Hoy es 11 de Septiembre y es el día de mi cumpleaños. Mi nombre

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Hoy es 11 de Septiembre y es el día de mi cumpleaños. Mi nombre es Ibrahim y estoy en mi casa,
encerrado, con los sonidos de disparos, muerte y sufrimiento de fondo.
Si, lo sé, un cumpleaños “Hermoso”… Pero ya es costumbre por estos lugares, aquí en Siria, esto ya
es cosa de todos los días, si querés sobrevivir acá, tenés que acostumbrarte a esta vida.
Estoy en la cocina, comiendo pan duro y viejo, aun con la esperanza de que mis padres regresen
del campo de batalla y poder terminar el día junto a ellos.
Me dirijo hacia mi habitación, cuando observo mi puerta, llena de marcas, no por travesuras, ni
por marcar mi altura, sino que son los días que llevo sin ver a mis padres y ya van más de 40.
Las horas pasan y mis esperanzas son cada vez menores.
Ya es de noche y la guerra se toma un descanso para dar lugar a unos pocos momentos de paz y
tranquilidad.
Estoy por quedarme dormido cuando escucho el sonido de la puerta, me acerco cuidadosamente
con un cuchillo en mis manos y con mi cuerpo que temblaba como nunca antes, asome la cabeza
lentamente, cuando para mi sorpresa vi un rostro bastante familiar, era mi padre…
Apenas reconocí su rostro grite de alegría y corrí a abrazarlo, rodee su cuerpo con mis brazos y lo
apreté muy fuerte mientras lloraba sin parar. Luego de toda la conmoción logre calmarme y me
percate de la ausencia de mi madre, pensé que debía estar ayudando en la guerra todavía...
Entonces le pregunte a mi padre por ella y él sin decir una palabra me abrazo muy fuerte, fue en
ese momento que comprendí que mi madre no regresaría, ella había perdido la vida y yo no había
sido capaz ni siquiera de despedirme de ella…
Fue ahí donde entendí que debía volverme más fuerte, debía dejar de ser un niño y convertirme
en un adulto para poder proteger lo poco que me quedaba, pero justo en ese instante, escuche un
estruendo muy fuerte y vi a mi padre abalanzándose sobre mi…
Eso fue lo último que recuerdo, antes de despertar. Abrí los ojos y sorprendido note que estaba en
una sala de hospital, intente levantarme pero mis piernas estaban entumecidas y no lograba
controlarlas bien. De pronto, una enfermera entro por la puerta y me miro con cara de sorpresa, al
instante salió corriendo fuera de la habitación. Unos minutos más tarde un hombre, que parecía
ser el doctor, entro por la misma puerta por la que salió la enfermera, y me miro con alegría. Al
darme cuenta que era un doctor le pregunte si sabía porque mis piernas estaban entumecidas, a lo
que él respondió que era porque no las había usado en mucho tiempo, sorprendido lo mire, y le
pregunte que había pasado y desde cuando estaba ahí, a lo que él contesto que estuve en coma
por 6 meses. Asombrado, me quede en silencio casi por 2 minutos, ordenando mis pensamientos y
tratando de entender lo que sucedía, entonces recordé a mi padre y casi desesperado, le pregunte
al doctor por él, el doctor agacho la cabeza y tardo en contestar, pero justo cuando estaba por
perder la paciencia, levanto la cabeza y me dijo:
-El murió… murió protegiéndote de una granada enemiga…
Yo me quede petrificado, no sabía que pensar, estaba más solo que nunca, no tenía a nadie en el
mundo… Pero fue entonces cuando recordé la promesa que me hice a mí mismo justo antes de
caer en coma, debía hacerme fuerte, debía hacerme fuerte y empezar de nuevo, no solo por mí,
sino también por ellos, mi padre y mi madre, que siempre desearon lo mejor para mi…
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