curso el abc de la biblia - PARROQUIA " SANJOS É "

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CURSO DE ANIMACIÓN BIBLICA – 2015
1.- LA REVELACIÓN
"La palabra Revelación se deriva del latín revelare, que al mismo tiempo
corresponde al griego apokalyptein. Ambos significan, etimológicamente, "remover
el velo" (velum - kalymna) pero gracias al doble sentido presente en el
prefijo re (apo), que es tanto repetición como remoción, pueden significar también
"velar nuevamente".
ES MANIFESTACION PERSONAL ( no sólo de verdades)
La naturaleza de la revelación (apokalypteo) es quitar el velo. Es la manifestación
amorosa que Dios hace de sí mismo y de su misterio en orden a nuestra
salvación. Dios rompe su silencio y se hace cercano, aunque siga siendo un
misterio.
El OBJETO de la revelación es Dios mismo, su palabra encarnada, Jesús: en
él se nos muestra quién es Dios y cuál es su proyecto para nosotros.
La FINALIDAD de la revelación no es el conocimiento, sino la salvación, la
participación de la misma vida de Dios.
Dios no da mensajes intemporales a destinatarios anónimos, sino que dirige
personalmente su palabra a un interlocutor situado en una cultura e historia
vivas: Abraham, Moisés, Josué, Samuel, David etc. A la luz de la historia del
Pueblo de Israel vemos el constante darse a conocer de Dios que toma la iniciativa
y actúa salvando. El evento de la Revelación es indisociable de esta intervención
divina, pues la constituye y la transmite a todas las generaciones
LA REVELACIÓN COMO PALABRA , ENCUENTRO Y PRESENCIA
En el Nuevo Testamento la comunicación de Dios como punto central de la
Revelación se cumple plenamente en Jesucristo, como "Logos encarnado" (Jn 1,14),
Palabra de Dios (Jn 1; Ap 19,13) por excelencia, que no solo revela sino que es
autocomunicación personal de Dios en Jesucristo por el Espíritu
"De hecho la Palabra marca el inicio y el término de la Biblia. En efecto, la
historia de la Palabra se inició en la mañana de la creación cuando por siete
veces se afirma: "Dios dijo..." (Gn 1,3.6.9.11.14.20.24), y es en la Palabra hecha
hombre que llega a la plenitud de su significado con Jesucristo "la Palabra (que)
se hizo hombre..." (Jn 1,14), ya que "Dios había hablado a los padres, pero
ahora nos ha hablado en la persona del Hijo" (Heb 1,ls.), que por esto "su nombre
es Palabra de Dios" (Ap 19,13)."28
PUEDE SER:
1.- INFORMATIVA: es una función objetiva en la que se usa la tercera persona.
2.- EXPRESIVA: se maneja en relación con el interior del ser humano, se
expresa la interioridad, los sentimientos
3.- INTERPELATIVA: nos pone en relación con los demás porque apelamos
al interlocutor provocando su respuesta
1
A partir de estas funciones podemos tipificar el concepto bíblico de Revelación en
clave de síntesis a través de las tres dimensiones que pueden englobar todos los
aspectos que surgen en la Biblia:
1.- Dimensión dinámica: revelando, Dios actúa: por la cual crea y actúa realizando
signos "milagrosos" en el cosmos y en la historia personal y colectiva del pueblo de
Dios;
2.- Dimensión noética: revelando, Dios enseña: por la cual revela y enseña, desde la
ley, la profecía y la sabiduría hasta las bienaventuranzas y el Reino de Dios;
3.- Dimensión personal: revelando, Dios se autocomunica: por la cual progresivamente
se autocomunica de una manera total en Jesucristo, "palabra de Dios" (cf. Jn 1; Ap
19,13: "su nombre es palabra de Dios")."30
La palabra posee la triple dimensión : de autoexpresión, testimonio y encuentro.
- PALABRA COMO AUTOEXPRESIÓN: así como la palabra humana intenta ser la
expresión total de la propia verdad, la palabra divina es perfecta manifestación
de la verdad del Padre en el Hijo en el seno de la Trinidad. Ésta palabra se expresa
hacia afuera con la Encarnación de Jesucristo.
- PALABRA COMO ENCUENTRO: la palabra pronunciada exige la respectividad dada
en la relación y en el encuentro interpersonal con un tú.
Requiere la reciprocidad que se encuentra en una relación constituida por dos
personas libres. Ésta relación interpersonal reclama también intimidad entre las
personas que se encuentran. Se trata, por lo tanto, de una verdadera relación que
partiendo del intercambio subjetivo entre el yo y el tú, desemboca en un nosotros
fecundo, que puede ser constatado en el diálogo, la amistad y el amor humano, como
formas más exquisitas de este encuentro interpersonal.
En el documento conciliar Dei Verbum del Concilio Vaticano II, el Magisterio
de la Iglesia habla de la revelación como palabra amical de Dios, que conlleva
esta dimensión de encuentro. El documento afirma: "En esta Revelación, Dios
invisible (cfr. Col 1,15; 1 Tim 1,17) movido de amor, habla a los hombres como
amigos (cfr. Ex 33,11; Jn 15,14-15), trata con ellos (cfr. Bar 3,38) para invitarlos
y admitirlos a la comunión con él." (DV 2)
- PALABRA COMO PRESENCIA: la palabra humana interpela la confianza
del oyente, solicita su adhesión personal al testimonio que le ha sido confiado.
Así también Jesús solicita nuestra adhesión a su testimonio, pues Él es
el testigo de la verdad en el seno del Padre. Jesús es la verdadera presencia
de Dios con los hombres, es el "Emmanuel" (Dios con nosotros), que se
impone por ella misma e ilumina, interpelando a su entorno.
H. DE LUBAC comenta así este texto conciliar: "Jesús de Nazaret realiza, en sentido
absoluto, la Presencia de Dios entre nosotros, una presencia personal, Presencia
plena: la que prefiguraban a manera de esbozos simbólicos la presencia de Dios en el
Tabernáculo o en el Templo de la Antigua Alianza y el reinado de la Sabiduría en
Israel a través de la ley mosaica. Pero esa Presencia encarnada, esa Presencia -esa
Schekinah de la fe judía- es, al mismo tiempo, plena y totalmente humana.
Jesucristo: mediador y plenitud de la toda la revelación
La larga historia apenas bosquejada en los párrafos anteriores es la preparación
para la llegada del Hijo de Dios al mundo. Este acontecimiento central y
2
decisivo que marca en el calendario un "antes" y un "después" de Cristo, constituye
la cima de la revelación de Dios.
El Concilio Vaticano II sintetizó magníficamente esta cumbre que alcanza la
revelación divina con la entrada del Hijo de Dios en la historia: "Dios habló a
nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras por los profetas.
Ahora, en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo (Heb 1,1-2). Pues envió a
su Hijo, la Palabra eterna, que alumbra a todo hombre, para que habitara entre
los hombres y les contara la intimidad de Dios (cfr. Jn 1,1-18). Jesucristo, Palabra
hecha carne, "hombre enviado a los hombres" habla las palabra de Dios
(Jn 3,34) y realiza la obra de la salvación que el Padre le encargó (cfr. Jn 5,36;
17,4). Por eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre (cfr. Jn 14,9); pues El, con su
presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre
todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad,
lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con testimonio divino; a
saber, que Dios está con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y la
muerte y para hacernos resucitar a una vida eterna.
el teólogo BERNARD SESBOÜÉ
comenta que: "Jesús revela pues a Dios y su designio para los hombres por su
presencia y manifestación, "con sus palabras y sus obras", a lo largo de toda su
vida. Es su misma persona lo más importante; el cristianismo no es una enseñanza
ni un programa: es alguien. Es el peso concreto de la existencia y del
comportamiento de Jesús lo que cuenta ante todo. Es la coherencia sin fisuras
entre lo que dice, lo que hace y lo que es, lo que le da su autoridad única. Es su
manera de vivir y de morir la que nos dice que es Dios, y en qué consiste ser
Dios. En él Dios es para nosotros ya un rostro.
Las palabras de Jesús son la predicación del Reino, son las parábolas y las
palabras sobre el misterio de Dios y de la salvación. Sus obras son sus grandes
iniciativas de perdón a los pecadores, es la invitación a comer con ellos, son los
signos que acompañan a sus actos y, sobre todo, su muerte y su resurrección.
Porque a su manera de vivir corresponde su manera de morir, que suscita la fe en
el centurión. La resurrección, en fin, es el sello divino en todo este itinerario."63
RESUMEN DEL CATECISMO
43
68 Por amor, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre. De este modo da una
respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que el hombre se plantea sobre el
sentido y la finalidad de su vida.
44
69 Dios se ha revelado al hombre comunicándole gradualmente su propio Misterio
mediante obras y palabras.
45
70 Más allá del testimonio que Dios da de sí mismo en las cosas creadas, se manifestó
a nuestros primeros padres. Les habló y, después de la caída, les prometió la salvación (cf. Gn
3,15), y les ofreció su alianza.
46
71 Dios selló con Noé una alianza eterna entre El y todos los seres vivientes (cf. Gn
9,16). Esta alianza durará tanto como dure el mundo.
47
72 Dios eligió a Abraham y selló una alianza con él y su descendencia. De él formó a su
pueblo, al que reveló su ley por medio de Moisés. Lo preparó por los profetas para acoger la
salvación destinada a toda la humanidad.
3
48
73 Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido
su alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá ya
otra Revelación después de El.
La transmisión de la Revelación Divina
La revelación, mensaje y bienes salvíficos, transformada en memoria histórica
del pueblo, ha sido transmitida de generación en generación a través de dos
expresiones íntimamente unidas y complementarias: la Tradición y la Escritura.
