LA SEGUNDA VENIDA DE JESÚS

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CAPÍTULO 30
LA SEGUNDA VENIDA DE JESÚS
Los últimos tres capítulos han tratado todos con material usualmente llamado
“escatología,” en este caso un estudio de las cosas últimas o finales; pero ahora solo
estamos acercándonos a las últimas cosas verdaderas. Esto es, estamos listos para discutir
lo que la Biblia dice sobre la segunda venida de Jesús. Como ya hemos visto, hay una
confusión considerable entre los cristianos en lo que se refiere a los eventos que estaban
relacionados con la primera venida de Jesús, y cuales están relacionados a la segunda
venida. Esto se debe en parte a una confusión en lo tocante a cómo interpretar las profecías
tanto sobre las venidas y el tiempo entre ellas. Hemos dirigido los temas de anteriores, y
hemos tratado ya con ciertos asuntos que algunos aun asocian erróneamente con la segunda
venida, tal como el establecimiento del reino milenario, el atamiento de Satanás, y la
primera resurrección.
Entonces cuando llegamos al tema de la segunda venida, el escenario no es ni casi
tan complicado como algunos piensan que es. Como veremos, , el evento relacionado al
retorno de Cristo son en realidad bastante francos. Los presentaremos aquí bajo tres simples
encabezados: los eventos que precederán a la segunda venida de Cristo, la segunda venida,
y los eventos que acompañarán a su venida.
I. LOS PRECURSORES DEL RETORNO DE CRISTO
Debido a que nuestra esperanza cristiana está ligada inseparablemente con la
segunda venida de Jesús, los cristianos a través de toda la era de la iglesia han esperado con
ansia este evento y han estado muy interesados en cualquier indicación que pudiera ocurrir
“ahora en cualquier momento.” Entonces ha sido dada mucha atención a las así llamadas
“señales de los tiempos,” en este caso, las señales de que su venida está cerca. En esta
sección examinaremos lo que la Biblia dice sobre estas señales o precursores del fin.
La discusión del asunto es hoy dominado por el punto de vista de las dispensaciones
premilenialistas, el punto de vista que enseña que los eventos que rodean a la nación de
Israel son el enfoque principal de la profecía y la clave para el tiempo final. Este punto de
vista dice que la cuenta regresiva para el fin iniciará cuando todos los cristianos
desaparezcan repentinamente de la tierra en la “ruptura secreta.” Cuando esto pase solo
habrá siete años hasta el retorno visible de Cristo, y durante estos siete años los judíos serán
el enfoque principal de la atención mundial y del plan de Dios. Estos siete años incluirán lo
que algunos llaman “la gran tribulación” y “la batalla de Armagedón.”
Este fervor cristiano centrado en Israel inicia después que Israel llegó a ser una
nación en 1948 y recuperó el control del templo en 1967. Estos eventos llevaron a Hal
Lindsey a escribir su influyente libro, The Late Great Planet Earth. En el dice (32-34),
En algún tiempo en el futuro habrá un periodo de siete años que culminará con el retorno visible de
Jesucristo...Hay más profecía en relación a este periodo que de cualquier otra era que describa la
Biblia...Este periodo estará marcado por la devastación más grande que haya venido sobre el hombre.
La humanidad será llevada a la aniquilación cuando Cristo regrese repentinamente para ponerle fin a
la guerra de guerras llamada Armagedón.
Al inicio del siglo veintiuno este fervor está en el punto más alto, gracias a la línea
de libros de ficción de gran éxito por Tim LaHaye y Jerry Jenkins llamados la serie Left
1
Behind, iniciando en 1995 con la publicación de Left Behind. Varios años después (2002) el
décimo libro de la serie, El Remanente, apareció. Con un total de ventas de
aproximadamente 40 millones de copias, este fenómeno ha garantizado una portada como
artículo destacado en la revista Time (“Apocalypse Now,” Julio 1, 2002).
