Subido por adrián párraga

431546105-Desviaciones-de-La-Ley-de-Beer

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DESVIACIONES DE LA LEY DE BEER
La proporcionalidad entre la absorbancia y la concentración únicamente se cumple
para disoluciones muy diluidas, observándose desviaciones más o menos acusadas al
aumentar la concentración
Las desviaciones de la ley de Beer pueden clasificarse de la forma siguiente:
DESVIACIONES REALES. En la deducción de la ley de Beer que se hizo
anteriormente, no se ha considerado que la absortividad depende del índice de
refracción, n, según la expresión:
Como, a su vez, el índice de refracción varía con la concentración, la absortividad
no es rigurosamente constante para cualquier concentración, provocando desviaciones
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 6
negativas. De todas formas, en la práctica, para concentraciones inferiores a 10–3 M
puede prescindirse de la influencia de este factor, al ser el índice de refracción
esencialmente constante.
DESVIACIONES INSTRUMENTALES. Las fluctuaciones producidas en la
corriente eléctrica, la inestabilidad de algunas fuentes de radiación o la respuesta no
lineal del detector pueden originar el funcionamiento incorrecto de un determinado
aparato. Además de éstos, pueden considerarse los siguientes factores de tipo
instrumental como causas de desviaciones de la ley de Beer:
a) Uso de radiación no monocromática. La deducción de la ley de Beer se hizo
sobre la base de utilizar radiación monocromática, lo cual, en sentido estricto, nunca
se cumple, pues en la práctica, todos los dispositivos seleccionan una banda más o
menos ancha en torno a una determinada longitud de onda. La influencia de la radiación
policromática sobre la ley de Beer puede mostrarse del siguiente modo:
Cuando este haz constituido por las dos radiaciones atraviesa una disolución
conteniendo especies absorbentes, la potencia del haz emergente es P1+P2, mientras
que la del haz incidente sobre la muestra es P01 + P02. Según esto, la absorbancia
medida
que es la ley de Beer. Sin embargo, cuando ε1 es distinto de ε2, la relación entre AM y
la concentración deja de ser lineal. Evidentemente, cuanto mayor sea la diferencia
entre ε1 y ε2, mayores serán las desviaciones de la linealidad. Por eso mismo, aún
será:
cuando la anchura de banda sea relativamente grande, si las diferencias en los valores
de la absortividad son pequeños, la utilización de un haz policromático no implica
diferencias significativas respecto a uno monocromático (ver Fig. 3.3.a., banda N).
b) Presencia de radiación parásita. El haz de radiación que sale de un
monocromador suele estar contaminado con pequeñas cantidades de radiación parásita
o dispersada originada por reflexión de los distintos componentes ópticos, dispersión
por partículas de polvo atmosférico, etc. Por otra parte, la propia muestra puede
originar dispersiones.
Con frecuencia, la radiación dispersada tiene una longitud de onda diferente
respecto a la radiación principal, pudiendo además, en ocasiones, llegar al detector sin
haber atravesado la muestra. Por todo ello, la absorbancia medida en presencia de
radiación parásita es:
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 8
lo cual indica la presencia de desviaciones negativas en la ley de Beer debido a este
factor.
c) Errores de lectura. Los errores indeterminados en la lectura de la
transmitancia o absorbancia son errores que potencialmente siempre están presentes
y es necesario tenerlos en cuenta. En ocasiones, pequeños errores en la lectura de la
transmitancia o de la absorbancia pueden ocasionar errores grandes en la
concentración cuando se opera en los extremos de la escala. Esto se ilustra en la
El error absoluto cometido en la determinación de la
concentración, para un cierto error de lectura de transmitancia, es pequeño, pero al
ser pequeña la concentración, el error relativo puede ser grande. En 3, la
incertidumbre en la determinación de la concentración es alta, y en 2, hacia la mitad
de la escala, parece que se trata de la situación más favorable.
Puede demostrarse, como se indica a continuación, que el mínimo error relativo
se obtiene para una absorbancia de 0.434.
La primera derivada de la ley de Beer es:
Derivando esta ecuación de nuevo e igualando a cero, se obtiene que la
transmitancia óptima corresponde a 36.8 %, que equivale a una absorbancia de 0.434.