"La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto es escrita por inspiración
del Espíritu Santo."
"La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu
Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos,
iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan
fielmente en su predicación."
En el nuevo Israel, surge la predicación viva y, sólo después, la fijación por escrito. La
memoria de Jesús permanece viva en la comunidad cristiana y es transmitida
fielmente. En una doble vertiente, la tradición transmite la memoria, y comunica a la
vez los dones de la salvación (DV 7).64
El SUJETO de la tradición es la comunidad eclesial presidida por sus pastores.
El OBJETO o CONTENIDO es el kerygma y los bienes de la salvación, todo
lo referente a la fe y a las costumbres del pueblo de Dios.
Los MEDIOS son obras y palabras: culto, vida diaria, costumbres, leyes, escritos, etc.
Esta tradición no es estática, sino que crece en percepción y comprensión; la tradición
en
sí no crece; lo que crece es nuestra comprensión.
La Sagrada Escritura no es más que la misma tradición "en cuanto palabra
escrita", ya que la Escritura es un momento privilegiado de la tradición y, por
ende, la tradición es el medio vital de la Escritura.
Esta tradición se vio enriquecida por el decisivo aporte de los llamados "Padres
de la Iglesia", que desarrollaron su actividad teológica y apostólica en los
primeros siglos de nuestra era. La llamada "literatura patrística" conoció un primer
período con los Padres Apostólicos de los siglos I y II, quienes recogieron
las enseñanzas evangélicas en cartas y máximas sencillas dirigidas a las incipientes
comunidades cristianas. Con el encarnizamiento de las persecuciones
a la Iglesia por parte del Imperio Romano surgieron hacia el siglo III los Padres
Apologistas, que con sus escritos defendieron la fe ante sus detractores paganos.
Luego del Edicto de Milán de tolerancia religiosa, promulgado por el emperador
Constantino en el año 313, los Padres pudieron disponer de la paz necesaria
para profundizar y madurar su doctrina, estableciendo así las bases de la
fe de la Iglesia y preparando el terreno para los primeros Concilios Ecuménicos
que definirían, después de arduos debates, los dogmas trinitario y cristológico
Por lo tanto, es preciso distinguir de la tradición apostólica, las tradiciones
eclesiales, o sea, "tradiciones" teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales
nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen
formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a
los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición
aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la
guía del Magisterio de la Iglesia." [Cat.I.C. 83]
4
La Tradición viva es esencial para que la Iglesia vaya creciendo con el tiempo en la
comprensión de la verdad revelada en las Escrituras;(Ben XVI Verbum Domini n 17)
Escritura
Un concepto clave para comprender el texto sagrado como Palabra de Dios en
palabras humanas es ciertamente el de inspiración. También aquí podemos sugerir
una analogía: así como el Verbo de Dios se hizo carne por obra del Espíritu Santo en
el seno de la Virgen María, así también la Sagrada Escritura nace del seno de la
Iglesia por obra del mismo Espíritu. La Sagrada Escritura es «la Palabra de Dios, en
cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo».[66] De ese modo, se reconoce toda
la importancia del autor humano, que ha escrito los textos inspirados y, al mismo
tiempo, a Dios como el verdadero autor.(VD 18)
"es la palabra en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo" (DV 9). Dios ha
comunicado gradualmente esta palabra al Pueblo de Israel, a través de una historia de
casi veinte siglos que culminó con la Encarnación de la Palabra misma de Dios en
Jesucristo.66
Desde el mismo Nuevo Testamento (cfr. Hech. 1,16; 2 Pe. 2,21; 2 Tim. 3,14-17),
la Iglesia poseyó siempre la convicción de que fue Dios mismo quien inspiró al
redactor sagrado. El Concilio de Florencia en el año 1442 declaró formalmente que
Dios es el autor de las Sagradas Escrituras. Por esta razón éstas "enseñan
firmemente,
con fidelidad y sin error" la verdad que Dios quiso comunicarnos para nuestra
salvación (DV 11).
Ahora bien, la Escritura o Biblia no es un libro del pasado, sino es la siempre
viva y actual palabra de Dios. La Biblia, más que ser un libro, es una persona:
Cristo Jesús (DV 8; SC 7). Esto quiere decir que la Biblia, aunque está condicionada
por un tiempo y un espacio, una cultura y unos problemas concretos a que
hace frente, no pierde su dimensión universal y su reflexión profunda de las
diversas realidades del ser humano. La Biblia no tiene en cuenta realidades o
problemáticas modernas, no es un libro de recetas. Pero en ella encontramos el
espíritu, los criterios, los valores que deben informar nuestras respuestas; en
ella encontraremos la luz que nos impulsará a responder a las nuevas problemáticas
de acuerdo a los valores y criterios que proclama.
Para que nuestra respuesta sea adecuada es necesario leer la Escritura con
el mismo espíritu con que fue escrita (DV 12), es decir, "en Iglesia", pues la
Biblia no es el libro del individuo, sino de la comunidad; debe leerse en comunión
con la iglesia del pasado, porque no somos los primeros en comenzar a
interpretar adecuadamente la Biblia, tal como acabamos de apreciar en la larga
historia de la tradición eclesial. Debemos leerla con espíritu de humildad, sabiendo
que nuestras interpretaciones son falibles y nuestros resultados
provisorios. Debemos leerla, por último, "desde la Tradición de los pobres", es
decir, desde la perspectiva solidaria con el oprimido y el desposeído, contexto
en el que se sitúa Dios en el Antiguo Testamento (cfr. Deut 10,18) y Jesús en el
Nuevo Testamento (cfr. Mt 25,40).
RESUMEN
5
71
96 Lo que Cristo confió a los apóstoles, estos lo transmitieron por su predicación y por
escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a todas las generaciones hasta el retorno glorioso
de Cristo.
72
97 "La Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra
de Dios" (DV 10), en el cual, como en un espejo, la Iglesia peregrinante contempla a Dios,
fuente de todas sus riquezas.
73
98 "La Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las
edades lo que es y lo que cree" (DV 8).
74
99 En virtud de su sentido sobrenatural de la fe, todo el Pueblo de Dios no cesa de
acoger el don de la Revelación divina, de penetrarla más profundamente y de vivirla de modo
más pleno.
75
100
El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios ha sido confiado
únicamente al Magisterio de la Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él.
TRADICIÓN Y BIBLIA
RESUMEN
134
Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, "porque toda la Escritura
divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo" (Hugo de San Víctor, De
arca Noe 2,8: PL 176, 642; cf. Ibid., 2,9: PL 176, 642-643).
135
135
"La sagrada Escritura contiene la palabra de Dios y, en cuanto inspirada, es
realmente palabra de Dios" (DV 24).
136
136
Dios es el Autor de la Sagrada Escritura porque inspira a sus autores
humanos: actúa en ellos y por ellos. Da así la seguridad de que sus escritos enseñan sin error la
verdad salvífica (cf. DV 11).
137
137
La interpretación de las Escrituras inspiradas debe estar sobre todo atenta a
lo que Dios quiere revelar por medio de los autores sagrados para nuestra salvación. Lo que
viene del Espíritu sólo es plenamente percibido por la acción del Espíritu (Cf Orígenes, hom. in
Ex. 4,5).
138
138
La Iglesia recibe y venera como inspirados los cuarenta y seis libros del
Antiguo Testamento y los veintisiete del Nuevo.
139
Los cuatro evangelios ocupan un lugar central, pues su centro es Cristo Jesús.
140
La unidad de los dos Testamentos se deriva de la unidad del plan de Dios y de su
Revelación. El Antiguo Testamento prepara el Nuevo mientras que éste da cumplimiento al
Antiguo; los dos se esclarecen mutuamente; los dos son verdadera Palabra de Dios.
141
141
"La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el
Cuerpo de Cristo" (DV 21): aquellas y éste alimentan y rigen toda la vida cristiana. "Para mis
pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero" (Sal 119,105; Is 50,4).
6
2.- ESTRUCTURA DE LA BIBLIA
CÓMO SE ESCRIBIÓ LA BIBLIA
1.- ANTES DE SER UN ESCRITO FUE UNA TRADICIÓN.
Las tradiciones del A.T.: elohístas – yahvistas- Deuteronómicas.
Las tradiciones del NT : los evangelios y las cartas…
Textos:1 Cor 11,23 ; 1 Jn 1,1-4 ; Jn 21,25 .2.- CÓMO SE AGRUPAN LOS LIBROS
El canon está compuesto por 72 libros : 45 del A.T. y 27 del N.T.
DICE EL CATECISMO : 120
La Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos
constituyen la lista de los Libros Santos (cf. DV 8,3). Esta lista integral es llamada "Canon" de
las Escrituras. Comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos (45 si se cuentan Jr y Lm
como uno solo), y 27 para el Nuevo (cf. DS 179; 1334-1336; 1501-1504)
CONCILIO DE FLORENCIA (Concilio de FLORENCIA (XVII ecuménico): 26 de febrero - agosto (?)
de 1445 Concilio de FLORENCIA (XVII ecuménico): 26 de febrero - agosto (?) de 1445): (13301353: Bula sobre la unión con los coptos y etíopes "Cantate Domino", 4 de febrero de 1442
(1441 según la cronología florentina)
CONCILIO DE TRENTO : 1501-1508:Sesión cuatro, 8 de abril de 1546.
