Subido por adventistastirua

Escogida para la Eternidad

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INTRODUCCIÓN:
Frente a un mundo lleno de desesperanza, corrupción, mentiras, hambre, catástrofes,
violencia y muertes se hace cada vez más difícil encontrar a personas que sean sensatas en su
manera de vivir. Cada vez más la autosuficiencia roba la escencia de muchas vidas y ciegan la vista
de los que más necesitan el conocimiento de la verdad. Pero ¿tendría eso alguna relación con el
reino que Cristo vino a mostrarnos mientras estuvo en la tierra? ¿Habría alguna advertencia de
Cristo relacionada a la manera como debemos prepararnos para la vida eterna? A lo mejor ¿sería
real esta historia de vida eterna?
PARTE I: La preparación en la espera
Mateo 25:1-5
Jesús siempre quiso que entendiéramos los principios de su reino. El interés de Cristo
siempre fue que comprendiéramos cuán importante es saber que hay un reino eterno que nos
aguarda y cómo nos preparamos para recibirlo. No existe otra razón por la cual Jesús haya venido a
este planeta a morir por nosotros que no sea rescatarnos de este mundo perdido y asi vivir con Él
para siempre. Por eso, la mayoría de sus sermones y conversaciones hablan del reino de los cielos,
enfatizan la existencia de este reino y la herencia que tenemos en él. En este momento Jesús elige
contar una historia, hacer una analogía de cómo podemos esperar este reino, y para ello, Cristo usa
a mujeres como personajes principales.
La historia nos habla de una boda en la cual 10 vírgenes habían sido invitadas, sin embargo,
nadie sabia el momento en que llegaría el novio, solamente sabían que habían sido invitadas, y la
espera por el novio era parte de la expectativa de cómo sería la boda. La única cosa clara era que
entrarían en la boda todas las que estuviesen allí cuando el novio llegara, y Él las haría entrar con Él
a su fiesta.
Ellas estaban listas, expectantes y alegres, pero un detalle era importante, necesitarían luz
para el camino. Algunas se precavieron y llevaron un poco más de aceite por si algo pasara y
necesitaran más, mientras que las otras creídas de que tenían lo suficiente apenas llevaron aquello
que ocuparían, calculando el tiempo en que demorarían para llegar y el tiempo en que pasarían en
la boda. No obstante, lo inesperado aconteció, el novio no llegaba. Las horas fueron pasando, la
noche se ponía cada vez más oscura, y nada que el novio aparecia. Ellas no se atrevieron a irse, la
fiesta acontecería, pero deberían esperar y mientras esperaban, el sueño les ganó y todas
terminaron dormidas. Imagínate esta escena, el lugar preparado para la boda del siglo, los invitados
hermosos están listos y ansiosos para la ceremonia, pero el novio no llega y todos terminan
durmiendo. ¿Sería una historia con un final feliz?
PARTE II: “Aquí viene el novio…”
¿QUE FINAL TENDRIA ESTA HISTORIA?
Mateo 25:6-13
“¡Aquí viene el novio, salid a recibirlo!” fue el grito que despertó a las invitadas que
inmediatamente se levantan, pero ¡ups! Algunas estaban a oscuras. ¿Y ahora? Pues es el momento
de compartir, ¿no? ¡No! Para este preciso momento cada una necesita su lámpara, cada una
necesita su luz, cada una debería estar completamente preparada. No les tocó otra alternativa que
intentar encontrar algún negocio abierto en el que pudieran comprar un poco más de aceite y
finalmente ir al encuentro del novio. Pero al volver ya era demasiado tarde, la fiesta ya había
comenzado y las puertas habían sido cerradas; quienes entraron, disfrutaban; pero las que no
llegaron a tiempo ya no podrían entrar y hasta allí habían llegado. Aun cuando suplicaron al novio
que les dejaran entrar, la respuesta que recibieron fue: “No las conozco”. ¡Qué tremendo! ¿Ellas no
habían sido invitadas? Entonces, ¿cómo no las conocía? El problema es que cuando el novio llegó
ellas estaban preocupadas con el aceite que les faltó y no lo estaban esperando junto a las demás.
Él no las pudo conocer, no pudo ver sus rostros, la oscuridad les cubría, no se habían preparado
debidamente para seguir alumbradas hasta ver al novio, habían creído que lo que tenían era
suficiente y su suficiencia les falló.
Al fin y al cabo, la historia tiene un final feliz para las que se prepararon para cualquier
imprevisto mientras esperaban al novio, y un final muy triste para aquellas que casi entraron, pero
la falta de preparación las llevó a buscar providencias cuando lo único que deberían hacer es estar
allí cuando el novio llegara. Pareciera una historia más real que metafórica.
Cristo Jesús nos prometió su reino, la Biblia habla que todas nosotras somos invitadas a
pasar por las puertas de la ciudad santa, prometida a todos los hijos de Dios. La tarjeta de invitación
fue escrita con sangre en una cruz, cuando Jesús abría sus brazos y declaraba que todo estaba
consumado, el reino ya estaba listo, ahora es que estamos también listas para entrar.