Durante estas décadas pasadas Lindsey, LaHaye, y otras incontables profecías
entusiastas han construido escenarios detallados de los siete años entre la ruptura y el
retorno, basados en sus propias suposiciones de cómo interpretar la profecía. Los detalles
son extraídos por fragmentos de en todas las partes de la Biblia, puesto que “las piezas
están diseminadas en pequeños pedacitos a través de todo el Antiguo y el Nuevo
Testamento,” dice Lindsay (33). Cada intérprete tiene sus propias tendencias únicas, y los
detalles son ajustados constantemente para tomar en cuenta los cambios del azar político de
las naciones relevantes; pero el cuadro global permanece alrededor de lo mismo. El
siguiente escenario es típico, recopilado de varias fuentes (especialmente de Lindsey) y
probablemente ya pasado de noticias:
El escenario para el retorno de Cristo será establecido por el retorno de Israel a su tierra,
Palestina (Ez 36:24,28; 37:21-22). El templo será reconstruido en su sitio original (Zac 6:12ff; Ez 4146). El antiguo imperio romano será revivido, consistente en las naciones europeas (Dan 7:23). Esto
será encabezado por el anticristo (Apoc 13:1ff), quien hará un pacto con Israel (Dan 9:27). Esto será
seguido por tres y medio años de paz y prosperidad para Israel. Habrá muchas conversiones por
medio del ministerio del remanente judío.
Repentinamente el anticristo romperá el pacto y se pondrá a sí mismo como Dios en el
templo (Mt 24:15; 2 Tes 2:4). Esto empieza el periodo de los tres y medio años de tribulación y
guerra, guiando a la batalla del Armagedón (Mt 25:15-21). El “rey del sur” (las naciones árabes)
invaden y atacan Israel (Dan 11:5-6,40). El “rey del norte” (Rusia, Gog guiando a Magog)
empujando hacia adentro a Israel desde arriba (Ez 38:14-16), entonces manteniéndose sobre y
agobiando a las naciones árabes, también (Dan 11:42-43). En este punto Dios interviene y destruye
Gog (Ez 38:18-22; 39:6), rescatando a Israel, pero solo temporalmente.
Lo que sigue es la culminante “madre de todas las batallas, WW III, “la última gran guerra
de la humanidad” (Lindsey, 71). Doscientos millones de soldados chinos (el “rey del este”) marchan
por tierra hacia Israel (Apoc 9:14-16; 16:12-16), mientras que el anticristo marcha hacia Israel con
un ejército europeo. Estos dos ejércitos gigantescos se juntarán en un área específica de la geografía
en Israel conocida como Armagedón (Apoc 16:16). Aquí, en medio de fiera pelea y de gran
destrucción, muchos judíos serán convertidos (Zac 13:8-9). Entonces justo mientras Israel está por
ser completamente agobiada, Cristo retorna, las tierras en el Monte de los Olivos, rescata a los
creyentes judíos y aniquila al enemigo (Zac 14:1-4, 12). Ahora puede empezar el milenio.
Este es el tipo de cosas que piensan muchos cristianos piensan cuando oyen el
término “la batalla de Armagedón.” Pero debemos preguntar la cuestión, ¿es este el tipo de
escenario que precederá a la venida de Cristo? ¿Es ésta la descripción de la profecía
descrita para nosotros? Mi respuesta es un enfático no. Es verdad que el fin de la era puede
ser descrita en términos de conflicto y de guerra, pero es guerra de un tipo totalmente
diferente.
Debemos recordar el propio gobierno de Dios para la interpretación de la profecía.
Dios nos dice en Núm 12:6-8 y en Os 12:10 que él habla a través de los profetas en
enigmas y parábolas: señales y símbolos, lenguaje figurado, descripciones físicas
representando realidades espirituales. Ya hemos visto como esto es verdad de las profecías
sobre Israel, el reino, y el milenio. Ahora veremos cómo aplica también al material tipo
Armagedón; en este caso, las descripciones gráficas y ensangrentadas del gran conflicto
2
militar son formas simbólicas de Dios para describir nuestra guerra espiritual (por ejemplo,
Ez 38:14-16; Dan 11:40-12:1; Ef 6:12).
Los ejércitos de Armagedón no son necesariamente comprometidos en conflictos
políticos y militares, sino en batallas espirituales: los enemigos de Cristo, su iglesia, y su
verdad se levantan y lo atacan y su pueblo y su Palabra. Esto no pasará solo en una pequeña
localización geográfica en el Medio Oriente, sino a través de toda la tierra. Y pasará en
algún grado no solo por un breve periodo de tiempo de tres y medio años, sino a lo largo de
toda la historia de la iglesia. Hay algunas bases bíblicas para creer que pasará un acontecerá
un ataque espiritual concentrado sobre la iglesia cerca del fin, sin embargo, como un
precursor de la segunda venida de Cristo. Podemos llamar a este asalto concentrado
“Armagedón” si nos agrada, en tanto que recordemos su naturaleza espiritual y su alcance
mundial. Lo siguiente es lo que entiendo de cómo esta batalla espiritual se intensificará y
cómo podemos esperar que se lleve a cabo poco antes del evento bendecido del retorno de
Cristo.