Los del A.T. :
PENTATEUCO
LIBROS HISTÓRICOS
LIBROS PROFÉTICOS
LIBROS SAPIENCIALES Y POÉTICOS
Los del N.T.:
EVANGELIOS : Sinópticos y Juan .HECHOS
CARTAS : Pablo ( a comunidades y a personas) ; católicas(de los demás apóstoles:
Santiago, Pedro, Judas y Juan)
APOCALIPSIS
7
3.- LOS AUTORES
Son autores humanos divinamente inspirados.
Cada uno tiene su estilo , su cultura, su temperamento( ej. 2 Cor. 11,3-8) , sus fuentes de
información, sus destinatarios .
Ej : El estilo de Mt.( Mt 1,22 – 2,18) Y el estilo de Lucas. ( Lc 15 )
En cada uno de los libros puede haber varios autores.
Hay escritos que no son de los autores a quienes se les atribuye. ( Ej: la carta a los Hebreos)
RESUMEN DEL CATECISMO :
134
Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, "porque toda la Escritura
divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo" (Hugo de San Víctor, De
arca Noe 2,8: PL 176, 642; cf. Ibid., 2,9: PL 176, 642-643).
135 135
"La sagrada Escritura contiene la palabra de Dios y, en cuanto inspirada, es
realmente palabra de Dios" (DV 24).
136 136
Dios es el Autor de la Sagrada Escritura porque inspira a sus autores
humanos: actúa en ellos y por ellos. Da así la seguridad de que sus escritos enseñan sin error la
verdad salvífica (cf. DV 11).
137 137
La interpretación de las Escrituras inspiradas debe estar sobre todo atenta a
lo que Dios quiere revelar por medio de los autores sagrados para nuestra salvación. Lo que
viene del Espíritu sólo es plenamente percibido por la acción del Espíritu (Cf Orígenes, hom. in
Ex. 4,5).
138 138
La Iglesia recibe y venera como inspirados los cuarenta y seis libros del
Antiguo Testamento y los veintisiete del Nuevo.
139
Los cuatro evangelios ocupan un lugar central, pues su centro es Cristo Jesús.
140 La unidad de los dos Testamentos se deriva de la unidad del plan de Dios y de su
Revelación. El Antiguo Testamento prepara el Nuevo mientras que éste da cumplimiento al
Antiguo; los dos se esclarecen mutuamente; los dos son verdadera Palabra de Dios.
141 141
"La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el
Cuerpo de Cristo" (DV 21): aquellas y éste alimentan y rigen toda la vida cristiana. "Para mis
pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero" (Sal 119,105; Is 50,4).
4.- CÓMO Y CUÁNDO SE ESCRIBIÓ
Antes de ser un escrito, la Biblia fue una tradición , conservada en el pueblo de manera
memorística.
8
Los pueblos antiguos tenían memoria muy desarrollada.
Los escritos aparecen cuando el pueblo los necesita.
EN EL A.T. :
Los primeros escritos comienzan a aparecer en tiempos de Moisés (años 1250-1230)
Luego en tiempo de los Jueces : años 1200-1025.
Sobre todo en tiempos de la monarquía ( años 1000 ) y después del exilio
Cfr. Sal 78 (77) ,3-6
Hay que tener en cuenta que el pueblo de Israel es un pueblo de tribus; cada una guardaba las
tradiciones y las contaba. Se escribieron poco a poco.
EN EL NT. :
Primero, algunas cartas : entre las primeras está 1 Cor. ( año 50 aproximadamente)
Los evangelios sinópticos son de los años 60-70 aproximadamente.
Los escritos de San Juan son de finales del siglo I .
Según los datos más fehacientes el primer Evangelio fue de Mt , en hebreo. Luego apareció el
Mateo griego. Luego Mc en el 60 más o menos.
Acerca de la historicidad de los Evangelios, el Concilio Vaticano II dice:
“19. La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos
Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios,
viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que
fue levantado al cielo. los Apóstoles,, ciertamente, después de la ascensión del Señor,
predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que
ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu
de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de
las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas
atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de
manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues,
sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio
fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las
palabras que nos enseñan (cf. Lc., 1,2-4).”(Dei Verbum nº 19)
La primitiva comunidad cristiana tuvo que enfrentar problemas serios en la evangelización:
encuentro con otras culturas, errores doctrinales, persecuciones, etc Esto motivó la necesidad
de escribir lo transmitido para que haya una transmisión fiel a los orígenes.
9
CON MÁS DETALLE :
ANTIGUO TESTAMENTO.
A). La Alianza y las TABLAS.
Sobre este trasfondo de predominante ESTILO ORAL (¡casi exclusivo!), situemos ahora los
diferentes escritos que fueron surgiendo a lo largo de la historia, hasta desembocar en la obra
`editada', que es una colección de escritos, un libro sagrado:
la BIBLIA.
El primer escrito que tuvo un papel importante en la vida del pueblo de Dios, es el de las
TABLAS DE LA ALIANZA (Ex. 24,12; 34,1). Estas TABLAS de la ALIANZA eran DOS, por la misma
razón por la cual cuando se firma un contrato, de ese contrato se hacen "dos copias de un
mismo tenor" (como suelen decir los contratos actuales). Y las dos copias quedaron en el arca,
porque Dios no se llevó la suya, naturalmente.
"En analogía a usanzas contractuales terrenas, la alianza con Dios era concebida como
permanente relación contractual entre Yavé y el Pueblo de Israel. (...)
(...) la alianza fue recordada y anunciada una y otra vez en el culto de Israel, y el Pueblo volvía
a asumir las obligaciones emergentes de la alianza con Dios; de esta manera, la alianza llegaba
a ser la forma que imprimía carácter a esa comunidad salvífica. En el antiguo oriente un
contrato implicaba necesariamente un DOCUMENTO contractual (...) se expedía en dos
ejemplares que eran depositados en los respectivos templos de las partes contrayentes y
leídos regularmente ante pública asamblea. De modo similar debe haber existido en Israel un
documento contractual sobre la alianza entre Yavé e Israel... depositado en el santuario, en el
arca de la alianza, y esto en dos ejemplares, como quiera que se trataba de un contrato con
Dios." (Lohfink, N.- Valores actuales del AT. Paulinas, Florida, 1966. p. 21).
B). La monarquía y las primeras tradiciones escritas
En la corte de David-Salomón (s. X), aparece la primera obra escrita más amplia que el
contrato de alianza contenido en las Tablas; aunque sin el valor público y sagrado de éstas.
Nótese que sólo después del destierro -- el período denominado judaísmo (s VI-I a.C.) -- se
puede hablar de LIBRO SAGRADO. Durante la monarquía, no existía un libro sagrado.
A esta tradición o colección se la suele llamar `YAVISTA', porque el primer indicio que llevó a
su descubrimiento dentro del texto actual de la Biblia, fue que al referirse a Dios, lo hace con el
nombre propio de Yavé. (ver apéndice I: Yavista, Elohista, Sacerdotal)
La tradición yavista enhebra en una única visión histórica las antiguas tradiciones patriarcales
(más bien de estilo folclórico-legendario), el Exodo y la marcha por el desierto (más de tipo
`histórico'). A esto le precede una `prehistoria' armada con antiguas piezas reinterpretadas,
que arranca con la creación de la pareja humana (Gén. 2,4b ss.) hasta Abraham (Gén. 12).
A la muerte de Salomón (año 932/22), se produce la ruptura política y religiosa que llevó a la
división del Pueblo de Dios en dos reinos (ver 1 Re 12). Dentro del proceso de división, en el
10
Reino del Norte, Israel, se hace una segunda gran síntesis que se suele denominar `elohista',
porque a Dios lo llama ELOHIM.
Y hacia el año 621/618 -- un siglo después de la destrucción del Reino del Norte, Israel, por
parte de los asirios --, durante el reinado del rey Josías, con ocasión de unos trabajos de
reparación del templo de Jerusalén, revolviendo el sótano los sacerdotes encontraron "...el
libro de la Ley" (1 Re 22,8). En base a ese "...libro de la alianza" (1 Re 23,2.21), Josías realizó
una gran reforma religiosa. Ese "LIBRO DE LA ALIANZA", era con toda probabilidad la parte
central del actual DEUTERONOMIO (DT. 5 - 28). Aquí tenemos la tercera gran tradición, que
gracias a que la tenemos en el libro del Deuteronomio, se denominó DEUTERONOMISTA.
C). El Exilio: El Pentateuco y la "Obra Histórica deuteronomística".
El destierro en Babilonia, o Exilio (587-538), fue una formidable sacudida, una "movida de
piso", un tremendo fracaso, que provocó una crisis de fe muy profunda. Todas las instituciones
religiosas, que funcionaban como soporte de la religión del Israel de la monarquía, (La Tierra
prometida, el Rey davídico, la ciudad santa de Jerusalén, el Templo, el Arca con las Tablas de la
Alianza) habían sido arrasadas como por un vendaval, por la invasión de los ejércitos
asirobabilónicos (597-587).
En medio de la gran catástrofe del destierro, aparece otra tradición escrita importante,
llamada SACERDOTAL, por su estilo solemne y por sus preocupaciones típicas. Esta síntesis
"sacerdotal" -- que como las otras tres, recoge y pone por escrito materiales orales mucho más
antiguos -- refleja la situación del pueblo de Dios en la época del destierro en Babilonia. El
capítulo primero del Génesis, con su lenguaje rítmico, solemne; que nos presenta a un Dios
totalmente trascendente, es un claro ejemplo de esta tradición.
Estas cuatro `tradiciones' (a veces, se habla también de una posible quinta tradición, llamada
LAICA), confluirán -- como si fueran cuatro `tientos' de cuero, trenzados -- en el actual
PENTATEUCO, o Torá, según la denominación hebrea.
