Subido por Carlo Aldana

la iglesia a los corintios parte 10

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ASUNTO: COMUNIÓN
PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: SEÑALAMIENTOS BÍBLICOS ANTE EL CONFLICTO ECLESIÁSTICO
LA IGLESIA A LOS CORINTIOS PARTE 11:
LA IMPRUDENCIA DE LOS CONFLICTOS INTERNOS
1 CORINTIOS 6:1-11
INTRODUCCIÓN:
El testimonio en la vida cristiana es un tesoro invaluable para todo aquel que se
haga llamar cristiano, por lo cual, este suceso comentado por Pablo a los corintios,
hace pensar que como iglesia su actitud ante la sociedad dejaba mucho que desear.
Si bien es cierto, y es importante aclarar, que muchas veces y principalmente en
estos tiempos, es muy fácil terminar resolviendo algún conflicto legal en los
tribunales. Siempre es necesario aclara que no está considerándose en este pasaje
como un pecado o problema moral por parte de Pablo, el señalamiento aquí tiene
que ver con cristianos acusando a otros cristianos en tribunales dejando entrever
asuntos que pueden tratarse en la intimidad de la iglesia. Es también muy común,
que muchas personas, pertenecientes o no a la comunidad de la fe, que en la
actualidad hagan abuso de este instrumento institucional gubernamental. No se
pretende prohibir el derecho a defenderse legalmente a ningún cristiano, tampoco
se está instando a menospreciar a los creyentes que hayan asistido a algún tribunal
por cualquier razón, se está planteando que la vida de iglesia debe evitarse hasta
donde sea posible, el incurrir en la necesidad de que dos o más creyentes hagan
uso de este instrumento, cuando bien pudiera resolverse a través del liderazgo y
ministerio de la iglesia. Todos, y se aclara bien aquí, tienen derecho a defender su
causa en un tribunal. Habiendo aclarado lo anterior, se procede a establecer un
punto de partida en este mensaje, el mismo que tiene como propósito llevar a la
reflexión a todos los creyentes. Pablo, como pastor fundador y apóstol del Señor
Jesucristo, quiere y desea exhortar a los hermanos a tomar una conducta apropiada.
En este pasaje puede detectarse en el Apóstol, un tono un tanto agresivo y de cierta
exasperación. La razón es clara y no se requiere de mucha interpretación teológica
doctrinal en este caso, dado a que esto es más pastoral que didáctico. Viene a ser
un sermón con tinte de regaño paternal. ¿Por qué es importante este tema? Los
creyentes necesitamos aprender a lidiar con los asuntos delicados, de forma adulta,
madura y puntual. Es por ello que Pablo hace unos señalamientos que son de suma
importancia, mismos que afectan la armonía dentro de la iglesia y el testimonio con
los de afuera.
I.
La situación v. 1-3
Es de suma importancia aclarar el enojo evidente de Pablo en esta sección de la
carta. El enojo de Pablo, está relacionado con la actitud equivocada en cuanto a la
resolución de conflicto, por parte de los hermanos de la iglesia de Corinto. La forma
prudente Pablo la explica posteriormente, pero se vuelve necesario aclarar que la
molestia de, Apóstol es justificada: “Cuando uno de ustedes tiene un conflicto
con otro creyente, ¡cómo se atreve a presentar una demanda y pedirle a un
tribunal secular que decida sobre el asunto, en lugar de llevarlo ante otros
creyentes!” Lo que Pablo establece en este pasaje, tiene que ver con su disgusto
por la actitud manifestada. Es importante saber que la manera en que se celebraban
juicios en aquel entonces, era muy distinta a la actual. Israel era un pueblo bastante
organizado gubernamentalmente para aquel entonces, pero en los aspectos
jurídicos, se ocupaba solamente un grupo de líderes religios-politico conocidos
como el Sanedrín, los romanos, en cambio, los juicios se llevaban a cabo por un
procurador o procónsul acompañado de un grupo de personas entre ellas testigos,
defensores y acusadores. Aunque la justicia estaba bien definida, aún así siempre
existió corrupción dado a que se favorecían a algunas personas según su status
social o económico. Por lo cual, Pablo indica que los creyentes debían de
abstenerse de participar en estas actividades, porque la iglesia era en sí la única
con capacidades de impartir justicia divina. Si un cristiano, por ejemplo, había sido
afectado de alguna manera, debía de actuar con misericordia ante el no creyente,
tanto por el hecho de amar al prójimo y nunca afectarle, como por el hecho de que
aquella justicia no era absolutamente justa y tampoco lo serían con él por el hecho
de ser creyente. De igual manera, si el problema involucraba a dos creyentes,
debían de acercarse al liderazgo de la iglesia y ellos establecer el juicio apropiado.
