abraham,
la simiente de
Abraham
nuevo David, nuevo
príncipe davídico
Jacob, Israel
Nueva Israel
El verdadero Israel,
Cristo
David, el hijo de
David
Nuevo príncipe
davídico
Jesús, Hijo de
David
El salmista como
israelita
Nueva Israel
El verdadero Israel
El salmista como
rey
Nuevo David
Hijo de David
Elías
Nuevo profeta,
nuevo Elías
Juan el Bautista,
Jesús el verdadero
profeta
El postrer Adán,
Cristo la simiente
deAbraham
344
2.
La predicación de la teología bíblica
CAPÍTULO 18
Estudio de temas segú.n la teología bíblica
Época histórica
Escatología
profética
Jesucristo
Tierra, cielo y
tierra nueva
Cristo como nueva
creación, nuevo cielo
y nueva tierra
Se le entregan las
promesas del pacto
a la simiente de
Abraham
Nueva Israel
La simiente de
Abraham es Cristo
Edén, la tierra
prometida
Regreso a la
tierra
Nueva creación,
nueva tierra
El éxodo de Egipto
Segundo
éxodo desde
Babilonia
El éxodo de Jesús,
Cristo nuestra Pascua
El tabernáculotemplo
El templo
restaurado
El nuevo templo en
el cuerpo de Jesús, el
templo en el cielo
Pacto: Abraham,
Moisés, David
El nuevo pacto
en el corazón
El nuevo pacto en
Cristo
Algunos ejemplos de los conceptos de la teología bíblica
1. El reino de Dios
Esta es una frase del Nuevo Testamento, y si bien el nombre en sí
no aparece en el Antiguo, el concepto aparece en toda la Biblia. Ello
nos sumerge en el proceso de buscar más allá de la frase hasta llegar
a su realidad teológica. En ocasiones se requiere algo de pensamiento
creativo o pensamiento lateral y un proceso de ensayo y error.
Descubrimos que al usar la frase, el Nuevo Testamento habla de una
realidad fundamental asociada a la idea de que Dios gobierna su
345
pueblo en un tiempo y espacio. De este modo, hemos podido hacer
un seguimiento de este tema como unificador central de la teología
bíblica.
2.
Creación
1
La regeneración
Este es otro tema que hemos buscado relacionar con la gran
panorámica. Si el reino de Dios nos lleva a la creación, la creación
nos dirige a la nueva creación. Esta relación nos brinda el contexto
apropiado para reflexionar sobre aspectos específicos del tema: por
ejemplo, lo que significa que un cristiano sea regenerado y sea una
nueva creación en Cristo. Nuestra perspectiva bíblico-teológica ubica
la regeneración personal directamente dentro del marco de Jesucristo,
pues él representa al nuevo hombre y la regeneración del cielo y la
tierra cuando sean consumados.
3.
E/pacto
El pacto emerge como una forma de referirse al compromiso de
Dios con su creación y, específicamente, con su pueblo. Se origina
en la creación y en los propósitos eternos de Dios. La teología bíblica
se ocupa de tomar las distintas ideas del pacto y examinar tanto la
diversidad como la unidad que subyace en ellas. La diversidad es
función de la revelación progresiva (los pactos con Noé, Abraham,
Moisés, y David, el nuevo pacto de Jeremías y el nuevo pacto en
Cristo). La unidad radica en el hecho de que observamos la obra única
de un Dios único que lleva a una consumación única.
La aplicación de la tipología
Podemos resumir la aplicación práctica de los principios enunciados
en el capítulo 8. Los principales supuestos que gobiernan el
discernimiento de la estructura tipológica de la Biblia son los
siguientes:
a. La inspiración y autoridad de la Biblia como Palabra de Dios.
b. La unidad y diversidad del mensaje bíblico.
c. La estructura del "gran panorama" de la Biblia, que abarca las
tres épocas fundamentales de revelación del reino de Dios.
d. El carácter central de la persona y obra de Jesucristo como
aquél de quien todas las Escrituras dan testimonio.
346
1
CAPÍTULO 18
La tipología se basa en reconocer que las tres principales épocas de la
revelación comparten la misma estructura básica de la forma en que
Dios trae a los pecadores a su reino por medio de sus actos salvíficos.
Reconoce que dentro del plan salvador de Dios, él ha revelado estas
verdades fundamentales, primero mediante una sombra o tipo, y
luego como sólida realidad o antitipo.
1.
Tipología explícita
Es la que existe cuando un acontecimiento o persona de cierta época
histórica es adoptado de manera deliberada en el Nuevo Testamento
como forma de comprender el mensaje de este último. La relación
puede basarse en un paralelo, una inversión, o ambos. Es decir,
se puede decir que el antitipo del Nuevo Testamento tiene una
correspondencia positiva con el tipo del Antiguo, o puede ser una
respuesta a éste que provee lo que faltaba en el tipo. Es así como Jesús
es, en forma positiva, el postrer Adán en su calidad de cabeza federal
o representativa de la nueva raza humana. En sentido inverso, Jesús
brinda lo que Adán no brindó: en Adán todos morimos; en Cristo
todos vuelven a la vida. En la tipología explícita el acontecimiento
histórico puede figurar también en la escatología profética de una
forma que confirma la naturaleza del tipo. Pero incluso si no aparece,
es retomado en el Nuevo Testamento.
2.
Tipología implícita
Cuando no se hace referencia explícita en el Nuevo Testamento a
una persona o acontecimiento del Antiguo Testamento, ya sea en
la historia o la profecía, la tipología es implícita. ¿Cómo debemos
interpretar su significado y aplicarlo a nosotros? Para dar respuesta a
esta pregunta debemos ser capaces de percibir la importancia teológica
de los sucesos de su propia época. Si la persona o acontecimiento es
tan poco importante con respecto al relato principal que es difícil
percibirla, probablemente es escaso el beneficio; sin embargo, no
debemos caer en la trampa de decir que algo no tiene importancia en
absoluto. Tal vez sea necesario verlo como parte del todo mayor antes
de pronunciarnos.
La predicación de la teología bíblica
1
347
Y termino el libro con este tema, porque la tipología implícita es
el reconocimiento de que todo el Antiguo Testamento da testimonio
de Cristo. Si bien algunos textos pueden ser menos importantes con
respecto al mensaje principal, ningún texto es irrelevante. Es así como
puede suceder que un acontecimiento o una persona de los relatos
históricos no vuelva a ser mencionado en forma específica, pero
funcione teológicamente dentro de su propia época, si bien sólo para
ser uno de los acontecimientos o personas menos prominentes en el
desarrollo del plan de Dios, pero siempre será parte de un todo mayor
cuya importancia teológica puede ser determinada. La tipología
implica que un acontecimiento o persona funciona como parte de
una prefiguración de la función teológica posterior que llega a tener
su significado completo en Cristo.
Entonces les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras.
(Luc 24:45)
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El autor, Graeme Goldsworthy, fue profesor en Moore
Theological College de Sydney, donde continúa dictando
cursos como conferencista invitado. Es editor consultor del
New Dictionary of Bib/ical Theology (IVP).
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