Al parecer, las tradiciones YAVISTA y ELOHISTA se unieron luego de la destrucción del reino
del norte (722/1). Y por último, un redactor (o varios) sacerdotal reúne las cuatro tradiciones
en lo que hoy es el PENTATEUCO, a fines del exilio en Babilonia (s VI). Un ejemplo de este
trabajo de "redacción sacerdotal" lo tenemos en el capítulo 34 del Deuteronomio: al parecer,
el redactor se encontró conque al Dt. le faltaba algo, un final. Así le agrega como epílogo el
cap. 34, donde se cuenta cómo murió Moisés, dónde y cómo fue sepultado, se hace su "elogio
fúnebre", etc.; y así se redondea y completa el Pentateuco.
Retrocedamos un poco, al comienzo del exilio en Babilonia. La pregunta obligada -- como
suele suceder ante una desgracia, o en circunstancias trágicas de la vida -- era: ¿Por qué? ¿Por
qué Dios permite esto? ¿Se puede seguir creyendo en Dios en tierra extranjera? (ver el libro de
las "Lamentaciones", por ej.).
Y es así, que a poco de producido el EXILIO, se elabora una RELECTURA de toda la historia de
Israel -- desde la conquista hasta el destierro -- que hace un balance tomando como criterio de
11
valor, para juzgar la historia, la FIDELIDAD/INFIDELIDAD a la ALIANZA, tal como aparecía en el
libro del Deuteronomio. Se pasa revista a los acontecimientos y a los personajes,
principalmente a los reyes, y la conclusión es ampliamente negativa: las infidelidades, superan
con mucho a las fidelidades. La "deuda externa" moral con Dios, es enorme... Por eso, el
destierro lejos de ser un fracaso de Dios, es la resultante de las BENDICIONES /MALDICIONES
que preveía el esquema de alianza (ver, por ej., todo Dt 28).
"Si tú escuchas la voz de Yavé tu Dios, (...) vendrán sobre
ti y te alcanzarán todas las bendiciones siguientes (...)
Pero si desoyes la voz de Dios, y no cuidas de practicar
todos sus mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy,
te sobrevendrán y te alcanzarán todas las maldiciones
siguientes: (...) Yavé te llevará a ti y al rey que hayas
puesto sobre ti a una nación que ni tú ni tus padres conocían (...) Serás el asombro, el proverbio y la irrisión de
todos los pueblos a donde Yavé te lleve." (Dt. 28,1s.15.36s)
Como el "marco teórico" de referencia es la teología del Deuteronomio, a esta colección -que abarca los libros de JOSUE, JUECES, 1 y 2 SAMUEL, 1 y 2 REYES -- se la ha llamado la "OBRA
HISTORICA DEUTERONOMíSTICA".
La óptica desde donde esta "Obra histórica deuteronomística" mira el pasado, es la del
destierro. La conclusión, es que la catástrofe del exilio es merecida, por el pecado de Israel.
¿Volverá Dios a apiadarse de su Pueblo? En el horizonte de esta síntesis, no se vislumbra una
respuesta ni afirmativa ni negativa: "explica" el destierro, pero no prevé el futuro.
D). Post-exilio, JUDAISMO: RELIGION DEL LIBRO
Hacia fines del destierro, o ya de regreso en Canaán, se produce la `edición' del PENTATEUCO,
o Torá, que recoge todas las tradiciones históricas, desde los comienzos a la muerte de Moisés;
y todas las tradiciones jurídicas, vistas a la luz de la ALIANZA y el EXODO. El estilo y la mano
redactora final, - como hemos dicho - tiene el sello de la tradición sacerdotal.
Superado ya el destierro y la necesidad de explicarlo a la luz de la fe, se genera una nueva
síntesis, una nueva RELECTURA de la historia, que abarca desde Adán a David (esquemas y
genealogías); y luego, desde David hasta la vuelta del destierro. No se trata ya de explicar la
catástrofe, sino de apuntalar la nueva situación, donde ya no son una nación, un Reino, sino
una COMUNIDAD cultual. Esta relectura de la historia, se denomina "OBRA HISTORICA DEL
CRONISTA", y comprende los siguientes libros: 1 y 2 CRONICAS, ESDRAS, NEHEMíAS.
12
La nueva situación, la nueva estructura religioso-política del Pueblo de Dios del postexilio,
suele llamarse JUDAISMO. El Pueblo de Dios se visualiza a si mismo ya no como un reino, sino
como una IGLESIA (comunidad) bajo el liderazgo de los SACERDOTES. Con el fracaso de la
monarquía, se eclipsa el liderazgo del Rey, y surge la figura del SUMO SACERDOTE, como jefe
de Israel.
Las prácticas cultuales se acentúan enormemente:
- observancia del sábado (Jer. 17,24-27; Ez. 20,20)
- Reglamentación de la pureza legal (Ez. 44,23; Lev. 20,24ss)
- La circuncisión "signo de la alianza" (Gén. 17,11; Ex. 31,12s)
- Además del TEMPLO, restaurado y único, se afianza la SINAGOGA.
- La religión se caracterizará como una "RELIGION DEL LIBRO", desconocida durante la
monarquía.
Para el JUDAISMO (s. VI - I) la ley escrita se convierte en SAGRADA ESCRITURA. La TORA y su
interpretación se hacen más y más importantes. Así surgen los ESCRIBAS; primero,
amanuenses y copistas del "LIBRO SAGRADO"; luego, poco a poco se van convirtiendo en
MAESTROS DE LA LEY. Salidos inicialmente de los círculos sacerdotales, llegan a ser `jefes
religiosos' del pueblo. Los sacerdotes quedarán vinculados al templo y los sacrificios; los
escribas, a la sinagoga y a la interpretación de la Torá. La preocupación por la "observancia"
rigurosa de la Torá, va derivando poco a poco en casuísmo ( es decir, la actitud que imagina
todos los "CASOS" posibles con sus correspondientes soluciones `hechas', para tener siempre a
mano la respuesta rápida a cualquier vicisitud de la vida diaria), más o menos detallista, y lleva
a la mentalidad legalista que solemos adscribirles a los ESCRIBAS y FARISEOS.
Son también los ESCRIBAS quienes van completando la "colección" de los libros SAGRADOS y
su "edición". A la Torá o pentateuco, se agregarán los PROFETAS. Y luego otros ESCRITOS (ver
el prólogo al libro del Eclesiástico). Este proceso, determinó - por ejemplo - que la fórmula
usual para mencionar a la Biblia, entre los judíos fuera, desde los comienzos:
LA LEY, Y LOS PROFETAS, Y LOS ESCRITOS.
JESÚS Y EL NUEVO TESTAMENTO
También para el NT vale todo lo dicho sobre el ESTILO ORAL como forma normal de componer
y trasmitir: por eso pusimos el texto de Mt. 7,24-27, como ejemplo de paralelismo antitético.
Durante la vida pública, Jesús predicó.
Dijo, por ej.:
- parábolas (ver Mt. 13 y Lc 15, por ej.);
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- dichos breves ("Dad al César lo que es del César..." - Mt 22,21 -; "El sábado ha sido hecho
para el hombre, y no el hombre para el sábado" - Mc. 2,27 -; "El que se exalta será humillado y
el que se humilla será exaltado" - Lc 18,14b -,etc.)
- bienaventuranzas (Mt. 5,1-12; Lc. 6,20-26; etc.);
- requisitorias (como los "¡Ay de Ustedes..."!, de Mt. 23,13-32; Lc. 11, 42-52; etc.).
Y los apóstoles y discípulos ESCUCHARON.
Jesús no dejó nada ESCRITO; salvo aquella escena de la mujer adúltera, pescada in fraganti,
que se la llevaron para ver si la condenaba: "...pero Jesús, agachado, escribía en la tierra con el
dedo. (...) se enderezó y dijo: El que de ustedes esté sin pecado, que le tire la primera piedra. E
inclinándose de nuevo, seguía escribiendo en el suelo." (Jn 8,6-8).
Fue lo único que Jesús escribió, y nadie sabe qué es lo que habrá escrito. Así que de puño y
letra de Jesús, no tenemos NADA.
Después de la experiencia pascual -- es decir: PASION, MUERTE, RESURRECCION,
PENTECOSTES -- los apóstoles comenzaron a cumplir el mandato del Señor, de EVANGELIZAR
(ver Mt. 28, 18-20). Es decir, PREDICABAN.
La tarea EVANGELIZADORA de la Iglesia apostólica, se puede resumir en tres palabras:
- Querigma (es el anuncio de la fe en Cristo resucitado, de la comunidad creyente hacia
afuera: a los judíos -- como Pedro el día de Pentecostés, ver Hech. 2,14-36 -- o a los paganos -como Pablo en el areópago de Atenas, ver Hech. 17, 16-34 --).
- Catequesis (de la comunidad cristiana, hacia adentro: se trata de consolidar, apuntalar y
educar la fe de los conversos).
- Liturgia (se celebra la salvación en Cristo muerto y resucitado, principalmente en la
Eucaristía, ver Hech. 2, 42.46).
Andando el tiempo, San Pablo fue el primero que se puso a ESCRIBIR, dado que había fundado
muchas comunidades, y no podía estar presente en todas: las EPISTOLAS de Pablo ( hacia el
año 50, las cartas a los de Tesalónica, a los de Corinto, etc.), eran algo así como las cartas
pastorales de un obispo a sus diocesanos. Fue así como empezaron a tener autoridad;
reconocida luego por el propio Pedro (ver 2 Pe 3,15-16).