Esta es la situación moral de esta iglesia, por lo cual Pablo explica lo siguiente:
“¿No se dan cuenta de que algún día nosotros, los creyentes, juzgaremos al
mundo? Y, dado que ustedes van a juzgar al mundo, ¿no son capaces de
resolver esas pequeñas cuestiones entre ustedes? ¿No se dan cuenta de que
juzgaremos a los ángeles? Así que, deberían ser capaces de resolver los
conflictos comunes y corrientes que pasan en esta vida.” Ponderando un futuro
distante, Pablo establece que ningún creyente debe estar bajo el escrutinio de
nadie, más bien, presupuestarse para juzgar a los habitantes de este mundo. En
este punto, pareciera que a Pablo se le sube un poco el tono, dado que incluso
establece que la iglesia juzgará a los mismos ángeles, algunos comentaristas
concuerdan con lo dicho por Santiago: “Y les recuerdo de los ángeles que no se
mantuvieron dentro de los límites de autoridad que Dios les puso, sino que
abandonaron el lugar al que pertenecían. Dios los ha tenido firmemente
encadenados en prisiones de oscuridad, en espera del gran día del juicio.”
(Cap. 1 ver. 6) Según lo dicho por Santiago, los ángeles que abandonaron la
obediencia y servicio a Dios, serán juzgados, incluyendo a Satanás. En este sentido,
no es de extrañar que este juicio se realice y que Pablo considere que la Iglesia de
Cristo tenga autoridad para hacerlo. Es por ello que el versículo 3 lleva al
pensamiento de establecer que los creyentes pueden tomar partido en juzgar dentro
de la intimidad de la iglesia los conflictos que se puedan manifestar, sin involucrar
a los incrédulos. Según la situación planteada, no es prudente que dos creyentes
se expongan públicamente ante un tribunal humano, cuando esto puede resolverse
dentro de la intimidad de la iglesia, bajo la directriz bíblica y el consejo del liderazgo.
II.
La condición v.4-7
Al hablar de la condición se habla desde la perspectiva de Pablo. Para el Apóstol,
un creyente no es como un ser humano normal, es un pecador arrepentido pero
también perdonado, y no solo perdonado también santificado por Dios; esto implica
que ante los ojos de Dios, un creyente tiene que tener un tipo de vida semejante al
reino de Dios y no fundamentada en las inclinaciones amorales del mundo. El
versículo 4 indica lo siguiente: “Si tienen conflictos legales acerca de tales
asuntos, ¿por qué acuden a jueces que son de afuera y no son respetados por
la iglesia?” Según Pablo, la condición del creyente no le permite actuar como
actuaría un ser humano normal, debe estar sujeto a Dios y sus directrices. Esto
implica lo siguiente, no se trata de no respetar la ley y a las autoridades, se trata
que su actitud de creyente lo lleve a no irrespetar la ley al punto de nunca quebrantar
la ley. Ciertamente, en la realidad actual, este no sería el caso absoluto, dado que
hoy día las leyes no manifiestan justicia, dado a que se inclinan hacia la persona
que más lástima produce. Así mismo, pueden suceder situación de un accidente,
donde una persona mienta y levante falso testimonio contra un creyente, etc. Sin
embargo, los creyentes deben tratar de resolver los conflictos de la manera más
pacífica posible. Pablo continúa argumentando para establecer su punto e indica lo
siguiente: “Digo esto para que se avergüencen. ¿No hay nadie en toda la iglesia
con suficiente sabiduría para decidir sobre esos temas? Pero, en cambio, una
creyente demanda a otro, ¡justo frente a los incrédulos!” Aquí Pablo ya