IR AL TEXTO BIBLICO SIGUIENTE
Si, amiga. Hay un lugar mejor para nosotras, muy diferente de este mundo. Jesús prometió
que iría al cielo a prepararnos un lugar y luego volvería a esta tierra para buscarnos, para que “dónde
Él esté, nosotras también estemos” (Juan 14:3). No es una promesa de los hombres religiosos, ni de
nuestros padres, amigos o vecinos. Es la palabra de Dios y esta no falla ni miente. Somos escogidas
para conocer un mundo sin muerte, sin miedo, sin tristeza, sin pecado, ni dolor. Un mundo en dónde
no hay separación de seres queridos, tampoco habrá noche, siquiera necesitaremos la luz del sol
allá. Es una tierra completamente nueva, restaurada, perfecta, exclusivamente para nosotros, para
aquellos que creen en Cristo y lo aceptan como su Salvador y Señor personal. Esta promesa es lo
que mueve hoy todo el cielo en nuestro favor.
Jesus es el más interesado en venir a sacarnos de este mundo y hacernos entrar con Él por
las puertas de la ciudad celestial. Él es el novio que está por llegar para llevar con Él a los invitados
de su boda. Y nosotras representamos a estas vírgenes que lo están esperando. Pero solo una cosa
nos toca hacer: y es estar con nuestras lámparas encendidas con el suficiente aceite para cuando el
novio llegue, él vea nuestros rostros y nos dé la bienvenida a su fiesta.
Salmo 119:115 nos revela que la lámpara que debe estar en nuestras manos es la Palabra
de Dios; 1 Samuel 16:13 y Lucas 4:18 nos lleva a entender que el Espíritu Santo es representado
como el aceite que mantiene la lámpara encendida, porque es el Espíritu Santo que mantiene la
Palabra de Dios viva y la esperanza de ser hijos de Dios ardiendo en nosotros (Juan 16:13; Romanos
8:14,16,17). Todo eso significa que la única manera en la cual podemos entrar en el reino de Dios
es esperando a Jesús edificadas en su palabra y ungidas por su Espiritu. No hay reino sin conocer
de él a través de la Biblia, no hay reino sin dejarse guiar por el Espíritu que nos guía por toda la
verdad que nos libera de los engaños que el enemigo de Dios impone en nuestro camino. No hay
reino sin sumisión, ni tampoco sin preparación para recibir al Novio.
CONCLUSIÓN:
Querida amiga, la Biblia llama de sensatas a aquellas mujeres que estaban allí esperando a
al Novio con sus lámparas encendidas y aceite sobrando, así como hoy son sensatas las mujeres que
esperan a Jesús llegar manteniendo toda su vida en la luz de su Palabra, siendo guiadas y moldeadas
por su Espíritu diariamente. Todas aquellas mujeres llegaron a dormir mientras esperaban al novio,
porque puede pasar algún momento en que nos debilitemos en la espera, caigamos en alguna falsa
esperanza y nuestra fe se fragilice, sin embargo, si estamos todos los días buscando la orientación
del Espíritu Santo, él nos despertará. Y es precisamente lo que hoy el Espíritu de Dios está haciendo,
nos vino a despertar a que nos preparemos para recibir a Cristo Jesús.
Aun hay tiempo para prepararnos, aun hay tiempo para tener una porción doble del
Espíritu Santo para que seamos guiadas a la luz de la Biblia y fortalezcamos nuestra fe, poniéndonos
en vigilia para ver a Jesús volver.
La insensatez radica en creer que saber de Jesús es suficiente, que saber de su amor y su
sacrificio será lo único necesario para entrar con Él en su reino. ¡No! No te dejes engañar. Es
necesario conocerle al Novio, es necesario ser reconocida por Él. Es insensata la que cree en su
propia suficiencia. Es insensata aquella que le espera en la condicion que está, teniendo luz o no,
podrá ser recibida por el Novio. Es insensata la que no busca la Palabra de Dios cada día, y no suplica
por el derramamiento del Espíritu Santo sobre ella. Es insensata la que ignora las enseñanzas de
Jesús y quieren el cielo a precio de nada.
Fuiste escogida para la eternidad. Tu lugar en el cielo no será entregado a nadie más que
no seas tú, a no ser que no lo quieras y dejes que el Señor lo entregue a alguien más interesado que
tú. No me imagino que esta sea tu realidad. Sé que quieres el cielo, quieres la vida eterna, porque
“la eternidad fue puesta en el corazón de todo hombre” (Eclesiastés 3:11). Pero necesitamos
prepararnos. Necesitamos aceptar a Jesús hoy y desde ahora en adelante todos los días de nuestras
vidas.
Falta poco para que veamos los cielos abiertos y la gloria de Jesús alumbrar toda la tierra.
En este momento Cristo quiere mirarte a ti, reconocer tu rostro y decirte: “Venid bendita de mi
Padre, posee por herencia el reino que te está preparado desde la fundación del mundo”. ¿Quieres
tu estar allí? El novio no tarda en llegar, he aquí el momento de aceptar su invitación para disfrutar
de la fiesta con Él.
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