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NUEVA EVANGELIZACIÓN Y PARROQUIA
Con una profunda gratitud y reconocimiento a S.S. Benedicto
XVI por su servicio a la Iglesia a través del Ministerio Petrino.
Se me ha pedido que hable de La Nueva Evangelización y la Parroquia tomando como texto de
base las 58 Propositionum (propuestas) que los Padres Sinodales le han hecho al Santo Padre
Benedicto XVI al concluir el Sínodo sobre “La Nueva Evangelización para la trasmisión de la fe
cristiana”.
Sin lugar a dudas las propuestas hechas por los Padres sinodales (principalmente la 9, 26, 44 y
49) serán el eje temático e hilo conductor de esta charla pero quiero complementarlas con textos
anteriores que nos ayudarán a tener más claridad sobre el punto, sobre todo las palabras del Beato
Juan Pablo II, y alguna referencia a la Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi del Papa Pablo VI.
También, deseo, desde mi experiencia pastoral parroquial, dar algunas orientaciones prácticas para
llevar a cabo la Nueva Evangelización de manera más decidida.
1. PABLO VI.
Antes de que el término Nueva Evangelización fuera acuñado por el Papa Juan Pablo II, y se
convirtiera en una forma referencial contemporánea para hablar de la proclamación del Evangelio y
el cumplimiento de la misión que Jesucristo, Nuestro Señor, le dejó a la Iglesia, el papa Pablo VI
había convocado a un sínodo en octubre de 1974 cuyo tema de discusión, estudio y profundización
era la Evangelización en el mundo contemporáneo (actual).
Se manifestaba una preocupación clara del Santo Padre por dar respuesta a una serie de
interrogantes que en el momento actual se estaban planteando en la Iglesia respecto del anuncio
del Evangelio, interrogantes como: ¿Qué es Evangelizar? ¿Cuál es el contenido de la Evangelización?
¿Cuáles son los medios de Evangelización? ¿Quiénes son los destinatarios y los agentes de la
Evangelización? ¿Cuál debería ser el espíritu de la Evangelización?
Sí, a casi dos mil años del anuncio que Jesús de Nazaret hiciera del Evangelio, la Iglesia se estaba
planteando tales interrogantes, y se cuestionaba no porque no lo supiera, sino, porque necesitaba
dar respuesta al mundo actual, al hombre contemporáneo, de acuerdo a la realidad que se estaba
presentando no sólo hacia dentro de la Iglesia sino también por las circunstancias socio-culturales
que se estaban viviendo. En 1973 al Sacro Colegio Cardenalicio les decía: “Las condiciones de la
sociedad nos obligan, por tanto, a revisar métodos, a buscar por todos los medios el modo de llevar
al hombre moderno el mensaje cristiano, en el cual únicamente podrá hallar respuesta a sus
interrogantes y la fuerza para su empeño de solidaridad humana” y añadía “la Iglesia tiene el deber
de presentarlo a los hombres de nuestro tiempo, con los medios a nuestro alcance, de una manera
comprensible y persuasiva” (AAS 65, p.383).
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Y el mismo Pablo VI ponía como objetivo único de dicho sínodo “hacer a la Iglesia del siglo XX
más apta todavía para anunciar el Evangelio a la humanidad de este siglo” (EN 2)
En fin, las conclusiones del sínodo y la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi respondían a
todas las interrogantes anteriores.
2. EVANGELII NUNTIANDI.
Ante esas grandes interrogantes y retos que la Iglesia presentaba en ese momento y la
sensibilidad del Papa Pablo VI se nos ofrecía un documento que vendría a hacer que la Iglesia
hablara, pensara, actuara más en términos de Evangelización según los criterios, definiciones y
conceptos que Evangelli Nuntiandi ofrecía.
Sin querer hacer una síntesis de tal documento ni mucho menos un estudio, presento unas
simples pinceladas que nos ayudarán como referente para el momento en el que hablemos de
cuestiones prácticas en la vida de la parroquia.
En primer lugar debemos decir que el mensaje evangélico es para todos y todas y que quien
está evangelizado tiene el deber de evangelizar a su vez (Cfr. EN 24), pues “la Buena Nueva del
reino que llega y que ya ha comenzado es para todos los hombres (y mujeres) de todos los tiempos
(…) y que aquellos que ya la han recibido y que están reunidos en la comunidad de salvación,
pueden y deben comunicarla y difundirla” (EN 13). San Pablo de manera imperativa afirmaba “si
evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no
evangelizara!” (1 Cor 9,16).