A. Los Textos Relevantes
Varios textos del NT deben ser considerados juntos mientras intentamos discernir lo
que será el mundo justo antes del fin. Iniciemos con Apocalipsis 20:7-9, que habla del
tiempo justo antes de la venida del fin cuando Satanás será soltado. Anteriormente vimos el
encadenamiento de Satanás (Apocalipsis 20:1-3) ocurrido como un resultado de la primera
venida de Cristo, y que los “mil años” (el milenio) se refiere simbólicamente al alcance
total de la era de la iglesia – o más bien, casi a su alcance total. La excepción es en el
mismo fin, porque Apocalipsis 20:3 dice que después de los mil años del encadenamiento
de Satanás, “debe ser desatado por un poco de tiempo.” La longitud de tiempo no es
establecida; debe ser solo un corto periodo de tiempo en relación al largo periodo de
tiempo de la historia cristiana. Este tiempo corto es descrito entonces en los versículos 7-9:
Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones
que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el
número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el
campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.
Es importante ver que esto describe algo que pasará justo antes del retorno de
Jesucristo, lo cual es simbolizado por el fuego que descenderá del cielo. En alguna forma
(ver 2 Tes 2:11) Dios permitirá a Satanás una última campaña de engaño y falsedad en
oposición al evangelio de Cristo. Este engaño es mundial; él “engañará a las naciones” de
todo el mundo. El engaño es en preparación a la puesta en marcha de una guerra intencional
sobre “el campamento de los santos y la ciudad amada.” Esto no es la Jerusalén física, sino
la “Jerusalén de arriba” (Gál 4:26), “Jerusalén la celestial” (Heb 12:22), que es la iglesia. El
ataque planeado no es localizado (en este caso, solo contra una nación), sino que toma lugar
“en la amplia llanura de la tierra.” Esto bien podría representar un último periodo de “gran
tribulación” para el pueblo de Dios, un tiempo de extrema batalla espiritual. Sin embargo,
el ataque principal nunca tendrá lugar; Cristo retornará mientras su pueblo está “rodeado,”
y el ejército de Satanás es destruido antes que él pueda destruir la iglesia.
Los versículos en las cartas de Juan son un grupo de textos relevantes que se
refieren al anticristo, una figura que muchas personas asocian con el fin del tiempo. En 1
Juan 2:18,22 el apóstol dice, “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que
3
el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el
último tiempo .... ¿Quién es el mentirosos, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es
anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.” También, “Y todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual
vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Juan 4:3). Finalmente,
“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha
venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (2 Juan 7). Estas son las
únicas referencias bíblicas que usan específicamente el término “anticristo.”
La primera cosa que notamos sobre estos textos es que no son solo acerca de los
últimos días. No hay solo una persona llamada el anticristo; el anticristo y el espíritu del
anticristo parecen ser una característica de toda la era de la iglesia. Aparentemente
cualquiera que adopta y enseña falsa doctrina sobre Jesucristo es un anticristo. En los días
de Juan esto aplicaba específicamente a los que, bajo la influencia de una filosofía dualista
tal como el gnosticismo, negaban la completa naturaleza humana de Jesús.
No obstante, una cosa que dice Juan relaciona al fenómeno del anticristo a la
segunda venida. Esta es su declaración (1 Juan 2:18) que puesto que han aparecido muchos
anticristos, “por esto conocemos que es el último tiempo.” Algunos piensan que el “último
tiempo” de Juan se refiere a toda la era de la iglesia entre la primera y la segunda venida de
Cristo, pero en mi juicio él se está refiriendo al último tiempo o últimos días de la era de la
iglesia. ¿Estaba él entonces afirmando que Jesús vendría durante su tiempo de vida o poco
después, y estaba él entonces errado? No, Juan no dice realmente que es “el último tiempo,”
ya que no hay un artículo definido en el griego. Entonces es probable que él esté diciendo
que la presencia del anticristo muestra “un tipo de tiempo del último tiempo” (Summers,
134). Esto significa que lo que él hace asocia el espíritu del anticristo con los últimos
tiempos, e implica que el tiempo justo antes del retorno de Cristo estará sin control de la
doctrina falsa, del anticristo. Cuando es combinado con 2 Tes 2:1-12 justifica la
expectación de un individuo que será el anticristo final como un precursor del fin.