Hacia los años 65-75, aparecieron los Evangelios de MARCOS, MATEO, y LUCAS, los
'sinópticos'. Hacia fines de siglo (año 95, más o menos), el Evangelio y las cartas de Juan,
además del Apocalipsis.
Cuando Jesús -- y los apóstoles, después de Pascua -- cita: "como está escrito", o "la Escritura",
o "La Ley y los profetas" (ver por ej. Mt. 7,12; 22,40; Lc 16,16), se refieren siempre al A.T.
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A medida que vayan muriendo los "testigos", es decir la generación apostólica, irán cobrando
autoridad de SAGRADA ESCRITURA, las Epístolas de Pablo, los Evangelios, y los otros escritos.
5.- LAS LENGUAS EN LA BIBLIA
Para su composición se usaron tres lenguas: hebreo, arameo y griego.
El A.T. fue escrito casi en su totalidad en hebreo.
Luego se comenzó a popularizar el arameo , alrededor del siglo IV y III a.C. hasta tal punto que
suplantó al hebreo.
Jesús habló en arameo .
El A.T. fue traducido al griego por 70 sabios de Alejandría.
Todo el NT fue escrito en griego. No era el griego clásico sino el griego común, llamado
“koiné”.
Pero los que escribieron fueron autores judíos… pensaban en arameo y escribían en griego…
Las lenguas semitas expresan las cosas de modo más concreto y con imágenes.
El ejemplo más claro son las parábolas.
Las lenguas occidentales son más abstractas.
Es difícil, entonces, comprender los escritos , tratándose sobre todo de escritos antiguos.
6.- LOS SENTIDOS EN LA BIBLIA
El Catecismo nos señala cuatro sentidos en la Biblia :
Literal, espiritual, que se divide a su vez en alegórico, moral y anagógico.
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Según una antigua tradición, se pueden distinguir dos sentidos de la Escritura: el
sentido literal y el sentido espiritual; este último se subdivide en sentido alegórico, moral y
anagógico. La concordancia profunda de los cuatro sentidos asegura toda su riqueza a la
lectura viva de la Escritura en la Iglesia.
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El sentido literal. Es el sentido significado por las palabras de la Escritura y
descubierto por la exégesis que sigue las reglas de la justa interpretación. "Omnes sensus (sc.
sacrae Scripturae) fundentur super litteralem" (S. Tomás de Aquino., s.th. 1,1,10, ad 1) Todos
los sentidos de la Sagrada Escritura se fundan sobre el sentido literal.
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El sentido espiritual. Gracias a la unidad del designio de Dios, no solamente el texto de
la Escritura, sino también las realidades y los acontecimientos de que habla pueden ser signos.
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El sentido alegórico. Podemos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos
reconociendo su significación en Cristo; así, el paso del Mar Rojo es un signo de la victoria de
Cristo y por ello del Bautismo (cf. 1 Cor 10,2).
El sentido moral. Los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducirnos a un obrar
justo. Fueron escritos "para nuestra instrucción" (1 Cor 10,11; cf. Hb 3-4,11).
El sentido anagógico. Podemos ver realidades y acontecimientos en su significación eterna,
que nos conduce (en griego: "anagoge") hacia nuestra Patria. Así, la Iglesia en la tierra es signo
de la Jerusalén celeste (cf. Ap 21,1-22,5).
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Un dístico medieval resume la significación de los cuatro sentidos:
"Littera gesta docet, quid credas allegoria,
Moralis quid agas, quo tendas anagogia" (AGUSTÍN DE DACIA, Rotulus pugillaris, I: ed. A. Walz:
Angelicum 6 (1929), 256.
7.- LOS GENEROS LITERARIOS
Qué es un género literario: un modo de escribir.
Ej.: cómo se escribe una carta.
Hay diversidad de formas : poesía, historia, alegoría, novela, etc.
Los números también son simbólicos. El 7(Mt 18,21) ,el 6,el 10 (mnemotécnico) el 12(3x4), el
4, el 3 , el 40 , el 1000. Ej : Ap. 14,1.La gematría, por ejemplo, es un modo de escribir con números . Ej : 666 ap. 13,18.Las edades de los patriarcas también. Ej : Gn 5,21-27. El mismo mecanismo se encuentra en
escritos babilónicos.
Dice el Concilio:
Cómo hay que interpretar la Sagrada Escritura
Habiendo, pues, hablado Dios en la Sagrada Escritura por hombres y a la manera humana,
para que el intérprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso comunicarnos, debe
investigar con atención lo que pretendieron expresar realmente los hagiógrafos y plugo a Dios
manifestar con las palabras de ellos.
Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender a “los géneros
literarios”. Puesto que la verdad se propone y se expresa de maneras diversas en los textos de
diverso género: histórico, profético, poético o en otros géneros literarios. Conviene, además,
que el intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada
circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios
usados en su época. Pues para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en
16
sus escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de pensar, de
hablar o de narrar vigentes en los tiempos del hagiógrafo, como a las que en aquella época
solían usarse en el trato mutuo de los hombres.(DV 12)
Y en otro párrafo señala:
El progreso reciente de las investigaciones lingüísticas, literarias y hermenéuticas ha llevado a
la exégesis bíblica a añadir al estudio de los géneros literarios otros puntos de vista (retórico,
narrativo y estructuralista). Otras ciencias humanas, como la psicología y la sociología,
también han dado su contribución. A todo esto puede aplicarse la consigna que León XIII dio a
los miembros de la Comisión Bíblica: "No consideren extraño a su campo de trabajo ninguno de
los hallazgos de la investigación diligente de los modernos; por el contrario, estén atentos para
poder adoptar sin demora todo lo útil que cada momento aporta a la exégesis bíblica"
(Vigilantiae, Enchiridion biblicum, 140). El estudio de los condicionamientos humanos de la
palabra de Dios debe proseguir con interés renovado incesantemente.(DV 8)
Ej: Lc. 1,5-25 y comparar con Lc 1,26-38 .- Gn 3 : los simbolismos y el sentido fundamental
.(manzana(que no es manzana), serpiente , árbol, etc)
LO IMPORTANTE ES DISTINGUIR
LA FORMA Y EL FONDO,
LO QUE SE DICE Y LA FORMA EN QUE SE LO DICE
EL CONTENIDO Y EL VASO QUE LO CONTIENE.
LO SECUNDARIO Y LO PRINCIPAL
8.- LOS DIVERSOS GÉNEROS LITERARIOS
1.- HIMNOS COMO FORMA DE EXPRESIÓN
Algunas partes del Nuevo Testamento están escritas en forma de himnos y oraciones
desarrollados en los cultos que se celebraban en las comunidades.
Así como hoy cantamos y hay canciones “clásicas” , así también era en las primeras
comunidades.
Algunas quedaron en el NT
Ej : Lc 1,68-69 ; Lc 1,46-55 ; Ef 1,3-14 ; Fil 2,6-11 .
Los cantos con como poemas, como poesías . No se deben tomar al pie de la letra, sino
interpretando las imágenes.
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2.- ORACIONES COMO FORMAS DE EXPRESIÓN
Eran las oraciones de la comunidad
El ejemplo más claro. El Padre Nuestro (Mt 6,9-13) ; Jn 17,1-26 ; Hch 4,24-30.3.- PREDICACIONES E INSTRUCCIONES
En el NT hay también predicaciones .
Ej : Hch 2,14-40 ; 3,12-26 ; 7,2-53 ; El sermón del monte : Mt 5 .También hay instrucciones . por ejemplo, los primeros capítulos de San Juan que tratan del
bautismo, el agua, la conversión.( Jn 1,19 a 4,42 ; 6,11 )
4.- RELATOS EN FORMA DE HISTORIA RELIGIOSA
Son formas de contar las cosas , pero con la intención catequística.
Tienen una base en la realidad , pero difieren en los detalles, según la intención catequística
del autor o el destinatario al que están orientados.
Ej : el bautismo de Jesús: Mc 1,14-20 ; las llamadas a los discípulos : comparar Jn 1,35-49 con
Mt 4,17-20 .- O comparar los relatos de la resurrección como por ej : Mt 28,1-7 con Jn 20,1-10
.Son relatos catequísticos; por lo tanto, no hay que preocuparse tanto de los detalles sino del
MENSAJE que quieren transmitir.
Dentro de los relatos hay figuras y palabras : ej.: Mc 1,10 ; 4,35-41 ; Mc 9,13 Mt 24,30-31 .5.- RELATOS EN FORMA DE CUENTOS CON UN MENSAJE RELIGIOSO
Hay autores que escriben novelas o sociodramas con un contenido o enseñanza.
En la Biblia también los hay.
Por ej.: el libro de Job – La historia de Jonás - Los relatos de la infancia de Jesús : Lc. 1 y 2 .No hay que perderse en los detalles, sino ver el significado de lo que se transmite.
Lo importante es el mensaje.
6.- SIGNOS Y MILAGROS COMO FORMA DE EXPRESIÓN.
El relato de ciertos milagros es muchas veces un relato con mensaje en donde el milagro es
interpretado más que como hecho histórico, como hecho significativo para dar el mensaje.
Ej: Lc 8,22-25 ; Mc 5,1-20 .7.- LAS PARÁBOLAS O COMPARACIONES COMO FORMA DE EXPRESIÓN.
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Esta forma es muy común y muy conocida en el NT .Algunos ejemplos : el sembrador(Mt 13,323 ); los talentos(Mt 25,14-30) ; Lc 15 : las tres parábolas de la misericordia.
8.- LOS DICHOS COMO FORMA DE EXPRESIÓN
Son como los refranes .