La Iglesia en primer lugar ha sido evangelizada y enviada y, a su vez, envía a los ya
evangelizados, pero no sólo es enviada a los que todavía no han recibido la Buena Nueva sino
también es enviada a sí misma, sí, a evangelizarse a sí misma (cfr. EN 15), “esto quiere decir que la
Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, si quiere conservar su frescor, su impulso y su
fuerza” (EN 15) para evangelizar.
Y tenemos que decir con toda claridad y firmeza que evangelizar es “llevar la Buena Nueva a
todos los ambientes de la humanidad y, ( …) transformar desde dentro, renovar a la misma
humanidad” (EN 17), y no reducir esta tarea sólo a predicación, catequesis, bautizar, administrar
sacramentos (Cfr. EN 17). Pero la renovación de la humanidad que debe provocar el anuncio no se
logrará sino hay hombres nuevos, sólo así tendremos humanidad nueva.
El anuncio de la Buena Nueva y su aceptación deben producir una adhesión vital y comunitaria,
no podemos concebir un anuncio evangélico que no conduzca a una adhesión de corazón, adhesión
a la persona de Jesús y las verdades que él ha revelado, por lo tanto hablamos de una adhesión al
programa de vida que él propone. Esta adhesión no es una adhesión individualista, aislada, privada,
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debe conducir a la adhesión con los otros que ya se han adherido a la persona del Maestro, al
adherirse a los otros se produce la comunidad, adquiere así un carácter eminentemente
comunitario, esta adhesión se vive en y para la comunidad.
En la evangelización podemos hablar de elementos primarios y secundarios, esenciales y
circunstanciales, elementos que implican una substancia viva y elementos que cambian de acuerdo
a como cambian las circustancias. Los elementos esenciales, que no se pueden modificar ni pasar
por alto son:
-
-
Testimonio al amor del Padre.
La salvación en Jesucristo (base, centro, culmen de su dinamismo).
Anuncio profético de un más allá (signo de esperanza).
Mensaje que afecta a la vida.
Mensaje de liberación sin ambigüedades y reducciones, liberación evangélica (ante los
tantos y tantos tipos de esclavitudes).
a. Liberación evangélica.
b. Centrada en el reino de Dios.
c. Con visión evangélica del hombre.
d. Con necesaria conversión.
Promoción humana (aspecto antropológico).
En el planteamiento del cómo evangelizar el documento nos pone en la cima de los medios el
testimonio de vida y posteriormente la predicación viva del mensaje, la liturgia de la palabra, la
catequesis, el contacto personal (persona a persona), los sacramentos, la piedad popular, los
medios de comunicación social.
Sin dejar a un lado a los agentes y los destinatarios de la evangelización, quiero dejar hasta aquí
este documento y más adelante hablaré de ellos.
3. JUAN PABLO II.
Con motivo de la XIX asamblea del CELAM el Papa Juan Pablo II visitó Puerto Príncipe en Haití en
marzo de 1983, y reunido con los obispos de América Latina les invitó, a 500 años de la primera
evangelización en América, a que asumieran un compromiso, a realizar una Nueva Evangelización.
El Papa era muy claro en este término, no se refería a una re-evangelización, sino que con toda
precisión habló “de una Evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”
(Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a la XIX Asamblea del CELAM).
En ese mismo discurso dejó en claro que quienes debían realizar esta Nueva Evangelización
eran: obispos, presbíteros y fieles. Y en el tema de los agentes el Papa invitaba a reflexionar sobre
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tres aspectos: el primero los presbíteros, bien preparados; el segundo los laicos, colaboradores
eficaces de la nueva Evangelización; y tercero recuperar, como luz orientadora, el mensaje de
Puebla consagrado al tema de la Evangelización.
A partir de ese momento ya no se podía hablar de Evangelización sin dejar a un lado el adjetivo
“Nueva”, con lo que ello implicaba. Así han surgido tantas y tantas iniciativas pastorales para lograr
tan recomendada y anhelada “Nueva Evangelización”. Muchos de los planes pastorales de diversas
Iglesias locales han contemplado como eje rector de sus planes la Nueva Evangelización, y así
mismo, es el eje rector del Plan Diocesano de nuestra Iglesia de Texcoco.
4. SÍNODO DE LOS OBISPOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN.
He querido hacer este breve recorrido histórico previo al Sínodo para que podamos visualizar el
cómo y dónde se gestó el término “Nueva Evangelización” y así vislumbrar el porqué de este sínodo.
