Subido por Latifa Chalhub Dagach

Gafas de colores

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Gafas de colores
Linux Pardinux, era el mejor consejero que podía tener en cuanto a temas de visión se
tratara. Como buen lince, era de lo más sensato y sagaz. Tenía un ojo crítico que ayudaría a
Mariana a tomar la mejor de las elecciones posibles para elegir las gafas que mejor le
sentaran.
—Amigo Linux, últimamente siento la vista cansada. Parece como si viera las cosas borrosas.
¿Qué me recomiendas hacer?
—Amiga Mariana, es muy posible que, debido a que pasas largas horas tejiendo en casa,
realizando tus maravillosas creaciones de moda, hayas perdido algo de vista. Pero no te
preocupes, eso tiene fácil solución. Aquí tengo una selección de las gafas más modernas del
mercado que destacarán tu personalidad. Puedes probarte todas las que quieras; pero ten
en cuenta que con cada par de gafas tu visión del mundo puede cambiar notablemente.
—De acuerdo. Empezaré con las gafas rosas.
Como es lógico, con aquellas gafas se veía todo de color de rosa. ¡Era fantástico poder ver
las cosas así! Se veía el sol brillar, los campos llenos de flores y de frutas. Las ciudades eran
sitios tranquilos y apacibles. No había tráfico, ni ruido, ni contaminación. Todo estaba
tranquilo.
Las caras de la gente eran sonrientes y no parecían preocupadas por nada. Las personas
eran increíblemente agradables y respetuosas. Todo el mundo se trataba educadamente.
Nadie era pobre, y tampoco nadie era rico. Los unos ayudaban a los otros, sabían compartir.
Amor, cariño y comprensión se respiraba en el ambiente. Todo funcionaba a la perfección.
Siempre había una solución para todo, y una solución acertada. ¡Todo era perfecto!
Aunque…
—¿No era todo demasiado bonito para ser verdad?—dijo Mariana. Ya sé que el mundo es
de color de rosa, pero tanto orden y perfección no parece tan real.
—¿Por qué no pruebas ahora con las gafas negras?—preguntó Linux.
Como os podréis imaginar con aquellas gafas se veía todo muy negro. En cuanto se las puso,
un sentimiento extraño se apoderó de ella y se estremeció. OSCURIDAD.
La ciudad se veía sucia y en penumbras. Los árboles estaban secos, el terreno desértico.
Tráfico, grandes masas de gente de aquí para allá, caras de enfado, gritos, llantos, gente
estresada. Pobreza, robos, violencia, desigualdad, sensaciones negativas, el NO por
respuesta. Desorden, descontrol, ¡caos!
Se quitó las gafas rápidamente, casi tirándolas al suelo.
—¡No quiero volver a ver nunca más las cosas así de negras! ¡Necesito ver la luz!
Así, pensando en este nuevo concepto de luminosidad, Linux sugirió a Mariana que probase
con unas gafas amarillas. Sin embargo, la luz era tan fuerte y cegadora que deslumbró a
Mariana que ya no veía por dónde ir. También en esta ocasión tuvo que quitarse
rápidamente estas gafas.
—Creo que en esta ocasión las gafas verdes serán tu mejor elección —sugirió Linux.
Efectivamente Mariana vio esperanza. No es que con aquellas gafas las cosas se vieran ni
mejor ni peor, ni que las soluciones se encontraran con facilidad. No es que todo funcionara
a la perfección, pero se veía esperanza. Y si hay esperanza, es que hay sueños que se pueden
realizar, y hay objetivos que se pueden cumplir. Hay oportunidad.
Aun con todo, Mariana no estaba totalmente convencida. Había algo que no conseguía
encajar del todo.
—¿Qué te ocurre Mariana? ¿Sigues sin estar convencida? —preguntó Linux que con su
mirada de lince no se le escapaba nada.
—Después de probarme tantas gafas, creo que las verdes son las que más me han gustado.
Pero con estas gafas las cosas solo se ven bonitas y maravillosas, al contrario que con las
gafas negras con las que ni siquiera se veía un atisbo de esperanza. Yo quiero ver las cosas
tal y como son, desde el principio. Me he dado cuenta de que todas las cosas no son verdes
ni rosas, ni blancas ni negras. No quiero, con el tiempo, llevarme una decepción. Ahora, ya
sé lo que quiero amigo Linux; quiero unas gafas transparentes, porque sé que solo viendo
la realidad, podré cambiarla
—Óptima elección amiga Mariana. Pero además de unas gafas transparentes, creo que vas
a necesitar unas buenas gafas de sol, si quieres venirte conmigo a la playa…
Fin
Gafas de colores es uno de los bellos cuentos sobre la realidad de la vida escrito por María
De Roman Arenas, un cuento con un hermoso mensaje, sugerido para niños de todas las
edades.
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