El futuro incierto de Euskara Kultur Elkargoa La asociación en

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El futuro incierto de Euskara Kultur Elkargoa
La asociación en defensa del euskera y la cultura vasca pasa por sus peores
momentos ante la falta de recursos
Un reportaje de Miren Mindegia Fotografía Mikel Saiz
DIARIO DE NOTICIAS
Tras 16 años promoviendo el euskara y la cultura vasca en Navarra, Euskara Kultur
Elkargoa (EKE) se plantea ahora cesar su actividad ante la falta de recursos y apoyo
para seguir adelante con sus múltiples proyectos. Una situación tan difícil como la que
viven muchos de los agentes euskaltzales actualmente y a la que, como explica el actual
director de la institución, Xabier Epalza, intentarán hacer frente “trabajando, buscando
un apoyo más amplio de los ciudadanos, escuchando aportaciones y haciendo
autocrítica”.
Desde que surgió en 1998, EKE demostró ser un instrumento tan válido como necesario
para la defensa y protección del euskara “en los ámbitos social, político, educativo y
jurídico”, tal y como subraya Malen Eugi, miembro de la institución. Y es que uno de
los objetivos que se plantearon en ese momento, vigente todavía hoy día, fue “estar
presente en todo el tejido social de Navarra, no solo llevando a cabo proyectos de
manera activa, sino manteniendo una presencia necesaria para la normalización de la
cultura vasca”.
Era una época en la que se estaban dando pasos en el ámbito de la política lingüística, el
movimiento social vasco estaba fuerte, el sistema educativo progresaba y existía cierto
apoyo gubernamental hacia los proyectos puestos en marcha por EKE. “Desde
entonces”, dice Epalza, “el contexto ha cambiado muchísimo. A raíz de la crisis
económica el apoyo institucional es nulo, la política lingüística es contraria a los
euskaldunes y el movimiento social de apoyo al euskara se encuentra en una situación
de cierta parálisis”.
El desgaste de los últimos años ha pasado factura a EKE: “Nos damos el plazo de un
año para recuperar fuerzas, en caso contrario, tendremos que cerrar las puertas”, se
lamenta Epaltza. De hecho, si no las cerraron antes fue por la insistencia y el apoyo
recibido por otros grupos euskaltzales de la Comunidad Autónoma Vasca y por la ayuda
económica que reciben del Gobierno Vasco. “El trabajo que realizamos aquí es
importante, no solo por los proyectos que llevamos a cabo, sino porque tenemos claro
cuál es nuestro objetivo y porque ya tenemos una trayectoria. Si no lo hacemos
nosotros, lo tendrían que hacer otros”.
UN INSTRUMENTO EFICAZ En todos estos años EKE ha llevado a cabo múltiples
proyectos en varios ámbitos de la sociedad. Así, y aunque la situación actual es muy
crítica, Epalza recuerda que hay mucho qué hacer y que la asociación “sigue
transformándose, adaptándose a su tiempo y estando en la calle. La situación del
euskera y de la cultura vasca en Navarra no se encuentran en una buena situación, han
de afrontar nuevos retos que demandan reflexión, acción y el trabajo conjunto de todos
nosotros”.
Durante el recorrido realizado hasta hoy, EKE ha puesto en marcha programas y
actividades de sensibilización y difusión a través de exposiciones, encuentros,
actividades culturales y publicaciones; y por medio de plataformas como la página web
y la gestión del portal interactivo Kulturklik en Navarra, desde donde se dan a conocer y
proyectar todas la potencialidades de la cultura vasca. También han participado en
varios foros para la defensa y protección de las lenguas minorizadas, llegando incluso a
presentar una ponencia sobre la situación del euskera en el parlamento europeo en
Estrasburgo, el año pasado.
En el ámbito jurídico, la aportación principal y, en palabras de Malen Eugi “una de las
más importantes que tiene EKE” ha sido y es Artekaria, el servicio jurídico que tiene
como objetivo informar a los ciudadanos sobre las normativas, leyes y decretos que
regulan la utilización del euskera, recoger las demandas de los ciudadanos sobre la
vulneración de los derechos lingüísticos y tramitar las acciones judiciales cuando se dé
el caso. Entre otras de estas acciones judiciales destaca, por su importancia cualitativa y
duración, la del caso de la cesión de la licencia de emisión de Euskalerria Irratia.
MICROCUENTOS, UN PEQUEÑO GRAN PROYECTO El trabajo realizado en el
campo de la educación por EKE en los últimos años se ha reflejado principalmente en
dos programas que a día de hoy siguen en activo y de los cuales los miembros de la
asociación se sienten especialmente orgullosos: el certamen de microcuentos, que se
puso en marcha en 2006; y el programa Izar Eskola en colaboración con el Planetario de
Pamplona, en la que solo en 2013 participaron 6.631 alumnos procedentes de Bizkaia,
Gipuzkoa, Álava y Navarra.
“Además de fomentar la creatividad entre los alumnos, el proyecto tiene como objetivo
acercar a las personas no euskaldunes al mundo del euskera”, aclara Epaltza en cuanto
al concurso de microcuentos en el que colabora la editorial Pamiela. Con ese objetivo en
la mira, año tras año ha ido en aumento la participación de los centros de modelo A,
“donde único contacto de los alumnos con el idioma es precisamente la asignatura de
euskera”, hasta llegar a reunir trabajos un total de 14 centros de enseñanza de este
modelo en la última edición del concurso, entre otros, escuelas de Tudela, Obanos,
Rada, Ribaforada o Dicastillo. Por otra parte, el concurso ha dado un paso más en la
ampliación de su red incluyendo a cinco ikastolas de Iparralde, fruto de su colaboración
con la asociación Euskara Kultur Elkartea y Seaska (Asociación de las Ikastolas de
Iparralde).
Durante estos años, el proyecto ha servido para recoger las preocupaciones y las quejas
de los profesores de las zonas denominadas mixtas o no vascófonas por la Ley del
Vascuence sobre su aislamiento y por la falta de materiales. “Los profesores se sienten
muy solos en este sentido”, advierte Eugi. Atendiendo a esta demanda, EKE comenzó el
año pasado a hacer gestiones para la elaboración de material escolar para los profesores,
proyecto que ha quedado aparcado por falta de fondos.
Otro de los proyectos que por motivos económicos ha quedado relegada ha sido la
convocatoria Gazteak Plazara, destinada a fomentar la creación cultural en euskera entre
los jóvenes en campos como las artes escénicas, danza, bertsolarismo o la música.
Proyectos que se bloquean y otros que se quedan en el camino en una realidad en la que,
como recuerda Epalza, “hay mucho qué hacer”. Nosotros queremos seguir trabajando
pero, para poder hacerlo, necesitamos el apoyo de nuestra sociedad”.
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