Como fruto de este sínodo, hasta ahora, sólo contamos con las propuestas que los obispos le
hicieron al Santo Padre y acotándonos al tema que se me ha pedido quisiera citar en su totalidad
cuatro numerales (9, 26, 44 y 49) en los cuales se presenta una relación necesaria entre “parroquiaNueva evangelización-sacerdocio”.
Propuesta 9: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LA PRIMERA PROCLAMACIÓN
La base de cualquier anuncio, la dimensión kerigmática, la Buena Nueva, destaca el
anuncio explícito de la salvación. "Les transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y luego a los Doce"
(1 Cor. 15, 3-5).
El "primer anuncio" es el lugar donde el kerigma, el mensaje de la salvación del misterio
pascual de Jesucristo, es proclamado con gran poder espiritual, capaz de provocar el
arrepentimiento del pecado, la conversión del corazón y la decisión de la fe.
Al mismo tiempo, debe haber continuidad entre el primer anuncio y la catequesis que nos
instruye en el depósito de la fe. Consideramos que es necesario contar con un Plan
Pastoral para el primer anuncio, que muestra un encuentro vivo con Jesucristo. Este
documento pastoral proporcionaría los primeros elementos de un proceso catequético,
permitiendo su integración en la vida de la comunidad parroquial. Los padres sinodales
han propuesto que se redacten líneas guías para el primer anuncio del kerigma.
Este compendio incluiría:
--La enseñanza sistemática sobre el kerigma en la Escritura y en la Tradición de la Iglesia
católica;
--Enseñanzas y citas de santos misioneros y mártires en nuestra historia católica, que nos
ayudaría en nuestros desafíos pastorales de hoy;
--Cualidad y directrices para la formación de evangelizadores católicos hoy.
“Propuesta 26: PARROQUIAS Y OTRAS REALIDADES ECLESIALES
Los obispos reunidos en Sínodo afirman que la parroquia sigue siendo la primera
presencia de la Iglesia en los barrios, el lugar y el instrumento de la vida cristiana, que es
capaz de ofrecer oportunidades para el diálogo entre las personas, para escuchar y
proclamar la Palabra de Dios, para una catequesis orgánica, para la formación en la
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caridad, para la oración y la adoración, así como para la celebraciones gozosas de la
Eucaristía. Además, los padres sinodales quieren animar a las parroquias a encontrar
maneras de orientarse hacia un mayor énfasis en la evangelización, que podría incluir
misiones parroquiales, programas de renovación de las parroquias y retiros parroquiales.
La presencia y la acción evangelizadora de las asociaciones, movimientos y de otras
realidades eclesiásticas son un estímulo útil para la realización de esta conversión
pastoral. Las parroquias, como realidades eclesiales tradicionales y nuevas, están
llamadas a hacer visible la comunión de la Iglesia particular reunida en torno al obispo.
Con el fin de llevar la Buena Nueva de Jesús, como lo exige la nueva evangelización,
todas las parroquias y sus pequeñas comunidades deben ser las células vivas, lugares
para promover el encuentro personal y comunitario con Cristo, para experimentar la
riqueza de la liturgia, para proporcionar una educación cristiana inicial y permanente, y
para educar a todos los fieles en la fraternidad y la caridad, especialmente con los
pobres.”
“Propuesta 44: NUEVA EVANGELIZACIÓN EN LA PARROQUIA
La parroquia, a través de todas sus actividades, debe alentar a sus miembros a
convertirse en agentes de la Nueva Evangelización, dando testimonio tanto con sus
palabras como con sus propias vidas. Por esta razón, es importante recordar que la
parroquia sigue siendo el entorno habitual para la vida espiritual de los feligreses. El
Sínodo por tanto, alienta las visitas parroquiales a las familias como un medio de
renovación parroquial. A veces sucede que la parroquia se considera solo como un lugar
para eventos importantes, o incluso como un centro turístico.
Del mismo modo, los "agentes pastorales" en los hospitales, centros juveniles, fábricas,
prisiones, etc., deben tener presente que la Nueva Evangelización debe encontrar espacio
en estos lugares. Es un hecho que la Iglesia debe estar presentes en estos lugares,
porque Cristo ha mostrado su preferencia por las personas allí presentes. Por cuanto a
ellas corresponde, a todas las Iglesias se les exhorta a abrirse a esta misión, dondequiera
que estén.”
“Propuesta 49: DIMENSIÓN PASTORAL DEL MINISTERIO ORDENADO
Los Padres sinodales alientan a los obispos y a los presbíteros a conocer la vida de las
personas a las que sirven, de una manera más personal. Las personas buscan testigos
auténticos y creíbles en sus obispos y presbíteros que viven y dan forma a la fe y a la
Nueva Evangelización. El obispo es un evangelizador que predica con el ejemplo y
comparte con todos los bautizados, la bendición de ser llamado a evangelizar.