cuestiona las capacidades de los líderes de la iglesia, esto tiene que ver con este
asunto con la condición de lo que los líderes debieran de hacer y no estén
realizando. La iglesia, tanto los ministros como los miembros de la iglesia, deben
estar al tanto de cuál es el actuar bíblico en cuanto a los conflictos tanto simples
como legales. Pablo establece que la sabiduría que ha sido transmitida a los
creyentes, les es suficiente para resolver cualquier conflicto que entre cristianos se
provea. Por mucho tiempo la iglesia se ocupó solamente de atender asuntos, que
ella misma, como institución, consideró como espiritual. Se asumió por el liderazgo
de la iglesia evangélica que aspectos de política, sociedad, familia y demás, eran
carnales, materiales o mundanos. Sin considerar que lo establecido bíblicamente es
para vivir en este mundo, como si se viviera en el reino celestial. Para poner esto
en contexto actual, muchos cristianos visitan en primera instancia a un abogado de
familia, antes de buscar consejería pastoral, por ejemplo. Esto está en dos
instancias, la primera es la falta de capacidad y entrenamiento en el liderazgo para
tratar con estos asuntos desde una perspectiva bíblica, y la otra tiene que ver con
la desconfianza que existe por parte de los creyentes en las capacidades y
competencias del liderazgo para tratar estos asuntos. A muchos especialistas, en el
área eclesiológica, les ha parecido impresionante la cantidad de divorcios que se
sufre en la iglesia de estos días, incluyendo incluso ministros que han determinado
disolver la unión matrimonial con sus respectivos cónyuges. Esto habla de la
pobreza moral existente en la iglesia, debido a la desconfianza existente en las
competencias en el área de la consejería del liderazgo eclesiástico de estos días.
Pablo hace esta pregunta en aquel entonces: “¿No hay nadie en toda la iglesia
con suficiente sabiduría para decidir sobre esos temas?” Es evidente que
señala la falta de entrenamiento ministerial en aquel lugar y entonces. Lo mismo
ocurre hoy, muchos ministros se han capacitado en áreas correspondientes a la
tecnología, informática, formas de expresión, telecomunicaciones, pero se ha
abandonado lo teológico, bíblico, doctrinal y aspectos de consejería bíblica
intencional. Por lo cual, tanto el liderazgo de la iglesia debe trabajar
intencionalmente en los aspectos naturales de la congregación, así como los
discípulos de Cristo deben ser cuidadosos en su manera de conducirse.
III.
La resolución v. 8-11
La resolución de Pablo en este pasaje, manifiesta mucho su estilo apostólico. Un
hombre con los pies en la tierra, pero su mirada en el reino de Dios. El viene
desarrollando un tema que estaba afectando la integridad y testimonio de la iglesia
ubicada en Corinto, un tema terrenal, mundano si se quiere decir, pero con
implicaciones morales dado a que los creyentes, o no sabía como actuar o se
abstenían de actuar bíblicamente. Este tema es terrenal y mundano, pero afectando
la integridad moral de los creyentes, es por esta razón que podemos afirmar que
Pablo era un hombre con los pies en la tierra, pero con su mirada puesta en el reino
de los cielos. Considero para las instancias de este sermón, que una persona que
afirma ser cristiana debe ser tal como lo era Pablo, con los pies en la tierra
entendiendo la realidad en la que vivía, y su mirada en el reino de los Cielos, en la
aplicación prudente de los principios y valores escriturales en su vida cotidiana.
