Subido por lisseth santos

Autodominio y mejora personal

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Autodominio y mejora personal: el enfoque de la disciplina de la inteligencia
emocional
El autocontrol, o control de sí mismo, es una capacidad básica para enfocar nuestras vidas y
las relaciones con los demás, y requiere la formación del sentido de lo que se hace, donde la
persona, de acuerdo con su racionalidad y sensibilidad, planifica su comportamiento y
persiste en él. La persona que adquiere esta habilidad logra dominar la impulsividad y
consigue la máxima independencia de lo que le rodea, manifestando un equilibrio y ajuste
emocional a las distintas situaciones
Los principios de la inteligencia emocional implicaban ayudar a los progenitores a ser
hijos, utilizar estrategias que permitan a sus hijos enfrentarse a la intensidad de sus
conscientes de sus propios sentimientos y de los de sus sentimientos y a sus actos
Impulsivos de forma positiva y orientada al aprendizaje (MAURICE J. ELIAS,
STEVEN E. TOBIASy BRIAN S. FRIED, 1999, pág. 81).
Este implica reconocer las emociones, controlarse, manejarse bien con los demás, gestionar
adecuadamente los sentimientos impulsivos, mantener el equilibrio, ser positivos, pensar
con claridad y permanecer concentrados frente a la presión y buscar ser empáticos; es decir,
pensar en el otro para tener una vida más amable. El autocontrol nos permite controlarnos
y afrontar con serenidad los contratiempos, tener paciencia y comprensión en las relaciones
personales.
Debe comprenderse como una actitud positiva que nos impulsa a cambiar nuestra
personalidad con buena voluntad, siendo un modelo de entereza para los demás. Debe
existir una fuerza interior, carácter, autodominio, y en algunos casos privarse de algunas
situaciones ayuda a fortalecer nuestra anticipación a la reacción.
En la familia esta habilidad es necesaria para la convivencia porque implica aprender a
tolerar y afrontar las tensiones, dando ejemplo de serenidad y comprensión, pues el
autodominio nos lleva a ser más participativos en los quehaceres del hogar.
ELOGIE Y ESTABLEZCA PRIORIDADES
Los niños necesitan sentirse amados y seguros, pero la mayoría de los niños también se
sienten bien al escuchar elogios por la precisión y comentarios alentadores por los
esfuerzos fallidos. El estímulo apropiado y genuino ayuda a tu hijo a aprender a seguir
intentándolo después del fracaso.
“Como humanos, estamos predispuestos para ser seres sociales. Nos necesitamos los unos a
los otros. Nos necesitamos para satisfacer nuestras necesidades económicas colectivas y
para experimentar amor y compañerismo. También para enfrentamos a la vida cotidiana”
(MAURICE J. ELIAS, STEVEN E. TOBIASy BRIAN S. FRIED, 1999, pág. 83).
Determinar el momento adecuado para ofrecer elogios positivos durante un esfuerzo fallido
requiere algo de práctica para que tu hijo no vea las palabras como gratuitas o
condescendientes. La inteligencia no siempre significa éxito en la vida, y los padres deben
tratar de enviar el mensaje correcto con elogios… Además, como padres debéis recordar
que los niños son muy hábiles en reconocer un falso elogio, y éstos, aunque vayan con toda
tu buena intención causan un daño emocional profundo en los niños.
Los padres a veces confunden motivación con elogios. Estos dos pueden ir juntos, pero la
motivación no necesita incluir palabras de elogio que se refieran a la inteligencia de tu hijo.
El estímulo debe entenderse como expresiones positivas que enfatizan la mejora o el
esfuerzo, no necesariamente comentarios que predicen los resultados de las acciones del
niño. Los padres que siempre esperan que los niños logren “lo mejor” para recibir elogios y
apreciación de la familia… estarán en el camino equivocado.
COMO REAJUSTAR SU ANTENA PARA LA ATENCION POSITIVA
“El modelo que utilizamos para prestar atención a los niños es el de prestar atención
positiva a la conducta apropiada y retirarla en el caso de una conducta inapropiada aunque
inofensiva” (MAURICE J. ELIAS, 1999, pág. 84).
Es fácil responder con dureza cuando los niños hacen algo que no deben hacer y no
reaccionar en lo absoluto cuando hacen lo que esperamos de ellos. La atención positiva
requiere un cambio de visión en el que llamamos la atención de los niños por su buen
comportamiento e ignoramos (al menos en el momento) lo que no es tan bueno. Para los
niños, la atención de los padres es tan poderosa que cualquier comportamiento al que le
prestemos atención aumentará, incluso si les estamos diciendo que dejen de hacerlo.