En el AT hay muchos en los libros sapienciales: Sir 1,12-14 ; 9,8-9 ; Prov 11,22 .En el NT también los hay : Mt 5,3-11 ; Mc 2,27 ; Mt 7,1 ; Mt 22,14 .CONCLUSIÓN
Siempre hay que tener en cuenta que las formas de expresión NO SON MENTIRA , sino formas
de expresión.
La Biblia es un libro de catequesis, es decir, un libro de enseñanza y no de historia o de
geografía, en el sentido moderno de estas palabras.
Lo que le interesa al autor sagrado es el MENSAJE .
Este mensaje puede ser presentado de muy diversas maneras . Esas maneras son LAS FORMAS
DE EXPRESIÓN .
Estas formas dependen de circunstancias culturales, sociales, idiomáticas, etc.
Para poder entender e interpretar los textos bíblicos tenemos que evitar el interpretar las
cosas demasiado a la letra y saber entender lo que el autor sagrado nos dice y lo que nos
quiere decir con la forma en que lo dice.
No podemos interpretar con criterios de hoy lo que fue escrito hace 21 siglos o más , en el caso
del A.T.
Teniendo en cuenta el lenguaje , el idioma , la mentalidad y cultura de los que escribieron
tenemos que saber discernir lo que nos quisieron decir.
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3.- QUÉ ES LA ANIMACIÓN BIBLICA DE LA PASTORAL
TEXTOS DE LA DOCTRINA DE LA IGLESIA SOBRE LA
ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA PASTORAL Y SOBRE LA LECTIO DIVINA
APARECIDA:
247. Encontramos a Jesús en la Sagrada Escritura, leída en la Iglesia. La Sagrada
Escritura, “Palabra de Dios escrita por inspiración del Espíritu Santo”, es -con la
Tradición-fuente de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora. Desconocer la
Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo.
De aquí la invitación de Benedicto XVI: “Al iniciar la nueva etapa que la Iglesia misionera de
América Latina y El Caribe se dispone a emprender… es condición indispensable el
conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios. Por esto, hay que educar al
pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se convierta en su alimento para
que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida (cf. Jn 6,63). De
lo contrario, ¿cómo van a anunciar un mensaje cuyo contenido y espíritu no conocen a fondo?
Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la
Palabra de Dios”.
248. Los discípulos de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: quieren acceder a la
interpretación adecuada de los textos bíblicos, a emplearlos como mediación de diálogo con
Jesucristo, y a que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús a todos. Por
esto la importancia de una “pastoral bíblica”, entendida como animación bíblica de la
pastoral, que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra, de comunión con
Jesús u oración con la Palabra, y de evangelización inculturada o de proclamación de la Palabra.
Esto exige por parte de obispos, presbíteros, diáconos y ministros laicos de la Palabra un
acercamiento a la Sagrada Escritura que no sea sólo intelectual e instrumental, sino con un
corazón “hambriento de oír la Palabra del Señor” (Am 8,11).
249. Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura hay una privilegiada al
que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada
Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al
conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al
testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración,
contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo al modo de
tantos personajes del evangelio: Nicodemo y su ansia de vida eterna (cf. Jn 3, 1-21), la
Samaritana y su anhelo de culto verdadero (cf. Jn 4, 1-42), el ciego de nacimiento y su deseo de
luz interior (cf. Jn 9), Zaqueo y sus ganas de ser diferente (cf. Lc 19, 1-10)...
EXHORTACIÓN PASTORAL VERBUM DOMINI:
La animación bíblica de la pastoral
73. En este sentido, el Sínodo ha invitado a un particular esfuerzo pastoral para resaltar el puesto
central de la Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando «incrementar la “pastoral
bíblica”, no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de
toda la pastoral».[254] No se trata, pues, de añadir algún encuentro en la parroquia o la
diócesis, sino de lograr que las actividades habituales de las comunidades cristianas, las
parroquias, las asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro
personal con Cristo que se comunica en su Palabra. Así, puesto que «la ignorancia de las
Escrituras es ignorancia de Cristo»,[255] la animación bíblica de toda la pastoral ordinaria y
extraordinaria llevará a un mayor conocimiento de la persona de Cristo, revelador del
Padre y plenitud de la revelación divina.
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Por tanto, exhorto a los pastores y fieles a tener en cuenta la importancia de esta animación:
será también el mejor modo para afrontar algunos problemas pastorales puestos de relieve
durante la Asamblea sinodal, y vinculados, por ejemplo, a la proliferación de sectas que
difunden una lectura distorsionada e instrumental de la Sagrada Escritura. Allí donde no se
forma a los fieles en un conocimiento de la Biblia según la fe de la Iglesia, en el marco de su
Tradición viva, se deja de hecho un vacío pastoral, en el que realidades como las sectas
pueden encontrar terreno donde echar raíces. Por eso, es también necesario dotar de una
preparación adecuada a los sacerdotes y laicos para que puedan instruir al Pueblo de Dios
en el conocimiento auténtico de las Escrituras.
Además, como se ha subrayado durante los trabajos sinodales, conviene que en la actividad
pastoral se favorezca también la difusión de pequeñas comunidades, «formadas por familias o
radicadas en las parroquias o vinculadas a diversos movimientos eclesiales y nuevas
comunidades»,[256] en las cuales se promueva la formación, la oración y el conocimiento de la
Biblia según la fe de la Iglesia.
LINEAMENTA DEL SÍNODO PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN:
11. Al hablar de Evangelio, no debemos pensar sólo en un libro o en una doctrina; el Evangelio
es mucho más: es una Palabra viva y eficaz, que realiza lo que dice. No es un sistema de
artículos de fe y de preceptos morales ni, menos aún, un programa político, sino que es
una persona: Jesucristo como Palabra definitiva de Dios, hecha hombre. El Evangelio es
Evangelio de Jesucristo: no solamente tiene como contenido Jesucristo. Mucho más, éste último
es, a través del Espíritu Santo, también el promotor y el sujeto primario de su anuncio, de su
transmisión. El objetivo de la transmisión de la fe es la realización de este encuentro con
Jesucristo, en el Espíritu, para llegar a vivir la experiencia del Padre suyo y nuestro…
Es necesario hacer madurar en el pueblo de Dios un mayor conocimiento del rol de la
Palabra de Dios, de su fuerza reveladora y manifestadora de la intención de Dios hacia los
hombres, de su designio de salvación. Hay necesidad de una mayor atención en la
proclamación de la Palabra de Dios durante las asambleas litúrgicas y de una entrega más
convencida a la tarea de la predicación. Es conveniente una atención más consciente y una
confianza más firme en el rol que la Palabra de Dios puede tener en la misión de la Iglesia,
ya sea en el momento específico del anuncio del mensaje de salvación, ya sea en la posición
más reflexiva de la escucha y del diálogo con las culturas.
MOTU PROPRIO DEL PAPA BENEDICTO XVI “PORTA FIDEI” CONVOCANDO AL AÑO
DE LA FE:
3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16).
Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse
al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su
fuente (cf. Jn 4, 14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra
de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos
los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51).
EVANGELII GAUDIUM – PAPA FRANCISCO
152. Hay una forma concreta de escuchar lo que el Señor nos quiere decir en su
Palabra y de dejarnos transformar por el Espíritu. Es lo que llamamos «lectio divina».
Consiste en la lectura de la Palabra de Dios en un momento de oración para permitirle
que nos ilumine y nos renueve.
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Esta lectura orante de la Biblia no está separada del estudio que realiza el predicador
para descubrir el mensaje central del texto; al contrario, debe partir de allí, para tratar
de descubrir qué le dice ese mismo mensaje a la propia vida. La lectura espiritual de
un texto debe partir de su sentido literal. De otra manera, uno fácilmente le hará decir
a ese texto lo que le conviene, lo que le sirva para confirmar sus propias decisiones, lo
que se adapta a sus propios esquemas mentales. Esto, en definitiva, será utilizar algo
sagrado para el propio beneficio …
153. En la presencia de Dios, en una lectura reposada del texto, es bueno preguntar,
por ejemplo: «Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida
con este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto? ¿Por qué esto no me interesa?»,
o bien: «¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula de esta Palabra? ¿Qué me atrae? ¿Por
qué me atrae?».
Cuando uno intenta escuchar al Señor, suele haber tentaciones. Una de ellas es
simplemente sentirse molesto o abrumado y cerrarse; otra tentación muy común es
comenzar a pensar lo que el texto dice a otros, para evitar aplicarlo a la propia vida.
También sucede que uno comienza a buscar excusas que le permitan diluir el mensaje
específico de un texto. Otras veces pensamos que Dios nos exige una decisión
demasiado grande, que no estamos todavía en condiciones de tomar. Esto lleva a
muchas personas a perder el gozo en su encuentro con la Palabra, pero sería olvidar
que nadie es más paciente que el Padre Dios, que nadie comprende y espera como Él.
Invita siempre a dar un paso más pero no exige una respuesta plena si todavía no
hemos recorrido el camino que la hace posible. Simplemente quiere que miremos con
sinceridad la propia existencia y la presentemos sin mentiras ante sus ojos, que
estemos dispuestos a seguir creciendo, y que le pidamos a Él lo que todavía no
podemos lograr.
LA LECTIO DIVINA
La lectio divina indica actualmente una forma tradicional de leer y meditar en la Palabra
de Dios. La expresión lectio divina o lectio sacra no significa directamente una lectura
cualquiera o un estudio de la Biblia con finalidades científicas, literarias, exegéticas o
hermenéuticas, ni tampoco una forma de meditación tradicional, sino más bien una
atención particular a la palabra revelada y a aquel que nos habla en ella, el mismo Dios.
