Subido por MexPapu

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A MANERA DE PRÓLOGO
La figura del Generalísimo Morelos fue trágica, elocuente y generosa. Él no nació bajo las estrellas que cobijan y
dan luz, las más de ellas, a notables personajes; pero su carácter lo impregnó del coraje que necesitaban los tiempos para
luchar con denuedo por lo que consideró legítimo, forzoso
y benéfico; él no buscó el laurel con que se ciñen las sienes
los hombres de la historia, él se enfrentó con el fulgor de la
mañana a los que consideró intrusos o villanos; él no tocó
esquilas ni carillón alguno, pero mortificó su espíritu penando por atajos y los mil vericuetos que inciertos encontró a su
paso. Con el rostro emocionado y con resecos labios convocó
al hermano, para juntos desgranar la mazorca que, como endurecida roca, estaba en manos del impropio hispano.
Antequera penó por su presencia, y aún rasgadas sus
añejas costumbres no le guardó rencores; fueron cuarenta
y cinco días que aciagos no pueden quedar en la penumbra,
porque es lícito y benevolente recordar su estancia para ubicar en la balanza los malos y los buenos oficios que conlleva
todo enfrentamiento; quizá tuvo sus excesos, no muchos generosos, pero al conformar el primer H. Ayuntamiento Libre y Soberano esculpió de antemano, con metálico cincel, el
broquel con que lo registra el numen de Oaxaca.
A Morelos no hay que juzgarlo, ni mucho menos vilipendiarlo; pero sensato es concebir que el espacio por el que él
transitaba estuviera colmado de resabios y añejos agravios
que habían mancillado por siglos a la patria
El Generalísimo había debatido con arrojo para descifrar
el misterio por el que, al indígena, por largo intervalo, se le
había dado el trato infame de miserable siervo. ¿Cómo podía
tan humilde cura ser culpable por despojarse de su descolorida vestidura para contender y creer en un nuevo amanecer
donde los Sentimientos de la Nación fueran diferentes?
El caudillo no concibió un México de hoy ni de cercana
alborada. Él fue necio y obstinado al pensar en una patria de
tranquilo, largo y justo espacio con un mejor futuro para el
hermano de tez morena, blanca y cobriza.
Morelos fue juzgado, y el día que fue fusilado, grave
para sus adentros, partió sabiendo que con sus ideales había
contribuido a conformar una sociedad sin distingos, donde
la hoguera de largas y cruentas batallas iluminara justicieros días de una nueva patria, donde los rencores y los malos
augurios se guardaran en los viejos armarios y no se abrieran más sus puertas para construir tan sangrientos males.
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