El siguiente texto relevante, entonces, es 2 Tes 2:1-12. Aquí Pablo está discutiendo
“la venida de nuestro Señor” (vers 1-2), y dice “no vendrá sin que venga antes la apostasía,
y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y levanta contra
todo lo que se llama Dios, o es objeto de culto; tanto que se siente en el templo de Dios
como Dios, haciéndose pasar por Dios” (vers 3-4). Este “hombre de pecado” podría ser una
persona específica o solo un cierto tipo de persona; asumo que debe ser la primera y no veo
razón para no identificarlo como el anticristo final.
En el tiempo que Pablo escribió esta carta dijo que este hombre de pecado estaba
siendo detenido, “a fin de que a su debido tiempo se manifieste” (vers 6). “Porque ya está
en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él
a su vez sea quitado de en medio” (vers 7). Esto corresponde a lo enfatizado por Juan de
que el espíritu del anticristo ya está en el mundo (1 Juan 4:3), pero aquí vemos que está
siendo detenido, en este caso, su poder está siendo limitado (como en el encadenamiento de
Satanás, Apoc 20:1-3). El único que detiene está perdición es Dios mismo, y lo hará así
hasta que él a su vez sea quitado (lo que es entendido mejor del vers 7b).
Es este quitar de en medio sobre la perdición que marca el inicio del fin: “Y
entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y
destruirá con el resplandor de su venida, inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás,
con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los
que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos (vers 8-10). El
4
paralelo con Apoc 20:7-9 es obvio. El hijo de perdición es autorizado por Satanás, al que
Dios ha desatado; y la campaña de su anticristo termina abruptamente cuando aparece
Cristo y lo mata con el espíritu de su boca (el fuego devorador del cielo, Apoc 20:9; ver Tes
1:7).
El énfasis está aquí sobre el engaño y la maldad. Este “inicuo,” la figura del
anticristo, personifica estos rasgos y anima a otros. Dios permite que esto pase,
deteniéndolo hasta la liberación de Satanás en Apoc 20:7-9. “Por esto Dios les envía un
poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tes 2:11-12).
Otro texto es Apocalipsis 16:12-16, el único pasaje que menciona la así llamado
“batalla de Armagedón.” Juan vio esta visión simbólica cuando “el sexto ángel derramó su
copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de este se secó, para que estuviese preparado el
camino a los reyes del oriente” (vers 12). Como hemos visto, por la mayor parte de las
diferentes visiones dadas a Juan en el libro de Apocalipsis son una serie de visiones
momentáneas simbólicas del conflicto entre Dios y Satanás que es llevada a cabo sobre la
tierra entre las dos venidas de Cristo. Algunas referencias son para la era de la iglesia en
general. En mi juicio, sin embargo, las siete copas de ira en Apocalipsis 16 tienen una
intensidad especial y representan lo que pasará durante ese “corto tiempo” cuando Satanás
sea desatado. Entonces la escena descrita del Armagedón hecha aquí ciertamente se refiere
al tiempo del fin, y es paralelo a Apoc 20:7-9.
La visión de Juan muestra que esto será ciertamente un tiempo de gran actividad
satánica, como es representado por los “tres espíritus inmundos a manera de ranas” que
procederán de la boca del dragón, de la bestia, y del falso profeta (Apoc 16:13). Hay el
“espíritus de demonios, realizando señales” (ver 2 Tes 2:9). El propósito de estas señales es
“engañar a las naciones” (Apoc 20:8), “van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para
reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (16:14). Este es el mismo
escenario descrito en Apoc 20:8. El “gran día de Dios” es claramente la segunda venida de
Cristo, como lo muestra el versículo 15. Cuando estos ejércitos hayan sido reclutados por el
engaño satánico, “los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (vers 16). Esto
es equivalente al cerco al campamento de los santos en Apoc 20:9.