Su cualificación de «divina" indica que la lectio tiene como objeto la Palabra de Dios y
que se hace en la presencia del Dios vivo, bajo la acción de su gracia. Supone una
relación con el Padre que nos habla en su Verbo y con el Espíritu que es el maestro y el
éxegeta de la Escritura, en comunión con toda la Iglesia.
Este término se encuentra en Orígenes, que habla de una théia anagnosis; la lectura
asidua de las Escrituras, según sus indicaciones, supone un empeño particular la
aplicación concreta de los sentidos espirituales para escudriñar los misterios escondidos
en la Palabra, Según los Padres de la Iglesia, la lectio divina supone escuchar y
responder. Jerónimo escribe: «Si rezas, eres tú el que hablas al Esposo; si lees, es el
Esposo el que te habla" (Epist. 22, 25. PL 22, 41 1). Ambrosio recuerda los dos
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momentos del diálogo con Dios: «Le hablamos cuando rezamos y lo escuchamos
cuando leemos los oráculos divinos" (De officiis ministrorum, 1, 20: PL 16, 50).
Gregorio Magno desarrolla en su pedagogía la exégesis espiritual de la Escritura con el
método de la ruminatio de la Palabra mediante los sentidos interiores. San Benito usa
expresamente este término en su Regula 48, 1, cuando alude a la ocupación primordial
de los monjes en la lectura divina («occupari... in lectione divinan) e invita a los monjes
a dedicarse a la lectura y el estudio de la Biblia. En el siglo Xll encontramos en la obra
de Guido II, abad de la Gran Cartuja (+ 1188), una exposición metódica de la lectio en
la Scala claustralium (PL 184 475-484), con un tratado sistemático en forma de carta al
monje Gervasio. El autor la presenta como una escala de los monjes para subir al cielo.
Enumera los cuatro escalones, que son la lectio, la meditatio, la oratio y la contemplatio.
Describe el sentido de cada uno de estos momentos de esta forma: «La lectio es un
estudio detenido de las Escrituras realizado con un espíritu totalmente esforzado en
comprender. La meditatio es una actividad de la inteligencia que con la ayuda de la
razón busca la verdad escondida. La oratio es un dirigir el corazón a Dios con el intenso
deseo de evitar el mal y conseguir el bien. La contemplatio es una elevación del alma
por encima de sí misma, permaneciendo como suspensa en Dios y saboreando los gozos
de la dulzura eterna... La lectura busca la dulzura de la vida bienaventurada, la
meditación la encuentra, la oración la pide y la contemplación la experimenta». El autor,
y a continuación toda la tradición monástica, hace remontar los cuatro escalones de la
lectio divina a la explicitación concreta de las palabras de Jesús sobre la oración asidua
(Lc 1 1,9): «Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá: buscad en la lectura y
encontraréis en la meditación, llamad en la oración y se os abrirá en la
contemplación...»
El concilio Vaticano II, acogiendo las instancias de la renovación bíblica y monástica,
aludió a la lectio divina, aunque no utiliza el nombre tradicional, sino más bien el de pia
lectio (DV 25). Exhorta a los religiosos a la lectura frecuente de la Escritura para
aprender « la ciencia sublime de Jesucristo» (Flp 3,8) (PC 5). «Pero conviene que
recuerden que la lectura de la sagrada Escritura tiene que ir acompañada de la oración ,
para que pueda desarrollarse el coloquio entre Dios y el hombre» (DV 25). En nuestros
tiempos, bajo el influjo de la renovación bíblica y pastoral, la lectio divina se ha
convertido -con las escuelas de la Palabra y los diversos grupos de oración, pero
también con el método de la lectura de la «Palabra-Vida» en América Latina- en una de
las formas más seguras y sobrias de la evangelización a partir de la Palabra rezada.
Hoy la Lectio Divina tiene la misión de hacer de la oración personal y comunitaria una
respuesta segura a la revelación del Dios vivo, que nos sigue hablando hoy a nosotros en
las Escrituras (DV 21). Los autores contemporáneos sugieren, para una recta
experiencia de la lectio divina, la necesidad de escuchar totalmente en el Espíritu, con
los ojos vueltos hacia Cristo y en una actitud de silencio interior, en una relación viva
con la realidad y con la historia de los orantes que es iluminada por la Palabra y sigue
abierta a la praxis, a la acción en la que tiene que desembocar la contemplación. Por eso
se habla no sólo de los cuatro escalones del método medieval, sino también de la
continuidad en la vida con la consolación, el discernimiento, la decisión, la acción
concreta en favor de los hermanos. La lectio divina recobra de este modo su linfa vital:
orar y vivir la Palabra de Dios, Palabra de vida.
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El Espíritu Santo el que habló por los profetas e inspiró la Escritura nos sigue hablando
hoy a nosotros. La educación en la escucha del Maestro interior tiene que pasar por el
ejercicio de la meditación orante sobre la Palabra de Dios, por la práctica de la lectio
divina que es un acercamiento gradual al texto bíblico y se remonta al antiguo método
de los Padres de la Iglesia, que a su vez son herederos del uso rabínico. ()El método
patrístico de la lectio divina es simplicísimo y se lo recomendamos a todos
para orar y vivir la Palabra.
Fundamentalmente comprende 10 grandes pasos o momentos sucesivos:
1° - La statio (preparación) Disponer el cuerpo y el espíritu.
Postura y compostura.
Cesar en la ocupación o en la acción en que se estaba. Buscar el sitio. Pedir ayuda a
Dios. Tomo con amor el Libro. Lo pongo entre mis manos como si fuera un tesoro. Lo
levanto a los labios. Lo beso.
El cuerpo, en contacto directo con el Libro, dice: aquí estoy. Con el corazón limpio y
con humildad, invoco al Espíritu Santo; pido que se haga presente con sus dones
(entendimiento, sabiduría, consejo...).
2° - La lectio (lectura)
consiste en leer y releer la página de la Escritura, poniendo de relieve sus elementos
fundamentales. Para ello aconsejo leer con la pluma en la mano, subrayando las
palabras que me impresionan o bien marcando con signos gráficos los verbos, las
acciones, los sujetos, los sentimientos expresados o la palabra clave. De esta forma se
estimula nuestra atención y se ponen en movimiento la inteligencia, la fantasía y la
sensibilidad, haciendo que un trozo, considerado quizá como muy conocido, se nos
muestre como nuevo Este primer trabajo puede ocupar bastante tiempo si estamos
abiertos al Espíritu: se coloca el relato leído en el contexto más amplio, bien sea de los
trozos próximos a él, bien del conjunto de un libro, bien de toda la Biblia, para
comprender qué es lo que quiere decir.
3° - La meditatio (meditación)
es la reflexión sobre los valores perennes del texto. Mientras que en la lectio asumo las
coordenadas históricas, geográficas y hasta culturales del pasaje, ahora se plantea la
pregunta: Qué me dice a mí? Qué mensaje referido al aquí y ahora, propone este pasaje
con la autoridad que le da el ser Palabra del Dios vivo?
4° - La oratio (oración)
es la primera plegaria que nace de la meditación: Señor! hazme comprender qué valores
permanentes de este texto me faltan. Hazme captar cuál es tu mensaje para mi vida! Y
en un momento determinado, esta plegaria se concentra en adoración y en
contemplación del misterio de Jesús, del rostro de Dios. La oratio puede expresarse
también en petición de perdón y de luz, o en ofrecimiento.
5° - La contemplatio (contemplación)
resulta difícil de expresar y de explicar. Se trata de detenerse con amor en el texto; más
aún, de pasar del texto y de su mensaje a la contemplación de Aquel que habla en cada
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página de la Biblia: Jesús, hijo del Padre, dador del Espíritu.La contemplatio es
adoración, alabanza, silencio ante Aquel que es sujeto último de oración, el Cristo
Señor, vencedor de la muerte, revelador del Padre, mediador absoluto de la salvación,
dador de la alegría del Evangelio. En la práctica los tres momentos no son
rigurosamente distintos, pero la subdivisión es útil para los que necesitan comenzar o
reanudar esta práctica. Nuestra oración es como un hilo que va enlazando nuestras
jornadas.
6° - La consolatio (consolación)
es muy importante para nuestro camino de oración,
y san Ignacio de Loyola habla muchas veces de ella en su libro de los Ejercicios
Espirituales. Sin este elemento la oración pierde sal, gusto. La consolación es el gozo de
orar, es el sentir íntimamente el gusto de Dios, de las cosas de Cristo. Es un don que
ordinariamente se produce en el ámbito de la lectio divina, aunque evidentemente el
Espíritu Santo es libre de concederlo a quienquiera. Solo de la consolación brotan las
opciones valientes de pobreza, castidad, obediencia, fidelidad, perdón, porque es el
lugar y la atmósfera propia de las grandes opciones interiores
7° - La discretio (discernimiento)
manifiesta con mayor claridad aun la vitalidad de la consolación. Mediante el gusto del
Evangelio, a través de una especie de olfato espiritual para las cosas de Cristo, nos
hacemos sensibles a todo lo que es evangélico y a lo que no lo es. Se trata, por tanto, de
un discernimiento importante, porque no estamos llamados tan sólo a observar los
mandamientos en general, sino a seguir a Jesucristo. Y el seguimiento no conlleva una
evidencia inmediata en las opciones de cada día si no hemos entrado, por así decirlo, en
la mente de Jesús, si no hemos saboreado su pobreza, su cruz, la humildad de su
nacimiento, su perdón.Esta capacidad de discernir la marca evangélica en las emociones
ordinarias y en los movimientos del corazón es un don tan grande que san Pablo lo
pedía para todos los fieles: "Que recibáis abundancia de sensibilidad para que podáis
distinguir siempre lo mejor, lo que agrada a Dios y lo que es perfecto (Filp 1, 9-10; Rom
12,2).Hoy la Iglesia tiene una enorme necesidad de discretio, ya que sus opciones
decisivas no se refieren tanto al bien o al mal (no matar, no robar), sino a lo que es
mejor para el camino de la Iglesia, para el mundo.