Claudio González Pérez 9
DESVIACIONES QUIMICAS
Se incluyen en este apartado toda una serie de desviaciones aparentes de la ley
de Beer producidas como consecuencia de procesos químicos en los que participan las
especies absorbentes.
a) Influencia del equilibrio. Cuando la sustancia problema interviene o forma
parte de un sistema en equilibrio con otras especies, el desplazamiento del equilibrio
implica una modificación en la concentración, y, en consecuencia, en la absorbancia.
Algunas situaciones que pueden producirse son las siguientes:
Dimerizaciones. Cuando una disolución de dicromato potásico no tamponada se diluye, ocurre
una
transformación parcial en cromato, como consecuencia del equilibrio dímero-monómero:
Cr2O72– + H2O <——> 2 CrO42– + 2 H+
(λmax = 350, 450 nm) (λmax = 372 nm)
Acido–base. En la figura 3.5. se muestran los espectros de absorción de un indicador ácido-base.
b) Influencia del disolvente. Como consecuencia de las interacciones soluto–
disolvente se originan con frecuencia desplazamientos espectrales, ensanchamientos
de bandas y otros fenómenos que pueden provocar desviaciones en la ley de Beer. En
este sentido, no es posible hacer predicciones de forma general. Unicamente
mencionar algunos términos relacionados con los desplazamientos espectrales:
desplazamiento batocrómico o desplazamiento hacia el rojo, consiste en un
desplazamiento del máximo de absorción hacia longitudes de onda mayores (este
efecto suele producirse en disolventes de alta constante dieléctrica). Desplazamiento
hipsocrómico o desplazamiento hacia el azul, es el desplazamiento hacia longitudes de
onda más cortas.
c) Influencia de la temperatura. La temperatura puede influir modificando el
equilibrio químico de algunos sistemas, así como, en ocasiones, dar lugar a
desplazamientos batocrómicos. De todas formas, la temperatura no suele ser un
factor a considerar en la mayor parte de los sistemas absorbentes sencillos.
d) Presencia de impurezas en los reactivos. Muchos métodos
espectrofotométricos son lo suficientemente sensibles como para detectar
cantidades a nivel de trazas, por lo que la presencia de impurezas absorbentes en los
mismos reactivos pueden originar errores considerables. Debido a ello, en la práctica
analítica ordinaria, las medidas espectrofotométricas se llevan a cabo frente a un
blanco constituido por la propia célula, el disolvente y los reactivos. En este sentido
interesa que la absorbancia del blanco sea pequeña, pues si es grande, un pequeño
error en su medida puede implicar un gran error relativo en el resultado final.
e) Interacciones entre especies absorbentes. Cuando en una disolución existen
varias especies absorbentes, la ley de Beer se cumple para cada una de ellas, si todas
actúan independientemente. Sin embargo, la interacción entre ellas puede producir
alteraciones en la distribución de cargas, como consecuencia de lo cual puede
modificarse la energía requerida para la absorción y, en consecuencia, variaciones en
la posición, forma y altura de las bandas de absorción. Por otra parte, estas
alteraciones en la distribución de cargas también pueden ser originadas por la
presencia de sales inertes, con el consiguiente aumento de la fuerza iónica de la
disolución.
Claudio González Pérez 11
f) Interacciones soluto–radiación electromagnética. Aunque en sentido estricto
no son factores de tipo químico, también deben considerarse otros tipos de
interacción entre la radiación y la materia, distintos de los que intervienen en el
proceso de absorción. Así, la posible emisión de resonancia y la presencia de
fenómenos fluorescentes y fosforescentes pueden originar desviaciones aparentes en
la ley de Beer.
ERRORES PERSONALES
En este sentido, los mayores errores suelen cometerse por el uso inadecuado de
las cubetas de absorción. Resultan de utilidad las recomendaciones siguientes:
* Es necesario asegurarse de que las cubetas están perfectamente limpias, no
rayadas y exentas de huellas o adherencias en las paredes por las que ha de
pasar la radiación.
* Las cubetas de vidrio y cuarzo pueden limpiarse con ácido nítrico o con agua
regia en frío, pero no con mezcla crómica.
* Una vez limpias, las cubetas deben enjuagarse con agua destilada y con varias
porciones de la disolución a medir.
* No deben secarse interiormente, mientras que el exterior debe secarse con
papel suave, comprobando, además, que, una vez llena con la disolución problema,
no contiene burbujas de aire.