Debe notarse con cuidado, sin embargo, que los ejércitos reunidos en Armagedón
nunca llegarán a introducir un ataque total contra su objetivo. Tal como en Apoc 20:9 y 2
Tes 2:8, la segunda venida de Cristo destruye estos ejércitos. Esta destrucción es descrita al
derramar la séptima copa de la ira (Apoc 16:17-21), que describe la destrucción catastrófica
de “Babilonia la grande” (otro símbolo de los enemigos de Dios, paralelo a los ejércitos de
los reyes en Apoc 16:12-16). Entonces la inminente “Batalla de Armagedón” en realidad
nunca tuvo lugar.
En esta conexión debemos tomar en cuenta Apoc 17:1-19:6, que es simplemente
una versión expandida del mismo evento representado en 16:17-21. Da más comprensión a
las condiciones de pecado del mundo justo antes del retorno de Cristo. El carácter de
Babilonia es el de una ramera, impregnada en la maldad especialmente de naturaleza
sexual, junto con un deseo materialista de riquezas terrenales (Apoc 17:1-5; 18:9-19).
También es enfatizado el antitético de Babilonia, la posición anticristiana, llevado al punto
de ataque categórico sobre los cristianos (17:3,6,14; 18:24). Su propósito satánico finaliza
en destrucción, sin embargo: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque
él es Señor de señores y Rey de reyes” (Apoc 17:14).
5
El siguiente pasaje es Mateo 24:1-35 (con paralelo en Marcos 13:1-32 y en Lucas
21:5-33). Esto es parte del así llamado “discurso de los Olivos,” y es notoriamente difícil
interpretar ya que en el Jesús parece referirse a dos eventos distintos, en este caso, la
destrucción de Jerusalén y al fin del mundo. Lo primero es definitivamente incluido, ya que
Jesús inicia el discurso declarando que el templo de los judíos sería demolido, piedra por
piedra (vers 1-2). Cuando los discípulos le preguntaron sobre esto, pareciera que ellos
añadieron también un evento posterior: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal
habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (vers 3).
La dificultad es decidir que parte del discurso (Mateo 24:1-35 solamente) se refiere
al fin de Jerusalén y cual al fin del mundo. Algunos dicen que toda la sección se refiere a la
destrucción de Jerusalén y nada a la segunda venida de Cristo (Chouinard, 416-417). Otros
dicen que toda la sección se refiere a la destrucción de Jerusalén y al fin del mundo, porque
estos son literalmente el mismo eventoi. Otros dividen el material en secciones separadas y
refieren algo a Jerusalén y algo a la segunda venida.ii
A mi juicio este discurso se refiere a los dos distintos eventos, pero es imposible ser
dogmático sobre la división de los versículos. De hecho, no creo que Jesús haya intentado
dividir para nosotros el material entonces. Yo creo en lugar de eso que estos eventos deben
ser vistos juntos, como si alguien pudiera ver a través de dos poderosos telescopios a dos
cimas de las montañas que están alineadas pero separadas en realidad por una distancia
considerable. El efecto resumido del telescopio nos causa que veamos las características de
las dos cimas de las montañas como entremezcladas. Esta es una técnica llamada “resumen
profético” (ver Hoekema, Bible, 130), y es encontrada con frecuencia en el AT en las
profecías entremezcladas, por ejemplo, la restauración de los judíos de la cautividad de
Babilonia y la primera venida de Cristo (como en Ezeq 36:22-36).
Sin embargo este pasaje es más que solo dos eventos mezclados juntos al azar. El
evento a la vista tiene una conexión inherente en el sentido que uno es un paradigma
simbólico del otro. Esto es, la destrucción de Jerusalén y los eventos que guían a ella son en
muchas formas paralelos a la segunda venida y sus precursores. Entonces la descripción de
uno no es abruptamente distinta del otro, y en ocasiones el lenguaje parece aplicar a ambo
eventos. En otras ocasiones, sin embargo, el lenguaje parece único al uno o al otro, aunque
no podemos distinguir siempre con claridad la línea divisoria entre lo general y lo
específico.
NOTAS SOBRE EL CAPÍTULO TREINTA
i
Ver la discusión del punto de vista llamado “preterismo” en págs.. 541-543.
En su comentario sobre Lucas (338) Mark Back dice que Lucas 21:5-24 (equivalente a Mateo 24:1-22) se
refiere a la caída de Jerusalén, mientras que Lucas 21:25-33 (equivalente a Mateo 24:23-35) se refiere a la
segunda venida.
ii
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