La formación permanente del clero sobre la Nueva Evangelización y los métodos de la
evangelización en la diócesis y la parroquia, son necesarios para aprender modos eficaces
que movilicen a los laicos en el compromiso de la Nueva Evangelización.
Invitamos a los obispos, como principales responsables de todo el trabajo pastoral de la
Iglesia, a desarrollar un plan que anime y acompañe en modo directo y personal, el
trabajo pastoral del presbiterado, el núcleo del liderazgo decisivo de la Nueva
Evangelización.
En comparación con los escándalos relacionados con la vida y el ministerio sacerdotal,
que deploramos profundamente, proponemos no obstante, que se manifieste gratitud y
aliento al fiel servicio de muchos presbíteros. Y que se den orientaciones pastorales a las
Iglesias particulares sobre un plan pastoral sistemático y organizado, que sostenga la
auténtica renovación de la vida y del ministerio de los presbíteros, que son los principales
agentes de la Nueva Evangelización (cf. Pastores dabo vobis, 2).
Para que los presbíteros estén adecuadamente preparados para la obra de la Nueva
Evangelización, el Sínodo confía en que se cuide de formarlos en una espiritualidad
profunda, en una doctrina sólida, en la capacidad de comunicar la catequesis y en una
toma de conciencia de los modernos fenómenos culturales.
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Los seminarios deben tener la Nueva Evangelización como un objetivo, de modo que se
convierta en el hilo conductor y unificador de los programas de formación humana,
espiritual, intelectual y pastoral en el ars celebrandi, en la homilética y en la celebración
del sacramento de la Reconciliación, que son todos elementos muy importantes de la
Nueva Evangelización.
El Sínodo reconoce y alienta la labor de los diáconos, con cuyo ministerio brindan un gran
servicio a la Iglesia. Los programas de formación continuada de las diócesis, también
deben estar disponibles para los diáconos.”
5. PARROQUIA Y NUEVA EVANGELIZACIÓN.
Los cuatro numerales no hacen pensar en el quién, el qué, el cómo y el dónde se debe realizar la
Nueva evangelización.
En primer lugar debemos decir que el lugar por excelencia para realizar la nueva
evangelización es la PARROQUIA, pues es la primera presencia de la Iglesia, es el lugar dónde la
Iglesia engendra a los hijos en la fe, lugar donde se hace la filiación de los bautizados a Dios, la
entidad primera de la vida sacramental.
Así pues, las parroquias deben hacer mayor énfasis en la Nueva Evangelización, asumiendo
los planes y programas pastorales diocesanos, debe hacer opción primera por la NE. Entonces la
parroquia y sus pequeñas comunidades deben ser células vivas para promover en el encuentro
personal y comunitario con Cristo, centro de la NE.
En segundo lugar, nos hace reafirmar que, por lo tanto, los primeros agentes parroquiales en
la Nueva Evangelización son los sacerdotes, los párrocos y los demás sacerdotes colaboradores. Su
protagonismo en la NE es indispensable. Es urgente que su preparación responda a los desafíos que
el mundo actual presenta, que su formación contemple el conocimiento de metodologías pastorales
para aplicar planes eficaces. Esto exige que su acción pastoral contemple planeaciones y
programaciones bien definidas que miren la necesidad de ir por los más alejados, y así pasar de una
pastoral de mera conservación a una pastoral netamente misionera, ir por la oveja perdida y no
esperar hasta el momento que ella llegue, pasar de un pasivo esperar a un activo buscar.
El ministerio sacerdotal debemos dejarlo de ver como un mero y simple pastoreo de las
ovejas que ya están en el redil, se debe mirar de manera complementaria y urgente la otra cara del
ministerio, la del pescador. Cristo ha llamado a sus discípulos a ser “pescadores de hombres”, no
podemos ignorar o hacer caso omiso a esta, otra, cara del ministerio. Ambas se complementan,
pastor y pescador, pastorear y pescar, dar los mejores pastos al rebaño e ir por los peces pequeños y
grandes son un binomio inseparable, son dos acciones que se implican una a la otra en el
cumplimiento del ministerio sacerdotal. Y así fue desde los primeros años de la Iglesia.