Estos es lo que directamente enseña este pasaje: “En cambio, son ustedes
mismos los que hacen lo malo y estafan aun a sus propios hermanos en
Cristo.” El versículo 8 apertura de esta forma la sentencia resolutiva de Pablo ante
tal acción, no vemos este tono en los capítulos anteriores, pareciera mostrar más
molestia en la actitud de buscar refugio legal en los inconversos que el caso de
inmoralidad que trata en pasajes anteriores. Es el versículo 8 el que aclara el asunto,
indicando la actitud de los hermanos en Corinto; a lo que se indica en palabras de
un comentarista indica esto: “…apelaban a métodos injustos o ilegales contra
sus hermanos, para apropiarse de lo que era de ellos.” Lo que enfurecía a Pablo
era esa actitud de injusticia, impiedad, de personas sin afecto y amor hacia el
prójimo. La actitud de los miembros de esta iglesia, incitan a Pablo a indicar lo
siguiente: “¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el
reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado
sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o
practican la homosexualidad o son ladrones o avaros o borrachos o insultan
o estafan a la gente: ninguno de ésos heredará el reino de Dios. Algunos de
ustedes antes eran así. Pero fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron
hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el
Espíritu de nuestro Dios.” La pregunta inicial de Pablo en esta sección, de forma
retórica expone el problema inicial de este capítulo: ¿No se dan cuenta de que los
que hace lo malo no heredarán el reino de Dios? en pocas palabras, Pablo les
está indicando que cuiden su manera de conducirse, que no actúan como
verdaderos herederos del reino de Dios por Gracia. Esto lo analizamos de esta
forma por lo que indica el versículo 11: “Algunos de ustedes antes eran así. Pero
fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al
invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.” Es
un llamado de atención directo a mejorar este aspecto, a tomar la resolución debida
ante esta situación porque su vida debe ser un reflejo de la ética del Reino. El
versículo 9 presentan un listado de conductas con las que Pablo compara la actitud
de los corintios: “¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán
el reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado
sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o
practican la homosexualidad o son ladrones o avaros o borrachos o insultan
o estafan a la gente: ninguno de ésos heredará el reino de Dios.” Para Pablo,
la conducta de un creyente debe ser integra, pura, real y sin engaño alguno. Los
que practican actos de injustica, por mínimos que pretendan ser, serán ubicados en
esta lista negra de la fe evangélica. Lista de la cual ninguno que se haga llamar hijo
de Dios, deba ser parte en lo más mínimo de ningún acto flagrante de impiedad
hacia nadie, menos aún contra los de la familia de Dios. Pablo nos presenta la
resolución tajante de o se es hijo de Dios y se actúa como hijo de Dios, o
simplemente no pertenecemos a la familia de Dios. Pablo no condena el uso de las
autoridades civiles de un país, Pablo no está condenando aquí el que las personas
defiendan legalmente sus derechos, ataca dos cosas fundamentales. La primera es,
negarle la autoridad y capacidad a la iglesia para la resolución de conflictos de
manera pacífica y fraternal. La segunda es, ser mal intencionado con los actos de
injusticia hacia otros, haciendo uso de los aparatos legales de un país. Piense en la
gran cantidad de mujeres, por ejemplo, dado a que este tema está de moda, que
denuncian a sus esposos acusándolos falsamente de violencia contra la mujer,
simplemente porque tienen un arranque de cólera. Esto mismo puedo afirmar, para
casos reales que hemos podido testificar, en el que un miembro de la iglesia,
mientras andaba con su hija por la calle, y en un descuido de él un taxista atropella
a su pequeña, a lo que esta persona usa como oportunidad para sustraer
injustamente una elevada cantidad de dinero, aprovechándose de la ocasión. Esto
no es una actitud que evidencia salvación ni fe cristiana.
CONCLUSIÓN:
La conclusión fundamental en este mensaje, no es renunciar a los derechos
civiles que poseemos, es actuar como miembros del cuerpo de Cristo. Se trata de
partir de la comunidad de fe y depender de ella y de la providencia divina, para tomar
decisiones bíblicas para la resolución de conflictos.
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