Esencialmente, en lugar de criticarlos por lo que están haciendo mal, queremos atrapar a los
niños haciendo lo correcto. Es un cambio simple, pero que va en contra de siglos de normas
parentales y requiere algo de práctica antes de convertirse en algo que hacemos de manera
natural.
En lugar de decir, ¡buen trabajo! o me encanta cómo lo estás haciendo, intente explicar
exactamente lo que están haciendo bien. Por ejemplo, podría decir “Me encanta cómo
compartes tus crayones con tu hermano” o es genial que hayas terminado tu tarea antes de
pedir usar tu tableta. Independientemente de su edad, dejar que los niños sepan que usted
aprecia su comportamiento los hará sentir bien, y cuando sepan exactamente por qué los
elogian, será más probable que lo vuelvan a hacer en el futuro.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA EL ELOGIO
Cuando elogie, es importante que lo haga de forma incondicional y no con condiciones.
Por decirlo de otro modo, no añada las palabras «pero» o «por qué» a su frase. No diga
cosas como «Pero ¿qué me dices de esto?» o «¿Por qué no puedes hacer eso más a
menudo?» (MAURICE J. ELIAS, STEVEN E. TOBIASy BRIAN S. FRIED, 1999, pág.
86).
Reconocer sus emociones
Cuando son pequeños puedes pedirles que identifiquen cómo se sienten; que le pongan
palabras si pueden, que lo dibujen, que lo expliquen… Y es igual de importante que sepan
por qué creen que están felices, desilusionados, nerviosos, tristes… Pregúntales cómo se
sienten y por qué se sienten así con frecuencia.
Hablar en familia con naturalidad de las emociones
Se habla de qué hay para cenar, pues también debemos incorporar en la conversación
cotidiana información sobre cómo nos sentimos. Así evitamos que las emociones crezcan y
se hagan desproporcionadas, en especial las negativas. Explica a tus hijos qué te hace feliz
y qué no te hace feliz y (lo más importante) dedica tiempo a escuchar sus opiniones al
respecto.
Prestar atención a los otros
Todos necesitamos atención. A los niños se les debe enseñar a atender a los otros. Atender
significa hacer elogios y preguntas que demuestren interés. Que sus actos sean coherentes
con sus palabras y muestren que se preocupa por los otros. Podemos motivar a los niños
para que hagan pequeños actos que beneficien o a otros. Son válidos gestos tan sencillos
como compartir un caramelo con un amigo o no reirse de un compañero que se cae.
Aprender el lenguaje del contacto
El contacto y la caricia se aprende a partir de lo que nosotros como padres o madres les
enseñamos. Debemos abrazar, besar, tomar a los pequeños de la mano, acariciarlos siempre
y demostrarles nuestro amor y apoyo incondicional.
Limitar la exposición a la violencia
Sabemos que hay muchos juegos violentos en la actualidad y que por todos lados llegan
malas noticias de actos abusivos, groserías y brutalidad. Mientras más violencia “vean” más
crece su umbral de reacción ante ella.
No debemos construir una burbuja para nuestros hijos, pero tampoco conviene que se
expongan a la violencia que no entienden. Si algo así pasa, como padres debemos decirle
que ellos están protegidos y explicarles lo que han visto por qué ha pasado. Definirles qué
es correcto y qué no con respecto a la violencia.
Controlar los programas de TV, videojuegos, Internet, etc.
Debemos estar atentos a los mensajes que reciben los niños. Es fácil dejarlos frente a la
televisión o la playstation por horas, pero no es bueno. Define una estructura y disciplina en
los tiempos que se dedican a estas actividades. Sé claro y firme en qué tipo de programas
consume. Los niños no deben ver telenovelas, ni películas para adultos, ni leer periódicos…
La edad para consumir como adultos ya les llegará.
Dedicar tiempo a jugar, cantar, leer y estar juntos
El tiempo de calidad que dedicas a tus hijos los prepara para la vida. Crea espacio para estar
con ellos y que a través del juego descubran el mundo. En especial si son juegos en grupo
que les ayudan a desarrollar sus habilidades sociales.
Disciplina, sí, maltrato, no
Aunque en la generación de nuestros abuelos una buena sacudida era un remedio para
calmar a los niños malcriados, hoy está demostrado que no es necesario ni conveniente. El
maltrato físico no educa, sino que genera rebeldía y puede perjudicar a largo plazo su
desarrollo.
BIBLIOGRAFÍA:
MAURICE J. ELIAS, S. E. (s7 de 1999). EDUCAR CON INTELIGENCIA EMOCIONAL.
MAURICE J. ELIAS, STEVEN E. TOBIASy BRIAN S. FRIED. (s/f de s/f de 1999). EDUCAR CON
INTELIGENCIA EMOCIONAL. Obtenido de
https://classroom.google.com/u/2/w/NDkxMzE1OTUwMjg2/t/all
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