* Aunque se debe trabajar con cubetas idénticas para la muestra y la referencia
(blanco)
INSTRUMENTACION
El instrumento que normalmente se utiliza para medir la transmitancia o la
absorbancia de una muestra en función de la longitud de onda es el
espectrofotómetro. Antes de pasar a describir sus componentes básicos, es
conveniente indicar algunos términos relacionados con la nomenclatura utilizada a
propósito de la instrumentación en los métodos ópticos de análisis. Las definiciones
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 22
que se indican no pueden considerarse universales, pero sí están en razonable acuerdo
con el uso popular y son las que se utilizan en las principales obras dedicadas al tema*.
FOTOMETRO: Cualquier dispositivo utilizado para medir la intensidad de
radiación. Normalmente se utiliza para designar un instrumento sencillo provisto
de filtros para seleccionar una banda de longitudes de onda y de una fotocélula o
un fototubo para medir la intensidad de radiación.
ESPECTROFOTOMETRO: Instrumento más sofisticado que posee un
monocromador en lugar de filtros. Además, el sistema de detección normalmente
es un fotomultiplicador, más sensible que una fotocélula.
COLORIMETRO: Instrumento muy simple que compara, usando el ojo humano
como detector, el color de la sustancia problema con el de una disolución patrón.
(El nombre de colorímetro suele aplicarse en la práctica a cualquier instrumento
apropiado para medir en la region visible, y, en realidad, así se conocen muchos
fotómetros de filtro comerciales).
ESPECTROSCOPIO: Aparato diseñado para detectar detectar líneas
espectrales a simple vista. Su aplicación está restringida al análisis cualitativo y
para elementos con líneas de emisión en la zona visible del espectro.
ESPECTROGRAFO: Instrumento que registra líneas espectrales sobre una placa
fotográfica.
ESPECTROMETRO: Denominación general que se aplica a instrumentos que
poseen sistemas de detección eléctricos.
Según las definiciones anteriores, un espectrofotómetro es un espectrómetro
que mide fotones. Su utilización suele limitarse, en la práctica, a la región
untravioleta, visible e infrarroja.
* Eugene D. Olsen. "Métodos Opticos de Análisis". Ed. Reverté. Barcelona.
Claudio González Pérez 23
Los componentes básicos de un espectrofotómetro son: una fuente de radiación,
un monocromador, que seleccione una banda estrecha de longitudes de onda, una
cubeta, o recipiente que contenga la muestra, un detector de radiación y un sistema
de tratamiento y lectura de la señal detectada (figura 3.10.)
Fuentes de radiación
Las fuentes de radiación utilizadas en espectrofotometría ultravioleta y visible
deben ser continuas en una amplia zona del espectro, de intensidad elevada y ser
esencialmente constante con la longitud de onda.
En la zona ultravioleta y visible, la fuentes más utilizadas son de dos tipos:
fuentes térmicas, basadas en la emisión de radiación por efecto de la temperatura, y
fuentes cuya radiación se debe a descargas eléctricas producidas en el seno de gases.
Entre las primeras, la más común es la lámpara de filamento de volframio. En
condiciones ordinarias de operación, esta lámpara resulta útil entre unos 350 nm y
unos 3000 nm. (figura 3.11.)
Figura 3.11. Curvas de distribución espectral de las lámparas de deuterio y volframio.
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 24
Como puede observarse en la figura 3.11., la mayor parte de la energía emitida
corresponde a la zona infrarroja. La distribución de la energía depende de la
temperatura del filamento, la cual depende, a su vez, del voltaje; un incremento en la
temperatura de operación aumenta la energía total emitida y desplaza el máximo de
intensidad hacia longitudes de onda más cortas. Sin embargo, en la práctica, esto no
se utiliza para obtener mayor cantidad de radiación ultravioleta, ya que se acorta
considerablemente el tiempo de vida de la lámpara.
Debido a que la radiación emitida depende únicamente del voltaje suministrado,
éste tiene que ser muy estable, por lo cual los instrumentos llevan incorporado un
sistema para la estabilización de la corriente. Por otra parte, el calor producido por la
lámpara puede constituir un problema, por lo que, con frecuencia, en el lugar donde se
coloca la lámpara se instala un ventilador con objeto de evitar el calentamiento de la
muestra y de los demás componentes del instrumento.