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Por otra parte, los laicos son decisivos en esta tarea, así tenemos en tercer lugar, que las
Propositionun (nn. 9, 26, 44 y 49) hablan de su acción pastoral en la Iglesia, no por una concesión que
la Iglesia les otorgue, sino por su esencia, esencia bautismal ya que han sido injertados a la vida de
Cristo con todas sus implicaciones. Ellos serán determinantes es la tarea de la NE, sin la acción de
ellos mutilaríamos el cuerpo eclesial, sin ellos quedaríamos cortos ante el gran reto que implica la
tarea evangelizadora, sin ellos simple y sencillamente dejaríamos de cumplir la misión cabalmente.
Por ultimo debemos decir que la Nueva Evangelización realizada en la parroquia,
encabezada por el párroco y demás sacerdotes, colaborando de manera decisiva los laicos no será
posible y no rendirá frutos sino contempla un carácter netamente comunional. El llamado a formar
comunidad parroquial y pequeña comunidad es urgente e insistente, y ésta a la vez conducir a la
comunión diocesana encabezada por el obispo. La NE será más eficaz en la medida que las parroquias
se vayan transformando en comunidades de comunidades.
6. LÍNEAS PASTORALES Y CONCLUSIONES.
Las propuestas de los Obispos si bien no tienen carácter de planificación, planeación o
programación pastoral, si nos ofrecen un camino lleno de iniciativas pastorales concretas para
revitalizar la acción pastoral de nuestras parroquias y por lo tanto hacer de ellas verdaderas
parroquias con rostro de “NUEVA EVANGELIZACIÓN”.
Por lo tanto podemos mirar como conclusiones algunas sugerencias pastorales que quisiera
hacer y que definitivamente podemos encontrarlas en nuestro Plan Diocesano, líneas pastorales
que nos hablan de cómo llevar a cabo la Nueva Evangelización en nuestras parroquias.
a. Conversión pastoral de todos y cada uno de los agentes.
b. Renovar estructuras caducas de las parroquias e implementar nuevas estructuras que
favorezcan una verdadera renovación de la Iglesia desde dentro.
c. Descentralizar la acción pastoral en las parroquias creando sectores territoriales más
pequeños que nos permitan llegar hasta los últimos rincones de la parroquia.
d. Realizar misiones evangelizadoras casa por casa en los sectores cuidando los frutos que de
ellas emanen, de tal forma que podamos meternos en una misión permanente que solo
tiene comienzo pero no fin.
e. Realizar retiros o cursos donde se lleve el Kerigma y que este conduzca a un verdadero
encuentro con Cristo muerto y resucitado suscitando conversión y adhesión personal, en
primer lugar, y comunitaria.
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f. Formar pequeñas comunidades de vida cristiana donde el eje central de ellas se la Palabra
de Dios que lleva a un mayor conocimiento de Cristo y adhesión. Pequeñas comunidades
donde se contemple la triple ministerialidad de la Iglesia: lo litúrgico, lo social, y lo profético.
g. Crear lazos de colaboración mutua con las demás parroquias del decanato, vicaria o diócesis,
compartiendo experiencias y testimonios de la acción del Espíritu Santo en cada una de
ellas.
h. Valorar de manera seria la religiosidad popular que permanece inherente a la vida de fe del
pueblo, evangelizarla, purificarla e incluirla en los planes y acciones pastorales de la
diócesis y las parroquias.
i. Promover, valorar y tomar en cuenta la acción del laicado en la vida de la parroquia desde
las estructuras de discernimiento y decisión hasta llegar a las de ejecución.
j. Tres grupos prioritarios de la acción evangelizadora en la parroquia tendrán que atenderse
inmediatamente: los niños, los jóvenes y los padres de familia.
k. Las parroquias deberán contemplar en la cúspide de su acción evangelizadora la caridad, no
como un mero asistencialismo sino como una presencia real del Cristo sufriente en aquel
que sufre, es una vivencia plena de las obras de misericordia, no solo memorizadas y
entendidas en abstracto sino vividas día a día.
l. Y todo esto con una plena vivencia sacramental en lo que implica cada sacramento para la
vida cristiana, por lo tanto las parroquias deberán cuidar las catequesis pre sacramentales
para que la administración de los sacramentos sean un verdadero encuentro con Cristo y
una verdadera experiencia de su acción en la Iglesia por medio de su Espíritu.
Esperando que esta reflexión sea una sencilla aportación a mi Diócesis y cada una de sus
comunidades parroquiales deseo, verdaderamente, que el Espíritu Santo nos ayude en esta gran
empresa que tenemos en la Iglesia, la empresa de la NUEVA EVANGELIZACION, y que nuestro
Plan Diocesano sea un instrumento para hacerla realidad.
P. Efrén Velázquez Cerón
Febrero 2013
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