Principios de autonomía y competencia en el nuevo Estatuto Arbitral Colombiano FERNANDO MANTILLA SERRANO (autor) JORGE MARIO LOZANO CEDEÑO Dentro de las nuevas legislaciones adoptadas para garantizar la efectividad del Estado para la garantía de dar soluciones útiles y necesarias para la resolución de problemáticas particulares, especialmente las que se dan en los negocios jurídicos de carácter comercial entre particulares, pero también, entre instituciones del Estado y particulares, soluciones que no requieren el acudir a un organismo judicial, a estos se les han denominado mecanismos alternativos de solución de conflictos (MASC), que entre los diversos que existen se destaca en la lectura de Mantilla Serrano el arbitraje, mecanismo que adoptó Colombia en un principio y que hasta Ley 1563 2012 no se regía en materia internacional de manera tan eficaz, esto gracias a que con este Estatuto de Arbitraje Internacional tomado del modelo establecido de Naciones Unidas sobre Derecho Mercantil Internacional, pero también, apoyado de otras legislaciones de mayor nivel como lo son la jurisprudencia de las altas cortes francesas y/o norteamericanas, se puede asegurar que el acudir a uno órgano arbitral se garantiza la efectiva resolución de conflictos, este estatuto que se adopta del derecho comparado trae consigo una serie de principios que rigen sus formalidades. Como primer principio tenemos el de autonomía que está ligado con el de separabilidad y se entiende en sentido de que un contrato que lleva inmersa una clausula en la que se establece un convenio arbitral o clausula compromisoria, estos se entienden como negocios jurídicos diferentes y desligados uno del otro, es decir, no importa la eficacia, nulidad o inexistencia de uno, el siguiente subsiste y sobrevive autónomamente, asegurando entonces la manifestación de la voluntad de las partes de querer resolver sus controversias a través de un tribunal de arbitramento nacional e internacional. El segundo principio que nos presenta la lectura es el de competencia, asimilando este la facultad o aptitud que se les concede a los árbitros para llevar a cabo los procesos encaminados a fortalecer y solucionar las controversias y problemáticas en materia contractual que se presentan diariamente, Mantilla nos ofrece dos aristas de lo que es el principio de competencia en materia arbitral internacional y lo que encontramos es, la primera es la arista positiva que da lugar a la investidura que tiene el árbitro de conocer sobre su propia competencia sin que haya intromisión de organismos judiciales del estado, es decir, los tribunales de arbitramentos tienen la autonomía de llevar a cabo sus procesos sin que tengan control alguno en sus formalidades; tenemos la siguiente arista, la que manifiesta el sentido negativo de este principio el cual establece la capacidad que tienen los jueces de intervenir en las decisiones de los árbitros, esto quiere decir, que los árbitros siguen teniendo la autoridad y competencia en lo que respecta a todos los requisitos de forma y fondo y de llevar a cabo sus procedimiento arbitrales autónomamente en pro de garantizar la correcta administración de justicia a las partes que han sido interesadas, pero el juez natural puede entrar a revisar estos laudos para demostrar su eficacia frente a las partes.