Por debajo de 350 nm, la potencia de una lámpara de volframio es inadecuada,
debiéndose emplear una fuente diferente. La más común es una lámpara de descarga
de hidrógeno, o de deuterio. Cuando se produce una descarga eléctrica entre dos
electrodos en el seno de un gas, como hidrógeno, las colisiones entre los electrones de
la descarga y las moléculas gaseosas provocan la excitación electrónica, vibracional y
rotacional de dichas moléculas, con lo que se obtiene un espectro de líneas que es
característico del gas, siempre que la presión sea baja. Al aumentar la presión, las
líneas se ensanchan, llegando a superponerse, hasta que, a presiones relativamente
altas (0.2–5 mm) se produce un espectro continuo.
Tanto la lámpara de hidrógeno como la de deuterio tienen un intervalo de
utilización comprendido entre 175 y 350 nm (figura 3.11.). También se utilizan con la
misma finalidad la lámpara de descarga de xenon y la de vapor de mercurio.
Finalmente, indicar que, puesto que el vidrio absorbe fuertemente a longitudes
de onda inferiores a unos 350 nm, las lámparas de ultravioleta deben utilizar ventanas
de cuarzo.
Claudio González Pérez 25
Filtros y monocromadores
La misión de los filtros y de los monocromadores es seleccionar un haz de
radiación "monocromática"*. Con este fin se utilizan los siguientes dispositivos:
Los filtros de absorción se utilizan en la región visible y se basan en la absorción
selectiva de ciertas longitudes de onda. Normalmente consisten en un vidrio coloreado
o una suspensión de un colorante en gelatina que se coloca entre dos placas de vidrio.
Los filtros de banda (figura 3.12. A) se caracterizan por su anchura de banda
(anchura a la mitad de la altura) que puede oscilar entre 30 y 250 nm.
Figura
3.12. Transmitancia de algunos filtros.
Los filtros de corte tienen transmitancias de casi el 100 % en una zona del
espectro visible, pero luego disminuye rápidamente hasta un valor de transmitancia
cero (figura 3.12.B). Por combinación de diferentes filtros pueden seleccionarse
bandas espectrales relativamente estrechas (figura 3.12.).
* La radiación monocromática es la radiación de una sola longitud de onda. Por supuesto, es
imposible
producir radiación monocromática verdadera, en sentido estricto. Sin embargo, cuanto mejor
sea el
monocromador, tanto más estrecho será el intervalo de longitudes de onda.
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 26
Los filtros de interferencia consisten en un dieléctrico transparente
(frecuentemente, fluoruro cálcico o magnésico) recubierto en ambos lados con dos
finas capas de plata semirreflectante. (figura 3.13.)
Figura 3.13. Filtro de interferencia.
Cuando un haz de radiación incide sobre este dispositivo, una fracción atraviesa
la primera capa metálica, mientras que la restante se refleja. La parte que ha pasado
sufre una escisión similar al llegar a la segunda capa metálica. Si la parte reflejada en
la segunda interacción es de longitud de onda adecuada, se refleja, en parte, desde la
cara interior de la primera capa en fase con la radiación incidente de la misma longitud
de onda. El resultado es que se refuerza esa determinada longitud de onda, mientras
que la mayoría de las otras, fuera de fase, sufren una interferencia destructiva. Estos
filtros proporcionan anchuras de banda menores y transmitancias de pico mayores que
los filtros de absorción. Se dispone de filtros de interferencia para todas las zonas
de las regiones ultravioleta y visible, así como parte del infrarrojo.
Un monocromador se caracteriza por producir un haz de radiación de gran
pureza espectral y permitir variar, de forma continua y en un amplio intervalo, la
longitud de onda de la radiación. Los componentes básicos de un monocromador son
una rendija de entrada, que selecciona un haz de radiación policromática entrante, un
elemento dispersante, prisma o red, que dispersa la radiación en sus longitudes de
onda individuales, y una rendija de salida, que aísla la banda espectral deseada (figura
3.14.)
La dispersión de radiación por un prisma se basa en el fenómeno de la refracción;
esto es, el cambio de dirección que experimenta un haz de radiación al pasar de un
medio a otro con distinto índice de refracción. El grado de desviación depende de la
longitud de onda; así, los azules se desvían más que los rojos.
Claudio González Pérez 27
El material de que está construido el prisma depende del tipo de radiación a
dispersar; en la región visible se usan prismas de vidrio, mientras que en el
ultravioleta es necesario usarlos de cuarzo.