8° - La Collatio (Intercomunicación)
A la hora de responder a la Palabra se puede compartir con otros, con los hermanos o
hermanas.
Cabe la posibilidad de “la lectio” personal y comunitaria.
Los primeros pasos de la “lectio” se pueden hacer en privado, haciendo la lectura de un
mismo texto...
Luego vendría el reunirse en asamblea. Aporto los ecos que la Palabra ha suscitado en
mi. En clima oracional. Sin disquisiciones o disertaciones. Como intercambio de
experiencias y vivencias (llevarlo escrito puede ayudar).
9° - La deliberatio (deliberación)
es un paso sucesivo. De la experiencia interior de la consolación o de la desolación
aprendemos a discernir y a decidir, según Dios.Si analizamos atentamente las opciones
vocacionales, nos damos cuenta de que siguen, aunque sea inconscientemente este
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proceso. La vocación es, efectivamente, una decisión tomada a partir de lo que Dios ha
hecho sentir y de la experiencia que de ello se ha tenido según los cánones evangélicos.
10° - La actio (acción)
es el fruto maduro de todo el camino. Por eso la lectura bíblica y la acción, no son ni
mucho menos dos vías paralelas. No leemos la Sagrada Escritura para conseguir la
fuerza que nos permita realizar lo que hemos decidido! Más bien leemos y meditamos
para que broten las debidas decisiones y para que la fuerza de consolación del Espíritu
nos ayude a ponerlas en práctica. No se trata, como muchas veces pensamos, de orar
más para obrar mejor, sino de orar más para comprender lo que debo hacer y para poder
hacerlo a partir de una opción interior.
- Actitudes necesarias.
Son necesarias unas disposiciones interiores para que este método de fruto, podemos
destacar tres:
Escucha: es necesario acercarse a la Palabra de Dios con reverencia y actitud atenta. Se
suele recordar el pasaje en que Moisés, ante la zarza ardiente, contempla y Dios le dice:
“descálzate porque el lugar que pisas es sagrado” (Ex 3, 1-6). La Palabra de Dios es
para nosotros, como la zarza, un misterio atrayente. Pero hemos de acercarnos
“descalzándonos” de todo aquello que nos impide acogerla como merece (ruidos, prisas,
preocupaciones, etc.).
Compromiso de vida: La Lectio Divina requiere una armonía entre lo que oramos y lo
que vivimos. Es la decisión radical y constante de vivir según el Evangelio, de seguir a
Jesús como discípulos. Si esto no lo tenemos claro y queremos hacer compatible la fe
con una vida desordenada, la Lectio no puede dar ningún fruto.
Perseverancia: Nosotros somos impacientes y queremos ver en seguida los resultados,
pero Dios tiene una pedagogía más pausada. La Palabra leída, meditada, orada y
contemplada es en nosotros como una semilla que da fruto de forma misteriosa, según
los planes de Dios. Por eso la Lectio requiere que le dediquemos asiduamente un tiempo
exclusivo.
La lectura comunitaria facilita este aprendizaje, nos ayuda a perseverar, nos ilumina los
pasajes que nos resultan más costosos, etc. Además, el grupo de creyentes que
frecuentemente escuchan juntos la Palabra de Dios es expresión de la Iglesia. Esta
palabra viva y eficaz nos impulsará a vivir según las enseñanzas de Jesús y a ser
presencia suya en medio del mundo.
- Algunos riesgos a tener en cuenta:
Asilamiento – individualismo: Ya se ha dicho que un peligro es el aislamiento. Nuestra
oración no es una búsqueda artificial de paz, no se trata de un método de relajación.
Nuestra oración proporciona paz porque Cristo da la paz que el mundo no puede dar,
pero al mismo tiempo nos impulsa al compromiso con la transformación de nuestro
mundo. El Objetivo de la Lectio Divina no es conducir al lector-orante cristiano a una
piedad intimista, individualista, encerrada en “su gozo del Señor”, sino el de guiarlo a
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través de un itinerario espiritual que le identifica con Cristo y le abre a la misión en el
mundo.
“Esoterismo”: También existe la tentación de ser tan originales que de la lectura bíblica
lo que busquemos sea encontrar “mensajes ocultos” o ideas contrarias a la doctrina de la
Iglesia. No nos engañemos, el contenido de la fe no va a cambiar, lo que creemos
recoge la esencia de la Revelación, y por lo tanto, del mensaje de la Biblia. Lo que sí
pretende conseguir este método es hacer viva en nosotros la presencia de Dios, entrar en
diálogo con Él, alentarnos en nuestro compromiso cristiano, familiarizarnos con el
tesoro que encierra la Biblia y, en definitiva, conseguir que el Espíritu Santo sea quien
mueva nuestra vida.
Inconstancia: Por último, ya se ha apuntado que otro riesgo es la falta de perseverancia.
Hay personas como los monjes, pero también muchos seglares y sacerdotes, que llevan
docenas de años practicando la Lectio, seguramente no se les notará de una forma muy
espectacular, seguramente pasan desapercibidos ante tanto ruido que se hace en nuestro
mundo. Pero cuando uno tiene ocasión de tratar con alguno de ellos puede descubrir que
ahí hay un verdadero creyente, con una fe fuerte, y con capacidad de transmitir a Dios.
Esto no se logra con una semana, un mes o un año, sino con la idea de realizar esta
práctica con la misma cotidianidad con que uno se asea, come o respira.
PASOS CONCRETOS DEL ENCUENTRO BÍBLICO:
Es importante que el lugar sea cómodo, que no haya ruido, que se pueda recibir bien a los
participantes, que haya buen clima de amistad y encuentro.
Sería bueno adornar el lugar con la Palabra o algún aimagen de la Virgen, que cree un clima
religioso.
Se puede llevar mate o algo para compartir.
El encuentro empieza con unos minutos de intercambio entre los participantes .
Luego, se hace un momento de silencio y una breve oración para ponerse en clima( la oración
está en la hojita)
Se puede hacer con una oración como el Padre Nuestro, con un canto, o bien con una oración
espontánea, invocando la ayuda del Espíritu Santo. Esta invocación, oración o canto, no se
debe omitir: sin la ayuda del Espíritu Santo, no podemos descubrir lo que Dios nos quiere
decir, hoy.
El sembrador sabe que antes de sembrar, hay que arar o remover bien la tierra; nosotros
también, para "sembrar" la Palabra de Dios, empezamos "arando" y removiendo un poco la
"tierra" de la vida.
- Lectura del Libro de la Biblia:
Alguien con buena voz y entonación lee, proclama el texto bíblico. Debe ser una lectura lenta,
clara, inteligible, para que todos puedan oír bien lo que se dice, para que sientan que no se
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trata de una palabra cualquiera, sino de la Palabra de Dios, más importante que nuestra
palabra. ¡ La Palabra de Dios, para nosotros, hoy!
Hecha la lectura, se pregunta si todos entendieron bien. En todo caso, puede ser útil volver a
hacer la lectura. Todos deben haber entendido bien lo leído.
* Hecha la lectura, hágase un momento de SILENCIO, para que la Palabra nos penetre
interiormente, nos hable al corazón.
- Descubramos el mensaje.
En primer lugar hay que comprender bien el texto. Para eso están las preguntas en el título
QUÉ DICE.
Luego viene el título QUÉ ME DICE .
En este momento se trata de que la Palabra haga la conexión con la vida.
El cómo hacer esta conexión Biblia-vida vivida, es simple aunque no es siempre fácil. En la guía
hay una serie de preguntas que intentan orientar la reflexión sobre el texto bíblico, de tal
manera que pueda ayudar a encontrarle el sentido para la vida diaria de cada uno y de la
comunidad
Se lee la primera pregunta y en seguida se le da la palabra al grupo, para hallar entre todos la
respuesta, y así con todas las preguntas, hasta la última, siguiendo el orden que el folleto
presenta .
Finalmente viene la tercera parte , el QUÉ LE DIGO .
Allí se trata de responder a la Palabra con una pequeña oración y un propósito.
Se puede leer esa oración o hacer una espontáneamente.
Es importante que también , al finalizar, se haga un propósito para vivirlo durante la semana.
Algunas recomendaciones :
* Todos deben hablar y expresarse.
* Todos deben respetar y oír lo que los otros quieren decir.
* Todos deben discutir (e intercambiar) las opiniones y respuestas dadas.
Así, poco a poco, el grupo va llegando a una opinión común que - sin ninguna duda - influirá
en la vida de los participantes, como la nafta hace andar el motor del auto.
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Si surgieran cuestiones difíciles, sobre el sentido histórico o pasado del texto, se encarga a
alguien del grupo que busque la información en un libro o preguntándole a un especialista, y la
traiga para la próxima reunión.
Todo puede terminar con un canto .
EL APORTE DEL EQUIPO DIOCESANO DE ANIMACION BIBLICA
Todos los meses el EAB diocesano pone a disposición de los grupos el folleto ECOS DE LA
PALABRA.
El mismo recoge el evangelio de cada domingo y propone una serie de indicaciones, preguntas,
para poder trabajarla en los grupos.
Puede bajarlo de internet en www.sanjoseperico.com en la pestaña que dice LECTIO DIVINA.
Allí encontrará este material.
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