EL BURNOUT COMO ACCIDENTE LABORAL I. ¿QUÉ ES EL BURNOUT? El Síndrome Burnout, o "síndrome del trabajador quemado" es un tipo de estrés laboral. Consiste en un estado de agotamiento físico, emocional o mental que, originado en el contexto laboral, tiene repercusiones de índole individual y social. Se caracteriza por ser un proceso progresivo, por el cual las personas pierden interés en sus tareas y en el sentido de la responsabilidad pudiendo llegar a sufrir profundas depresiones. Este agotamiento, que provoca estrés crónico, puede ser el resultado de varios factores y suele presentarse cuando se dan ciertas condiciones tanto a nivel personal (tolerancia al estrés, frustración, etc.) como en la organización en la que se trabaja (exceso de trabajo, ambiente laboral, estilo de liderazgo..) Los síntomas del Síndrome de Burnout son muy similares a los asociados a cualquier estrés laboral, aunque en este caso pueden aumentar de intensidad: Los principales síntomas asociados, son: - Cambios en el estado de ánimo: irritabilidad y de humor - Desmotivación hacia el trabajo. - Agotamiento mental. - Falta de energía y menor rendimiento. - Afecciones del sistema locomotor. - Alteraciones psicosomáticas II. EL "BURN OUT" ACCIDENTE DE TRABAJO CONSIDERADO COMO El Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la seguridad social, identifica los cuadros clínicos, exposición y actividades en las que suelen producir enfermedades profesionales, así como los agentes de riesgo presentes en los lugares de trabajo y que pueden afectar al ser humano; como por ejemplo las condiciones de temperatura, humedad, iluminación, ventilación, la presencia de ruidos, sustancias químicas y la carga de trabajo, entre otros. Este cuadro determina un listado cerrado de enfermedades profesionales que, de su análisis contrario sensu, se deduce que las enfermedades no recogidas en el Real Decreto 1299/2006, aunque sean profesionales porque exista una relación causal entre la exposición laboral y la enfermedad, no pueden tener tal consideración. No obstante, el artículo 156.2, apartado e), del Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS), establece que tendrán la consideración de accidentes de trabajo las enfermedades no incluidas en el artículo siguiente (enfermedades profesionales), que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo. Teniendo en cuenta lo anterior, el 1 de junio de 2017, la sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, en Sentencia nº. 1683/2017, ha reconocido el “burn-out”, o síndrome del trabajador quemado, como accidente de trabajo. El supuesto concreto fue el de una trabajadora con el cargo de directora de fábrica que acumuló diversas bajas médicas por estrés, debido a la gran cantidad de trabajo asignado. Con posterioridad, solicitó la declaración de que los procesos de incapacidad temporal, así como la prestación de incapacidad permanente total (reconocida), tuvieran la calificación de enfermedad profesional o, subsidiariamente, de accidente de trabajo. La sentencia de referencia considera que la trayectoria de la trabajadora con una situación permanente de autoexigencia y responsabilidad, que fueron aprovechados por la empresa para mantener una adecuada gestión de sus servicios, condujo a la trabajadora a una situación como la denominada "burnout", de agotamiento físico y mental intenso, resultado de un estado de estrés laboral crónico o frustración prolongada. Por ello, la Sentencia concluye que el proceso de incapacidad temporal y la situación de incapacidad permanente total reconocida es constitutivo de la contingencia profesional del accidente de trabajo. III. CALIFICACIÓN COMO ACCIDENTE DE TRABAJO El reconocimiento del burn-out como accidente de trabajo, le confiere las coberturas propias a esta contingencia, que son superiores a las coberturas que el sistema reconoce para las contingencias comunes derivadas de enfermedad común o accidente no laboral. Las principales diferencias entre ambos tipos de cobertura son las siguientes: COBERTURAS CONTIGENCIAS ACCIDENTE DE COMUNES TRABAJO PRESTACIONES ECONÓMICAS Los días 1 al 3 no se cobran. Del 4º al 20º día de baja, se BAJA MÉDICA percibe el 60% de la base reguladora. El día del accidente o baja, se considera como de trabajo. A partir del día siguiente a la baja médica, se percibe el 75% de la base reguladora. A partir del 21º día, el 75% de la base reguladora. INCAPACIDAD PERMANENTE Base de cálculo: últimos 96 (TOTAL, ABSOLUTA Y GRAN meses cotizados por INVALIDEZ), PENSIÓN DE enfermedad común o 24 VIUDEDAD Y DE ORFANDAD meses por accidente no Base de cálculo: últimos 12 meses cotizados. laboral. INCAPACIDAD PERMANENTE NO SÍ PARCIAL LESIÓN PERMANENTE NO SÍ NO INVALIDANTE PRESTACIÓN DE MUERTE Y NO Al cónyuge, 6 mensualidades SUPERVIVENCIA de la base reguladora y una (INDEMNIZACIÓN) mensualidad más por cada hijo beneficiario COBERTURAS CONTIGENCIAS ACCIDENTE DE COMUNES TRABAJO PRESTACIONES SANITARIAS EN LOS CENTROS PROPIOS DE LA MUTUA O CONCERTADOS ASISTENCIA EN URGENCIAS NO SI ASISTENCIAS MÉDICAS NO SI NO SI CONSULTAS CON MÉDICOS NO SI SUCESIVAS PRUEBAS DIAGNÓSTICAS ESPECIALISTAS HOSPITALIZACIÓN NO SI INTERVENCIONES NO SI REHABILITACIÓN NO SI DISPENSACIÓN DE NO SI QUIRÚRGICAS MEDICAMENTOS IV. CONCLUSIÓN El síndrome de agotamiento profesional o burn-out hay que considerarlo como un accidente de trabajo, puesto que es una enfermedad que contrae el trabajador exclusivamente por motivos de la realización de su trabajo, e implica estar o sentirse quemado, agotado, sobrecargado o exhausto. Es el síndrome más propio de profesionales cuya actividad consiste en el trato personal, con alto grado de compromiso y con percepción de presión sobre el rendimiento y por ello está sujeto a la cobertura que el sistema otorga al accidente de trabajo.