Figura 3.14. Dispersión de radiación por un prisma.
Los prismas presentan las ventajas de su gran pureza espectral (no hay órdenes
de dispersión superiores, como en las redes), mientras que el principal inconveniente
reside en que la dispersión no es lineal; esto es, las longitudes de onda no se dispersan
de manera uniforme: es mayor para las longitudes de onda más cortas.
Las redes de reflexión*, que son las más utilizadas, consisten en una superficie
dura, pulida, sobre la que se ha grabado un gran número de surcos paralelos y muy
próximos entre sí (entre 300 y 2000 surcos por milímetro para las regiones
ultravioleta y visible).
.
En la Figura 3.15.
se muestran los haces paralelos 1 y 2. La máxima interferencia constructiva entre
ambos se produce cuando la diferencia de caminos recorridos por ellos sea un múltiplo
entero de la longitud de onda, y esta diferencia es AB – CD. Los segmentos AB y CD
pueden expresarse en función de d y de los ángulos i y .
* Tambien existen las redes de transmisión, que normalmente se construyen trazando una serie
de surcos
paralelos sobre una placa de vidrio, con una punta de diamante.
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 28
AB = d sen i CD = – d sen φ**
por lo cual,
nλ = d (sen i + sen φ)
donde n, número entero, se denomina orden de difracción.
Según la ecuación anterior, existen distintos valores de λ para unos
determinados ángulos i y φ, por lo que junto con la línea de primer orden (n=1)
aparecen líneas de órdenes superiores. Ordinariamente, la línea de primer orden es la
más intensa. Las líneas de órdenes superiores pueden eliminarse mediante filtros.
El fenómeno de la difracción de una radiación policromática por una red se
representa esquemáticamente en la figura 3.16. Para seleccionar la radiación de una
determinada longitud de onda, se hace girar la red hasta hacer que la radiación que
interesa coincida con la rendija de salida, eliminando los órdenes superiores mediante
filtros.
Figura 3.16. Difracción de una radiación policromática por una red.
En cuanto a la anchura de rendija de salida debe tenerse en cuenta lo siguiente: a
medida que disminuye la anchura de rendija se reduce la anchura de banda, siendo
posible aumentar la resolución, pero solo hasta un cierto límite, ya que, a partir de un
determinado valor, la difracción por la propia rendija comienza a ser apreciable.
Además, es necesario considerar que al disminuir la anchura de rendija, disminuye
también la intensidad del haz de radiación, por lo que hay que tener en cuenta la
sensibilidad del detector, la cual puede limitar el estrechamiento de la rendija.
** El signo menos indica que el ángulo de reflexión, φ, cae en el lado opuesto al ángulo de
incidencia, i.
Claudio González Pérez 29
En resumen, y comparando con los prismas, las redes de difracción presentan las
ventajas de su elevada resolución, dispersión lineal y pocas pérdidas de radiación por
absorción. Posiblemente, el mayor inconveniente esté relacionado con la presencia de
órdenes de difracción superiores.
Recipientes para las muestras
En espectrofotometría analítica, casi siempre se trabaja con disoluciones, por lo
cual la mayoría de los recipientes para las muestras son celdas o cubetas para colocar
líquidos en el haz del espectrómetro. Estos recipientes deben estar fabricados con un
material que permita el paso de radiación de la región espectral de interés. Así, el
vidrio puede emplearse entre 350 y 2000 nm, mientras que en la región ultravioleta se
necesita cuarzo o sílice fundida (ambas sustancias también son transparentes en la
región visible).
En algunos instrumentos baratos se utilizan a veces tubos de ensayo cilíndricos
como recipientes para las muestras. Es importante que estos tubos siempre se
coloquen igual, para lo que se marcan en un lado, y la marca siempre se pone en la
misma dirección cuando se coloca el tubo en el compartimento de cubetas del
instrumento.
Las celdas se deben llenar de tal forma que el haz de radiación pase a través de
la disolución, con el menisco por encima del haz. Las celdas típicas para las regiones
ultravioleta y visible tienen 1 cm de paso óptico, si bien existe una gran variedad en
cuanto a tamaño, forma y otras peculiaridades, como se muestra en la figura 3.17.
estándar
Figura
Celdas para espectrofotometría.
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 30
Detectores
Los detectores usados en espectrofotometría ultravioleta y visible son
transductores que convierten la energía radiante en una señal eléctrica*. Un detector
ideal deberá presentar las características siguientes:
* Sensibilidad elevada en la región espectral de interés.
* Respuesta lineal para la energía radiante.
* Tiempo de respuesta pequeño.
* Utilizable en un amplio intervalo de longitudes de onda.
* Elevada relación señal/ruido.
* Mínima señal de salida en ausencia de radiación.
* Buena disponibilidad para la amplificación.
Sin embargo, no existe el detector ideal, por lo que en la práctica, se evalúan
todos los factores anteriores y se selecciona algún detector que resulte adecuado al
caso. Los más utilizados son: células fotovoltaicas, fototubos y tubos
fotomultiplicadores.
Células fotovoltaicas. Consisten en una placa de hierro, que actúa de electrodo
positivo, sobre la que se deposita una fina capa de un material semiconductor, como
selenio, y éste se recubre de una capa muy fina de oro o plata, que actúa como
segundo electrodo o electrodo colector (figura 3.18.)
Figura 3.18. Célula fotovoltaica.
Cuando la radiación electromagnética incide sobre el selenio, se promocionan
3.17.
electrones a las bandas de conducción, haciendo que pasen electrones desde la
superficie del selenio hasta el electrodo colector de plata, produciéndose un aumento
de la conductividad proporcional al número de fotones que inciden sobre la superficie
del semiconductor.
Las células fotovoltaicas presentan las siguientes características: son sencillas
de construir, relativamente baratas y no requieren una fuente de energía externa, por
lo que pueden conectarse directamente a un galvanómetro o un amperímetro. En
cuanto a los inconvenientes, su uso limitado a la región visible (su máxima sensibilidad
* En espectrofotometría infrarroja suelen utilizarse detectores térmicos, que responden al
calor.
Claudio González Pérez 31
se presenta hacia los 550 mn, mientras que la respuesta a 350 y a 750 nm disminuye
hasta un 10 % de la máxima), presentan dificultades para la amplificación, y
fenómenos de fatiga, de forma que la corriente de salida disminuye gradualmente con
el tiempo.
Fototubos. Consisten en un cátodo semicilíndrico recubierto interiormente de un
material fotosensible, y un ánodo, en el interior de un recipiente en el que se ha hecho
el vacío (figura 3.19.).
Figura 3.19. Fototubo.
Cuando la radiación incide sobre el cátodo, se produce una emisión de
fotoelectrones que se dirigen al ánodo, originándose una corriente que posteriormente
se amplifica. La emisión de electrones depende de la naturaleza de la superficie del
cátodo y de la frecuencia de la radiación. En el comercio existen fototubos que
difieren en el material con el que está construida la superficie del cátodo, siendo, por
tanto, diferente su respuesta a la radiación de diversas frecuencias.
Muchos espectrofotómetros están provistos de detectores intercambiables que
permiten mantener una buena respuesta en un amplio margen de longitudes de onda.
En general, puede concluirse que los fototubos son más sensibles que las células
fotovoltaicas, por la posibilidad de poder amplificar la corriente inicialmente
generada.
Tubos fotomultiplicadores. Este tipo de detector consiste en un cátodo
fotosensible y una serie de electrodos (dínodos), cada uno a un potencial menos
negativo que el que le precede (figura 3.20.)
Espectrofotometría de absorción ultravioleta-visible 32
Figura
3.20. Tubo fotomultiplicador.
La radiación que llega al fotocátodo provoca la emisión de electrones primarios,
que son acelerados hasta el primer dínodo. Al incidir en él, cada fotoelectrón origina la
emisión de varios electrones adicionales; éstos, a su vez, son acelerados hasta el
dínodo 2, y así sucesivamente, hasta que al final, la corriente así producida se recoge
en el ánodo, se amplifica electrónicamente y se mide. Normalmente, los tubos
fotomultiplicadores contienen 9 ó 10 dínodos, los cuales originan de 106 a 107
electrones por cada fotón.
Este sistema de detección se caracteriza por su respuesta rápida y elevada
sensibilidad. El límite de detección viene condicionado por el ruido de fondo que se
origina como consecuencia de la emisión termoiónica, la cual puede reducirse
enfriando. De hecho, estas corrientes pueden eliminarse virtualmente enfriando el
detector a –30 ºC, si bien esto no se lleva a cabo en el trabajo espectrofotométrico
ordinario.
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